Unidad 3 - Parte 2
Unidad 3 - Parte 2
Unidad 3 - Parte 2
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TCP/IP son las siglas de Transmission Control Protocol/Internet Protocol (Protocolo de control de transmisión/Protocolo de
Internet). TCP/IP son un conjunto de reglas estandarizadas que permiten a los equipos comunicarse en una red como Internet.
2
El término big data refiere al conjunto de datos o combinaciones de conjuntos de datos cuyo tamaño (volumen), complejidad
(variabilidad) y velocidad de crecimiento (velocidad) dificultan su captura, gestión, procesamiento o análisis mediante
tecnologías y herramientas tradicionales. También se denomina a estos datos como macrodatos, datos masivos, inteligencia de
datos o datos a gran escala.
2
constituida por poderosos algoritmos capaces de automatizar tareas físicas e intelectuales, lo cual
genera el interrogante de si esta situación se presenta como una amenaza o una oportunidad para
las futuras generaciones.
Importancia e impacto de las TIC para la profesión legal
Las TICs, unidas a Internet, han transformado el mundo contemporáneo y el derecho no ha sido
ajeno a estos cambios. En tal sentido, es posible hablar de por lo menos tres ámbitos en que las
TICs están forzando una revisión tanto de la forma en que se enseña y estudia el derecho como del
trabajo legal en general.
En primer lugar, en los últimos años hemos asistido a un proceso creciente de digitalización de
recursos y gestión de los materiales jurídicos tanto en el ámbito público como privado. En el
primero, la modernización del Estado ha supuesto el abandono progresivo de las formas
tradicionales de buscar, recopilar y gestionar la información (como el uso de manuales o distintos
soportes físicos documentales) para dar paso a la incorporación de plataformas que buscan
recopilan y gestionar la información de forma digital. En el segundo, se ha producido un significativo
incremento de bases de datos con recursos jurídicos que, de manera progresiva, comienzan a ser
utilizadas como herramientas habituales del trabajo legal, ya sea como recopilaciones masivas de
información o como programas especiales de gestión de oficinas jurídicas (Lex Doctor, Legal One o
los múltiples sistemas con los que opera el Poder Judicial de Mendoza, tales como IURIX, IOL,
etc.).
Ahora bien, este proceso de digitalización supone, como condición de operatividad, un
conocimiento —a lo menos básico— de los operadores jurídicos en ordenar, buscar, gestionar y
producir información relevante en este nuevo escenario. Estos conocimientos básicos y habilidades
profesionales se traducen en la idea de “alfabetización digital”, cuyos aspectos medulares se
refieren a la capacidad para adquirir conocimientos actualizados y pertinentes para el desempeño
profesional en entornos digitales; la capacidad para recoger y analizar información relevante para la
práctica profesional a través de dispositivos tecnológicos y medios digitales; la habilidad de trabajar
en equipo en entornos digitales (trabajo en red); el conocimiento y manejo de programas,
aplicaciones, bases de datos y motores de búsqueda relevantes para la profesión; la capacidad de
posicionar y gestionar los productos y marcas legales en la red, etc.
En segundo lugar, las nuevas tecnologías y el uso de internet han transformado de manera
significativa la forma en que los abogados se relacionan con sus clientes. Ello debido al incremento
de la presencia digital de los estudios jurídicos y al uso de los medios sociales como canales de
expresión, pero también de obtención relevante de información. El uso de plataformas virtuales y el
empleo sistemático de redes sociales como elementos habituales del mercado legal, a su vez, está
forzando a los estudios jurídicos a trabajar en forma más estrecha con profesionales del mundo de
la ingeniería, diseño y medios, de una manera que va mucho más allá de la promoción y publicidad
de los servicios jurídicos.
En tercer y último lugar, el uso progresivo de la inteligencia artificial en el dominio de los
servicios jurídicos ha supuesto un cambio significativo en la forma de comprender el “valor” del
trabajo legal. En tal sentido, softwares como los ofrecidos por Lemotech (TimeBilling, CaseTracking,
IPmanager y otros) para países como Chile y México, o en el ámbito nacional con empresas de
3
legaltech 3 como OnLegal, Conexiones, LegalSí, Signatura, Dretlaw, Quolaw; las que han
simplificado y masificado las prestaciones jurídicas de naturaleza mecánica, facilitando los procesos
y disminuyendo de forma dramática los tiempos de gestión de la información.
Desde la perspectiva de los profesionales del derecho, los nuevos softwares representan una
oportunidad de optimización y expansión del mercado. Para ello, es necesario en un nivel inicial
conocerlos y saber gestionarlos y, en un nivel avanzado, incluso es deseable comprender su
dinámica interna para así poder, en colaboración con otros profesionales de ámbito de la
informática, desarrollar nuevos algoritmos que lleven a la inteligencia artificial en el ámbito jurídico a
un nuevo nivel.
Estos tres ámbitos, entre otros, en que las TIC están forzando una revisión tanto de la forma en
que se enseña y estudia el derecho, como del trabajo legal en general (digitalización de recursos y
procedimientos jurídicos, existencia de un mercado legal virtual y uso creciente de redes sociales
como herramientas de la profesión legal, y aumento progresivo de programas inteligentes en el
ámbito del mercado legal) muestran la relevancia e impacto que tienen en la actualidad las
tecnologías de la información y las comunicaciones.
La importancia de estas tecnologías para el derecho ha hecho surgir, por lo menos en el mundo
anglosajón, una creciente literatura que abarca tantos temas de alfabetización digital para abogados
o futuros abogados: derecho y tecnología, tecnología legal, y nuevas formas de gestión de los
negocios jurídicos, entre otros.
Ahora bien, debido a la importancia e impacto que en el último tiempo han adquirido las nuevas
tecnologías, algunos ya vaticinan el fin de muchas profesiones y oficios —si no todos— en los
próximos años.
En este contexto, el naciente dataísmo 4 adopta un enfoque estrictamente funcional de la
humanidad, y tasa el valor de las experiencias humanas según su función en los mecanismos de
procesamiento de datos. Si desarrollamos un algoritmo que cumpla mejor la misma función, las
experiencias humanas perderán su valor. Así, si podemos sustituir no sólo a taxistas y a médicos,
sino también a abogados, a poetas y a músicos con programas informáticos superiores, ¿por qué
habría de preocuparnos que dichos programas no tengan conciencia ni experiencias subjetivas? Si
algún humanista empezara a adular el carácter sagrado de la experiencia humana, los dataístas
rechazarían esas cuestiones sentimentales. “La experiencia que alabas no es más que un algoritmo
bioquímico anticuado. Hace setenta mil años, en la sabana africana, este algoritmo era de última
3
El término legaltech (en español, tecnología jurídica o tecnología al servicio del derecho), noción salida del inglés: Legal
Technology, hace referencia al uso de la tecnología y de softwares para ofrecer servicios jurídicos. Según algunos autores, el
término designa las tecnologías que permiten la automatización de un servicio jurídico, que esto sea al nivel del apoyo (el
documento), del proceso (el procedimiento) o de la relación con los profesionales del derecho. Más específicamente, se
distinguen siete modalidades principales de aplicaciones y empresas Legal Tech: productos de asesoramiento legal
automatizado para los ciudadanos; marketplaces o plataformas de encuentro entre clientes y abogados; empresas de
externalización del trabajo jurídico para los despachos y departamentos jurídicos; automatización documental; herramientas de e-
discovery y revisión de documentos; análisis predictivo de casos; y plataformas e-Learning.
4
Dataísmo (o datoísmo) es un término que ha sido utilizado para describir la mentalidad, filosofía, pero no religión, creada
por el significado emergente del big data, la inteligencia artificial y el internet de las cosas (IoT). Según el catedrático y
ensayista Yuval Noah Harari, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, en su libro “Homo Deus: Breve historia del mañana” el
dataísmo, como religión, “no venera ni a dioses ni al hombre: adora los datos”. Un dato es una representación simbólica
(numérica, alfabética, algorítmica, espacial, etc.) de un atributo o variable cuantitativa o cualitativa. Los datos describen
hechos empíricos, sucesos y entidades. Más recientemente, el término ha sido expandido para describir lo que el científico
social Yuval Noah Harari ha llamado una ideología emergente o incluso una nueva forma de religión en la cual “el flujo de
información es el valor supremo y la libertad de la información es el mayor bien de todos”.
4
generación. Incluso en el siglo XX era vital para el ejército y para la economía. Pero pronto
tendremos algoritmos mucho mejores”5.
Otros, más optimistas, apuestan más bien por una transformación de la forma del trabajo y no
tanto por un reemplazo del factor humano. Consideramos a ésta la posición más razonable de cara al
futuro inmediato.
PARA REFLEXIONAR
• ¿Cómo han de prepararse los futuros profesionales del derecho para trabajar en un
entorno caracterizado por el cambio, la inmediatez y la proscripción de cualquier forma rígida de
organización?
• ¿Cómo han de hacer frente a los desafíos que las nuevas tecnologías representan para el
orden jurídico a partir de instituciones y normas pensadas para otro tiempo?
• ¿Qué habilidades y estrategias deberán usar para ser, a lo menos, tan innovadores como la era
demanda?
• ¿Qué insumos han de conocer y saber utilizar los futuros abogados para realizar su
cometido en la era digital?
5
Harari, Yuval Noah (2016). Homo deus: Breve historia del mañana. Santiago: Debate. 2016, pág. 422.
6
Denominados en su idioma de origen: The future of the law (1996), ¿The end of lawyers? (2008), Tomorrow’s lawyers (2013) y
The future of the professions (2015).
5
paraprofesional (ejercido por personas independientes a la profesión, pero que gracias al
conocimiento de algún software pueden proveer los servicios profesionales ; tales como los
servicios de declaración de impuestos en línea); el modelo de la experiencia compartida (aquí es
una comunidad pasiva necesitada del servicio, la que se autoinstruye con los insumos informáticos
presentes en el sistema ; como es el caso de un sitio web de deudores hipotecarios que comparten
información relevante sobre la materia); el modelo del conocimiento incorporado en el sistema (aquí
estamos en presencia de un algoritmo programado para responder de una única y exclusiva forma
frente a una exigencia, como los campos obligatorios en ciertos formularios digitales pueden servir
de ejemplo, aun cuando se trata de algo más complejo); por último, está el modelo generado por la
máquina. Se trata del último caso o alternativa de distribución del conocimiento y experiencia en la
sociedad. En este modelo es el propio algoritmo quien genera el conocimiento de una forma
independiente a la humana; su expresión máxima sería la inteligencia artificial autónoma, aunque,
sin llegar aún a ese extremo, ya está presente en múltiples aplicaciones informáticas7.
Respecto de este último modelo es que se han hecho algunos reparos, en cuanto amenaza
latente para el futuro de las profesiones. Sin embargo, no es posible saber si el desarrollo eventual
de la inteligencia artificial supone una amenaza a las profesiones mismas o, más bien, constituye
una alternativa diversa a la forma en que hasta el momento hemos enfrentado el problema de la
distribución del conocimiento. En esta dirección, los Susskind hablan de una suerte de falacia de la
inteligencia artificial. Ella consiste en concebirla como una versión mejorada de las formas de
razonamiento humano, sin advertir que es —o puede ser— una forma de razonamiento no humano,
que requiere para su comprensión nuevas categorías de análisis.
Todo parece indicar, por lo que venimos diciendo, que la profesión legal se ha de transformar si
quiere tener un espacio en la sociedad del internet. En este sentido, es primordial comprender que
los cambios en la profesión legal comienzan desde la formación temprana de los futuros operadores
jurídicos. Respecto de dicha formación, no basta con incorporar un cúmulo de habilidades blandas
necesarias para la práctica profesional (técnicas de litigación, estrategias de negociación y
mediación, escritura legal, etcétera):
La expansión de la educación en habilidades profesionales ha preparado mejor a los
estudiantes para representar a sus clientes, pero el currículo contiene una notable omisión: falla en
enseñar a los estudiantes cómo ofrecer servicios en forma eficiente8.
En este contexto, el término eficiente no refiere simplemente a un criterio económico de
rendimiento, sino a la posibilidad de utilizar recursos escasos para satisfacer demandas sociales
urgentes: la provisión de servicios legales. Según Perlman, en Estados Unidos el costo excesivo de
los servicios legales hace casi imposible a una parte significativa de la población acceder a la
justicia, sobre todo en causas civiles. De ahí que la idea de ser eficiente en la realización de los
servicios legales mediante la utilización de nuevas tecnologías no sólo reedite desde el punto de
vista económico, sino también satisfaga las exigencias mínimas éticas de un sistema legal: el
acceso a la justicia
En efecto, Perelman entiende que en la mayoría de las escuelas de Derecho y la mayoría de
7
Susskind, Richard y Daniel Susskind (2015). The future of the professions. Oxford: Oxford University Press, 215-228.
Disponible en https://bit.ly/30tqy2E.
8
Perlman, Andrew (2019). “The public’s unmet need for legal services & what law schools can do about it”. Daedalus: The
Journal of the American Academy of Arts & Sciencies, 148 (1): 75-81. DOI: 10.1162/daed_a_00537.
6
los programas de clínica jurídica continúan enseñando un modelo de representación
predominantemente basado en la figura del mandato 9 , en el cual cada cliente recibe un trato
altamente personalizado que demanda tiempo de dedicación exclusiva que resulta ser
necesariamente caro.
También es fundamental entender que las nuevas tecnologías de la información y las
comunicaciones no sólo son herramientas útiles a la profesión tradicional de la abogacía, como
algunos autores afirmaron en su oportunidad, sino que es probable que ellas constituyan -en el
mediano y largo plazo- la forma misma en que dicha profesión se ejercerá en el futuro.
De momento, nada de esto parece estar del todo claro en la comunidad jurídica (académica y
profesional). En tal sentido, incluso en Estados Unidos se sigue enseñando el derecho y, en
consecuencia, instruyendo a los futuros profesionales del área de la misma forma que se hacía
hace más de cien años. Así se ha dicho que:
“El derecho ha sido atrapado en una camisa de fuerza. La internet ha revolucionado los
medios y las comunicaciones, reemplazando el texto con una vertiginosa variedad de gráficos
multimedia e imágenes. Facebook alberga más de 150.000 millones de fotos. Las cortes gastan
millones e n juicios que involucran tecnología. Pero dichas innovaciones difícilmente han
impactado en los escritos legales en blanco y negro. Los tratados legales continúan evocando a
Blackstone y Kent; la mayoría de los libros de estudios de casos son facsímiles de Langdell; y las
revistas legales recuerdan la Revista de Derecho de Harvard del año 1887. Ninguna de esas
formas de transmisión del derecho ha hecho suyas —o siquiera notado— las normas modernas de
saturación de imagen comunicacional. Litigantes, académicos y cortes han estado reutilizando los
mismos moldes formalistas por más de un siglo. Esquemas que fueron concebidos antes del uso
extendido de la cámara, y ni qué decir del computador”.10
Si el diagnóstico hecho por algunos de estos teóricos resulta ser cierto, la forma tradicional de
estudiar y ejercer la profesión de abogado quedará muy pronto obsoleta, pues las nuevas
tecnologías, insistimos, no sólo son herramientas útiles para el ejercicio de las profesiones legales.
Ahora bien, cabe preguntarnos ¿qué tan consciente está el medio jurídico nacional de todo esto?
Ya situándonos al final de esta unidad cabe preguntarnos que implicancias trae aparejado el
uso de la Inteligencia Artificial, no sólo en nuestra cotidianeidad, sino también en el desarrollo de
nuestra labor profesional como futuros abogados y abogadas.
Para ingresar al estudio de este tópico les proponemos el siguiente texto del Dr. Andrés Gil
Domínguez, quien nos podrá en el actual contexto de esta nueva situación.
9
Art. 1.869. El mandato, como contrato, tiene lugar cuando una parte da a otra el poder, que ésta acepta, para representarla, al
efecto de ejecutar en su nombre y de su cuenta un acto jurídico, o una serie de actos de esta naturaleza (art. 1869 del Código
Civil y Comercial de la Nación).
10
Porter, Elizabeth (2014). «Taking images seriously». Columbia Law Review, 114 (7): 1.687-1.782. Disponible en
https://bit.ly/3l9hk3z.
7
INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y DERECHO
Gil Domínguez, Andrés. Doctor en Derecho (UBA), Posdoctor en Derecho (UBA). Profesor de Derecho
Constitucional (UBA, UNLPam). Profesor de Doctorado en Derecho Constitucional (Universidad de Salamabca
y Universidad de Sevilla). Director del Instituto de Derecho Constitucional “Germán J. Bidart Campos” del
Colegio Público de Abogados de la Capital Federal. Director del blog de Derecho Constitucional “Under
constitucional”. Abogado en litigios constitucionales y convencionales.
(Texto adaptado con fines educativos)
El Poshumanismo y los Derechos
Encontramos que el primer cambio profundo fue la transición del forrajero a la agricultura
gracias a la domesticación de los animales, hace 10.000 años. La primera revolución industrial
abarcó aproximadamente desde 1760 hasta 1840 siendo el factor desencadenante la construcción
del ferrocarril, la invención del motor a vapor y el comienzo de la producción mecánica. La
segunda revolución industrial acaecida entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX
posibilitó la producción en masa fomentada por la aparición de la electricidad y la cadena de
montaje. La tercera revolución industrial se inició en la década de 1960 basada en el desarrollo
de las computadoras tipo “mainframe” (en los años 70), la personal (en las décadas entre 1970
y 1980) e Internet (en la década de 1990). La cuarta revolución industrial o revolución digital
comenzó en los albores del siglo XXI caracterizándose por un Internet más ubicuo y móvil,
sensores más pequeños y potentes cada vez más económicamente accesibles, por la inteligencia
artificial y el aprendizaje de las máquinas, pero también, por la cercana relación generada por la
fusión entre tecnología digital y los dominios de la física y la biología.
Cada revolución industrial estuvo catalizada por la nueva materia prima del momento: carbón,
acero, petróleo y electricidad. La materia prima de la cuarta revolución industrial son los datos que
al igual que su homólogo el petróleo hace falta “extraerlos”, “refinarlos” y “distribuirlos”, sin
embargo, son polifacéticos, peculiares e inagotables. Opacos, efímeros y a veces intangibles,
aumentan su volumen y su valor rápidamente, y a la vez pueden resultar inútiles e incluso una
carga si no se gestionan correctamente. Utilizar las nuevas tecnologías sin alimentarlas con datos
sería como poseer una flota de camiones a los que no se les pudiera cargar combustible.
La revolución digital presenta un factor de multiplicación de la tecnología de la información
(esto es, el número de veces que una tecnología es capaz de mejorar la función o el objetivo que le
fue asignado) del orden del millón (mientras que el factor de multiplicación de la agricultura fue de
100 y el de la revolución industrial fue de 1.000) que se ha desarrollado en tan sólo setenta años.
La revolución industrial duró cien años transcurriendo por cuatro generaciones, lo cual
posibilito que las generaciones sucesivas fueran cambiando su formación para adaptarse a los
desafíos laborales y sociales del futuro. La cuarta revolución, motorizada por la inteligencia
artificial, se desarrolla quizás en una sola generación, lo cual implicará un desafío imposible de
determinar en este presente.
En el mundo por venir la inteligencia artificial (IA) ocupará un lugar central. La IA es un campo
de la ciencia y de la ingeniería que se encarga de la comprensión de los comportamientos
inteligentes tratando de emular las diversas capacidades del cerebro humano, sintetizando y
automatizando tareas intelectuales, nutriéndose de conocimiento de otras disciplinas tales como la
filosofía, la Economía, la estadística, las neurociencias, la psicología y las matemáticas. La IA
8
necesita de una secuencia de instrucciones que especifique las diferentes acciones que debe
ejecutar un sistema inteligente para resolver un determinado problema denominado algoritmo, el
cual consiste en un procedimiento para encontrarle la solución mediante su reducción a un
conjunto de reglas.
La capacidad de la IA para extraer, compilar y aportar soluciones es infinitamente superior a
la inteligencia humana en todos los campos y específicamente en el ámbito jurídico, en el cual los
sistemas de cognotive computin111 aplicados al razonamiento jurídico permite que la IA extraiga el
conocimiento del cuerpo compuesto por leyes, fallos, artículos, comentarios, proporcionando
una solución que explica y argumenta jurídicamente una o varias soluciones alternativas
respecto de casos concretos, o bien, realiza predicciones de resolución.
El concepto de inteligencia artificial fue elaborado por John McCarthy, un profesor de
matemáticas del Darmont College (New Hampshire), quien en 1955 propuso realizar un proyecto
de investigación en el que participasen diez destacados científicos de diversas disciplinas con el
objeto de averiguar cómo hacer que las máquinas utilicen el lenguaje, formen abstracciones y
conceptos, resuelvan distintos problemas al alcance de los humanos. La idea básica fue crear
máquinas con la capacidad suficiente de realizar tareas que requieren de la inteligencia humana
mediante la imitación o réplica de los procesos del pensamiento.
En dicho contexto se explica la distinción entre inteligencia artificial “débil” e inteligencia
artificial “fuerte”. La “débil” se aplica a los sistemas que únicamente parecen conductualmente
tener un pensamiento inteligente similar al ser humano, pero que, en realidad, no pasan de ser
sistemas especializados que aplican técnicas más o menos complejas a la resolución de
problemas concretos, pero que se encuentran lejos de mostrar cualquier síntoma revelador de
estados cognitivos (tales como, entender, razonar, aprender). Si bien son mucho más rápidos y
eficaces que cualquier ser humano en la realización de una tarea determinada, sólo pueden hacer
aquello para lo que fueron específicamente programados mediante la codificación de reglas
precisas.
Mientras que la IA “fuerte” alude a la capacidad de un sistema para imitar ciertos procesos
cognitivos o capacidades generales del pensamiento humano (tales como entender preguntas,
adquirir conocimientos, seleccionar información relevante, aprender a hacer determinadas tareas o
efectuar predicciones) pudiendo además mejorar continuamente su rendimiento a medida que
realizan dichas operaciones y aprenden de su propia experiencia.
En la actualidad, el concepto de IA se vincula fundamentalmente con el aprendizaje
autónomo de las máquinas a través del aprendizaje profundo o deep learning basado en la
utilización de las redes neuronales artificiales multicapa que enseña a los ordenadores a aprender
mediante ejemplos.
El gran nexo o corazón del futuro que nos mira está centrado en una Internet conectado
cosas u objetos entre sí mediante distintas tecnologías que colectan y transportan datos, la cual se
11
La computación cognitiva refiere a plataformas tecnológicas que, a grandes rasgos, se basan en las disciplinas científicas de la
inteligencia artificial y el procesamiento de señales. Estas plataformas abarcan el aprendizaje automático, el razonamiento, el
procesamiento del lenguaje natural, el reconocimiento de voz y la visión (reconocimiento de objetos), la interacción persona-
computadora, el diálogo y la generación narrativa, entre otras tecnologías.
9
denomina “Internet de las cosas” (o Internet of Things, IoT).
La IA “fuerte” ha tenido un gran desarrollo con un amplio alcance práctico. Existen múltiples
aplicaciones de IA diseñadas para innumerables tareas específicas que utilizan en casi todos los
campos de la vida legos y profesionales por igual, superando muchas de ellas hasta a los seres
humanos más expertos. Una IAF (inteligencia artificial fuerte) podría depender menos de trucos de
programación con un propósito específico y beneficiarse, en su lugar, de las facultades generales
del razonamiento y la percepción, además del lenguaje, la creatividad y la emoción. ¿Llegará un
día en que la IA supere a la inteligencia humana?
La singularidad tecnológica es una hipótesis que sugiere que la velocidad tan acelerada con
la que progresa la tecnología provocará que la IA tarde o temprano exceda la capacidad
intelectual de los humanos y por lo tanto el control que tenemos sobre ella.
Quizás sea difícil que esto suceda en un tiempo cercano puesto que la inteligencia humana
es flexible ante nuevas situaciones que no son exactamente aquellas que fueron aprendidas a
efectos de poder actuar en consecuencia en el armado de un nuevo entramado. Todavía las
emociones y el cuerpo cumplen un rol esencial en el procesamiento cognitivo de forma tal que, los
circuitos neuronales que subyacen a la cognición y a la emoción son interdependientes e
interactúan en el funcionamiento de los procesos más elementales, como es la percepción
temprana, y otros más complejos como la toma de decisiones, el razonamiento y la conducta moral
y social. Así, no procesamos la nueva información de forma integralmente racional, sino que la
integramos con información sobre nuestras experiencias pasadas y con las sensaciones
corporales para interpretar lo que sucede a nuestro alrededor.
No obstante, existe una convivencia entre el hombre y la máquina que se instala en una
lógica basada en “proposiciones maquínicas”.
El discurso jurídico ante el poshumanismo
Un primer acercamiento a la ubicación del Derecho frente a la IAF y el poshumanismo lo
planteó Robert Alexy en su obra “Data y los derechos humanos. Mente positrónica y concepto
dobletriádico de persona, “Star Trek” y los derechos humanos” en el año 2007.
Muchos juristas viven la innovación científica y tecnológica como una suerte de expropiación
y no como un nuevo terreno apto para desarrollar cimientos, sin poder captar lo nuevo ni
tampoco dar cuerpo a los principios que pueden dar forma a ese mundo nuevo, comenzando por
el principio de dignidad. Cada vez se hace más evidente la necesidad del discurso jurídico de
poder articularse ante una nueva subjetividad construida por la tecnociencia. El punto de partida
consiste en poder registrar que el destino del género humano está cada vez más supeditado a la
ciencia y a la técnica, la cual lo sumerge en la historia, lo libera de la causalidad y de la
necesidad, y hasta es posible, que también lo libere de la naturaleza.
En un tiempo no muy lejano, el discurso constitucional y convencional tendrá que dar
respuesta en torno a un homo constituvencional12 dejando de lado la lógica antropocéntrica y las
12
El término “Constituvencional” refiere a la unión de Constitución más los instrumentos Internacionales sobre derechos
humanos con jerarquía constitucional que han sido incorporados en nuestro ordenamiento jurídico actual.
10
teorías de los derechos sostenida por ella y haciendo eje en una perspectiva poshumanista:
¿Deberán cambiar las constituciones o celebrarse nuevos tratados sobre derechos humanos?
Quizás sea necesario realizar algunos ajustes incorporando nuevos derechos relacionados
con tecnología, siendo el derecho de acceso a Internet uno de los indispensables, pero la clave
pasará por interpretar y aplicar los derechos normativamente existentes desde una mirada
poshumanista.
La intimidad o autodeterminación dejará de ser concebida como la tutela que garantice
“estar a solas con uno mismo” y se orientará a proteger los espacios de privacidad en relaciones
signadas por la exposición permanente.
La salud incorporará paulatinamente en sus contenidos los adelantos que la biotecnología
vaya generando, dejando de estar enfocada solamente en curar a las personas y proyectándose
en cómo mejorarla.
La identidad más importante a ser protegida será la digital, tratando de evitar supresiones o
sustituciones que interactúen en el ciberespacio.
Por su parte, los órganos que aplican e interpretan a los instrumentos internacionales sobre
derechos humanos dictarán recomendaciones, observaciones generales, opiniones consultivas o
resolverán casos particulares en clave poshumanista. En este punto la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en el caso “Artavia Murillo vs. Costa Rica I” sostuvo que el acceso y goce a
los beneficios del progreso científico y de sus aplicaciones ha sido reconocido internacionalmente
como un derecho humano y la Constitución Argentina establece como facultad del Congreso
proveer a la difusión y el aprovechamiento del desarrollo científico y tecnológico (art. 75, inc. 19,
primer párrafo).
Así como la centralidad irradiante de los derechos ha posibilitado que emerja el
“bioconstitucionalismo” como una clara indicación al discurso jurídico para que se sustraiga de
hipótesis naturalistas, se funde en la construcción de principios y configure un desmantelamiento
del esquema de la biopolítica, entendida ésta como el conjunto de dispositivos que permiten
ejercer el poder de disciplinar los cuerpos. De la misma manera, el poshumanismo
constituvencional se estructurará como un conjunto de instrumentos que tendrán como objeto
garantizar a la persona la formación de una subjetividad distinta y protegerla de los distintos
poderes invasivos y las desigualdades que surgirán o se perpetuarán.
El avance incremental de la IAF obligará a las leyes a tener en cuenta el margen de iniciativa
y la capacidad de reacción de los agentes digitales bajo condiciones imprevisibles para el entorno,
superando de esta manera el modelo que priorizaba la sanción de eventuales faltas para confluir
en un arsenal jurídico que sea flexible, evolutivo y viable, en el cual se construya un estatuto de
“persona digital” para aquellos agentes que interfieran en los asuntos humanos mediante la
adopción de decisiones tomadas a “a conciencia” sin la sistemática validación de las personas
humanas.
En la actualidad el discurso jurídico encuentra un motivo de interés en la entrada en escena
de robots diseñados para la asistencia en el hogar o en un hospital, los softwares usados para
realizar transacciones financieras y los vehículos autónomos que interactúan con las personas, y a
11
la vez, también interactúan entre sí. También se ha puesto el foco en la evolución que la
tecnología impone al Derecho Constitucional donde el objeto de tutela ha dejado de ser
exclusivamente la protección de datos y el derecho a la intimidad y se traslada paulatinamente
hacia la transformación de los derechos producida por el impacto de la informática.
El derecho a la no discriminación cumple la función de ser una norma de cierre del Estado
constitucional y convencional de derecho. Frente a los algoritmos aparentemente neutros, pero
no exentosde opacidad, cumplirá un rol esencial en la conformación del nuevo orden jurídico.
Nuevos principios aparecen ante la IAF, como lo son la dignidad, la identidad y la
vulnerabilidad algorítmica proveniente de la dignidad digital de las personas que deriva en un
conjunto de principios relacionados con los algoritmos tales como la prevención/precaución, la
autodeterminación, la transparencia y la imparcialidad del validado, la trazabilidad de la IA, el
máximo acceso a la información y no discriminación algorítmica. Aunque nuevamente surge el
interrogante sobre si esta construcción filosófica se realiza teniendo en la mira a la persona
antropocéntrica auxiliada por la tecnología o bien, la mirada está puesta en tratar de sostener el
poshumanismo.
Derechos, democracia, gobernanza, Estado, justicia son conceptos provenientes de un
antropocentrismo que la IAF necesariamente transformará para dar las respuestas demandadas
por el poshumanismo articulando un nuevo discurso jurídico.
En este tiempo el Ministerio Público Fiscal de la ciudad de Buenos Aires desarrolló e
implementó un sistema de IA predictiva llamado Prometea que trabaja con un asistente de voz (tal
como lo hace Siri de Apple) y permite realizar un dictamen jurídico de manera íntegra. Esta IA débil
llegó a los estrados de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la cual la utiliza para la
resolución del fondo de asistencia legal a las víctimas para realizar notificaciones a los países que
forman parte de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y como herramienta de
búsqueda para rastrear precedentes, por cuanto hace en dos minutos lo que la Corte IDH le
llevaba tres días. Además, traduce a los cuatro idiomas oficiales que utiliza la Corte (inglés,
español, francés y portugués).
También la Corte Constitucional de Colombia creó una herramienta inédita, que combina
inteligencia artificial, asistencia inteligente y automatización que es capaz de leer, analizar,
detectar y sugerir los casos más prioritarios y urgentes a tratar revisando miles de sentencias que
provienen de más de 4.000 jueces de todo el territorio colombiano.
La práctica de la abogacía adoptará una modalidad distinta donde lo más importante no será
la búsqueda de la información jurisprudencial y doctrinaria sino la aplicación de la misma a los
casos concretos. También el modelo de estudio jurídico se modificará habida cuenta de que una IA
sencilla podría atender llamados, concretar entrevistas, recordar plazos, realizar recomendaciones
primarias sobre la documentación necesaria y procurar los expedientes digitales. Las
entrevistas cara a cara serán reemplazadas por entrevistas por medios electrónicos y al
“transferencia” entre abogado y cliente adquirirá un nuevo entramado.
La empresa IBM a través del sistema de IA conocido como Watson creó a Ross Intelligence
que es una IA de investigación legal que, a diferencia de un buscador convencional, no ofrece un
12
listado de posibles respuestas, sino que elabora la respuesta estructurada que considera más
acertada según las fuentes del Derecho consultadas en la nube. Como investigador legal, Ross
rastrea en tiempo real los resultados de nuevas sentencias y juicios que han sentado
jurisprudencia y los incorpora a su documentación legal como futura referencia. Si los nuevos
datos afectan a un caso en proceso, les avisa a los abogados de la firma para que modifiquen su
estrategia. Ross aprende de su interacción con seres humanos y cuanto más les habla, mejor y
más rápido entiende el lenguaje natural y más eficiente se vuelven sus respuestas y tácticas.
Varios estudios jurídicos corporativos de los Estados Unidos han contratado a Ross como una
especia de abogado virtual sostenido por la IA.
Los algoritmos han llegado al ejercicio de la abogacía mediante las plataformas de servicios
legales en Internet tales como LegalZoom.com, RocketLawyer.com y Law Depot que se encargan
de brindar servicios de “abogacía primaria” como si fueran una especie de Uber de la abogacía
(con lo cual ha dicho proceso se lo denomina como la “uberización de la abogacía”). Además, se
les encomienda la automatización en la búsqueda de antecedentes de casos, el análisis predictivo
de las posibilidades de ganar un juicio o la evaluación de la competencia de los abogados.
Junto a Ross, utilizando inteligencia artificial en modo de machine learning alimentada por big
data y procesamiento de lenguaje natural, aparecen sistemas que permiten conocer los plazos de
resolución y resultado de cada juzgado, información sobre cada juez, cálculo aproximado de la
pena a imponer por cada delito o probabilidad de éxito o fracaso si se promueve un recurso judicial
(tales como Vlex Analytics, Jurimetría, Tirant Anaytics, Legal Analytics).
Algunas áreas del discurso jurídico han comenzado a estudiar el impacto de la IA en la
prevención de daños y el acceso al consumo sustentable, concluyendo que su incorporación en la
provisión de diversos bienes y servicios puede impactar positivamente en la oferta a los
consumidores, incrementando calidad y seguridad a un precio sensiblemente menor al que se
pagaría de no utilizársela.
13
Un bot (aféresis de robot) es un programa informático que efectúa automáticamente tareas reiterativas mediante Internet a
través de una cadena de comandos o funciones autónomas previas para asignar un rol establecido; y que posee capacidad
de interacción, cambiando de estado para responder a un estímulo. Algunos ejemplos de bots son los rastreadores web de
los motores de búsqueda de Internet, que recorren los sitios web de forma automática y recopilan información de los mismos
de manera mucho más rápida y efectiva de lo que lo haría una persona. En las redes sociales, los bots se utilizan para
simular la interacción humana, hinchando artificialmente el número de visitas o seguidores, o automatizando respuestas
para posicionar mensajes o influir en debates. Los denominados bots conversacionales son sistemas de inteligencia
artificial que simulan una conversación con una persona utilizando el lenguaje natural.
14
Define a la autonomía de un robot como la capacidad de tomar decisiones y aplicarlas en el
mundo exterior, con independencia de todo control o influencia externos; que esa autonomía es
puramente tecnológica y que será mayor cuanto mayor sea el grado de sofisticación con que se
haya diseñado el robot para interactuar con su entorno. Por ende, es crucial la cuestión de la
responsabilidad jurídica por los daños que pueda ocasionar la actuación de los robots mediante
seguros obligatorios respecto de ciertas categorías de robots, fondos de compensación, número
de matrícula individual que vincule al robot y al fondo de que dependa.
Aunque pone de relieve que el desarrollo de la tecnología robótica debe orientarse a
complementar las capacidades humanas y no a sustituirlas, considerando fundamental garantizar
que en el desarrollo de la robótica y los sistemas de inteligencia artificial los seres humanos tengan
en todo momento el control sobre las máquinas inteligentes; solicita que a largo plazo se cree una
personalidad jurídica específica para los robots. De esta forma, como mínimo los robots
autónomos más complejos puedan ser considerados personas electrónicas responsables de
reparar los daños que puedan causar y, posiblemente, aplicar a la personalidad electrónica a
aquellos supuestos en los que los robots tomen decisiones autónomas inteligentes o interactúen
con terceros de forma independiente.
En torno al área laboral expresa que, la automatización de los puestos de trabajo puede
liberar a las personas de tares manuales monótonas y permitirles que se dediquen a otras más
creativas y significativas.
¿Qué hace falta en la actualidad ante el avance de la cuarta revolución industrial? Una
narrativa consistente, positiva y común que describa las oportunidades, desafíos, debates y
proyecciones que la misma plantea con el objeto de empoderar a un conjunto diverso de individuos
y comunidades y evitar reacciones destempladas contra los cambios que vendrán.
El acceso a Internet como derecho humano
El presente y el futuro demanda una conectividad permanente que nos permita transitar por
el ciberspacio. Si la conectividad es esencial, entonces el acceso a Internet se configura como
derecho fundamental y un derecho humano. Así, sus contenidos son el acceso ubicuo, equitativo,
asequible y de calidad adecuada y su principal garantía la neutralidad de la red. Es que Internet no
sólo posibilita el pleno ejercicio de la libertad de expresión, sino también habilita el disfrute de
otros derechos humanos tales como el de participar en la vida cultural y de gozar de los
beneficios del progreso científico y tecnológico, el derecho a la educación, el derecho de reunión
y asociación, los derechos políticos y el derecho a la salud, entre otros.
Por ellos, los Estados deben adoptar políticas públicas para que todas las personas puedan
alcanzar el acceso universal a la infraestructura, a la tecnología necesaria disponible en la red con
medidas tales como: estructuras de precios inclusivas y conectividad territorial extendida sin
ninguna clase de discriminación, cierre de la “brecha digital” (tal como vimos al comienzo de la
unidad, la separación o “abismo” existente entre quienes tienen acceso efectivo a Internet y
quienes tienen un acceso limitado o carecen completamente de él), promoción de la
alfabetización digital (esto es, la capacidad de todas las personas de poder realizar un uso
autónomo, independiente, responsable y efectivo de Internet) y fomento del pluralismo
informativo y de la diversidad cultural mediante la promoción de las minorías lingüísticas y la
15
disponibilidad de contenidos locales en Internet.
El potencial de Internet se debe a su naturaleza multidireccional e interactiva, su velocidad y
alcance global a un relativo bajo costo, sus principios de diseño descentralizado y abierto y bajo
costo, sus principios de diseño descentralizado y abierto y su extensión, en principio, infinita.
La UNESCO adoptó un concepto de “universalidad de Internet” como un modelo integrador
para el desarrollo de Internet al servicio del interés público sobre la base de cuatro principios que
pueden resumirse en el siguiente acrónimo mnemotécnico D-A-A-M.
Estos principios son: a) democracia, la cual implica ser libre y estar basada en los derechos
humanos; b) apertura, donde resalta la importancia del software de código abierto 14, de los datos
abiertos y de los recursos educativos abiertos; c) accesibilidad, que se relaciona con el acceso
ubicuo, asequible, sin discriminación, de calidad y a bajo costo; d) multidireccionalidad, mediante la
cual se intenta establecer que Internet sea un espacio público cuya gobernanza debe se regida bajo
los principios del espacio público y no simplemente como un asunto de contratos entre privados15.
La garantía del derecho fundamental y humano de acceso a Internet se viabiliza mediante la
neutralidad de la red (cuyas reglas se deben aplicar indistintamente a todas las modalidades de
acceso sin importar la tecnología o plataforma empleada para transmitir los datos) que consiste en
la interdicción de toda clase de discriminación, restricción, bloqueo o interferencia en la
transmisión del tráfico del Internet, a menos que sea estrictamente necesario y proporcional para
preservar la integridad y seguridad de la red, para prevenir la transmisión de contenidos no
deseados por expresa solicitud del usuario o para gestionar temporal y excepcionalmente la
congestión de la red. En este último caso, las medidas empleadas no deben discriminar entre tipos
de aplicaciones o servicios. Asimismo, las medidas de gestión de tráfico deben ser necesarias
para un uso eficiente y seguro de Internet y sin poder tratar de forma desigual a un determinado
proveedor de contenidos o servicios (o a un grupo de éstos) respecto de otros proveedores.
Ahora bien, tal como afirma Fontanals16 existen una serie de inconvenientes de tipo práctico
que afectan considerablemente la definición de general de neutralidad vinculados al propio
funcionamiento de Internet que implican la priorización de ciertos paquetes o contenidos sobre
otros como una consecuencia “natural” del tráfico; esto acontece porque los proveedores de
servicios y contenidos, de mayor envergadura suelen recurrir a redes de entrega de contenidos o
suscripción de acuerdos para mejorar el tránsito de sus productos, siendo una práctica en dicho
sentido, aquello que se conoce como zero.raiting (que se produce cuanto un operador de acceso a
Internet no le cobra a sus clientes por un determinado volumen de datos utilizado por ciertas
aplicaciones o por servicios prestados a través de la red). En este punto, Fontanals concluye que
quizás sea más preciso considerar a Internet como una plataforma abierta, global e interoperable
14
El software de código abierto (en inglés open source software u OSS) es el software cuyo código fuente (líneas de texto que
conforman un programa informático) y otros derechos que normalmente son exclusivos para quienes poseen los derechos de
autor, son publicados bajo una licencia de código abierto o forman parte del dominio público. En este tipo de licencias el
propietario de los derechos de autor permite a los usuarios utilizar, cambiar y redistribuir el software, a cualquiera, para cualquier
propósito, ya sea en su forma modificada o en su forma original.
15
UNESCO, Universalidad de Internet: un medio para crear sociedades del conocimiento y la agenda de desarrollo sostenible
después del 2015, del 2-9-2013.
16
FONTANALS, Gustavo, Las políticas de neutralidad de la red. Su legislación en el mundo y en América Latina, en Revista
FIBRA, N° 14, Buenos Aires, enero-febrero de 2017, p. 8.
16
para el libre tránsito de contenidos.
En la República Argentina, la ley argentina digital (Ley 27.078) en los artículos 56 y 57 define
la neutralidad de la red como el derecho que titularizan los usuarios de “acceder, utilizar,
enviar, recibir u ofrecer cualquier contenido, aplicación, servicio o protocolo a través de Internet sin
ningún tipo de restricción, discriminación, distinción, bloqueo, interferencia, entorpecimiento o
degradación”, prohibiendo a los prestadores de servicios de acceso a Internet “bloquear, interferir,
discriminar, entorpecer, degradar o restringir la utilización, envío, recepción, ofrecimiento o
acceso a cualquier contenido, aplicación, servicio o protocolo salvo orden judicial o expresa
solicitud del usuario”, como así también, “fijar el precio e acceso a Internet en virtud de los
contenidos, servicio, protocolos o aplicaciones que vayan a ser utilizados u ofrecidos a través de
los respectivos contratos”.
Una versión actualizada de la interdicción del zero-raiting podría prohibir las acciones o
conductas de los prestadores de servicio de acceso a Internet que: a) tiendan a generar
situaciones de priorización o desigualación entre proveedores de contenidos, aplicaciones o
servicios respecto de otros de similar naturaleza; b) apliquen precios de acceso a Internet en virtud
de los contenidos, servicios, protocolos o aplicaciones, o de la dirección del remitente o del
receptor sin respetar la libre elección del usuario final sobre el acceso a través de Internet; c)
permitan la celebración de acuerdos entre los proveedores de contenidos y los prestadores de
servicio de acceso a Internet que impliquen el suministro de contenidos en condiciones
particulares.
PARA REFLEXIONAR
• ¿La inteligencia artificial podrá “reemplazar” la tarea de los jueces en todos los
ámbitos del derecho? ¿En cuáles te parece que no?
• El acceso a la tecnología e internet, ¿debe considerarse un derecho humano?
• Antes de la lectura de la Unidad 3, ¿habías reflexionado sobre la vinculación entre la
tecnología y el derecho?
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