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Carl Gustav Jung (1875-1961) fue un psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo que se

interesó por la antropología, el arte, la mitología, la religión y la filosofía,


incorporando a sus teorías algunos aspectos de estas disciplinas. Colaborador de
Freud en los inicios del psicoanálisis, ambos se distanciaron posteriormente por
divergencias profesionales. Por su contribución a la psicología y su trabajo sobre
el mundo de los sueños, Carl Jung está considerado como una de las figuras más
importantes de la historia de la psicología.
Para Carl Jung, la base de una vida plena, sana y consciente son el
autoconocimiento, la aceptación y el trabajo sobre la propia «sombra». En
nuestro artículo de hoy seleccionamos algunas de sus frases más relevantes, que
nos invitan a reflexionar y a cuestionarnos algunos conceptos importantes de la
vida:

1- Quien mira hacia afuera, duerme y quien mira hacia


adentro, despierta

Colocamos esta frase en primer lugar como representación del mensaje principal
de Jung: un profundo autoconocimiento es fundamental para el bienestar y el
equilibrio personal.
Vivimos en una sociedad que nos hace mirar constantemente hacia fuera,
buscando la felicidad y las respuestas a nuestras preguntas en lo externo (en los
demás, la pareja, el dinero, el trabajo, el estatus, las posesiones materiales…).
En esta frase, Jung apela a la responsabilidad que cada uno tenemos sobre
nuestra vida y nos dice que la diferencia entre conocernos o no y entre buscar
nuestras respuestas fuera o hacerlo en nuestro interior es tan grande como la que
hay entre dormir o estar despiertos.

2- Todos nacemos originales y morimos copias


Cuando somos niñas estamos más cerca de nuestra verdadera esencia y nos
manifestamos como realmente somos, pero a medida que vamos creciendo nos
vemos condicionadas por nuestro entorno. La educación que recibimos, las
normas sociales y las creencias que heredamos hacen que nos adaptemos a las
demás para evitar problemas y sentirnos queridas.
Aunque en este proceso haya una parte positiva de crecimiento y convivencia,
nuestra autenticidad se va resintiendo y acabamos amoldándonos a unas normas
sociales que de alguna manera nos uniformizan y reprimen partes de nuestro ser.

3- Hasta la vida más feliz no se puede medir sin unos


momentos de oscuridad, y la palabra feliz perdería todo
sentido si no estuviese equilibrada por la tristeza
¿Cómo saber cuándo me siento feliz si no conozco la tristeza? Para poder apreciar
los distintos matices de la vida es necesario perder el miedo a sentir las
emociones menos agradables y empezar a verlas como lo que son: estados
naturales, útiles y necesarios.
En relación a esta frase, Jung también decía: «La gente va a hacer cualquier cosa,
no importa lo absurda que sea, para evitar hacer frente a sus propias almas».
Buscamos varitas mágicas que nos hagan felices en un abrir y cerrar de ojos,
hacemos “terapias” que prometen la felicidad en un fin de semana, la buscamos a
través de objetos o personas… huimos de lo desagradable y queremos ser felices
de manera fácil, barata, rápida, indolora y sin mucho esfuerzo, pero cualquier
atajo que pretenda evitar la realidad de la vida se convierte en una opción poco
sana y algo inmadura.

4- Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma.


Aquello a lo que te resistes, persiste.
Hemos unido dos de las frases más célebres de Carl Jung, que se centran en otro
de los puntos principales de su mensaje: la aceptación. Existe la creencia de que
la negación de algo hará que ésto desaparezca, por lo que nos pasamos la vida
negando algunas de nuestras emociones, actitudes, circunstancias, deseos, rasgos
propios, etc… La negación no sólo no hace desaparecer algo, sino que produce el
efecto contrario: potencia aquello que nos negamos a aceptar y nos encadena a
una lucha absurda contra la realidad.
Paradójicamente, la transformación sólo se puede dar a partir de la aceptación:
solamente podemos actuar sobre algo si previamente lo aceptamos, si nos
hacemos cargo. Es importante no confundir resignación con aceptación: aceptar
es una postura activa que implica responsabilizarnos, dejar de luchar contra lo
que no podemos cambiar y ver de qué posibilidades disponemos para vivirlo de la
mejor manera posible.
5- La cosa más aterradora es aceptarse a sí mismo por
completo
Todos tenemos un lado luminoso y otro oscuro, al que Jung llamaba sombra. La
sombra está formada por todos aquellos elementos menos sanos o que vivimos
como desagradables: inseguridades, frustraciones, miedo, culpa, agresividad,
características y reacciones neuróticas, etc… (lo que en terapia Gestalt llamamos
ego), y que normalmente permanecen en el ámbito de lo inconsciente hasta que
nos trabajamos a nivel profundo.
Por regla general aceptamos y mostramos abiertamente nuestro «lado bueno»,
pero rechazamos, reprimimos y ocultamos el que consideramos «malo». Tomar
conciencia y aceptar ambos nos librará del malestar y del agotador esfuerzo que
supone tratar de ser distintos a como realmente somos. En línea con la frase
número 3, el camino hacia el equilibrio pasa por la aceptación de nuestro ser al
completo. Hacernos cargo de lo nuestro hará que podamos empezar a ocuparnos
de ello.

6- El conocimiento de tu propia oscuridad es el mejor


método para hacer frente a las tinieblas de otras personas
El trabajo personal sobre uno mismo también ayuda a comprender y empatizar
con los demás. Desde la aceptación y el trabajo de mis partes desconocidas o
menos agradables, podré ver de otra manera a las personas que me rodean y
relacionarme con ellas de forma más sana.
Por otro lado y desde la perspectiva de la profesión terapéutica, el hecho de
haber realizado un trabajo personal profundo resulta imprescindible para poder
acompañar a otras personas en ese mismo camino. Sólo cuando nos hemos
enfrentado a nuestras propias tinieblas podemos tener la autoridad y el
conocimiento necesarios para ofrecer ayuda a aquellos que inician el mismo
proceso.
7- La vida no vivida es una enfermedad de la que se puede
morir
En esta frase, Carl Jung nos habla de todas las cosas que no nos permitimos y que
por lo tanto dejamos de experimentar. Miedo, vergüenza, cumplir con
expectativas ajenas o convenciones sociales, no atender nuestras verdaderas
necesidades, no expresar lo que sentimos, inhibiciones… son las actitudes
causantes de que reprimamos nuestros auténticos deseos y necesidades.
La vida no vivida, por lo tanto, es la que realmente deseamos o necesitamos pero
que por todas las razones anteriores no nos dejamos vivir, causándonos
frustración, arrepentimiento y dolor. Las últimas palabras de Carl Jung en su
lecho de muerte fueron: «¡Qué maravilla, qué maravilla!«. Se cree que Jung se
refería a la vida que acababa, en su caso parece ser que este gran psicólogo se
encargó de no tener que arrepentirse de una «vida no vivida».

8- Todo depende de cómo vemos las cosas, y no de la forma


en que son en sí mismas
Sólo podemos percibir las cosas a través de nuestra propia mirada, en la que
inevitablemente influyen nuestras vivencias, deseos, creencias, miedos,
educación, emociones, etc… Dicho de otra manera: cada una de nosotras lleva
unas «gafas de ver el mundo», un filtro personal e intransferible con las que
interpreta la realidad a su manera.
Para quien tiene una visión trágica del mundo todo es dolor y sufrimiento, para
quien está siempre a la defensiva, todo es amenazante o agresivo… Allá donde
miramos nos vemos a nosotras mismas, puesto que proyectamos lo propio en
todo aquello que observamos. Tomar conciencia de ello es clave para poder
apartar las interpretaciones erróneas y las proyecciones que dificultan nuestras
relaciones y bienestar.
9- Todo lo que nos irrita de otros nos lleva a un
entendimiento de nosotros mismos
En línea con la anterior, podemos ver en esta frase de Carl Jung una nueva
referencia a la proyección. Teniendo en cuenta que proyectar es ver lo propio en
el exterior, a través de nuestras «gafas de ver el mundo» también proyectamos lo
nuestro sobre las personas que nos rodean.
La pregunta a hacernos en este caso es: ¿qué tiene que ver conmigo eso que me
molesta del otro?. A lo mejor no me doy permiso para hacer lo mismo y por eso
me molesta, quizás veo cosas en ti que rechazo de mí mismo, puede que crea que
necesita lo que en realidad necesito yo, o que siente emociones que me
pertenecen a mí… En cualquier caso, ver lo que nos molesta de los demás nos
permite mirarnos más profundamente y descubrir algo nuevo sobre nuestra
manera de ser.
10- La depresión es como una señora de negro. Si llega no la
expulses, más bien invítala como una comensal en la mesa,
y escucha lo que te tiene que decir
Por regla general nos esforzamos en eliminar el síntoma lo más rápidamente
posible sin preocuparnos en escuchar cuál es su mensaje. Como sucede por
ejemplo con la ansiedad, el estrés, el insomnio u otros problemas de carácter
emocional, psicológico y también físico, la gran mayoría de veces la depresión es
el síntoma, la señal de que hay algo que debe ser revisado, como la fiebre que
aparece en una infección.
Un síntoma no se presenta sin motivo, sino que cumple una función, está
respondiendo a algo que sucede en nuestro interior. Si nos limitamos a eliminarlo
porque nos resulta molesto, no podemos desvelar su origen ni llegar a un
entendimiento (ni sanación) en un nivel profundo. Un trabajo terapéutico serio no
se limita a eliminar malestares sin interesarse por el mensaje que éstos están
tratando de revelar.

11- No debemos pretender comprender el mundo sólo por el


intelecto, pues es sólo parte de la verdad. La psique humana
vive en unión indisoluble con el cuerpo, y tampoco puede
haber transformación sin tener en cuenta las emociones
A nivel social, cultural y educacional se potencia y valora el plano intelectual,
dejando de lado otros aspectos igualmente importantes como son los niveles
emocional y corporal. Siguiendo esta línea muchos enfoques psicológicos se han
centrado en la parte racional, aunque nuestros tres centros principales (cuerpo,
mente y emociones) se relacionan y afectan de forma constante.
Pretender comprender el mundo o a una misma sólo a partir del intelecto, pues,
nos da una visión sesgada e incompleta. Jung nos enseña que sólo a partir del
trabajo en los tres niveles se puede dar una transformación profunda.
Actualmente se ha demostrado, además, que las emociones y las experiencias
vividas en primera persona juegan un papel esencial a la hora de aprender y de
trabajar aspectos personales.
12- Cuando el amor es la norma, no hay voluntad de poder,

y donde el poder se impone,


el amor falta
En esta frase Jung habla de la contraposición entre amor y poder y nos recuerda
que una relación sana se establece a partir de la igualdad. La necesidad de
imponerse suele responder a una falta de amor y ser resultado de miedos e
inseguridades.
El control y la necesidad de poder en una relación induce al desequilibrio y a que
al menos una de las partes no tenga espacio ni libertad suficiente, hecho que
irremediablemente daña tanto a la parte oprimida como a la pareja.

13- Hasta que no te hagas consciente de lo que llevas en tu


inconsciente, éste último dirigirá tu vida y tú le llamarás
destino
Como hemos comentado en algunas de las frases anteriores, todos y cada uno de
nosotros tenemos aspectos que ignoramos y que, sin saberlo, marcan nuestras
elecciones, actitudes y contenido mental. Aunque obviamente el mayor
impedimento para liberarnos de pensamientos, emociones y actitudes menos
sanas son nuestros aspectos inconscientes negativos, en este plano desconocido
también hay recursos y elementos positivos que, cuando salen a la luz, nos
pueden ayudar en nuestro camino hacia el bienestar.
Hasta que no nos damos cuenta de cómo nuestro inconsciente dirige nuestras
vidas, a esta programación invisible la llamamos «personalidad», «destino» o
«libertad de elección» . En esta entrevista al máximo representante actual de la
terapia Gestalt, Claudio Naranjo dice: «Conocerse a sí mismo es conocer al falso
ser, a ese idiota que llevamos dentro que constantemente nos hace sufrir. Cuando
uno logra verlo, está comenzando a hacerse sabio. Es sanador tomar conciencia
de la agresividad inconsciente, del dolor inconsciente, del miedo inconsciente.”
Darse cuenta de lo propio es el primer e imprescindible paso para empezar a
despertar a nuestro verdadero «yo» y a ser realmente las directoras de nuestras
vidas
Jung nos invita a despertar, hacernos conscientes de cómo realmente somos y
explorar la zona oculta de nuestro iceberg personal. Conocernos para poder
trabajar nuestra parte más oscura, aceptarnos y ocuparnos de nuestra vida. Vivir
plenamente y desde la autenticidad. Respetarnos, respetar, y permanecer en el
camino del autoconocimiento.

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