Salvo A Pesar Del Suicidio
Salvo A Pesar Del Suicidio
Salvo A Pesar Del Suicidio
DEL SUICIDIO》
Introducción
Este fenómeno antropológico, que no se ve jamás en otros seres vivos, me refiero al suicidio, ha
causado daños sociales, emocionales y familiares devastadores a través de la historia del género
humano, actualmente esta práctica anormal ha ido aumentando considerablemente, esto nos
habla que nuestra sociedad está enferma del alma. Muchas personas han querido combatir las
depresiones, y desequilibrios mentales que provocan tan trágica decisión. Profesionales como
Neurólogos, sicólogos, siquiatras, la han combatido. Pero no solo ellos sino también ocultistas,
esotéricos, medicinas “alternativas” también han querido hacer su parte. Los primeros con muy
pocos resultados y los últimos con ninguno. De hecho estos últimos en innumerable ocasiones han
estado envueltos en problemas con respecto a los costos de los tratamientos acientíficos que le
suministran a los que sufren aquel flagelo. En honor a la verdad sus “medicinas” no pasan más allá
del efecto placebo. Cuando a las personas se les ha pasado el efecto de la sugestión se dan cuenta
que han sido estafados. En términos generales, tanto los profesionales como los ocultistas dan sus
servicios no por solidaridad o generosidad sino por lucro. Entendemos, claro está, que la mayoría
de los profesionales invirtieron en su educación no solo tiempo sino también dinero. Y por ningún
motivo pensamos que ellos tienen la misma formación que los ocultistas.
Ahora bien, el asunto en cuestión es la liberación de las almas oprimidas que buscan libertad. Y en
esta tónica nos preguntamos ¿qué acción ha sido verdaderamente eficaz en la liberación de
aquellas almas? Lo que definitivamente ha dado resultados satisfactorios es el MENSAJE DE
SALVACIÓN EN LA PERSONA DE JESUCRISTO. Recordemos que el ministerio del Señor estaba
enfocado en libertar (Isaías 61:1-3; Mt.3:16; Lc. 4:18-19; 7:22; Hch. 10:38), y hasta ahora Él liberta
(1Jn. 3:8). Muchas personas han abrazado este mensaje, que radica en la fe en Jesús, y han sido
liberados experimentando un gozo inefable, que jamás experimentaron antes. Conocido es por
todos que los que más han rehabilitado personas, en cuanto a su vida emocional, son los
predicadores del evangelio, ministros ordenados como hermanos en general, no por sí mismos,
sino por el mensaje centrado en la persona de Jesucristo (2Corintios 4:5; Jn.7:18; Hch.3:12-13; Rm.
15:18) y el poder del Espíritu Santo (1Cor. 2:4; 4:20; Rm. 15:19; 1Ts.1:5).
UN VENENO INOCULADO Y ENCUBIERTO CON FALSA ESPERANZA
¿Quiénes están enseñando esta herejía, que no haya asidero bíblico y que además podemos
afirmar que en otro tiempo jamás fue enseñada por ningún pastor o teólogo cristiano?
Los siguientes predicadores y teólogos sostienen la postura que el suicidio no hace perder la
salvación al que esta “electo” para ser salvo:
John MacArthur
John Piper
Steve Lawson
R. C. Sproul
Charles Stanley
Miguel Núñez
Cada uno de los mencionados es calvinista y además connotado en alguna área teológica. Sin
embargo, debemos decir que a pesar de que en algunas de sus posiciones doctrinales son muy
ortodoxos e incluso eruditos, en otras como el asunto en cuestión, su posición es perversa y
maligna, ajena a la Biblia y al pensamiento cristiano histórico. Nótese que ninguno de sus próceres
del pasado como Zwinglio, Calvino, Owen, Edwards, Spurgeon, etc., tuvo tal planteamiento en
susodicho asunto. Debemos enfatizar que definitivamente esta posición ni siquiera está
sustentada por el calvinismo histórico, por lo tanto tal planteamiento de que, alguien se puede
salvar a pesar que se suicide si es que es electo, es una innovación en las filas del calvinismo. Y es
un engaño (2Tm. 3: 8, 13; 2:16-17). Y para cualquier evangélico bíblico tal neoposición es doctrina
de demonios (1Tm. 4:1. Véase Gn. 3:3-5, 13; 1 Reyes 22:22; 2Cor.11:3, 13-15), inspirada o
influenciada por satanás quien es el padre de toda mentira (Jn. 8:44; Apoc. 12:9).
Desenmascarando la herejía demoníaca de David Logacho
“Una pregunta que normalmente surge en la mente de los creyentes, relacionada con el suicidio
es en cuanto al destino eterno del alma y espíritu de ese creyente. ¿Va al cielo, o al infierno?
Respecto a esto, la pregunta en realidad se reduce al asunto de si un verdadero creyente puede o
no perder su salvación. La Biblia provee abundante información en cuanto a que un genuino
creyente no puede perder su salvación, por cuanto todos sus pecados han sido ya juzgados en
Cristo. Esto de ninguna manera debe ser interpretado como un estímulo para que los creyentes se
suiciden, porque como ha quedado establecido, el suicidarse es un pecado porque pretende
usurpar la autoridad que sólo Dios tiene para otorgar y quitar la vida, porque niega el poder de
Dios, niega los propósitos de Dios para probar al creyente y niega las promesas de Dios de una
pronta liberación. Que un creyente genuino, tal vez en una crisis emocional y espiritual, atente
contra su propia vida, cae dentro de las posibilidades, pero de ninguna manera es lo que la Biblia
aconseja a los creyentes. El destino de cualquier persona que se ha suicidado no está determinado
por el acto de suicidio sino por su relación con Cristo. Si esa persona recibió alguna vez a Cristo
como su Salvador, es salva, pero si esa persona jamás recibió a Cristo como Salvador, no es salva.
Muchos piensan que el suicidio es el pecado imperdonable. Esta idea se fundamenta en el hecho
que cuando la persona comete suicidio es incapaz de pedir y recibir perdón después del acto, y por
lo tanto le espera el castigo eterno. Debido a que el suicidio es un homicidio de la propia persona,
es un acto pecaminoso. No obstante, el acto de suicidio no condena a ninguna persona al castigo
eterno. La salvación y la vida eterna son regalos que Dios otorga gratuitamente a todos los que
reconocen su condición pecadora ante Dios y confían de manera personal en la muerte de Cristo
en la cruz como el pago justo por su pecado. Juan 3:16 dice: Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna.
La salvación para cualquier persona descansa sobre la obra completa y perfecta de Jesucristo en la
cruz, no sobre el hecho de no cometer jamás algo que Dios ha catalogado como pecado. El
suicidarse no nos condena de por sí al castigo eterno, más que cualquier otro pecado por el cual
no hayamos pedido perdón en el momento de morir físicamente. Note lo que dice Romanos 8:1 y
complementario con esto, los versículos 37 a 39. Ahora, pues, ninguna condenación hay para los
que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Antes,
en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Rom 8:38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni
potestades, ni lo presente, ni lo por venir, Rom 8:39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa
creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Para el creyente no hay ningún acto o pecado individual que pueda anular la salvación, cambiar el
destino eterno o separar al creyente de Dios, y dentro de esto está el pecado de suicidio. Por
nuestra humana naturaleza pecaminosa que todavía poseemos a pesar de ser genuinos creyentes,
es posible pero no deseable que cometamos cualquier pecado, tanto algo que nosotros
consideramos como grave o algo que nosotros consideramos como nada grave. Si no fuera por la
cruz sobre la cual fue pagada eternamente la deuda por el pecado pasado, presente y futuro,
ninguno de nosotros podría estar seguro de tener salvación eterna, porque ¿Quién de nosotros,
creyentes podemos decir que nunca hemos pecado siendo ya creyentes?”.
David Logacho
Otro engañador dijo: “la salvación no depende de nuestro arrepentimiento, depende de los
méritos de Jesucristo al morir en la cruz por nosotros”.
Este seudo evangélico engañador de las almas dice que la salvación no depende del
arrepentimiento, a primera vista al plantear que salvación sólo depende de los méritos de
Jesucristo, parece muy ortodoxo, sin embargo ¿será posible que una persona sea salva sin haberse
experimentado el genuino arrepentimiento? Este engañador predica la salvación sin
arrepentimiento, por el contrario, Jesús comenzó su ministerio diciendo:
“(RV1909) Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del
reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y
creed en el evangelio (Mr. 1:14-15); Él también dijo: “…antes si no os arrepentís todos pereceréis
igualmente” (Lc. 13:3); también expresó: “(RV1909) Id, pues, y aprended lo que significa:
Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al
arrepentimiento” (Mt. 9:13). Y en otra ocasión expresó: “Desde entonces comenzó Jesús a
predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mt. 4:17). También
el Señor Jesús dijo: “(RV1909) Os digo, que así habrá más gozo en el cielo de un pecador que se
arrepiente, que de noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentimiento” (Lc. 15:7).
Este individuo obvió intencionalmente lo dicho por el Señor en Juan el bautista: “arrepentíos y
convertíos por que el reino de los cielos se ha acercado” (Mt. 3:2).
De hecho los discípulos luego de recibir las órdenes y directrices del Señor Jesucristo fueron a
predicar el evangelio. Las Escrituras constatan cuán medular fue la doctrina del arrepentimiento
en su predicación. Veamos “(RV1909) Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen”
(Mr. 6:12). Nótese que el Mesías resucitado reafirmó lo medular de la predicación del
arrepentimiento. Veamos: “(RV1909) Entonces les abrió el entendimiento, para que
comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo
padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el
arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén” (Lc.
24:45-47).
También en la predicación del apóstol Pablo vemos cuán central era el arrepentimiento. Veamos
como Pablo lo expresa con sus propias palabras: “(RV1909) Cómo nada que fuese útil he rehuido
de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas, Testificando á los Judíos y á los Gentiles
arrepentimiento para con Dios, y la fe en nuestro Señor Jesucristo” (Hch. 20:20-21).
¿De quién recibió Pablo tal comisión de Predicar el mensaje del arrepentimiento?
Del mismo Mesías Jesús (Hch. 26: 12-18). Es el mismo Pablo quien dice esto. Veamos: “(RV1909)
Por lo cual, oh rey Agripa, no fuí rebelde á la visión celestial: Antes anuncié primeramente á los
que están en Damasco, y Jerusalem, y por toda la tierra de Judea, y á los gentiles, que se
arrepintiesen y se convirtiesen á Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento” (Hch 26:19-20).
i. Voz formada a semejanza de homicidio, del lat. sui, de sí mismo, y caedere, matar.
iii. Acción o conducta que perjudica o puede perjudicar muy gravemente a quien la realiza. (RAE)
iv. m. Acción y efecto de suicidarse. DER. Para la mayoría de las legislaciones europeas y
sudamericanas, la tentativa de s. no está penada por la ley; no obstante, recibe castigo aquel que
induce a otro a que se suicide. En la legislación inglesa la tentativa de s. está penada, salvo que se
demuestre perturbación mental. (IBALPE)
El 11 de abril del 2008 se dictó una conferencia acerca del suicidio en la Universidad Católica de
Chile, organizado por el departamento de siquiatría de dicha universidad.
Los investigadores de aquella casa de estudios expresaron “Nos interesa porque es un problema
importante, porque está creciendo y porque es prevenible”.
Aunque en Chile la tasa de suicidios más alta corresponde a personas de más de 60 años, la
especialista de la Universidad Católica dice que son graves y preocupantes las tasas en el
segmento de los jóvenes entre 20 y 24 años, “porque además de ser las más altas, son las que más
aumentan. Incluso creemos que los indicadores pueden ser cinco veces más altos, ya que muchas
muertes juveniles, no se sabe si fueron por causa intencional o accidental.”
El suicidio en las mujeres es 3 veces menor, y la primera forma era a través del ahorcamiento y
después el uso de armas de fuego.
La cifra total de suicidios en los últimos 20 años fue de 5.924 adolescentes y jóvenes, sin mayores
diferencias por estratos sociales.
El principal motivo es la depresión, la cual está básicamente asociada a las siguientes causas:
3) La burla
4) El maltrato
5) La soledad
6) La falta de afectividad
7) Ideas de culpa
Los síntomas
Cambios de comportamiento.
Preocupación y verbalización por la muerte: “quiero matarme”, “ya no seré más un problema”,
“si me pasa algo sepan que”...
“Los jóvenes en riesgo –dice-deben tratarse con medicamentos y terapias psiquiátricas adecuadas
a lo menos durante un año, porque lo normal es que un hijo que da aviso, va a concretar el
suicidio. Además, la familia debe promover rutinas protectoras, como comer juntos una vez por
día o compartir actividades comunes que promuevan la comunicación entre padres e hijos.”
Se sabe que la clave para enfrentar el problema es abordar la depresión. “En países que han
abordado el manejo de los suicidios juveniles, aquellos con los mejores resultados que bajaron sus
tasas de suicidios, han sido los que trataron la depresión en niños y jóvenes.”
La doctora Eve Marie Apfelbeck Stegmann tiene como hipótesis la idea de que el suicidio en
adolecentes es causa psicológica.
A esto respondemos que claramente estas personas, a pesar de educación humanista, no pueden
llegar a reconocen, por no conocer a Dios y Su Palabra, que el problema proviene del ámbito
espiritual. Estos por regla general, debido a su compromiso con el naturalismo, no creen en lo
sobrenatural, es decir en lo espiritual, por ende por un lado rechazan la existencia de Dios; y de la
inspiración, autoridad, infalibilidad de las Sagradas Escrituras, por consiguiente rechazan la
existencia de los ángeles y de los milagros obrados por Dios (aunque hay algunos que creen por su
conocimiento de Dios y Su Palabra). Y por otro lado niegan la existencia del diablo, de los
demonios, etc.
Dios le da un valor maravilloso a la vida, recordemos que Él nos hizo a su imagen y semejanza. La
Escritura dice:
Gén 1:26 Y dijo Dios: Hagamos al hombre á nuestra imagen, conforme á nuestra semejanza; y
señoree en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en las bestias, y en toda la tierra, y en
todo animal que anda arrastrando sobre la tierra.
Gén 1:27 Y crió (creó) Dios al hombre á su imagen, á imagen de Dios lo crió; varón y hembra los
crió.
Gén 2:7 Formó, pues, Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra, y alentó en su nariz soplo de
vida; y fue el hombre en alma viviente. (1909)
Gén 2:7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento
de vida, y fue el hombre un ser viviente. (1960)
La Escritura es clara al decirnos que el que le dio la vida al hombre fue Dios, ya que le sopló
espíritu de vida y ahí llegó a ser un ser viviente. El hombre no se creó, por ende no se dio vida a sí
mismo, sino que fue Dios el que le dio la vida. Veamos otros textos que reafirman esto:
Job 33:4 El Espíritu de Dios me hizo, Y la inspiración del Omnipotente me dio vida.
Neh. 9:6 Tú, oh Jehová, eres solo; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, y toda su milicia,
la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas
cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran.
Jer. 38:16 Y juró el rey Sedechîas en secreto á Jeremías, diciendo: Vive Jehová que nos hizo esta
alma, que no te mataré, ni te entregaré en mano de estos varones que buscan tu alma.
Jn. 1:3 Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho, fue hecho.
Hch. 17:24 El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, éste, como sea Señor del
cielo y de la tierra, no habita en templos hechos de manos,
Hch. 17:25 Ni es honrado con manos de hombres, necesitado de algo; pues él da á todos vida, y
respiración, y todas las cosas;
1Tm. 6:13 Te mando delante de Dios, que da vida á todas las cosas…
Consideremos que Dios determina el día de la muerte del ser humano, y el hombre no debería
interrumpir aquello. Recordemos que Dios le dijo a satanás, cuando autorizó al ángel caído que
atacara a Job, que no tocara su vida (Job 2:6). Con esto queda evidenciado que es Dios quien tiene
el día y la hora del deceso terrenal de cada ser humano.
2) El valor de la vida.
El término hebreo para aliento es <neshamá> y significa: viento, aliento vital, inspiración divina,
espíritu, vida, etc. La LXX utiliza el término <psuje> esto es: espíritu, aliento, ánimo, etc.
La Escritura señala que Dios reprueba y castiga la muerte provocada de manera premeditada por
un hombre a otro. Veamos:
Gén 9:6 El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque
a imagen de Dios es hecho el hombre.
Dios rechaza que un ser humano le quite la vida a otro. Ahora bien ¿Por qué rechaza aquello?
Porque Él es el dador de la vida. Nos preguntamos ¿Si Dios condena que un hombre mate a otro,
aceptará que un hombre se quite la vida a sí mismo? Por supuesto que no ya que el acto
abominable del suicidio es que:
i. Con tal hecho se usurpa el acto que solo Dios debe hacer de cesar la vida de un ser humano
(1Sm. 2:6; Dt. 32:39. Véase también 2R 5:7. Compárese con Job 5:18; Salmo 68:20; Oseas 6:1;
Apoc. 1:18).
ii. Se violenta contra la imagen de Dios que tiene el ser humano (Gn. 1:26-27; 2:7).
i. Abimelec se suicidó mandando a su escudero a que lo matara ya que el orgulloso y loco rey no
quería que dijeran que una mujer lo había matado (Jueces 9:53-54).
ii. Saúl se suicidó echándose sobre su espada para no enfrentar y escapar de sus enemigos (1Sm.
31:4).
iii. El escudero de Saúl se suicida junto a Saúl, siguiendo a su líder endemoniado: (1Sm. 31:5).
iv. El rey Zimri quemó el palacio donde vivía y allí murió, ya que no quiso darle frente al general
Omri (1Reyes 16:18).
vi. Judas se suicidó luego de haber traicionado a Cristo y de haber devuelto el dinero que le habían
dado por su traición. Este se suicidó demostrando su remordimiento, y no arrepentimiento, por
haber traicionado un inocente (Mt. 27:1-10).
El suicidio se presenta como una solución a los diversos problemas que puede experimentar un ser
humano, sin embargo eso no es verdad, ya que el suicidio es una decisión que incitan los
demonios, para que el individuo que se quiere suicidar su problema lo eternice, es decir en vez de
alivianarse la persona, luego de aquel acto nefasto, comenzará a experimentar el castigo eterno en
el infierno.
Apoc. 21:8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y
hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y
azufre, que es la muerte segunda.
Pablo mismo habló acerca de uno de los orígenes del suicidio, y este acto horrible nunca ha estado
en la voluntad de Dios. La Escritura dice en 2Corintios 7:10
2Cor 7:10 Porque la tristeza que es según Dios produce un arrepentimiento para salvación, del
que no hay que tener pesar; pero la tristeza del mundo produce muerte.
2Co 6:16…Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré
entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo.
1Co 3:16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
Es decir, nuestro cuerpo, que es templo de Dios viene a ser morada del Espíritu Santo y la Escritura
señala enfática y categóricamente que el que destruya el templo de Dios, Dios le destruirá a él. La
Escritura dice:
1Co 3:17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de
Dios, el cual sois vosotros, santo es.
1Co 3:18 Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo,
hágase ignorante, para que llegue a ser sabio.
1Co 3:19 Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El
prende a los sabios en la astucia de ellos. (RV60)
Versiones comparadas
(Arcas Fernández) Si destruís el templo de Dios, Dios mismo os destruirá a vosotros; no en vano
el templo de Dios es algo santo, y vosotros mismos sois ese templo.
(BAD) Si alguno destruye el templo de Dios, él mismo será destruido por Dios; porque el templo
de Dios es sagrado, y vosotros sois ese templo.
(DHH) Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es
santo, y ese templo son ustedes mismos.
Vincent Van Gogh (1853-1890. Siglo XIX) es un triste ejemplo que encontramos en la historia de los
genios del arte de la pintura. Este individuo fue hijo de un pastor protestante. Van Gogh llegó a ser
un predicador dedicado a la evangelización, lamentablemente al cabo de un tiempo abandonó a
Dios y por ende la evangelización, para dedicarse a su vida de artista. Con el devenir del tiempo
fue cayendo en un tremendo precipicio espiritual y emocional que decantó en un suicidio,
producto de haber sido engañado por satanás y los demonios.
El ser humano tiene un enemigo de su alma. Y este es satanás (Véase. Job 1:11; 2:2, 4-60.
Confiérase Apoc. 20:2-3, 10), quien es padre de mentira (Jn. 8:48), él vino a matar hurtar y destruir
(Jn. 10:10).
Nunca olvide que satanás es el engañador por antonomasia (2Cor. 11:3; Apoc. 12:9), de hecho
incluso se disfraza como ángel de luz (2Cor. 11:14), y sus secuaces, los demonios, se disfrazan
como ministros de justicia (2Cor. 11:15).
Es precisamente satanás quien ciega el entendimiento de los incrédulos para que no les
resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo (2Cor. 4:4).
Nuestra lucha es contra satanás y sus huestes espirituales de maldad (Ef. 6:12).
El enemigo constantemente acecha (Ef. 6:11b), y como león rugiente pretende devorar a sus
víctimas (1Pedro 5:8).
Él trabaja en los que han rechazado el gobierno del Espíritu Santo (Jn. 13:2; Hch. 5:3).
Él tienta a aquellos matrimonios que se abstienen de su actividad sexual sin mutuo acuerdo
(1Cor.7:5).
La Escritura nos manda a que no debemos darle lugar a satanás (Ef. 4:27).
No debemos dejar que gane ventaja sobre nosotros pues no ignoramos sus maquinaciones
(2Cor. 2:11).
En esta lucha debemos someternos a Dios y resistir al diablo, y huirá de nosotros (Santiago 4:7).
Las Escritura nos promete que el Dios de paz aplastará a satanás en breve bajo nuestros pies
(Rm. 16:20).
Ministración de fe
Dios y sus siervos predican de la fe y la esperanza en Jesús para que nadie se suicide. La Escritura
provee ejemplo de gente que venció toda opresión por la misericordia de Dios:
Ejemplo Escriturales de fieles que fueron atacados por los demonios y el diablo, tentándoles para
suicidarse. Pero que sin embargo vencieron a esos demonios por el poder de Dios. Veamos:
1) Elías oprimido desea morir, sin embargo Dios envía un ángel de Dios que le trae un mensaje de
restauración al profeta de Dios (1Reyes 19:4-15).
2) En el momento de mayor crisis Job vence por la misericordia de Dios (Job 1; 2, 42:1-17).
3) Jesús es tentado por satanás para que se suicidara, no obstante el Mesías lo vence. Los eruditos
judíos dicen que el pináculo del templo tenía como altura máxima 180 metros de altura y de ese
punto satanás quería que el mesías se suicidara.
Mat 4:6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará
acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra.
Mat 4:7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.
Es importante tener presente que: “(RV1909) Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor,
sino el de fortaleza, y de amor, y de templanza” (2Ti 1:7); “(RV60) Porque no nos ha dado Dios
espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2Ti 1:7). Véase Rm. 8:15.
La Biblia nos enseña que el temor se manifiesta cuando el amor no se ha perfeccionado: “(RV60)
En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en
sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. Nosotros le amamos a él,
porque él nos amó primero” (1Jn 4:18-19).
(RV60) Zac 4:6 Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es Palabra de Jehová a Zorobabel,
que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Debemos tener plena confianza que el Espíritu Santo trabaja en conjunto con el Señor Jesucristo,
siendo él el que libra a los oprimidos por el diablo, cuando el oprimido cree en el Señor Jesús y se
humilla a él. Las Escrituras nos testifican del poder del Mesías:
Hch 10:38 cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste
anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
1Jn. 3:8...Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.
Recordemos que el Señor Jesucristo despojó a los principados y a las potestades, avergonzándolos
y triunfando sobre ellos en la Cruz del calvario (Col. 2:15). Y tengamos presente que el Espíritu
Santo es el Paracletos, si él es el que nos ayuda, anima y consuela (Jn. 14:16-17, 26; 15:26; 16:7).