Kuhn Thomas - Qué Son Las Revoluciones Científicas
Kuhn Thomas - Qué Son Las Revoluciones Científicas
Kuhn Thomas - Qué Son Las Revoluciones Científicas
Ediciones Paidós
I.C.E. de la Universidad Autónoma de Barcelona
B arcélona-B uenos A ires-M éxico
Título original:
What are Scientific Revolutions?
© 1987 by Massachusetts Instituía of Technology, Cambridge - Lon
dres
Commensurability, comparability, communicability
© The Philosophical of Science Assodatlon, Universidad de Mi
chigan, East Lansing
Rationality and Theóry Choice
© The Journal of Philosophy, Nueva York
cultura L ibre
Cubierta de Mario Eskenazi y Pablo Martín Badosa
1.‘ edición, 1989
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ISBN: 84-7509-544-5
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Impreso en Hurope, SA.
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Impreso en España - Printed in Spain
SUMARIO
2. Conmensurabilidad,comparabilidad y
comunicabilidad............................ 95
II
III
IV
VI
VII
Como quiera que sea, Kuhn piensa que todavía
no disponemos de una alternativa viable al «para
digma epistemológico tradicional» de la experien-
19. Piaget, op. cit., en nota 16, pág. 189.
20. Lo curioso, y que podría apuntar a un error mío, es
que Kuhn ha usado, digamos que «parcialmente», la analo
gía con el fenómeno estudiado por Piaget en su importante
26 ¿QUÉ SON LAS REVOLUCIONES CIENTIFICAS?
cía neutra y fija a partir de la cual en distintos
momentos se harían distintas interpretaciones, y
propone una modificación de éste. Es decir, niega
la identificación de «estímulo», que sí es común,
y «sensación», que se tiene desde un paradigma, y
sugiere que la interpretación, a la que parece no
poder renunciar, se dará no a partir de los estímu
los, sino de las sensaciones.21Este es posiblemente
el punto que Kuhn considera el central de toda
su filosofía. Como puede verse, en 1965, al contes
tar a sus críticos, lo considera el punto crucial de
su divergencia con éstos; insiste en él'cuando, en
1969, acusa a los filósofos de la ciencia de la poca
atención que han prestado al enlace lenguaje-natu
raleza suponiéndolo aproblemático,22 y es el tema
omnipresente en los ensayos que presentamos, en
artículo «La función de los experimentos mentales». En
op. cit.,nota 7, 263-290, donde se traduce «experimentos ima
ginarlos».
21. Véase E.R.C., págs. 191-197. Aunque en esta introduc
ción me limito voluntariamente a la obra de Kuhn, pueden
compararse al respecto los textos de Hanson (Patrones de
descubrimiento. Observación y explicación, Madrid, Alianza,
1977, págs. 77-112) y de Feyerabend (Contra el método, Bar
celona, Ariel, 1974, págs, 140-141, y Tratado contra el método,
Madrid, Tecnos, 1981, págs. 214 y sigs.)
22. Véase, por una parte, el texto citado en la nota 14,
págs. 435 y sigs. Por otra, Khun, «Segundas reflexiones acerca
de los paradigmas», en Frederick Suppe (comp.) La estructu
ra de las teorías científicas, Madrid, Editora Nacional, 1979,
págs. 509 y sigs. En este libro pueden encontrarse las confe
rencias, comentarios y discusiones correspondientes al sim
posio que se celebró en Urbana en 1969. También se ha publi
cado el texto de Kuhn, el comentario de Suppe y la discusión
a i Kuhn, Segundos pensamientos sobre paradigmas, Madrid,
INTRODUCCIÓN 27
especial en el titulado «Conmensurabilidad, com-
parabilidad y comunicabilidad».
Parece claro que, a lo largo de estos años, se
ha dado un proceso en el que la posible solución
está más próxima sólo en el sentido de que Kuhn
ha ido afinando el planteamiento del problema
mediante la identificación de los datos esenciales.
Pero el problema, quiero decir el de Kuhn, ha
crecido.23
Por una parte, hemos visto que en E.R.C. Kuhn
ilustraba la inconmensurabilidad mediante ana
logías y términos perceptuales. La analogía con
las reestructuraciones «perceptivas» de la teoría
de la Gestalt era central. Se describía la divergen
cia paradigmática como «ver» cosas distintas «mi
rando» lo mismo. Parecía que todo ello nos
aproximaba a la «psicología de la investigación
científica», y ésta era la alternativa que, en 1965,
sugería Kuhn a la «lógica del descubrimiento» de
Popper.24 Eñ 1969 insistía en un enfoque que toda
Tecnos, 1978. Además se publicó este texto de Kuhn en La
tensión esencial..., donde, de nuevo, se hizo una traducción
distinta del título.
23. Hago la precisión de que es el problema de Kuhn
porque no parece ser el mismo que se plantean los interlo
cutores que él menciona. Mientras muchos de éstos se plan
tean aún si hay inconmensurabilidad o no —para el histo
riador ésta es básicamente una cuestión de hecho y el estudio
histórico es el que puede demostrar si la hay o no—, lo que
plantea Kuhn es qué características tiene y la exploración de
sus consecuencias.
24. Véase Lakatos y Musgrave (comps.), op. cit., págs. 81-
115. £1 título «Lógica del descubrimiento o psicología de la
investigáción» resulta equívoco porque quien sí propone una
28 ¿QUÉ SON LAS REVOLUCIONES CIENTÍFICAS?
vía primaba la dimensión «perceptiva» del proble
ma. Baste recordar el proceso de aprendizaje de
reconocimiento de distintas aves por parte de
Johnny y el programa de simulación de ordenador
de que nos habla en «Segundos pensamientos».2*
Naturalmente, en este ejemplo de Kuhn están im
plicadas cuestiones de lenguaje. Pero se sigue tra
tando en términos de «reprogramación neuronal»,
o del «mecanismo nervioso por el que él (Johnny)
elabora los estímulos visuales», y de teoría de la
percepción. Ahora, en los artículos que aquí se
traducen, hay un claro desplazamiento hacia un
planteamiento que se da en el marco de la filo
sofía del lenguaje o ámbitos próximos. No me
atrevo a pronunciarme sobre la radicalidad de
este cambio que el mismo Kuhn reconoce en las
primeras páginas del segundo artículo que pre
sentamos. En la nota 3, Kuhn advierte, refirién
dose a Feyerabend: «Pero mientras él restringía
la inconmensurabilidad al lenguaje, yo hablaba
también de diferencias de “métodos, campos de
«lógica del descubrimiento» es Hanson, y desde luego Popper
no se ha ocupado jamás de ésta, ni parece creer que pueda
existir. La ambigüedad procede de que aquí se ha traducido
«Logic of discovery» por «Lógica del descubrimiento». Sea
más o menos correcta, la traducción de la obra de Popper
The logic of scientific discovery por La lógica de la investi
gación científica, tal como la hizo V. Sánchez de Zavala en
Tecnos, disminuye, por lo menos, la ambigüedad. También
este caso puede ilustrar los problemas de traducción e inter
pretación que trata Kuhn.
25. Véase Frederick Suppe (comp.), op, cit,, págs. 524
y sigs.
INTRODUCCIÓN 29
problemas y normas de resolución”, algo que ya
no haría excepto en la medida, bastante conside
rable, en que estas últimas diferencias son conse
cuencias necesarias del proceso de aprendizaje del
lenguaje».36 Habría que evaluar esa «medida».
Yendo ahora, brevemente, al contenido de este
cambio, según Kuhn, sus críticos, a pesar de reco
nocer los problemas y apuntar las líneas de salida
adecuadas, llegan a la conclusión de que, en últi
ma instancia, es posible una traducción y que eso
es incompatible con la inconmensurabilidad.21
Frente a esta crítica, Kuhn denuncia que se están
confundiendo dos procesos distintos: «traduc
ción» e «interpretación», identificados hasta aho
26. Véase la nota 3 del artículo «Conmensurabilidad...»
que se traduce a continuación.
27. Este no es el tipo de crítica puramente formalista
que encontrábamos expresada de modo típico y extremo en
Cari R. Kordig, The justification of scientific Change, Boston
Stud. Phil. Se. Reidel Publis. Co. Dordrecht-Holland, 1971,
págs. 58 y sigs. Aquí se daban básicamente dos pasos. El pri
mero atribuye injustificadamente a la inconmensurabilidad
de Kuhn consecuencias como la imposibilidad total de co
municación entre científicos, de la competición entre teorías
y en especial, la «variación radical de significado». (Respecto
a lo que tienen en común partidarios de distintos paradigmas
véase Kuhn, E.R.C., págs. 203, 237-238; 249; 264, 265-267; 304;
F. Suppe, op. cit., 459; 522-523; Lakatos y Musgrave [comp.],
op. cit., pág. 447.) A partir de ahí el argumento era que da
das estas consecuencias «indeseables» e «inaceptables», no
hay inconmensurabiildad. En ningún momento se acude a la
historia de la ciencia para comprobar si lo que Kuhn des
cribe se da o no. Frente a esto, la crítica que nos ocupa ve
en la propia historia de la ciencia de Kuhn un contraejemplo
de la inconmensurabilidad. Véanse los parágrafos I y II de
«Conmensurabilidad...», que se traduce a continuación.
30 ¿QUÉ SON LAS REVOLUCIONES CIENTIFICAS?
ra como «traducción». La comunicación entre dos
miembros de distintos paradigmas puede darse
en ausencia de una traducción, porque de hecho
utilizan el mismo recurso que los historiadores a
la hora de entender una teoría y su lenguaje del
pasado, es decir, la «interpretación». Un proceso
que no consiste en la traducción término a térmi
no y término-referente, sino que es anterior a ésta.
Esto es, el «aprendizaje» del lenguaje en cuestión,
es decir, de las técnicas —de carácter no mera
mente convencional— para conectar palabras y
frases con la naturaleza. También, o dicho de otro
modo, debemos suponer que ésta es la manera de
aprender a usar «ejemplares», que es el problema
que Kuhn convertía en centro de su preocupación
en 1969.
Pero además, mientras que, cuando en E.R.C.
planteaba los problemas de comunicación entre
miembros de distintos paradigmas, Kuhn afirmaba
que muchos términos eran comunes y la «incon
mensurabilidad» se restringía a unos pocos que
los oponentes deberían tratar de localizar y ana
lizar, ahora introduce su tesis del «holismo». Los
miembros de una misma comunidad lingüística
—científica o no— no comparten ya términos que
se usan del mismo modo o tienen los mismos refe
rentes, entre los cuales hay algunos que son cru
ciales y determinan su comunicación parcial con
los miembros de otra comunidad, porque en ésta
los usan de otro modo o con distintos referenjes.
Lo que comparten es «la homología de la estruc
tura léxica». Cuando esta estructura no es la mis
INTRODUCCIÓN 31
ma, y no cuando ésta o aquella técnica de identi
ficación de un referente no se conoce, es cuando
el «mundo es diferente, el lenguaje es privado y
cesa la comunicación, hasta que un grupo aprenda
el lenguaje del otro».2*
Cuando uno observa el diálogo de Kuhn con
sus interlocutores hay una característica que llama
la atención. Desde 1962 hasta hoy ha conseguido
mantener el interés de sus críticos, algunos ya muy
antiguos. Lo que no parece haber conseguido es
que acepten que la investigación se lleve a cabo
por los rumbos que él propone, es decir, que acep
ten su planteamiento del problema y sus modos
de hallar una solución. Lo cual pone de manifiesto
por lo menos dos cosas. La primera es la centra-
lidad de las cuestiones que propone, incluso para
sus críticos y cualquiera que sea la perspectiva
que éstos usen. La segunda, que supuestos esen
ciales que, al margen de otros personales, subya-
cían al rechazo de Popper a la propuesta de Kuhn
respecto al tipo de investigación a desarrollar,®
siguen condicionando el diálogo en la filosofía de
la ciencia. Esto nos lleva a la ubicación de Kuhn
y sus planteamientos en la filosofía de la ciencia.
VIII
XII
o Hi i i i i i i i i i i i i e
i I I I I I I ■ < I 4 I l | |
l
azar de moléculas entre esas celdillas, extrayendo
papeletas numeradas de una urna para especificar
la asignación de cada molécula y excluyendo todas
las distribuciones con enegía total diferente de E.
Por ejemplo, si la primera molécula era asignada
a la última celdilla (energía E), entonces la única
distribución aceptable sería la que asignara todas
las otras moléculas a la primera celdilla (ener
gía 0). Está claro que esta distribución particular
es muy improbable. Es mucho más probable que
la mayoría de las moléculas tengan una energía
apreciable, y utilizando la teoría de la probabili
dad puede calcularse cuál es la distribución más
probable de todas. Moltzmann mostró cómo ha
cerlo, y su resultado fue idéntico al obtenido pre
¿QUÉ SON LAS REVOLUCIONES CIENTÍFICAS? 81
viamente por él mismo y otros empleando medios
más problemáticos.
Ese modo de resolver el problema se inventó
en 1877, y veintitrés años más tarde, a fines de
1900, Max Planck lo aplicó a un problema que pa
recía ser bastante diferente, la radiación del cuer
po negro. Físicamente, el problema consiste en ex
plicar cómo cambia el color de un cuerpo con la
temperatura al calentarlo. Piénsese por ejemplo
en la radiación de una barra de hierro, la cual,
cuandó la temperatura aumenta, primero emite
calor (radiación infrarroja), luego se pone incan
descente, y posteriormente pasa a un blanco bri
llante. Para analizar esta situación, Planck imaginó
un recipiente o cavidad lleno de radiación, esto es,
luz, calor, ondas de radio, etc. Además, supuso que
la cavidad contenía un gran número de lo que
llamó «resonadores» (estos pueden imaginarse
como diminutos diapasones, cada uno de los cua
les es sensible a la radiación de una frecuencia y
no a la de otras). Estos resonadores absorben ener
gía de la radiación, y la pregunta de Planck fue:
¿cómo depende la energía absorbida por cada re
sonador de su frecuencia? ¿Cuál es la distribución
de frecuencias de la energía en los resonadores?
Así planteado, el problema de Planck era muy
similar al de Boltzmann, y Planck aplicó así las
técnicas probabilistas de éste. Hablando en térmi
nos generales, Planck utilizó la teoría de la proba
bilidad para calcular la proporción de resonadores
que se asignaba a cada una de las distintas celdi
llas, de la misma manera que Boltzmann había
82 ¿QUÉ SON LAS REVOLUCIONES CIENTÍFICAS?
i » ■ i i i * i r i i » i i i
O If rI ' HI I lI lI l I l I It II I I lI iI l I i I E
M1i 1M
ei
2.1. I n c o n m e n s u r a b il id a d local
2 ,2 . T r a d u c c ió n f r e n t e a in t e r p r e t a c ió n
tura peluda, con orejas largas, con una cola que se parece a
un atrbusto...» es demasiado larga y compleja como para ser
una traducción de un solo término a otra lengua. Pero yo
me inclino a pensar que cualquier término que pueda ser
introducido mediante una secuencia puede internalizarse de
tal forma que, con práctica, sus referentes puedan recono
cerse directamente. En cualquier caso, lo que a mí me preo
cupa es una versión más fuerte de la intraducibilidad, aquella
en la que ni siquiera largas secuencias están disponibles.
108 ¿QUÉ SON LAS REVOLUCIONES CIENTÍFICAS?
2 .3 . D e t e r m in a c ió n de l a r e f e r e n c ia
FRENTE A TRADUCCIÓN
Así pues, mi tesis es que los historiadores e
historiadoras de la ciencia que intentan compren
der textos científicos antiguos se encuentran regu
larmente con ese tipo de circunstancias, aunque
no siempre las reconozcan. Philip Kitcher ha utili
zado uno de mis ejemplos habituales, la teoría del
flogisto, como base de una penetrante crítica de
la noción de inconmensurabilidad. El punto en
cuestión resultará considerablemente clarificado
si expongo primero el meollo de su crítica, y luego
indico dónde, en mi opinión, dicha crítica se equi
voca.
Creo que Kitcher tiene razón cuando señala
que el lenguaje de la química del siglo xx puede
utilizarse para identificar los referentes de los tér
minos y expresiones de la química del siglo xvm,
al menos en la medida en que estos términos y
expresiones efectivamente tienen referente. Por
ejemplo, cuando se lee un texto de Priestley y se
piensan desde un punto de vista moderno los ex
perimentos que describe, se ve que «aire desflogis-
tizado» se refiere algunas veces al mismo oxígeno
y otras a una atmósfera enriquecida con oxígeno.
«Aire flogistizado» es normalmente aire del que
se ha eliminado el oxígeno. La expresión «a es más
rico en flogisto que 3» tiene el mismo referente
que «« tiene mayor afinidad con el oxígeno que 3».
En algunos contextos, por ejemplo en la expresión:
«En la combustión se emite flogisto», el término
CONMENSURABILIDAD 109
«flogisto» no tiene referente en absoluto, pero hay
otros contextos en los que se refiere al hidrógeno
(Kitcher, 1978, págs. 531-536).
No tengo ninguna duda acerca de que los his
toriadores e historiadoras que tratan con textos
científicos antiguos pueden usar, y deben hacerlo,
el lengu¿je moderno para identificar los referentes
de los, términos anticuados. Igual que cuando el/
la indígena señala con su dedo gavagais, esas deter
minaciones de la referencia proporcionan con fre
cuencia los ejemplos concretos que pueden per
mitir al historiador aprender qué significan las
expresiones problemáticas en su texto. Además,
la introducción de terminología moderna permi
te explicar en qué áreas las teorías antiguas
tuvieron éxito y poV qué lo tuvieron.* Sin em
bargo, Kitcher describe este proceso de deter
minación de la referencia como una traducción,
y sugiere que su disponibilidad debería poner pun
to final a las discusiones sobre inconmensurabi
8. Kitcher supone que sus técnicas de traducción le per
miten especiñcar los enunciados de la teoría antigua que eran
verdaderos y los que eran falsos. Así, los enunciados acerca
de la sustancia liberada en la combustión eran falsos, pero
los enunciados acerca del efecto del aire desflogistizado sobre
las actividades vitales eran verdaderos porque en ellos «aire
desflogistizado» se refería al oxígeno. Sin embargo, yo creo
que lo único que está haciendo Kitcher es usar la teoría mo
derna para explicar por qué alguáos enunciados afirmados
por los que seguían la teoría antigua eran confirmados por
la experiencia y otros no. La habilidad para explicar estos
éxitos y fracasos es básica para la interpretación de los tex
tos que efectúa el historiador de la ciencia. (Si una interpreta
ción atribuye al autor de un texto aserciones repetidas que ob
110 ¿QUÉ SON LAS REVOLUCIONES CIENTÍFICAS?
lidad. Me parece que está equivocado en ambos
aspectos.
Vamos a pensar por un momento qué aspecto
tendría un texto traducido empleando las técnicas
de Kitcher. Por ejemplo, ¿cómo se traducirían las
ocurrencias de «flogisto» que no tienen referente?
Una posibilidad —sugerida tanto por el silencio
de Kitcher sobre la cuestión como por su preocu
pación por preservar los valores de verdad, los
cuales son problemáticos en estas ocasiones— se
ría dejar en blanco los espacios correspondientes.
Sin embargo, dejar espacios en blanco equivale
a fracasar como traductor o traductora. Si sólo
pueden traducirse las expresiones que tienen refe
rente, entonces ninguna obra de ficción podría tra
ducirse y, en cuanto a la cuestión que nos ocupa,
los textos científicos antiguos deberían tratarse,
como mínimo, con la misma cortesía que se em
plea al tratar con obras de ficción.^Dichos textos
nos informan de lo que creían los científicos del
pasado independientemente de su valor de verdad,
y esto es lo que una traducción debe comunicar.
Como alternativa, Kitcher podría usar la mis
ma estrategia dependiente del contexto que desa
servaciones fácilmente obtenibles hubieran debilitado, enton
ces es casi seguro que la interpretación es errónea, y el histo
riador debe comenzar su trabajo de nuevo. Véase Kuhn [1964]
en Kuhn [1977] para todo lo reerente a este caso.) Pero ni la
interpretación ni las técnicas de traducción de Kitcher permi
ten declarar verdaderos o falsos los enunciados individuales
que contienen términos de la antigua teoría. Yo creo que las
teorías son estructuras que deben evaluarse globalmente.
CONMENSURABILIDAD 111
rrolló para los términos que tienen referente, como
es el caso de «aire desflogistizado». Siguiendo este
procedimiento, «flogisto» se traduciría algunas ve
ces por «sustancia liberada por los cuerpos en
combustión», otras por «principio metalizador»,
y aún otras por locuciones diferentes. Sin embar
go, esta estrategia conduce asimismo al desastre,
no sólo con términos como «flogisto», sino tam
bién con expresiones que tienen referente. La uti
lización de una $ola palabra, «flogisto», junto con
compuestos que derivaban de ella, como «aire des
flogistizado», es una de las formas de comunicar
las creencias que tenía el autor del texto original.
Sustituir expresiones relacionadas por expresio
nes que, o bien no tienen ninguna relación, o bien
están relacionadas de forma muy diferente, hace
que, en ocasiones, términos del texto original que
son idénticos disimulen, como mínimo, aquellas
creencias, con lo cual el texfo original resulta inco
herente. Al examinar una traducción efectuada si
guiendo el método propuesto por Kitcher sería
casi siempre imposible entender por qué esos enun
ciados figuraban yuxtapuestos en un solo texto.9
Para ver más claramente lo que está en juego
cuando se trata con un texto científico antiguo,
vamos a considerar el siguiente epítome de algu
nos aspectos centrales de la teoría del flogisto. En
aras de la claridad y la brevedad lo ^e construido
9. Por supuesto, Kitcher explica estas yuxtaposiciones re-
curriendo a las creencias del autor del texto y a la teoría mo
derna. Pero los pasajes en que lo hace son glosas; no forman
parte de su traducción en absoluto.
112 ¿QUÉ SON LAS REVOLUCIONES CIENTÍFICAS?
yo m ism o , p ero, d eja n d o a u n la d o cu estio n es de
e stilo , podría h ab er sid o extraíd o d e u n m an u al
de química del sig lo XVIII.
Todos los cuerpos físicos están compuestos de ele
mentos y principios químicos. Los principios dotan
a los elementos de propiedades especiales. Entre los
elementos están las tierras y los aires, y entre los
principios el flogisto. Un conjunto de tierras, por
ejemplo carbono y sulfuro, es especialmente rico
en flogisto en su estado normal y deja un residuo
ácido cuando se le priva de él. Otro conjunto, los
residuos de la calcinación o minerales, es normal
mente pobre en flogisto, pero cuando se impregna
de él se convierte en brillante, dúctil y buen
conductor del calor (o sea metálico). Durante la
combustión i otros procesos afines, como la cal
cinación y la respiración, tiene lugar una trans
ferencia de flogisto al aire. El aire cuyo contenido
flogístico (aire flogistizado) se ha incrementado de
esta manera ve reducida su elasticidad y su capa
cidad para mantener la vida. El aire del que se
ha eliminado parte de su contenido flogístico (aire
desflogistizado) mantiene la vida de forma especial
mente vigorosa.
El manual continúa, pero con este extracto
tendremos suficiente.
El epítome que he construido consta de enun
ciados que proceden de la química del flogisto. La
mayoría de las palabras que figuran en estos enun
ciados aparecen en los textos de la química del
siglo xviii y en los de la del siglo xx, y funcio
nan igual en ambas. Unos pocos términos más,
muy particularmente «flogistización», «desflogisti-
zación» y los que están relacionados con ellos, pue
CONMENSURABILIDAD 113
den reemplazarse por frases en las que únicamente
el término «flogisto» es ajeno a la química mo
derna. Pero después de efectuar todas estas sus
tituciones queda un pequeño número de términos
que no tienen ningún, equivalente en el vocabulario
químico moderno. Algunos han desaparecido to
talmente del lenguaje de la química: «flogisto» es
el ejemplo más obvio. Otros, como el término
«principio», han perdido toda su significación pu
ramente química. (La exhortación: «Purifica tus
reactivos» es un principio químico en un sentido
muy diferente de aquel en qfte el flogisto lo era.)
Otros términos, como por ejemplo «elemento»,
son todavía esenciales en el vocabulario químico
y heredan algunas funciones de sus homónimos
más antiguos. Pero términos como «principio», los
cuales se aprendían anteriormente con aquéllos,
han desaparecido de los textos modernos, y con
ellos ha desaparecido igualrríente la antigua gene
ralización constitutiva según la cual cualidades
como el color y la elasticidad proporcionaban una
evidencia directa de la composición química. El
resultado es que tanto los referentes de estos tér
minos supervivientes como los criterios para iden
tificarlos se han alterado ahora drástica y siste
máticamente. En ambos aspectos, el término «ele
mento» funcionaba en la química del siglo xvm
de forma muy similar a la frase modeyna «estado
de agregación^ y al término moderno «elemento».
Tanto si tienen'referente como si no, esos tér
minos de la química del siglo xvm —términos
como «flogisto», «principio» y «elemento»— no
114 ¿QUÉ SON LAS REVOLUCIONES CIENTIFICAS?
son eliminables de ningún texto que pretenda ser
una traducción de un original flogístico. Deben ser
vir, por lo menos, como variables para los con
juntos interrelacionados de propiedades que per
miten la identificación de los referentes común
mente aceptados de esos términos. Para que un
texto que expone la teoría del flogisto sea cohe
rente debe considerar la sustancia liberada en la
combustión como un principio químico, el mismo
que hace que el aire sea irrespirable y que además
deja un residuo ácido cuando se le elimina de un
material apropiado. Pero además de no ser elimi
nables, parece que esos términos no son reempla
zables individualmente por un conjunto de frases
o palabras modernas. Y si éste es el caso —una
cuestión que consideraré inmediatamente— en
tonces el pasaje construido que he citado anterior
mente en el que esos términos aparecían no puede
ser una traducción, al menos no en el sentido de
este término que es habitual en la filosofía reciente.
2.4. E l h is t o r ia d o r com o in t é r pr e t e
Y MAESTRO DEL LENGUAJE
Ahora bien, ¿es correcto afirmar que términos
químicos del siglo x v iii como «flogisto» no son
traducibles? Después de todo, ya he descrito en
lenguaje moderno varias maneras en las que el
término antiguo «flogisto» tiene referente. Por
ejemplo, el flogisto se libera en la combustión;
reduce la elasticidad del aire y sus propiedades
CONMENSURABILIDAD 115
para mantener la vida, etc. Parece que podrían
construirse frases como éstas en lenguaje moder
no para producir una traducción de «flogisto» al
lenguaje moderno. Pero esto no es así. Entre las
frases que describen cómo se identifican los refe
rentes del término «flogisto» hay algunas que in
cluyen otros términos intraducibies, como «prin
cipio» y «elemento». Estos términos constituyen,
junto con «flogisto», un conjunto interrelacionado
o interdefinido que debe aprenderse a la vez, como
un todo, antes de que cualquiera de ellos pueda
utilizarse para describir fenómenos naturales.™
Sólo después de que estos términos se hayan
aprendido de esta manera se puede reconocer la
química del siglo xvm por lo que fue: una disci
plina que no sólo difería de su sucesora en el si
glo xx en lo que tenía que decir sobre sustancias
y procesos individuales, sino también en la forma
en que estructuraba y parcelaba una gran parte
del mundo químico.
Un ejemplo más restringido clarificará este
punto. Al aprender mecánica newtoniana, los tér
minos «masa» y «fuerza» deben aprenderse a la
vez, y la segunda ley de Newton debe desempeñar
un papel en dicho aprendizaje. Esto es, no se pue
de aprender «masa» y «fuerza» independiente
mente y luego descubrir empíricamente que la fuer
za es igual a la masa por la aceleración. Tampoco
10. Quizá sólo «elemento» y «principio» deban aprender
se simultáneamente. Una vez que se han aprendido —pero
sólo entonces— «flogisto» podría ser introducido como un
principio que se comporta de ciertas maneras especificables.
116 ¿QUÉ SON LAS REVOLUCIONES CIENTÍFICAS?
se puede aprender primero «masa» (o «fuerza»)
y luego usarlo para definir «fuerza» (o «masa»)
con la ayuda de la segunda ley. En realidad, los
tres deben aprenderse a la vez, como partes de
un modo globalmente nuevo (pero no enteramente
nuevo) de hacer mecánica. Desgraciadamente, las
formalizaciones habituales oscurecen este punto.
Al formalizar la mecánica se puede seleccionar
«masa» o «fuerza» como término primitivo y lue
go introducir el otro como término definido. Pero
esta formalización no proporciona ninguna infor
mación ^acerca de cómo los términos primitivos o
definidos se relacionan con la naturaleza, o cómo
se identifican fuerzas y masas en situaciones físi
cas reales. Por ejemplo, si bien «fuerza» puede ser
primitivo en alguna formalización particular de
la mecánica, no se puede aprender a reconocer,
fuerzas sin aprender simultáneamente a identifi
car masas y sin recurrir a la segunda ley. Esta
la razón de que la «fuerza» y «masa» newtonianas
no sean traducibles al lenguaje de una teoría físi
ca (aristotélica o einsteniana, por ejemplo) que no
utiliza la versión de Newton de la segunda l'ey.
Para aprender cualquiera de estos tres modos de
hacer mecánica, los términos interrelacionados en
alguna parte local de la red del lenguaje deben
aprenderse o reaprenderse simultáneamente, y
aplicarse luego a la naturaleza como un todo. No
es posible simplemente transmitirlos individual
mente mediante una traducción.
i Entonces, ¿cómo puede comunicar sus resul
tados un historiador que enseña la teoría del flogis-
CONMENSURABILIDAD 117
to o escribe sobre ella? ¿Qué ocurre cuando pre
senta a los lectores un grupo de enunciados como
aquellos acerca del flogisto que vimos en el epíto
me anterior? La respuesta a esta pregunta depende
del tipo de audiencia, y comenzaré con el que me
parece más relevante en este momento: consta de
personas que no saben nada de la teoría del
flogisto. El historiador les describe el mundo en
que creía el químico del siglo xvm que aceptaba
la teoría del flogisto. Simultáneamente, les está
enseñando el lenguaje que los químicos del si
glo xvm usaban para describir, explicar y explo
rar ese mundo. La mayoría de las palabras de ese
antiguo lenguaje son idénticas en forma y función
a las palabras del lenguaje del historiador y su
audiencia. Pero otras son nuevas, y deben ser
aprendidas o reaprendidas. Estos son los términos
intraducibies para los que el historiador o alguno
de sus predecesores ha tenido que descubrir o in
ventar significados que hagan inteligibles los tex
tos en que trabaja. La interpretación es el proceso
mediante el que se descubre el uso de esos térmi
nos, y ha sido muy discutido recientemente bajo el
título de hermenéutica.” Una vez que el proceso ha
11. La introducción más útil al sentido de «hermenéu
tica» que estoy pensando (hay otros) es Taylor (1971). Sin
embargo, Taylor da por supuesto que el lenguaje descriptivo
de las ciencias naturales (y el lenguaje conductista de las
ciencias sociales) es fijo y neutral. En este punto, Apel (1972)
proporciona un útil correctivo desde dentro de la tradición
hermenéutica. Ambos están oportunamente reimpresos en
Dallmayr y McCarthy (1977), una antología también útil para
otros aspectos de esta tradición.
118 ¿QUÉ SON LAS REVOLUCIONES CIENTÍFICAS?
terminado y las palabras se han aprendido, el his
toriador las usa en su trabajo y las enseña a otras
personas. La cuestión de la traducción simplemen
te no se plantea.
Sugiero que esto es lo que ocurre cuando se
presentan pasajes como el que destacamos antes
a una audiencia que no sabe nada de la teoría del
flogisto. Para esa audiencia estos pasajes son glo
sas de textos flogísticos que pretenden enseñarles
el lenguaje en que dichos textos están escritos y
el modo en que deben ser leídos. Pero también
encuentran esos textos personas que ya han apren
dido a leerlos, personas para quienes dichos textos
son un ejemplo más de un tipo ya familiar. A estas
personas tales textos les parecerán meramente tra
ducciones, o quizá meramente textos, pues han
olvidado que tuvieron que aprender un lenguaje
especial antes de que pudieran leerlos. El error es
sencillo. El lenguaje que aprendieron coincide en.
buena medida con el lenguaje materno que habían*
aprendido antes. Pero difería de su lenguaje ma
terno en parte por enriquecimiento, por ejemplo
mediante la introducción de términos como «flo
gisto», y en parte por la introducción de usos trans
formados sistemáticamente de términos como
«flogisto» y «elemento». Esos textos no podrían
haberse traducido a su lenguaje materno si éste
no se hubiera revisado.
Aunque el punto requiere bastante más discu
sión de la que puede intentarse entablar aquí la ma
yor parte de lo que he dicho queda claramente cap
tado por la forma de los enunciados de Rarnsey.
CONMENSURABILIDAD 119
Las variables cuantificadas existencialmente con
las que estos enunciados comienzan pueden verse
como lo que antes llamé «variables» para términos
que requieren interpretación, por ejemplo «flogis
to», «principio» y «elemento». Junto a sus conse
cuencias lógicas, el enunciado de Ramsey es en
tonces un compendio de las claves que la persona
que efectúa la interpretación tiene a su disposi
ción, claves que, en la práctica, tendría que haber
descubierto mediante una dilatada exploración de
los textos. Creo que ésta es la forma correcta de
entender la plausibilidad de la técnica introducida
por David Lewis para definir términos teóricos me
diante los enunciados de Ramsey (Lewis, 1970,
1972). Las definiciones de Lewis mediante los enun
ciados de Ramsey, igual que las definiciones con
textúales y las ostensivas a las que se parecen tan
estrechamente, esquematizan un modo importante
(quizá esencial) de aprendizaje del lenguaje. Pero
el sentido de «definición» supuesto es metafórico
en los tres casos, o al menos más amplio. Ninguna
de estas tres clases de «definiciones» respaldará
una sustitución: los enunciados de Ramsey no pue
den utilizarse para traducir.
Naturalmente, Lewis no está de acuerdo con
esta última observación. No es éste el lugar para
responder a todos los detalles de su argumento,
puesto que la mayoría de ellos son técnicos, pero
pueden indicarse al menos dos líneas de crítica.
Las definiciones de Lewis mediante los enuncia
dos de Ramsey sólo determinan la referencia si
suponemos que el enunciado de Ramsey corres*
120 ¿QUÉ SON LAS REVOLUCIONES CIBNTlFICAS?
pondiente es realizable de manera única. Es du
doso que ese supuesto sea válido alguna vez e
improbable que lo sea regularmente. Además, en
el caso de que sea válido, las definiciones que hace
posible no tienen ningún contenido informativo.
Si hay una y sólo una realización referencial de un
enunciado dado de Ramsey, naturalmente una per
sona puede dar con ella simplemente mediante
ensayo y error. Sin embargo, dar con el referente*
de una ocurrencia de un término definido median
te el enunciado de Ramsey no sirve de ninguna
ayuda para determinar el referente de la siguiente
ocurrencia de ese término. Por consiguiente, la
fuerza del argumento de Lewis depende de una
afirmación adicional suya que señala que las defi
niciones mediante el enunciado de Ramsey no sólo
determinan la referencia sino también el sentidp,
y esta parte de su argumento se encuentra con
dificultades que están estrechamente relacionadas
con las que acabo de esbozar, pero que resultan
aún más serias.
Incluso en el caso de que las definiciones me
diante el enunciado de Ramsey escaparan a estas
dificultades, otro conjunto importante quedaría
sin resolver. He hecho notar previamente (Kuhn;
1970, págs. 188 y sigs. [págs. 288 y sigs.]) que las
leyes de una teoría científica, a diferencia de los
axiomas de un sistema matemático, son sólo es
quemas de leyes, pues sus formalizaciones sim
bólicas dependen del problema al que se apli
can. Desde entonces esta observación ha sido
considerablemente ampliada por Joseph Sneed y
CONMENSURABILIDAD 121
Wolfgang Stegmüller, quienes consideran enuncia
dos de Ramsey y muestran que sus formulaciones
enunciativas habituales varían de un rango de
aplicaciones a otro (Sneed, 1971; Stegmüller,
1973). Sin embargo, la mayoría de las ocurrencias
de términos nuevos o problemáticos en un texto
científico, están dentro de las aplicaciones, y los
enunciados de Ramsey correspondientes no son
una fuente de claves lo suficientemente rica como
para bloquear multitud de interpretaciones trivia
les. Para hacer posible una interpretación razona
ble de ui\ texto sembrado de definiciones mediante
enunciados de Ramsey, los lectores tendrían pri
mero que acumular una variedad de rangos de
aplicación diferentes. Y una vez hecho esto, aún
tendrían que hacer lo mismo que el historiador
intérprete intenta en la misma situación. Esto es,
tendrían que inventar y contrastar hipótesis acerca
del sentido de los términos introducidos mediante
definiciones construidas utilizando los enunciados
de Ramsey.
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3. RACIONALIDAD Y ELECCION DE TEORIAS1