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Temario 2017

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DIÓCESIS DE MARACAY

ARCIPRESTAZGO Nº 7

PARROQUIA SAN FRANCISCO DE ASÍS

TEMARIO

CATEQUESIS DE
CONFIRMACIÓN
Tema I: La oración
El dialogo con Dios, pero ¿Cómo debemos orar? La oración debe ser espontanea,
personal y llena de fe. Una de las constantes que ayudan a mantener el alma y la vida en
continuo contacto con Dios es la fuerza de la oración. Oración es pensar en Dios amándolo.

Es un compromiso entre la relación del hombre y Dios. Es la expresión del amor de Dios
en cada hombre. La oración es esencial en la vida de los cristianos.

Para un cristiano, una vida sin oración corre el riesgo de convertirse en árida. Pero orar,
no es tan simple como uno se pueda imaginar. El tedio, el desaliento, la repetición o la
costumbre pueden hacer difícil la oración.

La comunicación de Dios se compara a menudo con la comunicación humana: no es


nada. El que ora, piensa que Dios permanece sordo a su plegaria, mientras que Dios mira al
ser humano con amor siempre.

Repetir una oración, meditarla, comprobar todo su sabor, vibrar con ella para que se
convierta en una respiración, es entrar en el misterio del diálogo entre Dios y el hombre. Es
como dejarse guiar paso a paso por un mejor conocimiento del misterio de Dios.

Frecuentemente el dialogo con Dios es ante todo tema de silencio, lo que de por si no es
muy gratificante. Sin embargo, Santa Teresa nos dice que es en el silencio en donde se
encuentra el alma disponible, en el abandono a la confianza y a la fe. Ahí se puede
encontrar a Dios.

La oración toma una forma diferente según el tiempo, los lugares, las ocupaciones y las
preocupaciones de cada uno, la cultura y las experiencias vividas. La oración puede nacer
espontáneamente con palabras de todos los días; ella toma prestado igualmente aquellas
otras de las escrituras. Puede ser personal o comunitaria.

Los monjes y las monjas y también los religiosos (as), sacerdotes, laicos, cristianos
normales, acompasan sus jornadas con la oración de la iglesia o la liturgia de las horas.
Repartidos en cuatros semanas, los Salmos constituyen el corazón de la oración de la
iglesia.

El Salmo es un grito antes de que haya sido escrito. Es una voz que llama, murmura,
invoca, un cuerpo que se pliega ante la dureza de la prueba. En los Salmos, el pueblo de
Israel habla a Dios cuando se encuentra sumido en la culpabilidad después de una falta,
sumergido bajo las pruebas y tambien cuando goza y se alegra tras una victoria.

El creyente que no se oxigena con la fuerza de la oración, está llamada a perecer o a


llevar una vida lánguida y mortecina. La es la fuerza que, unida a Dios, lanza al creyente a
la acción Apostólica. Ya que la oración no es un refugio.

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Hay 5 formas en las que tú puedes orar o platicar con Dios Nuestro Señor:

1) Adoración y Alabanza
Cuando le dices a Dios que te das cuenta de que Él te creó, y le dices que lo adoras, que lo
respetas y lo amas sobre todas las cosas porque es tu Dios. (Salmos 66, 17)

2) Petición
Cuando pides a Dios algo que necesitas o que te gustaría que te diera. ¿Y qué puedes
pedir? (Mateo 21, 22)
a) Puedes pedir “cosas espirituales” como por ejemplo que te ayude a vencer un defecto,
que te ayude a acercarte más a Él, que te ayude a rezar mejor…
b) Puedes pedir “cosas materiales” como por ejemplo que te ayude a encontrar un trabajo,
a juntar para pagar esa deuda, a curarte de esa enfermedad...
c) Puedes pedir perdón, cuando has pecado. Dile a Dios que te sientes mal, que te duele
haberlo ofendido a El que es tan bueno contigo.

3) Intercesión
Cuando le pides a Dios algo no para ti, sino a favor de otro, quienquiera que sea. Pide, pide
mucho a Dios por otros: por tu esposo/a, por tus hijos, por tu familia, por los enfermos, por
los que sufren, por los que viven alejados de Dios, por el Papa, por la Iglesia, por México...
No te canses de pedir por otros.
Imagínate cuanto bien puedes hacer tú solo, si a diario rezas a Dios por todas estas
personas.

Esto se llama Apostolado de la Oración y es por ejemplo, si tú no puedes ir a un hospital a


curar o consolar a los enfermos, pero si pides a Dios por ellos, es como si realmente fueras;
tal vez tú no puedes convencer a tu compadre de que deje el mal camino, pero si rezas por
él, Dios te escuchará y lo ayudará a alejarse del mal. A Dios le gustan mucho los corazones
generosos que se olvidan de sí mismos para pedir por otros.

4) Acción de Gracias
Cuando le dices a Dios “Gracias” por algo.
Dale gracias a Dios porque te ama, porque te ha creado, por permitirte vivir otro día, por el
sol que te ilumina y te calienta, por la lluvia que humedece tu cosecha, por el amor de tu
familia, por el trabajo que te permite llevar alimento a los tuyos, por la salud, por la
alegría, por la paz.

Dale también gracias por la enfermedad, por la tristeza, por esa prueba que te ha costado
pero que te ha acercado a Él, por ese negocio que no te salió bien.
Dale gracias por ser tan bueno y perdonarte una y otra vez tus mismas ofensas.
(Tesalonicenses 5, 16-18)

5) Ofrecimiento
También puedes decirle a Dios que le ofreces algo que te cuesta trabajo como regalo para
Él porque lo amas.
Ofrécele no volver a hacer lo que sabes que le ofende; ofrécele hacer ese sacrificio que
tanto te cuesta pero que a Él le gustaría que hicieras.

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El ofrecer estos pequeños regalos a Dios, muchas veces es el modo más bello de decirle:
“Señor, yo te amo” con obras y no sólo con la boca.

*Textos:
En el Antiguo y Nuevo Testamento, descubriréis diferentes formas de expresiones de
oración: petición, adoración, alabanza, acción de gracias, ofrenda...

Antiguo Testamento:
. Job maldice el día de su nacimiento (Job 3, 1-31)
. Abraham pide la gracia para los justos de la ciudad de Sodoma (Génesis 28,23-33)
. Salomón pide a Dios la gracia de la Sabiduría

Nuevo Testamento:
Jesús mismo ora al Padre: (Juan 17,1-26).
. Jesús enseña a sus discípulos (Mateo 6,7-13).
. Zacarías dice una oración de alabanza
. Magníficat

el Señor es contigo
SEÑAL DE LA CRUZ bendita eres entre todas la mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre Jesús
Por la señal de la Santa Cruz, + Santa María, madre de Dios
de nuestros enemigos; + líbranos Señor, ruega por nosotros
Dios nuestro. + los pecadores
En el nombre del Padre, del Hijo, ahora y en la hora de nuestra muerte
del Espíritu Santo. + Amen Amén.

PADRENUESTRO EL GLORIA

Padre nuestro, que estás en el cielo, Gloria al Padre, y al Hijo,


santificado sea tu Nombre; y al Espíritu Santo.
venga a nosotros tu reino; Como era en el principio, ahora y
hágase tu voluntad en la tierra como en el siempre,
cielo. por los siglos de los siglos.
Danos hoy nuestro pan de cada día; Amén.
y perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los ACTO PENITENCIAL
que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación; Yo confieso ante Dios Todopoderoso,
y líbranos del mal. y ante ustedes hermanos
Amen. que he pecado mucho de pensamiento,
palabra, obra y omisión.
EL AVE MARÍA Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran
culpa.
Dios te salve María Por eso ruego a Santa María siempre
llena eres de gracia Virgen,

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a los ángeles, a los santos subió a los cielos y está sentado a la
y a ustedes hermanos, derecha de Dios Padre
que intercedan por mí desde allí ha de venir a juzgar a los vivos
ante Dios, Nuestro Señor. y a los muertos.
Amén. Creo en el Espíritu Santo;
en la Santa Iglesia Católica,
ACTO DE CONTRICIÓN la comunión de los Santos; en el perdón
de los pecados;
Jesús, mi Señor y Redentor: en la resurrección de la carne;
Yo me arrepiento de todos los pecados y en la vida eterna.
que he cometido hasta hoy, Amén.
y me pesa de todo corazón, SALVE
porque con ellos, ofendí a un Dios tan
bueno. Dios te salve, Reina y Madre, Madre de
Propongo firmemente no volver a pecar, misericordia,
y confió en que, por tu infinita vida y dulzura y esperanza nuestra:
misericordia, Dios te salve. A ti llamamos los
me has de conceder el perdón de mis desterrados hijos de Eva;
culpas a ti suspiramos, gimiendo y llorando en
y me has de llevar a la vida eterna. este valle de lágrimas.
Amén. Ea, pues, Señora abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos
CREDO misericordiosos
y, después de este destierro, muéstranos a
Creo en Dios Padre todopoderoso, Jesús,
creador del cielo y de la tierra. fruto bendito de tu vientre.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro ¡Oh clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce
Señor; Virgen María!
que fue concebido por obra y gracia del
Espíritu Santo, Ruega por nosotros santa Madre de Dios,
nació de Santa María Virgen; Para que seamos dignos de alcanzar y
padeció bajo el poder de Poncio Pilatos, gozar las promesas
fue crucificado, muerto y sepultado; de nuestro Señor Jesucristo.
descendió a los infiernos, Amén.
al tercer día resucitó de entre los muertos;

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Tema II: Misa o Eucaristía
¿Qué es la Eucaristía?

La Eucaristía es la consagración del pan en el Cuerpo de Cristo y del vino en su Sangre


que renueva mística y sacramentalmente el sacrificio de Jesucristo en la Cruz. La
Eucaristíaía es Jesús real y personalmente presente en el pan y el vino que el sacerdote
consagra. Por la fe creemos que la presencia de Jesús en la Hostia y el vino no es sólo
simbólica sino real; esto se llama el misterio de la transustanciación ya que lo que cambia
es la sustancia del pan y del vino; los accidente—forma, color, sabor, etc. — permanecen
iguales.

La institución de la Eucaristía, tuvo lugar durante la última cena pascual que celebró
Jesús con sus discípulos y los cuatro relatos coinciden en lo esencial, en todos ellos la
consagración del pan precede a la del cáliz; aunque debemos recordar, que en la realidad
histórica, la celebración de la Eucaristía (Fracción del Pan) comenzó en la Iglesia primitiva
antes de la redacción de los Evangelios.

Los signos esenciales del sacramento eucarístico son pan de trigo y vino de vid, sobre
los cuales es invocada la bendición del Espíritu Santo y el presbítero pronuncia las palabras
de la consagración dichas por Jesús en la última Cena: "Esto es mi Cuerpo entregado por
vosotros... Este es el cáliz de mi Sangre..."

Encuentro con Jesús amor

Necesariamente el encuentro con Cristo Eucaristía es una experiencia personal e intima,


y que supone el encuentro pleno de dos que se aman. Es por tanto imposible generalizar
acerca de ellos. Porque solo Dios conoce los corazones de los hombres. Sin embargo sí
debemos traslucir en nuestra vida, la trascendencia del encuentro íntimo con el Amor.
Resulta lógico pensar que quien recibe esta Gracia, está en mayor capacidad de amar y de
servir al hermano y que además alimentado con el Pan de Vida debe estar más fortalecido
para enfrentar las pruebas, para encarar el sufrimiento, para contagiar su fe y su esperanza.
En fin para llevar a feliz termino la misión, la vocación, que el Señor le otorgue.

Si apreciáramos de veras la Presencia real de Cristo en el sagrario, nunca lo


encontraríamos solo, únicamente acompañado de la lámpara Eucarística encendida, el
Señor hoy nos dice a todos y a cada uno, lo mismo que les dijo a los Apóstoles "Con ansias
he deseado comer esta Pascua con vosotros " (Lc.22,15). El Señor nos espera con ansias
para dársenos como alimento; ¿somos conscientes de ello, de que el Señor nos espera en el
Sagrario, con la mesa celestial servida? Y nosotros ¿por qué lo dejamos esperando? O es
que acaso, ¿cuándo viene alguien de visita a nuestra casa, lo dejamos solo en la sala y nos
vamos a ocupar de nuestras cosas?

Eso exactamente es lo que hacemos en nuestro apostolado, cuando nos llenamos de


actividades y nos descuidamos en la oración delante del Señor, que nos espera en el
Sagrario, preso porque nos "amo hasta el extremo" y resulta que, por quien se hizo el
mundo y todo lo que contiene (nosotros incluidos) se encuentra allí, oculto a los ojos, pero

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increiblemente luminoso y poderoso para saciar todas nuestras necesidades.

La Santa Misa

Jesús quiso dejar a la Iglesia un sacramento que perpetuase el sacrificio de su muerte en


la cruz. Por esto, antes de comenzar su pasión, reunido con sus apóstoles en la última cena,
instituyo el sacramento de la Eucaristía, convirtiendo pan y vino en su mismo cuerpo vivo,
y se lo dio a comer; hizo participes de su sacerdocio a los apóstoles y les mandó que
hicieran lo mismo en memoria suya. Como dice en (Lucas 22: 19-20)

Así la Santa Misa es la renovación del sacrificio reconciliador del Señor Jesús. Además
de ser una obligación grave asistir a la Santa Misa los domingos y feriados religiosos de
precepto -a menos que se este impedido por una causa grave-, es también un acto de amor
que debe brotar naturalmente de cada cristiano, como respuesta agradecida ante el inmenso
don que significa que Dios se haga presente en la Eucaristía.

¿Qué es la Eucaristía?
Es el sacramento del cuerpo y la sangre de Jesucristo bajo las especies de pan y vino.
Por medio de la consagración, el sacerdote convierte realmente en su cuerpo y sangre el pan
y vino ofrecido en el altar.

¿Qué es la Santa Misa?


Es la renovación sacramental del sacrificio de la cruz.

¿La Santa Misa es el mismo sacrificio de la Cruz?


Si, la Santa Misa es el mismo sacrificio de la Cruz, pero sin derramamiento de sangre,
pues ahora Jesucristo se encuentra en estado glorioso.

¿Quién puede celebrar la Santa Misa?


Solamente los sacerdotes pueden celebrar la Santa Misa, pues solo ellos pueden actuar
personificando a Cristo, cabeza de la Iglesia.

¿Cuales son los fines por los que se ofrece la Santa Misa?
Los fines por los que se ofrece la Santa Misa son cuatro: adorar a Dios, agradecerles sus
beneficios con pedirle dones y gracias, y satisfacer por nuestros pecados.

La Santa Comunión

La Eucaristía es también banquete sagrado, en el que recibimos a Jesucristo como


alimento de nuestras almas.

La Comunión es recibir a Jesucristo sacramentado en la Eucaristía; de manera que, al


comulgar, entra en nosotros mismos Jesucristo vivo, verdadero Dios y verdadero hombre,
con su cuerpo, sangre, alma y divinidad.

La Eucaristía es la fuente y cumbre de la vida de la iglesia, y tambien lo es de nuestra


vida en Dios. La Iglesia manda comulgar al menos una vez al año, en estado de gracia;

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recomienda vivamente la comunión frecuente y, si es posible, siempre que se asista a la
Santa Misa, para que la participación en el sacrificio de Jesús sea completa.

Es muy importante recibir la Primera Comunión cuando se llega al uso de razón, con la
debida preparación.

¿Qué es la Santa Comunión?


La Sagrada Comunión es recibir al mismo Jesucristo presente en la Eucaristía.

¿De qué modo está presente Jesucristo en la Eucaristía?


Jesucristo está en la Eucaristía verdadera, real y sustancialmente presente, todo entero,
vivo y glorioso, con su cuerpo, sangre, alma y divinidad, bajo cada una de especies y bajo
cualquier parte de ellas.

¿La Hostia consagrada es una "cosa"?


No, la Hostia consagrada no es una "cosa", aunque lo parezca; es una Persona Divina, es
Jesús vivo y verdadero.

¿Quién puede comulgar?


Puede comulgar el que estáá gracia de Dios, guarda el ayuno eucarístico y sabe a quién
va a recibir.

Fines y efectos de la Eucaristía:

La Santa Misa como reproducción que es del sacrificio redentor de la cruz, tiene los
mismos fines y produce los mismos efectos:

Adoración: el sacrificio de la Misa rinde a Dios una adoración absolutamente digna


de Él. Con una Misa le damos a Dios todo el honor que se le debe. Glorificación al
Padre: con Cristo, en Cristo y por Cristo. Este es el fin latréutico.

Reparación: fin propiciatorio, reparación por los pecados.

Petición: fin impetratorio. Pedir gracias y favores, pues la Misa tiene eficacia
infinita de la oración del mismo Cristo.

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Tema III: Cuaresma
La Cuaresma ha sido, es y será un tiempo favorable para convertirnos y volver a Dios
Padre lleno de misericordia. Es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para
prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados
y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

El tiempo de la Cuaresma rememora los cuarenta años que el pueblo de Israel paso en el
desierto mientras se encaminaba hacia la tierra prometida, con todo lo que implicó de
fatiga, lucha, hambre, sed y cansancio...pero al fin el pueblo elegido gozo de esa tierra
maravillosa, que destilaba miel y frutos suculentos (Éxodo 16 y siguientes).

También para nosotros, como fue para los israelitas aquella travesía por el desierto, la
Cuaresma es el tiempo fuerte del año que nos prepara para la Pascua o Domingo de
Resurrección del Señor, cima del año litúrgico, donde celebramos la victoria de Cristo
sobre el pecado, la muerte y el mal, y por lo mismo, la Pascua es la fiesta de alegría porque
Dios nos hizo pasar de las tinieblas a la luz, del ayuno a la comida, de la tristeza al gozo
profundo, de la muerte a la vida.

La Cuaresma ha sido, es y sera un tiempo favorable para convertirnos y volver a Dios


Padre lleno de misericordia, si es que nos hubiéramos alejado de Él, como aquel hijo
prodigo (Lucas 15, 11-32) que se fue de la casa del padre y le ofendió con una vida indigna
y desenfrenada. Esta conversión se logra mediante una buena confesión de nuestros
pecados. Dios siempre tiene las puertas de casa abiertas de par en par, y su corazón se le
rompe en pedazos mientras no comparta con nosotros su amor hecho perdón generoso.
¡Ojala fueran muchos los pecadores que valientemente volvieran a Dios en esta Cuaresma
para que una vez más experimentaran el calor y el cariño de su Padre Dios!

Si tenemos la gracia de seguir felices en la casa paterna como hijos y amigos de Dios, la
Cuaresma sera entonces un tiempo apropiado para purificarnos de nuestras faltas y pecados
pasados y presentes que han herido el amor de ese Dios Padre; esta purificación la
lograremos mediante unas practicas recomendadas por nuestra madre Iglesia; así
llegaremos preparados y limpios interiormente para vivir espiritualmente la Semana Santa,
con todo la profundidad, veneración y respeto que merece. Estas prácticas son el ayuno, la
oración y la limosna.

Ayuno no solo de comida y bebida, que también sera agradable a Dios, pues nos servirá
para templar nuestro cuerpo, a veces tan caprichoso y tan regalado, y hacerlo fuerte y pueda
así acompañar al alma en la lucha contra los enemigos de siempre: el mundo, el demonio y
nuestras propias pasiones desordenadas. Ayuno y abstinencia, sobre todo, de nuestros
egoísmos, vanidades, orgullos, odios, perezas, murmuraciones, deseos malos, venganzas,
impurezas, iras, envidias, rencores, injusticias, insensibilidad ante las miserias del prójimo.
Ayuno y abstinencia, incluso, de cosas buenas y legítimas para reparar nuestros pecados y
ofrecerle a Dios un pequeño sacrificio y un acto de amor; por ejemplo, ayuno de televisión,
de diversiones, de cine, de bailes durante este tiempo de cuaresma. Ayuno y abstinencia,
también de muchos medios de consumo, de estímulos, de satisfacción de los sentidos;
ayuno aquí significara renunciar a todo lo que alimenta nuestra tendencia a la curiosidad, a

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la sensualidad, a la disipación de los sentidos, a la superficialidad de vida. Este tipo de
ayuno es más meritorio a los ojos de Dios y nos requerirá mucho mas esfuerzo, más
dominio de nosotros mismos, más amor y voluntad de nuestra parte.

Limosna, dijimos. No solo la limosna material, pecuniaria: unas cuantas monedas que
damos a un pobre mendigo en la esquina. La limosna tiene que ir mas allá: prestar ayuda a
quien necesita, enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que nos lo pide, compartir
alegrías, repartir sonrisa, ofrecer nuestro perdón a quien nos ha ofendido. La limosna es esa
disponibilidad a compartir todo, la prontitud a darse a si mismos. Significa la actitud de
apertura y la caridad hacia el otro. Recordemos aquí a san Pablo: “Si repartiese toda mi
hacienda...no teniendo caridad, nada me aprovecha” (1 Corintios 13, 3). También san
Agustín es muy elocuente cuando escribe: “Si extiendes la mano para dar, pero no tienes
misericordia en el corazón, no has hecho nada; en cambio, si tienes misericordia en el
corazón, aun cuando no tuvieses nada que dar con tu mano, Dios acepta tu limosna”.

Y, finalmente, oración. Si la limosna era apertura al otro, la oración es apertura a Dios.


Sin oración, tanto el ayuno como la limosna no se sostendrían; caerían por su propio peso.
En la oración, Dios va cambiando nuestro corazón, lo hace más limpio, más comprensivo,
más generoso...en una palabra, va transformando nuestras actitudes negativas y creando en
nosotros un corazón nuevo y lleno de caridad. La oración es generadora de amor. La
oración me induce a conversion interior. La oración es vigorosa promotora de la acción, es
decir, me lleva a hacer obras buenas por Dios y por el prójimo. En la oración recobramos la
fuerza para salir victoriosos de las asechanzas y tentaciones del mundo y del demonio.
Cuaresma, pues, tiempo fuerte de oración.

Miremos mucho a Cristo en esta Cuaresma. Antes de comenzar su misión salvadora se


retira al desierto cuarenta días y cuarenta noches. Allí vivió su propia Cuaresma, orando a
su Padre, ayunando...y después, salió por nuestro mundo repartiendo su amor, su
compasión, su ternura, su perdón (Lucas 4, 1-13). Que Su ejemplo nos estimule y nos lleve
a imitarle en esta cuaresma. Consigna: oración, ayuno y limosna.

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Tema IV: Rosario

El rosario (del latín rosarĭum «rosa») es un rezo tradicional católico que conmemora
veinte «misterios» (15 en la forma tradicional) de la vida de Jesucristo y de la Virgen
Maria, recitando después de cada uno de ellos un padrenuestro, diez avemarías y un gloria
al Padre. Es frecuentemente designado como Santo Rosario por los católicos.

También se llama «rosario» a la sarta de cuentas que se utiliza para rezar el rosario. Las
cuentas están separadas cada diez por otras de distinto tamaño y la sarta está unida por sus
dos extremos a una cruz.

Orígenes del rosario


En los orígenes del rosario católico se entrelazan tradiciones antiguas de la oración del
Oriente y del Occidente cristianos. El rosario tiene sus raíces en el siglo IX, cuando el
modo de honrar a María (madre de Jesús) en Oriente comienza a ser conocido en
Occidente. Se trata de la repetición de aclamaciones y alabanzas que aparecen en el
Evangelio de Lucas (el saludo del ángel Gabriel a María en Lc 1, 26-28; y el saludo de
Isabel a María en Lucas 1, 42) hasta conformar el avemaría junto con un rico conjunto de
himnos y oraciones propias de las liturgias orientales. Entre las influencias mas destacadas
se encuentra la traducción al latín del Akathistos a la madre de Dios, un himno de la liturgia
oriental griega de finales del siglo VI que medita sobre el misterio de la maternidad divina
de María.

Según la tradición católica, en Fatima (Portugal), en 1917, a tres pequeños pastores se


les apareció la Virgen María, quien les revelo que cada vez que se reza un avemaría es
como si se le ofreciera una rosa, de tal suerte que cada rosario completo seria una corona de
rosas (concepto que había sido mencionado tiempo atrás por Luis María Grignion de
Montfort en su obra Secreto admirable del Santo Rosario).

El 16 de octubre de 2002, el papa Juan Pablo II promulgó la Carta Apostólica Rosarium


Virginis Mariae, en la que considero oportuna la adición de cinco nuevos misterios al
rosario, los misterios luminosos.

Corona del rosario

La corona del rosario (o camándula, como se le conoce en algunos países) está formada
por 50 cuentas en grupos de 10 (conocidos como «decenas»), con una cuenta más gruesa
entre cada decena, o bien una cuenta algo más separada de las de las avemarías. La ristra se
cierra en sus extremos, enganchándose éstos simplemente, o a una placa de intersección. La
placa suele tener forma triangular o semejante, con el vértices hacia abajo, del que, por lo
general (pero no siempre, sobre todo en rosarios antiguos) sale un tramo de comúnmente
cinco cuentas (1, 3, 1), siendo algo mayores las extremas, como las de los padrenuestros.
De la última sale un enlace del que cuelga un Crucifijo, o una cruz (frecuente en la
antiguedad, desde el siglo XVIII hacia atrás). Antiguamente se usaba también una medalla
en vez de la Cruz. Estas cinco cuentas pueden simbolizar las cinco llagas de Jesucristo y se

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utilizan para las oraciones adicionales rezadas antes, o bien después de los misterios. Hay
coronas o rosarios completos, es decir, de 150 cuentas + 15 (de padrenuestros) +15 (de
gloriapatris), + 5 (o 3) adicionales. Para fabricar las cuentas se utilizaban semillas de caoba
o incluso perlas reales, pero en la actualidad se fabrican, tambien, de materiales artificiales.
En el pasado eran comunes los rosarios hechos con huesos de aceitunas, algunos de los
cuales se creía que eran de los olivos del huerto de Getsemaníi.

Tradicionalmente se recitaban 15 decenas, numero que fue aumentado a 20 con la


inclusión en el año 2002 de los «misterios luminosos». Cada una, como ya se mencionó
anteriormente, corresponde a uno de los «misterios» de la Redención.

Misterios del Santo Rosario


Cada serie de misterios comprende cinco temas distintos para la meditación, cada uno de
los cuales representa un momento de la vida de Jesús y de la Virgen María, la madre de
Jesús. El rosario representa las rosas, a modo de oración que son ofrecidas a la Virgen
María, en sus distintas etapas de la vida a modo de misterios.

Tradicionalmente, el rosario estaba dedicado a una de tres series de «misterios» que


debían ser recitados secuencialmente, uno por cada noche. Según aquella praxis corriente,
el lunes y el jueves estaban dedicados a los «misterios gozosos», el martes y el viernes a los
«dolorosos», el miércoles, el sábado y el domingo a los «gloriosos».

El 16 de octubre de 2002, Juan Pablo II promulgó su carta apostólica Rosarium Virginis


Mariae (es decir, Rosario de la Virgen María), en la que consideró oportuna la
incorporación al rosario de los llamados «misterios luminosos».

[...] para resaltar el carácter cristológico del Rosario, considero oportuna una incorporación
que, si bien se deja a la libre consideración de los individuos y de la comunidad, les permita
contemplar también los misterios de la vida publica de Cristo desde el Bautismo a la
Pasión. En efecto, en estos misterios contemplamos aspectos importantes de la persona de
Cristo como revelador definitivo de Dios. Él es quien, declarado Hijo predilecto del Padre
en el Bautismo en el Jordán, anuncia la llegada del Reino, dando testimonio de el con sus
obras y proclamando sus exigencias. Durante la vida publica es cuando el misterio de
Cristo se manifiesta de manera especial como misterio de luz: «Mientras estoy en el
mundo, soy luz del mundo» (Jn 9, 5).
Para que pueda decirse que el Rosario es mas plenamente 'compendio del Evangelio', es
conveniente pues que, tras haber recordado la encarnación y la vida oculta de Cristo
(misterios de gozo), y antes de considerar los sufrimientos de la Pasión (misterios de dolor)
y el triunfo de la resurrección (misterios de Gloria), la meditación se centre también en
algunos momentos particularmente significativos de la vida publica (misterios de luz). Esta
incorporación de nuevos misterios, sin prejuzgar ningún aspecto esencial de la estructura
tradicional de esta oración, se orienta a hacerla vivir con renovado interés en la
espiritualidad cristiana, como verdadera introducción a la profundidad del Corazón de
Cristo, abismo de gozo y de luz, de dolor y de Gloria.

Juan Pablo II, Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae sobre el Santo Rosario, 19
En el mismo documento se sugiere e indica el orden semanal de los mysteria lucis

12
(misterios de la luz o luminosos):

¿Donde introducir los «misterios de la luz»? Considerando que los misterios gloriosos se
proponen seguidos el sábado y el domingo, y que el sábado es tradicionalmente un día de
marcado carácter mariano, parece aconsejable trasladar al sábado la segunda meditación
semanal de los misterios gozosos, en los cuales la presencia de María es más destacada.
Queda así libre el jueves para la meditación de los misterios de la luz.

Juan Pablo II, Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae sobre el Santo Rosario, 38
Por lo anterior, los cambios en el rezo del rosario en el presente quedaron de la siguiente
manera:

Los católicos tradicionalistas decidieron no incorporar esta nueva forma de rezar el


rosario, conservando las 150 avemarías con 15 misterios.

¿Cómo rezar el Rosario?


1.- Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

2.- Rezar el Acto de Contrición

3.- Rezar El Credo.

4.- En función del día de la semana, elegimos los misterios a meditar, según lo que se
indica más abajo. Tras enunciar cada Misterio, se reza un padrenuestro.

Misterios Gozosos (Lunes y Sábados)


La Encarnación del Hijo de Dios.
La Visitación de Nuestra Señora a su prima santa Isabel.
El Nacimiento del Hijo de Dios en Belén.
La Purificación de Nuestra Señora y Presentación del Niño Jesús.
El Niño perdido y hallado en el Templo.

Misterios Dolorosos (Martes y Viernes)


La Oración de Jesús en el Huerto de los olivos.
La Flagelación del Señor.
La Coronación de espinas.
La Cruz a cuestas camino del Calvario.
Crucifixión y muerte de Jesús en la Cruz.

Misterios Gloriosos (Miércoles y Domingos)


La Resurrección del Señor.
La Ascensión del Señor.
La Venida del Espíritu Santo.
La Asunción de Nuestra Señora.
La Coronación de María Santísima.

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Misterios Luminosos (Jueves)
El Bautismo en el Jordán
La autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná.
El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.
La Transfiguración del Señor en el monte Tabor.
La institución de la Sagrada Eucaristía.

5.- Luego de rezar cada Padrenuestro se rezan 10 avemarías, un gloria y las Jaculatorias
para seguir anunciar el siguiente misterio.

6.- Se reza un padrenuestro y estas tres avemarías:


- Dios te salve, María, Hija de Dios Padre, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita
Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María,
Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
- Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo, llena eres de gracia, el Señor es contigo,
bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
- Dios te salve, María, Esposa de Dios Espíritu Santo, llena eres de gracia, el Señor es
contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén. Gloria y Jaculatorias.

7.- Finalmente, se reza La Salve, las Letanías de la Santísima Virgen María, un Cordero de
Dios, un Bajo tu Amparo y se termina con un Bendita sea tu Pureza.

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Tema V: Los Mandamientos
Los diez mandamientos, conocidos también como los 10 mandamientos de la ley de
Dios, así como con el nombre de “el Decálogo”, son los principios éticos y de culto que
ocupan una parte fundamental en la religión Cristiana y Judía. Dichos mandamientos
aparecen en la Biblia, en los libros del Éxodo 20, 6-17 y Deuteronomio 5, 10-21.

Los mandamientos también pueden definirse como LAS REGLAS QUE HA PUESTO
DIOS A LOS HOMBRES PARA PODER ENTRAR AL CIELO. Jesús mismo nos dice en
el Evangelio: ¨Si quieres entrar en la vida eterna, cumple los mandamientos¨.
Muchos, muchos años atrás, un gran hombre llamado MOISÉS, que era el ¨patriarca¨, o
sea como el jefe o guia del pueblo israelita, fue llamado por Dios al Monte Sinaí y ahí Dios
le entregó ¨el decálogo ¨, es decir los 10 mandamientos. Moisés luego los entregó a todo el
pueblo. Ahora trataremos de explicarte un poco cada mandamiento:

1) AMARÁS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS.


Esto quiere decir que Dios debe ser lo más importante en tu vida. Hay que amarlo,
respetarlo, vivir cerca de El con la oración y sobre todo ¨cumplir su voluntad¨ en tu vida, o
sea hacer lo que Él te pida. Cristo es quien vino a enseñarnos con su vida, el modo en que
debemos actuar para amar a Dios.

¿Qué significa sobre todas las cosas? Que debes cumplir lo que a Dios le gusta MÁS QUE
cumplir lo que a ti te gusta; que no te importe el trabajo que te cueste, lo que tengas que
dejar, lo que la gente diga; que solo te importe hacer lo que Dios quiere .

2) NO JURARÁS EL NOMBRE DE DIOS EN VANO.

Este mandamiento manda respetar el NOMBRE DE DIOS y respetar


también todas las COSAS SAGRADAS (como por ejemplo la Iglesia y lo que
hay y lo que hay en ella, los sacerdotes, etc.)

No es correcto decir “te lo juro por Diosito Santo que...” por cualquier
tontería. Las promesas en nombre de Dios son cosa muy seria. Jurar en falso
sería tomar a Dios por testigo de algo que no tienes intención de cumplir o que
después de prometerlo te hechas para atrás.

3) SANTIFICARÁS LAS FIESTAS

Esto significa que debes dedicar a Dios el día DOMINGO y los días de fiesta de la
Iglesia.

En estos días todos los católicos debemos de ir a MISA, a no ser que no podamos por
alguna razón seria, como sería una enfermedad grave o una emergencia. Los domingos y
días de fiesta, es obligatorio el “descanso”.
Además de los domingos, ¿En qué otros días del año nos obliga la misa?

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a) El 1o. de enero, en que festejamos la maternidad divina de la Virgen.
b) El jueves de Corpus Christi, en que festejamos el día de la Eucaristía.
c) El 11 de septiembre, día de nuestra patrona y amada Virgen de Coromoto, madre de
todos los venezolanos.
d) El 25 de diciembre, día de Navidad.

4) HONRARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE


Esto quiere decir que debes AMAR a tus padres, porque Dios te los ha dado,
y SER AGRADECIDO con ellos porque les debes la vida y la educación.
A los padres les debes siempre un gran RESPETO, aunque ya no dependas de ellos.

Es también tu obligación ayudar a tus padres con lo material y con tu apoyo y compañía
en los años de vejez o en la enfermedad.
¡Cómo no vas a ocuparte de quienes han dado su vida por ti!

5) NO MATARÁS
Nadie tiene derecho, por ningún motivo, a quitar la vida a otro. Sólo Dios es quien da y
quita la vida.

Es pecado mortal el ABORTAR, que no es más que MATAR a tu propio hijo, a una
criatura que ni siquiera puede defenderse y que, por pequeñito que sea, ya tiene un “alma” y
ya es hijo de Dios. Es también pecado contra este mandamiento, el suicidarse. Este
mandamiento pide:

a) respetar tu propia vida y salud; por esto no debes beber alcohol en exceso y está
totalmente prohibido contaminarte con drogas.
b) respetar la vida de los demás; por lo que prohíbe la guerra, la tortura, el terrorismo, el
secuestro y cualquier acto que atente contra vida de las personas.

6) NO COMETERÁS ACTOS IMPUROS


Este mandamiento incluye varias cosas, y hay que ser muy claros:

a) Los hombres debemos aprender a dominar nuestras pasiones, debemos respetar nuestra
sexualidad. Esto significa la CASTIDAD.
b) Las principales ofensas a la castidad son: la lujuria, la masturbación, la fornicación y la
pornografía, la prostitución, la violación y las prácticas homosexuales.
c) Ya casados, nuestro amor debe ser fiel y durar hasta el día de la muerte.
d) Son pecados mortales también:

- El adulterio, o sea tener relaciones con otra persona que no sea nuestro esposo o esposa.
- El tener más de un esposo o esposa.
- El abusar sexualmente de cualquier persona y peor de nuestros hijos.
- El vivir y tener relaciones sexuales con alguien antes de casarse por la Iglesia.
- El divorciarse y volverse a casar con otro.

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7) NO ROBARÁS
Este mandamiento manda:

Que nadie debe tomar lo que no es suyo, aunque se le antoje mucho, aunque el otro
no se vaya a dar cuenta de que algo le falta.
Ser ¨justos¨ y caritativos en el uso de los bienes que Dios le ha dado a cada quien.
Que respetemos y cuidemos todo lo que Dios ha creado como la naturaleza, los
animales...
Que los que debemos hacerlo paguemos nuestros impuestos.
No dañar voluntariamente los bienes de otras personas.
Cumplir muy bien con nuestro trabajo o empleo
Pagar salarios justos.

8) NO MENTIRÁS

Esto quiere decir que debemos decir siempre la verdad a los demás. Mentir es decir algo
falso, es engañar. La mentira nos hace sentir culpables y nos mete en muchos enredos.
Tampoco está bien enjuiciar o hablar mal de otros. Si alguien miente, debe reparar su
mentira, o sea confesar la verdad.

9) NO CONSENTIRÁS PENSAMIENTOS NI DESEOS IMPUROS


Este mandamiento nos dice que no debemos pensar ni desear cosas inmorales. Si un
pensamiento así llega a tu mente, debes desecharlo de inmediato. Para no caer en esta falta
es importante no andar viendo películas o revistas sucias, no andar de mirón y vestir con
decencia.

10) NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS


¿Qué significa este último mandamiento?
Significa que no debes desear tener lo que otros tienen, no ser envidioso. Dios ha dado a
cada hombre lo que Él ha querido y a cada uno le pedirá cuenta del uso que de esos bienes
haya hecho durante su vida. Significa también que está mal desear desordenadamente la
riqueza y el poder.

CONCLUSIÓN:
Jesucristo, confirmó los Diez Mandamientos y los perfeccionó con su palabra y con su
ejemplo.
Nuestro amor a Dios se manifiesta en el cumplimiento de los Diez Mandamientos y de los
preceptos de la Iglesia. En definitiva, todos los Mandamientos se resumen en dos: amar a
Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a uno mismo, y más aún, como Cristo
nos amó.

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Tema VI: Semana Santa
Es el momento litúrgico más intenso de todo el año. Sin embargo, para muchos católicos
se ha convertido sólo en una ocasión de descanso y diversión. Se olvidan de lo esencial:
esta semana la debemos dedicar a la oración y la reflexión en los misterios de la Pasión y
Muerte de Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos trae.

Esta celebración inicio hace ya casi más de 2 mil años con la muerte y resurrección de
Jesús, y se realiza de acuerdo al ciclo lunar, el primer plenilunio de primavera, es decir
cuando aparece la luna llena.

Para vivir la Semana Santa, debemos darle a Dios el primer lugar y participar en toda la
riqueza de las celebraciones propias de este tiempo litúrgico.

Vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el


arrepentimiento de nuestros pecados. Asistir al Sacramento de la Penitencia en estos días
para morir al pecado y resucitar con Cristo el día de Pascua.

Lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino
entender por qué murió y resucitó. Es celebrar y revivir su entrega a la muerte por amor a
nosotros y el poder de su Resurrección, que es primicia de la nuestra.

La Semana Santa fue la última semana de Cristo en la tierra. Su Resurrección nos


recuerda que los hombres fuimos creados para vivir eternamente junto a Dios.
A la Semana Santa se le llamaba en un principio “La Gran Semana”. Ahora se le llama
Semana Santa o Semana Mayor y a sus días se les dice días santos. Esta semana comienza
con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua.
Domingo de Ramos:

Celebramos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en la que todo el pueblo lo alaba


como rey con cantos y palmas. Por esto, nosotros llevamos nuestras palmas a la Iglesia para
que las bendigan ese día y participamos en la misa. (Marcos 11, 1-10)

Lunes Santo:

Es llamado “Lunes de Autoridad”. Jesús vuelve a Jerusalén y se dirige al templo, pero lo


encuentra convertido en un mercado. Jesús se enfrenta a los vendedores y los echa del
lugar, enseñándoles que se trata de un lugar sagrado al que había que respetar, un lugar
donde se iba a rendir culto. (Lucas 19, 45-46)

Martes Santo:

Es llamado “Martes de controversia,” porque Jesús se enfrenta con los líderes religiosos
de su tiempo. Primero con los sacerdotes y ancianos que cuestionan su autoridad para
predicar y hacer milagros. Y luego con los fariseos, quienes le preguntan sobre el tributo y

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Él responde mostrando una moneda: “Dad, pues al César lo que es del César; y a Dios lo
que es de Dios. (Juan 18, 28-40)

Miércoles Santo:

Recuerda el momento en el que Judas, uno de los doce discípulos del Señor, se pone de
acuerdo con los enemigos de Jesús y se ofrece a entregarlo a cambio de 30 monedas de
plata. La Iglesia Católica se reserva para este día un momento de penitencia, en las vísperas
de Pasión de Jesús, es día que nos preparamos con mayor interés para vivir mejor los días
del Triduo Pascual.

“El Triduo Pascual es el periodo de tiempo en el que la liturgia


cristiana y católica conmemoran la pasión, muerte y resurrección
de Jesús, y constituye el momento central de la Semana Santa y
del año litúrgico. En la liturgia católica, comprende desde la tarde
del Jueves Santo hasta la noche del Sábado Santo / madrugada
del Domingo de Resurrección.”

Jueves Santo:

Este día recordamos la Última Cena de Jesús con sus apóstoles en la que les lavó los
pies dándonos un ejemplo de servicio. En la Última Cena, Jesús se quedó con nosotros en
el pan y en el vino, nos dejó su cuerpo y su sangre. Es el jueves santo cuando instituyó la
Eucaristía y el Sacerdocio. Al terminar la última cena, Jesús se fue a orar, al Huerto de los
Olivos. Ahí pasó toda la noche y después de mucho tiempo de oración, llegaron a
aprehenderlo. Es también el primer día del Triduo Pascual.

Viernes Santo:

Es un día crucial en la liturgia cristiana y la conmemoración de la muerte de Cristo en


la cruz. Luego de su encarcelamiento Jesús es sometido a un juicio, donde sufre torturas
aberrantes. Los fieles se acercan al templo a rezar el Viacrucis, a rezar las Siete Palabras y
sobre todo a reflexionar sobre el significado de Muerte De Cristo, este día no hay misa, es
el único día que no se celebra el Sacrificio Eucarístico.

Sábado Santo:

Se recuerda el día que pasó entre la muerte y la Resurrección de Jesús. Es un día de luto
y tristeza pues no tenemos a Jesús entre nosotros. Las imágenes se cubren también, durante
la mañana no hay misa, el altar sigue desnudo y los sagrarios están abiertos hasta que, por
la noche, se lleva a cabo una vigilia pascual para celebrar la Resurrección de Jesús. Vigilia
quiere decir “la tarde y noche anteriores a una fiesta.” En esta celebración se acostumbra
bendecir el agua y encender las velas en señal de la Resurrección de Cristo, la gran fiesta
de los católicos.

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Domingo de Resurrección:

Es el día más importante y más alegre para todos nosotros, los católicos, ya que Jesús
venció a la muerte y nos dio la vida. Esto quiere decir que Cristo nos da la oportunidad de
salvarnos, de entrar al Cielo y vivir siempre felices en compañía de Dios. Pascua es el paso
de la muerte a la vida. La historia cuenta que en cuanto se hace de día, tres mujeres van al
sepulcro donde Jesús estaba enterrado y ven que no está su cuerpo. Un Ángel les dice que
ha resucitado. Van donde está la Virgen con los Apóstoles y les dan la gran noticia.
Mientras tanto, Pedro y Juan corren al sepulcro y ven las vendas en el suelo.

El desconsuelo que habían tenido la noche anterior se transforma en un júbilo general.


Rápidamente lo transmiten a los demás Apóstoles y discípulos y todos permanecen con la
Virgen en espera del gran momento de volver a encontrarse con el Señor.

¿Por qué la Semana Santa cambia de fecha cada año?


El pueblo judío celebraba la fiesta de pascua en recuerdo de la liberación de la
esclavitud de Egipto, el día de la primera luna llena de primavera. Esta fecha la fijaban en
base al año lunar y no al año solar de nuestro calendario moderno. Es por esta razón que
cada año la Semana Santa cambia de día, pues se le hace coincidir con la luna llena. En la
fiesta de la Pascua, los judíos se reunían a comer cordero asado y ensaladas de hierbas
amargas, recitar bendiciones y cantar salmos. Brindaban por la liberación de la esclavitud.

Jesús es el nuevo cordero pascual que nos trae la nueva liberación, del pecado y de la
muerte.

Sugerencias para vivir la Semana Santa

Asistir en familia a los oficios y ceremonias propios de la Semana Santa porque la


vivencia cristiana de estos misterios debe ser comunitaria.
Se puede organizar una pequeña representación acerca de la Semana Santa.
Poner algún propósito concreto a seguir para cada uno de los días de la Semana
Santa.
Elaborar unos cartelones en los que se escriba acerca de los días de la Semana Santa
y algunas ideas importantes acerca de cada uno de los días.

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Tema VII: Biblia
La Biblia es una compilación de textos que en un principio eran documentos separados,
llamados libros, escritos primero en hebreo, arameo y griego durante un dilatado período
de tiempo y después reunidos para formar el Antiguo Testamento para los cristianos, y
luego el Nuevo Testamento. Ambos testamentos forman la Biblia cristiana. La Biblia
transmite la palabra de Dios. La Biblia, o al menos parte de ella, se encuentra traducida a
2.303 idiomas.

La Biblia es considerada un libro sagrado por varias de las religiones de occidente, pero
no todo el material que contiene es de carácter religioso, (incluye genealogías, censos, leyes
civiles, actos administrativos, etc.) sino que tiene valor histórico y literario.

En sí la Biblia fue escrita a lo largo de aproximadamente 1000 años (900 a. C. - 100 d.


C.). El canon católico incluye 73 Libros, de los cuales 46 pertenecen al Antiguo
Testamento y 27 al Nuevo Testamento.

ANTIGUO TESTAMENTO
Es la serie de textos sagrados israelitas anteriores a Cristo, y que es aceptada por todos
los cristianos como primera parte de las biblias cristianas. En términos generales, no existe
un consenso general entre los diferentes grupos de cristianos sobre si el canon del Antiguo
Testamento debe corresponder al de la Biblia griega, con deuterocanónicos, que es lo que
plantean las iglesias cristianas ortodoxas y católica a través de su historia, o al del Tanaj
hebreo, que es lo que plantean los judíos actuales, algunos protestantes, y otros grupos
cristianos emanados de estos. En total se numeran en el Antiguo Testamento 39 libros en la
versión protestante, 46 libros en la versión de la Iglesia católica, y 51 libros en la de
la Iglesia ortodoxa. Sin embargo, el orden, nombres y particiones de los libros del Antiguo
Testamento de las biblias cristianas, a través de la historia, siguen la usanza griega y no la
hebrea. Y, de la misma forma, varía del judaísmo en la interpretación y énfasis. (Véase, por
ejemplo, el Libro de Isaías 7:14.). Aparte de los libros propios del texto griego de la Biblia,
el canon de la Iglesia copta admite otros libros, como el Libro de Enoc y el Libro de los
Jubileos.
Pentateuco
Éxodo
Génesis
Levítico
Números
Deuteronomio

Libros sapienciales
Salmos
Job
Proverbios
Eclesiastés
Cantar de los Cantares
Sabiduría

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Eclesiástico

Libros históricos
Josué
Rut
I Samuel
II Samuel
I Reyes
II Reyes
I Crónicas
II Crónicas
Esdras
Nehemías
Tobías
Judit
Ester
I Macabeos
II Macabeos

Libros proféticos
Isaías
Jeremías
Lamentaciones
Baruc
Ezequiel
Daniel
Oseas
Joel
Amós
Abdías
Jonás
Miqueas
Nahúm
Habacuc
Sofonías
Ageo
Sofonías
Zacarías
Malaquías

En algunas ediciones de la Biblia, los libros de Jeremías y Lamentaciones vienen unidos


como un solo libro.

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NUEVO TESTAMENTO

El Nuevo Testamento comprende 27 libros o escritos redactados durante los años


posteriores a la Resurrección de Cristo; debemos estos escritos a los apóstoles y
evangelistas de la Iglesia primitiva. La Iglesia los reconoció como libros inspirados por
Dios, los unió a los libros sagrados que recibió de la tradición judía y a partir de esos
nuevos libros innovo su propia interpretación de los antiguos.
Evangelios
Mateo
Marcos
Lucas
Juan

Hechos de los apóstoles

Cartas del Nuevo Testamento


Romanos
I Corintios
II Corintios
Gálatas
Efesios
Filipenses
Colosenses
I Tesalonicenses
II Tesalonicenses
I Timoteo
II Timoteo
Tito
Filemón
Hebreos

Cartas Católicas
Santiago
I Pedro
II Pedro
I Juan
II Juan
III Juan
Judas
Apocalipsis

La palabra testamento es de origen griego y significa a la vez “Alianza” y “Testamento”.


El Antiguo Testamento, pues recoge la historia que procede de la alianza más antigua del
Sinaí, donde Dios hizo un pacto con Israel. Los libros del Nuevo Testamento, por otra
parte, se refieren a una experiencia más reciente, la alianza entre Dios y su pueblo renovado
por el sacrificio de Jesús.

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¿Por dónde empezar la lectura de la Biblia?
Lo más sencillo es empezar con el Evangelio, en que nos encontramos directamente con
Cristo, que es la Luz, La Verdad y La Palabra de Dios.
Por supuesto, las páginas del Antiguo Testamento contienen enseñanzas muy
importantes. Sin embargo, el que las lee después de haber oído a Cristo las comprende
mejor y les encuentra otro sabor.
Algunos suelen abrir la Biblia a la suerte y consideran que el párrafo encontrado primero
les dará precisamente la palabra que necesitan en ese momento. Bien es cierto que Dios
puede contestar así a sus inquietudes, pero nunca se comprometió a comunicarse con
nosotros de esta manera.
En todo caso conviene haber leído, una vez por lo menos, en forma seguida cada uno de
los libros del Nuevo Testamento. Lo bueno es empezar con el Evangelio: léase al respecto
la “Introducción a los Cuatro Evangelios”, al comienzo del Nuevo testamento.

PARA MANEJAR LA BIBLIA


Cada libro de la Biblia se divide en capítulos. Cada capítulo se divide en versículos.
Habitualmente se cita el libro en forma abreviada. Por ejemplo, Mt significa Evangelio
según Mateo.
Los capítulos son indicados con cifras muy grandes al comienzo de un párrafo. Los
versículos son indicados con números pequeños en el margen.
Para indicar un lugar en la Biblia se da primero el capítulo y después el versículo. Por
ejemplo, Jn 20,13 significa Evangelio de Juan, capitulo 20, versículo 13. Lc 2,6-10
significa Evangelio de Lucas, capitulo 2, del versículo 6 al 10.

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Tema VIII: Virgen Maria
En el mes de mayo, todo el mundo festejamos a las mamás. Los católicos dedicamos
este mes a Nuestra Madre del Cielo: la VIRGEN MARÍA. ¿Quién es la Virgen María? Es
la mujer que escogió Dios para ser la Madre de nuestro salvador Jesucristo y Madre
nuestra. Dios pensó en la mujer más buena y hermosa que jamás haya existido: MARÍA.

LA VIDA DE LA VIRGEN MARÍA

- Los padres de la Virgen María se llamaban Joaquín y Ana. Eran de la Tribu de Judá y eran
descendientes del Rey David.

- La Virgen era una muchacha humilde, bondadosa y sobretodo vivía muy cerca de Dios.
Dedicaba mucho tiempo a orar, y había prometido a Dios servirlo y amarlo a Él durante
toda su vida.

- Un día, María conoció a José, que era un hombre muy bueno y muy piadoso también.
José pidió a María que se casaran.

Cuando estaban ya comprometidos, pero todavía no se casaban ni vivían juntos, un día


mientras María estaba rezando, se le apareció un ángel, el Arcángel Gabriel, y le dijo:
“Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres.
No temas, María has hallado gracia delante de Dios y concebirás en tu seno y darás a luz
un hijo, a quién pondrás por nombre Jesús”. Lucas 1, 26-31

- Y te preguntarás: ¿Qué hizo María? Pues con toda humildad dijo que SI al ángel con
estas palabras: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

- ¡Qué grande y qué hermoso fue este momento para la humanidad! Imagínate, Dios que
todo lo puede, respetó la libertad de María, le mandó ¨preguntar¨ si quería ser la madre de
Jesucristo, el Dios que se iba a hacer hombre para salvarnos.

- Y la Virgen María no pensó si esto iba a ser muy difícil o le iba a traer mucho
sufrimiento, sólo dijo un SÍ GENEROSO a Dios.

- Así deberíamos nosotros de responder a Dios cuando sentimos que nos pide algo, en vez
de darle tantas vueltas y poner excusas.

- Luego María no sabía cómo contarle lo sucedido a José, ¿Cómo ella embarazada antes
de casarse con él? Entonces un ángel le dijo a José en sueños que no dudara en recibir a
María como esposa, que el hijo concebido en ella era obra del Espíritu Santo.

- Entonces José, que como te dijimos, era un hombre bueno y justo, recibió a María,
se casaron y decidió guardar esto en secreto. Después la Virgen y San José ofrecieron
a Dios guardar CASTIDAD toda su vida. Por eso la Virgen no tuvo ningún otro hijo.

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Aquí queremos explicarte que hay algunas sectas, o personas de otras religiones, que
dicen que la Virgen tuvo más hijos. Esto no es cierto por lo siguiente:

- Ellos dicen que en la Biblia está escrito “los hermanos” de Jesús y ahí se apoyan para
decir esto. Pero fíjate que en la Biblia se habla de “los hermanos” de Jesús, porque en el
idioma hebreo, arameo y árabe, se les llamaba ¨hermanos¨ a los primos hermanos y a los
parientes. Y claro que Jesús tenía parientes, pero no hermanos, porque María permaneció
Virgen siempre. ¡No te dejes confundir!

¿Cómo era la vida de la Virgen María?


Ella, como cualquier madre, trabajaba en su hogar, pero de una manera especial; sería
imposible decir todas las VIRTUDES, o sea las cosas buenas que tenía la Virgen. Por
mencionar algunas, María era una mujer HUMILDE, es decir sencilla; GENEROSA, que se
olvidaba de sí misma por los demás; CON UNA GRAN CARIDAD, amaba y ayudaba a
todos por igual y una mujer que SERVÍA a José y a Jesús, su familia, con un gran AMOR y
una gran ALEGRÍA. La Virgen era PACIENTE y quizá lo más hermoso que tenía era que
ACEPTABA CONTENTA TODO LO QUE DIOS LE PEDÍA EN LA VIDA.

LOS DOGMAS SOBRE LA VIRGEN MARÍA

- La IGLESIA nos enseña 4 ¨DOGMAS¨, o sea, 4 cosas que debemos creer los católicos
sobre la Virgen María. No dejes que otra gente trate de convencerte de lo contrario.

1. La INMACULADA CONCEPCIÓN.
Te acuerdas que te contamos que Adán y Eva desobedecieron a Dios; desde entonces
todos los hombres nacemos con una mancha en nuestra alma que se llama PECADO
ORIGINAL. Este pecado se borra cuando nos bautizan. Pues, la INMACULADA
CONCEPCIÓN significa que la única mujer a la que Dios le permitió ser concebida y nacer
sin este pecado original, fue a la Virgen María, porque iba a ser la madre de Jesús.

2. La MATERNIDAD DIVINA:
Esto quiere decir que la Virgen María es verdadera madre humana de Jesucristo, el hijo
de Dios.

3. La PERPETUA VIRGINIDAD:
Significa que, como ya te explicamos antes, María permaneció VIRGEN toda su vida.

4. La ASUNCIÓN A LOS CIELOS:


La Virgen María, al final de su vida, fue llevada en cuerpo y alma al cielo.

Durante la Vida Pública de Jesús


En los tres años de vida pública de Nuestro Señor Jesucristo hallamos a María Santísima
principalmente en tres momentos: 1º Abogando por los necesitados en Caná de Galilea; 2º
Saliendo al encuentro de Jesús, agobiado con el peso de la Cruz, en la calle de la amargura;
y 3º En el Calvario, donde fue constituida Madre Nuestra.

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1º Las Bodas de Caná (Juan 2, 1-12)

Había sido invitado Jesús con sus discípulos a unas bodas, a que asistía también María.
Durante la comida faltó el vino. María se lo advirtió a Jesús. "Mujer, le contesta el
Salvador, ¿por qué te diriges a mí? No ha llegado aún mi hora".

Y dice María a los sirvientes: "Haced cuanto Él os diga". Ordena Jesús que llenen de
agua seis tinajas, manda escanciarlas, y gustan los convidados un vino mejor que el que
hasta entonces se les había servido. Este fue el primer milagro de Jesús, que sirvió para
confirmar a sus discípulos.

Si María no hubiese intervenido, el Salvador no hubiese obrado el prodigio; sin


embargo, el milagro se efectuó, y nota el Evangelio que fue el primero que obró Jesús.
¡Qué delicada atención la del Señor!

Durante una época entera de su vida, va como a olvidarse de su Madre; pero antes le
concede obtener el primer milagro que confirma la fe de sus discípulos. ¡Qué demostración
tan espléndida del poder de María!

2º En la Calle de la Amargura

Acompañada por San Juan y por las piadosas mujeres, María quiso salir al encuentro de
su divino hijo. El lugar del suplicio no es ciertamente un sitio adecuado para una madre.

Bien sabía Ella que no habría podido prestar ningún socorro a su Hijo pues los verdugos,
según la ley, se lo habrían impedido. Sabía muy bien, además, que con su presencia, lejos
de disminuir el dolor del Salvador, no haría más que aumentarlo. Esto no obstante, su
deber, su calidad de Corredentora, no le permitía estar ausente; impulsada por el deber, se
dirigió Ella también hacia el Calvario, al encuentro de su Hijo.

Una antigua tradición nos cuenta que la Virgen en vez de agregarse a la multitud
tumultuosa que seguía al condenado, tomó un atajo a fin de encontrarse con su Hijo, quizás
junto a la puerta por la cual habría debido pasar para dirigirse al Calvario y se encontró de
hecho con Él, pero, a causa de los esbirros y de la plebe no hubo ni pudo haber otra cosa,
entre Ella y Él, que un rápido cambio de miradas y de afectos, sintetizando en dos palabras
pronunciadas más con el corazón que con los labios: "Madre mía, Hijo mío". Cuánto pesar
y compasión no se expresarían mutuamente. Cuántas cosas no se dirían en estas dos
palabras.

3º María Santísima al pie de la Cruz

Después de haberse visto María como olvidada durante la vida pública del Salvador,
reaparece en el momento supremo del sacrificio. Allí está; fuerte en medio de su inmenso
dolor. La ve su Hijo, y en su corazón sumergido en el sufrimiento, halla aún, lugar para la

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compasión y la piedad hacia su Madre. En el momento de la despedida, quiere verse
reemplazado para con Ella. ¿A quién confiar tan preciosa misión, sino a su discípulo
amado? "Mujer, dice a María, designando a Juan: he aquí a tu Hijo". "Hijo, dice a San Juan,
he aquí a tu Madre" (Juan 19, 25-28).

María mira a su alrededor. Sólo ve a Juan, y a Juan precisamente mira Jesús. Entonces
comprendió muy bien María que Juan estaba allí en representación de otros hombres, cuyo
lugar él ocupaba en esos instantes sublimes, y esos hombres éramos todos nosotros. Recién
entonces comprendió el hondo significado de su "fiat" de Nazaret: para salvarnos, para ser
Nuestra Madre en el orden de la gracia, debía sacrificar a su Hijo, en el orden de la
naturaleza. He aquí, cómo la Santísima Virgen ha quedado constituida Madre nuestra, he
aquí cuál es la parte que ha tenido en nuestra redención y hasta qué punto le somos
deudores de la vida de la gracia para nuestra salvación.

Últimos años de la Virgen


Los últimos años vividos por María sobre la tierra, han permanecido envueltos en una
neblina tan espesa que casi no es posible entreverlos con la mirada, y mucho menos
penetrarlos. La Escritura calla y la tradición nos hace llegar solamente ecos lejanos e
inciertos. Indudablemente la Virgen, en aquellos años en que permaneció en la tierra, debió
exclamar continuamente, con mayor razón que San Pablo, dirigiéndose a los primeros
cristianos: "Mi vida es Cristo y la muerte sería para mí una ganancia. Mas, ¿qué escoger? A
la verdad, mucho mejor sería para mí irme con Él; pero vuestra necesidad me manda quedar
aquí... Permaneceré con vosotros para provecho vuestro y gozo de vuestra fe" (Filipenses,
1, 21-26).

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Tema IX: Los Sacramentos (Confirmación)
Son signos sensibles/palpables, instituidos por Jesucristo, para darnos la gracia. La
gracia es un don sobrenatural que Dios nos concede para alcanzar la vida eterna.

El bautismo
Es el sacramento por el que renacemos a la vida divina, mediante la ablución con agua y
la invocación expresa de la Trinidad.

¿Qué efectos produce el bautismo?


Los efectos que produce el bautismo son estos: perdona el pecado original y cualquier
otro pecado con las penas debidas por ellos e imprime en el alma el carácter sacramental
que nos hace cristianos y miembros de la Iglesia y nos da la gracia santificante que nos
hace hijos de Dios.

¿Es el bautismo el primero y el más necesario de los sacramentos?


El Bautismo es el primero de los sacramentos porque antes de estar bautizado no se
puede recibir ningún otro sacramento, y es el más necesario porque todos debemos renacer
por el bautismo para salvarnos.

La Confirmación
Es el Sacramento que nos llena del Espíritu Santo mediante dones y nos hace perfectos
cristianos, apóstoles de Jesucristo.

¿Cómo se debe recibir la Confirmación?


La Confirmación se debe recibir en estado de gracia y conociendo las principales
verdades cristianas.

¿Cómo se confiere el sacramento de la Confirmación?


El sacramento de la Confirmación, se confiere por la unción del crisma en la frente, que
se hace con la imposición de la mano.

La Eucaristía
En este culmina la iniciación cristiana. Los que han sido elevados a la dignidad del
sacerdocio real por el Bautismo y configurados más profundamente con Cristo por la
Confirmación, participan por medio de la Eucaristía con toda la comunidad en el sacrificio
mismo del Señor.

"Nuestro Salvador, en la última Cena, la noche en que fue entregado, instituyó el


sacrificio eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta,
el sacrificio de la cruz y confiar así a su Esposa amada, la Iglesia, el memorial de su muerte
y resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual
en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria
futura"

29
La penitencia o confesión
El sacramento de la Penitencia o Confesión es uno de los mayores regalos que la
misericordia de Cristo nos ha dejado para que vivamos Vida sobrenatural. Se
denomina sacramento de la Penitencia porque consagra un proceso personal y eclesial
de conversión, de arrepentimiento y de reparación por parte del cristiano pecador.

Es llamado sacramento de la confesión porque la declaración o manifestación, la


confesión de los pecados ante el sacerdote, es un elemento esencial de este sacramento. En
un sentido profundo este sacramento es también una "confesión", reconocimiento y
alabanza de la santidad de Dios y de su misericordia para con el hombre pecador.

Para confesarse bien se necesita:


1- Examen de conciencia.
2- Dolerse de los pecados cometidos.
3- Propósito de enmendarse de ellos.
4- Confesar al sacerdote todos los pecados mortales.
5- Cumplir la penitencia que nos fuere impuesta.

La Unción de los enfermos


El sacramento tiene como fin otorgar una gracia especial al cristiano que experimenta
las dificultades naturales de un estado de enfermedad grave o de vejez. Así se celebra el
poder sanador de Nuestro Señor Resucitado para aquellos que entre nosotros se encuentran
enfermos o muriendo.

La enfermedad y el sufrimiento se han contado siempre entre los problemas más graves
que aquejan la vida humana. En la enfermedad, el hombre experimenta su impotencia, sus
límites y su finitud. Toda enfermedad puede hacernos entrever la muerte.

La enfermedad puede conducir a la angustia, al repliegue sobre sí mismo, a veces


incluso a la desesperación y a la rebelión contra Dios. Puede también hacer a la persona
más madura, ayudarla a discernir en su vida lo que no es esencial para volverse hacia lo que
lo es. Con mucha frecuencia, la enfermedad empuja a una búsqueda de Dios, un retorno a
él.

El Orden Sacerdotal
Este consagra a los hombres elegidos por Dios; es el sacramento donde se ordenan
hombres a sacerdotes-discípulos de Jesucristo para que difundan su palabra a toda la
humanidad, den ejemplos de vida, sigan su ministerio, conviertan almas, liberen los
pecados y contribuyan a la salvación de la humanidad con sus enseñanzas y ejemplos.

El Orden es el sacramento gracias al cual la misión confiada por Cristo a sus Apóstoles
sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos: es, pues, el sacramento del
ministerio apostólico. Comprende tres grados: el episcopado, el presbiterado y el
diaconado.

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Cristo, sumo sacerdote y único mediador, ha hecho de la Iglesia "un Reino de sacerdotes
para su Dios y Padre" Toda la comunidad de los creyentes es, como tal, sacerdotal. Los
fieles ejercen su sacerdocio bautismal a través de su participación, cada uno según su
vocación propia, en la misión de Cristo, Sacerdote, Profeta y Rey. Por los sacramentos del
Bautismo y de la Confirmación los fieles son "consagrados para ser...un sacerdocio santo"
(LG 10)

Matrimonio
Es una alianza de por vida entre un hombre y una mujer, en el cual se convierten en una
señal viviente del Amor de Dios por su Iglesia y el mundo. Ambos deberán tener por lo
menos 19 años de edad. Al menos una persona debe estar bautizada y ser miembro activo
de la Iglesia.

Dios que ha creado al hombre por amor lo ha llamado también al amor, vocación
fundamental e innata de todo ser humano. Porque el hombre fue creado a imagen y
semejanza de Dios, que es Amor. Habiéndolos creado Dios hombre y mujer, el amor mutuo
entre ellos se convierte en imagen del amor absoluto e indefectible con que Dios ama al
hombre. Este amor es bueno, muy bueno, a los ojos del Creador. Y este amor que Dios
bendice es destinado a ser fecundo y a realizarse en la obra común del cuidado de la
creación. "Y los bendijo Dios y les dijo: "Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y
sometedla''.

¿POR QUÉ 7 SACRAMENTOS?

Porque 7 son las etapas de la vida. Hay una gran semejanza entre las etapas de la vida natural y las
etapas de la vida sobrenatural" Lee: Catecismo de la Iglesia Católica (CIC n. 1210).

1. En la vida natural hay que nacer.

En la vida sobrenatural hay que nacer del agua y del espíritu. Lee: Juan 3, 5. Nuestra madre la Iglesia
nos engendra por el Bautismo.

2. En la vida natural hay que crecer y dar fruto.

En la vida sobrenatural la Confirmación lleva a su desarrollo y hace fructificar esa vida recibida en el
Bautismo. Lee: Juan 15, 16.

3. Para vivir es necesario alimentarnos.

En la Eucaristía Cristo, el Pan de Vida, nos nutre con su cuerpo y su sangre. Lee: Lucas 22, 19.

4. En la vida natural enfermamos y necesitamos medicina para recuperar la salud.

En la vida sobrenatural Jesucristo, medico de las almas (Lee: Mateo 9, 12), nos ofrece el sacramento de
la Reconciliación para sanar las heridas del pecado: Lee: CIC n.1421.

5. En la vida natural buscamos formar un hogar.

En la vida sobrenatural Cristo quiere que los esposos se amen como El ama a su Iglesia (Lee: Efesios 5,
25): para eso instituyó el Matrimonio.

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6. En la vida natural necesitamos de una autoridad que ordene la vida social.

En la vida sobrenatural el Reino de Cristo en este mundo exige una autoridad, unos pastores que
apacienten las ovejas de Cristo, para ello Cristo instituyó el Sacerdocio.

7. La vida natural llega a su ocaso y morimos.

La Uncion de los Enfermos nos conforma con la muerte y resurrección de Cristo: Lee: CIC n. 1523.

¿QUIÉN INVENTÓ EL ARCO IRIS?

En efecto, Cristo dijo: "Quien no nace del agua y del Espiritu no puede entrar en el Reino de Dios".
Juan 3, 5. Pero Jesucristo nunca dijo: "Basta tan solo nacer del agua y del Espíritu para entrar en el
Reino de Dios". Y ¡claro! ¿como iba a bastar? Aquel que es la Vida verdadera ¿como nos iba a dar la
vida a medias? Si la vida natural tiene siete etapas ¿por qué Cristo iba a hacer la vida sobrenatural menos
perfecta? Algunos cristianos objetan: "Yo no veo los siete sacramentos en la Biblia, para mi son un
invento de la Iglesia Católica".

¡Claro que no los ves! De la misma manera que tú no ves los siete colores del arco iris si no tienes un
prisma. Nosotros si los vemos porque tenemos un prisma que es la Iglesia. El prisma no inventa los
colores de la luz, simplemente los separa y distingue para que tu ojo los pueda percibir con claridad y
nitidez. Lo mismo la Iglesia, ella no inventa los sacramentos, simplemente nos ayuda a distinguir con
claridad lo que la Biblia enseña.

Sin el prisma yo no podría distinguir los siete colores en un rayo de luz. Sin la Iglesia yo no puedo
percibir los siete sacramentos contenidos en la luz de la Palabra Divina.

LOS SACRAMENTOS EN LA BIBLIA


SIETE PRUEBAS DE LA FE

Bautismo.
"Y acercándose Jesús les dijo: Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; id pues
y enseñad a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo". Mateo 28, 18-19.

Confirmación.
"Cuando los apóstoles oyeron como había recibido Samaria la palabra de Dios, enviaron a
Pedro y a Juan, los cuales bajando, oraron sobre ellos para que recibiesen el Espíritu Santo,
pues aun no había venido sobre ninguno de ellos; solo habían sido bautizados en el nombre
del Señor Jesús. Entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo". Hechos
8, 14-17.

Eucaristía.
"Tomando pan se los dio diciendo: ´Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros, haced
esto en memoria mía.´ Así mismo el caliz... diciendo: ´Este es el caliz de la Nueva Alianza
en mi sangre que es derramada por vosotros´”. Lucas 22, 19-20.

Confesion.

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"Diciendo esto soplo y les dijo: ´Recibid el Espíritu Santo, a quien perdonéis los pecados
les serán perdonados, a quien se los retuviereis, les serán retenidos´ ". Juan 20, 22-23.

Unción de los enfermos.


"¿Alguno entre vosotros enferma? Haga llamar a los presbíteros de la Iglesia y oren sobre
él, ungiéndole con el óleo en el nombre del Señor". Santiago 5, 14.

Sacerdocio.
"Les constituyeron presbiteros en cada iglesia por la imposición de las manos, orando y
ayunando y los encomendaron al Señor". Hechos 14, 23.

Matrimonio.
"En cuanto a los casados, el precepto no es mío sino del Señor, que la mujer no se separe
del marido y de separarse, que no vuelva a casarse o se reconcilie con el marido y que el
marido no repudie a su mujer". 1 Corintios 7, 10-11.

Sacramento de la Confirmación
Es uno de los tres sacramentos de iniciación cristiana. La misma palabra, Confirmación
que significa afirmar o consolidar, nos dice mucho.

En este sacramento se fortalece y se completa la obra del Bautismo. Por este


sacramento, el bautizado se fortalece con el don del Espíritu Santo. Se logra un arraigo más
profundo a la filiación divina, se une más íntimamente con la Iglesia, fortaleciendose para
ser testigo de Jesucristo, de palabra y obra. Por el es capaz de defender su fe y de
transmitirla. A partir de la Confirmación nos convertimos en cristianos maduros y
podremos llevar una vida cristiana más perfecta, más activa. Es el sacramento de la
madurez cristiana y que nos hace capaces de ser testigos de Cristo.

El dia de Pentecostés - cuando se funda la Iglesia - los apostoles y discipulos se


encontraban reunidos junto a la Virgen. Estaban temerosos, no entendían lo que había
pasado - creyendo que todo había sido en balde - se encontraban tristes. De repente,
descendió el Espíritu Santo sobre ellos -quedaron transformados - y a partir de ese
momento entendieron todo lo que había sucedido, dejaron de tener miedo, se lanzaron a
predicar y a bautizar. La Confirmación es “nuestro Pentecostés personal”. El Espíritu Santo
está actuando continuamente sobre la Iglesia de modos muy diversos. La Confirmación - al
descender el Espíritu Santo sobre nosotros - es una de las formas en que Él se hace presente
al pueblo de Dios.

Institución

El Concilio de Trento declaró que la Confirmación era un sacramento instituido por


Cristo, ya que los protestantes lo rechazaron porque - segun ellos - no aparecía al momento
preciso de su institución. Sabemos que fue instituido por Cristo, porque sólo Dios puede
unir la gracia a un signo externo.

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Además encontramos en el Antiguo Testamento, numerosas referencias por parte de los
profetas, de la acción del Espíritu en la época mesiánica y el propio anuncio de Cristo de
una venida del Espíritu Santo para completar su obra. Estos anuncios nos indican un
sacramento distinto al Bautismo. El Nuevo Testamento nos narra como los apóstoles, en
cumplimiento de la voluntad de Cristo, iban imponiendo las manos, comunicando el Don
del Espíritu Santo, destinado a complementar la gracia del Bautismo. “Al enterarse los
apóstoles que estaban en Jerusalén de que Samaria había aceptado la Palabra de Dios, les
enviaron a Pedro y a Juan. Estos bajaron y oraron por ellos para que recibieran al Espíritu
Santo; pues todavía no había descendido sobre ninguno de ellos; únicamente habían sido
bautizados en nombre del Señor Jesus. Entonces les imponían las manos y recibían al
Espíritu Santo”. (Hech. 8, 15-17; 19, 5-6).

El Signo: La Materia y la Forma

Dijimos que la materia del Bautismo, el agua, tiene el significado de limpieza, en este
sacramento la materia significa fuerza y plenitud. El signo de la Confirmación es la
“unción”. Desde la antigüedad se utilizaba el aceite para muchas cosas: para curar heridas,
a los gladiadores de les ungía con el fin de fortalecerlos, también era símbolo de
abundancia, de plenitud. Además la unción va unido al nombre de “cristiano”, que significa
ungido.

La materia de este sacramento es el “santo crisma”, aceite de oliva mezclado con


bálsamo, que es consagrado por el Obispo el día del Jueves Santo. La unción debe ser en la
frente.

La forma de este sacramento, palabras que acompañan a la unción y a la imposición


individual de las manos “Recibe por esta señal de la cruz el don del Espíritu Santo” (Catec.
no. 1300). La cruz es el arma con que cuenta un cristiano para defender su fe.

La Confirmación perfecciona la gracia bautismal, y nos da la fortaleza de Dios para ser


firmes en la fe y en el amor a Dios y al prójimo y haciéndonos soldados y apóstoles de
Cristo.

Nos da también audacia para cumplir el derecho y el deber, que tenemos por el
Bautismo, de ser apóstoles de Jesus, para difundir la fe y el Evangelio, personalmente o
asociados, mediante la palabra y el buen ejemplo.

¿Cuándo y cómo se debe recibir la Confirmación?


Se debe recibir cuando se ha llegado al uso de razón, o antes, si hay peligro de muerte y
en estado de gracia y con la preparación conveniente.

¿Quién puede confirmar?


Puede confirmar el obispo, y en algunos casos especiales los sacerdotes delegado por el
obispo.

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Tema X: Tiempos Litúrgicos
La celebración del Año Litúrgico es la vivencia de la vida de Cristo, todas sus etapas
desde su nacimiento hasta su muerte.

Origen del Año Litúrgico


Las fiestas cristianas han surgido paulatinamente a través de los siglos. Estas nacen de
un deseo de la Iglesia Católica de profundizar en los diversos momentos de la vida de
Cristo. Se comenzó con la fiesta del Domingo y la Pascua, luego se unió Pentecostés y, con
el tiempo, otras más.
La primera fiesta que se celebró fue la del domingo. Después, con la Pascua como única
fiesta anual, se decidió festejar el nacimiento de Cristo en el solsticio de invierno, día en
que numerosos pueblos paganos celebraban el renacimiento del sol. En lugar de festejar al
“Sol de Justicia”, se festeja al Dios Creador. Así, poco a poco, se fue conformando el Año
litúrgico con una serie de fiestas solemnes, alegres, de reflexión o de penitencia.
La liturgia es la manera de celebrar nuestra fe. No solo tenemos fe y vivimos de acuerdo
con ella, sino que la celebramos con acciones de culto en las que manifestamos,
comunitaria y públicamente, nuestra adoración a Jesucristo, presente con nosotros en la
Iglesia. Al vivir la liturgia, nos enriquecemos de los dones que proceden de la acción
redentora de Dios.
La liturgia es el conjunto de signos sensibles, eficaces, de la santificación y del culto a la
Iglesia. Es el conjunto de la oración pública de la Iglesia y de la celebración sacramental.
Liturgia viene del griego leitourgia, que quiere decir servicio público, generalmente
ofrecido por un individuo a la comunidad. El Concilio Vaticano II en la “Constitución
sobre la Liturgia” nos dice: “La liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella,
los signos sensibles significan y cada uno a su manera, realizan la santificación del hombre
y así el Cuerpo místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto
público íntegro". La liturgia es la acción sagrada por excelencia, ninguna oración o acción
humana la puede igualar por ser obra de Cristo y de toda su Iglesia y no de una persona o
un grupo.

Cada celebración litúrgica tiene un triple significado:


1. Recuerdo: Todo acontecimiento importante debe ser recordado. Por ejemplo, el
aniversario del nacimiento de Cristo, su pasión y muerte, etc.

2. Presencia: Es Cristo quien se hace presente en las celebraciones litúrgicas concediendo


gracias espirituales a todos aquellos que participan en ellas, de acuerdo a la finalidad última
de la Iglesia que es salvar a todos los hombres de todos los tiempos.

3. Espera: Toda celebración litúrgica es un anuncio profético de la esperanza del


establecimiento del Reino de Cristo en la tierra y de llegar un día a la patria celestial.

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El Año litúrgico es el desarrollo de los misterios de la vida, muerte y resurrección de
Cristo y las celebraciones de los santos que nos propone la Iglesia a lo largo del año. Es
vivir y no sólo recordar la historia de la salvación. Esto se hace a través de fiestas y
celebraciones. Se celebran y actualizan las etapas más importantes del plan de salvación. Es
un camino de fe que nos adentra y nos invita a profundizar en el misterio de la salvación.
Un camino de fe para recorrer y vivir el amor divino que nos lleva a la salvación.

Los Tiempos litúrgicos


El Año litúrgico está formado por distintos tiempos litúrgicos. Estos son tiempos en los
que la Iglesia nos invita a reflexionar y a vivir de acuerdo con alguno de los misterios de la
vida de Cristo. Comienza por el Adviento, luego viene la Navidad, Epifanía, Primer tiempo
ordinario, Cuaresma, Semana Santa, Pascua, Tiempo Pascual, Pentecostés, Segundo tiempo
ordinario y termina con la fiesta de Cristo Rey.

En cada tiempo litúrgico, el sacerdote se reviste con casulla de diferentes


colores:
Blanco significa alegría y pureza. Se utiliza en el tiempo de Navidad y de Pascua.

Verde significa esperanza. Se utiliza en el tiempo ordinario.


Morado significa luto y penitencia. Se usa en Adviento, Cuaresma y Semana Santa,

Rojo significa el fuego del Espíritu Santo y el martirio. Se utiliza en las fiestas de los
santos mártires y en Pentecostés.
El Adviento es tiempo de espera para el nacimiento de Dios en el mundo. Es recordar a
Cristo que nació en Belén y que vendrá nuevamente como Rey al final de los tiempos. Es
un tiempo de cambio y de oración para comprometernos con Cristo y esperarlo con alegría.
Es preparar el camino hacia la Navidad. Este tiempo litúrgico consta de las cuatro semanas
que preceden al 25 de diciembre, abarcando los cuatro domingos de Adviento.

Al terminar el Adviento, comienza el Tiempo de Navidad, que va desde la Navidad o


Nacimiento, que se celebra el 25 de diciembre y nos recuerda que Dios vino a este mundo
para salvarnos.
La Epifanía se celebra cada 6 de enero y nos recuerda la manifestación pública de Dios a
todos los hombres. Aquí concluye el Tiempo de Navidad.
El Primer tiempo ordinario es el que va de la fiesta de la Epifanía hasta inicio
de Cuaresma. En el Primer y Segundo tiempo ordinario del Año litúrgico, no se celebra
ningún aspecto concreto del misterio de Cristo. En ambos tiempos se profundizan los
distintos momentos históricos de la vida de Cristo para adentrarnos en la historia de la
Salvación.
La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y se prolonga durante los cuarenta
días anteriores al Triduo Pascual.

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La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de
Resurrección.
El Domingo de Pascua es la mayor fiesta de la Iglesia, en la que se celebra la
Resurrección de Jesús. Es el triunfo definitivo del Señor sobre la muerte y primicia de
nuestra resurrección.
El Tiempo de Pascua es tiempo de paz, alegría y esperanza. Dura cincuenta días, desde el
Domingo de Resurrección hasta Pentecostés, que es la celebración de la venida del Espíritu
Santo sobre los apóstoles. En esta fiesta se trata de abrir el corazón a los dones del Espíritu
Santo.

Después de Pentecostés sigue el Segundo tiempo ordinario del año litúrgico que termina
con la fiesta de Cristo Rey.

Las fiestas que cambian año con año, son las siguientes:

· Miércoles de Ceniza
· Semana Santa
· La Ascensión del Señor
· Pentecostés
· Fiesta de Cristo Rey

Ahora, hay fiestas litúrgicas que nunca cambian de fecha, como por ejemplo:

· Navidad
· Epifanía
· Candelaria
· Fiesta de San Pedro y San Pablo
· La Asunción de la Virgen
· Fiesta de todos los santos

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Tema XI: Pentecostés y Espiritu Santo
Es una festividad cristiana que data del siglo primero y estaba muy estrechamente
relacionada con la Pascua.

Originalmente se denominaba “fiesta de las semanas” y tenía lugar siete semanas


después de la fiesta de los primeros frutos (Levíticos 23, 15-21; Deuteronomio 16, 9). Siete
semanas son cincuenta días; de ahí el nombre de Pentecostés (= cincuenta) que recibió más
tarde. En su origen tenía un sentido fundamental de acción de gracias por la cosecha
recogida, pero pronto se le añadió un sentido histórico: se celebraba en esta fiesta el hecho
de la alianza y el don de la ley.
En el marco de esta fiesta judía, el libro de los Hechos coloca la efusión del Espíritu
Santo sobre los apóstoles (Hechos 2, 1-4). A partir de este acontecimiento, Pentecostés se
convierte también en fiesta cristiana de primera categoría (Hechos 20, 16; 1 Corintios 16,8).
PENTECOSTÉS, algo más que la venida del espíritu...
La fiesta de Pentecostés es uno de los domingos más importantes del año, después de la
Pascua. En el Antiguo Testamento era la fiesta de la cosecha y, posteriormente, los
israelitas, la unieron a la Alianza en el Monte Sinaí, cincuenta días después de la salida de
Egipto.
Aunque durante mucho tiempo, debido a su importancia, esta fiesta fue llamada por el
pueblo segunda Pascua, la liturgia actual de la Iglesia, si bien la mantiene como máxima
solemnidad después de la festividad de Pascua, no pretende hacer un paralelo entre ambas,
muy por el contrario, busca formar una unidad en donde se destaque Pentecostés como la
conclusión de la cincuentena pascual.
En este sentido, Pentecostés, no es una fiesta autónoma y no puede quedar sólo como la
fiesta en honor al Espíritu Santo. Aunque lamentablemente, hoy en día, son muchísimos los
fieles que aún tienen esta visión parcial, lo que lleva a empobrecer su contenido.

Hay que insistir que, la fiesta de Pentecostés, es el segundo domingo más importante del
año litúrgico en donde los cristianos tenemos la oportunidad de vivir intensamente la
relación existente entre la Resurrección de Cristo, su Ascensión y la venida del Espíritu
Santo.
Es bueno tener presente, entonces, que todo el tiempo de Pascua es, también, tiempo del
Espíritu Santo, Espíritu que es fruto de la Pascua, que estuvo en el nacimiento de la Iglesia
y que, además, siempre estará presente entre nosotros, inspirando nuestra vida, renovando
nuestro interior e impulsándonos a ser testigos en medio de la realidad que nos corresponde
vivir.

Jesús lo había prometido:


“Mi padre os dará otro Abogado, que estará con vosotros para siempre: el
espíritu de Verdad” (San Juan 14, 16-17)
Más adelante les dice: “Les he dicho estas cosas mientras estoy con ustedes;

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pero el Abogado, El Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, ése les
enseñará todo y traerá a la memoria todo lo que yo les he dicho.” (San Juan 14,
25-26).
Al terminar la cena, les vuelve a hacer la misma promesa: “Les conviene que
yo me vaya, pues al irme vendrá el Abogado,... muchas cosas tengo todavía que
decirles, pero no se las diré ahora. Cuando venga Aquél, el Espíritu de Verdad,
os guiará hasta la verdad completa,... y os comunicará las cosas que están por
venir” (San Juan 16, 7-14).
Entonces, en el calendario del Año Litúrgico, después de la fiesta de la
Ascensión, a los cincuenta días de la Resurrección de Jesús, celebramos la
fiesta de Pentecostés.

¿Qué pasó ese día?


Después de la Ascensión de Jesús, se encontraban reunidos los apóstoles
con la Madre de Jesús. Era el día de la fiesta de Pentecostés. Tenían miedo de
salir a predicar. Repentinamente, se escuchó un fuerte viento y pequeñas
lenguas de fuego se posaron sobre cada uno de ellos.

Quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas


desconocidas. En esos días, había muchos extranjeros y visitantes en
Jerusalén, que venían de todas partes del mundo a celebrar la fiesta de
Pentecostés judía. Cada uno oía hablar a los apóstoles en su propio idioma y
entendían a la perfección lo que ellos hablaban. Es este día cuando comenzó a
existir la Iglesia como tal.

El Espíritu Santo es Dios, es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. La


Iglesia nos enseña que el Espíritu Santo es el amor que existe entre el Padre y
el Hijo.

Los dones del Espíritu Santo son hábitos sobrenaturales infundidos por Dios en las
potencias del alma para recibir y secundar con facilidad las nociones del propio Espíritu
Santo al modo divino o sobrehumano.

1. Sabiduría
La sabiduría ocupa el primer lugar entre los siete dones del Espíritu Santo. Tener el don de
la sabiduría nos permite ver las cosas de acuerdo a como Dios las ve. Podemos adquirirla
mediante la búsqueda de la mente y la voluntad del Señor a través de una comunicación
regular en la oración, en el estudio de las Escrituras y cultivando una relación íntima con él.
La sabiduría nos dirige a la hora de juzgar todo de acuerdo a la perspectiva divina.

2. Entendimiento o Inteligencia
La comprensión es el regalo que nos da una mejor y más profunda visión de los misterios
de la fe cristiana. Nos ayuda a tener un conocimiento más claro de las enseñanzas y las
verdades de la iglesia. Da una gran confianza en la palabra revelada de Dios y conduce a
los que la tienen para llegar a conclusiones verdaderas a partir de los principios revelados".

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3. Consejo
El don del consejo nos da la intuición de hacer lo correcto en circunstancias difíciles. Esto
nos permite practicar y perfeccionar la virtud de la prudencia, o saber qué hacer y qué
evitar en diferentes situaciones. El libro Segundo de Éxodo afirma; "El Espíritu Santo habla
al corazón a través del don del consejo y muestra a los que lo tienen qué hacer".

4. Fortaleza
La fortaleza es el don de la fuerza, la perseverancia y el coraje que nos permite obedecer y
seguir la voluntad de Dios en todo momento. Nos ayuda a superar los obstáculos y a
perseverar en nuestra fe, siempre confiando en la divina providencia de Dios para
equiparnos con la virtud necesaria.

5. Ciencia
Con el don de la ciencia, somos capaces de discernir y descubrir la voluntad de Dios en
todas las cosas y juzgar todo de acuerdo con esta perspectiva divina. El don del
conocimiento es a menudo llamado 'la ciencia de los santos', ya que permite a los que lo
tienen discernir rápidamente entre los impulsos de la tentación y las inspiraciones de la
gracia".

6. Piedad
El don de piedad perfecciona nuestro amor a Dios. Desarrolla este amor instintivo por él
como nuestro padre, lo que nos permite obedecer de forma más natural, ya que confiamos
plenamente en su amor por nosotros.

7. Temor de Dios
El temor del Señor nos equipa con un temor del pecado y de ofender a Dios. No es por
miedo al castigo del Señor, sino que brota naturalmente de nuestro profundo amor y respeto
por Dios.

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Tema XII: Iglesia Comunidad de Hermanos

Jesús no solo reunió a un grupo de discípulos, sino que les habló


insistentemente de que debían considerarse como hermanos y por tanto en
armonía. Tras la muerte de Jesús los cristianos fueron formando comunidades
en las que se consideraban hermanos.

Sin embargo aparecieron dificultades para vivir esta unidad de hermanos,


los apóstoles se vieron obligados a recordar a las personas el mensaje de Jesús.
Los apóstoles no hacían más que recordar el motivo de esta fraternidad:

El elemento central de la comunidad es Jesús: "un solo señor, una fe, un


bautismo, un Dios que es Padre de todos, que está sobre todos, actúa en todos y
habita en todos". Es Dios quien nos hace hermanos unos de otros. Por eso, en la
comunidad, todos somos iguales. Poco importan las diferencias. El que nos une
es Dios.

La Iglesia es una comunidad de hermanos donde cada uno tenemos una


función.

Iglesia Católica: Iglesia Universal.

Porque así como el cuerpo es uno, tiene muchos miembros, y cada uno tiene
una función, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo
cuerpo, donde Cristo es la cabeza y nosotros el resto de las extremidades.

La Iglesia Católica, también designada como Iglesia Católica Apostólica


Romana, es la iglesia cristiana más grande en número de fieles del mundo
entero. Ha sido fundada por el propio Cristo y se erige como el punto de unión
con Dios y con el resto de los hombres que profesaban la misma creencia. Su
sede central es el Vaticano, en Roma y al Papa se lo considera como su máxima
autoridad.

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Tema XIII: Evangelización
El Evangelio es la Buena Nueva traída por Jesucristo, Hijo de Dios.

Evangelizar es anunciar a cada hombre la Buena Noticia de que es amado por Dios. Hablar
de evangelización es hablar de la misión de la Iglesia. Este anuncio de la Buena Nueva se
lleva a cabo por:

* El testimonio de vida: es estar en medio de todos, respetar a cada persona e intentar


comprender su visión del mundo. La proclamación puede ser licenciosa o explícita. En
ciertos momentos, es posible para el cristiano proclamar a Dios y manifestar su alegría de
creer y de vivir según el Evangelio.

* La predicación de un mensaje, en la liturgia de la palabra: la comunidad cristiana es


el lugar en el que el cristiano va a la fuente. No se es cristiano a solas.

* Los sacramentos: la palabra de Dios y los sacramentos alimentan a los cristianos que son
enviados al mundo para dar testimonio.

* La catequesis en sentido amplio: siempre se invita a los cristianos a firmarse, a


descubrir o redescubrir lo que forma el corazón de su fe.

La evangelización es un tema de toda la Iglesia. Jesús eligió a doce apóstoles para


enviarlos al mundo. Es la primera responsabilidad de los obispos y de los sacerdotes y de
todos sus colaboradores.

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Tema XIV: Santísima Trinidad
Un solo Dios en tres Personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

La Iglesia dedica el siguiente domingo después de Pentecostés a la celebración del día


de la Santísima Trinidad. Un misterio es todo aquello que no podemos entender con la
razón. Es algo que sólo podemos comprender cuando Dios nos lo revela.

El misterio de la Santísima Trinidad -Un sólo Dios en tres Personas distintas-, es el


misterio central de la fe y de la vida cristiana, pues es el misterio de Dios en Sí mismo.

Aunque es un dogma difícil de entender, fue el primero que entendieron los Apóstoles.
Después de la Resurrección, comprendieron que Jesús era el Salvador enviado por el Padre.
Y, cuando experimentaron la acción del Espíritu Santo dentro de sus corazones en
Pentecostés, comprendieron que el único Dios era Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Padre, Hijo y Espíritu Santo tienen la misma naturaleza, la misma divinidad, la misma
eternidad, el mismo poder, la misma perfección; son un sólo Dios. Además, sabemos que
cada una de las Personas de la Santísima Trinidad está totalmente contenida en las otras
dos, pues hay una comunión perfecta entre ellas.

Para explicar este gran misterio, existen ciertos símbolos que son entendibles a nuestra
razón: La Santísima Trinidad es simbolizada como un triángulo.
Cada uno de los vértices es parte del mismo triángulo y sin embargo cada uno es distinto

También podemos simbolizar a la Santísima Trinidad como una vela encendida: La vela en
sí misma simboliza al Padre, la cera que escurre es el Hijo, que procede del Padre y la llama
encendida es el Espíritu Santo. Los tres son "vela", pero son distintos entre sí.

¿Qué hacemos al persignarnos?

"En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" Es costumbre de los católicos
repetir frecuentemente estas palabras, principalmente al principio y al fin de nuestras
acciones.

Cada vez que hacemos la Señal de la Cruz sobre nuestro cuerpo, recordamos el misterio de
la Santísima Trinidad.

- En el nombre del Padre: Ponemos la mano sobre la frente, señalando el cerebro que
controla todo nuestro cuerpo, recordando en forma simbólica que Dios es la fuente de
nuestra vida.

-...y del Hijo: Colocamos la mano en el pecho, donde está el corazón, que simboliza al

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amor. Recordamos con ello que por amor a los hombres, Jesucristo se encarnó, murió y
resucitó para librarnos del pecado y llevarnos a la vida eterna.

-...Y del Espíritu Santo: Colocamos la mano en el hombre izquierdo y luego en el derecho,
recordando que el Espíritu Santo nos ayuda a cargar con el peso de nuestra vida, el que nos
ilumina y nos da la gracia para vivir de acuerdo a los mandatos de Jesucristo.

Cada Persona del Misterio Divino se le identifica por una misión específica:

A EL PADRE es el Principio de Vida, de quien todo procede. Se le atribuye la Creación.


A EL HIJO procede eternamente del Padre, como engendrado por Él, y asumió en el
tiempo una naturaleza humana por nuestra salvación. Se le atribuye la Redención.
A EL ESPÍRITU SANTO es enviado por el Padre y el Hijo, como también procede de
ellos, por vía de voluntad, a modo de amor; se manifestó primero en el Bautismo y en la
Transfiguración de Jesús y luego el día de Pentecostés sobre los discípulos; habita en los
corazones de los fieles con el don de la caridad. Se le atribuye la Santificación.

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Tema XV: Adoración al Santísimo
La adoración eucarística es aquella oración litúrgica que se realiza frente al Santísimo
Sacramento cuando éste es expuesto para ello. Es practicada por las iglesias Católica.
Cuando la adoración es constante, o sea 24 horas, se le llama perpetua adoración. En una
parroquia, esto es hecho por voluntarios; en un monasterio o en un convento, esto es hecho
por los monjes residentes o monjas.

Doctrina católica
En la tradición católica, al momento de la consagración, los elementos (o «dones» como
son llamados para propósitos litúrgicos) son transformados (literalmente,
transubstanciados) en el Cuerpo y Sangre de Jesucristo. La doctrina católica sostiene que
los elementos no son transformados espiritualmente, sino verdadera y sustancialmente
transformados en su Cuerpo y Sangre, que aunque los dones retienen las apariencias o
"accidentes" del pan y del vino.

Ésta es una forma de la doctrina de la Presencia Real —la presencia sustancial actual y
real de Jesus en la Eucaristía. En el momento de la consagración, se da lugar un doble
milagro: 1) que Cristo se presente en una forma física y 2) que el pan y el vino se
conviertan en su Cuerpo y Sangre. Ya que los católicos creen que Cristo esta realmente
presente (Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad) en la Eucaristía, le rinden culto y adoración.

La practica de la adoración
La hostia se muestra en una Custodia, típicamente situada en el altar.

El Santísimo Sacramento realmente puede no ser expuesto y dejarse en un Copón, que


se situá en el altar. Esta exposición normalmente ocurre en el contexto de un servicio de
Bendición u otros servicios de devoción al Santísimo Sacramento. En los servicios de
adoración perpetua, los parroquianos voluntarios asisten durante un cierto periodo,
típicamente una hora, alrededor de un reloj. Debido a la dificultad de mantener una
atención de 24 horas, muchos parroquianos no repiten el servicio de adoración. En muchas
parroquias, el Santísimo Sacramento es guardado en un Tabernáculo cerrado de tal manera
que en su presencia sin la necesidad de voluntarios estée en atención constante (como si el
Santísimo Sacramento estuviera expuesto).

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Tema XVI: Vida y Obra de Sanfrancisco de Asís
El nombre completo de Francisco de Asís es Giovanni di Pietro Bernardone y nació en
Asís (Italia) el año de 1182. Hijo de Doña Pica y Pietro Bernardone. Fue un religioso y
Místico fundador de la Orden franciscana, liderando así un movimiento de renovación
cristiana centrado en el amor de Dios, la pobreza y la alegre fraternidad.

A los veinticinco años, sin más bienes que su pobreza abandono su ciudad natal y se
dirigió a Gubbio, donde trabajo abnegadamente en un hospital de leprosos; luego regreso a
Asís y se dedicó a restaurar con sus propios brazos, pidiendo materiales y ayuda a los
transeúntes, las iglesias de San Damián, San Pietro in Merullo y Santa María de los
Ángeles en la Porciúncula.

Francisco al fundar la orden franciscana rápidamente atrajo a su alrededor toda una


corona de almas activas y devotas que querían hacerse discípulos suyos. Su primer
discípulo fue Bernardo de Quintavalle que era un rico comerciante de Asís que vendió todo
lo que tenía para darlo a los pobres, su segundo discípulo fue Pedro Cattani. San Francisco
les concedió hábitos a los dos en abril de 1209. Más adelante también se les unieron el
sacerdote Silvestre y Egidio.

En 1210, tras recibir una visita de Francisco y sus compañeros el Papa Inocencio III
aprobó oralmente su modelo de vida religiosa, lo ordeno Diacono y les dio por misión
predicar la penitencia.

Los primeros años de la orden fueron un periodo de entrenamiento en la pobreza y en la


caridad fraterna. Los frailes trabajaban en sus oficios y en los campos vecinos para ganarse
el pan de cada día. Cuando no había trabajo suficiente, solían pedir limosna de puerta en
puerta. El fundador les había prohibido aceptar dinero. Se distinguían por su gran capacidad
de servicio a los demas, especialmente a los leprosos a quienes llamaban “hermanos
cristianos”. Debian siempre obedecer al obispo del lugar donde se encontraran. El número
de compañeros del santo iba en aumento.

San Francisco dio a su orden el nombre de “Frailes Menores” ya que queria que fueran
humildes. La orden creció tanto que necesitaba de una organización sistemática y de
disciplina común. La orden se dividió en provincias y al frente de cada una se puso a un
ministro encargado “del bien espiritual de los hermanos”. El orden de fraile creció más allá
de los Alpes y tenían misiones en España, Hungría y Alemania. En la orden había quienes
querían hacer unas reformas a las reglas, pero su fundador no estuvo de acuerdo con estas.
Surgieron algunos problemas por esto porque algunos frailes decían que no era posible el
no poseer ningún bien. San Francisco decía que este era precisamente el espíritu y modo de
vida de su orden.

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En la Navidad de 1223 San Francisco construyo una especie de cueva en la que se
representó el nacimiento de Cristo y se celebró Misa.

En 1224 se retiró al Monte Alvernia y se construyó ahí una pequeña celda. La única
persona que lo acompaño fue el hermano Leon y no quiso tener visitas. Es aquí donde
sucedió el milagro de los estigmas en el cual quedaron impresas las señales de la pasión de
Cristo en el cuerpo de Francisco. A partir de entonces llevaba las manos dentro de las
mangas del hábito y llevaba medias y zapatos. Dijo que le habían sido reveladas cosas que
jamás diría a hombre alguno. Un tiempo después bajo del Monte y curo a muchos
enfermos.
La salud de San Francisco se fue deteriorando, los estigmas le hacían sufrir y le
debilitaron y ya casi había perdido la vista. En el verano de 1225 lo llevaron con varios
doctores porque ya estaba muy enfermo. Poco antes de morir dicto un testamento en el que
les recomendaba a los hermanos observar la regla y trabajar manualmente para evitar la
ociosidad y dar buen ejemplo. Al enterarse que le quedaban pocas semanas de vida, dijo
“¡Bienvenida, hermana muerte!”Y pidió que lo llevaran a Porciúncula. Murió el 3 de
octubre de 1226 después de escuchar la pasión de Cristo según San Juan. Tenía 44 años de
edad. Lo sepultaron en la Iglesia de San Jorge en Asís.
¿Qué nos enseña la vida de San Francisco?
Nos enseña a vivir la virtud de la humildad. San Francisco tuvo un corazón alegre y
humilde. Supo dejar no solo el dinero de su padre sino que también supo aceptar la
voluntad de Dios en su vida. Fue capaz de ver la grandeza de Dios y la pequeñez del
hombre. Veía la grandeza de Dios en la naturaleza.

Nos enseña a saber contagiar ese entusiasmo por Cristo a los demás. Predicar a Dios con
el ejemplo y con la palabra. San Francisco lo hizo con Santa Clara y con sus seguidores
dando buen ejemplo de la libertad que da la pobreza.

Nos enseña el valor del sacrificio. San Francisco vivió su vida ofreciendo sacrificios a
Dios.

Nos enseña a vivir con sencillez y con mucho amor a Dios. Lo mas importante para el
era estar cerca de Dios. Su vida de oración fue muy profunda y era lo primordial en su vida.

Fue fiel a la Iglesia y al Papa. Fundo la orden de los franciscanos de acuerdo con los
requisitos de la Iglesia y les pedía a los frailes obedecer a los obispos.

Nos enseña a vivir cerca de Dios y no de las cosas materiales. Saber encontrar en la
pobreza la alegría, ya que para amar a Dios no se necesita nada material.

Nos enseña lo importante que es sentirnos parte de la Iglesia y ayudarla siempre pero
especialmente en momentos de dificultad.

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