Cuba Dictadura o Democracia
Cuba Dictadura o Democracia
Cuba Dictadura o Democracia
O DICTADURA?
(Marta Harnecker)
Los CJC no se hacen responsables del contenido de los artículos. Las afirmaciones y
opioniones que en ellos se vierten son únicamente elaboraciones propias del autor
del artículo o de instituciones o partidos ajenos al nuestro. Los reproducimos por el
interés histórico y análitico de los mismos.
ÍNDICE
PRESENTACIÓN
5. ASAMBLEAS Y DELEGADOS
Las funciones del delegado; Atención directa al pueblo; Cuadros no profesionales;
Las asambleas y sus facultades; Algunas medidas concretas adoptadas.
EL PUEBLO UNIFORMADO
BIBLIOGRAFÍA
PRESENTACIÓN
Para ello, hemos sacrificado nuestros propios análisis y le hemos cedido la palabra.
En un 80 por ciento este libro está constituido por la transcripción literal de
grabaciones, realizadas durante dos meses, de asambleas y entrevistas en industrias,
Comités de Defensa de la Revolución, tribunales populares y, en particular, con los
delegados y electores de los órganos de Poder Popular de la provincia de Matanzas.
En Cuba hay un pueblo que discute las leyes, imparte la justicia, aprueba los planes
económicos y, con las armas en la mano, como pueblo en uniforme, defiende las
conquistas de la Revolución.
Desde los textos de Marx y Lenin, la teoría marxista ha señalado que la dictadura del
proletariado es la forma más alta de democracia. Democracia que ya no es el
instrumento a través del cual una minoría explotadora ejerce su dominación, sino la
expresión del poder de la inmensa mayoría del pueblo que hace frente a sus
problemas y encara su destino común de liberación.
Por eso hemos querido que sea ese propio pueblo que hoy gobierna en Cuba el que
directa o indirectamente nos muestre en qué forma ejerce su poder.
Es un pequeño país que durante 17 años ha sido objeto de la más brutal y decidida
agresión económica del imperialismo.
Nuestro agradecimiento a todos los que, de una u otra manera, han hecho posible este
trabajo.
INTRODUCCIÓN:
LA HISTORIA DE UN PODER
MARTA HARNECKER
A lo largo de estos siete capítulos hemos recogido la forma en que el pueblo cubano
vive su Revolución culminando en la experiencia del Poder Popular de Matanzas.
El triunfo del Ejército Rebelde contra Batista sólo fue la culminación de una etapa.
Un proceso político que no pretendía sólo derrotar al ejército mercenario,
permitiendo que el pueblo se apoderara de sus armas, sino que buscaba seguir una
línea consecuentemente revolucionaria —transformar la sociedad en beneficio de las
grandes mayorías y liberarla de todas sus trabas económicas— no podía sino
enfrentarse a las clases explotadoras nacionales e implicaba forzosamente una lucha
frontal contra el imperialismo.
Se inicia así una lucha larga. Las clases dominantes y el imperio no se apoyaban
solamente en las armas, sino en su gran poder económico y en una cultura y una
ideología política inculcadas al pueblo durante siglos para mantenerlo avasallado.
"...una vez las armas en poder del pueblo, fue necesario librar una gran batalla en el
terreno de la ideología, en el terreno de la política. Era necesario barrer también con
la cultura burguesa, con aquella ideología burguesa y pro imperialista, porque al
terminar la contienda militar el enemigo poseía armas muy poderosas: poseía las
armas de la ideología y de la política enraizadas en nuestro medio, poseía las
poderosísimas armas de la economía y poseía, por último, las armas todavía más
poderosas de sus fuerzas militares.”
"Y nuestro pueblo se enfrascó en aquella batalla política e ideológica, se enfrentó al
atraso cultural, se enfrentó al analfabetismo, se enfrentó a la ignorancia, hasta
desarrollar la sólida conciencia política revolucionaria y socialista que hoy posee.”
"Pero el enemigo no empleó sólo las armas de la política, empleó también las armas
de la economía y trató de asfixiar, de estrangular a nuestro pueblo con el bloqueo y
con todo tipo de agresiones económicas. Y nuestra Revolución joven, nuestro pueblo,
que no poseía experiencias de ningún tipo en cuestiones económicas, que fue
despojado de muchos de los pocos técnicos con que contaba se vio enfrentado a dar
esa durísima batalla de la economía.”
"Pero había un peligro aún mayor, mayor que las bandas contrarrevolucionarias,
mayor que las agresiones mercenarias: el peligro de la agresión directa por parte de
las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos."
Esta larga lucha comienza a darse sin que exista un partido revolucionario fuerte. En
1959 existían fundamentalmente tres grupos revolucionarios: el Movimiento 26 de
Julio, el Directorio Revolucionario y el Partido Socialista Popular (Partido
Comunista). Entre ellos sólo agrupaban a unos miles de militantes. Por otra parte, en
el propio Movimiento 26 de Julio existían importantes contradicciones internas que
son superadas cuando en los primeros meses de la Revolución es destrozada su ala
derecha, representada por el presidente Urrutia, Miró Cardona, Hubert Matos, David
Salvador y algunos otros.
Después del triunfo, estos escasos cuadros, teniendo como líder indiscutido a Fidel
Castro, se ven obligados a asumir las nuevas tareas de organización del Estado y del
aparato productivo, lo que les impide dedicarse a consolidar el partido de la
Revolución.
Pero ¿cómo fue posible que el Partido Socialista Popular o Partido Comunista de
Cuba haya aceptado ponerse bajo la conducción de Fidel Castro?
"Pero, para quienes el logro de la independencia era sólo el primer paso, para
aquellos que durante decenios trabajaron por que esa revolución liberadora abriera
caminos a otra más profunda y definitiva, la que trajera el bienestar de obreros y
campesinos y condujera al socialismo, la decisión a tomar no era fácil.”
"Los libros decían, las tesis de las conferencias internacionales del movimiento
comunista proclamaban, que el tránsito de la liberación nacional al socialismo sólo
podía lograrse bajo la dirección y hegemonía de un partido de la clase obrera, con la
ideología del marxismo-leninismo. Era, por ello, muy fácil dejarse arrastrar por el
mecanicismo sectario y dogmático, y no advertir a tiempo que el camino hacia el
socialismo había quedado abierto en Cuba por vías excepcionales y que las disputas
por una hegemonía teórica resultarían antihistóricas y absurdas.”
Transcurridos dos años desde la toma del poder se realiza un esfuerzo por dar una
estructura única a los tres partidos ya señalados. Se trata de la formación de las
Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI).
Era una época difícil en pleno auge del bloqueo imperialista y éxodo masivo de
cuadros profesionales y técnicos cuando éstos más se necesitaban para la
administración de las industrias y comercios expropiados.
"Esto dio lugar —por tendencias sectarias del PSP y porque muchos compañeros
honestos creyeron que Aníbal aplicaba una línea colectiva que incluía las
orientaciones del propio Fidel— a la puesta en marcha de un dogmatismo y
sectarismo en que incluso desertores del PSP fueron preferidos, sólo por haber sido
militantes del mismo, a combatientes de la Sierra."
Comienza así una "etapa negra aunque, felizmente, muy corta" del desarrollo de la
Revolución cubana. Se cometen errores en los métodos de dirección; el Partido
pierde "sus cualidades esenciales de ligazón a las masas", de correcto ejercicio del
"centralismo democrático" y de "espíritu de sacrificio". Recurriendo, a veces, a
verdaderos malabarismos se colocaban gentes sin experiencia y sin méritos en lugares
dirigentes, por el hecho de haberse acomodado a la situación imperante.
El sectarismo se manifestaba en creer que los únicos cuadros revolucionarios, los que
debían estar en todos los puestos y en todas las funciones eran los "viejos militantes
marxistas", lo que en Cuba no quería decir otra cosa que ser militante del PSP, único
partido marxista antes de la Revolución.
Fidel es sin duda el gran artífice de la unidad del pueblo cubano. Lucha desde los
primeros días del triunfo de la Revolución contra el sectarismo y por la unión de
todos los sectores revolucionarios. Combate tanto el sectarismo "de la Sierra" como
el sectarismo "de los viejos militantes marxistas". Llama constantemente al pueblo a
unirse y a participar en el proceso: "Todo aquel que no tuvo oportunidad de luchar
que no se desaliente, que por delante tiene oportunidades, que por delante está por
escribirse la historia, que la Revolución no ha hecho más que empezar y tenemos que
recorrer un largo camino."
En su crítica a las ORI, Fidel insiste en que uno de sus más grandes errores es no
haber sabido integrar a las masas. "Las demás organizaciones —el Directorio, el 26
de Julio—, ¿qué eran? ¿Eran organizaciones con una vieja militancia vertebrada? No,
eran organizaciones con grandes simpatías de masas, eran un torrente desbordado de
masas. Eso era el 26, eso eran las demás organizaciones. Si nosotros vamos a hacer
una organización, una integración y no integramos a las masas, no estaremos
haciendo ninguna integración, estaremos cayendo en un sectarismo como el que
hemos caído."
El militante: "el mejor entre los buenos"
Pero, ¿cómo integrar a las masas a una organización que por su definición misma es
la vanguardia de la masa?
Ya en ese momento Fidel anuncia un método que sólo será aplicado en plenitud
cuando se funde, en 1965, el Partido Comunista de Cuba. Éste consiste en "agrupar
dentro del Partido a lo mejor del pueblo, a lo mejor de la clase obrera. . . Es decir, que
el primer requisito para ser del núcleo es ser un 'trabajador ejemplar'. Además, debe
aceptar la Revolución socialista y tener una 'vida limpia' políticamente." Fidel insiste
en que aunque no es la masa la que elegirá a los miembros del Partido, es
indispensable, al hacer la selección de los militantes, tener en cuenta la opinión de las
masas. Es muy importante, insistía, que quienes pertenezcan a un núcleo
revolucionario "tengan pleno apoyo de las masas, extraordinario prestigio en las
masas".
Esta lucha contra el sectarismo, que implicó una crítica durísima a muchos cuadros
del PSP, pudo derivar en un sectarismo de otro tipo. Sin embargo, gracias al esfuerzo
personal de Fidel, fue enmarcada dentro de un ámbito unitario. "La Revolución está
por encima de todo lo que habíamos hecho cada uno de nosotros: está por encima, y
es más importante, que todas las organizaciones que había aquí. . ."
Desde la fundación del PURS hasta su disolución para dar paso, en 1965, al Partido
Comunista de Cuba (PCC), la organización no crece, se depura. De 4 mil obreros de
la textilera Ariguanabo, la industria más grande del país, por ejemplo, sólo son
elegidos trabajadores ejemplares 197 obreros.
"Como ustedes lo han apreciado, más aún, como ustedes lo han sancionado, los
miembros del Partido Unido de la Revolución Socialista que salen de este centro de
trabajo, son hombres que cuentan con el apoyo unánime de los compañeros de
trabajo. Los núcleos que se forman en este momento, las organizaciones del Partido,
cuentan desde ahora con todo el respaldo necesario, y abandonan el trabajo
subterráneo, casi conspirativo, que durante un buen tiempo fue el que dio la tónica al
trabajo de nuestro Partido dirigente.”
"De toda esa penumbra en que se vivía, de esos núcleos clandestinos, elegidos en
forma mecánica, considerando sin análisis suficiente las cualidades de los
compañeros, se pasa a una nueva forma estructural, en la cual son las masas las que
deciden en el primer escalón quienes deben ser los obreros ejemplares propuestos
como miembros del Partido."
Con estas palabras, Ernesto Che Guevara se refiere al reciente proceso de selección
de trabajadores ejemplares efectuado en esa industria.
En otro texto de ese mismo año el Che señala el carácter que deberá tener la nueva
conducción política: "No será la de la orden mecánica y burocrática, la del control
estrecho y sectario, la del mandar hacer, la del consejo que debe seguirse en cuanto a
expresión verbal y no por constituir un ejemplo vivo, la del privilegio de las ideas o
de la historia pasada."
"... El marxista debe ser el mejor, el más cabal, el más completo de los seres humanos
pero, siempre, por sobre todas las cosas, un ser humano; un militante de un Partido
que vive y vibra en contacto con las masas; un orientador que plasma en directivas
concretas los deseos a veces oscuros de la masa; un trabajador incansable que entrega
todo a su pueblo; un trabajador sufrido que entrega sus horas de descanso, su
tranquilidad personal, su familia o su vida a la Revolución, pero nunca es ajeno al
calor del contacto humano."
“Es importante, recordar que en una época, en Cuba, se esgrimían las obras de Lenin
y de Marx como prueba de delito. Hoy un pueblo entero ha hecho suyas sus ideas.”
"¿Quién les iba a decir a aquellos esbirros, a aquellos jueces, a aquellos voceros de la
reacción; quién les iba a decir. .. que esas ideas unirían al pueblo y que, armado con
esas ideas nuestra Revolución y nuestro pueblo se harían invencibles? —dice Fidel,
diez años después de fundado este Partido, y continúa—: Un día se levantó el pueblo
contra la tiranía, un día se unió el pueblo y un día triunfó el pueblo, pero
esencialmente el pueblo obrero, el pueblo campesino, el pueblo estudiante. Y las
distintas fuerzas se unieron como corrientes que nacen de distintas fuentes o
manantiales, pero que se encuentran todas en un mismo río: el río caudaloso de la
Revolución.”
Y Fidel termina diciendo: "¡Recordaremos siempre con emoción el día en que, algún
tiempo después del triunfo de la Revolución y luego de un proceso de unificación de
las fuerzas revolucionarias, Blas Roca depositó en nuestras manos las banderas
gloriosas del Primer Partido Comunista de Cuba!"
Pero ¿ acaso no existen debilidades en ese Partido ? Sin duda que las hay, pero deben
ser analizadas dentro del contexto histórico en que nacen y el afán de la dirección
revolucionaria por superarlas.
Ya el 17 de febrero de 1959, en los inicios del proceso, Fidel decía: "La Revolución
tiene obstáculos por delante, no puede hacer las cosas a la perfección, tiene sus
errores, pero la Revolución tiene un perenne propósito de superarse y rectificar
aquellas cosas que no hayan sido acertadas."
Uno de estos errores, reconocidos por sus propios dirigentes ha sido el caer en
desviaciones idealistas. Ahora, sí bien la Revolución ha caído en este tipo de
desviaciones, no es menos cierto que era muy difícil ser realista en un proceso que
contaba con tan escasos análisis científicos acerca de sus posibilidades de
rendimiento productivo y con tan escasos cuadros técnicos capaces de hacer
diagnósticos correctos en el terreno en que les tocaba actuar. Por otra parte, la tensión
revolucionaria y la necesidad de destinar enormes recursos humanos y materiales a la
defensa de la Revolución contra los ataques y continuas amenazas del imperialismo y
la necesidad de superar el subdesarrollo con las lacras que esto significa para tantos
seres humanos, llevaron a sus dirigentes a proponerse tareas no siempre a su alcance.
Éste fue el caso de la zafra de los diez millones de toneladas en 1970 que, como dice
el propio Raúl Castro, se propuso "cifras bastante ambiciosas en aquellas
circunstancias, lo que conllevó algunas consecuencias negativas que han sido
analizadas amplia y profundamente por el compañero Fidel".
"Y efectivamente, el esfuerzo heroico para elevar la producción, para elevar nuestro
poder adquisitivo, se tradujo en descompensaciones en la economía, en reducciones
de producción en otros sectores y, en fin, en un acrecentamiento de nuestras
dificultades.”
"Claro está que el enemigo usó mucho el argumento de que la zafra de los diez
millones traería algunos de estos problemas. Nuestro deber era hacer el máximo para
impedirlo. Y en realidad no hemos sido capaces.”
"Nuestros enemigos dicen que tenemos dificultades, y en eso tienen razón nuestros
enemigos. Dicen que tenemos problemas, y en realidad tienen razón nuestros
enemigos. Dicen que hay descontento, y en realidad tienen razón nuestros enemigos.
Dicen que hay irritaciones, y en realidad tienen razón nuestros enemigos.”
"Como ven, no tenemos el temor de admitir cuándo nuestros enemigos tienen razón."
Y señala cuál es la principal batalla que el pueblo tiene por delante: "Es una batalla
en el terreno de la economía la que tenemos que librar con el pueblo, y sólo con el
pueblo la podremos ganar."
En ese momento de amarga derrota Fidel recuerda que frente a los reveses sufridos el
26 de julio, al fracasar el asalto al cuartel Moneada, ellos sólo habían pensado en
empezar de nuevo, en volver a la lucha.
"¡La mentira jamás será dicha al pueblo! ¡La confianza jamás será perdida en el
pueblo! ¡La fe en el pueblo no fallará jamás!..."
Durante los últimos meses de 1970, todo el año 1971 y los primeros meses de 1972 se
desarrolla un gran esfuerzo dirigido principalmente a prestar mayor atención a las
actividades económicas rezagadas, a revitalizar las organizaciones de masas y, sobre
todo, a darle una mayor participación a las masas en los asuntos de la producción.
A partir de 1972 se comienza a trabajar también en el perfeccionamiento de los
aparatos de dirección del Partido y del Estado. Se reestructura el Consejo de
Ministros y en noviembre de 1972 se crea su comité ejecutivo.
En enero de 1973 se acuerda una restructuración del comité central del Partido y se
precisan y delimitan las funciones e interrelaciones entre el Partido y el aparato
administrativo del Estado.
Una de las grandes lecciones del fracaso de la zafra de 1970 fue justamente el
comprender que era imposible que el Estado socialista pudiera administrar todo
centralmente y mucho menos en un país subdesarrollado como Cuba. Así lo reconoce
Fidel en su discurso del 26 de julio de 1970.
"Antes la industria, las escuelas y hasta los hospitales, muchas veces los
administraban los propietarios privados. Hoy día, además, no es ayer. Antes, todo lo
más que un ciudadano esperaba era que el Estado hiciera un correo, una estación
de telégrafos. Ni le pasaba por la mente si la vivienda, si lo otro, lo tendría que
hacer el Estado. Hoy el ciudadano piensa que sí, que debe esperarlo del Estado. Y
tiene razón. Y eso es precisamente una mentalidad colectivista, eso es una mentalidad
socialista. Hoy lo esperan todo del aparato administrativo y sobre todo del aparato
político que lo representa. Hoy no pueden esperar en sus propias fuerzas, en sus
propios medios, como en el pasado.”
"El hecho de que hoy el pueblo lo espera todo está muy a tono con la conciencia
socialista que la Revolución ha creado en el pueblo. Cualquier ineficiencia en
cualquier servicio —ya no me refiero a aquellos problemas que puede estar por
encima de un hombre resolver, sino los que están en sus manos y se dilatan y no se
resuelven— puede afectar a miles de personas.”
"Es imposible hoy dirigir y coordinar todo ese aparato. Es necesario crear una
estructura de carácter político para que coordine los distintos sectores .de la
producción social ..."
Y dos meses después, el 28 de septiembre, en el X Aniversario de la fundación de los
Comités de Defensa de la Revolución, ya vislumbra el papel que debe corresponder a
las masas en ese proceso de descentralización.
Después de señalar los errores que se han cometido al identificar al Partido con la
administración del Estado, y al permitir el debilitamiento de las organizaciones de
masas, señala que apoyándose en ellas, en el movimiento obrero, en los Comités de
Defensa, en las organizaciones juveniles, estudiantiles, campesinas, se tienen "las
bases para los pasos subsiguientes, que consisten en la participación mucho más
directa de las masas en las decisiones y en las soluciones de los problemas, y una
participación multifacética en todas partes: en el aspecto territorial en los problemas
que tienen que ver directamente con ellas.”
"Si cualquier industria funciona mal, está afectando la economía de todos los
trabajadores."
Y agrega más adelante: "sin duda por los métodos administrativos es imposible
resolver ningún problema, y mucho menos en una sociedad colectivista."
"Imagínense una panadería en una cuadra, que es la que sirve pan a todos los vecinos,
y un aparato administrativo que la controle desde arriba. ¿Cómo la controla? ¿Cómo
puede desinteresarse el pueblo de cómo funciona aquella panadería? ¿Cómo puede
desinteresarse de si un administrador es malo o no? ¿Como puede desinteresarse de si
hay allí un privilegio o no, negligencia o no, insensibilidad o no? ¿Cómo puede
desinteresarse de cómo brinda los servicios? ¿Cómo puede desinteresarse de los
problemas de higiene de aquel sitio? ¿Y cómo puede desinteresarse de los problemas
de la producción, del ausentismo, de la cantidad y de la calidad del producto? ¡De
ninguna forma!”
"¿Puede suponerse acaso que pueda haber ningún medio más efectivo para controlar
esa actividad que las propias masas? ¿Acaso puede haber otro método de inspección?
¡No! Se puede echar a perder aquel hombre que dirige aquella microunidad
productiva, se puede echar a perder el que inspeccione, se puede echar a perder todo
el mundo. Los únicos que no se van a echar a perder son los afectados, ¡los
afectados!"
Estas cosas que Fidel señalaba en 1970 son las que hoy están siendo aplicadas en la
experiencia del Poder Popular que se está llevando a cabo en Matanzas y que, con las
modificaciones que surjan de la práctica de varios meses de participación directa del
pueblo en la gestión estatal, serán luego generalizadas a toda Cuba.
Según la ley 1269, los órganos del Poder Popular tienen "facultades para ejercer
gobierno, administrar entidades económicas de producción y servicios, emprender
construcciones y reparaciones y en general desarrollar las actividades requeridas para
satisfacer necesidades sociales, económicas, culturales, recreativas y educacionales
propias de la colectividad de la demarcación en que ejerzan su competencia".
A cargo del Poder Popular quedan, por ejemplo, las escuelas, los policlínicos, los
hospitales, las instalaciones deportivas, los cines, el acopio de viandas, frutas y
vegetales, los servicios de gastronomía, las panaderías, las tintorerías, el servicio de
taxibuses y autobuses locales, la reparación de carreteras locales.
Pero además de ser el órgano superior del Estado en relación a todas las unidades que
caen bajo su jurisdicción, debe preocuparse de cooperar al mejor desenvolvimiento
de las unidades de producción y de servicios, que seguirán administradas por los
ministerios y organismos centrales, como por ejemplo, las granjas y planes
agropecuarios de carácter estatal, los centrales azucareros, las fábricas que producen
para todo el país, las instalaciones que trabajan para la exportación, las empresas
nacionales de transporte, los puertos, los combinados turísticos, etc.
De lo que se trata es de que las 5 mil 597 unidades de producción y servicios que
quedan bajo la jurisdicción del Poder Popular en esa zona no se concentren sólo a
nivel provincial.
La descentralización del aparato estatal que caracteriza al Poder Popular significa la
mayor descentralización posible de las funciones estatales, concentrando la mayor
cantidad de actividades económicas y sociales bajo la administración de las instancias
inferiores del aparato estatal, es decir, de las instancias municipales. Sólo aquellas
actividades que desborden la capacidad de administración y control por parte de la
asamblea municipal deben ser administradas por las instancias superiores.
Pongamos sólo un ejemplo para aclarar a qué instancia corresponde cada actividad.
En la provincia de Matanzas hay innumerables rutas, caminos, calles, por donde
transitan vehículos de todo tipo. Es de jurisdicción del municipio las calles o rutas de
circulación interna de ese municipio; es de jurisdicción de la provincia las carreteras
que unen diversas regiones de la provincia y es de responsabilidad del aparato estatal
central las carreteras interprovinciales. Igual cosa ocurre con los medios de
transporte, etc.
"Cuando nosotros hace 17 años intentábamos tomar la fortaleza del Moncada no era
para ganar una guerra con mil hombres, sino para iniciar una guerra y librarla con el
pueblo y ganarla con el apoyo del pueblo. Cuando años después volvimos con un
grupo de expedicionarios no era para ganar una guerra con un puñado de hombres.
No habíamos recibido del pueblo las experiencias maravillosas y las lecciones
maravillosas que hemos recibido en estos años, pero sabíamos que aquella guerra
sólo se podía ganar con el pueblo. ¡Se libró y se ganó con el pueblo!”
"Cuando esta Revolución a 90 millas del imperio feroz y poderoso quiso ser libre,
quiso ser soberana, desafió a ese imperio y se dispuso a enfrentar todas las
dificultades y emprendió un camino verdaderamente revolucionario, no un camino de
capitalistas y de monopolistas imperialistas, sino un camino de pueblo, un camino de
obreros, un camino de campesinos, un camino de justicia. Muchos decían que eso
habría sido imposible por entero: la influencia cultural, política, ideológica, todas
esas cosas. Y nosotros creíamos que esa batalla se ganaba con el pueblo: ¡se libró con
el pueblo y se ganó con el pueblo!”
"No hay posiblemente otro caso en la historia —reafirma Raúl Castro— en que una
revolución, la dirección de una revolución, haya contado con un apoyo tan masivo y
tan total del pueblo, con una confianza y un entusiasmo revolucionario tan
inagotables e incesantes por parte de las masas, con una unidad tan completa como lo
ha ofrecido nuestro pueblo a su Revolución, a sus dirigentes y especialmente al líder
querido e indiscutible de la Revolución cubana, el compañero Fidel Castro."
Otro error en la comprensión del significado del Poder Popular es pensar que sólo en
1974 empieza a existir en Cuba la democracia.
Pero así como el Estado cubano ha sido una dictadura para la contrarrevolución, ha
sido para el pueblo —aun sin la presencia de instituciones representativas— un
Estado esencialmente democrático. Durante todos estos años ha representado y
defendido los intereses de los trabajadores, de la gran mayoría del pueblo
cubano y, al mismo tiempo, no ha tomado ninguna medida revolucionaria importante
sin consultar a la masa a través de diferentes mecanismos.
"El Estado burgués-latifundista que había en Cuba, aún en la etapa anterior al golpe
de Estado del 10 de marzo de 1952, con sus instituciones "representativas": la
Cámara y el Senado, con sus elecciones periódicas. era infinitamente menos
democrático que nuestro Estado revolucionario, porque servía al dominio de los
imperialistas, sus monopolios y empresas sobre nuestro país, y representaba a sus
aliados nacionales, los burgueses nativos o extranjeros y los grandes terratenientes
del patio. Era un órgano de coerción, con su ejército, su policía, sus torturadores, sus
gángsteres, cárceles y tribunales, dirigidos contra los intereses de las grandes
mayorías nacionales.”
"El Estado revolucionario rescató para todo el pueblo las riquezas nacionales de
manos de los imperialistas y de los explotadores de todo tipo.”
Con estas palabras Raúl Castro expresa el carácter democrático del Estado proletario
cubano. Pero esta democracia nada tiene que ver con la democracia burguesa, como
lo señalan las siguientes palabras de Fidel:
"De modo que no hay ninguna medida fundamental aquí, ninguna ley fundamental
que no se discuta con todo el pueblo... De manera que la dictadura es la dictadura de
la inmensa mayoría del pueblo. Por eso tú le puedes llamar dictadura o le puedes
llamar democracia obrera o democracia popular."
En relación con este tema, es interesante ver cómo las experiencias de democracia
burguesa dejaron marcada a una mujer anciana, quien se refirió así al problema:
"El diccionario dice muchas cosas. También hablan de democracia los yanquis. Es
una palabra que a mí me choca un poco. Como ha sido tan mal usada, es una palabra
que aunque la apliques aquí sientes un pequeño escalofrío. Yo prefiero oír la
palabra socialismo y me gustaría que rápidamente fuera sustituida por la de
comunismo.”
El término "Poder Popular" que se ha usado en Cuba para dar cuenta de este proceso
de participación institucionalizada de las masas en la gestión del Estado puede
prestarse a confusión. Algunos podrían pensar que sólo en el momento en que las
masas eligen a sus delegados y éstos empiezan a usar las facultades que les ha
otorgado el Poder Popular, se puede hablar de la existencia de un poder del pueblo en
Cuba.
"Mire, yo tengo mi opinión —nos dice a propósito de esto un vocal del comité
ejecutivo de la asamblea municipal de Matanzas— aquí el pueblo tiene el poder
desde el año 1959, desde que triunfó la Revolución. La lucha de clases fue
extraordinariamente, violenta, tuvimos una invasión mercenaria, una lucha interna de
clases en los primeros momentos de la Revolución. Pero, el pueblo con el poder en
sus manos ha decidido su destino. . . La Primera Declaración de La Habana, la
Segunda Declaración, fueron sometidas al pueblo reunido en la Plaza de la
Revolución. El pueblo siempre ha estado gobernándose. Ejemplo de ello es la
discusión del Código de la Familia, etc. ... El Poder Popular es una forma de
institucionalizar el Estado, porque ya estamos en los momentos de hacerlo. Y además
es un perfeccionamiento de nuestra democracia. Y la democracia ha existido siempre
desde el triunfo de la Revolución.”
Es importante tener presente también que este paso trascendental que hoy se da en
Cuba no es un paso retrasado. Para darlo se requería preparar las condiciones
políticas, económicas y sociales que sólo hoy existen.
Por otra parte, es necesario considerar el muy escaso nivel cultural del pueblo cubano
en el momento del triunfo de la Revolución.
Y por último, en esa época no se contaba con un elemento todavía más fundamental:
la existencia de un partido proletario fuerte y de organizaciones de masas
suficientemente organizadas que sirvieran de punto de apoyo fundamental a las
gestiones del Poder Popular.
En palabras muy simples, un miembro de los CDR de La Habana nos explica cómo él
ha visto la evolución del proceso:
Ese mismo año se reestructura todo el aparato del Partido Comunista, se precisan sus
mecanismos de funcionamiento, se delimita su papel y sus responsabilidades,
estableciéndose una clara diferenciación entre el papel del Partido y el papel del
Estado.
"La forma de resolver los problemas concretos estaba sujeta al libre arbitrio de cada
uno de los dirigentes... Después de un año de dolorosas experiencias llegamos a la
conclusión de que era imprescindible modificar totalmente nuestro estilo de trabajo y
volver a organizar el aparato estatal de un modo racional, utilizando las técnicas de la
planificación conocidas en los hermanos países socialistas.”
Once años después de que Ernesto Che Guevara pronunciara estas palabras, a pesar
de todos los esfuerzos hechos por la dirección revolucionaria, ese mal sólo ha sido
parcialmente superado.
Pero ¿cómo se aplica este principio del centralismo democrático a los órganos del
aparato estatal?
En primer lugar, a través de la elección por la base misma de quienes van a cumplir
funciones en el aparato del Estado en los diversos niveles de la vida nacional. En
segundo lugar, a través de la periódica rendición de cuentas de los miembros de la
comunidad elegidos como delegados o como dirigentes de los comités ejecutivos,
ante quienes los eligieron. En tercer lugar, por la posibilidad que tienen los electores
de revocar el mandato de sus delegados si éstos no cumplen con las tareas que las
masas les encomendaron.
Pero para que esta participación sea real es necesario no olvidar que en cada instancia
quien tiene la máxima autoridad no es el elegido, sea éste delegado o miembro del
comité ejecutivo de su instancia, sino quienes lo eligen, considerados en su conjunto.
"De esta manera, puesto que el presidente, el vicepresidente y el secretario del comité
ejecutivo municipal se subordinan a dicho comité ejecutivo y a la asamblea
municipal; puesto que dicho comité ejecutivo se subordina en su conjunto a esta
asamblea y, a su vez, puesto que dicha asamblea está integrada por delegados
elegidos por las masas y subordinados a las masas de sus respectivas
circunscripciones, el resultado de tal mecanismo es que son las masas las que
ostentan en la práctica el máximo poder y pueden, por ello, ser en los hechos
protagonistas activos del proceso con facultades concretas e institucionalizadas de
iniciativa y decisión.”
"Y esto que hemos explicado respecto a la instancia municipal, adquiere una mayor
importancia a medida que ascendemos en la escala hacia las instancias superiores; y
mucho más con el mecanismo que se ha adoptado y según el cual los miembros
profesionales de los comités ejecutivos del Poder Popular en las instancias regional y
provincial, no son, en su totalidad o casi totalidad, delegados elegidos en las
circunscripciones directamente por las masas, sino elegidos por los delegados de las
masas que integran las asambleas regionales y la asamblea provincial.”
"El comité ejecutivo regional es elegido por la asamblea regional para representarla,
para cumplir sus acuerdos y decisiones y para que asuma las responsabilidades de la
dirección estatal en la región entre una y otra reunión de dicha asamblea. En
consecuencia, el comité ejecutivo regional se subordina a la asamblea regional y
rinde cuentas ante ella. Igual ocurre en la instancia provincial."
Esta clara separación entre las tareas del Partido y de la administración a nivel de una
industria pueden perfectamente trasladarse al aparato del Estado a todos sus niveles.
El Partido dirige el Estado, controla su funcionamiento y el cumplimiento por el de
las directivas y planes trazados; estimula, impulsa, y contribuye al mejor trabajo de
todo el mecanismo estatal, pero en ningún caso el Partido debe sustituir al Estado.
Pero ¿cómo?, ¿a través de qué mecanismos, el Partido dirige a los órganos del
Estado?
Por otra parte, el Partido debe procurar el máximo desarrollo de las organizaciones de
masas.
"El papel del Partido no debe ser el de sustituir a las organizaciones de masas, sino el
de dirigir ese fenómeno, el de dirigir ese proceso, el de dirigir esa formidable
revolución de masas", decía Fidel el 28 de septiembre de 1970 frente a millares de
cederistas. "Si el Partido se convierte en masa, deja de ser vanguardia, deja de ser
Partido, deja de ser selección."
Ahora bien, el Partido Comunista de Cuba ejerce su función de dirección, tanto del
aparato estatal como de las organizaciones de masas, no por una imposición que
descansa en la opresión y la fuerza, sino por su autoridad moral frente a la masa, por
la claridad con que expresa sus intereses y aspiraciones. Su acción se basa sobre todo
en el convencimiento que proviene del ejemplo. Sus cuadros están a la vanguardia en
todas las tareas.
El Partido es algo que el pueblo cubano siente suyo. Salido de sus entrañas —ya que
sus miembros no pueden llegar a ser tales si no son aprobados por las masas— lo
cuida y lo vigila como a su propio hijo.
Este control que las masas tienen del Partido ha sido siempre promovido por la
dirección del proceso revolucionario cubano. Nada más indicativo que las siguientes
palabras de Fidel: "Independientemente del trabajo activo, independientemente de
que los propios militantes ejerzan una incesante función de fiscalización y control
sobre el Partido, es necesario que las organizaciones de masas ayuden al Partido en
esta tarea frente a cualquier desviación, frente a cualquier manifestación de
corrupción, frente a cualquier manifestación de privilegio. Es decir —decía Fidel— la
masa debe cuidar al Partido y velar para que el Partido sea ejemplar en todo, y velar
para que el Partido pueda desempeñar su papel de vanguardia."
Esta participación directa del pueblo en la gestión estatal, este Estado proletario
dirigido por un partido marxista-leninista, íntimamente ligado a la masa de la cual
surge y en la cual se apoya para su fiscalización y control, es ¿dictadura o
democracia?
...esta caja es correcta, con el cartón puesto del lado correcto y sin ninguna dificultad.
Y aquí traemos una caja con los dos cartones puestos al revés. El de adentro está al
revés y el de afuera también. O sea, que las dos bobinas fueron puestas al revés. Esto
revela una falta absoluta de preocupación en el corrugador...
A pesar de no ser un tema propio de una asamblea de discusión del plan técnico
económico 1976 —motivo por el cual se encuentran reunidos en el salón de actos
alrededor de 90 trabajadores del taller de corrugado de la fábrica "Sergio González",
que produce envases de cartón y cartuchos de papel —no se ha podido evitar que este
punto surja en la asamblea. El día anterior más de tres mil cajas de cartón hablan sido
producidas con tales fallas que las hacían inservibles. La noticia había corrido por
cada sección del taller de corrugado y existía al respecto un malestar general.
—A veces la de atrás se pone al revés. La de adelante hace falta siempre que vaya
bien porque es donde va la impresión —contesta sin inmutarse un obrero delgado, de
ojos claros.
Desde 1974 ha empezado en Cuba un proceso de normación del trabajo que busca
pagar a cada trabajador según su rendimiento. Todo trabajador tiene un sueldo
mínimo fijo asegurado pero, si produce más de lo normado, gana más. Antes ganaba
igual el que trabajaba y el que no trabajaba... lo que producía un malestar natural en
los trabajadores que se esforzaban más. Esta nueva medida fue adoptada en el XIII
Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) en noviembre de 1973.
José no se siente bien interpretado por las palabras del administrador e insiste:
—Mira, yo no quiero decir que los compañeros no tengan la responsabilidad,
simplemente como veo que pasa uno, pasa el otro, se paran delante de la corrugadora,
sacan una caja, la miran. Entonces, ellos solamente cogen la caja para mirar si está en
buen estado... Y si en vez de una caja sale un aguacate con una chirimoya y un mango
en el medio...
—Déjame hablar, déjame hablar —insiste José bastante molesto—, yo creo que la
responsabilidad es del operario y del equipo. Hay uno que viene con un balde de
agua, otro saca el almidón, viene otro y mira la caja, pero parece que ninguno de ellos
se diera cuenta de nada. Ahora, no es menos cierto que el operario estaba en ese
momento comiendo cascara de mango ya que se ve perfectamente cuándo una bobina
está al derecho y cuándo está al revés. Eso yo lo sé... Se ve que el que estaba en eso
estaba durmiendo.
—Yo quiero hacer una pequeña advertencia al compañero Vega —dice una voz desde
el fondo—, el mejor controlador de calidad que hay, en cualquier taller, es el
operario, junto con los componentes del equipo. Ésos son los mejores controladores.
—Lo que yo estoy diciendo es que si ahora yo, que soy mecánico B, estoy poniendo
el rodillo virado y Alfredo, que es mecánico A me está viendo y no me dice nada,
también él tiene la culpa, ¿me entiendes? —trata de explicar José cada vez más
exasperado.
—Espera, espera —señala "Robertico"—, no quiero que se desvíe la atención. La
culpa principal y primordial, ¿de quién es?... del operario. Hay una segunda culpa,
que tú has señalado, pero es que yo no quiero que se vayan por la segunda, y por eso
hago la comparación con el controlador de normas, porque, si no, la calidad tendría
que ver única y exclusivamente con el controlador de calidad, y si yo soy operario me
lavo las manos y cobro completo y a lo mejor hasta gano prima y todo por una
basura.
—Mira, lo que tú hablas está bien —expresa más tranquilo José—. Ahora tú estás
hablando de las violaciones y yo estaba hablando del problema de la corrugadora.
¿Eso nadie lo vio? Con respecto a que tiene que pagarlo el operario... Yo me voy a
robar una vaca ahora, y la voy a vender a los vecinos 10 libras y le voy a vender a
Gheíto 20 libras y cuando venga la policía y yo les diga: vaya... Gheíto me compró 20
libras, no me van a llevar a mí sólo preso sino que a todo el mundo. Es lo mismo
aquí, el operario tiene la mayor responsabilidad, pero los demás que se comieron la
vaca también tienen que pagar.
—Ustedes han planteado —dirigiéndose a donde ellos están sentados— que están
trabajando con cierta tensión porque cuando se acaba la bobina tienen que cambiarla
muy rápidamente, por un problema objetivo de la falta de un eje (hace algún tiempo
que se rompió el eje donde se preparaba la bobina que debía remplazar a la ya usada).
Nos han dicho que, por la falta del eje y por cumplir la norma, tienen que montar más
rápidamente la bobina y que por eso no se dan cuenta si el cartón está al derecho o al
revés. Yo creo que ésa puede ser una explicación.
Una voz observa que ese eje debería haberse fabricado hace tiempo, que hace más de
cuatro meses que ese eje está partido.
—Yo sólo planteo —aclara el dirigente sindical— que producto de esta situación es
posible que los compañeros, por cumplir la norma, pongan la bobina lo mismo al
derecho que al revés. Pero no le estoy echando la culpa a mantenimiento.
—Sobre el problema de la calidad, hay una cosa fundamental que se plantea por estar
escasos de personal. Yo les diría a los compañeros que antiguamente aquí —eso no
quiere decir que tenga que ser así ahora— yo era barredor del departamento de
cartuchos... Y en esa época no había inspectores de calidad. El inspector de calidad
era yo, el barrendero, porque yo recogía los cartuchos al barrer y veía cómo estaban
saliendo. Hoy tenemos inspectores de calidad y estamos gastándonos el dinero para
buscar la materia prima para hacer la calidad requerida por nuestra fábrica. Resulta
ser que lo que estamos haciendo así... me van a perdonar las compañeras... ¡es
basura!, lo que estamos haciendo ¡es basura! [su tono de voz sube cada vez más]. Y
antiguamente ¿eh?, el barrendero tenía que llevar el control, y no había tantos
inspectores ni nada. Aquí lo que tenemos que tener es un poco más de conciencia, ya
sea por parte de tecnología, ya sea por parte del compañero Elio ¿eh?, que es un
corrugador viejo de la fábrica. Se debe tener más cuidado, porque ése es el dinero de
todos los trabajadores... porque lo que nosotros hacemos lo aprovechamos todos
conjuntamente, no es cosa de uno solo. Y es bochornoso que a tantos años de
Revolución, nosotros estemos todavía con un problemita como éste. ¡Debemos cuidar
la Revolución que es muy grande y es de todos nosotros!
Luego el administrador toca una fibra sensible de ]os trabajadores porque los conoce
bien. Una parte importante de sus dos horas de trabajo las pasa en el taller junto a
ellos.
—Yo sé que a ustedes les cae mal el controlador de calidad porque se creen que no
trabaja. Les cae mal que el hombre llegue y les coja una caja, la mire, la doble y no
les diga nada.
—No, Lázaro es otra cosa porque plantea lo que hubo en otros tiempos, ¿me
entiendes?
La reunión se inició con la exposición del plan 1976. En un pizarrón de gran tamaño
se mostraban las cifras que proponía JUCEPLAN (Junta Central de Planificación),
tanto en unidades como en valores. Estas cifras son llamadas "cifras control". El
sindicato por su parte, en conversaciones con los trabajadores había logrado formarse
una opinión y, asesorado por la parte administrativa de la empresa, había. llegado a
formular otras cifras que figuraban en la pizarra como las cifras propuestas por la
industria, y que en este caso eran menores que las que proponía JUCEPLAN.
Pero el cuadro allí expuesto no se limitaba a dar las dos cifras que debían discutirse
en ese momento, sino una visión retrospectiva de cómo había ido en aumento la
producción desde el año 1971 en adelante, fecha en que el sector de la industria ligera
había comenzado a discutir los planes de producción con sus trabajadores,
adelantándose así en algunos años a la medida recientemente adoptada a nivel
nacional. Además, daba los datos de la producción obtenida en el primer semestre de
1975. Fue en torno a esas cifras, que reproducimos en la página 54, que se dio la
discusión.
Si miramos con atención el cuadro nos daremos cuenta que las cifras que se proponen
para 1976 son las mismas que se habían propuesto para 1975. Esto tiene una
explicación muy lógica. Las cifras que propone JUCEPLAN están pensadas de
acuerdo a una serie de inversiones que debe hacer la industria entre las cuales figura
el aumento de capacidad de almacenaje, la construcción de una nave para instalar una
nueva prensa, la pavimentación de los corredores interiores que están llenos de
hoyos, dificultando el traslado del material de un lugar a otro dentro del taller.
Si se logra contar con todas estas cosas, los trabajadores están dispuestos a cumplir
con la cifra propuesta por JUCEPLAN, pero mientras esto no ocurra sólo pueden
comprometerse responsablemente a realizar la misma cifra que el año anterior.
—Lo primero que hay es una propuesta de la base —nos explica el administrador
refiriéndose a la discusión de los planes técnicos-económicos—. Ésa se eleva a la
empresa, de la empresa al Ministerio correspondiente, en nuestro caso, al Ministerio
de Industria Ligera, y de ahí va a la JUCEPLAN. Este organismo confecciona las
llamadas "cifras de control". Estas cifras vuelven a bajar y son nuevamente discutidas
por los trabajadores quienes determinan, en último término, las cifras que creen poder
producir en las condiciones actuales de la fábrica. Los trabajadores dicen, por
ejemplo, vamos a hacer tanta cantidad de papel parafinado... saben que viene la
asamblea de discusión del plan y empiezan a sacar sus numeritos, sus cuentas.
Empresa artes gráficas: Fábrica "Sergio González López' 274-25-01. Cifras de
corrugado (cajas de cartón)
"Sí, pero sólo podemos hacer esa cantidad si tenemos los equipos de frío instalados",
comentan entre sí. Éstos y muchos otros puntos son estudiados por ellos y llevados a
la asamblea.
—Empieza a partir del año 70. Después de la exposición del Primer Ministro el 26 de
julio el vuelco que se da es grande. Porque antes del 70 no se hacía esto, esto de dar
las cifras concretas, de llevar el plan a la masa, que la masa lo analizara, lo
descompusiera como ella quisiera, que lo armara de nuevo... Antes del 70 se hacía,
pero de otro modo, de una forma más simple: había la obligación por parte de la
administración de informarle a los trabajadores mensualmente cuál era su plan, qué
era lo que se necesitaba que él produjera, qué necesidades había del producto, de cada
cosa. Se hacían asambleas pero eran asambleas sencillas, no de esta magnitud, ni
asambleas preparadas con todo tipo de análisis. Eran asambleas de departamentos,
donde había un compromiso moral de los trabajadores hacia las necesidades del
producto que fabricaban. Y la administración tenía la responsabilidad de informar,
por medio de pizarras, cómo iba el cumplimiento del plan. Siempre hubo
participación, lo que no había era este tipo de discusiones. Ahora el trabajador tiene
participación en la gestión económica de su fábrica. Ahora se busca, no el embullo
patriótico, el embullo revolucionario hacia una cifra, se busca que ese compañero
analice qué es lo que se va a hacer y por qué. En esos otros momentos no, en aquellos
momentos era al ¡ Patria o Muerte! como lo llamábamos nosotros. Ahora esa etapa
del Patria o Muerte se va superando con una buena gestión económica.
—Nosotros tenemos toda una serie de historias de cómo se fue comportando esa línea
durante todos los años, a partir del año 71. Entonces, en base a esa experiencia que se
tiene: la capacidad que tienen los equipos, la cantidad de turnos de trabajo en el año,
la fuerza de trabajo con que contamos, etc., en base a estos parámetros, más la
historia, es como se obtiene la cifra. Además, la Junta [JUCEPLAN], recibe las
necesidades a nivel de la nación, o sea, lo que necesita de esta industria, lo que
necesita de esta otra, y entonces, desarrolla su plan. Entonces lo que baja es la cifra
control, pero esa cifra control puede ser variada por los trabajadores. Eso es lo que
pasó acá. En el taller de corrugado el problema es que se necesita un área voluminosa
para mover esos productos, se necesita espacio. Entonces ya hemos llegado al fondo,
al límite, que si no se agranda... bueno, es como una casa que tiene tres habitaciones,
tres cuartos, te caben tres juegos de dormitorios y quieres meter cinco. Sólo te caben
tres, tú no puedes meter cinco.
Entonces, empiezan a subir de los trabajadores esas cosas que usted tiene que haber
oído cuando estuvo aquí que se plantea, por ejemplo "si la máquina nueva lo puede
hacer", te pueden decir "yo sí lo hago, pero fíjate ¿ustedes me garantizan que no me
falla la materia prima?, porque aquí se ha dado el caso que la materia prima ha estado
en el almacén y yo he perdido dos horas de trabajo, ¿usted sabe lo que es perder dos
horas...?" Te dicen eso y mucho más. Así se va desarrollando la discusión del plan,
entonces se establece un compromiso: la masa de trabajadores hace un compromiso
de lo que tiene que producir, pero no eso de ¡ Patria o Muerte! sino que analizando en
todos los detalles, sabiendo lo que va a poder realizar y con mejores condiciones,
porque van pasando los años y nosotros vamos teniendo mayores recursos. Antes no,
no teníamos nada, eran condiciones, vaya... eran de ¡Patria o Muerte!, había que
hacerlo de verdad de Patria o Muerte. Pero realizar las cosas ¡Patria o Muerte!, como
dicen los compañeros, implicaba, de hecho, tratar de sacar las cosas adelante sólo con
el movimiento de trabajadores de avanzada, aquel grupo de trabajadores que había
demostrado condiciones ejemplares frente al trabajo y a la Revolución. La gran masa
quedaba rezagada, no se integraba a las tareas. Era necesario buscar una manera de
integrarla, de hacerla participar, única forma de hacerla sentirse responsables de las
tareas que la Revolución planteaba.
Así lo reconoce Fidel en su discurso del 28 de septiembre de 1970, meses después del
fracaso de la gran cruzada de los 10 millones de toneladas de caña:
En un comienzo los planes eran elaborados por técnicos y simplemente se bajaban las
cifras a la masa. El esfuerzo de la dirección era hacer una gran propaganda para que
los trabajadores respondieran al esfuerzo que se les pedía.
Pero esos planes no podían tener ningún sentido —sostiene Armando Hart, el 12 de
mayo de 1969—, "porque las masas no participaban en el plan, porque los
trabajadores no participaban en el plan. Era necesario hacer participar a los
trabajadores en el plan. A menudo los jefes de unidades administrativas y de la
producción aplican medidas correctas en el orden de la administración y, sin
embargo, los trabajadores no las sienten suyas, no las hacen suyas, y aquellas
medidas correctas en el orden de la administración, no tienen ninguna efectividad
práctica. En el capitalismo, una administración que no contara con los obreros podía
funcionar como administración, porque el capitalismo empleaba el mecanismo cruel
y sencillo de despedir al que no hiciera las cosas como los burgueses querían... pero
en el socialismo una administración que no se fundamente en un apoyo de las masas
y en la participación de las masas, no funciona como administración, no es eficiente
como administración. La diferencia entre un administrador comunista y uno que no lo
es, está presisamente en que el administrador comunista tiene que hacer participar a
las masas obreras, a las masas trabajadoras en los problemas de esa administración. Si
no lo logra no triunfará como administrador."
El Partido en la industria
La conversación iniciada en torno a los planes económicos gira ahora hacia el tema
del Partido.
Sabemos que Roberto Fernández es militante además de administrador, pero ¿qué era
antes?
¿Qué estudia?
—Economía, en el Instituto de Economía. El estudio es fundamental. No se puede
desarrollar el país con bajo nivel cultural. Hoy, tener sexto grado en este país es ser
un analfabeto. Hay que tener un nivel medio como mínimo. Existen aulas para
diferentes niveles. Existen cursos secundarios para obreros que les permiten pasar a
la Facultad Obrera, para después coger una carrera universitaria. Aquí el que no
estudia es porque de verdad tiene un impedimento, y no un impedimento de trabajo
porque se dan todas las facilidades. En los primeros años de la Revolución
cometimos un error en ese sentido; trabajábamos demasiado. No sacamos nada con
trabajar 16 horas y no superarnos. Tenemos que trabajar 14 horas diarias y superarnos
el resto del tiempo.
—Sí, Pastor Fundora —señala Carlos, un trabajador, refiriéndose al jefe del taller.
—¿ Podrían ustedes decirme por qué razones fue elegido trabajador ejemplar?
—Mire, yo también hace años que conozco al compañero Fundora —afirma Lázaro
— Fui dirigente sindical junto con él. Una de las anécdotas que sobresalen de este
compañero es que cuando el señor Alma, el que nombraban en la reunión...
—Un jefe de taller. Ésta era una fábrica en que venían a presentarse muchos obreros
para trabajar y sólo entraban por recomendación. Había un grupo do obreros
suplentes y otro temporero que a veces sólo ganaban 7 u 8 pesos y a veces no
ganaban nada. Entre ellos estaba yo. En unas navidades en que cada trabajador se
llevaba seis sobres yo me llevé uno que todavía tengo guardado que contenía sólo 9
pesos 60. Y al verlo me dije: ¡ qué tremendas navidades voy a pasar! Luego triunfó
la Revolución y el señor Alma continuaba haciendo su papel: corriendo al personal,
diciendo "entra tú", "tú te vas". Era al principio de la Revolución, cuando todavía
existían industrias privadas. La anécdota fue que el compañero Fundora llegó un día
y le pescó el papel de las manos al señor Alma y le dijo: aquí ya usted no manda a
nadie para afuera. Desde hoy todos los trabajadores van a trabajar. Ésta es una
Revolución y no puede ser que dejemos a gente en la calle. Y abrió las puertas y
todos los que estábamos esperando afuera entramos a trabajar. Además, el compañero
Fundora ha ido a cortar caña con nosotros, su brigada ha sido un ejemplo, poco le
faltó para ser brigada millonaria. Por todo esto yo estoy de acuerdo en que el
compañero haya sido elegido trabajador ejemplar y llegue a militar en las filas del
Partido, porque es un compañero revolucionario más con quien va a contar la
Revolución. Vaya, qué más le voy a decir yo.
—¿Ésta no es, por lo tanto, la primera vez que usted ha sido propuesto trabajador
ejemplar...?
—Así es. Me limitaba ese dato que esa vez no fue esclarecido suficientemente. En
cambio, ahora fue debatido tanto por el núcleo como por la masa.
—Yo quería preguntarle justamente cómo era posible que usted hubiera sido
propuesto sólo hace dos meses como trabajador ejemplar teniendo tantas cualidades
revolucionarias. Ahora entiendo la razón.
—Aquí hay trabajadores que trabajan en los CDR, que hacen trabajo voluntario, que
están en unidades militares, que van a cortar caña... y por todas esas cualidades los
eligen en la asamblea, pero el compañero puede decir: "mira chico, yo no acepto" —
aclara el secretario del Partido en la industria.
—Mire, yo salí elegido dos veces trabajador ejemplar —interrumpe Lázaro— pero no
pude llegar a ser militante en las filas del Partido, aunque no pierdo las esperanzas de
que algún día lo logre y quiero que cuando me muera el carnet me lo echen a la caja.
—¿Podría explicarnos por qué no pudo llegar a ser militante del Partido?
—Lázaro, ¿te importaría que el compañero nos explicara las otras razones por las que
tú no fuiste aceptado para ingresar al Partido?
—Hay veces que nosotros nos concentramos en una labor y nos alejamos de otra —
empieza a contar Lázaro—. Y una de las cosas que se me planteó es la baja
escolaridad que tenía. Cuando yo entré a esta industria, se podía decir que era casi
analfabeto, tenía segundo primario. Seguí hasta sexto, pero luego no seguí
superándome. Fui dirigente sindical después de la Revolución y me dediqué a eso
abandonando los estudios. También abandoné un poco lo que era el Comité de
Defensa, y como tenía muchas tareas planteé la necesidad de dejar el cargo. Ésos
fueron algunos de los planteamientos que se me hicieron y sinceramente yo
encontraba que eran correctos. Tenía que superar esas cosas. Ahora vuelvo a las aulas
de nuevo porque tengo que seguir estudiando. Si no estudio, me quedo atrás. Si
hubiera seguido estudiando ya estaría en la Facultad Obrera o subiendo las
escalinatas de la Universidad como muchos compañeros que eran analfabetos antes
del triunfo de la Revolución y que hoy día están en la Universidad. Hay compañeros
viejos que nunca antes habían estudiado y que hoy son doctores, con 50 y tantos años.
¡Ah, pero se sacrificaron! El compañero que es seleccionado obrero ejemplar por esta
fábrica, usted debe tener la completa seguridad de que está analizado en su actitud
frente al trabajo, que es un compañero que le da el frente a todo... Y por eso es que yo
no fui elegido. Como se dice vulgarmente "al duro y sin guante". Porque uno no
puede estar en las filas del Partido si es muy "flojo de pierna"... Yo salí contentísimo
ese día. Me dijeron ¿cómo te sientes? Les contesté: perfecto, les agradezco que me
hayan dicho todo eso. En este proceso salió elegido "Robertico".
—¿Cómo explica usted esa falla, cuando ahora parece tan entusiasmado con su
trabajo?
—Yo me imagino que es un problema de desarrollo, de escolaridad, de estudio, de
capacidad. Era un nivel muy alto para mí, aunque con ello no pretendo justificar mi
conducta de entonces.
—Claro, pero si tenemos en cuenta que estuve tres años en ese puesto, debería haber
adquirido experiencia...
—Yo. Yo tuve la suerte que cuando me analizaron a mí, salí sin problema ninguno en
el primer análisis. No tuve problemas con la conjunta.
—Él es un caso muy especial —hace notar Roberto— fue dueño de fábrica.
—¿De verdad?
—¿Industria de qué?
—Como treinta, eran todos familiares. Era una fábrica familiar. Y en eso un ex patrón
mío me propuso montar una fábrica en Oriente y que yo la dirigiera. Entonces yo era
parte de dos fábricas: una en La Habana y otra en Oriente. Pero, apenas llega la
Revolución yo me hago miliciano, porque sentía la Revolución. Yo capital nunca
tuve, lo que sí tenía era iniciativa para desarrollar la industria, pero no con el fin de
ser capitalista porque no lo llevaba en la sangre, ¿se entiende? Después de hacerme
miliciano, llega el año 60 y yo tenía hecho miliciano también a mi hijo de 15 años. Y
como a él lo llevaron en un batallón a la limpia del Escambray. Y yo estaba en el
puesto de jefe de transporte en Oriente recibiendo las armas que llegaban y
repartiéndolas por todo el país. Y a mí no me dejaban ir al Escambray. Entonces yo le
planteé el asunto a Tony Pérez. Le dije que el único favor que pedía era que me
dejaran ir con mi hijo a la limpia del Escambray porque si yo he hecho a mi hijo
políticamente y lo he llevado a la Revolución, lo lógico es que yo triunfe con él o
muera con él si hay que morir, porque nosotros no pensábamos en morir sino en
combatir al enemigo. Entonces me dejaron ir. Después de la limpia del Escambray
vino Girón. A mí me tocó ir a Holguín, porque por ahí se esperaba la invasión.
Estuvimos en un potrero como un mes y no vimos al enemigo. Cuando supimos del
triunfo nos sentíamos muy defraudados de no haber podido combatir. Cuando
regresamos, me acuerdo que era un primero de mayo, el socio se me había ido a
Miami. Entonces yo inmediatamente le doné la fábrica al Estado, pero no se le dio
mucha importancia a la industria en esos momentos porque había muchos problemas.
Por eso me dieron trabajo en Obras Públicas un tiempo hasta que fui trasladado a La
Habana y regresé al taller que tenía acá. Inmediatamente vine a ver al administrador
de esta fábrica y le dije que quería donar la fábrica y trabajar en ella o donde
quisieran...
—¿En esta industria en que hay 640 trabajadores, cuántos militantes hay?
—Unos 140.
—Se da un diploma mensual a los tres trabajadores más destacados de cada taller.
Además la CTC tiene distintos planes vacacionales, entradas para el teatro, los
cabarés. Para todas estas cosas cada sindicato escoge los mejores trabajadores. Y
también ocurre que cuando los compañeros ven a un trabajador muy agotado sugieren
mandarlo a descansar por un mes sin perder el salario ni las vacaciones, y sin tener
que pagar nada adonde va.
—A veces hay un trabajador o varios que piden que se adopte con ellos esa medida
—precisa "Robertico"— Si hay 10 peticiones y sólo tres plazas, antes elegía la
administración y el sindicato, pero como podemos equivocarnos, ahora se lleva a la
asamblea de trabajadores para que ellos determinen quiénes se merecen ese descanso.
Son los trabajadores los que tienen la última palabra.
—No.
—No entiendo cómo es que un dirigente elegido por la masa de trabajadores y con
prestigio frente a ella no es militante...
—Bueno —dice Fundora— lo que ocurre es que él fue elegido trabajador ejemplar.
—¿Cuándo fue elegido secretario del sindicato? —En 1970, pero de hecho no estaba
nunca en la fábrica, me llevaban a la zafra. En aquella época, las movilizaciones eran
continuas. Cuatro para allá, diez para acá y así.
—Parece que ha habido un vuelco muy grande en las tareas del sindicato después de
1970. ¿Qué puede decir al respecto?
—Bueno, antes las funciones eran mucho más limitadas que ahora. Todo se centraba
en el movimiento de trabajadores de avanzada, en las movilizaciones para distintas
cosas. Poco tenía que ver el sindicato con la producción. Ahora el sindicato juega un
papel fundamental en la producción, en la elaboración de los planes económicos de la
industria. La administración nos proporciona una serie de antecedentes que nosotros
llevamos a la discusión de los trabajadores.
—Deben tener mucho trabajo con todo esto. Cuando son elegidos dirigentes
sindícales, ¿dejan de trabajar?
—No, nadie reclama por el salario básico. Sólo les preocupa que se les pague
justamente su trabajo, de acuerdo a su rendimiento.
—Cuénteme compañero, y ahora que hay más productos por la libre, ¿se ha
suprimido el reparto de los productos escasos a los mejores trabajadores de la
industria, como se hacía antes?
—No. El sistema continúa. Cuando hay más productos de esos, vienen más para las
industrias, pero se siguen repartiendo por méritos. Existe una comisión elegida por
los propios trabajadores, en la que participa un representante del sindicato, que es la
que decide cómo hacer la distribución, decisión que tiene que ser aprobada
posteriormente por la asamblea. Así se evita toda posibilidad de cometer injusticias
en el reparto.
—Sí, hubo dos casos —nos contesta el secretario general del núcleo del Partido—.
Uno porque no quiso aceptar y el otro fue Manuel. Tenía un nivel escolar bajo y no
estaba haciendo esfuerzos por superarse y lógicamente eso lo invalida, porque una de
las condiciones para ser trabajador ejemplar es la de estar superándose culturalmente,
sobre todo en este proceso en que Fidel dijo que tener un sexto grado es ser un
analfabeto... Es necesario superarse tanto ideológica como culturalmente. Tener
mucho "parque" político.
—¿Cuantos trabajadores fueron propuestos trabajadores ejemplares en la última
asamblea?
—Yo fui propuesto pero no acepté porque llegar a ser militante conlleva una serie de
responsabilidades que, en el orden particular, no puedo cumplir. Un boxeador no
puede subir al ring si pasó una gripe. Ésa es la situación particular en la que yo me
encuentro en estos momentos. Esperamos recuperarnos un poco e ir a la palestra.
—¿Algún otro compañero aquí presente fue elegido trabajador ejemplar en alguna
ocasión?
—¿Y por qué razón no llegó a ser militante? —Por el carácter jocoso.
—Mi carácter, además de jocoso, era de poco fundamento. Yo no tenía una seriedad
ante la masa, como se exige a todo militante... No sabía distinguir entre un momento
de seriedad y un momento de juego. Pero ahora ya he superado eso.
—En esa asamblea se acercaron varios trabajadores para preguntarme si quería que
me propusieran. Yo les dije que no, porque prefería esperar todavía un tiempo para
superar bien todo y poder incorporarme al Partido. Además, en estos momentos tengo
muchos problemas familiares, problemas de enfermedad. No son las mejores
condiciones para avanzar un paso, el paso que se necesita avanzar.
—Compañero, ¿y usted que es dirigente sindical no es trabajador ejemplar?
—No, para ser dirigente sindical no es necesario ser trabajador ejemplar. El dirigente
sindical es elegido por aclamación. Debe reunir una serie de condiciones: ser un buen
trabajador, no ser ausentista, tener una buena conducta social dentro de la fábrica, que
son menos exigencias que las que se hacen para ser militante. En el caso del dirigente
sindical no hay selección posterior. En el caso del trabajador ejemplar, la masa lo
propone pero el Partido investiga sus datos biográficos y puede llegar a convencerse
de que no tiene méritos para ser militante.
—¿Ocurre aquí, en el núcleo del Partido de esta industria, que el secretario general de
éste sea un simple trabajador y que los jefes administrativos sean simples militantes?
—En nuestro caso, el compañero secretario del Partido, aquí presente, es también jefe
administrativo, jefe de turno del taller —contesta Efraín.
—¿Podría usted explicarme por qué el Partido insiste tanto en que sean trabajadores
simples una parte importante de los militantes del núcleo si sabe mejor que nadie que
gran parte del personal administrativo es de procedencia obrera?
—Me parece una medida muy correcta, ya que a veces nos encontramos en
dificultades, no sabemos si estamos hablando con el dirigente administrativo o con el
dirigente del Partido. Si en cambio es sólo dirigente político será más fácil saber
cómo tratarlo. Un secretario del Partido no puede llevar bien su función si es
administrativo porque de verdad son muchas las tareas...
—Muy bien, es muy bueno. Es una persona igual que nosotros, un obrero más. Si él
comete algún error, allí estamos nosotros para decirle, conversar con él, discutir,
pedirle que se nos aclare algo. Si hay algo que el sindicato cree que no está bien,
entonces se hace una reunión y se aclara por qué se hizo eso. Cada uno expone ahí.
sus cosas. Los obreros, si tienen una crítica que hacer, la hacen libremente. Pero
nuestros administradores son revolucionarios. Puede que por ahí haya una mala
interpretación, pero siempre todo se aclara. Aquí la sección sindical —que somos
diez— nos reunimos dos veces al mes con el Partido, con la administración y
discutimos los planes, lo que hemos hecho mal, lo que entendemos que no debe ser
así, todo. Y si en un momento hay algo por ahí que necesita ser rápido, entonces
hacemos otra reunión y ya.
—He podido estudiar, aunque con dificultades. En aquélla época que le hablaba, era
muy difícil. Cuando tenía 14 años, tuve que dejar la escuela para poder ayudar a
mis padres; entonces empecé a trabajar, para ver de qué forma podíamos subsistir. No
pude por eso seguir desarrollando el estudio. Después que triunfó la Revolución, nos
incorporamos a todas las tareas. Pero había muchas cosas desconocidas para
nosotros: lo que era una revolución socialista, lo que eso significaba... Seguimos
trabajando duro, pero a la vez, tratamos de seguirnos superando. Pero costaba hacerlo
sistemáticamente porque había tanto que hacer. Pero ya en este momento estoy
incorporado al estudio. Podemos trabajar todos los obreros y luego de terminado el
día, estudiar por la noche. Todos podemos estudiar, lo que a cada uno le guste. Y
nuestros hijos pueden hacerlo mucho mejor y gratis. La línea nuestra fundamental es
la superación, porque así podemos participar más aún.
—Antes íbamos a votar con un machete. Sí, eso era así. Ahora no. El pueblo fue a
votar libremente por el candidato que él entendía que debía salir elegido, como
delegado de la circunscripción. El pueblo mismo fue el que eligió sus candidatos. Los
que salieron elegidos no tienen ningún privilegio. El privilegio, yo diría, que tiene el
delegado, es el que se le haya entregado una tarea más de la Revolución. Sigue
viviendo donde ha vivido siempre. Le darán una casa más tarde, si es que se la gana,
por su trabajo en la fábrica, donde sea, pero igual que los demás, y tendrá todo
lo que los demás tienen. Con la creación de los poderes populares, han surgido
cambios fundamentales. Es el propio pueblo el que está rigiendo su destino. No es
que antes no haya sido así. Digo, antes del Poder Popular. Pero ahora es más fácil
todo y cada uno hace cosas, no solamente el delegado. Por ejemplo, el Estado, tiene
muchos problemas grandes que resolver, entonces no puede estar tan directamente en
una zona campesina, donde hay 500 personas, o algo así. Es imposible que el Estado
pueda controlar todo, arreglar todo... Sin embargo, la creación del Poder Popular le
facilita la tarea al Estado, puede llegar a controlar una serie de problemas y
solucionarlos, entre ellos mismos. Pueden tirarle calles a su zona, en la
circunscripción, hacer una secundaria, un tecnológico, una casa, hacer un cine, una
peluquería, es decir, logran hacer determinadas cosas que no puede hacerlas el
Estado como tal, directamente. Éste solamente baja sus directrices... el propio pueblo
las hace de inmediato.
—Es difícil ser militante del Partido. Uno tiene que ser consecuente con las tareas
revolucionarias, no variar jamás su conducta, ser ejemplo. Hay que esforzarse mucho,
porque son los mismos trabajadores los que eligen, son las masas las que deciden
quiénes pueden ser militantes del Partido. Ellas eligen a los trabajadores ejemplares y
luego se hace un proceso. ¡Eso es grande! Hay que superar mucho, estudiar siempre y
seguir siendo ejemplar. El Partido es lo más grande que tiene la Revolución. Es el que
da todo en aras de la felicidad del pueblo, el que nos orienta, el que nos dirige, el que
vela por nosotros. Es el orgullo más grande que tenemos.
LOS JUECES POPULARES
—Allá por 1950 yo era juez de instrucción de Santa Clara en Las Villas y había un
gobernador civil en esa zona que era un bandolero. Se llamaba Santiaguito Rey. Un
día de esos se produjo una denuncia contra este personaje por falsificación de
documentos en que se certificaban servicios prestados por ciudadanos que nunca
habían trabajado en esas materias para facilitarles la obtención de la jubilación. Yo,
como juez de instrucción, abrí un sumario y recurrí a un hombre honesto de la región,
a un investigador de la policía judicial, para que investigara el hecho. Le di órdenes
de no restringirse sólo al hecho ya que yo sabía quién era Santiaguito Rey. Como a la
semana el hombre se aparece con toda la información de lo que el gobernador había
malversado, de todo lo que había hecho. ¡Una información formidable! Él era un
investigador acucioso. Yo, calladito la boca hice mi sumario. Incluso lo instruí yo
mismo, no se lo di a mi secretario. Y un día llegué fresquito en la mañana, me senté y
lo procesé. ¡Figúrense ustedes, era un hombre muy influyente! Libro mi orden para
notificar el auto-procesamiento al señor gobernador y a las cuatro de la tarde de ese
mismo día me habían trasladado a Guantánamo, en la provincia de Oriente. En Santa
Clara viví una experiencia similar. Había un infeliz que tenía un pedacito de tierra
fuera de la ciudad, pero con el desarrollo natural de la región, el terrenito quedó
dentro del área de expansión de Santa Clara. Apareció entonces una sociedad
anónima de la construcción alegando que ese terreno era propiedad del Estado antes
de la guerra. Le puso pleito a ese infeliz para que se la devolviera. Esa demanda llegó
a mis manos que era, en ese momento, un modesto juez municipal de esa localidad.
Yo me constituí en el lugar para comprobar los asertos que se hacían en la demanda y
vi que la situación no tenía nada que ver con lo que allí se afirmaba. En esa zona
existía un acueducto que se construyó durante la primera intervención americana en
Cuba. Constituía un lindero natural que no se podía borrar. Hice mi informe por
escrito de todo lo que vi. Parece que alguno de los empleados de allí lo descubrió y
dio el pitazo para afuera. Una tarde, estando yo en casa, llegan tres miembros del
Tribunal Supremo a visitarme, muy afectuosos, muy locuaces... No me conocían, sin
embargo, ya sabían cómo me llamaba. Y dale con Coya, Coyita, yo te quiero mucho...
Y yo, receloso, me decía para mis adentros ¿qué se traerán consigo? No tardé mucho
en saberlo. Al poco rato uno de ellos, Miranda de apellido, se me acercó y me dijo:
"¡Cómo vas a estar tú aquí chico, con tu capacidad! ¡Tú eres un genio!" Y yo me
preguntaba: ¿por dónde va el viejo este? Y él seguía: "A ver chico, dime, dime cuáles
son tus aspiraciones." Le contesté: "Mire doctor, ninguna; pasé mucho trabajo para
hacer mi carrera, cuando bajé la escalinata de la Universidad con el título bajo el
brazo tenía diez centavos en el bolsillo y hoy gano doscientos pesos, ya he avanzado
algo, ¿no cree usted?" Él insiste: "Pero chico, tú no puedes conformarte con esto...
Bueno Coya, para concretarte a qué vinimos, tú tienes ahí unas actuaciones en
relación a unas tierras que hay por aquí. Mira, nosotros tenemos interés en el asunto."
"¡Caramba, doctor Miranda, le dije, llega usted tarde porque ya puse la sentencia!
Ellos perdieron la demanda." "Pero Coya, me dijo muy disgustado, veamos eso." "No
doctor, le contesté, yo soy muy torpe y no sé hacer las cosas sino una sola vez." Se
pararon y se fueron furiosos, sin despedirse siquiera. Yo vivía a dos cuadras de la
audiencia. Inmediatamente me dirigí allí a recoger el marmotreto y me fui a mi casa.
Y esa misma noche puse la sentencia. A la mañana siguiente me fui muy temprano y
la pasé a los libros. Pocas horas después supe que había sido trasladado a un pequeño
pueblo campesino. Todo esto se sintetiza en pocas palabras: al producirse la
Revolución el aparato judicial estaba corrompido como todo el aparato
administrativo, pero no todo él porque aquí me ve usted a mí.
Éstas son las palabras de un hombre ya maduro, de alrededor de 50 años, que llegó a
ser abogado mediante un gran esfuerzo personal ya que su familia era muy modesta y
no podía financiarle sus estudios. Gracias a su excelente rendimiento obtuvo una
exención del pago de matrícula en la Universidad. Pero el año 37 casi se ve obligado
a abandonar la carrera porque se habían agotado los créditos de la Universidad y ya
no aceptaban más matrículas gratis.
—No me querían dejar dar examen porque no había pagado la matrícula. Después de
abrirme paso a puñetes llegué donde el decano, que era un demagogo y posaba de
progresista, y le dije: "Usted parece que nunca ha tenido la tristeza de ser pobre..." Al
final conseguí que me dejaran dar los exámenes.
Existían también los llamados "tribunales de urgencia" para juzgar los delitos
políticos. En La Habana había una sala especial con cinco magistrados dedicada a
esto. Eran prácticamente asalariados del gobierno y del cuerpo represivo. En
provincia la misma sala de lo penal se transformaba en tribunal de urgencia cuando
los hechos así lo requerían.
Cuando triunfa la Revolución se dicta una ley que deroga la inamovilidad judicial. Se
suprimen los tribunales de urgencia. Se remueve a todos los jueces del Tribunal
Supremo. Se nombra como magistrados a un grupo de personas cuya característica
fundamental es no haber sido batistianas.
En un comienzo, todos estos jueces estaban con Fidel y la Revolución, pero desde
que ésta empezó a tomar medidas que herían los intereses de los grupos hasta
entonces dominantes como: rebaja de alquileres, expropiación de latifundios, etc., se
inicia entre los magistrados del nuevo Tribunal Supremo un movimiento en contra del
gobierno revolucionario.
El Partido designó una comisión presidida por Blas Roca para estudiar una nueva
constitución para el país. Parte de su trabajo era elaborar una nueva ley de
organización de los tribunales, de la fiscalía, modificar algunas leyes penales y
preparar una nueva ley de procedimiento penal, es decir, proponer un nuevo sistema
judicial para Cuba, más acorde con los principios de la Revolución. En este proyecto
participaron miembros de los diferentes tribunales y de la Universidad. Terminó sus
labores a fines de 1972. Sus resultados no fueron sólo el producto de un trabajo de
escritorio, muy por el contrario, su principal fuente de reflexión fue la práctica de la
justicia durante los 10 años de la Revolución.
"Me dirijo al juez del sector uno para manifestarle que el ciudadano Mauricio Ojeda
hubo de sustraer una roldana del pozo de petróleo que queda cerca de Jordán y por
hurto lo pongo a disposición de los tribunales populares. Eso es todo lo que tengo que
manifestar."
Ambos personajes han sido llamados a presentarse por un anciano de voz chillona
que hace las veces de secretario del Tribunal y que se encuentra sentado frente a éste,
de espaldas al público.
—¿Se pudo comprobar que la roldana ocupada era la misma que se había perdido en
el pozo?
—Se pudo comprobar porque las dos eran iguales. El hermano la tenía guardada allí
en la casita.
—Mire, lo que yo tengo que decir es que esa roldana la cambié por guano a ese
camionero que no sé quién es. Eso hace ya tiempo... Eso es lo que tengo que decir.
—Al lado.
—Sí.
—No.
—¿No tenía tampoco conocimiento de que allí se hubieran extraviado dos roldanas?
En ese momento el presidente del Tribunal Popular cede la palabra a otro de los
jueces para que continúe el interrogatorio. Se trata de un hombre maduro, más bien
gordo, de guayabera blanca, lo que contrasta con los otros jueces que están en tenida
de trabajo.
—No.
—No, yo no, vaya... Cuando él me la ofreció yo le dije: ¿para qué quiero yo eso? El
me contestó que me podía servir para pasar motores, para sacar tuberías. Le pregunté
que cuánto me cobraba y me dijo que mil puntos de guano. Y yo acepté no pensando
mucho que...
—Sí, vaya... sin pensar que iba a tener problemas. Pensé que la roldana me iba a
servir para levantar bultos pesados.
El juez, insistiendo:
—¿Así es que usted no conocía al camionero?
—En algún momento, ¿usted se interesó por saber de dónde había sacado ese objeto?
—Ven acá... en este caso específico del guano, el compañero que va a buscarlo debe
llevar una guía. Esta vez no fue así. Además, usted afirma que el camionero iba
desorientado...
El acusado calla.
El presidente del Tribunal se dirige al acusado para preguntarle si éste tiene algo más
que manifestar. Como éste le responde que no, le dice que tome asiento y luego se
dirige a la audiencia:
—La información que nosotros tenemos es que son dos roldanas las que están
perdidas. Y toca la rara coincidencia de que la roldana que se perdió es igual a la que
se encontró en la casa del hermano del acusado. Éste fue sincero y reconoció el robo,
pero el acusado sostiene que la roldana que él tiene, y que es igualita a la otra, se la
compró a un camionero a quien no conoce.
Después de estas palabras el presidente levanta la sesión y los jueces se dirigen a una
salita próxima a deliberar. Después de algunos minutos vuelven a la sala, el
presidente pide que se haga silencio y da el veredicto: "Hemos considerado al
acusado culpable de delito de hurto. En nombre del pueblo de Cuba se le sanciona al
pago de 60 cuotas de un peso cada una. En el caso de que el acusado esté de acuerdo
con la sanción debe pasar por este Tribunal el lunes a las ocho de la mañana a hacer
efectivo el pago. Si no está de acuerdo la ley le concede el derecho de apelación que
debe hacerse efectivo antes del sábado a medio día."
Éste es el último juicio de esa noche. Antes se habían visto varios casos entre los que
destacaron: el de una mujer que vendía pescado en mal estado, el de una querella de
una pareja que estaba en camino del divorcio y discutía acerca del reparto de los
bienes del hogar, y el de un campesino acusado de que sus ovejas iban a pastar a las
tierras de un vecino.
Responde el vicepresidente:
—Si el Tribunal dicta una sentencia justa no hay problema.
—Pero usted decía al iniciarse cada juicio: Si usted tiene una enemistad o amistad
notoria... ¿Qué ocurre si el acusado dice que sí... ?
—Bueno, lo más común es que no ocurra esto ya que somos nosotros mismos,
cuando nos damos cuenta que se ha presentado una demanda contra alguien amigo
nuestro o con quien existe una enemistad muy fuerte, pedimos ser remplazados en el
Tribunal por otros de los jueces. Sin embargo, en otro aspecto, el hecho de que
conozcamos muy bien a los vecinos nos ayuda a dictar sentencias justas. Vean
ustedes por ejemplo el caso del robo de la roldana. ¿No se dieron cuenta ustedes del
tipo de preguntas que hacíamos? Él vive cerca de un pozo petrolero que se está
perforando. Para el acusado no es desconocido que todas esas herramientas
pertenecen a ese lugar. Él no es una persona de escaso entendimiento. Por eso es una
cosa ilógica todo lo que él argumenta. Todo el pueblo sabe que en esta obra se están
perdiendo instrumentos de trabajo. Él vive cerca. A su hermano se le ocupa una
roldana igual a ésa y reconoce su culpa. Cuando se le pregunta por dónde pasa para ir
a su casa es porque sabemos que él debe pasar por ahí. Además, como el lugar donde
él vive es un lugar muy apartado donde no hay luz eléctrica, y la única parte donde la
hay es en esa obra, estamos en conocimientos que él va allí a menudo a jugar dominó,
oír radio, a conversar... Pero frente a todos estos datos el acusado plantea que él le
compró la roldana a un camionero que desconoce totalmente. Una cosa bastante,
vaya... bastante ingenua, porque es muy difícil que nosotros aquí en Cuba hagamos
un canje sin conocer a la persona. Además, mil puntos de guano por una roldana es
muy poco. Eso vale mucho más. Por todas estas razones el Tribunal se pronunció por
la sanción que ustedes vieron.
—La política de los tribunales populares no es sancionar por sancionar, sino buscar
una sanción que, de verdad, ayude a la persona. En este caso se trata de un primario,
así le llamamos nosotros a quien no tiene antecedentes penales anteriores. No es
educativo ni reeducativo ponerle una sanción demasiado dura. No hay que buscar una
forma, vaya, que lo ponga en un estado en que la sociedad lo acabe por rechazar.
Tratamos de que el que haya cometido un delito se sienta todavía dentro de la
sociedad para que pueda buscar una "reajustación". Con esta orientación hemos
logrado que los delitos en nuestra región hayan bajado. ¡No han dejado de ser
efectivas las medidas esas!
—Tan pronto como nosotros cometemos el más pequeño delito, y por él somos
sancionados, perdemos el "concepto público" y perdemos nuestro derecho a
administrar justicia. Todo el que es juez de un tribunal popular tiene que tener una
honradez inmaculada.
—¿Y?
—Perdimos.
—¿Por qué?
—Bueno, el mismo público se da cuenta que hay dos funciones que en una misma
persona se entorpecen, que tienen que conjugar las dos, que eso lleva a un mayor
sacrificio. Entonces, como la elección se hace en una misma circunscripción, o sea, la
parte donde más se conoce a la persona, la mayoría dice: "Corcho, si voto por fulano
y que salga fulano, es gravarle más en su ocupación." Éso se lo digo yo porque he
oído comentar: "Yo votaría por fulano pero figúrate, fulano está en esta situación,
tiene esto, tiene esto otro..." A veces ocurre también que los otros candidatos son más
conocidos, se les conoce más la actividad que a nosotros.
—Aquí no hubo campaña electoral. Aquí todo se hacía por asamblea. Y ahí la gente
elegía los candidatos... Aquí lo único que se hacía era retratarse y la biografía junto
con el retrato. Se colocaban los carteles en las bodegas... Aquí no se concibe que se
haga el tipo de gestión electoral de antes.
—Y ustedes como jueces, si un militante comete un error, una debilidad ¿se le trata
distinto que al resto?
—No, no, no. Si uno que es militante comete un delito se le trata igualito que al otro,
porque cayó en un error en el que no debía haber caído. Ser militante del Partido no
es ventaja ninguna.
Están integrados por tres jueces, ninguno de los cuales necesita ser jurista. Ellos son
elegidos por las masas en los lugares en que van a funcionar: en asambleas se
proponen nombres, se discute su honradez, su calidad política, etc. A las personas
elegidas se les da una preparación mínima. Las sentencias que emiten pueden ser
apelables a un nivel superior donde se procura que exista al menos un jurista. Estos
jueces están provistos de la autoridad suficiente como para poder aplicar sanciones.
La asamblea puede opinar, contribuir a aportar antecedentes cuando se estima
políticamente beneficiosa su participación, pero sólo los jueces populares pueden
impartir las sanciones.
Otras de las experiencias surgidas al calor de la lucha misma fueron los tribunales
revolucionarios. Ellos surgieron durante la guerra revolucionaria. Se crearon en las
zonas de combate. Tenían como misión castigar a los traidores, desertores y personas
que cometían diferentes tipos de delitos en dichas zonas. Eran tribunales militares. En
su funcionamiento utilizaban una ley de procedimiento penal elaborada por los
mambises, es decir, el ejército libertador en la guerra contra España. Esta ley llamada
"Ley penal de Cuba en armas" fue tan bien hecha que pudo ser usada 50 años después
por los revolucionarios.
Estaban integrados por tres oficiales de las Fuerzas Armadas, que no necesariamente
debían ser juristas y tenían un fiscal. Los acusados podían utilizar abogados civiles o
de cualquier tipo. Las resoluciones de pena de muerte dictadas por ellos debían ser
revisadas por un tribunal superior.
Durante el trascurso de los años se les fueron atribuyendo nuevas facultades. Era
necesario que ellos conocieran delitos que, a pesar de ser delitos comunes, por su
gravedad debían ser conocidos por estos tribunales.
En la actualidad existe un sistema judicial único que integra los diferentes tipos de
tribunales que existieron antes y que surgieron durante el proceso revolucionario.
Este sistema está integrado por un tribunal supremo con 4 salas: las dos primeras ya
existentes en el sistema anterior: la sala de lo penal y la de lo civil administrativo. Se
agregan dos nuevas salas, la primera destinada a los delitos contra la seguridad del
Estado y la segunda dedicada a lo militar.
Los tribunales provinciales tienen las tres primeras salas. Los regionales sólo las dos
primeras y los tribunales populares de base sólo conocen los delitos civiles y penales
de su competencia.
Todos estos tribunales son colegiados. No es un juez sino un grupo de jueces los que
dictaminan la sentencia. Entre estos jueces hay profesionales y no profesionales, es
decir, sin formación en Derecho, que llevan a la función judicial las experiencias de
la vida diaria de los trabajadores y de todos los ciudadanos.
Lo que caracteriza a todos los jueces que forman parte de los tribunales en sus
distintos niveles es que son elegidos con participación de las organizaciones de masas
en los tres niveles superiores y directamente por las bases en el caso de los tribunales
populares. Ellos son revocables, es decir, cada cierto tiempo tienen que rendir cuenta
ante sus electores. Y pueden ser revocados en cualquier momento si la masa lo estima
necesario. Por otra parte, siempre existe un órgano superior de apelación.
Por último, existe la Fiscalía General de la República, cuya tarea primordial es vigilar
la observancia de la legalidad socialista, cuidando que todos los órganos del Estado y
los ciudadanos cumplan las leyes y demás disposiciones emanadas del poder
revolucionario.
Más de tres millones de cubanos han participado en la discusión del nuevo proyecto
de estructura del sistema judicial y del contenido de diferentes proyectos de ley de
interés popular.
Gracias a este sistema se ha logrado una gran difusión de estas materias y se han
recibido importantes sugerencias de los organismos de base para perfeccionar los
proyectos de ley.
"Si en lugar de proceder así, reúne a todos los obreros y les explica las normas de
disciplina laboral y la lucha que sostenemos contra el ausentismo, la medida hubiera
sido el producto de aquella masa, se hubiera convertido en una fuerza educadora, y
aquel hombre no hubiera podido intrigar ni crear la anarquía y el desasosiego.
Moraleja: cualquier medida disciplinaria que no sea dictada por los propios obreros,
en las condiciones de nuestra sociedad, no funciona. En la sociedad anterior,
funcionaba sobre la base del terror y de los dispositivos de poder de aquella sociedad.
Pero en una sociedad liberada, sencillamente a aquel funcionario administrativo que
dictó la medida no le hacen caso, porque allí están los hombres liberados y no puede
venir la guardia rural a detenerlos.
"Conclusión: esa medida de justicia laboral o de disciplina laboral tiene que ser
dictada por los obreros y éstos tienen que tener un alto grado de conciencia. No puede
ser dictada si no se ha desarrollado, previamente, un trabajo político con los obreros.
En centros de trabajo donde haya indisciplina laboral, si no hay un previo trabajo
político que desarrolla la conciencia de aquella masa, sería totalmente impolítico y
absurdo disponer tales medidas. Primero hay que crear la conciencia, primero hay
que enseñar las reglas del juego, y, después, que la propia masa dicte la disposición."
—Pero, ¿qué son y cómo funcionan estos consejos de trabajo de los que habla
Armando Hart en su discurso?
Los consejos de trabajo son órganos de justicia laboral semejantes a los tribunales
populares, pero que actúan dentro de la industria y conocen delitos de tipo laboral
como: infracciones a la ley del trabajo, llegadas tarde, salidas antes de la hora de
término de la jornada de trabajo, faltas de respeto, maltrato de obra o de palabra,
daños a los bienes de la fábrica, negligencia, desobediencia a las órdenes de los jefes,
etcétera. Las sanciones que pueden aplicar van desde la amonestación privada hasta
la separación definitiva del trabajo, pasando por la amonestación pública frente a la
asamblea de trabajadores, la inhabilitación para ocupar un cargo determinado y la
pérdida de honores en el trabajo.
Estos órganos de justicia laboral nacieron en 1964 y están formados por los propios
trabajadores. Se trata de un quinteto donde hay un presidente, un vicepresidente y tres
vocales. El quorum mínimo para funcionar es de tres personas y para hacerlo se
requiere la existencia de una demanda presentada sea por un trabajador o por la
administración de la empresa. Lo normal es que exista un consejo de trabajo en cada
empresa con más de 25 trabajadores. Pero en las industrias muy grandes se sugiere
que se cree un consejo por cada departamento de la industria y en cada turno. En las
industrias de menos de 25 trabajadores se nombra un delegado que se adscribe al
consejo de trabajo más cercano o más afín al tipo de trabajo que se realiza en esa
empresa. Cuando se juzga un caso perteneciente a esa industria, el delegado pasa a
formar parte de ese tribunal, remplazando a algunos de sus jueces estables.
Sus miembros son elegidos por votación directa de los trabajadores. En una asamblea
se proponen los candidatos. Allí se analiza si los compañeros propuestos son buenos
trabajadores, no pueden ser ausentistas, no pueden haber sido sancionados
anteriormente, deben tener como mínimo un sexto grado primario. Deben ser
propuestos al menos el doble de nombres de los que deben ser elegidos, en este caso,
al menos diez. Terminada la fase de elección de los candidatos, se prepara la
candidatura y el proceso eleccionario. Se explica a los trabajadores que sólo deben
votar por cinco nombres de los que figuran en la boleta y que deben marcar dos
cruces en el nombre que estimen debe ser el presidente del consejo, así éste se elige
directamente. El proceso electoral está dirigido por una comisión elegida por la
propia asamblea.
Estos datos fueron obtenidos en una conversación con tres abogados jóvenes del
Ministerio del Trabajo de Matanzas. Ricardo, el encargado regional de los órganos de
justicia laboral de la provincia es un mulato apasionado con su trabajo. "Cómo no
serlo, nos dice, si yo alcancé a tener algunos años de práctica antes del triunfo de la
Revolución, cuando el obrero estaba a merced del capitalista y de sus oficiales de
mando en las empresas y se veía obligado a doblegarse y a humillarse ante la
amenaza del despido y el hambre."
—No. Los miembros del consejo laboral no pueden ser ni dirigentes administrativos
ni dirigentes laborales, tienen que ser netamente trabajadores.
—Como parte de la asamblea, sí. Igual que los dirigentes del Partido y los dirigentes
sindicales pueden plantear por qué piensan que un determinado compañero tiene
condiciones. No obstante, en eso la asamblea es soberana.
—¿Eso quiere decir que puede mantener la candidatura contra las opiniones de estos
dirigentes?
—Puede mantenerla si la mayoría entiende que ese trabajador debe ser candidato, si
piensa que la administración no está en lo cierto.
—El período de mandato es de tres años, pero pueden ser revocados si así lo estima la
masa que los eligió.
—Él mismo.
—Sí, cuando se cita se dice que tanto el trabajador como la administración deben
acudir con sus pruebas en relación a las cuestiones que se hayan planteado. En ese
momento el trabajador puede traer, por ejemplo, un certificado médico que no
entregó a tiempo a la administración. Puede también traer un testigo que vio, por
ejemplo, que tenía un hijo gravemente enfermo por lo que no pudo concurrir al
trabajo ni avisar. . .
—Sí puede, pero siempre que no se trate de una separación definitiva del trabajo ni
tampoco de sanciones morales. Además el trabajador tiene un plazo de diez días para
apelar si no está de acuerdo con la sanción aplicada al llamado consejo de apelación y
si todavía no queda satisfecho al consejo nacional.
—¿Puede un miembro de la administración ser juzgado por un consejo laboral?
—¿Qué ocurre cuando un miembro del consejo laboral cae en un delito de los ya
señalados?
—Lo sanciona el propio consejo de trabajo al que él pertenece sólo que en esta
circunstancia él no forma parte del tribunal.
Después de todo esto no cabe la menor duda de que un nuevo sistema judicial
revolucionario ha nacido en Cuba...
TODA CUBA UN PARLAMENTO
Hace 16 años atrás, Arturo Menéndez no podía bañarse en las hermosas playas
cubanas. Y él, tenía que contentarse con acudir al Malecón habanero. Tampoco podía
ingresar a hoteles y restaurantes de turismo y había una serie de trabajos que le
estaban vedados. Arturo Menéndez es negro, como miles de cubanos. Hoy, es obrero
de avanzada en la fábrica de omnibuses "Girón".
"Capítulo V. Igualdad. Artículo 40, Todos los ciudadanos gozan de iguales derechos y
están sujetos a iguales deberes. Artículo 41. La discriminación por motivo de raza,
color, sexo u origen nacional está proscrita y es sancionada por la ley. Las
instituciones del Estado educan a todos, desde la más temprana edad, en el principio
de la igualdad de los seres humanos."
Durante los meses de mayo y junio de 1975, no menos de seis millones de cubanos
discutieron y aprobaron, en más de 168 mil asambleas, el anteproyecto de
Constitución socialista, Ley Fundamental que resume las conquistas económicas,
sociales y políticas de la Revolución.
Durante el último tiempo se han dado grandes pasos al respecto. Para nombrar
algunos, fue promulgada la ley que organiza el sistema judicial en concordancia con
el desarrollo que ha tenido la sociedad cubana.
Luego Blas Roca explicó la necesidad de una nueva Ley Fundamental: "La
Constitución actual, con todo lo que tiene de progresista para su tiempo, como dijo
Fidel, se ha quedado vieja, pues responde a conceptos burgueses, y es por ello que se
impone una Constitución nueva que responda a la sociedad socialista que hemos
construido."
La comisión trabajó con ahínco, se caracterizó por el poco protocolo y por el mucho
esfuerzo, por "poca formalidad y mucho contenido", "poco ruido y muchas nueces".
Esta vez Fidel —autor de las expresiones anteriores— invirtió el refrán popular. El
anteproyecto, que debía estar redactado el 24 de febrero de 1975, estuvo listo varios
días antes.
Niveles de discusión
En esta ocasión, Blas Roca expresó que el anteproyecto constituyó una "buena base
para él proceso de discusión y perfeccionamiento a que será sometido, primero, por la
alta dirección del Partido y del gobierno, después por todo el pueblo y finalmente por
el congreso del Partido, del cual saldrá el texto definitivo que merezca ser aprobado
como Constitución socialista de la República por el voto directo, libre y secreto de los
ciudadanos".
Fidel, por su parte, expresó: "nuestro pueblo podrá sentirse orgulloso cuando se
discuta esta Constitución. La Revolución dará un gran paso histórico hacia la
institucionalización, hacia el cese del carácter provisional del gobierno
revolucionario".
El 23 de abril, el periódico Granma, órgano oficial del comité central del Partido
Comunista de Cuba, llamó a las organizaciones de masas a iniciar un proceso de
discusión activa en asambleas y reuniones que programaron estas mismas, a partir
del día 28.
El mismo 23 de abril, Granma aconsejaba: "La calidad debe regir a lo largo del
proceso; para ello debe observarse el calendario de las asambleas y la celebración de
asambleas y seminarios preparatorios, pero debe tenerse presente que el papel de
los orientadores es solamente referido a la aclaración de dudas o de algún concepto,
pero en ningún caso influir con su criterio a las masas, quienes libremente deben
decidir lo que consideren más oportuno en cada caso."
Finalmente, el órgano oficial del comité central del PCC explicaba que al culminar el
proceso de discusión en la base, "recogidas las opiniones y sugerencias de las masas
que serán canalizadas a través de sus direcciones nacionales, la comisión preparatoria
del primer congreso hará los ajustes correspondientes para someterlas al congreso del
Partido. Después volverá el pueblo a participar para que se diga sí o no a través del
voto universal secreto y directo en el referendo".
Así, durante casi dos meses, el anteproyecto de Constitución socialista corrió entre
manos obreras y campesinas, pasó por cada cuadra y se adentró en fábricas, centrales
cañeros, bases campesinas, universidades y escuelas, organismos y unidades
militares.
Los talleres, salones de actos, centros sociales obreros y hasta las calles y aceras —
donde generalmente se reúnen los CDR— remplazaron a los lujosos hemiciclos del
antiguo parlamento, hoy convertido en la Academia de Ciencias de Cuba.
El pueblo legislando
—La proposición del compañero puede ser válida, pero hay que tomar en cuenta que
el artículo primero explica bien el carácter socialista de la nueva República.
El debate se ha iniciado.
—Pero, ¿qué tú estás diciendo, chico? —dice el trabajador anterior con gesto de
asombro—. Yo también sé que incluso algo ha dicho del nombre el compañero Blas
Roca, que preside la comisión del anteproyecto de constitución... pero, vamos a
aclarar, vamos a aclarar... Nosotros estamos aquí para discutir y hacer nuestras
proposiciones, y uno puede incluso discrepar hasta del compañero Blas Roca.
—Sí, compañero, yo también estoy de acuerdo con eso —señala una muchacha
apoyándolo con decisión—. Es inaceptable la objeción que plantea el compañero.
—Fíjate, compañero, si ya alguien dijo que algún día habría que hacerlos, ¿por qué
no aprovechamos ahora la ocasión entonces? —dice el trabajador ya mencionado.
La discusión está tocando a su fin. Corren los comentarios entre los cederistas.
Muchas manos gesticulan, dando expresión viva a las opiniones que a veces suben de
tono, pero nadie más pide la palabra. El presidente da por terminada la discusión y
somete el proyecto a votación.
Más de 40 brazos se alzan cuando éste pregunta quiénes están de acuerdo con el
cambio de nombre. Menos de una decena vota en contra. Como siempre, nadie se
abstiene. Todos tienen una opinión.
—¿Alguien tiene algo más que proponer sobre este capítulo?— pregunta el
presidente del CDR.
—Más bien una opinión, ya que todo está muy claro —dice una voz—. Es para
apoyar eso de que se permite a cualquier persona creer libremente en lo que desee.
Aquí no se le prohíbe a nadie que crea, pero si utilizan la religión para ir contra los
principios de la patria, eso sí que el Estado no lo permite —figúrate—. Cada uno
puede creer en lo que desee, religiosamente como se dice en forma vulgar. Pero el
Estado, como Estado del pueblo, también se atribuye el derecho contra aquellos que
utilizan la religión para ir contra los derechos del mismo pueblo.
—Todos —han dicho muchas voces; otras han dicho "sí", y muchos han afirmado con
la cabeza.
Terminada la lectura del artículo interviene un trabajador negro muy alto, que asoma
la cabeza por encima de un grupo de mujeres al fondo de la sala.
—Yo tengo algo que proponer aquí. Nosotros sabemos que para recibir todos estos
beneficios que plantea la ley debemos trabajar y aquí no hay ningún artículo que
hable de aplicar sanciones contra las gente que no trabaja y vive como parásito.
—Existe una ley contra la vagancia y además en el capítulo VI, en su primer artículo
se dice que el trabajo en una sociedad socialista es "un derecho, un deber y un motivo
de honor para cada ciudadano..."
—Está bien, pero como aquí en el anteproyecto se establecen sanciones, por ejemplo
contra los que usen las religiones para atentar contra el Estado, ¿por qué no fijar
sanciones para los que no trabajan? —pregunta el trabajador negro.
—Se debe aclarar que las sanciones son para los que estén aptos para trabajar y no
trabajen ni estudien—señala una voz al fondo de la sala.
—Por supuesto, chico, para los que están aptos —afirma el trabajador negro.
—La ley socialista dice que el que no trabaja no come —sostiene el joven miliciano
—. Todo el mundo tiene que trabajar o estudiar,... o si no, sanciones.
—Sí, pero hay que hacer una aclaración, compañero —insiste la muchacha— porque
la ley sanciona al hombre que no trabaja, pero no ocurre lo mismo con la mujer.
—Debería sancionarse igualmente a los dos entonces, ya que si la mujer reclama los
mismos derechos que el hombre, debe recibir los mismos castigos —sostiene muy
agresivamente un viejo trabajador.
—Si nosotros proponemos que la ley sancione al que no trabaja habría que hacer una
excepción respecto de la mujer, ya que todavía en nuestro país no existen las
condiciones objetivas para que todas las mujeres trabajen—explica la muchacha—. Y
no se puede plasmar en una ley general, como es la Constitución, una cuestión
particular como la que analizamos. Entonces, resulta que tu proposición plantea ese
problema.
Los dos hemiciclos del Capitolio de La Habana no hubieran dado abasto para recibir
a más de cuatro millones de legisladores procedentes de toda Cuba...
CUADRA POR CUADRA
"No sabíamos de dónde provenían las piedras, los palos, todo, contra los compañeros
que en aquel momento salían a las calles a defender nuestra Revolución", nos dice
Ildelina, secretaria de organización del CDR "Miguel Fernández Roig" de La Habana.
"Cuando Girón —cuenta Ildelina— los CDR le dieron aquí 'jaque mate' a la
contrarrevolución, a los gusanos y supimos detectarlos en cada cuadra, en cada casa.
Los inmovilizamos a todos. Esa quinta columna la detuvimos nosotros."
Eran solamente poco más de 8 mil en toda la isla cuando llega la invasión
mercenaria. Y cumplen —en cuestión de horas— la orden entregada por el
Comandante en Jefe: redoblar la vigilancia.
Al apresárseles oportunamente, no sólo se evitó que los traidores internos realizaran
sus actividades subversivas y alteraran el orden público, sino que además, fueron
descubiertas grandes cantidades de artículos de primera necesidad y divisas,
mantenidas ocultas por acaparadores y especuladores.
Este tipo de vigilancia duró hasta 1969. Hoy, cuando ha desaparecido el peligro de la
contrarrevolución, solamente se cuidan los puntos estratégicos de la cuadra, aunque
siempre se está alerta para movilizar a todo el pueblo ante cualquier amenaza
inminente del imperialismo.
"No hay tarea que nuestro Comandante en Jefe le ponga a los CDR que el pueblo
trabajador, unido cuadra por cuadra, no cumplimente. Empezamos por la vigilancia
revolucionaria. Fue la primera tarea, la primera que nos dio Fidel. Después siguió lo
que fue la tarjeta de la manteca y los distintos artículos hasta que llegó la libreta. Y
así sucesivamente, tarea tras tarea."
También por aquellos días comenzaron las dificultades con otros artículos de primera
necesidad. La especulación arreciaba. Los Comités de Defensa confeccionaron
tarjetas de control de clientes y pizarras para anunciar los artículos en existencia.
Pero se hacía necesario un plan general para la regulación de los artículos de primera
necesidad. Se creó al fin el plan de la libreta, con la que se garantizaba a cada núcleo
familiar la alimentación necesaria. Se promulgó la Ley 1015 del 12 de marzo de
1962, creando la Junta Nacional para Distribución de los Abastecimientos. Por la
resolución núm. 2 de este organismo, se encomendó a los CDR la fiscalización de la
distribución de los alimentos.
"Aquí mismo, una noche, cuando la crisis de octubre en el 62, se formaron en unas
horas... —le pregunta a su compañera— ¿cuántas Edelmira? ... ¿80? Sí, 80 brigadas
sanitarias. Y se formaron con una sonrisa, porque es que en este país no se tiene
miedo a la muerte, aquí no se tiene miedo para nada a la muerte. ¿Usted no ha visto
cómo se ríe el cubano? Siempre riendo. Eso es lo que más rabia le da al imperialismo.
Nosotros no lloramos nunca, no tenemos por qué llorar. El tiempo de las lágrimas
pasó y nuestros mártires no han muerto para ser llorados. Todo lo contrario. Estamos
construyendo; día a día el pueblo recibe alegrías, triunfos. Antes no era tan así, había
mucha preocupación para que no nos arrebataran lo que ganamos con fuerza y con
sangre. Nosotros no salimos como antes a la calle, siempre pensando contra quién
teníamos que luchar. El tiempo le ha dado asentamiento a las cosas. Le amarramos las
manos al imperialismo. Está allí, muy cerca, pero amarrado. ¿Nosotros?, aquí,
riéndonos en nuestra pequeña islita, laborando, trabajando, preocupándonos a ver si
hay un hombre más y una mujer que entre a trabajar para dar más engrandecimiento a
nuestra patria."
Edelmira, una anciana cederista responsable del frente de salud, que ha escuchado
con atención las palabras de la compañera, agrega:
"Yo creo que sin los Comités el gobierno no hubiera podido realizar la tarea que está
realizando. Porque es que no cuenta con material humano suficiente. Nosotros
vacunamos, nosotros captamos a las embarazadas para que no fallen en sus controles
mensuales, nosotros tratamos a los distróficos, a los prematuros, la higiene en la casa,
la gastroenteritis, que vayan de inmediato al médico. Porque eso nos dio la
Revolución, la medicina gratis, para todo el mundo..."
El trabajo voluntario, por otra parte, es una de las características de esta organización.
A partir de 1961, con las primeras movilizaciones a la zafra del pueblo, con la
alfabetización y con la recuperación de materias primas, cobró su sello distintivo.
Hoy, los domingos de cada semana, cientos y cientos de cederistas hermosean sus
calles, pintan sus casas, arreglan sus jardines. Hombres, mujeres y niños participan en
esa labor. Pero también, cuando la Revolución los necesita en otras tareas, como el ir
al campo a recoger café, o a la caña, son miles de ellos los que participan.
Los cuatro millones de cederistas que existen en Cuba no solamente participan, sino
que actúan, analizan y exponen en toda su magnitud los problemas que existen en
cada barrio. De la anciana, del trabajador, del muchacho, surgen muchas veces las
soluciones esperadas.
Se trata de las asambleas de servicios, una de las actividades más importantes que
realiza el pueblo cubano organizado. Están enmarcadas dentro del frente de consumos
v servicios, de reciente creación. Son convocadas por los dirigentes de las respectivas
zonas y van a ellas —aparte de los vecinos— los responsables de cada una de las
unidades comerciales que existen en el barrio.
Se nota a la gente preocupada por el tema y hablando entre ellos. Cada cierto tiempo,
producto del clima húmedo y de las lluvias tropicales, surge una plaga de mosquitos
que se incuban en los charcos y pozas. Cada cierto tiempo, los organismos de salud
fumigan. Esto es constante preocupación de los cubanos y en todas las reuniones
surge el tema...
—Está bien que se insista en esto, pero no hay que olvidar que el policlínico tiene
muchas campañas. Está por ejemplo la campaña de matar perros enfermos y vagos en
las calles. Hay poco personal y hay que distribuirlo en varias campañas, no sólo en
una —responde la enfermera.
—En la cuadra se está formando una poza —se refiere a un pozo séptico—. Yo he ido
directamente al policlínico y no vino nadie. El excremento corre por la casa y hay
siete niños en esa casa. Yo quisiera que un compañero me explicara dónde tenemos
que ir a plantear esto. ¡Nosotros estamos dispuestos a llegar al comité central si es
necesario! —dice una voz desde atrás.
Todos estos problemas son recogidos en actas, que luego pasan al organismo superior
administrativo, quien debe entregar alguna respuesta.
—Yo no entiendo eso de que si se roban las botellas, sea el pueblo el que tenga que
pagarlas —replica un mulato desde el rincón haciendo gestos de extrañeza.
—Yo tengo la solución —señala una señora de cabellos blancos—. Con un poquitico
de tela metálica que diéramos, cada uno podría cerrarse un pedazo de portal. Tendría
que ser bien tupida para que por los hoyos no pudiera entrar la mano de una persona.
Desde hace pocos meses atrás, el gobierno revolucionario comenzó a liberar algunos
productos que antes se vendían racionadamcnte a través de la libreta. A raíz del
bloqueo ejercido sobre el pueblo cubano, debió utilizarse este sistema para distribuir
equitativamente muchos productos de consumo. Hoy, los trabajadores comienzan a
tener acceso a algunos de esos productos, ya liberados. Sin embargo, el hecho de que
no existan cantidades suficientes para responder a una elevada demanda, produce los
problemas que vemos reflejados aquí.
—La orientación es "por la libre" —insiste la jefa de las bodegas—, así es que si una
persona quiere llevarse 30 cajas, puede hacerlo. Sin embargo, en forma particular mía
yo he orientado de que vendan una caja por persona, así es que si hay 30 cajas,
alcanzan para 30 personas. Pero si una persona insiste en llevarse —por ejemplo—
15 cajas, el bodeguero tiene que dárselas, porque la orientación que viene es de venta
"por la libre".
Se escuchan muchas voces que aprueban. Una mujer embarazada, que había
conversado mucho en voz baja con su compañera de asiento, se decide a intervenir:
—Yo quiero decir, respecto a la malta y a la cerveza, que eso es un producto de lujo y
que se cobra a mayor precio. Por eso ocurre que llega la cerveza hoy y a veces dura
10 días sin venderse. Tiene que tratarse de una persona que tenga una fiesta, un
motivito o algo así, para que se decida a gastarse 15 pesos en una caja de cerveza.
—Mire, seguimos sin entender la cosa —señala molesto el trabajador de primera fila
—. El pueblo no ha planteado aquí el problema del precio, sino un problema de
distribución, porque, aunque la pongan a peso o a cinco pesos, lo que importa es que
haya la oportunidad pareja para todo el mundo, ¿estamos claros? Lo que ha ocurrido
es que se elimina una distribución más equitativa para poner otra que, para nosotros,
es un tremendo disparate. Si ya se venía hace años con un sistema más justo, más
equitativo, más funcional, ahora, que de buenas a primeras, se le haya ocurrido a una
compañera o un compañero en un buró cambiar la disposición sin oír al pueblo, no es
correcto.
Pese a lo contundente del argumento, hay personas que salen en defensa del nuevo
sistema como, por ejemplo, el bodeguero de la esquina:
—No creo que se deba plantear la cosa así. Antes teníamos una sola unidad piloto
entre 13 y B. No había más ninguna en toda la zona. En este momento, tenemos una
unidad de cerveza en cada bloque, tenemos las pizzerías, donde llevamos tres o
cuatro botellas y nos venden cerveza. Quiero decir que la distribución ha cambiado
completamente. Yo creo que los compañeros que están arriba han mejorado mucho la
cosa. No lo están haciendo en forma incorrecta. Hemos ganado en calidad. El
problema es que la malta no alcanza para darle a toda la población. Pero la
orientación de venderla "por la libre" viene de arriba y no podemos cambiarla...
El bodeguero reconoce, sin embargo, que la cosa tiene un vacío que habría que
corregir.
—Yo no pongo en duda lo que dice el compañero, pero creo que la cosa no se
soluciona así —vuelve a insistir el trabajador de la primera fila—. Si es por falta de
dinero por lo que no se la llevan ahora, quiere decir que cuando tengan dinero
podrían acaparar. Lo que yo planteo es que hay que rectificar la regulación.
Como no hay más intervenciones sobre ese punto, se pasa al problema de las
tintorerías. Una muchacha joven, que todavía se nota agitada porque liego hace sólo
pocos minutos:
—Lo que voy a hablar sobre la tintorería a mí no me sucedió, porque yo no mando
ropa a la tintorería. Le sucedió a mi hermana con el pantalón de su esposo. Lo llevó a
lavar y a planchar. Le dieron cierto tiempo. Cuando lo fue a retirar lo revisó y la ropa
estaba más sucia que cuando ella lo mandó porque los bolsillos estaban con la borrilla
del cigarro y todo. Aquello estaba desastroso. Solamente lo habían planchado, pero
no lo habían lavado. Yo no sé si le habrá pasado a más personas, pero éste es un
servicio malísimo.
En Cuba las tintorerías están también en manos del pueblo. Como ocurre con muchos
otros servicios, es mayor la demanda que la capacidad instalada para cubrir
adecuadamente todas las necesidades.
—No, no es ésa.
Esto provoca la risa de los asistentes. El dirigente señala en voz alta a la secretaria de
actas que deberá citarse especialmente a los encargados de la tintorería para la
próxima asamblea. Una vez tratado este tema, se pasa al problema del "frozen". Éstas
son unas máquinas especíales que elaboran helados.
—Hay allí un aparato que elabora el "frozen" que tiene dos cositas ahí —dice el
trabajador de primera fila refiriéndose a los orificios por los que la máquina sirve el
helado—. Por una sale chocolate, y por la otra esa cosa blanca. En el centro, otra
cosita que saca el chocolate junto con el blanco: rizado de chocolate —así se le llama
en Cuba a la combinación de estos dos sabores—. Y yo digo que si quiero tomar un
"frozen" sólo de chocolate, por qué no me dan de chocolate sólo. ¡Ah, no! Es
obligatorio tomarse los rizados. ¿Por qué razón nos obligan a tomar rizado cuando
queremos tomar de chocolate?
—Yo me puse el otro día en la cola para tomar un "frozen". Llegó mi turno y no
me atendían nunca. Le dije a la niña que despachaba que iba a perder mi trabajo. No
me hizo caso. Tuve que irme sin poder tomar el "frozen" —cuenta la muchacha.
La secretaria pide más datos: —¿Cómo se llamaba la que la atendió? —No sé. Era
el martes a las tres de la tarde. La secretaria anota el día y la hora para investigar el
hecho. Luego, cuando ya no se plantea nada más acerca del "frozen", se pasa al
problema de la carnicería. Ratifican el buen trabajo de esa unidad. Se pasa entonces
al problema de la basura.
—El basurero llega hasta la calle Concepción y la esquinita, pero nunca barre la calle
—dice una mujer mulata muy corpulenta.
Hay aplausos por parte de los asistentes, pero también varias reacciones de
desaprobación. —¡Ésa no es la solución!—Se aplaudió el gesto del CDR, pero claro
que no és la solución.
—Habría que aplaudir entonces a varios CDR más que también barren la cuadra.
—Desde la calle 10 de Octubre hasta la ruta 200, los basureros, en lugar de echar la
basura dentro del tarro lo que hacen es echarla a la calle. En la mañana —y yo paso
todas las mañanas por ahí para ir al trabajo— lo que uno va pisando es pura
pudrición. ¡Eso no puede ser! —exclama la compañera mulata.
La reunión continúa; se siguen citando casos. Todo esto va siendo anotado por la
secretaria. La asamblea termina.
—Ésta es una asamblea que celebramos cada cierto tiempo, donde las masas de
nuestra zona tienen la oportunidad de manifestar sus opiniones acerca de los
servicios. El espíritu de esta reunión debe ser el que se encuentra en este cartel —
señala un afiche pegado en la pared—: ¡Por un buen servicio! Y cada una de las
intervenciones deben estar en el espíritu de ayudar a que esto sea una realidad.
Las discusiones comenzaron por una unidad llamada "la placita". Se trata de un
pequeño comercio al aire libre del barrio donde, fundamentalmente, se venden frutas
y vegetales.
—Que la fruta llegue también a la bodega para cogerla por la libreta —pide una voz
femenina.
—Sí. Como dice la compañera, nosotros no podemos ir a hacer la cola de la fruta que
llega a la placita porque tenemos que cuidar a los niños y tenemos que hacer la
comida a una hora, entonces pasa que son las mismas personas siempre las que cogen
la fruta que entra... Como es por la libre, se llevan cantidades. Nosotros, si no la dan
por la libreta, no la cogemos.
Los cubanos siempre están preocupados por mantener limpias calles y aceras. Es uno
de los trabajos de los CDR de ahí que siempre, en todas sus reuniones, se haga una
evaluación de! trabajo realizado y de los problemas que se presentan en la cuadra.
Una joven mulata vuelve al tema de "la placita". Alega que siempre son los mismos
los que alcanzan a comprar, porque incluso ella ha visto que se llevan la piña por
sacos. Muy enojada agrega que no cree capaz a alguien o una familia, de comerse un
saco de piñas completo. Pide que la venta se regularice.
Algunos no quedan muy conformes con la explicación. Entre ellos, la compañera que
inició la discusión del tema:
—Yo entiendo que la primera pregunta usted no la respondió. Con pleno
conocimiento de todo el asunto, entiendo que el gobierno nos orienta, saca, por
ejemplo, el anteproyecto de constitución y se lo da a las masas para que lo discutan.
Ahora, si en esta asamblea se plantea el problema de la fruta, que tiene que ser bien
distribuida, porque no es usted ni soy yo, son todos, ¿eh? Si se plantea esto aquí,
hay que recogerlo en acta, porque su respuesta no ha sido clara. Se escuchan muchas
voces de aprobación.
La idea se aprueba por aclamación. Múltiples problemas de todos los días van
siendo expuestos por los asistentes. La bodega, la carnicería, las colas, todo es
volcado en la asamblea de servicios, a la espera de una respuesta o de una solución.
—Otra cosa, compañero —dice la mujer embarazada cambiando de tema—. ¿De qué
manera pudiéramos conseguir un local más grande, ojalá con amplificadores para esta
reunión? Ya vemos lo estrechos que estamos aquí. Sería un acicate más para la
participación de la masa cederista.
"A quien pueda interesar. Nosotros, los cederistas del Reparto Vista Alegre, hacemos
solicitud a usted de un establecimiento de INIT —una cafetería— pues el
establecimiento más cercano nos queda en la calle Dolores y 16. Esto significa que
tenemos que coger incluso un ómnibus para llegar al mismo."
El dirigente exhibe el texto, que está manuscrito, con las firmas de los solicitantes.
Prosigue la lectura:
Expresan además que ellos pueden arreglarla con trabajo voluntario. El dirigente
notifica que la solicitud ya ha sido presentada en la dirección administrativa
correspondiente y que fue acogida favorablemente, por lo que los trabajos
comenzarán cuando les entreguen los materiales.
El problema del pan, el problema de las colas innecesarias, todo eso se expone. Y
todo eso se anota en actas para traer respuesta en la próxima asamblea.
Un joven militante del Partido pregunta cuándo se hará la próxima reunión y por qué
se ha demorado en darse ésta. El dirigente aclara:
—Ustedes habrán visto que hace algunos meses nosotros no dábamos asambleas,
vaya. Lo digo para que se lleven una real impresión de lo que es esto, ¿no? Hace
aproximadamente dos meses se nos orientó dar este tipo de reuniones nuevamente
con todos los vecinos de la zona. Pero en reunión con los mismos vecinos, acordamos
no dar la asamblea en ese momento porque creíamos que si no habíamos recibido
contestación a una serie de inquietudes que planteaban las masas de la zona, nosotros
no debíamos citar a una nueva asamblea sin esas soluciones o respuestas. Hay
problemas que no tendrán sencillamente respuesta porque pueden intervenir factores
que no están en manos de ese organismo en el momento en que lo planteamos. Pero sí
hay una serie de problemas que se pueden resolver como, por ejemplo, lo de la
basura, lo de la cafetería, lo de la bodega... No sacamos nada con programar la
asamblea de servicios todos los meses, porque tenemos que al mes, los problemas aún
no encuentran solución o respuesta. Pero aspiramos que en la próxima asamblea sí
tengamos respuesta de los organismos, tanto de salud pública, como de los
compañeros de los bloques, como el problema de "la placita", etc.
"Primera vez que en Cuba se celebran unas elecciones sin bayonetas y sin fusiles a
las puertas de las escuelas. Y esto es lógico, porque éstas no eran elecciones de
rapiña, no era una pugna por repartirse un botín, sino las elecciones del pueblo
revolucionario, organizadas por el pueblo revolucionario, y para el servicio del
pueblo revolucionario, con la participación incluso de los pioneros, ayudando a
organizar esas elecciones, con un entusiasmo por parte de las masas sin precedentes
en ninguna otra elección en la historia de nuestro país.”
"Ésas sí son elecciones. Y esas elecciones tuvieron una gran amplitud. ¿Y por qué
tanta amplitud? Algunos se podrán preguntar si al principio de la Revolución, cuando
existía la clase de los capitalistas y los terratenientes y todos aquellos explotadores,
íbamos a celebrar unas elecciones con derecho a votar y a ser elegidos para todo el
mundo. No. No lo habríamos hecho. Nosotros concebimos la Revolución como el
gobierno de los revolucionarios, la dictadura del proletariado, que priva de esos
derechos a los explotadores; pero es que aquí ya no hay terratenientes, aquí ya no hay
capitalistas explotadores, grandes industriales, grandes comerciantes, grandes
banqueros, grandes importadores, grandes dueños de grandes centrales azucareros. Ya
no existen, porque o se fueron o ya no tienen nada de eso: ya no explotan a nadie.
Puede haber, por excepción alguno, adaptado a la Revolución, capaz de comprender a
la Revolución, y nadie lo ha privado del voto. Es que ya no constituyen en sí un
problema.”
"Y por eso las elecciones han sido amplísimas, sin más limitaciones que las que se
establecen históricamente, los que se inhabilitan por ley por algunos delitos
cometidos, o porque fueron candidatos en la farsa electoral de noviembre de 1958,
antes del triunfo de la Revolución.”
"Es decir, que las restricciones han sido mínimas, y por eso en este proceso —que da
idea de la unidad y de los avances ideológicos y sociales de la Revolución— ha
podido participar prácticamente la totalidad del pueblo, y por eso el carácter universal
del voto, del cual hizo uso la población."
"Las elecciones que acaban de tener lugar en Matanzas han sido las más puras de la
historia de nuestro país: elecciones sin componendas, sin fraudes, sin demagogia, sin
politiquería. Nadie tuvo necesidad de aspirar, porque no fueron las aspiraciones
personales las que determinaron la nominación de un candidato, sino las aspiraciones
colectivas. Sin campañas electorales, porque la campaña electoral aquí es la propia
vida del hombre, nominado por el pueblo: su campaña electoral es su propia
biografía, su conducta a lo largo de su vida, y su página de servicios a la patria.”
"¡Jamás se produjeron unas elecciones con tanto entusiasmo! Jamás en Cuba —ni en
la época en que votaban hasta los muertos— hubo una participación de más del 90
por ciento en las elecciones. Y lo extraordinario es que esa participación de más del
90 por ciento se produjo no sólo en la primera vuelta, sino también en la segunda
vuelta."
El compañero Coya, juez regional de Cárdenas nos confirma las palabras de Fidel
cuando nos explica las diferencias que él ve entre las elecciones de la pseudo-
república y las recientes elecciones del Poder Popular.
"En la época de la República no era la voluntad del pueblo la que primaba. Había
toda una serie de subterfugios para hacer triunfar la voluntad de la minoría. Ahora
todo ha cambiado radicalmente.”
"En el pasado, el ciudadano se veía obligado a votar por un hombre que había
convertido la función política en una profesión y se valía de agencias y aparatos
organizados por ellos mismos para figurar siempre en las boletas electorales.”
"¿Y usted sabe por qué hacían el voto obligatorio? Porque sabían que si no lo hacían
obligatorio no votaba nadie. ¿No cree usted absurdo que cuando usted tiene un
derecho se le obligue a ejercerlo?”
"Y ahora, en las elecciones del Poder Popular, sin propaganda, sin llenar de pasquines
los establecimientos, el porcentaje de votantes fue muy elevado, lo que dice mucho
de la conciencia ciudadana.”
Aunque una parte importante de los candidatos era conocido por la mayoría de sus
electores, al menos de vista, no todos conocían todos los datos de su trayectoria
revolucionaria, por eso la dirección de la Revolución decidió que cada candidato
fuera presentado al pueblo con una fotografía de igual tamaño y tomada en las
mismas condiciones y por una biografía política.
Estas fichas biográficas con sus respectivas fotos fueron colocadas en los lugares más
frecuentados por la población, al mismo tiempo que se repartieron a través de los
CDR y bases campesinas para que cada elector pudiese estudiar con suficiente
antelación por qué candidato iba a votar.
"También fue muy interesante la forma en que fueron elegidos los candidatos a
delegados. Era la propia base la que proponía y discutía si la persona propuesta debía
o no ser elegido candidato, qué condiciones tenía, etc."
Nominación de candidatos
Veamos cómo se dio este primer paso en la base campesina "Ignacio Prieto", de la
región de Cárdenas.
"Tienen derecho a votar todos los ciudadanos cubanos —hombres y mujeres— que
hayan cumplido los 16 años de edad en el momento de efectuarse las elecciones, con
excepción de los siguientes: los que están cumpliendo sanción de privación de
libertad, bien se encuentren recluidos en centros penitenciarios o en sus domicilios, o
gozando de pase o de libertad condicional; los que guarden prisión provisional; los
que estén sujetos a medidas de seguridad; los que tengan solicitada la salida definitiva
del país; los que hayan sido declarados judicialmente incapacitados mentales; los que
sufren interdicción de sus derechos políticos,por sentencia judicial; los que
participaron como candidatos en las elecciones del 3 de noviembre de 1958,
declarados inhabilitados por 30 años para ejercer el derecho de sufragio y
desempeñar cargo público electivo o por designación.”
"Y tienen derecho a ser elegidos todos los ciudadanos que, según lo dispuesto en el
artículo anterior, gozan del derecho al sufragio, excepto: los que participaron en
funciones políticas, militares o policiales como servidores activos y directos de la
tiranía de Batista; los que sirvieron activa y directamente en las directivas y aparatos
sindicales mujalistas; los sancionados por practicar o predicar con cualquier pretexto,
el incumplimiento de los deberes relativos a la defensa de la patria y al respeto debido
de sus símbolos."
Luego añade:
"Estos órganos de Poder Popular, que estarán formados por nuestros compañeros
serán la máxima autoridad estatal en el municipio, y tendrán grandes
responsabilidades... Eso nos obliga a meditar bien antes de hacer una proposición, y
que sea de verdad un compañero con condiciones, un compañero destacado. Tiene
que ser un compañero capaz de representarnos, capaz de enfrentarse a los problemas,
que ustedes conozcan bien, un compañero audaz, revolucionario, que se preocupe por
los problemas de los vecinos. Todos ustedes tienen derecho a elegir y a ser elegidos."
—Que es una buena persona, un hombre preparado para ese problema, buen vecino,
así es que yo estoy de acuerdo en que sea nombrado.
—Otro compañero ahí, que hable sobre Ortega. No tengan miedo de hablar.
—Otro compañero. Hablen de las condiciones de él... no les dé pena, para eso
estamos aquí, así es la democracia.
—Yo considero que el compañero es bastante activo, trabaja mucho ahí con los
muchachos. Vaya, yo creo que tiene buenas condiciones para ser un representante de
aquí de la zona, de nosotros.
—Yo opino que el compañero Teodoro Riveros debe ser elegido delegado porque él
ha revelado una cualidad de gran revolucionario, cumple las tareas a cabalidad y todo
eso que dijo la compañera Zoila —afirma otra voz.
—Vamos por orden. Otro compañero ahí, que hable sobre Lalito,...
—Sobre el compañero Lalito puedo decirles que es cierto todo lo que se ha dicho
porque por el tiempo que lo conozco, se ve, ¿no? Porque es un compañero que está en
todas... Aparte de ser militante del Partido, ha sido siempre el compañero que en todo
momento ha estado en todas las tareas de la Revolución y nunca ha pedido nada.
Aparte de eso, también la señora de él está aquí trabajando, cortando caña y todo eso,
y él siempre la ayuda con los muchachos y la casa. Así es que yo creo que es un
compañero que reúne todas las condiciones para ocupar ese cargo y para responder de
todos los problemas que le presentemos aquí.
—Alguien que quiera proponer a otro compañero que crea que tiene condiciones para
ser delegado al Poder Popular —insiste el presidente.
—Yo propongo a la compañera porque es muy activa en toda la zona. Participa en las
brigadas, en los CDR, en todo...
—De la compañera Edelfina, lo único que yo puedo decir —señala la mujer anciana
— es que a la hora que vengan a buscarla para alguna tarea, alguna cosa, deja de lado
todo lo que tiene que hacer para cumplir con la Revolución, con nosotros.
Luego nos detenemos en el central azucarero "España Republicana". Allí trabaja una
de las escasas mujeres que ha sido elegida candidata al Poder Popular. Desde hace
diez años atiende la sección del personal de esa central que cuenta con
aproximadamente mil trabajadores. Es una persona muy querida por los vecinos.
Ésta es su versión:
"Pues la primera vez, como usted sabe, era para ser la presidenta en la asamblea de
nominación. Yo estaba en la casa y cuando vine para acá fue que supe que me habían
elegido. Yo dije ¡ay, no puede ser!, y entonces me dijeron que sí. Pero usted sabe que
los revolucionarios, ninguna tarea que nos den la podemos dejar. Yo acepté. Entonces
después tuve un seminario y después fue la otra asamblea, que era en la que se
elegían los candidatos a delegados. La asamblea se dio aquí, en el portal de mi casa y
me eligieron a mí. Eran cantidad los que asistieron. Yo creo que vinieron alrededor de
82, y la verdad es que de 82, 80 votaron por mí."
Y luego agrega:
"En esta circunscripción hay que trabajar, porque si no se trabaja no puede ser,
porque las tareas hay que cumplirlas. Parece además que ahora, con el Poder Popular,
sí se van a poder mejorar las cosas. ¡Eso es lo mejor que el gobierno ha creado!
Bueno, por ahora no va a haber posibilidad de resolver algunas cosas, pero con el
tiempo sí. Las cosas vienen con su tiempo, porque todavía el gobierno no tiene la
posibilidad de tener las cosas suficientes..."
Elección de delegados
"Las masas elegirán a los mejores." Así podía leerse en uno de los murales de
propaganda en la provincia de Matanzas durante el periodo en que se celebraron las
primeras elecciones para los órganos del Poder Popular —máxima autoridad del
Estado en los diferentes niveles.
A la puerta de cada colegio electoral y cuidando las urnas estaban niños y niñas de las
escuelas primarias en lugar de soldados armados como ocurre tradicionalmente en las
elecciones organizadas en los países capitalistas.
Un 92 por ciento de matanceros inscritos en los registros electorales votó ese día.
Este grado de participación se dio por igual en las ciudades y en los bateyes perdidos
de la provincia. El porcentaje de boletas defectuosas anuladas fue mínimo. A las 7 de
la mañana se abrieron los colegios electorales. A las 10 de la noche se cerraban. A las
12 del mediodía, alrededor del 90 por ciento de los electores había depositado su voto
en la mayoría de los colegios. Sin embargo, como una parte importante de las
circunscripciones llevó un subido número de candidatos —un promedio de 6 a 9
nombres cada una, y hubo casos de hasta 15—, pocos obtuvieron en esta primera
vuelta la mayoría simple. En las circunscripciones en que esto no ocurrió, que fue la
gran mayoría, se debió llamar a elecciones para una segunda vuelta, el día 7 de julio.
A ella iban como candidatos sólo los dos nombres que habían obtenido la más alta
votación en la primera vuelta.
Pero hubo casos en que varios delegados sacaron la misma cantidad de votos.
Casualmente esto ocurrió con el compañero Coya, juez de Cárdenas.
"Sin embargo, cuando no salí elegido me dio mucha pena porque en el fondo me
hubiera gustado que no hubieran oído mis consejos.”
"Estos 15 años de Revolución me han dado a mí más satisfacciones que los 45 años
anteriores. Y qué es lo que puedo desear sino llevarme las mayores glorias, no tanto
por mí sino por mis hijos, porque qué les voy a dejar a ellos si no es un nombre, una
conducta, ése es mi capital."
Después de recoger las opiniones del juez de Matanzas, un hombre con estudios
universitarios y destacado profesional en el campo de la justicia, sobre el proceso
electoral de esta provincia y sus diferencias con las elecciones que tuvieron lugar
antes del triunfo de la Revolución, veamos ahora cómo ve el proceso un obrero, ya
anciano, de la fábrica de fertilizantes "Frank País" de Matanzas.
—Usted que es veterano en elecciones, ¿qué diferencias nota entre las elecciones
anteriores y las del Poder Popular?
—Las elecciones antes eran una farsa. ¿Cómo cree usted que va a ser un candidato
que se gastaba 100 mil pesos en propaganda para elecciones... ? Lo que hacía era
saquear a la nación, robar para recuperar los cien mil pesos que invirtió como
candidato y sacar mucho más. Era una ratonera de aventureros, de rateros. Después
que salían elegidos tenían que recuperar todo eso. Hoy la cosa es muy distinta. Como
dijo el Che, al que mete la pata se la sacamos, pero al que mete las manos se las
cortamos, ¡Imagínese!, ahora los delegados tienen que ir a trabajar igual que todos.
—No, ¡que va!, yo tengo un delegado viviendo ahí en una casa que da pena ver, en
una cuartería.
—¿Y qué pasaría si ustedes ven que un delegado se cambia para una casa mejor?
—Bueno, ahí habría que averiguar el porqué; acuérdese usted que el delegado es
trabajador y que si se destaca como trabajador tiene posibilidades de que le toque,
una de las viviendas nuevas construidas por las microbrigadas. Por lo tanto, hay que
analizar primero.
—¿Una zafra?
Se iba a buscar 4- o 5 pesos más que era lo que pagaban por el voto. Era una forma de
conseguir unos pesos más. Lo que no sabía el pueblo era que esos 5 pesos le costaban
toda una vida de trabajo.
—Figúrese usted. Aquí nadie sabía lo que era eso. El pueblo le temía. Los únicos que
lo sabían era un grupo que vivía perseguido. Desde que uno nacía le estaban diciendo
que eso era malo, y qué podía hacer uno...
En ese momento interviene otro obrero, algo más joven, que se había detenido a
escuchar nuestra conversación.
—Bueno, yo soy de aquí, de este pueblo. Aquí fui carretero, trabajé en gastronomía,
en cualquier cosa, para defenderme. Porque en esa época había que hacerle a todo,
no como ahora, que el trabajo es un orgullo. Nadie aquí puede decir que no tiene
trabajo. Figúrese, yo trabajo 9, 10, 11 horas. Salgo muy temprano y recién vengo
llegando. Y a todos les pasa algo parecido. Y lo hacemos con gusto, porque no
miramos la hora, sino la necesidad de hacer las cosas, porque la Revolución lo
necesita.
Desde que vivimos aquí, nos preocupaba y nos gustaba esto de la salud. Cuando llegó
la Revolución, yo ingresé a la Cruz Roja y hasta hoy día, seguimos esforzándonos.
—Para mí es algo muy grande, sí, muy grande. Se ve, y todos lo ven, que es el pueblo
entero el que está dirigiendo. Y cuando algo hace el pueblo, todo se puede hacer, las
obras van para adelante. Es así, vaya... Eso es socialismo. Tan distinto a los gobiernos
de antes. Yo tuve la oportunidad de ver las dos cosas. Nos presentaban esto como
algo horrible, como algo muy malo para nosotros, pero era todo lo contrario, los
hechos lo demuestran. ¡Y más ahora!
—Mire, en este lugar mismo nos reunimos, nosotros, el pueblo, y analizamos cuál era
él o los compañeros que de verdad nos debían representar. Éste es un compañero
joven, un compañero que de verdad se preocupa de nosotros. Su nivel de escolaridad
es bueno, en fin, una serie de cosas que a él le ayudaban para ser delegado. Está su
conducta, sus principios, el pueblo que lo quiere, inclusive fue mi maestro, yo estudié
ya viejo sexto grado con él. Él tenía... tiene, una serie de cosas que no teníamos
nosotros, y bueno, como se dice, el pueblo ha elegido al mejor.
—Sí, y hay una diferencia muy grande con éstas. Éstas son unas elecciones de verdad
democráticas. El pueblo iba a votar por el candidato que le gustaba, por quien sentía
que era el mejor. Sabíamos que el candidato no se iba a llevar el dinero del pueblo,
como sucedía con los anteriores. Porque él salió electo (señalando al delegado), y
sabía que como delegado de aquí no iba a ganar nada. Esto fue democrático de
verdad. Lo anterior estaba lleno de trampas, de mentiras. Le venían a decir al pueblo
lo que iban a hacer mañana o pasado y después se reían de él. No se hacía nada. Mira,
desde este pueblo salieron senadores, ministros y todo eso, y el pueblecito estaba... ¡si
ustedes lo hubiesen visto! Ahora está como debe, es el más lindo de la provincia.
Míreme a mí, que también fui candidato. Aquí abrazado con Rubén celebrando la
buena elección y ayudándolo. Eso en otra época no se podía hacer. Eran contrarios,
enemigos, por el dinero. Sin embargo, aquí estamos, nosotros, apoyándolo en todo, su
obra, la obra del pueblo.
Una de las cosas que más llama la atención al estudiar la experiencia del Poder
Popular en Cuba es el origen social proletario de la inmensa mayoría de los delegados
y de quienes forman parte de las direcciones de este Poder a distintos niveles.
Muchos son actualmente obreros o campesinos, otros son cuadros más jóvenes que
no tenían más de quince años en el momento del triunfo de la Revolución, estudiantes
cuyos padres eran obreros. Otros, habiendo sido obreros comprometidos en la lucha
contra Batista, con el triunfo de la Revolución pasan muy pronto a tomar
responsabilidades en el aparato administrativo del Estado o en el propio Partido.
Muy pocos de ellos, sin embargo, se han desclasado. Muy pocos intentaron usar sus
cargos de dirección para obtener posiciones de privilegio. En eso la dirección de la
Revolución ha sido muy exigente y el ejemplo ha empezado por su máximo líder,
Fidel Castro, quien ha estado dispuesto a compartir con el pueblo los mayores
sacrificios: fue el primero en pasar días y días cortando cana cuando al pueblo cubano
se le pidió el gigantesco esfuerzo de cortar 10 millones de toneladas de caña en 1970.
Fue el primero en dejar de fumar cuando se pidió al pueblo que restringiera su
consumo para aumentar las exportaciones de tabaco y así conseguir algunas divisas
en medio del más feroz bloqueo norteamericano.
Tuvimos ocasión de conocer a cuatro de los cinco miembros del comité ejecutivo de
la asamblea municipal del Poder Popular de Matanzas. Dos de ellos eran obreros
antes de ser elegidos delegados. El presidente, José Failde, un mulato de unos 32 años
de edad, era obrero gráfico y trabajaba en esa rama de la producción desde hacía más
de 15 años. Feliz lsasi, un negro de impresionante estatura y fortaleza física, había
sido durante años trabajador portuario, más concretamente, estibador, aunque
recientemente la dirección de la Revolución lo había destinado a administrar una
fundición en la región.
El vocal más joven de ese comité ejecutivo, Rafael Fernández, hijo de un obrero
industrial, era sólo un niño de 11 años cuando triunfó la Revolución. A los trece años,
cuando vino lo de Girón se incorporó al Ejército Rebelde formando parte de un grupo
de artillería antiaérea.
—Todos éramos muchachos jóvenes —nos dice—. Igualmente en la lucha contra los
bandidos y en la lucha contra los piratas, posteriormente. Por eso nosotros hemos
fijado la edad electoral a los 16 años. Porque si, precisamente, los jóvenes de 13, 14 y
15 años supieron tener una visión, tomar el fusil en los momentos difíciles de la
Revolución, cuando la lucha de clases era más enconada, si tuvieron esa visión de
tomar el fusil y defender la patria, igualmente pueden tener derecho y pueden tener
visión para elegir a quienes los representen en el Estado, o para ser elegidos en un
órgano representativo del poder estatal. Antes, las otras constituciones nuestras
prohibían a los menores de 21 años tener derecho a voto. Igualmente que a los
militares.
Por último, el mayor del grupo, trabajador bancario en 1959, estaba dedicado a la
organización y normación del trabajo en el Ministerio del mismo nombre en el
momento de ser elegido delegado.
—Pero ¿cómo estos cuatro compañeros llegaron a formar parte del comité ejecutivo
municipal?
—En cada municipio o seccional se creó una comisión presidida por un representante
del comité municipal del Partido y por representantes de la dirección de la Unión de
Jóvenes Comunistas (UJC), de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), de la
Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), de los Comités de Defensa
de la Revolución (CDR) y de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). Esta
comisión era la encargada de elaborar una lista de candidatos entre los propios
delegados a la asamblea; ésta era sometida a la consideración de la asamblea para que
aprobara u objetara los nombres propuestos y agregara otros si lo estimaba
conveniente. La lista debía incluir al menos un 25 por ciento más de nombres de los
que debían ser elegidos, en este caso, al menos 7. Elegidos los 5 miembros del comité
ejecutivo por votación de la asamblea, entre ellos se distribuyen los diferentes cargos.
Una vez realizada esta operación, la mesa de edad deja en manos de la nueva
directiva la conducción de la asamblea.
Veamos ahora qué ocurre a nivel de las asambleas regionales y provinciales. Pero
antes daremos a conocer algunas características de tres de los dirigentes del comité
ejecutivo de la asamblea regional del Poder Popular de Cárdenas, una de las
principales regiones de Matanzas, cuya población es de alrededor de 112 mil
habitantes, y de dos dirigentes de la asamblea regional de Jovellanos, una región más
apartada del centro de la provincia, de carácter más bien campesino.
—Debí trasladarme allá —nos cuenta— porque cuando estudiaba aquí en el instituto
se produjo la huelga estudiantil por la muerte de José Antonio Echeverría y yo me
metí a poner bombas... A mi padre le avisaron de que me sacara cuanto antes de aquí.
Fue así como llegué a estudiar de cajista impresor en una escuela donde un tío mío
cura era director.
Cuando se supo de su triunfo lo sacaron en andas por el barrio. Todo ello por su
trabajo en la Revolución en todos estos años, por su modestia, su sencillez, su
relación con el pueblo. El compañero a veces llega tarde a las reuniones y yo le
pregunto: Bueno viejo, ¿y por qué este atraso? Él me dice: 'Bueno, cuando venía
hacia acá la gente me fue parando en el camino y me planteaban esto y aquello, y
cómo los iba a dejar así no más.' La mayoría de sus electores lo conocía porque fue
coordinador de zona de los CDR en 1963 y antes de ser elegido delegado era el
delegado regional de Cultura".
Por último tenemos a Luis, mulato de unos 30 años, obrero de la construcción como
toda su familia antes de la Revolución, llegando a ser dirigente sindical de esa rama
de la producción. Participó en las milicias hasta 1962 cuando se produjo la
intervención del comercio minorista. En ese momento le fue encomendada la tarea de
intervenir varias empresas; luego pasó al Ministerio del Trabajo. En ese puesto estaba
cuando fue elegido como secretario del comité ejecutivo de Jovelíanos. Tampoco fue
elegido delegado en su circunscripción.
Nos llamó la atención que la mayor parte de los miembros ele loa comités ejecutivos
de Cárdenas y Jovellanos no hubieran sido elegidos delegados en sus
circunscripciones. Les pedimos que nos explicaran las razones.
Laureano explica por qué Alexis, el presidente del comité de Cárdenas no salió
elegido como delegado de su circunscripción:
—Él vive en Varadero y trabaja en Cárdenas. Vive poco por allá. Yo estoy seguro de
que si Alexis estuviera más allá o en cualquier circunscripción, saldría
inmediatamente. Además, la población se preocupó en forma espontánea de no
proponer como candidatos a personas que desempeñaban papeles de dirección en
determinados niveles porque pensaban que eso les iba a traer problemas. La gente
decía: "Hay que buscar a alguien que realmente pueda trabajar, porque estos
compañeros no pueden, tienen ya mucho trabajo."
Interrumpe Alexis:
—Aunque no se puede descartar que sean problemas de impopularidad donde yo
viva.
Los rostros de los otros compañeros muestran claros signos de desaprobación frente a
la explicación que sugiere Alexis.
—Bueno, mi caso es muy parecido. Yo trabajaba fuera de Cárdenas. Aunque hay que
agregar que en mi circunscripción iba de candidato un viejo combatiente de 65 años
con un inmenso prestigio en la zona, a quien todo el mundo conocía y que arrasó con
los otros candidatos.
—Ha cambiado mucho, ahora puedo asistir más al CDR, voy a la reunión de
delegados. Estoy aquí en Jovellanos y como saben que soy del Poder Popular, los
vecinos nos van a ver, nos preguntan. La cosa ahora es totalmente diferente.
Pero ¿cómo estos dirigentes del Poder Popular pudieron llegar a serlo sin haber sido
elegidos previamente delegados por su circunscripción?
Tanto a nivel regional como provincial existe también una comisión encargada de
elaborar las candidaturas para elegir los miembros de los comités ejecutivos de
ambos niveles. Y ella puede, a diferencia de las comisiones que funcionan a nivel de
municipio o de sección, elaborar la lista de candidatos incluyendo además de
delegados elegidos por la base, nombres de personas que no lo han sido.
Pero ¿cómo explicar que una comisión pueda agregar nombres a los elegidos por el
propio pueblo? ¿No implica eso acaso romper con el criterio fundamental de esta
experiencia de Poder Popular que es la participación de las masas en la elección de
sus representantes? ¿No se da aquí una interferencia de los organismos políticos
sobre los organismos del Poder Popular?
a] Las elecciones del Poder Popular tienen como unidad básica el barrio, la cuadra,
uno o varios CDR o bases campesinas. No tienen como unidad básica las industrias
de la región de donde provienen los cuadros más destacados del Partido. Muchos
excelentes trabajadores en sus industrias, debido al cúmulo de responsabilidades que
tienen sobre sus espaldas, no pueden tener una vida destacada en sus barrios, adonde
llegan generalmente muy tarde por la noche, después de haber cumplido sus tareas
laborales y políticas. Mientras mayores son sus responsabilidades como dirigentes,
tanto en la industria como en el Partido, más se agudiza esta contradicción entre el
trabajo fuera de la casa y sus posibilidades de colaboración a nivel vecinal. Por otra
parte, como muy bien se indicaba, la población tiende por instinto a elegir a quien
realmente se ha destacado en su trabajo en el barrio, por solucionar los pequeños
problemas vecinales, y tiende a considerar que elegir a un dirigente que ya tiene
muchas responsabilidades puede repercutir negativamente en el trabajo que éste
desarrolle como delegado del Poder Popular. No hubo ninguna orientación del
Partido para modificar esta tendencia. Esto explica que, a pesar del inmenso prestigio
que tiene el Partido entre las masas —lo que se comprueba a través de todas las
entrevistas que nos tocó realizar— sólo seis de cada diez delegados sean militantes
del Partido.
Una gran parte de los delegados al Poder Popular tienen sólo algo más que nivel
primario. Pero hay un 20 por ciento que ni siquiera logró llegar a ese nivel. Sin
embargo, esta situación varía en relación a los delegados a los niveles superiores,
donde sólo un 7.4 por ciento tiene un nivel inferior al sexto grado primario.
En algunos casos, este bajo nivel cultural afecta negativamente el cumplimiento por
parte del delegado de sus nuevas tareas, aunque esto no es algo mecánico. Existen de
hecho extraordinarios cuadros del Poder Popular, como lo comprobaremos al conocer
al delegado de una circunscripción de Varadero, Orestes Fundora, que tienen muy
baja escolaridad.
En realidad, en toda Cuba se siente hoy una gran presión por estudiar, por elevar el
nivel cultural de los trabajadores, hasta el punto de que ha llegado a ser requisito para
ser elegido trabajador ejemplar el estar haciendo un esfuerzo por superarse
culturalmente.
"Aquí se tomó un acuerdo que fue muy popular. La calle donde está este edificio (se
refiere al edificio donde funciona el Poder Popular) es la calle principal de Cárdenas,
donde están los cines, los comercios, donde la gente pasea con su familia. Y hace
algunos años que, debido al gran tráfico que tenía, la patrulla, más bien el buró del
tránsito, estableció que no debían circular por ella bicicletas. No sé si ustedes saben
que Cárdenas es la ciudad de Cuba donde hay más bicicletas: hay alrededor de 60 mil
habitantes y 30 mil bicicletas. La medida, evidentemente, fue muy mal recibida por
los cardenenses. La bicicleta para Cárdenas es como la ropa; tienen que andar con
ella puesta. La gente protestaba mucho.
"'Cuando se constituye el Poder Popular ésa es una de las primeras cuestiones que se
plantea. La asamblea municipal decidió eliminar la medida. Éste es un típico
problema que puede resolverse perfectamente a nivel de municipio. Cuando el 21 de
diciembre se restableció el tránsito de bicicletas, eso era una fiesta. La gente se
paseaba saludando a todo el mundo.”
"La medida tuvo una repercusión tremenda. Cuando no existía el Poder Popular
ningún organismo administrativo regional de los que funcionaban anteriormente tenía
atribuciones para decidir sobre ello."
Quien nos narra este ejemplo es Alexis, el presidente del comité ejecutivo de
Cárdenas.
El criterio esencial
Pero. antes de seguir dando ejemplos de las medidas adoptadas en distintas zonas de
la provincia de Matanzas, veamos cuáles son las actividades que caen bajo la
jurisdicción del Poder Popular.
En su discurso del 26 de julio de 1974, Fidel señala con claridad al pueblo matancero
cuál es el criterio fundamental para determinar qué unidades de producción y de
servicios deben pasar al Poder Popular.
"El criterio esencial es éste: todas las unidades de producción y servicios que trabajen
para la comunidad, es decir para la localidad, deben pasar a la localidad.”
"Esto quiere decir que la escuela, el policlínico, las tiendas, las bodegas, los talleres
de mantenimiento, los cines, los centros de recreación, todas esas unidades, pasan a la
administración de los poderes populares de cada localidad.”
"Ya no habrá un cine administrado centralmente desde La Habana, sin que nadie
tenga ninguna autoridad sobre ese cine allí en aquella localidad. No habrá un
comercio, no habrá una escuela administrada centralmente, sin que nadie en la
comunidad tenga que ver con esa escuela.”
"De modo que ése es el principio: de acuerdo con los servicios que presta. Si trabaja
para el municipio, si trabaja para la región, si trabaja para la provincia, si trabaja para
todo el país. Los centrales azucareros trabajan para todo el país, la flota mercante
trabaja para todo el país, las industrias básicas trabajan para todo el país, los bancos
trabajan para todo el país, la flota pesquera trabaja para todo el país, los ferrocarriles
trabajan para todo el país, los grandes transportes interprovinciales trabajan para todo
el país. Pero el transporte local trabaja para la localidad. Una piquera, en un pueblito
o en una ciudad, trabaja para los vecinos de aquella comunidad.”
"Yo espero que ustedes comprendan perfectamente el criterio del cual se trata. El
Estado es uno. El Estado revolucionario tiene que administrarlo todo, porque
desaparecieron los propietarios privados. El pueblo es el dueño, y el Estado del
pueblo tiene que administrarlo todo ahora.”
"Es imposible que todo eso tenga que ser administrado centralmente, o pueda ser
administrado centralmente. Es imposible.”
"Decíamos eso: que el Estado es uno solo, pero el Estado se organiza en los distintos
niveles y administra en los distintos niveles.”
"Esto no quiere decir, desde luego, que en cada localidad la comunidad vaya a hacer
lo que mejor le parezca con la escuela, con el hospital, con las tiendas, que pueda
subir o bajar los precios, subir o bajar los salarios, variar el programa de clases, usar
cualquier texto. No. Porque, repetimos, el Estado es uno solo, y todas esas
actividades tienen que estar normadas y tienen que ser similares en todas las
localidades y tienen que ser similares en todo el país.”
"No quiere decir que en un hospital, se empiece a hacer en cada localidad una cosa
diferente que en la otra; o en una provincia de modo diferente que en otra. No. Se
harán de modo exactamente igual: cumplirán su función de brindar la salud al pueblo,
mediante determinadas técnicas, en actividades absolutamente normadas, puesto que
se define, se establece qué función le corresponde a los organismos centrales con
relación a estas actividades administradas por los poderes populares.”
"Nadie tema de que el hospital pueda estar peor. E1 hospital en todo caso puede
estar mejor, porque a veces falta personal de servicios, no está completo, por ejemplo,
o hay alguna deficiencia, hay que hacer algunos mantenimientos, hay que hacer
algunas cosas, y la localidad no puede hacer nada hoy día porque no está
administrado por la localidad. Ahora el Poder Popular local tendrá que ver con todo
lo que pase en ese hospital, y cómo funciona, cómo se mantiene el hospital. Todo eso.
La comunidad no podrá ser ajena ahora al funcionamiento del hospital.”
"Hoy día la comunidad recibe los servicios del hospital, pero no tiene nada que ver
con el funcionamiento del hospital, del policlínico, quien lo atiende, si algo está mal,
si algo está regular. Es decir, que la fuerza de la comunidad hoy no puede apoyar el
funcionamiento de esa unidad de servicios."
El Poder Popular dirige estas unidades junto con los organismos centrales de la
administración estatal; ministerios y otros organismos centrales. Las actividades de
las localidades se subordinan al organismo central en aquellas cuestiones de carácter
metodológico y normativo de su funcionamiento, que son iguales para todas las
unidades de su tipo en todo el territorio nacional. Se subordinan al organismo de
Poder Popular en las cuestiones concretas y operativas de su funcionamiento, tales
como cumplimiento de los planes de producción y servicios, aplicación de los
controles económicos que los rigen, cumplimiento de la legislación del país,
aprovechamiento de los recursos materiales y humanos, reparación de los inmuebles
y equipos, etc.
El órgano de Poder Popular regional dirige a los órganos de poder en todos los
municipios de la región y, además atiende aquellas actividades económicas y sociales
de importancia regional, como son carreteras intermunicipales, transporte
intermunicipal, las industrias locales que producen para varios municipios de una
región y los servicios regionales como el hospitalario y otros.
Direcciones administrativas
Gastronomía: un ejemplo
"Cuando recibimos ese servicio, había muchos problemas. Todavía dista mucho de lo
que debería ser, pero estamos dando pasos —nos dice Alexis, el presidente del comité
ejecutivo regional de Cárdenas.”
"Presentan en general, una serie de fallas en cuanto a la atención al público, las colas
innecesarias, lentitud, poco cuidado en el servicio, etc." prosiguió diciendo. "Estas
unidades eran un problema. Daban muy mala atención, tenían una serie de
deficiencias, las que deben ser solucionadas. Cuando se instaló el Poder Popular se
cambió a todos los dirigentes regionales (directores administrativos). La mayoría de
ellos había caído en malos métodos, no se preocupaban bastante, no se interesaban",
agrega Reinaldo —el vicepresidente— encargado de este frente en el comité
ejecutivo.
"Pasan muchos aprietos los directores. Tiene la presión del pueblo por un lado para
que mejoren sus servicios, y la de los delegados por otro... Hemos sustituido a varios
de ellos por deficiencias en sus trabajos.”
"Y hay algo más significativo —agrega—. En la última asamblea regional, del 24 de
mayo, no se le hicieron críticas severas a este servicio, y sí a transporte. Eso quiere
decir que la gente ha percibido un cambio, porque antes las críticas siempre se
concentraban en gastronomía."
La reunión fue una verdadera tribuna donde se expuso crudamente la situación en que
se encuentra cada centro gastronómico, las fallas, deficiencias y posibles soluciones.
"Creemos que este activo y las recomendaciones adoptadas aquí tienen que servir
para dar un viraje; total, violento y rápido en cuanto a la eliminación de las
deficiencias que se manifiestan en el sector gastronómico."
"Todos los aspectos que hemos analizado aquí —agregó— y las recomendaciones
adoptadas aquí, tienen que convertirse en planes de trabajo concreto encaminados a
resolver la situación que enfrentamos y a su vez, nos permitirán comprobar, medir y
supervisar las actividad ; desde esta dirección administrativa."
La experiencia del Poder Popular en Matanzas tiene que partir de esta realidad. En su
discurso al pueblo de Matanzas el 26 de julio de 1974, Fidel quiere dejar esto muy
claro, no se vaya a pensar que el Poder Popular es una varita mágica que todo lo va a
solucionar.
"Bien sabemos nosotros todo lo que ustedes serían capaces de desarrollar, con la
energía de la comunidad, teniendo en sus manos todos esos recursos.”
"El país trabaja actualmente para disponer de más cemento, de más cabilla, de más
materiales de construcción de todo tipo, de más madera; estamos en proceso de
adquisición de plantas para convertir el bagazo en madera mediante determinados
procedimientos fisicoquímicos, que permiten disponer incluso de tableros idóneos
para hacer muebles. Estamos, en un proceso actualmente de incremento de todos esos
recursos materiales; pero en este instante no los tenemos.”
"La producción total de cemento del país —alrededor de dos millones de toneladas—
está muy comprometida. Los incrementos nuevos serán en 1976, pero todavía habrá
una serie de demandas específicas de interés nacional que consumirán los
incrementos de cemento de 1976, y no será hasta 1978 que el país dispondrá de
cantidades de cemento en abundancia. Ya a principios de 1978 creo que vamos a
disponer por lo menos de todo el cemento que necesitamos con la construcción de
dos grandes plantas adicionales ya en proceso de ejecución, vamos a disponer de los
aceros de construcción, y así progresivamente. Porque esas plantas no se instalan en
un año; desde el momento en que se toma la decisión, se hacen los proyectos, se
hacen los contratos y se construyen transcurre un período de por lo menos cuatro
años.”
"Les advierto, les digo esto no sólo a ustedes, sino a la población de Matanzas, para
que comprendan estas realidades, no sea que de repente se imaginen que los poderes
populares pueden hacer milagros y pueden resolver inmediatamente todas esas
cuestiones.”
"Hay otra cosa: ustedes deben trabajar con los recursos de que disponen y los
recursos que se les asignen. No se trata de porque se haga el experimento aquí se
vuelquen todos los recursos. No se puede hacer eso, puesto que hay que atender las
necesidades generales del país en todas las provincias y en todas las comunidades del
país. No se pueden volcar todos los recursos hacia aquí.”
Pero, el subdesarrollo de Cuba ¿no será un obstáculo insalvable para los órganos de
Poder Popular? ¿Qué pueden hacer éstos si la escasez de medios materiales les
impide contar con los mínimos recursos para hacer frente a sus tareas? ¿No se
desacreditarán frente a la masa al ser incapaces de dar solución inmediata a muchos
de los problemas planteados por el pueblo?
—¿Y cómo se siente usted con la responsabilidad que tiene, cuando de hecho usted
sabe que no va a poder resolver una gran cantidad de los problemas que le plantean,
no porque usted no quiera sino porque son problemas propios del subdesarrollo?
—Mire, hay una cuestión, estos delegados que hemos salido ahora, lo primero que
hemos planteado al pueblo, con honestidad revolucionaria, es que hay muchos
problemas que no podremos resolver. Existe una fuerza moral en decir la verdad y el
hecho de que los problemas suban y bajen con la organización y estructuración del
Poder Popular, ayuda mucho. La gente queda convencida de que si se le dice que su
problema no tiene solución eso es verdad así. Mi experiencia personal es que el
elector asimila eso tal como lo plantea el delegado. Cuando plantean problemas de
vivienda, por ejemplo, y uno les explica por qué no tienen solución, reaccionan con
una confianza en lo que le dice el delegado que uno no se siente presionado. Además
la delicadeza con que la gente viene a plantear los problemas al delegado; la
humildad, la sencillez, el respeto sobre todo, lo hace a uno tener confianza.
Realmente uno se siente satisfecho de que el pueblo entienda.
Esta respuesta nos hace recordar algo que había dicho Fidel en su discurso del 26
de julio de 1970:
"Y les decíamos: cuando vaya a hacerse una reparación, nunca decidan ustedes qué
reparación tienen que hacer. Que sean los vecinos los que lo digan, que sólo ellos
tienen derecho a saber, con su espíritu de equidad y de justicia, quién es el que más lo
necesita. Porque donde la decisión sea administrativa siempre estará sujeta a un
montón de contradicciones y opiniones, y hasta al riesgo y el peligro de favoritismo."
—De la 2.
5. ASAMBLEAS Y DELEGADOS
"… ustedes pasan a administrar como poderes populares —decía Fidel a los
matanceros el 26 de julio de 1974— en los municipios, en las regiones y la provincia,
5 mil 597 unidades de producción y servicios.”
"Los que en el exterior del país se interesan —y muchos se interesan de buena fe,
desde luego, por estas cuestiones— podrán ver el enorme y amplio contenido que
tiene la organización de los poderes populares en la provincia de Matanzas, y la
forma de Estado que pretendemos organizar.”
"¿Qué hacer ahora? ¿Cuáles son las responsabilidades de ustedes? Adquieren las
responsabilidades de la administración de todos estos centros y unidades.”
"Es necesario tener en cuenta algunos principios básicos. Primero: luchar por el
ahorro máximo de los recursos materiales y humanos; llevar rigurosamente la
contabilidad de todo, hasta el último centavo; buscar el máximo de eficiencia
económico; evitar el burocratismo.”
¿Cuál es el papel de los delegados? ¿Son ellos los encargados de dirigir las unidades
de producción y servicios enclavados en su circunscripción? ¿Son ellos los
encargados de movilizar a las masas para las diferentes tareas?
La primera cosa que es necesario aclarar es que los delegados no dirigen sino que
representan a sus electores ante el órgano del Poder Popular en que desempeñan sus
actividades.
Raúl Castro precisa esta función del delegado en el discurso que pronuncia el 22 de
agosto de 1974 en la clausura del seminario que realizaron los delegados del Poder
Popular, para prepararse en sus nuevas tareas.
"En cada contacto colectivo con sus electores el delegado deberá informar sobre las
actividades del Poder Popular municipal en sus diversas responsabilidades; sobre su
actividad personal como delegado, sobre la forma en que han sido atendidos los
problemas que los electores le hayan encargado plantear ante el Poder Popular, sobre
los que tienen solución y sobre los que no la tienen, o la tienen a más largo plazo;
sobre el porqué de cada solución y de cada medida. Nada debe quedar sin
explicación ante las masas.”
"Los delegados deben imponerse de todas las razones que determinan una u otra
medida tomada por los órganos estatales, bien sean los órganos de Poder Popular
municipales, regionales o provinciales, o los órganos centrales del Estado. Si un
precio se eleva, debe explicarse el porque; si una cuota de distribución se modifica,
hay que aclarar la razón a las masas; si un producto demora más de lo normal en
llegar al pueblo, hay que exponer las causas: si el horario en que se presta un servicio
es cambiado, el pueblo debe conocer los motivos, y en cada caso la explicación debe
ser convincente. Los delegados no deben ser jamás portadores ante las masas de
explicaciones absurdas o de razonamientos formales 'para salir del paso', que no
convencen a nadie. Los delegados deben exigir en el seno de las asambleas a las
cuales pertenecen y de los comités ejecutivos correspondientes, todas las
explicaciones que sean necesarias a fin de poder trasladarlas satisfactoriamente a las
masas.”
"A su vez, los delegados deben recoger todas las quejas y sugerencias que les
trasmitan sus electores y ser exponentes de ellas ante las respectivas asambleas. Una
queja, una sugerencia, una opinión que sea planteada o apoyada por la mayoría de los
electores, deberá ser trasmitida por el delegado a los órganos del Poder Popular aun
cuando individualmente el delegado tenga un criterio en contra. El delegado no se
representa sólo a él, ni principalmente a él, sino a una masa de electores que lo ha
elegido y son las opiniones y problemas de esa masa los que él tiene que representar
y no sus problemas o criterios personales.”
"Es necesario tener presente, como planteara Fidel el 26 de julio, que lo que no se
puede dejar de hacer es dar una explicación a cada ciudadano que vaya a pedir algo o
a solicitar algo, explicarle con honestidad, con franqueza, si se puede, si no se puede;
no ' hay que engañar a nadie nunca'."
Los delegados no son sólo correas de trasmisión de las inquietudes del pueblo, deben
trabajar en los órganos de Poder Popular en la búsqueda de soluciones a los
problemas que plantean las masas. En realidad, ésta es la función principal y para
cumplir con ella deben desplegar toda su iniciativa creadora.
Sin embargo, ello no implica que para dar solución a una serie de problemas, los
delegados deban asumir tareas que corresponden a otros organismos. No es el
delegado el que debe realizar funciones administrativas como la distribución de
material para la construcción los vecinos de su circunscripción, por ejemplo. La
realización de esta función está a cargo de la dirección administrativa del Poder
Popular que corresponde. El papel del delegado en estos asuntos, que son de vital
interés para la población, consistirá en participar, como miembro de las asambleas del
Poder Popular, en la adopción de decisiones para la distribución más justa y adecuada
de esos artículos y en controlar que la dirección administrativa encargada de ejecutar
dichas decisiones, actúe de acuerdo a ellas sin violarlas o establecer prácticas de
privilegio, favoritismo, etc.
Para cumplir su misión los delegados se reúnen cada tres meses con sus electores
para rendirles cuenta de su gestión y dentro de ese mismo período de tiempo y
previamente a la reunión con toda la circunscripción hacen reuniones con los vecinos
que viven en cada uno de los CDR o bases campesinas comprendidas en su
circunscripción.
Pero los delegados no se limitan a este contacto colectivo con sus electores; tienen
también un "día de despacho" a la semana, que ya todos conocen y que está destinado
a atender las quejas, consultas y sugerencias que individualmente le hagan llegar sus
electores.
—Van entre cuatro y seis personas cada vez. Yo recibo los viernes de 8 de la noche en
adelante, hasta que termina. Los temas son variados, desde problemas de mi
circunscripción hasta problemas que se presentan en otros lugares ya que todos saben
que formo parte también de la dirección regional. Hay una cosa característica de
todos los que han ido. Nadie ha ido exigiendo que le resuelvan cosas, lo que piden
fundamentalmente es orientación. Se plantean problemas de educación, de jardines
infantiles, de vivienda... porque es mucha la demanda que hay en este aspecto.
—Ahí no más, mientras atiendo a unos, otros esperan en la misma salita. Ahora, la
verdad es que no respetan mucho lo del día de atención. Donde me ven me paran, o
llegan a la casa a cualquier hora.
—Bueno, ocurre que hay delegados que creen que para cumplir mejor ellos tienen
que hacer todo, desde tomar la cocina que se echó a perder y llevarla al taller...
Nosotros estamos preocupados de explicarle a los delegados que eso no debe hacerse,
que para eso existen los canales normales. Pero eso que plantea usted sin duda se da.
Viene a nosotros alguien que nos dice: "Nosotros sabemos que tú no resuelves esto,
pero nos conocemos hace tanto tiempo y yo nunca te he pedido nada, en todos estos
anos. Mira, ahora me hace falta que tú me resuelvas esto..." Yo le respondí: "Nosotros
estamos aquí para combatir eso. Cuando yo empiezo a hacerte favores, empiezo a
actuar mal..." Él contestó: "Bueno, yo pensaba que tú me ibas a decir eso, pero de
todos modos vine..." Sólo una actuación como ésa es garantía de que el pueblo nos
respete, que sepa que actuamos honestamente, que le estamos diciendo la verdad. No
tenemos casos en que se haya dado una situación de privilegio. Recuerden que los
compañeros han sido elegidos y pueden ser sustituidos.
Una respuesta más lacónica, pero en el mismo espíritu, nos había dado José Failde,
presidente del comité municipal de Matanzas:
—La presión se siente, pero nosotros no podemos hacerle caso. Puede venir alguien a
título de que es muy amigo nuestro, pero a ése nosotros le damos una respuesta
contundente.
Cuadros no profesionales
Los delegados elegidos por las bases siguen sus trabajos habituales y dedican el resto
de su tiempo a atender los problemas de su circunscripción y a asistir a las reuniones
municipales cuando éstas se dan. Es la mejor forma de que no se desliguen del pueblo
y se burocraticen en las nuevas tareas como ha ocurrido.
"El delegado está permanentemente en contacto con el pueblo —nos señala Alexis—
y está obligado a responder frente a él. Pero al mismo tiempo, tiene que ser un buen
trabajador, y si es militante del Partido, además de las tareas del Partido tiene que
estudiar. Es una obligación más. No es fácil. Eso lo ha visto el pueblo. En realidad el
pueblo siente gran aprecio por sus delegados. Además, éstos están a disposición de
sus electores cuando éstos los necesiten. Es cierto que se planifica un día destinado a
atenderlos para que tengan la certeza de que ese día tienen la seguridad de encontrar
al delegado a su disposición, pero pueden dirigirse a él en cualquier momento donde
lo encuentren. Y a los delegados no sólo les plantean problemas de su
circunscripción, porque como el compañero es trabajador igual que los demás, le
plantean problemas en su trabajo: 'Mira compañero, aquí están dando las croquetas
frías.. .', 'Mira, en tal lugar hay una fosa abierta...' "
Por eso, a nivel municipal se ha buscado una solución intermedia. Los tres dirigentes
de mayor nivel son profesionales, dedican todo su tiempo al Poder Popular, pero los
dos vocales restantes continúan normalmente en su trabajo habitual. Es una forma
para que la dirección municipal tenga siempre presentes los problemas más sentidos
por el pueblo durante los períodos que trascurren entre las asambleas con los
delegados.
Y a este nivel, que es el nivel inferior del Poder Popular, ya el trabajo de cada
miembro del Ejecutivo es grande, como podemos comprobar a través de la narración
del presidente del comité ejecutivo de la asamblea municipal de Matanzas:
Como las tareas se multiplican a medida que se sube de nivel, los comités ejecutivos
de la región y de la provincia cuentan, además del presidente, vicepresidente y
secretario que son profesionales, con varios cuadros profesionales y no profesionales.
Los acuerdos que de la asamblea se toman por simple mayoría de los presentes, salvo
en casos muy excepcionales, como el caso de la revocación de algún delegado, que
requiere que vote por ella más de la mitad de los integrantes de la asamblea.
Algunos ejemplos serán suficientes para ilustrar las medidas que pueden ser
adoptadas por el Poder Popular.
—Aquí existía una terminal de ómnibus que era demasiado pequeña —nos dice
Adolfo, el vicepresidente del comité ejecutivo de Jovellanos— y el pueblo se había
quejado siempre de que no había una terminal como correspondía. En realidad,
todavía no se ha logrado solucionar plenamente esto pero, producto de toda esa
presión, se tomaron algunas medidas para reconstruir una parte de la terminal que
estaba en desuso. Antes, la terminal se reducía a 6 u 8 metros, y la guagua había que
cogerla fuera; ahora tiene más de 20 metros, la gente puede esperar sentada. Además,
se hizo un andén para que la gente pueda tomar la guagua adentro. Fue un trabajo de
la brigada de construcción con el apoyo del Poder Popular, los fines de semana, de
trabajo voluntario de la población.
Luis, el secretario del comité ejecutivo de ese regional nos señala otro ejemplo.
—Aquí antes había apeaderos de buses cada cierto .trecho en el campo. Con el
tiempo se fueron destruyendo y ahora no quedaba ninguno. Con el Poder Popular se
planteó esa necesidad y en todos los municipios se han construido muchos. El Poder
Popular ha proporcionado los recursos y la gente de la zona los ha construido.
Y aprovechando que estamos conversando con Adolfo, que era hasta hace poco
presidente del Poder Local, le preguntamos:
—¿Qué diferencias ve usted que ha vivido ambas experiencias, entre el Poder Local y
el Poder Popular?
—Bueno, antes, por ejemplo, se recibía un reclamo; de que una escuela de una zona
estaba en mal estado y difícilmente se podía hacer algo. Si Salud tenía máquinas y
recursos, yo, como presidente del Poder Local no podía disponer de ellos. Ahora eso
es diferente, como todo depende de nosotros, si hay cosas urgentes priorizamos el uso
del cemento y de las máquinas que antes estaban distribuidas en distintos organismos
y las concentramos allí donde hay más emergencia. Antes el Poder Local no tenía
autoridad para movilizar equipos desusados de una unidad administrativa a otra.
—Se decidió restaurar un fuerte que había en la región con ayuda de la población. Y
se entregó ese fuerte después de reparado a esa zona para su cuidado y
mantenimiento. Ahora los pioneros —estudiantes de enseñanza primaria— hacen
guardia allí. Además, el fuerte se entregó a la comisión de historia. Ésa es también
una forma de vincular el pueblo al mantenimiento de los lugares históricos.
Basta que el pueblo reciba los recursos para que con gran entusiasmo se ponga manos
a la obra. Así lo confirma uno de los miembros del comité municipal de Matanzas:
—Yo les voy a contar una experiencia —nos dice—. Nosotros reparamos con ayuda
de las masas el reparto Camilo Cienfuegos. Ésa ha sido una de los mejores cosas que
hemos hecho. Allí hicieron un buen trabajo con las masas en lo que es el
remozamiento del reparto, que estaba prácticamente destruido... ya no había calles. Y
las calles las hizo el pueblo. La población se organizó para esta tarea a través de sus
organizaciones de masas, a través de los CDR, a través del Partido. Así planificamos
nuestro trabajo con las masas. Cuando necesitamos hacer un trabajo para el beneficio
del pueblo, nosotros acudimos a las organizaciones políticas y de masas.
—¿La solución de esos problemas hubiera demorado más antes del Poder Popular?
—A nosotros nos parece que sí. Hubiera demorado más, porque en estos momentos
nos parece que el pueblo está convencido de que él es el dueño del gobierno y esto se
manifiesta en que hace las cosas con más seguridad que antes y con más entusiasmo
que antes. Casos como éstos tenemos varios. Está, por ejemplo, el caso del reparto
que nosotros llamamos La Marina. Nosotros vamos allí y conversamos con los
delegados e inmediatamente se comienzan los trabajos. Comienzan de acuerdo a las
posibilidades que nosotros tengamos para darle los recursos. Si el recurso se lo damos
hoy, si nos planteamos hoy la situación y a la tarde le damos los recursos... a las 10 de
la noche el pueblo está trabajando... ¡seguro!
Otra de las medidas que ha debido tomarse en varios lugares, al tratar de ponerse en
práctica las funciones del Poder Popular, ha sido la restructuración parcial de la
organización territorial.
Lo mismo ocurrió en el caso del casco urbano de la ciudad de Matanzas que estaba
dividida en cuatro seccionales: el Poder Popular los reunificó en un solo municipio, el
municipio de Matanzas.
Veamos lo que nos dice al respecto el presidente del comité ejecutivo municipal:
—Aquí la división político-geográfica era prácticamente una calle. Entonces, cuando
una asamblea se refería a un problema común con otro seccional, tenía que elevarlo a
la región para que ella coordinara con el seccional colindante. Esto era un trámite un
poco largo, un poco burocrático. A la larga era sólo una franja de terreno lo que
dividía un seccional de otro. Y por esa franja había que estar continuamente elevando
toda una serie de acuerdos de la asamblea para darle solución a esos problemas. Con
la reunificación de todos los municipios en uno solo, se resolvía todo ya que no era
necesario tener que seguir elevando toda la serie de acuerdos a otra instancia para su
solución.
Por ejemplo, en una región se planteó la necesidad de tener una farmacia porque
todas quedaban demasiado lejos de esa zona. Esta idea fue aprobada por la asamblea
municipal y luego fue elevada a la región y allí fue también aprobada. Ésta era una
demanda de muchos años. También se planteó el problema del agua.
—Tuvimos que explicar las gestiones que se estaban haciendo para resolverlo. Esto
todavía no se ha podido resolver porque tiene relación con un proyecto de acueducto
nuevo para la ciudad de Cárdenas, y sólo se puede, por el momento, tomar medidas
parciales como sería la instalación de una turbina un poco más grande donde hay una
turbina pequeña y que continuamente se rompe. También se resolvió el problema de
una turbina en una escuela. Es decir, al problema del agua se le dio una respuesta
parcial pero se le dio una respuesta... Y así en una serie de aspectos, problemas
personales, viejitos que se acercan con problemas de previsión y asistencia social.
Se canaliza el problema y luego se informa de la solución que se ha dado. En este
caso se creó un presupuesto de ayuda a esta gente. La rendición de cuentas fue para
nosotros una gran experiencia.
—¿Cuánta gente asistió?
—Un 79 por ciento del total de electores. Ésa es la mejor prueba de que hay respaldo
popular en todas estas cuestiones. En las asambleas de zona de los CDR la asistencia
era mucho menor. En mi circunscripción fueron alrededor de 500 de los 700
electores.
—La mayoría de la gente está más contenta. Como las asambleas son públicas ve
cómo los delegados plantean sus problemas y exigen solución. La mayoría de los
delegados cuenta hoy con mayor apoyo. Es más grande la confianza pero también es
más grande la exigencia.
Algo semejante ocurre en todos los lugares que nosotros recorrimos. En la región de
Jovellanos la asistencia es particularmente numerosa. Preguntamos a Luis, el
secretario del comité ejecutivo de Jovellanos, si la participación también era tan alta
en las reuniones de los CDR. Su respuesta es significativa.
—La experiencia de nosotros es que la gente participa mucho más ahora. Antes las
asambleas de servicio de los CDR se daban a nivel de zona y se podían realizar en un
cuartito como éste, de unos pocos metros. Ahora las reuniones tienen que hacerse en
la calle porque la gente no cabe en los locales cerrados. Si la circunscripción tiene
700 electores van entre 400 y 500 personas. Hay que tener en cuenta de que en cada
casa hay entre dos y tres electores y que perfectamente puede ir sólo uno de ellos para
que todos estén bien informados. El mejor termómetro que tenemos para calibrar
nuestra gestión es el pueblo. En las asambleas es donde nos comunican sus quejas,
nos dicen nuestras deficiencias. Por eso buscamos que en estas asambleas haya
bastante participación, que la gente no vaya allí como simple espectador sino como
actor, es decir, que vayan ahí a criticar o a plantear cosas. Si les damos una
información, les pedimos que nos digan si estuvo bien o estuvo mal.
—Porque ahora las personas plantean las cosas como antes, pero además se da una
solución, una respuesta. El delegado tiene que ir a la próxima reunión con la solución
a los problemas planteados o con una explicación de por qué no pueden solucionarse.
Fidel insistió mucho en un discurso, aquí en Matanzas, que el Poder Popular no era
una varita mágica que iba a solucionar los problemas que no se podían resolver en las
condiciones actuales de desarrollo de nuestro país. Es importante saber determinar
cuáles son los problemas que no pueden ser resueltos por ineficiencia de los
responsables en su solución, de aquellos que no pueden serlo por la situación de
subdesarrollo del país...
Para enfrentar el primer caso el pueblo cubano cuenta hoy con un instrumento muy
eficaz que es la posibilidad de revocar al delegado elegido por él mismo. Casos
extremos como el que a continuación nos describe un campesino de una zona
henequenera difícilmente podrán volver a ocurrir.
"Ellos eran instituciones del gobierno, para resolver... para atender al pueblo.
¡Cuántas veces no llegué yo allí a ver a fulano y la secretaria me decía que estaba en
una reunión y el fulano salía por la puerta del lado para no encontrarse conmigo!
Cuando no, era día de escuela y entonces no se despachaba con él.”
"No, si él quiere resolverlo todo se vuelve loco. Yo entiendo que los compañeros
pueden resolver muchos problemas que tenemos pero no todos. Y si se resuelve un
poco hoy y un poco mañana, llegará el día en que no habrá problemas. Así no se van
concentrando los problemas de un día para otro y entonces ya es un grupo grande de
papeles los que hay ahí y no se ha resuelto nada y vamos corriéndoselos a Fidel. No
podemos correrle nada a Fidel sino a los compañeros que dirigen, ellos no van a
resolverlo todo pero van a ir a servir al pueblo, ¿tú me entiendes? Y el que no sirva
allí lo vamos a sacar de allí. Nosotros mismos lo vamos a sacar y él no va a protestar.
Mira, el compañero que está allí y no sirva tenemos la facultad, nosotros, la masa, de
quitarlo.”
"Y si yo soy nominado por la masa para una función específica por abajo, por abajo
me sacan. Si yo soy asignado como elemento de dirección porque se entiende que
voy a producir, el que me pone es el que me quita, vaya... Y eso le da más agresividad
al trabajo porque se rompe un poco esos elementos, como le llaman... ¡ah sí! de
burocracia."
Efectivamente, los miembros del Poder Popular, de la misma manera en que son
elegidos democráticamente por el pueblo pueden ser revocados por sus electores si
éstos consideran que no han cumplido satisfactoriamente con sus deberes o si su
conducta no está a la altura de su condición de miembro del Poder Popular. De hecho
ya hay varios casos de revocación de mandatos en la provincia de Matanzas. Los
compañeros del comité ejecutivo de Cárdenas nos contaron el caso de un delegado
que fue revocado.
—Bueno, nosotros como comité ejecutivo tomamos la iniciativa pero como en cada
circunscripción existen organismos de masas como los CDR, la Federación de
Mujeres, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, en los cuales los
delegados se apoyan porque ellos solos no pueden citar al pueblo, fue a través de
estas organizaciones que se informó a la población de la situación que había y se la
citó a una reunión. Se reunieron y acordaron revocar al delegado —porque tiene que
ser la mayoría de la población la que lo revoque— e hicieron un nuevo proceso
eleccionario. En Varadero ocurrió una cosa diferente. En este caso se trataba de un
militante del Partido. Aquí no hubo revocación sino sustitución. El compañero se
puso enfermo de los nervios. Era un compañero de mucho prestigio, una gente
tremenda. Se trató de dilatar la decisión pero fue él mismo el que insistió que fuese
remplazado y en este caso fue él el que convocó a los electores. Se explicó su
situación a los electores y, a pesar de ser un excelente compañero, por razones de
enfermedad se aprobó por aclamación su sustitución.
Tenemos aquí el testimonio de cómo se revoca un delegado, pero ¿qué ocurre con los
compañeros que ocupan cargos ejecutivos en el Poder Popular?
—"Para sacarte del ejecutivo —nos señala el presidente del comité ejecutivo del
municipio de Matanzas— sólo pueden hacerlo quienes te eligieron, porque hay un
principio que dice: 'revoca quien elige'. A nosotros nos eligieron los 106 delegados a
la asamblea municipal, son ellos los que pueden revocarnos. Sin embargo, si en tu
circunscripción te revocan como delegado, entonces tú tienes que dejar todo. Pero tú
puedes ser revocado como miembro del ejecutivo y sigues siendo delegado."
Son por lo tanto, los electores en el caso de los delegados y la asamblea de delegados
a su respectivo nivel: municipal, regional o provincial, en el caso de los miembros de
los comités ejecutivos, quienes pueden revocar el mandato.
Toda decisión de revocación se toma en presencia del impugnado y luego de haberle
dado todas las facilidades para que haga los descargos que considere oportunos y
presente las pruebas o testigos que estime a su favor.
Para plantear la revocación se requiere al menos que el 20 por ciento de los electores
o delegados lo pida. Pero también puede pedir la revocación la asamblea del nivel
superior correspondiente y los organismos dirigentes del Partido, de la Juventud
Comunista y de las organizaciones de masas de ese nivel.
La revocación sólo tendrá lugar si más de la mitad de los electores o delegados está
de acuerdo con la medida a tomar. Una vez revocado el miembro del Poder Popular
se procede a una nueva elección.
"El problema fundamental allí era la influencia de la banda de Perico Sánchez, que
operaba cerca. Había mucha incomprensión y la zona estaba alejada de los centros
urbanos. De inicio me ubiqué en la casa de una familia revolucionaria del lugar. Era
tanto el terror que existía, que muchos evitaban contactos con nosotros. Otros nos
aconsejaban que abandonáramos la zona porque los bandidos podían matarnos. Pese
a todas estas dificultades, nosotros comenzamos a frecuentar las casas; nos cerraban
algunas puertas hoy y mañana volvíamos. Hicimos un balance general de las fuerzas
en la zona y un estudio sobre las causas que propiciaban esta situación; trabajábamos
con todos, con los revolucionarios y con los apáticos; con los enemigos discutíamos.”
"En una ocasión, la situación era tan difícil que el comité municipal del Partido nos
planteó que durmiéramos en la ciudad. Nosotros no aceptamos. Lo que hicimos fue
cambiar cada noche de casa, para que no tuvieran nuestra localización. Claro, esto fue
posible porque ya habíamos despertado la confianza en muchos compañeros, o sea,
los habíamos sumado al campo de la Revolución.”
"En esa zona, y a pesar de los problemas de las bandas, se logró cambiar la
correlación de fuerzas a favor de la Revolución, y se ganó la mayor parte de las
familias para el trabajo revolucionario.”
"En 1963 nos trasladaron para la zona de Quemado Grande, en donde existían
algunos campesinos que colaboraron con los bandidos. Nuestra misión consistía en
atraerlos al campo revolucionario y demostrarles cómo habían sido engañados.
Realmente esta tarea era bonita. En ese lugar fundamos un aula de superación obrero-
campesina y tuvimos que dar clases, a pesar de que no teníamos el nivel adecuado.
Creo que obtuve buenos resultados allí. Cuando dos años más tarde se terminó el
trabajo, ya funcionaban las organizaciones de masas y había una actividad
revolucionaria.”
"Yo creo que la principal cualidad del orientador rural es la perseverancia. Después
tiene que buscar la mejor forma de relacionarse con los campesinos y de discutir con
ellos, de hablarles, de persuadirles de la verdad de la Revolución.”
Fue justamente en las zonas más alejadas, menos atendidas en períodos anteriores,
donde se refugió la contrarrevolución tras la derrota de Batista.
Estos sectores, junto con los arrendatarios y aparceros a quienes la I Reforma Agraria
entregó tierras, apoyaron la II Ley del 3 de octubre de 1963 que redujo a 5 el máximo
de caballerías en poder de cada agricultor.
Sin embargo, a pesar de los progresos de la Revolución, aún quedan zonas muy
apartadas en Cuba que presentan problemas muy específicos y que debido a su lejanía
y a las dificultades para llegar a ellas, eran zonas bastante abandonadas.
Esta situación estuvo muy presente cuando se realizó el reglamento para las
elecciones del Poder Popular. En lugar de que todas las circunscripciones tuviesen el
mismo número de electores —lo que aparentemente sería más equitativo— se estudió
una manera de favorecer a las zonas más alejadas, donde la población está más
dispersa y resulta más difícil reunirse. Para que el Poder Popular estuviese presente
en los problemas de esos sectores, el mínimo exigido para constituir una
circunscripción se fijó en 100 electores, agrupándose las bases campesinas más
próximas entre sí para elegir su delegado.
—Se ha solucionado el problema del pozo que existe aquí. Uno al que le caía aceite y
cosas. Se consiguieron los materiales y todos los compañeros aquí, el CDR, la
Federación, trabajaron para solucionar el problema. Bueno, otro fue el de hacer una
parada de guagua aquí al frente. Ya tenemos los materiales, falta solamente que
vengan a marcar. El problema de la luz, que ya está en vías de solución. Con respecto
a la otra parte, La Güira, allí había una bodega que no abría los días sábados; hoy ya
abre. En la otra base campesina se hizo una bodega nueva; se resolvió el problema de
la tubería, porque no tenía agua. Ahora aquí se va a unificar la escuela de La Güira
con esta de Peñas para darle una mayor calidad a la enseñanza, y así el maestro tendrá
más tiempo. A los niños se les da el almuerzo.
—El pueblo es el que lo pide. Yo lo elevé al comité ejecutivo y discutimos con lo que
es cada dirección administrativa en la rama de que se trata. Si hay posibilidades,
bueno, se hace. Y si no hay posibilidades, entonces se le explica al pueblo por qué no.
Ésa es la política que hemos seguido. Lo que el pueblo ve es el esfuerzo que hace el
gobierno del Poder Popular por sus problemas y se les dice todo: el sí o el no y el
porqué.
Varías mujeres han asistido con sus niños, aunque un número parecido ha debido
quedarse en casa a cargo de la familia. Las distancias son demasiado grandes para
llevar a los niños, que tendrían que regresar en horas de la noche.
—Lo primero que presentan es el problema de la luz. Hay muchas zonas que no
tienen luz. El problema me lo presentaron en la primera rendición de cuentas, en
diciembre del 74 y entonces, ya está elevado, priorizado y estamos esperando que nos
toque el turno.
—Ahora todo es más fácil. En cada zona hay un delegado. Un día a la semana,
durante tres horas, yo me vengo aquí a la escuelita y entonces, vienen los compañeros
a plantearme sus problemas. Y cada tres meses, me tengo que reunir aquí con todos
ellos, para rendirles cuenta del trabajo, tanto nuestro como del comité ejecutivo; tanto
para los problemas particulares, como los colectivos. Lo que es difícil aquí es la etisa
de las viviendas, la construcción. Aquí en este país hay muchos planes de
construcción, pero es difícil, por lo que es el cemento. ¿Por qué? Porque bueno, ya se
sabe... hay tantas cosas: hay las construcciones de todo lo que es vaquería y todo eso.
Entonces hay que esperar.
—Sí. Y figúrese, me meto todo el día afuera. Salgo de mi casa a las seis de la
mañana. Trabajo de dirigente en el plan henequenero. Ando a pie. Llego a mi casa a
las cuatro y pico o a las cinco. Después más encima tengo que volver al comité
ejecutivo a ver si este problema se resolvió. Y vuelvo tarde por la noche.
—No. Ella tiene que estar consciente. Cuando ella: se fue a casar conmigo ella sabía
quién era yo y tiene que estar consciente de mi trabajo y de la Revolución.
—Es trabajador agrícola ahí en la henequenera. Él siempre ha trabajado ahí desde que
eso era una empresa norteamericana antes de la Revolución. Él lleva 28 años allí.
—Yo estudié aquí hasta sexto grado. Después fui á secundaria a Varadero. Después
cogí el servicio y del servicio pasé a educación. Yo fui sargento en el servicio. Pasé
mis tres años normales de recluta. De educación pasé al INRA.
Al oír nuestra pregunta acerca de los CDR se aproxima a nosotros el presidente del
CDR del lugar.
—Tengo entendido que el CDR ha participado en las tareas del Poder Popular. ¿En
qué cosas por ejemplo?
—En todas las tareas. Voy a hablarle bien cómo es la cosa. Por ejemplo, hay un
campesino que solicita cemento para echarle al piso. Pero a ese piso hay que echarle
también arena además del cemento. A la hora de hacerlo, movilizamos tres o cuatro
compañeros del CDR, campesinos, vamos, cargamos la arena en un camión. Y el día
de hacer el piso, los que. hacemos la mezcla y somos los albañiles, somos nosotros.
—¿El establecimiento del Poder Popular entonces ha significado más trabajo que
antes?
—Más trabajo. Es que casi todo el tiempo de descanso lo hemos dedicado a formar el
Poder Popular, porque esto ha sido nuevo para nosotros. Imagínese, cuando hay que
hacer una asamblea, como somos del campo, las casas no son como en el pueblo, en
que tú movilizas una cuadra en media hora. Nosotros aquí para una asamblea
tenemos que ir a una casa tal, al batey, que está distante y esto no demora un rato,
sino un día o un día y pico, lo que demora.
—Yo nací en Ranchuelos, en Las Villas. Entonces de ahí vine para acá, para
Camarioca.
—¿Y cuál será el problema más importante a tratar en la reunión del día de hoy?
—Como ésta es una zona rural, es poco factible su participación. Porque usted sabe,
nosotros los hombres, lo mismo venimos a pie que en un caballo. No le digo que las
mujeres no lo puedan hacer. Pero ¿qué pasa? Aquí hay muchas mujeres que ya tienen
edad, que tienen niños, que no les es fácil venir. Porque les coge de noche, el chiquito
tiene que comer a una hora; vaya, no les es fácil. Ellas participan, ellas a las
elecciones todas vinieron a votar y han venido. Pero a la mayoría de las mujeres de
aquí no les es fácil, por lo distante que está el lugar donde se hace la asamblea de
donde ellas viven.
—Compañero, usted que dirige el CDR, ¿puede decirme cuántos integrantes tiene su
CDR?
—Hay 78 integrados al CDR. Los que no son cederistas son 71 más o menos. Porque
aquí hay muchos muchachos muy jóvenes, y viejos que, vaya, no les gusta eso. Y
como no obligamos a nadie...
—¿Los vecinos que no participan en el CDR vinieron a votar en las elcciones del
Poder Popular?
—Para las elecciones del Poder Popular, vaya, acudía todo el mundo. Aquí tuvimos
una buena votación, porque aquí creo que se quedaron en conjunto 8 personas sin
votar. Votó el 92 por ciento.
—Bueno, ahí andaba cada uno por su rumbo —dice un compañero que ha sido uno
de los primeros en integrarse al grupo—. Cada uno cuidaba lo suyo. En aquel tiempo
era sálvese quien pueda.
—¡Figúrate! Había veces en que había que esconderse para que no lo llevarán a uno a
votar. Porque si el guardia te agarraba te decía: "Oye, tienes que ir a votar de todas
maneras."
—Ahora... Bueno, inclusive busqué transporte para aquellos que me decían: "Oye,
nosotros no vamos a poder ir..."
Varios contestan:
—¡No! ¡Eso sólo era antes!
—Mire —explica otro— la casa del compañero era una casa completa de piso de
tierra y ya le echamos cemento a todo el piso y al portal.
—Compañero Jesús, usted que nació aquí debe tener muchos amigos. ¿Qué ocurre si
llega en determinado momento un compañero y le dice: "mira, ahora que tú eres
delegado y somos muy amigos, por qué no me resuelves esto"? ¿Pasa eso?
—No pasa eso. Porque donde comienza el deber termina la amistad. No puede pasar
eso en un revolucionario. Cuando otro está más necesitado que el amigo, le toca a
ése. Para eso está la comisión, para eso estoy yo. No podemos permitir que eso
suceda. Donde empieza el deber termina la amistad. En eso yo estoy claro, porque yo
estoy cumpliendo con mi deber.
Nos dirigimos a otro joven allí presente que escucha con atención la conversación.
—Compañero, ¿usted también es militante?
—Sí.
—De ellos pasamos a ser militantes unos 10 compañeros. Los otros cinco quedaron
para próximos procesos. Porque hay compañeros que a lo mejor no tienen alguna
condición, o son muy nuevos, con muy poca experiencia en el trabajo, con muy poca
madurez política... Luego de ser elegido joven ejemplar, pasé un 4 proceso.
—La masa. Mi centro de trabajo... Y entonces después sigue el otro paso, donde se
hace una serie de averiguaciones, de investigaciones, una serie de entrevistas. Sí se
pasa bien por eso, se entiende que el joven puede ser un buen militante de la UJC.
—Si es por una negligencia en cuanto a la actitud frente a las tareas de la Revolución,
puede perder la militancia —aclara otro joven militante—. Pero si es por enfermedad,
o porque la misma masa haya determinado que tal o cual problema le afecta al
compañero y estima que debe ser cambiado, bueno, eso no le afecta en nada. Es un
problema distinto.
—No.
Asamblea
Empieza así la asamblea de rendición de cuentas con el problema de la luz, que como
nos anunciara el delegado es el principal problema de la zona. A pesar de las
gestiones que éste ha hecho, la solución no está todavía al alcance de la mano y es
necesario explicar ésto al pueblo.
—El problema de la luz está pendiente —informa el delegado—. Ustedes saben que
este problema está planteado a todos los niveles. Yo lo elevé al comité ejecutivo
municipal, el comité ejecutivo lo elevó a la región, la región lo elevó a la provincia...
Porque esta línea es una cosa que lleva construcción porque se va a hacer nueva,
además de la ampliación de las que hay hechas... Como yo les dije en veces
anteriores, ya el departamento de inversiones de la provincia tiene determinado qué
va a hacerse. Nosotros estamos esperando que baje la orden para la ejecución de la
obra. Pero acuérdense, que eso se va a hacer con el concurso de las masas... la
dirección de la empresa de electricidad entrega los materiales y nosotros la
construimos. Quiere decir que nosotros tenemos que abrir los huecos, con el
asesoramiento técnico de ellos... quiere decir que ellos tiran el alambre y todo eso, y
nosotros somos los que tenemos que ponerla, vaya, con el apoyo, con el concurso de
las masas, ¿no? Y en los huecos que hayan piedras, hay que buscar un compresor...
Debemos tener claro que eso no es de ahora para luego. Todos quisiéramos que la luz
esté aquí mañana, porque eso es una cosa muy necesaria para el uso diario y para
todo en lo que es aquí esta zona. A esta misma reunión nosotros venimos con faroles
¿no? Pero desgraciadamente esto tiene que ser a su debido tiempo, ya que el país está
en desarrollo, se están haciendo infinidad de lo que es planes de producción donde
van vaquerías, microbrigadas, fábricas, hospitales, policlínicos, y todo eso lleva luz
eléctrica. La Revolución nos pondrá luz, pero cuando nos toque el turno.
Después de hecha esta explicación, se señalan una serie de medidas que se han
solucionado de acuerdo a lo planteado en la última asamblea, y luego la conversación
se centra en el problema de si debía o no suprimirse la pequeña escuela de Peñas para
fundirse con una en La Güira, a fin de dar mejores condiciones de atención a los
alumnos.
—Perdona que yo te diga esto —insiste el profesor— pero tú fuiste maestro igual que
yo y tú sabes que en el corto tiempo que nosotros teníamos, en dos horas, nosotros
impartíamos las cuatro asignaturas. Y que una maestra que tiene cuatro horas para
enfrentarse a sus alumnos, que no le vaya a impartir la clase... Vaya, ése es un
planteamiento absurdo. Hasta ahora, en esa escuela siempre ha sido una sección sola.
Fíjate, yo estoy en la mejor disposición de venir a arreglar esta escuela para
adelantaría o lo que sea. Ahora, me opongo como padre y como vecino al traslado y
al cierre de la escuela de Peñas. Ésa es mi opinión y mi proposición muy concreta.
—Yo pregunté esto porque sabía que este problema iba a surgir hoy —advierte el
delegado—. Ahora, a mí me han explicado que la unificación se va a hacer por el
corto tiempo que había para dar las materias y el problema de la calidad de las clases.
No obstante, después de hacerse la reunión y demás, los que no estén de acuerdo,
hacen su planteamiento. Yo lo planteo a la dirección y les traigo la respuesta que me
den ellos o, de lo contrario, que ellos vengan y les expliquen la situación...
Sin duda que presenta problemas alejar la escuela de las ya de por sí alejadas
viviendas de los escolares. En una reunión de padres y apoderados de los niños que
asistían a la escuela de Penas se había buscado una solución colectiva al problema del
transporte de éstos y se había pensado en crear condiciones para dar almuerzo en la
escuela a los de las zonas más alejadas.
La mejor solución sin duda habría sido poder contar con los profesores suficientes
para asegurar en ambas escuelas un buen nivel de enseñanza. La presión educacional
que hoy existe en Cuba no la hace posible. La política de la Revolución en las zonas
rurales con población dispersa, es tratar de agrupar a la población, porque es
imposible brindar servicios adecuados —escuelas, bodegas, centros asistenciales,
transporte, etc.— a cada batey perdido. El resultado de esta política se ha traducido
en la construción de nuevos pueblos en muchas zonas campesinas. Pero los
problemas del subdesarrollo, la escasez de cemento, no han permitido aplicar a toda
Cuba en forma inmediata estas medidas.
RENDICIÓN DE CUENTAS: UN CASO EJEMPLAR
La noche del 18 de julio, por cuarta vez desde que fue elegido delegado, Orestes
Fundora debe rendir cuentas ante sus electores de los resultados de su gestión. En un
amplio porche de una vieja casa de madera, adornado por banderas cubanas y del
Movimiento 26 de Julio, se agolpa ya más de un centener de personas. Las mujeres y
algunos niños están sentados en los bancos de la escuela o en sillas que los vecinos
más próximos han llevado. La mayoría de los hombres permanece de pie, apoyándose
en las columnas del porche o sentados en la baranda. Detrás de una mesa casera,
cubierta con un paño rojo y adornada con un vaso de flores, se encuentra ya el
delegado, un anciano de cabellos absolutamente blancos y el rostro surcado de
arrugas. Fue uno de los escasos candidatos elegidos en la primera vuelta. Obtuvo 260
de un total de 443 votos.
El delegado
—Tengo 64 anos.
—Sí, trabajo en una empresa eléctrica. Llevo 43 años trabajando allí, pero ya estoy en
vías de retirarme. Tengo un sustituto al que estoy auxiliando hasta que sepa todo eso.
—En verdad la vida aquí era muy dura. Se luchaba mucho y era difícil hacerlo por el
divisionismo que existía en el movimiento obrero. Pero algunos combatimos y
luchamos hasta que obtuvimos lo que tenemos hoy día.
Aunque Varadero era un lugar turístico para la gente que venía de Estados Unidos de
Norteamérica, había todo un pueblo que tenía vedado ir a esas playas. Tenían sus
guardias rurales para que el pueblo no pasara. Por aquí estaba Dupont, que tenía una
parte; otro millonario tenía otra, y todo cercado. En fin, siempre había una tranca para
el pueblo. No se podía concurrir a los cabarés, ni nada. Los hoteles y todo eso,
estaban cerrados. Los negros... ¿para qué decirle?... ¡menos podían hacerlo! El negro
estaba destinado a ser criado, lo demás, no. No podía participar en ningún disfrute,
sino estar allí como animal de carga. Yo le voy a contar una anécdota. Una vez, el
compañero Lázaro estaba muy mal de salud y me lo mandaron para acá. Me dijeron:
"consigue un hotel para Lázaro". Salí, y no encontré en ningún lado un hotel.
Entonces pude conseguir con un compañero negro que tenía un cuartico bueno en su
Bar Santiago. Me dijo: ¡Caray chico!, de verdad me voy a meter en un lío, pero, a
Lázaro Peña ¡yo no le viro la espalda! Y le dio un cuarto. Y se lo dio porque él mismo
era negro, si no, no se lo daba nadie.
Lázaro Peña fue un activo militante comunista y destacado dirigente sindical durante
la dictadura de Batista. Al triunfo de la Revolución ocupó el cargo de secretario
general de la Central de Trabajadores de Cuba hasta su fallecimiento en 1974.
—Usted decía que había pasado a ser miembro de la Juventud Comunista el año 33.
¿Pasó luego al Partido?
—Sí, como no. Allí fui elegido dos veces candidato a concejal de acuerdo con la
estrategia del Partido en aquella época. Nunca, salí. Siempre nos robaban. Ni a los
propios candidatos nos dejaban pasar a la hora de contar los votos. ¡Eso era terrible!
—Parece que esas elecciones no tienen nada que ver con las que tuvieron lugar en
Matanzas...
—¡Figúrese! En aquella época ésa era una pantomima. El dinero corría. Todo era a
base de cucharonazos. El candidato que más dinero tenía, ése era el que salía. En fin,
usted ya conoce eso porque en su país ocurrirá algo así, ¿no es cierto? Eso no se
puede comparar, ¡es como el día y la noche! En estas elecciones todo se hizo
libremente. Uno podía elegir como candidato a cualquiera que estuviera en la
asamblea siempre que tuviera condiciones políticas y revolucionarias. El pueblo
escoge siempre a los compañeros que más han luchado... Y el candidato aquí no salió
a pedir votos, ni nada de eso de antes. ¡Eso es lo bueno que tiene! El candidato sabe
que va a hacer un trabajo de lucha, no para lucrar ni nada de eso... Y cuando
votamos... era todo tan distinto. Cada colegio a donde se iba a votar, estaba Heno de
flores. Había una alegría inmensa, una alegría bárbara.
—Sí, aquí todos pudieron votar. Mire, aquí sólo hubo tacha para aquellos que fueron
candidatos de la burguesía en el año 58; ésos no podían votar, están desautorizados
por 30 años. Pero todos los demás sí pueden hacerlo. Aquí votó todo el mundo.
—Bueno. Llevo más de treinta años aquí. ¡Figúrese! ¡Cómo no me van a conocer!
Pero en todo caso, la elección me sorprendió porque yo creí que estaba gastado
políticamente, que estaba quemado. Estoy muy viejo, pero parece que no estoy tan
gastado.
—Bueno, era gente joven. Muy buena gente, de un valor tremendo. Merecían mucho
haber salido.
—La vida de uno será. La lucha abajo, con el pueblo. El tener un buen
comportamiento; hay que tener honestidad, tenacidad para las cosas. Vaya, yo creo
que es así. Mucho contacto con el pueblo. Siempre yo le recomiendo a los
compañeros más jóvenes, que deben estar abajo, en la masa, estar compenetrados con
ella, sentir lo que ella está pensando a través de todos los tiempos. No sé, yo creo que
ahí radica todo.
—Son buena gente. De verdad, buena gente. Pero la lucha más vieja, esta lucha de 33
años, de verdad, marca. Si uno lo hizo regular nada más, el pueblo no lo olvida. No
porque yo sea el mejor. Los otros candidatos para mí son mucho mejores que yo,
inclusive tienen más preparación y pueden servirle mejor al Poder Popular, por su
cultura, por todo. Yo siempre digo que hay que estudiar más y más, el pueblo tiene
que estar más preparado. Y los candidatos restantes lo estaban. Y para el socialismo,
que es científico, se deben exigir compañeros capacitados.
—Nunca pude estudiar. Llegué solamente hasta el quinto grado. Mis hijos sí pudieron
estudiar y mis nietos también podrán.
—Bueno. Distintas cosas. Hay veces que hay problemas en una bodega, que no
distribuyó bien, o un plan que está afectando a la población, que hace mucha cola,
etc. En fin, todas esas cosas. Entonces les pedimos sugerencias a las mismas personas
y las llevamos a los demás delegados en la asamblea. Vemos la opinión del pueblo y
qué es lo que sugiere.
—Es lo más grande que hay. Yo fui propuesto para militante, pero ya estoy muy
viejo. Hay que estudiar y a mí ya no me da para eso. Entonces, me puedo gastar,
quemar como decimos nosotros acá, y ya no serviría para nada. Creo que aquí puedo
seguir dándole y dándole y ayudándole igual a la Revolución. No puedo abandonar la
lucha. Mi elección fue tan emocionante... Y tengo que cumplir. Los militantes del
Partido, en verdad que son los mejores. Yo los veo, se esfuerzan. Y a ésos sí les digo
que tienen que estudiar mucho. Y les pongo el ejemplo de la Unión Soviética, donde
muchos que eran campesinos, hijos de campesinos, ya son ingenieros, grandes
estrategas militares, médicos, todo eso. ¿Por qué? Porque estudiaron. Fidel, ahí lo
tienen ustedes. Es lo más grande que hay, gracias al empuje tan grande que dio
llegamos a la Revolución, que si no es armada no triunfa, eso es una realidad. Cuando
pueda el pueblo ganar elecciones y permanecer el pueblo en el poder, será cuando ya
haya tres cuartas partes de socialismo en el mundo. De otra forma, el capital juega
una mala pasada. Ellos son criminales, les da lo mismo que mueran diez u ochenta. A
nosotros no. Aquí mismo se pudo haber hecho mucho con la vida de ellos y no lo
hicimos. Fidel tuvo una visión política en eso muy grande. A los criminales se les
ajustició, pero a los demás se les dio salida... y ahí tiene Playa Girón, eso es un
ejemplo.
—Me tendrían que matar defendiendo la Revolución, y creo que el pueblo entero de
Cuba haría lo mismo. Coger la trinchera y defender la patria. Todo esto ya ha dado
frutos. El pueblo ya vio los frutos, está convencido de que no hay paso atrás.
Los electores
Mientras ocurría esta conversación con el delegado, en otro lugar de la sala se daba el
siguiente diálogo con algunos vecinos, los primeros en llegar para participar en la
rendición de cuentas.
—Seis.
—Sí.
El grupo está compuesto por Isabel, una muchacha joven; Rosalía una compañera
bastante gruesa de unos cuarenta años; Carlos, un joven militante del Partido; una
compañera de cierta edad a la que cariñosamente le dicen "La Abuela"; Maglio, un
compañero negro, viejo trabajador de la zona, y Alberto, un compañero con aspecto
de profesor.
—¿Por qué creen ustedes que Orestes salió elegido con tantos votos?
—Es que tiene las cualidades realmente requeridas para el cargo: es un compañero
revolucionario, un compañero querido por todo el pueblo...
—Pero el compañero tiene bastante edad, más de 60 años según me dijeron ¿eso no
jugó en su contra?
—¡Qué va! Es más joven que muchos de nosotros en su manera de actuar; está
todavía lleno de energía, exclama Isabel sonriendo.
—Un éxito —afirma convencido Maglio—. Ahora llevamos más directamente las
necesidades del pueblo. El pueblo participa directamente en todos los problemas de la
población.
—Porque el Poder Popular reúne ahora más cosas que el Poder Local y tiene más
medios... Además ahora cada tres meses tienen que rendirnos cuentas y antes no...
—Y todos los sábados primeros de mes —lo interrumpe "La Abuela"— hay una
reunión de los delegados a nivel municipal y el pueblo puede participar, no con
derecho a hablar, vaya, pero sí para saber las cosas que se han hecho y las que se
proponen hacer.
—¡Yo no me pierdo una! —exclama "La Abuela" con gran entusiasmo—. He ido a
todas.
—¿Cuál es su impresión?
—Bueno, se desarrolla muy bien. Ahí se enfrentan todas las quejas, todas las
sugerencias que el pueblo le ha hecho a los delegados. Ahí los delegados informan a
la asamblea. Se discuten los problemas, las cosas por resolver y los acuerdos a tomar.
Vaya, a mí me gusta mucho ir.
—Mire —explica Maglio— las quejas que nosotros le hacemos ahora a él —señala a
Orestes— vamos a ver si él fue y las vertió y las luchó, porque hay que luchar, hay
que pelear porque se arreglen las cosas.
—Y sobre lo que usted preguntaba, ahora se saben mejor las necesidades del pueblo.
Antes había algunos que pedían sacos de cemento para arreglar su casa y luego los
vendían. Ahora no, porque existe una comisión por CDR que estudia las necesidades.
—Si yo le digo a Fundora que tengo necesidad de cemento para arreglar mi casa, él le
dice a la comisión que vaya a comprobar. Ellos determinarán que me hacen falta diez
sacos y eso es lo que puedo retirar —agrega Isabel.
—Tenemos también las quejas del transporte, si cumplen o no... El problema de las
bodegas... Todo es más directo ahora —dice el profesor.
—Bueno, se está tratando de resolver todo —salta Maglio un poco molesto—. Aquí
tenemos, por ejemplo, una microbrigada que hizo 5 edificios —como 600
apartamentos— y todavía no alcanzaron porque... Mire compañera, quiero que sepa
una cosa. Guando se empezaron a hacer en este pueblo las primeras casas para los
trabajadores, se encontraron con que en cada casa vivían siete familias... ¿Usted me
entiende, no?
—Sí, pero lo que quiero saber es, justamente, ¿qué ocurre con los problemas que no
se pueden resolver?
—¿No ocurre que los que conocen más al delegado tratan de conseguir cosas a lo
amigo?
—No. Aquí renunció uno pero por enfermedad. Era muy bueno. Tenía el 75% de la
mente extraviada cuando renunció —explica Alberto-—. Era combatiente.
—¿Qué diferencia vieron ustedes entre las elecciones del Poder Popular y las otras,
antes de la Revolución?
—Te ofrecían, te ofrecían ... y cuando salían nunca más los veías.
—No, pero está en proceso —dice Carlos, el joven militante—. Él fue fundador del
Partido Comunista en 1938, estuvo en las ORI...
—Bueno, él estuvo en una época enfermo y parece que por eso le aguantaron el
proceso de ingreso...
—Ella está en proceso para la Juventud —señalando a una jovencita que está cerca de
la puerta... y éste —señalando al joven militante.
—Quiero que alguno de los que no sean militantes me cuente lo que para ustedes
significa ser militante del Partido...
—Es un orgullo ser militante. ¡Ésa es la medalla más grande que hay!
—¡Figúrese usted! Un militante tiene que tener las mejores cualidades, en la familia,
en la cuadra, en el trabajo...
—Tiene que ser ejemplar porque el proceso que le hacen es muy exigente.
—¿Ustedes han asistido a asambleas donde se eligen a los trabajadores ejemplares?
—Sí.
—Bueno, puede ser que tenga una serie de cualidades pero que llegue a un punto en
que, vaya, falle en alguna.
—Puede ir a donde otro compañero del Partido a exponerle sus quejas —aclara
Carlos—. El caso se discute en su núcleo y ahí puede decidirse quitarle el carnet u
otro tipo de sanciones. Aquí nadie está exento de crítica. El Partido tiene que estar a
la vanguardia. Un compañero puede fallar, puede ser una falla inconsciente. Hay
diferentes medidas...
—¿Y no sería mejor, más simple, si ustedes que tienen como primer ministro, como
comandante en jefe a Fidel, conocido en todo el mundo por sus extraordinarias dotes,
en vez de discutir los planes económicos, en vez de poner en marcha eso del Poder
Popular, en vez de utilizar el instrumento de la crítica, dejasen que lo hiciese todo
Fidel?
Son las nueve de la noche. Aunque amenaza lluvia, aún siguen llegando compañeros
atrasados, algunos de los cuales cargan previsoramente con su silla.
Más allá, algunos niños juegan aprovechando la fiesta que para ellos supone acostarse
tarde hoy.
Al fondo, alguien pone un disco con el himno nacional cubano y todos los asistentes
se ponen en pie.
—Ésta es la orden del día —interrumpe el delegado— ¿quieren agregar algo mas...?
Levanten la mano los que estén de acuerdo.
La orden del día es aprobada y el secretario vuelve a levantarse para leer los acuerdos
de la asamblea municipal del Poper Popular. Primero da una explicación:
—Se leerán sólo los puntos más importantes. En el trimestre recorrido, la asamblea
popular celebró tres reuniones en las cuales se tomaron 48 acuerdos de los que
resaltaremos los de mayor importancia.
Y comienza a leer:
− Primero: Se llevó a cabo por la Dirección correspondiente del Poder Popular la
recogida de los televisores de los servicios sociales del municipio que estaban
rotos para repararlos y luego hacer una distribución más racional de los
mismos.
− Segundo: Quitar el sistema piloto de ventas en las tiendas de productos
industriales, ya que el sistema no fue acogido favorablemente por la población,
volviendo a establecerse el sistema anterior.
− Tercero: Se desvió la ruta de las guaguas de Las Borlas por la autopista para
satisfacer una justa inquietud de ese barrio.
− Cuarto: Se decidió la implantación del servicio a domicilio de reparación de
televisores.
—Sí, ahora ustedes no van a tener necesidad de mandar sus televisores al taller
cuando éstos puedan ser reparados en la casa —aclara Orestes.
Orestes aclarando:
—Esto ya se realizó.
Y continúa el secretario:
− Sexto: Que la Dirección de Comercio haga gestiones para entregar la ropa más
apropiada a los carniceros y bodegueros, para una mayor higiene de los
mismos.
—Hasta aquí los acuerdos de la instancia municipal. Pasamos ahora a los acuerdos de
la instancia regional.
− Séptimo: Que la Dirección de Salud debe elaborar un proyecto para mejorar las
condiciones internas del hospital regional, de manera que haga más aceptable
la estadía de los enfermos, proporcionándoles mayores comodidades,
distracciones, medios de comunicación internos, información, de manera que
ello influya en la calidad de los servicios que se prestan.
− Octavo: Se acuerda que se haga un ajuste con los otros regionales de la
provincia para que no se distribuyan productos los sábados, lo que ocasiona
dificultades, ya que no funcionan los comercios el domingo, y esos productos
sólo se empiezan a distribuir el lunes. Se acumula así la mercancía con los
consiguientes problemas de transportación. Además, muchos de esos productos
se echan a perder, influyendo considerablemente en las pérdidas que se
producen mensualmente.
Eso se refiere a los productos agrícolas —aclara el delegado—. Llegan los sábados y
a veces se echan a perder como el pepino y la yuca.
—Mire —dice una voz— en la asamblea anterior se contó el caso de una guagua que
se había quedado sin petróleo. Pero no se supo cómo fue eso. Esta semana, esa
guagua, que es puntual en su hora, se quedó sin petróleo en su primer viaje frente al
parque a las 6:30 de la mañana. Yo no concibo que en su primer viaje se quede sin
petróleo.
—El otro día iba en una guagua, el chófer se paró en el camino, estuvo unos 25
minutos y nosotros esperando ahí...
—Mira, en mi casa por lo regular a los niños míos les gusta mucho la fritura esa y
van y compran. Hay días que están divinas, pero hay días en que como están van a la
basura porque no se pueden comer. ¡Fígúrate! El kiosco de acá del parque, cuando
cocina el hombre ese, no se pueden comer...
—Aunque estoy de acuerdo con ustedes —dice Orestes— no creo que se trate sólo de
eso. ¿No estiman ustedes que cuando se abrieron los kioscos empezaron a funcionar
con mucha mejor calidad?
—Bajó la calidad.
—Vamos a pagar los 60 centavos, pero que tengan de todo, pero me lo quitan todo y
cobran igual. ¡Eso no puede ser!
—Bueno, yo quiero señalar que es el pueblo el que manda aquí y es él el que tiene
que estar vigilante de todo eso —aclara el delegado—. Si ustedes leyeron el discurso
de Raúl, se acordarán que él no estaba de acuerdo con esto que está ocurriendo aquí.
Y yo tampoco. Si usted va a comprar pan con croquetas, bueno, tiene un precio, pero
si no hay pan y le venden la croqueta sola, no le pueden cobrar igual. Si no va con
pan, la croqueta vale menos. Es un problema que señaló Raúl y que está sucediendo
aquí. Cuando no hay una cosa, no la hay, pero si la hay, entonces hay negligencia en
la atención al pueblo. Seguro que si eso fuera de un particular estaría arriba de eso
para darle gusto al cliente y lucrar más. Nosotros no debemos permitir que baje la
calidad si están todos los ingredientes.
—Bueno, cuando viene una de esas comisiones, los administradores se vuelven locos
detrás de todo el mundo, pero después se olvidan de todo. A mí me dieron, vaya, un
tapaboca que nunca antes me habían dado.
—Yo te voy a decir que se sabe cuando uno va a un centro y hay control y ayuda —
afirma enfáticamente una joven mulata con un turbante en la cabeza—, El que va a
recibir el servicio, vaya, sabe... eso se ve enseguida.
—Orlando, ¿la avioneta pertenece al INIT? —pregunta una voz de las primeras filas
provocando la risa de todos—. El compañero se refiere a la avioneta que fumiga para
eliminar a los mosquitos—. Desde el sábado pasado que no fumiga...
—Yo les voy a decir algo sobre la avioneta —dice Orestes—. Yo tengo una
proposición para la asamblea municipal que venga. Los problemas científicos hay
que respetarlos, pero nosotros tenemos problemas prácticos, como el de los
mosquitos y ha habido años en que los hemos aguantado mucho con petróleo y
aserrín echado en los distintos charcos. Voy a hacer la proposición de que a los CDR
se les proporcione petróleo y aserrín para que puedan echarle a los charcos de su
cuadra? Eso es una cosa práctica, posible. ¿Están de acuerdo?
Todos asienten.
Una mujer ya mayor se refiere al problema del pan.
Hay un problema con los hornos que no funcionan bien —explica Orestes—. Eso está
en reparación y mientras tanto el pan no puede salir bueno.
—Yo quiero saber qué pasa con los litros de leche que cada día están más sucios —
reclama una voz de mujer—-. El martes la compañera de mi casa, que no pudo venir
a la reunión porque tiene dos chiquitos, me enseñó un litro y tenía en el fondo una
capa verde, verde por completo... Ella me pidió que lo dijera. La verdad es que el litro
estaba que daba grito...
—Sí, ha mejorado.
Se comenta mucho esto. Da la impresión de que muchos tienen litros de sobra en sus
casas.
—Yo estoy seguro de que en cada casa de nosotros hay de 10 a 12 litros, expresa, con
gran seguridad un compañero de alrededor de 30 años, con gorra de taxista.
—En mi casa hay un saco, añade un viejo, alto, como de 2 metros, sentado en un
banquito.
Se hace el silencio. Orestes sonríe contento por la reacción y pasa otra hoja de su
cuaderno:
—Pasemos ahora al tema de la salud pública... ¿Tienen algo que decir del
políclínico?... Yo los veo a todos ustedes muy saludables...
Todos los compañeros se ríen. Una mujer de las que más han participado en los
comentarios, se levanta ahora y dice muy resuelta:
—Yo quiero plantear algo. ¿Saben ustedes qué día pasa el carro de la basura? Porque
lo que es por mi casa hace tres meses que no pasa. Llega hasta la esquina de Tito y da
media vuelta y se va.
Alguien le grita:
—No te saluda... —y la carcajada es general.
—Vamos a hablar con ellos para que indiquen dónde deben ser colocados los tarros
para que sea recogida la basura —dice seriamente Orestes.
—Se están tomando medidas —explica el delegado—. Todos los camiones que llegan
el fin de semana se van a desviar para un lugar determinado que tendrá todas las
condiciones. Será un área para excursiones con su lugar para cambiarse, para comer,
etc.
—Ésa es buena idea porque, tú sabes, uno pasa por esos bosques cuando lleva a los
niños al colegio y ve de todo, de todo... ¿tú me entiendes? ... de todo. (Risas.)
—¿Hay algo más sobre este punto... —pregunta Orestes—. Bueno, entonces pasemos
a educación.
—Existe un problema grande con las madres que trabajan los sábados —expresa
Isabel—. Los círculos y semi-internados cierran a mediodía y los niños quedan
botados en la calle. ¿No podría buscarse una forma de que ello no ocurra, de que, por
ejemplo, los círculos y semi-internados abran todo, el día sábado?
—Antes existía esta situación, pero eran muy pocos niños los que llegaban el sábado
—afirmó la encargada de educación.
—Pero yo he oído muchas quejas sobre esa situación ahora —insiste Isabel.
—Lo que pasa es que por algunas que no los mandan, se perjudican otras que
necesitan este servicio —dice una voz.
—Yo fui miembro del Movimiento "26 de Julio" desde 1956. Y antes, de la Juventud
Ortodoxa, de donde mismo surgió nuestro comandante en jefe. Entonces, durante
esos años, luché en la clandestinidad enviando hombres para el monte, recolectando
armas, haciendo sabotajes, distribuyendo propaganda y estuve preso... pero, a fin de
cuentas, no hice nada comparado con lo que hicieron otros compañeros.
—Estas escuelas existen en todas las provincias —explica— y surgieron en 1967 con
el objetivo de coadyuvar al sistema nacional de educación formando niños desde los
12 o los 13 años. Aquí reciben formación secundaria y preuniversitaria, además de
ciertos conocimientos militares básicos. Cuando egresan como cadetes pasan a
escuelas militares superiores, donde se graduarán como oficiales de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias. Aquí se preparan también futuras maestras que se
integrarán más tarde como tales a la vida civil.
Su uniforme verde olivo fue bautizado con sangre en las calles de Santiago, el 30 de
noviembre de 1956, cuando los combatientes del Movimiento "26 de Julio" lo
vistieron por primera vez para apoyar, con un levantamiento popular y asaltos a
cuarteles, el desembarco del "Granma".
Trascurridos poco más de dos años de cruenta guerra civil, aquel ejército popular, con
las ropas raídas, nacido de las propias entrañas del pueblo, con el jefe de la
Revolución al frente, entraba triunfal en la capital de la república. Entre los barbudos
guerrilleros no había uno sólo que hubiese estudiado en academias militares. El
triunfo de la Revolución significó la destrucción del ejército de Batista, corrompido,
sin principios y sin patriotismo; un ejército postizo con el que Estados Unidos había
sustituido, al final de las contiendas por la independencia, al Ejército Mambí.
"No fue fácil el camino recorrido hasta hoy —agrega Verde Olivo—. Los primeros
días del triunfo revolucionario, cuando al caer el último bastión de la tiranía, tuvo el
Ejército Rebelde que pasar, de la fase de organización de guerrillas y columnas —
cuyos dispositivos principales se encontraban solamente en dos provincias, Oriente y
Las Villas, y decididamente haciendo vida de campaña a cielo abierto— a la fase de
la organización de escuadrones, regimientos, distritos, divisiones y ejércitos."
Hoy, las Fuerzas Armadas Revolucionarias son el núcleo alrededor del cual se
movilizará todo el pueblo cubano para salvaguardar la integridad territorial del país y
las conquistas alcanzadas por la Revolución.
—Yo soy oficial ... teniente, y además secretario de la juventud del Partido en la
escuela. Soy de origen campesino. Mis padres viven en la zona más intrincada de la
provincia de Las Villas, allí donde se sembró el principal foco de la contrarrevolución
después del triunfo... del centro mismo del Escambray, de las montañas del
Escambray donde estuvieron alzados los bandidos. Nuestra familia es procedente de
campesinos de "monte adentro", como decimos nosotros.
—Yo soy obrero y mis padres también. Tengo el grado de teniente y soy delegado de
nuestra circunscripción a la asamblea municipal del Poder Popular de Matanzas.
"Cada uno de estos hombres y cada uno de los ciudadanos de este país capaces de
empuñar las armas, no son simplemente soldados de un ejército, o de la aviación o de
la marina: ¡son, ante todo, soldados de la Revolución! Y cuando llega la hora del
combate son decididos, son resueltos y son heroicos, ante todo, no por disciplina
formal, no por el hábito de obedecer las órdenes de sus superiores jerárquicos. Son
ante todo defensores de una gran causa, de una gran idea; defensores de la causa de
su patria y defensores de la causa revolucionaria del marxismo-leninismo; defensores
de la gran causa del movimiento revolucionario internacional, firmemente
convencidos de la importancia de su extraordinaria misión histórica".
Un gran retrato del comandante Camilo Gienfuegos se alza a espaldas del director. Su
oficina es pequeña y modesta. No se advierten lujos ni adornos superficiales. Nada
sobra allí. Y tampoco nada parece indicar que justamente esa oficina sea la del
director de la Escuela Militar "Camilo Cienfuegos".
Ya en el patio, y sin la presencia del director, el primer teniente Alberto Acevedo, del
grupo de oficíales que comenta las nuevas situaciones creadas por el Poder Popular
en Matanzas, nos explica:
—Fíjense... lo que plantean los capitalistas, según sus conveniencias, es que el
ejército es apolítico... pero lo tienen como un instrumento represivo más hacia el
pueblo. Los miembros de ese ejército, de las fuerzas armadas de los países
capitalistas, ¿a qué clase pertenecen?... eso pregunto yo, ¿a qué clase pertenecen? ... a
la misma clase que ellos reprimen. Los soldados de Chile, de Bolivia y de otros
países, por ejemplo, pertenecen, en su gran mayoría, a la misma clase que ellos
reprimen. Pertenecen a la clase obrera o son campesinos, pero están reprimiendo a los
de su clase, porque les han dicho que el ejército es apolítico y que ellos deben
obedecer las órdenes de sus superiores.
Cuba tiene en la actualidad unas fuerzas armadas técnicamente capacitadas con los
armamentos más modernos gracias a la colaboración de la URSS, y poseedoras de
una disciplina férrea. La razón del poderío militar de las FAR es explicable: casi
desde los primeros meses de la Revolución comenzaron las acciones de sabotaje, los
actos contrarrevolucionarios, las infiltraciones de armas y de agentes, el desarrollo de
bandas contrarrevolucionarias armadas que se hicieron presentes prácticamente en
todas las provincias, a lo largo y ancho del territorio nacional, y comenzaron a
entrenarse las tropas mercenarias que luego invadirían Cuba por Playa Girón. Pero el
mayor peligro radicaba en una posible agresión directa por parte de las Fuerzas
Armadas de Estados Unidos. De ahí que pueda señalarse que las FAR son
eminentemente defensivas.
—Quiero darles un ejemplo que, quizá un poco plásticamente, refleje lo que nosotros
pensamos del Partido.
Justamente, porque los militares cubanos entienden que sus Fuerzas Armadas no son
apolíticas, es que piensan como un oficial negro, miembro de la sección política de la
Escuela Militar "Camilo Cienfuegos":
—El Partido lo es todo para nosotros —dice— Para nuestras vidas es el primer
objetivo: alcanzarlo, lograrlo y militar en él. Como organización política dentro de un
proceso revolucionario como el nuestro es quien dirige todas las actividades de
nuestra sociedad. Somos, dentro de la organización del Partido, los seguidores de las
doctrinas y principios planteados por Marx, Engels y Lenin.
—Mira... el proceso es el mismo que se usa en la vida civil... existe un proceso único
para civiles y militares. Aquí, en nuestra unidad, existen militantes tanto del Partido
como de la Juventud, y de estos últimos existe un gran porcentaje... ya tú ves que
aquí el joven ingresa casi niño... a los 12 o a los 13 años. Entonces, ingresa a las
Brigadas Rojas, que son la cantera de donde se nutre de militantes la UJC dentro de
las escuelas militares. A los 14 años pueden ser elegidos jóvenes ejemplares. Luego
se les sigue un proceso para su ingreso a la Juventud, se les entrevista, se les hace un
análisis. Posteriormente se les presenta a la masa como militantes y se les entrega el
carnet. En fin... hay además otros casos. Por ejemplo, en los batallones donde ya
existen militantes se realizan procesos de captación, donde se estudia a un compañero
durante algunos meses y se le entregan tareas a cumplir, desde el punto de vista
ideológico y político... también se le somete a investigación, se estudia su disciplina,
su actitud ante el estudio, su cumplimiento de las órdenes. Pero, también pasa por una
asamblea de ejemplares y se le presenta a la masa. Es el comité de la Juventud el que
le concede la categoría de militante a un compañero.
—¿Y se puede dar el caso de un oficial que pueda ingresar al Partido sin pasar por la
Juventud?
—Se podía dar el caso —responde el teniente— pero de acuerdo a los estatutos
actualmente vigentes en el Partido, para pasar a ser militante del Partido tiene qué
haber trascurrido no menos de tres años como militante de la Juventud.
Anteriormente había lo que se llamaba el "paso directo"... que era el paso directo de
aquellos compañeros que no quedaron en el proceso de construcción del Partido por
una serie de cuestiones... porque no hubo un buen trabajo en el lugar, porque el
compañero no tenía estabilidad en un centro determinado o porque tenía errores que
en aquellos momentos no le permitían ingresar y que, posteriormente, a través del
proceso de captación, el Partido fue logrando que ese compañero los superara y
adquiriera una serie de cualidades que él debía tener para ser militante. Partiendo de
eso se le concedía la militancia.
—No, no, no. Los comités de base del Partido están integrados por todos los cuadros
de mando, responde el teniente.
Luego agrega:
—En los comités de base de cuadros de mando participan oficiales y suboficiales, en
general todo el personal de plantilla que tiene mando. Sin embargo, se pueden dar dos
variantes. Puede existir un comité de base que sea de oficiales nada más, que tenga
ocho o diez oficiales militantes, o puede existir un comité de base integrado por
profesores y oficiales, porque la cantidad de oficiales que haya no sea suficiente para
constituir esa organización... hay muchos profesores que no son militares, sino
trabajadores civiles de las FAR.
En la actualidad, alrededor del 85 por ciento de los oficiales de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias pertenecen al Partido o a la Juventud, y en algunas unidades esa cifra
alcanza el 90 por ciento.
El mayor reitera:
—Miren, como militar, el teniente Marino tiene que obedecerme si no quiere
buscarse problemas... tiene que saludarme militarmente, pedirme permiso para
retirarse y hacer todo eso. Ahora, como resulta que él es dirigente del Partido y yo no,
tengo que acatar todas las órdenes que partidariamente él me dé,... estoy en la
obligación de acatarlas y acatarlo a él porque es dirigente del Partido.
"En la paz, un número de compañeros está sobre las armas, que necesitan montar
guardia permanente en defensa de la Revolución, y en la guerra son todos los
ciudadanos los miembros de las fuerzas armadas que defenderían al país."
Así dialogaba Fidel con los periodistas que cubrían las informaciones relativas al
proceso eleccionario desarrollado en la provincia de Matanzas, el 30 de junio de
1974, para elegir los delegados a los órganos del Poder Popular.
Y añadía:
"De modo que lo más natural es que el soldado participe, como participa en
actividades productivas, como participa en todas las actividades ciudadanas, porque
no se puede concebir que el militar no tenga derecho a voto. Es absurdo. Sería
privarlo de un derecho de todo ciudadano dentro de la sociedad de los trabajadores."
—Vaya... fue una cosa nueva para nosotros —explica el primer teniente Alberto
Acevedo— ... nueva para nosotros que no habíamos participado nunca en este tipo de
votaciones tan masivas... y nuevas porque por primera vez en la historia de nuestro
país los militares tienen derecho a voto. Pero, sin embargo hay una gran diferencia
respecto de las elecciones que se hacían antes del triunfo de la Revolución. Incluso,
ustedes ven que en América Latina está el ejército, la guardia rural, la fuerza
imponiéndose en las urnas,... y más encima plantean que son apolíticos. Pero, ¿quién
cuida las urnas aquí?... Ustedes iban a un colegio electoral aquí en la provincia de
Matanzas, a cualquier municipio, y quienes estaban allí cuidando las urnas y
dirigiendo el orden eran los pioneros... niños de 9 o 10 años eran los que estaban
dirigiendo la votación ese día.
—Sí —afirma el teniente Marino—, aquí se dio un matiz inverso a las elecciones de
antes de la Revolución. Aquí eran los pioneros quienes nos entregaban la boleta
electoral y nos acompañaban a votar... y en el caso específico de nuestra escuela, eran
las "camilitas", las compañeras que tenían 13, 14 o 15 años y que por eso no podían
votar.
—Nosotros pusimos en toda la escuela, en los batallones, en los comedores, por todos
lados, la biografía de los cinco candidatos. Allí estaba puesta la foto y la biografía de
los cinco. Así, todo el personal, mucho tiempo antes, leyó y conoció a cada uno,
conoció lo que era y pudo votar libremente por el que entendió que era el que tenía
más condiciones para representarlo ante el Poder Popular. Aquí votamos
novecientos... novecientos y pico... la verdad es que no recuerdo bien, manifiesta el
subteniente Miguel Barceló.
—Yo saqué 856 de esos 900 votos,... anulados creo que fueron unos 15 o 20.
El teniente Marino fue elegido el 30 de junio de 1974, en la primera vuelta de las
eleciones. De tal manera, no tuvo que acudir a la segunda vuelta, realizada el 7 de
julio, prevista para los casos en que ninguno de los candidatos de una circunscripción
dada obtuviera la mayoría de los votos emitidos en la primera vuelta.
¿Por qué el teniente Marino sacó tal cantidad de votos?, preguntamos al grupo de
oficiales de la Escuela Militar "Camilo Cienfuegos".
Hay una cosa que es significativa en el compañero que es lo que contribuyó a que
sacara tal cantidad de votos, explica el teniente secretario de la UJC en la escuela.
Y agrega:
—En primer lugar, es un compañero joven y tiene una trayectoria muy amplia. El
compañero Marino participó como camillero en Playa Girón a la edad de 14 años,
una temprana incorporación a las actividades de la Revolución y a la defensa de la
patria... tiene una trayectoria limpia y muy rica y además un buen nivel cultural que
le permite enfrentar esta situación. El compañero tiene segundo año de ciencias
jurídicas y además lleva dos años en nuestra unidad. De los cinco compañeros
candidatos que había era el que tenía mayores condiciones.
—Y usted teniente Acevedo... ¿votó por el teniente Marino?... Nosotros sabemos que
el voto era secreto, pero de eso hace ya casi un año... Las risas estallan junto al
titubeo del primer teniente Alberto Acevedo.
Las funciones de los militares-delegados son las mismas que tienen el resto de los
delegados civiles. Por lo tanto, son portavoces de los problemas que plantean sus
compañeros en relación con todos los problemas que afecten a la población de la
zona en que está ubicada la circunscripción, o, incluso, de la ciudad en general.
Desde ese punto de vista, las unidades están concebidas como el lugar de residencia
de los miembros de las Fuerzas Armadas que allí habitan.
Un oficial rinde cuentas
"La otra proposición que hicimos —pero que debe canalizarse por las autoridades
administrativas correspondientes— es que las alumnas que se gradúan el día 2 de
julio tengan facilidades para adquirir un corte de género para esa graduación. La
respuesta está pendiente."
La inmensa mayoría de los electores del teniente Marino son adolescentes: los
alumnos de la Escuela Militar "Camilo Cienfuegos". El propio delegado con sus 28
años parece apenas un poco mayor que ellos cuando desde un tablado termina de leer
su rendición de cuentas ante los casi 900 "camilitos" reunidos en la amplia explanada
de la escuela.
Esto no impide, sin embargo, que, después de una vacilación inicial, los estudiantes
comiencen a plantear críticas y sugerencias.
—Yo creo muy correcta la sugerencia del compañero y la elevaré como propuesta por
escrito al Ejecutivo. Tan pronto tenga una respuesta se las comunicaré —expresa el
teniente Marino.
Una "camilita" avanza apoyada por los aplausos de sus compañeras y plantea:
—Aquí cerca hay una pizzería, pero ¿qué pasa?... cuando está llena la cancha a uno le
dicen que pase al salón donde hay asientos... Yo pasé pedí una pizza y resulta que la
pizza vale más allí que en la cancha y yo andaba trayendo el dinero justo... ¡Se
imaginan ustedes! (risas). Bastaría que pusieran un aviso con los dos tipos de precios.
—Éste no sólo es el problema de esa pizzería, por eso es que la asamblea municipal
propuso que se diera una información suficiente al usuario —señala el teniente
Marino.
La asamblea continúa con una serie de otras intervenciones, tanto de los "camilitos"
como de las "camilitas" y también de los profesores del establecimiento.
El primer delegado
—El compañero sargento —dice el primer teniente Juan Montelongu a una revista
cubana— se convirtió en personalidad histórica, diría yo, porque se hizo en América
Latina el primer militar representante del Poder Popular. Es que de todos los países
latinoamericanos, fue el nuestro donde por primera vez los combatientes disfrutaron
de este gran derecho ciudadano: elegir y ser elegido a los órganos de poder estatal. Lo
que pasa es que en la provincia fuimos los primeros en terminar las elecciones, de
manera que Pablo llegó a ser el primer delegado popular en la República de Cuba.
—Se considera comunista viejo, a pesar de que no tiene el carnet de militante —dice
el sargento Pérez Hernández— ¿quieren saber por qué?
Casos como el del sargento Pablo Pérez hay muchos. Los miembros de las FAR
podían ser elegidos tanto en su circunscripción especial, si vivían en unidades
militares, como en su propio barrio, ya que allí tienen la misma condición que tiene
todo cubano: trabajador y vecino.
Y no hay más explicación que ésa. Como dijera un día Fidel: "No son tanques contra
el pueblo... es el pueblo con tanques".
BIBLIOGRAFÍA MÍNIMA SOBRE CUBA
Entre la enorme bibliografía publicada acerca de la Revolución cubana, nos
limitamos a proporcionar los títulos principales y más accesibles:
Barkin, David, et al., Cuba: camino abierto, México, Siglo XXI, 1973.