LEDESMA. Generalidades Cautelar
LEDESMA. Generalidades Cautelar
LEDESMA. Generalidades Cautelar
- LATUTELA
- CAUTELAR Y
DE EJECUCIÓN
a. ¡MEDIDAS
A ATELARES
I
CAPÍTULO
ASPECTOS GENERALES
SOBRE LAS MEDIDAS CAUTELARES
EN EL PROCESO CIVIL
El tiempo que toma el proceso va a generar situaciones que frustren las expec-
tativas del accionante, como sucede si se altera la situación de bienes o derechos
litigiosos, produciéndose una posible iniquidad al obtener el actor, en el futuro,
una
sentencia favorable que acoja su derecho, pero que en definitiva no pueda efecti-
vizarse porque el deudor se tornó insolvente disipando su patrimonio ejecutable.
¿Esa es la tutela efectiva a la que aspira el accionante? Es la duración inevitable
del proceso la que contribuye a que el demandado burle total o parcialmente
aquellos derechos que el actor reclama y que le pudieran corresponder. Es por
ello que el legislador ha creado un mecanismo procesal llamado medida cautelar,
para evitar esos fraudes y conseguir la efectividad de la resolución judicial
puesta
en peligro por la propia duración del proceso. Si las necesidades que se postulan
son alcanzadas mediante una tutela con dilatadas satisfacciones, esto debe ser
un indicador para incorporar nuevas situaciones que puedan coadyuvar a cons-
truir una tutela más efectiva; por ello, resulta acertada la opinión de Marinoni?
cuando dice que el proceso civil es una “técnica” que sirve para la tutela de los
(MONROY PALACIOS, Juan. “Del mito del proceso ordinario a la tutela diferenciada”.
En: La tutela
procesal de los derechos. Palestra, Lima, 2004, P..27.
En ese sentido, la Corte Superior de Lima ha indicado que “las medidas caute-
lares son la modalidad de la actividad judicial que tiene por finalidad el
resguardo
de los bienes o situaciones extraprocesales con trascendencia jurídica los cuales
por falta de custodia, se podría frustrar la eficacia de la sentencia a expedirse.
Las
medidas cautelares tienen su fundamento en la necesidad de mantener la igualdad
de las partes en el juicio y evitar que se convierta en ilusoria la sentencia que
ponga
fin al proceso, busca asegurar de forma preventiva el resultado práctico o la
efica-
cia de la sentencia a expedirse” (Exp. N* 2195-2009, Cuarta Sala Civil de Lima).
2. La efectividad de la tutela hay que mirarla bajo dos planos: uno que repre-
senta la idoneidad específica del remedio técnico (garantía) a utilizar; y el otro,
en la materialización que —a través de la Jurisdicción— se debería alcanzar como
manifestación de concreción de la tutela recabada.
(4) MORELLO, Augusto M. “Las garantías del proceso justo y el amparo, en relación
a la efectividad de
la tutela judicial”, En: Arazi Roland (coordinador). Derecho procesal en vísperas
del siglo XXI. Temas
actuales, en memoria de los profesores Isidoro Eisner y Joaquín Alí Salgado. Ediar,
Buenos Aires, 1997,
pp. 323-324,
(8) COUTURE, Eduardo. Estudios de Derecho Procesal Civil. 2* edición. Tomo TIL
Depalma, Buenos
Aires, 1978, p. 281.
pronunciamiento futuro del órgano jurisdiccional: esto es, de evitar que un posi-
ble fallo favorable a la pretensión deducida quede (...) desprovisto de eficacia
por
la conservación o consolidación irreversible de situaciones contrarias al derecho
o interés reconocido por el órgano jurisdiccional en su momento”**.
Para Bacre'”, las medidas cautelares que se dicten están destinadas más que
a hacer justicia, a dar tiempo a la justicia de cumplir eficazmente su obra. Bus-
can asegurar el resultado práctico de la sentencia que debe recaer en un proceso
principal determinado para que la justicia no sea olvidada, haciendo de imposible
cumplimiento el mandato judicial. Hay, pues, un efecto retroactivo en la senten-
cia que obliga al juez a colocar su resolución en el momento de la demanda, de tal
manera que siendo aquellos derechos los que deben satisfacerse al demandante no
es dado asistir impasiblemente a su posible desaparición durante el curso del
litigio.
(1) MONROY PALACIOS, Juan. “Del mito del proceso ordinario a la tutela
diferenciada”. Ob. cit. p. 38.
(14) MONROY GÁLVEZ, Juan y MONROY PALACIOS, Juan. “Del mito del proceso ordinario a
la tutela
diferenciada. Apuntes iniciales”. En: Sentencia anticipada (despachos interinos de
fondo). Peyrano
(director). Rubinzal-Culzoni editores, Buenos Aires, 2000, pp. 175-176.
(16) ALSINA, Hugo. Tratado teórico práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial.
2* edición. Tomo V. Ediar,
Buenos Aires, 1962, p. 512.
(17) MONROY PALACIOS, Juan. “Del mito del proceso...”, Ob. cit., p. 43.
rr
| todas las circunstancias, el bien jurídico dañado, por ejemplo, cuando está en
juego la vida misma o la calidad de esta, la intimidad, los derechos personalí-
simos, etc. Como se dice, se pide el aseguramiento, no para que la jurisdicción
resuelva el conflicto, sino para que genere otro tipo de respuestas, otras situa-
ciones que proporcionen una real efectividad del derecho, en tanto se alcance
la certeza; sin embargo, también existen medidas que buscan conservar alguna
situación de hecho en discusión o anticipar los efectos de lo que se busca, como
los que se regulan en nuestra legislación bajo la figura de las medidas innovati-
vas y temporal sobre el fondo.
(18) ORTELLS RAMOS, Manuel, “El proceso cautelar civil (una aportación a su teoría
general)”. En: Estudios de Derechos
Mercantil, en homenaje al profesor Manuel Broseta Pont. Tomo II. Tirant lo Blanch,
Valencia, 1995, p. 2701.
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar y de ejecución. Medidas cautelares
“No afecta la libre disponibilidad de bienes por parte de los justiciables (por
citar al embargo) ni tampoco impera que se mantenga el estatus existente al momento
de la traba de la litis. Va más lejos ordenando, sin que medie sentencia firme, que
alguien haga o deje de hacer algo en sentido contrario al representado por la
situa-
ción existente. De ahí que para su dictado se requiere la concurrencia de los
presu-
puestos básicos generales, a saber: la verosimilitud del derecho -fumus boni iuris
—,
el peligro en la demora y la contracautela, a los que se agrega un cuarto requisito
=>
(19) PEYRANO, Jorge. Medida cautelar innovativa. Depalma, Buenos Aires, 1981, p.
22. Véase también
en PEYRANO, Jorge. Derecho Procesal Civil de acuerdo al CPC peruano. Ediciones
Jurídicas, Lima,
1995, p. 276.
Hay diferencias sustanciales entre las medidas cautelares y las medidas anti-
cipadas, conformadas por la temporal sobre el fondo y las innovativas. La tutela
cautelar se satisface con la apariencia del derecho —esto es, no requiere de un
cono-
cimiento profundo de la materia controvertida— y el peligro en la demora; en tanto
que la anticipatoria, requiere el acopio de los elementos indispensables para pro-
vocar en el juez un mayor grado de certeza acerca de la existencia del derecho,
debiéndose, además, acreditar la alta probabilidad de un perjuicio irreparable.
En la medida cautelar, el objeto no suele identificarse con el objeto de la preten-
sión en tanto que lo contrario sucede en el supuesto de las decisiones anticipato-
rias en que la aludida asimilación entre lo reclamado y lo anticipado constituye
su primordial arista, generando una especie de coincidencia de la medida que se
anticipa con el objeto de la pretensión. Las medidas cautelares están encaminadas
a resguardar las probabilidades de materializar la sentencia de mérito a dictarse
en autos o, como se dice, se busca asegurar la eficacia práctica de la sentencia
y lo hacen protegiendo hasta ese momento el objeto de la pretensión, por lo que
el impacto o la consecuencia beneficiosa de esa medida cautelar trabada recién
repercutirá en la esfera de intereses de su titular luego de acaecido el prolongado
lapso de contienda eventualmente desigual; en cambio, la resolución anticipato-
ria procura que quien aparece primigeniamente como titular del derecho transite
por el ¡ter procesal gozando de este. No es superfluo concluir que las medidas
cautelares tienden a evitar que la justicia no se torne ilusoria luego de dictada
la
sentencia, más resulta claro que estas permanecen indolentes a las necesidades
de justicia suscitadas durante el transcurso de las etapas previas al dictado de la
sentencia definitiva; las anticipatorias se encaminan a concretar el valor justicia
en la medida y en la oportunidad en que la iniquidad existe, a la vez que impiden
la inercia y la pasividad frente a la consumación de esta”.
(22) PEYRANO, Jorge. “La medida autosatisfactiva: forma diferenciada de tutela que
constituye una expre-
sión privilegiada del proceso urgente. Génesis y evolución”. En: Medidas
autosatisfactivas. Peyrano
(director). Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2002, p. 13.
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar y de ejecución. Medidas cautelares
Es una especie dentro del género de los procesos urgentes, categoría que eng-
loba una variedad de procedimientos como las resoluciones anticipatorias y las
medidas cautelares propiamente dichas. Todas ellas tienen algo en común: el factor
tiempo tiene una relevancia superlativa. Cuando se está ante un proceso urgente,
dice Peyrano*%, siempre concurre una aceleración de los tiempos que normal-
mente insume el moroso devenir de los trámites judiciales. A veces se tratará del
despacho de una diligencia, sin oír previamente al destinatario de esta, y en otras
ocasiones de resolver sobre el mérito de una causa sin que todavía se encuentre
en estado de declarar el derecho o de “sumarizar” la extensión del debate Judicial.
Para Peyrano esta anomalía del tiempo en el proceso no es advertida por la mayoría
de legislaciones procesales de Iberoamérica, a las que critica su silencio sobre lo
que califica como “urgencias puras”, es decir, las que requieren per se una pronta
respuesta jurisdiccional sin referencia a otras consideraciones o a procesos prin-
cipales presentes o futuros. Dice que la “urgencia pura” se presenta cuando se da
un verdadero periculum in damni y no un simple periculum in mora, vale decir
que se da una fuerte probabilidad de que se genere un grave perjuicio a un justi-
ciable si los estrados judiciales no hacen ya mismo lo conducente a conjurarlo. El
citado autor, para graficar la necesidad de la medida Urgente, propone el siguiente
ejemplo: una persona de edad avanzada y viuda que se encuentra en estado coma-
toso debe ser operada de inmediato. El equipo médico quirúrgico interviniente
en atención a la complejidad de la operación y posibles secuelas— reclama el con-
sentimiento de sus dos hijos. Sucede que uno lo otorga y el otro lo niega. He aquí
una muestra de “urgencia pura” que exige el despacho de una solución urgente no
cautelar, y que ninguna otra acción principal acompaña o acompañará el pedido
de autorización judicial para que se proceda (o no) a dicha intervención quirúr-
gica. A través de este ejemplo afirma Peyrano que la autosatisfactiva cubre una
importante función preventiva de daños y de la comisión de conductas contrarias
a Derecho. Vale decir, que sirve eficazmente para instrumentar una tutela judicial
preventiva que guarda relación con el perfil deseable del juez civil de hogaño, que
también puede y debe brindar una jurisdicción preventiva.
Con todas las especies con la que se presenta la tutela urgente se busca dotar
a los jueces de mayores atribuciones en lo referente a la dirección y ordenamiento
de la causa, de manera tal que el proceso, sin dejar de responder a las exigencias
fundamentales del principio dispositivo , no se desarrolle como un juego de ficcio-
nes librado a la habilidad ocasional de los litigantes para lo cual se otorga
facul-
tades a los jueces para que hagan posible, con celeridad y eficacia, la función de
garantía que constituye el objeto de estas medidas y, al mismo tiempo, impedir
perjuicios innecesarios para el deudor. No basta con alcanzar veloces pronuncia-
mientos, es necesario que el ordenamiento opere con resoluciones que puedan
resultar de cumplimiento materialmente posible.
Como se podrá evidenciar de la tutela cautelar, que fue pensada para asegu-
rar una acción de conocimiento que presuponía la violación del derecho mas no
para remover los efectos concretos del acto contrario a derecho, las tutelas judi-
ciales de hoy tienen una postura de mayor intervención en el proceso por parte
del juez, con la limitación práctica del principio dispositivo y una evidente acen-
tuación del principio publicístico que se traduce en las normas de nuestro Código
Procesal Civil. En esa línea, no podemos dejar de citar el caso de las “medidas
de protección” que acompañan además como una posibilidad a las tutelas anti-
cipatorias en nuestra legislación, las que aparecen consagradas en textos legales
(25) Dice Peyrano que despachada correcta y exitosamente una anticautelar mejoran
sensiblemente las cosas
para la posible víctima de un abuso procesal cautelar. Es que su dictado involucra
una orden judicial
que no puede ser desconocida y cuya desobediencia, entre otras consecuencias,
acarrea la nulidad de la
cautelar decretada a pesar de la existencia de una anticautelar, lo que conjuga
adecuadamente con una
de las derivaciones de la violación de la prohibición de abusar procesalmente cual
es aquella que reza
“que ninguna ventaja puede reportarle al abusador su conducta”,
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar y de ejecución. Medidas cautelares
como la del artículo 677 del CPC cuando se refiere a conflictos familiares?” y a
las cautelas posesorias que regula el artículo 684 del CPC*”,
(28) “Con motivo de una pretensión resarcitoria promovida por los padres de un
menor que se accidentara en
una acumulación de aguas formada en terrenos del ejército argentino, el tribunal
interviniente, de oficio,
además de hacer lugar a las pretensiones del demandante, dispuso —advertido de la
grave situación de
peligro existente para la comunidad, por la posibilidad cierta que se repitieran
accidente análogos— la
construcción de un cerco que aislara las excavaciones inundadas, la colocación de
carteles bien visibles
que indicarán el riesgo y el mantenimiento de un servicio permanente de vigilancia
en el lugar, todo
bajo apercibimiento de ser efectuado por la Municipalidad de Quilmes y a costa de
la demandada. A tal
creativa y adecuada solución arribó el tribunal interviniente luego de fundar
extensa e ilustradamente su
postura, no obstante que nada pidió en tal sentido la actora. La segunda de las
mencionadas resoluciones
judiciales también se trataba de un proceso de daños donde, igualmente, el tribunal
(aparte de satisfacer
las pretensiones resarcitorias del actor) arbitró, oficiosamente, medidas
encaminadas a impedir la repe-
tición de siniestros análogos, haciéndose así otra vez realidad la función
preventiva de daños que hoy se
reconoce como un poder un deber de los magistrados”. PEYRANO, Jorge W. “La
performatividad en el
proceso contemporáneo. Su incorporación al nuevo ordenamiento procesal civil
peruano”. En: Themis,
N* 22, Lima, p. 16.
Aspectos generales sobre las medidas cautelares en el proceso civil
papel convalidante”*”,
(29) Ídem.
(30) CARNELUTTI, Francesco. Derecho y proceso. Ejea, Buenos Aires, 1971, p. 413.
A
(31) CARNELUTTI, Francesco. Instituciones del proceso civil. Vol 1. Ejea, Buenos
Aires, 1959, p. 86. Agrega
el autor que la función mediata del proceso cautelar implica, por lo tanto, la
existencia de dos procesos
respecto de la misma litis o del mismo asunto; el proceso cautelar, a diferencia
del proceso definitivo,
no puede ser autónomo; el proceso definitivo no presupone el proceso cautelar, pero
el proceso cautelar
presupone el proceso definitivo. No se excluye, naturalmente que el proceso
cautelar no acompañe el
proceso definitivo, pero ello solo puede ocurrir si antes del cumplimiento de este
se extingue la litis”.
Ob. cit., p. 87.
(37) Explicando esta mutabilidad, Ottolenghi señala: “La providencia cautelar que
ordena un embargo sobre
determinado bien del deudor puede ser susceptible de modificación y en un momento
dado, trabarse
sobre otro activo del mismo. En cualquier estado del cumplimiento de la
providencia, y aun después
de haberse llevado a cabo y aplicado la medida, puede sustituirse esta por otra, y
todavía ampliarse o
disminuirse”, Ibídem, p. 529.
Aspectos generales sobre las medidas cautelares en el proceso civil
Por último, recurre al proceso cautelar para construir, a partir de él, otros
criterios diferenciadores que permitan sostener la autonomía de la cautela, como:
a) lo sumario del trámite; b) la reserva del trámite, esto posterga la
contradicción
y permite que el juez cuando resuelva lo haga con el solo mérito de las manifes-
taciones y pruebas de la parte que ha solicitado la medida cautelar.
El proceso cautelar no deja de ser tal por el hecho de que se haya diferido el
contradictorio para luego de efectivizada la medida ordenada; se trata de diver-
sas maneras de estructurar el proceso. Tampoco por el carácter instrumental de
la actividad cautelar: tanto el proceso cautelar como el proceso de ejecución de
sentencia están destinados ambos a asegurar el resultado práctico de la sentencia
definitiva de un proceso principal; en el primer caso, en forma anticipada y con
base en la verosimilitud del derecho; en el segundo caso, con posterioridad al
dictado de una sentencia firme en el principal y con base en la certeza que emana
del título ejecutivo. Ottolenghi*” defiende la autonomía por el carácter sumario y
la rapidez con que debe procederse, por el hecho de que en el proceso tramita en
forma reservada y por la circunstancia que los trámites del proceso cautelar no
tienen influencia e importancia en la secuela del proceso principal. Hay, además,
una provisionalidad en la composición de la litis, una finalidad de actuar provi-
soriamente el derecho subjetivo. Con relación al proceso que le ha dado origen
y al que se encuentra vinculada, la autonomía del proceso cautelar es evidente:
nada tiene que hacer el proceso cautelar con el principal pues sus actuaciones no
producen ningún efecto ni anticipan ningún resultado para la cosa juzgada que
habrá de venir con la sentencia.
dl UT A eo da
A todo ello tenemos que señalar que las probabilidades del derecho para
lograr una medida de aseguramiento o anticipatoria es resultado del prejuzga-
miento que hace el juez con la información sumaria que brinda una de las par-
tes; a diferencia de los procesos de cognición plena, cuyo resultado final es fruto
de un juzgamiento en el que se ha dado la posibilidad del contradictorio y cuyo
efecto final se reflejará en la sentencia. Eso no significa que lo construido como
tutela cautelar sea vinculante con la decisión final que se tome en el debate prin-
cipal; perfectamente, el juez puede apartarse de su posición inicial expuesta en la
resolución cautelar, y ello se justifica porque dicha decisión se construyó con una
información limitada por la urgencia, sin mayor actuación probatoria que la que
se muestra en un estadio inicial del proceso.
Las medidas preventivas son actos que deben librarse o ejecutarse a titulo sin-
gular sobre determinados bienes de un patrimonio o sobre determinada actividad
Aspectos generales sobre las medidas cautelares en el proceso civil
de un sujeto parte, no pueden por tanto decretarse contra persona a título general
o universal (Cas. N” 2604-2005-Cajamarca).
fondo a tal punto que para algunas Opiniones la tutela anticipatoria que se cons-
truye genera una especie de cosa juzgada provisoria en la litis.
q == E —m _ _ -— Q>.————_
Aspectos generales sobre las medidas cautelares en el proceso civil
Los jueces tienen la obligación de actuar con celeridad ante una solicitud
cautelar, de forma tal que se garantice realmente la efectividad de la medida cau-
telar. Algunos autores califican a esta intervención como el derecho a que se tra-
mite la solicitud cautelar sin dilaciones indebidas, como un paralelo al derecho a
un proceso sin dilaciones indebidas. Sobre el particular el Tribunal Constitucional
ha señalado que “es un deber del juez constitucional dotar de la prioridad debida y
actuar con una diligencia especial en la tramitación de los pedidos cautelares que
conozca. De no tenerse presente ello, una medida que debería ser concebida como
cautelar y excepcional, en el marco de procesos de tutela de urgencia, se converti-
ría en un instrumento inoperante, resquebrajando la capacidad de respuesta de la
constitucionales, y que el afectado con tales actos o resoluciones haya agotado los
medios procesales de defensa o impugnación, de modo que la decisión que viene
al juez constitucional sea una que ha adquirido firmeza en su trámite procesal.
(46) Véase STC Exp. N” 1209-2006-PA/TC-LIMA Compañía Cervecera Ambev Perú S.A.C.
Marianella Ledesma Narváez / La tutela cautelar y de ejecución. Medidas cautelares