Resumen
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Resumen
FRESNILLO
TUTORIAS
DOCENTE:
ALUMNO :
INGENIERIA EN MINERIA
3 “B”
RESUMEN
Introducción
En las últimas décadas se ha utilizado el término neoextraccionismo para explicar El boom del desarrollo de productos
primarios en América Latina (García Zamora y Grinspun, 2015; Gudynas, 2009; Veltmeyer y Petras, 2015). En el
contexto del neoextraccionismo, los minerales son un ejemplo destacado. Regalo El artículo participó en discusiones
relacionadas con la conversión. Influenciado por la economía minera de México y brinda información sobre su rol
Desarrollar tecnología de minería de oro y plata, especialmente en Los últimos tres años. La investigación muestra que el
cambio tecnológico El período anterior, junto con el aumento de los precios internacionales, es tan importante como la
política económica neoliberal. Entender que es el nuevo extractivismo.
La historia de la producción minera de México se puede dividir en diferentes períodos para su análisis. Si omite el largo
período precolonial, que Los metales preciosos se utilizan principalmente en artículos de lujo, Identificar este período
como el primer período de extracción de oro. La plata se fabrica de forma sistemática, con la firme intención de
convertirla en moneda. Durante el período colonial, el proceso de producción de minerales metálicos se basó en la
explotación de mano de obra indígena. Tiene El sistema de registro del trabajo minero es el siguiente en orden
cronológico: encomienda, esclavitud, trabajo forzoso y trabajo contratado. (Bakewell, 1990).
La segunda etapa considera el desarrollo e implementación de una nueva tecnología en extracción, procesamiento y
fundición, así como en Expansión de la metalurgia a otros minerales; comienza el período El porfiriato no duró hasta los
primeros tres o cuatro años del siglo XX. está Durante este período, el plan de producción único de la colonia Extracción
de metales preciosos, especialmente plata, para diversificación. En la producción de metales industriales, como metales no
ferrosos y acero (plomo, cobre, zinc, hierro y carbón).
El tercer periodo se inauguró en la segunda posguerra, con el auge de la expansión minera a la explotación de minerales
no metálicos (azufre, fluorita y barita) (Sariego et al., 1988). Esta etapa, comprendida dentro del periodo de
industrialización por sustitución de importaciones (isi), hizo que se consolidara el sindicalismo minero, así como la
intervención del Estado en el sector, donde el instrumento principal fue el programa de mexicanización de la minería.
De acuerdo con la etapa más común que enfatiza los cambios en la política gubernamental como una variable clave, el
cuarto período de la minería mexicana comenzó en 1982, cuando la economía se abrió a la política. Neoliberales (López y
Eslava, 2013); como respuesta al estado Intervención y bienestar (Anderson, 2003). Las características de este período son
Para reformar el artículo 27 de la Constitución, firmar un libre acuerdo. Comercio de América del Norte (TLCAN) y la
promulgación de nuevas leyes Como la agricultura, la minería y la inversión extranjera, terminaron Plan de
mexicanización para dar paso a la existencia de grandes empresas multinacionales. 4 Este fue también el momento en que
se inició la automatización del proceso productivo (Sariego et al., 1988). Su apogeo es desde finales de la década de 1990
hasta el siglo XXI.
En este apartado se abordan los tres primeros periodos de desarrollo tecnológico en la minería en México. En la época
colonial, el sistema productivo se basaba casi en exclusivo en la extracción, el beneficio y el comercio de los metales
preciosos, en especial de la plata. Los filones de mineral se explotaban mediante la excavación abierta, para luego ahondar
a mayor profundidad, lo que llevó a construir túneles retorcidos y estrechos que causaron muchos problemas
operacionales –sistema de rata, como se le conocía en la Nueva España.
La primera mejora técnica consistió en la construcción de socavones y túneles inclinados que conectaban las galerías
inferiores para facilitar la ventilación, el drenaje y la extracción de mineral. El primer socavón que se construyó para dar
servicio a varias minas fue en 1556, en la montaña del Potosí (Bakewell, 1990). La perforación de grandes tiros y galerías
fue consecuencia de la introducción de la pólvora en explosiones subterráneas. Al hacerse más profundos los tiros, fue
necesaria la utilización de malacates para subir el mineral a través de ellos –mecanismos simples de una polea tirada por
animales (Brading, 1975).
Las técnicas de procesamiento también evolucionaron durante el dominio español. La fundición fue la primera aplicación
tecnológica utilizada; mediante este procedimiento se refinaban pequeñas cantidades de mineral con altas concentraciones
de plata (Ramos Ramírez, 2014). Otra técnica de procesamiento de metales que se expandió con gran rapidez fue el
beneficio con azogue o mercurio. Alrededor del año 1600, en la Nueva España existían 370 haciendas que las utilizaban
para extraer plata (Bakewell, 1990).
El segundo periodo de producción minera, se enmarca durante el triunfo de la Reforma y el despojo de los bienes
pertenecientes al clero que consolidaron una nueva aristocracia laica, poco emprendedora. La llamada hacienda porfiriana
no representó un avance significativo sobre el modelo colonial, dado que no capitalizó otros procesos, y sólo explotó
minerales preciosos de vetas ricas y poco profundas. Sin embargo, recurrió a las inversiones de capital internacional,
sobre todo el estadounidense (Rosenzweig, 1988).
Durante la etapa del procesamiento del mineral destaca la construcción de varias fundiciones. Las primeras plantas que se
construyeron en México, fueron en Monterrey y en Aguascalientes en 1891 y 1894, respectivamente. Vendrían después
las de Velardeña, en Durango y Avalos, en Chihuahua, que en conjunto procesaban 40% del plomo y 20% de la plata
producida en el país (Sariego et al., 1988). La introducción de la cianuración también fue un aspecto importante para
aumentar la eficiencia de la metalurgia de metales preciosos, y pasó desde 60%, correspondiente a la amalgamación, hasta
92% (Sariego et al., 1988). La introducción de esta técnica incrementó la producción nacional de oro de 1 477 kilogramos
en 1891 a 41 420 kilogramos en 1910 (Bernstein, 1964). Hacia 1920 los óxidos y sulfuros de cobre, plomo y zinc,
contenidos en las rocas, comenzaron a ser tratados por la flotación selectiva. Esta técnica permite la separación de
compuestos metálicos mediante el uso de reactivos, y se acompaña de lixiviación, molienda, trituración, filtrado y secado
(Sariego et al., 1988).
Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos fue el principal destino exportador de México, no sólo de minerales,
sino también de productos agropecuarios y de manufacturas, los cuales superaron las exportaciones mineras (Tello, 2008).
De hecho, la producción de plata disminuyó de 2 570 394 a 1 900 352 kg de 1940 a 1945, al igual que la de oro, de 27 468
a 15 530 kilogramos durante el mismo periodo (inegi, 2010).
En el tercer periodo de producción minera, después de la posguerra, la actividad industrial se incrementó entre 1958 y
1970, sin embargo, la minería en su totalidad no representó más del 20% de las exportaciones. Para 1959, sólo aportó 5%
del pib, aunque México era el primer productor de plata del mundo, el segundo en azufre, fluorita y bismuto, el tercero en
plomo y el cuarto en zinc y barita (Tello, 2008). La publicación de la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en
Materia de Exploración y Aprovechamiento de Recursos Minerales de 1961, pretendió asegurar el control sobre el sector
minero por parte del Estado y el capital nacional, para permitir el crecimiento de la minería y orientar la producción
minera hacia la industria y el mercado nacional (Delgado Wise y Del Pozo Mendoza, 2001).
Desde la década de los cincuenta, se inició la introducción de maquinaría electromecánica y diésel en la minería, lo que
permitió la explotación de reservas de baja ley o tajos a cielo abierto, facilitada por el uso de maquinaria de gran
capacidad, lo que hizo redituable la extracción y el procesamiento de minerales con poca concentración de metales. Esta
época marca el inicio de la mecanización intensiva, así como la desprofesionalización del trabajo obrero.
El desarrollo de la mecánica de rocas permitió comprender el comportamiento de las rocas, y con ello, mejorar la
planeación de las operaciones mineras. Esta ciencia nace al final de la Segunda Guerra Mundial, aunque se desarrolla con
mayor intensidad a partir de la década de los setenta (Ramírez y Alejano, 2004). Fue a mediados de los años cincuenta
cuando surgió en el mercado un nuevo explosivo, formulado con nitrato de amonio y diésel, llamado anfo, un producto
mucho más económico que la dinamita y que inundo el mercado de extracción de minerales (Konya y Walter, 1991).
Posteriormente, durante las décadas de los años sesenta y setenta, se produjeron nuevos productos llamados hidrogeles y
emulsiones, que sustituyeron a la dinamita en todos los sectores industriales (Konya y Walter, 1991).
Cuarto periodo: automatización
El cuarto periodo inició a principios del siglo XXI con el aumento de los precios internacionales de los metales, en pleno
auge de la política económica neoliberal (véase gráfica 3). En México, este aumento incrementó la producción de diversos
metales como el oro y la plata.
La Tercera Revolución Industrial, y una cuarta aún en desarrollo, facilitaron el diseño de los procesos automáticos. En la
minería, estos sucesos dieron lugar a una revolución tecnológica acaecida desde los años noventa. Tal vez este sector no
sea uno de los sectores líderes en la implementación de procesos automáticos, pero sí es un ramo donde ya se perciben
estos cambios desde hace dos décadas.
La automatización efectiva en todos los procesos productivos requiere de la integración de tres componentes esenciales:
1) detección de información sobre el funcionamiento de la maquinaria y equipo, 2) procesamiento de dicha información, y
3) control. En ausencia de sistemas automatizados, las operaciones mineras tienen que ser controladas a cortas distancias
para garantizar su desarrollo eficiente.
La clave para entender esta Revolución Industrial en el sector minero está en la aplicación de las tecnologías de la micro-
opto-electrónica y el satélite a la gran mayoría de dispositivos, instrumentos, maquinaria y procesos de monitoreo y
control. Los mems (micro-electric-mechanical-system) que están en la base de la tecnología microelectrónica, permiten
miniaturizar dispositivos por debajo del micrómetro, y en algunos casos en tamaño nanométrico, con propiedades de
movimiento mecánico usados ampliamente en sensores, actuadores y convertidores de energía. Mucha de la tecnología
desarrollada de manera acumulativa, pasó en una o dos décadas, a partir de fines de los años ochenta, a dar un salto
cualitativo, al reducir los equipos, conectarlos entre sí, acelerar el proceso de análisis, distanciar la exploración del objeto
(satélite) y permitir un monitoreo y decisiones con la información en tiempo real de todo el proceso en su conjunto.
La revolución tecnológica de la minería también condujo a la reducción significativa de los equipos. En geofísica, por
ejemplo, el antiguo analizador portátil de minerales xrf (X-Ray Fluorescence) de fines de los años ochenta pesaba más de
30 kilogramos (Cufari, 2016). En los años noventa se produjo el equipo Niton xrf manual y de mayor capacidad de
análisis que sólo pesaba un kilogramo y medio (Thermo Scientific, s/f).
La cara más conocida de la revolución tecnológica de los años noventa en la minería son las explotaciones a cielo abierto.
Aunque si bien dicha modalidad ya existía, y en gran escala se desarrolló desde mediados del siglo xx con algunos
minerales y en determinados países, no es en la misma forma en que comenzó a ocurrir desde los años noventa, pues se
sumó –al tamaño y a la visibilidad de explotación a cielo abierto– la interconexión de todas las etapas y de todos los
procesos productivos de manera sistemática, y automatizada, lo que contrasta con las explotaciones anteriores que, con
independencia del tamaño, se basaban en islas independientes de producción para las diferentes fases del proceso
productivo.
Las restricciones antes mencionadas son superadas con la explotación a cielo abierto, donde la cantidad y el tamaño de la
maquinaria no se enfrentan a restricciones significativas; el espacio no es obstáculo para la movilización del capital fijo y
los insumos, tampoco para el movimiento de la materia prima extraída y los residuos. En términos comparativos, por
ejemplo, una vez realizadas las excavaciones cuando la mina es en profundidad, la cantidad de material estéril retirado
tiene que ser insignificante, en relación a la enorme cantidad que es retirada sistemáticamente de la mina a cielo abierto.
La restricción de espacio que existe en el pozo en profundidad no se da en la explotación a cielo abierto, lo cual abarata
significativamente los costos.
La revolución tecnológica de los años noventa provocó un cambio radical en todas las etapas del proceso de extracción de
metales.7 En la exploración, por ejemplo, avances en la espectrometría llevaron a poder analizar simultáneamente docenas
de elementos y, en el caso de ciertos metales, hasta medir la cantidad de miligramos del mineral por tonelada (Jébrak y
Vaillancourt, 2012). El analizador de rayos-X por fluorescencia se hizo manual y más potente, lo que evitó llevar muestras
al laboratorio.
Los sistemas de información geográfica (gis) hicieron obsoletos los planos físicos, y tuvieron su auge a finales de los años
ochenta junto a los computadores personales y los satélites de captación de información geográfica como Landsat (Smith,
1995), y la ubicación en campo con los gps. El Servicio Geológico Mexicano (sgm) inició su programa de cartografía
minera-geoquímica en 1995.
De entre la maquinaria para extracción de mineral las conocidas como minería de superficie marcan un momento
histórico. Se trata de potentes máquinas que cortan capas de la roca sobre la cual transitan, la trituran y la envían a un
convoy para procesamiento. Cuentan con niveles de precisión que permite ajustarlas a las características de la roca y las
vetas del mineral. Una de las primeras fue la 3000 sm surface miner de Wirtgen, vendida en 1983 (Wirtgen GmbH, s/f);
para principios del siglo xxi fueron mejoradas y hoy en día se encuentran varias marcas en el mercado. Estas máquinas
realizan simultáneamente tres procesos (corte, trituración, carga al depósito), que antes se hacían de manera separada.
Dependiendo de la máquina, pueden tener un ancho de algo más de tres metros, y cortar más de 50 centímetros de
profundidad.
En tanto, la inversión extranjera directa en el rubro de la minería también ha tenido grandes fluctuaciones durante los
últimos años. Su máximo nivel lo alcanzó en 2013, con un valor de 5 265 mil millones de dólares, sin embargo, esta
inversión no se mantuvo, pues disminuyó a 2 123 millones de dólares (40%) el siguiente año. Estadísticas de la Secretaría
de Economía indican que para 2016 se registró una inversión de 718 millones de dólares, 86.4% menos con respecto a
2013 año de mayor inversión (camimex, 2017c).
Un segundo resultado de la revolución tecnológica es la concentración del capital. Las grandes empresas han desplazado a
la pequeña y mediana minería hasta convertir en insignificante su participación en este sector. En la minería de oro, por
ejemplo, datos de camimex para 2016, señalan que 60% de la producción de oro fue resultado de tres empresas (Fresnillo
plc, Goldcorp, y Minera Frisco) (camimex, 2017b). Contrasta la mediana minería que sólo registra 1.03% del total
nacional, y la pequeña minería con 0.01% del total nacional (sgm, 2017).
Conclusiones
Una de las características más notorias del desarrollo de la minería durante el quiebre del siglo pasado y el presente es lo
que se conoce como el bum de la megaminería, con métodos automatizados y de explotación a cielo abierto cuando
resulta técnicamente posible. A este periodo también se le ha llamado de neoextractivismo, relacionándolo con las
políticas neoliberales de apertura a la inversión extranjera, mismas que han facilitado el avance de las grandes
corporaciones mineras internacionales en la apropiación de enormes superficies en la mayoría de los países de América
Latina donde los minerales abundan.
La revisión sobre las etapas históricas en el desarrollo de la minería en México, enfatizando los cambios tecnológicos y
las características de las más recientes transformaciones tecnológicas, en correlación a los precios internacionales,
permiten desarrollar la hipótesis de que el proceso de megaminería, así como de explotaciones a cielo abierto son
resultado tanto de los avances materiales en el desarrollo de las fuerzas productivas como del aumento de los precios, así
como de la aplicación de las políticas gubernamentales. Para apoyar esta hipótesis en el presente análisis se utilizó
información correspondiente a la minería del oro y la plata en México.
Bibliografías
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=11860882007