Bucear en El Naufragio
Bucear en El Naufragio
Bucear en El Naufragio
naufragio
la armadura de caucho negro
las absurdas patas de rana
la máscara solemne e incómoda.
Tengo que hacer todo esto,
no como Cousteau con su
fiel tripulación
en su barquito bañado de sol,
sino acá sola.
Bajo.
Peldaño por peldaño y aún así
me sumerge el oxígeno
la luz azul
los nítidos átomos
de nuestro aire humano.
Bajo.
Las patas de rana me estorban,
me arrastro como un insecto por la escalera
y no hay nadie
que me diga donde empieza
el mar.
Es acá.
Y yo estoy acá, la sirena de cabellera
azabache
que ondea, el tritón con su armadura.
Damos vueltas en silencio
alrededor del naufragio,
bajamos a la bodega.
Soy ella: soy él
con la cara de ahogado que duerme con los
ojos abiertos
con los pechos que aún soportan la tensión
con la carga de plata, cobre, plata bañada en