Jordan Beato Homilia-1
Jordan Beato Homilia-1
Jordan Beato Homilia-1
“Bendice alma mía al Señor, y todo mi ser a su Santo nombre. Bendice alma
mía al Señor, y no olvide sus beneficios”(Ps 102,1). Esta exultación de
alabanza del salmo 102, acompaña nuestra acción de gracias en este día,
porque al contemplar los beneficios que el Señor hace ininterrumpidamente
por nosotros, como en este caso a través del Beato Francisco Jordán, el alma
agradecida mira a aquel que es fuente de salud y alegría para su pueblo:
Jesucristo nuestro Salvador. Gocémonos pues en el Señor con la alegría del
Evangelio de la que Jesús mismo nos habla hoy en el texto de Juan.
Por otra parte, al examinar el precioso texto de la carta primera del apóstol
Juan que hemos escuchado, podemos igualmente entender la fuente
inspiradora de la entrega del nuevo Beato a la misión que el Señor le
encomendó. En efecto, nos recuerda quien escribe que “si Dios nos amó de
esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros y si nos
amamos unos a otros”, - lo advierte el apóstol,- “Dios permanece en
nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud”.(IJn 4,11 ss.).
por amor, como Jesús, pues, concluye, que “nosotros hemos visto y damos
testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo”.
El Beato Francisco Jordán, elegido por Dios, esperó con fe y constancia, con la
esperanza dinámica y activa de consciente esfuerzo y preparación, el tiempo
para que la misión a él confiada, tomara cuerpo y se consolidara, empleando
los muchos talentos que el Señor le entregó y con la visión de futuro, tan
característico en los profetas y los santos, pero sobre todo, por la pasión y el
anhelo profundo de quien quiere llegar y llevar la salvación de Cristo hasta
los ambientes más remotos de la tierra: “Mientras Dios no sea glorificado en
todas las partes, no puedes descansar ni un solo momento”, escribió en su
Diario Espiritual.
El Padre Jordán, tomó muy en serio este testamento del Señor que quiso
plasmar entre otros recursos, en las comunidades misioneras a las que dio
origen, para vivir la unidad a toda prueba. De modo que respondió con
fidelidad y acogió la invitación a vivir en la unidad del amor de Dios y a
testimoniarlo en las obras que en su nombre adelantó, prolongadas en sus
hijos e hijas espirituales: la Sociedad del Divino Salvador, la Congregación de
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