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Método Hitórico de 2 Timoteo

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MÉTODO HISTÓRICO DE 2 A TIMOTEO

Fecha Probable: 66 a 67 d.C.


Es muy posible que Pablo haya escrito esta carta poco antes de su muerte.
Debido a que probablemente fue ejecutado antes de la desaparición de
Nerón en el año 68 d.C., la carta debe ser fechada entre los años 66 y 67 d.C.

Lugar:
Preso en Roma, esperando su muerte

Tono: Amoroso
Aunque Pablo se expresa de forma ecuánime y va al grano, se muestra
tierno, cálido y cariñoso. En 2 Timoteo se revelan sus emociones más que su
intelecto, porque habla con el corazón. En consecuencia, no es un producto
literario que sigue un plan ordenado, sino una nota personal que contiene el
testamento del apóstol.

Propósito del escrito:


El propósito inmediato de Pablo en la carta era dirigir un llamado de afecto a
Timoteo para que viniera a visitarlo (4.9, 11, 13, 21). Pero como su principal
interés era el bienestar de la iglesia, instruyó a Timoteo para que
perfeccionara su organización y salvaguardara el evangelio. Al ver que su
muerte era inminente, y que Timoteo no llegaría a tiempo para un encuentro
final, Pablo introdujo en su carta solemnes palabras admonitorias. Su
preocupación era el evangelio, y manifestó su interés de que Timoteo lo
trasmitiera fielmente después de su muerte. La carta insta a Timoteo a
mantenerse firme ante las dificultades, deserciones y errores.

Ocasión del escrito:


Hay algunos datos claros que nos sirven de orientación. Primeramente, el
hecho de que Pablo se halle preso, y preso en Roma (1:8, 16-17; 2:9; 4:16);
además, se encuentra desamparado de todos y sin esperanzas de liberación
(1:15; 4:10.16-18). Añadamos que, según comunica a Timoteo, a Trófimo lo
había dejado enfermo en Mileto (4:20). Pues bien, la situación que reflejan
estos datos no es ciertamente la de la cautividad romana conocida por los
Hechos y epístolas de la cautividad, cuando sabemos que se encontraban con
Pablo gran número de fieles colaboradores y él mostraba esperanza de
próxima liberación (Hec 28:30-31; Flp 1:12.25: 2:23-24; Col_4:7-14;
Flm_1:22:24). Además, a Trófimo no había podido dejarle enfermo en Mileto,
pues nos consta que éste había acompañado a Pablo hasta Jerusalén (Hec
21:29), y allí el Apóstol fue hecho ya prisionero, desde donde fue conducido a
Cesárea y luego a Roma.
De todo esto se deduce que, después del viaje a Oriente, en que escribió la
primera carta a Timoteo y la de Tito, Pablo fue de nuevo hecho prisionero.
Estando cautivo en Roma, desamparado de los suyos y sin esperanzas de
liberación, escribe esta carta a Timoteo, mandándole que “se dé prisa” a ir a
él junto con Marcos (cf. 4:9-11), y que le lleve algunas cosas que había dejado
en Tróade (4:13). Sucedía esto hacia el año 67, muy poco antes de su muerte.
Quería tener junto a sí, a la hora de la partida de este mundo, a su fiel y
querido Timoteo.

Trasfondo:
Hasta donde sabemos, Pablo salió de la prisión romana poco después de que
el libro de los Hechos fuera escrito y se lanzó a nuevos viajes misioneros que
le llevaron hasta España. Durante la era de persecuciones iniciada por Nerón,
en el año 64 d.C., Pablo fue otra vez arrestado, probablemente en Troas
(4.13), y conducido a Roma. Las circunstancias de este segundo
encarcelamiento fueron muy diferentes que las del primero. Antes había sido
recluido en un lugar que él mismo había rentado y podía recibir libremente
visitas, pero ahora estaba confinado en un calabozo y sus amigos podían
verlo sólo venciendo grandes dificultades. Antes, él había esperado ser de
nuevo liberado, pero ahora esperaba la muerte (4.6-8). Al redactar esta carta
sólo Lucas estaba con él (4.11). Por distintas razones, todos los demás se
habían marchado.

Autor:
Pablo como lo indica la carta misma.
A partir del siglo 14, se empieza a pensar que fue un discípulo de Pablo, que
lo hizo después de su muerte. Recurriendo al procedimiento de seudonimia,
muy en boga en aquella época, este discípulo anónimo personifica a Pablo,
dando forma de carta a sus instrucciones y escogiendo como destinatarios
dos personajes insignes del círculo paulino. Probablemente se sentía
heredero legítimo de Pablo; o quizás los rivales citaban a Pablo deformando
su enseñanza.
Nada de lo dicho pone en duda el valor canónico de estas cartas. Son parte
integrante del Nuevo Testamento y así son reconocidas por todas las
confesiones cristianas.

El destinatario:
Timoteo, el heredero de un ministerio responsable en Dios

Cristo Revelado:
Para Pablo, el evangelio es más que un conjunto de declaraciones y
proposiciones; es el mismo Cristo (véase 1.8). Las bendiciones espirituales (la
gracia, la misericordia, la paz y la propia vida) residen en el Señor y se derivan
de él (1.1, 2, 9, 10, 13, 16, 18; 2.1). Jesús vino al mundo como hombre (2.8)
para ser nuestro Salvador (1.10; 2.10; 3.15), murió y resucitó (2.8). Es fiel a
todos los que le siguen (1.12; 2.11, 12; 4.17, 18, 22) y consistente en Su
propósito (2.12, 13). También ofrece comprensión espiritual (2.7). En su
Segunda Venida, vendrá como juez justo (4.1, 8; véanse, además, 1.18; 4.14,
16).

El Espíritu Santo en Acción:


El Espíritu Santo ha dado a Timoteo un don, y Pablo lo exhorta a usarlo
activamente (1.6). Además, el Espíritu da poder, amor y una mente sana
(1.7). Su presencia en nosotros nos capacita para ser fieles al evangelio y para
salvaguardar su pureza (1.13, 14).

Aplicación Personal:
Esta epístola es un manual para ministros jóvenes. La Iglesia necesita más
Timoteos decididos a defender el evangelio como un depósito sagrado que se
les ha confiado, fieles en proclamarlo, listos a sufrir por él y que se lo pasen a
seguidores fieles.
También debemos saber que todo ministerio tiene un fin, por más glorioso
que este sea, y que los fines tienen un sabor triste, pero si se termina bien,
estaremos prontos a recibir la mayor recompensa, estar con Dios cara a cara,
y decirle e peleado la buena batalla, he guardado la fe.

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