Concha
Concha
Concha
Concha
belleza prístina zuliana
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Impreso en Venezuela
Printed in Venezuela
A LA MEMORIA
DE ANTON GOERIN
EN LA CONMEMORACIÓN
DE SU PASO
POR LAS TIERRAS
DEL SUR DEL LAGO
EL AUTOR
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Al leer la, exposición breve y sugestiva de Darío Novoa, "Concha, Belleza Prístina Zuliana",
nos preguntamos: ¿Por qué en distintos países del mundo se destacan muchos médicos
como abanderados de la Conservación de la Naturaleza y de los Recursos vitales? Eviden-
temente, ellos ven lo fundamental del problema: el aspecto humano. Reconocen, pues, lo
esencial y que aun a muchos técnicos actuales parece escapárseles, o sea que el objetivo
supremo de la Conservación es social: el bienestar de los hombres, en el sentido más
amplio.
En efecto, la conservación de suelos, aguas, árboles o cualquier otro recurso material no
constituye un fin en sí, sino sólo un medio para alcanzar ese objetivo social y humano. Si el
bienestar y el destino del hombre se reducen a escarbar la tierra en busca del mero
sustento, se le niega su verdadera condición de ser humano. Los animales también comen,
se abrigan y se propagan - sin conservación.
Darío Novoa es un médico joven que, con libreta de apuntes y cámara fotográfica, navega
en canoa por ríos y caños tropicales, al. encuentro de la flora y de la fauna y del habitante
rural pobre, "de felicidad estoica... la amistad en los ojos, en el trato, en los gestos". No
conocemos muchos médicos como él. Este galeno - conservacionista reune su ciencia y su
sensibilidad, con lo práctico al sacar en conclusión que la zona que nos describe, debe ser
preservada en calidad de Reserva Natural, antes de que caiga en manos del utilitarismo
que siempre tiene listo un pretexto y un hacha afilada para acabar con la naturaleza "en
bien del progreso".
De todo corazón acompañamos al autor en su inquietud por lograr un objetivo
conservacionista modesto al par que de significación nacional y que debe considerarse,
además, como enteramente acorde con una política de planeamiento ecológico, justa y
previsora.
ARTURO EICIMER
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Pórtico
La conservación de nuestros recursos naturales renovables se ha, convertido en tema
central para diversas esferas intelectuales. Todo individuo consciente levanta el grito
al cielo. Todo in.di i-ideo preocupado manifiesta su desagrado y9 todos los técnicos
se prestan a poner en marcha un plan que detenga de una vez por todas la
destrucción de nuestras riquezas, causada por la ignorancia,y el descuido de nuestra
gente.
Soy un individuo que se inquieta por lo que acontece en su torno. Cada vez que vuelo
sobre el Distrito Colón veo más y más territorio destruido inmisericordemente, en su
mayoría pasto de las llamas. Son )íí.ilcs de hectáreas de altos bosques que en forma
desordenada y con olvido de la Ley Forestal se están convirtiendo en pastos. Zonas de
verde perenne ya aparecen amarillas resentidas por sequías nunca vistas antes en ese
paraíso.
En mis ratos libres me he dedicado a recorrer los ríos y los caminos y las ciénagas. He
tenido oportunidad en estos últimos meses de ver infinitas huellas de tortugas que
huyeron y perecieron con los múltiples incendios que en meses recientes se produjeron
en toda la zona. He visto cómo al bajar el nivel de las aguas de esas ciénagas y ser
invadidas por el fuego, ese limo virgen y casi vivo todavía, se encontraba en brasas
donde podíamos encender los cigarrillos ...
Pero, lo que me ha movido a escribir estas cortas líneas y a publicar estas fotos ha sido
una razón de tipo sentimental y hasta cierto punto poética. Fue el enamoramiento que
despertó en mí una zona del Sur del Lago, que aún conserva la primitiva belleza que
ostentó durante siglos y milenios y que aún podría ser -¿pero hásta cuando?- digna de la
fina pupila de un CIOERING.
Se trata, de la zona del río Concha y de sus márgenes, hasta llegar a la desembocadura
en el Lago y comenzando por el callado y variante Caúo del mismo nombre. Ha
despertado mi interés en resaltar la importancia de su conservación total el
presentimiento, bien fundado, de que pronto caerá todo en las voraces manos del igno-
rante conuquero y del ávido terrateniente que ya tiene plantados sus estantillos y sus
alambres de púas a escasos "centímetros" de la zona que defiendo.
Si logro despertar el interés en los organismos competentes estaré más que satisfecho.
Si resulta fallido mi propósito sentiré la amarga alegría del Quijote que en cada fracaso
encontraba un nuevo motivo de aventura y de vida. Aquí quedará constancia de mi
grito ...
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Palabras escritas por Anton Goering
En la introducción de su famoso libro: "De las 75 ajas tierras tropicales a las nieves
perpetuas", ANTON G O E R I N G coloca frases que no puedo dejar de transcribir en este
trabajo. Nos dice:
"Para el hombre sensible a las bellezas naturales, todas las zonas de vegetación son buenas
y halla en ellas material abundante quo admirar; incluso el objeto más sencillo despierta su
interés, ya se trate del monótono césped de una estepa o del pacífico robledal patrio, todo le
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impulsa siempre a i nvestigar m ás y más. P ara el hombre sentimental ) sirve de gr an
consuelo l a c ontemplación de l a uat uraleza, es pecialmente c uando l a vida l e dep ara
un destino cruel; le ayuda, a evadir azares y luchas del inundo, le atrae pode-
rosamente hacia la soledad del bosque, en donde los melodiosos canticos de los
pájaros le sosiegan e infunden nuevas esperanzas para seguir combatiendo."
. . . El deseo unánime de millares de mortales encadenados al patrio terruño, es
poder dar una s imple o jeada s obre es a m aravillosa r ealidad. S i alguno entre ellos,
todavía joven y pertrechado de conocimientos -y experietacias adecuadas, consigue
penetrar en el ntttndo tropical, aunque sea a costa de serias dificultades, 11 le es dado
contemplarle en estado virgen, puede considerarse plenamente feliz, ya que lleva
un bagaje de impresiones y recuerdos para toda la- vida ;y los cuales por nada del
mundo abandonará". (=) (3)
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En s u Capítulo Primero " escribe c ómo l legó a l as c ostas del S ur del Lago: " Al c abo
de varios días de permanencia en Maracaibo, ... subí a bordo de un
pequeño velero, que tras cordiales despedidas, debía cenducirme a, la orilla
meridional d el Lago ( Y Maracaibo. . . " "... Las l luvias s on mucho m ás es casas en la
parte nor te del Lago que en l a del s ur; en es ta úl tima el c ielo e stá c asi s iempre
nublado y el calor es bochornoso. . . "
En el C apítulo l l, titulado "En la región zuliana" encontramos l os pár rafos s iguientes,
que nos i nteresan: " Los márgenes accidentado.; de la pa rte m eridional del Lago de
Maracaibo, muestran a simple vista sus orillas recortadas y su gran variación. Causan
esta variedad num erosas "ensenadas" y rías altamente pintorescas. ( = ' ( '» A lgunas
veces penet ran l os oquedal es pr ofundamente en el l amo, como s ucede en el pue rto
de Dloporo, mientras en ot ros l ugares, c orto por ej emplo en l as boc as del r ío
Escalarte, la vegetación es notablemente pobre". (°)
En este capítulo, que es el que nos interesa destacar, hace una descripción
minuciosa de s u v iaje a t ravés del r ío E scalarte. H abla de l a f lora y d e l a f auna c on
riqueza de det alles, de l os c aracteres r aciales de l a_, gen tes, de s us c ostumbres, de
su c ordialidad y aun transparenta al gunas o bservaciones psicológicas. D escribe
ligeramente a, San C arlos y S anta B árbara y y a des taca s u importancia comercial
(aún no se había construido el Ferrocarril) .
En l os dem ás c apítulos habl a de la S elva Z uliana, del as censo hac ia l a C ordillera
Andina v describe la zona de 1Vlérida donde realizó sus mejores observaciones.
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Ligera descripción de mi visita a la zona del río Concha
La zona del Sur del Lago, en su mayoría perteneciente al Distrito Colón, presenta rincones de
incomparable belleza. El correspondiente a la zona del río Concha merece destacarse entre
todos y, c omo di je antes, por s u c aracterística de s er una belleza pr ístina, bien pudiera s er
tema de una acuarela de GGF1z1XG.
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Desde que fui por pr imera vez a Concha, y seguí las rutas de sus caminos ac uáticos has ta
tocar el f ondo de s aco de nu estro. Lago, no he po dido c ontener el de seo de manifestarme
como defensor de esas bellezas naturales que no deben perderse.
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El p aseo r esulta s er d e las mejores expansiones es pirituales qu e puedan o frecer a una
persona. La llegada al Puerto de Concha, con la:, aguas de su caño muerto, cubierto de una
corona de flores y moradas de sus "patitos de agua" o "balsas", resulta, a decir verdad,
interesante. El t rayecto que desde l a Carretera de Santa B árbara a E l V igía l leva h asta
Puerto C oncha, e s, ha sta c ierto pu nto, monótono: la c ontemplación d e tierras c olonizadas
convertidas en pastos, orgullo de la riqueza ganadera del Zulia, donde se asoman, rebeldes
aún, a lgunas palmarreales, a lgunos árboles q ue s irven de s ombra al gana do, y algunos
ranchos, que s irven de sombra a l os p eones * algunas c asas q ue d an s ombra a los
terratenientes de la región. La llegada a Puerto Concha ya despierta más nuestro interés: un
pueblo abandonado c on c asas de madera y z inc y con c hozas d e pa ja, d onde as oman por
doquier l os n iños " barrigones", m illonarios en parásitos y c on l os o jos t ristes, c argados
muchas veces en brazos de sus madres alegres e inquietas por el quehacer múltiple de sus .
hogares. Obreros de las haciendas vecinas, comerciantes de artículos de primera necesidad
y pescadores curtidos por el sol, que metidos en sus canoas, palanquean a m enos de un
metro d e p rofundidad e n el f ango d el c año, p ara l levar sus embarcaciones ha cia s itios
muy profundos d onde puedan poner en m archa l os m otores de s us v ehículos. A sí v an
timoneando lentamente por los vericuetos acuáticos, que como caprichosas serpientes se
extienden perezosos hasta desembocar en el río Concha, amplio, majestuoso, enigmático
encantador, dond e no s des lizamos en l a n ave c on mayor r apidez. E n l as márgenes
vamos v iendo al gunas " babillas",(`) qu e s e d esee= rezan ac ariciadas po r el sol g
permanecen v igilantes p ara c onseguir r;us p resas. A l as m árgenes d el r ío v emos l as
caprichosas raíces de misteriosos árboles, que van formando figuras dignas de la imaginación
de tiValt Disnev. Allí se entretejen las más bellas filigranas vegetales que contemplarse puedan. Y
estas figuras son repetidas por el espejo luminoso de la superficie del río.
En l as c opas de l os ár boles s e des plazan de un l ado par a ot ro l os gr aciosos ar aguatos e
innumerables variedades de pájaros, que recelosos huyen, distanciándose a intervalos a medida
que nos acercamos.
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Así avanzamos, descubriendo a cada momento una nueva creación de los caprichos naturales,
metiéndonos de todo corazón en cada remanso de la orilla, perdiéndonos con la vista en cada
uno de los caños que de uno y otro lado van llegando al río o perdiéndonos en el punto de fuga
que a c ada instante cambia del ante de no sotros, has ta qu e s e no s p resenta l a s uperficie
inmensa de nuestro l ago, c on r edes de pe scadores as oleándose s obre pal os que de t res en
tres inetros les sirven de columna vertebral.
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Y apenas nos ade lantamos un poc o en el l ago t opamos de f rente con l os nunca bien
ponderados v bellos pa lafitos, don de l os pescadero., pr eparan s us cargamentos de
pescados que robaron al lago.
Allí r ecibimos s onrisas a mplias, f rases que ag uijonean nu estro en tendimiento p or l o
bien l ogradas en boca de g ente t an s encilla; a mistad cn l os o jos, e n e l t rato, e n l os
gestos. F elicidad estoica y r esignación de g entes qu e s e h an adaptado a s u m edio y
que quizás no se den menta de las bellezas que los rodean; pero, que forman parte en
sí de tanta maravilla.
Las fotos que acompañan a este trabajo van dando cuenta del encanto de esa tierra de
gracia. Quisiera que t odas l as personas con sensibilidad ar tística v inieran d e todos los
rincones d el inundo p ara adm irarla. P ero par a ello debemos c onservar p or s iempre su
prístina be lleza. * Lograr qu e sea declarada y v igilada como Zona de Reserva Naciomil
es mi propósito (todas las fotos son del autor).
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Por qué debe ser declarada zona de reserva la región del río concha
Desde l uego, que no pas ará por al to el l ector que r egiones c omo l a que des cribo y def iendo
deben abundar en la zona del Sur del Lago. A eso podríamos contestar en forma afirmativa por
una parte
y nega tiva po r ot ra. Ya e l mismo G oering obs ervaba c ómo l as m árgenes del E scalante er an
pobres en flora. Y pasó por aquí hace ya una centuria. Existen márgenes de diversos caños y
salidas nat urales de c iénagas hac ia el lago que pr esentan una vegetación m ás abundant e y
bella. Pero, todavía esas regiones no están al alcance de las manos destructoras de nuestras
gentes.
Enumeraré pues las razones que me mueven ahora para lograr que se defienda por siempre
las bellezas naturales del Caño y del Río Concha:
1) Actualmente ya está terminada la pavimentación de la Carretera que desde el Km. 12 de la
vía de Santa Bárbara a El Vigía llega hasta Concha.
2) Se trató de hacer el dragado del Caño de Concha. El equipe no era apropiado y actualmente
la draga permanece abandonada. Pero, creo que el dragado se hará.
3) El Concejo Municipal del Dto. Colón tiene en s us planes la creación de una pl aya artificial,
similar a l a que existe en Bobures, par a crear una f uente de t urismo y poner al alcance de
rnuebas gentes la diversión de los fines de semana.
4) Entre l os t rabajos de c ontrol hi dráulico del S ur del Lago pa rece que s e contempla un a
carretera que uniría Santa. Bárbara con Puerto Concha y que por tanto, saldría directamente
al Sur del Lago.
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Consecuencias de lo expresado serían:
1 ) Revalorización de las tierras actualmente vírgenes, que despertaría la codicia. de los
terratenientes vecinos.
2) I ntensificación del t urismo p or la z ona y destrucción panl1atina ( le l as bellezas
naturales si no se entdan celosamente.
3) Destrucción m ecanizada po r p arte ( le cualquier t errateniente y nada extraiiaría, e n
este país de contrastes, que fuera por parte (le cualquier entidad oficial.
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¿Qué se podría hacer de la zona?
1) Declararla zona de reserva nacional.
2) Mantener el control continuo de las bellezas naturales.
3) Terminar Terminar 1 a v ía de C oncha y c rear de i nmediato - un P uerto T urístico con
línea d e l anchas que l levarían a los t uristas desde C onelaa hasta la zona de l os
palafitos. A sí s e crearía una f uente de trabajo que p udiera s er ex plotada por los
mismos residentes d el p ueblo y s ería un del icioso esparcimiento e spiritual pa ra en
cualquier persona de cualquier parte de la tierra.
4) Crear l a playa a rtificial qu e p roporcionaría a t odos l os habitantes del Sur d el Lago y de
Los Andes (dos horas y media de Mérida, por ejemplo) el disfrute de mejores fines
de semana en la playa .
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Darío Novoa Montero, nació en Santa Bárbara del Zulia, en 1937. Cursó Primaria en
la escuela "Foción Febres Cordero", de Mérida y en el Colegio "Padre Arias", de
Tovar, hasta el tercer año de Bachillerato, que terminó en el Liceo "Libertador". En
España hace toda su carrera de Medicina, en la Universidad de Barcelona. Regresa
a la Patria en 1963 donde trabaja como Médico Rural en el Hospital "Luis RazettC
de llene Grande y en el Pueblo de "El Guayabo". Actualmente dirige la Clínica "San
Carlos", en San Carlos del Zulia.
Su actividad literaria se inicia en Tovar, con la Revista "Renacimien'o". En Mérida
concibe su primera obra literaria en forma de Ensayo: "Paradura del Niño",
publicada por la Dirección de Cultura de la Universidad de Los Andes en 1957.
Actualmente prepara un Ensayo sobre "El Romancero Popular lolerideño"'. Publica
artículos en el diario "Panorama", do Maracaibo. Le han publicado artículos en el
Boletín del Instituto Nacional de Folklore sobre "Lenguaje Médico Popular en el
Zulia".
En sus actividades médicas publicó trabajos en "Tribuna Médica", máxima expresión
del periodismo de ese estilo en Venezuela.
El trabajo actual corresponde a una afición paramédica del Autor hacia los Recursos
Naturales y su conservación. Prepara otro trabajo similar al presente sobre el
pueblo de Congo Mirador, caserío neolítico al Sur del Lago.
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