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Tesis Desigualdad de Genero

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ESCUELA POLITÉCNICA NACIONAL

FACULTAD DE CIENCIAS

DIAGNÓSTICO DE LA BRECHA DE GÉNERO POR INGRESOS PARA MUJERES


DE LAS ZONAS RURALES DEL ECUADOR EN EL PERIODO 2014-2015.

TRABAJO DE TITULACIÓN PREVIO A LA OBTENCIÓN DEL TÍTULO DE


INGENIERÍA EN CIENCIAS ECONÓMICAS Y FINANCIERAS

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN

LAURA BELÉN MENA MEJÍA


belenmenamj@gmail.com

DIRECTORA: ING. SILVIA PAOLA GONZÁLEZ FUENMAYOR MSc.


silvia.gonzalez@epn.edu.ec

Quito. Septiembre 2017


DECLARACIÓN DE AUTORÍA
Yo, Laura Belén Mena Mejı́a, declaro bajo juramento que el trabajo aquı́ descrito es
de mi autorı́a; que no ha sido previamente presentado para ningún grado o calificación
profesional; y, que he consultado las referencias bibliográficas que se incluyen en este
documento.

La Escuela Politécnica Nacional puede hacer uso de los derechos correspondientes a


este trabajo, según lo establecido por la Ley de Propiedad Intelectual, por su Regla-
mento y por la normativa institucional vigente.

Laura Belén Mena Mejı́a


CERTIFICACIÓN
Certifico que el presente trabajo fue desarrollado y escrito por Laura Belén Mena
Mejı́a; bajo mi supervisión.

Ing. Silvia Paola González Fuenmayor MSc.


DIRECTORA
AGRADECIMIENTOS

Dios mismo será tu guı́a, y te ayudará en todo; él jamás te abandonará. ¡Echa fuera el
miedo y la cobardı́a!. Deuteronomio 31:8

Definitivamente ha sido un largo camino. A quien más agradecer si no a Dios, por


darme la oportunidad de vivir este momento.

A mis padres, su amor y apoyo diario han hecho de mı́ la mujer que soy. Jamás de-
jaré de agradecer sus palabras de aliento, siempre creyeron en mı́ a pesar del tiempo.

Abuelita, tu ejemplo de esfuerzo y dedicación ha forjado en mi la valentı́a para perseguir


mis sueños.

A mis hermanos, por su amor infinito. Gracias ñaños.

A mis amigos. Majo y Drita, gracias por su apoyo, por su amor y sus palabras. Santy,
Alexis y Blito, por ser mis amigos y hermanos. Gracias por ser mi pilar, por los momen-
tos inolvidables y su amistad incondicional.

A Silvia, gracias por sus enseñanzas y palabras de aliento, han hecho posible este
trabajo. Gracias por ser más que una maestra, una amiga.

Belén
DEDICATORIA
A Dios.

A mis padres, este logro lo hemos alcanzado juntos.

A mi Papi, por ser mi apoyo incondicional, por demostrarme el valor del esfuerzo
diario y la importancia de mirar la vida con ojos de felicidad. Te amo papi.

A mi Mami, por ser mi mejor amiga y ejemplo, por los abrazos y las palabras de
aliento en todo momento, juntas siempre mami. Te amo.

A mis hermanos Iván y David, los amo.

A mis sobrinos, Gadito y Sophita, para que tengan el valor de luchar siempre por sus
sueños.

A mi abuelita Piedad, por siempre tener una sonrisa en su rostro para mi. A mis
abuelitos Alfredo Mena y Alfredo Mejı́a, desde pequeña fueron mis cómplices, sé que
desde el cielo siguen apoyándome y sonriendo conmigo.

A mis primos y tı́os, gracias por todo.

Este logro es por ustedes.

Belén
6
Índice general

Índice de Figuras 9

Índice de Tablas 12

RESUMEN 15

INTRODUCCIÓN 1

1. MARCO TEÓRICO 5

1.1. REVISIÓN DE LA LITERATURA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

1.1.1. ESTADO DEL ARTE. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

1.1.2. LA PROBLEMÁTICA DE LA DESIGUALDAD DE GÉNERO. . . . . 8

1.1.3. IGUALDAD Y AUTONOMÍA DE LA MUJER . . . . . . . . . . . . . 11

1.1.4. DISCRIMINACIÓN Y DESIGUALDAD DE GÉNERO . . . . . . . . 14

1.1.5. MERCADO LABORAL Y BRECHAS SALARIALES . . . . . . . . . 15

1.1.6. DESIGUALDAD HACIA LA MUJER RURAL . . . . . . . . . . . . . 19

1.1.7. POLÍTICAS PÚBLICAS CON ENFOQUE DE GÉNERO . . . . . . 25

1.2. LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN CONTEXTO . . . . . . . . . . . . . 29

1.2.1. EDUCACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29

1.2.2. SALUD . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37

7
8 ÍNDICE GENERAL

1.2.3. VIOLENCIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42

1.2.4. ÁMBITO LABORAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50

1.2.5. PROBLEMÁTICA DE GÉNERO A NIVEL LABORAL PARA LAS


ZONAS RURALES DEL ECUADOR . . . . . . . . . . . . . . . . . 62

2. DATOS Y METODOLOGÍA 65

2.1. DATOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65

2.1.1. FUENTES DE INFORMACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65

2.1.2. METODOLOGÍA DE LA ENCUESTA . . . . . . . . . . . . . . . . . 67

2.2. MARCO METODOLÓGICO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68

2.2.1. ECUACIÓN DE SALARIO: MINCER . . . . . . . . . . . . . . . . . 68

2.2.2. MODELO DE HECKMAN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71

2.2.3. DESCOMPOSICIÓN DE OAXACA-BLINDER . . . . . . . . . . . . 74

2.3. ANÁLISIS DESCRIPTIVO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76

2.4. SELECCIÓN DE VARIABLES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82

2.5. DESCRIPCIÓN DE VARIABLES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85

3. DESIGUALDAD DE GÉNERO POR INGRESOS EN EL ECUADOR 87

3.1. ESTIMACIONES Y RESULTADOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87

3.1.1. TRABAJOS PREVIOS EN LA BASE DE DATOS . . . . . . . . . . 87

3.1.2. ESTIMACIÓN DEL MODELO MINCER CON CORRECCIÓN DE


SESGO DE SELECCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89

3.1.3. ESTIMACIÓN DE LA DESCOMPOSICIÓN DE OAXACA-BLINDER 95

4. ANÁLISIS DE RESULTADOS 97

4.1. INGRESOS SALARIALES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97

4.2. DESCOMPOSICIÓN DE OAXACA-BLINDER . . . . . . . . . . . . . . . . 102


5. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES 103

5.1. CONCLUSIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103

5.2. RECOMENDACIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106

BIBLIOGRAFÍA 109

A. ANÁLISIS DE CONGLOMERADOS 115

A.1. METODOLOGÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115

A.2. RESULTADOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117


10 ÍNDICE GENERAL
Índice de figuras

1.1. América Latina: Evolución de las tasas de analfabetismo de la población


de 15 a 24 años de edad. 1970-2010. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31

1.2. Asistencia escolar de la población de 6 a 12 años de edad según condi-


ción de pobreza y sexo, zonas urbanas y rurales, alrededor de 1994-2002. 33

1.3. Años promedio de escolaridad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35

1.4. Tasa de analfabetismo desagregada por sexo. . . . . . . . . . . . . . . . 36

1.5. Estimaciones de mortalidad materna al año 2007. . . . . . . . . . . . . . 39

1.6. Uso de métodos anticonceptivos, según tipo de método. Ecuador 2005-


2006. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41

1.7. Tasa global de fecundidad. Ecuador 1982-2010. . . . . . . . . . . . . . . 41

1.8. Porcentaje de mujeres que han vivido algún tipo de violencia. . . . . . . . 46

1.9. Número de denuncias aceptadas en las Comisarı́as de la Mujer y la


Familia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48

1.10.Porcentaje de mujeres vı́ctimas de violencia por área. . . . . . . . . . . . 50

1.11.Tasa de participación laboral de la población. . . . . . . . . . . . . . . . . 53

1.12.Promedio de la distribución de ocupados para América Latina. . . . . . . 55

1.13.Mercado laboral femenino. Ecuador 2013. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57

1.14.PEA femenina por nivel de instrucción. Ecuador 2013. . . . . . . . . . . . 57

1.15.Brecha de ingresos de mujeres según área. . . . . . . . . . . . . . . . . . 63

11
2.1. Composición poblacional-Ecuador 2014. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77

2.2. Composición laboral (PEA y PET)-Ecuador 2014. . . . . . . . . . . . . . . 78

2.3. Composición laboral (Empleo Adecuado, Inadecuado)-Ecuador 2014. . . 78

3.1. Modelos de ecuaciones de ingresos poblacionales por sexo. Periodo 2014. 92

3.2. Modelos de ecuaciones de ingresos poblacionales por sexo. Periodo 2015. 94

3.3. Modelos de Descomposición de ingresos poblacionales por sexo. Meto-


dologı́a: Oaxaca-Blinder. Periodo 2014-2015. . . . . . . . . . . . . . . . . 96

4.1. Comparación de modelos de ecuaciones de ingresos poblacionales por


sexo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98

A.1. Matriz de proximidades. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118

A.2. Historial de aglomeración de variables. Método de Ward. . . . . . . . . . 119

A.3. Gráfico de Dendograma. Selección de conglomerados. . . . . . . . . . . 119


Índice de cuadros

1.1. Embarazo y maternidad en adolescentes como porcentaje de adoles-


centes de entre 12-19 y 15-19. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42

2.1. Revisión de la literatura para selección de variables. . . . . . . . . . . . . 83

2.2. Selección de variables para el modelo de salarios. . . . . . . . . . . . . . 84

13
14 ÍNDICE DE CUADROS
RESUMEN

El presente trabajo de titulación mantiene un enfoque de género en el análisis de la


brecha salarial entre hombre y mujeres. Para el efecto, se evalúa y cuantifica la discri-
minación en base al ingreso percibido por las familias de las zonas rurales del Ecuador.

Como parte del Proyecto de Investigación PII-DM-05-2016 “Igualdad de género: vı́ncu-


los con el desarrollo y repercusiones en la economia“; ésta investigación presenta, en
primer lugar, la revisión de la literatura y el análisis de la problemática de la mujer
en cuestiones relativas a lo social, lo económico, lo laboral y la violencia de género.
Además, el documento presenta definiciones relevantes sobre la temática y trata so-
bre la discriminación de género y la segregación, con especial atención a las zonas
rurales.

Posteriormente, se muestran los datos y las herramientas estadı́sticas y econométri-


cas empleadas en el cálculo de la desigualdad de género por ingresos. Para ello se
utilizan ecuaciones mincerianas, la corrección del sesgo de selección de Heckman y la
descomposición de Oaxaca-Blinder.

Finalmente, se presentan los resultados de las ecuaciones salariales, el análisis de las


variables, y el cálculo de la discriminación salarial entre hombres y mujeres; ası́ como
las conclusiones y recomendaciones de la investigación.

Palabras clave: Discriminación, Desigualdad, Brechas salariales, Mincer ampliada,


Heckman, Oaxaca-Blinder.

15
16 RESUMEN
ABSTRACT

This research applies a gender approach into the analysis of the wage gap between
men and women. In that, it evaluates and quantifies income discrimination of families
in the rural areas of Ecuador.

As part of the Research Project PII-DM-05-2016 “Igualdad de género: vı́nculos con


el desarrollo y repercusiones en la economı́a“; this research shows, first, a literature
review and the situational analysis of women in fields such as society, economics, labor
market and gender violence. Furthermore, this document displays relevant definitions
on the topic and deals with gender discrimination and segregation, with special focus
on rural areas.

Then, data and statistical and econometric tools are displayed for calculation of gender
inequality by income. Thus, Mincer´s equations, Heckman´s correction of selection bias,
and Oaxaca-Blinder decomposition are performed.

Finally, results of wage equations, the analysis of variables and the calculation of wa-
ge discrimination between men and women are shown, as well as, conclusions and
recommendations from the research.

Keywords: Discrimination, Inequality, Wage gaps, Expanded Mincer, Heckman, Oaxaca-


Blinder.

17
18 RESUMEN
INTRODUCCIÓN

La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la


Mujer planteada por las Naciones Unidas, la Plataforma para la Acción de Beijing y la
Declaración del Milenio, motivan a los gobiernos a considerar que: “Sin igualdad entre
hombres y mujeres, no habrá desarrollo, ni superación de la pobreza, ni reducción de
las enfermedades, ni respeto generalizado de los derechos humanos“ (Milosavljevic,
2007); es decir, no se cumplirán los objetivos planteados por las naciones.

La desigualdad se ha convertido en un rasgo propio de América Latina, lo que deja en


evidencia que la brecha de género se extiende en diferentes ámbitos. Ésta se expresa
en diferentes formas de discriminación, basadas en una serie de problemáticas: el
acceso a la educación, el derecho a la tierra, derechos de trabajo, derechos humanos,
etnicidad, violencia, entre otras (Beltran, 2004).

La naturalización de estas diferencias simbólicas entre hombres y mujeres dan lugar a


concepciones sociales y culturales sobre lo masculino y femenino, razón que es utiliza-
da para justificar la discriminación por sexo y que son el resultado de un proceso que
se reproduce con el paso del tiempo (Lamas, 2000). Estas diferencias son marcadas
naturalmente por la fisiologı́a y la anatomı́a femenina y masculina, mismas que han si-
do distorsionadas, dando lugar a discriminaciones sociales que perjudican y marginan
a la mujer (Jauregui de Gainza, 1992).

Por ejemplo, las brechas de género en ámbitos de educación y salud se agudizan en


presencia de otras desigualdades crı́ticas como la socioeconómica y territorial. Según
datos del Panorama Social 1999-2000 (CEPAL, 2000), el empleo y la educación sur-
gen como factores que determinan radicalmente la situación de pobreza en las zonas
rurales de América Latina. Las limitaciones para el acceso a educación por parte de
la mujer rural disminuyen las posibilidades reales de acceso a empleos remunerados,

1
2 INTRODUCCIÓN

lo que impide su inserción justa en el mercado laboral (CEPAL, 2002). En este sentido
especı́fico, la obtención del derecho a la educación está vinculada con otros derechos,
también importantes como los referentes al mercado laboral. Por ejemplo, si el sistema
educativo está basado en estereotipos de género entre niños y niñas, la segregación
ocupacional y las brechas salariales se reproducirán en el mercado laboral de hombres
y mujeres como consecuencia de los patrones aprendidos, reproducidos y naturaliza-
dos a lo largo de la niñez, juventud y adultez (Lamas, 1996).

En varios campos de investigación y estudios las variables de género han sido poco
incluidas, razón por la que los resultados muestran sesgos estereotipados, mismos que
construyen realidades que no siempre se ajustan a la vida diaria de hombres y mujeres
(Garcı́a & De Oliveira, 2007). Los estudios de género permiten desvelar ámbitos de la
realidad e incluir a la mujer como objeto de estudio, esto permite dar cuenta de la
multiplicidad de realidades de las que son sujeto mediante la articulación correcta de
género y sexo (Lamas, 2000). La búsqueda de la igualdad de género como parte de
la formación integral de los derechos humanos es parte fundamental de los objetivos,
tanto de los gobiernos como de instituciones internacionales. El objetivo es reforzar las
polı́ticas de igualdad de oportunidades en todos los ámbitos donde ellas se desarrollen
y sobretodo que permitan la eliminación de todas las formas de discriminación.

Con el fin de alcanzar los objetivos de este estudio, Ospino, Roldán, y Barraza (2011)
plantean que las diferencias salariales entre grupos son un fenómeno que motiva a la
investigación debido a la evolución del mercado laboral, razón por la cual se propone
identificar métodos que permitan estimar estas diferencias, desarrollar teorı́as para
explicarlas y de esta manera generar polı́ticas para mitigarlas.

El presente estudio pretende analizar el escenario de género en el Ecuador basado en


el desarrollo del contexto de la mujer rural en varios aspectos y, especı́ficamente dentro
de la problemática laboral, el salario de la mujer rural. Los estudios analizados hacen
referencia a un análisis de salarios en base a variables demográficas (sexo, etnia),
pobreza y sectores productivos; pero no realiza referencia alguna a la diferenciación
entre sectores urbanos y rurales, con todas las connotaciones antes mencionadas. Por
lo tanto, la presente investigación permitirá el análisis salarial, basado en diferentes
variables, mismas que no han sido incluidas anteriormente en otros modelos, y que
permiten una aproximación real a la problemática salarial de la mujer rural; ası́ como
la cuantificación de la discriminación por género basado en el salario.
INTRODUCCIÓN 3

Es necesario promover el desarrollo de oportunidades para las mujeres de las zonas


rurales del Ecuador, considerando siempre un enfoque centrado en derechos humanos
desde la interculturalidad y la equidad entre los géneros, y la generación de polı́ticas
que fomenten activamente la inclusión económica y social de la población femenina en
situación vulnerable.
4 INTRODUCCIÓN
Capı́tulo 1

MARCO TEÓRICO

En esta sección se incluye el levantamiento de información sobre la temática analiza-


da. Tiene como objeto la selección de nociones teóricas que permitan comprender la
problemática y el contexto en el cual se desenvuelve la mujer rural dentro del ámbito
laboral.

La inclusión de este tipo de información permite la elaboración de un panorama teórico


amplio de comprensión. Si bien no todos los aspectos son analizados econométrica-
mente en el modelo final (en algunos casos), generan un espacio previo de coyuntura
y de análisis de los comportamientos asumidos como parte real de una sociedad y no
como el resultado de conductas culturalmente adquiridas. Por una parte, se realiza la
revisión del estado del arte y; posteriormente el levantamiento de información teórica
relevante.

1.1. REVISIÓN DE LA LITERATURA

1.1.1. ESTADO DEL ARTE.

A nivel internacional, en primer lugar, Blau y Kahn (1994) plantean un estudio sobre
el aumento de la desigualdad salarial y la brecha de género de EE.UU, donde se pro-
pone analizar la diferencia salarial con la condición adicional de la estructura general

5
6 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

de salarios. Utilizan una regresión que descompone el salario entre las diferentes ca-
racterı́sticas personales y laborales de hombres y mujeres, y la estructura salarial de
10 paı́ses, ası́ como una variante al modelo de Oaxaca- Blinder. Adicionalmente, en
España, Garzón y De Cabo (2007) realizan un estudio de discriminación salarial por
sexo. Para esto plantean modelos econométricos que parten de la estimación del efec-
to de las variables relacionadas con el salario y de la discriminación salarial asociada
al sexo.

Blau y Kahn (1994), indican que la estructura salarial del paı́s condiciona la desigual-
dad salarial entre hombres y mujeres, pero que existen condiciones como las polı́ticas
gubernamentales y otras que influyen en los salarios, además de la cualificación de
la mujer. Esto se traduce en discriminación. Por otra parte, Garzón y De Cabo (2007)
indican que la caracterı́stica del sexo influye de tal manera que en promedio la mujer
recibe el 17 % menos de un salario que un hombre en las mismas condiciones. Esto
señala la razón estrictamente discriminatoria ligada al sexo para la desigualdad de sa-
lario, que se agrava en presencia de otras caracterı́sticas adicionales como la edad,
técnicas profesionales, ubicación geográfica, entre otras.

Relacionados al tema de estudio, para el ámbito ecuatoriano se puede mencionar los


siguientes análisis. Saá( 2014) desarrolla un estudio acerca de los determinantes de
la pobreza por ingresos en el Ecuador, mismo que asocia la pobreza con el nivel de
ingresos y considera la influencia del género de manera directa con el mismo. Para
alcanzar este objetivo, el autor utiliza la descomposición de Oaxaca-Blinder. La inves-
tigación concluye que existen factores no observables que asocian a la pobreza con el
género, mismo que el autor considera discriminación y que se traduce en una diferen-
cia salarial entre hombres y mujeres.

Publicaciones del Banco Central también hacen referencia a las diferencias salariales,
aunque si bien el estudio no hace referencia a hombres y mujeres, es el interés de
este estudio comprender las herramientas que se utilizan para medir las diferencias
salariales. Carrillo (2004), señala que las diferencias salariales entre el sector público y
privado indican una brecha. Para alcanzar los objetivos de este estudio, el autor utiliza
una regresión semi-logarı́tmica en la que la variable dependiente es el logaritmo del
ingreso y donde una de las variables explicativas es binaria. La herramienta concluye
que los asalariados del sector público ganan en promedio 18 % más que los del sector
privado y que además la brecha es mayor entre los trabajadores que menos ganan.
1.1. REVISIÓN DE LA LITERATURA 7

Finalmente, dentro del análisis del salario, Condor (2010) realiza la estimación de las
brechas salariales y retornos a la educación en función de la etnia de las personas. Pa-
ra ello utiliza una regresión tipo Mincer con corrección de sesgo de selección a la que
aplica la descomposición salarial de Oaxaca-Ramson. Con este estudio, Cóndor con-
cluye que los indı́genas son quienes sufren de mayor grado de discriminación laboral,
con al menos el 49,6 % menos de ingresos que el resto de etnias en el Ecuador.

Por otro lado, la investigación en cuanto a la discriminación por género implica otros
aspectos. Estos se relacionan con la violencia, y el acceso a educación y salud. Como
parte de estos estudios, la violencia hacia las mujeres es considerada una forma de
discriminación puesto que lleva a estados de subordinación y desvalorización de lo
femenino frente a lo masculino. En este sentido, los estudios de género de la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) señalan la necesidad de hacer
frente a todos los tipos de discriminación, donde la mujer ha sido considerada inferior
únicamente por su condición sexual.

La CEPAL, analiza de manera general las relaciones de género en base a su carga


laboral, escolaridad, igualdad salarial, enfrentamiento contra la violencia, trabajo de-
cente, polı́tica pública, participación y salud.

Especı́ficamente, el trabajo de Milosavljevic (2007) recopila información que evidencia


los rasgos de desigualdad de género en la región. El trabajo presenta un informe es-
tadı́stico acerca de la evolución de las brechas de género alrededor de los años 2000
y 2005. Milosavljevic (2007) muestra la importancia de sustentar los desafı́os hacia la
igualdad actual y futura entre hombres y mujeres, mediante evidencias y argumentos
que permitan superar las formas de discriminación a la que están sometidas las mu-
jeres en diversos ámbitos. Para alcanzar este objetivo, en el estudio se utilizaron las
estadı́sticas de fuentes de información oficial, registros administrativos y encuestas es-
pecı́ficas de los paı́ses, mismas que proporcionaron datos significativos para el análisis
de género.

Dentro del contexto rural, en el Ecuador, Martı́nez (1992) hace referencia a los estudios
del empleo rural en el Ecuador, considerando su estructura, especificidad, caracterı́sti-
cas y estacional. A pesar de que el trabajo es cualitativo, Martı́nez (1992) afirma que
el empleo rural es diversificado, donde la agricultura no es la única fuente de empleo,
y donde la mujer asume tareas diversas dentro de su participación económica y su
trabajo ha sido desvalorizado frente a otros propios de la zona.
8 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

Finalmente, los estudios investigados hacen referencia a un análisis de salarios en


base a variables demográficas (sexo, etnia), pobreza y sectores productivos; pero no
realiza referencia alguna a la diferenciación entre sectores urbanos y rurales, con todas
las connotaciones antes mencionadas. Por otro lado, la inclusión de diferentes varia-
bles, no incluidas anteriormente en otros modelos, permitirá una aproximación real a
la problemática salarial de la mujer rural.

1.1.2. LA PROBLEMÁTICA DE LA DESIGUALDAD DE GÉNERO.

La estructura social comprende los elementos fundamentales de la humanidad. Ésta


se refiere a una formación social concreta, determinada históricamente, y donde se
sintetizan y vinculan relaciones de producción y fuerzas productivas en un periodo de-
terminado de desarrollo de la sociedad. Ası́, el análisis coyuntural lleva a comprender
los principios que organizan y hacen posible la realidad de los actores en una sociedad,
ası́ como el desarrollo de los acontecimientos que influenciaron a su comportamien-
to (INCEP, 2002). Según Ariza y De Oliveira (2000) y, Garcı́a y De Oliveira (2007), la
posibilidad de buscar las interacciones entre las diferentes formas de inequidad difie-
re en cuanto al análisis entre los ejes de ellas y mientras se potencie o minimice la
importancia de la relación entre las formas de inequidad.

La existencia de grandes brechas demográficas, polı́ticas y laborales, señalan la nece-


sidad de analizar las razones especı́ficas por las que la igualdad entre géneros no es
una realidad en toda su magnitud, aun cuando el compromiso de las naciones está pre-
sente. Si la desigualdad entre géneros resulta evidente en varios ámbitos, la situación
de las mujeres entre las zonas urbanas y rurales indica diferencias aún más crı́ticas, no
únicamente por la falta de recursos que impiden el desarrollo y autonomı́a económi-
ca de la mujer rural, sino por las diferencias sociales, culturales, polı́ticas, laborales
y, modelos implementados que no permiten el desarrollo sostenido de una economı́a
equitativa.

Por una parte, se trata de explicar las implicaciones de la inequidad de género basado
en el análisis y la comparación de los diferentes sectores sociales. Otra visión realiza
un análisis de estratificación social, como una forma de relacionar directamente la cla-
se social y el género, y que funcione como un sesgo jerárquico que pocas veces es
considerado; y, además una tercera postura que busca un factor común para las for-
1.1. REVISIÓN DE LA LITERATURA 9

mas de inequidad y que integre de forma simultánea las inequidades de género. Esta
última postura sostiene que estas estructuras generan sistemas de distinción social-
mente aceptados que producen desigualdades persistentes y perdurables (Garcı́a &
De Oliveira, 2007), para este estudio: el ámbito laboral.

La inequidad de género se origina en contextos históricos y socioculturales que se


manifiestan en diferentes formas de discriminación: de oportunidades, de segregación
ocupacional, salarial, por violencia, de poder, de protección, etc.; como resultado de
una serie de factores ideológicos, culturales y polı́ticos.

Debido a su condición sistémica, la inequidad de género posee una estrecha relación


con la estructura social. Los procesos en donde se identifican y materializan las interac-
ciones de una sociedad, permiten sugerir la necesidad de incluir nuevas concepciones
acerca de la igualdad de género como propósito de las polı́ticas públicas. Por lo tan-
to, es necesaria la implementación de polı́ticas públicas que generen un impacto real
y que transformen los mecanismos que reproducen la desigualdad social (Guzmán &
Montaño, 2012). Si bien las polı́ticas públicas con perspectiva de género han genera-
do debates, es de suma importancia analizar los diferentes aspectos que involucran el
desarrollo de hombres y mujeres, pero sobretodo identificar las áreas prioritarias que
inciden de forma directa en el desarrollo de estas.

Las diversas formas de desigualdad social se desarrollan de forma simultánea, y se


articulan con otras desigualdades socioespaciales y sociolaborales1 . Las mismas que
actúan sobre la sociedad y se presentan como desventajas y condiciones replicadas a
lo largo del tiempo (Garcı́a & De Oliveira, 2007).

Los diferentes procesos económicos, sociales y culturales, no delimitan marcos na-


cionales o regionales, y el área rural se ve igualmente afectada. Este sector ha sido
poco identificado, aun cuando se lo reconoce como un sector vulnerable y donde las
limitaciones afectan directamente al contexto en el que se desenvuelve (CEPAL, 2002).

En el año 1979, la convención de las Naciones Unidas sobre la eliminación de todas


las formas de discriminación contra la mujer, creó una normativa internacional para
comprometer a los gobiernos a la búsqueda de la equidad de género y la superación de

1 Las desigualdades socioespaciales hacen referencia a las diferencias marcadas de carácter re-
gional, entre áreas urbanas y rurales; mientras que las desigualdades sociolaborales se refieren a las
ocupaciones, ramas de actividad, tamaño de la empresa, etc.
10 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

la discriminación que afecta a las mujeres. Al finalizar el siglo XX, 189 paı́ses miembros
de las Naciones Unidas se acogieron al compromiso mundial de desarrollo, reflejado
en la agenda mundial y especı́ficamente en los Objetivos de Desarrollo del Milenio
(ODM), que buscaban sostener una lucha global contra la pobreza y la desigualdad
(Valdés & Palacios, 1999).

En la actual agenda de la ONU se postulan los Objetivos de Desarrollo Sostenible


(ODS) que sustituyen a los ODM, donde se plantea como objetivo uno la erradicación
de la pobreza extrema y el hambre mediante la creación de marcos normativos sólidos
en los planos nacional, regional e internacional, con estrategias de desarrollo a favor
de los pobres y que sobretodo incluyan a la perspectiva de género, como una forma
activa de erradicación la pobreza; la discriminación que sufren mujeres indı́genas y
afrodescendientes; y, no menos importante, las condiciones precarias de autonomı́a
económica y social que afectan a las mujeres trabajadoras agrı́colas en las zonas de
cultivo andinas.

El tercer objetivo de los ODS, promueve la igualdad entre los géneros y el empodera-
miento de la mujer, que motiva a una plena e igualitaria participación de las mujeres en
todos los ámbitos de la vida, en la toma de decisiones, y la necesidad de hacer frente a
los altos niveles de violencia intrafamiliar y contra la mujer. Finalmente, el octavo obje-
tivo señala la importancia de promover un crecimiento económico sostenido e inclusivo
de hombres y mujeres, pleno empleo, igualdad de remuneración por trabajo de igual
valor para todos y la generación de un entorno de trabajo seguro.

Se reconoce además que la igualdad de género no es solo un objetivo por derecho


propio, sino que también desempeña un papel fundamental en referencia a todos los
demás. Esto constituye el reconocimiento de la necesidad de incluir a la perspectiva
de género dentro del ámbito laboral (Milosavljevic, 2007).

Al mismo tiempo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), reconoce


una gama de derechos en beneficio de las mujeres y señala la falta de garantı́as de
estos, cosiderando que en todos los ámbitos genera un efecto multiplicador negativo
durante el ejercicio del resto de derechos humanos.

La equidad entre mujeres y hombres es una cuestión de derechos humanos, y consti-


tuye una condición por medio de la cual es posible alcanzar la justicia social, además
de ser un requisito necesario y fundamental para el desarrollo (ONU, 1995).
1.1. REVISIÓN DE LA LITERATURA 11

En el Ecuador, la implementación de un modelo de desarrollo que posiciona al ser


humano como principio y fin del buen vivir, ha generado la necesidad de potencializar
la diversidad de derechos, en el ejercicio pleno de ellos. Desde este punto de vista, el
mayor reto es avanzar hacia la igualdad, para ello el Estado debe garantizarla y por
consiguiente prohibir toda forma de discriminación.

La Constitución de la República2 , en el artı́culo 2 y 70 respectivamente establece que


todas las personas son iguales y gozan de los mismos derechos, deberes y oportunida-
des. El Estado ejecutará polı́ticas, planes y programas con enfoque de género, mismos
que permitirán alcanzar la igualdad. Ası́ mismo, en el Régimen del Buen Vivir (arts. 341
y 342) se cita que el Estado asignará los recursos financieros para la protección integral
de sus habitantes a lo largo de sus vidas y priorizará su acción hacia aquellos grupos
que requieran consideración especial por la persistencia de desigualdades, exclusión,
discriminación o violencia. En búsqueda de la igualdad de género, en el artı́culo 331
especı́fica que se garantizará igualdad a las mujeres, en cuanto al acceso al empleo, a
la formación laboral y profesional, a la remuneración equitativa, ası́ como a la iniciativa
de trabajo autónomo. Conjuntamente a esto, en el Plan Nacional de Desarrollo en el
objetivo 2, se especifica la necesidad de auspiciar la igualdad, cohesión e integración
social, con la finalidad de contribuir a la generación de emprendimientos productivos
orientados por el buen vivir3 .

1.1.3. IGUALDAD Y AUTONOMÍA DE LA MUJER

Los estudios de género, tienen sus inicios y posterior desarrollo en el movimiento femi-
nista de los años 60 y 70 en Estados Unidos e Inglaterra, y plantean la necesidad de
buscar una relación entre la ciencia y la acción polı́tico-social. Estos estudios exponen
la situación de la mujer en búsqueda de cambios de carácter social.

Si bien, los estudios de género, reconocen las diferencias entre hombres y mujeres,
en lugar de minimizarlas, pretenden revalorizar la identidad de género femenina con el
objetivo de eliminar el sistema de opresión que se ha construido en función de dichas
diferencias (Espinar, 2003).

2 Constitución de la República del Ecuador. Quito, Registro Oficial, 20 de octubre de 2008.


3 Plan Nacional para el Buen Vivir. 2013-2017, Senplades.
12 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

Los estudios con perspectiva de género permiten diferenciar términos y formas que
definen otros detalles con mayor claridad, como los conceptos de sexo y género. En
general la perspectiva de género implica el reconocimiento entre las diferencias sexua-
les y las atribuciones y representaciones sociales que se construyen en base a esta
diferencia sexual, misma que marca la estructura de la sociedad (Lamas, 1996).

De Beauvoir (1949) propone las bases del término género indicando que “una mujer no
nace sino que se hace“. Plantea la idea de que las caracterı́sticas de la mujer no son
netamente femeninas, sino que son el resultado de formas de comportamiento apren-
didas como resultado de un proceso social e individual. Se simplifica el concepto de
género al referirse a la aplicación de comportamientos y actitudes de hombres y mu-
jeres, es decir al conjunto de contenidos que cada sociedad atribuye a las diferencias
sexuales (Gonzales, 2001).

Por otro lado, el término sexo hace referencia a la base biológica de las diferencias
entre hombres y mujeres. En definitiva, se puede afirmar que el género no es más
que la interpretación cultural y social del sexo, en cuanto a expectativas y roles por
desempeñar de hombres y mujeres y que es conocido como el sistema sexo-género,
elemento que es fundamental para la base de toda sociedad (Espinar, 2003). De esta
forma, el sexo se hereda y el género se adquiere a través del aprendizaje cultural.

De acuerdo a Lamas (2000), la distinción entre los términos género y sexo permite
analizar mejor la realidad social, comprendiendo que las caracterı́sticas humanas con-
sideradas femeninas son el resultado de un complejo proceso individual y social, en
lugar de derivarse exclusivamente de su sexo natural.

La identificación del concepto de género permite socializar los roles asumidos como
masculinos y femeninos. Además, permite la definición de normas socialmente catalo-
gadas para un sexo en especı́fico como identidad propia, y finalmente naturalizar las
diferencias de género, comprendiendo además que a lo largo del tiempo la forma en
la que una persona percibe al género puede variar simplemente al vivir. Esto como
resultado de los cambios que experimenta dentro la sociedad y con ella la manera de
juzgarla.

El género no es considerado como una categorı́a de análisis aislado, debido a la rela-


ción social entre hombres y mujeres de la que es motivo. Es un elemento transversal
que se expresa dentro de las relaciones sociales, normas y organizaciones polı́ticas y
1.1. REVISIÓN DE LA LITERATURA 13

que de cierta forma representa el poder (Ribas, 2004).

Con el objetivo de realizar un análisis con criterio categorizador en cuanto a la perspec-


tiva de género, se ha dividido al estudio general en diversas formas de discriminación
por género. Las cinco dimensiones fundamentales son:

1. Biológica: Dimensión que agrupa a las diferentes caracterı́sticas biológicas y fi-


siológicas que forman el conjunto de particularidades de hombres y mujeres.

2. Económica: Dimensión que expresa las actividades que naturalmente son conce-
bidas para hombres y mujeres, denominada: “organización del trabajo por géne-
ro“, y que atribuye las actividades de reproducción social a la mujer, mientras que
la producción visible activa es asignada a los hombres.

3. Psicológica: Nivel de dimensión donde se analiza y acepta la realidad especı́fica


como una verdad, mediante la experiencia social y cultural y donde el orden social
está reproducido y aceptado en los diferentes ámbitos de la vida humana. Este
tipo de comportamientos no requieren justificación y son legı́tima y evidentemente
aceptados por las estructuras sociales.

4. Social: Esta dimensión explica las diferencias basadas en el género entre hom-
bres y mujeres en función de los pilares de una sociedad, construidas a partir
de deberes y prohibiciones. Esta forma de discriminación genera en los grupos
una gran carga cultural y se encarga de reproducir el comportamiento aceptado
para hombres y mujeres. Por ejemplo, las mujeres dentro de la sociedad cumplen
un papel básico de educadoras y cuidado, mientras que los hombres procuran la
ostentación del poder.

5. Polı́tica: Dimensión basada en el compendio de todas las anteriores. Es una for-


ma de relacionamiento en todos los ámbitos de la vida, pero basado en un orden
polı́tico, relaciones de poder y mecanismos con los que se organiza jerárquica-
mente a una sociedad y donde los modelos de patriarcado son cada vez más
frecuentes.

Conjuntamente con esto, cuando se habla de sexo-género no se limita exclusivamente


a analizar la relación basada en el sexo sino a las caracterı́sticas que marcan dife-
rencia entre hombres y mujeres y que se traducen en desigualad, jerarquización de
14 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

componentes, roles y funciones inferiorizadas para la mujer. Estas diferencias limitan


la autonomı́a de la mujer, considerada como su libertad de movimiento y de toma de
decisiones, mismas que se traduce en un indicador importante en cuanto a la aproxi-
mación del desarrollo de la condición social de la mujer.

Mediante los análisis de perspectiva de género, se busca destacar las desigualdades


entre hombres y mujeres y, que se traducen en obstáculos que impiden su total desa-
rrollo y libre ejercicio de derechos, atribuyendo los comportamientos de discriminación
a algún motivo más que el azar (CEPAL, 2003).

1.1.4. DISCRIMINACIÓN Y DESIGUALDAD DE GÉNERO

La discriminación y la desigualdad son consideradas formas de violación de derechos


humanos. Esta dicriminación guarda directa relación con el desperdicio de talento hu-
mano, reflejado en los sistemas productivos y de crecimiento económico como formas
débiles de cohesión social. La eliminación de ellas promueve la igualdad de oportuni-
dades y de trato para hombres y mujeres.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define a la discriminación como la


distinción, exclusión, trato diferenciado o preferencial por motivos de raza, color, se-
xo, religión u opinión polı́tica que una persona posea y donde se vean afectadas sus
oportunidades. En el ámbito laboral la discriminación surge como el trato diferenciado
por caracterı́sticas determinadas e independientes de los requerimientos solicitados
en el trabajo (OIT, 2007). Por el contrario, no todas las formas de distinción pueden ser
consideradas discriminación, por ejemplo el trato diferenciado basado en los méritos
individuales.

Las formas de discriminación no son un acto excepcional, sino un comportamiento


arraigado en los valores, normas y formas de conducta socialmente aceptadas y domi-
nantes.

La discriminación puede ser considerada directa, indirecta o estructural. La discrimina-


ción directa hace referencia a los tipos de normas y prácticas que generan exclusión o
preferencia hacia un grupo especı́fico de personas. En el campo laboral, por ejemplo,
este tipo de discriminación se presenta en las especificaciones de edad, estado civil e
incluso discriminación por embarazo.
1.1. REVISIÓN DE LA LITERATURA 15

Por el contrario, la discriminación indirecta ocurre mediante normas o prácticas que


en principio aparentan neutralidad, y generan efectos desproporcionados en grupos
especı́ficos sin ninguna justificación. Por ejemplo, la exclusión de actividades benefi-
ciosas para ciertos grupos de forma intencional, trato diferenciado traducido en presta-
ciones sociales y remuneraciones y, protecciones jurı́dicas diferenciadas.

Finalmente, la discriminación estructural se refiere a comportamientos basados en el


orden social, estructuras institucionales y jurı́dicas, como por ejemplo el trato diferen-
ciado en educación dirigido a minorı́as étnicas y sectoriales. Estos tipos de discrimina-
ción, dentro de la relación entre hombres y mujeres, señalan que la situación real entre
ellos no es únicamente de desigualdad sino de discriminación (Ribas, 2004). Con-
siderando que la igualdad de género resulta del libre desarrollo de las capacidades
personales sin limitaciones en cuanto a los roles estrictos de género. Es decir donde
hombres y mujeres sean valorados de igual manera.

Es ası́, como la discriminación en el ambiente laboral se produce cuando dos personas


que poseen el mismo nivel de productividad, en condiciones laborales similares, y que
son parte de grupos diferentes; reciben trato diferenciado y resultados distintos en
términos de salarios y/o acceso al mercado laboral.

La desigualdad entonces surge de las construcciones socioculturales e históricas que


convierten las diferencias sexuales o biológicas en diferencias discriminatorias, mis-
mas que se traducen en la división sexual de trabajo , acceso diferenciado a niveles
jerárquicos y, en general, en diversas formas de discriminación laboral por razones de
sexo.

1.1.5. MERCADO LABORAL Y BRECHAS SALARIALES

El origen de la clasificación y definición del trabajo está situada en la Revolución In-


dustrial, como consecuencia del traslado del sistema de producción del hogar hacia las
fábricas, en forma de mano de obra, y donde se intercambiaba el trabajo por un sala-
rio. Es decir, se clasificaban entre aquellos que poseı́an un empleo y quienes no. Esta
clasificación no distinguı́a entre quienes no realizaban trabajo alguno y quienes no re-
cibı́an una remuneración, es decir aquellos que se ocupaban de las tareas domésticas
y de cuidado. Dicha distinción provocó diferencias de género en el trabajo, puesto que
16 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

han sido los hombres quienes han formado desde siempre gran parte de la mano de
obra.

Según Reskin y Padavic (1994), esta distinción generó, en primer lugar, la asignación
de trabajos especı́ficos para hombres y mujeres; el trabajo remunerado a los hombres
y el no remunerado a las mujeres. Por lo tanto los hombres determinaban la fuerza de
trabajo y su salario representaba el sostén total de la familia. Por otro lado, el trabajo
principal era la producción donde se cobraba exclusivamente por el trabajo, mas no
por actividades de autoconsumo. Es decir el trabajo se concebı́a como la realización
de actividades remuneradas únicamente e invisibilizaba el trabajo en el hogar por no
considerarse “trabajo real“.

Reskin y Padavic (1994) definen al trabajo como la actividad que incluye diferentes
formas de producción, como bienes y servicios para autoconsumo o de intercambio
por ingresos. Ası́, se definen tres tipos de trabajo.

1. Trabajo remunerado o de mercado que genere ingresos.

2. Trabajo forzado con poca o nula remuneración.

3. Trabajo no remunerado (trabajo doméstico). Este tipo de actividad es considerada


como una obligación con costos en tiempo y energı́a, no poseen un salario y son
indispensables para la reproducción social.

En base a este tema existen ambigüedades para el trabajo no remunerado, como traba-
jo doméstico en el hogar, trabajo doméstico con remuneración, o el trabajo reproductivo
de la mujer al cuidado de los hijos.

De manera general, para el ámbito laboral, la discriminación hacia las mujeres está ba-
sada en procesos básicos, como la baja probabilidad de trabajar a tiempo completo a
pesar de cumplir con las tareas domésticas y familiares (jornada extendida), de recibir
un salario bajo en condiciones bajas, entre otras.

Especı́ficamente, Ospino, Roldán, y Barraza (2011) señalan que la discriminación la-


boral ocurre cuando el ingreso entre hombres y mujeres es desigual a pesar de poseer
las mismas capacidades técnicas. Es por esta razón que el respeto y la garantı́a de los
derechos laborales de las mujeres, libres de toda forma de discriminación y en condi-
ciones de igualdad es un componente clave para la superación de las limitaciones y
1.1. REVISIÓN DE LA LITERATURA 17

para el libre ejercicio de los derechos de las mujeres. De esta forma se garantiza la
inserción y permanencia de las mujeres en el mercado laboral (CIDH, 2011).

Algunos organismos internacionales como la CIDH indican que, para hacer frente a la
desigualdad de género entre hombres y mujeres, es necesario garantizar el bienestar
laboral en varios aspectos (CIDH, 2011):

1. Derecho a la remuneración equitativa, y a la igualdad de trato por trabajo de igual


valor para hombres y mujeres y, que asegure la subsistencia de toda la familia en
condiciones dignas.

2. Derecho a las mismas oportunidades de empleo, al acceso a todos los niveles


jerárquicos, en base a sus competencias y a todas las prestaciones.

3. Goce de estabilidad laboral.

4. Jornadas laborales igualitarias para hombres y mujeres, con la cohesión de va-


caciones y horas libres de acuerdo a la ley.

BRECHAS SALARIALES

La igualdad de salarios entre hombres y mujeres implica más que una cuestión ne-
tamente económica, esta involucra la distribución equilibrada de los cargos laborales
tı́picamente feminizados y masculinizados, entre otros aspectos. Esto implica que la
forma desigual de la distribución del trabajo en cada sector constituye un factor deter-
minante en la formación de la brecha de ingresos.

Las brechas salariales, se entienden como discriminación salarial, y constituyen la di-


ferencia de salarios determinada por el sexo y no por el trabajo realizado. El salario ha
sido establecido por los empleadores y la intervención de los gobiernos, en cuanto a la
fijación de salarios mı́nimos.

En general los salarios se encuentran establecidos por otros aspectos sociales:

1. La naturalización de actividades y tareas especı́ficas como femeninas.

2. La concesión de ingresos salariales extras debido al rol de jefe de familia única-


mente asignado a hombres.
18 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

3. Diferenciación de trabajos como “ligeros“ y “pesados“ asignados a hombres y


mujeres, lo que genera diferenciación de salarios.

Es decir, el salario se fija como el resultado de un sin número de factores sociales que
se traducen en el mercado y que reflejan la subvaloración del trabajo de la mujer; y,
por ende la asignación de salarios bajos.

Para analizar las desigualdades derivadas de la discriminación salarial se pueden to-


mar en cuenta dos enfoques. El primer enfoque hace énfasis a las caracterı́sticas como
la edad, el nivel de educación, formación profesional, segregación laboral y otras que
hacen referencia a la composición laboral. Estas variables sugieren una función im-
portante en la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo y en la estructura
del mercado laboral, e influyen directamente en la existencia de brechas salariales. Un
segundo enfoque hace referencia a las diferencias entre grupos, es decir, en ciertas
ocupaciones, ramas de ocupación, etc. Este enfoque señala que este tipo de desigual-
dades, pueden explicarse únicamente como discriminación (Ribas, 2004).

Por lo tanto la formación de brechas salariales es la consecuencia de la división sexual


del trabajo, es decir de las condiciones que incorporan a las mujeres en los trabajos
socialmente feminizados, peor remunerados, con menor valor y con extensas cargas
horarias de trabajo (OIT, 2011).

En teorı́a deberı́a existir un igual salario pagado para hombres y mujeres por realizar
trabajos de igual valor, aun cuando en general por el hecho de ser mujer o por desem-
peñar un trabajo tradicionalmente femenino, se paguen salarios inferiores (OIT, 2001).
Dentro de este aspecto se puede diferenciar la discriminación directa e indirecta.

Anteriormente se mencionó a las diferentes formas de discriminación, pero dentro del


estudio del salario, según estudios de la OIT, la discriminación directa ocurre cuando
hombres y mujeres ocupan los mismos lugares de trabajo y aun ası́ sus condiciones
de remuneración son discriminatorias. Por otra parte, la discriminación salarial indirec-
ta hace referencia a las diferencias existentes en los requerimientos de desempeño,
capacidades y otras aptitudes, pero dentro de los diferentes puestos de trabajo, dejan-
do en evidencia que no se considera el principio de trabajo de igual valor y por ende
existe discriminación. Al incorporarse este principio, se hace necesario analizar las ra-
zones por las que los sistemas de clasificación, remuneración, formas de evaluación y
la sectorización de ocupaciones han resultado tan variadas e influyen de manera tan
1.1. REVISIÓN DE LA LITERATURA 19

particular en el salario de las mujeres.

Ribas (2004) muestra que la discriminación laboral basada en el ingreso incluye algu-
nas otras especificaciones como:

1. La evidencia empı́rica ha demostrado que los salarios de los hombres tienden


a incrementarse hasta los 50 años de edad, mientras que los salarios de las
mujeres tienen un aumento lento y se reducen entre los 30 a 40 años de edad. Es
decir que la brecha salarial presentarı́a una disminución entre hombres y mujeres
jóvenes y se incrementa a medida que aumenta su edad.

2. La división del trabajo determina la discriminación salarial debido a que esta ge-
nera una reducción en el salario de trabajos tı́picamente femeninos como resul-
tado de la demanda laboral de mujeres y la poca oferta. Por otra parte, si los sa-
larios se establecen en función del tipo de trabajo estos dan origen a una escala
de salarios donde los hombres encabezan los salarios más altos, produciéndose
ası́ las diferencias salariales.

3. Tomar en cuenta las tendencias mundiales laborales, donde las actividades de la


mujer son consideradas inferiores y donde el estándar que se analiza involucra
únicamente las actividades masculinas, implica comprender que la devaluación
del trabajo de la mujer ha conllevado a la asignación de un estatus de segunda
orden para sus actividades.

1.1.6. DESIGUALDAD HACIA LA MUJER RURAL

La mujer rural es considerada como parte de un grupo vulnerable, que carece de meca-
nismos que promuevan un enfoque integral de desarrollo y basados en una perspectiva
de equidad (CEPAL, 2002).

El trabajo comprendido como el conjunto de actividades humanas remuneradas, o co-


mo productoras de bienes o servicios en una economı́a con el fin de satisfacer las
necesidades, constituye el eje más importante para la autonomı́a de hombres y muje-
res. Es por esta razón que analizar la problemática del trabajo de la mujer rural implica
extender el análisis a un estudio con una perspectiva diferente, donde se aborden los
20 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

temas de fondo acerca de los motivos que ocasionan la desigualdad laboral entre hom-
bres y mujeres de esta zona.

De manera general, la desigualdad es evidente dentro de la vinculación entre los secto-


res urbanos y rurales, debido principalmente a marcadas diferencias territoriales, nive-
les de acceso a servicios, tecnologı́as inapropiadas, carencia de información, modelos
patriarcales y machistas insertados en las comunidades, condiciones climáticas, entre
otras. La disparidad entre los sectores rurales y urbanos, indica la necesidad de prio-
rizar esfuerzos en beneficio de los hogares rurales y la sinergia entre ambos sectores
(CEPAL, 2002).

La estructura productiva dificulta la creación de empleos de buena calidad en el área


rural, sobretodo al comprender los patrones tradicionales de género que se presentan
en este sector y dejando de lado su aporte dentro de la economı́a campesina. En
el sector rural las mujeres realizan trabajos de agricultura en condiciones precarias
(trabajadoras por cuenta propia y trabajo no remunerado), lo que ocasiona cierto tipo
de dependencia hacia los hombres (CEPAL, 2015).

Entre los principales problemas de carácter estructural dentro de la zona rural y de


acuerdo a la CEPAL están.

1. Aislamiento geográfico y falta de acceso a comunicaciones.

2. Deterioro ambiental y de la base productiva.

3. Alto grado de riesgo en la agricultura.

4. Tecnologı́as inapropiadas.

5. Carencia de información.

6. Falta de acceso a los mercados de tierra, agua, crédito y bienes en general.

7. Los riesgos de la actividad inherentes a las condiciones climáticas.

8. El bajo potencial productivo de la tierra.

9. Dificultad para acceder a servicios básicos.

10. Niveles bajos de educación y altas tasas de analfabetismo.


1.1. REVISIÓN DE LA LITERATURA 21

11. Dinámica demográfica relacionada con la fecundidad.

12. Modelos sociales adoptados.

Dentro de las actividades básicas de la mujer rural, la economı́a campesina ha tomado


fuerza, convirtiéndose en una forma de trabajo informal que genera niveles de pobreza,
como consecuencia de las condiciones precarias de su desarrollo. En este sentido,
la equidad es un elemento transversal que se convierte en un eje primordial para la
inserción eficiente de la mujer en términos de condiciones y dificultades que enfrenta
la agricultura tradicional frente a la globalización (CEPAL, 2002).

En el área rural, se manejan formas “naturales“ de comportamiento y desarrollo de


la sociedad, entre ellas el modelo patriarcal. Este modelo plantea comportamientos
de poder y autoridad centralizados en el hombre, donde la mujer dedica su tiempo a
labores domésticas, de cuidado y no remuneradas. Dentro de este contexto, la inser-
ción al mercado laboral de la población femenina busca la generación de fuertes cam-
bios culturales, donde la identidad propia de la mujer , su autonomı́a e independencia
económica sean factores que definan su desarrollo independientemente de la carencia
de infraestructura y servicios adecuados, propios del área rural (Ortega, 2012).

En un alto porcentaje de los hogares rurales, la mujer cumple un triple rol, ama de ca-
sa, trabajo reproductivo (responsabilidad de crianza y educación de hijos) y productivo
(proveedora secundaria de ingresos, como trabajo agrı́cola), y el trabajo comunal en
torno a la provisión de productos de uso colectivo. La diferenciación del trabajo entre
hombres y mujeres regido en base al análisis de los roles entre ambos permite eviden-
ciar la diferencia del valor real atribuido al trabajo de cada uno y sobretodo la razón de
la subordinación de la mujer en el área rural (Moser, 1997).

El hecho de que las mujeres sean consideradas por la sociedad como las únicas res-
ponsables del cuidado del hogar y las tareas domésticas incide en la inserción de ellas
en el mercado laboral y refleja la desigualdad de oportunidades a la que se enfrentan.

La familia y el cuidado constituyen un pilar fundamental en la vida cotidiana de las


mujeres, además de que su estructura tiene diversas implicaciones puesto que no sólo
la participación femenina en el trabajo remunerado está estrechamente ligada a las
responsabilidades familiares, sino a las opciones, oportunidades y obstáculos que las
mujeres enfrentan diariamente pero que no han sido reconocidas, ni salarialmente, ni
22 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

como jornada real de trabajo (Milosavljevic, 2007).

Al mismo tiempo, la adaptación del trabajo de cuidado (reproductivo) como inherente-


mente femenino, tanto en los sectores urbanos como rurales, genera desventajas y una
sobrecarga de trabajo para las mujeres. Estas desventajas se traducen y reproducen
en esferas laborales, donde la inserción de mujeres a mercados laborales no provoca
una reducción directa de las brechas de género.

La economı́a del hogar ha demostrado que las mujeres rurales enfrentan barreras para
el ingreso al trabajo no agrı́cola por su falta de educación, obligándolas a optar por otro
tipo de actividades complementarias a sus actividades cotidianas como el pequeño
comercio e informal.

La agricultura como figura primaria de trabajo de la mujer rural ha llevado a la población


femenina a la incorporación al empleo remunerado, la diversificación del empleo rural
agrı́cola (desarrollo de cultivo de exportación y agro-industria), actividades de empleo
no agrı́cola e incluso fenómenos de emigración que han incrementado el número de
mujeres jefas de hogar (Ortega, 2012).

Según estudios de la CEPAL, en general dentro del sector rural la participación laboral
de la mujer se distribuye entre los hogares como diversificados o mixtos y las activi-
dades no agrı́colas. Dentro de estos predios de producción agrı́cola, las tareas son
distribuidas entre tareas agropecuarias con fuerza de trabajo familiar y tareas polifun-
cionales de cada miembro; considerando que el tiempo de la mujer está distribuido
entre las tareas remuneradas y no remuneradas, lo que extiende aun más su horario
de jornada (Bentancor & Modrego, 2011).

Las actividades de trabajo de la mujer no aplican únicamente a tareas dentro de los pre-
dios agrı́colas, sino también actividades como la ganaderı́a (pastoreo y alimentación),
cultivos en las parcelas e inclusive a sustituir a los hombres dentro de la especializa-
ción por género de las labores agrı́colas como resultado de la mayor inserción de los
hombres a trabajos asalariados fuera de las parcelas de producción familiares. Esto
lleva a las mujeres a tomar puestos de trabajo poco remunerados e incluso con bajas
prestaciones basadas en su bienestar (Ortega, 2012).

En el sector rural se identifica otra forma de trabajo, el autoconsumo. Valorar el aporte


que la mujer realiza a la producción para autoconsumo, implica reconocer que dentro
1.1. REVISIÓN DE LA LITERATURA 23

de las actividades que realiza existen tareas diversas dentro de sus tareas de pro-
ducción, que no únicamente cubren la provisión de alimentos y otros bienes para el
comercio fuera del hogar, sino que algunos bienes de estos proveen de alimento y
generan bienestar al propio hogar (Campillo, 1994).

Sin embargo, a la discriminación causada por el género se agregan otros factores re-
lacionados con las caracterı́sticas personales de la mujer. Especı́ficamente, la mujer
rural se ve afectada por la invisibilización de su trabajo (CEPAL, 2015), como se ha
evidenciado, debido a la falta de registro de estas actividades. En la zona rural existen
tareas que no son reconocidas como trabajo al igual que las actividades productivas
por ser actividades domésticas. La dificultad de la recolección de estos datos respon-
de a varios factores como la realización simultánea de diferentes actividades que no
permiten contabilizar ciertos trabajos.

Además que los modelos patriarcales ubican a la sustentación económica como un


rubro totalmente masculino al momento de recabar información. Dejando de lado la
contribución de la mujer y por lo tanto la información queda incompleta. La presencia
de ese sistema patriarcal no sólo se reduce a la idea de que quien recibe ingresos es
el hombre, sino que refleja otras caracterı́sticas como la desigualdad en el trabajo no
remunerado, la falta de remuneración en trabajos agrı́colas, entre otras (Ortega, 2012).

Para el presente estudio, donde se analiza la existencia de una brecha salarial, es im-
portante señalar los tipos de ingreso. Bentancor y Modrego (2011) plantean diferentes
fuentes de generación de ingresos para el sector rural:

1. Ingreso predial: Indica el nivel de ingresos por autoempleo agrı́cola4 y en general


de las actividades de negocios en relación a éste sector e incluyendo fuentes de
autoconsumo de productos agrı́colas.

2. Ingreso asalariado agrı́cola: Ingresos asalariados del sector agrı́cola e incluye


fuentes de pago en especies.

3. Empleo rural no agrı́cola (ERNA): Ingresos asalariados de actividades no agrı́co-


las e incluye actividades autoempleadas no agrı́colas.

4 Autoempleo agrı́cola: consiste en desarrollar una actividad agrı́cola creada y ejercida por el propio
individuo, quien dirige esa actividad y obtiene ganancias por ello.
24 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

4. Remesas: Transferencias privadas de ingresos (donaciones, becas, pensiones,


etc.)

5. Transferencias públicas: Ingresos monetarios y no monetarios.

6. Otros ingresos: Ingresos corrientes por concepto de arriendo, inversiones en ins-


trumentos financieros, etc.

Dentro de estos, la variable ingreso, para este estudio será el ingreso laboral única-
mente y no el ingreso total. Los detalles de esto se explicarán más adelante.

La desigualdad es un rasgo propio del área rural en el Ecuador, caracterizada por el


planteamiento de un modelo patriarcal con figuras predominantes de autoridad y poder
centralizado en el hombre, puesto que la mujer ha sido relegada al cuidado doméstico,
reproductivo y productivo de la tierra (Martı́nez, 1992). Las mujeres rurales desarro-
llan un patrón de trabajo doméstico no remunerado en sus hogares y deben enfrentar
la manutención propia, de los hijos y del hogar en su conjunto, lo que las obliga a
incorporarse al mercado laboral a través de los servicios domésticos y el comercio mi-
norista (artesanı́as y agricultura) ocupaciones que tienen bajos niveles de salarios y
escolaridad (Ortega, 2012).

Por lo tanto se considera al sector rural ecuatoriano como heterogéneo en cuanto a


su estructura productiva y la forma de organización social, considerando las diferen-
tes regiones que lo conforman, y que evidencia la calidad de los mismos. El empleo
en el sector rural demuestra la modificación del perfil de ocupación, que se acopla
de acuerdo a las actuales actividades de la población rural fuera del ámbito agrı́cola.
Es ası́ como alrededor del 40 % de ellos se encuentran trabajando en actividades no
agropecuarias, artesanı́a, comercio y servicios.

Las zonas rurales del Ecuador se han dividido en tres territorios:

1. Costa, convirtiéndose en el mercado más dinámico con el predominio de acti-


vidades agrı́colas y ganaderas comerciales como banano, camarón, maı́z duro
en manos de los hombres, entre otros espacios de concentración de tierra con
producciones arroceras.

2. Sierra, ha generalizado un mercado intra-campesino con presencia de intercam-


bio de productos por unidades minifundistas, donde predomina el trabajo feme-
1.1. REVISIÓN DE LA LITERATURA 25

nino en parcelas y donde ellas se involucran más en el proceso productivo (no


remunerado).

3. Amazonı́a, basa su economı́a campesina en la producción dentro de parcelas fa-


miliares. Las actividades son distribuidas entre la mujer y los hijos, puesto que en
los últimos años, el hombre posee empleos asalariados fuera de las comunidades
(Martı́nez, 2000).

Los trabajos asalariados del sector rural han demostrado ser estables y vinculados
principalmente a unidades campesinas heterogéneas, donde trabaja mano de obra
menos calificada, con remuneraciones bajas y una oferta laboral precaria que desarro-
lla una proletarización informalizada detrás de un modelo de economı́a campesina.

El trabajo de la mujer rural indica y revaloriza el rol productivo de ella, el aporte e


importancia de las actividades domésticas relacionadas a la producción y al traba-
jo asalariado, pero principalmente demuestra que los roles de producción y unidad
doméstica cumplen un papel importante en el desarrollo de la participación doméstica,
función que ha sido invisibilizada en el empleo total y especı́ficamente en el trabajo
rural (Martı́nez, 1992).

1.1.7. POLÍTICAS PÚBLICAS CON ENFOQUE DE GÉNERO

La polı́tica pública puede entenderse como la búsqueda de los lineamientos que rigen
el funcionamiento y los procesos de la sociedad. La polı́tica se expresa en instrumen-
tos, programas, normas institucionales, es decir en herramientas polı́tico-administrativas
que giren en torno a objetivos explı́citos (Ferraro & Diodati, 2008.

La institucionalización e inclusión de la perspectiva de género dentro de la agenda


pública implica:

1. Formulación de polı́ticas públicas.

2. Diagnóstico de la situación social según el género.

3. Formulación de programas y proyectos de intervención.


26 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

4. Seguimiento y evaluación de cumplimiento de metas.

En este sentido, la capacidad de los gobiernos para incorporar la perspectiva de género


en el desarrollo de polı́tica pública inclusiva permite reconocer los intereses y necesida-
des entre hombres y mujeres, considerando las experiencias sociales, oportunidades,
roles y otros aspectos que permitan la reducción de los niveles de discriminación (OC-
DE, 2012).

De forma contraria, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico


indica que existen algunos obstáculos referentes a la generación de polı́ticas públicas
adecuadas (OCDE, 2012):

1. Responsabilidad limitada respecto a la implementación de polı́ticas con perspec-


tiva de género por parte de las entidades públicas.

2. Falta de conocimiento de los servidores públicos acerca de las consecuencias


que las polı́ticas pueden tener sobre hombres y mujeres.

3. Falta de mecanismos de seguimiento sobre los efectos de las polı́ticas públicas


con objetivos de igualdad de género.

Es por esta razón que es importante que quienes formulan las polı́ticas estén conscien-
tes de los efectos diferentes entre hombres y mujeres, lo que permitirá la generación
de polı́ticas eficaces. Por ejemplo, las polı́ticas que aparentan ser no sexistas pueden
tener efectos contrarios, como dificultades para encontrar empleo, necesidades fami-
liares o la garantı́a de sus derechos (OCDE, 2012).

Varios de los paı́ses que conforman la Organización para la Cooperación y el Desa-


rrollo Económicos (OCDE), reconocen que el mejoramiento en la recolección de infor-
mación es de vital importancia dentro del proceso de la generación y progreso hacia la
igualdad de género. Las polı́ticas públicas deben incluir no sólo herramientas estadı́sti-
cas, sino estudiar un enfoque que reconozca la existencia de diferencias de oportuni-
dades entre hombres y mujeres, conceptos, definiciones, métodos y herramientas, que
funcionen de manera eficaz para la formulación de polı́ticas. La OCDE indica que a pe-
sar de los avances, aún existen una serie de temáticas que no se han incluido dentro
de la problemática de género y polı́tica pública, por lo que la responsabilidad en este
tema merece el interés de los paı́ses (OCDE, 2012).
1.1. REVISIÓN DE LA LITERATURA 27

Por ejemplo, en México la polı́tica pública con perspectiva de género ha sido dirigida
en varios objetivos especı́ficos como:

1. Procurar la capacitación de la mujer con el objetivo de que cuente con mayores


posibilidades reales en el ámbito laboral.

2. Impulsar estudios e investigaciones dentro de la temática de la mujer y relacio-


narlos institucionalmente.

3. Promocionar y promover campañas de prevención de enfermedades especı́ficas,


ası́ como la concientización de la sociedad a la incorporación de la mujer dentro
de actividades sociales, laborales y polı́ticas.

4. Establecer redes de apoyo a mujeres en situación de vulnerabilidad

En el Ecuador, el avance en cuanto a polı́tica pública ha abarcado algunos de los


ámbitos de este estudio.

En materia laboral, la polı́tica pública ha buscado potenciar y efectivizar la actorı́a de


la mujer dentro del contexto económico del paı́s. Por ejemplo:

1. Enfoque integral del desempleo en el paı́s. Este análisis ha permitido girar la


polı́tica en torno al fortalecimiento de la matriz productiva, basada en modelos de
economı́a popular y solidaria.

2. Generación de programas de compras públicas que privilegian la asociatividad


con enfoque de género. Además se implementaron polı́ticas que priorizan el
crédito a mujeres y asociaciones dedicadas a proyectos productivos y microem-
presas.

3. El Ministerio de Relacionales Laborales emprendió un programa que promueve


la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, mediante el mejoramien-
to del nivel de vida de las mujeres y prohibición de discriminación, acceso a la
justicia, derecho a indemnización, establecimiento de sanciones y promoción de
igualdad.

4. La valoración del uso del tiempo y carga laboral, que implica el reconocimiento del
trabajo no remunerado. La regulación de una remuneración unificada que busca
dar un valor digno no reconocido históricamente.
28 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

5. Obligación del Estado a proporcionar servicios de cuidado, como una forma de


reconocer el trabajo remunerado en conexión con el trabajo familiar. Además de
la obligación de las empresas privadas de proveer un centro de cuidado infantil.

6. Aseguramiento de la igualdad de oportunidades entre mujeres urbanas y rurales,


ası́ como el fortalecimiento del acceso a los medios de producción y comerciali-
zación.

En otras temáticas se pueden mencionar:

1. En cuanto a educación, la erradicación del analfabetismo de la mujer rural que


afecta principalmente a mujeres indı́genas de la zona rural del paı́s, ha sido
un tema ampliamente tratado con programas de alfabetización como el Manue-
la Sáenz y Dolores Cacuango con la ayuda de otros organismos privados. Por
otra parte, la concepción de centro de desarrollo infantil en lugar de guarderı́as,
ası́ como el acceso pleno de grupos vulnerables e históricamente vulnerables a la
educación secundaria y superior ha abarcado aún más los temas de educación.

2. En cuanto a salud, la normativa y polı́tica pública ha abordado temas relaciona-


dos con la salud sexual y reproductiva de las mujeres, como la tasa de natalidad y
en general sus derechos en cuanto al acceso a salud. Especı́ficamente, la Ley de
Práctica Intercultural del Parto Acompañado, la Ley de Prevención, Diagnóstico,
Tratamiento y Control del Cáncer de Mama, y procesos de tamizaje que brindan
cuidado materno infantil y, que han elevado a la temática de la salud de la mujer
a un ámbito visible.

La igualdad de condiciones entre hombres y mujeres es un proceso polı́tico en el que


cambian los estereotipos de cada uno. La implementación de polı́ticas públicas ade-
cuadas y transversales permiten incluir a la mujer dentro de un campo homogéneo,
como ciudadanas parte de una comunidad, que gocen de sus derechos, pero que sean
partı́cipes de la construcción de una sociedad igualitaria y sin discriminación (Ferraro
& Diodati, 2008).
1.2. LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN CONTEXTO 29

1.2. LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN CONTEXTO

En el apartado a continuación, se enmarca un análisis estadı́stico descriptivo de la


problemática poblacional para América Latina y el Ecuador, mediante el uso de infor-
mación oficial de la UNESCO y CEPAL, en cuanto a datos descriptivos e indicadores,
mismos que han sido generados con la respectiva validación estadı́stica.

Para el caso ecuatoriano, la información ha sido tomada de los boletines y resúmenes


ejecutivos de fuentes oficiales, resultado de las diferentes encuestas preparadas por
el Instituto Ecuatoriano de Estadı́sticas y Censos (INEC). Para el levantamiento de
la información estadı́stica ecuatoriana no se realizó el cálculo de indicadores, sino que
únicamente se utilizaron las publicaciones de los datos oficiales. Especı́ficamente, para
esta sección, se realizó el análisis de información en base a indicadores del INEC.

A continuación, se detalla un marco coyuntural de información acerca de la problemáti-


ca de la mujer en los diferentes ámbitos de su desarrollo. Para esto, es importante
recalcar que el contexto revisado, contiene información acerca de educación, salud,
violencia, ámbito laboral y finalmente la problemática de la mujer rural a nivel laboral.
Esta información permitirá la elaboración de un contexto previo, mismo que comple-
menta la información entregada en la revisión de literatura, y que permite la selección
final de las variables de interés a ingresar en el modelo matemático de ingresos. La
variable de violencia, no puede ser incluida dentro del análisis econométrico debido a
la falta de información en las bases de la ENEMDU (2014 y 2015) tomadas.

Este análisis descriptivo tiene como finalidad justificar el enfoque de la desigualdad


de ingresos por género, basado en la relación de cada ámbito analizado con esta
desigualdad.

1.2.1. EDUCACIÓN

La educación es un derecho humano y constituye un instrumento indispensable para


lograr los objetivos de la igualdad y desarrollo. La educación no discriminatoria condu-
ce a relaciones más igualitarias entre hombres y mujeres. La igualdad de acceso a la
educación, la obtención de ella y la alfabetización son necesarias para que un mayor
número de mujeres se conviertan en agentes de cambio. La Educación genera muje-
30 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

res más saludables, con mejor nivel de nutrición y mayor capacitadas para educar a
sus familias, ası́ como para participar en la toma de decisiones dentro de la sociedad
(ONU, 1995). La educación representa el espacio idóneo para la formación de nue-
vos pensamientos, dentro de una democracia que establece en su marco legal la no
discriminación por razón de sexo (Martı́nez, 2008).

Los esfuerzos en búsqueda de la igualdad se han evidenciado. Dentro de los objeti-


vos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas se ha puesto verdadero énfasis
en la necesidad de garantizar el derecho de las personas al acceso igualitario a la
educación. Los objetivo 3 y 4 hacen referencia a una educación de calidad, inclusiva
y equitativa; promueven el aprendizaje durante la vida, para hombres y mujeres, en
condiciones de igualdad, una formación técnica, profesional y superior de calidad.

En Ecuador, se garantiza el acceso a la educación a todas las personas sin discrimi-


nación racial o de género. El Art. 26 de la Constitución cita a la educación como deber
prioritario e ineludible del Estado, constituido como área preferente de inversión estatal
y condición indispensable para el buen vivir. Conjuntamente, el Plan Nacional del Buen
Vivir (PNBV) 2013-2017 señala como segundo objetivo la necesidad del Estado de
auspiciar la igualdad, cohesión e inclusión de los individuos y, dentro de sus polı́ticas
para la superación de la desigualdad, el derecho a la educación con un enfoque inclu-
sivo de género e interculturalidad. Además, el Plan Nacional del Buen Vivir señala que
la educación contribuye a la construcción, transformación y replanteamiento del siste-
ma de creencias y valores sociales, la revalorización de la cultura del paı́s, a partir del
reconocimiento de la importancia de las prácticas sociales y de la memoria colectiva
para el logro de los desafı́os comunes de una nación (SENPLADES, 2013).

Los promedios nacionales y regionales se refieren a una coyuntura educativa igualita-


ria o superior entre hombres y mujeres, ası́ como en el acceso a la educación primaria,
adelantos para la enseñanza secundaria, y el incremento del número de matrı́cula de
mujeres en la enseñanza superior. De cualquier forma persisten aún brechas carac-
terı́sticas de la población; todavı́a existen mujeres desempleadas, la tasa de participa-
ción económica de las mujeres sin calificación es ampliamente inferior a la masculina,
incluso entre quienes poseen mayor nivel educativo se aprecian las brechas de género
considerando la remuneración.

De acuerdo a la UNESCO uno de los principales problemas es el analfabetismo. La


alfabetización se define como la habilidad para leer, escribir y comprender una oración
1.2. LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN CONTEXTO 31

breve relacionada con la vida cotidiana. Los datos de la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe, CEPAL, y la UNESCO señalan la brecha de analfabetis-
mo entre hombres y mujeres percibida entre los años setenta y ochenta, misma que
se cierra a partir de los años noventa para las poblaciones más jóvenes, tal y como
muestra la 1.1.

Figura 1.1: América Latina: Evolución de las tasas de analfabetismo de la población de 15


a 24 años de edad, periodo: 1970-2010. Fuente: UNESCO, Instituto de Estadı́sticas.CEPAL.
Elaborado por: La Autora.

Entre la población joven comprendida entre 15 y 24 años, los promedios regionales


señalan progresos notables con la disminución de brechas de analfabetismo. Sin em-
bargo, si se analiza la población mayor a 15 años se evidencia la tendencia creciente
de la tasa de analfabetismo femenino, debido a que en su mayorı́a las mujeres se en-
cuentran en la etapa reproductiva y de matrimonio. Esto podrı́a indicar que la inclusión
de la mujer al sistema educativo incide positivamente sobre su propia autonomı́a y bie-
nestar, y la de sus familias. Estos datos son observables sobretodo en los estratos más
pobres y donde la necesidad de trabajo, la distancia, la falta de acceso a transporte y la
renuencia de los padres a la educación de sus hijos dificulta el acceso a la educación
(Milosavljevic, 2007).

Esta problemática es considerada como una forma de represión hacia la mujer y a


su autonomı́a fı́sica en cuanto a la restricción del acceso al control de fecundidad,
como resultado de la ausencia de educación en lo que respecta a la salud sexual y
reproductiva y, que conlleva a la imposición de una maternidad no deseada (Montaño,
32 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

2014). A pesar de esto, las tasas más altas de analfabetismo las registran las mujeres
indı́genas jóvenes, con indicadores de desigualdad donde la brecha entre hombres y
mujeres llegan a 17 y 13 puntos porcentuales, lo que denota un grado de discriminación
por etnias y grupos raciales aún más profundas.

Invertir en la educación de niñas y niños, según el Fondo de las Naciones Unidas para
la Infancia (UNICEF) en el año 2007, influyó en el desarrollo y bienestar y excluye
las posibilidades de continuar con el ciclo de la pobreza. En relación a las brechas
de género, el promedio regional no indica diferencias importantes entre las tasas de
asistencia escolar. En las zonas urbanas cerca del 98 % de niñas y niños asisten a un
establecimiento escolar, mientras que en las zonas rurales el valor disminuye al 94 %, y
se reducen aún más en los estratos pobres rurales con un 89 %, ya sea por necesidad
de trabajo, distancia, no acceso a transporte o renuencia de los padres (Milosavljevic,
2007).

Si bien los datos son positivos para la matrı́cula en primaria, el nivel de permanencia
de la mujer hasta el quinto grado es inferior a la masculina (Milosavljevic, 2007). En
América Latina, las tasas de matriculación en nivel secundario y superior indican un
gran incremento en la mayor parte de la región con porcentajes que disminuyen con-
forme asciende el nivel de escolaridad. Entre 1994 y 1997, por ejemplo, en América
Latina se registraron en nivel terciario un promedio de 1970 mujeres por cada 100000
(CEPAL, 2002). La CIDH señala que la accesibilidad a la educación es un factor impor-
tante para lograr una educación en condiciones igualitarias, por lo que es de carácter
fundamental que los estados promuevan la garantı́a de la igualdad durante toda la tra-
yectoria educativa de la mujer, donde se asegure una educación intercultural, y donde
se respeten todos los factores de diversidad (CIDH, 2011).

Las tasas de matriculación para hombres y mujeres, tanto en educación primaria como
secundaria, alcanzan un ı́ndice de disparidad5 cercano a uno en la mayorı́a de los
paı́ses y muestran una mejorı́a para las mujeres en el acceso a educación superior en
la región.

5 El ı́ndice de disparidad de género (IPG) es un ı́ndice socioeconómico que permite calcular el acceso
relativo de hombres y mujeres a la educación. Resulta del cociente entre el número de mujeres y el
número de hombres en una etapa determinada de educación (primaria, secundaria, etc.)
1.2. LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN CONTEXTO 33

Figura 1.2: Asistencia escolar de la población de 6 a 12 años de edad según condición de


pobreza y sexo, zonas urbanas y rurales, alrededor de 1994-2002. Fuente: UNESCO, Instituto
de Estadı́sticas.CEPAL. Elaborado por: La Autora.

En cuanto a la asistencia escolar, los gráficos muestran la desigualdad en cuanto al


acceso a la educación entre personas pobres y no pobres para la zona urbana y rural.
Mientras que en la zona rural la brecha existente entre hombres y mujeres, ya sea
por la necesidad de trabajar, dedicación a tareas agrı́colas o domésticas, distancia,
problemas de transporte o la renuencia de los padres a enviar a niñas al colegio es
de al menos 10 puntos, en las zonas urbanas las brechas son de apenas 3 puntos
de diferencia (Milosavljevic, 2007). Los datos en cuanto a asistencia escolar indican
que cerca del 15 % de las mujeres han finalizado con éxito su educación secundaria e
iniciado sus estudios superiores, mientras que los hombres tienen una proporción de
un poco más del 12 %.

En los gráficos se evidencia la desigualdad en cuanto al acceso a la educación entre


personas pobres y no pobres para la zona urbana, mientras que en la zona rural la
brecha existe entre hombres y mujeres, ya sea por la necesidad de trabajar, dedicación
a tareas agrı́colas o domésticas, distancia, problemas de transporte o la renuencia de
los padres a enviar a niñas al colegio (Milosavljevic, 2007). Según datos de la CEPAL
desde el año 2002, en el tramo de 10 a 12 años de estudio, se observó un incremento
significativo de la población femenina en los niveles de estudio, aun en los niveles de
educación superior. Esto evidencia que cerca del 15 % de las mujeres han finalizado
con éxito su educación secundaria e iniciado sus estudios superiores, mientras que los
34 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

hombres tienen una proporción de un poco más del 12 %.

La UNESCO ha planteado iniciativas y campañas mundiales en cuanto a la educación.


Entre ellas están la eliminación de las disparidades entre hombres y mujeres mediante
la generalización del acceso pleno a educación primaria y secundaria de calidad. Pro-
curar el acceso igualitario a la educación no sólo es un derecho indispensable de la
mujer, sino que promueve el desarrollo de las naciones, puesto que genera el motor de
diversos beneficios, desde la mejora de la salud materna y reducción de las tasas de
mortalidad, prevención del VIH y SIDA, hasta los ı́ndices de fertilidad (UNESCO, 2012).
Del mismo modo, la educación se constituye una herramienta primordial para la inser-
ción en el mercado de trabajo, el incremento de ingresos individuales e indirectamente
en el acceso a mejores oportunidades y logros laborales (CEPAL, 2002).

Es por esta razón que resulta inherentemente indispensable que la educación sea
considerada como uno de los principales pilares de la polı́tica pública, que genere
cambios en el desarrollo sostenible de la sociedad, el equilibrio económico y social y,
que conlleve a combatir la desigualdad de género en todos los frentes.

El análisis coyuntural ecuatoriano ha evidenciado las desigualdades de género, en los


espacios educativos, en ámbitos como el acceso a la misma, el control de los espacios
de empoderamiento y decisión, la gestión del talento humano, los contenidos curri-
culares e incluso diversas manifestaciones de la violencia de género en su interior.
Según datos de la Secretarı́a Nacional de Educación Superior, Ciencia y Tecnologı́a
(SENESCYT), la educación ha sido un rubro de gran interés para el gobierno ecuato-
riano y desde el año 2007 ha invertido 30 veces más que en los últimos siete gobiernos
juntos, convirtiéndolo en el paı́s, dentro de la región, que más invierte en educación en
relación a su producto interno bruto. Esta inversión se ha visto reflejada en proyectos
de becas, infraestructura rural a nivel nacional, gratuidad en instituciones públicas, lo
que ha permitido el acceso generalizado al estudio, entrega de material educativo y
alimentación escolar.

La educación es comprendida como un bien público para la capacitación y formación


en todos los niveles, lo que es indispensable para fortalecer y promover una sociedad
equitativamente participativa e igualitaria. Por medio de las leyes como la Ley Orgánica
de Educación Superior (LOES) y otras, el Estado ha buscado garantizar los derechos
de las mujeres en materia de educación e integrar de manera transversal la igualdad
de género (Quintana, 2015b).
1.2. LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN CONTEXTO 35

En general por ejemplo, según datos del INEC, la mujer en promedio posee 8 años de
educación, mientras que el hombre alcanza los 10 años de instrucción. El verdadero
problema en cuanto a la tasa neta de asistencia radica en la deserción escolar al
comparar las zonas urbanas y rurales; puesto que como se muestra en la figura 1.3, el
promedio de años entre zonas disminuye a la mitad, con una pequeña disminución de
la diferencia en los últimos años.

Figura 1.3: Años promedio de escolaridad. Fuente: ENEMDU, Instituto Ecuatoriano de Es-
tadı́sticas y Censos (INEC). Elaborado por: La Autora.

La deserción después de los primeros 6 o 7 años de educación responde a la estrecha


relación entre el empleo juvenil, el clima escolar y la búsqueda de nuevas formas de
pedagogı́a (SENPLADES, 2013).

La problemática en la zona rural integra factores tales como la falta de voluntad de las
familias de brindar educación a adolescentes, pronta asignación de responsabilidades
familiares, estereotipos discriminatorios, embarazo adolescente y otros. La Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) plantea que las mujeres y niñas de las
zonas rurales son más propensas a enfrentar estas barreras de género puesto que se
encuentran en una mayor situación de riesgo de violación de sus derechos humanos
debido a los roles concebidos por la mujer en la sociedad. En general, para el año 2015
la tasa de analfabetismo en mujeres alcanzó el 7,1 %, mientras que en los hombres fue
del 4,6 % a nivel nacional. En las zonas urbanas y rurales la desigualdad es aún mayor,
para el área urbana con una tasa de analfabetismo de 3,9 % y para el área rural del
36 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

12,9 %.

Figura 1.4: Tasa de analfabetismo desagregada por sexo. Fuente: ENEMDU, Instituto Ecuato-
riano de Estadı́sticas y Censos (INEC).Elaborado por: La Autora.

Además que, por otro lado, la invisibilización de la diversidad cultural, contribuye a


la perpetuación de la exclusión de grupos étnicos y raciales (CIDH, 2011). Para el
caso ecuatoriano uno de los sectores más vulnerables de la zona rural en cuanto a la
educación según datos del INEC (2013) es el de las mujeres indı́genas, con una tasa
de analfabetismo del 26,8 % del total de 7,8 % correspondiente a las mujeres, frente al
5,6 % de hombres, a nivel nacional.

En cuanto a la educación superior, según datos del Consejo Nacional para la Igualdad
de Género y el Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de
la Educación Superior (CEAACES), si se analiza la estructura del estudiantado a nivel
nacional por sexo, del total de estudiantes, el 56 % son mujeres y el 44 % son hombres,
mientras que del sector rural únicamente el 19,0 % tiene acceso a educación superior;
lo que señala que además las brechas de desigualdad se agudizan en presencia de
diferencias étnico-culturales (SENPLADES, 2013).A pesar del incremento en los nive-
les del acceso a educación superior, las cifras no se traducen en mejores empleos y
salarios iguales para las mujeres. En cuanto al nivel de posgrados se mantiene la mis-
ma tendencia que obedece a esquemas culturales preestablecidos que encasillan a la
mujer a una vocación “natural“ hacia las profesiones que tienen que ver con la: familia,
la salud, la educación, el ámbito doméstico y las capacidades administrativas innatas
1.2. LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN CONTEXTO 37

(Quintana, 2015a).

Finalmente, es importante comprender que es deber del Estado y de la sociedad ase-


gurar la educación igualitaria y sin discriminación, incentivar polı́ticas que aseguren la
matriculación básica, bachillerato y nivel superior, y la disminución de la tasa de anal-
fabetismo de niñas y mujeres. La generación de mecanismos incluyentes donde los
sectores rurales sean considerados prioritarios, no sólo por la vulnerabilidad de comu-
nidades sino por la naturaleza de su condición, donde el acceso y consolidación de la
educación a niñas y mujeres permita el desarrollo de oportunidades, no sólo económi-
cas sino sociales y de bienestar.

1.2.2. SALUD

El tema de la salud implica un contenido amplio y generalizado y es comprendido como


el estado completo de bienestar fı́sico y social, y no sólo como la ausencia de enferme-
dad (Gómez, 1994). Las diferencias y problemas de salud entre hombres y mujeres no
sólo radican en cuanto a los rasgos biológicos sino en estereotipos sociales creados
en base a ámbitos propios de la colectividad. Dentro de este ámbito, la equidad de
género en cuanto a salud es entendida como la ausencia de desigualdades innece-
sarias que resultan injustas entre hombres y mujeres, y que se evidencian en el goce
de condiciones de vida y servicios que le proporcionen a la mujer un buen estado de
salud, ası́ como la ausencia de enfermedades que ocasionen su muerte por razones
injustas y evitables (Milosavljevic, 2007).

En los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, el objetivo número


3 promueve la garantı́a de una vida sana y el bienestar para todos en todas las eda-
des, donde además se promuevan los progresos en cuanto a la reducción de tasas
de mortalidad materna e infantil, el aumento de la esperanza de vida y la reducción
del número de enfermedades emergentes desatendidas como el cáncer. Para el caso
ecuatoriano, la Constitución de la República del Ecuador señala en el Artı́culo 32 que
la salud es un derecho garantizado por el Estado, vinculado con otros derechos tales
como, la seguridad social y los ambientes sanos. El Estado garantizará este derecho
mediante polı́ticas, ası́ como las facilidades para el acceso oportuno y sin exclusión a
programas de atención integral en salud sexual y reproductiva, bajo los principios de
equidad, interculturalidad y enfoque de género.
38 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

Conjuntamente, el Plan Nacional del Buen Vivir (PNBV) 2013-2017 en el objetivo 3,


se señala la necesidad de la búsqueda de una mejor calidad de vida de la población.
Desde esta visión, la salud es considerada como un instrumento para alcanzar el Buen
Vivir mediante la generación de polı́ticas de prevención, que promuevan servicios so-
ciales de calidad desde prácticas saludables hasta la promoción de la salud con el fin
de mejorar las condiciones y los hábitos de vida de las personas.

Los indicadores básicos en cuanto a la salud de la mujer, evidencian que este ha sido
un tema poco tratado en cuanto a la equidad de género. A pesar de todo esto, existe
una consistente tendencia a la mejora de estos indicadores en la región y obedece a
factores expansivos de polı́tica e inversión pública.

Dentro de los indicadores más utilizados y estudiados están considerados: la muerte


por cáncer de mama y cérvico uterino, puesto que son calificados como evitables por
ser tratados en diagnóstico temprano. y considerada la forma más común de muerte
en las mujeres. A pesar de ser una lesión que puede tratarse a tiempo, la falta de
diagnóstico del cáncer cérvico uterino para el año 2002 y según datos de la CEPAL,
ocasionó alrededor de 48.328 casos y de los cuales 21.402 concluyeron en muerte.

El cáncer de mamas es la causa número uno de mortalidad femenina y, cerca de


300.000 mujeres mueren anualmente por esta enfermedad. El control periódico ofrece
un diagnóstico que reduce el riesgo de muerte pero sin embargo, tanto el cáncer de
mamas como el cérvico uterino, son enfermedades que requieren de prevención y
tratamiento oportuno para la cura, lo que evidencia la falta de educación en temas de
salud sexual, atención segura, oportuna y de calidad.

La mortalidad materna por malas condiciones en el embarazo y falta de atención del


parto oportuno; la ausencia de planificación familiar y acceso al uso de anticonceptivos
que previenen abortos riesgosos e inseguros. De modo similar, por la falta de pro-
tección, educación limitada y modelos patriarcales adoptados, el número de mujeres
infectadas por el VIH/SIDA ha incrementado, sin considerar la carga de violencia que
se genera ante la negativa a tener relaciones sexuales sin protección con sus parejas,
lo que pone en riesgo no sólo la vida sino la dignidad de mujeres y niñas (Milosavljevic,
2007).

Si bien es cierto se ha generalizado el papel de la mujer en el tema de salud úni-


camente en su función reproductiva-materna, la atención igualitaria debe enfocarse
1.2. LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN CONTEXTO 39

adicionalmente en las necesidades y riesgos ligados a sus múltiples papeles y eta-


pas de vida, considerando sus circunstancias sociales, económicas y que dificultan su
capacidad para promover su propia salud y la de sus familias (Gómez, 1994).

Otro de los indicadores crı́ticos relacionados a la salud de la mujer es la mortalidad


materna debido a la falta de una adecuada infraestructura hospitalaria, equipamien-
to, pobreza, violencia de género y otros. Este fenómeno afecta de forma mayoritaria
a mujeres de las zonas rurales, muchas de ellas indı́genas y con embarazos no pla-
nificados. Dentro de las zonas rurales, se observa una relación entre la pobreza y la
mala salud de mujeres y niñas, vincula a la falta de servicios, deficiencia alimentaria,
niveles altos de fecundidad no deseada y otros problemas zonales. Particularmente,
la atención eficaz en salud hacia la mujer se enfoca en el nivel del acceso a servicios
esenciales de calidad, medicamentos asequibles, preventivos y óptimos para todos. La
mortalidad materna evidencia los principales problemas en las condiciones de vida,
ası́ como el estado real de salud de las mujeres, mismos que podrı́an ser evitables
mediante el control oportuno y la atención adecuada (Milosavljevic, 2007).

Figura 1.5: Estimaciones de mortalidad materna al año 2007. Fuente: UNESCO, Instituto de
Estadı́sticas. CEPAL. Elaborado por: La Autora.

El alto nivel de mortalidad en cuanto a la maternidad denota la falta de atención al


sector, todo cuanto existen deficiencias en la cobertura de zonas rurales y la calidad
de servicios de salud; misma que se refleja en la falta de atención médica oportuna y
servicios de atención al embarazo lo que indica injusticia social. La poca atención de la
40 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

mujer rural en cuanto a salud reproductiva desencadena una serie de consecuencias


como embarazos no deseados y abortos en condiciones poco asépticas, causantes de
la muerte de la quinta parte de mujeres en América Latina (Milosavljevic, 2007). Según
datos de la CEPAL, para el año 2010 en América del Sur se realizaron 2.900.000
abortos inseguros; en Centroamérica esta cifra alcanzarı́a a 700.000 y en el Caribe
serı́a cerca de 100.000, de ellos más del 70 % no fueron atendidos en condiciones
apropiadas y han ocasionado la muerte de un gran número de mujeres en el continente
americano.

En el Ecuador los derechos en cuanto al acceso a salud sexual y reproductiva ha si-


do un tema ampliamente tratado en cuanto a polı́tica pública se refiere, y aun cuando
se ha avanzado en un extenso marco jurı́dico, existen temas donde la intervención
gubernamental ha sido ineficiente. Al igual que en la región, los problemas de morta-
lidad materna, el uso de anticonceptivos, la tasa de fecundidad y la violencia sexual,
son frecuentes y se presentan en un porcentaje elevado de la población de mujeres
ecuatorianas.

Para finales del 2015, el 92,5 % de las mujeres a nivel nacional tuvo algún tipo de cono-
cimiento sobre métodos anticonceptivos, pero apenas el 49,4 % ha utilizado alguno de
ellos. De este total, el 84,4 % de mujeres del área rural tienen conocimiento de métodos
anticonceptivos y el 50,9 % los ha utilizado, lo que indica que únicamente alrededor de
462,087 del total de mujeres del área rural cumplen su derecho a una salud sexual
saludable (INEC, 2014).
1.2. LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN CONTEXTO 41

Figura 1.6: Uso de métodos anticonceptivos, según tipo de método. Ecuador 2005-2006. Fuen-
te: INEC-Encuesta de Condiciones de Vida 2005-2006. Elaborado por: La Autora.

Otro indicador importante es la tasa de fecundidad, misma que permite conocer el


número de hijos que en promedio tiene una mujer y que ha presentado una tendencia
decreciente a partir de la década de los ochenta.

Figura 1.7: Tasa global de fecundidad. Ecuador 1982-2010. Fuente: INEC-Censo de Población
y Vivienda 1982-2010. Elaborado por: La Autora.

Por ejemplo, para el año 1982 el promedio total de hijos e hijas por mujer en el Ecuador,
según datos del INEC- Censo de Población y Vivienda del 2010, era de 5,3 frente al
42 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

2,4 en el año 2010, y para el área rural de 2,7 hijos.

Por otro lado, esta tasa tiene a reducirse a medida que incrementa la participación
laboral de la mujer, ası́ como las tasas de asistencia escolar y el uso de métodos
anticonceptivos.

Finalmente, el embarazo adolescente ha sido el limitante en las oportunidades de mu-


jeres jóvenes, mucho más evidente en las mujeres entre 15 y 19 años de las zonas
rurales del Ecuador. De acuerdo al cuadro 1.1, los niveles de embarazo y maternidad
en adolecentes han disminuido, en promedio, dos puntos porcentuales entre los años
2003 y 2013. Y efectivamente, estudios del Banco Mundial indican que el embarazo
adolescente es mucho más frecuente en hogares pobres de las zonas rurales y entre
mujeres de baja escolaridad de grupos vulnerables (World Bank, 2012).

EDADES ENTRE 12 y 19 AÑOS EDADES ENTRE 15 y 19 AÑOS


ÁREA
2003 2013 2003 2013
Nacional 5,5 % 5,0 % 8,7 % 8,5 %
Urbana 4,9 % 4,9 % 7,5 % 7,9 %
Rural 6,5 % 5,3 % 11,2 % 8,8 %

Cuadro 1.1: Embarazo y maternidad en adolescentes como porcentaje de adolescentes de


entre 12-19 y 15-19. Elaborado por: La Autora Fuente: INEC. Encuesta Nacional de Empleo,
Desempleo y Subempleo 2013.

Promover una polı́tica que considere el principio de igualdad y no discriminación por


género ni por área de ocupación como elemento identificador de calidad del sector de
salud pública, la atención oportuna e integral de la mujer, permitirá el alcance de los
objetivos planteados en la búsqueda del buen vivir para mujeres y niñas.

1.2.3. VIOLENCIA

La violencia hacia la mujer es el producto de una serie de factores y desigualdades


en cuanto al poder, privilegia la superioridad de los hombres en varios aspectos de
la sociedad y que origina otras formas de discriminación mayoritariamente en grupos
vulnerables de acuerdo a la clase, etnia, edad, orientación sexual, etc.
1.2. LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN CONTEXTO 43

La violencia desarrolla patrones de superioridad de hombres hacia mujeres que son


socialmente aceptados y reproducidos con el tiempo. Estos patrones perpetúan la su-
bordinación y desvalorizan lo femenino frente a lo masculino (Quintana, 2015a), como
resultado de la construcción social y cultural de género y que en un futuro se estable-
cen como una estructura natural de la sociedad, definiendo diferentes roles.

Adicionalmente, la violencia constituye no solamente una violación a los derechos hu-


manos de mujeres y niñas sino que pone en riesgo su vida misma, la de su entorno
familiar y social, limita su seguridad integral, fı́sica, emocional y sexual. En este con-
texto la Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la violencia como el uso
deliberado de la fuerza fı́sica o el poder contra otro ser humano que ocasione lesiones,
muerte, daño psicológico y trastornos de desarrollo o privaciones.

Particularmente, la Convención de Belém do Pará (1996) define a la violencia como:

“Cualquier acción o conducta basada en su género, que cause muerte, daño o sufri-
miento fı́sico, sexual o psicológico en la mujer, tanto en el ámbito público como en el
privado“.

En esta convención, se consideró el derecho de las mujeres a vivir libres de violen-


cia y discriminación, lo que comprende su derecho a ser valoradas y educadas libres
de patrones con estereotipos de comportamiento, y de prácticas sociales y culturales
basadas en conceptos de inferioridad y subordinación.

La violencia impide que las mujeres contribuyan al desarrollo y se beneficien de él, al


restringir sus opciones y limitar su capacidad de ser y actuar. Es de vital importancia
que los gobiernos se preocupen en la prevención y corrección de la violencia contra la
mujer, puesto que las consecuencias de dicha violencia en relación a temas de salud,
planos sociales y económicos limitan la capacidad de los estados a solventar iniciativas
encaminadas en respuesta ante la violencia de mujeres y niñas (ONU, 2006).

En efecto, reconocer que la violencia hacia la mujer es sin duda una forma de discrimi-
nación y de violación de los derechos humanos, implica comprender que la violencia es
el nexo entre varias formas de subordinación y no solamente una manifestación de re-
laciones de poder que son históricamente desiguales. Estos comportamientos reflejan
el diario vivir entre disparidades y condiciones creadas por la sociedad en diferentes
factores que lo agravan como la condición económica, la raza, el origen étnico, edad,
44 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

religión y cultura; donde el eje transversal es la violencia (ONU, 2006).

En el Ecuador, en el artı́culo 15 del Código Orgánico Integral Penal-COIP (Asamblea


Nacional, 2014) , define a la violencia contra la mujer y la familia como toda acción
en contra de la mujer y que contemple maltrato fı́sico (toda agresión que cause le-
siones), psicológico (perjuicio a la salud mental en actos de manipulación, chantaje,
aislamiento o humillación), sexual (imposición u obligación a tener relaciones sexuales
que atenten contra la integridad sexual y reproductiva). Adicionalmente se considera
la violencia económica o patrimonial como la acción que implique daño, sustracción,
destrucción de artı́culos personales, derechos o recursos económicos de la mujer, lo
que impide que se desarrolle de manera libre y en el ejercicio de sus derechos. La Co-
misión Iberoamericana de Derechos Humanos-CIDH, señala que el acceso y control
de los recursos forma parte esencial del goce pleno de los derechos de la mujer, su
derecho a vivir una vida libre de violencia.

Este eje ha sido ampliamente tratado y normado. La Constitución de la República del


Ecuador en el Artı́culo 66 literal b, señala que el Estado ecuatoriano reconoce y ga-
rantiza una vida libre de violencia y que adoptará las polı́ticas necesarias para pre-
venir y eliminar todas las formas de violencia sobre todo para los grupos vulnerables
y buscará el aseguramiento de su integridad fı́sica, moral y sexual. Por otra parte, se
adoptó mediante Decreto Ejecutivo No. 1207-A y como polı́tica de Estado el Plan de
Igualdad de Oportunidades 2005-2009 cuyo eje principal es la promoción y protección
de los derechos de la mujer a una vida libre de violencia, a la paz, a la salud, a los
derechos sexuales y reproductivos y al acceso a la justicia. La normativa es extensa,
entre ellos, el Plan Nacional de la Erradicación de la Violencia de Género, promulgado
por Decreto Ejecutivo, declara como polı́tica de Estado la erradicación de la violencia
de género hacia la niñez, adolescencia y mujeres.

Otros como el Plan Nacional Decenal de Protección Integral, Plan Nacional Contra la
Trata y Explotación Sexual de niñas, niños, adolescentes y mujeres, entre algunos más,
pero todos coinciden en la necesidad de dar una respuesta que atienda el fenómeno
de la violencia y que permita analizar y comprender de mejor manera las consecuen-
cias, factores de la realidad de la sociedad, y de esta forma generar e implementar
polı́ticas donde se procuren eliminar las condiciones que ejercen mayor nivel de discri-
minación como la edad, género, o la etnia y que claramente conlleva a la vulneración
de derechos.
1.2. LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN CONTEXTO 45

Finalmente el Plan Nacional del Buen Vivir, en el objetivo 6 plantea la necesidad de


consolidar la transformación de la justicia y fortalecer la seguridad integral, en estricto
respecto de los derechos humanos, con el fin de prevenir, erradicar y combatir las
diferentes formas de violencia.

Sin embargo, la recolección de datos estadı́sticos no refleja de forma real la situación


de la mujer en América Latina en cuanto a violencia se refiere. Los datos que se po-
seen únicamente captan una parte de la población de mujeres violentadas y responden
básicamente a registros administrativos. Esta recolección de datos genera en la muje-
res niveles de vulnerabilidad y sensibilidad lo que no siempre concluye en datos reales
por miedo a actitudes discriminatorias o aun de mayor violencia por parte del agresor.

Para América Latina, del total de 33 paı́ses, únicamente 16 de ellos poseen información
sobre género, siendo la arista de violencia casi nula. En América Latina el 38,8 % de
mujeres han sufrido algún tipo de violencia, valor que disminuye a medida que se
incrementa el nivel de educación. En América Latina la muerte violenta de mujeres ha
cobrado gran relevancia internacional en paı́ses como México y Guatemala, a pesar
de esto no se poseen datos generales de femicidios.

La violencia contra las mujeres privadas de su libertad, trata de personas con fines de
explotación sexual o laboral, la información es totalmente escasa a pesar de ser una
problemática de atención internacional y que requiere de la formulación de normas con
la obligatoriedad de los estados (Almerás & Calderón, 2012).

En el Ecuador se realizó en el año 2011 la Encuesta Nacional de Relaciones Familiares


y Violencia de Género contra las Mujeres, con el objetivo de la generación de datos es-
tadı́sticos confidenciales y manejados con la mayor privacidad posible, la recolección
de datos sobre la prevalencia, incidencia y magnitud de tipos de violencia y el conoci-
miento de instancias de justicia y sus percepciones como respuesta institucional.

En Ecuador 6 de cada 10 mujeres han vivido algún tipo de violencia de género6 , el


60,6 % a nivel nacional, 61,4 % en el área urbana y 58,7 % para el área rural.

6 Tipo de violencia: fı́sica, psicológica, sexual y económica


46 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

Figura 1.8: Porcentaje de mujeres que han vivido algún tipo de violencia. Fuente: INEC - En-
cuesta Nacional sobre Violencia en contra de las Mujeres CDT. Elaborado por: La Autora.

De acuerdo a la figura 1.8, la primera forma de violencia hacia la mujer es la psicológi-


ca, misma que se basa en amenazas de muerte o golpes, prohibiciones y hasta el
punto de coartar su autonomı́a femenina y pretender dirigirla hacia un comportamien-
to fuera de su voluntad. La violencia fı́sica se ubica en segundo lugar del tipo más
frecuente de violencia, donde 4 de cada 10 mujeres han sido agredidas fı́sicamen-
te mediante golpes, gritos y heridas, que no solo atentan contra su integridad fı́sica
sino su emocionalidad y restringen su bienestar, además de limitar su posibilidad de
desarrollo en otros ámbitos (Camacho, 2014).

Además de identificar el tipo de violencia, es necesario señalar quienes son las perso-
nas que agreden, puesto que de acuerdo a este análisis, los datos muestran que los
diferentes tipos de violencia hacia las mujeres han sido en su mayorı́a por sus parejas.
Del total de mujeres violentadas, el 87,3 % ha sufrido de maltrato fı́sico y el 50 % ha
sido vı́ctima de violencia sexual, ambos por parte de sus parejas o ex parejas. Entre los
factores que desencadenan la violencia, pero no la justifican, están en primer lugar los
celos, el consumo de sustancias estupefacientes y alcohol, y la infidelidad. Al analizar
otras variables socioeconómicas, se evidencia que existe una relación directa entre el
nivel de instrucción y la violencia de género.

En el proceso de desnaturalizar las formas de violencia, el Estado debe asumir la


violencia sexual como un problema social. Según la Encuesta Nacional de Relaciones
1.2. LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN CONTEXTO 47

Familiares y Violencia de Género contra la Mujer, 1 de cada 10 mujeres ha sufrido de


abuso sexual, ya sea por parte de sus parejas, ex parejas o desconocidos antes de
cumplir los 18 años y el 13,8 % antes de cumplir los 14 años. De ellas únicamente el
35,1 % denunció el hecho, al 72 % le creyeron y apenas el 55 % tomó medidas para
que no se repita el hecho (INEC, 2011).

La violencia sexual denota una serie de expresiones, entre ellas la exigencia a tener
relaciones sexuales a la fuerza o simplemente verse obligadas a hacer algo que no es
de su gusto por la concepción de obligatoriedad a cumplir con deberes matrimoniales
y de esto el cumplir con las demandas sexuales de sus parejas.

La problemática sexual se extiende y desemboca en datos de extrema violencia y es vi-


sible en casos de femicidios, mismos que cada vez son más comunes. El femicidio es el
reflejo de la relación entre las normas culturales y el uso de la violencia como forma de
subordinación y frecuentemente comprenden aspectos como la violencia doméstica,
celos extremos, posesividad y acompañados de violencia sexual. La muerte de muje-
res de modo violento y en circunstancias crueles ha dado lugar a la conceptualización
de estos crı́menes (Almerás & Calderón, 2012).

En el Ecuador, del total de homicidios de mujeres, el 77,5 % de ellos fueron catalo-


gados como femicidios y el 16,3 % de estos ejecutados por sus parejas, esposos o
convivientes. Es por esta razón que se desarrollan programas de concientización en
contra de la violencia hacia la mujer y centros de acogida. La carga emocional que
experimenta la mujer si no rompe con las barreras sociales de discriminación ocasiona
que la problemática de la violencia se reproduzca y naturalice. Es necesario reforzar
acciones para prevenir las formas de violencia y es ası́ como se crearon en el 2013 las
Unidades Judiciales de Violencia contra la Mujer y la Familia, en reemplazo de las Co-
misarı́as de la Mujer y la Familia, las mismas que buscan brindar una atención integral
a vı́ctimas de violencia, con atención no sólo médica sino psicológica y social.
48 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

Figura 1.9: Número de denuncias aceptadas en las Comisarı́as de la Mujer y la Familia. Fuente:
Dirección Nacional de Género (DINAGE). Elaborado por: La Autora.

A pesar del gran daño sentimental que la violencia genera a las mujeres, el 54,9 % de
ellas ha tomado la decisión de no separarse de su pareja y apenas el 9,7 % ha pensado
en separarse de su pareja pero no puede hacerlo, puesto que más del 22 % de mujeres
en estado de violencia no tienen manera de sostenerse económicamente y no cuentan
con apoyo familiar.

Este fenómeno atiende a diferentes razones, principalmente a formas socialmente


aceptadas de ideologı́as que responden a temas religiosos como que a pesar de la
violencia una pareja debe superar las dificultades y mantenerse unida, que los proble-
mas que afronta no son tan graves como parecen o simplemente que sus hijos son
pequeños y necesitan mantenerse junto a ambos padres.

La violencia en extremo no solamente daña el cuerpo y emocionalidad de la mujer, sino


que llega al punto de incidir en ella y a renunciar a su autonomı́a, a sus aspiraciones
personales y su proyecto de vida (ONU, 2006). Los efectos sociales que ocasionan
en las mujeres dan cuenta de ello: el 28 % ha dejado de salir, el 24,6 % ha dejado de
ver a sus familiares y amigos, el 24 % ha dejado de realizar actividades que son de su
agrado y el 12,8 % ha abandonado sus estudios (INEC, 2011).

Finalmente, los datos permiten analizar la violencia económica o patrimonial que ajusta
los recursos económicos de las mujeres y que no posee tipificación ni estipulación en
1.2. LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN CONTEXTO 49

las leyes ecuatorianas a pesar de que el 10,7 % de las mujeres la han sufrido en tanto
que sus parejas han destruido, arrojado o escondido sus artı́culos personales o las han
despojado de su dinero y bienes. Esta forma de violencia busca dejar desprotegida a
la mujer, restarle autonomı́a y la posibilidad de ponerle fin a una relación violenta y
agresiva.

En torno a la distribución geográfica de las mujeres en el Ecuador, en términos genera-


les, el mayor porcentaje de mujeres violentadas se encuentra en la Sierra con un valor
de 39,1 % para violencia fı́sica y 48,2 % de violencia psicológica; seguido por la Ama-
zonı́a donde estas formas de violencia alcanzan el 38 % y el 46,2 % respectivamente.
La mayor incidencia de violencia en estas regiones se explica por la concentración de
población indı́gena en la zona y que además indica altas tasas de consumo de alcohol,
según la Encuesta de Condiciones de Vida(INEC,2014). Mas por otro lado en la re-
gión costera existe un mayor empoderamiento de la mujer lo que incide en los bajos
porcentajes de violencia en esta región (Camacho, 2014).

El mayor porcentaje de violencia de género por etnia se presenta en las mujeres indı́ge-
nas con un 67,8 % y en las afroecuatorianas con el 66 %, seguido por montubias con
62,9 % y blancas 59,7 %. Los colectivos de la sociedad que más sufren de violencia de
género son aquellas donde las mujeres sufren de discriminación social, económica, y
condiciones subordinadas al interior de sus propios colectivos. En ocasiones estos gru-
pos sufren de doble o triple discriminación: por ser pobres, por su condición de género
y su pertenencia a grupos étnicos vulnerables (Camacho, 2014).

No existen diferencias sustanciales en cuanto a su lugar de residencia, sea esta urba-


na (48,7 %) y rural (48,5 %), a pesar de que existan en el paı́s marcadas diferencias
económicas y sociales entre las dos zonas.
50 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

Figura 1.10: Porcentaje de mujeres vı́ctimas de violencia por área. Fuente: INEC - Encuesta
Nacional sobre Violencia en contra de las Mujeres CDT. Elaborado por: La Autora.

Los datos señalados no sólo indica la magnitud y gravedad de la violencia contra la


mujer, sino que demandan acciones colectivas y polı́ticas que permitan redoblar es-
fuerzos y multiplicar acciones para prevenir y erradicar la violencia de género en todas
sus formas, pero sobretodo que permitan trabajar en todos los ejes, cambio de pa-
trones, sistemas de información, atención y protección integral a vı́ctimas, acceso a
justicia y restitución de derechos a las vı́ctimas (Camacho, 2014).

1.2.4. ÁMBITO LABORAL

El ámbito laboral cumple un rol fundamental en el desarrollo, naturalización y reproduc-


ción de las caracterı́sticas de desigualdad en la región. Estas diferencias son visibles
en actividades cotidianas de este espacio como la desigualdad en el ingreso, acceso
y participación a puestos de trabajo y formas en las que la etnia y el género inciden,
además de ser la zona en la que se relaciona el reconocimiento de hombres y mujeres
como seres sociales y como actores colectivos (CIDH, 2011).

El trabajo, al igual que otros aspectos mencionados en este documento, manifiesta


la relación entre el acceso a un trabajo en condiciones óptimas y la garantı́a de los
derechos de la mujer como un efecto multiplicador en ejercicio de sus otros derechos.
1.2. LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN CONTEXTO 51

La garantı́a del acceso pleno al trabajo en las mujeres, asegura la disminución de


patrones de pobreza, el empoderamiento y la autonomı́a de las mujeres. Según datos
recopilados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe-CEPAL, en los
últimos años se ha incrementado el nivel de participación de la mujer en el mercado
laboral, lo que responde a cambios estructurales en la familia y al acceso a educación,
acompañado de la reconceptualización del término trabajo y ampliándolo no sólo al
trabajo productivo y remunerado, sino a actividades en el hogar no remuneradas. La
temática laboral implica una variedad de factores por analizar que convergen en nor-
mativas de igualdad de género, donde se reconoce la igualdad de salarios, legislación
en cuanto a licencias de maternidad y embarazo, prohibición del acoso laboral y sexual,
y que promueven el desarrollo de trabajos dignos y de calidad para las mujeres.

Por una parte, el objetivo 8 de los objetivos de desarrollo sostenible, señala que es
deber de los estados fomentar el crecimiento económico sostenido e inclusivo, además
de asegurar el empleo pleno y decente para hombres y mujeres. Es imprescindible
comprender que el hecho de tener un empleo no es garantı́a para superar barreras
económicas y sociales importantes, y que por lo tanto es importante promover polı́ticas
y medidas eficaces orientadas al aseguramiento de empleos de calidad, con igualdad
de salarios y en un entorno seguro y protegido para hombres y mujeres. Mediante este
objetivo se promueve la igualdad de oportunidades y el acceso igualitario a medios que
permitan la superación de formas laborales de discriminación.

La Constitución de la República establece en el artı́culo 57 que es deber del Estado


la observancia de la aplicación de los derechos colectivos sin discriminación y se apli-
carán en condiciones igualitarias y de equidad entre hombres y mujeres. Promoverá y
ejecutará polı́ticas para alcanzar dicha igualdad e incorporará el enfoque de género en
planes y programas que busquen su eliminación. El artı́culo 33 menciona que el trabajo
es un derecho que permite la realización personal y es la base de la economı́a, donde
el Estado garantizará el respeto de su dignidad, remuneración, redistribución justa y
trabajo saludable. Además reconoce el trabajo no remunerado de los hogares como
trabajos de auto sustento y trabajo autónomo para quienes hará efectivo el derecho a
la seguridad social.

Especı́ficamente, el artı́culo 331 señala que el Estado implementará las medidas ne-
cesarias para eliminar las formas de desigualdad entre hombres y mujeres y además
garantizará la igualdad en el acceso al empleo, a la formación y promoción laboral y
52 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

profesional, y a una remuneración equitativa y justa, y donde se asegure que a trabajo


de igual valor corresponderá una igual remuneración. Adicionalmente se respetarán
los derechos reproductivos, la no discriminación por roles reproductivos, el acceso y
estabilidad al empleo independientemente de su condición fı́sica. Por otra parte, el
artı́culo 333 indica y reconoce la labor productiva del trabajo no remunerado, de auto
sustento y de cuidado de los hogares, y además se impulsa la corresponsabilidad de
los hombres en las obligaciones familiares. Adicionalmente el Plan Nacional del Buen
Vivir 2013-2017 propone “ garantizar el trabajo estable, justo y digno en su diversidad
de formas“.

Si bien las mujeres se han incorporado al mercado laboral y son ellas quienes con-
tribuyen activamente a la economı́a de los paı́ses, siguen enfrentando formas de de-
sigualdad que le dificultan desarrollar plenamente su potencial. La participación de
la mujer ha experimentado un acelerado crecimiento, aunque las brechas de géne-
ro, sobretodo en cuanto a desigualdades estructurales, sigan presentes. “El desarrollo
económico de un paı́s está insertado en su organización social, de manera que abor-
dar las inequidades estructurales requiere no solo cambios económicos, sino también
transformaciones de la sociedad misma.“ (Stiglitz, 1998).

De manera especı́fica, Bailara y Parada (2009) señalan que, la inserción laboral de la


población femenina da lugar a la oportunidad de obtener identidad propia, a la auto-
nomı́a y la independencia económica. Para ello es necesario dilucidar la importancia
de la contribución de las mujeres al hogar y especı́ficamente del trabajo de la mujer
rural a la economı́a como productoras de bienes y servicios, identificándolas como un
sector donde su trabajo ha sido invisibilizado y subvalorado.

En la última década, América Latina ha experimentado la incorporación masiva de mu-


jeres a la fuerza de trabajo, con un valor al tercer trimestre del 2015 que alcanza los
100 millones de ellas, valor que lleva una tendencia a largo plazo. La participación
de la mujer urbana en el mercado laboral es mayoritaria con un total del 44 %, mien-
tras que para los sectores rurales tiene un valor del 36 %, valor que no contabiliza la
participación laboral de autoconsumo como economı́a campesina y las actividades no
remuneradas de hogar y cuidado.

Por otra parte, los datos indica que más de la mitad del total de personas desocupadas
en la región son mujeres, con una tasa de desempleo del 9,1 % (CEPAL, 2015). No
obstante a la inserción de mujeres al mercado laboral, la tasa de desempleo de muje-
1.2. LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN CONTEXTO 53

res es mayor y cuando logran incluirse en plazas de trabajo, suelen verse obligadas a
aceptar empleos de peor calidad lo que no se ha visto reflejado en igualdad de opor-
tunidades, ni a un trabajo en condiciones equitativas, sino más bien en el incremento
del trabajo informal, horario laboral extenso, discriminación de salarios y otros factores
que impiden el acceso a trabajos de mejor calidad para mujeres (CIDH, 2011.

De esta forma, a nivel de América Latina se tiene que la participación del hombre
dentro del rango de edad comprendido entre los 25 a 35 años es mucho mayor que el
de la mujer, sin considerar buena parte del trabajo rural como trabajo de autoconsumo
y agricultura, trabajo que muchas veces es considerado como quehaceres domésticos
sin valor.

Figura 1.11: Tasa de participación laboral de la población. Fuente: UNESCO, Instituto de Es-
tadı́sticas CEPAL. Elaborado por: La Autora.

Dentro de los grupos de adolescentes en edades comprendidas entre los 15 y 19


años se observa que un alto porcentaje de hombres y mujeres forman parte de la
PEA, mientras que las actividades del hogar y de cuidado son exclusivamente de las
mujeres, lo que indica que aún en los jóvenes persisten las formas de discriminación.
Según datos de la CEPAL, en los tramos de edad comprendidos entre los 20 y 24 años
de edad, las mujeres se concentran en actividades como los quehaceres domésticos
(29 %) y estudios (16 %), o parte de la población que estudia y trabaja a la vez.

Por otro lado las mujeres y hombres adultos (25-49 años de edad) se encuentran en
la etapa productiva y reproductiva, donde el 95 % de los hombres son parte de la PEA,
54 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

valor que supera el 63 % de mujeres. Básicamente los quehaceres domésticos y la


crianza de los hijos constituyen para la mujer su forma de vida en esta etapa. La tasa
de participación de la mujer en el mercado laboral presenta ligeras variaciones dentro
de los diferentes grupos etarios pero todas llevan como denominador común la invisibi-
lización del trabajo en el hogar y donde las tareas domésticas son consideradas como
formas de trabajo exclusivamente femeninos (Milosavljevic, 2007).

Se mantienen los patrones generacionales de comportamiento, donde las mujeres más


jóvenes muestran un nivel de escolaridad elevado, lo que refleja que los proyectos la-
borales que cada vez son de mayor importancia en sus vidas. Las mujeres que integran
la fuerza laboral poseen niveles de escolaridad altos, alrededor de 10 o más años de
educación formal e incluso el 22,8 % de ellas cuenta con educación superior completa.
En general las mujeres con mayor nivel de educación, menor número de cargas familia-
res y mayores ingresos para adquirir servicios de cuidado son aquellas que tienen una
tasa de participación económica más elevada en la población de mujeres (Montaño &
Bárcena, 2013).

Sin embargo no toda la población tiene la misma calificación y se calcula que la cuarta
parte de la PEA tiene bajos niveles de escolaridad, factor que se vuelve determinante
dentro de las zonas rurales y que se convierte en agravante ante la presencia de fac-
tores étnicos y geográficos, y que indican en gran medida la inserción laboral precaria,
de baja calidad y donde la remuneración no es justa. Estos indicadores no recogen
datos de trabajos informales por ser inadecuadamente descritos en las estadı́sticas
donde se omiten valores como el trabajo no remunerado, lo que excluye la contribu-
ción del trabajo de muchas mujeres de la zona rural, razón por la que es necesaria la
identificación de estos grupos excluidos

A pesar de los niveles de educación, las mujeres muestran un nivel alto de segmenta-
ción laboral, con la presencia de ellas en sectores de servicios comunales, personales,
sociales y de comercio. La presencia de la segmentación laboral por sexo indica la
existencia de brechas de género en términos de calidad, cantidad de trabajo, y de
salarios, sin contar con la presencia de la precariedad de empleo y donde la mujer tie-
ne una posibilidad del 60,7 % menos de obtener un empleo asalariado (CEPAL, 2015).
Entendiendo por segregación ocupacional o laboral por sexo a la concentración de mu-
jeres en un número especı́fico de ocupaciones, preferentemente consideradas como
femeninas o masculinas.
1.2. LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN CONTEXTO 55

Este comportamiento obedece a consideraciones propias de trabajadores hombres


y mujeres, en cuanto a las ocupaciones apropiadas para ellos y a una construcción
social adoptada bajo la división sexual y discriminación laboral. Además valorar a la
segregación educativa donde se identifican preferencias en las mujeres y que podrı́an
ser la consecuencia de normas y conductas sociales adquiridas (Montaño & Bárcena,
2013).

En el caso de América Latina la segregación ocupacional se analiza en término de los


sectores de actividad y por tareas ocupacionales. Es ası́ como se identificó que alre-
dedor del 70 % de las mujeres se ubican en sectores como: la administración pública,
enseñanza, salud, servicios sociales (39 %) y comercio (30 %); por otro lado las ramas
masculinas predominantes son: agricultura (24 %) y comercio (20 %).

Figura 1.12: Promedio de la distribución de ocupados para América Latina. Fuente: Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base de tabulaciones especiales
de las encuestas de hogares. Elaborado por: La Autora.

Hombres y mujeres trabajan en todos los sectores, pero existen variaciones sistemáti-
cas en la división del trabajo como trabajo de cuidado no remunerado, el trabajo vo-
luntario y el trabajo informal remunerado y no remunerado, con alta participación de
mujeres, mientras que el trabajo formal remunerado en los sectores privado y público
tiende a ser realizado en su mayorı́a por hombres (Duncan, 2010).

La segregación ocupacional da cuenta de la distribución de hombres y mujeres como


sectores laborales feminizados o masculinizados (segregación ocupacional horizontal)
56 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

y la participación de las mujeres en niveles jerárquicos inferiores (segregación ocupa-


cional vertical). La segregación vertical refleja la proporción de mujeres que disminuye
a medida que la jerarquı́a piramidal asciende, considerando el número de hombres y
mujeres que integran la PEA, y que poseen similar nivel de formación profesional (Ri-
bas, 2004). De esta forma, según datos de la CEPAL únicamente el 2 % de la población
de mujeres participan en la fuerza laboral y están situadas en niveles jerárquicos altos.

Para el caso ecuatoriano, la Agenda Nacional de las Mujeres y la Igualdad de Género


2014-2017 planteada por el Consejo Nacional para la Igualdad de Género, en el marco
de la nueva institucionalidad pública, responsabiliza al Estado de asegurar la plena
vigencia de los derechos de las mujeres y personas de distintas identidades sexuales
y de género mediante esta herramienta. En ella se proponen 9 ejes que promueven la
efectivización de los derechos de las mujeres con acciones orientadas a la igualdad y
no discriminación de la mujer. En referencia a esto el eje 7 dedicado a la producción
y empleo hace hincapié en la importancia de potenciar el desarrollo económico del
paı́s mediante la creación de condiciones para superar el subempleo, desempleo y
explotación laboral. Dentro de este eje se desarrollan 13 lineamientos que sustentan
el fortalecimiento del liderazgo, oportunidades y desarrollo competitivo de la mujer en
el mercado laboral.

Los datos para Ecuador muestran una elevada participación de las mujeres en el
mercado laboral. Según los datos de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo
y Subempleo (ENEMDU) del INEC, la tasa de participación entre el periodo 2007-2013
varı́a entre el 47,6 % y el 42,5 % para la mujer y aproximadamente la mitad de la pobla-
ción femenina se encuentra articulada a procesos productivos. Respecto a los niveles
de desocupación, el 6,1 % son mujeres, contra el 4 % de hombres, lo que revela las
relaciones desiguales y de desventaja en el mercado laboral por género (Quintana,
2015a).
1.2. LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN CONTEXTO 57

Figura 1.13: Mercado laboral femenino. Ecuador 2013. Fuente: INEC, Encuesta Nacional de
Empleo, Desempleo y Subempleo 2013. Elaborado por: La Autora.

Como se analizó anteriormente, la inserción laboral de la mujer depende del nivel de


educación que ellas poseen, entre otras cosas. Dentro de la PEA ocupada a nivel
nacional, el 24,9 % de las mujeres poseen educación superior frente 16 % de hombres
en iguales condiciones. Para el sector rural los hombres representan el 3,9 % y las
mujeres el 6,9 %.

Figura 1.14: PEA femenina por nivel de instrucción. Ecuador 2013. Fuente: INEC, Encuesta
Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo 2013. Elaborado por: La Autora.
58 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

Adicionalmente, la mujer tiene una mayor carga laboral, no sólo por las condiciones
económicas actuales, sino por la necesidad de participar en el mercado laboral sin de-
jar de lado su actividad de cuidado del hogar y la familia. El incremento de las mujeres
al mercado laboral ha ocasionado el aumento del número de horas que ellas desti-
nan al trabajo total debido a sus actividades de cuidado como trabajo no remunerado
(mantención de la casa y actividades asociadas a la reproducción cotidiana de la fa-
milia y producción de alimentos), lo que ocasiona que el tiempo total de trabajo de las
mujeres sea más elevado que el de los hombres y que la mayor cantidad de horas
empleadas en tareas reproductivas y de cuidado afecte sus posibilidades de obtener
ingresos (Montaño & Bárcena, 2013).

El trabajo no remunerado de la mujer comprende el trabajo doméstico, comunitario


o voluntariado y el trabajo extra del hogar no remunerado (Enrı́quez & Haro, 2013).
En el Ecuador el trabajo no remunerado, lo encabezan los estudiantes seguidos muy
de cerca por las amas de casa, quienes representan el 30,1 % dentro de la pobla-
ción económicamente activa al 2011, este grupo de mujeres encargadas del cuidado
del hogar y amas de casa, dividen su tiempo entre el cuidado de niñas/os, ancianos,
enfermos, actividades productivas, reproductivas y comunitarias.

La existencia de desigualdades en las jornadas laborales y la ausencia de salario fe-


menino para actividades del hogar, obliga a la mujer a buscar los medios en los cuales
obtenga independencia económica y además visibilice la contribución femenina al bie-
nestar de sus familias y al desarrollo de los paı́ses (Milosavljevic, 2007).

Dentro del mercado laboral otra de las formas de discriminación tiene relación con el
salario. La discriminación salarial hacia la mujer surge cuando su remuneración no
está determinada por el contenido del trabajo que realiza, sino por el sexo y otras
condiciones personales. Es decir en relación a sus salarios, el empleador paga menos
a las mujeres que a los hombres por realizar el mismo trabajo y en condiciones iguales
(Ribas, 2004). Una de las brechas de desigualdad más importante entre mujeres y
hombres es la de ingresos, los datos del INEC indican que las mujeres perciben apenas
el 79,1 % de los ingresos en relación a los salarios de los hombres y para el caso de
las mujeres rurales el escenario posee mayores desventajas, mismo sector que se
analizará más adelante a mayor detalle.

En general, según la Encuesta de Hogares 2011 del INEC, en el 2010, las mujeres con
trabajo en similares condiciones que los hombres e incluso en sectores de concentra-
1.2. LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN CONTEXTO 59

ción de la fuerza laboral femenina, percibieron en promedio, remuneraciones inferiores


de entre el 13 % y el 24 % en relación al salario masculino. Para el año 2014 los in-
gresos laborales de los hombres fueron sustancialmente mayores al de las mujeres. El
promedio de ingreso laboral mensual de las mujeres fue de $405,8 y el de los hombres,
$527,0 ; sin considerar que la jornada laboral remunerada de las mujeres es inferior a la
de los hombres. La precariedad entre trabajadores asalariados afecta mayoritariamen-
te a las mujeres que perciben salarios menores. En general estas mujeres no poseen
seguridad social y trabajan en sectores de baja productividad (Martı́nez, Villavicencio,
& Mancero, 2004).

Al analizar el área territorial se muestra una brecha de ingresos que tiende a la mejorı́a
pero que evidencia que los salarios de las mujeres siguen por debajo del promedio
masculino, por lo que se afirma que existe una relación directa entre los niveles de
estudio y los ingresos; las mujeres con niveles de instrucción son las que se posicionan
mejor si se toma en cuenta las escalas de remuneración (Quintana, 2015a).

USO DEL TIEMPO Y DIVISIÓN SEXUAL DEL TRABAJO

Dentro del estudio de la inequidad surge la distribución del uso del tiempo7 entre hom-
bres y mujeres como una forma de delimitar la desigualdad. Si se analizan los hogares,
las encuestas del uso del tiempo evidencian la distribución desigual del trabajo dentro
de la familia. Principalmente el trabajo que las mujeres desempeñan como actividades
no remuneradas, mientras que los hombres dedican su tiempo al trabajo remunera-
do, siendo las mujeres las que poseen jornadas laborales más extensas a la de los
hombres, lo que refleja la persistencia de patrones en cuanto a la división sexual del
trabajo (CEPAL, 2015). Como se mencionó anteriormente, dentro de la jornada laboral,
mientras que los hombres tienen mayor tiempo para desarrollar una jornada laboral, la
mujer debe repartir su tiempo entre el trabajo doméstico y el trabajo remunerado, razón
por la que muchas mujeres optan por las jornadas laborales parciales (Elvira, 1996).

De acuerdo a los comportamientos de la sociedad actual, las mujeres han cambiado


la perspectiva de sus propios roles, dándose lugar en el mercado laboral con trabajos
asalariados que dejan de lado ciertas pautas masculinas.

7 Tiempo total de trabajo: suma de las horas de trabajo remunerado y no remunerado en el hogar.
60 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

Estos comportamientos suponen que la mujer exclusivamente se encuentra en casa


al cuidado de la familia y asumiendo nada más que el trabajo doméstico. Aun ası́,
actualmente la mujer busca incluirse en el mercado laboral y continuar con su carrera
profesional a pesar de sus distintas ocupaciones, lo que se traduce en un cambio de
los patrones de comportamiento entre hombres y mujeres, de tal forma que compartan
el rol del trabajo doméstico y de cuidado.

El estudio del uso del tiempo da luces sobre la división sexual del trabajo que asigna
directamente las tareas domésticas a las mujeres, mismas que le impiden desarro-
llar sus capacidades, le otorga una sobrecarga de trabajo y obstaculiza por ende su
posibilidad de ejercer cargos jerárquicos superiores y obtener ingresos superiores.

En cuanto al uso del tiempo entre hombres y mujeres es importante indicar que si bien
ha variado la percepción de sus roles e incorporando a la mujer a los trabajos asalaria-
dos como una forma de valoración social y de búsqueda de independencia económica,
aún persisten estructuras socialmente aceptadas como el cuidado del hogar y las ta-
reas domésticas. Todas estas actividades asumidas por la mujer y que aparecen como
esenciales para el buen funcionamiento social (Ribas, 2004).

La información disponible del uso del tiempo indica que los hombres emplean un pro-
medio del 76 % de su tiempo en trabajos dentro del mercado laboral y un 24 % en
trabajo fuera de él, mientras que la mujer dedica el 34 % de su tiempo a trabajos den-
tro del mercado laboral y un 66 % fuera de él (PNUD, 1999). La encuesta del uso del
tiempo señala que las mujeres trabajan más en actividades no remuneradas y los hom-
bres en actividades remuneradas, y que al sumar ambas jornadas las mujeres poseen
jornadas más extensas con tiempos de descanso menores.

Resulta importante reconocer la forma en que operan las relaciones entre hombres y
mujeres para el desarrollo de las sociedades e integrar al análisis la perspectiva de
género que permita constatar que el trabajo no puede reducirse únicamente al trabajo
remunerado con la producción de bienes y servicios, sino enfocar el estudio además
en formas de trabajo no remunerado de los hogares que es considerado como la pro-
ducción de bienes y servicios para el consumo familiar, el cuidado de personas y el
trabajo doméstico (CEPAL, 2014).

Esto demuestra que dentro del hogar la mujer enfrenta el desafı́o de manejar su tiem-
po considerando su jornada de trabajo no remunerado sin salario dentro del hogar y
1.2. LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN CONTEXTO 61

además su jornada laboral, donde percibe salarios significativamente inferiores a la de


los hombres.

Es de vital importancia la eliminación de las brechas de género en cuanto al empleo


se refiere para avanzar en la igualdad de otras esferas también importantes, como el
ejercicio de la autonomı́a, desarrollo de capacidades y potencialidades, pero sobreto-
do la ampliación de los derechos de las mujeres más allá de su rol dentro del hogar
(CEPAL, 2014).

SEGREGACIÓN OCUPACIONAL

La segregación ocupacional laboral es considerada como una forma de discriminación


donde existe un trato diferenciado en cuanto a las ocupaciones, puestos laborales y
ramas ocupacionales, y que hacen referencia a la división sexual del trabajo basado
en criterios de género. Dentro de la segregación ocupacional se especifican sectores
feminizados o masculinizados con especificaciones de divisiones genéricas de trabajo,
ası́ como la representación mayoritaria de hombres y mujeres en los cargos jerárqui-
cos.

El incremento de la presencia de mujeres en el mercado laboral ha generado que


el grado de segregación aumente, sobretodo en trabajos de cuidado y en función de
la división de tareas asignadas a mujeres y aun la dificultad de obtener cargos que
consideren “masculinos“. Por otra parte la mujer posee poca participación en secto-
res productivos por considerar a los hombres como una fuerza laboral más activa en
este sector. La segregación horizontal, da paso a la discriminación de mujeres y se ca-
racteriza por ser un sector con pocas oportunidades de promoción profesional, bajos
salarios y posiciones sociales inferiores (OIT, 2011).

Por otra parte, la segregación vertical como la desigualdad entre hombres y mujeres
da cuenta de las posiciones jerárquicas entre ellos. Las mujeres son quienes ocupan
los cargos con menor nivel funcional, en consecuencia con salarios más bajos. Este
tipo de segregación impide a la mujer ocupar cargos con potestad de decisión y en
algunos casos la imposibilidad de ejercer poder laboral sobre los hombres.

La segregación ocupacional da paso a brechas salariales en términos de ingresos de


las mujeres respecto a los hombres, con la imagen del hombre como figura proveedora
62 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

de la familia y la mujer como aportante de ingresos complementarios.

1.2.5. PROBLEMÁTICA DE GÉNERO A NIVEL LABORAL PARA LAS


ZONAS RURALES DEL ECUADOR

El Ecuador ha marcado su historia laboral mediante las diferencias regionales dentro


del paı́s, es ası́ como en la Sierra, es más acentuada la multiocupación: el comercio,
la agricultura y la artesanı́a, como actividades netamente femeninas en el medio rural,
mientras que en la costa, por otro lado, la participación de la mujer es menor, en gran
medida debido a las restricciones culturales existentes en las familias rurales y la dife-
rencia de recursos en esta región, a excepción del trabajo en la artesanı́a (Martı́nez,
1992).

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe señala que en los últimos
años el trabajo de las mujeres rurales se ha mantenido tradicionalmente invisible, no
solamente en lo que atañe al segmento no remunerado del trabajo, sino también aquel
que está vinculado directamente con la producción agrı́cola y con la provisión de recur-
sos indispensables para el funcionamiento de los hogares como el agua y la energı́a,
jugando ası́ un papel decisivo en el aseguramiento de la alimentación, servicios y otros
bienes que contribuyen a la economı́a y al bienestar de sus hogares y de la sociedad
(Ortega, 2012).

La tendencia del empleo rural ha sufrido importantes modificaciones en la estructu-


ra productiva del sector, dando lugar a la economı́a campesina basada en el trabajo
familiar como fuente generadora de empleo en las actividades agrı́colas, pecuarias,
artesanı́a, comercio, donde las actividades domésticas no marcan únicamente la ten-
dencia de la mujer, sino la de su inserción a la economı́a.

Considerando todos los factores que influyen en el desarrollo de la cotidianidad de la


mujer rural, que incluyen segmentación y diferencias regionales, categorización ocu-
pacional, trabajo no remunerado y adicionalmente problemas sociales, se induce la
necesidad de plantear nuevas perspectivas de análisis que consideren la situación de
heterogeneidad de la sociedad rural (Martı́nez, 1992). Mediante la generación de in-
gresos, medios de vida y oportunidades, las mujeres optarán por una apertura integral
de su economı́a, para superar las causas que mantienen y reproducen la desigualdad
1.2. LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN CONTEXTO 63

de género, especı́ficamente laborales y que sostienen y reproducen las condiciones de


pobreza.

Por otra parte, si bien las diferencias regionales y de género han expuesto a la mujer
debido a las limitaciones en educación y en el acceso a empleos remunerados, estas
también han afectado directamente el contexto económico en el que se desenvuelven
por lo que es necesario comprender la transformación del sector y convertir en visible
la importancia de un sector rural que ha perdido su valor (CEPAL, 2002).

Al comparar la zona urbana y la zona rural se muestra una brecha de ingresos que
tiende a la mejorı́a pero que evidencia que los salarios de las mujeres siguen por
debajo del promedio masculino, lo que relaciona directamente a los niveles de estudio y
los ingresos. Las mujeres con niveles de instrucción superior son las que se posicionan
en mejores escalas de remuneración (Quintana, 2015a).

Figura 1.15: Brecha de ingresos de mujeres según área. Fuente: INEC, Encuesta Nacional de
Empleo, Desempleo y Subempleo 2013. Elaborado por: La Autora.

Para el ámbito territorial-laboral en el Ecuador, tanto en las zonas urbanas como en las
rurales, los indicadores apuntan al incremento de la brecha entre géneros, en cuanto
al acceso al mercado laboral, niveles de ingreso y jornadas laborales. Según la En-
cuesta de Hogares 2011 del INEC, en el 2010, las mujeres con trabajo en similares
condiciones que los hombres e incluso en sectores de concentración de la fuerza la-
boral femenina, percibieron en promedio, remuneraciones inferiores de entre el 13 % y
el 24 % en relación al salario masculino.
64 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO

Para el año 2014 los ingresos laborales de los hombres fueron sustancialmente ma-
yores al de las mujeres. El promedio de ingreso laboral mensual de las mujeres fue
de $405,8 y el de los hombres, $527,0 ; sin considerar que la jornada laboral remune-
rada de las mujeres es inferior a la de los hombres.La precariedad entre trabajadores
asalariados afecta mayoritariamente a las mujeres que perciben salarios menores. En
general estas mujeres no poseen seguridad social y trabajan en sectores de baja pro-
ductividad (Martı́nez, Villavicencio, & Mancero, 2004).
Capı́tulo 2

DATOS Y METODOLOGÍA

2.1. DATOS

2.1.1. FUENTES DE INFORMACIÓN

Para el presente estudio se utiliza la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y


Subempleo (ENEMDU) a diciembre de 2014 y 2015, disponibles a través del Instituto
Nacional de Estadı́sticas y Censos (INEC). Se extraen los datos de la variable ingre-
sos, ası́ como las variables explicativas de la desigualdad de género según la revisión
de la literatura.

La estructura de datos corresponde a un corte transversal, con cortes a 2014 y 2015 y,


se entiende la transversalidad de los modelos y la comparación para ambos periodos
de tiempo. La información de corte transversal, recopila valores de una o más variables
para varias unidades muestrales, o entidades en un mismo punto de tiempo (Gujarati
& Porter, 2010).

En el estudio descrito, el número de la muestra, tanto para el año 2014 y 2015, es


de 31.092 viviendas encuestadas, con un total de 1024 centros poblados urbanos y
rurales, de acuerdo a lo reportado por el INEC. Esta muestra resulta ser un número su-
ficientemente grande, y, por lo tanto, supone normalidad asintótica de los coeficientes
estimados para el modelo descrito. De acuerdo a Gujarati & Porter (2010), un estimador

65
66 CAPÍTULO 2. DATOS Y METODOLOGÍA

tiende a aproximarse a la distribución normal a medida que el tamaño de la muestra


n aumenta de manera indefinida; es decir, a medida que el tamaño de la muestra n
aumenta indefinidamente, la media muestral tiende a estar normalmente distribuida
2
con media µ y varianza σn ; es decir los estimadores para el caso analizado, suponen
normalidad asintótica bajo este supuesto.

La ENEMDU constituye una herramienta para el análisis estadı́stico sobre la estructura


de la población ecuatoriana, el mercado laboral y los fenómenos como la pobreza y
desigualdad por ingresos (INEC, 2015).

La ENEMDU ofrece la caracterización de la población ecuatoriana de acuerdo a dife-


rentes dimensiones tales como:

1. Caracterı́sticas socio-demográficas: sexo, edad, auto-identificación étnica, estado


civil, relación de parentesco, nivel de escolaridad.

2. Caracterı́sticas ocupacionales: condición de actividad, horas de trabajo a la se-


mana, rama de actividad, categorı́a de ocupación, ingresos laborales, entre otros.

3. Caracterı́sticas especı́ficas: en ciertos trimestres, la encuesta recaba cierta in-


formación respecto a fenómenos particulares como la inseguridad ciudadana,
calidad de los servicios públicos, participación ciudadana, buenas prácticas am-
bientales, entre otros.

Adicionalmente se utilizó la Encuesta Nacional sobre violencia en contra las Mujeres


del INEC, para obtener datos empı́ricos que permitan generar un contexto coyuntural
acerca de la violencia, al igual que el trabajo no remunerado de la mujer como contexto
explicativo del “uso del tiempo“ puesto que la última vez que la ENEMDU incluyó ese
módulo fue en 2012. El análisis descriptivo de estas dos variables permitió contextua-
lizar de mejor manera el estudio. No se utilizará como variable explicativa al trabajo no
remunerado debido a que el presente estudio tiene por objeto únicamente el ingreso
laboral y no el ingreso total.
2.1. DATOS 67

2.1.2. METODOLOGÍA DE LA ENCUESTA

Los datos empleados en este estudio toman en consideración a individuos de los si-
guientes grupos.

1. Población en edad de trabajar (PET), que comprende a todas las personas de 15


años y más. Esta población incluye:
Población económicamente inactiva (PEI): Son todas aquellas personas de 15
años y más que no están empleadas, tampoco buscan trabajo y no estaban dis-
ponibles para trabajar. Tı́picamente las categorı́as de inactividad son: rentista,
jubilados, estudiantes, amas de casa, entre otros.
Población económicamente activa (PEA): Personas de 15 años y más que tra-
bajaron al menos 1 hora en la semana de referencia o aunque no trabajaron,
tuvieron trabajo (empleados); y personas que no tenı́an empleo pero estaban
disponibles para trabajar y buscan empleo (desempleados).

2. Empleados: Personas de 15 años y más que, durante la semana de referencia, se


dedicaban a alguna actividad para producir bienes o prestar servicios a cambio
de remuneración o beneficios.
Empleo adecudo: Personas con empleo que, durante la semana de referencia,
perciben ingresos laborales iguales o superiores al salario mı́nimo, trabajan igual,
más o menos de 40 horas a la semana, independientemente del deseo y dispo-
nibilidad de trabajar horas adicionales y también aquellas que no desean trabajar
horas adicionales.
Empleo inadecuado: Personas con empleo que no satisfacen las condiciones
mı́nimas de horas o ingresos y, que perciben ingresos laborales menores al sala-
rio mı́nimo y/o trabajan menos de 40 horas a la semana, y pueden o no, desear y
estar disponibles para trabajar horas adicionales. Constituyen la sumatoria de las
personas en condición de subempleo, otro empleo inadecuado y no remunerado.

3. Zonas Rurales del Ecuador.

Esta información permite realizar un análisis en cuanto a la evolución de los principales


indicadores, descripción de la población de estudio y se observará si existen variacio-
nes anuales estadı́sticamente significativas.
68 CAPÍTULO 2. DATOS Y METODOLOGÍA

2.2. MARCO METODOLÓGICO

Una vez que se han presentado las bases teóricas y la evidencia empı́rica de las va-
riables de manera general, dentro de la Encuesta Nacional de Empleo y Subempleo
(ENEMDU), se seleccionan aquellas que podrı́an influir en la diferencia de salarios.
Posteriormente, se utilizarán las ecuaciones de Mincer con el objetivo de estimar las
ecuaciones de salario y el respectivo método de correción del sesgo de selección.
Finalmente, se detalla el método de descomposición de Oaxaca-Blinder que será uti-
lizado para evaluar las diferencias de ingresos por género, ası́ como el nivel de discri-
minación, en base a las ecuaciones de salarios determinadas por sus diferencias.

2.2.1. ECUACIÓN DE SALARIO: MINCER

En la presente sección se realizará la sustentación de las ecuaciones de Mincer pa-


ra la estimación de las ecuaciones de salarios. El análisis teórico y empı́rico indica la
influencia que ejerce el capital humano como la educación y la experiencia sobre los
salarios, considerando a la educación como un bien de inversión que permite incre-
mentar la probabilidad de que el individuo, en un futuro, perciba salarios más elevados.
De esta forma, la ecuación de ingresos se obtendrá en función de la ecuación de Min-
cer, también conocida como función de ingreso. La ecuación minceriana básica se
define como:

ln(y) = β0 + β1 escolaridad + β2 experiencia + β3 experiencia2 (2.1)

Donde, la variable dependiente es el logaritmo natural del ingreso y, los años de esco-
laridad y años de experiencia, en nivel y al cuadrado son las variables independientes.
Por otra parte, la ecuación original de Mincer usa la experiencia potencial (la edad de
la persona menos seis años menos los años de educación). Como la experiencia po-
tencial indica que cuando las personas no son niños, o se encuentran estudiando o
están trabajando; y esto puede no ser verdad, para simplificar se usa simplemente la
edad de la persona, en lugar de la experiencia (Duarte, 2012).

Mincer (1974) señala que el coeficiente de escolaridad es una estimación de la tasa


2.2. MARCO METODOLÓGICO 69

interna de retorno a la educación; es decir se interpreta como la variación porcentual


del ingreso de cada individuo cuando incrementa una unidad en su nivel de educación
y el resto de variables permanecen constantes. Esta ecuación refleja el promedio de
la tasa de retorno de educación general de cada individuo, más precisamente muestra
el logaritmo de los ingresos como una función lineal del tiempo que cada individuo
ha empleado en su educación. Por otro lado, Mincer (1974) describe la función de
ganancias bajo el supuesto de que los trabajadores continúan invirtiendo en educación
a una tasa decreciente, sobretodo después de su periodo de escolaridad, hasta un
cierto nivel donde la función tiende a ser cóncava.

La metodologı́a de Mincer debe cumplir los siguientes supuestos:

1. Los errores del modelo deben distribuirse de forma independiente en que se dis-
tribuyen los valores de las variables independientes.

2. Los errores deben seguir una distribución normal.

3. Los errores deben ser aleatorios con media cero y varianza constante.

Sin embargo, la ecuación de Mincer tiene ciertos problemas al estimarse por mı́nimos
cuadrados ordinarios (MCO)y por consecuencia a la determinación de la incidencia de
las variables independientes sobre el salario. Además, es necesario considerar que la
ecuación de Mincer se cumple bajo los supuestos de un modelo neoclásico, donde las
empresas conocen la productividad marginal de cada trabajador y el proceso competi-
tivo propio de las empresas, mismo que ocasiona que los salarios dependan del nivel
de productividad.

ECUACIÓN DE MINCER AMPLIADA

Sin embargo, la ecuación clásica de Mincer ocasiona dos sesgos importantes. Por un
lado, la evidencia empı́rica indica que existen otras caracterı́sticas como el sexo, edad,
habilidades, aptitudes y otras, que pueden ser cruciales al momento de analizar la
estabilidad laboral y nivel de salario de una persona. Al no considerar estas variables
existe la posibilidad de que las estimaciones sean inconsistentes. Para dar solución a
esta situación, se postula la ecuación de Mincer clásica ampliada, considerando ciertas
variables:
70 CAPÍTULO 2. DATOS Y METODOLOGÍA

1. Atributos del trabajador.

2. Atributos del puesto de trabajo.

3. Atributos de la industria.

Por lo tanto la regresión a estimar es:

ln(y) = β0 + β1 escolaridad + β2 edad + β3 edad 2 + β4 T + β5 N + β6 P (2.2)

A la ecuación de Mincer clásica, se incluyen varios términos. El grupo de T variables


como las relacionadas con los atributos del trabajador, N el conjunto de variables refe-
rentes a los atributos del puesto de trabajo y finalmente P relacionadas a atributos de
la industria.

Al ser difı́cil que se cumplan todos los supuestos antes mencionados, el segundo ses-
go consiste en un problema derivado de la selección muestral. Al únicamente poder
observar las rentas salariales de aquellos individuos ocupados, es decir que sistemáti-
camente algunos individuos se encuentren más presentes en un grupo que en otro
(Heckman, 1977), y en efecto al estimar las ecuaciones de salarios únicamente se
observarán los datos tanto de salarios como de otras variables, para aquellos indivi-
duos que en el momento de la toma de la encuesta se encontraban trabajando. Esto
implicarı́a que la estimación por MCO arroje resultados sesgados en relación a los
parámetros poblacionales correctos; es decir, que los individuos ocupados(con ingre-
sos) pueden constituir una muestra aleatoria de los individuos encuestados.

Para corregir este posible sesgo de selección, se aplica la corrección propuesta por
Heckman (1977), que estima la corrección del error por selección a partir de la pro-
babilidad de no declarar ingresos. Además, Heckman (1977) indica que el método de
MCO con corrección de sesgo de selección es un modelo apropiado, donde se acepta
la hipótesis nula de ausencia de sesgo de selección.
2.2. MARCO METODOLÓGICO 71

2.2.2. MODELO DE HECKMAN

El método de Heckman consiste en la estimación de un modelo probit que permita cal-


cular la probabilidad de que un individuo decida o no estar ocupado, de esta estimación
se obtiene la razón inversa de Mills, estadı́stico que indica la magnitud del sesgo de
selección. Una vez determinado el modelo probit, la razón de Mills estimada se debe
incorporar al modelo de regresión original calculado por MCO (ecuación de Mincer am-
pliada) como una variable independiente más. Finalmente se obtiene un modelo con
estimación de coeficientes consistentes y su nivel de significatividad indica la magnitud
se sesgo de no haber incorporado la corrección.

Heckman (1977) señala que, el sesgo resulta de la utilización de muestras no alea-


toriamente seleccionadas para estimar relaciones de comportamiento como un sesgo
de especificación ordinario que surge debido a un problema de datos faltantes. En
contraste con el análisis habitual de ”variables omitidas.o error de especificación en
la econometrı́a, en el análisis del sesgo de selección muestral, es posible estimar las
variables omitidas en un análisis de regresión, mismas que dan lugar al error de espe-
cificación.

Por lo tanto, la utilización de esta técnica permite estimar funciones de comportamiento


libres de sesgo de selección en el caso de una muestra censurada.

Ası́, el modelo de Heckman se describe como:

Pi∗ = Hi′ γ +ε i (2.3)

Yi = Xi′ β + ui (2.4)

Donde Pi∗ es la variable asociada a la decisión o no de participación del individuo y Hi′


es el vector de todas las variables explicativas consideradas en el modelo y aquellas
determinantes de tomar la decisión. Yi representa el logaritmo natural del salario y Xi′
es el vector de variables determinantes del salario del trabajador previamente seleccio-
72 CAPÍTULO 2. DATOS Y METODOLOGÍA

nadas. Finalmente, γ y β son los vectores de los parámetros a estimar y los restantes
son los términos de error que siguen una distribución normal bivariada con media cero
y varianzas σz y σµ respectivamente (Heckman, 1977).

De esta forma, la probabilidad para los salarios es:

P(Pi∗ > 0) = P(εi > −Hi′ ) = Φ(Hi′ γ ) (2.5)

Se conocen los salarios con Pi∗ > 0 , donde Φ(•) es la función de distribución acumu-
lada estándar y, por lo tanto el salario esperado de un trabajador:

E(Yi |Pi∗ > 0) = Xi′ β + E(µi |εi > −Hi′ γ ) = Xi′ β + θ λi (2.6)

De esta ecuación se tiene θ = pσµ y λi que definen a la inversa del Ratio de Mills como:

φ (Hi′ γ )
λi = (2.7)
Φ(Hi′ γ )

Siendo φ (∗) y Φ(•) funciones de densidad y distribución normal estándar. De esta for-
ma se obtiene la ecuación para las personas empleadas y donde λi es la probabilidad
de estar ocupado y se estima a partir de un modelo probit:

Yi |Pi′ > 0 = Xi′ β + θ λ i + error (2.8)

Es importante mencionar que, al considerar a la población económicamente activa, el


modelo en el presente estudio selecciona a los individuos que se encuentran trabajan-
do, pero sin dejar de lado a quienes no trabajan, pero poseen información en el resto
2.2. MARCO METODOLÓGICO 73

de variables (educación, laboral, etc.). Es decir, el problema de selección serı́a consi-


derar a todos los individuos, posean o no salario, pero si ingresos de manera aleatoria,
lo que representa un problema de selección muestral, razón por lo cual es necesaria la
aplicación de la corrección de este sesgo. Por lo tanto, la corrección del sesgo de se-
lección es necesaria para la modelización en el análisis de salario para ambos sexos,
pues al momento de seleccionar la muestra se corre el riesgo de tomar aleatoriamen-
te a alguien que contaba con información de salario entre otros que no (desempleo,
con otro tipo de ingresos), pero que contienen información del resto de caracterı́sticas
observables.

Además, el hecho de que lambda sea significativa indica que la muestra no es aleatoria
y que su inclusión en la ecuación de salarios permitirá obtener estimadores consisten-
tes (Freire & Teijeiro, 2008).

La revisión de literatura, indica que los trabajos realizados con la descomposición de


Oaxaca-Blinder podrı́an generar estimaciones sesgadas por mı́nimos cuadrados, por
el hecho de que existe un proceso de selección muestral. El ejemplo más habitual de
sesgo de selección se presenta cuando en una ecuación de salarios las variables que
explican el salario influyen en la decisión de trabajar o no y la muestra de individuos
incluye solamente aquellos que trabajan (Vincéns,2012).

Desde este punto de vista, el problema es que la estimación por mı́nimos cuadrados
ordinarios (MCO) obtendrı́a estimadores inconsistentes y sesgados ya que la selección
estará correlacionada con la variable endógena y con el término de error, y, dado que
el cálculo de los porcentajes de discriminación se basa en tales estimaciones, se corre
el riesgo de obtener conclusiones erróneas acerca del grado de discriminación salarial
de la mujer rural. Ante esta situación la solución generalmente adoptada en la literatura
ha sido la propuesta por Heckman (1979) en un proceso de estimación en dos etapas.
La utilización de los estimadores, robustos y consistentes, de los errores estándar,
proporcionan un modelo óptimo (Heckman, 1977).

Heckman (1979) propuso realizar en una primera etapa una regresión probit para los
resultados positivos de la variable, y utilizar los parámetros estimados para calcular el
Ratio inverso de Mills, que se incluyen en la segunda etapa como variable explicativa
de la ecuación de interés, estimándose ésta por MCO.
74 CAPÍTULO 2. DATOS Y METODOLOGÍA

2.2.3. DESCOMPOSICIÓN DE OAXACA-BLINDER

Una de las herramientas, ampliamente utilizadas para examinar la discriminación en


el mercado laboral entre dos grupos demográficos es la Descomposición de Oaxaca-
Blinder (Blinder, 1973). Esta permite cuantificar las brechas de ingresos y descompo-
ner, a partir de la estimación de ecuaciones de salarios, las diferencias salariales, en
dos componentes.

El objetivo de este método es determinar qué cantidad de la brecha salarial puede


ser explicada por la diferencia entre las caracterı́sticas de cada grupo; y qué cantidad
se debe a la discriminación. Es decir, analiza qué cantidad de la brecha salarial se
debe a la interacción entre dotaciones (caracterı́sticas observadas de los individuos) y
a la discriminación (diferencia no explicada por las variables independientes) (Ramı́rez,
2008).

El procedimiento a seguir para la descomposición de Oaxaca-Blinder es:

En primer lugar, se considera un modelo de dos ecuaciones de salario entre dos gru-
pos demográficos, para el presente estudio: hombres y mujeres de zonas rurales del
Ecuador.

Basado en un modelo de regresión:

n
YiM = β0M + ∑ β jM XJIM + uM
i (2.9)
J=1

n
YiH = β0H + ∑ β jH XJIH + uH
i (2.10)
J=1

Donde:

YiH : Nivel o Logaritmo natural de los ingresos o salarios de los hombres en zona rural.

YiM : Nivel o Logaritmo natural de los ingresos o salarios de las mujeres en zona rural.
2.2. MARCO METODOLÓGICO 75

X ji : Variables explicativas del ingreso para hombres y mujeres en la zona rural.

ui : Término del error.

βJH : Coeficiente estimado de las variables explicativas correspondiente a los hombres


en la zona rural.

βJM : Coeficiente estimado de las variables explicativas correspondiente a las mujeres


en la zona rural.

Dadas las ecuaciones anteriores, el objetivo es calcular y describir la porción de la di-


ferencia que es explicada por la regresión:

∑ β jH X̄ jH − ∑ β jM X̄ jM (2.11)
j j

Oaxaca-Blinder proponen la siguiente descomposición:

∑ β jH X̄ jH − ∑ β jM X̄ jM = ∑ β jH (X̄ jH − X̄ jM ) + ∑ X̄ jM (β jH − β jM ) + ∑(X̄ jH − X̄ jM )(β jH − β jM )


j j j j j
(2.12)

El primer término de la derecha de la ecuación representa parte de la brecha salarial


que es explicada por las diferencias en caracterı́sticas observadas de los individuos
(dotaciones), misma que refleja la parte no discriminatoria por parte del mercado hacia
uno de los sexos. El segundo sumatorio refleja la diferencia no explicada de la brecha
por las variables independientes (coeficientes), y por lo tanto la discriminación entre
los grupos, es decir la discriminación en el mercado laboral por sexo mediante las
diferencias no explicadas por los coeficientes del modelo. Finalmente, el tercer término
76 CAPÍTULO 2. DATOS Y METODOLOGÍA

es la interacción causada por la diferencia simultánea de las caracterı́sticas observadas


y por los coeficientes (Ospino, Roldán, & Barraza, 2011).

Blinder (1973) menciona que es fundamental utilizar los ingresos laborales de los indivi-
duos como la variable dependiente; debido al hecho de que, en general, las encuestas
incluyen otros ingresos que los ingresos del trabajo.

Por otro lado, las variables independientes seleccionadas dependen de la evidencia


teórica (modelo microeconómico) que se estudie, ası́ como de la evidencia empı́rica
encontrada.

Con esta información se prevé obtener un resultado más próximo a la realidad de la


zona rural en cuanto a la existencia o no de una brecha de género por ingresos.

2.3. ANÁLISIS DESCRIPTIVO

Como se mencionó anteriormente, se utilizarán las bases de datos de la ENEMDU de


2014 y 2015. Estas permitirán realizar el análisis descriptivo de la base de datos, con
el uso de los factores de expansión respectivos, ası́ como la validación de los datos de
la población en términos promedio.

De manera general, se resume en el cuadro siguiente los principales indicadores po-


blacionales y laborales para la población ecuatoriana.
2.3. ANÁLISIS DESCRIPTIVO 77

Figura 2.1: Composición poblacional-Ecuador 2014. Fuente: Instituto Nacional de Estadı́sticas


y Censos (INEC). Elaborado por: La Autora.
78 CAPÍTULO 2. DATOS Y METODOLOGÍA

Figura 2.2: Composición laboral (PEA /(PET)-Ecuador 2014. Fuente: Instituto Nacional de Es-
tadı́sticas y Censos (INEC). Elaborado por: La Autora.

Figura 2.3: Composición laboral (Empleo Adecuado / Inadecuado)-Ecuador 2014. Fuente: Ins-
tituto Nacional de Estadı́sticas y Censos (INEC). Elaborado por: La Autora.
2.3. ANÁLISIS DESCRIPTIVO 79

Estos datos indican que de cada 10 trabajadores del área rural, alrededor de 4 se en-
cuentran trabajando con salarios por debajo del salario mı́nimo y únicamente 3 poseen
condiciones adecuadas de empleo.

Por otra parte, de acuerdo a datos del INEC, en cuanto al estado civil, predominan
los solteros y casados. Para el área rural, predomina la denominación mestiza con
alrededor de 73 % de la población; seguida por la indı́gena y montubia.

La composición de empleados por rama de actividad para el sector urbano tiene mayor
participación en el comercio con el 24,32 % de empleados, seguido por la manufactura
con el 12,54 %, la agricultura y la enseñanza con el 8,67 % y 8,19 % respectivamen-
te. Para el sector rural en cambio, los datos indican que la mayor participación de
empleados es dentro de la agricultura, ganaderı́a, caza y silvicultura con el 57,68 %
de participación, el resto de porcentajes de participación se distribuyen en las indus-
trias manufactureras, construcción y comercio pero con valores menores a 8 puntos
porcentuales. Dentro del área rural, la agricultura es la rama de actividad con mayor
participación tanto de hombres como de mujeres, con valores del 58,87 % y 55,73 %
respectivamente.

La participación dentro de la seguridad social tanto en el área urbana como en el área


rural indica que cerca del 60 % de participantes no posee ningún tipo de seguridad,
ya sea pública o privada, o voluntaria. Dentro del sector rural, continúa la población
que posee seguro del IESS (Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social) con el 20 %,
seguido por el 16,67 % que posee seguro campesino y el resto que se distribuye con
valores poco significativos en otro tipo de seguros. Dentro de estos indicadores, entre
hombres y mujeres, los valores de entre quienes poseen seguridad social o ningún
tipo de seguridad, tiene una diferencia de alrededor 7 puntos porcentuales. Durante el
2014, para el sector rural, el 55,28 % de empleados adecuados se encuentran afiliados
al IESS (seguro general) , el 21,30 % poseen empleos inadecuados y poseen seguro
campesino, y de este valor el 17,76 % de ellos son mujeres; mismas poseen empleos
con bajos salarios a pesar de poseer seguro social campesino.

En cuanto al número de horas de trabajo, se estima que el 31,50 % de mujeres trabajan


alrededor de 40 horas semanales. Por otro lado el 21,62 % de mujeres dedican 60
horas semanales al trabajo. Si bien no es parte del análisis de este estudio, el estudio
empı́rico indicó que el trabajo no remunerado es parte importante dentro de las labores
del área rural a pesar de no recibir un salario por este trabajo. Por ejemplo, en el
80 CAPÍTULO 2. DATOS Y METODOLOGÍA

área urbana el trabajo no remunerado; que incluye a quienes no perciben ingresos


laborales, como trabajadores no remunerados del hogar, en otro hogar y ayudantes
no remunerados de asalariados/jornaleros; es del 4,15 % mientras que para el área
rural es más del doble con un valor del 13,17 %, a pesar de haber reducido tres puntos
porcentuales en relación al 2013.

El ingreso laboral promedio de un hombre fue de 572,19 USD; mientras que el de una
mujer en similares condiciones fue de 434,70 USD. Existe una marcada diferencia; su
análisis permitirá comprender las razones de esta diferencia, ası́ como comprender
si estas diferencias se deben a variables externas a procesos de discriminación por
género.

Por otra parte y para el año 2015, de acuerdo a datos del INEC, la población total para
Ecuador a diciembre del 2015 es de 16,4 millones. Con una población total urbana
de 11,2 millones y de 5,3 millones para el área rural; lo que representa el 68 % y el
32 % respectivamente. La población total se encuentra compuesta por el 49,37 % de
hombres y el 50,63 % de mujeres. En cuanto al estado civil, predominan los solteros
y casados. Para el área rural, predomina la denominación mestiza con alrededor de
67 % de la población; seguida por la indı́gena y montubia.

Para el área rural, existen proporciones similares a la población total, en cuanto a la


composición por sexo. Donde el 49,12 % es para hombres y el 50,88 % para mujeres.
Por una parte la composición laboral de la población indica que la PET para el área
urbana es del 69,63 % y apenas del 30,37 % para el área rural; por otra parte la PEA
es del 68,41 % y 31,59 % igualmente para ambas áreas. Otro indicador importante
es la población con empleo adecuado e inadecuado, para el área urbana el empleo
adecuado es del 79,50 % y para el área rural es del 20,50 %; y el empleo inadecuado
es del 56,15 % y 43,85 %, urbano y rural respectivamente.

Estos datos indican que de cada 10 trabajadores del área rural, alrededor de 4 se en-
cuentran trabajando con salarios por debajo del salario mı́nimo y únicamente 2 tienen
condiciones adecuadas de empleos. Si se comparan ambos sectores, se tiene que las
condiciones de empleo inadecuado afectan al doble de la población de las zonas rura-
les, y comparado con cifras de años anteriores se tiene que si bien ha incrementado la
tasa de empleo adecuado, aún existen diferencias entre sectores.

Dentro del área rural, por otra parte, la composición laboral indica que la PET es del
2.3. ANÁLISIS DESCRIPTIVO 81

49,32 % para hombres y del 50,68 % para mujeres; además la PEA es del 61,37 % y
38,63 % de hombres y mujeres respectivamente. Esto indica que si bien es cierto existe
un mayor porcentaje de mujeres en edad de trabajar, no todas son parte de la población
que mantiene un trabajo; esto podrı́a deberse principalmente a las ocupaciones de la
mujer rural y falta de inclusión de ellas a trabajos remunerados.

Al analizar las condiciones en que la mujer enfrenta el mercado laboral, se tiene que
dentro del área urbana el 65,25 % de los hombres y el 34,75 % de mujeres, poseen un
empleo adecuado. Por otra parte, para el área rural el 77,25 % de hombres y el 22,75 %
de mujeres, poseen trabajos adecuados; este valor implica que únicamente 2 de cada
10 mujeres poseen un trabajo en adecuadas condiciones en el sector rural. Adicio-
nalmente, en cuanto al empleo inadecuado, para el sector urbano las condiciones se
mantienen en el 50 % tanto para hombres como para mujeres; pero para el sector rural
esta cifra es del 55,02 % y 44,98 % proporcionalmente.

Estos datos indican que existen situaciones dentro del sector rural que ocasionan dife-
rencias en las cifras de empleo, y que son acentuadas más al indicar la relación entre
hombres y mujeres. Además cabe señalar que de acuerdo a lo señalado, un poco me-
nos de la mitad de mujeres empleadas del sector rural poseen condiciones inferiores
a las necesarias, con salarios por debajo del mı́nimo y con horas extensas de jornada
laboral.

La composición de empleados por rama de actividad para el sector urbano tiene mayor
participación en el comercio con el 23,87 % de empleados, seguido por la manufac-
tura con el 12,12 %, y la agricultura con el 7,94 %. Para el sector rural en cambio, los
datos indican que la mayor participación de empleados es dentro de la agricultura, ga-
naderı́a, caza y silvicultura con el 60,81 % de participación, el resto de porcentajes de
participación se distribuyen en las industrias manufactureras, construcción y comercio
pero con valores menores a 8 puntos porcentuales. Dentro del área rural, la agricultura
es la rama de actividad con mayor participación tanto de hombres como de mujeres,
con valores del 61,83 % y 59,19 % respectivamente.

La participación dentro de la seguridad social tanto en el área urbana como en el área


rural indica que cerca del 60 % de participantes no posee ningún tipo de seguridad,
ya sea pública o privada, voluntaria o no voluntaria. Dentro del sector rural, continúa
la población que posee seguro del IESS (Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social)
con el 17,82 %, seguido por el 16,57 % que posee seguro campesino y el resto que
82 CAPÍTULO 2. DATOS Y METODOLOGÍA

se distribuye con valores poco significativos en otro tipo de seguros. Dentro de estos
indicadores, entre hombres y mujeres, los valores de entre quienes poseen seguridad
social o ningún tipo de seguridad, tiene una diferencia de alrededor 7 puntos porcen-
tuales.

En cuanto al número de horas de trabajo, se estima que el 68,80 % de hombres y el


31,20 % de mujeres trabajan alrededor de 40 horas semanales. Por otro lado el 78,09 %
de hombres rurales y el 21,91 % de mujeres dedican 60 horas semanales al trabajo.
En general se registra que los hombres destinan en promedio alrededor de 41 horas
de trabajo a la semana, mientras que las mujeres dedican en promedio, 35 horas a la
semana, sin contar con el tiempo que dedican a actividades no remuneradas.

En cuanto al ingreso laboral promedio de un hombre fue de 549,72 USD; mientras que
para una mujer en similares condiciones fue de 425,93 USD. Existe una marcada dife-
rencia, cuyo análisis permitirá comprender las razones que expliquen esta diferencia,
ası́ como comprender si estas diferencias se deben a variables externas u obedecen a
procesos de discriminación por género.

2.4. SELECCIÓN DE VARIABLES

En el ámbito nacional se pueden considerar algunos estudios referentes a los salarios


y su descomposición. Varios de ellos emplean la descomposición de Oaxaca-Blinder.

En esta sección, se presentan las variables utilizadas en estudios sobre el mercado


laboral y los salarios, mismos que permitirán la selección de las variables a considerar
en el modelo.
2.4. SELECCIÓN DE VARIABLES 83

TEMA AUTOR DESCRIPCIÓN


1 Determinantes Ministerio de Análisis de la retribución en función de las ca-
de la brecha sa- Sanidad, Servi- racterı́sticas personales, empresariales y de
larial de género cios Sociales e la competitividad de la empresa, mediante la
en España. Igualdad. estimación de ecuaciones de salarios y la
descomposición de Oaxaca-Blinder para el
cálculo de la brecha por salarios.
VARIABLES: Género, años de experiencia,
rangos de edad, nivel de instrucción, variable
dummy con o sin responsabilidad y nivel del
puesto de trabajo.
2 Las diferencias Paul Carrillo. Estimación de las diferencias salariales entre
salariales entre Banco Central el sector público y privado en el Ecuador, me-
el sector público del Ecuador. diante una regresión semi-logarı́tmica.
y privado en el VARIABLES: variable dependiente: logaritmo
Ecuador. del ingreso; variables independientes: Gene-
ro, edad, años de educación, nivel de educa-
ción, etnia, estado civil, variable dummy tra-
baja en el sector público o no.
3 Estimación Publicaciones Estimación de ecuaciones salariales para
de la brecha de la Escue- hombres y mujeres, mediante regresiones
salarial entre la Politécnica cuantı́licas y descomposición de Oaxaca-
hombres y del Litoral Blinder.
mujeres: Un (ESPOL). VARIABLES: variables independientes:
análisis por Género, nivel de instrucción, experiencia
cuantı́les para laboral, categorı́a de ocupación, tipo de
el Ecuador. contrato y estado civil.
4 Distribución del Instituto Nacio- Medición de la brecha salarial para el 2014
empleo y re- nal de Estadı́sti- por tamaño de empresa y sector económico,
muneraciones cas y Censos mediante el uso de ecuaciones de Mincer y
en el sector (INEC). descomposición de Oaxaca-Blinder para el di-
productivo ferencial entre micro y grandes empresas.
VARIABLES: variable dependiente: logaritmo
natural del salario. Variables independientes:
edad, tamaño de la empresa, sector, activi-
dad, nivel de educación, titulación extranjera.

Cuadro 2.1: Revisión de la literatura para selección de variables. Elaborado por: La Autora.
Fuente: Varios.
84 CAPÍTULO 2. DATOS Y METODOLOGÍA

Se eligieron estas variables por razones, empı́ricas y comparativas. La selección de


variables responde a la revisión de los vı́nculos entre cada una de ellas y la discrimina-
ción por género; para luego comprender los determinantes de la existencia de brechas
salariales.

Para el estudio de la brecha de género por ingresos de las zonas rurales del Ecuador,
a continuación se detalla la información general de cada una de las variables seleccio-
nadas:

VARIABLE DESCOMPOSICIÓN CATEGORÍA DE BASE


DE VARIABLE
Edad Edad -
Edad al cuadrado
Género Hombre Hombre
Mujer
Escolaridad -
Horas trabajadas -
Estado civil Casado Soltero
Separado
Viudo
Seguro social SS: IESS Ninguno
SS: Campesino
Otro
Etnia Mestizo Indı́gena
Afrodescendiente
Montubio
Otro
Rama actividad S. Secundario S. Primario
S. Terciario
Jefe de hogar -
Región geográfica Costa Sierra
Amazonı́a
Insular

Cuadro 2.2: Variables seleccionadas para modelo de salarios. Fuente: Varios autores. Elabo-
rado por: La Autora.
2.5. DESCRIPCIÓN DE VARIABLES 85

2.5. DESCRIPCIÓN DE VARIABLES

De acuerdo a la metodologı́a indicada por el INEC (INEC, 2015), se definen las varia-
bles siguientes:

1. Edad y edad al cuadrado.

2. Sexo: Es el sexo de los miembros del hogar y corresponde a la distinción entre


hombre y mujer.

3. Nivel de instrucción: Se refiere al nivel más alto de instrucción que alcanzaron


las personas dentro del sistema formal de educación. El nivel de instrucción de
una persona es el grado más elevado de estudios realizados o en curso, sin tener
en cuenta si se han terminado o están provisional o definitivamente incompletos.
Para los cálculos dentro del modelo se ha calculado la escolaridad medida en el
número de años aprobados.

4. Número de horas que trabajó: Son el total de horas efectivamente trabajadas por
los ocupados en la semana de referencia, en todos sus trabajos.

5. Estado civil: Se refiere al estado civil o conyugal actual de las personas, tanto el
estado civil legal como las relaciones civiles de hecho.

6. Seguro social: Corresponde a la cobertura de los sistemas del seguros de salud


del seguro general, por los cuales generalmente se paga una cuota mensual o
periódica.
Seguro de Salud:
Es el derecho que tienen o adquieren los miembros del hogar para el cuidado de
su salud, sea en centros públicos o privados como son el Instituto Ecuatoriano de
Seguridad Social (IESS), que comprende el Seguro General y el Seguro Campe-
sino; Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas (FFAA); Instituto de
Seguridad de la Policı́a (ISSPOL); instituciones privadas, etc., un seguro de salud
puede cubrir a los afiliados y a los beneficiarios.

7. Etnia: Se refiere a como se identifican las personas según sus culturas y costum-
bres.
86 CAPÍTULO 2. DATOS Y METODOLOGÍA

8. Rama de actividad: Es la actividad económica, que permite clasificar al estable-


cimiento donde trabaja o trabajó la persona dentro de un sector de la economı́a,
según la clase de bienes o servicios que produce. Básicamente se trata de una
caracterı́stica de los establecimientos definida por las actividades de la empresa
o negocio.
Jefe de hogar: Definida como la persona que siendo residente habitual es re-
conocida como jefe por los demás miembros del hogar, ya sea por una mayor
responsabilidad en las decisiones, por prestigio, ancianidad y razones económi-
cas, o tradiciones sociales y culturales

9. Región natural: Lugar de residencia del individuo.

10. Ingreso Laboral: Se refiere al monto que percibe por el trabajo realizado.
Capı́tulo 3

DESIGUALDAD DE GÉNERO POR


INGRESOS EN EL ECUADOR

3.1. ESTIMACIONES Y RESULTADOS

Una vez presentada, la relación existente entre el género y el nivel de ingresos, las
variables socioeconómicas y demográficas elegidas para el modelo econométrico y
las herramientas metodológicas adecuadas para el presente estudio, se analizan los
principales resultados divididos en tres partes. La primera contempla explicaciones ge-
nerales sobre trabajos previos en la base de datos. La segunda expone los resultados
del modelo Mincer ampliado con la corrección de sesgo de selección de Heckman, pa-
ra la estimación de salarios de hombres y mujeres. Y finalmente, la tercera explora la
influencia del género en la desigualdad de salarios entre hombres y mujeres mediante
la descomposición no lineal de Oaxaca-Blinder.

3.1.1. TRABAJOS PREVIOS EN LA BASE DE DATOS

La base de datos seleccionada para el estudio, como se mencionó anteriormente, es


la ENEMDU, tanto para el año 2014 como para el 2015. Los datos dentro de la base,
fueron ordenados de acuerdo a las necesidades de la investigación.

87
88 CAPÍTULO 3. DESIGUALDAD DE GÉNERO POR INGRESOS EN EL ECUADOR

Los cambios referentes a la base de datos se explican a continuación:

1. Ası́, la variable ingresos, fue dividida y reestructurada, con el objetivo de tomar


únicamente los datos de ingreso laboral del valor de ingreso total de los individuos
encuestados. Considerando además la elaboración de una variable que permite
el cálculo del sesgo de selección.

2. Al considerar la ecuación de Mincer, esta no utiliza la edad sino la experien-


cia potencial al cuadrado, considerando que la experiencia potencial sugiere que
cuando las personas no son niños o se encuentran estudiando, estás trabajan.
Esta afirmación no siempre es real, por lo tanto se utiliza la edad de la persona
como medida aproximada (Duarte, 2012).

3. En cuanto al nivel de educación, se podrı́a considerar los niveles de instrucción,


agrupados entre: ninguno (ninguno y centro de alfabetización), básica (jardı́n de
infantes, primaria y básica), media (secundaria y educación media), superior (su-
perior no universitaria, superior universitaria), post-grado. Por otro lado se puede
considerar al nivel de escolaridad como otro factor determinante similar. Ambas
variables, en conjunto, se consideran y se analizará cual explica de mejor manera
los salarios.

4. Considerando la etnia de los individuos, se agrupa a las variables de la base en:


indı́gena, montubio, mestizo, afrodescendiente (afrodescendiente, negro, mula-
to), otro (blanco y otro).

5. En cuanto al estado civil, los grupos se han seleccionado como: soltero, viudo,
casado (casado, unión libre), separado (separado y divorciado).

6. El estudio pretende considerar a la rama de actividad como variable explicativa,


pero debido al número extenso de categorı́as, se han agrupado en: sector pri-
mario (agricultura, ganaderı́a, caza y silvicultura, pesca, explotación de minas y
canteras), secundario (industria manufacturera) y terciario (suministros de elec-
tricidad y gas, distribución de agua y alcantarillado, construcción, comercio, repa-
ración de vehı́culos, transporte y almacenamiento, actividades de alojamiento y
servicios, información y comunicación, actividades financieras y de seguros, acti-
vidades inmobiliarias, actividades profesionales y cientı́ficas, actividades y servi-
cios administrativos, administración pública, enseñanza, actividades de servicios
3.1. ESTIMACIONES Y RESULTADOS 89

sociales, artes, entretenimiento y recreación, otras actividades de servicios, acti-


vidades en hogares privados y actividades de organizaciones).

7. El modelo considera la asignación de seguro social, y se han agrupado las va-


riables según: IESS seguro general (IESS seguro general, IESS seguro general
voluntario), ninguno, IESS seguro campesino, otros (ISFFA, ISSPOL, seguro pri-
vado con hospitalización, seguro privado sin hospitalización, seguros municipa-
les, seguro ministerio de salud pública).

8. El número de horas laborales que el trabajador realizó la semana anterior.

9. Finalmente se realiza un filtro, donde se selecciona a la población rural y económi-


camente activa.

3.1.2. ESTIMACIÓN DEL MODELO MINCER CON CORRECCIÓN DE


SESGO DE SELECCIÓN

En la presente sección se analizan los resultados obtenidos para las estimaciones


de las ecuaciones de ingresos laborales de hombres y mujeres. Estas estimaciones
se realizarán por MCO (ecuación de Mincer ampliada) y la corrección del sesgo de
selección por el método de Heckman, considerando que esta corrección incluye a la
población no tomada para la muestra de la población económicamente activa, es decir
para la variable del salario.

El método de Heckman permite obtener estimaciones consistentes sólo con los datos
observados. Recordemos que esto genera un problema de selección muestral, razón
por la que esta herramienta permite convertir el sesgo de selección en un problema de
omisión de una variable, llamada anteriormente inverso de Mills y que es finalmente
incluida como variable explicativa en el modelo final.

Por lo tanto el modelo estimado para salarios es:

ln (Y ) = β0 +β1 edad + β2 edad 2 + β3 mu jer + β4 escolaridad + β5 ECcasado + β6 ECseparado + β7 ECviudo


+β8 SSIESS + β9 SScampesino + β10 SSotro + β11 ET mestizo + β12 ET a f rodesc + β13 ET montubio + β14 ET otro
+β15 Ssecundario + β16 Sterciario + β17 Jhogar + β18 Rcosta + β19 Ramazonica + β20 Rinsular + σ λ
90 CAPÍTULO 3. DESIGUALDAD DE GÉNERO POR INGRESOS EN EL ECUADOR

Además, las ecuaciones de salarios especificas, tanto para hombres como para muje-
res. Estas ecuaciones serán utilizadas para la estimación de la metodologı́a propuesta
por Oaxaca-Blinder y la descomposición de cada los salarios.

Modelo de salario para mujeres:

ln (Y )mu jer = β0 +β1 edad + β2 edad 2 + β3 escolaridad + β4 ECcasado + β5 ECseparado + β6 ECviudo + β7 SSIESS
+β8 SScampesino + β9 SSotro + β10 ET mestizo + β11 ET a f rodesc + β12 ET montubio + β13 ET otro + β14 Ssecundario
+β15 Sterciario + β16 Jhogar + β17 Rcosta + β18 Ramazonica + β19 Rinsular + σ λ

Modelo de salario para hombres:

ln (Y )hombre = β0 +β1 edad + β2 edad 2 + β3 escolaridad + β4 ECcasado + β5 ECseparado + β6 ECviudo + β7 SSIESS


+β8 SScampesino + β9 SSotro + β10 ET mestizo + β11 ET a f rodesc + β12 ET montubio + β13 ET otro + β14 Ssecundario
+β15 Sterciario + β16 Jhogar + β17 Rcosta + β18 Ramazonica + β19 Rinsular + σ λ

En cuanto al problema de Heterocedasticidad, efectivamente se realizó la prueba de


White, encontrándose la existencia de ella. Esta prueba indica si la evolución de las va-
riables explicativas y, de sus varianzas y covarianzas, son significativas para determinar
el valor de la varianza muestral de los errores, entendida ésta como una estimación de
las varianzas de las perturbaciones aleatorias. En este caso, se tiene una varianza que
es un estimador sesgado del verdadero valor de la varianza.

Para la corrección del problema de Heterocedasticidad se procede a utilizar el coman-


do robust dentro del programa estadı́stico STATA. La regresión robusta es una alter-
nativa a la regresión de mı́nimos cuadrados. De acuerdo al manual de comandos de
StataCorp (2015), este comando calcula una matriz robusta de varianzas-covarianzas
y utiliza una estimación de White de la varianza de los errores en presencia de Hete-
rocedasticidad; es decir los errores estándar, para este estudio, son consistentes a la
presencia de Heterocedasticidad.

En este sentido, en la figura 3.1 , se muestran los resultados obtenidos para la estima-
ción de los salarios de hombres y mujeres en el 2014 y en la figura 3.2 los resultados
para el 2015, aplicando la corrección de Heckman. El modelo indica que la variable ex-
3.1. ESTIMACIONES Y RESULTADOS 91

plicativa incluida en el modelo y que recoge el sesgo de selección, inversa de Mills, es


significativa. Es decir, se rechaza la hipótesis nula de ausencia de sesgo de selección
y por consiguiente el modelo corregido es significativo y apropiado para la explicación
del comportamiento de los salarios.

Las tablas a continuación indican los resultados obtenidos al correr los modelos espe-
cificados.
92 CAPÍTULO 3. DESIGUALDAD DE GÉNERO POR INGRESOS EN EL ECUADOR

Figura 3.1: Modelos de ecuaciones de ingresos poblacionales por sexo. Peridodo 2014. Fuente:
ENEMDU 2014. Elaborado por: La Autora.
3.1. ESTIMACIONES Y RESULTADOS 93

En primera instancia, la figura 3.1 indica que existen variables que no resultan signifi-
cativas; es decir que no influyen directamente en los niveles de salario y, otras que son
significativas.

Se analiza inicialmente el modelo salarial general del 2014 donde se compara el sa-
lario de mujeres con el de hombres. En cuanto al estado civil; no son las significtivas
las variables de separado y viudo, mientras que las mujeres en comparación con los
hombres es significativo el hecho de ser casado y soltero. En cuanto al seguro social,
resulta interesante indicar que no influye en el nivel de salarios el seguro social cam-
pesino y la jefatura del hogar en ninguno de los tres modelos analizados. El resto de
variables son significativas.

Al interpretar los signos de los coeficientes, se tiene que la variable sexo influye nega-
tivamente en los salarios, lo que quiere decir que por ser mujer los niveles de salario
son más bajos. De la misma manera, otras variables que influyen de manera negativa
son la pertenencia a las regiones de la costa y la amazonı́a.

Para el modelo de mujeres, entre ellas el estado civil en general no influye en su mo-
delo, a excepción de las mujeres casadas que además tiene signo negativo. Al igual
que en el modelo general, el seguro social campesino tampoco es significativo. Las
variables de etnia, sector de la economı́a y región, no son significativas, con excepción
de afrodescendientes y el sector de servicios.

Contrario al modelo de mujeres, en el modelo únicamente entre hombres son significa-


tivas todas las variables, a excepción del estado civil, seguro social y jefatura del hogar
al igual que en el modelo general.
94 CAPÍTULO 3. DESIGUALDAD DE GÉNERO POR INGRESOS EN EL ECUADOR

Figura 3.2: Modelos de ecuaciones de ingresos poblacionales por sexo. Periodo 2015. Fuente:
ENEMDU 2015. Elaborado por: La Autora.
3.1. ESTIMACIONES Y RESULTADOS 95

Por otro lado para el año 2015, la interpretación de la figura 3.2 no especifica mayores
cambios.

Comparando el modelo salarial general que hace relaión al salario de mujeres con el
de hombres. Las variables de estado civil, afrodescendiente no son las significtivas. El
resto de variables son significativas. En comparación con el 2014, existen más varia-
bles que influyen en el modelo de salarios en el 2015.

En cuanto a los signos de los coeficientes, se tiene que la variable sexo también influye
negativamente en los salarios. De la misma manera, otras variables que influyen de
manera negativa son la pertenencia a las regiones de la costa y la amazonı́a, y además
la jefatura del hogar.

En cuanto al modelo de mujeres, se tiene que al igual que en el año 2014, el estado
civil y la etnia en general no influyen en su modelo. Al igual que en el modelo general,
el seguro social campesino tampoco es significativo. Las variables de región costa y el
sector secundario, tampoco influyen en el nivel de salarios.

Al igual que en el año 2014, y contrario al modelo de mujeres, en el modelo únicamen-


te entre hombres son significativas todas las variables, a excepción del estado civil,
seguro social y la etnia de afrodescendiente al igual que en el modelo general.

La utilización de los coeficientes estimados estadı́sticamente no significativos dentro de


los tres modelos, tiene un carácter exclusivamente interpretativo y comparativo entre
los modelos de hombres y mujeres. La especificación de ciertas variables significativas
en hombres y no significativas en mujeres implica el trabajo manual de comparación
de los cortes en la estructura de los datos.

Las interpretaciones especı́ficas de los coeficientes en los modelos descritos, se reali-


zarán con mayor detalle en el capı́tulo siguiente.

3.1.3. ESTIMACIÓN DE LA DESCOMPOSICIÓN DE OAXACA-BLINDER

A partir de las ecuaciones de salarios de hombres y mujeres, se tiene la descompo-


sición de salarios utilizando la ecuación 2.12. Los resultados de la descomposición
de la brecha salarial usando el método de Oaxaca-Blinder se indican en la figura 3.3.
96 CAPÍTULO 3. DESIGUALDAD DE GÉNERO POR INGRESOS EN EL ECUADOR

Se debe considerar que, la descomposición de Oaxaca- Blinder, está compuesta por


tres aspectos importantes: la diferencia basada en las caracterı́sticas de cada grupo
(dotaciones), la diferencia por los coeficientes (discriminación salarial de género), y la
interacción de estos dos elementos.

Figura 3.3: Modelos de Descomposición de ingresos poblacionales por sexo. Metodologı́a:


Oaxaca-Blinder. Periodo 2014-2015. Fuente: ENEMDU 2014-2015. Elaborado por: La Autora.
Capı́tulo 4

ANÁLISIS DE RESULTADOS

4.1. INGRESOS SALARIALES

De acuerdo al análisis anterior, se evidenció que los modelos de ambos periodos apa-
rentemente son similares, a diferencia de ciertas variables. Las variaciones básica-
mente responden a significancia de variables, ası́ como diferencias porcentuales de
los coeficientes.

Las estimaciones del salario mediante ecuaciones mincerianas con sesgo de correc-
ción y los resultados, tanto para el año 2014 como para el 2015, se presentadan en
las figuras 3.1 y 3.2 respectivamente, ası́ como la comparación de ambos periodos en
la figura 4.1. Siempre que se considere que la primera etapa realiza la estimación del
modelo probabilı́stico probit de poseer información de ingresos o no, y la segunda eta-
pa es la estimación del modelo de ingresos, donde se incluye a la razón de Mills como
variable explicativa.

Considerando estas diferencias, el cuadro a continuación indica las variaciones entre


periodos.

97
98 CAPÍTULO 4. ANÁLISIS DE RESULTADOS

Figura 4.1: Comparación de modelos de ecuaciones de ingresos poblacionales por sexo. Fuen-
te: ENEMDU 2014, 2015. Elaborado por: La Autora.
4.1. INGRESOS SALARIALES 99

El coeficiente de Mills es significativo para el modelo con sesgo de corrección de Heck-


man, es decir que se rechaza la hipótesis nula de ausencia de sesgo de selección, lo
que indica que el modelo estimado es el más apropiado. Se debe considerar que λ
es la razón de Mills, misma que recoge el sesgo de tener o no el valor del ingreso en
la encuesta. Por otro lado, los resultados de las estimaciones en las ecuaciones de
salarios muestran que si bien todos los coeficientes no son significativos, estos nos
permiten realizar una inferencia sobre qué tipo de variables explican mejor el salario
y cuáles no. Además, ciertos estimadores (escolaridad, edad y edad 2 ) reflejan los
signos esperados en la lı́nea de predicciones básicas. Posteriormente, los resultados
recogen las estimaciones por sexo (hombres y mujeres).

La teorı́a del capital humano indica que la escolaridad y la edad, son variables que
aportan al ingreso laboral y por consiguiente sus signos son positivos, mientras que
el coeficiente de la edad al cuadrado es negativo. Los resultados obtenidos de la esti-
mación del modelo indican que los ingresos crecen a medida que se incrementan los
niveles de educación y por lo tanto un año de educación formal adicional representa
un incremento en su ingreso laboral.

Lo mismo sucede con la edad, considerada como experiencia, cuyo coeficiente es


significativo dentro del análisis del ingreso; puesto que se espera que a medida que
aumenta la edad, la experiencia sea mayor. Por otro lado, se espera que el signo del
coeficiente de la edad al cuadrado sea negativo debido a que la tendencia de la edad
disminuye como resultado del envejecimiento de la persona. Las estimaciones indican
que los coeficientes de edad y edad al cuadrado están dentro de la lı́nea de los perfiles
parabólicos ingreso-edad; donde hasta cierto lı́mite se esperan altos ingresos laborales
y luego los mismos disminuyen. De manera general para los dos años, y en los tres
modelos, se evidencia que a medida que, tanto hombres como mujeres, tienen por un
año adicional de experiencia, existe un incremento del 3 % en sus salarios.

En cuanto al nivel de educación, los ingresos se incrementan con los niveles de es-
colaridad, es decir que por un año adicional de instrucción (manteniendo constantes
las demás variables), los ingresos incrementan en promedio, para el modelo general
en 2,59 % en el 2014 y en 3,3 % para el 2015. Para el año 2014, dentro del modelo
entre hombres y mujeres, los niveles de escolaridad incrementan los niveles de salario
en 2,74 % para mujeres y 2,19 % para hombres. Lo que indicarı́a que dentro del área
rural, si las mujeres tuvieran un nivel de instrucción más elevado, esto se traducirı́a en
100 CAPÍTULO 4. ANÁLISIS DE RESULTADOS

niveles de salario mayores. Por otro lado, para el año 2015 estos valores se duplican
en las mujeres rurales, donde los años de escolaridad adicionales incrementan sus
salarios en 4,22 %; para los hombres se mantiene un pequeño incremento de 2,52 %.

Otras caracterı́sticas importantes para este análisis demuestran que el sexo influye
dentro del nivel de salarios. La significancia y el signo negativo de su estimador, señala
la influencia de esta variable en los salarios. Ası́, en el 2014, una mujer ganó alrede-
dor de 30 % menos de ingresos en comparación al salario de un hombre, mientras
que para el 2015 tuvo un incremento al 35 % menos; explicando ası́ la existencia de
discriminación por motivos del sexo para la zona rural del paı́s en ambos periodos.

En referencia a caracterı́sticas individuales, el estado civil incide dentro del nivel de


salarios. Los individuos casados o en unión libre tienen un incremento del casi el 6 %
de sus ingresos laborales tomando como referencia a los individuos solteros en el
2014, mientras que en el 2015 existe una disminución del 0,48 % de salarios dentro del
mismo grupo de individuos. Por otro lado, el coeficiente correspondiente al estado civil
casado en el modelo individual de mujeres es negativo, e indica que en relación a las
mujeres solteras, tienen un ingreso en promedio menor con un valor de 0,61 % en el
2014 y de 8 % en el 2015. Lo que no ocurre con los hombres, quienes al contrario tienen
un coeficiente de 14 % más en el 2014 y una caı́da al 4,6 % en el 2015. Es importante
considerar que no influye en el nivel de salarios el hecho de que un individuo sea
separado, divorciado, viudo, hombre o mujer, en los dos años analizados.

De manera general, la condición de gozar de seguro social del IEES, determina de


forma positiva al incremento de salarios. Además, el hecho de que la mujer posea
este derecho, incrementa su nivel de salario alrededor de 64 % más que si no tuviera
ningún tipo de seguro para el 2014 y de 60 % en 2015. Considerando que únicamente
alrededor del 14 % de mujeres en el sector rural poseen este derecho, es importante
indicar que el seguro social campesino no es una variable que afecte a los salarios
rurales, parece ser que este no genera un cambio importante, razón por la que se
deberı́a analizar la polı́tica y beneficios a grupos especı́ficos en este tipo de seguro. El
coeficiente es poco significativo para 2015, donde el salario se incrementa en 34 % y
para el 2014 no resulta nada significativo, en comparación con aquellos que no tienen
ningún tipo de seguro.

Con relación a la etnia se puede concluir que sı́ existe una relación entre la denomi-
nación étnica y los ingresos. Por ejemplo, los mestizos en relación con los indı́genas,
4.1. INGRESOS SALARIALES 101

ganan alrededor de 13 % más de su salario en el 2014 y 14 % más en el 2015. Para el


caso de los hombres en 2014 el valor fue del 17 % y para las mujeres del 9 %, es decir
que el hecho de que una mujer sea mestiza (en relación a un mujer indı́gena) implica
una diferencia de aproximadamente 6 puntos porcentuales en sus salarios, en relación
a los hombres mestizos. Por otro lado en el 2015, esta diferencia es aún más grande,
con 5 % para mujeres y 21 % para hombres, es decir que entre hombres y mujeres
mestizos hay una diferencia de 16 puntos.

Considerando a las mujeres y hombres montubios la diferencia es de aproximadamen-


te 16 puntos porcentuales en 2014 y 16 puntos en 2015 (en relación a los indı́genas),
en cuanto a afrodescendientes son únicamente significativos en 2014, la diferencia es
de 5 %. Como se halló en la evidencia empı́rica, este fenómeno se presenta con mayor
fuerza dentro de estos dos grupos étnicos, como resultado de la discriminación étnica
propia de la cultura. Mientras que declararse dentro de otro grupo étnico no influye
para mujeres, si lo es para hombres y en general dentro de los salarios.

Por otro lado se evidencia que el sector secundario y de servicios son los que ma-
yor influencia tienen sobre el ingreso, es decir al pertenecer al sector terciario de la
economı́a, el nivel de ingresos se incrementa en aproximadamente 29 % en promedio
para ambos periodos y pertenecer al sector secundario en 6,2 %. En otras pruebas de
variables omitidas se tomó a al sector secundario como referencia, lo que arrojó un
resultado negativo en el sector primario, agricultor. Manteniendo el resto de variables
constantes, el hecho de que una mujer pertenezca al sector primario influye negativa-
mente en sus niveles de salario en ambos periodos en el área rural.

Otro resultado interesante es la relación de parentesco, indica que el hecho de que se


declare jefe de hogar influye negativamente en el nivel de salarios tanto para el 2014
como para 2015 en aproximadamente 0,28 % y 7.76 % respectivamente. Para el caso
de las mujeres, influye negativamente en un 0,21 % y para los hombres en 0,18 % de
sus salarios, evidenciando también problemas de desigualdad. Para el 2015 los valores
se incrementan a disminuye en 14 % para mujeres e incrementa a 5,64 % en hombres.

Finalmente, al analizar las variables de localización geográfica, se evidencia que los


coeficientes que representan a la región Costa y Amazonı́a son negativos. En 2014
los salarios disminuyeron en 7 % y 8 % respectivamente en relación a la Sierra. Para
el 2015, los resultados para la Costa se redujeron en 4 puntos, mientras que para la
Amazonı́a se incrementaron al 18 %. Efectivamente, al estimar otro modelo conside-
102 CAPÍTULO 4. ANÁLISIS DE RESULTADOS

rando a la región costa como referencia, se obtiene que el hecho de vivir en la región
Sierra influye pero positivamente en el nivel de salarios. Se podrı́a concluir que las
regiones de la Costa y Amazonı́a poseen niveles más bajos de salarios, y como se
mencionó anteriormente tal vez como consecuencia de la falta de acceso a programas
de desarrollo locales y los modelos patriarcales propios de la zona.

4.2. DESCOMPOSICIÓN DE OAXACA-BLINDER

Como muestran los resultados, la corrección del sesgo de selección fue fundamental
para la obtención de las diferencias encontradas, recalcando ası́ la importancia que
tuvo esta corrección dentro del análisis.

Efectivamente, como se esperaba, existe un diferencial salarial importante entre hom-


bres y mujeres, a favor de los hombres. Se encontró que ser mujer del área rural, in-
crementa la probabilidad de tener ingresos bajos en un 43,5 % en 2014 y disminuyó en
2015 con 41,2 %. Es indispensable considerar los tres elementos de la brecha salarial.

El primero, correspondiente a las diferencias entre hombres y mujeres y, atribuidas a


las caracterı́sticas de los individuos (variables independientes). Para el presente estu-
dio, en 2014 el signo positivo indica que en promedio, el 13 % del diferencial de salarios
es explicado por las caracterı́sticas de hombres y mujeres en el mercado laboral, es
decir que las variables incluidas en el modelo son las causantes de la brecha salarial.
Para 2015, este valor disminuye a 5,15 %.

Por otro lado, el segundo componente hace referencia a la discriminación entre hom-
bres y mujeres. Los resultados indican que, al ser positivo y significativo, cerca del 33 %
de esta brecha salarial es atribuida a factores no observables en 2014, mientras que
para el 2015 este valor se incrementa al 36 %, valor que es atribuido a discriminación.

Finalmente, el tercer componente, indica la interacción causada por la diferencia si-


multánea entre las caracterı́sticas observables y los coeficientes. Este valor es 2,77 %
en 2014 y 0,31 % en 2015. Este término evalúa simultáneamente la diferencia salarial
que se obtendrı́a si las caracterı́sticas de los hombres tuvieran los rendimientos de las
mujeres (coeficientes), y las caracterı́sticas de las mujeres tuvieran los rendimientos
de los hombres.
Capı́tulo 5

CONCLUSIONES Y
RECOMENDACIONES

5.1. CONCLUSIONES

En primer lugar, la investigación recopiló información empı́rica que muestra la existen-


cia de una brecha de género en varios ámbitos sociales, tanto a nivel nacional como en
el sector rural. Particulamente las diferencias basadas en educación, salud, violencia,
económicas y laborales, han sido cifras recurrentes en distintos periodos de tiempo,
no sólo a nivel nacional sino latinoamericano, demostrando la necesidad de realizar
estudios de esta problemática.

En Ecuador, los trabajos concernientes al análisis de las brechas salariales se han en-
focado a brechas de etnia, género, sectores económicos y regionales. Los resultados
obtenidos en este estudio muestran similares conclusiones, puesto que se utilizaron
variables nuevas, metodologı́a adicional y bases de datos de otros periodos. Por otro
lado, al comparar el otro aspecto de este estudio, la diferencia entre sectores urbano y
rural, las condiciones de empleo afectan al doble de la población de las zonas rurales,
y al comparar cifras de años anteriores, estas indican que si bien se ha incrementado
la tasa de empleo adecuado, aún existen diferencias entre sectores.

El análisis de conglomerados fue incluido dentro de la investigación en exclusivo apego


al plan de tesis presentado. Durante el desarrollo del proyecto, se hizo evidente la no

103
104 CAPÍTULO 5. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

pertinencia para el análisis de salarios. El análisis de conglomerados (metodologı́a y


resultados) se incluye como anexo al final del texto.

Por un lado, mediante la utilización del análisis de conglomerados, se pudo determinar


la relación empı́rica existente entre algunas variables de los sectores analizados, mis-
mas que fueron consideradas para la elaboración del modelo Mincer final. Inicialmente
se examinó la idea de utilizar esta herramienta para seleccionar grupos de variables,
finalmente, el estudio indicó que no fue necesario el uso de esta metodologı́a para los
objetivos planteados en un inicio.

De esta forma, la omisión o inserción de variables dentro del modelo, fueron determi-
nadas de acuerdo a la revisión de literatura. Variables como la escolaridad, estado civil,
acceso a seguros sociales, etnia, pertenencia a regiones geográficas y relaciones de
parentesco, fueron consideradas para estudiar la relación existente entre los niveles de
salario y el sexo.

En cuanto a la metodologı́a, y para el análisis econométrico de la investigación se


utilizaron dos herramientas principales: Ecuación de Mincer ampliada y Descomposi-
ción de Oaxaca-Blinder. La estimación de ecuaciones salariales mediante la utilización
de estimaciones mincerianas de ingreso, tanto un modelo general, como modelos es-
pecı́ficos de hombres y mujeres; y posteriormente el método de Oaxaca-Blinder per-
mitió la descomposición de ingresos y análisis de cada elemento. Para el desarrollo
correcto de las herramientas econométricas y la estimación consistente de parámetros
se utilizó la metodologı́a del sesgo de corrección propuesta por Heckman. Los resulta-
dos para ambos periodos de tiempo son similares, exceptuando pocas variables, donde
los cambios son significativos.

Finalmente, se demuestra que la correción de Heckman del sesgo de selección es una


herramienta necesaria para el análisis del mercado laboral ecuatoriano en cuanto a la
estimación y consistencia de los estimadores, y ası́ lo evidenció la significancia y signo
del coeficiente de Mills. En el caso de que no se realizara la corrección por sesgo de
selección los salarios de los hombres se sobreestimarı́an y los salarios de las mujeres
se subestimarı́an, errando los resultados del estudio.

De esta forma, los resultados de la investigación muestran que las mujeres reciben
un salario menor que los hombres dentro del sector rural. Los factores responden a
modelos patriarcales propios de la zona, ası́ como a comportamientos adoptados y la
5.1. CONCLUSIONES 105

falta de acceso a programas de desarrollo en el sector.

Especı́ficamente, el nivel educativo determina en gran medida los niveles salariales


tanto de hombres como de mujeres, lo que implica que los bajos niveles de escolaridad
dentro de la zona hacen que sea difı́cil la inserción de grupos vulnerables a empleos
con mayores ingresos.

Las ecuaciones de ingreso en un primer acercamiento, indican que, efectivamente, el


sexo define el nivel de salarios y la diferencia de los mismos entre hombres y muje-
res es en promedio, 32,6 % menos en ambos periodos de análisis, y responden a la
interacción de una serie de factores.

En relación a su estado civil, las mujeres casadas del sector rural tienen un menor
ingreso, mientras que los hombres solteros poseen un mejor salario, este resultado
responde a la temprana edad en la que las mujeres se convierten en madres y contraen
matrimonio, lo que reduce sus niveles de educación y por consiguiente sus salarios.

Adicionalmente, las estimaciones obtenidas indican que es importante para el incre-


mento de salarios la necesidad de poseer algún tipo de seguro social, siendo el más
importante la afiliación al IESS, y menos importante, el seguro social campesino. Re-
sulta inquietante que los resultados indiquen que el seguro campesino, en todos los
modelos rurales, no sea significativo en cuanto a sus niveles de salario.

En el área rural, las nacionalidades indı́genas, afrodescendientes y montubias se en-


cuentran desfavorecidas en comparación con la mayorı́a de población nacional que son
mestizos. La diferencia de salarios limita el acceso del sector a oportunidades mejores.

Las mujeres de la zona tienen una relación negativa al pertenecer al sector primario
de la economı́a, es decir que al pertenecer a este sector de la economı́a, sus niveles
de salario disminuyen significativamente. La agricultura se sigue considerando como
el sector donde se concentra el mayor porcentaje de población femenina, justamente
por los bajos niveles de educación, poca experiencia y preparación; y por lo tanto,
la diferencia de salarios. Es importante reconocer que los hombres no poseen este
problema, si bien son parte activa de este sector, eso no influye negativamente en sus
salarios.

Como se mencionó anteriormente, se atribuye mayor fuerza fı́sica a los hombres y se


considera a la mujer como débil y sin la capacidad de ejercer trabajos masculinizados.
106 CAPÍTULO 5. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Es por esta razón que, los resultados indican que una mujer jefa de hogar tiene menor
salario que un hombre jefe de hogar.

Finalmente, la localización geográfica indica que las regiones costa y amazonı́a tienen
diferencias salariales mayores, es decir que tienen un efecto negativo en los salarios
pertenecer a estas regiones, en comparación con la región sierra.

Mediante la aplicación de la metodologı́a de descomposición salarial propuesta por


Oaxaca-Blinder, el análisis de resultados indicó que existe una diferencia salarial en-
tre hombres y mujeres de aproximadamente el 42,3 %. Es importante mencionar que
las diferencias salariales mencionadas podrı́an responder a las caracterı́sticas antes
señaladas, a discriminación por ser hombre o mujer o por la interacción entre ambos.

La descomposición de Oaxaca-Bliner por un lado, permite concluir que en promedio el


9,18 % de la brecha salarial es explicada por las variables estudiadas, es decir que en-
tre los ingresos de hombres y mujeres, si afectan los niveles de educación, estado civil,
ubicación geográfica y otras. Pero además se demuestra que, para ambos periodos,
aproximadamente el 33 % de la diferencia de salarios responde a un proceso discrimi-
natorio. Es decir que la brecha salarial entre hombres y mujeres está determinada por
su sexo y no únicamente por la influencia de las variables observadas (independien-
tes).

La descomposición de las diferencias salariales mediante la metodologı́a propuesta


por Oaxaca-Blinder demuestra la existencia de un diferencial total que, básicamente y
en su gran mayorı́a, es determinado y explicado por el efecto de los coeficientes; es
decir, por el efecto no observable, y por consiguiente, la discriminación que determinan
una brecha salarial por sexo.

5.2. RECOMENDACIONES

A pesar de la mayor participación de la mujer dentro de la sociedad ecuatoriana, per-


sisten comportamientos de trato no igualitario entre hombres y mujeres. La polı́tica
pública debe convertirse en el eje primordial y transversal para la mitigación de pro-
cesos discriminatorios, no solo dentro del mercado laboral, sino dentro de todos los
ámbitos de desarrollo.
5.2. RECOMENDACIONES 107

Una polı́tica pública especı́fica permite el impulso de capacidades para hombres y mu-
jeres dentro de toda su vida. Estos mecanismos de mejoramiento del capital humano,
permitirán la creación de condiciones de empoderamiento de sus capacidades, se re-
producirán a través de generaciones y se traducirán en oportunidades futuras.

Por lo tanto, el objetivo ideal entre hombres y mujeres busca la generación de condi-
ciones sociales, laborales y polı́ticas igualitarias para ambos, dentro de contextos más
inclusivos. De manera particular en el medio rural incentivar el desarrollo de modelos
que permitan enfrentar los desafı́os propios de la zona.

La población rural requiere de polı́tica eficaz, con miras a reducir las brechas salariales
por causa de sus bajos niveles de educación, mediante la revalorización de su rol, el
desempeño de trabajos fuera del sector primario y la independencia de su estado civil
y etnia, para obtener un salario acorde a sus capacidades.

Se recomienda la elaboración de polı́ticas públicas inclusivas y eficientes hacia la re-


ducción de discriminación con un enfoque de género, esto implica el fortalecimiento de
programas de desarrollo de capital humano, educación y salud.

Los esfuerzos del Ecuador deberı́an enfocarse en promover polı́ticas públicas que fo-
menten el desarrollo económico y social igualitario, en donde los procesos productivos
en manos de las mujeres le proporcionen el financiamiento, la asesorı́a técnica, la
capacitación y la asociación de los productores con miras al mejoramiento de las ca-
denas agroindustriales y comerciales (Ortega, 2012), que posibiliten la disminución de
la pobreza, el bienestar de sus familias y la igualdad de oportunidades.

Por otro lado, el levantamiento de información pública debe contener módulos especı́fi-
cos donde se evidencie el rol de la mujer dentro del sector rural, puesto que obviar
este tipo de información deja de lado la contribución de la mujer a la economı́a nacio-
nal. Esto, no sólo como medida de justicia igualitaria, sino que la contabilización de la
labor de las mujeres permitirı́a un mayor reconocimiento de la economı́a rural dentro
del sector.

Aspectos como la salud y violencia no pueden ser cualificados debido a la carencia de


este tipo de información en la ENEMDU. En este sentido, podrı́an incluirse dentro de
futuras investigaciones variables concernientes a esta temática. Por ejemplo, el sector
de la salud en América Latina ha recibido una fuerte inversión, y a pesar de esto,
108 CAPÍTULO 5. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

no ha conseguido los logros significativos que se esperaban dentro de los principales


indicadores. Estos se reflejan no sólo en los hogares con ingresos bajos y que no
tienen la posibilidad de controlar enfermedades previsibles, sino en aquellos en los
que de recibir atención médica, ésta resulta ineficiente.

Esto permite comprender que los esfuerzos deben generalizarse en varios ejes de
tal forma que la salud de la mujer sea atendida de forma integral y eficiente, y que
conlleve a una reforma del sector, que priorice su gestión y permita el mejoramiento de
las condiciones de la salud, estrechamente ligadas al progreso de sus condiciones de
vida.

Otro eje sin información estadı́stica es la violencia hacia la mujer. Resulta necesaria
la adopción de mecanismos de recolección de datos con el fin de obtener reformas
legislativas que permitan monitorear la tendencia y evaluar los impactos de la polı́tica,
pero sobretodo que estas herramientas den fuerza al consenso sobre la erradicación
de la violencia desde diferentes ámbitos. Comprender que lo que no se contabiliza, no
se nombra y, por ende no permite actuar, implica reconocer un problema social más
común de lo que se cree (Almerás & Calderón, 2012).

La problemática laboral de género en el Ecuador, particularmente en lo relacionado al


salario de la mujer, requiere la generación de polı́tica pública que permita incorporar
la igualdad de oportunidades y derechos en todas las instancias de acción del Esta-
do, además de la formulación de medidas a favor de las personas y organizaciones
tendientes a reducir las desigualdades económicas, sociales, étnicas, generacionales
y de género, mediante una economı́a que promueva la igualdad.
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Apéndice A

ANÁLISIS DE CONGLOMERADOS

A.1. METODOLOGÍA

El análisis de conglomerados o análisis de clúster, es una técnica estadı́stica multiva-


riante que tiene por objeto clasificar distintas observaciones (o variables) en función
de similitudes, de tal forma que los individuos dentro de cada conglomerado presenten
cierto grado de homogeneidad bajo las siguientes condiciones (Uriel & Aldás, 2005).

1. Cada elemento pertenece a uno y solo uno de los grupos

2. Todo elemento queda clasificado

3. Cada grupo es internamente homogéneo

Este análisis permite construir jerarquı́as que definirán una partición de los datos en
grupos o estructuras en jerarquı́as. Este tipo de método permite realizar un estudio
exploratorio inicial que genera la división de variables en grupos, lo que ayuda a la
orientación al momento de plantear modelos formales (Peña, 2002). Para el presente
estudio, es importante mencionar que con anterioridad se seleccionan las variables
que se consideran importantes y que aportan a la información para el agrupamiento
de las mismas dentro del ámbito de análisis. Se consideran variables que de acuerdo
con la revisión de literatura, se relacionan con la diferencia de salarios entre hombre y
mujeres.

115
116 APÉNDICE A. ANÁLISIS DE CONGLOMERADOS

Se tiene un conjunto de N individuos sobre los que se observa un conjunto de variables


X1 ,X2 ,....,X p . Estos datos se estructuran en una matriz X de orden Nxp, donde N co-
rresponde a individuos (filas) y p a las variables (columnas). Por lo tanto, el objetivo es
encontrar una partición de las p variables en k grupos homogéneos (conglomerados).

Los pasos a seguir son:

1. Estandarización de los datos.

2. Medidas de similaridad.

3. Formación de grupos: Métodos Jerárquicos.

Inicialmente, es necesaria la estandarización de los datos con el objetivo de disminuir


la sensibilidad de algunos de ellos ante las unidades de medida de las diferentes va-
riables utilizadas en el estudio. La estandarización de los datos permite dar un peso
semejante a las variables, puesto que si no se realiza este paso de modificar la escala
de medida, el análisis puede cambiar completamente (Peña, 2002). Las variables bina-
rias no suelen transformarse, pero las variables categóricas se convierten en binarias
(presencia/ausencia) para las distintas modalidades.

Con el objetivo de agrupar variables o individuos, es necesaria la utilización de medidas


numéricas que caractericen la relación entre ellos. Estas medidas pueden ser de dis-
tancia o similaridad (De la Fuente, 2011). La literatura indica diferentes procedimientos
de similaridad que permiten identificar si los individuos Xi j y Xi′ j′ tienen caracterı́sticas
similares atendiendo al tipo de variables. Estos procedimientos pueden ser para varia-
bles cuantitativas, ası́ como para variables binarias y entre los más utilizados están:
distancia euclı́dea, distancia Minkowski, entre otras. Para el caso donde se agrupan
variables, se puede tomar como medida de similaridad al coeficiente de correlación
entre variables. De esta forma lo que se obtiene es una matriz de similitudes de orden
pxp que está formada por los coeficientes de asociación o correlación entre variables.

Una vez que se ha seleccionado la matriz de distancia a usar como medidas de si-
milaridad, se selecciona un algoritmo de agrupación para establecer los grupos que
se formarán. Existen dos grandes tipos de métodos de conglomeración para formar los
grupos: jerárquicos y no jerárquicos. El análisis jerárquico permite clasificar los elemen-
tos en una jerarquı́a de tal forma que los elementos son asignados irrevocablemente
A.2. RESULTADOS 117

a grupos. Existen dos tipos de algoritmos: de aglomeración y de división. Además, se


utilizan métodos como: vecino más cercano y lejano, el método de Ward; y, herramien-
tas más efectivas como la raı́z cuadrada de la media de las desviaciones tı́picas del
nuevo conglomerado y la distancia entre conglomerados (Uriel & Aldás, 2005).

El análisis no jerárquico se utiliza para la clasificación de individuos (no de variables)


en K grupos, con el objetivo de intercambiar las observaciones en los grupos para
lograr una mejor formación ellos. El método de k-medias es el logaritmo más utilizado
(Uriel & Aldás, 2005).

Lo más razonable es abordar el análisis de conglomerados en dos etapas, la prime-


ra jerárquica que permite obtener una aproximación lógica al número de grupos; y,
posteriormente, una no jerárquica, que maximiza la aproximación una homogeneidad
intra-grupos y una heterogeneidad inter-grupos (Uriel & Aldás, 2005). Para este estudio
en particular, se considera el análisis jerárquico, dado que el análisis que se requiere
es de variables únicamente.

Para la representación gráfica, se utilizará el dendograma, que es un gráfico de árbol


que resume el proceso de agrupación.

Este análisis delimitará grupos con caracterı́sticas y problemáticas similares, puesto


que una vez establecida una selección empı́rica de variables, esta herramienta permi-
tirá realizar un análisis con mayor precisión en cuanto a la problemática de individuos.

A.2. RESULTADOS

De acuerdo a la revisión de literatura se seleccionaron las posibles variables a analizar.


Inicialmente, las variables son sometidas al proceso de estandarización, y posterior
cálculo de los conglomerados por medio del método de Ward y la matriz de distancia
entre las variables, utilizando la distancia euclı́dea al cuadrado.

Al analizar los coeficientes de la matriz de distancias, estas indican que cuanto mayor
sea el coeficiente, existirá mayor distancia entre ellas y por ende mayor desigualdad.
En este sentido, se pueden observar que las variables relacionadas con la jefatura del
hogar son las menos distantes; es decir, posiblemente el hecho de que una persona
118 APÉNDICE A. ANÁLISIS DE CONGLOMERADOS

se declare jefa de hogar tiene una relación importante con el resto de variables.

El estado civil se relaciona con el sexo del individuo, su nivel de instrucción, la ra-
ma de actividad. Es importante por lo tanto el desglose de estas variable con el fin
de comprender qué tipo de estado civil, ramas de actividad y niveles de escolaridad
especı́ficamente influyen más en cuanto a su relación con el resto de variables.

Las variables con mayor distancia son la etnia y la pertenencia a una región natural
especı́fica, probablemente por temas de migración a grandes ciudades.

Figura A.1: Matriz de proximidades. Elaborado por: La Autora.

Mediante el método de Ward, se obtienen los grupos de conglomerados de acuerdo


a cada iteración del algoritmo. De esta manera se evidencia que dentro de la primera
etapa, las variables de estado civil y jefatura del hogar, son las primeras en entrar a un
grupo y luego se unen a la variable sexo.

La iteración se evidencia en la imagen a continuación.


A.2. RESULTADOS 119

Figura A.2: Historial de aglomeración de variables. Método de Ward. Elaborado por: La Autora

Para comprender con mayor detalle, se utiliza el dendograma. Este gráfico indica los
grupos finales formados. Trazando una lı́nea imaginaria en donde las distancias entre
los grupos sean mayores. Esto indica la diferencia entre grupos de variables, formando
ası́ grupos homogéneos entre ellas y separando aquellos con poca relación.

Figura A.3: Gráfico de Dendograma. Selección de conglomerados. Elaborado por: La Autora.

Posteriormente se observa que, las variables: estado civil, jefe de hogar, sexo, rama
de actividad y nivel de instrucción forman un grupo relacionado. El segundo grupo lo
120 APÉNDICE A. ANÁLISIS DE CONGLOMERADOS

conforma: edad, seguro social y región natural. Se deja de lado a la etnia.

La relación entre variables desde esta perspectiva, permite la relación previa de las
variables. De ésta forma existe un antecedente del comportamiento de éstas, pero no
significativo ni suficiente.

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