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Tema 2 Palabra Oración y Cruz

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TEMA 2: PALABRA- ORACIÓN Y CRUZ

A) EN LA PALABRA Y EN LA ENSEÑANZA
Los que pasaron por la evangelización, necesitan continuar asiduos a la Palabra de Dios y
a la enseñanza en una catequesis programada y progresiva.

Los evangelizados poseen su Biblia personal y completa.

“No se aparte el Libro de esta ley de tus labios; medítalo día y


noche"; Josué 1,8.

"Antorcha para mis pies es tu Palabra, luz a mi caminar" Sal 119,105.130

Oír, leer, meditar, memorizar y estudiar la Palabra es tarea


importante en el nuevo evangelizado.

Conocerla, entenderla e interpretarla bien, es necesario para un auténtico


crecimiento espiritual, para luego aplicarla a su vida, teniendo en cuenta el
contexto y su unidad, a la luz de la Tradición viva de la Iglesia.

La Biblia debe estar diariamente en nuestras manos, pero no basta. Es


necesario que, como en la primera comunidad cristiana, acudamos
asiduamente a la doctrina de los apóstoles en la catequesis (Hch 2,42).
La catequesis persigue un doble objetivo:
1°. Hacer madurar la fe inicial
2°. Educar al verdadero discípulo de Cristo (CT 19).

“La meta de la catequesis es la de ser la etapa de la


enseñanza y la maduración" CT 20

Para que esto sea posible, hay que subrayar algunas de las
características típicas de la catequesis:

a) Enseñanza sistemática, no improvisada, siguiendo un programa


que le permita llegar a un fin preciso.
b) Enseñanza elemental sin abordar las cuestiones de
investigación teológica o de exégesis científica.
c) Enseñanza, no obstante, bastante completa, que no se detenga
en el Primer Anuncio o Kerigma;
d) Una Iniciación cristiana integral, abierta a todas las esferas de la
vida cristiana (CT 21).
Es urgente, decía el Papa Paulo VI “un catecumenado para un gran
número de jóvenes y adultos que, tocados por la gracia, descubren
poco a poco la figura de Cristo y sienten la necesidad de entregarse a
Él, porque “son, como adultos, verdaderos catecúmenos” (CT 44).

Esta enseñanza tiene como objetivo, proporcionar los elementos


fundamentales para la nueva Vida, como:

a) Iniciación a la vida evangélica y a un estilo de vida cristiano


b) Iniciación a la oración personal y litúrgica
c) Iniciación a los sacramentos.

Formando al nuevo creyente para ser:


a) apto para vivir según las exigencias del Evangelio
b) apto para vivir en la Iglesia y en comunidad
c) apto para participar en la misión de la Iglesia
En la catequesis se presenta sólo lo
esencial de la fe; no sólo como
adquisición de doctrina, sino ante todo,
como vida en función de la fe.

Se incluyen cinco dimensiones fundamentales:

a) la doctrina en lo esencial de la fe cristiana.


b) la moral: individual, familiar y social.
c) la vida sacramental.
d) la vida oracional.
e) el testimonio y el apostolado.
B. ORACIÓN Y CELEBRACIÓN DE LA FE
“Manténganse en el amor de Dios, edificándose sobre su
santísima fe y orando en el Espíritu Santo "Judas 20
"Es preciso orar siempre sin desfallecer" Le 18,1 "Oren sin cesar
y en todo den gracias, esto es lo que Dios, en Cristo Jesús,
quiere de ustedes" I Tes 5, 7-18

Esto es una invitación a una oración incesante, individual y


comunitaria, espontánea y litúrgica, movida por el Espíritu.
La oración es la respiración de la fe y el lugar de la comunión y
de la experiencia de Dios.

La centralización en Dios debe hacerse real y efectiva por


una comunión con Él, concretamente en momentos
expresos de oración individual y comunitaria; y en una
actitud permanente de presencia y atención amorosa a Dios.
La oración de alabanza espontánea y libre es un modo de orar en
la que el Espíritu actúa especialmente. Habitualmente nuestras
oraciones se limitan a fórmulas hechas repetitivas, o sólo a
oración de petición.
Diversas formas básicas de oración son:
1) Apartarse para orar individualmente cada día,
2) Eucaristía frecuente, idealmente diaria
3) Reunión semanal de su comunidad,
4) Asambleas de oración

Son medios normales de todo cristiano que quiere crecer


espiritualmente y santificarse. Manteniendo siempre la presencia
de Dios en una atención amorosa a El.
Sin una vida intensa de oración no es posible un crecimiento
espiritual consistente, sobre todo la oración personal silenciosa,
simplificada, preparándose para una verdadera oración
contemplativa.
Cada persona debería tener todos los días al menos una media hora de
oración personal, tendiendo a que sea de una hora. Para esto hay que
buscar el mejor tiempo que permita hacerla bien y sin distracciones.

Cuando sea posible es conveniente poderla hacer ante el Santísimo


Sacramento en una iglesia o capilla; si no es posible, hacerla en un
cuarto tranquilo de su casa.
C. CARGANDO CADA DIA LA CRUZ
"Si alguno quiere venir en pos de Mí; niéguese a sí mismo, lleve
cada día su cruz y sígame" Lc 9, 23 "El que no carga su cruz y
viene detrás de Mí, no puede ser mí discípulo" Le 14, 27.

La Cruz, condición indispensable para ser discípulo de Jesús.


Sólo la Cruz de Jesús, como oblación sacerdotal a su Padre, al
impulso del Espíritu, por la salvación del mundo, tiene
sentido y valor salvífico. "Cristo se ofreció a sí mismo,
inmaculado, al Padre por el Espíritu eterno" Hebreos 9,14

Llevar la cruz de cada día significa renunciar a toda actuación


independiente de la voluntad del Padre y ofrecer todo lo que se
presente y todo lo que hagamos en unión con la Cruz de Jesús.

Cruz no es necesariamente sinónimo de dolor o sufrimiento. Lo


que sacrificamos en la cruz y a lo que renunciamos no es
necesariamente a un gozo, o algo agradable, sino al actuar
independiente o contrario a la voluntad del Padre.
Nuestra intención y nuestras motivaciones deben ser
como las de Jesús: movidos por el Espíritu Santo,
ofrecer al Padre, por manos de María, nuestro ser y
nuestra vida entera, en unión con la oblación
sacerdotal de Jesús para salvación del mundo.

El primer sentido de la cruz diaria es transformar el


dolor y sufrimiento que existe en el mundo y que se
nos presenta en nuestra vida, sin rebeldías ni
abatimiento, y darle un valor de salvación y
redención para el mundo y de purificación para
nosotros, uniéndola a Jesús y ofreciéndola al Padre.

Nuestras tendencias naturales fácilmente rechazan la


cruz. El Misterio Pascual, núcleo de la misión de Jesús,
incluye la CRUZ - RESURRECCIÓN - PENTECOSTÉS.
La negación de sí mismo para agradar en todo al Padre
se manifiesta en todo lo que:
1) la vida comunitaria le exige,
2) -renuncias y sacrificios que vienen por la entrega a la
vocación y a la misión evangelizadora.
“Llevamos en nosotros el morir de Jesús a fin de que
la vida de Jesús se manifieste en nosotros. Pues,
aunque vivimos, nos vemos continuamente
entregados a la muerte por causa de Jesús, a fin de
que también la vida de Jesús se manifieste en
nosotros” 2 Cor 4, 8-12
"Los exhorto, hermanos, a que ofrezcan su ser entero
como una víctima viva, consagrada, agradable a Dios, y
que tal sea su culto interior" Romanos 12, 1
¡LA CRUZ, ESPÍRITU QUE VIVIR Y MENSAJE
QUE PROCLAMAR!

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