Caballeros Templarios
Caballeros Templarios
Caballeros Templarios
Tabla de contenido
1. Antecedentes históricos.
2. Historia de la Orden del Temple de Jerusalén.
a. Fundación
b. Desarrollo
c. Tras su expulsión de Tierra Santa
d. El final de la Orden
3. Especulaciones y misterios
a. La Leyenda del Viernes 13
b. El tesoro de los templarios
c. La flota templaría
d. Supersticiones
4. Templarios del siglo XXI
5. Templarios famosos
a. Maestres de la Orden
b. Los Nueve Fundadores
6. Bibliografía
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Caballeros Templarios
Los Caballeros Templarios o La Orden del
Temple fue una orden medieval de carácter
religioso y militar cargada de tintes legendarios,
nacida después de la primera cruzada. Fue fundada
en Jerusalén, en 1118 por nueve caballeros
franceses, con Hugo de Payens a la cabeza.
Antecedentes
A finales del siglo X, controladas las invasiones musulmanas y vikingas bien
por vía militar o mediante asentamiento, comenzó en la Europa occidental una
etapa expansiva. Se produjo un aumento de la producción agraria, íntimamente
relacionado con el crecimiento de la población, y el comercio experimentó un
nuevo renacer, al igual que las ciudades.
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realizada por los bizantinos, junto con la caída de Jerusalén en manos turcas,
propició que en el Concilio de Clermont (noviembre de 1095) Urbano II expusiera,
ante una gran audiencia, los peligros que amenazaban a los cristianos
occidentales y las vejaciones a las que se veían sometidos los peregrinos que
acudían a Jerusalén. La expedición militar predicada por Urbano II pretendía
también rescatar Jerusalén de manos musulmanas.
Historia DE LA ORDEN
Fundación
Naturalmente, ello debió ser muy del agrado de Balduino, necesitado como
estaba de organizar un reino y que no podía dedicar muchos esfuerzos a la
protección de los caminos, porque no los tenía. Esto, más el añadido de que Hugo
de Payens era pariente del Conde de Champaña (y probablemente pariente lejano
del mismo Balduino), llevó al rey a conceder a esos caballeros un lugar donde
reposar y mantener sus equipos, otorgándoles derechos y privilegios, entre los
que se contaba un alojamiento en su propio palacio, que no era sino la Mezquita
de Al-Aqsa, que se encontraba a la sazón incluida en lo que en su día había sido
el recinto del Templo de Salomón. Y cuando Balduino abandonó la mezquita y sus
aledaños como palacio para fijar el Trono en la Torre de David, todas las
instalaciones pasaron, de hecho, a los Templarios, que de esta manera
adquirieron no sólo su Cuartel General, sino su nombre.
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Con la ayuda del abad San Bernardo de Claraval –sobrino de uno de los
Caballeros fundadores y a la postre quinto Gran Maestre de la Orden, André de
Montbard– tras 9 años en "Outremer", una pequeña delegación de la Orden
(recordemos que hasta entonces la misma estaba formada sólo por 9 caballeros),
encabezada por su Gran Maestre Hugo de Payens, hizo un recorrido por las
Cortes de Europa, recibiendo ayuda y apoyo, a lo que contribuyó decisivamente
Bernardo, persona de notable influencia en la corte papal, con su escrito De laude
novae militiae. Así fue convocado el Concilio de Troyes (Francia), durante el cual
se redactó la regla de la Orden, basada en la de San Benito, según la versión
reformada pocos años antes por los cistercienses, de los que adoptaron el hábito
blanco, al que se le añadió una cruz roja posteriormente; en 1128 la Orden obtuvo
del Papa Honorio II la aprobación pontificia.
Los privilegios de la Orden fueron confirmados por las bulas Omne datum
optimum (1139), Milites Templi (1144) y Militia Dei (1145). En ellas, de manera
resumida, se daba a los Caballeros del Temple una autonomía formal y real
respecto a los Obispos, dejándolos sujetos tan sólo a la autoridad papal; se les
excluía de la jurisdicción civil y eclesiástica; se les permitía tener sus propios
capellanes y sacerdotes, pertenecientes a la Orden; se les permitía recaudar
bienes y dinero de variadas formas (por ejemplo, tenían derecho de óbolo –esto
es, las limosnas– que se entregaban en todas las Iglesias, una vez al año).
Además, estas bulas papales les daban derechos sobre las conquistas en Tierra
Santa, y les concedían el derecho de construir fortalezas e iglesias propias, lo que
les dio gran independencia y poder.
Desarrollo
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modo no arriesgarse a que les robasen; a cambio, la Orden se quedaba con una
comisión.
Cincuenta años más tarde, hacia 1220, eran la Organización más grande de
Occidente, en todos los sentidos (desde el militar hasta el económico), con más de
9.000 encomiendas repartidas por toda Europa, unos 30.000 caballeros y
sargentos (más los siervos, escuderos, artesanos, campesinos, etc.), más de 50
castillos y fortalezas en Europa y Oriente Próximo, una flota propia (pues les salía
más barato tener sus propios barcos que alquilarlos) anclada en puertos propios
en el Mediterráneo y en La Rochelle (en la costa atlántica de Francia) y un Tesoro
que les permitía hacer préstamos fantásticos a los Reyes europeos.
Sin embargo, las derrotas ante Saladino les hacen retroceder en Tierra
Santa: en 1244 cae Jerusalén y el reino se desintegra, y los Templarios se ven
obligados a mudar sus cuarteles generales a San Juan de Acre, junto con las otras
dos grandes órdenes monástico-militares, los Hospitalarios y los Caballeros
Teutónicos.
En 1291 cae San Juan de Acre, con los últimos templarios luchando junto a
su Maestre, lo que constituyó el fin de la presencia cruzada en Tierra Santa, pero
no el fin de la Orden, que mudó su Cuartel general a Chipre tras comprar la isla.
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Este esfuerzo se revelaría a la postre inútil, no tanto por la falta de medios o
de voluntad, como por el hecho de que la mentalidad había cambiado y a ningún
poder de Europa le interesaba ya la conquista de los Santos Lugares, con lo que
los templarios se hallaron solos. De hecho, Jacques de Molay parece ser que se
encontraba en Francia cuando lo capturaron con la intención de convencer al rey
francés de emprender una nueva Cruzada.
En cuanto a la Banca, hay que decir aquí que los Templarios fueron los
fundadores de la Banca moderna. Gracias a la confianza que inspiraban, muchas
personas e instituciones les confiaban su dinero, desde los comerciantes hasta los
propios reyes (de hecho, el Tesorero del Temple lo era también de Francia...).
Debido a que tenían una extensa red de establecimientos, pudieron poner en
marcha la primera letra de cambio, dando así a los viajeros la oportunidad de no
viajar con efectivo en unos momentos en que los caminos de Europa y del Oriente
Próximo eran todo, menos seguros. Este sistema bancario y sus abundantes
riquezas convirtieron a la orden en un gran prestamista, que aportaba los fondos
incluso cuando los diversos reyes europeos necesitaban dinero: hay registrados
préstamos a reyes de Francia y de Inglaterra, entre otros. Los templarios llegarían
a ser una de las instituciones más ricas de su época, contando con vastas tierras y
señoríos, numerosas ventajas comerciales, grandes tesoros, flotas comerciales
que partían desde Marsella...
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El final de la Orden
Felipe IV de Francia, el Hermoso, ante las deudas que su país había adquirido con ellos
por el préstamo que su abuelo Luis IX solicitó para pagar su rescate tras ser capturado en la
VII Cruzada, y su deseo de un estado fuerte, con el rey concentrando todo el poder (que
entre otros obstáculos, debía superar el poder de la Iglesia y las diversas órdenes
religiosas como los templarios), convenció al
Papa Clemente V, fuertemente ligado a Francia,
pues era de su hechura, de que iniciase un proceso
contra los templarios acusándolos de sacrilegio a
la cruz, herejía, sodomía y adoración a ídolos
paganos (se les acusó de escupir sobre la cruz,
renegar de Cristo a través de la práctica de ritos
heréticos, de adorar a Baphomet y de tener
contacto homosexual, entre otras cosas). Para ello
contó con la inestimable ayuda de Guillermo de
Ilustración de un manuscrito medieval Nogaret, canciller del reino, famoso en la historia
donde se acusa a los Templarios de por haber sido el estratega del incidente de
sodomía Anagni, en el que Sciarra Colonna había
abofeteado al Papa Bonifacio VIII con lo que el
Sumo Pontífice había muerto de humillación al
cabo de un mes; del Inquisidor General de Francia, Guillermo Imberto, más conocido
como Guillermo de París; y de Eguerrand de Marigny, quien al final se apoderará del tesoro
del Temple y lo administrará en nombre del Rey, hasta que sea transferido a la Orden de los
Hospitalarios.
Para ello se sirvieron de las acusaciones de un tal Esquieu de Floyran, espía a las
órdenes tanto de la Corona de Francia como de la Corona de Aragón.
Parece ser que este Esquieu le fue a Jaime II de Aragón con la especie de que un
prisionero templario, con quien había compartido una celda, le había confesado
los pecados de la orden; Jaime no le creyó y lo echó "con cajas destempladas"...,
así que Esquieu se fue a Francia a contarle el cuento a Guillermo de Nogaret, que
no tenía más voluntad que la del Rey, y que, creyera o no creyera en el mismo, no
perdió la oportunidad de usarlo como pie para montar el dispositivo que, a la
postre, llevó a la disolución de la Orden.
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Llevada a cabo sin la autorización del Papa, quien tenía a las órdenes militares
bajo su jurisdicción inmediata, esta investigación era radicalmente corrupta en
cuanto a su finalidad y a sus procedimientos. No sólo introdujo Clemente V una
enérgica protesta, sino que anuló el juicio íntegramente y suspendió los poderes
de los obispos y sus inquisidores. No obstante, la ofensa había sido admitida y
permanecía como la base irrevocable de todos los procesos subsiguientes. Felipe
el Hermoso sacó ventaja del descubrimiento, al hacerse otorgar por la Universidad
de París el título de «campeón y defensor de la fe», así como alzando a la opinión
pública en contra de los horrendos crímenes de los templarios en los Estados
Generales de Tours. Más aún, logró que se confirmaran delante del Papa las
confesiones de setenta y dos presuntos templarios acusados, quienes habían sido
expresamente elegidos y entrenados de antemano. En vista de esta investigación
realizada en Poitiers (junio de 1308), el Papa, que hasta entonces había
permanecido escéptico, finalmente se mostró interesado y abrió una nueva
comisión, cuyo proceso él mismo dirigió. Reservó la causa de la orden a la
comisión papal, dejando el juicio de los individuos en manos de las comisiones
diocesanas, a las que devolvió sus poderes.
El Papa reservó para su propio arbitrio la causa del Gran Maestre y de sus tres
primeros dignatarios. Ellos habían confesado su culpabilidad y sólo quedaba
reconciliarlos con la Iglesia una vez que hubiesen atestiguado su arrepentimiento
con la solemnidad acostumbrada. Para
darle más publicidad a esta solemnidad,
delante de la catedral de Nôtre-Dame
fue erigida una plataforma para la
lectura de la sentencia, pero en el
momento supremo, el Gran Maestre
recuperó su coraje y proclamó la
inocencia de los templarios y la
falsedad de sus propias supuestas
confesiones. En reparación por este
deplorable instante de debilidad, se
declaró dispuesto al sacrificio de su vida Quema de templarios en Francia.
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y fue arrestado inmediatamente como herético reincidente, junto a otro dignatario
que eligió compartir su destino, y por orden de Felipe fue quemado junto a
Geoffroy de Charnay en la estaca frente a las puertas de Notre Dame en l'Ile de
Paris el día de la Candelaria (18 de marzo) de 1314.
En los otros países europeos, las acusaciones no fueron tan severas, y sus
miembros fueron absueltos, pero, a raíz de la disolución de la orden, los
templarios fueron dispersados. Sus bienes fueron repartidos entre los diversos
Estados y la Orden de los Hospitalarios: en la península ibérica pasaron a la
corona de Aragón en el este peninsular, de Castilla en el centro y norte, de
Portugal en el oeste y a la Orden de los Caballeros Hospitalarios, si bien tanto en
un reino como en otro surgieron diversas órdenes militares que nos recuerdan a la
disuelta, como la Orden de los Frates de Cáceres o de Santiago, Montesa (en
Aragón), Calatrava o Álcantara, a las que se concedió la custodia de los bienes
requisados. En Portugal el rey Dionisio les restituye en 1317 como "Militia Christi"
o Caballeros de Cristo, asegurando así las pertenencias (por ejemplo, el Castillo
de Tomar) de la orden en este país. En Polonia los Hospitalarios recibieron la
totalidad de las posesiones de los Templarios.
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Especulaciones y misterios
El rápido ascenso de la orden, su trágico final y las numerosas reclamaciones de
relación con ella por parte de grupos masones o logias, han hecho de los
templarios una fuente para teorías, especulaciones, hipótesis, así como obras de
ficción relacionadas con ellos y demás fantasías.
El tesoro de los Templarios, sea cual fuere la naturaleza de éste, también es otro
tema muy dado a la fantasía. Las riquezas de los templarios parecen haber sido el
motivo de Felipe de Francia para eliminar a la orden. Sin embargo, cuando tomó
posesión de los edificios del Temple en París, no pudo encontrarlo. Si así hubiera
sido, con seguridad se hubiera conservado el hecho en las crónicas, si bien es
cierto que hubo un reflote de la moneda de plata francesa tras la disolución de la
orden, pero este hecho podría deberse a la ingente cantidad de bienes muebles e
inmuebles que Felipe se apropió.
¿Dónde está, pues, ese tesoro, si es que no se encontró? Hay varias opciones: la
primera, en el castillo de Arginy, en la región francesa de Beaujolais, donde la
tradición dice que el templario Francisco de Beaujeu escondió el tesoro del "Vieux
Temple", y donde los Rosemont, propietarios del castillo desde 1883, hicieron
numerosas excavaciones que abandonaron por "miedo", y donde se han realizado
numerosas investigaciones y reuniones de sociedades secretas, pero donde
nunca se ha logrado encontrar nada.
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lo cierto y real es que en 1964, la zona fue militarizada, controlada por el ejército y
fuertemente vigilada.
La flota templaría
Una teoría más factible asegura que la flota se dirigió costeando Inglaterra e
Irlanda hasta Escocia, donde a la sazón reinaba Robert Bruce, que estaba
excomulgado por el Papa Clemente y cuyos territorios estaban colocados en
interdicto. Reino en el que, evidentemente, el rey no tendría muchos reparos en no
cumplir las bulas papales... y que se hallaba inmerso en una lucha a vida o muerte
con Inglaterra, razón por la cual Roberto Bruce debería haber acogido con los
brazos abiertos a los caballeros templarios, expertos guerreros. Se llega a decir
que la victoria decisiva de Escocia sobre Inglaterra en la Batalla de Bannockburn
fue debida a una carga de caballeros templarios.
La famosa Capilla Rosslyn sería atribuida sin fundamento a los templarios, dando
inicio a leyendas en las que se dice que escondieron en su ornamentación las
claves de su supuesto saber hermético y del lugar de su tesoro. También se crea
de esta manera una inconexa e indocumentada relación con la masonería.
Supersticiones
Otra leyenda dice que el viernes 13 es día de mala suerte porque en ese día fue
encarcelado el último Gran Maestre de la Orden.
Por último, y desde un punto de vista tan esotérico como romántico, cuenta la
leyenda que en Paris, en la zona del Vieux Temple, cuando las noches son
oscuras y cerradas, aún se puede escuchar una voz que grita "¡¿Quién defiende al
Temple?!".
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Templarios del siglo XXI
Debido al "misterio" con que se ha adornado siempre la historia de la Orden del
Temple, después de su disolución han ido apareciendo autoproclamados
sucesores de la misma.
Cierto que la inmensa mayoría de ellas no son sino grupos pantalla para cubrir
otros fines, con prácticas que bordean el límite de lo lícito, y, algunas otras, con un
claro comportamiento sectario (recordemos la tristemente famosa Orden del
Templo Solar).
Para terminar, fue el inmortal Dante, en su magna obra "La Divina Comedia", en el
Libro del Paraíso, Capítulo XXX, versos 127-129, el que dio última noticia real de
los Templarios:
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Templarios famosos
Maestres de la Orden
1. Hugo de Payens
2. Godofredo de Saint-Omer
3. Godofredo de Bisol
4. Payen de Montdidier
5. André de Montbard
6. Arcimbaldo de Saint-Amand
7. Hugo Rigaud
8. Gondemaro
9. Rolando
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Bibliografía
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1993.
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Ediciones Siruela, 1994.
• DUBY, Georges: "Guillermo el Mariscal". Madrid. Alianza Editorial,
colección El Libro de Bolsillo, 1997.
• FRITZ, Sergio: "René Guénon y la función primordial de la "Orden de los
Pobres Caballeros de Cristo" Artículo que aborda la visión e importancia
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depositarios de la Tradición Primordial en Occidente.
• GOBRY, Iván: "Le procès des Templiers". París. Perrin, 1995.
• MARTÍNEZ DIAZ, Gonzalo: "Los Templarios en la Corona de Castilla".
Burgos. Editorial La Olmeda. 1993. Para una visión más detenida en
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• PARTNER, Peter: "El asesinato de los magos: los Templarios y su Mito".
Barcelona. Martínez Roca, 1987. Interesante digresión.
• PASCUAL MARTÍNEZ, Lope: "Los Templarios en el Reino de Murcia".
Artículo en el Anuario de Estudios Medievales, nº 11. Barcelona, 1981.
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• RUNCIMAN, Steven. "Historia de las Cruzadas". Madrid. Alianza Editorial,
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• Forey, A.J.(The Library of Iberian resources online: The Templars in the
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• Barceló,E.(1998). Los Templarios.
• LYNN PICKNET-CLIVE PRINCE, 1997 "La Revelación de los Templarios".
Prologo de Iker Jimenez. Ediciones Martínez Roca, S.A.
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