Aboites Global
Aboites Global
Aboites Global
Globalización y universidad*
La apuesta de la globalización
1
Para José Luis Calva “a cambio de beneficiar a 154 empresas, esta política ha
ocasionado un desastre económico que incluye la quiebra de cerca de cinco millo-
nes de campesinos y agricultores y la ruina de 60 por ciento de la industria
manufacturera”. (Calva: 1993:1).
168
ción, es decir, en centros que por su autonomía, junto con los universi-
tarios de otros países constituyan poderosas corrientes de pensamiento
y opinión que presionen hacia la creación de estándares internacio-
nales de mínimos universales de bienestar y cultura, de derechos hu-
manos y educación.
Esta tarea sin embargo, no cabe en las concepciones educativas de
la presente globalización que enfatizan el conocimiento orientado a la
producción y las actitudes y valores individuales. Ni cabe tampoco en
los marcos de la educación entendida como una inversión y
comercialización. Lo tiene que hacer una universidad que sea verda-
deramente pública.
Sin embargo, las comunidades universitarias que quieran crear
este tipo de universidad, las regiones y ciudades que quieran contar
con esta universidad como parte de su riqueza y patrimonio deben
saber que se enfrentan directamente al hecho de que para el capital
que ahora vuela de país en país en busca de mejores condiciones de
ganancia, la educación no es un terreno que considere ajeno. Este
interés, como veremos, trae consigo un dramático empobrecimiento
de la visión y práctica educativa y universitaria.
Los capitales han venido estableciendo una cada vez más fuerte aso-
ciación con los gobiernos para introducirse en estos mercados. Con el
TLC, el de México abrió el camino de la educación a la inversión de los
grandes capitales. Allí están los capítulos X, XI, XII, XIII y XVII de ese
Tratado que desregulan las compras gubernamentales de materiales
pedagógicos, permiten la prestación de servicios educativos a través
de las fronteras, impulsan la inversión en escuelas y universidades, y
en las telecomunicaciones y fortalecen la propiedad intelectual priva-
da. El gobierno también impulsó esa apertura estableciendo varias
leyes, entre otras, la nueva Ley de Inversión Extranjera (1993) que por
primera vez incluye como campo de inversión extranjera a todos los
niveles de la educación incluyendo el de educación superior.
El texto citado de Lehman Brothers es digno de atención también
porque muestra la cuestión de la calidad como estrechamente relacio-
nada con los negocios. A pesar de que el sistema educativo estado-
unidense se considera como uno de los mejores del mundo, aún ahí
la descalificación funciona como un recurso para abrir ese terreno
antes público y gratuito a la comercialización y venta de servicios al
sistema público. La educación pública falló, la alternativa es la educa-
ción pública privatizada.
“¿Su universidad sólo tiene unas cuantas computadoras o son
pedazos de fierro obsoletos de hace dos años? Bueno, entonces la suya
es una universidad de mala calidad”. IBM le ofrece computadoras
regaladas, como ocurrió en la Ibero, o más baratas que en el mercado
para que ahora la institución tenga calidad. También le ofrece becas y
cursos gratis para estudiantes. Lo importante es obtener un mercado
cautivo y permanente. Si tan solo una cuarta parte de los universita-
rios del país compra una computadora y la renueva cada cinco años,
con eso sólo se crea un mercado asegurado y cíclico de 100 millones de
dólares anuales, sin incluir insumos y periféricos. Parafraseando a
Barros Sierra, en lugar de elegir el camino difícil, de preparar a los
estudiantes, de crear bibliotecas, contratar maestros, formarlos, es de-
2
“Investment Opportunity in the Education Industry” Lehman Brothers, New
York, 1996.
171
3
El asunto del Ceneval tiene muchas aristas, mencionemos una más. En Estados
Unidos el centro no lucrativo que elabora y vende exámenes para más de 13
millones de personas cada año es el Educational Testing Service. Con la firma del
TLC que garantiza la entrada libre de bienes y servicios a través de las fronteras,
incluyendo los de la educación, es muy posible que este organismo privado
pueda reclamar si así lo desea que su ingreso al mercado mexicano se ve obstacu-
lizado por la existencia de un trato preferencial e incluso monopólico en favor de
un organismo privado porque tiene a funcionarios federales y universitarios como
socios. No hay, en este aspecto al menos, realmente un mercado libre. Y la recla-
mación no iría siquiera al gobierno mexicano, sino a la Comisión de Libre Comer-
cio, ente trinacional encargado de vigilar la aplicación del Tratado y de definir
cuándo alguno de los gobiernos tiene una práctica que lo viola. En la posible
disputa que por el mercado se dé entre el organismo privado mexicano y el
estadounidense, ciertamente el lado mexicano aparecerá una vez más, como bajo
la sombra del favoritismo y de los privilegios a un organismo privado a partir de
los intereses de quienes ocupan altos puestos en el gobierno federal y en las
universidades. Más de fondo, la preocupación que debería ocuparnos a todos es
qué es lo educativo y de búsqueda de la calidad que va a resultar de todas estas
pugnas comerciales y luchas por el mercado educativo.
172
5
Ponencia del Prof. Francisco J. Mendoza en el Foro sobre Educación Superior.
FFyL UNAM (5 de octubre de 1998).
177
6
Duffey, Joseph director de la Agencia de Información de los Estados Unidos
(USIA) citado en Aboites:1999:177ss.
7
Noel McGinn en conferencia ante la reunión de educadores de los tres países del
TLC en el Evergreen College de Olimpia, Washington, USA (1991).
178