Pancreas
Pancreas
Pancreas
FACULTAD DE MEDICINA
TESINA
PRESENTA
DIRECTOR DE TESINA
REVISORES DE TESINA
Doy a mi padre, quien ha sido la persona que más me ha apoyado a lo largo de mi vida y
de toda mi carrera, y que es el ser humano más responsable e íntegro que he tenido el
honor de conocer.
A Amaury, mi hermano, mi amigo y uno de los contados seres humanos a quien admiro,
por siempre impulsarme a ser mejor persona y a desarrollar todas mis capacidades
intelectuales y emocionales.
A mis mejores amigos Adrián y Anuar, las únicas personas que me han aceptado tal y
como soy, a los que aprecio enormemente, porque siempre he contado con ellos y que
ellos saben siempre contaran conmigo.
A Paola, mi pareja y amiga, quien me vuelve loco en todos los sentidos e inspiró a realizar
un buen trabajo.
A los Drs. Emilio Olvera y Abraham Diego por pulir y mejorar esta investigación.
Índice
Portada………………………………………………………………………………………………………………………I
Título…………………………………………………………………………...…………………………………………...II
Agradecimientos…………………………………………………………………………………………………………III
1. Marco Teórico
1.1Introducción………………………………………...…………..……………………………...……….Pág.1
1.2 Embriología…………………………………………………….…………………………...……….…Pág.3
1.3 Anatomía
2. Epidemiologia….……….………………………………………………………………………….……………..Pag.8
3. Fisiopatología
3.3 Etiología………………………………..….…………………….…..……………………………….Pág. 12
3.4 Patogenia...………………….……………...………………….……………………………………Pág. 13
4. Consideraciones Clínicas………………….………………..………….…..………….…………………….Pág. 19
5. Diagnóstico y Clasificación.................................................................................................................Pág. 21
6. Tratamiento…………………………………..……………………………….………………….……………..Pág. 32
7.1 Técnica…………………………………….……………………………………………..…………..Pág. 41
7.2 Historia……………………………………….………………………………………………….…...Pág. 45
9. Objetivos…………………………..……………………………………….…………………………………...Pág. 49
10. Método……………………………………………………………………….……………………………..…..Pág. 49
11. Resultados………………………………………………….………………………………………………….Pág. 53
12. Discusión……………………………………………………………………………………………………...Pág. 56
13. Conclusión…………………………………….………………………………………………………………Pág. 61
14. Sugerencias…………………………………………………………………………………………………...Pág. 62
Bibliografía………………………………..…………………………………….……………………………..…..Pág. 63
Anexos………………………………………………………………………….……………………………….….Pág. 67
1. MARCO TEÓRICO
1.1 Introducción
Ya que la principal causa es por enfermedades del tracto biliar, muchas guías sobre
pancreatitis aguda, recomiendan que una terapéutica con una Colangiopancreatografía
Retrograda Endoscópica (CPRE) urgente sea realizada dentro de las primeras 72 horas
de admisión de todos los pacientes con probabilidad de tener pancreatitis biliar aguda
severa, ya sea que haya o no colangitis presente. Sin embargo existen dos recientes meta
análisis que sugieren que una CPRE temprana con o sin esfinterotomía no tiene un efecto
benéfico en los pacientes con pronóstico de pancreatitis biliar aguda de mediana o severa
intensidad sin colangitis u obstrucción biliar persistente; punto que ha sido apoyado por
otros dos artículos de deposición. Pero lo que pasa en la práctica clínica no es
completamente sabido. La mayoría de los estudios sobre el tema provienen del Reino
Unido en donde los médicos manifestaron su inconformidad ante el uso de las guías
británicas que hablan sobre el uso urgente de CPRE para pancreatitis aguda severa, ya
que solo 48% de los pacientes fueron sometidos a CPRE dentro de las 72 horas
establecidas, debido a dificultades en la transferencia de pacientes a centros
especializados en realizar CPRE fuera de los días y horas laborables de la semana. [3]
En México no existen estudios concisos sobre dicho tema, y mucho menos datos
estadísticos o análisis que apoyen o contradigan las guías extranjeras, y al ser la
pancreatitis aguda de origen biliar una enfermedad relativamente común y que de no ser
tratada a tiempo y de forma correcta, tendrá consecuencias graves relacionadas con el
costo-beneficio, lo que hace que sea indispensable el cambio de actitud hacia el uso de la
Colangiopancreatografía Retrograda Endoscópica en el futuro.
1.2 EMBRIOLOGÍA
El páncreas está formado por dos yemas que se originan en el revestimiento endodérmico
del duodeno. El brote pancreático dorsal está en el mesenterio dorsal, y el brote
pancreático ventral está cerca de las vías biliares. Cuando el duodeno gira a la derecha y
adopta una forma de C, el brote pancreático ventral se desplaza dorsalmente de manera
similar a los cambios de la entrada de las vías biliares. Finalmente la yema ventral surge
inmediatamente por debajo y detrás de la raíz dorsal. Más tarde el parénquima y los
sistemas de conductos de los brotes pancreáticos dorsal y ventral se fusionan. [5]
Brote Hepático
Estomago
Ducto Hepático
Ducto Biliar
Ducto Cístico
Vesícula
Páncreas Dorsal
Brote
Brote Pancreático
Pancreático Dorsal
Páncreas Ventral
Ventral
Figura 1.1: Desarrollo del páncreas. A 30 días, 5mm aprox. B35 días, 7mm aprox. Tomada de Langman’s Medical Embryology 9th Edition 13:303
El brote ventral forma el proceso unciforme y la parte inferior de la cabeza del el páncreas.
La parte restante de la glándula se deriva de la raíz dorsal. El conducto pancreático
principal (de Wirsung) está formado por la parte distal del conducto pancreático dorsal y el
conducto pancreático ventral. La parte proximal del conducto pancreático dorsal es
borrada o persiste como un pequeño canal, el conducto pancreático accesorio (de
Santorini). El conducto pancreático principal, junto con el conducto biliar, entran en el
duodeno en el sitio de la papila mayor; la entrada del conducto accesorio (si existe) está
en el sitio de la papila menor. En cerca del 10% de los casos el sistema del conducto es
incapaz de fusionarse, y persiste el sistema doble original. [5]
Conducto pancreático
accesorio
Conducto biliar
Conducto
pancreático Conducto pancreático principal
Conducto
Papila menor dorsal
biliar Proceso uncinado
Papila mayor Conducto pancreático ventral
Figura 1.2: Desarrollo del páncreas. A páncreas durante la sexta semana. B Fusión de los ductos pancreáticos. El conducto pancreático principal entra en el duodeno
en combinación con el conducto biliar en la papila mayor. El conducto accesorio pancreático entra en el duodeno por la papila menor. Tomada de Langman’s Medical
Embryology 9th Edition 13:303
1.3 ANATOMÍA
Figura 1.3: Relación anterior del páncreas. Tomada de Gray's Anatomy 39th Edition 2008 pág. 1132
Conducto
accesorio
Conducto
Conducto accesorio
principal
Conducto
principal
Figura 1.4 Variación de los Conductos Pancreáticos. Tomada de Gray’s Anatomy 39th Edition 2008 pág. 1163
Figura 1.5: Vascularización arterial del páncreas. Tomada de Gray's Anatomy 39th Edition 2008 pág. 1165
Figura 1.6: Relación del páncreas con los conductos biliares. Tomada de Robbins and Cotran pathologic basis of disease 8th Edition 2010 pág. 2113
El conducto biliar común está formado cerca del sistema portal, por la confluencia de los
conductos cístico y común. Es generalmente entre 6 y 8 cm de largo. Su diámetro tiende a
aumentar un poco con la edad, pero normalmente es alrededor de 6 mm en adultos.
Desciende ligeramente y posteriormente a la izquierda. Pasa detrás de la primera parte
del duodeno y entonces se ejecuta en una ranura en la parte supero lateral de la
superficie posterior de la cabeza del páncreas. Como se encuentra medial a la segunda
parte del duodeno, el conducto biliar común se acerca al extremo derecho del conducto
pancreático. Los conductos entran juntos en la pared duodenal y generalmente se unen
para formar el Ámpula Hepatopancreática (de Vater). Raramente el conducto biliar común
y el conducto pancreático desembocan en el duodeno por separado. Músculos circulares
generalmente rodean parte inferior del conducto biliar común (esfínter del conducto biliar
común) y con frecuencia también rodean la parte terminal del conducto principal
pancreático (esfínter del conducto pancreático) y el Ámpula Hepatopancreática (esfínter
de Oddi). Cuando todos los elementos están presentes, este arreglo puede permitir el
control separado del vaciado del conducto biliar común y pancreático. [6]
2. EPIDEMIOLOGÍA
Las causas más comunes de admisión por la pancreatitis aguda son la litiasis biliar y el
alcoholismo, mientras causas como la hipertrigliceridemia, los fármacos, traumatismos e
idiopáticas representan menos del 10-20%. [1]
En México 49% de las pancreatitis agudas son de etiología biliar y 37% son alcohólicas.
La causa más común es por alcoholismo en hombres, y por litiasis vesicular en mujeres.
El riesgo de pancreatitis aguda alcohólica se eleva con la cantidad ingerida de alcohol
(especialmente cerveza), no con la frecuencia de su consumo. Sólo 15% de las personas
con alcoholismo crónico padecerán de pancreatitis aguda. En un paciente joven se deben
sospechar causas hereditarias, infecciones o traumatismo. Sólo 10 a 20% de los casos es
idiopática. La pancreatitis por medicamentos es rara (1.4-2%); los medicamentos clase I
tienen más de 20 casos publicados, los medicamentos de clase II tienen menos de 20
casos publicados. [1]
3. FISIOPATOLOGÍA
El páncreas secreta sus productos exocrinos como pro enzimas enzimáticamente inertes.
Incluyen el tripsinógeno, quimotripsinógeno, procarboxipeptidasa, proelastasa,
kallikreinogeno y profosfolipasa. [4] La auto digestión del páncreas es prevenida por el
embalaje de las proteasas pancreáticas en una forma precursora y la síntesis de un
inhibidor de la proteasa [es decir, inhibidor de la tripsina secretoria pancreática (PSTI) o
SPINK1], que puede enlazar y desactivar alrededor del 20% de la actividad de la tripsina.
Mesotripsina, quimotripsina y enzima C también pueden lisar e inactivar la tripsina. Estos
inhibidores de la proteasa se encuentran en las células acinares, las secreciones
pancreáticas y las fracciones de plasma α1 y α2. Además, la concentración baja de calcio
en el citosol de las células acinares del páncreas normal promueve la destrucción de la
tripsina activada espontáneamente. La pérdida de alguno de estos mecanismos de
protección conduce a la activación del zimógeno, auto digestión y pancreatitis aguda [38]
En la forma más severa, pancreatitis aguda necrotizante, los tejidos acinares y ductales,
así como los islotes de Langerhans se necrosan. La lesión vascular puede conducir a una
hemorragia en el parénquima del páncreas. Macroscópicamente, la sustancia pancreática
muestra áreas de hemorragia color rojo obscuro entremezclado con los focos de necrosis
grasa color blanco y amarillo calizo. Pueden presentarse también focos de necrosis grasa
en colecciones de tejido graso extra-pancreático, tales como el epiplón y el mesenterio del
intestino y aún fuera de la cavidad abdominal, como en la grasa subcutánea. En la
mayoría de los casos la cavidad peritoneal contiene un líquido seroso, ligeramente turbio,
teñido de marrón en el cual pueden identificarse los glóbulos de grasa (derivado de la
acción de las enzimas sobre el tejido adiposo). En su forma más severa, la pancreatitis
hemorrágica, existe necrosis extensa del parénquima que se acompaña de hemorragia
intensa dentro de la sustancia de la glándula. [4]
3.3 Etiología
Tabla 1: Tomada de In the Clinic: Acute Pancreatitis, 2010 American College of Physicians, pág. ITC 3. [13]
3.4 Patogenia
Las enzimas pancreáticas, incluyendo tripsina, se sintetizan en una forma inactiva, como
pro enzima. Si se activa inapropiadamente la tripsina, puede activar a su vez otras pro
enzimas tales como profosfolipasa y proelastasa, que degradan las células grasas y
dañan las fibras elásticas de los vasos sanguíneos, respectivamente. La tripsina convierte
también precalicreína en su forma activada, trayendo así en juego el sistema de quinina y,
mediante la activación del factor de Hageman (factor XII), también involucra a los
sistemas de coagulación y complemento. De esta manera se amplifica la trombosis e
inflamación de pequeños vasos (que puede llevar a la congestión y la ruptura de los vasos
ya debilitados). Así, la activación de inadecuada del tripsinógeno es un importante evento
desencadenante en la pancreatitis aguda. [4]
Figura 2.1: Patogenia de la pancreatitis aguda. Tomada de Robbins and Cotran pathologic basis of disease 8th Edition 2010 pág. 2114
Por otro lado, la tripsina activará otras vías, como la de la coagulación o la fibrinólisis,
extendiendo el proceso fuera de la glándula. El endotelio vascular y el intersticio son
afectados, causando un daño micro circulatorio que aumenta la permeabilidad vascular,
favoreciendo la liberación de radicales libres, de citoquinas pro inflamatorias (factor de
necrosis tumoral α (TNF-α) interleucinas (IL 1, 6 o 8), metabolitos del ácido araquidónico
(prostaglandinas, factor activador de plaquetas, leucotrienos) o enzimas lipolíticas y
proteolíticas, que puede inducir trombosis, hemorragia tisular y finalmente necrosis. Otras
sustancias que pueden estar involucrados son sustancia P, quinasas activadas por estrés
(proteínquinasa activada por mitógeno, quinasa regulada por señales extracelulares o
moléculas de adhesión (selectina P o E-selectina) y de la ciclooxigenasa-2, las únicas
substancias que tienen un papel protector.[11] Aunque afortunadamente no es común, en
ocasiones un proceso inflamatorio agudo se asocia a un Síndrome de Respuesta
Inflamatoria Sistémica (SIRS) mediado por citocinas y enzimas pancreáticas que
aparecen en la circulación y que pueden afectar a órganos distantes, dando lugar a
dificultad respiratoria, insuficiencia renal, depresión del miocardio, shock o alteraciones
metabólicas. Finalmente, puede ocurrir un Síndrome de Falla Multi Orgánica al
presentarse infección del tejido necrótico, una situación donde la translocación de
patógenos intestinales desempeña un papel importante. [11]
Los mecanismos iniciales por los cuales se puede desarrollar pancreatitis aguda y por qué
ocurren no es bien conocida. [11] Sólo un pequeño porcentaje de individuos expuestos a
estas situaciones en presentará manifestaciones clínicas de la enfermedad, pero hay
pruebas para tres posibles eventos:
Figura 2.2: Mecanismos de la patogenia de la pancreatitis aguda. Tomada de Robbins and Cotran pathologic basis of disease 8th Edition 2010 pág. 2114
El consumo de alcohol puede causar pancreatitis por varios mecanismos. El páncreas
puede degradar el alcohol tanto por metabolismo oxidativo como por metabolismo no
oxidativo, sintetizando acetil aldehído y ácidos grasos, así como esteres de alcohol por
cada vía, respectivamente. Estos ácidos grasos causan edema pancreático, activación de
tripsina intracelular, y la inducción de factores de transcripción proinflamatorias, que son
los que conducen a una respuesta inflamatoria sistémica e insuficiencia orgánica. [1] La
ingestión crónica de alcohol produce la secreción de líquido pancreático rico en proteínas,
que conduce a la acumulación de proteínas desnaturalizadas y la obstrucción de los
conductos pancreáticos pequeños. El alcohol aumenta también transitoriamente la
secreción exocrina pancreática y contracción del esfínter de Oddi, y tiene efectos tóxicos
directo sobre las células acinares [4]
Abuso de alcohol. Hasta un 66% de los primeros episodios de pancreatitis entran dentro
de esta categoría. Afecta a los hombres con mayor frecuencia que a las mujeres, con una
proporción de 3:1. La mayoría de los pacientes alcohólicos con pancreatitis desarrollan
lesiones funcionales y estructurales irreversibles del páncreas, evolucionando hacia una
pancreatitis crónica, eso no quita que no puedan desarrollar todas las complicaciones de
la pancreatitis aguda durante los ataques iniciales de la enfermedad. La tasa de
mortalidad es menor que la documentada en los casos de una pancreatitis asociada con
colelitiasis o en la pancreatitis idiopática, en parte debido a la menor edad de los
pacientes, la mayoría tienen de 30 a 45 años de edad.[22]
Medicamentos. Varios fármacos, sobre todo los anti metabólicos y los derivados de las
sulfonamidas, pueden provocar ocasionalmente una pancreatitis aguda. Los fármacos
potencialmente causales han sido implicados sólo en unos pocos casos y no existen
pruebas suficientes como para afirmar que desempeñan un papel etiológico en la
pancreatitis. [22]
Traumatismos. Los traumatismos físicos del páncreas representan la causa más común
de pancreatitis en niños y adolescentes. En caso de traumatismos penetrantes, el
pronóstico está determinado por la severidad de las lesiones de los órganos y los vasos
sanguíneos circulantes. Los traumatismos no penetrantes pueden asociarse con la
ruptura de los conductos pancreáticos y la contusión del páncreas, con la formación
resultante de seudoquistes o fístulas. [22]
Ulcera Péptica. La penetración de una ulcera péptica de la cara posterior del bulbo
duodenal en el páncreas provoca lesiones locales de la glándula con dolor e
hiperamilasemia, pero estas lesiones por lo general no evolucionan hacia una pancreatitis
franca. [22]
Obstrucción del flujo de salida. Las posibles condiciones causales incluyen el páncreas
anular, los divertículos duodenales peripampulares, la enfermedad de Crohn del duodeno,
las duplicaciones duodenales y antrales y la obstrucción del asa aferente después de una
gastroyeyunostomía. Las neoplasias primarias y metastásicas que obstruyen segmentos
del sistema ductal pancreático son responsables del 1 al 2% de todos los ataques de
pancreatitis aguda. [22]
Insuficiencia Renal Terminal. Desarrollan pancreatitis aguda con una incidencia de 0,03
por paciente-año cuando se los trata con diálisis peritoneal y de 0,01 por paciente-año
cuando reciben hemodiálisis. La tasa de mortalidad llega hasta el 21%. [22]
Otros posibles factores de riesgo para el desarrollo de la pancreatitis aguda son por una
disminución de la irrigación sanguínea, como ocurre en casos de hipotensión sistémica
severa, embolias por colesterol, presencia de enfermedades infecciosas causadas por
agentes virales como el virus Epstein-Barr o el virus de la hepatitis tipo C, la obstrucción
del conducto pancreático por paracitos como Clonorchis sinesis o por Ascaris o el
síndrome de Reye. [22]
4. CONSIDERACIONES CLÍNICAS
Se ha estimado que en los Estados Unidos hay 210.000 admisiones para la pancreatitis
aguda cada año. La mayoría de los pacientes con pancreatitis aguda experimentan dolor
abdominal que se encuentra generalmente en el epigastrio y se irradia hacia la espalda en
aproximadamente la mitad de los casos. [12]
El dolor puede variar desde un malestar leve y tolerable hasta más comúnmente un dolor
severo, incapacitante y constante. Característicamente, el dolor, que es de carácter
constante y soporífero, se encuentra en la región del epigastrio y peri umbilical, a menudo
se irradia hacia la espalda así como a la parte inferior del abdomen, pecho y flancos. El
dolor es con frecuencia más intenso cuando el paciente está en posición supina; los
pacientes pueden obtener cierto alivio al sentarse con el tronco flexionado y rodillas
encogidas. Náuseas, vómitos y distensión abdominal debido a hipo motilidad gástrica e
intestinal y peritonitis química son también quejas frecuentes.[38] El inicio del cuadro
puede ser rápido alcanzando un umbral máximo del dolor dentro de 30 minutos, que
puede ser insoportable y característicamente puede persistir por más de 24 horas sin
alivio.[12]
Amilasa. Su elevación mayor de tres veces el valor superior normal hace sospechar
pancreatitis. La amilasa se eleva las de en 6 a 12 horas posteriores al inicio, tiene una
vida media de 10 horas, y persiste elevada por 3 a 5 días. Es importante saber la amilasa
pancreática representa 35 un 50%, y la salival el resto, pues otras enfermedades pueden
causar hiperamilasemia, tales como parotiditis, traumatismo, cirugía, radiación, acidosis,
insuficiencia renal, embarazo ectópico roto, salpingitis, alcoholismo, cirrosis, colecistitis
aguda, seudoquistes, post-CPRE, ascitis pancreática, obstrucción o infarto intestinal, y la
anorexia nerviosa. [1]
Lipasa. Es más específica, se eleva más temprano y dura más días que la amilasa. Su
sensibilidad de es 85 a 100%, aunque su elevación no se asocia con la gravedad del
cuadro. Una relación-amilasa lipasa mayor de 2 sugiere una pancreatitis aguda alcohólica
(91% de sensibilidad, especificidad 76%). La elevación de ALT mayor de 150 UI/L sugiere
una pancreatitis aguda biliar (sensibilidad 48%, especificidad 96%), así como la elevación
de ALT mayor de tres veces el límite superior normal sugiere la pancreatitis aguda biliar
con un valor predictivo positivo de 95%. Aunque también se sabe que 15 a 20% de
pacientes con pancreatitis aguda biliar tendrán ALT en valores normales. [1]
Otras pruebas de laboratorio. La proteína C reactiva (PCR) es ampliamente reconocida
como un indicador de la gravedad. Su pico de suero aparece 48 h después del inicio de la
enfermedad y actualmente su precisión como factor pronóstico es alta. Los valores
superiores a 150 mg/L tienen una sensibilidad del 80%, especificidad de 76%, Valor
Pronostico Positivo del 76% y Valor Pronostico Negativo de 86%, como indicador de una
pancreatitis aguda grave, incluso cuando se correlacionó con la necrosis. [11] Una
hemoconcentración marcada aparece cuando se ha acumulado una gran cantidad de
líquido en un tercer espacio. Un estudio demostró que un hematocrito de 44%, junto con
la incapacidad para disminuir este nivel en 24 h, fue un buen predictor de Síndrome de
Falla Orgánica Múltiple e indicador de necrosis pancreática. De hecho, el Valor Predictivo
Negativo del hematocrito tiene es alto en la predicción de la necrosis pancreática y
Síndrome de Falla Orgánica Múltiple a las 24 horas. Sin embargo, otros autores no
reportan los resultados. [11]
Tomografía Axial Computarizada (TAC). Se debe realizar TAC con doble contraste a las
48 horas en todo paciente que no mejore con el manejo conservador inicial o si se
sospecha alguna complicación adicional. [1] Revisiones con TAC contrastada se pueden
requerir a intervalos durante la hospitalización para detectar y monitorear el curso de
complicaciones intra abdominales de la pancreatitis aguda, tales como el desarrollo de
necrosis, seudoquistes y complicaciones vasculares incluyendo los pseudoaneurismas.
(Las complicaciones locales se observan mejor al cuarto día). [12] Las desventajas de la
TAC incluyen la exposición a la radiación, especialmente con imágenes repetidas, y
nefrotoxicidad potencial asociado con los medios de contraste intravenoso,
particularmente en pacientes con función renal deteriorada. La TAC contrastada no puede
detectar confiablemente zonas de necrosis en una colección necrótica aguda o
colecciones, especialmente de fluido. La TAC tiene sensibilidad 87 un 90% y especificidad
de 90 a 92%. [1, 12, 13, 22] Muchos pacientes con pancreatitis aguda no requieren una
tomografía computarizada en la admisión o en cualquier momento durante la
hospitalización. Por ejemplo, una tomografía computarizada generalmente no es esencial
en los pacientes con pancreatitis recurrente leve causada por el alcohol. [12]
El diagnóstico diferencial debe incluir los siguientes trastornos: Víscera perforada, inicio
repentino de la úlcera péptica especialmente cuando el dolor aumenta en más de 30-60
min. Aire intra peritoneal presente; colecistitis aguda y cólico biliar, que presenta dolor en
el cuadrante superior derecho o epigástrico que se irradia, las enzimas del hígado a
menudo elevadas; una ecografía en el hombro derecho o lámina de hombro puede
mostrar líquido espesado en la vesícula biliar o piocolecístico; Obstrucción intestinal con
dolor cólico constante; un patrón obstructivo puede verse en la tomografía computarizada
o una serie de abdominal; oclusión vascular mesentérica que viene con la tríada clásica
de dolor abdominal postprandial, pérdida de peso y soplo abdominal, lo que indica que la
discrepancia entre los síntomas (dolor) y examen (benigna abdominal), aneurisma aórtico
de inicio repentino, el dolor puede irradiarse a las extremidades inferiores; cólico renal,
irradia el dolor en el flanco de los genitales, disuria y análisis de orina con sedimento
activo pueden estar presentes; infarto de miocardio puede presentar dolor en región
superior abdominal o dolor de pecho y electrocardiografía generalmente anormal;
trastornos del tejido conectivo con vasculitis, una pancreatitis aguda puede ser debido a
una vasculitis, otros signos de vasculitis generalmente presentes (piel, conjunta, ojo y la
implicación del riñón), apendicitis, en la cual el dolor puede comenzar en epigastrio o
región peri umbilical luego, migrar a cuadrante inferior derecho, ultrasonografía y TAC
ayudan en el diagnóstico; embarazo ectópico presente con inicio repentino de dolor;
alteraciones del ciclo menstrual, rápido descenso de hematocrito y alteraciones
intraperitoneal preceden a menudo el dolor, líquido pélvico en proyección de imagen debe
levantar la sospecha; neumonía, aquí se presenta fiebre, malestar general y otros
síntomas respiratorios están presentes, cambios en el examen físico del tórax (disnea,
tos, producción de esputo, dolor en el pecho) y anomalías en el pecho, la tele de tórax
suele presentar anormalidades posiblemente por Síndrome de Dificultad Respiratoria
Agudo o derrame pleural. [12, 13, 38]
El indicador APACHE-II (Acute Physiology And Chronic Health Evaluation) incluye una
variedad de variables fisiológicas, puntos adicionales para la edad y puntos adicionales
para enfermedad crónica los cuales pueden ser medidos a la admisión y diariamente
como medida necesaria para ayudar a identificar pacientes con pancreatitis severa. Una
variedad de reportes correlacionaron un APACHE-II mayor a la admisión y durante las
primeras 72 horas con una mayor mortalidad (menor 4% con un APACHE-II menor 8 y 11-
18% con un APACHE-II mayor o igual 8). El APACHE-II obtenido dentro de las primeras
24 horas tiene un valor predictivo positivo de 43% y un valor predictivo negativo de 86%
para pancreatitis aguda severa así mismo determinaron que un APACHE-II que
incrementa durante las primeras 48 horas orienta hacia la evolución de una pancreatitis
aguda severa mientras que un APACHE-II que disminuye dentro de las primeras 48 horas
sugiere pancreatitis leve. [19] Algunas limitaciones son la imposibilidad de indicar la
presencia de necrosis pancreática, así como diferenciar la presencia de infección de la
misma, es complejo, fue diseñado para pacientes críticamente enfermos, además de
poseer un pobre valor predictivo positivo a las 24 horas.
La pancreatitis aguda se clasifica como leve (85% de los casos) o severa (15% de los
casos). El término de pancreatitis hemorrágica no se utiliza, porque cantidades variables
de hemorragia pancreática pueden encontrarse en la ausencia de la pancreatitis. [12]
La pancreatitis aguda leve es una enfermedad auto limitante asociada a la disfunción del
órgano mínima y se caracteriza patológicamente por áreas dispersas de necrosis grasa,
edema y colecciones de líquido agudas (es decir, colecciones de líquido que carecen de
una pared de tejido fibroso o de granulación). La mayoría de los pacientes que presentan
un desarrollo complicado de la enfermedad y finalmente mueren es debido a que
inicialmente presentaron lo que puede ser una pancreatitis aguda moderada caracterizada
por ausencia de falla orgánica y/o necrosis pancreática. El uso de TAC en la admisión
puede mostrar realce del páncreas consistente con pancreatitis intersticial y entonces
después de 48 horas, demostrar necrosis completa del páncreas sin presencia de
perfusión. Es imperativo que los médicos no rotulen a un paciente con una enfermedad
leve en las primeras 48 horas de admisión. Esto es un problema común que conduce a
una importante morbilidad y mortalidad, ya que los pacientes a menudo se dejan sin
vigilancia después de ser falsamente etiquetados de tener una enfermedad leve. [17]
Con todo, no hay ningún parámetro verdaderamente satisfactorio por el cual el médico
tratante pueda reconocer que un paciente con pancreatitis aguda experimentará un curso
severo de la enfermedad. Sin embargo, sólo 10% a 15% de los casos resultan ser graves
(es decir, la gran mayoría de los pacientes tendrán un curso leve). En general, el 85% de
los pacientes tienen una pancreatitis intersticial; 15% tienen necrosis pancreática. Entre
los pacientes con pancreatitis necrotizante, 33% han presentado necrosis infectada.
Aproximadamente 10% de los pacientes con pancreatitis intersticial experimentan
insuficiencia orgánica, pero en la mayoría es transitoria con una mortalidad muy baja.
Existe una mediana prevalencia de insuficiencia orgánica en la pancreatitis necrotizante
del 54%. La prevalencia de insuficiencia orgánica es igual o algo mayor en necrosis
infectada (34–89%) que en la necrosis estéril (45–73%). La mortalidad total en la
pancreatitis aguda es aproximadamente 5%; 3% en la pancreatitis intersticial, 17% en
pancreatitis necrotizante (30% en la necrosis infectada, 12% en la necrosis estéril). La
mortalidad en ausencia de insuficiencia orgánica es 0, con insuficiencia orgánica es solo
de 3% (rango 0–8%, pero puede elevarse hasta 47% en falla orgánica persistente). [12]
6. TRATAMIENTO
En la práctica clínica, los pacientes con pancreatitis aguda pasan primero por un régimen
de ayuno. La reanudación de la alimentación por vía oral depende de la mejora del dolor
abdominal, ausencia de náuseas y en el retorno del apetito. Típicamente, los pacientes
están sometidos a una dieta de líquidos transparentes y, si es bien tolerada, la dieta se
expande gradualmente a la alimentación normal. La reanudación de la alimentación por
vía oral puede interrumpirse temporalmente debido a una recaída o presencia de náuseas
o dolor abdominal. Una revisión reciente mostró que en 17,2% de los casos, se presenta
dolor después de reanudación (dentro de 48 horas) de la alimentación por vía oral. La
recaída del dolor puede ser un importante factor negativo que influencía en la duración del
tiempo total de inanición. [28, 29]
Los pacientes con pancreatitis aguda leve generalmente responden a reemplazo con
fluidos en unos pocos días sin ninguna repercusión en el estado nutricional. La
alimentación oral es recomendable cuando vómitos o íleo no están presentes.
Ocasionalmente, la alimentación oral puede provocar dolor y debe ser detenida. Sin
embargo, cuando el dolor remite, generalmente entre 24-48 horas después del inicio, la
alimentación oral debería reanudarse. Clásicamente, una dieta de líquidos es seguida por
una dieta baja en grasa (inferior al 30% de calorías totales), progresando a la adecuada.
[11] Sin embargo, en pancreatitis aguda severa, caracterizada por un estado
hipercatabolico que afecta el estado nutricional, parece razonable proporcionar apoyo
nutricional junto. Por otra parte, en pancreatitis aguda severa, el dolor, vómitos y el íleo
tardan más en desaparecer. Al mismo tiempo, la presencia externa de colecciones o
inflamación en el tubo digestivo puede prevenir la reintroducción de una dieta oral. [11]
Hay un gran número de artículos científicos tratando de establecer cuándo, cómo y qué
tipo de apoyo nutricional debe ser proporcionado a pacientes con pancreatitis aguda y en
ocasiones los resultados son contradictorios. Algunas recomendaciones, basadas en
meta-análisis y estudios controlados, figuran en las guías clínicas. Pruebas que comparan
la nutrición enteral a través de una sonda naso-yeyunal con la nutrición parenteral total
(NPT) han sido perseguidas. Se ha demostrado que la Nutrición Enteral, en comparación
con NPT, se asocia con una menor incidencia de complicaciones metabólicas y de
infección, puesto que se mantiene la integridad de la barrera intestinal. Por otro lado, la
nutrición enteral es más barata y requiere una estancia hospitalaria más corta. Además, la
nutrición enteral evita algunas complicaciones mecánicas y sépticas relacionadas con
catéteres venosos centrales que pueden aumentar la mortalidad. [11, 28]
En los últimos años ha habido seis estudios aleatorios, prospectivos, pero no a doble
ciego, que han evaluado el papel de los antibióticos en la prevención de infección
pancreática. El número de pacientes asignados al azar en cada estudio fue pequeño.
Cinco de estos estudios utilizaron antibióticos intravenosos y uno uso antibióticos
selectivos para descontaminación del tracto digestivo. Entre estos estudios, tres
demostraron una disminución en la necrosis infectada con el uso de antibióticos
profilácticos y dos no. Ninguno mostró una disminución en la mortalidad que fuera
convincente. Ha habido dos meta-análisis: uno evaluó tres de estos estudios y un cuarto
que fue publicado en alemán; el otro evalúa dos estudios y el mismo artículo publicado en
alemán. La conclusión alcanzada fue que la profilaxis antibiótica reduce mortalidad y en el
otro que los antibióticos reducen la infección pancreática. [12]
Durante mucho tiempo, el único tratamiento utilizado para tratar las complicaciones
locales de la pancreatitis aguda era la cirugía convencional. En las últimas décadas, la
endoscopia, la laparoscopia y el drenaje percutáneo son modalidades de tratamiento
mínimo invasivo que compiten o se complementan con la cirugía convencional. La
existencia de estas múltiples opciones terapéuticas plantea un desafío al momento de
elegir la mejor opción para cada paciente. La heterogeneidad de las complicaciones
locales, junto con los diferentes contextos clínicos de los pacientes determina diversos
factores favorables o desfavorables que son el intervalo de tiempo entre el ingreso y la
necrosectomía, la composición liquida o solida predominante, la presencia de infección, la
extensión de la necrosis pancreática, la presencia de disfunciones orgánicas y la
organización de la necrosis , que influyen en el resultado de la aplicación de una
determinada opción terapéutica. A pesar de su importancia, llama la atención la ausencia
de una adecuada evaluación de estos factores en la mayoría de las series. Esta
evaluación es de fundamental importancia para poder categorizar a los pacientes y de
esta forma, pode realizar una adecuada comparación de la efectividad de las diferentes
opciones terapéuticas. [39]
7.1 Técnica
Posición prona. Aunque esta posición no puede producir una calidad de imagen óptima,
puede ser preferible para ciertos pacientes (por ejemplo, aquellos que son obesos o
tienen compromiso respiratorio). Algunos endoscopistas también les resulta más fácil
pasar del duodenoscopio en el intestino delgado, mientras el paciente está en esta
posición. [23]
Posición supina. Puede también ser usada para la CPRE. Indicaciones para el uso de
esta posición dependen de la preferencia del endoscopista, las comorbilidades presentes,
embarazo y cualquier factor que involucre las vías respiratorias durante el procedimiento
de monitoreo. [23]
Varias anomalías anatómicas pueden hacer la Canulación de la vía biliar más desafiante.
El más común de estas anomalías, la presencia de un divertículo periampular, ocurre en
aproximadamente el 7,5% de los pacientes sometidos a CPRE para cualquier indicación.
Aunque la ámpula es típicamente adyacente al borde de un divertículo o entre 2
divertículos, también puede ser encontrado dentro del saco diverticular. Cuando la ámpula
se encuentra fuera del divertículo, el curso natural del CBC es a menudo inalterado; Sin
embargo, cuando se encuentra dentro del saco, esto no puede ser el caso, y la alineación
apropiada de la duodenoscopio puede ser extremadamente difícil. Debido al riesgo de
perforación del intestino, debe tenerse cuidado considerable en el posicionado del
duodenoscopio en presencia de un divertículo. [23]
Intervención terapéutica. La mayoría de los pacientes que se presentan para CPRE han
experimentado previamente pruebas diagnósticas no invasivas que reveló una
anormalidad potencialmente susceptible de intervención mediante CPRE. Así, la
colangiografía, Pancreatografía o ambos se realizan para confirmar o para caracterizar
mejor una lesión potencial y son seguidas por una intervención si el tratamiento es
indicado. [23]
Aunque una multitud de maniobras de la CPRE terapéuticas son conocidas, las más
comunes son las relacionados con los cálculos del conducto biliar o pancreático,
estenosis benignas o malignas, fugas y toma de muestras de tejido. Una vez que el
esfinterotómo está en la posición adecuada, la mayoría de endoscopistas utilizan un
enfoque guiado por cable para la Canulación, en el cual se pasa un alambre guía a través
de uno de los lúmenes del esfinterotómo y en el CBC o el páncreas. [23]
Una vez que se accede al CBC o el sistema ductal pancreático es adquirido, varios
accesorios se pueden pasar por el cable para el uso en las intervenciones terapéuticas.
Estos accesorios incluyen herramientas que son específicos de una indicación, tales
como globos de extracción de piedra o cestas, globos para dilatar estenosis o catéteres,
stents de distintos tipos, pinceles de citopatología y colangioscopios incluso para
visualización intraductal. [23]
Ha habido mucho interés en el uso temprano endoscópico y quirúrgico para el retiro de los
cálculos biliares retenidos en el conducto biliar común. Kelly y Wagner et. al.
aleatoriamente asignaron a 165 pacientes con pancreatitis biliar aguda a la cirugía
temprana (dentro de las 48 horas después de la admisión) o retraso en cirugía (más de 48
horas después de la admisión). La cirugía temprana se asoció con una mayor tasa de
mortalidad (47,8%, frente a 11.8 por ciento con cirugía retrasada) en pacientes con
pancreatitis severa. [10] En un estudio prospectivo, no aleatorio, Stone et al no encontró
diferencias en la mortalidad entre 36 pacientes que se sometieron a la cirugía temprana y
de 29 que se sometieron a cirugía tardía. En 1980, Safrany et. al. recomendó la CPRE
combinado con laparotomía endoscópica para el tratamiento de la pancreatitis biliar
aguda. En un estudio aleatorio en un solo centro, reportado por Neoptolemos et. al. 121
pacientes con pancreatitis biliar aguda fueron asignados a CPRE (o laparotomía si se
encontraron cálculos del conducto biliar) o al tratamiento convencional dentro de las 72
horas después de la admisión al hospital. Los pacientes con pancreatitis leve tuvieron
resultados similares independientemente del tratamiento. Entre los pacientes con
pancreatitis severa, la tasa de complicaciones, pero no la mortalidad fue
significativamente menor para aquellos que experimentaron CPRE temprana. En un
estudio en un centro de Hong Kong, reportado por Fan et. al., 195 pacientes con
pancreatitis aguda con diversas causas fueron asignados aleatoriamente a CPRE y
laparotomía o tratamiento conservador dentro de 24 horas después de la admisión. Las
tasas de mortalidad y complicaciones locales y sistémicas fueron similares en ambos
grupos; la incidencia de sepsis biliar fue significativamente menor con la CPRE temprana
y laparotomía. Los estudios por Neoptolemos et. al. y Fan et. al. incluyeron pacientes con
ictericia obstructiva y bilirrubina de hasta 37 mg por decilitro (630 mmol / litro). [10]
En 1980, una serie de casos de Acosta et. al. Describiendo la descompresión operativa
del árbol biliar en un grupo de pacientes con pancreatitis por cálculos biliares, revivió el
interés de los cirujanos en este procedimiento. Se encontró una mortalidad de sólo 2,9%
(1 de 46) en sus pacientes. [8] Un estudio pionero, aleatorio controlado dirigido a
comparar el uso temprano de CPRE con o sin descompresión biliar endoscópica y
tratamiento conservador en pacientes con pancreatitis aguda que se remonta a 1988,
Leicester et. al. (Reino Unido) demostró los beneficios de la intervención endoscópica
temprana. Le siguió un ensayo controlado aleatorio de Hong Kong. Ninguno de estos
ensayos encontró una reducción de las complicaciones (pero no la mortalidad) con el uso
temprano de CPRE. Para explicar los resultados de estos ensayos, se propuso una
"teoría de los cálculos del conducto biliar persistente", según esta, pequeñas piedras del
conducto biliar principal migran y causan un leve ataque de pancreatitis aguda y
rápidamente pasan al duodeno, mientras que posteriores piedras más grandes y
persistentes intermitentemente obstruyen el conducto biliar común y causan un severo
ataque de pancreatitis aguda. Por lo tanto, la CPRE podría justificarse presuntamente en
pacientes con pancreatitis aguda severa pero no leve. Debe tenerse en cuenta, sin
embargo, que esta teoría se basa en un estudio retrospectivo de 100 pacientes con
cálculos biliares, tratados en el Leicester Royal Infirmary durante un período de 10 años.
El hallazgo principal del estudio fue que las piedras del conducto biliar principal
(detectadas por medio de CPRE) eran más propensas a "persistir" en pacientes con
pancreatitis aguda grave prevista, en comparación con pancreatitis aguda leve prevista,
ya que había una diferencia significativa en la incidencia de cálculos del conducto biliar
principal entre los subgrupos de pacientes con pancreatitis aguda severa pronosticada y
pancreatitis leve pronosticada. [7]
-Laparotomía innecesaria
-Pancreatitis post-CPRE
-Hemorragia Post-esfinterotomía
-Perforación retroperitoneal
Conciencia de ambos, procedimiento y factores para el desarrollo de la pancreatitis post-
CPRE pueden utilizarse para estratificar el riesgo de los pacientes, en particular para
identificar a aquellos en los que se deben considerar intervenciones farmacológicas o
procedimientos. [32]
9. Objetivos
Objetivo General
Objetivos Específicos
- Identificar los artículos de tipo meta análisis, revisión sistemática, ensayos clínicos
controlados y estudios multicéntricos en los que aparezcan las palabras clave:
Colangiopancreatografía Retrograda Endoscópica, Pancreatitis Biliar Aguda.
10. Método
- Población: artículos que hablen sobre pacientes con pancreatitis aguda secundaria a
enfermedad biliar con o sin colangitis
No existió una restricción respecto al país de origen de los artículos publicados. Los
artículos identificados fueron evaluados y cualquiera de ellos no relacionado con esta
revisión ha sido excluido. Dicha decisión se hizo tomando en cuenta las palabras clave de
búsqueda. Las decisiones para la inclusión estuvieron guiadas en base a los criterios ya
mencionados.
Criterios de Eliminación
- Publicaciones incompletas
Tomada de Niveles de evidencia y grados de recomendación (I/II), Enfermedad Inflamatoria Intestinal al día - Vol. 2 - Nº. 2 - 2003
Cronograma de actividades.
Presupuesto: alrededor de 8000 pesos que correrán por parte del tesista para cubrir los
costos de impresión y derechos de evaluación
11. Resultados
En los meta análisis existe un consenso respecto al uso de la CPRE, indicando que debe
usarse de manera temprana solo en caso de que exista un cuadro de colangitis u
obstrucción ámpular pancreática persistente (independientemente de si se realiza o no
una esfinterotomía), ya que en los cuadros de pancreatitis biliar moderada o severa sin
que exista alguna de estas condiciones, no se encontró evidencia de que pueda modificar
la morbilidad, mortalidad o las complicaciones locales o sistémicas de la pancreatitis biliar.
Al mismo tiempo explican que en los casos de pancreatitis biliar moderada sin presencia
de colangitis u obstrucción persistente el uso temprano de CPRE no representa una
ventaja de tratamiento sobre el manejo conservador. Sin embargo es importante
mencionar que uno meta análisis menciona que no existen suficientes estudios clínicos
controlados sobre el uso de temprano de la CPRE en vez del manejo conservador de la
pancreatitis biliar y que más estudios son necesitados. [43, 53, 56, 58, 61]
Por otro lado, las revisiones sistemáticas manejan conclusiones diferentes y con otro
enfoque. En ellas se encuentra un apoyo consensual respecto a usar la CPRE solo en
caso de colangitis o presencia de ictericia, pero más importante es el hecho de que todas
coinciden en la importancia de predecir y diferenciar de manera correcta y eficaz los
casos de pancreatitis biliar moderada de severa. Una de estas revisiones, que es la más
reciente indica una desaprobación tanto en las guías de práctica clínica como en otros
meta análisis que no se debe realizar CPRE en casos de pancreatitis biliar moderada.
Otro punto muy importante que mencionan es el uso de la herramienta correcta de
diagnóstico; dos de estas revisiones mencionan que todo paciente con sospecha de
obstrucción biliar o colangitis se le realice de manera temprana un Ultrasonido
Endoscópico en una búsqueda intencionada de litos y barro biliar, y esto no tan solo para
determinar el momento en que se deba de realizar una CPRE sino también para
determinar el riesgo de cuadros recidivantes de pancreatitis biliar. [43, 51, 42, 56, 49, 47]
En el caso de los ensayos clínicos encontrados, las conclusiones son diferentes y cada
uno sugiere puntos distintos, pero todos están dirigidos hacia dos fines en común: el
primero es las ventajas y desventajas de la colocación de diversos tipos de stents en el
conducto pancreático contra el uso de esfinterotomía para permitir una descompresión
suficiente para revertir el proceso de pancreatitis biliar aguda; el segundo es el uso de
técnicas más modernas de imagenología como colangiografía por resonancia magnética,
el ultrasonido endoscópico e intraductal para realizar un diagnóstico claro y preciso de
litos y lodo biliar para usar en un momento correcto la CPRE. Así mismo tres de estos
ensayos clínicos mencionan situaciones independientes en las cuales la elección
terapéutica de la CPRE no va relacionada con las guías de práctica o los diversos
artículos de investigación, como son la disfunción del esfínter de Oddi como factor
independiente de la presencia de pancreatitis biliar recurrente y el uso electivo de CPRE
es una opción; la pancreatitis biliar recidivante en el embarazo en donde ya sea una
esfinterotomía o una colecistectomía son una alternativa segura respecto al manejo
conservador en donde se presenta una recidiva de la enfermedad; y finalmente el uso de
CPRE sin fluoroscopia en una unidad de cuidados intensivos, sitio en donde no todos los
hospitales cuentan con la infraestructura necesaria para hacer uso de esta técnica de
imagen pero que una CPRE puede ser realizada en la UCI por un endoscopista con
experiencia y evitar así complicaciones y evitar tratamientos de mayor riesgo. [52, 55, 54,
57, 59, 48, 50, 46, 45, 62]
12. Discusión
También en este año Petrov et. al. publica que las indicaciones para la CPRE temprana
no deben basarse en severidad predicha, sino más bien sobre la duración de la
obstrucción biliopancreática. Teniendo en cuenta que la ausencia de obstrucción
biliopancreática transitoria se asocia con un curso de la pancreatitis biliar aguda sin
incidentes y teniendo en cuenta que, en la mayoría de los pacientes, los cálculos del
conducto biliar principal pasan espontáneamente en el duodeno, imágenes previas del
conducto biliar no son requeridas en pacientes sin obstrucción biliopancreática ni en
obstrucción transitoria. En los pacientes con una sospecha de obstrucción persistente,
USG endoscópico o colangiografía por RM están indicados La obstrucción persistente
puede definirse arbitrariamente al presentarse con una duración de al menos 48 horas.
Otros estudios deben definir si este período puede ampliarse con seguridad más allá de
este punto del tiempo. La CPRE temprana con la descompresión biliar está garantizada
sólo en pacientes con colangitis aguda y aquellos con obstrucción persistente. [7]
Entre 2008 y 2009 existen 4 meta análisis sobre este tema, los autores concluyen una
opinión similar: Moretti et. al. dice que la Colangiopancreatografía Retrograda
Endoscópica temprana reduce las complicaciones relacionadas con la pancreatitis en
pacientes con pancreatitis severa predicha aunque la mortalidad no se ve afectada y que
la pancreatitis moderada no tiene ninguna ventaja sobre el manejo conservador; Petrov et.
al. autor de dos de estos artículos concluye el uso de CPRE en pacientes con pancreatitis
biliar moderada y severa predicha no reduce el riesgo de complicaciones locales o
sistémicas ni de mortalidad; finalmente Uy et. al. menciona que hay una tendencia mayor
de mortalidad del uso temprano de CPRE con o sin esfinterotomía pero remarcando que
más estudios son necesarios, dejando esta modalidad de tratamiento para usarse solo en
la sospecha de colangitis u obstrucción ampular. [53, 56, 58, 61]
El meta-análisis de Cochrane que incluye los tres ensayos (Neoptolemos et. al., Fan et.
al. y Folsch et. al.) concluye que la CPRE temprana disminuye significativamente la tasa
de complicaciones en pacientes con pancreatitis grave prevista. Otro meta-análisis, que
fue publicado al mismo tiempo, se acercó a este tema de la exclusión de pacientes con
colangitis aguda, Petrov et. al. incluyeron los ensayos por Neoptolemos et. al., Folsch et.
al. y Oria et. al. y excluidos del estudio por Fan et. al. porque no proporcionó datos
separados de colangitis aguda. Este meta-análisis no pudo demostrar un beneficio
sustancial de la CPRE temprana incluso en pacientes con pancreatitis grave prevista. Los
autores notaron que en el caso había incluido el estudio por Fan et. al., los resultados no
se diferenciaban. [6] De aquí Kapetanos et. al. concluye que la CPRE temprana debe ser
reservada para los pacientes con colangitis aguda sobrepuesta a la pancreatitis aguda;
No hay ninguna indicación para CPRE urgente en pacientes con pancreatitis leve sin
colangitis; y en casos con pancreatitis biliar severa puede ser difícil el diagnóstico
diferencial entre la colangitis aguda y pancreatitis con SIRS. En esos pacientes se debe
hacer todo lo posible para identificar obstrucción biliar, incluyendo colangiografía por RM y
USG endoscópico cuando son accesibles, antes de recurrir a la CPRE. [64]
En 2009 una revisión sistemática de casos llevado a cabo en Italia sobre 1000 pacientes
dirigida a determinar los riesgos de realizar CPRE en pacientes con pancreatitis biliar
aguda con un índice ASA (American Society of Anesthesiology) elevado. Los datos
reportados en este estudios indicaron que los pacientes con un riesgo anestésico elevado
tenían un riesgo significativamente mayor de pancreatitis aguda severa. Complicaciones
tempranas después de la endoscopia no fueron relacionadas con la edad u otras
morbilidades, incluso si las muertes ocurrieron solo en pacientes con un curso grave de la
enfermedad. Concluye al final que el tratamiento endoscópico parece ser seguro y
efectivo en pacientes con un alto riesgo anestesiológico que cursen con pancreatitis
aguda. Después de excluir a la edad como un factor importante, la supervivencia se
mantuvo relacionada con el índice de ASA. Los resultados de este estudio apoyan la
hipótesis de que la esfinterotomía Endoscópica puede ser considerada como tratamiento
definitivo en la pancreatitis biliar aguda y un grado alto en el índice de ASA, influyendo
también en las decisiones del cirujano para operar a pacientes con un alto riesgo
anestésico. [27]
Un estudio prospectivo italiano publicado en 2010 menciona que más esfuerzo tiene que
ser hecho por las sociedades científicas nacionales e internacionales y por los servicios
nacionales de salud para aplicar las directrices publicadas con el fin de disminuir el
número de exámenes innecesarios de CPRE, ahorrando recursos, también hizo hincapié
en que deberían revisarse las directrices para el tratamiento endoscópico de la
pancreatitis biliar aguda. De hecho, la ultrasonografía endoscópica ha surgido como una
alternativa diagnóstica a la CPRE y, como lo demuestran los resultados de meta-análisis
recientes, el uso de USG endoscópico, este reduce significativamente el riesgo de
complicaciones totales en comparación con la CPRE; realizando primero USG
endoscópico, CPRE puede evitarse salvo en dos tercios de los pacientes con cálculos en
el conducto biliar común. En conclusión, los resultados de varias encuestas realizadas en
Europa indican una falta de cumplimiento de las directrices relativas a las indicaciones de
endoscopia intervencionista. El estudio concluye que se debería hacer un mayor esfuerzo
por sociedades científicas y por los servicios nacionales de salud para crear directrices
actualizadas y evaluar su correcta aplicación. [45] Este estudio es apoyado por De Lisi et.
al. que en una revisión sistemática de 2011 explica que una estrategia basada en
Ultrasonido Endoscópico antes de una CPRE en pacientes con pancreatitis biliar es una
estrategia efectiva para determinar cuándo usarla como tratamiento. [51]
En un estudio nacional holandés, van Geenen et. al. en 2010 concluye que la inmensa
mayoría de los gastroenterólogos holandés atestiguan un papel importante para la CPRE
en pancreatitis biliar aguda, pero las indicaciones de cuando realizar CPRE, sus tiempos y
la aplicación de esfinterotomía varían mucho y no siempre están en consonancia con las
guías holandesas u otros publicados internacionales. Los resultados de este estudio
destacan la necesidad de estudios aleatorios comparativos adicionales definir el papel de
CPRE (temprano) en ABP. [26]
El análisis realizado por el Tse et. al. en 2012 informa que en pacientes con pancreatitis
aguda biliar, no hay ninguna evidencia que el uso temprano de rutina de la CPRE afecte
significativamente la mortalidad y las complicaciones locales o sistémicas de la
pancreatitis, independientemente de predecir severidad. Los resultados, sin embargo,
apoyan a las recomendaciones actuales que la CPRE temprana se debe considerar en los
pacientes con colangitis coexistente o la obstrucción biliar. [43]
La revisión sistemática publicada más reciente en 2013 sobre este tema es una revisión
sistemática de acuerdo a las guías del Prefered Reporting Items for Sistematic Reviews
and Meta-Analyses Sistem, realizado en PubMed en agosto de 2011 en el que se
revisaron meta-análisis y guías sobre el uso de CPRE en pancreatitis biliar aguda. Se
incluyen ocho meta-análisis y 12 guías. El estudio muestra que existe un consenso en que
la CPRE está indicada en caso de pancreatitis biliar aguda con colangitis o colestasis
persistente coexistente. Por excepción del primer meta-análisis, todos los estudios
incluidos desaprueban la CPRE temprana en pancreatitis leve predicha, y que no existe
un consenso con respecto al papel de CPRE temprana en pancreatitis biliar aguda severa
prevista, ya que 3 meta-análisis y 1 de las guías no aconsejan esta estrategia. Se
recomienda CPRE temprana rutinaria en pancreatitis biliar aguda grave prevista en 7 de
las 11 guías. El estudio concluye que no hay consenso en las guías y los meta-análisis en
CPRE indicada en pacientes con pancreatitis biliar aguda coexistente con colangitis o
colestasis persistente. [42]
Las principales innovaciones acerca del uso de la CPRE provienen de los ensayos
clínicos. Alper et. al. explica que la necesidad terapéutica de la CPRE está determinada
con un efecto similar por el ultrasonido endoscópico y la Colangiopancreatografía por
resonancia magnética en pancreatitis biliar aguda moderada. Kim et. al. encuentra que el
uso de ultrasonografía intraductal en combinación con la esfinterotomía vía CPRE puede
ser útil para la reducción de ataques recurrentes de pancreatitis biliar. Ding et. al. obtiene
como resultado que la colocación de stent en el conducto pancreático es un
procedimiento seguro y efectivo para drenaje pancreático y revertir el proceso de
pancreatitis biliar y así reducir el uso de esfinterotomía que tiene mayor probabilidad de
presentar complicaciones. Dubravcsik et. al. también menciona las ventajas de la
colocación de un stent, pero además sugiere que el uso combinado con esfinterotomía
resulta en una disminución significativa de complicaciones con una mejoría clínica durante
el curso temprano de pancreatitis biliar. [50, 52, 55, 57]
13. Conclusión
-Siempre tomar en cuenta que la CPRE es un tratamiento que conlleva diversos riesgos,
y por tanto cada paciente debe ser valorado de manera individual
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65 Primo J. Niveles de evidencia y grados de recomendación (I/II) Enfermedad Inflamatoria Intestinal al día -
Vol. 2 - Nº. 2 - 2003
Anexos
Anexo 1
Autor(es):_______________________________________________________________________________
Tipo de Articulo:
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Fecha de Publicación:
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Idioma de Publicación:
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País de Origen:
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Objetivo del
Articulo:________________________________________________________________________________
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Discusión del
Articulo:________________________________________________________________________________
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Conclusión del
Autor(es):_______________________________________________________________________________
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