Camarero Seleccion
Camarero Seleccion
Camarero Seleccion
1
!
138 de 227
218 Hcnuí11 C1111111rero Co111.11nismo y rnlturn obrera 219
tiempo del ocio, interpretado como las horas dedicadas a las activida-
que los comunistas nunca dejaron de emplear para dar cuenta de
des recreativas, particularmente culturales y deportivas. 1
sus iniciativas. En este libro, se la considera una categoría que per-
Es posible que las diferentes formas de "ocio alienado" generadas
mite englobar el entramado de prácticas y agencias polític~-~ultu-
en la cultura de masas 2 no hubieran alcanzado, hasta los primeros
rales que tenían como protagonistas principales a colect1v1dades
años treinta, una hegemonía tota1 en el imaginario de las clases subal-
de trabajadores; también incluye un conjunto de actitudes, creen-
ternas y, más específicamente, en el de la clase obrera, aunque era
cias, patrones de comportamiento, imaginarios y rituales 5 , art~cu-
evidente el enorme espacio que iban adquiriendo. Sus expresiones
lados en torno a una identidad obrera, que traslucen una concien-
eran múltiples, entre otras, el creciente impacto de la radio que inva-
cia de clase proletaria. 6 De todos los posibles sentidos implicados
día los hogares y permitía modos nuevos de comunicación y propa-
en la categoría cultura obrera, aquí se privilegia el que se refiere al
ganda; la aparición del cine sonoro; la multiplicación de las revistas
desarrollo de formas asociativas y hábitos ligados a la instrucción
populares y la literatura de kiosco generadas por una nueva y pujante
y a la recreación de los trabajadores.
industria editorial; la progresiva profesionalización del fútbol; la su-
Estos fenómenos se situaron sobre un camino abierto por el anar-
pervivencia del circo, el vodevil y las formas de teatro menor. 3 Sin
quismo y el socialismo. Se ha afirmado que esa senda hab_ía permitido
embargo, subsistieron, cada vez con mayor dificultad, prácticas gene-
constituir una "cultura alternativa", en donde" ... los trabajadores crea-
radas por sectores proletarios, que intentaban competir con estas di-
ban sus espacios de sociabilidad: efectuaban representaciones teatra-
versificadas ofertas de distracción. El PC participó en ellas y recorda-
les, bailaban, cantaban, se educaban, entonaban sus himnos, desple-
ba siempre a sus adherentes el esmero con el que debían asumir su
gaban sus símbolos". 7 En aquellos tiempos, mantuvo su vitalidad el
intervención en el campo: "Las fracciones comunistas deberán crear-
se en otras instituciones que también tengan influencia sobre las ma-
sas trabajadoras, por ejemplo, en las Bibliotecas culturales, clubes de-
portivos de barrio, sociedades de fomento, etc., en donde existe un 5 Sobre la discusión acerca del empleo del término "cultura" en relación con
amplio campo de acción, si se sabe aprovechar inteligentemente". 4 este conjunto de factores, y el modo en que pueden ser distinguidos como propios
Esto remite a la existencia de una "cultura obrera", un término de las clases subalternas, remitimos, entre otros, a Cario Ginzburg, El queso )' los
gusanos. El cosmos, seg1Ít1 un 1110/inero del siglo XVI, Barcelona, Muchnik, 1996, pp. 10 y ss.
6
Sobre la categoría "cultura obrera" en sentido amplio, remitimos a tres auto-
res ingleses. El primero es R. Hoggart, con su clásico estudio escrito _en 1957 Y
1 traducido al castellano como La cultura obrera en la sociedad de masas, op. cit., forjado
Para una ampliación del tema, Norbert Elias y Eric Dunning, "La búsqueda
sobre experiencias personales, precisamente, de las décadas de 1920-1930. En esa
de h1 emoción en el ocio", en ídem, Deporte y ocio en el proceso de la civilizació11, Méxi-
obra, el aut~r entiende que el proletariado británico había logrado constituir, antes
co, FCE, 1995, pp. 83-115.
y durante ese tiempo, una "valiosa cultura propia" -posteriormente erosionada por
"El análisis clásico sobre la alienación en el tiempo libre que hemos contem-
los instrumentos de la cultura urbana de masas-, que se expresaba en gustos, cos--
plado es el de Max Horkheimer y Theodor W Adorno, Dialéctica del I/11111i11is1110,
tumbres, estilos de habla y hábitos df un carácter distinguible e inconfundible. E!
México, Sudamericana, 1997, pp. 146-200.
3 segundo es E. Hobsbawm, con sus artículos dedicados al tema, como "La forma-
Una reflexión temprana acerca de este asunto, en]. J. Sebreli, B11e11os Aires,
ción de la cultura obrera británica" (en El 11111,zdo del trabajo. Estudios históricos sobre la
uida colidia11a y alirnació11, Buenos Aires, Siglo Veinte, 1965, pp. 170-179. Sobre el
Jon11ació11 y evolució11 de la clase obrera. Barcelona, Crítica, 1987, pp. 216-237). El ter-
avance de las distintas expresiones mencionadas, además de los textos aludidos en
cero es G. Stedman Jones, especialmente por su "Cultura y política obreras en
el resto del capítulo, Beatriz Sarlo, "La radio, el cine, la televisión: comunicación a
Londres, 1870-1900: notas sobre la reconstrucción de una clase obrera" (en Le11-
distancia", en La i111agi11ació11 téwica. Sueiios modernos de la wlt11ra arge11ti11a, Buenos
guajes de clase. Estudios sobre la historia de la clase obrera inglesa. Madrid, Siglo XXI,
Aires, Nueva Visión, 1992, pp. 109-134.
4 1989, pp. 175-235).
"A todas las células, comités de barrio y delegados a la segunda conferencia de 7
Mirta z. Lobato y Juan Suriano, La protesta social en la Argmtina. Buenos Aires,
la C.,pital", CL del PC, Capital Federal, 17/8/26, p. 5.
FCE, 2003, p. 33.
139 de 227
220 Hernán Camarero Comunismo y cultura obrera 221
despliegue cultural del PS en el seno de la clase trabajadora: centena- mostraba una confianza ciega en la asociación entre la ciencia y el
res de bibliotecas obreras, centros de estudios, escuelas libres y ate- progreso. De estas fuentes provinieron los comunistas, quienes se
neos de divulgación; una universidad popular, la Sociedad Luz, fun- habían escindido del PS en un período demasiado cercano.
dada en 1899, que desde 1922 dispuso de un espléndido edificio Aunque no alcanzó ni la envergadura ni el carácter sistemático
propio en Barracas, en el que impulsó cursos de los más variados que presentó la del PS, la empresa cultural comunista en el mundo
temas; coros, conjuntos teatrales y musicales; miles de conferen- del trabajo también fue relevante durante este período y lo suficiente-
cias y visitas a museos; proyecciones cinematográficas; editoriales mente densa como para convertir al PC en una "escuela de sociabili-
que encaraban una intensa obra difu~ora; un despliegue perma- dad" para ciertos sectores del movimiento obrero. 11 Fueron sus ins-
nent_e de camp~ñas sanitarias, higienistas, antialcohólicas y de pro- trumentos las bibliotecas, los clubes deportivos, los círculos infanti-
filaxis sexual. Angel M. Giménez, el orientador de la política cul- les, entre otros. Ciertamente, muchas de estas organizaciones apare-
tural del PS, estipulaba hacia 1926: "Todo centro socialista debe cían vinculadas y paralelas, y se sostenían a partir de la pertenencia
tener: a) Una biblioteca pública, bien organizada, la que deberá múltiple de los mismos militantes a las mismas asociaciones. Ales-
ser complementada con lecturas comentadas y conferencias; b) Una sandro Pizzorno denominó formas de incrustaciones asociativas, a este
sección coral y cuadro artístico y musical; c) Una biblioteca y re- fenómeno recurrente en el que los partidos, por su predisposición y
creo infantil; d) Una sección de propaganda antialcohólica, de hi- capacidad, logran capturar la iniciativa colectiva. 12 En las páginas que
giene social y de excursiones; e) Una sección deportiva". 8 Todos siguen, se reconstruye esta apuesta cultural del PC y se recorren sus
estos emprendimien tos revelan la presencia de una verdadera es- distintos emprendimientos. Asimismo, se analizan algunas caracte-
trategia del PS en el tema, ambiciosa, coherente y sistemática, aun- rísticas del discurso, de los valores y del sistema de representaciones
que afectada, reconocía Aricó, por un "carácter abstractamente simbólicas que se hallaban detrás de ellos.
pedagógico y privilegiador de la divulgación científica". 9 Como
afirmaba Portantiero acerca de estas redes de socialización: "De-
trás de una concepción ostensiblemente iluminista -educar al tra-
bajador como parte de la formación de una cultura política demo-
crática- se advierte la preocupación, a la manera de la socialdemo- 11 "École de sociabilisation", en el marco de una "culture ouvriere", es el térmi-
cracia europea, por constituir una suerte de 'sociedad separada' no utilizado en un texto sobre el PCfrancés, que analiza el mismo tipo de prácticas
que abarcaba desde recreos infantiles hasta tiendas cooperativas, a las que nos referiremos en este capítulo. Raymond Pronier, "Fragments d'une
pasando por escuelas de oficios y ateneos de divulgación científi- culture de bastion", en A. Spire (ed.): La wlture des ca111arades. Que reste-t-il de la
10
c_a " . E ra 1a propuesta del que aparecía concebido como un "par- wlture communiste?, op. cit., pp. 143-145. La definición del PC argentino como so-
tido de la modernidad", influido por un legado positivista, que ciabilidad particular es señalada en un escrito que atiende a un período posterior al
nuestro: Ricardo Pasolini, "Comunistas argentinos. Identidades políticas, tópicos
ideológicos y vida privada, 1950-1970", en M.E. Spinelli, A. Sevetto, M. Ferrari y
G. Closa (comps.), La conformación de las identidades políticas en la Argentina del siglo
8
XX, Córdoba, UNC/UNCPBNUNM dP, 2000, pp. 281 y ss. También se ha estu-
Á. M. Giménez, "Treinta años de acción cultural", en Páginas de historia del diado la experiencia del comunismo británico como un submundo social, político
mouimiento social e1z la RepúblicaArgenti11a, Buenos Aires, Sociedad Luz, Imprenta La y cultural basado en tradiciones, reglas y prácticas de sociabilidad propias, en Ra-
Vanguardia, 1927, p. 86. phael Samuel, "The Lost World of British Communism", New Lejl Review, 154,
9
José Aricó, La hipó!esis de Justo. Escritos sobre el socialismo en América Latina, Bue- London, november-december 1985.
nos Aires, Sudamericana, 1999, p. 144. 12 A. Pizzomo, "Introducción al estudio de la participación política", enM.W,
10
Juan Carlos Portantiero, "Nación y democracia en la Argentina del nove- Parlicipación y cambio social en la problemática conlemporánea, Buenos Aires, Siap-Plan-
cientos", Pi11110 de Vista, rv, 14, marzo/julio de 1982, p. 6. teos, 1975, pp. 78-79.
140 de 227 :l
222 Hernán Camarero Co,'nunismo y wlt11m obrera 223
l. LAS POLÍTICAS PARA UNA INSTRUCC IÓN OBRERA las implantadas en otras regiones del país, especialmen te en La
Plata-Beriss o y Zárate, y las provincias de Córdoba, Santa Fe y
Comencem os con las iniciativas desplegadas en el campo de la ins- Tucumán).
trucción. Uno de los instrumento s privilegiado s para el desarrollo Las bibliotecas obreras comunistas estaban sostenidas por los
de las experiencia s de formación cultural comunista fue la Biblio- miembros y allegados al partido, y postulaban una total autonomía
teca Obrera, que casi siempre ostentaba también el título de Cen- frente al "estado burgués". Precisamen te, encontraban allí el ele-
tro de Cultura o Asociación Cultural. En las décadas de los veinte mento de distinción con las llamadas "bibliotecas populares'', lo
y los treinta, aún se mantenía esa larga tradición• existente en el que puede advertirse en las palabras con las que un dirigente sin-
país, particularm ente en Buenos Aires, con respecto a este tipo de dical cordobés del partido saludaba la inauguració n de una de es-
institucione s. Desde las últimas décadas del siglo XIX y, por lo
13
tas institucione s:" ... habló sobre el tema 'Labor de las bibliotecas
menos, hasta la aparición del peronismo, una de las primeras ta- obreras', explicó el significado de las mismas, señalando la dife-
reas que encaraba todo nuevo sindicato o federación gremial era rencia que hay con las bibliotecas que se dicen 'populares', que no
15
constituir su propia biblioteca. Los anarquistas, los sindicalistas y, son otra cosa que bibliotecas subvencion adas por la burguesía".
especialmen te, los socialistas conformaro n centenares de ellas en Sin embargo, el PC también apoyó algunas bibliotecas populares
sus locales y centros. Para ilustrar con algunas cifras la permanen- ubicadas en barriadas obreras, parcialment e financiadas con fon-
cia de este fenómeno, señalemos que, hacia marzo de 1932, exis- dos públicos. Un ejemplo en este sentido fue la Biblioteca Ve-
tían unas 400 Bibliotecas Obreras creadas por el PS, con un pro- ladas de Estudio después del Trabajo, ubicada en Avellaneda
medio de 3.000 a 6.000 volúmenes cada una, repartidas por casi (Galicia 667). 16
todas las provincias y territorios nacionales (entre ellas, 56 en Ca- Los nombres de las bibliotecas y centros de cultura comunistas
pital Federal y 180 en la provincia de Buenos Aires); el Vigésimo (Cuadro 4) remiten a un conjunto heterogéneo de próceres (militan-
segundo Congreso Ordinario del PS, de mayo de 1934, calculaba tes, pensadores, científicos y escritores) proveniente s de las tradicio-
que esa cifra se había elevado a 772 (además de 19 centros cultura- nes marxista o "progresista", y también a una serie de valores y sím-
les).14 El emprendim iento comunista que ahora exhibiremos fue bolos ligados a ellas (en los que se observan improntas iluministas y
más acotado, pero no resultó insignifican te. En Capital-GB A, he- románticas). El recurso a figuras argentinas sólo alcanzó a dos casos:
mos podido reconstruir la existencia de casi una treintena de estas el paleontólog o y naturalista Florentino Ameghino y el intelectual
institucione s impulsadas por los comunistas (a las que se sumaban romántico Esteban Echeverría.
13
L. H. Gutiérrez y L. A. Romero, "Sociedades barriales y bibliotecas po-
15
"Inauguración de la Biblioteca del bloque obrero y campesino de Oliva", LI,
pulares", en L. H. Gutiérrez y L. A. Romero, op. cit., pp. 69-105. Pero aquí el XI, 3309, 7/9/29, p. 3.
fenómeno de las bibliotecas obreras es englobado y subsumido en el de las
16
Fundada por anarquistas, en 1926 contaba con unos 200 socios y 1.500 libros.
"bibliotecas populares", como instrumentos de la cultura barrial. Un estudio En esa época, el PC denunciaba que tanto el intendente Barceló como el goberna-
local sobre las bibliotecas impulsadas por socialistas, anarquistas y comunistas: dor Cantilo habían dejado de aportar los fondos que aseguraban su funcionamien -
El isa Pasto riza, Los tra{J11jr1dores de Mar del Plata e11 vísperas del peronis1110, Buenos to: "Biblioteca Popular 'Veladas de Estudio después del Trabajo"', LI, IX, 1237, 4/4/
Aires, CEAL, 1993, pp. 107-IJ-0. 26, p. 3. La biblioteca pudo sobrevivir (incluso hasta hoy, bajo control municipal) y,
l-1 Á. M. Giménez, Nuestras bibliotecas obreras, Buenos Aires, Sociedad Luz, 1932.
en los años siguientes, experimentó aún más la influencia comunista. Fue allí don-
J. Godio, El movimieuto obrero argenti110 (1930-1943), op. cit., p. 118. E.J. Corbiere, de, en 1934, el pintor Juai'1 Carlos Castagnino, escapando de la persecución políti-
"La cultura obrera argentina como base de la transformació n social (1890-1940)", ca, vivió oculto unos meses y pintó un mural en agradecimient o a los obreros que
Herramieuta, V, 12, otoño de 2000, pp. 91-104. le habían dado cobijo.
141 de 227
224 Comunismo y wlwra obrera 225
Hemán Camarero
Algunas de estas bibliotecas tenían cierta tradición y enverga-
Cuadro 4. "Bibliotecas Obreras)J/"Centros de Cultura)} del PC
dura. Era el caso de la Esteban Echeverría, que actuaba en el barrio
Capital y Gran Buenos Aires, 1925-1930 '
porteño de Flores desde la primera década del siglo (aún en el
Nombre Áreas de influencia y domicilios seno del PS), y, hacia fines de 1926, contaba con casi tres mil li-
Esteban EchetJerría Flores - Helguera 874, Argerich 778 bros; o el de la que llevaba el nombre de Engels (inicialmen te ubi-
Genninal Villa Crespo - Padilla 794 cada en Avellaneda y luego mudada a Barracas), con más de dos
RenotJación Villa Crespo - Canning 871, luego Vera 587 y mil volúmenes de carácter social, literario e infantil hacia media-
Camargo 930 dos de 1927. Cada biblioteca tenía su correspond iente Comisión
Sol de la humanidad Nueva Pompeya - Fournier 3086 Administrat iva, en la que, generalmen te, actuaban un secretario
Emilio Zola Píñeyro/Gerli/Villa Porvenir (Avellaneda) - general, un secretario de actas, un tesorero, cuatro vocales, dos
Galícía 215 revisores de cuentas y seis bibliotecari os (uno por cada día de aten-
Federico EngeL, Villa Garbarino (Avellaneda) - s/d, luego ción, de lunes a sábado, siempre por la noche). Los informes in-
Patricios 1689 (Barracas) ternos del PC destacaban la importancia que revistaban estas enti-
Rosa Luxembwgo V Domínico/S arandí/Dock Sud (Avellaneda) - dades y recordaban el modo en que debían ser financiadas: "Será
Mitre 2219, Mitre 2108, Belgrano 742
especial cuidado de los Comité de Barrio el de ponerlas en fun-
Karl Liebknecht Lanús - s/d
cionamient o regular, permitiendo así que se acerquen a nuestra
Día a día más luz Villa Industriales (Lanús oeste) - Groenlandia
3694 organizació n una cantidad apreciable de obreros. No olvidar que
Unión Obrera Ciudadela - Luchter 42 dichas bibliotecas no tienen que ser una carga para el partido, sirio
Florentino Ameghino que deben ser sostenidas económicam ente por los lectores que a
Ramos Mejía - s/d
Renovación ellas concurran" . 17 En los periódicos obreros impulsados por el
Haedo - Cosmopolita 1725
PC, se instaba a los trabajadores a asociarse a estos centras y, en los
Florentino Ameghino Quilmes - s/d
órganos de carácter interno, se planteaba esta tarea como una obli-
Albino Aigiielle.i ; Nueva Pompeya - Guaraní 149
gación para todo adepto. 18 Algunos tenían su propio periódico, en
Renovación Adrogué - s/d
los que comentaban las obras que iban ingresando al catálogo y las
Am~os del Comunl,mo La Boca - Suárez 282
actividades realizadas por la institución; ocasionalm ente, fijaban
Anata/e France Almagro - Bulnes 755
posiciones sobre problemas del barrio, como la inseguridad , los
León ToL,toi Boedo - Caray 3746
servicios públicos, entre otros.
Enrique G. Miiller Balvanera - Castelli 123, Larrea 278 Viamonte
2999 La literatura que circulaba en las bibliotecas comunistas pro-
'
vóltaire cedía, en buena medida, de La Internacion al, la editorial del PC,
Villa Luro - Gaona 6409, Gaona 6461
cuyo catálogo se reproducía diariamente en el órgano oficial del
La Comuna Balvanera - Moreno 3281
partido. Hasta fines de los años veinte, esta editorial funcionaba
Trabajo Boedo - Caray 3746
Antorchn de la Vt>rdad La Paternal - Nicasio Oroño 2211
Florentino Ameghino Villa Devoto - Pedro Lozano 404 7
Máximo Gorki Villa Domínico (Avellaneda) - s/d
Carlos Marx Piñeyro (Avellaneda) - Río Cuarto 600 17 ''A todas las células, comi(és de barrio y delegados
a la segunda conferencia
[Julio Antonio Melln La Boca - Lamadrid 658 de la Capital", Comité Local del PC de la Capiral Federal, 17/8/26, p. 4.
18 "Los afiliados deben intervenir en las comisiones,
bibliotecas y sindicatos",
F11enre: Elaboración propia basada en los periódicos de las bibliotecas y en La iAlertal ("Comité de Barrio de Avellaneda"), I, 1, noviembre de 1927, p. l.
lntemacional (1925-1930).
142 de 227
226 Hen11í11 Camarero Comunismo y wltura obrera 227
en Independen cia 4168/70, local central que operaba como li- yecto de "revolución democrática ". 2º Así, y como parte de cierta di-
brería y sede de La Impresora, donde se confeccion aban los námica antiintelectu al de la que el estalinismo haría gala en todo el
materiales partidarios . Sólo una parte de catálogo era impreso mundo, muchos de los autores mencionado s desaparecieron de los
por LI; la mayoría eran libros que el sello sólo se dedicaba a estantes de las bibliotecas comunistas, que acabaron privilegiando
comercializ ar. Ya desde 1925, en el listado se ofrecían más de aquellas obras que encajaban mejor en la ideología "marxista-le ninis-
un centenar de obras, cifra que se duplicó y triplicó en los años ta" o que reproducían las resoluciones de los organismos partidarios
siguientes. La mayoría de los títulos se inscribía en una literatura y de la IC. Precisament e, desde 1929 el PC impulsó,jun to al SSA de
socialista y anticapitalis ta: obras de Marx, Engels, Lenin, Rosa la IC, una nueva editorial, llamada Sudam (acompañad a de algunas
Luxemburg o, Paul Lafargue, Clara Zetkin, Radek, Bujarin, Ko- otras de efímera existencia), que constituyó una expresión clara del
llontay, Lunacharsky, Stalin y Trotsky (por razones obvias, sólo hasta cambio. Con la adopción delfrente popular en 1935, otras casas edito-
mediados de 1928), entremezcla das con algunas de los anarquistas ras y publicaciones suplantarán, a su vez, este catálogo. El nuevo dará
Kropotkin y Elíseo Reclus. En segundo lugar, una selección de cuenta de un viraje radical respecto de las anteriores concepcione s
obras de la "cultura universal", especialmen te aquellas pertene- historiográficas y políticas, porque contendrá una recuperación de la
cientes a la narrativa decimonóni ca, que evidenciaba n un conteni- tradición intelectual liberal iniciada con la Revolución de Mayo y con-
do social, humanista, romántico o naturalista moralizante (buena tinuada por la generación del 37 (reivindicará abiertament e los nom-
parte de la obra de Víctor Hugo, Zola, Gorki, Tolstoi, Dostoievski bres de Moreno, Alberdi y Sarmiento). 21
e Ibsen). También, varios textos de escritores contemporá neos en El momento de mayor desarrollo y apertura de las bibliotecas co-
los que se filtraba un espíritu antiburgués , antimilitaris ta o solida- munistas transcurrió durante la mayor parte de los años veinte. En
rio con la Revolución Rusa: los integrantes del grupo francés Cla- aquella época, y como también era frecuente en las que animaron las
ridad Romain Rolland y Henri Barbusse, el norteameric ano Up- otras tendencias de izquierda, estas institucione s, además de las tareas
ton B. Sinclair, el francés Anatole France, el británico H. G. Wells formalment e asignadas (la promoción de la lectura y el almacena-
y otros. No faltaban obras clásicas de representan tes de la ilustra- miento de libros), realizaron múltiples experiencias de instrucción y
ción (Rousseau, Voltaire y Diderot). Entre los nombres locales, se sociabilidad cultural: cursos, lecturas comentadas , conferencias, obras
destacaban Echeverría, Ingenieros, algunos intelectuales de la Aso- de teatro, concursos de poesía, veladas literarias y musicales, entre
ciación Amigos de Rusia y los escritores libertarios Alberto Ghi- otras, siempre con el objetivo de que los obreros se ilustrasen en los
raldo y Julio R. Barcos. Este bricolage de autores y títulos estaba
presente en todas las institucione s culturales de la clase obrera desde
su momento formativo. 19
Sin embargo, cuando el PC se embarcó en la estrategia del tercer
2º Por ejemplo, R. Ghioldi, "Juan B. Alberdi", Soviet, II, 7, julio
período, especialmen te a partir de los años treinta, la visión sobre mu- de 1934, PP·
21-24, en donde se ataca a aquella figura y a las de Sarmiento, Mitre, Ingenieros y
chos de estas figuras se alteró, y comenzaron a ser tachadas de varian-
otras, y se intenta mostrar su contenido "de clase".
t-=s de k cultun-¡ el p~ns;-.micntc burr:;ueses. D~sde entonces, toda la 21 El abrupto cambio político-intele ctual del PC de 1928,
cuando se imponen
tradición de mayo y la historia nacional liberal fueron juzgadas reac- las visiones del tercer período, y el modo en que desde 1935 fue reemplazado por otro
cionarias, proimperiali stas y antipopulare s, e:>..'trañas a cualquier pro- en donde se habría descubierto la "cuestión nacional", la "historicidad" de la socie-
dad argentina y lo progresivo de la tradición liberal, en]. Aricó, La cola del diablo.
Itinerario de Gramsci en América Latina, Buenos Aires, Puntosur, 1988, pp. 181-185;
María Caldelari, "De la secta a la política", La Ciudad Futura, 4, marzo de 1987, PP·
19
Juan Carlos Torre, "Acerca de los estudios sobre la historia de los trabajado- 17-18; y D. Lvovich y M. Fonticelli, "Clase contra clase. Política e historia en el
res enArgentina", A,wario del IEHS, V, Tandil, 1990, p. 219. Partido Comunista argentino (1928-1935)", art. cit., pp. 199-221.
143 de 227
T 229
228 Hernán Camarero f_.; Comunismo y cultura obrera
f
valores anticapitalistas. Es decir, fueron, al mismo tiempo, ámbitos
¡ 23
té danzante familiar amenizado por orquestas. Otro tanto_ hacía, en
i¡
de erudición y de entretenimi ento. Veamos algunos ejemplos para la !-
Villa Crespo, la Biblioteca Germinal (en el Teatro Gral. ~htre) y, en
primera de estas funciones. Uno de los centros, hacia mediados de La Paternal, la Biblioteca Antorcha de la Verdad (en el C~ne Oeste).
1926, prometía para todos los lunes el ejercicio de " ... lecturas co- La Biblioteca Emilio Zola, de Avellaneda, montaba funciones en el
mentadas, empezando por el 'Libro de la Revolución' de Upton Sin- Salón Cosmopolit a, de Villa Alsina. La Biblioteca O~rer~ Renova-
clair; y todos los jueves a la misma hora, habrá clases de cantos revo- ción, de Haedo, organizaba comedias, lecturas de poes1~, numeras de
lucionarios a cargo del compañero M. Sciancolépore. Ningún obrero can to y guitarra, y bailes familiares en el Teatro Ri':'adav1a de esa zona.
simpatizante con los principios de la Internaciona l Comunista y que Varias de estas entidades también preparaban salidas campestres fa-
viva en la Boca debe estar ausente los lunes y jueves de estos actos miliares: los picnics en el balneario de Punta Chica o en aígún,recreo
educativos". 22 En varias de estas bibliotecas, se impartían clgses gra- de la Isla Maciel, y las excursiones en vapor al Delta·del Parana, pare-
tuitas nocturnas de las distintas asignaturas escolares. En ocasiones, cían ser las preferidas. . _
desde esos centras se promovían visitas guiadas a ám bitas específicos ¿cuál era la especificidad comunista en cuanto a las b1~hotecas
de la cultura, por ejemplo, al Museo Nacional de Bellas Artes, para obreras? Sus propuestas científicas y eruditas deb~an subordmarse al
estudiar las obras pictóricas y escuchar luego las reflexiones de algún objetivo de la lucha de clases, es decir, debían ser ~n m_strumento para la
conferencist a del partido o vinculado a éste. Las conferencias aborda- consolidación de una conciencia proletaria revoluciona na. Este argume~to
ban temáticas no muy variadas y se privilegiaban las que señalaban la aparece desplegado por un dirigente partidario, M. Punyet Albert1:
existencia de una cultura de los trabajadores, lo que queda evidencia- Es común caer en el error de pensar que una biblioteca
do por sus recurrentes títulos: "Misión de las bibliotecas y cultura mantenida por trabajadores debe preocuparse ante to~o
obrera" o "La revolución proletaria y la cultura". de los grandes problemas de la ciencia y de las creacio-
Detrás de la actividad de estas institucione s, se percibe un eco,
nes de la literatura [... ] tal criterio no respondeª. la ve~-
pero atemperado y mucho más aggiornado, de aquel propósito que dadera función de las bibliotecas obreras [... ]. S1 las bi-
definían a los centros del PS: comportarse como faros para la "eleva- bliotecas organizadas y mantenidas por obreros alimen-
ción cultural y moral" de la clase obrera. Ciertamente , en estas bi- tan la ilusión de que con una labor cultural pura se con-
bliotecas comunistas se advierte el intento por irradiar una cultura tribuye con mayor eficacia que con la acción a la eman-
erudita basada en modelos letrados clásicos, pero, al mismo tiempo,
cipación del proletariado , repetimos que erraría~ e_l ca-
en ellas se encuentra una creciente tendencia (mayor aún que la que
mino [ ... ]. Se trata de adquirir mediante estas bibliote-
aparecía en el caso socialista) a realizar concesiones o adaptaciones
cas, la cultura indispensabl e para mantener una lucha
con respecto a sus fines originarios de ilustración popular, evidencia- 24
tenaz contra la minoría que se ha adueñado del mundo.
da en actividades sociales más profanas. Señalemos algunos ejemplos.
La Biblioteca Esteban Echeverría de Flores organizaba festivales ar- En la historia de estas bibliotecas y centros, debe establecerse un
tísticos y cinematográficos, y conferencias sobre asuntos políticos na- corte en 1930. A partir del golpe militar ocurrido ese aÍlo, la persecu-
cionales e internaciona les, en el Teatro Boedo, en el Cine Ideal Palace
y en el Cine Imperio (ubicados a pocas cuadras), alternados con algún
23Una interesante foto del festiva\ de \a biblioteca en el Teatro Boedo en Revista
de Oriente. Órgano de la Asociación '!'l.migos de Rusia", I, 3, agosto de 1925, P· 19. Ade-
22
"Centro Boquense de Cultura y Propaganda", LI, IX, 1281, 28/5/26, p. 3. Un más: "Nuestros actos: \a conferencia sobre China", Boletín de la Biblioteca "Esteban
análisis de este tipo de prácticas, limitado al caso anarquista, en Dora Barrancos, Echeverría", I, 4, mayo de 1927, p. 2. _ . .
"Las lecturas 'comentadas': un dispositivo para la formación de la conciencia con- 24 "Los trabajadores y las bibliotecas. Conferencia en Biblioteca Florentino
testataria entre 1914-1930", Boletín CEJL, X, 16, diciembre de 1987, pp. 1-8. Ameghino", LI, XI, 3216, 10/12/27, p. 4.
144 de 227
230 Hernán Camarero Comunismo y cultura obrera 231
ción policial que sufrió el PC obligó al cierre forzado, al menos en su de enseñanza "proletarios" aparecen reflejados en la propaganda coti-
carácter público, de la casi totalidad de estas entidades, que funciona- diana del PC. Decía La Internacional a fines de l 925: "iPor la creación
ban, en general, dentro o al lado de los locales del partido o de los de escuelas obreras! iPor nuestros niños, que son carne de explota-
sindicatos hegemonizados por éste. Desde principios de 1932 y hasta ción en las escuelas del Estado y del Clero". 27 El éxito, sin embargo,
mediados de ese año, cuando el PC pudo salir del estado de clandes- se logró limitadamente, pues sólo pudieron constituirse escuelas en
tinidad casi absoluta y varios de sus locales e instituciones recupera- una comunidad étnico-lingüística en la que el PC actuaba con espe-
ron carácter público, emergió una nueva camada de bibliotecas y cen- cial fuerza: la judía (lo que se analiza en el próximo capítulo).
tros culturales comunistas. Una de las más activas fue la Asociación Al mismo tiempo, el PC propugnaba transformaciones en la edu-
Cultural Anatole France, que disponía de un salón de actos en Bel- cación estatal. 28 Los socialistas defendían la pedagogía sarmientina, la
grano 1732 y solía realizar diversas conferencias y veladas artísticas. escuela pública como espacio de socialización infantil para todas las
La Biblioteca Obrera Gutenberg (Gorriti 4912), dentro de sus múlti~ clases sociales y la escolarización de la niñez obrera. La posición de
ples tareas, organizó cursos de economía e iniciación marxista. 25 Otras los comunistas, en cambio, hizo hincapié en el combate a la enseñan-
bibliotecas, que ya existían antes, como Renovación, realizaron una za "burguesa, patriótica o religiosa" dentro de la educación pública.
intensa labor en este período, por ejemplo, festivales cinematográfi- En los programas del partido, además, se exigía que el Estado garanti-
cos. La represión que volvió a golpear al PC desde fines de 1932 des- zase el acceso al estudio a todos los hijos de obreros (con entrega
hizo la acción de muchas de estas instituciones. gratuita de útiles, merienda y vestimenta), el derecho de alumnos y
Examinemos ahora la estrategia comunista vinculada a la instruc- maestros a expresar sus opiniones y que se democratizaran los Con-
ción formal y sistemática en el mundo del trabajo. En este terreno, el sejos de Educación (propiciaba su elección por parte de alumnos,
PC navegó entre dos aguas. Por un lado, buscó desarrollar institucio- maestros y padres). 29
nes educativas propias, independientes del Estado: las "escuelas obre- Por otra parte, el PC tuvo una posición heterogénea frente al lla-
ras". Se retomaba aquí la vasta e:>..'Periencia que el PS había desarrolla- mado Movimiento de la Escuela Nueva, en apogeo durante las tres
do desde fines del siglo XIX con la creación de decenas de "escuelas primeras décadas del siglo XX, caracterizado por ideas democratiza-
libres". 26 Pero es evidente que, para los años veinte y los treinta, estos doras y progresistas, afines a una discusión del estatus del niño, de la
esfuerzos comunistas resultaban vanos frente al peso, prestigio y re- relación entre autoridad docente y libertad infantil, y de las modali-
cursos con que contaba el sistema de educación pública. De modo dades y didácticas de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Por un
que aquel intento "autonomista" se vio acompañado por propuestas lado, desde la provincia de Mendoza (escenario de una particular
de cambio radical del sistema, para hacerlo más propicio, útil y acce- mezcla de gremialismo docente combativo, feminismo y pedagogía
sible a los hijos de los trabajadores. Los esfuerzos por formar centros nueva), se destacó la e:>..'Periencia de la gran maestra y pedagoga Flo-
rencia Fossatti (1888-1978). Con una formación en la Universidad
de La Plata, Fossatti se desempeñaba como inspectora de Bibliotecas
25
En ella Bartolomé Bosio dictaba cursos sobre "Materialismo histórico" y
Pedro Milesi sobre "Organización sindical y política del proletariado". "Biblioteca
Cultural Obrera Gutenberg", BR, I, 53, 24/5/32, p. 2. 27 "Escuelas proletarias", LI, VIII, 1144, 26/9/25, p. 2.
26
Sobre las experiencias educativas del PS: D. Barrancos, Ed11cación, wlt11ra y 28 Aquí nos apoyamos en: Sandra Carli, Nitiez, pedagogía y política. Ti·a11iforn1acio-
rrabajadores (1890-1930), Buenos Aires, CEAL, 1991; ídem, La escena i/11111i11ada. Cien- 1tes de los diswrsos acerca de la infa11cia en la historia de la ed11cació11 arge11ti11a entre 1880 )'
cias para 'Ti-abajado res, 1890-1930, Buenos Aires, PI us Ultra, 1996; Marina Becerra, 1955, Buenos Aires, Miri.o y Dávila-UBA, 2002.
"¿fiestas patrias o fiestas socialistas? Rituales escolares e identidad socialista a prin- 29 "Proyecto de Programa del Partido Comunista de la Argentina", LI, VIII,
cipios del siglo XX", en H. Camarero y C. M. Herrera (eds.), El Partido Socialista en 1168, 29/10/25, p. 7; "Las reivindicaciones de las masas explotadas en la plataforma
Argentina .. , op. cit., pp. 97-119. electoral del PC", LI, XVI, 3424, 20/2/34, p. 4.
,,.
¡;
¡,;
145 de 227 ,:1
f
í
232 Hernán Camarero 233
Comunismo y cultura obrera
Populares y de Escuelas. Luego, fue una de las líderes de la huelga de alternativa que ofrecía el sistema soviético de instrucción, en donde sí
1919, en la que se conquistó el primer escalafón docente. Desde la se construía un "nuevo tipo de niño". En este sentido, Ponce semos-
Unión Gremial del Magisterio y la Asociación de Maestros de Men- traba enemigo acérrimo de la "neutralidad escolar":
doza, se enfrentó duramente a la Federación de Maestros Católicos.
En 1921 fue destituida de su cargo docente, por discriminación ideo- Y mientras hasta en el más escondido rincón de la socie-
lógica,junto a Angélica Mendoza, la destacada integrante del PC que dad capitalista todo está construido y calculado para ser-
emigró con la fracción de los chispistas en 1925. Como presidenta vir a los intereses de la burguesía, el pedagogo pequeño
del grupo Maestros Unidos, Fossatti participó del Movimiento de la burgués cree que pone a salvo el alma de los niños por-
Escuela Nueva, que enfrentaba a los sectores conservadores e impug- que en las horas que pasa por la escuela se esfuerza en
naba la formación dada en las Escuelas Normales. En ese contexto, ocultarle ese mundo tras de una espesa cortina de humo.
organizó el Centro de Estudios Nueva Era, que elaboró una serie de· ¿No están, sin embargo, los intereses de la burguesía en
publicaciones y creó dos escuelas eq,erimentales, en donde se pro- los te},,.1:0s que el niño estudia, en la moral que se le inculca,
movió el autogobierno infantil, dentro y fuera de las aulas, a través de en la historia que se le enseña? La llamada "neutralidad es-
centros de alumnos, y de tribunales y cooperativas de los niños. La colar" sólo tiene por objeto substraer al niúo de la verdade-
experiencia fue arrasada por la represión conservadora y Fossatti, en- ra realidad social: la realidad de las luchas de clase y de la
tre 1936 y 1958, estuvo expulsada del magisterio público. Si bien su explotación capitalista; capciosa "neutralidad escolar" que
vinculación con el PC era muy anterior, en 1938 la pedagoga se afilió durante mucho tiempo sirvió a la burguesía para disimular
al partido y militó en él hasta su muerte. 30 mejor sus fundamentos y cieicnder así sus intereses. 31
En la vereda opuesta, se encontraba Aníbal Norberto Ponce un
Detrás de esta problemática en torno a la educación, se hallaba la
intelectual indisolublemente ligado al PC, que criticó la experie~cia
cuestión de las políticas frente a la niñez proletaria. Como veremos,
de la Escuela Nueva y los principios de autonomía del discurso peda-
el PC dedicó gran atención a este tema, como parte de sus preocupa-
gógico experimental. En 1934 dictó unas lecciones en el Colegio Li-
ciones por el proceso de transmisión intergeneracional del proyecto
bre de Estudios Superiores, luego editadas bajo el título de Educación
comunista. Esto nos conduce a analizar la política que el partido adoptó
y lucha de clases. Se presentaban como un intento, desde el "materialis-
hacia la minoridad.
i~o dialécúco", de reconstrucción del condicionamiento que el me-
dio soCial imponía a las formas de la instrucción y la adquisición de
conocimientos. A tono con el espíritu del tercer período, allí, la historia 2. LOS COMPAÑERITOSYLA INFANCIA PROLETARIA
de la educación era auscultada en función del choque de intereses de
la burguesía y el proletariado. Por ello, el movimiento escolanovista Los comunistas quisieron reclutar e incidir en las cepas mismas del
de renovación pedagógica era reputado como una iniciativa reformis- proletariado, es decir, entre los niños. En este campo, tampoco fue-
ta Y pequeñoburguesa, que ignoraba la educación de las masas e in- ron precursores; el socialismo y el anarquismo desarrollaban desde
comprendía la verdadera realidad educativa. Todavía más, se lo defi- siempre un activo proselitismo: se preocupaban por las condiciones
nía como un esfuerzo vano por ubicarse "entre el fascismo de la bur- escolares de los hijos de los obreros y denunciaban las monstruosida-
guesía y el socialismo del proletariado", que quedaba superado por la des del trabajo y la desnutrición infantil. El PS había creado un organis-
30
Un perfil de Fossatti en: Benito Marianetti, Semblanzas y narraciones, op. cit., 31 Aníbal Porree (1937), Educación y lucha de clases, Buenos Aires, Cartago, 1975,
pp. 76-79. pp. 183-184.
146 de 227
234 Henuín Camarero Co111111tis1110 y rnltura obrera 235
mo para realizar con los chicos más humildes una "sana recreación". En rista. 31 La imposición de una dura normatividad se deja traslucir en
efecto, en 1913, por iniciativa de Fenia Chertkoff de Repetto y su hija las cinco reglas que debía seguir un "buen niño comunista":
Victoria Gucovsky, entre otras, se había constituido la Asociación Biblio-
tecas y Recreos Infantiles. La entidad creció durante las dos décadas si- 1) Un joven pioner debe ser siempre leal a la causa de la
guientes y se abrieron decenas de filiales en los Centros Socialistas. Era clase trabajadora. 2) Un joven pioner debe ser un buen
una alternativa frente a los Jardines de infantes escasos, reservados a los camarada de todos los pioners y todos los hijos de los
ricos. Allí se atendía a los menores en sus juegos, lecturas y ejercicios de obreros y campesinos de todo el mundo. 3) Un joven
cuentas matemáticas, en las labores femeninas de costuras y bordados, y pioner debe organizar a los niños que lo rodean. Debe
en la enseñanza de buenos modales. Los objetivos de la Asociación eran: tomar parte en la vida e intereses los niños y atraerlos
"Sustraer a los nifios de los barrios populosos de la capital a la calle y sus a las agrupaciones infantiles comunistas. Debe ser un
peligros físicos y morales, ofreciéndoles, en ca1nbio, bajo la dirección de modelo para todos los hijos de los obreros y campesi-
una persona competente, una ocupación inteligentemente escogida, por nos. 4) Un joven pioner debe estar siempre capacitán-
medio de libros, láminas,juguetes,juegos racionales y ejercicios físicos, dose. El conocimien to es poder en la lucha de la clase
cantos, paseos de estudio y labores manuales". 32 Pero el PS nunca le trabajadora. 5) Un joven pioner debe ser disciplinado y
otorgó a la niñez una dimensión claramente política. aceptar las decisiones de su agrupación, de la Federación
El PC, en cambio, abordó esta cuestión con un contenido más Juvenil Comunista. Sólo la disciplina puede formar un
militante y distante de la mirada médico-higienista y positivista, en Partido como lo quería Lenin. 35
un ámbito que, por lo demás, siempre definió "infancia proletaria".
Las agrupaciones infantiles comunistas tenían un programa polí-
Desde los primeros años veinte, se conformaro n las Agrupaciones
tico. Hacia fines de 1929, así resumían sus reivindicaciones funda-
Infantiles Comunistas , que procuraban reunir a los hijos de obreros
mentales: visitas médicas gratuitas a los niños de trabajadores; crea-
(del propio partido, en su gran mayoría), con fines educativos, cultu-
ción de terrenos de juegos, de piscinas, de sanatorios y de campos de
rales y propagandísticos, y que, al mismo tiempó, buscaban impactar
niños a costa del Estado; prohibición de emplear los recreos infanti-
sobre sus progenitores. Desde 1927 actuaba la Comisión Central de
les para la instrucción militar; no utilización de libros chauvinistas y
Grupos Infantiles, que reunía a las distintas agrupaciones de niños.
religiosos; supresión de la enseñanza religiosa en todas las escuelas;
Sus nombres, nuevamente , remiten al panteón y a las efemérides de
prohibición del trabajo asalariado hasta los 14 años; enseüanza y nu-
la tradición marxista: en la Capital, la más antigua y dinámica era la
trición gratuita a los niños en las escuelas; supresión de los conventi-
Carlos Liebk:necht (que editaba un periódico mensual, iSiempre lis-
llos; subvención de parte del Gobierno a los padFes desocupados; apli-
tos!); también actuaban otras, como Nicolás Len in, Rosa Luxembur-
cación de la Ley N. 0 11317 de protección a los menores de 16 años. 36
go y Alba Roja; en Avellaneda, estaba la 7 de Noviembre. Como con-
También las labores de carácter recreativo ocuparon un lugar cen-
tinuación de estas experiencias, en los años treinta, el PC formó la
tral en las agrupaciones infantiles del PC. Una de ellas era la organi-
Federación Infantil de Pioners. 33 Se presentaba como rival de las "or-
zación de los "domingos comunistas",jomadas al aire libre en donde los
ganizaciones burguesas infantiles", en especial, de la que aparecía como
menores practicaban deportes y juegos, alternados con la entonación de
la más activa, la de los Boys Scouts, tachada de reaccionaria y milita-
3
' "Contra !as organizaciones de Boys Scouts, contra la militarización en la
32
Á. M. Giménez, "Treinta años ... ",·op. cit., p. 73. contra la enseñanza patriotera y religiosa ... ", LI, XI, 3307, 23/8/29, p. 7.
33
La palabra pionero se escribe en inglés pioneer. Los comunistas la escribie- para los jóvenes pioners que desean seguir la línea de Lenin",J11vrn111d
ron, indistintament e, de ese último modo o con una sola e. Nosotros respetamos la Com1111ísw (Ó1J!m10 de la Federació11]11ve11il Con11111ista), VIT, 48, febrero de 1928, p. 7
36
forma con !a que fue escrita en cada caso. "Rincón mfanti!. Programa de reivindicacion es", LI, XI, 3324, 21/12/29, p. 8.
147 de 227
l
?17
Hemán Camarero Comunismo y wltura
236
dos, al mismo tiempo, como precoces propagan distas del ideal comu-
nista; de esta manera, se los subordin aba a la lógica del comprom iso Si bien es sabido que la infancia es un tiempo histórico -cultural
doctrinar io. Aquí hubo una gran similitud con el anarquis mo, que construid o por los adultos (y la relación entre ambos es siempre asi-
desarroll ó una concepc ión integral del niño militante . Sin duda, re- métrica), estos menores quedaba n incorpor ados en el mundo de la
sulta dificulto so concebir a esta políticida d como enterame nte genui- política, es decir, de los adultos, y elaborab an discursos y acciones con
na en quienes, desde el punto de vista psicológi co, estaban en pleno valores propios de sus mayores ("respon sabilidad ", "seriedad ",
proceso de estructur ación del aparato psíquico y, desde el punto de
"Rincón de los niños", LI, XI, 3199, 6/8/27, p. 6. Es dificil saber cuántos de
40
37
D. Barrancos, Los niiios proselitistas de las vang11ardias aureras, Buenos Aires, estos niños prosiguier on su militancia. El caso más destacado fue el de Jacobo Co-
DT/CEIL, 24, mayo de 1987, p. 5. sin, organizador de los "pioneros·· desde 19Z3, cuando tenía once años; posterior-
mente, con el pseudónim o de "César", fue secretario de la FJCy miembro
38
"La Semana internacional de los niños proletarios", LI, IX, 1303, ZJ/6/26, p. 1.
39
"El festival infantil del 29", LI, IX, 1310, 1(//26, p. 1. del ce partidario,
148 de 227
238 Herná11 Camarero Comunismo y cultllra obrera 239
trol" sobre otros, lucha "a muerte" contra el capitalismo). Asímísmo, por la Federación Infantil de Pioners". La publicación se adjudicaba
los himnos del pioneer apuntaban a - el orgullo por su carácter
0
•·~~·~~-
la misión de construir, en los menores proletarios, valores opuestos a
proletario y comunista, lo que prueba el éxito de un claro modelo de los impartidos por el Estado, el sistema educativo, la Iglesia y algunos
identificación en los niií.os. En los informes presentados al Congreso de medios de comunicación. Desde sus primeros números, los objeti-
la Nación por el senador Sánchez Sorondo, se reprodujo una de las can- vos quedaron expuestos: "Para luchar contra la explotación de los ni-
ciones en idisch encontradas en un cuaderno secuestrado por la policía ños en las fábricas, contra las mentiras de las escuelas, contra el pa-
en una escuela obrera judía del PC, a mediados de los a110s treinta. El triotismo que en ellas se inculca, contra el pulpo religioso".
mensaje era inequívoco: si el niño comunista prefiguraba una nueva éti- un formato pequeño y con un diseño ágil -textos cortos y
ca, encarnaba la superación de la sociedad caduca y portaba la llave del muchas ilustraciones-, Compafíerito recorría un espectro temático que
futuro, lo era por su naturaleza inquebrantable, probada ante la adversi- iba desde la reivindicación inmediata de ciertos derechos hasta el dis-
dad, y porque representaba la continuidad de la lucha de sus padres: curso más utópico de transformación social. En el primero de los
sentidos, los planteas eran recurrentes: se privilegiaban las denuncias
Mi padre crea en la fábrica, en la ciudad, en la aldea.
sobre las condiciones del trabajo infantil, que, aunque había dismi-
Jamás se cansa. En la escuela, en un banco duro, iapren-
nuido en términos absolutos y relativos, todavía subsistía -muchas
do yo su canto! Cuando vosotros huelgan y pasan nece-
veces, de modo "invisible" e informal- en ciertas ocupaciones de
sidades, por mí no se preocupan más, estoy con voso-
Buenos Aires (sobre todo, en los sectores textil, químico, gráfico y
tros a cada paso, soy pioneer. Unidos todos y filas sóli-
del vestido). Una consigna global resumía los reclamos levantados
das, con vosotros estamos listos, pues aprendemos a es-
por el PC: " ... contra la explotación de la niñez, por pan, ropa y dere-
tar siempre listos, desde la niií.ez. Soyjoven y fuerte,
cho de estudiar para todos los niños obreros". 43 En el segundo senti-
animado y erguido, el trabajo para mí no es pesado. Mi
do, se encuentra una saturación de textos e ilustraciones que proyec-
padre es comunista y yo soy pioneer. 41
tan imágenes de la sociedad futura, en clave de mística doctrinaria: en
Para promover la acción de estos grupos infantiles proletarios del un número, un dibujo muestra a chicos de distintos lugares del mun-
PC, existía un órgano de prensa específico: Compafierito. 42 Tuvo dos do, entrelazados, haciendo una ronda alrededor de una bandera roja, con
etapas: la primera, en la que el PC declaró una tirada de unos 25.000 una frase que reza "Pronto llegará el día en que los niños de todos los
ejemplares, se eA"tendió entre mayo de 1923 y el golpe militar de 1930, pueblos de la tierra podrán estrechar sus manos en tomo de la única
y se editó como "Periódico mensual para los ni110s"; desde julio de bandera de fratemidad"; en otro, tras la consigna "Nu1os proletarios con-
1932, reapareció como "Periódico de los nifios explotados. Editado templando ansiosos la salida del nuevo sol, la Sociedad Comunista", se
observa a una madre abrazada a sus hijos, que asisten alborozados al ama-
44
necer resplandeciente de una hoz y un martillo. Ese futuro parecía
41 próximo con las constantes notas referentes a la niñez en Rusia, retratada
Matías G. Sánchez Sorondo, Represión del co1111111is1110. Proyecto de le¡¡ i1ifon11e y aute-
plena de una felicidad ilimitada, garantizada por el Estado soviético.
cedeutes. Tomo II, Bue11os Aires, Imprenta del Congreso Nacional, 1940, pp. 419-420.
42 Cmnpaiierito se posicionaba como rival de las infantiles
Varias secciones de la IC impulsaron agrupaciones y periódicos infantiles en
los años veinte y treinta. En Chile, e 1PC inició estas experiencias hacia 1923 y, tres "burguesas", como Billíken, a la que llamaba a boicotear, tanto por su
años después, editó para ese sector la revista El Pionero Ramírez Neco-
chea, Origen y fon11aáó11 del Partido Co1111111ista de Chile: e11sayo de historia del Partido, San-
tiago de Chile, Austral, 1965, pp. 140y ss.;Jorge Rojas Flores,Moral y prácticas dvicas en 43
"Iniciemos una gran campaña de organización", Compaiierito (2.• etapa], I, 1,
los 11iiioschilenos, 1880-1950, Santiago de Chile, Ariadna, 2004, pp. 262-282. Hacia 1928, julio de 1932, p. 1.
Pioneros Rojos, la organización infantil del PC mexicano también tenía un periódico .u Compaiierito [l." etapa], I, 2,junio de 1923, p.1; Compaiierito [1." etapa], I, 3,
propio (B. Carr, La i:::quie,·da 111exica11a a través del siglo.XX, op. cit., p. 51). julio de 1923, p. 1.
149 de 227
241
240 Hernán Camarero Co;nunismo y cultura obrera
contenido como por sus manejos empresarios. 45 Esta publicación, y la plicar, dibujos y chistes. En cada material, se 01:raba un lenguaje o
deportiva El Grcifico, aparecieron en 1919, impulsadas por la Editorial sentido común de clase y una pedagogía proseht1sta.
Atlántida, Constancia C. Vigil, con cierta orientación conservadora y En síntesis, continuando una tradición de las corrientes :ontes_ta-
católica. Compañerito, en oposición, convocaba a negar los valores tarias, la retórica y la práctica comunistas asociaron la infancia a_pn1:-
ticos y a reemplazarlos por los del internacionalismo proletario, y re- cipios inmaculados de pureza e_inoc~ncia, amenazados por la m1sena,
cordaba que si la enseña azul y blanca era empuñada por los capitalis- la cultura represiva, la moral h1pócnta o los valores perversos del ca-
tas y militares represores en la Semana Trágica o en las huelgas de pitalismo. Era una construcción discursi:7~ª ymatenal qu~ entrelazaba
Santa Cruz, no podía ser iguahnente venerada por los obreros y sus hi- el estatuto etario y el clasista: sobre el mno obrero, recaia una d_oble
jos: "¿Cómo es posible que la bandera que protege a los explotadores del indefensión biológico-social, en tanto infante y en tanto prol_etano; al
pueblo sea el símbolo de los pobres también? El símbolo de los pobres es mismo tiempo, en ambas "identidades" se verífic~ba una misma po-
la bandera roja, emblema de libertad y de igualdad [... ].Y nuestro día, tencialidad, la de estar libre e incontaminado de ciertos temores, ata-
el 1 de mayo o el 7 de noviembre". 46 Se denunciaban los prejuicios que duras y conservadurismo del mundo de los mayores, y de_ no_ tener
impedirían la adquisición de una "auténtica" conciencia proletaria: "La casi nada material que perder. Dado que a los niños se_les a1Jud_1caban
burguesía trata con sus revistas y periódicos, como el Billiken, el Pu- las esperanzas de la regeneración social en un tiempo :i1:~gmano pr~-
rrete, etc., embaucar a la niñez trabajadora por medio de sus- menti- yectado hacia el futuro, aquí el_discurso del ~C adqmno reson~~cias
ras, como la patria, la religión, las novelas fantásticas, pero no le habla especialmente utópicas, moralistas y revol~c1onanas'. ~u,e r~m1t1an .ª
del hambre y la miseria que sufrimos y cómo acabar con esto".
47 un mundo de ensoñación. La convocatoria no se dmg1a solo hacia
En esta batalla por rescatar y relanzar los "genuinos" valores pro- reivindicaciones parciales, sino que frec~ente11:ente se p_r,es~ntaba
letarios, se hallaba un oponente central: la supuesta pedagogía pro como la propaganda de una solución onírica: la unplantacion mme-
capitalista impuesta desde las escuelas, que se basaba, en la visión del diata de la sociedad comunista.
PC, en el puro engafío. "iAbajo la educación burguesa! iAbajo los
mentirosos bárbaros!", eran las consignas de orden, las que podían
3. CONTRA EL DEPORTE BURGUÉS
en tiras cómicas, como la que mostraba a un maestro pre-
guntando a un alumno la causa de su llegada tarde a clase y a éste El terreno deportivo, especialmente el futb~lístico, consti:u~~ otro
último contestándole: "Porque me quedé escuchando una conferen- modo de inserción que el PC buscó constrmr sobre las pos1b1hdades
cia de la Federación Infantil de Pioners, que es mucho más interesan- de tierri,po libre de los trabajadores. esta _sección, s_e e:>,..'Ploran las
te que oír sus macanas". 48 Compañeríto también incorporaba motivos formas de organización que rigieron una act1v1¿ad social que rec~rta
profanos: reproducía cuentos y poemas mfantiles, cartas enviadas por un solo espacio: el de la juventud obrera masculina. Por aquellos anos,
escolares,juegos de ingenio, ejercicios para repasar la tabla de multi- el PC impulsó la formación decenas de clubes obre,ros, po~ s_u-
. mateur4
puesto, d e t1po a , .
9 continuaba. una trad1C1on. asoc1at1va
. .
que, desde principios del siglo XX, h_abía forJado una sene de mstitu-
-1 "Ningún niño proletario debe comprar ni leer Billiken", Co111pa11eriro [1.'
5 cíones deportivas promovidas por smd1catos, sociedades mutuales Y
etapa], II, 4,julio de 1924, p. 6. comunidades vecinales. Varios de estos clubes fueron creados por
-16 Co111pa11eri10 [1ª etapa], I, 2,junio de 1923, iSiempre listos! ("Órgano de la
Agrupación infantil comunista Carlos Liebknecht"), I, 4,julío de 1928, p. 4.
-1 "Nuestn reaparición", '-º"'"'"'wnw [2.ª etapa], I, 1,julio de 1932, p. L
7
.is "Como mienten los maestros", Compa11eríto [2.' etapa], I, 1, julio de 1932,
Un adelanto del tema en: H. Camarero, "Una desconocida expresión de la
-19
pp. 5-6. Otro ejemplo: "Un desenmascara a un maestro reacciona- cultura obrera del 20: los clubes deportivos comunistas", Todo es Hisloria, XXXVII,
rio", M1111do Obrero, I, 17, 12/9/32, p. 2. 448, noviembre de 2004, pp. 16-25.
150 de 227
242 Hernán Camarero Comunismo y wlt11m obrera 243
anarquistas (el caso de Argentino Juniors, surgido en 1904 con el nom- Cuadro 5. Clubes deportivos obreros, Capital y Gran Buenos Aires,
bre Mártires de Chicago) y socialistas (como Chacarita Juniors, itifluenciados o dirigidos por los conwnistas e integrantes de la FDO,
fundado el 1.º de mayo de 1906). 1923-1930
Los clubes obreros promovidos por el PC surgieron a partir de
Nombre del Club Ubicación de su secretaría
1923 y, para 1926, alcanzaban el medio centenar en el ámbito de la
La Chispa Constitución/Barracas - Estados Unidos
Capital y del GBA; otra veintena se desparramaba en otras provincias
1056, Rocha 1599
del país (especialmente en las de Santa Córdoba y Tucumán). Es-
Juventud Obrera de V. Castellíno Avellaneda-Paso de la Patria 1899,
taban mayoritariamente dedicados al fútbol y, ocasionalmente, al atle- Pilcomayo 1937, Pozos 1241
tismo, el basketball y el ajedrez. En muchos casos, proponían activida- La lntemacional Avellaneda -Asunción 434
des culturales y tenían sus propias bibliotecas. También era frecuente Gí!rminal (luego Re11ovacíó11) Villa Crespo - Padilla 794
que organizaran festivales y conferencias sobre las virtudes del de- Alba Roja N. Pompeya Grito de Asencío 3777, C.
porte obrero en teatros públicos barriales. Pagola 3748, Almafuerte 630
Como tantos otros de esa época, y con rasgos comunes a los so- Estrella Roja Almagro Bíllinghurst 139
cialistas, los clubes comunistas apenas contaban con recursos mate- Deportívo Rojo Ramos Mejía - Brasil 736
-
riales y financieros propios, y su vida resultó efímera (no más de cin- Juventud Obrera de Píñeyro Avellaneda -Aldecoa 838
co a siete años), pero realizaron una labor casi constante y parecieron I ndusttia del Mueble Almagro - Billinghurst 139, Castellí 123
poder construir ciertos lazos identitarios. Tenían un promedio de Unión y Ih1bajo Parque Chacabuco/Boedo - Saraza 927,
medio centenar de socios, de dos categorías: cadetes o activos (ambos Garay3746
con voz y voto en las asambleas del club); a ellos podían agregarse Unión y Libertad Parque Chacabuco - Saraza 661
simpatizantes, en número variable, y ocasionales espectadores. La Rosa Luxemburgo Avellaneda - Mitre 2219
mayoría alcanzó a conformar varios teams, pero algunos no superaron B. Senra Pacheco San Cristóbal - Independencia 2282
-
la categoría de "clubes-equipos". Sus canchas nunca abandonaron su t°deMayo Parque Chacabuco - Santander 956
estado de precariedad y se ubicaron en esos terrenos urbanos sin edi- Salud y Fuerza Villa Devoto - Santo 1omé 3911
ficar que los porteños, durante las primeras décadas del siglo XX, re- BPorvenir Villa Crespo - Serrano 851
clamaron y usaron como espacios verdes para la recreación. 50 Estos Obreros Bi.seladores y Anexos Balvanera - México 2070
campos baldíos, en general, se encontraban en barrios alejados de sus Palestra Caballito - Craig 730
secretarías, como Villa Solda ti o Liniers. La distancia entre el lugar de B Martillo y la Hoz Constitución - Estados Unidos 1056
juego y la sede sugiere que, aunque eran expresión de la vida del ve- Unión y Fuerza Haedo-s/d
cindario en donde estaban insertas estas últimas, estos clubes traspa-
La Antorcha Sáenz Pefi.a - Caseros 15
saban los límites barriales y se constituían esencialmente a partir del
Sponivo Len in Vélez Sarsfield - Belén 30
gremio (de hecho, algunas instituciones deportivas eran específica-
Justicia Constitución - Estados Un.idos 1056
mente de los sindicatos dirigidos por los comunistas o en los que
1" de Mayo de 1886 Villa Crespo - Padilla 546
éstos ejercían una influencia importante) o el grupo de fábricas a las
Obreros Con-eros Balvanera - Boulogne Sur Mer 693
que pertenecían sus miembros. El Cuadro 5 contiene el listado de
Nicolás Leni11 Avellaneda - Galicia 215
clubes, a partir de un cruce de diversas fuentes.
Aurora Roja Gerli - Caracas 2239
50
Unión Obrera Liniers - Bynón 6965
Diego Armus, "La idea del verde en la ciudad moderna. Buenos Aires 1870- Deportivo Metalúrgico Balvanera - México 2070
1940", E111repasados, V, 10, comienzos de 1996, pp. 14-17.
Co111i11cía en la pági11a siguiente
151 de 227
244
152 de 227
246 Hemán Camarero Co11111nismo y wltura aurera 247
se enrolaron en clubes o equipos cuyo principio articulador fue siem- "deporte obrero" y también constituyó una en'.idad simila~ a la FDO,
pre el lugar donde se ubicaba el sitio de trabajo, el sindi~ato o la vi- en 1926. Se trató de la Confederación Socialista Deportiva (CSD)
vienda. El horizonte clasista aparece implícito o explícito en todos -originariamen te pensada bajo el nombre de Federa~ión _Obrero-de-
estos clubes; así, hasta los que usaron el término juventud, lo acompa- portiva de la Capital-, que existió hasta 1930, cuyo msplíador fue el
úaron del adjetivo obrera. concejal Manuel T. López. 55 En la óptica del PC, aquella confedera-
Desde julio de 1924, estos clubes se agruparon, o sumaron luego, ción sólo había surgido para rivalizar con la FDO y operaba como
en una institución madre: la Federación Deportiva Obre& (FDO), mero apéndice del partido de Justo y Repetto. Los comunistas cues-
que se comportaba como Sección Argentina de la Internacional Roja tionaban a la CSD en algo más esencial: "No tiene un carácter de
del Deporte y la Gimnasia. Sus sedes estuvieron en locales del PC: clase. Se fundó con el propósito de practicar un 'deporte sano, eleva-
primero, en Estados Unidos 1056 (hasta mayo de 1926) y, iiJego, en do libre de normas perniciosas y de la acción de camarillas'. En fin,
56
Caray 3746 (hasta enero de 1928). A los pocos meses de crearse en es ~na institución deportiva como cualquier otra". . . .
Capital-GBA, también se fundó la FDO Provincial de Córdoba y, La FDO mostró un desarrollo más vasto que su símil socialista.
más adelante, las de Santa Fe y Tucumán. La FDO buscaba convertir- Organizaba un campeonato de fútbol de cinco divi_siones, en el que
se en una entidad" ... que permita la práctica libre del deporte a la intervenían los equipos nombrados. Tenía su propio reglamento de
juventud obrera, que oprimida en los talleres es explotada por el capi- disciplina, que fijaba las reglas del juego y definía la organización in-
·, 57 'r. bº, ,
talismo en todos los órdenes de la actividad humana, inclusive en el terna de los clubes y su relación con la Fed erac1on. 1am 1en pose1a
deportivo. Organismo encargado, por otra parte, de apartar a las ma- una agrupación de rejerees (encargada del seguimiento de las ~a~tas de
sas juveniles del deporte burgués, demostrándole que debe luchar comportamien to) yun boletín en donde se resumían sus ac~1v1dades;
por su emancipación desde todos los lugares: partido político, sindi- periódicamente , realizaba congresos nac!onal~s._La Interna~w'.rnl tuv~
cato, organizaciones deportivas, culturales, cooperativas". 53 desde mayo de 1925 una sección deportiva diana en sus pagmas; alh
No todas las corrientes anticapitalistas eran partidarias del "de- se informaba acerca de los eventos realizados por cada club, se pre-
porte obrero". Los sindicalistas de la USA, por ejemplo, consideraban sentaba elfixture de encuentros, se comentaban los mate/is y se ofrecía
que, detrás de estas iniciativas," ... se disimula una política de grupos. la tabla de posiciones de los campeonatos. .
El llamado deporte obrero es uno de los tantos recursos para atraer Los dirigentes más importantes de la FDO fueron Orestes Gh1ol-
diversiones que la seducen y poder catequizarla para el propio parti- di, José Penelón y Enrique Chiaran te. La mayoría de los clubes Y la
do", y concluían que" ... los revolucionarios deben enseñar otra cosa propia federación estaban controlados _por el PC, Y, func1onab_an al
a la juventud que dar patadas -o coces- a una pelota. Ahí están los lado O en los comités barriales del partido. Pero hab1a algunos mde-
libros, los folletos, la necesidad de cultura y educación, de capacita- pendientes, que tenían una tradición propia; ése era el caso, por ejem-
ción intelectual y moral [ ... ]. El deporte servirá para alargar los pies o plo, del Club Juventud Obrera de Villa Caste~li~10, fund~do en 1914
robustecer los puños, pero jamás hará más grande la inteligencia, ni por un grupo de operarios de la vidriería Papm1. En casi todos estos
más buenos los corazones". 54 El PS, en cambio, fue partidario del clubes, su composición comunista distaba de _ser _a~soluta _(en l_a ~~
misión Directiva de cada uno de ellos, había md1v1duos sm filrac1on
53
"El deporte obrero. En el IIº aniversario de la FDO", LI, IX, 3117, 9/7/26, p.
2. Un análisis de los primeros años de la FDO, en: Cristina Mateu, "Política e ideolo- 55 D. Barrancos, Educación ... , op. cit., pp. 115-118.
gía de la Federación Deportiva Obrera, 1924-1929", en P. Alabarces, R. Di Giano y J. 56 "El deporte obrero. En el Ilº aniversario de la FDO", LI, IX, 3117, 9/7/26, P· 2.
F1y~enberg (comps.), Deporte y sociedad, Buenos Aires, Eudeba, 1998, pp. 67-86. 57 "Reglamento de disciplina de Federación Deportiva Obrera",]11ve11tud Co-
,.¡ "El 'deporte obrero"', BP, V, 279, 14/8/26, p. l.
11111/!ista, III, 29, noviembre de 1924, p. 8.
153 de 227
248 Hernán Camarero 249
Comunismo y cultura obrera
?ºlítica alguna). De hecho, la FDO procuraba desprenderse de la
escisión en aquella última entidad, con la aparición de la Federación
imagen de pura colateral del PC, con la que solía asociársela.
Argentina de Football y de la Asociación Argentina de Football. En
De lo que sí se jactaban los integrantes de la FDO era de ser los
1914 ambas instituciones se unificaron bajo la última sigla, pero vol-
únicos propulsores del" ... deporte colectivo, de las masas, al impreg-
vió a escindirse en 1919, al emerger la Asociación Amateur de Football.
n~rle el espíritu vivificador de las luchas obreras." 58 Había aquí un
Las gestiones del presidente Alvear permitieron, en 1926, la unión de
discurso e:pecífico: se r~ivin~icaba un deporte rojo y proletario, y se
ambas entidades en la Asociación Amateur Argentina de Football. Los
contra poma a la mercant1hzación y a la corrupción que habría sufrido
dirigentes de todas estas asociaciones provenían de la clase alta: eran
bajo el régimen capitalista, en donde el amateurismo perdía espacios
terratenientes, empresarios, políticos o periodistas. Lo que en verdad
frente al avance de la práctica profesional, en la que los jugadores
existía era el "amateurismo marrón", una suerte de profesionalismo
encontraban un medio para obtener réditos económicos. El PC se
escondido: cada día eran más los jugadores rentados, con salarios en-
enfrentaba a esta perspectiva, levantando la consigna de "iContra los
cubiertos. A favor de esta tendencia, operaba la consolidación de una
clubes empresas! iP~r el deporte popular y obrero!". 59 Claro que esta
serie de clubes de mayor envergadura e inserción social (como los
defensa del amateunsmo tenía razones bien diferentes de la que sos-
"Cinco grandes" -River Plate, Boca Juniors, San Lorenzo, Indepen-
t:nían los sectores aristocratizantes. Éstos, en la visión del PC, que-
diente y Racing Club-, que contaban para 1930 con más de 50.000
nan ~alvaguardar el carácter aficionado de la actividad para mantener-
socios). Así, en 1931 surgió la primera organización profesional, la
la bajo el do_minio de los_ ricos, los únicos que podrían disponer libre-
Liga Argentina de Football (LAF), presidida por Adrián Beccar Vare-
mente del tiempo de ocio necesario para desarrollarla.
la. El argumento a favor de la profesionalización había tenido un ori-
La profesionalización avanzó inexorablemente, frustrando las ex-
gen democratizan te: si se rentaba a los jugadores, se lograría que los
pectativas comunistas. Resulta útil realizar un breve itinerario histó-
pobres se pudieran dedicar por entero a la práctica futbolística y así
rico. La: primeras_ organizaciones creadas para regular los campeona-
igualar sus oportunidades con los ricos. Pero esta concepción abrió
tos de futbol reíleJaron la presencia de la comunidad británica, el peso
paso a los mecanismos de mercado. Junto a ello, al poco tiempo, las
de selectos clubes forjados por ciertas empresas o familias acaudala-·
instituciones del fútbol acabaron por entronizar a ciertas élites que
das y la influencia de un amateurismo aristocrático. En este conte}..'tü
pudieron obtener buenos ingresos lucrativos y construir estrechas
en 1~93 surgió la Argentine Association Football League (lueo-o Ar~
vinculaciones con el poder político y económico. Finalmente, en 1934,
gentme Football Ass~ciation). En los años siguientes, se multiplica-
todas las entidades, encabezadas por la LAF, constituyeron la Asocia-
ron los :lu~es y equipos (más de 300 hacia 1907), expresión de una
ción del Fútbol Argentino (AFA). Se imponían definitivamente la profe-
populanzación de la práctica futbolística, transformada en una moda
sionalización y masificación del fútbol, cuyas evidencias eran el aumento
c:eciente para 1~ :ociedad juvenil y masculina de la ciudad porteña, 61
de espectadores en las canchas y de lectores de la revista El Gráfico.
ªJena a la colonia mglesa y a la élite criolla. 60 En 1912 se produjo una
Desde los años veinte, los comunistas impugnaron esta orienta-
ción profesional y atacaron a las instituciones recién mencionadas.
8
~Boletín de la Federació11 Deportiva Obrera, I, 1, 24/10/25, p. l.
09
"~s gira_s comerciales de los fotballers sudamericanos. Bajo la careta del
amateunsmo viven profesionales y se cultiva el más asqueroso de los chauvinis-
61 Sobre el tema: Ariel Scher y Héctor Palomino, Ftírbol: pasión de multitudes)' de
mos", LI, VIII, 1018, 1/5/25, p. 6. En 1925 Boca Juniors fue el primer equipo argen-
elites. Un estudio de la Asociació11 del Fútbol Argeuti110 (1934-1986), Buenos Aires, CI-
nno en emprender una gira al exterior, y visitó Europa, en donde disputó una vein-
SEA, 1988, pp. 19-28; Eduardo A.rchetti, "Fútbol: imágenes y estereotipos", en F.
tena de partidos.
Devoto y M. Madero (comps.), Historia de la vida pri11ada w la Argentina. Tomo 111,
60
J. Frydenberg, "Prácticas y valores en el proceso de popularización del fút- Buenos Aires, Tau rus, 1999, pp. 227-253; Pablo Alabarces, F,ítbol )'patria.E/fútbol)' las
bol. Buenos Aires, 1900-1910", E11trepasados, VI, 12, principios de 1997, pp. 7-29.
narrarivas de la nación en la Argentina, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2002, pp. 48-52.
154 de 227
Comunismo y cultura obrera 251
250 Hernán Camarero
rrió, por ejemplo, en octubre de 1925, cuando se disputó un partido
En especial, _el PC cuestionó la aparición de los "clubes empresas", en internacional de revancha entre la FDO y la Federación Roja del De-
donde los dmgentes comenzaban a vivir a expensas del deporte, lu- porte del Uruguay. La ceremonia que rodeó a ese encuentro, al que
crando con el bolsillo de los aficionados, al tiempo que azuzaban el asistieron unos dos mil espectadores, ofrece una imagen cargada de
odio entre trabajadores: mensajes culturales y procedimientos rituales: en los descansos re-
glamentarios, una banda de música ejecutaba himnos obreros y coros
El deporte en las ligas burguesas es, en primer término,
de trabajadores yugoslavos animaban la "jornada proletaria", mien-
un negocio [... ] . En segundo lugar, tiende a desarrollar
tras los dos equipos rioplatenses intercambiaban como obsequio una
los sentimientos nacionalistas patrioteros d¡.J pueblo [... ] . 64
estrella de cristal biselado que llevaba grabado la hoz y el martillo.
Además, el deporte burgués es esencialmente individua~
Solidaridad proletaria, espíritu internacionalista y códigos clasistas
lista; no tiende a formar una raza fuerte, sino a formar
aparecían sostenidos corno principios cuya ratificación importaba tanto
hom~res que sobresalgan de los demás. Un Dempsey,
como el evento deportivo.
un Firpo, son los ideales del deporte burgués, aunque
Por otra parte, en lo que hacía específicamente a estos "matchs
en las fábricas de embutidos de Chicago o en los yerba-
obreros", los comunistas siempre destacaban su carácter fraternal y
les de Misiones, o en el feudo de Vasena, el proletariado
festivo, en oposición a los que se hacían en las ligas "burguesas", cada
cansado y dolorido, muera de anemia. Crea ídolos. Tam-
vez más desnaturalizados por la rivalidad/enemistad. Así contrasta-
bién _es egoísta: no crea la mentalidad sana por la que se
ban aquel partido argentino-uruguayo con los que, ese mismo do-
practique el deporte en sí, sino desarrolla una rnen:talidad
mingo, habían protagonizado Boca Juniors-Nueva Chicago e Inde-
enfenniza, por la que se practica el deporte por el trofeo. 62
pendiente-Velez Sarfield, que habían culminado con escenas de pugi-
El ~eporte rojo era visto como la contracara, por ser;,_., esencial- lato entre jugadores, árbitros y público: "Todo esto por un lado. El
mente mternacionalista, puesto que desarrolla los s~ntimientos de lado nauseabundo del deporte burgués, que en realidad encanalla al
confraten~id~d proletaria entre todos los explotados del ~undo y de- deporte. Por otro, el partido de la Federación Obrera, lleno de noble-
clara que u111carnente después de haberse hecho la revolución social za, de caballerosidad deportiva, de corrección y de limpieza. ¿será
el deporte s~rá universalizado. Es profundamente colectivista, por~ necesario más para decidir a los obreros deportistas para que ingresen
q_ue poco le mteresa ~ue sobresalga nadie, tener muchos qmpeones, en el sano terreno del deporte proletario?". 65 Para el PC, el único
smo fortalecer al conJunto del proletariado. Crea vínculos de camara-
dería entre todos los jugadores y no ofrece espectáculos repudiables". 6.3
Los clubes comunistas tuvieron vinculaciones con otros clubes
64 "El gran match internacional proletario del domingo", Boletín de la Federación
porteños con impronta proletaria, aunque mayor tradiciód como el
Club Atlético Barracas Central y el Club Atlético Colegiale~ (funda- Deportiva Obrera, I, 1, 24/10/25, pp. 1-2. Para la comprensión de éstas y de otras
prácticas proletarias comunistas como rituales, en donde es posible detectar forma-
dos en_ 1904 y 1908, respectivamente). Cuando debió organizar algún lidades específicas en las ceremonias de iniciación, presentación pública y reunión,
match nnportante, la FDO utilizó las instalaciones del Club Atlético en los juramentos, en los simbolismos y en las iconografías, nos hemos apoyado en
Atlanta, ubicado en Villa Crespo (también creado en 1904). Esto ocu- E.J. Hobsbawm, "La transformación de los rituales obreros", en ídem, El mundo del
trabajo ... , op. cit., pp. 93-116. Sobre la federación uruguaya (fundada en 1921, es
decir, antes que en la Argentina), ver: Yamandú González Sierra, "Domingos obre-
62
"Nuestro concepto del deporte", Boletín de la Federación Deportiva Obrera I 1 ros en los albores del siglo XX. Itinerarios del tiempo libre", en J. P. Barrán, G.
24/10/25, p. 3. ' ' ' Caetano y T. Porzecansk.i (dirs.), Historias de la vida privada en el Uruguay 2, Monte-
63
Ídem. También, de Héctor P. Agosti, "Nuestra posición ante el deporte" LI video, Taurus, 1998, pp. 222-223.
XI, 3261, 13/10/28, p. 7. Este es uno de los primeros escritos de Agosti, en° es~ 65 "El gran match deportivo del domingo", LI, VIII, 1169, 30/10/25, p. 3.
entonces, un Joven dirigente de la f-JC de diecisiete años.
155 de 227
252 Hernán Camarero
156 de 227
254
va 'Cóm o se edu-
Hemán Camarero Comunismo y cultura obrera
rciales o vin-
¡
\
¡
en un argu men to de León Tolstoi y la infor mati de o .i:ranjeros. Entre
~an los niño s en Rusia'. Habr á una conf eren cia
a cargo del com pJ- culados al mov umen to social y colectividades 1
eran los siguientes: XX de
nero Pedr o Rom o. El baile familiar será amen izado por la reputada los porte ños, los usua lmen te alquilados
(Sarmiento al 2100),
orqu esta 'Red Star' ('Estrella Roja ')". 69
Sept iemb re (Alsina al 2800), Gíus eppe Garibaldi 1
Suiza (Rod ngue z
Unio ne e Benevolenza (Cangallo al 1300), Casa
j
os múh ipls, én
Sin duda , la predilección era mon tar espectácul ), Augusteo (Sar-
i
j
157 de 227 j
...!
Hemán Camarero Co1mmis1110 y cullura obrera 259
sístas. La policía inte rvin o ráp
ida me nte y los dis cur sos tuv iero rrer la infl uen cia del clero y la
ser ree mp laza dos para iniciar n que ideología católica. Esta luc ha se
una luc ha con tra la perrada, que rrolló en varios planos. Co me nzó desa-
má s de me día hor a [ ... ].V ien dur ó en el más vul ner abl e: el mu ~~o
do las de per der , la policía hiz los niñ os. He mo s señalado que de
sus arm as con tra un gru po que o uso de el par tido bregaba por la supres1
protegía al orador, que fue la ens eña nza religiosa en tod o on de
con test ada y term inó por pon el sist em a de la edu cac ión pú~
er en fuga a la cosacada". 78 los ma nua les escolares. En el asp lica y_de
Cu and o pod ían librarse de la ecto recreativo, las agrupaciones
rep resi ón, tan to la ma nife stac fantiles del PC organizaban jorn m-
del 1º de Mayo com o la del 7 ión ada s de esp arc imi ent o en opo sici
de nov iem bre , en las que con fluí las que pro mo vía la Iglesia y ón a
reivíndi_caciones pro !etarias y los an las eve nto s de rep udi o a las fest
planteamientos y consignas del religiosas vin cul ada s a los chi cos ividades
~om um sta, eran prácticas rituales ideario , en especial, a la que en el me
dotadas de una fue rte carga sim ene ro con me mo rab a la "llegad s de
lica, en las que se destacaban det bó- a de los Reyes Magos". 81
erm ina dos valores: masividad, En la puj a que libr aro n el com
plina_, car ácte r _proletario y fam disc i- uni sm o y el catolicismo dur ant
iliar, vol unt ad por ocu par el estos años, am bos com par tier e
pub lico de la cm dad . Así, el 1º espacio on mé tod os de "ca teq uiz ació n",
de mayo de 1932, los infa nte s observa el uso dado a sus órg ano si uno
nistas se exh ibie ron en la con com u- s de pre nsa , a su ma ner a de pra
me mo rac ión del Día Inte rna cio la sociabilidad barrial o familia cticar
~os Trabajadores y un em oci ona nal de r o a su inte nto por con qui star
do obr ero relataba la experienci cio público. ¿có mo no identif el espa-
Jor nad a: "Vestidos con gua rda a de la icar, tan to en los "do min gos com
pol vos y pañ uel os rojos, llevand tas", en las iniciativas de la Fed uni s-
e_standart~s, y con _las caras rad o sus era ció n Inf ant il de Pio ner s o
iantes de alegría sali ero n de sus ediciones de Compaiierito, com en las
tivos bar nos lós p1oners [ ... ]. resp ec- o en los ora tori os festivos, la acti
Cen ten are s y cen ten are s de obr recreativa de las ent ida des cató vid ad
fue ron a sus casas adm irad os ero s se licas o, en las páginas infantil
por la fue rte org ani zac ión diario El Pueblo y en las revista es del
trabajadora". 79 la niñ ez s par roq uia les, la mis ma vocació
. l .
atra er a l a niñ ez 1ac1a sus resp · n por
El apego a estas celebraciones ectivas es1eeras.?82
y ma nife stac ion es con stit uía una En el mu ndo de los adu ltos , el
vieja trad ició n obr era eur ope a. com bat e del com uni sm o con tra
Op era ban com o una aut opr ese Iglesia tuv o un alcance específ la
reg ula r Y pública, una exhibic nta ció n ico en el terr itor io laboral. El
ión de aut odo min io, una invasió nun cia ba las ma nio bra s inte nta PC de-
espacio social bur gué s y una con n del das por las ins titu cio nes eclesiás
qui sta simbólica, en las que se ticas
raba "de mo stra r el pod er ant e pro cu- para ate mp era r la protesta social
todos". 80 Un o de los ene mig os, y fom ent ar l~s Cír cul os de O~
a los Cat ólic os. Por ejem plo , el per re~os
que había que enf ren tar de mo iód ico comu111sta de una gra n
do especial, era la Iglesia. textil del GB A sostenía: "Pa rec fab nca
e que el 'cu ra pár roc o' de Valentí
sina, con el afán de aparecer com n Al-
5. EL COMBATE A LA IGLESIA o pre ocu pán dos e de los obr ero
con voc ado a estos a una reu nió s, ha
Y AL CATOLICISMO n con el pro pós ito de fun dar
localidad 'el círc ulo de obr ero en esta
la perspectiva com uni sta, dur ant s'. Fel izm ent e, los trabajadore
e los aúo s vei nte y los treinta, fábrica sabemos a qué ate ner nos s de esta
una de l~s con dic ion es para con , pue sto que no ign ora mo s la mis
stit uir una cul tura y una polític de estos círc ulo s, que pre dic an ión
los trabajadores, de car áct er ind a de la ma nse dum bre de los que suf
epe ndi ent e y rev olu cio nar io, ren en
era ba-
158 de 227
260
I-Iemán Camarero
Comunismo y cultura obrera 261
esta que somos siem_pre los trabajadores, para 'ir al paraíso'
cuando mura1:1os. Esta eqmvocado 'querido papá'; lo que nosotros
queremos_ es vivir como humanos en esta vida y para ello le re<;orda-
cionales y universitarios. Todo ello forma un conjunto
realmente asombroso [ ... ].Por nuestra parte, nos pro-
11
mos al senor Campomar, que en vez de mantener a parásitos como ponemos seguir cuidadosamente esta propaganda. De-
u sted, nos dé a nosotros algo más del salario de hambre que nos bemos perseguirla y combatirla con firmeza ... 85 1
"83 'f; b"' .
pag_ª;·· _· am 1en se venficó esa prédica en el ámbito barrial. El !
penodico del PC de Ciudadela respondía a la inauguración de un lniciados los años treinta, con la orientación del tercer período, el
t~mplo en la zona: "Nada podemos los trabajadores esperar de la igle- disc\irso
., comunista contra la institución eclesiástica se hizo aún más
sia a no ser más sumisión, para entregarnos en manos de sus protegi- agresivo. Sostenía que, en todas las esferas donde actuaba, la Iglesia
~os, los burgueses [... J. Nosotros los trabajadores, que somos las víc- er~ ' .la1 avanzada _ideológica de la lucha contra el proletariado y contra
timas de _tod~s sus males Y que sólo esperamos la fuerza de nuestros la~URSS". La impugnación descansaba sobre caracterizaciones esen-
brazos e mtelrgencia, nada tenemos que hacer en la iglesia", y encabe- -cialistas. Las más tradicionales aludían al papel ideológico que cum-
bl h ¡:für{a la institución: " ... la Iglesia recomienda a masas la sumisión
zaba
l la nota con. una cita de Víctor Hugo·· "En cad a pue o ay una
uz que se enciende: la escuela. Y un soplo que la apaga: el cura".84 y lltdesprecio de los bienes materiales, la colaboración de clases, la
Enfrente, los órganos próximos a la Iglesia manifestaban la misma ' su~itución de los derechos de las capas laboriosas por el 'derecho' a la
P:eocup~ción, pero con un carácter mvertido. En 1928, la revista ca- ciriclad,i; pero otras señalaban al enorme poder económico que ha-
· · se mostra-
tohca Criterio, fundada ese año por Atilio Dell' Oro M am1, brí~stado acumulando: " ... yerbales, campos, propiedades, etc., for-
ba alerta ante el avance de la propaganda comunista: rtl"a¡i la 1base material de su influencia, muy difícil, por no decir impo-
sible, de establecer con certeza, pues se valen de miles de subterfu-
~o es nuestro propósito en estas líneas, hacer un análi- gios pará esconder el verdadero monto de las riquezas". 86 Al mismo
sis de fondo de la doctrina comunista, demostrando como tiemf>.o, durante estos años, aumentaron los ataques cruzados entre
es ella incompatible con los ideales de la nacionalidad las pr~nsas comunista y católica. El Pueblo (que integraba la Comisión
argentina [ ... J. Pero nos parece necesario señalar una ¡. · Popular Argentina contra el Comunismo) y Criterio (especialmente,
ve~ más, la ~ntensidad y persistencia con que, .en nu,estro · desde J9~2, cuando su dirección cayó en manos del monseñor Gus-
pa1s, se realiza la mencionada propaganda comunista sin tavo. Franceschi), dedicaron cada vez más páginas a alertar sobre el
que s~ advierta la contra réplica eficaz, la oposición f~er- "peltsi"o rojo" y cómo se financiaba con el "oro de Moscú", lo que era
te Ydigna a una actividad que puede terminar por minar .c~~,p.do con virulencia por el 'ifl
los resortes al parecer más inconmovibles. Es verdade- iÍ?or otra parte, la izquierda, desde siempre, se opuso a todo au-
ramente_extraordinario el número de publicaciones--dia- rn6'¿, del presupuesto estatal dedicado al culto. El PC también lo
nos, revista~~ periódicos- que se editan en la república, hizo: Por ejemplo, cuando el presidente Justo envió al Senado de la
con el ~ropos1t~ e~clusivo de realizar propaganda por el Nació.n, en agosto de 1932, un proyecto para crear nuevas diócesis y
comumsmo. D1a_nos p~ra obreros, publicaciones para arquidiócesis, la reacción del PC fue inmediata y denunció que el
intelectuales, revistas difundidas en los medios educa-
83
"Círculo de 'obreros' católicos", Nuestra Palabra ("Órgano defensor de 1 8.5 '.'La propaganda comunista", Criterio, I,
15, 14/6/28.
obreros Y obreras de la Fábrica de tejidos Campomar y Soulas-Valencín Alsina") ~s 86
"El Congreso Eucarístico Internacional", Soviet, II, 9, septiembre de 1934,
11, mayo de p. 1. ' '
. pp. 29-30.
~: "La iglesia Y el pueblo",Emancipación ("Órgano de los trabajadores de Ciuda- 87 Sobre el anticomunismo del director de Criterio desde un totalitarismo cris-
dela·), I, 1, octubre de 1927, p. 2.
tiano: M. Lida, "La idea de revolución en las reflexiones políticas de monseñor
Franceschi, 1930-1943, Taller, VI, 17, diciembre de 2001, pp. 125-145.
159 de 227
262 Co.munismo y wltum obrera 263
Herná11 Camarero
presu puest o parec ía alcan zar para más diner o a los frailes, Iglesia en la clase obrer a de la Argen tina no era tan
va;ta cotno } exisit 1-
pero no para otorg ar un subsi dio diano a los milla te en otros países del conti nente , recon ocía que crecia
res de desoc upado s ace era amen e~
que se multi plica ban en el país. Una vez más, irrum .
Todo esto expli ca la impo · el PC dio a su camp ana
pía la den'u ncia rtanc ia qu~ . ,
del carác ter narco tizan te y adorm ecedo r que cump contr a el Cong reso Euca rístic o Internac1ona_l, B e-
liría la iníli¡'(;mcia q1:: sesio no en ud
eclesiástica sobre las aspira cione s revol ucion arias . b de 1934 con la part1c1pac1011, como Lega
del prole taríad q: "Se nos A ires en octu re o
prete nde aume ntar las sotan as para embo rrach ar , . , d 1 .d ar el tro-
'católicai;nente'.:a las P 1 del carde nal Euge nio Pacel h (mas tar e, e eg1 o p a
masa s, para recom endar les 'resig nació n y mans apa ' ·ri . ) . el apoy o entus iasta del presi dente Justo y actos
edum bre' y contr a- no pont1 1c10 , con
rresta r su desco ntent o y sus anhel os fervie ntes de ue cong regar on a cient os de miles de ~erso nas. ¡
lucha ". 88 e' Par~ os comu -
Pued e afirm arse que el comu nism o y el catol icism q. . tratab a de una inicia tiva reacc ionar ia y pehg
os~ pl-esepp-: 111stas, se r~:ª' pues
ron en los años veint e y los treint a como dos proye , . d .- ·fi
enten d1an que " · · · 1ª f/orm ula hipóc rita .e mtens 1 icac 1o 11
ctos o cul~hr.as:qi.1e de la
procu raron ganar o acrec entar aún más su espac vida espir itual' signi ficará , en realid ad, la mten ·fi ·' d d
io en el imag:inario, la s1 icac1~n le_ to as
mora l y la sensi bilida d las clases subal terna s. Fue la Iglesia la que d·das de repre sión contr a las libert ades obrer as
1as me i 'a tiemp o
pudo exhib ir mayo r capac idad para logra r sus objet que arries gaban una expli cació n más gene ra1 b e el verda dero
ivos. Lo hii9 ,con so r
la creac ión "míto de la nació n católi ca" (imbr icand o la catoli
cidad senti do del cóncl ave:
con la nacio nalid ad, y vincu lando la confe sión religi " -
osa con la ciuda
danía ) y con una espec tacul ar movi lizaci ón de La elecc ión de nuest ro país para la realiz ación d~l
sus huest es la)c s~ en próxi -
abril de 1931, para ese fin, se creó la Acció n Catól 1
ica Arge ntina y,
mo Cong reso Eucar ístico res?~ nde a la neces_rdad
del
Vaticano de conso lidar sus posie1ones e_n Ar~en tn;ª.
nuev e años la Juven tud Obre ra Catól ica. 89 Por supue sto, el l·.. ].
interé s de la Iglesia, a difere ncia del PC, no se limita Toda la camp aña de infilt ració n de la 1gl:s1a catoh
ba a la clase traba - ca en
jador a, sino que era parte de un proye cto globa l las esferas políticas, econó micas , educac1~nales,
de inser ción en prác- su ma-
ticam ente todos los secto res sociales. Pero, en tanto yor orien tació n hacia la conqu ista ideoló gica de s:c.to
y en cuant o in- res
tentó adop tar una estrat egia hacia los obrer os, gener popu 1ares (circu , l s de obrer os y empl eados catoh cos),
ó la alert1 comu - o .
nista. Hacia esa época , el PC comp robab a, con preoc la gran canti dad de iglesias que se v1en~n const ruy~n d
upaci ón, que" ... .º'
en los últim os años de conv ulsio nes sociales, la su mayo r tajada en el presu puest o nac1ona~ y prov11
iglesia católi ca ha sa- 1c1a-
bido adapt ar su lengu aje y sus postu ras dema gógic les (crea ción de nuev os obisp ados y ,arz?b1spados,
as que le perm iten s~~-
mílue nciar secto res de la masa labor iosa". 90 Obse
rvaba los awnc es venc1·o n es , etc) · ,
todo ello nos da el md1ce de la part1c1-
. ·,
. , cada vez más activa en la onen d·
que la instit ución eclesiástica estaba realiz ando en pac1on tac1o n y 1rec-
ese camp o, /part ir . b'
.,
de las soluc iones que propo nía el cristi anism o
social (basaqas en la c1on po l't'1ca
i del país Su conc omita ncia a ierta con
' · ['
encíc lica Rerum Novarum) y el event ual desar rollo las organ izaci ones ultra -cons ervad oras, :1acio na istas-
de partid os políti -
cos católi cos. Si bien el comu nism o evalu aba que fascis tas, la propa gand a por el corpo rativ ismo
la influe ncia de la
ta a travé s de su partid o políti co (P. Popu lar),
de s_us
p~bli cacio nes (Críterio, El Puebl~), señal an la o~ens_
1~a
de la iglesi a, ofens iva que culm ma con la reahz
ac10n
del Cong reso Eucans, t1co ·
88 "'1Más 91
plata para los frailes! Mient ras millares de desocu pados
se muere n de ...
hambre", Muudo Obrero, I, 5, 28/8/32, p. l.
89
Loris Zanatta, Del E<tado liberal a la llacióu rntólica. J.glesia El PC editó un follet o para comb atir al encue ntro,
y Ejército en los otfgenes del que conv oca-
peronismo, Berna!, UNQ , 1996 y Luis Alberto Rome
ro, "Una Nación Católica:¡8~0- ba: "Obr ero y obrer a católicos: tu puest o está al lado
de tus herm anos
1946", en C. Altamirano (ed.), LaArge11lúza e,¡ el siglo XX,
90
Buenos Aires, Ariel,ff,99,· .
"El Congreso Eucarístico Internacional", Soviet, II, 9, septiem
bre de 1\t3}1:1P.··29.
i . :. 91 Idem, pp. 29-30.
. t.
160 de 227
.
f
264 t Comunis1no y cultura obrera 265
Hernán Camarero t
¡
¡
d_e clas_e _[···).No permitas que la iglesia católica, utilizando tu creen- Un fenómeno que se verificó en toda Latinoamérica. 94 Como se ana-
cia rehg1osa'. te ponga contra tus hermanos de clase, te lleve a apo- liza en el capítulo 5, el impacto de la Revolución rusa en el medio
yar , 1~~ medidas reaccio_narias que van contra ti y contra los tu- intelectual y cultural argentino dibujó una ola de simpatía que fue
Y~,s · Du~ante esos anos, el partido consideró que la confisca- más allá del espacio del PC y construyó un momento de identidad
c_ron de las riquezas de la Iglesia y la separación absoluta de la Igle- específico para una camada de hombres y mujeres: "El encuentro de
sia -~el Es~a~o eran puntos importan tes de la revolución agraria estos jóvenes intelectuales con la Rusia de los soviets es su punto de
ant11mpe~1ahsta por ~ealizar en el país, mientras planteó la necesi- diferenciación respecto del resto del campo cultural; el impacto ideo-
dad de agitar una sene de consignas· "Que el d. d I b. lógico-político de la revolución se convierte en un leit-motiv de dis-
d . · mero e os o rspa-
cursos y prácticas artísticas, genera compromisos y articula núcleos
o~ y arzobispados
., .
fira1 I es d e I EJerc1to
sea destinado a los desocupados"· , "F uera 1os
y de la Armada"· "F I I 1 . d 1 intelectuales la mayor parte de las veces apartidarios". 95
l "· " . , uera a g es1a e a escue-
a· ' . Fuera las monjas de los hospitales"·, "Contra la guerra 1mpe- . Sin embargo, la incorporación de intelectuales y artistas al PC o,
na 11sta apoyada por el Vaticano". en algunos casos, que siguieran, al menos, siendo sus "compañeros
de ruta", se veía dificultada por el acérrimo obrerismo que caracteri-
zaba la organización. En general, eran definidos bajo el peyorativo
6. LA ADHESIÓN AL COMUNISMO DE INTELECTUALES término de pequeñoburgueses, propensos a todo tipo de desviacio-
ESCRITORES Y ARTISTAS '
nes. También influía la existencia de una dirección partidaria todavía
débil, cambiante e inexperta, que se mostraba hostil a la independen-
¿Cuá_lfue el lug~r de los intelectuales, escritores y artistas en esta re-
cia de criterio de la que hacían gala algunos de aquellos individuos. A
~reacron c?mu01sta de una cultura obrera durante los años veinte y
esto se sumó el fuerte sectarismo que definió al tercer período en todo
/sta medrados de l~s treinta? Aquí el balance se vuelve complejo.
el comunismo internacional, que, en el plano artístico y cultural, co-
or un~ parte, experimentaban una atracción hacia el PC debido a
incidió con una, creciente desconfianza hacia las e),.'Perimentaciones
una sene de factore~: la permanencia del ideal del comunismo y de 1
de las vanguardias estéticas y científicas, y con una progresiva instau-
causa d_e 1~ Revolución soviética; la creencia en una caída inminent:
ración de los principios soviéticos del "realismo socialista".
del cap1t~l'.~mo tra~ la crisis de 1929; la creciente conflictividad social Durante estos años, el PC no pudo acercar a muchos académicos
qte se v1v1_0 a partir de este fenómeno; los vínculos orgánicos con la
a sus filas. Con la represión anticomunista imperante, la adhesión de
e ase trabajadora que demostraba poseer el partido· el com .
d I h x1i· , , prom1so un universitario al PC significaba un infortunio para su futuro acadé-
e uc a que e _1b1an sus militantes; la búsqueda de una nueva cul-
· mico o profesional. Ya señalamos el caso de la pedagoga Fossatti en
tura. Como sostiene Osear Terán " 1os comunistas ganaron una
. . . , ... Mendoza. Otto tanto ocurrió con Aníbal N. Ponce (1898-1938), du-
ev1~en~e míluenc1a en el movimiento obrero. Esta mayor inserción
rante est<?S años, el más importante intelectual vinculado al PC. Huér-
deb1a sm duda resultar atractiva para algunos intelectuales .
ta , · . . progres1s- !,
~' _max1~~ cuando esa s1tuac1ón se iluminaba con el contraste entre la
cns1s cap1tahsta_mundial por un lado y lo que se percibía como los éxitos
9
de la construcción del socialismo en la Unión Soviética por el otro".93 -1 "El efecto de la revolución rusa y el indudable heroísmo de muchos de los
161 de 227
266 Hernán Camarero
Comunismo y cultura obrera 267
fano, egresado con honores del Colegio Nacional de Buenos Aires
Ponce abandonó una carrera de Medicina para especializarse en Psi~ UBA y exonerado de sus cargos docentes. A comienzos de 1937, de-
cología Y llegó a dictar cátedra en el Instituto Nacional del Profesora- cidió irse a México. Allí logró una exitosa inserción intelectual ypi:-o-
do ~ecundario. Desd~ 1923 participó, al lado de su maestro José In- fesional, y también encontró la muerte, de forma accidental e inespe-
gem_e_ros, en la direcc1ó~ de la Revista de Filosefía y en la creación de la rada, en mayo de 1938.
s~c_cion _local de la Unión Latinoamerican a, mientras comenzaba a Héctor Pablo Agosti (1911-1984) fue otra figura clave, que, con
viaJar asiduamente a París y a descubrir el psicoanálisis. En mayo de los años, y hasta su muerte, se erigió en el más destacado intelectual
1~30, _fue uno de los fundadores, junto a Alejandro Korn, Roberto partidario, con aportes en los campos de la filosofía y los estudios
Gmsti y_otros, del ~olegio Libre de Estudios Superiores, una entidad culturales. Tuvo un precoz acercamiento a las filas comunistas: en
~e ensenanza pública no estatal, basada en un conjunto de cátedras 1927 se afilió a la FJC y se convirtió en un cuadro relevante; algunos
libres, que conte1_1ía a _a~ue_llos_ int~lectuales laicos y progresistas si- años después, se incorporó al CC partidario. Trabajó como secretario
tuados fuera del dispos1t1vo mst1tuc1onal oficial. Debe situarse en 1928 de Codovilla y redactor de las actas en la Primera Conferencia Co-
el -~omento en _que Po?-ce c?menzó a alejarse de sus concepciones munista Latinoamericana en Buenos Aires en 1929. Ese mismo afio,
0_ngmales.' propias de! liberalismo positivista, y a incorporar catego- ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, cuyos estudios
nas marxistas. A partir de 1933, asumió expresamente ~l marxismo abandonó poco antes de graduarse. Allí se deslumbró con Ponce y se
(~l que_ entendió como r_educto de la racionalidad cientificista) y se convirtió en su discípulo. Como vimos, la vida de Agosti estuvo sig-
vmcul~ al PC, aunque s~n- afiliarse a él. 96 Ponce conquistó pn gran nada por la represión: entre 1931-193 7, sufrió tres encarcelamientos,
ascendiente sobre las_ po_sic1o~es del partido en el campo ideológico y durante los cuales escribió los testimonios y trabajos de crítica litera-
cultural, que aseguro " ·
aun mas cuando , en 1936, iºmp J.l 1so' su rc:v1sta ria que configuraron su primer libro, El hombre prisionem, publicado
. , . .
Dzalecti:ª· Hay quienes sostienen, incluso, que fue él quien, desde la en 1938. Ya era un símbolo del intelectual comunista entregado a la
ª~~pcion del frente popular, tomó a su cargo la tarea de articular la causa proletaria:
visión del país_ Y_~el mundo del comunismo argentino.9 7 En todo
El joven dirigente revolucionario Héctor P Agosti ha
:aso, se co_nvirt10 en ~na figura que forjó una identidad para la
·' vasta,
una prod ucc1on caído nuevamente en las garras de nuestros enemigos
mtelectualidad .comunista , además de deiar ;J
[ ... ]. iEs torturado en la Sección Especial, vejado en Vi-
au11:que ~e d_esigual valor, en cuestiones de psicología, filosofía,
lla Devoto y procesado en los Tribunales! Su salud que-
soc10logia,_ historia y crítica literaria. Por asumir sus ideas, el autor
brantada, por años de persecución. Pero su dignidad re-
de Humanismo burgués y humanismo proletario fue expulsado de la
volucionaria se mantiene firme, su voluntad de lucha es
insobornable. Desde la misma cárcel trabaja, estudia y
entrega toda su cultura, capacidad y talento al proletaria-
96
., "
O Terán , "Anib
· . 1 a1p once .. · " , pp. D5 Y 161. El modo en que Ponce se convir- do con quien se ha consustanciado . 98
tto en el intelectual orgánico por excelencia" del PC es t'a ana 1·iza d o en N'estor
Koh .
a~, De l~genreros al Che. Ensayos sobre el marxismo argentino y latinoamen·tano, Bue- En 1931, antes de iniciar su ciclo de prisiones, Agosti fue el prin-
nos ~res, Biblos, 2000, ~P- 6;-74. Para su reconstrucción biográfica, hemos segui- cipal impulsor de una agrupación de estudiantes universitarios y se-
do al libro de H. P. Agost1, Ambal Ponce. Memoria y presencia, Buenos Aires, Cartago cundarios promovida por la FJC. Se trataba de Insurrexit, homónima
· 1 · '· · · ' '
, , ya otros do s, escritos en e v1ges1mo aniversario de su muerte:Julio Wosko,
1974 99
de la que había actuado en los primeros años veinte. La organiza-
Ambal Ponce, humalllsta de nuestro tiempo, Buenos Aires Aurora 1958· A' Yi
. ' ' , . unque,
A 'b I P I
fo. .
m ~ once o os deberes de inteligencia, Buenos Aires, Futuro, 1958.
9
Tulio Halperin Donghi, La Argentina y la lomienla del mundo. Ideas e ideologías entre 98
"Héctor P. Agosti",]uvwtud Obrera, III, 42, 4/3/35, p. 5.
1930 Y 1945, Buenos Aires, Siglo veintiuno editores Argentina 200" pp. 127 y SS.
t '-',
99
B. Kleiner, 20 a,"ios de 111ovi111ie11to eswdia11til reformista, 1943-1963, Buenos Ai-
res, Platina, 1964, pp. 17-27.
162 de 227
1
268 Comunismo y cultt1ra obrera 269
Hernán Camarero
sual de estudios sociales. Puiggrós, quien dejó incom
ción existió hasta 1935, cuan do fue disuelta con pleta una carre-
popular. Tenía un comi té nacional, que funcionab
no de México 2070, y filiales en La Plata, Córd
la estrategia delfrente
a en el local capitali-
oba, Rosario y Santa
ra universitaria en la Facultad de Ciencias Econ
lió al partido en Rosario dura nte 1928, tras un
URSS. En los siguientes años, su militancia tuvo
ómic as (UBA), se afi-
viaj~ a _Europa Y 1:
t
Fe, en cuyas unidades académicas actuó. 100 En altibaJOS Y altern~
agosto de 1932, reali- entr~ 'un empl eo comercial, la labor en el perio
zó en Buen os Aires su prim era asamblea nacional.
Insurrexit, se mo- recci.S~ de una revista de artes e ideas, Brújula,
dism o 8:áfico Y!ª
d1-
vilizó contr a la inter venc ión de las universidades que editó con mde-
rreformista" abierto en septiembre de 1930, al que
reaccionario y fascista. Sin embargo, a tono con la
y el proceso "contra-
reputó oligárquico,
pendc:nt¡:ía del parti do en 1930-1931: 103_
, Dond e el PC tuvo mayores pos1b1hdades, desd . _
e los anos vemte,
. 1
l
línea del tercer período, fue entre los escritores y ensayistas de la nueva
desarrolló una visión muy crítica de la Reforma genera_ción, mu~hos
Universitaria de 1918, dé los ·cuales abrazaron la utopí a revolucionaria.
subordinada a una mirada de clase que alertaba sobre Vanos novelistas,
la inconsecuencia po_etas, cuentistas y dram aturg os del Grup ~ Boed
pequeñoburguesa de dicho proyecto y que insist o, que retrataron al
ía en la necesidad de la hom bre de abajo, plant earon el comp romi so ~ocia
fusión del estudiantado con la clase obrera. Si el punt ! ~o_mo forma ~e
o central era la lucha · expresión y a crear on una literatura de denu ncia,
por las reivindicaciones inmediatas de los estud
iantes pobres, alertaba do o fuero n sus "com pañe ros de ruta", al meno
adhm eron parti- ª!
que éstas sólo serían conquistadas, " ... cuan do s dura nte un tiempo.
las masas laboriosas y La mayoría tenía origen humi lde, surgido ~n el subu
estudiantiles -bajo la dirección del prole taria do- rb:o, el conv en-
expulsen del país al tillo·y la familia de inmigrantes. Habí an anim ado
imperialismo y den la soluc ión revolucionaria la_ revista_ Los pensa_-
de la crisis". 101 Jores administrada por Ant9 nio Zam ora, y luego
diero n vida a Cl~ri-
Com o referentes de Insur rexit , además de Agos
zález Albe rdi (este últim o, en la Facultad de Cien
ti y Paulina Gon - dad {f~ gran publicación pluralista de las i~quierdas dura
nte los anos
cias Econ ómic as de trein'ci y los cuarenta) y a la colección de libros
la UBA), se destacaron Carlos Moglia, qmen tuvo Los nuevos. Deb~ des-
una intensa actua - ... , . ' , Leo'n·i.das Barletta cofundador, en 1928
ción en la dirección de la FUA , y el futur o polít tacafS$ aqui a · , de la Sociedad
'
lio J. Frigerio. Alcira de la Peña tamb ién milit
ico desarrollista Argeill,jna de Escritores (SADE). Barletta fue, en ~ 930, el crea dor y
ó allí y, por ello, fue priaer:di'rector del Teatro del Pueb lo, que, al poco
expulsada de la Facultad de Med icina (UBA). Asim t1em~o, pudodfun,-
ismo, el estud ian- . • ·u pequen-o focal ubicado en el 465 de la Corr iente
te platense, y poste riorm ente ·escritor, Erne sto c10n aren u s to av1a
Sábato fue dirigente ango'St~;y e,rigirse, en los años sigu~entes, en una · · d
de esa agrupación y de la FJC. Inclu so, en agost alternat1va,1~ epe~-
o de 1934, junto al dierl'te alá escena comercial, a parti r de repre senta
pinto r Casta gnino , integ ró como candidato la lista r obras clas1cas y e
que el PC prese n- . 'd . aturgos Otro s fuero n los narradores Elías
tó, sin ser aceptada, para las elecciones de conv nuevos ram · Cast elnuo vo
encionales cons titu- y Alva:ro Yunq ue (en 1935 dirigió Rumbo, una revis . . . 1' ·
yente s en la Provincia de Buen os Aires. 102 ta htera no-p o 1~1ca
cerca ·a al PC), y el poeta, dram aturg o y secre
En el camp o de la elaboración ensayística e histo tano de SADE, Cesa r
riográfica come n- Tie!'i.1.(~·.;Varios de estos escritores reemplazaron al
zaba a esbozarse la figura de Rodolfo Puiggrós lump en y _al pan~
(1906-1980), si bien corn~ ~éi:or principal de sus obras por el obre ro
su papel como intelectual del PC fue destacado sano y optimista, ca
· 1·
, 1 ·
luego de 1935, espe- paz_¿'~participar en una revoluc1o • , 104
cialm ente a parti r de 1938, cuan do lanzóA~urnento n socia ista.
s, una revista men -
•
·--- --A cha , La 1wció11ji1tura. Rodolfo Puiggr
ós en las eucrucijadas argentinas del
siglo XX Bueno s Aires, Eudeb a, 2006, P· 15 Y ss.
10º "l nsurrex1t' rea 1·izara, su asamb lea nacional", BR, · o.i M' , M' 11 no "Los obrer os en el períod . .
I, 74, 15/6/32, p. 2. 1 ana me o , o de entreg uerras en Argentina.
º
1 1 "Reu
''s e 11'
mo. a asam 61 ea nac1on · a Id e 'I nsurrex1t.,,, , M1111 d sus forma s de repres entaci ón literario-discursiv . . A
o Obrero, I, 2, 25/8/ as", en J. Panet tien (comp .), rlrdn-
32, p. 4. . ')04 y ss Ver: E. Caste lnuov o, t as
102 1iria: 1rabajadores entre dos guerras, op. cit., PP· -
"El 19 de agosto en la prov. de Bueno s Aíres: . · .
por la Lista obrer a y campe si- Pro/erarias. Escenas de /a lucha obrera, Buen os Aíres,
na", LI, XVU, 3433, 11/8/34, p. 5. Victo ria, 1934.
163 de 227
')71
270 Hen1á11 Camarero Comunismo y wlw1
A estos cánones no se adaptó Roberto Arlt: ni en los avatares an- sindicalistas) pareció más eficaz para la óptica comunista: publicó en el
gustiosos y sórdidos de personajes más bien desclasados o amorales, diario e;,,_1:ensos y elogiosos artículos sobre la URSS a partir de sus
como Silvio Astier y Remo Erdosain, de sus novelas El juguete rabioso e;,,_-periencias de visitan te en 1931, que le sirvieron al autor para editar,
y Los siete locos, ni en una trama como la de este último libro, que gira en 1933, su libro Yo vi en Rusia. Impresiones de un viaje a través de la tierra
en torno a una pandilla de intelectuales frustrados ~ue pretende fi- de los trabajadores. Pero hasta estos relatos resultaban heterodoxos para
nanciar uu indeterminado plan revolucionario con la explotación de el estilo partidario.
prostíbulos ... Sin embargo, el gran novelista tampoco escapó a la in- En cuanto a Arlt, puede afirmarse que ya colaboraba con el parti-
fluencia del comunismo. Pero el "caso Arlt" sirve para entender los do: en abril puso a disposición su obra Los humillados para que el Tea-
límites y dificultades en la posibilidad de acercamiento de hombres tro del Pueblo la representara en el marco de un festival y baile fami-
de la cultura al PC. Castelnuovo recordaba sobre Arlt: "Cuando or- liar que hizo la FJC con el objetivo de recaudar fondos. 107 Por esos
ganizamos la Unión de Escritores Proletarios, firmamos juntos los días, también fuventud Obrera, el periódico de la FJC, en su segundo
términos de la convocatoria que se dio a publicidad. Entonces, estuvo número, pub-licó un te;,,_1:o entregado por Arlt, dedicado a criticar a
a punto de ingresar al Partido Comunista". 1º5 Eso ocurría hacia co- Manuel Gálvez. Los dos primeros te;,,_1:os del autor de Los lanzallamas
mienzos de 1932. Efectivamente, aunque, poco desp~és del golpe de escritos para Bandera Roja lo mostraron alineado con las posiciones
Estado perpetrado por Uriburu, Arlt había tenido alguna participa- sectarias del PC: eran críticas a Antonio Zamora, al ministro de Agri-
ción en la Liga Antiimperialista, una organización fomentada por el cultura Antonio de Tomaso y a los socialistas, desde posiciones de
PC, fue en aquel año cuando el escritor protagonizó un acercamiento izquierda. 108 La tercera intervención de Arlt derivó en polémica. En
directo al partido. Bandera Roja, el fugaz diario comunista, lo atesti- su nota "El bacilo de Carlos Marx", trazaba el objetivo de" ... hacer
gua. Para ese entonces, Arlt ya era muy conocido: había publicado sus comprender a todo tibio simpatizante con la causa de Rusia que su
novelas, había escritos dos obras de teatro, se había desempeñado como' deber, su único, su exclusivo deber, es estudiar de continuo. Un pro-
cronista policial en el diario Crítica y, luego, como redactor del diario pagandista preparado es un arma de combate terrible. Una especie de
El Mundo (allí editaba una sección con firma, sus famosas ''Aguafuer- cultivo de bac1·¡o e1eva d o a1maxnnum
, . , . " .109 E ra :.in
d e supo d er toxico
tes porteñas"). Por eso, sus artículos en el diario del PC aparecieron planteo herético para un partido intelectualmente tan tosco y dogmá-
c~1~ un inhabitual "Roberto Arlt escribe". Se ha afirmado que, a prin- tico, narcotizado por las caracterizaciones del tercer período. La res-
c1p1os de 1932, fue R. Ghioldi, quien solía tratar con intelectuales, el puesta fue inmediata. Primero, uú ignoto Artero retrató a Arlt como
encargado de reunirse, en el Teatro del Pueblo, con Arlt y Castelnuo- un intelectual pequeñoburgués, amigo de Rusia, pero inconsecuente
vo para invitarlos a colaborar con Ba11dera Roja, en cuyas páginas había con las tareas y necesidades de la hora, pues no comprendía que un
lugar para e,.7Jresiones artísticas y culturales. 106 La participación de revolucionario no se podía formar sólo en el estudio: "No. Ese pro-
Castelnuovo (quien venía de participar en periódicos anarquistas y pagandista debe hacerse en la lucha, debe morder las necesidades del
proletariado, debe ir a los sindicatos, a las reuniones de obreros, a sus
clubs, sentir en carne propia el desprecio a la burguesía dominante ...
y también estudiar. He aquí al revolucionario. No basta la intención,
!OS Elías Castelnuovo, Me111orias Buenos Aires, Ediciones Culturales Argenti-
164 de 227
272 Hemán Camarero
Comunismo y rnltura obrera 273 1
la simpatía ni el entusiasmo". 110 Luego, la propia pluma de Ghioldi
miento revolucionario ni al marxismo. 113 Meses después, en uno de
l:
salió al ruedo con un artículo que, si bien reconocía la utilidad de
"estudiar al marxismo", impugnaba directamente la ocurrencia arltia- sus cuentos, Arlt le hizo decir a uno de sus personajes lo que parecía
na: "En 'El bacilo de Carlos Marx' observamos que el punto de parti- ser un balance de esta experiencia:
da es el individualismo más apretado y las conclusiones, individualis- Como otros de mis compañeros, me quise acercar a la
tas también [ ... ]. La revolución no es el producto de tales minorías, cla~e trabajadora [ ... ].Alas primeras de cambio algunos
sino el movimiento revolucionario de masas. Inocularse el 'bacilo de obreros fantásticamente instruidos, ayudados por su te-
Marx' para crear la casta de la minoría selecta, es directamente anti- rrible dialéctica marxista (que aún no la entiendo clara-
marxista".111 En ese mismo texto, Ghioldi colocaba a Arlt entre una mente por ser tan complicada) trituraron nuestros con-
serie de intelectuales Qulio R. Barcos, Arturo Orzábal Quintana y ceptos y mi literatura, y sin pelos en la lengua nos tildaron
otros), con los cuales el propio PC acababa de compartir acciones en de ignorantes, vanidosos y oportunIStas y chillados. 114
común en la lucha contra el imperialismo, la guerra y el apoyo a la
URSS. Para él no eran más que intelectuales pequeñoburgueses con- Todo esto, sin embargo, no impidió que Arlt continuara siendo
fundidos, a los que se les debían señalar sus límites. La conclusión del durante algún tiempo un escritor cercano al PC y partidario de imcia-
virtual secretario general del PC era inevitable: "El pequeñoburgués, tivas militantes. Por ejemplo, junto a Castelnuovo (al que Ghioldi
pedante de su sabiduría muchas veces discutible, piensa que someterse también había definido como "literato pequeñoburgués"), fue funda-
a la dirección del proletariado sería indigno de su suficiencia; en realidad dor, en mayo de 1932, de un efímero intento de rivalizar con la SADE:
la dignidad revolucionaria de la pequeño-burguesía sólo puede existir en la Unión de Escritores Proletarios, que se pronunció a favor de la
la medida en que trabaje con el proletariado y bajo su dirección". URSS y de la lucha contra la guerra imperialista, el fascismo y el so-
La respuesta de Arlt giró sobre esta última observación, cuya uni- cialfascismo. Al fin y al cabo, Castelnuovo aseguraba respecto de él y
versalidad cuestionó, ya que sólo tendría vigencia" ... siempre que el de Arlt, .que sólo "por un mal entendido no ingresamos los dos al
proletariado del país donde actúa el intelectual pequeñoburgués sea Partido Comunista Argentino". 115 Ambos colaboraron con la revista
marxista. Ahora, sí el proletariado y la gran masa rural no es comunis- Actualidad drtistica economica social, una publicación orgánica del
ta, ¿qué camino debe seguir el intelectual?". Para el escritor, Ghioldi PC que salió .éntre 1932-1936. En su comité editor, figuró el propio
entraba en una "demagogia desenfrenada, con principios autoritarios; Cast~lnuovo, junto a Manuel Punyet Alberti y Horacío Treja, entre
el proletariado es todo. Sí, el proletariado será todo, cuando su dic- otros. Arlt:escribió allí artículos sobre los desocupados y las huelgas
tadura (vehículo para la desaparición del estado capitalista) haya de los obreros de la carne que dirigió el PC en Avellaneda durante
absorbido todas las clases destruidas en su concepto de clase". 112 1932. D~sde la revista, se entablaron relaciones con los escritores,
A los pocos días, Bandera Roja cerró el debate, planteando que ya artistas e intelectuales próximos al partido. No pocos de ellos fueron
Ghioldi no intervendría más debido a sus "múltiples ocupacio-
nes", pero se dejaba constancia de que Arlt no entendía ni al moví-
113
"La cuestión Arlt", BR, I, 39, 10/5/32, p. 2.
114 'R. Arlt, "Escritor fracasado", en ídem, El jorobadito y otros cuentos (1933),
110
"Contestando a Roberto Arlt", BR, l, 21, 21/4/32, p. 2. Buenos Aires, Losada, 2004, p. 63.
111
R. Ghioldi, "Sobre el bacilo de Marx",BR, 1, 24, 24/4/32, p. 2y BR, I, 25, 25/ 115
E. Cascelnuovo,Memorias, op. cit., p. 199. David Viñas, en un artículo publi-
4/32, p. 2. Un análisis del cerna en; J. Aricó, "La polémica Arlt-Ghioldi. fult y los cado bajo· el seudónimo de Juan José Gorini ("Roberto Arlt y los comunistas",
comunistas", La Ciudad F11tura, 3, diciembre de 1986, pp. 22-26. Contorno, 2, mayo de 1954, p. 8), argumentó que la aproximación de Arlt al PC fue
1
i; "Escribe Roberto Arlt: Ghioldi y el bacilo de Marx", BR, I, 33, 4/5/32, p. 2. ocasional, subestimando, a nuestro entender, la relación intensa y conflictiva que
existiQ entre. ambos.
165 de 227
274 Comunismo y culwra obrera 275
Hernán Camarero
reportar, por el momen to, a una orgánica partidaria, entre abril Y s~p-
sometidos a las mismas críticas que G!uoldi antes había d~sarrollado
tiembre 1933, Gonzále z Tuíí.ón fundó y ding1ó Contra. La revista
respecto de Arlt, Casteln uovo y otros. EnActualidad, en directa polé-
franco-tiradores, una smgular experiencia de vinculación entre
mica con ideas que había e;,,_'Presado Barletta, se presenta,ba así el dile-
ma de todo pensado r y artista: "O son revolucionarios d.esembozada- vanguardia estética y vanguardia política ns
En el primer número ~e
Contra, se reprodu cía en la tapa una litografía de Gmllerm o Fac10
mente, y todas sus ideas, todos sus actos, toda su propaganda pertene -
ce por entero al bloque proletario que enfrente al bloque burgtiés, o Hebequ er Gunto a los pintores y grabadores José ~ato, ~dolfo Be-
bien integran, conscie nte o inconsc ienteme nte, este último, partici- llocq y Abraham Vigo, y al escultor Agustín ~1ganel~1, hab1a formado
el grupo Artistas del Pueblo, de claro contem do social), en la que un
pando así del pape! conserv ador y obstruc tivo de servir y defende r
todo lo viejo y consagrado que tiene el mismo" . 116 obrero alza desafiante su puño izquierdo. La revista propugn aba el
La crítica a Barletta, fue más allá. Entre 1933 y 1935, integrantes "arte revolucionario" y negaba la idea del "arte puro", bajo la cre~ncia
del partido impulsa ron, frente a la instituc ión creada por él y para de que su neutralidad era imposible mientra s subsistiera la sociedad
darle verdadera batalla al "teatro burgués ", el Teatro de Arte Proleta- de clases. sus páginas, se dejaba sentir una admiración por la poe-
rio, dirigido por Ricardo Passano, y cuya secretaría se ubicaba en Bar- sía de V1adimir Maiakovsk.-y y Louis Aragón, por los representantes
tolomé Mitre del surrealismo francés y por los nuevos novelistas norteam~ricanos,
, Se definía como un conjunt o antiitidividualista,
que como John Dos Passos y Upton Sinclair. Allí escribieron van~s de los
la idea de primeras figuras, de maestros ydirectores, y
representaba obras para distraer y, a la vez, elevar" ... el pível cultural intelectuales cercanos al PC, con algunos de los cuales Gonzalez Tu-
de las masas trabajadoras, ayudarlas en su emancip ación dentro de la ñón había compar tido la e;,,_-periencia de Martín Fierro y Cr!tica. Incor-
actual sociedad [ ... ]. Es decir lo contrari o de lo que ocurr~ en los porando modelos literarios experimentales, Contra tradujo la ~ayor
teatros burgues es, mercantilizados, cuyo público sólo reacciona en parte las políticas que impulsaba el partido en plena estrategia del
forma visible ante las más gruesas chabacanerías o ante las imbéciles y tercer período, lo que se demues tra, por ejempl~; en el de?uest o total al
torpes alusiones o procacidades de los cómico s en boga, que no tra- radicalismo y al PS. Es cierto que la pub!tcac1on mtento p:eservar su
ducen ninguna inquietu d, ninguna sensibilidad artística, ninguna pre- autonom ía deI PC y un carácter más plurali~ta, pern su dire_ctor for-
muló definiciones contund entes: " ... el único cammo posible es el
ocupaci ón de un orden superio r y más digno, que no van más allá de
lo superficial". 117 del comuni smo. Hay proletarios y burgueses, y yo es:oy_con los pro-
letarios, si no por mi cultura y mi condici ón de penod1~t_a, por, en-
También un integrante del Grupo Florida confluyó hacia el PC: el
poeta, escritor y periodista Raúl González Tuñón (1905-1974). Su tiéndase bien, mi mentalidad revolucionaria". 119 Un militante cen-
acercamiento a la clase obrera y a la izquierda fue gradual uró el "confus ionismo pequeñ oburgué s" que advertía en Contra, ere-
la s
yendo necesario reafirmar que la conciencia revoluc_1onana . d'
segunda mitad de los años veinte, mientras concluía su participación en no po ia
la revista Martíll Fierro, escribía en el diario Crítua (al cual había ingresado ser creada por los intelectuales y sus mstrum entos, smo por los_ ~bre-
siete años antes como column ista y corresponsal viajero) y publicaba
· d os por e1
ros en la luc h a d e e 1ases y guia Tunon (a
sus libros de poesía El violín del diablo, Míércoles de ceniza y calle del
agujero en la media. Ya habiénd ose declara do comuni sta, pero sin
1 IS Sylvia Saítta, "Polémic as ideológic as, de bates literarios en Co111ra. La_ rel'ÍSI~
de Ios firallco-tim· d01es s s,'
. " , en . ~ 1tt,~ (coord) Co11tm La rw1,ta de los fm11co-11iadore.1,
., · .
Be rna l, UNQ , - ,.,, p · 13 · Los· datos
'JQQ:; del poeta e11: Horac10 Salas, Co11-
116
versacio 11 es coii Raiíl Go11::::ález Ti11ió11, Buenos Aires, La Bastilla, 1975; Pedro Org<1m b'1
Carlos E. Moog, "El arte y nuestras ideas sociales", Act11alidad artfslica eco-
-
de, El /10 111bre de la rosa blí1uiM11, Rosario, Ameghin o, 1998..
11ó111ica - socia/, I, 3,Junio de 1932. . ,,
119 R. González Tuñón, "1\lgunas opinione s que
117
Julio Valdez, "El Teatro de l\.rte Proletario de la Argentin a", Cowra, I, explican algunas actitudes ,
5, Co11tra, I, 2, mayo de 1933, p. 6.
septiemb re de 1933, p. 10.
166 de 227
276
Hernán Camarero Comunismo y cultura obrera 277
diferencia de lo que Arlt había hecho con Ghíoldi antes), evitó una
respuesta clara a esta crítíca. 120 dos por la policía, que también entorpeció las tareas de distribución _Y
En el cuarto número de Contra, González Tuñón publicó su poe- venta. mismo número fue secuestrado por las fuerzas de segun-
dad, lo que puso punto final a la publicación. González Tuñón se
ma "Las brigadas de choque", en el que postuló la adhesión al prole-
tariado, la revolución y el comunismo. 121 Encabezado por una frase convirtió en otra víctima de la Sección Especial: fue encarcelado y,
de Aragón, "por el aniquilamiento total de esta burguesía", convoca- debido al citado poema, procesado por incitación a la rebelión, ?ero
ba a sus " camara das poetas " a1compromiso . urgente: "Pero recamo 1 logró la libertad bajo "caución juratoria". En contra de la s:ntenc_1a, se
de cada uno la actitud revolucionaria/ frente a la vida./ Pero reclamo pronunciaron Federico García Lo:ca, Pablo Neruda, Lean :ehpe y
el pui10 cerrado/ frente a la burguesía", y afirmaba luego "Formemos Miguel Hernández, entre otros. Fmalmente, ~n 193~ Gonzalez Tu- 1
ñón dio un paso más y se afilió al PC, y lo mismo hizo su h~rmano l.
nosotros, cerca ya del alba motinera, / las brigadas de choque de la '!j
Poesía./ Demos a la dialéctica materialista el vuelo lírico/ de nuestra Enrique. Tras su viaje a España en 1936, publicó su famoso hbro de
clara impronta militante, en homenaje al levantamiento astunano Y
í
fantasía". A partir de allí, seguía una metralla de oraciones provocati-
vas: "... y nosotros, únicamente nosotros los comunistas, auténtica,/ en apoyo a la República: La rosa blindada. . ,
legítimamente nos reímos de esa constitución burguesa/ y de la de- , Por otra parte, durante los primeros años tremta, el PC canto en
mocracia burguesa/ pero no de la democracia que proclamamos / sus filas O tuvo como firmes simpatizantes, a destacados represen-
tantes d~ la plástica argentina. Por ejemplo, Antonio Berni (1905-
porque nosotros queremos la dictadura/ pero la dictadura que asegu-
rará la verdadera libertad/ de mañana". El poema continuaba con 1981 ). Luego de su estadía en Europa, en donde absorbió la e:Kpenen-
ataques al orden burgués en todas sus eA-presiones y bramaba contra cia del surrealismo, una vez reinstalado en su ciudad nata!, R:osano,
los fascistas, los radicales y, además, "los social-demócratas, los católi- en 1931 el pintor ingresó al PC (y R. Puiggrós tuvo i:1ucha mcid~n~1a
cos, los nacionalistas", a quienes, como a los cuervos, "hay que des- en dio ).122 Ya distanciado de la dimens_ión inconsciente y_ fantast1ca
trozarlos con un tiro de escopeta". También "contra las putas espías del $urrealismo, Berni postuló la necesidad del compron11so del ar-
de Orden Político"," el anarquismo sentimental y claudicador" y "toda tista ~on los procesos históricos y los desheredados, y una impugna-
la roña burguesa" (abogados,jueces, intelectuales, vedettes, mesías). ción a la estética sostenida en una pura especulación sobre las formas
Finalmente, el texto llamaba al combate "Contra los museos, las uni- y los materiales del arte. . 1934 Berni orga~izó en Resano la Mu-
versidades,/ la prensa paquidermo,/ la radiotelefonía,/ la academia, tualidad Popular de Estudiantes y Artistas Plast1cos, una escuela-ta-
el teatro y el deporte burgués./ iPreparémonos para tirar/ y acertar ller que formó a varios jóvenes, y realizó _mu:st~as ~~mural~s ~ cua-
, d e manera contun dente "'l.l'.10 arrOJO dros de gran tamaño, dirigidos a un amplio publico. El objetivo de
es ta vez.I" , y conc 1uia, •
este poema
violento y quebrado/ contra el rostro de la burguesía". este nuevo espacio, en donde la influencia d~l PC era m_uy grande, _se
Los efectos del escrito fueron inmediatos. el quinto y último encuentra eq el manifiesto que emitió la Umón de Escntores y Ar_t1s-
número de Contra, aparecido en septiembre, se denunciaba que algu- tas Revolucionarios creada hacia esa época en la ciudad santafecma,
nos de sus lectores, obreros del Frigorífico Anglo, habían sido deteni- en el que el principio de identidad aparecía inequívoco: "Nosotros,
12
°C Moog, "Contra Contra", Co11tra, I, 3,julio de 1933, p. 12. González Tu-
in Guillermo Fantoni, "Vanguardia artística y política radicalizada en los años
ñón, en "Los sucesos, los hombres", Co11tra, I, S, septíembre de 1933, p. 2, dijo,
'30: Bérhi el nuevo realismo y las estrategias de la Mutualidad", Camas y Azares, Iv,
respecto del artículo de 1\1oog: "nosotros no discutimos y aceptamos alguna gran
verdad que nos dice". S, otono• d, e 1997 , pp. 131 - 141·, Femando García , Los ojos. Vida y pasión deAn/01110
121 Bemi, Buenos Aires, Planeta, 2005, p. 105. . .
R. González Tuñón, "Las de choque", Conrra, I, 4, agosto de 1933,
pp. 8-9. m Rafael Sendra, El jwen Bemi y la M11t11alidad Popular de Es111d1a11tes y Arlrstas
Plásticos de Rosario, Rosario, UNR Editora, 1993.
167 de 227
280 Comunismo y cultura obrera 281
Hernán Camarero
entender, acaso, _que, a partir de la aplicación de la estrategia del tos, Cayetano Córdova Iturburu y Nydia Lamarque (quienes habían
fr:~1te popular, practicamente todos ellos confluyeran en la Asocia- participado de la experiencia de la revista Contra), Gerardo Pisarello,
cion d_e Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores (AIAPE), Raúl Larra, Alfredo Varela, Gregario Bermann, Bernardo Edehnan,
motorizada por el PC? Juan Carlos Vedoya y Ernesto Giudici, un heredero del movimiento
_~a AIAPE fue fundada hacia junio de 1935 y tuvo una va,stísima de la Reforma Universitaria, quien ingresó al PC en 1934, tras una
act1V1dad hasta su clausura con el golpe militar de 1943. Su modelo ruidosa expulsión de la UBA y una emigración desde las filas de la
era _el Comité de Vigilance des Intellectuels Antifascistes, creado en izquierda del PS.
Pans en 1934, y las figuras progresistas de Henri Barbusse y Romain En síntesis, durante los años veinte y los treinta, el PC aparecía
Rolland. L~ i:-IAPE re~nió a di_stintas expresiones de la izqui~rda, pero como un partido de obreros inserto en un campo cultural a través de
el ~redo_mmio comunista fue mnegable. Estructuró filiales en.todo el una red de prácticas e instituciones, que se alimentó con la acción de
pais, articuló rama_s, d_epartamentos y comisiones (de plásticos., médi- intelectuales, artistas y escritores. Ellos desarrollaron con el partido
cos, abogados, periodistas, pedagogos), editó órganos d~ prensa (Uni- relaciones poco apacibles, a veces contradictorias, guiados por las an-
dad. P~r la defensa de la cultura fue el primero de ellos), montó una sias de conocimiento científico, de una literatura de compromiso so-
editorial y orga~1izó cursos y seminarios a cargo de especiafo,tas.129 cial o de un arte revolucionario. A su modo, de la mano del PC o en
Ponce ~u_e el pnmer ~residente, reemplazado un año d,espués por el · un camino convergente, ellos fueron a la búsqueda de la clase obrera.
Dr. Emi_ho Troise, quien se acercó al PC desde aquellos años.
Hacia esa época, con el_despliegue de una cultura antifascista (que ***
pug°:aba ?ºr defender l~s ~ibertades democráticas, cuestic;inar las polí-
ticas mm1gratonas restnct1vas y el antisemitismo, y sostener a J,. URSS En este capítulo, se ha examinado el modo en el que, desde los
años veinte, la clase trabajadora fue interpelada por el comunismo
com~ n:iodelo de desarrollo social) y con las tareas de solidaridad a la
desde una variedad de ofertas socioculturales. Los adeptos al PC de-
R~pubhca espaúola frente a la guerra civil, comenzaron a agruparse
bieron abrirse un espacio allí donde los socialistas llevaban una venta-
bajo la égida del PC una verdadera pléyade de ensayistas, artistas, in-
ja evidente, ya que habían logrado montar una empresa educativa y
telectuales o dmgentes políticos con formación teórico-cultural. En
recreativa sólida en los sectores populares. Pero el PC manifestó mu-
la ~IAPE, que ya para 1937 agrupaba a unos dos mil asociados, ade-
cho más explícitamente que el PS una vocación por crear un ámbito
mas, de lo~ mencionados Ponce, Agosti, Troise, Yunque, Tiempo, Pui-
de socialización cultural proletaria diferenciado de los impulsados por
ggros, Spihmbergo, Barletta y los hermanos González Tuñón, actua-
ron otros mtelectuales y artistas del PC o vinculados a él: entre tan- las clases dominantes. Al mismo tiempo, los comunistas expresaron
otro matiz: la renuncia a· asignarle aquel lugar central que le otorga-
ban los socialistas a su propuesta pedagógica, erudita y cientificista,
clave para su objetivo de incorporar a los trabajadores a la vida cívica y
aljuego electoral. Esta era una operación que el PC reputaba como
129 James Cane, "'Uníty for the Defense ofCulture': The AIAP.E d h reformista: la liberación de la clase obrera no surgiría de la pura edu-
c u Itura I p o 1·1t1cs
· f
o Argentine Antifascism 1935-1943" H' ·A
· · - . . an t e
· · ·
Review LXXVII k . . ' , tspamc menean Htstoncal cación en ciertos valores de una cultura universal progresista ni de la
, , 3, Du e Umvers1ty Press, 1997 pp. 443-482· R p 1· · "I
l 1 ·[; · ' , - aso m1, nte- obsesión por crear ciudadanos virtuosos, sino de la lucha de clases
ectua es anti asc1sras y comunismo durante la década de 1930 U "d ·
bl . . · n recorn o posi- e:x'traparlamentaria y antisistémica. Es decir, las prácticas culturales
e. entre Buenos f\ires y Tandil, Estudios sociales, xrv, 26, l.º semestre de 2004
Santa. Fe_, pp · 81 - 116·
_ , 1'd em, "El nac1m1ento
· · de una sensibilidad política. Cultura'
sólo debían servir para alimentar ese proceso de emancipación, que
ant1fasc1sta, comumsmo y nación en la Argentina· entre la AIAPE IC siempre se resolvía en la lucha política revolucionaria. Desde comien-
Ar · d · Y e o ngre so
_ gentmo e la Cultura, 1935-1955", Desarrollo Económico, XL 179 octubre/d'- 1 zos de los años treinta, cuando el PC profundizó la desafiante estrate-
c1embre de 2005, pp. 403-433. ' '
gia del tercer período y debió volver clandestina buena parte de su labor
168 de 227
282 Hernán Camarero
·comunismo y wltura obrera 283
ante los embate s represi vos del Estado , la acción cultura l comun
ista el caso anarqu ista: el proyec to del PC estuvo ~ruzad_o po~ cont_radi~-
fue perdien do impuls o y riqueza frente a las urgenc ias políticas
más ciones y contam inado por múltip les influen cias _ra~1onahstas, 1lm111-
inmedi atas que presen taba la hora, pero nunca desapa reció y, desde
la nistas y románt icas, hereda das de su pasado socialista, lo que p,uede
segund a mitad de aquella década , recupe ró espacio. En todo caso,
pueden servir algunas aprecia ciones realizadas para Francia: si los adverti rse al e:>s.-plorar su almacé n iconográ_fico, sus apuesta s ~stet1ca
co- s
munist as tendier on a config urar hasta el tercer período una "gran fami- y sus enunci acione s discursivas. En _defimtiva, como ~punto Hobs-
lia" o "subso ciedad" , con la aplicac ión de esa orienta ción confor bawm, " ... el socialis mo (o el anarqm smo, o el comum smo, que per-
ma- tenece n ambos a la misma familia) es el último y el más extrem ado
ron una "micro socieda d" o "secta", que quedó reducid a a un gue- de
to. 130 Esta fue una derivac ión bastant e lógica en un partido que, como los descen dientes del racion alismo y de la ilustra ción del siglo
ya hemos apunta do, tuvo tenden cia a conver tirse en una "institu ción XV1II". 134
total". Así como Hogga rt sugirió que las variaci ones estructur_ales, geo-
Las e:>,-periencias aquí reseñad as pueden definir se como tributa - . gráficas, ambien tales o étnicas complejiza_~an y hete~ogene;zaba~1
las
rias de una cultura obrera, a la que, al mismo tiempo , el PC coadyu experie ncias de una cultura obrera, tam~1en :e ~lerto que es~a siem-
vó pre nacía en ambien tes específicos (barno , fab'.1ca o cor~rn~1dad
a constit uir. No forzam os la utilizac ión del concep to, pues fueron lo-
los cal) y, por tanto, era una cultura de núcleo s soC1ales re~tnng1dos,
propio s actores los que, en todo momen to, aludier on a él para e:>s.-pli- que
citar el conten ido de sus prácticas. El términ o se había conver tido vivían en su comun idad. 135 Precisa mente, es necesar io explora r
en as-
un objeto de signific ación social. Pero no es recome ndable formul pectos de este último factor para analiza r :Ólno incidie ron las caracte
ar -
definic iones demasi ado general es u ontológ icas sobre la categoría rísticas de cada colectividad laboral de Cap1tal-GBA en la cultura obr~ra
cul- comun ista. En una clase trabaja dora multin aciona l y plurilingüíst1c
tura obrera. Los investi gadore s german os enrolad os en la corrien a
te como la que surgió en esta región, eso exi~e indaga r en el ~odo
de la "histor ia de la vida cotidia na", quiene s encara ron diverso s estu- en
dios sobre el mundo del trabajo en la Aleman ia prenazi , tendier on que el PC se insertó en los ámbito s proleta rios d,e ~as com~n 1dades
a de
conceb ir la historia de la clase trabaja dora como la de un entram inmigr antes. Hacia ese tema nos conduc e el prox1mo capitul o.
ado
de subcul turas. 131 Siguien do esta senda interpr etativa , entend emos
qu.e la comun ista pudo haber represe ntado, en los años veinte y
los
treinta, una variant e dentro de la cultura obrera, es decir, una "sub-
cultura " en el mundo proleta rio, inclina da a confor mar sus propias
norma s y valores, procliv e a recrear rasgos particu lares y localizada
en
ám bitas específicos. 132 Tal como se caracte rizó a la cultura anarqu
ista
de princip ios del siglo XX, tambié n es posible decir que la experie
n-
cia comun ista se aproxim ó más a una cultura alternativa antes que
a
una contrac ultura. 133 Y por las misma s razones que se esgrim en para
13
º G. Vincenc, op. cit., p. 65.
131
Sergio Bologna, Nazim10 y clase obrera (1933-1993), Madrid, Akal, 1999,
132
p. 59.
Sobre el concept o de "subculc ura": Alessand ro Pizzorno , Le radiá
della poli- 134 E Hobsba wm, "las secras obreras", en Rebeldes
tica assoluta e a/tri saggi, Milano, Feltrine lli, 1993, pp. 120-124. primiti11os. Estudio sobre las formas
133
J. Suriano : Anarquistas ... , op. cit, pp. 25-28. arcaicas de· los mo11i1111e1
· 1los soaa· /es e1, /os s1g· [ XIX XX Barcelona Ariel 1974 p. 191.
os Y , , , , _
135 R. Hoggart : La cultura obrera ... , op. cit.,
pp. 29-37; S. Bologna , op. Cit., P· 59.
169 de 227