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dices muth Kaiser, euye comprensién psicolégica influyé signiii- [DatrodeeA y Of Fd ) : Creivemente sabre 2 J Por fin, permitaseme utilizar esta ovasion para manifes:~“ ter mi aprecio @ Ja Sra. Betty Homich de Stockbridg®-@ ' ja Sra, Joann Smith de Los Angeles por e! eficaz y paciente : trabajo realizado con el manuserite. Davin SHapmo 7 . ace 1 INTRODUCCION a2 ~ Cae 7 ‘ A bos artis neon Shale. perme’ 1952 i t Este libro tuvo su origen en le observaci hechas relacionados con numerosos estados Jnadas conclusiones clinicas especifices “punto de vista’ pero no eseribf este libro tanto para exp’ rio. Constituye, entonces, un libro cl neutasis 0 el funcionamiento neurético y. si me tomo trabajo en esta introduccién para explicar su orienta no Io hago interesado por discusiones tedricas, sino para guiar al lector en la comprensién de los capftul que siguen. En el dltimo de los miemos, consideraré algunas smplicancias tadricas més generales de este a Permitaseme explicar qué quiero decir « ~ réticos”, Con “estilo” me refiero a una forma o tipo de 7 cionamiento —el modo o manera de un area dade de con: Gueta— que es dentificable, en un Tndividuo, a tevés de athe URE gama de sus actos eapetifices. Con “estos neurdticos \ ‘guiéro Significar esos modos de funcionar que parecen ca Tacterfsticos, respectivamente de los diversos estadas nears ' {igs He de considera aqui particularmente, las clases de 1BwT -oqsev0a sapmaride ersey £ saiop ‘sopennoajaqm souorseutpout ‘sasazayy ‘Sapnyryoe ap soar der vevorede ges ‘ean erouayiadxe woo Woeysarueut cun Busy ‘ode o1warumenoroung op seare 2389 Bf 3p ouseY aidan ta conptarpur un we seutor apand opep eatoims o ofsex um snb 2auoy BI ueMuayep anb £ sogser £ soooadsa semoytys ered zyayeut eum TesontoauT anb oprayurenorsuny ap sorTs9 ‘eso[O4 ~ed ap sodn soszaatp sof ep svopsqrajoenea ‘osreiioduioa £ sequampadxe ‘resued op sopour ‘owayureuojouny ap seurioy aigysosap o[qysod sq? “sefersue uos somsyur js ua seurstq ~oad so] oxeg “oj[s ered uarg werdepe a8 eouencosy Uod ‘som -alu 0 4 restiad 3p sopeumsoy sopeprrena za] e{ @ avi exed sopestad upsa soisp snbrod ‘sos19[09 S189} SO] ap sowarumpaoord £ sopeymsaz soy OD LOT 30293] OpoL, "FOr oysey a3s9 osed nred woo uaBins sauonsano seisty TUMTENIEGE ofser ONO Ise TORE UWS Bxorqep OqwamesuST op Opts [a and stqysne(d soared ‘seaqered sexo ugt “soaisuasop somsnresout £ seworuys ‘Sofsex SoszeARp So] uezt[es1I9 98 apuop apsp zinjuur tun opeiepisuoo 223 epand oquermesuad ap 69 9450 ‘spe soouEWD ‘sOBsEx Up ap saxouaur seuOpelIEA ‘ose9 |e ep as ROUANDasy omer ‘tg “odor oqarep Tod esIso[6Isd eanionnse SUTVap UAHITSESHIST OWED OPTBIUOS wes spand offs aso prxtsarsd
ueu8 wun v eionsnt rev2y vexed ‘nb gsnxe 63MM ‘uosHG op BurENbss [Op sopeprrepor & sopour soy sod soyzosop aquauiepensape 138 uepand ou ‘soanfasouloo soso00ud Soy omoo ‘esSojovedoatsd ap orpmase un wad UgTOBOIE -yw2}s waasod and coWojoorsd owroyureuoruny ap Seay SCD snut an a[quqoud $9 “107A opemannse 9p vITes coNPUIO|STS corpnyse ye anb ep epnp “aod sispre onbuny ‘sosinymbisd soppise SowUaySIXD so{ Woo oTeIep us suaURONPUIAISIS coodiey ofnouts soy 1H sopout Sosa ap UOPNOAA wf Ua Epes -eq gx BONPIUDISTS wIFOjOreyeTED BEN TeLO|IoeFUCO ‘qUsIUT OL MOSHE “So[eroUES sopour so] ap oyaddse asa axKOS GuDATOA STUSMUOLaSOg “VaqHUy eI anb seuswy semponsis9 sey £ repnd ef anb sezrany sey 09 sysenuoo wa squE}s ow C eI aoey pnb ajquasep wepang TENpIArpUy oyorUECOTUNy 18P sonjseut sowedse seqnoad exoueur ap aIqlosep wessoy ‘eeouege one anb ‘wosT=% ap SepepTTEpou { sopout sopero las desviaciones posefan diferentes modalidades entre los sujetos y eran consecuentes en sti Gireccién con las ten- dencias cognoscitivas previamente observadas cuando Ios sujetos no tenfan sed", En otras palabras, es posible de- mostrar que los individuos poseen tendencias cognoscitivas relativamente estables que determinan la forma de influen- cia que un motivo o necesidad ejerce sobre su conocimiento. Klein y sus colaboradores investigaron cierto mimero de estas actitudes cognoscitivas. Las coneibieron como es- tructuras reguladoras o de control y considerablemente ge neralizadas. Escribe Klein que las actitudes cognoscitivas “parecen reflejar formas de control altamente generalizadas, como es probable que aparezcan en la conducta perceptive de wna persona y en su manera de recordar y memorar” =. Klein considera que un individuo es susceptible de po- seer una variedad de esas actitudes y utilizé la expresion “estilo cognoscitivo” para referirse a 1a disposicién o arregio total de aquelas en una persona dada. Estos controles cog- noscitives, sugirié Klein, pueden poseer una base en las dotes constituefonales del tipo que refiriera Hartmann. El problema de la relacién de tales controles o estilos con las, defensas, que constituyen las estructuras reguladaras mejor conocidas hasta ahora para el psicoandlisis, fue discutido por Klein en forma relativa, pero todavia espera ser consi- derado plenamente. En el ttimo capitulo volveré sobre esta cuestion pero a esta altura puede decirse que los estilos cognoscitivos individuales:deben ser ciertamente un aspecto ‘© George §. Klein, op. city p. $2. 2 AL ip ita Dana Ropapors, “Prychoamalytie Theory of Motivation", Nebraska Symaonim on Motwation, ed. Marsbal\ R. Jones (Universty of Nebraska Press, Lincoln, 1900), p. 218, 28 de la matriz que determina la naturaleza de la defensa es- pecifica y lz forma del sintoma patoldgico. Philip Rieti, en Freud: The Mind.of the Moratist* cxi- tie6 el sistema-psicoldgico de Freud por su falta de recono- cimiento de actitudes contempordneas, tendencias o “formas de la mente” con derecho propio. Rieff tiene présente, como ejemplo de esas tendencias contemporéneas, las tendencies pereeptivas generale: investigadas por los psicdlogos de Ja Gestalt. Freud cometié el error, sostiene Riefi, de identificar ss contemporéneas 0 raagos de cardcter con su supues: to origen. Arguye que “‘si bien un roble se origina en w mente» bi a", En mi opinién esta critica en significativa es justificabie y puede ser que es2 ca la de “formas de la mente” 0 como que sefiala diria yo, modos y e sea en gran medida responsable por la falta actual de une psicologia psicoanalitica del eardeter, AI mismo tiempo, debe agregars2 que la deficiencia nunca fue tan completa la Rieff y que el hecho de que Freud desarroliara vista estructural dujo directamente a la in posterior, fue tinado a corregir ese deficiencia - De cualquier forma, he intentado mostrar. ahora esta ms 2 nuestro alcance clerta descripcién general acerce de aquello en que pueden consistir tales “formas de la mente” y una plataforma, aunque sea atin fragmentaria, para une comprensién det carécter. Queda claro que el probleme det ‘igen y las fuentes de las formas o estilos de funcionarnien- 2 Freui; the Mind of the Moralist (Wiking, Nueva York, ilip Fi 3 Riel. op. cit, p. 49. La de Rielf uo ey uns eritiea de un punto de vista kistonco 0 getiétco como tal 297 te saiqeise seanzoy se1s9 3p oqwatuTFIOUN. T weyer & ugtowmmpsad e222] ap zas ayuowelqeqosd and [eweaE pumonbse un ‘oyuommesued ap sewios £ copper Sz1z219 gp a8ens ezuep ng “opus wi s9 onduod uprquuing outs omDas ‘oy anBaod ojps ou Deuop orpua tq “ednooaid 25 £ eseo Ts @ ‘ea 9s o1qureo tte ‘somtoruaour Sosa rwynda{a @s4ND0 af 85 ON ‘ezuep BI ¥ oun 83 ox onb orad ‘eynbas ¥] aayns uptqurer and ompuy ou oursadureo un elfey 38 ‘opueazasyo ‘SemtzOL09 Set sod anb souresuad sawuapras wevey as'uoisueiduioo [m 2p SouOPBITUM| Sef 79g “‘Uo|sUaLduIOD ap sisop eATeOLETUSTS BUN opezteo|e soway ‘wine e1sa e ‘ab op epnp aged ON “BID ~sdsos esant weuuyus and soseqnsax $oiso8 501, -isop ap sovedzo sas sourspod sp spaem ¥ “ZOU ap woWsardss uN uprqUMR, apUSMLETGIS cod £ etanqt ef zene @ epeutysap wredapd eun eas ezuep and ap sod ef SoUIZIapISUOD uo soweyey sou anb < embes 02 -pysotoasap ‘Teasesqo Ty “Bauep cuenxo oun modu wes yoo opuvinsafa ‘rey{furey 22 sou ou BIND Bnd ‘OTPUT un soureaiesqo anb aseduodng “eidopeue eun souaraprsuog -sjsosnou Bf ap Teuoyarpe UoTsuowI wim Jepuard -woo opand eysondser ng sueyoduy, oousjo syeForsIUt un upiqurer outs ‘eoqsoe1 woR}sena eun equal re & jon ogo? soxosou £ ‘Seimoninsa seisa toed, ozedsop 9s spiaqt JP ‘06 Tap eiBoroussd,, gure as onb of 3p ogpmyso {3 ua ‘soye SOUTIN Sof Ua ‘s2umSGO ON “Weyns0 snb solesiaafim semeUmy sezsany Set sTaqnasep ep Why [9 doo sepa -ouonaz uorany osed ‘Wary 8p siwaxerp worerdo ey ap zesed 2 ‘seprouozas wosany aidwats souotsioistp se] ap saqqesuod wso1 seMonNss SeT ‘uBUMY squstIa[dUNS of B OWRND Of sonpax sezrony seysa ap uopoarap ef & ‘ores Bjoazed anb of 2p Semep —Seqwaserd sopou sopo) ap oied sepisjsqpas o sep coun ap wo oconqo Shege Heoesnsas ob Sacinysqunaeane wots
109 euoreper 9s anb 0} oxdeaxa “jnbe esmrnastp epend se soon cpanett somss of ap ssualiz0 sayqjsod Soy azq0s sqoap apand 3p coog “Sayuemese3 wuz sojuang ap ovNpoId 138 Luoqap souistar Sof 3nd op SOrsTDUT so[rBA ery ‘apduns £9 O% OFrer afiade otra dimensisn de plausibilidad, de sentido, a su com- portamiento. Cosa muy parecida puede dectrse de Ios sintomas o ras- gos patoldgicos del neurético. La persona compulsiva, por ejemplo, esté interesada en dudas, preocupaciones ¥ rituales, La comprensién dinémica, no importa cudn correcta sea en si misma, no puede explicar esta forma particular de interés. Ejecuta sus rituales no sélo por el equilibrio de fuerzas ins- tintivas y contrainstintivas, sino también porque es una persona compuisiva, o sea, porque es una persona con ciertas formas de pensamiento y conocimiento relativamente esta bles, con ciertas actitudes, eteétera. ¥ no sélo son pertinen- tes aqui esos modos de funcionamiento que tienen que ver directamente con la accién. el plan, 0 descarga de un i pulso, sino también las formas de experimentar el impulso, la necesidad 0 el afecto. Podemos suponer, en otras pala- bras, que la persona compulsiva se comporta de esa manera bajo el impacto de un impulso o provocacién externa dados, no sélo a causa de ciertos modos de respuesta o actividad, sino también como consecuencia de ciertos modos de expe- rimentar 0. percibir tal impulso o estimulo, Hacia estos temas es adonde debe dirigirse un estudio clinico de estilos neuréticos. Tales formas de funcionamiento, estables y generales, son responsables de la transformacién personal individual de los impulsos instintivos 6 de los estimulos setemnos en la experiencia subjetiva consciente, la conducta nanifiesta o el sintoma evidente ™ Bl asunto de la eleccién de la neurosis posse, por Io tan- to, un interés mas tedrico. Si estamos a oscuras sobre las 1 Bate punto es enfatizado por le psicologia de Alfred Adler de acuerdo con ln cual la significacon subjetive de lov acontecimientos dependerd del ‘easlo de vide” individual. Pero, en este comcepcién, segin yo le. catiento, fable es intentional. adeptado un fin y signifies Ja forma de existencia que ef individuo adapta para elcanzar los objelivos de su vida formas de funcionamiento de las que proviene tal les sombras cubren una buena parte del mundo sudjetivo del individuo. Sdlo puede ser comprendide claramente en el contexto de este universo subjetivo, 0 de esos modos de acién individual de cual mental dado. Un contenido mental o un detalle d: manifiesta —por ejemplo una fantasfa o sintome— no s6lo refleja e} contenido de un impulso instintivo o de un contra impulso sino que consiituye también un producto de un es- tilo de functonamiento. Solamente cuando comprendemos el estilo y la tendencia general de la mente y el interés del individuo, podemos reconstruir el significado subjetive del contenido de un detalle de conducta 0 pensamiento, El mis- mo contenido mental o comportamiento tendra significarién diferente para individuos distintos, y contenidos desiguales tendran un significado estrechamente semejante. Sin esta ‘comprension corremos el riesgo —y esto vale tanto para terapeutas como para aplicadores de tests— de ver sélo el significado de los libres de texto, posiblemente correcto, pero alejado del sentido y tono de la experiencia de un individuo. No quiero dar a entender que hemos carecido tovaimente de ‘ensign, sino que puede ser aplicado a ella un punto vista formel, explicito y firme. Existe ain otra caracteristica de esie enfogue de le eurosis que me gustaria sefiglar. La misma constituye una concepeién de “actividad” en el funcionamiento neurético. una concepcién en desacuerdo con cierto modo de ver psi- quistrico. Permitaseme que explique No se puede estudiar los estilos neurétieos de funcio- nomiento sin quedar impresionado por el hecho de que lo que Ja persona neurética hace y la forma especial com hace, sus actitudes conscientes y le forma como ve las cosas, constituyen, esencialmente, partes funcionales de la neuro- jonar la sig 33crane Sodom ob Wongamau cjunseaoenay Py oruny~etusrer ef wa edionued ayuaweanoe anb ous um 3p 0 siSomazoqny 9p augns 33 s1uoMTeIOUDSe oxL09 coat ap ajuatordiays aus ou eopommat suoszad yf ‘On sod “aisja ap ovund aise spsaq "enuTUoS Jse X ¢,pepatias 2 ~on,, pxed upzex JETey ou £ aquayngis o7afgo n eutay ja BIDE Zre(dsap axaqsazd “weoasj0 9[ 98 opuend soupaTy sol ap any ‘opeag as aquomeauoar9 anb ows oze[a opranoa un & wauodo as anb sezrany v ojo{ns 3389 ojos ou opnmmdas [or -soaB od. 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El psicoandlisis, en su etapa primera, no consid: esta manera, el funcionamiento individual, sino que se in clind por ver al individuo consclente como pasivamente mo- vido por fuerzas libidinosas** 0 protegico, pero siempre pa- sivamente, de las exigencias de estas fuerzas por los meca- nismos de defensa. Brikson dice El psicoandlisis primigenio... describe la moti: humana como si la libido fuera la sustancia primera. los yo individuales meros amortiquadores defensivos y capas les visicitudes de su libido: debemos volverncs sen- sibles al peligro de forzar a las personas vivientes a desem- pefiar el papel de marionetas de un mitico Bros, lo que no se traduce en beneficio ni de la terapia ni de la teoria *, Este concepto titiritero no se deduce inevitablemente de la suposicién o del estudio de las tendencias instintivas © fuerzas inconseientes; més bien refleja una apreciacién insuficiente de ia operacién del yo y, quizds, particularmente de la conciencia. Posiblemente también, refieja demasiado exclusivamente una preocupacién por los compartimentos, instituciones y fuerzas intrapsiquicos. Este criterio fue mo- dificado significativamente por los conceptos actuales sobre cl funcionamiento de! yo y, sin duda, seré modificado mas 2 Esta idea esti resumida en el famoso aforismo de Georg Groddeck de que sosotror somor "vivides™ por fuorzas Ner'reforenciat en The Ego and ihe Id, de Sigmund Froud (The Hogans Press, Londres, 1950), p. 27. 3 Ensen, op. city Pe por nuevos estudios sobre la conciencia, la atencién, e! pensamiento y la pereepeisn; la accién volitiva intencional, ‘o obstante, el concepto de marioneta esté bien pr el pensamiento psiquidtrico y psicoanalitico actual y todavia nos queda pendiente la cuestién bisice de a pasividad o actividad del neurético-em relacién con su neurosis. La discusién parece surgir, por ejemplo, de ciertz mala interpretacién del significado del determinism en psicolo- giz, como cuando se toma al determinismo psicolézico para significer que la persona neurética se mueve por o en la garra de fuerzas que dan por resultado una conducta exter na de la que es meramente un testigo pasivo. El mismo blema nace en conexién con le comprensidn de las causes histéricas de marionetas sugiere que trozos de historia se inmiscuyen, en la conducta contempordnea del individuo, determinando vamente, como un testigo pasivo de st propie conducte manifiesta, y como una victima de su historia, Permitaseme sefialar que aqui el problema no reside en el determinism psicoldgico, la causa histérica 0 los motivos inconscientes: le cuestién atahe a le derivacié n de la con ciencia y modes contempordneos de funcionamiento que implican estos criterios—Desde nuestro punto de vists, la persona neurdtiea ya no es meramente una victima de acon- tecimientos histricos en el sentido deserito; su forma de pensar y sus actitudes, en otras palabras su estilo, que han sido formados por esa historia, constituyen ahora partes in- tegrantes de ese funcionamiento neurético y mueven al neurético a pensar, sentir y actuar en formas que le son in- dispensables. Merece destacarse que el criterio de marionetas cae ency ‘ord Aleper “eOR Bom aoig aimrasey 200819) (ECEI) SRKUY aaKOAND “HL TEMTENA + srtonrenres opis wesey 0 sepipuadduren way, ustmns9s sopett seorisjreierea Sus amb oqietustresaoat Boye RIOTES nSuyu ap ‘sopysous9 carg w29s somes Soper and Jp OUT Te Tuywisqo oN ‘Soaerdepe wD so.ysuayep oper sojoodse nou woo pemmzoy vonsyrewereo Bun ap cermues seur ord naa ye etoumqquqosd so onb of ‘panypzniecroust na WO "Be “sanvat ugIqure} Batstndmes-oatsasqo suas eT “19 'PEPHATIOR suey ap opow oar ‘apres, dod vpeossm oruayuresusd ap sonshaqeiza eusog eum Je90u0Da B sopeaqumysose soureD 39 ‘gidurata so “oonomau opeise oxo ambyena anb seu segmb ‘sareqqure; Anux ‘pepyear ue ‘ueynses ‘osrsindwco soajsesgo TeuoToURY [op SoTeLHLIOE SeINISs|r9I9RI~D SEUOTTE yequour oplwayueo uNSup ap Te cApupSUL osinduy NSE ap opfusiwoa je aszinqine aqep ou BofupDeUr PepHeNo EIS pistes [put] ugidyosep eun ap o[dumela ueng an ‘USI, suoQ “(eg “d JOA) seUOSTEM SesB 2p ynafqns erowspredse ef Wo ‘peptess we 'euTIUOD 35 3 epenoape uopedsrosop wun sa“, ,SoNATALA SeuMbe HM, soarsmndutos sozsiereo sol gIaysSp yore wat OAISINdINOD-OAISASHO OTLLSE c se uotsnfauoo eunsre & USaNpUDD OT OFPHISE ap SOsw SOT |S i aod gpHoeD s0WD— [H "JS Wo SO}ISS SOT SP oTPMSa ye 32 pedpund oaneigo jar anb ‘squoureaona cedergns ep sejgnd Our ‘orag “UoUTeSa [e) ep SPAuE v OTs “ee BrotTeNT ap ‘S soonipmst somnse sot ap Wouraxa {9p auatwerwansasO Dans s[soanat ¥ ap oopmprOued oLSyLI9 aysa anb a4) “enous dur. oso tap owadse um adnynsuoo aonb of ‘uot Soa 3p [euION exscorredso ef ap WOIDENUATE OUR '.CTELAG opend ou, “INwes e “Lolseaour ap sepunsunai> SeLIer oleq “tofseuouy ns s8 seus agand ou susumeas sited e159 ‘oy anb prensou ose o1s9 op WaurENe [| “SepSHTeLOUE sopminoe © ‘soursiur 7S sp Tessd e ‘sopraour asinmes wepand sono and sexjuarer “ansy @ ap ard e peprlzgesodsez ap sou cpropsou sofey aeydoge ap eayTIUE| UoToesTA eI ofeq WPS and ap ugtestas vy Seinatiexan soungje wo esneo serovoLEMt bp ordaottoo (af ‘Soyfa Woo zedey waBk[o sosindiaxy sng anb of aquauTE io} equa] ou anb ap eywoND souTep LezA2 TH LD Sussouy ns op e9DF ef ote[duzeo cod svydooe sourapod ou ‘OPEL ome 20g “S{S0InoU Uf v [eI eBreD BUM JoUOdM ap RANE cuayre ojtorade ef uIpnye soureaseo A “eorput of Sou sse OMNI “qurojep [9p uowstaidmos exisonu ‘o1s9,9 O[ Ua TeIse WAGs soquaroed sorse ‘oprues owalp Ta “oISe TeGoNOS [e UpISTICD wus afjuss souspeg “,clumyse Tapend ow, anb o sosndust eng 3p SeUMDFa os and ‘was o “eULIO;UT sou EIST ap ound zis anb of aquoumoexe somsrux {S op waotp sot anb SeISt| ‘9 soaisindur sasqoesco aquotaTeauad ‘sayuajed ep aselo eat e ojuDU; eoIUNS PEIN! ap awmmopsed odn uN -oyo9tcuente ¥ esencialmente en el capricho; sexualidad en la que existe relativamente poca modulacién entre intereses y es- periencia puramente sensuales e intereses y experiencia afec- tives y en la que hasta los intereses sensuales apsrecen muy aifusos; sexualidad esencialmente egocéntrica y que inclaye poca o ninguna participacién con el compafiero. Esta sen- sualidad no ser, en mi opinidn, explicada_mediante consi- deraciones soctolégicas, nf quedaré satistactoriamente expli- cada por suposiciones suplementarias de fijaciones adicio- nales que impliquen contenidos espectficos*. Esta parece ser més bien una especie de actividad sexual y experiencia de impulso que es simplemente consecuente con las formas generales de funcionamiento de este estilo. Estoy sugiriendo en otras palabras qué modos de afecto, de acctén y de experiencia subjetiva que son en general cs- racteristicos de un individuo, son operatives también en su vida sexual, Enfocamos aqui interrogantes mas generales que poseen considerable interés. Tengo en mente ei proble- ma general de Je relecidn entre orientacién instintiva o con tenido de los instintos, por un lado, y estilo de funcionamicn- to por el otro, asi como el problema més espeeifico de la relacién de sexo (masculino o femenino) para Ja forma (0 “eleccién”) de la neurosis, Por ejemplo, pare alguns entos se sugiere a veces In fieciin expecitica on Jn sonsazign cutaner. Ver de Ote Fentcuel, The Prychoanalyie Phoory of Neuranie (Norn, Nueva York, 1855), p. 375 204 7 CONSIDERACIONES GENERALES Y TEORICAS Me gusteris presentar aqui una visién més general de los estilos segiin yo los concitvo y considerar ciertos proble- mas de estilos desde el punto de vista de esa concepeién. No cliré que esta visiOn general sca necesariamente esencial para los estudios clinicos. Simplemente representa la forma en que, a lo largo de estos estudios clinicos. he imaginado que fumeionan y evolucionan los estilos y la forma como intenté responder ciertos interrogantes generales sobre los mismos, algynos bastante dificultosos Consideraré, primero. las cuestiones referentes a) origen ¥ desarrollo de los estilos. {Cudles son sus comienzos? ;De ‘qué manera cuentan con uh equipo psicolégico innato? {C6- mo es influide ese desarrollo por tendencias instintivas? Y continuando con la pregunta general de la relacién entre estilos y tendencias, jendl es su significado para el control y gulacién de la tensién de tendencias? Finalmente, jcudi 2 1a rejaci6n del estilo con la defense? Le configuracién organizadora inicial {Cémo podemos imaginar los comienzos de estilos psi- coligicos relativamente estables? {stamos autorizados a de-adsout o Ban yoemstuoa ese ap ojsdse ono a a]geraprsuo2 eyZe1o ap weuuy uoremBisuos en opuRdteqE owtios admnba aysa zezepysttoo 8 oust [B Sopestioyne somErs> sesapjed sexo ug “ne ‘peprande ap seined sey ‘soapdaorad 2 yf wo ‘ofjoaxesep optdys 12 < ore{qo ap aselo ayo @ sepuodsea exed zapidex ns ‘xearour ered our 1p zovead upwedayp of ‘oldus{s zog ‘Teco uofsessour ws aaIIt WE ‘sopElste ome odinba 3339 ap snes So] i@sepisuos opeaynsnt gis ovodweL, “opjoed uptoas ja Ua pepIt eit admagsuoo ond of opor ‘onro[ootsd cisadse je ue 33G8 oiuos OpErepystioo 4as apand admbs T= ‘soar ‘osad ‘odmba asa ap openaape of0pp7x0 un 9p sawo}oypuon He SoufeETEIsa Ou ESARPOL “10 ‘S soaraisis ‘Sajatzosuas serequun sau ap aferuout [9 ua arsfsttoo orwULH oOISoIcaIEd -ared anb of ap feroueisns seut aseq im and ersiZns {oveudt reuorouny ap opow £ odimba "7 ageq anb ezatreut ap “aiues3)1p ondwwos as trapand uorodrosap qURISGO ON “TeNSOWOD sruotUT eyspod oun anb soaps! sojzeseo yo[qenso syTAMeaTePAL ‘oDEZTTesSUAs orvarUTeUOID nj 8p sopour sp uojadisasep etn eISeY ‘SeUIMIUT SBCOISU, & eyetpamuy euoy ap souaux o syur une o1s{ns ouu uN ap ‘spared undes ‘opeuie us wo peprtear uo OF tIOMpNE ‘oyeuUE oorigjoaisd odmba un ap ofeitiow {9p worodizosap aun apsap Sa] exed ‘aquanteorgoy opserqey ‘owartp ajuauiersal extugur aungumt op sep v osed [9 08.12] sa epARpOY, (001801 259 [@p sozuaHuoD sor J oreuUs ooIBofootsd odinba [2 anua Ugtoe{an Bf siuaureysexe soureqursap owod? ‘ore “aquapraa squaura[qeuozes $9 ons9 opog, “Sofenplarpuy sotnse op sewwarpuadapus ssqwany ons -o9 sepeiapisuoo Jas wopand onb exsueat op ‘sqaTLI0;I0 350d ypredioned anb set ua sepeyjoxtesap spur souorsuny se] ap eo B] auqos TMU # SepeUTISaP uyISe oeuUT odmbs fp SOUOIDETIEA sey anb ‘ugiqurer aiuspl.ie sof “O} Wesoxed rosy TE STTULSGS OTS care Te Soiree Dp ase[o vuns[e ieee Souowuny seso ese ‘Peppedss ej anb peptinges woo stoap apand ag zpepitend ns eujmua}ap anb? 'Jse se tS ,opIoeu used 9qeq [9 Ua o1dro -apd [ apsap arsixe yereauzaja ojnisa op ody ower and atcmienzo alguna forma y otganizacion sobre Ja experiencia subjetive de las tensiones internas y jos estimulos exteriores. “Asi, la experiencia del hambre, del impulso de succién dele temperatura, la luz, el pezén, 0 la sonrisa, reflejan todas tensiones biologicas o estimulos externcs que ban sido me- Giados y veeibieron forma.en la experiencia subjetiva con- forme 21 equipo psicolégico con el que esté dotado el nifo. tt equipo de la eensacién extema y corporal, los aparatos de fos umbrales sensoriales y de la tensién, etc. Las vatiacio- nes individuales en dicho equipo implican variaciones en ler experiencia de tensiones y estimulos. Diferencias mayores como las existentes en la capacidad de anticipacion y en et cquipo pereeptivo necesario para el reconocimiento del ob- jeto, son también muy pronto involueradas en el proceso de drganizacién de la tensién subjetiva, tendiendo, en un caso, a hacer que las tensiones de impulsos sean experimentadas ven forma ms citigida y, en otro caso, en forma mas difusa. ¥ ast se contintia. En la medida en que existen configuractones organiza ddoras y formadoras innatas —sugiero 6! nombre de “‘conti- fquraecign organizadora iniclal” para la totalidad del equipo— “nog vemos obligados a alterar nuestra deseripeién del mio op fame desamrato ane sot popios smpulsos tnstinvos (7 22 mesa ev gon ets cquato o capacidades organi- zadoras de tensidn, no es um agente puramente pasivo su Condlueta no es inmediata y totalmente dependionte de im- pulsos biolégicos o estimulos externos, (Para decirlo de algu- Faimanere, se puede decir de él que existe psicolésicama __gn Gi mee, y que Su paGologia eonstituye un factor °*Sptinemafen la deermimnaeidn de SU EOTTUCTHe-paF eae Gis en exa medida también, se puede hablar edecuadamente Ge comienzos de estilo psicolégico, de funcionamiento psi- colégico como producto no solamente de impulsos y estimu- 298, log, sino también de los procesos organizativos mentales de un Individuo, La modificacién, desarrollo y diferenciacién de la “con- figuracién organizadora inicial”, procede por supuesto bajo le infiuencia inmediata del mundo externo que encuentra, ast como de Ja continua maduracién, La existencia de tal con- figuracidn tiene ciertas implicancias generales pare e! futuro desarrollo del individue det mismo modo que para su funcionamiento actual, Si existe desde el comienzo tel or- genizecion Ge tensiones internas y estimulos esteriores se Seduce entonces que todas les influencias siguientes Gel Lesarrollo, ineluyendo tanto las que se originan interna: mente como las que provienen del exterior, estan organixadas inicialmente de acuerdo a formas de funcionamiento, expe- riencia subjetiva, conocimiento y demés, que prevalecen en ese momento, En otras palabras, el desarrollo avanza 4 iruvés de formes existenies. y estas formas, por sf mist ‘evolucionan siempre, de adentro hacia afuera. siempre @ ‘yavés de transformaciones ¥ nunca por adicién. Bi desarrollo de formas generales de funcionamiento ¢: quizas, més fécilmente comprensible eon este concepto, pues- to que implica que cada nueva influencia de desarrollo recibe, al ser incorporada, el sello de le organizacion exis- iente. Este criterio también aclara que ciertas influencias de evolucién “prenden” en un estilo dado, mientras que otras, independientemente de lo fuertes 0 compulsivas que sedan parecer desde un punto de vista objetivo. no “pren- den”, es decir, son inconsistentes o carecen de basamento en las formas existentes de funcionamiento. Sin ese criterio general —como por ejemplo, en la concepcion de que el cambio o desarrollo puede ocurrir simplemente bajo 1a im- presion de fuertes eireunstancias exteriores 0 la incorpora~ cion de segmentos integros de realidad exterior— seria 24)
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