Darío Villanueva
Darío Villanueva
Darío Villanueva
Nueva York.- Habla y argumenta como el académico que es, pero sin perder el tono de
ciudadano. Así, admite su preferencia por la palabra "alba", en el sentido original, sin
connotaciones políticas suramericanas. E igualmente valida los términos que describen
lo desagradable, lo sexual y hasta lo escatológico, pues todo vocablo es "necesario".
Gallego, doctor en Filología, en la víspera de cumplir el viernes 65 años de edad
dirige la Real Academia Española (RAE) desde enero pasado, y por ende preside la
Asociación de Academias de la Lengua (ASALE) e integra el Consejo de Estado del
gobierno de España.
-No hay ninguna necesidad lingüística de hacer ese desdoblamiento, fruto sin duda de
una moda cultivada especialmente por algunos políticos, tanto en España como en otros
países hispanohablantes. En el informe de Bosque se explica cumplidamente por qué. Y
esa es la opinión de la RAE:
www.rae.es/sites/default/files/Sexismo_linguistico_y_visibilidad_de_la_mujer_0.pdf
-¿Cómo la RAE decide sobre temas tan diversos y lejanos al mundo académico
como, por ejemplo, beisbol, tecnología, industria textil, etc?
-No hay temas ni palabras ajenas ni alejadas del interés de las academias. Somos
instituciones dedicadas a recoger y reflejar en nuestras obras la lengua usada por los
hablantes, que son sus auténticos dueños. Obviamente, los académicos no sabemos de
todo ni dominamos todas las especialidades, pero por fortuna contamos con numerosos
asesores y expertos en los distintos campos. Una herramienta utilísima para esto es el
CORPES XXI, un gran banco de datos léxicos que reunirá 400 millones de formas del
español de ambos lados del Atlántico en 2018. Es uno de nuestros proyectos más
ambiciosos. Está dirigido por el académico Guillermo Rojo y en él colaboran las
academias integradas en la ASALE y varias universidades.
-No comporta ningún riesgo. En primer lugar porque en 140 caracteres pueden
escribirse mensajes más complejos de lo que parece, además de los enlaces que se
añaden al texto si es necesario. Antes de Twitter estaban los versos o los aforismos,
como ejemplo de formatos en los que la concisión es necesaria. Tampoco hay que temer
a las abreviaturas, ya empleadas con profusión en los códices medievales.
-De niño, ¿cometía errores ortográficos? ¿Y hoy tiene dudas eventuales que
necesita consultar al escribir?
-Pertenezco a una generación a la que se enseñaban con mucho empeño en la escuela, y
con considerable éxito, las reglas gramaticales y ortográficas. No recuerdo cometer
demasiados errores ortográficos, de ahí que sea tan importante la enseñanza primaria
para un buen manejo y uso de la lengua. En la actualidad, tengo dudas ocasionales como
cualquier hablante y soy consultante habitual de las obras académicas, especialmente
del diccionario.