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Invensibles Con Dios

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SEMANA DE LA FAMILIA

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SEMANA DE LA FAMILIA

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SEMANA DE LA FAMILIA

DIRECTORES DEL MINISTERIO ADVENTISTA DE LA FAMILIA

Cada año tenemos la oportunidad de fortalecer los lazos fa-


miliares de cada uno de los miembros de la Iglesia por medio de
la semana de oración familiar, este año 2021, el titulo para de la
semana será: “Invencibles con Dios”
Es Dios el espíritu santo que esta sumamente interesado en la
felicidad de las parejas cristianas adventistas y de los que integran
la familia.

La Biblia nos proporciona herramientas de crecimiento y forta-


lecimiento familiar basado en elementos muy distintivos de la vida
cristiana. Tanto el esposo como la esposa son responsables de de-
sarrollar una experiencia orientada por el modelo bíblico y durante
la semana vamos juntos a descubrirlo y afirmarlo.

Queremos que cada director junto con los miembros del conci-
lio organicen en primer lugar una visitación personalizada a cada
familia de la Iglesia sin faltar ninguna, esta visitación debe ser pre-
vio a la semana. Preparen cada detalle del programa, incluyendo
música, momentos de oración y testimonios de matrimonios para
enriquecer la dinámica de cada noche.

Esperamos que todas las familias se den cita para celebrar los
cultos, y que a su vez ellos inviten a nuevas familias a escuchar los
mensajes .
Al finalizar la semana queremos celebrar una santa cena de
familias, por lo que será muy importante coordinarse con su pastor
y anciano de Iglesia.

Oraremos para que desde ahora la semana sea exitosa y que


traiga abundantes bendiciones espirituales

Pr. Víctor M. Martínez Bautista


Director de Vida Familiar
Unión Mexicana del Sureste

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SEMANA DE LA FAMILIA

TEMAS
1 Invencibles por el Espíritu Santo .............................. 06
2 Invencibles por la oración .............................................. 10
3 Invencibles por la fe ............................................................... 14
4 Invencibles por el amor ................................................... 17
5 Invencibles en la unidad con Cristo ................ 19
6 Invencibles en el perdón ................................................. 22
7 Invencibles por la obediencia a Dios ............. 25
8 Invencibles hasta la eternidad .................................. 28

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SEMANA DE LA FAMILIA

TEMA 1

Invencibles por el Espíritu Santo

Un conflicto bélico entre países trae dolor, muerte y devastación. Mu-


chas familias pierden a sus integrantes. A veces se separan para nunca vol-
verse a ver. Todo esto deja una profunda huella en el alma. Ese fue el caso
de Lee Geumseom y su hijo Ri Sang-Chol. Ellos fueron separados durante
la guerra de Corea que terminó dividiendo el territorio en 1953. Desde esa
fecha, madre e hijo nunca se volvieron a ver. Ella se quedó en Corea del Sur
y su hijo en Corea del Norte.

En agosto del 2018, los gobiernos de Corea acordaron otorgar el permiso


para que algunas familias puedan reunirse. Estas familias fueron elegidas
por sorteo. Fue así que el 20 de agosto del 2018, después de 65 años, madre
e hijo se volvieron a ver. Ella tenía 92 años y su hijo 71. Fue una reunión corta
de 3 días. Conversaron, rieron, se mostraron fotografías y lloraron juntos. No
querían separarse pero, desgraciadamente, tenían que hacerlo. Aquella
reunión solo fue un pequeño beneplácito para verse por un momento. Con
tristeza, entre abrazos y lágrimas se separaron sabiendo que quizás nunca
más se volverían a ver.

Nosotros también fuimos separados de la familia celestial. El ingreso del


pecado a este mundo causó esa separación, y se inició un conflicto entre
el bien y el mal. Esto también tuvo consecuencias tristes en la familia hu-
mana. Sin embargo, la Biblia brinda esperanza en medio de ese conflicto.

EL CONFLICTO, UNA RELACIÓN DESDE EL EDÉN

Eva y Adán habían sido creados perfectos. Había unidad entre ellos.
Pero el pecado destruyó la paz y la unidad de su familia. Génesis 3:12 po-
dría ser la primera referencia escrita que pone en evidencia la desunión
entre ellos. El texto dice: “Y el hombre respondió: la mujer que me diste por
compañera me dio del árbol, y yo comí”. La situación de ambos delante
de Dios estaba muy complicada. Ambos habían desobedecido la palabra
de Dios y comido el fruto prohibido. Pero Adán buscó justificarse y echarle
la culpa a la mujer. No solo eso, sino que al decir “la mujer que me diste
por compañera”, de forma indirecta, buscaba responsabilizar a Dios por lo
ocurrido. Mientras que la mujer al ser interpelada por Dios, dijo: “la serpiente

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SEMANA DE LA FAMILIA

me engañó, y comí” (Gén. 3:13). Esto nos muestra cómo el ser humano se
volvió en contra de Dios y de su prójimo a causa del pecado.

Vivimos en medio de un gran conflicto entre el bien y el mal. El dolor, la


muerte, las drogas y la violencia son realidades que día a día enfrentamos.
Y las familias están en medio de ese gran conflicto. Desgraciadamente, en
los últimos años la tasa de divorcios se ha acrecentado: México 15%, Brasil
21%, Ecuador 20% y Chile 3% por año. Esto no era el plan de Dios. El desea-
ba que las familias permanecieran unidas. El pecado causó esa separa-
ción. Y nuestro archienemigo está buscando que más familias se dividan y
que más matrimonios se separen. Sin embargo, la Biblia provee esperanza
para la familia en medio de este conflicto.

LOS ESPOSOS Y EL ESPÍRITU SANTO

El apóstol Pablo en su epístola a Efesios describe la relación de los espo-


sos en el contexto de la plenitud del Espíritu Santo. En Efesios 5:18-20 dice:
“Sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y
cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;
dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro
Señor Jesucristo”. La presencia del Espíritu cambia la vida, las palabras y los
pensamientos de un ser humano. Más adelante, él declara: “Así como la
iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en
todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y
se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:24,25).

Como se puede notar, la relación entre Cristo y su Iglesia es el modelo


para la relación matrimonial. En medio del gran conflicto, Jesús tuvo que
dar su vida para salvar a su iglesia. Ese mismo tipo de amor debe haber en
el esposo hacia su esposa. Y la esposa debe sujetarse a su esposo como la
iglesia a Cristo. Este tipo de relación entre esposos parece imposible. Pero
para el Espíritu Santo nada es imposible. Por eso Jesús lo presentó como su
vicario en la tierra.

LAS PROMESAS DEL ESPÍRITU SANTO

En los capítulos del 14 al 16 del evangelio de Juan se registra la gran


promesa del Espíritu Santo hecha por Jesús a sus discípulos. Vamos a ver
brevemente cuáles son.3:13). Esto nos muestra cómo el ser humano se vol-
vió en contra de Dios y de su prójimo a causa del pecado.

1. El Parákletos o Consolador. En Juan 14:16, Jesús prometió la venida


de “otro Consolador”: el Espíritu Santo. El término “consolador”, que
en griego es Parákletos, puede también traducirse como abogado
o compañero, “alguien llamado al lado de”. De esta forma, Dios
proveyó en la venida del Espíritu Santo, auxilio, sostén y defensa
para todos los creyentes y para las familias. Cuando te encuentres
en medio de un conflicto espiritual, el Espíritu Santo puede ayudar-
te. Cuando parezca que la unidad de tu familia está en peligro, el
Espíritu Santo puede estar allí para auxiliarlos.

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SEMANA DE LA FAMILIA

2. El que nos enseña y recuerda a Jesús. En Juan 14:26 Jesús dice que
el Espíritu nos “enseñará todas las cosas y nos recordará lo que él ha
dicho”. En el mundo donde vivimos, es fácil olvidarnos de Dios. Es
fácil preferir las cosas terrenales que colocar en primer lugar a Dios.
Pero vivir sin Jesús es vivir sin la vida. Vivir sin Jesús es vivir sin la Paz. Él
dijo: “Mi paz os doy, yo no la doy como el mundo la da”. Tu familia
necesita a Jesús. Necesitan la vida, la paz, el perdón, el amor que
solo Jesús puede dar.

3. Él nos hace sus testigos. En Juan 15:26, 27 se registra que Jesús pre-
sentó al Espíritu como su testigo. “El dará testimonio acerca de mí y
ustedes darán testimonio también”. Por la obra del Espíritu, los discí-
pulos testificarían de Jesús. Compartirían los pensamientos, palabras
y acciones de él. Tristemente, hay personas que sin Cristo solo ha-
blan de violencia y piensan en venganza. Otros solo hablan de por-
nografía, de sus vicios y de sus aberrantes inclinaciones. Otros viven
enfocados en las diversiones de este mundo, videojuegos, fiestas,
etc., solo hablan de eso. Otros solo piensan en ganar dinero, viven
enfocados en su trabajo y cuando llegan a su casa no pueden sos-
tener una conversación con su cónyuge o con sus hijos. Entonces
¿cómo vas a ser feliz así? ¡De ningún modo! – Necesitas del testimo-
nio del Espíritu en tu vida, en tu hogar para que tus pensamientos,
palabras y acciones posean el aroma de Cristo.

4. Él convence de pecado. En Juan 16:8, Jesús afirma que cuando el


Espíritu venga “convencerá al mundo de pecado, de justicia y de
juicio”. Solo el Espíritu Santo puede convencernos de que somos pe-
cadores. Convencer a alguien de que está equivocado es difícil.
Convencer a un cónyuge de sus errores no es tarea fácil. Y que-
rer que tu esposo o esposa reconozca o acepte sus errores, es casi
imposible. Todos tenemos faltas y errores. Todos somos pecadores.
Y solo el Espíritu puede convencernos de pecado. Solo por el po-
der del Espíritu vamos a ser transformados. Solo así, tu carácter será
transformado. Y la atmósfera del hogar cambiará.

5. Él será nuestro guía. En Juan 16:13 Jesús declara que el Espíritu “nos
guiará a toda la verdad”. El ser humano necesita ser guiado desde
que nace. Alguien nos enseña a comer, a caminar y a leer. Siempre
necesitamos de alguien. ¿Cuánto más en el camino de la vida? El
Espíritu Santo quiere guiar tu vida y tu familia en la verdad. Y la ver-
dad nos hace libres del pecado. Él quiere guiarte desde ahora hasta
que un día puedas encontrarte con Jesús cara a cara.

CONCLUSIÓN Y LLAMADO

Satanás intentó destruir la familia humana. Por medio del pecado inten-
tó separarnos para siempre de nuestro Creador.
Y cada día estamos en medio de un gran conflicto donde el Espíritu
Santo puede ser nuestro ayudador. Quizá por los errores que has cometido
sientes que tu vida está destruida. Quizá has visto cómo tu familia se divide

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SEMANA DE LA FAMILIA

por los problemas y te sientes culpable. Pero no pierdas la esperanza de


que Jesús puede ayudarte.

Aquel 20 de agosto de 2018, Lee Geum-seom y su hijo Ri Sang-Chol se


reunieron después de 65 años con un fuerte abrazo, pero también tuvieron
que separarse con otro abrazo. Quizá en este mundo de pecado y dolor
vamos a sufrir muchas experiencias tristes y dolorosas. Si en este momento,
tienes problemas y dificultades en tu familia, busca el perdón y perdona,
busca restauración y restaura, busca reconciliación y reconcíliate. Abraza
a tus seres amados. Quizá habrá dificultades después de ese abrazo en
esta tierra. Pero un día, después de haber luchado al lado del Espíritu Santo,
en la venida de Jesús, nos vamos a abrazar para nunca más separarnos.
Nunca más habrá lágrimas o peleas, nunca más habrá conflictos. Pero hoy
es el momento para buscar la dirección del Espíritu Santo para ser invenci-
bles y tener familias invencibles.

Te invito a tomar la decisión de permitir que el Espíritu Santo sea tu guía


desde ahora hasta la eternidad. Levántate y oremos juntos.

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SEMANA DE LA FAMILIA

TEMA 2

Invencibles por la oración

El pastor Sergei Petrovich vivía con su familia en la ciudad de Cahul en


la antigua Unión Soviética. Hoy Cahul es una ciudad de Moldavia. En esa
época estaba prohibido realizar reuniones religiosas. Una madrugada los
agentes de la KGB irrumpieron en su vivienda mientras dormían. Habían
acusado a Sergei de organizar reuniones religiosas en secreto. Lo esposa-
ron, pero antes de salir de casa, Sergei pidió permiso para despedirse de su
esposa. Fue la despedida más emotiva. Con lágrimas él y su esposa Lena se
despidieron con la esperanza de volver a verse.

Al llegar a las oficinas de la KGB, Sergei fue llevado inmediatamente a


una sala de interrogatorios. Le hicieron preguntas para que Sergei delatara
a los otros miembros de la iglesia. Pero Sergei no se rendía. Ante su negativa,
el oficial de la KGB ordenó que lo castigaran. Entonces atándolo a un poste
comenzaron a azotarlo. Él cuenta que elevó una oración diciendo: “Por
favor, sé conmigo, Señor”. Con los ojos cerrados, escuchaba el zumbido del
látigo en el aire antes de golpearlo. Pero no sentía mucho dolor. Se daba
cuenta de que eso era una respuesta a sus oraciones.

Sin embargo, después del castigo, los interrogatorios continuaron. Y


como no respondía, fue condenado a la prisión soviética de Briceni. En esa
cárcel, lo volvieron a interrogar, pero Sergei permanecía fiel. Por eso el al-
calde de la cárcel lo privó de todo tipo alimento. Esa noche Sergei oró
a Dios. Estaba con mucha hambre y frío pero logró dormir un poco. A la
mañana siguiente, escuchó un ruido en la pequeña ventana de su celda.
Subiendo sobre su cama, extendió su brazo hacia la ventana y comenzó
a tantear. De pronto sintió algo suave, lo agarró, y grande fue su sorpresa:
era un pedazo de pan. Así, todos los días encontraba pedazos de pan en
su ventana. Recordó cómo Elías había sido alimentado por los cuervos y dio
gracias a Dios.

Después de varios días, el alcalde fue a ver a Sergei. Y este le mostró la


cantidad de rodajas de pan que había guardado. El alcalde furioso quería
saber qué guardia estaba incumpliendo su orden. En ese momento se escu-
chó a alguien rascando la ventana. Los dos sorprendidos vieron a un gato
que dejaba un pedazo de pan. El Alcalde se sorprendió y creyó en el Dios

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SEMANA DE LA FAMILIA

de Sergei. Además agregó que era el gato de su hija con el pan era el que
hacía su esposa. El alcalde y Sergei se hicieron amigos. Tiempo después
Sergei volvió a casa a encontrarse con Lena.

La oración sostuvo a Sergei en los momentos más difíciles. Y hoy tam-


bién podemos confiar que en medio de las circunstancias más complica-
das de la vida, no estamos solos. Quizá no sabemos lo que ocurrirá en el
futuro, pero sí sabemos que allí estaremos acompañados por Dios. Hoy es-
tudiaremos cómo la oración puede hacernos invencibles.

EL PODER DE LA ORACIÓN

En la Biblia se han registrado más de 650 oraciones. Y dado que la Biblia


posee 1188 capítulos, estadísticamente podríamos decir que hay una ora-
ción por cada 2 capítulos. Esto nos muestra la importancia de la oración en
la vida de los personajes bíblicos.

Y vamos a revisar brevemente tres momentos o circunstancias en la


vida de tres personajes bíblicos donde la oración los hizo invencibles:

1. Oración por un milagro. En 1 Samuel 1 encontramos una historia real-


mente sorprendente. Una mujer llamada Ana, que no podía con-
cebir bebes, se cansó del maltrato, la infamia y la humillación de
parte de la otra esposa de su marido. Por eso un día que fueron a
Jerusalén, entró en el templo para orar. La Biblia dice que ella “oró
con amargura de alma y lloró abundantemente” (1 Sam. 1:10).
El profeta Elí la observó y se acercó diciéndole que ese no era el
lugar para las personas ebrias. Pero ella respondió: “No señor mío;
yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra,
sino que he derramado mi alma delante de Jehová” (1 Sam. 1:15).
¿Alguna vez ya has orado con lágrimas? Posiblemente lágrimas de
dolor o desesperación que ahogaban tus palabras. Ana estaba en-
frentando no solo su condición de estéril sino la humillación externa
con palabras y acciones. Quizá tú también estas enfrentando esas
circunstancias. Ustedes como esposos están intentando tener bebés
y parece que es imposible. Este es el momento para unirse en lugar
de separarse o culparse. Únanse en oración y busquen la dirección
divina.
La oración de Ana fue, literalmente, un acto de derramar su alma
delante de Dios. A veces pensamos que la oración es solo un instan-
te o solo cuando estamos en problemas. Pero no, la oración debe
ser constante. Además la oración requiere compromiso, porque así
como Dios puede hacer maravillas, tú ¿qué harás por él? Ana había
prometido dedicar al hijo que Dios le diera. Y fue así que cumplido el
tiempo, Ana lo llevó al templo y lo presentó a Elí diciendo: “Por este
niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí”.
Quizá en este momento tu situación matrimonial no está bien y ne-
cesitas de un milagro. Recuerda que Dios cambió las lágrimas de
Ana en gozo. Porque los que oran son invencibles.

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SEMANA DE LA FAMILIA

2. Oración por perdón. En el salmo 51 se registra la oración de confe-


sión más impactante realizada por David después de que sus errores
fueran expuestos por el profeta Natán. Él dijo: “reconozco mis rebe-
liones, y mi pecado está siempre delante de mí... Purifícame con hi-
sopo y seré limpio; lávame y seré más blanco que la nieve” (51:3,7).
El pecado de David era horrendo. Había obligado a Betsabé a
acostarse con él y había ordenado, literalmente, la muerte de Urías,
su esposo. David pensó que todo acabaría allí, e hizo lo posible para
acallar su conciencia pecadora. Sin embargo, Dios envió a Natán
para que lo reprendiera. Después de eso, David se arrepintió.
Quizá hoy, tú también tienes un pecado escondido. Un pecado que
te está llevando a la ruina. Un pecado que está destruyendo tu vida
y tu familia. Quizá ustedes como pareja se han fallado mutuamente
y no encuentran paz en su corazón. No encubras más tu error, con-
fiésalo delante de Dios. El pecado y la culpa pueden acabar con tu
paz y con la armonía de tu familia. Vuelve a los caminos de Dios y
arregla tu vida con él. Dios escuchó la oración de confesión de Da-
vid y perdonó su pecado. Dios lo hizo invencible a tal punto que su
nombre aparece en la lista de los hombres de fe en Hebreos. Si hoy
te arrepientes, tu nombre podrá estar escrito en los libros celestiales.

3. Oración por Sabiduría. En 1 Reyes 3 se registra el dialogo entre Dios y


Salomón. “Dios le dijo: Pide lo que quieras que yo te dé” (1 Rey. 3:5).
Si Dios te preguntara eso, ¿qué pedirías? Quizá pedirías casa, carros,
viajes, lujos, comodidades, dinero en tus cuentas bancarias. Pero es-
tas seguro que todo eso serían buenos pedidos. ¿Crees que el dine-
ro te va a devolver la felicidad de tu familia? ¡No!
Salomón era consciente de la responsabilidad que tenía por delan-
te. Él iba a liderar el pueblo de Dios. Él estaría al frente de los ejércitos
de Israel. Él era el sucesor de su padre David. Por eso el pidió un
“corazón entendido para juzgar al pueblo y para discernir entre lo
bueno y malo” (1 Rey. 3:9). Esto agradó a Dios y le concedió lo que
pidió. Además Dios le dio lo que no pidió, riquezas y gloria.
Dios desea concederte los deseos de tu corazón, solo que muchas
veces nuestros deseos son egoístas. Pedimos con un corazón orgu-
lloso. Queremos que Dios nos conceda muchas cosas y no quere-
mos entregarle nuestro corazón. Pedimos solo de labios para afuera
y no queremos que él haga un cambio en nuestra vida. Habla con
Dios y pídele lo que tu hogar necesita, lo que tu matrimonio necesita
para tener fe, amor, paz y felicidad. El dinero no compra eso, sino
que es otorgado por Dios.

CONCLUSIÓN Y LLAMADO

La oración es el medio por el cual nos comunicamos con Dios. Es en ese


momento en que los ángeles del cielo nos rodean para darnos consuelo y
seguridad de que estamos con Dios. Es por eso que cuando oramos, somos
invencibles porque la presencia de Dios nos rodea.

Sergei Petrovich fue separado de su familia y llevado a una prisión muy


peligrosa en la ciudad de Briceni. Allí fue interrogado y torturado para de-
latar a los demás miembros de la iglesia de la que era pastor. Pero él se

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SEMANA DE LA FAMILIA

negó y prefirió el castigo. Fue recluido en una pequeña celda para morir sin
comida. Pero el oró a Dios fervientemente y sucedió el milagro. Un gato le
traía panes. Este hecho impresionó al mismísimo alcalde de la cárcel quien
llego a creer en el Dios de Sergei. Tiempo después Sergei se reunió de nuevo
con su familia, quienes también estaban orando por su regreso.

Quizá estás pasando por momentos muy difíciles en tu vida, con tu fa-
milia, en el trabajo, etc. Pero no olvides orar, porque en la oración somos
invencibles. Oren por perdón como David. Oren por un milagro como Ana.
Oren por sabiduría como Salomón y todo lo demás vendrá por añadidura.
Recordemos que en la oración somos invencibles. Hoy te invito a tomar la
decisión de orar todos los días junto a tu familia. Levántate y oremos juntos.

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SEMANA DE LA FAMILIA

TEMA 3

Invencibles por la Fe

Se estaba quemando una casa. Todos se habían salvado, excepto un


niño, en el segundo piso. La escalera estaba llena de llamas y humo, y no
había salida sino por la ventana.
–¡Papá, papá! ¿Cómo escaparé? –gritaba el niño.
–Aquí estoy –gritaba el padre –déjate caer, te recibiré en mis brazos;
tírate, Carlitos, yo te recibiré.
Carlos salió por la ventana, pero allí se quedó, porque tenía miedo, sa-
biendo que era muy largo el trecho hasta la calle.
–Suéltate, déjate caer –gritaba el padre.
–No puedo verte, papá.
–Pero yo sí te veo: aquí estoy; ten confianza, suéltate, que yo te salvaré.
–Tengo miedo de caer.
–Suéltate, tírate - gritaban otras voces–, tu padre te recibirá con toda
seguridad; no tengas miedo.
Acordándose de la fuerza y del amor de su padre, el niño recobró la
confianza y se dejó caer. A los pocos instantes se halló salvo en los brazos
de su padre.

En Hebreos 11:1 encontramos la definición más exacta de fe: “La fe es la


certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. La fe puede
producir grandes resultados en tu vida como en tu familia en las diversas
situaciones que les toque enfrentar. Hoy estudiaremos sobre eso.

EL PODER DE LA FE

Confiar en Dios te hará permanecer en sus caminos aunque miles y mi-


les de problemas te rodeen. Confiar en Dios te hará invencible en él para
siempre.

1. Jesús y la fe. En Mateo 17:20 Jesús dijo “si tuviereis fe como un grano
de mostaza, diréis a este monte: pásate de aquí allá, y se pasará; y
nada os será imposible”. Tener fe es imprescindible en la vida. Pero
¿cómo tener fe? El apóstol Pablo afirmó: “La fe viene por el oír la
Palabra de Dios” (Romanos 10:17). Es decir mientras más contacto
tengamos con la Palabra de Dios, más fe vamos a tener.

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SEMANA DE LA FAMILIA

2. Job: Fe en medio de las tragedias. La historia de Job es, sin lugar a


dudas, una historia de fe. Fe en Dios tanto en la prosperidad como
en la pobreza o la desgracia. Satanás quería mostrarle a Dios que
no había ser humano capaz de serle fiel en las desgracias. Mató
a sus hijos, destruyó sus bienes y provocó una enfermedad terrible,
con la finalidad de que Job negase a su Dios. Incluso su esposa y sus
amigos se volvieron contra él. Sin embargo, Job permaneció firme
en su fe en Dios y llegó a decir: “Aunque él me matare, en él espe-
rare. Él mismo será mi salvación” (Job 13:15,16). Qué impresionante
declaración de Job. Es una afirmación de fe absoluta en su Crea-
dor. Estaba confiando su vida totalmente a Dios.
¿Estás dispuesto a confiar así en Dios? Si en este momento tú y tu
familia están pasando por una desgracia o tragedia que les está
causando mucho dolor, confíen en Dios. Porque la fe los hará inven-
cibles en Dios.

3. Abraham: Fe al llamado de Dios. En Hebreos 11:8 se registra: “Por la


fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había
de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba”.
Abraham vivía en Ur, una de las ciudades más prosperas y llenas de
vida de su época. Las excavaciones arqueológicas han revelado
que los habitantes vivían en cómodas casas con sirvientes. Varias
casas contaban con 12 habitaciones y patios, con agua corriente,
cuartos de baño y sistema de alcantarilla. Debió haber sido difícil la
decisión de obedecer al llamado de Dios. No solo por las comodi-
dades sino porque ya Abraham tenía aproximadamente 70 años y
su esposa Sara 60. Sin embargo, aceptaron salir de Ur. Y esta fue la
mejor decisión porque Dios lo prosperó aún más e hizo de su gene-
ración una gran nación. Además, de su generación llegó el Mesías.
De esta historia podemos aprender que los cambios de horizonte
pueden ser positivos cuando estos concuerdan con la voluntad de
Dios. No tengas miedo a los cambios. Quizá es necesario tomar de-
cisiones como familia o como pareja. Adelante, coloquen sus pla-
nes en las manos de Dios y avancen con fe. Por otro lado, en el
aspecto espiritual, siempre es imprescindible obedecer el llamado
de Dios. Si a ti o a tu familia les falta compromiso con Dios, entonces
acepta el llamado de Dios a salir del conformismo espiritual.

4. Fe frente a lo que parece irracional. Alguna vez quizás pensaste por


qué Dios en la Biblia pide algo que parece ilógico como, por ejem-
plo “¿Por qué le debo hacer el bien a mi enemigo?” O “¿Por qué no
debo ponerme de novio con tal joven o señorita solo porque no es
de mi religión? Bueno eso no es nada comparado con lo que Dios
le pidió a Abraham.
En Hebreos 11:17 dice: “Por la fe Abraham, cuando fue probado,
ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía a su
primogénito”. El pedido de Dios a Abraham que ofreciera a su úni-
co hijo en sacrificio era absurdo. Para cualquiera de nosotros sería
un pedido insólito, extraño e irracional. ¿Cómo habrías reaccionado
tú? Abraham obedeció porque creyó al igual que Job en un Dios

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SEMANA DE LA FAMILIA

que todo provee. Y caminaron junto a su hijo hasta un monte en la


tierra de Moria. En el trascurso del camino, el hijo preguntó sobre el
cordero para el holocausto. Y Abraham respondió: “Dios proveerá”.
Y así fue, porque cuando Abraham iba a degollar a su hijo, Dios lo
detuvo y proveyó de un carnero. Quizá a veces la voluntad de Dios
te va a parecer exagerada o irracional. Pero Dios sabe muy bien lo
que hace. Atrévete a obedecer a Dios y verás cómo el provee mu-
cha bendición para ti y tu familia.

CONCLUSIÓN Y LLAMADO

Un padre de familia había estado ausente de la casa por algunos días


y se preguntaba, al acercarse a su pequeña hija Margarita, quien apenas
podía sentarse sola, si ella lo recordaría. Para probar su memoria, se colocó
en un lugar desde donde podía verla, pero ella no podía ver, y la llamó:
“¡Magui!”. Ella dejó caer sus juguetes. Otra vez repitió su nombre “¡Magui!”.
Y luego de inspeccionar una vez más el cuarto con su mirada, sin ver el ros-
tro de su padre, se puso muy triste y volvió a tomar sus juguetes. Por tercera
vez, él la llamó “¡Magui!”, y ella, dejó caer sus juguetes y se puso a llorar, ex-
tendiendo sus brazos en la dirección de dónde provenía el sonido, porque
sabía que aunque no podía ver a su padre, él debía estar allí, porque ella
conocía su voz.

Probablemente no podamos ver a Dios, pero él está con nosotros. La fe


en Dios es imprescindible para vivir. La fe edifica la vida y el carácter. La fe
nos convierte en invencibles porque tenemos la certeza de que en cada
paso de nuestra vida, él estará presente. Quizá hoy, por los problemas de
la vida, las luchas, los conflictos, las frustraciones, has llegado a pensar que
estas solo o sola. Quizá sientas que tu matrimonio no tiene solución, que
de estas situaciones tu familia no saldrá victoriosa. Recuerda que la fe en
medio de las desgracias será recompensada, así como le sucedió a Job.
Hoy te invito a que comiences una vida de fe. Levántate y oremos juntos.

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SEMANA DE LA FAMILIA

TEMA 4

Invencibles por el amor

Una maestra trataba de explicarles a los niñitos de su clase lo que es el


amor; pero no podía, y para saber lo que decían sus pequeños alumnos, les
preguntó qué es el amor.

Entonces una niñita de seis años de edad se levantó de su silla y fue has-
ta la maestra, la abrazó, la besó y le declaró: “Esto es amor”. En seguida la
maestra dijo: “Está bien; pero el amor es algo más. ¿Qué es ese algo?”. La
misma niña, después de un rato de estar pensando, se levantó y comenzó
a poner en orden las sillitas que estaban fuera del lugar que les correspon-
día, limpió bien el pizarrón, levantó unos papeles que estaban en el suelo,
arregló los libros que estaban en desorden sobre una mesa; y en seguida,
con aire de satisfacción, le dijo a su maestra: “Amor es ayudar a otros.” La
niñita tenía razón.

El amor no puede ser un concepto o teoría. El amor no solo queda en


palabras, requiere ser demostrado en actitudes. Una familia cuyos miem-
bros poseen verdadero amor será una familia 100% feliz. No importa si pa-
san por necesidad o enfrentan serios problemas porque el amor de Dios los
une y los hace invencibles.

EL PODER DEL AMOR

El amor es la base del gobierno de Dios. El ama a todas sus criaturas por
igual y espera que haya amor entre nosotros.

1. Jesús y el amor. En Marcos 12:29-31 Jesús dijo: “El más importante es:
‘Escucha, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es; y amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu
mente, y con toda tu fuerza.’ El segundo es este: ‘Amarás a tu próji-
mo como a ti mismo.’ No hay otro mandamiento mayor que estos”.
Esta fue la respuesta que Jesús le dio a un escriba. Ellos constante-
mente querían hacer caer a Jesús. Pero esta respuesta contundente
hizo que el mismo escriba reconociera que Jesús estaba en lo cierto.
El escriba reconoció que “amar al prójimo como a uno mismo, es
más que todos los holocaustos y sacrificios” (v. 33).

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SEMANA DE LA FAMILIA

Entonces no hay nada mayor que el amor. Si el amor es el funda-


mento de los mandamientos de Dios. Entonces toda nuestra vida,
nuestras acciones y palabras deben ser originadas por el amor. Por
eso un hogar donde hay amor, hay respeto, hay consideración, hay
buen trato, hay bondad y dadivosidad.

2. Amarnos unos a otros. “Amados, amémonos unos a otros, porque el


amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a
Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. En esto
se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado
a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él. En
esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios,
sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propicia-
ción por nuestros pecados. Amados, si Dios así nos amó, también
nosotros debemos amarnos unos a otros” (1 Juan 4:7-11).
El texto afirma que el amor viene de Dios porque él es amor. Y la
manifestación más grande de su amor fue Jesús. Es decir el amor
implica sacrificio. No hay amor sin sacrificio.

3. El amor nunca deja de ser. “El amor es paciente, es bondadoso. El


amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante.
No se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma
en cuenta el mal recibido. El amor no se regocija de la injusticia, sino
que se alegra con la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo es-
pera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser” (1 Corintios 13:4-8).
Todas estas características responden la pregunta “¿cómo se de-
muestra el amor?”. Teniendo en cuenta que el exceso de amor no
hace ningún daño, por el contrario, se convierte en una gran ben-
dición.

CONCLUSIÓN Y LLAMADO

El amor, como la fe, mueve montañas. El amor hace que lo imposible se


haga posible. Por eso es que el fundamento de la Ley de Dios es el amor. Si
hay amor “No robarás, no codiciarás, no darás falso testimonio, no mata-
rás”. Si el mundo tuviera amor, no habría tanto dolor. Busca el amor de Dios.

Ese amor de Dios va a traer bendición para tu vida y para tu familia.


Vas a amar a tu esposa como nunca. Vas a amar a tus hijos como nunca.
Vas a llegar a casa y vas a demostrar tanto amor que tus familiares van a
sorprenderse.

Pero recuerda, el amor verdadero viene de Dios porque él es amor. En-


tonces para tener ese amor debes permanecer cerca de Dios cada día. Si
hoy decides eso, levántate y oremos juntos.

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SEMANA DE LA FAMILIA

TEMA 5

Invencibles en la unidad con


Cristo
A veces las tragedias pueden separar una familia. Eso casi sucede con
el matrimonio Coble. Sin embargo, ellos permanecieron unidos aun en el
dolor.
Chris y Lori tenían 3 hijos, dos niñas y un varón. Un día, Lori junto con su
madre y sus tres hijos decidieron ir a celebrar el cumpleaños del hijo mayor.
Fueron al centro comercial. Todo fue muy lindo, los niños jugaron mucho. Al
atardecer decidieron regresar a casa. Lori iba conduciendo el auto y al salir
a la carretera se detuvo porque había un atasco en la ruta. De pronto un
camión con 18 mil kilos de cargamento los impactó por detrás a más de 100
Km/h. El resultado fue trágico. Los tres niños fallecieron. Chris recuerda que
su hijo mayor tuvo que ser desconectado porque tenía muerte cerebral y,
mientras lo desconectaban, él puso la mano sobre el pecho de su hijo y
sintió lentamente como el corazón del niño dejaba de latir.

Chris y Lori tuvieron que enfrentar el funeral y después la casa vacía sin
niños. Ya no escuchaban las risas y los alborotos de sus pequeños. Eso los
estaba sumiendo en una gran depresión. Pero hicieron un pacto: “Ninguno
de los dos se suicidaría, bajo ninguna circunstancia, y que estaba prohibido
dejar al otro solo”. Fue ese pacto de unidad que los ayudó a salir de esa
situación. Tres meses después, decidieron tener más hijos. Lori quedo emba-
razada y la sorpresa fue mayor: tuvo trillizos. El 30 de abril de 2008, nacieron
dos niñas y un varón. Fue un milagro. Ellos dicen: perdimos 3 hijos pero Dios
nos dio otros tres.

Ellos hicieron el esfuerzo de unirse y juntos pasaron lo peor de la tra-


gedia. Sin duda, la unidad familiar o unidad matrimonial traerá grandes
resultados. Y mucho más si estamos unidos con Cristo. Hoy estudiaremos
sobre eso.

EL PODER DE LA UNIDAD

1. Unidad matrimonial. En Génesis 2:21-24 se narra el momento en el


cual Dios creó a Eva a partir de la costilla de Adán. Esto con el ob-
jetivo que los dos sean coiguales y haya unidad entre ellos. Por eso
Adán dijo: “Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne”.

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SEMANA DE LA FAMILIA

Luego Dios declaró: “dejará el hombre a su padre y a su madre, y se


unirá a su mujer, y serán una sola carne” (v. 24).
La unidad es la clave para el éxito matrimonial. Dios lo manifestó
desde el principio. Eran los dos los que debían encargarse del Edén.
Eran los dos los que ahora escribirían su historia. Fueron los dos los
que tuvieron que enfrentar sus errores y salir del Edén. Fueron los dos
los que lloraron al descubrir el cuerpo inerte de su hijo Abel asesina-
do por su propio hermano Caín. Fueron los dos los que se alegraron
con la llegada de su tercer hijo Set. Fueron los dos los que se alenta-
ban y animaban en la espera de la venida de su Redentor. Con sus
luchas, problemas y desafíos, pero los dos unidos debían enfrentar
todos esos desafíos.
Más adelante, Jesús refiriéndose al matrimonio del Edén, reafirmó
el principio de unidad en el matrimonio. Unidad que el hombre no
debería romper.

2. Unidad en el Espíritu Santo. El apóstol Pablo comparó la unidad ma-


trimonial a la unidad de Cristo con su iglesia. Eso coloca al matrimo-
nio en un pedestal muy importante. Y cuando Pablo se dirige a la
iglesia como cuerpo de Cristo para brindarles consejos, se está refi-
riendo explícitamente a nosotros. Pablo dice: “Os ruego que andéis
como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda
humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a
los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vín-
culo de la paz” (Efe. 4:1-3).
Él hace referencia a que debemos guardar la unidad del Espíritu. Es
decir el Espíritu Santo es el que produce la unidad entre los creyen-
tes y por ende en el matrimonio. Esta unidad se da en el vínculo de
la paz. Esto nos lleva a ver los frutos del Espíritu: gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, etc. Si estos frutos nacen en un hogar, el
hogar sin duda tendrá unidad.

3. La unidad en Cristo. Jesús oró por la unidad de sus discípulos con él.
En Juan 17:21, Jesús ora diciendo: “para que todos sean uno; como
tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en noso-
tros; para que el mundo crea que tú me enviaste”.
Las palabras de Jesús están dirigidas a sus discípulos de todas las
épocas de la historia humana. Él deseaba que todos estuvieran
unidos a él. Porque la unidad con Cristo produce vida. Porque solo
en Cristo hay verdadera paz. Aunque Jesús estaba hablando en un
contexto eclesiástico y salvífico, podemos aplicarlo a las familias en
el sentido de que la iglesia está compuesta de ellas. Y las familias
unidas producen iglesias unidas.
La unidad que Cristo quiere que busquemos y tengamos no se com-
para a la aparente unidad que el mundo ofrece. Quizá tú has bus-
cado la unidad de tu familia invirtiendo mucho dinero en un viaje,
comprando cosas de valor para tus hijos o esposa, celebrando o
realizando fiestas. No digo que hacer eso sea malo, pero si eso es
todo lo que has estado haciendo, te equivocas. Porque la unidad
no se obtiene con nada de este mundo. La unidad no se compra

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SEMANA DE LA FAMILIA

con dinero. La confianza, el amor, no se obtienen de esa forma. La


verdadera unidad esta en Cristo y tu matrimonio necesita de Jesús.
Tu familia necesita de Cristo.

CONCLISIÓN Y LLAMADO

Cuando leí por primera vez la historia de Chris y Lori Coble, mi corazón se
entristeció muchísimo. Y, a medida que iba leyendo, mi corazón se llenaba
de esperanza. Ellos tuvieron que enfrentar el dolor más profundo, perder a
sus tres hijos en un mismo día. Pero, en lugar de echarse la culpa, en lugar
de buscar un culpable o dejarse llevar por la tragedia del momento, se
unieron para fortalecerse juntos. Buscaron a Dios en oración. La comunidad
se unió con ellos en oración. Su iglesia los acompañó en esos momentos
de angustia. Se prometieron estar juntos todo el tiempo para fortalecerse.

Entonces Dios, del dolor hizo florecer la esperanza. Porque así es Dios,
de la tragedia él hace maravillas para mostrar que su poder es infinito. Chris
y Lori buscaron tener más hijos. Y Dios los bendijo con trillizos. Ellos tomaron
eso como una respuesta de Dios para seguir adelante. Dios es experto en
iluminar las tinieblas. Sin duda la unidad en Cristo nos hace invencibles. Ora
diciendo: Señor ayúdame a amar y a unirme más a mi esposo o esposa.
¿Qué te parece si oramos juntos? Levántate para orar.

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SEMANA DE LA FAMILIA

TEMA 6

Invencibles en el Perdón

Cierto rico escocés había prestado en vida mucho dinero a varias per-
sonas. Dado que era muy considerado, trataba con cariño a sus deudores
y, cuando se daba cuenta de que era imposible que le pagaran, ponía
debajo de la cuenta su firma junto con la palabra: “Perdonado”.

Después de su muerte, su esposa se dio cuenta que era mucho el dine-


ro que sumaban las deudas perdonadas y se dio a la tarea de cobrarlas.
Tuvo que iniciar juicios hasta que el juez, al examinar uno de estos casos, le
preguntó:
–Señora, ¿es esta la firma de su esposo?
–Sí –contestó ella–, de eso no hay duda.
–Entonces –dijo el Juez– no hay nada que obligue a estas personas a
pagar cuando su esposo ha escrito la palabra “Perdonado”.

En la Biblia, Jesús nos invita a perdonarnos los unos a los otros. Pero ¿eso
es fácil? De ninguna manera. “En las relaciones con los hijos, con los padres,
con la pareja y con los amigos, el perdón tiene un poder curativo”. Y vamos
a repasar en la Biblia algunos ejemplos de perdón para ver cómo el perdón
nos puede hacer invencibles en Dios.

EL PODER DEL PERDÓN

1. Perdonar te conduce a recibir y a ser bendición. “Yo soy vuestro


hermano José, a quien vosotros vendisteis a Egipto. Ahora pues, no
os entristezcáis ni os pese el haberme vendido aquí; pues para pre-
servar vidas me envió Dios delante de vosotros” (Génesis 45:4-5).
Estas fueron las palabras de José a sus hermanos. Son palabras sor-
prendentes llenas de perdón. Sus hermanos lo habían traicionado,
golpeado y acordado matarlo; lo echaron en una cisterna para
dejarlo morir, luego, al ver una caravana lo, vendieron por algunas
monedas. Ellos no se imaginaban lo que sucedería con José.
El tiempo pasó y José, después de muchas pruebas y sufrimiento, fue
hecho gobernador de Egipto, el segundo después de Faraón. Por
esa época, hubo años de hambruna en la tierra y muchos venían
a buscar alimento en Egipto. Fue así como llegaron sus hermanos.

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SEMANA DE LA FAMILIA

Ellos no sabían que su hermano despreciado y vendido se había


convertido en gobernador.
Fue en ese contexto en el que José expresó esas palabras. Con
voz entrecortada por la emoción, se presentó como su hermano.
Al presentarse se identificó como aquel que había sufrido a causa
de ellos. Pero enseguida intento calmarlos diciendo “no se entristez-
can”. Y añadió una frase impactante: “Dios me envió delante de
vosotros”.
¿Cómo puede decir José “Dios me envió”? ¿No fueron sus herma-
nos los que lo vendieron? Esto nos muestra que José por su cercana
relación con Dios tenía otra visión de la realidad. Para José, Dios
siempre estuvo con él. Para José, el que moldeó la historia de su
vida fue Dios. Para José, el que transformó su sufrimiento en gozo
fue Dios. Y, por lo tanto, él no tenía por qué estar enfadado con
sus hermanos. Sus hermanos se equivocaron, él los perdonó, y Dios
convirtió la tragedia en algo glorioso. El pasó por esas situaciones
dolorosas para llegar a ser bendición para otros. Si estás viviendo
momentos difíciles como los que vivió José, ¿te has puesto a pensar
en que Dios puede hacerte bendición para otros? José colocó su
dolor, su herida en las manos de Dios y eso lo condujo al perdón y a
ser una bendición.

2. El perdón restaura y redime. Inclusive, años después, cuando su pa-


dre murió, sus hermanos estaban temerosos de que José se vengara
de ellos. Pero José los consoló y calmo diciendo: “No temáis, ¿acaso
estoy yo en lugar de Dios? Vosotros pensasteis hacerme mal, pero
Dios lo tornó en bien para que sucediera como vemos hoy, y se
preservara la vida de mucha gente. Ahora pues, no temáis; yo pro-
veeré para vosotros y para vuestros hijos” (Génesis 50:19-21)
José tenía bien claro que el que hace justicia es Dios y él no podía
estar en el lugar del Creador. Y que, en lugar de pensar en la trage-
dia o el mal que le hicieron, el prefería enaltecer lo que Dios hizo a
su favor.
A veces nos enfocamos en todo lo malo que nos han hecho. Cen-
tramos nuestros pensamientos en la parte negativa de lo que nos ha
sucedido y no paramos un momento para observar lo bueno que
Dios está haciendo. El perdón nos permite enfocarnos en la obra de
Dios en nuestras vidas. El perdón nos permite ser sanados y observar
las obras maravillosas que Dios está haciendo en nosotros.

3. Perdonar como Cristo nos perdonó. El apóstol Pablo en Colosenses


3:13 afirmó: “Soportándoos unos a otros; y perdonándoos unos a
otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os
perdonó, así también hacedlo vosotros”.
“Perdonamos a otros cuando dejamos de guardar resentimiento y
no insistimos en pedir una compensación por el daño que nos hayan
hecho o por la pérdida que hayamos podido sufrir. El perdón restau-
ra el corazón de la persona herida”. El apóstol pidió que miráramos
a Jesús como nuestro ejemplo de perdón. Ya que él nos perdonó
mucho, nosotros también podemos perdonar.

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SEMANA DE LA FAMILIA

Ahora debemos tener en cuenta que “tanto pedir perdón como


aceptar las disculpas de otro nos puede ayudar no solo a sanar he-
ridas sino también a dejar ir, a aliviarnos de rencores, culpas, senti-
mientos negativos y poner la mirada hacia adelante. Dejar que el
perdón se lleve el odio y el resentimiento puede abrirnos paso al
alivio emocional”.

CONCLUSIÓN Y LLAMADO

A veces el dolor y la vergüenza son mayores que nuestra capacidad de


resistencia. Pero podemos depositar esos sentimientos a los pies de Jesús.
Aquel que perdonó nuestras ofensas, aquel que cargó todos nuestros pe-
cados, puede ayudarnos a perdonar a aquellos que nos hayan causado
mucho daño.

Quizá aquellas personas que te han causado ese daño están en tu fa-
milia. Quizá no puedes hablarles como antes, probablemente ni quieras
encontrarte con ellos, pero recuerda que perdonar no es volver a cero o
volver a como las cosas estaban antes. “Perdonar no significa olvidar lo que
pasó, sino desprenderse de los sentimientos que nos apagan y nos llenan
de ira. Es, en definitiva, reconocer que hay más de una forma de ver; es
pararse desde otro ángulo y ponerse en los zapatos del otro”.

Pon tu mirada en Jesús y permite que él te ayude a perdonar, para


que el resentimiento o rencor desaparezca de tu corazón. Recuerda que
el perdón te hará invencible. Si deseas perdonar y recibir perdón, levántate
y oremos juntos.

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SEMANA DE LA FAMILIA

TEMA 7

Invencibles por la obedicia a


Dios
Durante la guerra civil de Estados Unidos, Abraham Lincoln se reunió
con un grupo de ministros para un desayuno de oración. Lincoln no asistía
a la iglesia, pero era un hombre de fe profunda, aunque a veces, poco or-
todoxa. En un momento, uno de los ministros dijo: “Señor Presidente, oremos
para que Dios esté de nuestro lado”. La respuesta de Lincoln mostró una
percepción mucho mayor: “No, caballeros, oremos para que estemos del
lado de Dios”.

Lincoln les recordó a esos ministros que la religión no es una herramienta


mediante la cual hacemos que Dios haga lo que queremos, sino una invi-
tación a abrirnos a ser y hacer lo que Dios quiere. ¿Cuán dispuesto está a
hacer lo que Dios quiera?

A lo largo de las páginas de la Biblia, constantemente Dios invita a los


seres humanos a que lo obedezcan. El día de hoy estudiaremos cómo la
obediencia puede ser una bendición para nuestra familia y cómo puede
hacernos invencibles en Dios.

LAS BENDICIONES DE OBEDECER

1. Obedecer trae plena bendición. En Deuteronomio 28:1-7 encontra-


mos una lista de bendiciones producidas por la obediencia.
“Bendito serás en tu ciudad y en el campo”. Una bendición que no
se restringe a un solo lugar, sino que donde estés, él te bendecirá. En
las labores que realices, en la ciudad como fuera de ella.
“Bendito el fruto de tu vientre, de tu tierra y de tu ganado”. Es decir
tus hijos serán bendecidos. También todo lo que nazca o produzca
vida en tu casa será bendecido.
“Bendita será tu canasta y tu artesa de amasar”. El alimento o la
producción de alimentos no escasearán.
“Bendito serás en tu entrar y bendito en tu salir”. Es decir que habrá
bendición en todo el trabajo u obra que realices desde el principio
hasta el fin.
“Jehová derrotará a tus enemigos”. El pueblo de Dios tenía la cer-
teza de la victoria si es que estaban con Dios. Así serían invencibles.

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SEMANA DE LA FAMILIA

Obedecer trae bendición incalculable. Si desde pequeños se nos


insta o inculca a obedecer a nuestros padres, ¿cómo no vamos a
obedecer a Dios?

2. Obedecer por amor. La Biblia nos aconseja a obedecer y nos per-


suade a hacerlo mostrándonos las bendiciones que Dios nos da.
Pero hay algo más, Jesús declaró: “Si me amáis, guardad mis man-
damientos” (Juan 14:15). Entonces obedecer es amar a Jesús. La
obediencia que Dios busca de nosotros no es producto de la coac-
ción u obligación, sino del amor. Por eso en el versículo 21, Jesús
dice: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que
ama”.
Luego en el versículo 23 afirma: “El que me ama mi Palabra guarda-
rá, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con
él”. La promesa es la morada de Dios en medio de aquellos que
guardan sus mandamientos o su Palabra. Esta es la mayor de todas
las bendiciones.
Dios desea morar contigo, vivir en tu casa con tu familia, ser parte
de la historia de sus vidas para que sean invencibles.

3. Obedecer produce libertad y felicidad. Cuando obedeces por


amor, eres libre y feliz. Solo por poner algunos ejemplos: cuando
un padre le dice a su hijo que no toque el tomacorriente, ¿lo dice
porque quiere ¿molestarlo o protegerlo? ¡Protegerlo! Cuando vas
manejando el auto y ves la luz roja indicando que debes parar, ¿es
para molestarte o protegerte? ¡Protegerte!
Entonces aquel que obedece esas indicaciones vivirá dentro de la
esfera de la protección. Aquel que obedece será libre de las con-
secuencias desastrosas que conlleva hacer lo contrario. Es por eso
que guardar la Palabra de Dios o los mandamientos es vivir en liber-
tad. Esto decía el salmista Salmos 119:45 dice: “Y andaré en libertad,
porque busqué tus mandamientos”.
Al obedecer a Dios, vives en libertad. Vives libre de pecado y culpa.
Y esto producirá felicidad en todas las esferas de tu vida. Porque los
peores problemas del ser humano, de una familia, de un matrimo-
nio, son producto de no tener en cuenta los mandamientos de Dios.
La Biblia dice, no robarás, no cometerás adulterio, no codiciarás, no
matarás, no levantarás falso testimonio; si tan solo por amor a Dios
y a nuestros semejantes viviéramos respetando esos mandamientos,
viviríamos en paz, en libertad y felicidad. Pero muchas familias y ma-
trimonios se han destruido por no seguir esos consejos de Dios. Por
eso continúa buscando a Jesús y obedeciéndole por amor, porque
él te recompensará.
Sin embargo, si hasta aquí no has caminado en los caminos de Dios
y has desobedecido a su voluntad, recuerda que hay oportunidad
para ti. En Salmos 119:9 podemos leer: “¿Con qué limpiará el joven
su camino? Con guardar tu Palabra”. Hay esperanza para limpiar
nuestra vida de los errores del pasado. La Palabra de Dios puede
limpiar tu vida y guiarte a Jesús para comenzar una nueva vida.
Atrévete a vivir en la voluntad de Dios, obedeciéndole por amor.

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SEMANA DE LA FAMILIA

CONCLUSIÓN Y LLAMADO

Sin duda, obedecer a Dios es una bendición. Permanecer en él es per-


manecer en la vida. Caminar en sus caminos es caminar en la libertad. Si
hoy tú decides obedecer su voluntad por amor, él te ayudará.
Recuerdo la historia que conté al inicio, cuando un grupo de ministros le
dijo a Abraham Lincoln para “orar para que Dios este de nuestro lado”, el
respondió con una percepción más amplia diciendo: “No oremos para que
Dios este de nuestro lado, sino para que nosotros estemos del lado de Dios”.

A veces nosotros buscamos que Dios este de nuestro lado. Pero por qué
no buscar estar del lado de Dios. Quizá estamos pidiendo o actuando in-
correctamente. Es mejor preguntarnos qué desea Dios que haga o cómo
desea él que actúe. Esta actitud te llevará siempre a obedecer a Dios, y
hará de ti y de tu familia: ¡invencibles!

Si deseas venir a Jesús y obedecerle por amor, levántate y oremos jun-


tos.

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SEMANA DE LA FAMILIA

TEMA 8

Invencibles hasta la Eternidad

En los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, Derek Anthony Redmond no


ganó ninguna medalla, pero nos dejó una historia inspiradora.

Esa sería su última olimpiada, llegaba como favorito para el oro en


los 400 metros, con un buen estado físico y mental. Su carrera comenzó
cuando solo tenía 19 años, con un récord nacional. Entre los años 1985 y
1987, ganó varias competiciones en su país y en Europa. Pero sus victorias
iban siempre acompañadas de lesiones. Él se preparó para las olimpiadas
de 1988 en Seúl. Todo parecía estar bien, hasta que cinco semanas antes
de las olimpiadas empezó a sentir un fuerte dolor en el tendón de Aquiles.
Tomó todas las medidas para estar bien, pero no fue suficiente y, minutos
antes de comenzar la carrera, tuvo que abandonar porque el dolor que
sintió era insoportable.

Todo eso no lo detuvo. Apoyado por su padre, siguió entrenando y en


el mundial de Atletismo en Tokio en 1991 ganó la medalla de oro en los 400
metros con relevos. Y él tenía en mente participar de las Olimpiadas de Bar-
celona de 1992. Se había preparado mucho para ese día. Llegaba como
el favorito de la competición.

Después de pasar por todas las etapas con victorias, llego la final de
los 400 metros en Barcelona 1992. Estaba muy mentalizado para ganar. Se
dio el disparo de inicio. Todo iba bien. Estaba muy bien ubicado dentro del
grupo de corredores. Volaba. Y cuando solo faltaban 200 metros para la
meta, sintió un chasquido en su pierna derecha seguido de una explosión
de dolor. Llevó su mano derecha hacia la parte de atrás de su muslo y se
detuvo penosamente mientras todos los rivales ser le adelantaban. Cayó
al suelo, se levantó como pudo, y con lágrimas rodando por sus mejillas
empezó a avanzar con mucha dificultad. La multitud del estadio lo ovacio-
nó. Su padre se acercó para ayudarlo a avanzar. Sea como fuera, él tenía
claro que debía llegar a la meta. Cuando llegó, todo el estadio de pie lo
aplaudió y ovacionó.
Todos avanzamos en la vida como si estuviéramos en una carrera o ma-
ratón. Otros persiguen solo una carrera terrenal, pero hay una carrera que
nos llevará hacia la eternidad. Al final de esa carrera, tú y tu familia podrán

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SEMANA DE LA FAMILIA

encontrarse y vivir en un mundo diferente donde no habrá más muerte ni


dolor. Hoy hablaremos de cómo podemos ser invencibles por la eternidad.

UNA CARRERA DE FE

1. Prosigo a la meta. En Filipenses 3:12-13 el apóstol Pablo dijo: “No que


lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por
ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Je-
sús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero
una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y exten-
diéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del
supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.
El apóstol Pablo pareciera mirar la vida cristiana como una carrera
en la cual hay que avanzar hacia adelante en dirección hacia la
meta. Puede que hayan ocurrido situaciones a lo largo de la carre-
ra que deben ser dejadas atrás. Aquellas situaciones que causaron
dolor o tristeza y que hay que olvidar. Aquellos momentos que quizá
lastimaron tu corazón, eventos que impactaron negativamente tu
vida, alguna traición o maltrato, algún error grave cometido, algo
que hiciste contra alguien o algo que te hicieron. Todo eso, dice el
apóstol, es mejor dejar atrás y extendiéndote hacia adelante prose-
guir a la meta. Porque a veces, esos asuntos del pasado debilitan tu
carrera del presente, debilitan tu estabilidad emocional, debilitan tu
estabilidad matrimonial. Es mejor dejar atrás todo y avanzar.

2. El secreto para avanzar: Cristo mi ganancia. El apóstol habla de su


secreto para ganar a Cristo en su vida y avanzar en la carrera de
la fe. En Filipenses 3:8,9 afirma: “Y ciertamente, aun estimo todas las
cosas como perdida por la excelencia del conocimiento de Cristo
Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo
por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi
propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la
justicia que es de Dios por la fe...”.
Aquellas cosas del pasado que debemos dejar, para Pablo son con-
sideradas como pérdida porque no le hacían ganar a Cristo. Él ha-
bía sido fariseo, había también perseguido a los cristianos. Tenía un
pasado tormentoso que dejar atrás. Pero, también tenía un estilo de
vida como fariseo, confiado en sus conocimientos, en su justicia y en
su autosuficiencia, que el consideró como pérdida y como basura.
Para él, todo eso ya no tenía validez porque se había encontrado
con Jesús. Ahora, Cristo Jesús era toda su ganancia. Todo lo demás
era pérdida, era basura.
A lo largo de nuestra vida, creemos que hemos alcanzado muchos
logros, y puede que así sea. Sin embargo, solo cuando considere-
mos que nada es más valioso que tener a Jesús, entonces nuestra
vida realmente tendrá un sentido verdadero. Esto es lo que necesi-
tas reconocer en tu vida que solo Jesús es tu verdadera ganancia.
Si tú, tu esposa y tus hijos reconocen esto, entonces comenzarán a
vivir con Jesús desde ahora y por la eternidad.

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SEMANA DE LA FAMILIA

3. Aflicciones vs. la gloria venidera. Estamos en una carrera. Debemos


dejar todo atrás y debemos considerar muchas cosas como pérdi-
da para ganar a Cristo. En todo este proceso, vamos a pasar por
situaciones complicadas para nosotros y para nuestras familias. Pero
recordemos lo que Pablo escribió en Romanos 8:18:
“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no
son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de ma-
nifestarse”.
Sea cual fuere la aflicción no se compara con la gloria que Dios nos
ha prometido. Y cuando llegue ese momento, cuando Jesús con sus
miles de ángeles irrumpa en la atmósfera de este mundo, diremos
que habrá valido la pena resistir y correr la carrera de la fe. Aquel
día comprenderemos que verdaderamente ninguna aflicción se
compara con la gloria que viviremos por la eternidad.
Es posible que en este momento estés viviendo momentos difíciles.
Quizá el desempleo, la traición, la infidelidad de tu cónyuge, el mal-
trato, la lucha con alguna enfermedad, la pérdida de un ser que-
rido, pero todo eso no se compara con la gloria venidera. Sigue
corriendo la carrera de la fe. Porque Dios tiene para ti la corona de
victoria. Sigue corriendo porque no estás solo, a tu lado va Jesús y,
con él, eres más que vencedor. Con él, tú eres invencible.

CONCLUSIÓN Y LLAMADO

Al lado de Jesús, somos invencibles. Quizá como el atleta Derek Red-


mond, has sentido que ya no puedes más avanzar en la carrera hacia la
meta. Quizá algún golpe muy fuerte te está haciendo tambalear y piensas
que ya no puedes seguir y que la Biblia o el cristianismo no son para ti. Pues
¡no te rindas! ¡Jesús va contigo!

Dios tiene un cielo nuevo y una tierra nueva para ti y tu familia. Él nunca
quiso que sufrieras. Él nunca quiso verte llorar. Él nunca quiso que pelearas
o discutieras con tu esposa o esposo. Él nos creó perfectos. Nos creó para
sonreír. Nos creó para que nos amáramos perfectamente entre esposos.
Nos creó para que seamos siempre fieles. Él nos creó sin ninguna pizca pe-
cado. Y hacia ese lugar prometido, donde todo volverá a ser como al prin-
cipio, estamos yendo.

No desistas, si has caído, levántate y ¡vamos hacia adelante! Estamos


corriendo junto al “Invencible” de los siglos y, junto a él, somos invencibles.
Sigamos caminando de regreso a nuestro verdadero hogar. Aquel hogar
donde ya no habrá más lágrimas, ni más dolor, no habrá muerte, ni peca-
do. Donde todo será como al principio. Ese es nuestro verdadero hogar y
hacia allá estamos yendo. Hoy te invito a que decidas continuar caminan-
do junto a tu familia con Jesús; levántate y oremos juntos.

30
SEMANA DE LA FAMILIA

NOTAS

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