Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

05 - La Comunidad Como Formación Contextual

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 26

Bibliografía: MARTÍNEZ RAVANAL, V. (2006 ). El Enfoque Comunitario.

Estudio De Sus Modelos De Base. Santiago De Chile: Universidad De Chile.

10.1 Hacia una Ontología comunitaria


La comunidad primordial
Este texto está construido básicamente en torno al trabajo del filósofo francés Jean -Luc
Nancy contenido en su libro La Comunidad Inoperante (Nancy, 2000).
La tesis central de este autor (basada a su vez en George Bataille y Martín Heidegger) es
que podemos concebir, desde una perspectiva ontológica, una comunidad primordial dada
por el estar-en-común de singularidades expuestas las unas a las otras. Estos entes
a los
otros entes singulares que comparten el estar-en-común. Lo que tienen en común entonces
estos entes singulares no es el ser común, sino el estar-en-común.
En lo que sigue del texto intentaremos clarificar estas tesis iniciales.
La comunidad podemos analizarla desde dos dimensiones constitutivas:
1) Lo común de la comunidad
2) Las singularidades que concurren al estar-en-común de la comunidad
Ontológicamente hablando, estas dimensiones constituyen dos formas de presentarse un
mismo fenómeno: los entes singulares desde siempre están constitutivamente expuestos los
unos a los otros; el estar-en-común (la comunidad) es la forma de existencia de estos entes.
La comunidad es la posición de la existencia.
Las singularidades no son entes clausurados, cerrados en si mismos (en una pura
interioridad). Para que exista comunidad los entes singulares deben inclinarse fuera de sí
mismos, hacia el afuera, hacia la exterioridad que es la base del estar-en-común.
Pero esta inclinación es previa a los individuos: somos arrojados al mundo ya inclinados los
unos hacia los otros, antes de ser unos u otros. La comunidad precisa de una inclinación del
uno hacia el otro, del uno por el otro, del uno al otro.
El ente singular no es lo mismo que el ente individual, que el individuo. La comunidad sólo
le ocurre al ser singular. Dentro de esta concepción, el individuo (el ente clausurado sobre
si mismo, autosuficiente, no expuesto a los otros) como tal no es más que una cosa
(Bataille) y una cosa es el ser sin comunicación, sin comunidad.
Esta comunidad primordial, ontológica, es previa a una comunidad de sujetos, anterior a
una comunidad de vínculos sociales, de intercambios económicos, afectivos, simbólicos,
etc.. Es decir, es anterior al tipo (o estadio) de comunidad con la que se opera en psicología
comunitaria. La comunidad ontológica es previa a la comunidad psicosocial. Somos
ontológicamente comunitarios, es imposible, en este plano, no ser comunitario.
Planos comunitarios
Para una mejor comprensión de los que estamos abordando, podemos distinguir
hipotéticamente por lo menos los siguientes planos comunitarios:
Plano ontológico: hablamos aquí de comunidad ontológica en la que las
singularidades comparten un estar-en-común

34
Plano cultural: hablamos aquí de comunidad cultural en la que los entes singulares
(que aquí son personas) comparten la misma matriz cultural (el mismo sistema de
habitus según Bourdieu)
Plano social: encontrando aquí la comunidad social en la que los sujetos pertenecen
a una misma sociedad (por ejemplo, el mismo país)
Plano psicosocial: donde encontramos la comunidad propia de la psicología
comunitaria
La comunidad de los otros
En esta sección abordamos la comunidad principalmente en el plano ontológico (analizando
su composición, su arquitectura) para dejarla al borde del análisis propio del enfoque
comunitario.
En este plano, la comunidad es entonces la red, el entrelazamiento, el reparto de las
singularidades
al hombre: también pueden referirse a los animales e incluso en las comunidades humanas
las singularidades pueden estar dadas por cosas, objetos, etc.
Estos seres singulares emergen desde siempre comunicados: la exposición al afuera de las
singularidades las dejan conectadas ontológicamente a los otros seres singulares con los que
está en común. Debido a esta estructura primordial, el ser singular es a la vez desprendido,
distinguido y comunitario.
Los seres singulares no están fusionados entre sí en un ser común, entre ellos no hay
comunión, hay comunicación. Luego, la comunidad no es la fusión comulgante de los entes
singulares. Lo comunitario aquí está dado por la exposición, la apertura, la alteridad, la
exterioridad, la comparecencia de los unos a los otros de los entes singulares.
La comunidad es entonces la comunidad de los otros: cada ente singular es un otro para los
otros con los que con-vive, con los que comparte un estar-en- La comunidad es lo
que tiene lugar siempre a través del otro y por el otro. No es una comunión que fusione los
(Nancy,
2000: 38)

los tos términos implican una exterioridad:


siempre un ente singular está al exterior de otro, pero también implican una comunicación
en el estar-
alteridad, es decir, que todos los sí mismos de estos entes singulares se relacionan a través
de su alteridad: la comunidad es el estar juntos de la alteridad.
La comunidad perdida
Es un tema recurrente en el discurso de la psicología comunitaria la constatación en
nuestras sociedades modernas de una creciente pérdida de comunidad, consecuencia entre
otras cosas de la institucionalización progresiva del mundo de la vida y de la privatización
de la existencia social.

35
Incluso para algunos autores como Sarason este es el eje sobre el que se edifica la disciplina
y el que determina su propósito central: reconstruir el sentido psicológico de comunidad.
Estas comunidades perdidas, rotas, dislocadas, disueltas o destruidas añoran paradigmas
comunitarios de muy diversa índole: la familia extensa, la comunidad de pueblo, la ciudad
ateniense, las primeras comunidades cristianas, las fraternidades, los barrios tradicionales,
la tribu, los asentamientos de los pueblos originarios, las aldeas, etc.

comunidad se tejía con vínculos estrechos, armoniosos e irrompibles, y en que sobre todo
se daba a si misma, en sus instituciones, en sus ritos y en sus símbolos, la representación, o
mejor la ofrenda viviente de su propia unidad, de su intimidad y de su autonomía

00); lo que se
disloca es la identidad comunitaria compacta y plena de la que cada individuo extrae el
sentido de su propia existencia.
Tal como lo señala Nancy, la sensación más intensa de pérdida de la comunidad es
cristiana: la comunidad se piensa aquí
(Nancy, 2000: 31).
El supuesto que está en la base de esta forma de pensar es que la comunidad constituye un
ente que transciende a las personas que la conforman integrándolas en una sustancia única e
indivisible mediante una fusión comulgante.
Para Nancy está comunidad no está perdida porque nunca ha existido, constituye un mito,
uno de los más recurrentes del pensamiento moderno y que ha servido de fundamento y
justificación a las peores empresas políticas colectivas como el nazismo en Alemania (con
el mito de la raza superior), el fascismo en Italia, el comunismo en la URSS (con el mito

siguen cometiendo) en muchas partes del mundo las peores atrocidades.


Ontológicamente, la comunidad no fusiona a los seres singulares en un mi mismo o
nosotros superior: es la comunidad de los otros. La comunidad no es entonces un proyecto
fusional: no hay comunión de las singularidades en una totalidad superior a ellas; en lugar
de comunión hay comunicación. No hay un ser común, hay un estar-en-común.
El mito comunitario
ado en todo tiempo para construir
comunidades fusionales y comulgantes es el mito.
El mito es comunitario por esencia, sólo surge de una comunidad y para ella: comunidad y
mito se engendran mutuamente. Nada es más común que el mito: el mito es el habla única
de muchos, el habla que comunica el ser común. Allí donde hay mito hay o hubo
comunidad.
El mito conlleva el proyecto de comunidad fusional, contiene en germen el concepto de
comunidad absoluta o totalitaria. El mito busca siempre consumarse en la comunión, en
todas las comuniones:
(Nancy, 2000: 102).

36
Pero cuando el mito se interrumpe o pierde eficacia, no implica que necesariamente la
comunidad (desde una perspectiva ontológica) se interrumpa o desaparezca a su vez: la
comunidad permanece en el estar-en-común de los seres singulares que no están en una
relación fusional, sino expuestos los unos a los otros en condiciones de alteridad.
El sujeto colectivo

En nuestro lenguaje cotidiano, lleno de reificaciones y cosificaciones, hablamos de Fosis,


Puente, Familia, Redes, Garra Blanca, Los De Abajo, como si estas entelequias
constituyeran sujetos colectivos, entes unificados por una misma mente, por un mismo
cuerpo, una misma intencionalidad, una misma identidad, un mismo proyecto, una misma
n como los
grupos objetivos de proyectos, programas y políticas sociales.
Desde una perspectiva ontológica y psicológica, no hay sujeto colectivo: hay singularidades
(individuos, personas) expuestas las unas a las otras, no hay ser en común, hay un estar - en
- común en un mundo compartido.

como un sujeto compuesto de sujetos que nunca podrán constituir un sujeto unificado10.
Esto no significa aislar a los sujetos, sino concebirlos como un lugar de comunicación,
como una posición relacional en un espacio comunitario. En este sentido somos
ontológicamente comunitarios: en tanto que singularidades estamos vueltos-hacia-el-otro,
vueltos-hacia- La comunidad y la comunicación son constitutivas de la
individualidad y no al revés (y la individualidad quizás no es en último término sino un
límite de la comunidad). Pero la comunidad no es tampoco una esencia de todos los
individuos. Pues la comunidad no es otra cosa
separados, que no existen como tales más que a través de la comunicación
175)
Y siempre debemos ser cautelosos en las conversaciones que adquieren el formato de

inevitable posición de singularidades individuales que las personas tienen en los agregados
sociocomunitarios.
Por ejemplo, la familia Gómez no es un ente único, un sujeto colectivo. Está compuesta de
s en - común en un mundo
compartido. En esta familia, Juan (el padre) es un otro para su hijo Manuel que a su vez es
lar

actuar y tomar decisiones como familia (hemos decidido llevar nuestro hijo al consultorio),
pero en estricto rigor esto sólo está expresando su posición, efectiva u otorgada, de poder
en ese grupo. No es un sujeto colectivo el que habla y actúa, es un sujeto individual que

10
Aun cuando uno podría encontrar experiencias de comunión fusional muy cercanas al sujeto colectivo
como las sectas religiosas, ciertas barras deportivas, ciertos partidos políticos, etc.

37
habla y actúa en nombre de su familia. Al hacerlo así, puede estar representando la voz de
su familia, pero también podría estar negando la expresión de las otras personas que
integran esa comunidad.
Lo anterior nos permite postular que el principal riesgo que se corre al hablar de sujeto
colectivo es hacer desaparecer la alteridad al interior de estos agregados sociales, es mirar
con un ojo cuyo punto ciego torna opacos a los individuos, sus posiciones y sus relaciones
al interior de esos agregados. Esta negación de la alteridad intracomunitaria puede
introducir muchas distorsiones en nuestra práctica social, ya sea en el plano personal, como
en el plano profesional.
Por ejemplo, un líder, en su afán de hacer operar a su grupo como sujeto colectivo en su
espacio social (ser una sola voz, un solo sentimiento, un mismo comportamiento, una
misma identidad), podría forzar autoritariamente el consenso en torno a una creencia,
sentimiento o proyecto, imponiendo así una comunión fusional que aplaste las expresiones
individuales existentes. En definitiva, aquí el único sujeto es el líder que colectiviza a su
grupo: en vez de un sujeto colectivo tenemos un sujeto-líder-colectivizador.
Esto sucede cotidianamente en las familias, en los equipos de trabajo, en los sindicatos, en
los partidos políticos, en los grupos religiosos, etc. Es muy común que en nuestra práctica
cotidiana empleemos esta construcción discursiva (hablar como sujeto colectivo) cuando
queremos imprimirle mayor eficacia a nuestro discurso (Fosis ha decidido que...; La
universidad piensa que...). Pero esta concepción del sujeto colectivo puede prestarse
entonces para atropellar los derechos de las personas y también para las peores aventuras
políticas, religiosas y los más desenfrenados nacionalismos.
Es importante mantener siempre presente entonces que las relaciones prácticas en el
espacio cotidiano son relaciones entre individuos, entre singularidades individuales. La
relación entre un trabajador social y una familia de extrema pobreza es, ontológicamente,
psicológicamente hablando, una relación entre la singularidad Juan Pérez (trabajador
social) y la singularidad Juanita Gómez (miembro de una familia).

38
11
En esta sección se intenta responder a la pregunta sobre la naturaleza de la comunidad. El
tema es antiguo. El primero en plantearlo en forma estructurada fue el sociólogo alemán
Ferdinand Tönnies (1855-1930) cuya distinción entre comunidad (Gemeinschaft) y
sociedad (Gesellschaft) tuvo una influencia decisiva en las ciencias sociales del siglo XX.
Reflexionar sobre este tema, implica inevitablemente sumergirse en una de las utopías más
fuertes y universales de la humanidad, que adquiere especial relevancia en el Chile actual
en el contexto del debate surgido en torno al proceso de modernización que supuestamente
estaría transformando peligrosamente el tejido comunitario de la sociedad chilena.
Las preguntas ejes que guían esta reflexión son: ¿Qué es la comunidad?, ¿Cuál es la
importancia de la comunidad en la constitución de lo humano?, ¿Cuál es el impacto del
proceso de modernización sobre la comunidad?, ¿Qué formas adopta la comunidad en la
fase actual de la modernidad?
La estrategia conceptual utilizada en este texto para capturar su objeto de estudio encuentra
en las visiones mitológicas su primera fuente de información, visiones que nos hablan del
valor fundacional de la comunidad en la constitución de lo humano.
Luego, pasa en forma directa a definir el concepto a partir de aportes claves provenientes de
la Psicología Comunitaria y arriesga una aproximación conceptual que intenta reflejar la
complejidad de este objeto de estudio y las nuevas formas que adopta en la fase actual de la
modernidad.

11.1 La Mitología Comunitaria


La comunidad, como objeto mítico, remonta a una edad de oro de la humanidad y emerge
sobre la base de un entendimiento perfecto entre los hombres. Antes de la fijación al suelo
de las tribus nómades y del nacimiento de la agricultura, habría existido una comunidad
primitiva que ignoraba la propiedad privada y todas sus consecuencias, especialmente las
diferencias de clase y la organización política coercitiva del Estado para perpetuar los
privilegios adquiridos. Este comunismo primitivo, sin propiedad privada, sin clases y sin
Estado ha sido definido con claridad en 1877 por Lewis Morgan en su libro Ancient
Society. Marx y Engels retomaron y desarrollaron esta idea.
Durkheim elaboró igualmente una teoría de la colectividad primitiva mostrando que la
comunidad de la propiedad es una condición necesaria de la cohesión social. Según este
autor, la sociedad primitiva absorbe al individuo en el grupo.
En América Latina Mariátegui, desde una perspectiva indigenista, rodea a la comunidad
incaica de un halo a la vez teocratizante y socializante (Sicard, 1985). En México, el ejido o
el calpuli, de origen azteca, también es percibido desde este mito idealizante.
En la mitología comunitaria uno de los símbolos recurrentes de la comunidad es el círculo,
lo que se cierra sobre sí mismo circundando en un mismo gesto un territorio, una historia y
una identidad. Lo comunitario es pensado como el espacio de lo estable, lo seguro, lo
permanente, lo cierto. Es el peso de la costumbre, la inercia del hábito, el imperio de la
rutina. Es la tradición por oposición a la modernidad.
39
Míticamente, la existencia comunitaria tiene un sentido pleno. No hay lugar para el vacío.
Es vientre materno, uterus cálido y total, fusión humana que expulsa toda angustia, toda
incertidumbre. Es afiliación, refugio, sentido, afecto, pertenencia, solidaridad, respeto,
valores, orden, tradición, tierra, nicho (se nace en una comunidad y siempre se puede volver
a ella).
En la distribución de género que practica la cultura tradicional, es el espacio de lo
femenino; en el plano etáreo, es el lugar inevitable de la infancia (se nace hacia la
comunidad, internalizando comunidad) y el lugar privilegiado de la ancianidad (se muere
consolidando, historizando comunidad). Es también el espacio del juego, del "tiempo
libre", del divertimento, de la relación humana, del cuento, del mito, de lo cotidiano, del
sentido común, del sueño tranquilizador.
Para el romanticismo alemán, la comunidad es pensada como la agrupación básica y
primordial, caracterizada por una lengua común fundamento de una actividad política
unitaria. La noción de comunidad se encuentra en esta visión estrechamente asociada a la
noción de pueblo (folklore, costumbres, lengua, canciones populares, etc.). La comunidad
es una manifestación del pueblo y es más afectiva que racional).
El modelo referencial de comunidad es la comunidad rural. El idealismo mítico no sólo ve
en la comunidad rural el origen de toda asociación humana, sino también un modelo de
agrupación social que es necesario recuperar.
En un plano menos idealista, mítico y afectivo, la comunidad rural o de pueblo conduce a
una especie de tipo ideal de grupo social con las siguientes características:
localización precisa, incluso si es extensa;
fuerte integración, aun cuando contenga desviaciones;
contactos primarios
suponiendo o imponiendo un ajuste de la personalidad entera de los miembros
tomados individual y globalmente
de civilización y de cultura tradicional y homogénea.
La comunidad pueblerina se presenta entonces como una forma de vida social a la vez
natural y orgánica. Es el idealtypus de base arcaica. La comunidad, desde esta perspectiva,
está más bien compuesta de individuos que de personas: la personalidad se le atribuye a la
comunidad misma, que aparece a los ojos del observador como una cultura sin fallas.

11.2 La cultura de lo cotidiano


En la comunidad se vive la cultura de lo cotidiano. Para Fernández, la cultura cotidiana
significados y sus mediaciones que se encuentra a
mano, puesto enfrente, hic et nunc, en una colectividad dada...que todos los participantes
conocen o deberían o podrían conocer, y por lo tanto se asume para todos el derecho a
utilizarlos a discreción y si
Es el metacontrato que permite a la gente un entendimiento pre-reflexivo. Según el mismo

40
hacer de una manera reconocible por su colectividad...Esta estructura de comunicación que
constituye el mundo de la gente está compuesta por las cosas de uso diario, por ejemplo,
calles y edificios, medios de información e informaciones, formas de hablar y entonar, de
11
reír y llorar, hábitos y (Fernández, 1994)
realidad de la vida cotidiana
saber profano de los universos consensuales mundo de la
de Habermas, el reino por excelencia de la (Engel, 1993), el

totalidad, más allá (o más acá) de la fragmentación de roles que impone el sistema.
Parafraseando a Lefebvre, la comunidad es lo que subsiste y persiste cuando los hombres
se despojan de sus roles especializados. Es lo cercano, lo próximo, lo microlocal, lo
privado, lo íntimo. Forma parte de lo que Schutz llama realidad de primer orden, a la que se
pertenece por el hecho de nacer y formarse en ella y que requiere de las personas sólo su
capacidad de acción y de lenguaje (Fernández, 1994).
La comunidad es sostenida por todos los individuos que la conforman, ya sea a través del
lenguaje como de las acciones, actitudes y disposiciones. El principio constructivo de la
comunidad es la adaptación recíproca de las personas, el juego permanente de preguntas y
respuestas, el entendimiento mutuo, no solamente a nivel del lenguaje hablado, sino
también de los comportamientos, las posturas, las acciones.
Por último, y no deja de ser importante en una época dominada por el prurito privatizador,
la comunidad es una intersujetividad de propiedad colectiva, en la que sus miembros
participan sin autorizaciones previas, bastándoles sólo el manejo de sus códigos simbólicos
(Fernández, 1994).

11
En relación a esta temática consultar también de Humberto Giannini La reflexión cotidiana. Hacia una
arqueología de la experiencia. Editorial Universitaria. Santiago de Chile 1987

41
12
En esta sección daremos cuenta del concepto de comunidad que actualmente se maneja en
la disciplina destinada a estudiarla.
La expresión mínima de la matriz comunitaria es aquella agregación de personas sobre un

constituye más bien una posibilidad teórica, necesaria para su estudio (así como la noción

Trabajos clásicos en las ciencias sociales como los de George Homans han demostrado que

espacio/temporal que pone a un agregado de personas en situación de interacción), con el

comportamiento, discurso, etc.) que secreta sustratos variables de comunidad (Homans,


1960).
Cuando gente que no se conoce, que no posee historia previa de interacción llega a habitar
un mismo conjunto poblacional, podría decirse que por un corto lapso de tiempo existiría
entre ellos una interacción de base puramente ecológica, sin habla, al interior de una matriz
de relaciones (o más bien de evitaciones) hecha de desnudos recorridos etológicos y
abstractas referencias culturales. Pero dado que la praxis humana es fundamentalmente
ontológica (construye, reconstruye y destruye sistemas en permanencia), esta situación de
comunidad elemental no debería existir por mucho tiempo, y gradualmente a este nivel cero
se le irían agregando otras capas que le darán mayor densidad comunitaria al conjunto.
Una de las definiciones más empleadas en Psicología Comunitaria es la de A. Sánchez
Vidal.
Este autor español elabora su definición luego de una exhaustiva revisión del concepto en la
literatura internacional especializada (Sánchez, 1991).
En la construcción de su definición de comunidad Sánchez utiliza el procedimiento que
consiste primeramente en distinguir componentes para luego articularlos en una síntesis.
Según este autor, los componentes que caracterizan la comunidad son:
Una localización geográfica de base (vecindad).
Estabilidad temporal.
Instalaciones, servicios y recursos materiales que forman los núcleos y ejes de
condensación comunicativa y relacional de los individuos.
Estructura y sistemas sociales (sistemas de socialización, control de la desviación y
apoyo social, poder, distribución de los servicios). La disfunción de estos sistemas
origina los problemas a solventar en las intervenciones comunitarias.
Componente psicológico resultante (sentido psicológico de comunidad) expresado
en dos dimensiones:
i. vertical: la identificación o sentido de pertenencia a la comunidad

42
ii. horizontal: el conjunto de interrelaciones y lazos entre
los miembros comunitarios.
Luego para este autor la Comunidad es:
Un Sistema o grupo social de raíz local, diferenciable en el seno de la sociedad de que es
parte en base a características e intereses compartidos por sus miembros y subsistemas que
incluyen: localidad geográfica (vecindad), interdependencia e interacción psicosocial
estable y sentido de pertenencia a la comunidad e identificación con sus símbolos e
instituciones (Sánchez, 1991: 84).

Gráfico nº 1: componentes de la comunidad según Sánchez Vidal

COMPONENTES DE LA COMUNIDAD

Una localización Estabilidad Instalaciones,


geográfica de base temporal servicios y recursos
(vecindad) materiales

Estructura y Sentido psicológico


sistemas sociales de comunidad

sistemas de
socialización
distribución de
los servicios

vertical: sentido horizontal: lazos


de pertenencia a entre los miembros
apoyo social poder comunitarios
la comunidad

control de la
desviación

12.1 Análisis de la definición


En esta definición el primer piso del edificio comunitario esta dado por la localización
geográfica, el territorio12. El segundo está dado por el medio construido (instalaciones,
servicios). El tercero y cuarto piso son de orden psicosocial: las estructuras (de poder, de
influencias) y los sistemas sociales (de socialización, de control, de apoyo, etc.), y el
sentido psicológico de comunidad.
Otro aspecto importante de señalar en esta definición es el hecho que de entrada se precisa
la escala de lo comunitario al enfatizar

12
Para una revisión crítica de este concepto ver Marianne Krausse Hacia un redefinición del concepto de
comunidad en Revista de Psicología Vol X nº 2. Universidad de Chile. 2001

43
que es la sociedad. Esto significa, entre otras cosas, que la comunidad tiene alta visibilidad
para sus miembros y el entorno.
Esta definición es más bien de carácter sincrónico: especifica componentes que se articulan
entre si para formar una estructura compleja (que como lo señalamos más arriba se
articularía por capas superpuestas). No contempla, por lo menos explícitamente, los

El soporte básico de este concepto de comunidad está dado por el componente territorial y
por el hecho de que las personas habitan ese territorio, es decir, nos encontramos aquí con
los rasgos característicos de lo que podemos denominar comunidades de vida.
Si bien estas comunidades de vida son tal vez las más importantes de las comunidades,
existen otras formas de agrupación comunitaria que también son relevantes y que no tienen
al territorio como componente fundamental o definitorio. Nos estamos refiriendo aquí a los
agregados comunitarios que se desarrollan al interior de matrices institucionales como las
empresas, las escuelas, los hospitales, los regimientos, los ministerios, etc., o aquellas
comunidades que tienen una relación menos estrecha con su territorio como los son las
tribus urbanas. En los últimos ejemplos dados las personas no viven ni desarrollan su vida
privada-íntima en los espacios donde evolucionan esas comunidades. Ahora bien, en la fase
actual de la modernidad es más bien este tipo de comunidades (fundamentalmente urbanas)
el que adquiere especial relevancia para la existencia social de las personas, viéndose las
comunidades de vida tradicionales (barrios, poblaciones, pueblos, aldeas, etc.)
profundamente afectadas por el proceso de modernización.
Asistimos también en la denominada sociedad de la información al nacimiento y
proliferación de las comunidades virtuales que, mediante la configuración de potentes
plataformas electrónicas, operan desvinculándose de tiempos y territorios específicos,
prescindiendo de los cuerpos, pero generando intensos lazos comunitarios en torno a tareas,
objetivos, misiones y visiones comunes.
Intentando hacernos cargo de esta situación de alta diversidad y complejidad es que se
planteará en este texto avanzar hacia un concepto más amplio de comunidad que englobe
también a estas otras expresiones comunitarias distintas de las comunidades de vida
tradicional.

44
13
Para una mejor comprensión del concepto de formación contextual recurriré a un ejercicio
de simulación consistente en la aplicación de un conjunto de operaciones recursivas en un
grupo dado para generar una serie de contextos «encajados» los unos en los otros13.
Así por ejemplo, en una clase de psicología (contexto Cl) se puede pedir a los alumnos
simular un trabajo de equipo (C2). A su vez en este trabajo de equipo se puede simular un
sistema terapéutico (C3) entre un terapeuta y una familia. Se puede ir mas allá pidiendo a la
madre y a la hija de esta familia simular una escena de su vida cotidiana (C4) y así
sucesivamente

Gráfico nº 2: articulación de contextos

CONTEXTO 1: CLASE DE PSICOLOGIA

CONTEXTO 2 : TRABAJO EN EQUIPO

CONTEXTO 3: SISTEMA TERAPEUTICO

CONTEXTO 4: RELACION MADRE - HIJA

¿Cuál es la relación que se establece entre estos contextos recursivamente embutidos?


El contexto C4, si bien tiene una especificidad propia, está incluido en todos los otros C, es
decir que a este nivel está operando todo el efecto metacomunicacional de los otros
contextos más generales.
Ahora bien, no todos los alumnos de este curso (C1) están situados en los mismos
contextos. En C4 sólo hay dos de ellos que están comunicando bajo las reglas de este

13
Esta idea está tomada de D
eternelle. Intereditios.Paris. 1985

45
permanecerá en Cl como meros alumnos, sin implicarse más allá. De estos últimos
podemos decir que están en posición meta en relación a los otros contextos creados.
Podemos afirmar también que C3 está en posición meta en relación a C4 que está
totalmente embutido en el sistema.
En el transcurso de la sesión puedo hacer operaciones de ida y vuelta, o hacia adentro y
hacia afuera. En la operación de ida o hacia adentro, generamos contextos embutidos los
unos en los otros. Si operamos hacia atrás o hacia fuera en forma secuencial procederíamos
a agotar cada contexto en el que interactuamos y en seguida a cerrarlo, pasando así al
contexto inmediatamente superior en el que realizaríamos la misma operación y así
sucesivamente hasta llegar a la superficie, al contexto de base (C1).
Esta forma de proceder evitaría confusiones de contexto, clarificando la comunicación, ya
que la significación de los distintos mensajes intercambiados quedaría referida siempre a un

crearíamos en la FC una situación de confusión. ¿A qué contexto referir los mensajes para
su interpretación?14
Al entramado de micro contextos construidos y articulados en forma compleja lo
denominaremos formación contextual. Cada uno de estos micro - contextos constituye un
campo específico de sentido, un pliegue discursivo y conversacional con fronteras propias,
flexibles, pero fronteras al fin y al cabo.
Como en el caso de la simulación presentada al inicio, nuestro devenir cotidiano puede ser
concebido como un permanente proceso de co-construcción de contextos.
Cuando los miembros de una familia vuelven a su casa después de sus actividades diarias,
reconfiguran su sistema-hogar mediante un proceso (esencialmente conversacional) de co-
construcción y de-construcción de micro - contextos: el grupo reinstala el entramado

ocurre en una oficina de trabajo, en una empresa, en una fiesta religiosa, en un funeral, en
un carnaval, en una comunidad o en una red social.
En la simulación que nos sirve de ejemplo, los contextos están embutidos los unos en los

diferentes micro contextos es mucho más compleja y además de la inclusividad podemos


encontrar relaciones de exclusividad, articulación, simultaneidad, control, reciprocidad,
fusión, etc.
Otra importante diferencia entre la formación contextual de la simulación y las formaciones

14
Pero este cambio de nivel sin cierre de contextos con un manejo centrado en el proceso mismo de los
cambios de nivel y secundariamente en la semántica de los mensajes, puede constituir una herramienta

de éstos para desenvolverse en varios contextos a la vez, pasando del uno al otro sin que la comunicación se
perturbe o sufra pérdidas

46
13.1 Formación Contextual y Efecto de Realidad
Las situaciones correspondientes a los contextos C2, C3 y C4 son simuladas. El «grado o
efecto de realidad» con que los actores viven ese contexto es menor. El grado de realidad
con que un actor experimenta una situación va a depender de la naturaleza y visibilidad del
marco metacomunicacional de la formación contextual. Cuando el marco
metacomunicacional define la situación como un juego, como una simulación o como una
obra de teatro, el efecto de realidad que se gatilla en los actores es menor que el que se
experimenta cuando la situación se define como «en serio» o cuando este marco
metacomunicacional no es visible (en el sueño por ejemplo), o no se explicita como sucede
en la mayoría de las experiencias cotidianas.
En la simulación del ejemplo la operación meta ascendente hace desaparecer o deconstruye
los micro - contextos C2, C3 y C4 evidenciando su calidad de realidad prestada, frágil y
evanescente.
Las situaciones de la vida cotidiana en cambio son vividas con un fuerte grado de realidad
por los actores que en ellas participan. Lo que estamos tratando de decir hasta ahora es que
la diferencia entre la simulación y las situaciones cotidianas no está en el hecho de que una

por la praxis humana, pero los niveles de realidad construidos para (y por) los actores en
ambos casos es distinto. Pero, tanto las simulaciones como las situaciones cotidianas tienen
en común la positividad

13.2 La Positividad de las Formaciones Contextuales


La formación contextual produce acontecimientos positivos, con efectos variables de
realidad para los actores que la construyen.
En la simulación la positividad producida construye un efecto de realidad bajo. En el otro
caso, la formación contextual produce acontecimientos que en su positividad satisfacen en

tempora1idad, cohesión, estabi1idad, regularidad, orden, continuidad, perceptibilidad,


cognoscibilidad, secuencialidad causal, recurrencia, probabilidad, transformación,
potencialidades de dispersión, etc.
Tanto los acontecimientos vividos en el sueño, en el teatro, en una película, en un juego de
la realidad virtual, como los vividos en una familia, en una institución, en una comunidad o
en una clase tienen positividad para los que los experimentan y producen, pero los primeros
construyen menos efecto de realidad que los segundos.
La positividad de la formación contextual significa que ésta no es solamente sustancia
discursiva productora de sentido. Es también exterioridad, empiricidad, facticidad; es una
totalidad que se instala en un espacio (para transformarlo en territorio) y en un tiempo (para
transformarlo en decurso histórico, en pasado, presente y futuro); es disposición ordenadora
de objetos y de personas; es escenario que propone marcos interaccionales (fija itinerarios y
recorridos, moldes de encuentro psicosocial); es marco conversacional (propone temas de
conversación, establece reglas para lo decible); es entramado afectivo y emocional
(establece estados de ánimo basales, transcursos afectivos, flujos emocionales, formas de

47
sentir y emocionarse, pautas de autoestima); es molde perceptivo (rejillas para ver y mirar,
escuchar y sentir); es molde conductual (establece modalidades de reaccionar, fija las
fronteras del actuar práctico, define estilos de conducirse, dibuja posturas).
La formación contextual es algo que esta ahí y que no puede atravesarse sin dejar de
constatarla, sin sentirla, sin experimentarla, sin vivirla. Como tal, en su positividad, la
formación contextual puede ser descrita, estudiada.
La metodología más adecuada para abordar el estudio de la FC es la metodología
cualitativa, entendida aquí no solamente como el análisis de los componentes discursivos
de la FC, sino también de su estructura y funcionamiento, de las reglas de su construcción y
la lógica de su devenir procesal.
Una FC nos atrapa en su sustancia, nos impregna, nos reconfigura, aun cuando su
existencia sea breve (como una fiesta, un velorio, un bautizo, una despedida, una feria, una
terapia, un grupo de esquina, un partido de fútbol, etc.) o más prolongada (como una fiesta
religiosa o un proyecto de intervención comunitaria).
Nuestro acontecer cotidiano es un permanente transcurrir entre formaciones contextuales
entrelazadas y al interior de estas FC, es un navegar entre contextos relacionados en forma

comportamientos adquieren profundidad semántica: significan cosas diferentes en


diferentes niveles (contextos), sin que estos significados sean contradictorios entre si. Esto
conlleva a que nuestra existencia en las FC de nuestro mundo cotidiano implique una
permanente negociación de significados.
Produciendo FC, un sujeto genera un sistema estable que computa y trata como la realidad
objetiva. Reduce así incertidumbre del entorno, neguentropiza y se neguentropiza. Nos
movemos entonces siempre al interior de formaciones contextuales. Son nuestra realidad.
Una frágil realidad porque son únicamente realidad humana, cosmos psicosocial.

encia cierta lo que es: sólo conocemos la forma de


apropiarnos de ella para nuestros asuntos humanos. Dentro de esta lógica, la FC no es la
realidad última (siempre es posible referirla a otra realidad), pero es nuestra única realidad
posible.

48
14

En términos generales postulamos que se constituye una formación contextual cuando un


sistema humano en interacción (antropocenosis) se instala en un espacio transformándolo
en territorio (antropotopo), desarrolla procesos emocionales, afectivos y motivacionales;
establece dispositivos funcionales para su reproducción y genera discursos que conforman
estructuras de significación y de sentido (contextos) para sus participantes.
Tomando como referencia el razonamiento de Michel Foucault (Foucault, 1991) y los
planteamientos de Ortí (Ortí, 1994) y de Conde (Conde, 1994), en la composición de una
formación contextual distinguiremos 2 niveles:
1) El nivel de las relaciones primarias, es decir, aquellas relaciones que,
independientemente de todo discurso puedan ser descritas entre personas, grupos,
instituciones, territorios, etc. Corresponde al campo de los procesos fácticos (Ortí,
1994).
2) El nivel de las relaciones discursivas, que incluye todas las producciones
simbólicas de una comunidad, tanto las lingüísticas (habla, relatos, cuentos), como
las no-lingüísticas o icónicas (movimientos, posturas y expresiones corporales,
colores, sonidos, vestimentas, objetos). Es el universo de los discursos donde se da
una articulación significativa definida por una cierta relación codificada entre
significante y significado (Ortí, 1994).

En el esquema presentado a continuación se sintetizan los componentes de una formación


contextual.

49
Tabla nº 2: formación contextual

medio geográfico
ANTROPOTOPO
medio construido
Socialización
Control
Participación
social
NIVEL DE RELACIONES PRIMARIAS

Dispositivos funcionales de integración Apoyo social

ANTROPOCENOSIS Comunicación

Sistema interaccional con Poder


clausura operacional Cohesión social
Legitimación
Procesos motivacionales
identificación
Procesos afectivo-emocionales psicosocial
pertenencia
RELACIONES

Lingüístico
Conjunto de las actuaciones verbales o actuaciones
lingüísticas (signos efectivamente producidos a
partir de una lengua natural o artificial e inscritos en
algún tipo de soporte material) de los miembros del
DISCURSO sistema (Fernández, 1994)
Icónico
DE
SECUNDARIAS

Compuesto de imágenes, objetos, colores, olores,


dibujos, formas espaciales, movimientos, posturas, Estructuras de
actitudes y expresiones corporales, maquillajes, sentido
NIVEL

vestimentas, danzas, sonidos, silencios, logos,


sellos distintivos, etc.

Procederemos en seguida a caracterizar cada uno de los componentes de la Formación


Contextual

50
15
En este nivel, el nivel no-discursivo de la FC distinguiremos los siguientes componentes:
Antropotopo y Antropocenosis
El antropotopo (Morin 1985) corresponde al contexto físico/geográfico (entorno natural,
geografía y clima; recursos: energía, suelo, agua, vegetación) y especialmente al medio
construido, es decir, a la estructuración del espacio producto de la praxis humana, de la
urbanización y la construcción (viviendas, locales comerciales, calles, aceras, áreas verdes,
plazas, escuelas, etc.).
La Antropocenosis corresponde al tejido de redes sociales comunitarias, entre las que se
encuentran las redes familiares (nucleares y extensas), las redes primarias, las redes
vecinales, las redes de pares, las redes organizacionales, las redes institucionales, las redes
políticas, religiosas, etc., insertas en el antropotopo, en el medio construido. Este tejido de
redes sociales le imprime al antropotopo su sello definitivo y a su vez recibe de éste
determinaciones fundamentales.
Antropotopo y antropocenosis se encuentran concatenados entonces en un bucle recursivo
de inter-retroacciones múltiples, en el que ambos se condicionan y reproducen
recíprocamente. El antropotopo es un producto de la praxis social - es la praxis
materializada de la comunidad - que a su vez, condiciona y reproduce a esta comunidad
como formación contextual.
Tanto el antropotopo como la antropocenosis poseen gradaciones. En el antropotopo esta
gradación va desde el territorio próximo hasta territorios más amplios: desde la habitación o
pieza de un individuo o familia hasta la ciudad, pasando por la vivienda, el vecindario, el
barrio, la población, la comuna, el sector, etc. En la antropocenosis esta gradación va desde
el núcleo familiar hasta el tejido social urbano, pasando por el sistema microfamiliar, las
redes sociales, las organizaciones locales, las redes comunitarias, las redes institucionales,
las redes sociales abiertas.
En el ecosistema comunitario de base territorial las formaciones contextuales constituyen
redes de comunicación que evolucionan sobre un espacio propio, que han operado una
clausura operacional, generando fronteras claramente identificables, en cuyo interior tienen
lugar los procesos de autorregulación y autoproducción social. Generan además
mecanismos de apertura con las otras FC que conforman su entorno a través de los cuales
se llevan a cabo los intercambios ecológicos necesarios para la alimentación de dichos
procesos.
Una de las operaciones fundamentales de las FC es la creación de bordes, de límites, de
fronteras. Esta operación de cierre delimita por un lado, el espacio físico dentro del cual la
FC construirá su nicho, su oikos, su hogar y en cuyo seno desarrollará los elementos claves
de su identidad psicosocial y cultural, y por otro, el espacio social, el mapa de redes
sociales protagonistas de las comunicaciones específicas de la FC. Esta misma operación de
cierre configura el entorno de este sistema social, a saber, las otras FC que en conjunto van
a estructurar el ecosistema comunitario.

51
En este ecosistema comunitario cada FC opera en la práctica como un pequeño pueblo o
aldea y sus miembros desarrollan un sentido comunitario, un sentimiento de pertenencia, de
conexión emocional y un sistema de ayuda recíproca propios de esos sistemas
interaccionales. Cada FC posee así características específicas que la distinguen del resto.
Elaboran una historia propia, símbolos, discursos y una específica conexión con su
territorio; opciones políticas y religiosas; modalidades diferenciadas de producción de
subsistencia; niveles propios de delincuencia, consumo de alcohol y drogas, etc. Se
configuran así espacios de alta heterogeneidad y diversidad social compuestos de
innumerables FC con alta homogeneidad interna.
La conexión de la FC con su espacio es vital para ella: el espacio es apropiado, poseído,
controlado, protegido, defendido; ordenado, estructurado, adornado, distribuido; pero a su
vez, como producto del mismo proceso, este espacio es también deteriorado, descuidado,
degradado.
Este control comunitario se ejerce:
Sobre las entradas y salidas de todo tipo en la FC (de tipo material, informacional,
comunicacional; de personas, de objetos, de eventos, etc.).
Sobre los procesos que tienen lugar en el seno del sistema.
Este control corresponde de hecho a los mecanismos sistémicos de autorregulación interna
y se realiza en función de los patrones normativos propios de cada FC. Cada FC se
distingue de las otras en la forma y grado de estas operaciones de control.

15.1 Componentes de la Antropocenosis


En la Antropocenosis distinguimos tres componentes:
a) Los dispositivos funcionales
b) Los procesos motivacionales
c) Los procesos afectivo-emocionales
Los dispositivos funcionales
Siguiendo el modelo propuesto por Warren (Sánchez, 1991), distinguiremos sistemas
funcionales relevantes al interior de una formación contextual comunitaria. Son funcionales
porque desempeñan funciones principales con relevancia local: funciones de producción,
distribución y consumo de bienes y servicios; de socialización; de control social; de
participación social; de apoyo recíproco; de comunicación; de identidad psicosocial; de
integración comunitaria y funciones políticas.
Los sistemas correspondientes son:
El sistema de producción, distribución y consumo, de bienes y servicios que forman
parte de la vida diaria de las personas y que son considerados como necesarios y
deseables en esa localidad (esto es válido sobre todo para las comunidades territoriales
de vida).

52
El sistema de socialización: transmisión de valores, conocimientos y pautas de conducta
de la FC a sus miembros.
El sistema de control social: el proceso de influencia del grupo para que los miembros
se conduzcan conforme a las pautas y valores establecidas normativamente en la FC.
El sistema de participación social de los individuos de la FC a través de organizaciones
religiosas, la familia, el trabajo, las organizaciones voluntarias y otras.
El sistema de apoyo intracomunitario que proporciona apoyo psicológico e instrumental
a los individuos, tanto en el decurso cotidiano como en períodos de crisis.
El sistema de comunicación. En una FC opera una red efectiva de comunicación.
El sistema de legitimación.
El sistema de integración comunitaria.
El sistema político, que tiene que ver con la estructura y manejo del poder
intracomunitario.
Todos estos sistemas son altamente interdependientes y en la práctica funcionan de manera
integrada. El hecho de separarlos obedece más bien a propósitos analíticos.
Los procesos motivacionales
s, pulsiones,
deseos, intencionalidades conscientes o no conscientes que conducen a los individuos a
integrarse a una FC.
Los procesos afectivo-emocionales
Se refieren al flujo emocional al interior del sistema comunitario, a los climas y ambientes,
al desarrollo de lazos afectivos y a los mecanismos de identificación psicosocial, de
pertenencia y sentido psicológico de comunidad.

16
Las formaciones comunitarias, en tanto que sistemas humanos, son por esencia estructuras
de comunicación, de allí lo imperativo de los símbolos, tanto icónicos como lingüísticos.
Sin símbolos esta estructura de comunicación quedaría vaciada de contenido e
ineluctablemente condenada a la entropía. En el nivel de las relaciones discursivas
situaremos la producción simbólica de la formación contextual comunitaria.
Las relaciones discursivas poseen a su vez el doble rasgo de, por un lado, constituir el punto
de reflexividad de las relaciones primarias y por otro, de poseer una positividad propia,
específica, diferenciada e irreductible, de allí que el discurso no debe tratarse solamente
como signo de otra cosa (de las relaciones primarias), sino también como una entidad que
posee una consistencia, un espesor y una complejidad propias.
Una vez más la distinción entre relaciones primarias y discursivas es con propósitos
analíticos. En la formación contextual comunitaria en muchos casos es imposible (e
innecesario) establecer esta separación. Por otra parte, muchos componentes de las

53
relaciones primarias, como por ejemplo los sistemas funcionales, no podrían operar sin el
componente discursivo.
Distinguiremos dos planos:
El plano del discurso lingüístico (de codificación digital)
El plano del discurso icónico (de codificación analógica)
En la producción de ambos planos discursivos situaremos la práctica discursiva (Foucault,
1991). Por práctica discursiva, noción procesal, vamos a entender el metaprograma para
construir discursos, es decir, el conjunto de reglas que permiten formar sistemáticamente
los objetos y temas de que se habla y de lo que se iconiza, que por un lado, dan cuenta de su
regularidad y por otro, de su dispersión.
El Discurso Lingüístico
En este plano vamos a entender por discurso el conjunto de las actuaciones verbales o
actuaciones lingüísticas (conjunto de signos efectivamente producidos a partir de una
lengua natural o artificial e inscritos en algún tipo de soporte material (Foucault, 1991) de
los miembros de la FC . Es el conjunto de lo que se ha dicho, de lo que se dice, de lo que se
conversa, del habla; de lo que se escribe o registra (textos, hojas barriales, poesías, cuentos,
grabaciones, actas de reuniones, fichas, convocatorias, listados, libros de cuentas, panfletos,
rayados murales, propaganda, etc.). En el discurso emergen y se despliegan creencias,
valores, actitudes, opiniones, percepciones, mitos, estereotipos, códigos que orientan,
legitiman y otorgan sentido a las prácticas sociales de los miembros de la FC,
constituyendo a su vez el soporte ideológico de las instituciones o estructuras sociales en la
que éstos participan.
Autoconocimiento colectivo
El discurso lingüístico es el único sistema simbólico que posibilita un autoconocimiento a
la FC. Este aspecto tiene que ver con la naturaleza propia del lenguaje Los símbolos
lingüísticos al ser enunciados, se dirigen tanto a quien los escucha como al mismo que los
enuncia... En el lenguaje el emisor siempre es al mismo tiempo el receptor, y de hecho,
receptor de un mensaje que antes de emitirlo tampoco conocía: puesto que protagonista,
conciencia y lenguaje son una misma entidad, el lenguaje, al desplegarse, constituye a la
conciencia y al protagonista mismo
Dentro de esta perspectiva, mediante el lenguaje, la FC puede construir y deconstruir su
identidad, su historia, su presente y su futuro. Este aspecto es de suma importancia pues, tal
como lo sugieren Fried y Fuks (Fried, Fuks, 1994), el encuentro entre el psicólogo
comunitario y la FC se produce básicamente en el lenguaje y todo proyecto de intervención
comunitaria puede ser concebido como la co-construcción de un nuevo discurso.
Fernández ve también aquí una de las principales tareas de lo que él denomina la psicología
o otra interpretación el
lenguaje ordinario, tal como se tomó de la colectividad para devolverlo en una forma nueva

54
El Discurso Icónico
La FC no sólo objetiva su discurso en enunciados lingüísticos, sino también a través de un
sistema icónico compuesto de imágenes, objetos, colores, olores, dibujos, formas
espaciales, movimientos grupales e individuales, posturas, actitudes y expresiones
corporales, maquillajes, vestimentas, danzas, sonidos y silencios. Así por ejemplo, en el
antropotopo de los espacios de vida de las comunidades las disposiciones circulares no
envían los mismos mensajes que las disposiciones rectangulares; los conjuntos
habitacionales con rejas y protecciones proponen un discurso distinto que aquellos que no

comunitario pleno de una especificidad propia e inconfundible.


Los objetos del mundo icónico poseen una positividad propia, metalingüística, y como tales
juegan un rol de suma importancia en la estructuración de las comunidades. En este plano
los objetos y las cosas son prácticamente símbolos de sí mismas, pero sólo podemos
conocerlas, introducirlas a la conciencia reflexiva (tematizarlas)
decir, introduciéndolas en una narrativa discursiva a través del lenguaje.
Pero, sin tener que ser procesado por lo lingüístico, permaneciendo en su espacio y
naturaleza propios, lo icónico es constructor de sentido en las formaciones contextuales
comunitarias. Los objetos - símbolos del mundo icónico no se disponen al azar, no se
distribuyen ajenos a la lógica que recorre lo comunitario. Al contrario, se someten, son
producto de esa lógica, es decir, de una práctica discursiva basal que los ordena y les
confiere sentido y coherencia.
Los mensajes icónicos no necesitan del lenguaje para impactar, para descargar su sentido.
Por ejemplo, cuando una persona que se ha formado como tal en una FC de estrato medio,
al penetrar en un espacio comunitario de pobreza, los mensajes icónicos invaden e impactan
su corporalidad con formas, colores, texturas, olores, imágenes, densidades y sonoridades
que escapan a su marco habitual de referencia. Estos mensajes icónicos, antes que cualquier
computación lingüística, ubican claramente a nuestro personaje en la situación actuando
como potentes indicadores de contexto.
Es lo icónico lo que nos permite directamente captar ambientes, climas interiores, estados
de ánimo colectivos, disposiciones emocionales. En otras palabras, los sistemas icónicos
son sistemas de expresión e interpretación afectivo - emotivos. La afectividad sólo puede
existir intersubjetivamente en la forma de símbolos icónicos (Fernández, 1994).
En el cosmos de la cultura cotidiana, nos conectamos fundamentalmente mediante lo
icónico y, dependiendo de los contextos en que nos desenvolvemos, un apretón de manos,
un abrazo, una sonrisa acogedora, una mesa bien puesta, un ritual, gestos de ternura y
sensualidad, entre otros tantos componentes del infinito repertorio icónico, van dibujando el
mapa siempre cambiante, pero igual a sí mismo, de nuestra existencia social comunitaria.
En este monopolio que ejerce actualmente en las ciencias sociales lo cualitativo -
lingüístico, es necesario rescatar una vez más para la psicología el mundo de lo icónico, que
modela la estructura básica de nuestra comunicación, de manera de tener siempre presente,
como metafóricamente lo expresa Edgar Morin (Morin, 1983), que somos super-animales,
con un cerebro triúnico que conserva la herencia de los cerebros reptil, mamífero y

55
primático: de lo reptil heredamos el territorio, la defensa y el ataque; de los mamíferos la
afectividad, las fraternidades, la familia, el juego, las relaciones de dominación/sumisión;
de los primates el uso de instrumentos y, con el desarrollo del cerebro, el lenguaje.
La mediación discursiva
En cada FC se da una práctica discursiva propia que establece las reglas de formación de
los objetos del discurso, las formas de enunciación, así como el espectro temático y su plan
de dispersión. Las múltiples interacciones que dan forma y actualizan la matriz comunitaria
sólo son posibles por la práctica discursiva, tanto en sus proyecciones lingüísticas como
icónicas, que las moldea y genera. Así, todos los sistemas que hemos denominado
funcionales (de producción, distribución y consumo de bienes y servicios; de socialización;
de control social; de participación social; de apoyo recíproco; de comunicación; de
identidad psicosocial; de integración comunitaria, político y de legitimación) operan a
través de una práctica discursiva específica. Es esta práctica discursiva la que estructura
para la FC su realidad pasada (memoria, mitos, relatos, cuentos), su realidad presente (una
vida cotidiana, un espacio de objetivaciones, un sentido común que le es propio, especifico;
un mundo de significados, una realidad intersubjetiva, rutinas, prácticas entrelazadas,
pautas recurrentes de interacción). Define una facticidad común (Berger y Lukman, 1995) y
su realidad futura (proyectos, metas, utopías, sueños).

56
17
En la tabla siguiente se intenta, de una manera muy rudimentaria aún, una clasificación de
las formaciones contextuales comunitarias tomando como parámetros el ámbito o matriz en
el que está instalada la FC (institucional o comunitaria), y los campos o áreas de la
existencia social en la que se sitúa (vida cotidiana, trabajo, educación, recreación, político,
religión, etc.)

Tabla nº 3: tipos de formación contextual

AMBITO AMBITO INSTITUCIONAL


COMUNITARIO
CAMPOS Sector Privado Sector Público

Vida cotidiana Poblaciones, Villas, Centros de Internación,


Condominios, Pueblos, Cárceles, Regimientos, etc
Aldeas, Villorrios etc.
Trabajo Empresas Empresas, Servicios
Públicos
Educación Colegios, Jardines, etc. Universidad
Recreación Clubes deportivos Centros de recreación
Político Partidos políticos, Ministerios, Municipios, etc.
Movimientos, Agrupaciones,
etc.
Religión Comunidades religiosas Iglesias
Otros Barras deportivas, Tribus
urbanas (punk, rock,
etc.)

La formaciones contextuales que constituyen el espacio donde se desarrolla la vida


cotidiana familiar y relacional de la gente (aldeas, pueblos, villorrios, poblaciones, villas,
etc.), son aquéllas que la literatura reconoce como la comunidad propiamente tal. Entre
otras cosas, estas comunidades poseen una historia que puede remontar a siglos, una fuerte
conexión entre la gente y el territorio que ellos habitan, una cultura común y en el caso de
las comunidades más tradicionales, características étnicas y lingüísticas propias.
Las formaciones contextuales que se generan en el ámbito institucional constituyen
comunidades humanas conformadas en el seno de una matriz institucional de relaciones
más estructuradas, jerarquizadas e instrumentalizadas entre los individuos para la obtención
de fines específicos. En las matrices institucionales importa más el rol asignado a un
individuo que la personalidad de éste, de allí que las relaciones entre las personas sean más
frías, formales y preprogramadas. La matriz institucional está regida por la lógica de la
eficiencia y de la eficacia, de la optimización y de la racionalización.
Otra forma posible de caracterizar a las FC es a través de las siguientes dimensiones:

57
Gráfico nº 3: criterios de caracterización de una formación contextual

De tipo urbano o
Conexión con el rural
territorio. Sentido
psicológico de
comunidad
Tamaño

Nivel de
homogeneidad
Conexión con una interna
matriz institucional
CRITERIOS DE
CARACTERIZACION
Presencia o ausencia
de una historia común Tipo de
integración
social

Temporalidad
Identidad

Composición interna Visibilidad

Conexión con el territorio: esta conexión puede ser fuerte (comunidades de vida) o
débil (es el caso por ejemplo de las comunidades virtuales)
Sentido psicológico de comunidad: que puede ser intenso como en el caso de las barras
deportivas, o menos intenso como en el caso de poblaciones erradicadas en donde, en
algunos casos, predomina un fuerte sentimiento de desarraigo y exclusión social que
aniquila u obstaculiza el desarrollo de un sentido de comunidad (Sabatini, 1998).
Conexión con una matriz institucional:, que puede ser fuerte y determinante en las
formaciones contextuales que se constituyen en los hogares de menores, los
regimientos, los monasterios, las empresas, etc., y muy débil en el caso de los barrios,
las aldeas, las poblaciones, etc.
Presencia o ausencia de una historia común.
Identidad: que en algunas FC puede ser muy nítida, estable y diferenciada, y en otras,
difusa, inestable o fragmentada.
Tipo de integración social: las FC pueden producir para sus miembros integraciones
adaptativas al sistema social o integraciones desadaptativas y conflictivas como en el
caso de las comunidades que practican la delincuencia como modo de producción de
subsistencia, las tribus urbanas, etc.

58
Nivel de homogeneidad interna: en esta dimensión las FC pueden caracterizarse por una
alta homogeneidad interna (socioeconómica, étnica, de intereses, etc.) o una baja
homogeneidad interna.
De tipo urbano o rural
Visibilidad: cuando una FC posee una identidad diferenciada, con fuerte conexión
territorial, un alto nivel de homogeneidad interna, una permanencia e historia común,
posee una alta visibilidad social, tanto para sus propios miembros como para el entorno
en el que evoluciona. Posee una baja visibilidad cuando no están presentes las
características mencionadas.
Composición interna: según esta dimensión una FC puede ser simple, en el sentido de
que el criterio de agregación es unidimensional (sólo niños, sólo ancianos, sólo mujeres,
sólo militares, etc.), o compleja cuando los criterios son pluridimensionales (participan
personas de todas las edades, de ambos sexos, de distintas niveles educacionales, etc.).
Tamaño: de acuerdo a este criterio podemos tener FC pequeñas, medianas, grandes
Temporalidad: la FC puede ser permanente o transitoria.

59

También podría gustarte