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Método Doman

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Método Doman: cómo aprender a leer

a edad temprana

DIRIGIDOS A MAESTROS

El objetivo del método Doman es potencializar la habilidad de los pequeños en el ámbito de la


lectura. Esto permite que niños de 3 años logren aprender a leer a tan corta edad. Conoce los
detalles de este método a continuación.
«No nacemos con una predisposición biológica a la lectura similar a la que tenemos con el habla, por
eso leer es una actividad compleja», nos dice el filósofo y pedagogo Gregorio Luri en su libro Sobre el
arte de leer: diez tesis sobre la educación y la lectura.

Sin embargo, a pesar de lo complejo que puede ser el proceso de enseñanza-aprendizaje de la lectura,
en los últimos años se han desarrollado diversas técnicas para que los niños, en su primera etapa
infantil o preescolar, puedan acceder a la lectura.

Desde el principio de la civilización, la lectura es una de las actividades más fascinantes para el ser
humano: nos permite acceder a un tipo de conocimiento que, de otra manera,  sería imposible adquirir.
Veamos las ventajas de aprender a leer desde muy pequeños.

4 Ventajas de aprender a leer a edad temprana

Los niños que aprenden a leer en sus primeros años de vida son afortunados en muchos sentidos, ya
que tendrán muchas más posibilidades de éxito en todos los ámbitos de la vida profesional.

Si tomamos en cuenta que la lectura no es una habilidad que se desarrolle de forma natural como
el habla, debemos estar conscientes de la importancia de desarrollar en los niños este hábito a partir de
métodos y una técnica efectiva. Sin embargo, antes de adentrarnos en ese tema, sería conveniente
entender por qué es tan importante enseñar a los niños a leer a temprana edad y qué ventajas obtendrán
con ello. Estas son las más importantes:

Te puede interesar: 👉 ¿Cómo enseñar a leer a un niño? 7 claves para padres y maestros

1. Habilidades psicolingüísticas
Cuando los niños pueden intercalar las palabras que van aprendiendo al
hablar con aquellas que aprenden al leer, están desarrollando al máximo sus capacidades
cognitivas, ya que tienen la posibilidad de identificar el significado de una o varias
palabras en dos contextos diferentes

Cuando un niño aprende una palabra nueva, suele repetirla muchas veces y de todas las
formas posibles; esto ocurre porque está “experimentando” con ella. Por ejemplo: si
aprende el sustantivo “comida”, para él será normal utilizarlo como un verbo y decir:
“mamá, quiero comidar”.

Pero, si el niño además aprende a leer la palabra “comer”, ya sea en un anuncio de revista
o en un programa de televisión, tarde o temprano descubrirá que el verbo “comidar” no
existe, que además hay muchas conjugaciones, tiempos verbales y sinónimos para
describir el acto de comer.

2. Concentración analítica

Para los niños, el acto de leer es similar a aprender un lenguaje


desconocido. Esto implica que tienen que poner toda la atención posible en descifrar los
símbolos que aparecen en los libros y, además, analizar su significado. 

Este ejercicio de concentración analítica es, para los niños en etapa preescolar, algo
similar a asistir continuamente a un gimnasio mental, donde “ponen en forma” su
capacidad intelectual y cognitiva.
3. Excelencia académica

El recurso más utilizado en el ámbito educativo es la lectura.


Técnicamente, resulta imposible entender un tema si no se recurre a contenidos impresos,
pues aunque la experimentación y la práctica son actividades muy efectivas, todo proceso
de aprendizaje profundo requiere de información escrita.

La mayoría de los problemas de aprendizaje tienen una relación directa con la falta de
habilidades lectoras. Situación que se puede agravar si no se detecta a temprana edad este
déficit de conocimientos.

Es por eso que leer a temprana edad no es una actividad complementaria de la formación
infantil, sino una actividad primordial para evitar futuras limitaciones en su desempeño
académico.

4. Habilidades socioprofesionales

Estas habilidades son cada vez más apreciadas en el ámbito laboral y


profesional. Se refieren a la capacidad de comunicación interpersonal y asertiva, enfocada
a la resolución de problemas o conflictos.

Los niños que leen a temprana edad están en contacto con diversos temas e información
relevante y, además, tienden a generar una mayor facultad para interpretar gestos o
expresiones, ya que, junto con su capacidad de leer contenidos escritos, desarrollan la
habilidad de “leer entre líneas” lo que otras personas suelen comunicar por otros medios;
por ejemplo, a través del lenguaje corporal.
 

Te puede interesar: 👉 Método Filadelfia: lectura, escritura y cultura global en los


más pequeños

¿Cómo se aprende a leer a temprana edad?

Esta es una de las preguntas que muchos docentes y padres de familia se hacen todos los días, y es que
enseñar a leer en la infancia constituye uno de los procesos más importantes en la vida de un ser
humano, ya que de ello dependerá en gran medida su desempeño académico y profesional.

En la educación tradicional se aplicaban métodos sistemáticos y en ocasiones tan estrictos que, en lugar
de fomentar el gusto por la lectura, terminaban por desmotivar a los niños. Hasta la fecha muchos
adultos recordamos los ejercicios de lectura en voz alta y las repeticiones de palabras complejas. 

Por fortuna, desde hace más de 50 años la pedagogía de la lecto-escritura ha avanzado enormemente,
aportando métodos y técnicas cada vez más efectivos, sobre todo a partir de integrar dinámicas que
toman en cuenta las etapas de maduración de los niños, sus intereses, estímulos y motivaciones.

Entonces, ¿cómo aprenden los niños a leer en la actualidad? A partir de un método integral que
involucra tanto a los niños como a los padres y docentes. Un método que implica sesiones lúdicas,
rutinas y ejemplos que invitan a los niños a reflexionar sobre la magia del lenguaje; todo esto se
concentra en el método Doman.

¿Cómo se aprende a leer en preescolar con el método Doman?


En los años 50, el doctor Glenn J. Doman desarrolló en Filadelfia un sistema de aprendizaje de lectura
enfocado en niños con lesiones cerebrales. Dicho método consistía en estimular cognitiva y
sensorialmente a los pequeños, de tal manera que pudieran leer e interpretar con claridad lo que estaban
aprendiendo a leer.

La clave de su metodología se concentra en el estímulo, es decir, en provocar en los niños el ansia y


placer por entender el significado de las palabras. De esta manera, su método hacía lo contrario de
las dinámicas tradicionales, basadas en la estricta repetición silábica y la memorización de contenido
carente de significado  para los niños.

El método Doman puede ser aplicado por docentes, aunque en realidad está diseñado para que los
padres de familia lo pongan en práctica bajo la asesoría de un profesional que les ayude a dar
seguimiento a las dinámicas.

Entonces, ¿en qué consiste el método Doman? Básicamente, en estímulos de entrada y salida. Es
decir, que el niño es expuesto a dinámicas y contenidos que capten su atención; gradualmente
elevaremos la intensidad y la frecuencia de estos estímulos, con el objetivo de que la habilidad lectora
se mantenga en su más alto nivel de desempeño.

Te puede interesar: 👉 2 métodos novedosos para aprender a leer en preescolar

Cada ejercicio o dinámica está destinada a estimular las vías sensoriales del menor: en ocasiones
se trabajará cada sentido por separado y, en otras, podremos estimular más de un sentido a la vez.

Veamos un ejemplo procedimental de estas dinámicas:

 Mostramos al niño cinco tarjetas con palabras específicas: debemos procurar que estén
escritas con una letra grande y simple (sin mucho detalle).
 Las palabras deben pertenecer al mismo campo semántico, es decir, que tengan una
relación directa ya sea por su género, categoría o significado. Esto le permitirá al niño
establecer relaciones entre ellas de forma natural.

 Las categorías deben ser sencillas de identificar: pueden ser nombres de animales, partes
del cuerpo, colores u objetos con los que el niño esté familiarizado.

Fases de la dinámica en el Método Doman

1. Muestreo de palabras durante cinco días

En este paso del muestreo, el día primero, el niño es estimulado solo con las palabras de
las tarjetas (cinco palabras por cada categoría). 
1. El segundo día se añaden otras 5 palabras de la misma categoría, más 5
palabras de una categoría diferente.
2. El tercer día se expondrá a las 15 palabras (10 de una categoría y 5 de otra),
y se agregarán otras 5 palabras.

3. El cuarto día se estimulará de la siguiente manera: 15 palabras de la primera


a la tercera categoría, y se añaden 5 palabras más. 

4. El quinto día el niño será estimulado con las 20 palabras de la primera a la 4


categoría, y se añaden 5 palabras más. 

En esta primera fase, el niño ya ha sido estimulado con 25 tarjetas durante 5 días. Su
capacidad para comprender campos semánticos (relaciones de palabras similares) se
encontrará en óptimas condiciones para la siguiente fase.
2. Emparejamiento de palabras

Como su nombre lo indica, el objetivo es formar pares de palabras con las tarjetas que
utilizamos en la primera fase. Previamente, debemos revisar qué tipo de pares queremos
hacer para organizar previamente las tarjetas, ya sea relacionando colores con frutas, o
juguetes con nombres de animales.

También se puede elevar el grado de complejidad estableciendo pares de opuestos: cosas


grandes con pequeñas, colores fuertes con colores claros.

3. Introducción a la sintaxis: oraciones sencillas

El objetivo es introducir al niño en la composición de oraciones cortas. Para lograrlo,


vamos a añadir verbos que nos permitan darle sentido a una idea usando las mismas
palabras de las fases anteriores.

Veamos un ejemplo: tenemos las palabras “Luis” y “sueño”, así que ahora introducimos
el verbo “tiene”. Ya que tenemos los ingredientes básicos para redactar una frase sencilla
(sustantivo + verbo + sustantivo), podemos ayudarle al niño a construir una oración
simple: “Luis tiene sueño”.

4. Jugar con oraciones más complejas

Empleando las mismas palabras de la fase 1, ya podemos añadir otros elementos de la


oración para elevar el grado de complejidad. Por ejemplo: añadir pronombres o artículos
que le permitan al niño jugar y experimentar con su significado.

Utilizando el ejemplo anterior, podemos agregar una preposición: “Luis y yo tenemos


sueño”.
5. Construir narrativas

Para este punto el menor ya está lo suficientemente estimulado y motivado como para
echar a volar su imaginación y construir pequeñas narrativas. En este caso, lo
recomendable es no limitar al niño a utilizar solamente las palabras aprendidas.

Debemos considerar que inventar una narrativa implica un esfuerzo creativo, así que lo
más conveniente es darle al niño la libertad para experimentar con las palabras aprendidas
mientras añade otras de forma espontánea.

Como ves, el método Doman está diseñado para que los niños puedan aprender a leer de forma
orgánica, no impositiva, y siempre bajo la premisa de que los niños poseen una enorme predisposición
al conocimiento.

Si te interesa conocer con mayor profundidad los beneficios de un sistema eficiente y científicamente
probado, que sea realmente efectivo e innovador para fomentar la lectura en los niños de edad
preescolar, te invitamos a conocer las ventajas que el Método Filadelfia y Pearson tienen para ti.

En Pearson queremos que tu institución de preescolar y de educación básica aproveche todos los
beneficios del Método Filadelfia. Enseña a tus alumnos a leer mucho más rápido, en un ambiente
divertido y estimulante con un sistema desarrollado por los mejores expertos en lectoescritura.

MÉTODO FILADELFIA.
"Todo niño tiene la semilla de la
genialidad"
                                                                                                            - Elisa
Guerra

Desde mediados de la década de los cincuenta, a través de su trabajo con pacientes con lesión

cerebral, Glenn Doman y sus colaboradores comenzaron a descubrir la admirable capacidad del

cerebro para regenerarse después de una lesión y para desarrollarse a través de la estimulación. Tras

comprobar que un pequeño de cuatro años con daño cerebral considerable fue capaz de aprender a

leer, Doman no pudo dejar de preguntarse qué sucedía entonces con los niños sanos de la misma

edad que no podían hacerlo. Muy pronto se dio cuenta de que los si niños no aprendían a leer a

edades tempranas, no era porque no tuvieran la capacidad, sino porque no se les daba la

oportunidad. El libro “Cómo enseñar a leer a su bebé” fue publicado por primera vez en 1964, y

desde entonces ha sido traducido a más de 25 idiomas. En este libro, Doman propone a los padres

un programa de aprendizaje temprano de la lectura para bebés y niños menores de seis años. Más

tarde presentaría propuestas para la enseñanza de las matemáticas, cultura general, idioma

extranjero, música y excelencia física. Los programas Doman han permanecido vigentes por más
de cinco décadas, y han sido aplicados por padres de todo el mundo.

En su diseño original, los programas Doman fueron creados justamente para ser llevados a cabo por

padres y madres, en su hogar, con sus propios hijos. Sólo ahí podrían presentarse con la duración,

intensidad y frecuencia óptimos, en un ambiente amoroso y familiar, desde el nacimiento del bebé

y a lo largo de sus primeros años. Sin embargo, si bien existen diferencias en la aplicación y los

resultados, es posible retomar la filosofía Doman para diseñar un programa enriquecido para el

desarrollo intelectual, físico y social de los niños en edad preescolar, e incluso llevarlo más allá, a

la educación primaria y secundaria.

Hemos llamado Método Filadelfia a la adaptación de los métodos Doman para el entorno escolar.

Esta adaptación ha sido desarrollada y aplicada en nuestra red de Colegios Valle de Filadelfia, con

el aval y autorización de Glenn Doman y el personal de los Institutos para el Logro del Potencial

Humano. Durante más de una década, hemos tenido el gozo de embarcarnos en la aventura de

enseñar a leer a niños pequeños, comenzando desde los dos años de edad o incluso antes. Hemos
disfrutado con ellos de las grandes obras maestras intemporales del arte y de la música. Nos hemos

maravillado al escuchar una discusión casual y amigable entre dos niños de cuatro años sobre las

habilidades artísticas de Van Gogh y Picasso. Nuestro corazón se ha encogido de dicha al percibir

las notas de un minueto de Bach producidas por un inquieto violinista de cinco años, o al disfrutar

de un diálogo en uno o dos idiomas extranjeros, en voz de pequeñitos de tres años. No dejamos de

admirarnos cuando cada año nuestros alumnos, desde los seis años, demuestran su excelencia física

al completar un triatlón que incluye natación, bicicleta y carrera, o cuando a partir de los ocho años

pueden presentar una conferencia frente a un nutrido auditorio, en inglés o en español. Pero lo

mejor de todo es observar la facilidad y alegría con que ellos aprenden. Citando a Doman

nuevamente, la magia está en el niño.

¿Qué necesitamos, entonces, para desarrollar al máximo el potencial de nuestros niños? Sólo tres

cosas: padres comprometidos y amorosos, maestros capacitados y entusiastas, y esa semilla de

genialidad rebosante, presente en cada niño que nace y evidente en cada par de ojitos que se abren

desmesuradamente por la curiosidad y el asombro.

El potencial viene con el niño. Un ambiente rico en estímulos y oportunidades, a través de un

programa ambicioso, divertido, cálido y bien organizado, depende de nosotros: padres y maestros.

Sólo tenemos una oportunidad para dar a nuestros hijos el mejor ambiente de aprendizaje durante

sus primeros años.  ¿Estamos listos para el reto?

Tomado de "La semilla de la genialidad", de Elisa Guerra, publicado en el blog Educación y

Neurodesarrollo.

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