Menchedita Copalchines, una niña que se preparaba para su primera comunión, visitó al sacerdote para confesarse. Sin embargo, en lugar de confesar pecados, Menchedita le dijo al sacerdote que no tenía pecados que confesar y se quejó de que no le enseñaban cómo pecar. El sacerdote se rio y le explicó que sí tenía un pecado: darle importancia a las cosas materiales como su vestido en lugar de a Dios. Menchedita prometió ir a la comunión sin vestido para no pecar de nuevo.
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Menchedita Copalchines, una niña que se preparaba para su primera comunión, visitó al sacerdote para confesarse. Sin embargo, en lugar de confesar pecados, Menchedita le dijo al sacerdote que no tenía pecados que confesar y se quejó de que no le enseñaban cómo pecar. El sacerdote se rio y le explicó que sí tenía un pecado: darle importancia a las cosas materiales como su vestido en lugar de a Dios. Menchedita prometió ir a la comunión sin vestido para no pecar de nuevo.
Menchedita Copalchines, una niña que se preparaba para su primera comunión, visitó al sacerdote para confesarse. Sin embargo, en lugar de confesar pecados, Menchedita le dijo al sacerdote que no tenía pecados que confesar y se quejó de que no le enseñaban cómo pecar. El sacerdote se rio y le explicó que sí tenía un pecado: darle importancia a las cosas materiales como su vestido en lugar de a Dios. Menchedita prometió ir a la comunión sin vestido para no pecar de nuevo.
Menchedita Copalchines, una niña que se preparaba para su primera comunión, visitó al sacerdote para confesarse. Sin embargo, en lugar de confesar pecados, Menchedita le dijo al sacerdote que no tenía pecados que confesar y se quejó de que no le enseñaban cómo pecar. El sacerdote se rio y le explicó que sí tenía un pecado: darle importancia a las cosas materiales como su vestido en lugar de a Dios. Menchedita prometió ir a la comunión sin vestido para no pecar de nuevo.
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El Cuento de la Primeritita Comuñón de Menchedita Copalchines de Salarrué
Puesiesque Menchedita Copalchines, hermanita de su hermanito más chiquito y
hija diuna su mamá que asaber cómo se yama, iba hacer su primera comuñón y lestaban haciendo un vestidito blanco con nardos de rosa y margaritas de violeta; zapatíos tordíos pringados de perlas de huishte, diamantíos de puro zafir; y una candelota con corbata (bien tipa la candela); y coronita de azajares sobre la chirimbamba de pelo puro permanente con olor y todo. Y entonce como la comuñón era ya de mañanita del día descués diayer, la mandaron a confesarse con un cura en un cajón con siya en las paredes. Y ayí era el miedo pelón de los pecados quiasaber cómo se decían y asaber si eran o nueran, pero porsiacaso la Menchedita tenía apuntado en un papel y cuando vio que se levantó una niña envolvida en un chal se acercandito chiyistripes, truenisdedis, al conjesionaire y cuando el pagre hizo así la mano por la ventana como para que siguiera el tren, se jue a la carrerita y sincó mirando pordetrás del asiento e siya y le dijo al pagre: "Güenas tardes, pagre, ¿qué por aquí sechan los pecados?" "Sí, mijita" le dijo quedito, "se dice: me acuso padre de talitalcosa y de talitalotra". Y entonce dijo así y el pagre le dijo que no, que dijera sus pecados, y la Menchedita Copalchines dijo: "Miacuso pagre, de que tengo pecas". "¿Cómo?" le dijo, "¿de que tienes qué?" "¡Ay diosmío, pero si yo no tuve la curpa, porque una gayina me quebró la boteyita de crema que medio mi mamá dialmendras!" "¡Qué cosas dices!" dijo el cura bien adentro y con algüerrisa. "Miacuso, siñor". Siguió diciendo, "de quel otro día anduve mentando a Maurischevalié, ¡ay, ya lo menté otragüelta!" "¡Pero sieso nués pecado, hijita!" le dijo el pagre, de güeno, haciéndose quenuera. "¡A pue si nués pecado perdone!" le dijo la Menchedita. "Miacuso siñor d le dicen angustia y yo me embocé en las sábanas y recé un padrenuestro de puro miedo". "¡Pero hijita!" le dijo el cura, "¡Sieso nués pecado tampoco, los sueños son sueños!" "A pue, perdone" le dijo la Menchedita. "Miacuso también de quiando siempre las orejas yenas de un cuento amariyo. ¡Eso si, eso si está muy malo!" le dijo el pagre "porque deben lavarse muy bien todos los diyas con jabón". "¡Puesi son tololos de jabón los que me saco!" le dijo la Menchedita, "cabsa que miunto mucho porque mi mamá me dice que miunte bastante". "¡Caramba, caramba!", dijo el cura, "pues casi nués pecado tampoco"... "A pue, perdone" le dijo la Menchedita y descués dijo: "¡Ay diosmío y no vuá poder hacer mi primera comuñón mañana cabsa que no tengo pecados!" "¿Comueseso?" le dijo el pagre. "Puesiesque ustedes tienen la culpa porque no lenseñan a uno a hacer pecados, ay, virgen santa; ¡y tan chulo mi vestidito!" y se puso a yorar. Entonces el cura le dijo: "¡Ya ves, ya ves hijita? ¡eso sí que es un pecado, estar acusando así a los mayores y estar dándole importancia a un vestido; eso sí que es pecado!" Y entonce la Menchedita dijo "¡Gracias a Dios que al fin tuviuno para poder comulgar y le pormeto que gúavenir sin vestido mañana para no darle importancia y que me quede parir al cine" y el cura nuaguantó ya la risa y se tiró una gran carcajada y como estaba entrelcajón sonó muy gordo y la Menchedita siasustó y salió corriendo y gritando: "¡Ay, el padre se loquió cabsa que le dije un pecado, vayan a sacarlo y lo soban!" y se jue ligeriano parasucasa y siacabuche.