Capcidad de Goce
Capcidad de Goce
Capcidad de Goce
Especies de capacidad
Como indicábamos en el apartado precedente, del concepto de capacidad se desprenden dos
especies de la misma; la capacidad jurídica o capacidad de goce, que es la aptitud del sujeto para ser
titular de derechos y obligaciones y la capacidad de obrar o capacidad de ejercicio, esto es, la aptitud
del sujeto para ejercitar sus derechos y contraer y cumplir obligaciones en forma personal así como
par, comparecer en juicio por derecho propio.
La capacidad de goce, como la personalidad jurídica, se tiene desde la concepción y se pierde
por la muerte; es ciertamente paralela y consecuencia necesaria de la personalidad jurídica misma a
grado tal, que como decíamos, suelen considerárseles uno solo y el mismo concepto; no obstante, hay
diferencias entre una y otra.
La capacidad de ejercicio, en cambio, se va alcanzando gradualmente en su madurez mental;
se parte más bien de una plena incapacidad de ejercicio hasta una cabal capacidad de ejercicio, sin
más limitaciones que las establecidas por la ley al efecto.
De ambas capacidades, la de goce y la de ejercicio, la primera prevalece en importancia, pues
ésta condiciona a la segunda, y al contrario, es decir, puede haber y de hecho la hay, capacidad de
goce sin capacidad de ejercicio, pues pueden tenerse ciertos derechos y carecer de la posibilidad legal
de celebrar actos jurídicos para ejercitarlos; pueden igualmente contraerse obligaciones mediante la
celebración de los actos jurídicos que den lugar a ello sin estar en condiciones legales de hacerlo
personalmente; resulta un disparate en cambio pensar en los supuestos contrarios, esto es, concebir la
idea de ejercitar personalmente o por medio de representante una serie de derechos sin tenerse éstos,
o en su caso, de contraer directamente o a través de representante una serie de obligaciones sin que
puedan llegar a asumirse.
Así pues, puede tenerse capacidad de goce sin contar con capacidad de ejercicio, pero no puede
tenerse capacidad de ejercicio sin tener capacidad de goce. Un inmueble, por ejemplo, puede
pertenecer a un menor (manifestación de capacidad de goce), pero su propietario, es decir, el menor de
la ilustración no puede venderlo, hipotecarlo o darlo en arrendamiento, mediante la celebración
personal del acto jurídico correspondiente (manifestación de incapacidad de ejercicio). Además, de ser
por el contrario un mayor de edad, al poder éste celebrar el acto por sí (capacidad de ejercicio) ello
supone que es su propietario (capacidad de goce).
"Pero esta aptitud en que consiste la personalidad o capacidad jurídica se despliega en dos
manifestaciones: aptitud del sujeto para la mera tenencia y goce de los derechos, y aptitud para el
ejercicio de los mismos y para concluir actos jurídicos. La primera de ellas se acostumbra designar con
la simple denominación de personalidad, capacidad de derecho o capacidad de goce. La segunda, se
denomina capacidad de obrar o capacidad de ejercicio
"En relación con la persona física --indica DE PINA- se hace referencia a su personalidad, o
sea, a su aptitud para ser sujeto activo o pasivo de relaciones jurídicas. Considérese, pues, la
personalidad como capacidad jurídica.
De las consideraciones que ALBALADEJO, BARBERO, TRABUCCHI, GALINDO GARFIAS y
MONTERO DUHALT hacen al respecto, ya citadas las del primero de dichos autores (supra p. 130), se
desprenden las diferencias observables entre personalidad jurídica y capacidad de goce.
"I. La ‘personalidad de orden jurídico’ o „personalidad jurídica‟ -expresa BARBERO- no es más
que una calificación formal, necesaria o libre -necesaria para el hombre, libre en los demás casos- por
efecto de la cual un ente se considera ‘sujeto de derecho’”
"II. Conexo, pero no sinónimo, es el concepto ya encontrado de capacidad. El
cuál:"
"a) COMO „CAPACIDAD JURÍDICA‟ denota la medida de la idoneidad del sujeto para ser titular
de las relaciones jurídicas;"
"b) COMO „CAPACIDAD DE ACTUAR‟, la medida de la idoneidad para determinar por acto
propio modificaciones activas o pasivas en la propia esfera de relaciones jurídicas, es decir,
para adquirir, modificar o perder la titularidad de las relaciones."
"III. Mientras todos ponen de relieve la distinción, clara, por lo demás, entre las dos
„capacidades‟, no se advierte igualmente, o no siempre se aprecia exactamente, la distinción entre
‘personalidad’ y ‘capacidad jurídica’, tendiéndose a hacer de esta última “Pero la distinción se impone.
Basta pensar que la „personalidad‟ es un quid simple, mientras, la „capacidad‟ es un quantum y, por
tanto, susceptible de medición por grados. Se puede ser, como „persona‟, más o menos „capaz‟: no se
puede ser más o menos „persona‟. Persona se es o no se es: totalmente, radicalmente. De manera que
a propósito de las „personas jurídicas‟ (nfra,), dicho sea aquí per incidens, quien ha distinguido entre
una personalidad plena y una personalidad limitada o atenuada, está atrapado en esa confusión,
tomando la ‘personalidad del ente’ por la ‘capacidad de la persona’ (o por la „autonomía patrimonial). ‘‘
"Para una más clara distinción entre los dos conceptos de personalidad y capacidad jurídica -
sugiere TRABUCCHI tener en cuenta: la personalidad -como sinónimo de subjetividad- es la abstracta
idoneidad para devenir en titular de relaciones jurídicas: es la titularidad potencial de una serie
indeterminada de relaciones. La capacidad jurídica, en cambio, es la medida de tal idoneidad que
delimita los contornos de la personalidad (razón por la que, por ejemplo, la capacidad jurídica de los
entes morales es más limitada que la de las personas físicas)."
"Los conceptos de personalidad y de capacidad de goce -subraya GALINDO y GARFIAS- no
significan lo mismo aunque se relacionan entre sí. La personalidad significa que el sujeto puede actuar
en el campo del derecho. Diríamos que es la proyección del ser humano en el ámbito de lo jurídico. Es
una mera posibilidad abstracta, para actuar como sujeto activo o pasivo, en la infinita gama de
relaciones jurídicas que puedan presentarse."
"La capacidad alude a situaciones jurídicas concretas (para celebrar
tal o cual contrato, para contraer matrimonio, con determinada persona,
para adquirir este o aquel bien mueble o inmueble, etc.). De tal manera que
sin mengua de su personalidad, una persona puede carecer de capacidad
para adquirir un bien determinado. Si es por ejemplo, mandatario del
vendedor."
"La personalidad es única indivisa y abstracta. La capacidad de goce es
múltiple, diversificada y concreta."
"En tanto que el Derecho es impotente para crear a los seres humanos, es decir a las personas
físicas, puede construir y ha construido un dispositivo o instrumento que se denomina personalidad, a
través de la cual, las personas físicas y las personas morales, jurídicas o colectivas, pueden actuar en
el tráfico jurídico (comprando, vendiendo, tomando en arrendamiento, adquiriendo bienes, etc.) como
sujetos de las relaciones jurídicas concretas y determinadas."
"Surge entonces otro problema distinto: quiénes son personas en Derecho, o mejor, quiénes
tienen personalidad jurídica."
"A la primera de las definiciones que hemos dejado anotadas --comenta MONTERO DUHALT-
o sea la correspondiente a la capacidad de derecho, se le confunde con frecuencia con el concepto de
personalidad. No son pocos los autores que identifican ambas nociones. Sin embargo, por motivos de
rigor científico, deben distinguirse entre sí, con toda pulcritud, los dos conceptos."
1. Todos los habitantes del Distrito Federal, sea cual fuere su edad, tienen capacidad para
heredar;
2. Por ello, no pueden ser privados de esa capacidad de un modo absoluto;
3. Sin embargo, ciertas personas respecto de algunos bienes pueden tener limitada esa
capacidad por falta de personalidad, comisión de delitos, presunción de influencia contraria a la libertad
del testador o a la verdad o integridad del testamento, falta de reciprocidad internacional, utilidad
pública o renuncia o remoción de algún cargo conferido en testamento.
Los artículos siguientes al 1313 del Código Civil, explican cómo cada una de esas
manifestaciones de incapacidad puede presentarse.
Así, del texto de los artículos 1314 y 1315 se desprende la incapacidad para heredar por falta
de personalidad, a la que ya hemos aludido antes, precisamente cuando veíamos el inicio de la
personalidad (supra p. 150 y s.); por razón de delito, los artículos 1316 y 1317 señalan una serie de
supuestos; como tales están el cónyuge adúltero o su coautor, el homicida del autor de la sucesión, los
padres o el padre que hubiere expuesto al hijo; quien ejerciere violencia contra alguien para que haga o
revoque su testamento, etc. "Por presunción de influjo contrario a la libertad del testador -establece el
artículo 1321- son incapaces de adquirir por testamento del menor, los tutores o curadores" salvo lo
señalado en dicho precepto; por la misma causa, no podrá heredar el médico asistente del testador y
en su última enfermedad si durante ella éste hizo su testamento (artículo 1323) ; por presunción de
influjo contrario a la verdad e integridad del testamento, el notario, los testigos y los parientes de éstos
que señala el artículo 1395 del Código Civil comentado son incapaces de heredar.
Los ministros de los cultos son incapaces de heredar de los ministros del mismo culto o de un
particular con quien no tenga parentesco dentro del cuarto grado (artículoUn caso de utilidad pública es
el de los extranjeros, quienes según hemos comentado, son incapaces para adquirir por cualquier título
en la zona prohibida; ello lo menciona expresamente el artículo 1327; además, conforme al precepto
siguiente, si de acuerdo con una legislación extranjera, los mexicanos son incapaces de heredar, el
extranjero de ese lugar también lo será en el Distrito Federal.
A la renuncia o remoción respecto del desempeño de los cargos de albacea, tutor o curador,
como causas de incapacidad para heredar, se refieren los artículos 1331 y siguientes de nuestro
ordenamiento civil.
Pues bien, como podemos desprender de las consideraciones anteriores, la capacidad de goce
puede faltar para algunas personas en particular respecto de una situación jurídica determinada, de tal
manera que es incapaz para algo, por la posición guardada respecto de la regulación que la ley
establezca para esa situación, o por el contrario, ser capaz para ella y no serlo para otra.
No es el caso de pensar en la posibilidad de que alguien sea plenamente capaz ni tampoco lo
es el considerar que hubiere una persona absoluta y definitivamente incapaz. Lo primero difícilmente
puede tener lugar pues la plena capacidad de goce implicaría la aptitud de ser titular de toda clase de
derechos; lo segundo, en tanto, se traduciría en la negación misma de la personalidad jurídica.
La capacidad de ejercicio
A) Definición
La capacidad en general decíamos, abarca la de goce y la de ejercicio.
Apuntábamos también que la capacidad como género, es la aptitud del sujeto para ser titular de
derechos y obligaciones, ejercitar los primeros y contraer y cumplir las segundas en forma personal y
comparecer en juicio por derecho propio. Asimismo, al referirnos específicamente a la capacidad de
goce, comentábamos que su contenido está en la primera parte de la definición anotada, esto es, se
trata de la aptitud del sujeto para ser titular de derechos y obligaciones. Pues bien, de ello podemos
desprender que la capacidad de ejercicio, como parte complementaria de la capacidad en general, es
la aptitud del sujeto para ejercitar derechos y contraer y cumplir obligaciones personalmente y para
comparecer en juicio por derecho propio.
"Podemos definir brevemente la capacidad de ejercicio -señala ROJINA VILLEGAS-diciendo
que es la aptitud de participar directamente en la vida jurídica, es decir, de hacerlo personalmente."
"La capacidad de obrar -afirma, TRABUCCHI por su parte- es la aptitud reconocida al sujeto
para ejercitar válidamente manifestaciones de voluntad dirigidas a modificar la propia situación jurídica."
El medio para el ejercicio de derechos, para contraer y cumplir obligaciones y para promover
ante los tribunales en su caso, es el otorgamiento de actos jurídicos; así, la capacidad de ejercicio
implica estar en condiciones legales de otorgar dichos actos y éstos consisten a su vez en
manifestaciones de voluntad; si se tiene por ejemplo el derecho de adquirir en propiedad, ello puede
ser por aceptar una adjudicación, sea por herencia o por remate, puede ser también mediante la
celebración como comprador de una compraventa, una permuta como permutante, o bien de un mutuo
como mutuario, etc.; asimismo, de los contratos aludidos en su caso, se desprenden obligaciones para
quien adquiere; tal es el caso de pagar el precio en el remate o en una compra, transmitir la propiedad
del bien permutado, obligarse a devolver otra cosa, de la misma especie y calidad en el mutuo, etc.,
etc. Otra manifestación de la capacidad de ejercicio es presentar una demanda, contestarla, reconvenir,
articular y absolver posiciones. En todas esas situaciones se otorgan actos jurídicos por medio de los
cuales la capacidad de ejercicio entra en actividad.
B) Capacidad de ejercicio substancial y capacidad de ejercicio procesal
"Esta capacidad —subraya ROJINA VILLEGAS al referirse a la de ejercicio- supone la
posibilidad jurídica en el sujeto de hacer valer directamente sus derechos de celebrar en nombre propio
actos jurídicos, de contraer y cumplir sus obligaciones y de ejercitar las acciones conducentes ante los
tribunales."
De la aseveración anterior se desprenden las dos especies de dicha capacidad apuntadas por
TRABUCCHI; la capacidad de ejercicio substancial y la capacidad ejercicio procesal o formal; la
primera se refiere a la aptitud para obligarse, para celebrar actos y negocios jurídicos, para contraer y
cumplir personalmente obligaciones, para administrar y disponer libremente de los bienes, en tanto que
la segunda se refiere a la posibilidad de comparecer en juicio sin necesidad de hacerlo mediante
representante legal, sea ascendiente por el ejercicio de la patria potestad o sea tutor.
"Se distingue -anota TRABUCCHI-- la capacidad „sustancial‟, que significa capacidad de
obligarse, administrar y disponer de los propios bienes, de la capacidad „procesal‟ o formal, que
consiste en la aptitud para defender en el juicio los derechos que correspondan. Para responder de los
efectos y consecuencias de los actos ilícitos no se precisa una capacidad legal especial, sino que es
suficiente y necesaria la mera capacidad para entender y querer, que, normalmente, se adquiere con
anterioridad a la mayoría de edad."
C) Grados de incapacidad de ejercicio
Así como respecto de la capacidad de goce pueden considerarse diversos grados en los que se
atienden limitaciones más a menos de consideración a dicha capacidad en las personas físicas, y en
los que coma veíamos, están la edad, la nacionalidad, la situación mental, etc., a propósito de la
capacidad de ejercicio es factible también observar una serie de grados de los que se desprende
desigualdad de posiciones en relación con esta última capacidad.
Para analizar la graduación habida en la capacidad de ejercicio, es conveniente tener en cuenta
las salvedades siguientes:
Primera. Más bien estamos ante diversos grados de incapacidad, pues suponer una plena
capacidad de ejercicio, implica estar ajeno a restricciones; éstas en la medida de su presencia, se
traducen en incapacidad a ellas circunscrita.
Segunda. En ese orden de ideas, la incapacidad será mayor conforme se tengan más
restricciones; de esa manera, cuantas más imposiciones de incapacidad haya, habrá un grado mayor
de incapacidad y viceversa., es decir, cuantas menos restricciones haya en un sujeto respecto de la
capacidad de ejercicio, su grado de incapacidad será menor.
Tercera. Respecto a la incapacidad de ejercicio, ésta sí puede ser plena, como sucede con el
nasciturus; su situación se traduce, según lo anticipamos en el inciso anterior, en una carencia total de
capacidad de ejercicio.
Cuarta. Con las salvedades que en cada caso iremos haciendo en su oportunidad, la
graduación de la incapacidad de ejercicio tiene como parámetro a la madurez mental del sujeto. Él
menor de edad no emancipado, por ejemplo, tiene una incapacidad de ejercicio mayor que la que tiene
el emancipado y éste a su vez, tiene una incapacidad de ejercicio más grande que la del mayor de
edad.
Quinta. El análisis de los grados de incapacidad de ejercicio será en orden decreciente, en la
medida que razonablemente ello sea factible; hay situaciones en las que ciertas personas en
condiciones diversas pueden estar en posiciones parecidas, como sucede con los menores de edad y
los mayores enajenados mentales.
13. Los actos celebrados por un menor de edad por los que hubiere adquirido deudas para
proporcionarse alimentos en ausencia de su representante legal son plenamente válidos, no obstante
su incapacidad (artículo 2392).
"Tal situación de hecho induce al derecho a considerar „incapaz de obrar‟ al sujeto que es
víctima de él y mientras continúa siéndolo. Incapacidad:
a) Natural, por ser derivada de una situación de hecho, de la naturaleza, en que se encuentra
el sujeto;
b) Total, en su extensión, porque se refleja, en todos los actos, incluso el matrimonio (art. 124),
llevados a cabo por el sujeto en aquellas condiciones (art. 428);
c) Permanente o transitoria, según perdure o pase el estado mental de donde nace: es decir,
en una palabra, exactamente conmensurada a la duración de dicho estado."
"Cesada aquella situación, el sujeto recupera automáticamente su capacidad normal. La
consecuencia de esta incapacidad sobre los actos llevados a cabo por el incapaz, es, en general, la
anulabilidad de ellos. Y precisamente: el matrimonio puede ser impugnado por aquel de los esposos
que en el momento de la celebración hubiere sido incapaz, con tal de que no haya habido cohabitación
por lo menos durante un mes después de la recuperación de la plenitud de las facultades mentales (art.
120) ; los demás ‘actos, pueden ser anulados a instancia del incapaz, de sus herederos o
causahabientes, en cuanto de ello se siga grave perjuicio al autor y, tratándose en particular de
‘contratos’ en cuanto resulte también la mala fe del otro contratante (art. 428) ."
"La „incapacidad legal‟ -agrega BARBERO-- aunque ella también tome fundamento de
circunstancias de hecho que inducen al ordenamiento jurídico a creer que el sujeto no está en
condiciones de entender y de querer, tiene una relevancia sumamente diferente. Esta valoración se
hace a veces sobre datos meramente presuntivos, sin tomar en cuenta las condiciones reales de cada
uno de los sujetos (minoría de edad), y a veces se la hace singularmente, sujeto por sujeto, pero sobre
datos que, reales en un momento, pueden también cesar sin que cese el efecto inhabilitante de la
calificación formal permanente que han provocado por parte del ordenamiento jurídico (interdicción e
inhabilitación)."
"Por tanto, es claro que, en momentos singulares, el incapaz legalmente puede ser también
naturalmente capaz: precocidad del menor, intervalo lúcido del declarado en interdicción. Pero
esto no quita para que, mientras dura la calificación formal legal de incapacidad (es decir, mientras dura
la minoría de edad sin que haya emancipación y mientras dura el estado formal de interdicción), los
actos llevados a cabo, aunque en el momento de su cumplimiento el sujeto fuese naturalmente capaz,
son igualmente anulables (art. 427) ; incluso son anulables hasta los llevados a cabo antes de la
publicación de la sentencia de interdicción o inhabilitación (art. 421) , pero después de la respectiva
instancia y el nombramiento del tutor o del curador provisional (art. 419) , cuando siga la sentencia de
interdicción o de inhabilitación (art. 427) ."
"De la incapacidad (de obrar) legal de que se ha hablado —advierte MESSINEO- debe
distinguirse, en efecto, la incapacidad (de obrar) natural (o de hecho)."
"La importancia de la distinción, está en lo siguiente: que, para hacer valer la incapacidad legal,
no es necesario dar su prueba caso por caso y con referencia al momento en que un determinado acto
se realizó por el incapaz, correspondiendo esa incapacidad a una situación del sujeto objetivamente
comprobable, o previamente comprobada, de manera que la misma puede invocarse por quien tenga
interés en ello, sin recurrir a una prueba específica: la incapacidad legal (comprobable o comprobada)
opera de iure (infra, n. 4) , mientras que, en los casos de incapacidad natural, se necesita la prueba
antes indicada y entra en juego la hipótesis del denominado „intervalo lúcido‟."
"Se llama incapacidad natural (de obrar), aquella que tiene su raíz en un estado psíquico
(permanente o transitorio) de enfermedad mental, determinado por cualquier evento (embriaguez
grave, sonambulismo, hipnosis, demencia, sobreexcitación, angustia y similares) (nexo de causalidad
entre estado psíquico y acto jurídico). En sentido más amplio, se habla también de incapacidad de
entender (propiamente: inconsciencia) o de querer (artículos 1389, 1425, 2046, del Cód., civ.; y cfr. art.
88 del Cód. pen.), la cual implica que quede disminuida la aptitud del sujeto para entender el valor del
acto que realiza, o bien que quede disminuida su facultad volitiva de determinarse a realizar un acto."
Un carácter que distingue la denominada incapacidad natural de la incapacidad legal, es la
posible transitoriedad del estado psíquico anormal del sujeto el cual, en cambio, es duradero en el caso
de la incapacidad legal, ya que depende (como veremos, infra., ns. 4 y sigtes.) de la menor edad del
sujeto (y, por consiguiente, dura hasta que se alcanza la mayor edad), o de estado psíquico, el cual, si
no es previsiblemente duradero, no puede conducir a una sentencia de interdicción o de inhabilitación,
o bien porque la incapacidad parcial (caso de la emancipación) dura hasta la obtención de la mayor
edad."
"Esta incapacidad -señala por su parte GARCÍA amigo al referirse a la incapacidad de obrar-
puede provenir de una causa natural, que excluya o disminuya la libertad jurídica del individuo, o
directamente de una constatación judicial que declare la incapacidad: a la primera se la denomina
incapacidad natural; a la segunda, incapacidad legal. Por ley, esta última procede cuando, no habiendo
titular de la patria potestad, tuviera que acudirse a la tutela para suplirla. La, resolución judicial que
incapacite puede revestir la forma típica de la incapacitación o proceder de sentencia que imponga la
pena de interdicción civil. Producen incapacidad la menor edad, la incapacitación por locura y
sordomudez de los analfabetos."
"La, incapacidad de ejercicio proviene, pues --advierten por último COLÍN Y CAPITANT- de dos causas
diferentes: es natural o legal."
"La incapacidad natural afecta a las personas que no comprenden lo que hacen: Los niños, antes de
llegar al uso de la razón; los alienados mientras dura la enfermedad, los idiotas. Las personas que se
encuentran en alguno de estos casos no pueden tomar parte en el comercio jurídico. Tienen una
incapacidad de ejercicio general de derechos."
"La incapacidad legal resulta de las causas siguientes: la minoría de edad, estado de mujer casada,
interdicción de los locos y de los condenados a penas
criminales, nombramiento de un consejo judicial por debilidad mental o prodigalidad."
El Código Civil se refiere a las incapacidades natural y legal en los artículos 449, 450 y 451. Dichos
preceptos son del respectivo texto siguiente:
"ART. 449.-El objeto de la tutela es la guarda de la persona y bienes de los que no estando sujetos a patria potestad
tienen incapacidad natural y legal, o solamente la segunda, para gobernarse por sí mismos. La tutela puede también
tener por objeto la representación interina del incapaz en los casos especiales que señale la ley.
"En la tutela se cuidará preferentemente de la persona de los incapacitados. Su ejercicio queda sujeto en cuanto a la
guarda y educación de los menores a las modalidades de que habla la parte final del artículo 413."
"ART. 450.-Tienen incapacidad natural y legal:
"I. Los menores de edad;
"II. Los mayores de edad disminuidos o perturbados en su inteligencia, aunque tengan intervalos lúcidos; y
aquellos que padezcan alguna afección originada por enfermedad o deficiencia persistente de carácter físico,
psicológico o sensorial o por la adicción a sustancias tóxicas como el alcohol, los psicotrópicos, o los estupefacientes;
siempre que debido a la limitación, o la alteración en la inteligencia que esto les provoque no puedan gobernarse y
obligarse por sí mismos, o manifestar su voluntad por algún medio."
"ART. 451.-Los menores de edad emancipados por razón del matrimonio, tienen incapacidad legal para los actos que
se mencionen en el artículo relativo al capítulo I del título décimo de este libro."
La posibilidad legal que una persona física tenga o no de celebrar un acto jurídico con
intervención directa, depende única y exclusivamente de la ley. A nada ni a nadie más corresponde
negar o conferir esa posición ante dicha posibilidad.
Son varios los artículos del Código Civil que preceptúan lo anterior; como tales, podemos citar los
artículos 24, 647 y 830, del respectivo texto siguiente:
"ART. 24.-El mayor de edad tiene la facultad de disponer libremente de su persona y de sus bienes, salvo las
limitaciones que establece la ley.''
“ART. 647.- El mayor de edad dispone libremente de su persona y de sus bienes.
"ART. 830.-El propietario de una cosa puede gozar y disponer de ella con las limitaciones y modalidades que fijen las
leyes."
Más aún, en el orden de ideas planteado, para la ley, la capacidad es la regla general y la incapacidad
la excepción. En efecto, según el artículo 1305 a propósito de los testamentos, "pueden testar todos
aquellos a quienes la ley no prohíbe expresamente el ejercicio de ese derecho" y como regla general
para los contratos, conforme al artículo 1788 del propio ordenamiento, "son hábiles para contratar todas
las personas no exceptuadas por la ley".
Ahora bien, lo anterior no impide asumir convencionalmente la obligación de no celebrar algún
acto jurídico, pero ello no se traduce más que en contraer una obligación de no hacer y no en la
incapacidad del obligado en esos términos. Consecuencia de lo anterior es que el incumplimiento en
las condiciones anotadas, trae como consecuencia el pago de los daños y perjuicios causados, pero el
acto jurídico celebrado no obstante haberse pactado la obligación de no celebrarlo, seria plenamente
válido. Ello se desprende del artículo 2028 del Código Civil.
La representación legal como institución auxiliar ante la
incapacidad de ejercicio
La incapacidad de ejercicio en la cual; en mayor o menor medida algunas personas pueden
situarse, implica, como comentábamos, la imposibilidad de quien la sufra para intervenir directamente
en la vida jurídica, de tal modo que éste no puede celebrar actos jurídicos, precisamente porque su
incapacidad se lo impide.
Ahora bien, la incapacidad de alguien y por ende su impedimento para la celebración de actos
jurídicos, trae como consecuencia que otra persona, sí capaz, lo celebre en nombre y por cuenta de
aquél. Celebrarlo en nombre del incapacitado, implica que lo hace como su representante; ello se
traduce en que es conocido por todos el nombre del sujeto por quien el acto se celebra. Por cuenta
también del primero, quiere decir que los efectos de dicho acto alteran el status jurídico del sujeto por
quien se celebra. Ello nos hace estar ante la representación legal.
"Hay representación -enseña BORJA SORIANO- cuando una persona celebra a nombre y por
cuenta de otra un contrato (o en general un acto jurídico), de manera que sus efectos se producen
directa e inmediatamente en la persona y en el patrimonio del representado, como si él mismo hubiera
celebrado el contrato (o ejecutado del acto): se produce una relación obligatoria directa entre: el
representado y un tercero."
El ejercicio de la patria potestad y la tutela son casos concretos de representación legal. En el
primero, los ascendientes llamados por la ley para ello, son los legítimos representantes de los
menores sujetos a su patria potestad de conformidad con lo dispuesto por el artículo 425 del Código
Civil, El tutor, por su parte, representa al incapacitado en los términos y con los alcances señalados en
los artículos 449 y 537 del propio ordenamiento.
Además del ejercicio de la patria potestad y de la tutela, podemos señalar la representación en
la ausencia y el albaceazgo en la sucesión por causa de muerte como casos de representación legal.
El análisis de las dos primeras corresponde al Derecho de Familia; el del albaceazgo en cambio, al
Derecho Sucesorio y más adelante comentaremos la representación en la ausencia.
En la patria potestad y la tutela se tiene ciertamente la representación legal del incapacitado; en
la primera, la ejercitan los ascendientes llamados para ello por la ley respecto de sus descendientes
menores de edad (artículos del 412 al 418 del Código Civil); la segunda es ejercitada por el tutor
respecto de su pupilo que puede ser un menor sobre el que no se ejerce la patria potestad, o buen un
mayor de edad declarado incapaz (artículo 449).
En la representación legal del ausente no es la incapacidad del representado sino su
desaparición del lugar e imposibilidad por ello de celebrar personalmente actos jurídicos en ese lugar.
Lo que por su parte origina la representación en el albaceazgo, es la natural imposibilidad del de cujus
pues precisamente el fallecimiento de éste es el supuesto jurídico de todas las consecuencias del
Derecho Sucesorio y el albaceazgo es una de ellas.
La representación legal trae consigo en todo caso la administración de los bienes del
representado, o respecto del albacea la administración de los bienes que están en, el acervo
hereditario. Por ello, los ascendientes en el ejercicio de la patria potestad legalmente atribuido, el tutor
en el desempeño de la tutela, el representante del ausente al ejercitar su cargo y el albacea cuando
desempeña el suyo, son administradores de bienes ajenos y libremente pueden celebrar actos de
administración y no así los de dominio, para cuya celebración deben satisfacer requisitos especiales.
Como consecuencia de la representación legal, los actos otorgados por los representantes
legales surten efectos en los status de los representados, no en los patrimonios propios de los
otorgantes. Por ende, la ley vigila que esos actos sean conservatorios del patrimonio del representado.
EL ESTADO CIVIL
"Pudiéramos decir que el accionista tiene frente a la sociedad obligaciones individuales y colectivas;
esto es, obligaciones que cumple en su calidad individual de socio, como son la principal de efectuar la
aportación y las accesorias de hacer otras prestaciones, a las que después nos referiremos, y
obligaciones colectivas, como son las de cumplir los acuerdos sociales y las de fidelidad en su
conducta de socio."
El estado civil concretamente como la situación jurídica de una persona frente a los miembros
de su familia hace que dicha persona tenga los caracteres de ascendiente, de descendiente, en
particular de padre y de hijo: de cónyuge, de hermano y aún de pariente colateral hasta de tercer y
cuarto grado.
En todas estas posiciones familiares se es titular de un status que como tal, se compone de un
complejo de relaciones jurídicas; así, "los hijos cualesquiera que sean su estado, edad y condición,
deberán honrar y respetar a sus padres y demás ascendientes" (artículo 411 del Código Civil). El hijo
reconocido por su parte, tiene derecho a llevar el o los apellidos de quien lo reconozca; tiene el derecho
a ser alimentado por éste y tiene también el derecho a una porción hereditaria en la sucesión legítima
del reconociente (artículo 389 de dicho código).
El matrimonio origina una serie de efectos jurídicos entre los cónyuges; pueden darse tanto
respecto de sus personas como en relación con sus hijos, así como en relación de los bienes de su
propiedad. Precisamente el capítulo tercero del título quinto del Código Civil compuesto por sus
artículos del 162 al 177, se denomina "De los derechos y obligaciones que nacen del matrimonio".
Los efectos jurídicos del matrimonio en relación con la persona de los cónyuges, implican una
serie de derechos con sus correlativos deberes; tal es el caso del derecho a la vida en común con su
correlativo deber de la cohabitación; el derecho a la relación sexual
con el correlativo débito carnal; el derecho a la fidelidad con el
correlativo deber de ser fiel y el derecho-deber al socorro y ayuda
mutuos.
"a) El derecho a exigir una vida en común, con la obligación de
habitar bajo el mismo techo -explica ROJINA VILLEGAS- es
indiscutiblemente el principal de todos los enumerados, dado que sólo
a través de él puede existir la posibilidad física y espiritual de cumplir
los fines del matrimonio. Podemos decir que constituye la relación
jurídica fundamentalmente de la cual dependen un conjunto de
relaciones jurídicas que podemos denominar fundadas o accesorias.
La vida en común implica, la relación jurídica fundante, porque si no se realiza, no podrán cumplirse las
relaciones jurídicas fundadas.
"La creencia vulgar de que las relaciones íntimas que tenga un cónyuge con persona de otro
sexo, sin llegar al adulterio, no se encuentran sancionadas jurídicamente, solo podría ser exacta desde
el punto de vista estrictamente penal, pero el derecho civil es evidente que concede una acción al
cónyuge ofendido para exigir el divorcio por injuria grave. Si solo hubiese sanción al deber de fidelidad
para el caso del adulterio, peligraría la institución matrimonial, y razones de seguridad jurídica y de
interés público motivan la necesidad de admitir las conclusiones anteriores."
"No tiene aplicabilidad aquí la tesis de KANT que hace depender la obligatoriedad del deber de
la propia voluntad. Tampoco la doctrina de LAUN que no acepta ni el principio kantiano, ni tampoco la
heteronomía del derecho, pues se funda en una voluntad ajena al obligado y, por lo tanto, impuesta
como un simple hecho. En el deber de fidelidad podemos fundar la obligatoriedad del derecho
sosteniendo que se apoya en los valores jurídicos que debe realizar cada institución. En el matrimonio,
es fácil comprobar que tal deber no depende de la voluntad de los consortes y ni siquiera del arbitrio del
legislador, es decir, de la heteronomía del derecho. Se funda exclusivamente en la naturaleza misma
de la institución que exige seguridad, orden público y buenas costumbres, independientemente de los
propósitos personales de cada consorte y de la mayor o menor fuerza con que el ordenamiento jurídico
pueda imponer la observancia de esa obligación."
"d) Otro de los deberes que impone el matrimonio y, por consiguiente, de los derechos que
nacen de ese estado civil, es el de socorro y ayuda mutua. Se trata, como en los casos anteriores, de
verdaderos derechos-deberes o estados funcionales que, como explica CICU, descansan siempre en la
solidaridad familiar y tienen por objeto realizar los fines superiores de la misma. Una de las principales
manifestaciones del derecho-obligación que analizamos es la relativa a la prestación de alimentos que
la ley impone a los consortes; pero, fundamentalmente, no se concreta exclusivamente a ese aspecto
patrimonial. El deber de socorro también comprende la asistencia recíproca en los casos de
enfermedad y, sobre todo, el auxilio espiritual que mutuamente deben dispensarse los cónyuges. De
esta suerte tenemos un contenido patrimonial en la obligación de alimentos y un contenido moral en el
auxilio y ayuda de carácter espiritual que en nuestro derecho se reconoce expresamente por el artículo
147, así como por el 162, bajo los términos de „ayuda mutua‟, „socorro mutuo‟.
Nuevamente aquí podemos comprobar la existencia de una sanción jurídica para el caso de
incumplimiento, realizándose así la idea de KELSEN de que el deber es de tipo jurídico sólo cuando la
conducta contraria está sancionada en alguna forma por el derecho. Podría pensarse, desde este punto
de vista, que sólo el deber de alimentos es jurídico en atención a las sanciones correlativas y a la
posibilidad de ejecución forzada; pero también el deber de asistencia es sancionado jurídicamente
dado que su incumplimiento da lugar a configurar una ofensa grave y, por tanto, una causal de divorcio.
Puede también implicar un hecho delictuoso si llega al abandono del cónyuge enfermo. Desde el punto
de vista estrictamente civil los artículos 322 y 323 regulan principalmente las sanciones que se imponen
al marido que abandona a su esposa, pero el Código Penal en su artículo 336 castiga también el delito
de abandono de un cónyuge en condiciones de inhumanidad que ponga en peligro su vida, su salud, su
honra, o la estabilidad misma del matrimonio, como sería indiscutiblemente la negativa en los casos de
enfermedad tanto de un cónyuge como de los hijos."
El matrimonio permite definir a quién corresponde el ejercicio de la patria potestad respecto de
los hijos, y consecuentemente, la administración de su persona y de sus bienes. En relación con los
bienes de los cónyuges, la ley prevé los dos regímenes patrimoniales de los cuales, uno de ellos
deberá regir en un matrimonio; se trata de la sociedad conyugal y de la separación de bienes (artículos
del 183 al 218 del Código Civil.
"Los efectos del matrimonio respecto a los hijos -continúa su explicación ROJINA VILLEGAS-
se aprecian desde los siguientes puntos de vista: a) Para atribuirles la calidad de hijos legítimos; b)
Para legitimar a los hijos naturales mediante el subsecuente matrimonio de sus padres, y c) Para
originar la certeza en cuanto al ejercicio de los derechos y obligaciones que impone la patria potestad."
"a) El matrimonio atribuye la calidad de hijos legítimos a los concebidos durante el
mismo. El artículo 324 dispone:
Se presumen hijos de los cónyuges:
I.- Los hijos nacidos después de ciento ochenta días contados desde la celebración del
matrimonio;
II.- Los hijos nacidos dentro de los trescientos días siguientes a la disolución del matrimonio, ya
provenga ésta de la nulidad del contrato, de muerte del marido o de divorcio. Este término se contará
en los casos de divorcio o nulidad, desde que de hecho quedaron separados los cónyuges por orden
judicial.‟
En consecuencia, por virtud del matrimonio se tiene ya la certeza, desde el punto de vista
jurídico, de, que los hijos de la mujer casada que hayan sido concebidos a partir de su enlace, serán
hijos de su marido, no admitiéndose, contra esta presunción otra prueba que la de haber sido
físicamente imposible a éste tener acceso carnal con su mujer, en los primeros ciento veinte días de los
trescientos que han precedido al nacimiento (art. 325).
Al tratar de la filiación legítima nos ocuparemos de los problemas relacionados con la
impugnación de la legitimidad del hijo que naciere dentro de los términos a que se refiere el artículo
324, así como de la acción que tiene el hijo para reclamar su estado. Por ahora debemos sólo
determinar el efecto principal del matrimonio para atribuir la calidad de hijos legítimos a los concebidos
durante el mismo, sirviendo como título para demostrar esta calidad el acta de nacimiento del hijo en
relación con el acta de matrimonio de sus padres. Puede ocurrir que un hijo concebido durante el
matrimonio de sus padres no haya sido registrado.
En este caso, aun cuando el artículo 340 determina que la filiación de los hijos legítimos se
prueba con la partida de su nacimiento y el acta de matrimonio de sus padres, el precepto siguiente
permite que a falta de actas, o si éstas fueren defectuosas, incompletas o falsas, se pruebe dicha
calidad con la posesión constante de estado de hijo legítimo. „En defecto de esta posesión -dice el
artículo 341- son admisibles para demostrar la filiación todos los medios de prueba que la ley autoriza,
pero la testimonial no es admisible si no hubiere un principio de prueba por escrito o indicios o
presunciones resultantes de hechos ciertos que se consideren bastante graves para determinar su
admisión.‟ „Si uno solo de los registros faltare o estuviere inutilizado y existe el duplicado de éste
deberá tomarse la prueba, sin admitirla de otra clase."
"Puede ocurrir que falte el acta de matrimonio de los padres y, no obstante ello, mediando
ciertas circunstancias, se tenga la calidad de hijo legítimo. El artículo 342 determina en qué casos, a
pesar de dicha falta, se puede acreditar la calidad de hijo legítimo. Dice así: „Si hubiere hijos nacidos de
dos personas que han vivido públicamente como marido y mujer, y ambos hubieren fallecido, o por
ausencia o enfermedad les fuere imposible manifestar el lugar en que se casaron, no podrá disputarse
a esos hijos haber nacido de matrimonio por sólo la falta de presentación del acta del enlace de sus
padres, siempre que se pruebe que tienen la posesión de estado de hijos de ellos o que, por los medios
de prueba que autoriza, el artículo anterior, se demuestre la filiación y no esté contradicho por el acta
de nacimiento.‟
"Por ahora no nos incumbe tratar los problemas relacionados con la filiación legítima y la
posesión de estado de hijo legítimo. Estas cuestiones serán analizadas al hacer el estudio de la filiación
en general."
"b) Legitimación de hijos naturales por el subsecuente matrimonio de sus padres. Los artículos
354 a 359 regulan esta importante consecuencia, que en nuestro derecho sólo puede obtenerse por el
matrimonio y no por un decreto del jefe del Estado, como sucede, por ejemplo, en el derecho italiano o
alemán. Dice el artículo 354: „El matrimonio subsecuente de los padres hace que se tengan como
nacidos de matrimonio los hijos habidos antes de su celebración‟."
"Para que el hijo goce de la calidad de legitimado con todos los derechos y obligaciones que se
reconocen a los hijos legítimos, sus padres deberán reconocerlo expresamente antes de la celebración
del matrimonio, en el acto mismo de celebrarlo o con posterioridad a él. El reconocimiento debe ser
hecho por ambos padres, conjunta o separadamente. En el caso de que ya el hijo hubiere sido
reconocido por el padre y en su acta de nacimiento constare el nombre de la madre, no será necesario
el reconocimiento de ésta para que la legitimación surta todas sus consecuencias, tampoco será
necesario el reconocimiento del padre, si ya se expresó su nombre en el acta de nacimiento. El artículo
357 permite que el reconocimiento de los hijos naturales, para los efectos de la legitimación, se lleve a
cabo posteriormente al matrimonio de padres. Esta circunstancia en nada afecta la situación jurídica del
hijo legitimado que tendrá todos los derechos y obligaciones que la ley le otorga, no sólo desde el
reconocimiento sino desde que se celebró el matrimonio de sus padres."
"Los efectos de la legitimación se extienden a las hijos que ya hubieren muerto al celebrarse el
matrimonio de sus padres, si hubieren dejado descendientes. Es decir, la ley en el artículo 358 extiende
las consecuencias de la legitimación no sólo a los hijos sino a todos sus descendientes. Por esta razón,
aun cuando ya el hijo hubiere muerto, existe un interés jurídico digno de tutela en relación con sus
descendientes y para tal efecto se permite que éstos gocen de los beneficios inherentes a la
legitimación. También pueden gozar de ese derecho, con todas las consecuencias legales inherentes,
los hijos no nacidos, si el padre al casarse declara que reconoce como su hijo al que ya está concebido
o pudiera estarlo (art. 359).
"c) Certeza en cuanto a los derechos y obligaciones que impone la patria potestad. En nuestro
derecho, a diferencia de otras legislaciones, el matrimonio no atribuye efectos en cuanto a la patria
potestad, pues estos existen independientemente del mismo en favor y a cargo de los padres y
abuelos, sean legítimos o naturales. Por este motivo, nuestro Código Civil al regular la patria potestad,
no toma en cuenta la calidad de hijo legitimo o natural, sino que confiere ese poder al padre y madre, a
los abuelos paternos y a los abuelos maternos, conforme al orden reconocido en el artículo 420, es
decir, primero a los padres, a falta de ellos a los abuelos paternos y en su defecto a los abuelos
maternos. En los artículos 415 a 418, expresamente el Código regula el ejercicio de la patria potestad
para el caso de hijos naturales. Por consiguiente, el matrimonio sólo viene a establecer una certeza en
cuanto al ejercicio y atribución de la patria potestad, respecto de los hijos legítimos."
"Conforme al sistema regulado por el Código Civil vigente, existen dos regímenes posibles en
cuanto a los bienes al celebrarse un matrimonio: a) El de separación de bienes, y b) El de sociedad
conyugal.
El artículo 98 fracción I del Código Civil exige que con la solicitud de matrimonio se presente el
convenio que los pretendientes deberán celebrar con relación a sus bienes presentes y a los que
adquieran después. En el convenio se expresará con toda claridad si el matrimonio se contrae bajo el
régimen de sociedad conyugal o bajo el de separación de bienes. En consecuencia, la ley no presume
ningún sistema, sino que es obligatorio convenirlo expresamente. El Oficial del Registro Civil no deberá
proceder a la celebración del matrimonio si no se cumple con este requisito previo de fundamental
importancia."
"En la actualidad se persigue como principal fin el de realizar la seguridad jurídica entre los
consortes por lo que toca a sus bienes, de tal manera que la certeza en cuanto al régimen queda
definida, no por una presunción legal, sino por un convenio que al efecto celebren los consortes."
La obligación alimenticia y la sucesión legítima se dan entre cónyuges así como entre parientes
consanguíneos en línea recta sin limitación de grado en línea colateral hasta el cuarto grado (artículos
302, 305, 306, 1607, 1610, 1615, 1624, 1630 y relativos del Código Civil).
Podemos citar también como otros efectos positivos o negativos que la ley contiene, bien sea como
consecuencia del matrimonio, del parentesco o de ambos, los siguientes:
a) El parentesco en alguno de sus grados es impedimento para contraer matrimonio, según lo
dispone el artículo 156 en sus fracciones III y IV del Código Civil;
b) La tutela legitima de menores y demás incapacitados recae preferentemente en el cónyuge y
en los parientes, bien sean ascendientes, descendientes o colaterales (artículos 483 y 486 del
ordenamiento indicado);
c) El patrimonio de familia, como lo señala el artículo 725, es en beneficio del cónyuge y de
quienes están facultados para exigir alimentos a quien lo constituye, precisamente sus parientes
consanguíneos en línea recta sin limitación de grado y en línea colateral hasta el cuarto grado;
d) La prescripción no corre entre cónyuges por impedirlo el artículo 1167
e) El cónyuge, los ascendientes, los descendientes y los hermanos de los herederas o de los
legatarios no pueden ser testigos en testamento;
"Hay violencia --como lo dispone el artículo 1819- cuando se emplea fuerza física o amenazas que
importen peligro de perder la vida, la honra, la libertad, la salud, o una parte considerable de los bienes
del contratante, de su cónyuge, de sus ascendientes, de sus descendientes o de sus parientes
colaterales dentro del segundo grado."
Posesión de Estado
La fuente generadora del estado civil es una serie de acontecimientos, unos naturales y otros
voluntarios, que en todo caso producen las consecuencias jurídicas que aquél abarca. Así por ejemplo,
el nacimiento, el reconocimiento de hijo, la adopción, el matrimonio y el divorcio, originan una serie de
efectos jurídicos en las personas inmiscuidas.
Ahora bien, para la manifestación plena del estado civil, se requiere que en los casos cuya
fuente es un acontecimiento jurídico natural, se tome nota de ello en el Registro Civil. Así sucede
precisamente con el nacimiento y con el fallecimiento y, en todo caso, sea acontecimiento natural o
humano, que se otorgue el acta correspondiente con la satisfacción de los requisitos que la ley señala
al efecto. El reconocimiento de un hijo, por ejemplo, deberá otorgarse por alguno de los medios que el
artículo 369 del Código Civil establece para ello. Lo mismo puede decirse del matrimonio, cuyo
otorgamiento habrá de ser en observancia de los requisitos y formalidades señaladas en los artículos
97 y siguientes de dicho ordenamiento. Asimismo ello puede mencionarse a propósito a divorcio en sus
dos posibilidades de trámite, es decir, divorcio administrativo y divorcio judicial y en general en todos
aquellos acontecimientos relacionados como tales y generadores del estado civil de las personas.
Si la ley impone que para el asiento en el Registro Civil de los actos y hechos relacionados con
el estado civil deban satisfacerse ciertos requisitos y éstos son efectivamente satisfechos, el apego a
los lineamientos establecidos traerá consigo una manifestación plena y eficiente del estado civil de que
se trate; es decir, ese estado comprenderá una situación jurídica que reconocerá su origen y
fundamento en todo un sistema normativo respecto del cual se cumplieron las condiciones impuestas
para tener a aquél como adquirido en toda su magnitud jurídica.
Si bien el apego a la situación normativa anotada, mediante la satisfacción de los requisitos
legales correspondientes, implica el medio ideal desde el punto de vista, de una persona, con todo lo
que ello trae aparejado, éste no es, debernos reconocer, el único medio para lo indicado.
Paralelamente camina lo que por contra implica una carencia de normatividad y el único fundamento de
la situación jurídica en la que el estado civil consiste; son hechos accesibles a ello, para derivar de los
mismos que un estado civil determinado se está poseyendo.
En efecto, puede suceder que un sujeto haya sido presentado por su padre y por su madre al
Registro Civil y así en esa dependencia oficial se tome nota del nacimiento de aquél. En esas
condiciones, el presentado es titular del estado civil de hijo respecto de quienes como sus padres lo
presentaron. Nada impide por el contrario, que en lugar de lo anterior, una persona no haya sido
presentada como hijo a la oficina indicada para los fines correspondientes, sino que su filiación sea
ajena al sistema normativo, de tal manera que su estado carezca de esa normatividad y dependa
únicamente de situaciones de hecho consideradas como una mera posesión de estado.
Ejemplo de lo anterior es que alguien, sin haber sido presentado por otra persona al Registro
Civil como hijo, use reiteradamente el apellido de aquélla, precisamente como su hijo; puede ser
también que aquél así sea considerado por la familia de dicha persona y por la sociedad en general y
como tal sea, tratado directamente por quien se considera su progenitor.
Precisamente en los tres supuestos anotados están los otros tantos elementos generadores de la
posesión de estado de hijo, o sean, nombre, trato y fama; a ellos se
alude en los artículos 343, 382 y 384 del Código Civil, referentes a la posesión de estado de hijo
procreado de matrimonio y a la posesión de estado de hijo procreado fuera de él. Dichos preceptos son
objeto de trascripción a continuación:
"ART. 343.-Si un individuo ha sido reconocido constantemente como hijo de matrimonio, por la familia del marido y en
la sociedad, quedará probada la posesión de estado de hijo de matrimonio si además concurre alguna de las
circunstancias siguientes:
"I. Que el hijo haya usado constantemente el apellido del que pretende que es su padre, con
anuencia de éste;
"II. Que el padre lo haya tratado como a hijo nacido de su matrimonio, proveyendo a su
subsistencia, educación y establecimiento;
"III. Que el presunto padre tenga la edad exigida por el artículo 3.61."
"ART. 382.-La investigación de la paternidad de los hijos nacidos fuera de matrimonio, está permitida:
"I. En los casos de rapto, estupro o violación, cuando la época del delito coincida con la de
la concepción;
"II. Cuando el hijo se encuentre en posesión del estado de hijo del presunto padre;
"III. Cuando el hijo haya sido concebido durante el tiempo en que la madre habitaba bajo el
mismo techo con el pretendido padre, viviendo maritalmente;
"IV. Cuando el hijo tenga a su favor un principio de prueba contra del pretendido padre."
ART. 384.-La posesión de estado, para los efectos de la fracción II del artículo 332, se justificará demostrando por los
medios ordinarios de prueba, que el hijo ha sido tratado por el presunto padre, o por su familia, como hijo del primero, y
que éste ha proveído a su subsistencia, educación y establecimiento."
La posesión de estado reconoce su origen como figura jurídica en la posesión del Derecho Civil
patrimonial. Como veremos en su oportunidad, existe la corriente mayoritaria de considerar a la
posesión como el poder de hecho que una persona ejerce directa e inmediatamente sobre una cosa y
que se observa paralelamente con la propiedad, ésta como el poder jurídico más amplio que una
persona ejerce sobre una cosa y que le permite usarla y aprovecharse de ella sin más limitaciones que
las establecidas por la ley.
En esas condiciones, la propiedad como derecho real implica una situación apegada al orden
normativo, lo mismo sucede con el estado civil derivado de la observancia de los dispositivos legales,
La posesión, por su parte, es según la corriente apuntada, meramente fáctica; es el poder de hecho
ejercido por una persona sobre una cosa; la posesión de estado por su parte, es el hecho de ostentar
un estado civil porque así se desprende del nombre usado, del trato directo recibido y de la
consideración que de él tenga la sociedad
El divorcio también genera consecuencias jurídicas; los divorciados requieren esperar el plazo
establecido por la ley para poder volver a contraer matrimonio, sea de dos años el cónyuge que dio
lugar al divorcio o de un año, si ese trata de un divorcio por mutuo consentimiento. El cónyuge inocente
puede contraer matrimonio tan pronto el vínculo matrimonial anterior quedó disuelto, salvo si se trata de
la mujer, pues ésta debe esperar 300 días a partir de haberse decretado la separación de los cuerpos
como medida inicial en el procedimiento relativo, y así poder dejar definida la filiación en su caso. A ello
se refieren los artículos 158 y 269 en relación con el 264, fracción II, del Código Civil.
Algunas otras de las consecuencias originadas por el divorcio para los divorciantes, son las
señaladas en el artículo 283 del Código civil, que ordena al juez fijar en la sentencia correspondiente
cuál es la situación resuelta respecto de la patria potestad sobre los hijos, es decir, qué cónyuge, o si
ambos continuarán con su ejercicio, y en su caso, por cuanto tiempo se suspenderá o limitará e
inclusive, llegará, a perderse por alguno de ellos.
Otra consecuencia del divorcio se contiene en el artículo 286. Según ordena, el cónyuge
propiciador del mismo perderá todo lo dado o prometido por su consorte o por otra persona en
consideración al matrimonio; por contra, el cónyuge inocente conservará lo recibido y podrá reclamar lo
que se le hubiere ofrecido. Asimismo, a consecuencia del divorcio puede surgir la obligación alimenticia
a cargo de uno de los divorciados como deudor alimentario y a favor del otro como acreedor
alimentista; así lo indica el artículo 288 de nuestro Código Civil conforme al cual cuando un cónyuge fue
declarado culpable en el juicio de divorcio necesario, puede ser condenado al pago de alimentos en
favor del cónyuge inocente y no sólo, sino además, se refiere también a los casos de divorcio por
mutuo consentimiento. El mismo precepto establece en el último de sus párrafos que cuando por el
divorcio se originaren daños o perjuicios a los intereses del cónyuge inocente, el culpable deberá
indemnizar a aquel por dichos menoscabos, como autor de un hecho ilícito.
El régimen jurídico provocado por el concubinato respecto de la pareja que lo vive es el
siguiente:
Según el artículo 1368 del Código Civil, la
concubina o el concubinario debe dejar alimentos a su
pareja con quien hubiere vivido durante los últimos
cinco años inmediatamente anteriores a su fallecimiento
o con quien tuvo hijos, con la salvedad de que ambos
debieron haber permanecido libres de matrimonio
durante el concubinato y que el sobreviviente esté
imposibilitado de trabajar y no tenga bienes suficientes.
El derecho concedido por el precepto indicado
subsistirá por así señalarlo el propio dispositivo,
mientras el alimentista no contraiga nupcias y observe
buena conducta. Si fueren varias las personas con
quien el testador vivió al mismo tiempo en vida marital, como si fueran sus cónyuges, ninguna de ellas
tendrá derecho a alimentos.
Por otro lado, el artículo 1635 de nuestro ordenamiento civil, prevé, bajo el rubro del capítulo "de
la sucesión de los concubinos”, los supuestos en que concubina y concubinario tienen derecho a
heredarse recíprocamente. El precepto indicado es del tenor siguiente:
"ART. 1635.-La concubina y el concubinario tienen derecho a heredarse recíprocamente, aplicándose las
disposiciones relativas a la sucesión del cónyuge, siempre que hayan vivido juntos como si fueran cónyuges durante
los cinco años que precedieron inmediatamente a su muerte o cuando hayan tenido hijos en común, siempre que
ambos hayan permanecido libres de matrimonio durante el concubinato.
"Si al morir el autor de la herencia le sobreviven varias concubinas o concubinarios en las condiciones mencionadas al
principio de este artículo, ninguno de ellos heredará."
Caracteres
"El estado civil de una persona -enseñan los MAZEAUD- es su situación jurídica. El estado civil
está, pues, unido a la persona, como la sombra al cuerpo. Más estrechamente todavía. Es la imagen
jurídica de la persona. ¿No está nuestra imagen más cerca de nosotros que nuestra sombra? Esa
relación íntima es la que explica los tres caracteres particularismos del estado civil: indivisibilidad,
inalienabilidad e imprescriptibilidad."
"El estado civil presenta un cuarto carácter es susceptible de posesión."
"Aunque el estado civil tiene aspectos múltiples: un aspecto nacional, un aspecto familiar y, en
cierta medida, un aspecto social, forma un conjunto, no obstante; ese conjunto es el reflejo de nuestra
personalidad. Así como no podemos tener más que una personalidad, así también no podemos tener
más que un estado civil: no se es a la vez francés y extranjera; un hijo no es, a la par, legítimo y
natural. Es la indivisibilidad del estado civil.
"En principio, una persona puede disponer de todos sus bienes: venderlos, donarlos,
cambiarlos, arrendarlos, adquirir otros nuevos. Por el contrario, no resulta posible disponer de nuestro
estado civil; como reflejo de nuestra personalidad, no puede ser separada de ella. Toda convención por
la cual quisiéramos disponer de nuestro estado civil o adquirir un estado nuevo, sería nula por tanto.
Asimismo, no cabe renunciar por anticipado a prevalerse del propio estado civil: un hijo natural no
podría renunciar a alegar su filiación contra su padre; esa renuncia sería nula. Resulta de ello que toda
transacción sobre el estado civil está prohibida; transigir, es renunciar al derecho de acudir a los
tribunales, y al mismo tiempo, abandonar una parte de los propios derechos transigir es, pues,
disponer; por eso no cabe transigir sobre el propio estado civil."
"El estado civil, por estar indisolublemente unido a la persona, no puede nacer y desaparecer
sino con ella. Por consiguiente, no es posible perder el propio estado civil o adquirir otro por el
transcurso de cierto lapso, por ese medio de extinción o de adquisición de los derechos que se llama la
prescripción; el estado civil es imprescriptible."
"1° No cabe perder el propio estado civil por el transcurso del tiempo. Un derecho
ordinario se pierde por la prescripción extintiva: un acreedor que permanezca más de treinta años sin
reclamar ni el principal ni los intereses, no podría exigir ya el pago de su crédito. Por el contrario, el
estado civil es intangible; poco importa que una persona permanezca treinta años sin reclamar el
estado civil que es el suyo; no lo ha perdido, puede reclamarlo todavía."
"2° No cabe adquirir un estado civil por el transcurso del tiempo. El hecho, para quien no
sea propietario de un bien, de comportarse durante cierto tiempo cual si lo fuera, puede tener como
consecuencia conducirlo a la propiedad: la posesión prolongada puede llevar a adquirir la propiedad; la
prescripción adquisitiva o usucapión es un medio de adquirir la propiedad; de ello resulta que el
propietario cuyo bien es usucapido por un poseedor, pierde su derecho de propiedad."
"No sucede así en materia de estado civil. El hecho de atribuirse un estado civil a que no se
tenga derecho, no convierte en titular de ese estado a la persona que lo posea, ni siquiera luego de una
posesión prolongada."
"Siendo el estado una cualidad de relación de las personas -apunta por su parte ROJINA
VILLEGAS- es evidente que no puede separarse de las mismas, ni ser objeto de transacción o
enajenación. Tampoco el estado puede considerarse como un bien de orden patrimonial, susceptible
de transferencia y de prescripción en forma positiva o negativa. En sentido lato el estado de las
personas es un valor de orden extra patrimonial y, por tanto, indivisible e inalienable. La naturaleza
moral del estado impide a los acreedores de una persona intentar acciones para exigir que se atribuya
a aquélla tal estado, cuando le sea desconocido o que se le reconozca con la plenitud de efectos en la
hipótesis de que se afecte parcialmente su situación jurídica. Tampoco los acreedores tienen el
derecho de intentar acciones o procedimientos para desconocer a un sujeto el estado social o familiar
que ostente."
El único medio por el que en principio, el estado civil de las personas puede probarse conforme
a la ley, son los asientos del Registro Civil. Así se desprende de los artículos 39 del Código Civil, que
es aplicable al estado civil en general, y 340 del propio ordenamiento, disposición destinada
especialmente para fijar la filiación de los hijos procreados en matrimonio.
El texto de los preceptos citados es el siguiente:
"ART. 39.-El estado civil sólo se comprueba con las constancias relativas del Registro Civil; ningún otro documento ni
medio de prueba es admisible para comprobarlo, salvo los casos expresamente exceptuados por la ley."
"ART. 340. La filiación, de los hijos nacidos de matrimonio se prueba con la partida de su nacimiento y con el acta de
matrimonio de sus padres."
Ahora bien, no obstante lo ordenado por los preceptos transcritos para ambas situaciones, sea
en general para cualquiera correspondiente al estado civil o en particular para la filiación de los hijos
procreados durante matrimonio, la ley prevé algunas salvedades a los principios apuntados. Así,
conforme al artículo 40 de nuestro Código, cuando no haya habido registros o éstos se hayan perdido,
estuvieren ilegibles o faltaren las formas en las que era de suponerse estaba el acta correspondiente,
se podrá recibir prueba del acto por cualquier documento o por testigos. El artículo 341 del Código
Civil señala en el mismo sentido que ante la falta, defecto o falsedad de las actas, el estado de hijo
nacido de un matrimonio se probará por la posesión de estado de parte del interesado; en defecto de
esta posesión, por cualquier medio de prueba autorizado por la ley, pero la prueba testimonial sólo será
admitida si hay otro principio de prueba por escrito o indicios o presunciones resultantes de hechos
ciertos considerados lo suficientemente sólidos para determinar su admisión.
A mayor abundamiento, el artículo siguiente reconoce la procreación como de matrimonio, de
quien tiene la posesión de estado de hijo de una pareja que hubieren vivido públicamente como marido
y mujer, sin necesidad de justificar el matrimonio de éstos, siempre y cuando pruebe tener esa
posesión de estado o por cualquier medio de prueba que muestre su filiación.
Una persona puede ostentar un estado civil que no le corresponde; tal sería el caso del hijo
adulterino que la ley presume es hijo del marido de la madre y en la realidad éste no fue su progenitor,
precisamente por una relación sexual adulterina de la madre. En esas condiciones, quien no es el
padre podrá demandar la impugnación de la paternidad, señalada y en el supuesto de los artículos 325,
326 y otros del Código Civil. Con el ejemplo se ilustra una acción del estado civil de las conocidas como
de desconocimiento de estado.