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Apuntes Varios Diapasones 2

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Diapasones para Sanar

Nestor Kornblum y su esposa Michêle Averard son fundadores y directores de la Asociación Internacional
de Terapia del Sonido. Son terapeutas del Sonido y músicos de prestigio internacional, y realizan cursos y
conciertos por todo el mundo. Viven en Alicante donde tienen un centro de terapias alternativas y La
Cúpula, edificio hemisférico construido con una maravillosa capacidad acústica.

Este siglo, el mundo occidental ha redescubierto y probado científicamente lo que las antiguas culturas ya
conocían, y que en oriente se conoce desde hace siglos:
 
El universo está hecho de sonido

 
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.” (Juan 1,1).
 
 

Cada átomo, partícula, y molécula está en constante vibración, y por tanto tiene un pulso. El pulso crea
ondas que nuestros sentidos perciben como formas (físicas o etéreas). Todo lo que tiene pulso, onda y
forma, es decir, todo lo que hay en el Universo, tiene un sonido.
 
El principio básico de la sanación con sonido es el concepto de resonancia simpática (la resonancia que está
en la frecuencia vibratoria de un objeto). Todo el universo está en un estado de vibración. Esto incluye a los
seres humanos. Cada órgano, célula, hueso, tejido y líquido del cuerpo, y también todos los campos
electromagnéticos (aura), que rodean a la persona, tienen una frecuencia vibratoria sana. Si no estamos
resonando con alguna parte de nosotros mismos o de lo que nos rodea, nos volvemos disonantes y por lo
tanto insanos. Nuestra frecuencia naturalmente sana se convierte en una frecuencia que vibra sin armonía, y
crea enfermedad.
 
A través del uso de la voz, de las herramientas sonoras como los diapasones y de los instrumentos
musicales, podemos proyectar la frecuencia resonante correcta hacia y sobre cualquier parte insana de
nosotros mismos, reintegrándole así su frecuencia normal, y consiguiendo como resultado una sanación.
Esto ocurre a través de la resonancia simpática cuando un objeto vibrante influye en otro objeto vibrante, o
incluso en uno estático, causando cambios en su índice vibratorio. Un ejemplo extremo de esto es cuando
una cantante que hace añicos un cristal.
 
Por lo tanto, si nosotros deseamos efectuar un cambio dentro de nosotros o de nuestro entorno, tanto en el
plano físico como en el etérico, debemos identificar primero el o los correspondientes sonidos, y dirigir el
sonido a las partes en cuestión.
 
El sonido tiene la capacidad de alterar la forma material y provocar cambios en los niveles físico, etérico,
emocional y espiritual.
 
Nuestro interés se centra en aprender a utilizar el sonido y descubrir los sonidos necesarios para establecer
(o re-establecer) una vibración sana en todas las partes del organismo humano tanto a nivel individual como
planetario. Es muy importante en todo momento recordar que el poder de la intención es vital en cualquier
proceso curativo.
 
A través de la aplicación del sonido y la intención podemos influir positivamente en la evolución humana
hacia el logro de una consciencia más elevada y una forma física más sana.
 
Los diapasones emiten sonidos puros, que son representados como ondas puras sinusoidales, es decir, sin
armónicos. Pueden ser utilizados de muchas maneras, y no es necesario tener experiencia previa.
 
Para activar un diapasón, se debe sujetar por el vástago, y golpear el diapasón sobre un bloque duro de
goma o madera recubiertos con cuero o tela. Asegúrate de que la superficie no pueda arañar el diapasón.
Golpea el diapasón de tal modo que sólo una de las dos púas toque el bloque, es decir, a 90º a la superficie.
Ambas púas vibrarán por igual. 

Veamos primeramente cómo se pueden utilizar los diapasones en el cuerpo físico. Se puede situar el
vástago del diapasón activado en los huesos y articulaciones para restablecer el movimiento y la
flexibilidad, y ayudar al desarrollo de tejido conectivo.  Con esto se consigue estimular el flujo de la linfa y
la sangre en el área de aplicación acelerando así el proceso curativo, y fomentando una relajación profunda
y la eliminación del estrés y de las toxinas de las uniones.
 
Para aquellos que tienen un conocimiento del trabajo de los meridianos, o por medio de una clara y simple
lámina, los diapasones pueden servir de herramientas para practicar una acupuntura vibratoria. Utilizando
los puntos “shu” (que son los puntos maestros de cada meridiano), los puntos de Shiatsu, los puntos de
reflexología de los pies o la columna, y otros puntos reflejos del cuerpo, se puede enviar una señal
vibratoria más fuerte y rápidamente con un diapasón que con una aguja.
Fabien Maman (autor de Música y sonido en el siglo XXI), y Hans Cousto (autor de La octava cósmica)
apoyan, igual que yo, el uso de diapasones directamente en el cuerpo. De esta manera, se pueden sintonizar
todos los órganos.
 
Suponiendo que nosotros y los diapasones tengamos una naturaleza vibratoria, es rápido y eficaz devolver
la armonía a cada meridiano y su órgano correspondiente a través de la resonancia simpática.
 
Colocar el diapasón activado cerca de los oídos (no a menos de 5cm) ayuda también a equilibrar y regular el
metabolismo de todos los órganos que tienen un enlace directo con el nervio auditivo. Esto tiene también un
potente efecto regulador en todo el sistema nervioso, creando una profunda relajación o estimulación,
dependiendo de qué diapasones se utilicen.
 
También podemos utilizar los diapasones muy eficazmente en los campos electromagnéticos que rodean el
cuerpo, conocidos también como los cuerpos sutiles o aura. Como en el caso de los órganos físicos, el juego
de diapasones se ha creado específicamente para los siete chakras principales. Los chakras son vórtices de
energía que se corresponden con las glándulas principales y están situados en cerca de ellas. Son visibles
para ciertas personas y pueden detectarse con equipos modernos. Los diapasones vibrantes pueden ponerse
encima o moverlos circularmente en el área de cada chakra. Hay que ser conscientes de que los chakras se
proyectan hacia fuera del cuerpo tanto por delante como por detrás de cada uno de nosotros. Los cuerpos
sutiles están divididos en capas; las tres primeras son las que más nos importan ahora en nuestra
explicación. Los chakras y los cuerpos sutiles forman parte del mismo sistema energético. En orden de
cercanía al cuerpo son: el cuerpo o capa etérico, el emocional o astral, y el mental. Los diapasones se
pueden utilizar para sintonizar el chakra o la capa energética con la vibración en la que está el diapasón y
así armonizarla, equilibrarla y liberar la energía estancada que puede estar acumulada en la zona.
 
Se pueden utilizar dos diapasones simultánea o consecutivamente para aplicar los intervalos musicales
específicos a la zona en cuestión. Cada intervalo musical (un intervalo es el nombre que se da a la distancia
entre dos notas musicales cualquiera, por ejemplo, la 3ª, la 5ª, la 6ª, y así sucesivamente) afecta a los
cuerpos emocional, mental y físico de una manera diferente. Ciertos intervalos tienen un efecto calmante y
tranquilizador y otros un efecto estimulante o activador. Sin embargo otros crean tensión, liberación u otras
reacciones. No hay intervalos “buenos” o “malos”, todos tienen un efecto que se puede usar en la Terapia
del Sonido dependiendo del resultado deseado.
 
Fabien Maman y John Beaulieu (autor de Sonido y música en las artes curativas) han desarrollado cada uno
su propio sistema para utilizar los diapasones con este propósito, al igual que yo tengo el mío.
 
John Beaulieu ha “inventado” en realidad algunos de los diapasones que se utilizan más comúnmente; es
decir, no inventó las frecuencias, sino que simplemente concibió la creación de diapasones en esas
frecuencias, entre los que están los diapasones Otto y los del Espectro Armónico Solar. Los diapasones Otto
son las octavas de la nota “C” (DO en solfeo), y los tres diapasones son “C”: 32Hz, 64Hz, y 128Hz (Hz
viene de Hertz por ser el descubridor, y significa ciclos por segundo). El Espectro Armónico Solar es un
conjunto de 8 diapasones que reflejan la octava natural: Do, re, mi, fa, sol, la, si, do. Fue Pitágoras quien
halló las Series Armónicas y esta escala natural forma la base de la octava original de ocho notas usada en
Solfège (solfeo), y en otras culturas también. En los países anglo-sajones esta escala se representa con las
letras C, D, E, F, G, A, B, C, y en India como: sa, re, ga, ma, pa, dha, ni, sa. Este juego de diapasones es
ideal para aplicar los diferentes intervalos musicales directamente en el cuerpo, resultando más eficaz
cuando los diapasones llevan pesos en los extremos; también se pueden utilizar en los cuerpos sutiles, pero
para estos no es necesario que los diapasones lleven pesos. Con estos 8 diapasones es posible crear todos los
intervalos principales: la 2ª DO:RE, la 3ª DO:MI, la 4ª DO:FA, la 5ª DO:SOL, y así sucesivamente.
 
El matemático y musicólogo suizo Hans Cousto presenta en su libro La octava cósmica, un completo
sistema de diapasones planetarios para sanar. Calculó el año solar de cada planeta, es decir, el tiempo que
tarda en dar una vuelta alrededor del sol, y convirtió las figuras resultantes en un sonido audible. El más
conocido y más comúnmente utilizado de estos diapasones es el diapasón OM, o diapasón del Año
Terrestre. Este es un sonido maravilloso próximo a C# (C sostenido) que se puede utilizar para
prácticamente todo. Dado que vivimos en un enorme cuerpo vibrante, la Tierra, es obvio que, por las leyes
de resonancia simpática, estamos vibrando en armonía con los ciclos principales de la Tierra. El año solar (o
año terrestre) es el más vital de estos ciclos. Esto, por supuesto, se produce cuando estamos sanos.
 
Cuando estamos enfermos, nuestra vibración se distorsiona y pierde armonía con este ciclo. El diapasón
OM trabaja para devolver esta vibración armoniosa a todo nuestro sistema: físico, mental, emocional y
espiritual. Se puede utilizar primero cerca de los oídos, ya que el sonido viaja por el cuerpo y el cerebro
desde el nervio auditivo. Se puede utilizar en los cuerpos energéticos sutiles, y finalmente en los huesos y
meridianos del cuerpo físico. Como con todos los diapasones, es más eficaz si uno imita el sonido del
diapasón con la voz. Esto aumenta la potencia del tratamiento notablemente.

Los diapasones crean un puente entre el sonido y la estructura. Son materiales o físicos por naturaleza, pero,
sin embargo, vibran lo suficientemente fuerte como para transmitir esa vibración. También vibran, como lo
hace el cuerpo humano, según las proporciones armónicas específicas que refleje la geometría de su
estructura. El fenómeno de la resonancia simpática se refuerza por su uso en o alrededor del cuerpo. Del
átomo a la molécula, de las células al ADN, el cuerpo está hecho de formas geométricas que se ajustan unas
con otras para formar el total. Los diapasones, al coincidir exactamente con la mayoría de las relaciones
naturales vitales, son capaces de “sintonizar” la vibración del cuerpo y volverla a poner en su vibración
“óptima” y sana. Son herramientas maravillosas y útiles para la Terapia del Sonido, y nuestra sugerencia es
que se utilicen con otros instrumentos tales como los cuencos cantores y mejor aún con la voz y los cantos
armónicos.
 
Cada instrumento tiene un efecto diferente en el sistema humano y por eso, al principio, es bueno conservar
las cosas sencillas. Si ya tienes, o deseas adquirir, un diapasón o juego de diapasones, puedes pasar un buen
rato y disfrutar experimentando con ellos en ti mismo antes de probarlos con alguien más. Para aquellos que
son sensibles al sonido y la vibración, las sensaciones que evocan y crean los diapasones pueden ser muy
fuertes. Como con todas las herramientas terapéuticas, es sabio ir despacio, tomar nota de cualquier cambio
o mejoría de uno mismo.
 
Es importante recordar que los diapasones son herramientas, y todas las herramientas se pueden utilizar de
una forma totalmente original. Siempre alentamos a los estudiantes a que sigan su intuición y su propio
“conocimiento” interior al utilizar los diapasones, y que nunca se limiten al sistema o estructura de alguna
otra persona. Como introducción al poder curativo del sonido, los diapasones son prácticos y agradables de
usar. Pueden ayudar a desarrollar la confianza en uno mismo para después probar otras herramientas de
sonido como es la voz.
 

El Poder Curativo del Sonido


El Poder Curativo del Sonido   por Nestor Kornblum

Los seres humanos han empleado el sonido desde los albores de la humanidad para recibir información de
su entorno y para comunicarse, así como también para sanar y transformar. Casi todas la culturas antiguas y
todas las poblaciones autóctonas creían que el sonido era la fuerza creativa, generatriz, responsable de la
creación del universo. En el Nuevo Testamento podemos leer: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era
con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1.1).
 
El término “Verbo” se refiere claramente al sonido, que es la fuerza divina o fuerza creativa del universo. El
vocablo AUM, conocido generalmente como Om en la tradición hindú, se consideraba el sonido impulsor
de la formación del universo.
Nuestros científicos modernos, en una típica demostración de suficiencia, sugieren la teoría del “Big Bang”
que, sin duda alguna sería el sonido más grande con el que podríamos tropezar.
 
Lo cierto es que nuestra ciencia moderna occidental es la que aporta las evidencias más convincentes en lo
referente al poder del sonido sobre la configuración y transformación de la materia; lo que constituye el
fundamento de su capacidad curativa. Sabemos con toda certeza, como también lo sabían los antiguos, que
todo el universo está formado por átomos. Cada átomo está formado por un núcleo (neutrones y protones) y
un electrón o electrones que giran a gran velocidad alrededor del núcleo. El número de cada una de estas
partículas difiere según la naturaleza de la materia. El movimiento de giro de los electrones origina un
compás o cadencia que crea una onda; onda que es posible distinguir mediante nuestra percepción humana
como forma o materia. Siempre que coexisten cadencia, onda y forma, se produce Sonido. Este conjunto
recibe el nombre de la “Ley de los tres”. No es difícil relacionarlo con otros conjuntos o tríos como el de la
“Santísima Trinidad”, así como otros grupos de tres divinidades o aspectos que también se da en otras
religiones y culturas.
 
Si comparamos la distancia de los electrones al núcleo de cualquier átomo, descubriremos que resulta
proporcional a la de la Tierra al Sol (de aproximadamente 220 millones de Km). En otros términos, lo que
nuestros sentidos humanos perciben como materia, no es otra cosa que un conjunto de campos
electromagnéticos resonantes, estrechamente vinculados e interpenetrados: en resumen una manifestación
densa de SONIDO (con mucho espacio intercalado). Toda la materia es sonido y emite sonido, aunque
dichos sonidos se encuentren, en su mayoría, fuera de nuestro limitado sentido físico de la audición.
Nuestros cuerpo físicos, por consiguiente, son también campos electromagnéticos resonantes, como también
lo son nuestras auras, ambos generados por los átomos que nos configuran.
 
 
La ciencia de la cimática demuestra de forma visual el modo en que el sonido configura la materia. La cimática consiste en el estudio
del fenómeno de las ondas, y fue “descubierto” (como también se afirma que Colón “descubrió” América), en la década de los 30 por
el científico alemán, Dr. Hans Jenny. Sus experimentos demostraron que, si se colocan polvos finos, arena y virutas de acero sobre una
lámina de metal y se les aplica una vibración de ondas acústicas, dichas partículas se organizaban formando patrones intrincados. Las
diferentes sustancias se concentran en los senos o depresiones de las ondas acústicas, destacando de ese modo el lugar donde el sonido
es más denso. Estos sorprendentes patrones, también conocidos como figuras Chalynadi, configuran, en el caso de los sonidos
armoniosos, mandalas geométricos simétricos. En algunos casos no son simétricos, sin embargo resulta fascinante su contemplación.
 
Nosotros estamos vibrando constantemente. Cada molécula, célula, tejido, órgano, glándula, hueso y fluido de nuestros cuerpos tiene
su propio índice (coeficiente) de vibración. Lo mismo ocurre con cada chakra y cada estrato de campo electromagnético, o aura. Estos
puntos y campos de energía son de igual importancia para el cuerpo físico, aunque menos densos. En cierto sentido reflejan el estado
del cuerpo físico aunque, lo que es más importante, el cuerpo físico refleja el estado del aura. La ciencia de la cimática prueba más allá
de toda duda, que cualquier sonido cercano al organismo humano originará un cambio físico en el interior del organismo y sus campos
electromagnéticos. Este cambio puede que solamente sea temporal, pero mientras perdura es posible que provoque ciertos factores
muy poderosos y mágicos. Este es el momento de la sanación.
 
La terapia del sonido se fundamente en este principio de “resonancia en simpatía o solidaria”. El término resonancia se refiere al
índice vibratorio de un objeto, y la resonancia solidaria o en simpatía se refiere al hecho de que un objeto vibrante provoca una
vibración acompasada en otro; dicho de otro modo, el índice de vibración de un objeto se iguala al índice de vibración de otro objeto.
Así es como actúa la cimática, y a esto se debe también el hecho de que algunas cantantes de ópera sean capaces de romper objetos de
cristal con sus voces, o de que el ruido de los vehículos en circulación provoque el traqueteo de sus muebles. Ya hemos demostrado
que cada parte del cuerpo y sus campos están vibrando. Es, pues, lógico que cada parte del cuerpo, se trate de un órgano o de un
chakra, tenga una frecuencia (índice de vibración) óptima, sana. Cuando estamos enfermos, se debe a que alguna parte de nosotros no
está vibrando en armonía consigo misma, con las demás partes o con el entorno. Esta disonancia o enfermedad puede sanarse con
sonido y voluntad (intención)‚ devolviendo a las partes enfermas su frecuencia sana.
 
Al dirigir el sonido correcto hacia nosotros mismos, o hacia la persona que desea ser curada, podremos regresar a una vibración
óptima, sana.
 
La mayoría de las enfermedades empiezan en uno de los cuerpos sutiles. Nuestros pensamientos, emociones y programación negativos
adoptan una forma densa, a modo de patrones de energía cristalizados en nuestros campos etéricos. Esos patrones cristalizados van
penetrando gradualmente, hasta que, en última instancia, se manifiestan como la enfermedad física en el cuerpo, nuestro campo
electromagnético más denso. El sonido es capaz de disolver estas cristalizaciones o energías potencialmente dañinas mucho antes de
que lleguen al cuerpo físico. Lo cual no es otra cosa que medicina preventiva en su estado más puro.
 
Los terapeutas del sonido, en cuya categoría incluyo a los chamanes, sangomas, ciertos monjes y todos los que de manera regular
emplean el sonido para sentirse mejor, o para ayudar a otros a que se sientan mejor, cuentan con muchos recursos a su disposición.
Los terapeutas del sonido occidentales utilizan una combinación de voz e instrumentos acústicos y sagrados de distintas culturas. Un
conocimiento funcional del sonido, intención, intuición y energía provocará cambios poderosos en cada nivel de nuestro ser. Se trata
de una terapia holística que actúa en los estratos físico, emocional, mental y espiritual.
 
Uno de los recursos de sanación por medio del sonido conocidos es la antigua técnica del canto de armónicos. Sus orígenes se sitúan
en Asia central, donde ha sido practicado desde hace siglos por chamanes de las razas turkic de Mongolia y Tuva, en Sudáfrica lo
practican las mujeres Xhosa y en el Tíbet, donde sólo lo emplean los lamas. También se ha convertido en una bella forma de expresión
musical. Conocido como hoomï o khoomeï en Asia, nqokolo por los Xhosa o canto de armónicos en occidente, se trata de una técnica
mediante la cual una sola persona canta dos, tres y hasta cuatro sonidos simultáneos.
 
Por medio de la intención encauzada y empleando el máximo de resonadores posible dentro del cuerpo y el cráneo, es posible
amplificar los armónicos (los tonos parciales que componen la voz) o sobretonos del tono fundamental que se está cantando. Esos
armónicos se perciben como tonos por encima del bordón bajo (nota fundamental de la voz) en forma de tonos nítidos similares al
sonido de una flauta o al tintineo de las campanas.
 
El “canto de la voz grave” de los monjes del Tíbet y los mongoles, que pocos occidentales hemos dominado, crea un bordón
fundamental secundario, ya sea en la faringe o en las falsas cuerdas vocales, que permite la amplificación de un segundo armónico,
configurando un total de cuatro sonidos simultáneos. No se trata simplemente de una forma de acrobacia vocal. Al emitirlos se
configura una onda muy poderosa que actúa en diversos niveles. Los tonos fundamentales o bajos de la voz actúan principalmente
sobre el cuerpo físico, mientras que los armónicos, que podríamos denominar el arco iris de la voz, actúan sobre los cuerpos sutiles.
Estos sobretonos, como si de rayos láser se tratara, disuelven y dispersan las cristalizaciones de energía potencialmente dañinas del
aura, evitando así que alcancen el cuerpo físico.
 
Los instrumentos acústicos como el didjeridu, los cuencos cantores tibetanos, gongs, monocordio y tampura, operarán del mismo
modo que lo hace la voz, pues todos ellos poseen armónicos audibles. Sin embargo, la voz es mucho más poderosa pues transmite la
intencionalidad de un modo más directo de lo que se consigue a través de cualquier instrumento. Los instrumentos e ingenios
electrónicos no poseen todo el registro de armónicos y, en consecuencia, tienen un potencial terapéutico muy limitado.
 
Mediante el empleo regular del sonido combinado con la intención, podemos empezar a vibrar de manera más rápida, a un nivel
celular o molecular. Esto recibe el nombre de “subir la frecuencia”. Un índice de vibración más elevado crea mayores espacios entre
las células, lo que las hace menos densas, evitando que las energías negativas o ajenas se nos adhieran fácilmente.
El médium norteamericano Edgar Cayce predijo en la década de los 30 que el sonido sería la medicina del futuro.
Y el futuro ya está aquí.
¡Levantemos nuestra vibración para ponernos en armonía con las energías de este Nuevo Milenio!
 
 
Aspectos importantes a tener en cuenta:
 
 
1) No es necesaria ninguna experiencia musical previa para aprender la técnica de la terapia del sonido o el canto de armónicos.
2) No es necesario estar enfermo o necesitado de terapia para absorber los enormes beneficios y la transformación que se obtiene
mediante el sonido
 
Algunos de los modos en que el sonido y el canto de armónicos puede ayudar en la sanación:
 
1) Alivio del estrés y la ansiedad
2) Mejora de la concentración
3) Mejora de la creatividad
4) Mejora de la visión (física, mental y espiritual)
5) Equilibrio de los hemisferios cerebrales
6) Restablecimiento del equilibrio del sistema endocrino mediante la vibración de la hipófisis o pituitaria.
7) Alivio de la sinusitis y los dolores de cabeza
8) Estímulo de la actividad de las ondas alfa o meditación profunda
9) Aumento de la energía por medio de la estimulación del líquido cefalorraquídeo (posiblemente la forma física de la energía
kundalini)
10) Equilibrio y limpieza de los chakras y del aura (y los órganos y glándulas correspondientes)
11) Limpieza del entorno
12) Fácil acceso a la intuición y a la conciencia superiores

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