Constructivismo
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Como figuras clave del constructivismo destacan principalmente Jean Piaget y a Lev Vygotski.
Piaget se centra en cómo se construye el conocimiento partiendo desde la interacción con el
medio. Por el contrario, Vygotski se centra en cómo el medio social permite una reconstrucción
interna. La instrucción del aprendizaje surge de las aplicaciones de la psicología conductual, donde
se especifican los mecanismos conductuales para programar la enseñanza de conocimiento.
Posteriormente ese enfoque fue considerado obsoleto durante la revolución cognitiva, y entonces
adquirieron prominencia los abordajes cognitivos, entre ellos los constructivistas.
Existe otra teoría constructivista (del aprendizaje cognitivo y social) de Albert Bandura y Walter
Mischel, dos teóricos del aprendizaje cognoscitivo y social, así como una variante del
constructivismo como mecanismo conductual propuesto por Mercedes Chaves para el aprendizaje
de la lectoescritura en las primeras etapas del niño.
Índice
1 Concepto
2 Jean Piaget
3 Críticas al constructivismo
6 Véase también
7 Referencias
8 Enlaces externos
Concepto
Se considera al alumno poseedor de conocimientos sobre los cuales tendrá que construir nuevos
saberes. Según Ausubel «Solo habrá aprendizaje significativo cuando lo que se trata de aprender
se logra relacionar de forma sustantiva y no arbitraria con lo que ya conoce quien aprende, es
decir, con aspectos relevantes y preexistentes de su estructura cognitiva».
No pone la base genética y hereditaria en una posición superior o por encima de los saberes. Es
decir, a partir de los conocimientos previos de los educandos, el docente guía para que los
estudiantes logren construir conocimientos nuevos y significativos, siendo ellos los actores
principales de su propio aprendizaje. Un sistema educativo que adopta el constructivismo como
línea psicopedagógica se orienta a llevar a cabo un cambio educativo en todos los niveles.
Un supuesto fundamental del constructivismo es que las personas son aprendices activos y
desarrollan el conocimiento por sí mismas. Para entender bien las materias, los aprendices deben
descubrir los principios básicos. Algunos creen que las estructuras mentales se vuelven un reflejo
de la realidad, mientras que otros, los constructivistas radicales consideran que la única realidad
que existe es el mundo mental de individuo. Los constructivistas también difieren en el grado en
que adjudican la construcción del conocimiento a las interacciones sociales con los profesores,
compañeros, padres y otros.3
La perspectiva constructivista del aprendizaje puede situarse en oposición a la instrucción del
conocimiento. En general, desde la postura constructivista, el aprendizaje puede facilitarse, pero
cada persona reconstruye su propia experiencia interna, con lo cual puede decirse que el
conocimiento no puede medirse, ya que es único en cada persona, en su propia reconstrucción
interna y subjetiva de la realidad. La construcción del conocimiento puede analizarse desde dos
vertientes: los procesos psicológicos implicados en el aprendizaje y los mecanismos de influencia
educativa que promueven, guían y orientan dicho aprendizaje.4 Por el contrario, la instrucción del
aprendizaje postula que la enseñanza o los conocimientos pueden programarse, de modo que
pueden fijarse de antemano los contenidos, el método y los objetivos en el proceso de enseñanza.
La diferencia puede parecer sutil, pero sustenta grandes implicaciones pedagógicas, biológicas,
geográficas y psicológicas. Así, esto aplicado a un contexto de aula con alumnos significa que
desde un enfoque constructivista puede crearse un espacio favorable al aprendizaje, con un clima
motivacional de cooperación, donde cada alumno reconstruye su aprendizaje con el resto del
grupo. Así, el proceso del aprendizaje prima sobre el objetivo curricular, no habría notas, sino
cooperación. Por el otro lado y también a modo de ejemplo, desde la instrucción se elegiría un
contenido a impartir y se optimizaría el aprendizaje de ese contenido mediante un método y
objetivos fijados previamente, optimizando dicho proceso. En realidad, hoy en día ambos
enfoques se mezclan, si bien la instrucción del aprendizaje toma más presencia en el sistema
educativo.
Jean Piaget
Para Jean Piaget, la inteligencia tiene dos atributos principales: la organización y la adaptación.5
El primer atributo, la organización, se refiere a que la inteligencia está formada por estructuras o
esquemas de conocimiento, cada una de las cuales conduce a conductas diferentes en situaciones
específicas. En las primeras etapas del desarrollo, un niño tiene esquemas elementales que se
traducen en conductas concretas y observables de tipo sensomotor: mamar, llevarse el dedo a la
boca, etc. En el niño en edad escolar aparecen otros esquemas cognoscitivos más abstractos que
se denominan operaciones. Estos esquemas o conocimientos más complejos se derivan de los
sensomotores por un proceso de internalización, en otras palabras, por la capacidad de establecer
relaciones entre objetos, sucesos e ideas. Los símbolos matemáticos y de la lógica representan
expresiones más elevadas de las operaciones.
Críticas al constructivismo
En los textos de Mayer, 2004; Kirchner, Sweller, y Clark, 2006, Sweller y sus colegas argumentan
que los principiantes no poseen los modelos subyacentes mentales o "esquemas" necesarios para
"aprender haciendo" (p. ej. Sweller, 1988). Es más, Mayer (2004), sugiere que cincuenta años de
datos empíricos no apoyan la utilización en la enseñanza de la técnica constructivista de
descubrimiento puro. En aquellas situaciones que requieren el descubrimiento, aboga por el uso
de descubrimiento dirigido. Mayer propone que los principiantes sean «cognoscitivamente
activos» durante el estudio y que los instructores usen «prácticas dirigidas».
También el filósofo de la ciencia Mario Bunge suscribe críticas al constructivismo desde su visión
del hilo realismo: «El constructivismo pedagógico no sólo es falso. También es perjudicial a causa
de que niega la verdad objetiva, elimina la crítica y el debate y hace prescindibles a los
docentes».7
Otros autores sostienen que no es suficiente con la percepción subjetiva de la realidad por parte
del individuo para la internalización de los conceptos, sino que es necesaria la interacción del
observador con el medio.9
Las TIC como un recurso para un aprendizaje constructivista
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han permeado en todas las esferas de la
vida cotidiana (personal y laboral), generando cambios en las dinámicas de interacción en distintos
ámbitos, entre ellos, el educativo. Para González et al (1996), las TIC son “un conjunto de procesos
y productos derivados de las nuevas herramientas, soporte de la información y canales de
comunicación, relacionados con el almacenamiento, procesamiento y transmisión digitalizados de
la información de forma rápida y en grandes cantidades”.10
Con las TIC se hace referencia a las aplicaciones de la Web 2.0 y Web 3.0. Sus características las
hacen idóneas para transformar el proceso de enseñanza-aprendizaje en escuelas y universidades.
De acuerdo a Bustos (2005) y Rama (2013), las TIC pueden generar una serie de cambios
“curriculares, pedagógicos, didácticos y evaluativos”;11 ya que ayudan a crear y ampliar
experiencias de aprendizaje que estimulan al alumno para la construcción del conocimiento con
autonomía y responsabilidad y al docente en elaboración de materiales y experiencias educativas.
Para Taylor (1980), las TIC pueden verse como fin y como medio en la educación: son un fin
cuando ofrecen conocimientos y habilidades sobre las herramientas tecnológicas que podrán
ayudar a la participación activa en una sociedad donde las TIC ya tienen un lugar; y son un medio
en la medida que apoyan las labores de enseñanza y el proceso de aprendizaje.12
Las aplicaciones más representativas como herramientas del aprendizaje constructivista son las
redes sociales, las Wikis y los blogs. Todas ellas tienen el potencial de estimular la formación de
una estructura social basados en la comunicación, valores, ideas, visiones e intercambios. Por
tanto, estas aplicaciones estimulan la interacción social y experiencias que ayudan al alumno a
crear sus propios conocimientos, es decir, a llevar un aprendizaje como proceso activo, auténtico y
real mediado por el docente.
Para que el uso de estas aplicaciones sea efectivo se debe tener en cuenta: