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Tipo de Apego

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DESARROLLO DE LA INFANCIA

Universidad Técnica Particular de Loja


Desarrollo de la Infancia
Psicología
Nancy Miño
Abril - Agosto 2022
Relacione los tipos de apego propuestos por Ainsworth con los efectos a
largo plazo del apego
Introducción.
Durante muchos años la teoría sobre el apego del hijo hacia la madre ha
sido motivo de estudio;
con el tiempo en lugar de debilitarse ha ido adquiriendo fuerza en cuanto a
investigaciones y
modificaiones que vinculan desde diferentes aristas el apego entre madre e
hijo.
Ha sido Mary Ainsworth conocida como la madre de la teoría del apego una
de las principales
estudiosas del tema, la misma que plantea al apego como la teoría más
sólida en el desarrollo
socio - emocional, investigadora excepcional en el campo de la conducta
humana.
Sus investigaciones fueron básicamente las experiencias de los niños al ser
separados de sus
madres y la reacción que esto causaba.

Sus investigaciones y estudios le permitieron establecer los siguientes tipos


de apego;
* Apego seguro: Este tipo de apego se da cuando el niño se siente seguro y
protegido, a pesar
de que su madre o su cuidador no esté a su lado. Ejemplo: cuando el niño
se queda solo en su
habitación mientras su cuidador se aleja de él durante un período de tiempo
a otra habitación.
* Apego inseguro - evitativo: el niño responde de forma negativa ante la
ausencia de su madre
o cuidador a cargo. Ejemplo: cuando mi hija estaba entre 1 a 3 años yo
debía salir a trabajar,
ella todos los días lloraba cuando debía despedirse de mí, en la actualidad
aún sentimos mucho
apego la una a la otra.
* Apego inseguro - ambivalente: este es un tipo de apego donde la
desconfianza es la que
prevalece en el niño cuando no recibe la atención sufieciente por parte de
su cuidador. Ejemplo:
cuando yo era niña no me sentía feliz cerca de mi madre porque ella era de
carácter fuerte, pero
cuando no estaba a mi lado le extrañaba, ahora 40 años después sigo
sintiendo exactamente lo
mismo.
Ainsworth con sus investiagaciones trata de crear un vínculo sano ente el
niño y su madre o cui-
dador para preservar la salud mental del niño.
Bibliogafía:
https://www.psyciencia.com/mary-ainsworth-la-madre-de-la-teoria-del-
apego/
chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://psiquiatriainfan
til.org
/numero4/Apego.pdf.

Relacione los tipos de apego propuestos por


Ainsworth con los efectos a largo plazo del
apego
La teoría del apego
La teoría del apego proporciona una explicación sobre cómo las experiencias
relacionales tempranas moldean el funcionamiento interpersonal a lo largo de la vida.
Se trata de un marco teórico que se ha considerado central en la comprensión de las
relaciones niño-cuidador durante los últimos años (Karen, 1994), y progresivamente ha
ido ganando relevancia también como marco teórico en la comprensión de los aspectos
de la personalidad, la formación de la identidad y las relaciones cercanas en la etapa
adulta (Gillath et al., 2016).
Uno de los aspectos únicos de la teoría del apego, que establece una diferencia con otras
teorías en la psicología moderna, es la asunción de que las dinámicas que aparecen
en las relaciones entre el niño y los padres también influyen en la forma en que los
adultos funcionan en sus relaciones cercanas (Gillath et al., 2016).
El grado de seguridad que el niño experimenta durante los primeros meses de vida
depende en gran medida de señales exógenas (disponibilidad y responsividad afectiva
de los cuidadores). Tras repetidas interacciones, el niño desarrolla un conjunto de
estructuras de conocimiento, o modelos operantes internos (Internal Working Models),
que representan estas interacciones y contribuyen a la regulación del sistema de apego.
BRETHERTON & MULLHOLLAND, 1999

La teoría del Apego de John Bowlby


John Bowlby (1969/1982) consideraba la relación de apego del niño con el cuidador
en la primera infancia como un elemento crítico para su supervivencia, desarrollo
físico y emocional. Por este motivo, definió el apego como un “imperativo biológico”
que se arraiga en una necesidad evolutiva. Actualmente este concepto permite explicar
la naturaleza del  vínculo emocional que, desde el nacimiento, se establece entre el
niño y sus cuidadores, así como por qué las relaciones afectivas son tan importantes en
nuestra experiencia como adultos (Bowlby 1973/1980).

John Bowlby

Attachment and Loss, Bowlby J. 1973

Según Bowlby (1969, 1973, 1980), lo que permite desarrollar nuestra manera de ser y
relacionarnos con el entorno es una necesidad biológica innata: la relación de apego. El
sistema comportamental de apego es un mecanismo evolutivo diseñado para aumentar
la probabilidad de supervivencia y éxito reproductivo. Como tal, el sistema de apego se
considera un componente de la programación genética humana (Bowlby 1969/1982).
Este conjunto de respuestas innatas de apego, instintivas ante la amenaza y la
inseguridad del entorno se demuestran en tres tipos de comportamientos:
1. Búsqueda, control e intentos de mantener la proximidad con una figura de apego, a
través de las conductas de llorar, llamar o pegarse al adulto. Se trata de un repertorio
biológicamente organizado del niño para establecer la proximidad con el cuidador y
asegurarse su protección y cuidado.
2. Uso de la figura de apego como base segura desde la que explorar ambientes y
experiencias no familiares (Ainsworth, 1963). El sistema comportamental de exploración
permite al niño sentirse libre de explorar el entorno y, cuando se encuentra temporalmente
ausente, necesita de que la figura de apego se encuentra disponible como base segura para
proporcionar protección, apoyo y recarga emocional.
3. Recurrir a una figura de apego como base segura (safe heaven) en situaciones de peligro
o de alarma. Los seres humanos, al sentirse amenazados, buscan la seguridad no en un lugar
específico, sino en la compañía de personas consideradas más fuertes o sabias (Bowlby,
1979).
Según Bowlby, el desarrollo del vínculo de apego a lo largo del primer año de vida es
un proceso gradual que pasa por cuatro etapas:
1. Fase inicial de pre-apego (1-2 meses). El niño no discrimina a quien dirige los
comportamientos de apego. La separación del cuidador primario puede no causar malestar, y
el comportamiento de búsqueda de proximidad puede dirigirse a distintas personas
disponibles.
2. Fase de instauración del apego (2-6 meses). El niño empieza a discriminar entre los
cuidadores y responde a ellos de forma diferenciada, manifestando preferencias.
3. Fase de exploración activa y búsqueda de proximidad (alrededor de los 7 meses) o fase
en que el apego completo resulta posible. El niño explora el entorno de forma más activa y
es capaz de buscar la proximidad con cuidadores específicos. En este periodo es capaz de
expresar completamente la búsqueda de proximidad y el comportamiento relacionado con la
base segura. Por esta razón se empieza a combinar la preferencia por un cuidador con la
protesta ante la separación de este.
4. Fase de  la «relación corregida por los objetivos» (goal-corrected partnership), alrededor
de los 3 años. En esta fase el vínculo de apego se consolida según un mayor nivel de
sofisticación cognitiva del niño, negociando la proximidad a nivel psicológico o simbólico
en lugar de solo físicamente.
Aunque inicialmente en su teoría John Bowlby consideraba la proximidad física en sí se
como la meta principal del apego, esta visión ha evolucionado y se ha refinado con el
paso de los años. Actualmente se considera que el objetivo del comportamiento de
apego del niño no se reduce a la búsqueda de protección ante un peligro presente,
sino también a asegurarse de la disponibilidad del cuidador.
Hablando de que el objetivo del comportamiento de apego es el de que el niño se
asegure de la disponibilidad del cuidador, John Bowlby incorporó a su teoría una
dimensión interna al niño del apego: su valoración acerca de la disponibilidad
afectiva percibida en el cuidador, que depende de su experiencia previa en relación
con la disponibilidad percibida en el pasado (Bowlby, 1973).
En esta misma línea, Sroufe y Waters (1977) indicaron que la meta principal del sistema
de apego es la percepción de seguridad (felt security), un estado subjetivo que no
depende únicamente del comportamiento del cuidador, sino también de la experiencia
interna del niño, incluyendo su propio estado de ánimo y condición física.
Las experiencias tempranas de relación entre niño y la figura de apego confluyen
en los Modelos Operantes Internos del adulto (Internal Working Model – IWM). Un
Modelo Operante Interno (IWM) es un guión experiencial inconsciente, constituido por
pensamientos y expectativas de la persona que influye en su forma de relacionarse a lo
largo de todo el ciclo vital. Estos pensamientos y expectativas proporcionan al individuo
un conjunto de reglas sobre la direccionalidad del afecto (unidireccional o
bidireccional), así como modelos de creencias y comportamientos en las interacciones
sociales (Bretherton & Munholland, 1999).
Dada la necesidad biológica de apegarse, el niño debe adaptarse al cuidador, excluyendo
de forma defensiva cualquier comportamiento que pueda interrumpir el vínculo de
apego. Si por ejemplo un niño ha sido amado y cuidado por sus padres (o
cuidadores), internalizará este tipo de expectativas y, cuando sea adulto, será sociable y
buscará nuevas relaciones de aceptación y amor. Si un niño ha experimentado el no ser
querido o cuidado por las figuras de referencia, internalizará la expectativa de que
probablemente nadie lo querrá.
Algunos puntos clave de la teoría del apego según las palabras de Bowlby (1973,
p.235) :
  “Cuando una persona está segura de que su figura de apego estará disponible para él
cuando lo desee, estará mucho menos dispuesto a experimentar miedo intenso o crónico que
una persona que, por cualquier razón, no tiene la misma seguridad”.
 “Esta seguridad sobre la disponibilidad de las figuras de apego, o la falta de ella, se
construye progresivamente a lo largo del desarrollo (infancia y adolescencia). Las
expectativas que se desarrollan durante este periodo tienden a mantenerse relativamente
estables a lo largo del ciclo vital”.
 “Las distintas expectativas acerca de la disponibilidad y sensibilidad de las figuras de
apego son un reflejo bastante preciso de la experiencia de la persona”.
Bowlby (1973) consideró que los Modelos Operantes Internos (IWM) que se derivan
de este vínculo influyen en los patrones comportamentales de la persona, son
componentes centrales de la personalidad y tienden a mantenerse relativamente estables
a lo largo de la vida. Esta continuidad se debe principalmente a la persistencia de los
modelos mentales acerca de uno mismo y del entorno, que se desarrollan en un contexto
familiar estable (Bowlby, 1973).
Por un lado, y a pesar de su orientacion psicodinámica, Bowlby rechazó la concepción
kleiniana de que las relaciones objetales internalizadas y las fantasías surgen del interior
del niño, en lugar de emerger (como el defendia) de las interacciones del niño con otras
personas. Por otro lado, Bowlby se vio influenciado por el modelo cognitivo de Jean
Piaget que subrayaba que las acciones del niño hacia los objetos tienen como resultado
el conocimiento tanto del mundo físico como del impacto del niño en el mismo,
conocimiento que se registra internamente en forma de esquemas. En la misma línea,
Bowlby indicó que las acciones repetidas de los niños con los cuidadores tiene como
consecuencia el conocimiento del mundo interpersonal, que se registra internamente en
forma de Modelo Operante Interno (Wallin, 2007).

Desde la infancia temprana, el Modelo Operante del apego (IWM) permite al niño y,
sucesivamente al adulto, reconocer patrones de interacción con el cuidador que se han
producido de manera repetida, y de esta manera “saber” cual será la siguiente acción del
cuidador. Dado que el modelo operativo influye tanto en las expectativas como en el
comportamiento que surge de estos, puede moldear las interacciones con otras personas,
así como también ser modificado por estas (Wallin, 2007).

Los modelos mas funcionales (o seguros) de apego se consideran realmente modelos


“operativos”: tienen una cualidad provisional que permite la modificación según la
nueva experiencia. Por el contrario, los modelos inseguros de apego, tienden a ser mas
rígidos y, por ello, se encuentran más limitados para encajar la nueva experiencia con
las anteriores expectativas.
A pesar de que las relaciones tempranas con los cuidadores son la base experiencial
sobre la que se generan estos modelos, el mismo Bowlby asumía que las
representaciones del apego asociadas a un específico Modelo Operante Interno
(IWM) pueden redefinirse en función de las experiencias y los cambios en el
ambiente de cuidado (Bowlby, 1969).
Mary Ainsworth: La Strange Situation y la
comunicación en la relación de apego
Siguiendo el paradigma teórico de Bowlby, Mary Ainsworth (1969, 1978) subrayó
que el sistema de apego (innato y biológicamente dirigido) es modificable, y que las
diferencias cualitativas en el comportamiento de apego en los niños pueden verse
influidas por el comportamiento de los cuidadores (Grossman, 1995).

Infancy in Uganda: Infant Care and the Growth of


Love, Aisworth M. 1967
Mary Ainsworth

Este descubrimiento condujo a la clasificacion de los estilos de apego en la infancia y


adultez, que se considera un aspecto central de la aportación de la teoría del apego a la
psicoterapia. Además, Ainsworth contribuyó a la definición del concepto de “base
segura” y jugó un papel central en la evolución del concepto de apego mas allá de la
proximidad, incluyendo la influencia de las expectativas del niño sobre el cuidador.
Ainsworth identificó, de manera preliminar, el tipo de interacciones padres-hijo que
tenían mayor probabilidad de generar un estilo de apego seguro, asi como también los
distintos tipos de apego inseguro. La clave de esta diferencia se encontraba en
los patrones de comunicación entre el niño y el cuidador (Wallin, 2007).
En las díadas seguras, el niño expresa claramente su necesidad de consuelo tras la
separación, su alivio tras ser consolado cuando se reúne con la madre, y el estar
preparado para continuar con el juego. Las madres observadas en sus estudios podían
leer las claves no verbales de sus hijos de forma cuidadosa, respondiendo de manera
acorde a la necesidad del niño. Esta secuencia refleja una comunicación coordinada, que
se ha descrito como colaborativa o contingente.
En las díadas inseguras, los niños fracasaban en expresar su malestar, que se revelaba
solo indirectamente a través de su elevada tasa cardiaca y niveles de cortisol. Cuando se
reunían con las madre también fallaban en la expresión de su necesidad de consuelo.
Los niños evitativos inhibían la comunicación que invitaba a la conexión. Casi el caso
contrario se producía en los niños ambivalentes, que parecían amplificar las expresiones
de apego. Estos niños transmitían su preocupación por la disponibilidad de la madre, su
malestar por la separación era extremadamente severo, y su alivio al reunirse con la
madre era poco significativo. La comunicación de las necesidades de apego en los niños
con apego ambivalente parecía mantenerse en un nivel elevado a pesar de los esfuerzos
maternos (Ainsworth, 1969; Main, 1990, 1995; Slade, 1999).
Durante su investigación a través del procedimiento de la Strange Situation, observó
diferencias en los comportamientos de los niños: mientras la mayoría se encontraban
inequívocamente apegados a sus madres, una minoría no lograba ser consolado por sus
madres y fracasaban en la exploración, mientras que otros no demostraba evidencia de
apego en ningún sentido.
Ainsworth teorizó que estas variaciones inesperadas reflejaban diferencias en el cuidado
que los niños habían experimentado, haciendo mayor hincapié en la calidad más que en
la cantidad de cuidados recibidos por los niños. De esta manera, concluyó que la
sensibilidad de las madres a las señales del niño era de gran importancia en el
establecimiento de un estilo de apego determinado. Finalmente, confirmó la idea de
Bowlby de que el desarrollo sano se basa en que ambas partes disfruten de la
relación de apego.
En línea con esta teoría, Ainsworth y colaboradores (1978) definieron tres estilos de
apego o modalidades de interacción con los demás basadas en las expectativas del niño
acerca de la disponibilidad afectiva de sus cuidadores: estilo de apego seguro, estilo
ansioso/ambivalente, estilo evitativo. Posteriormente, Main y Solomon (1990)
añadieron un cuarto estilo: el apego desorganizado.
Acceso equilibrado a impulsos de exploración cuando los niños se sienten seguros y a buscar pr
la conexión con el cuidador cuando hay alguna dificultad. Las respuestas a la reunión con la ma
más que la separación, revela más acerca de la seguridad o inseguridad del apego en la díada cu
Los niños seguros, tras haber experimentado malestar por la separación, se demostran seguros c
inmediatamente cuando reconectan con la madre, y rápidamente vuelven al juego. Este tipo de f
resiliencia parece derivarse de las interacciones con una madre sensible, con un adecuado nivel
Apego seguro responsividad (responsiveness) a las señales y comunicaciones del niño.

El niño no abandona la exploración y no parece afectado por la separación y retorno de la madre


falta de malestar puede ser malinterpretada como calma. La indiferencia superficial del niño evi
como la posible ausencia de comportamiento de apego, puede reflejar una acomodación defensi
al desapego que Bowlby había observado en niños de 2 y 3 años que habían sufrido separacione
los padres. Ainsworth indicó que las madres de los niños evitativos habían rechazado activamen
intentos de conexión (Ainsworth et al., 1978), mientras que otros observadores observarían post
que estas madres se aislaban cuando sus hijos parecían tristes (Grossman & Grossmann, 1991).
Apego inseguro inhibición de la expresión emocional, la aversión al contacto físico y a la búsqueda cuando se pr
evitativo signos del tipo de maternidad que produce niños evitativos (Main & Weston, 1982).

Ainsworth identificó dos tipos estilos dentro de la categoría de apego ambivalente: los niños que
muestran enfadados y los que se muestran pasivos. En ambos casos, los niños se manifiestan d
preocupados por el paradero de la madre como para explorar libremente y ambos reaccionan a s
estrés intenso. Según las observaciones de Ainsworth, los bebés ambivalentes son hijos de madr
impredecibles o disponibles solo ocasionalmente y, aunque las madres no rechazan verbal ni fís
los niños, su responsividad a las señales del niño se considera menos sensible. Las madres de be
ambivalentes paren desalentar la autonomía de los niños de forma sutil o no sutil.
– En el rencuentro, los niños considerados enfadados oscilan entre aperturas activas para la co
la madre y expresiones de rechazo.
– Por otro lado, los niños considerados pasivos parecen capaces sólo de acercamientos débiles
Apego inseguro de consuelo, como si estuvieran demasiado abrumados para acercarse directamente a la madre.
ambivalente presencia, estos niños buscan a una madre que no se encuentra allí.
Descripción de los estilos de apego Ainsworth et al., 1978 (Adaptado de Gillah et al.,
2016; Wallin, 2007)

Sucesivamente a Mary Ainsworth, Main & Solomon (1990) encontraron que algunos
niños presentaban respuestas inexplicables, contradictorias o extrañas en presencia de
los padres, e introdujeron una nueva categoría en la clasificación inicial el apego
inseguro: el estilo desorganizado. Según los mismos autores el apego desorganizado
probablemente no fue detectado hasta ese momento debido a que este tipo de
comportamientos (que a menudo no duraban mas de 10 o 30 segundos) solo se
consideraban en el contexto del comportamiento del niño como un todo en la Strange
Situation (Main y Solomon, 1990). Por esta misma razón, muchos de los niños
considerados desorganizados fueron considerados con una clasificacion alternativa de
su conducta general en la Strange Situation, como seguros, evitativos o ambivalentes.
Main hipotetiza que el apego desorganizado aparece cuando la figura de apego se
experimenta simultáneamente como base segura y como fuente de peligro, cuando
el niño (preprogramado para dirigirse al cuidador en momentos de peligro) vivencia
impulsos contradictorios de aproximación y evitación.
Intentando comprender su hallazgo, Main propuso que la desorganizacion en el niño es
el resultado no solo de las interacciones con los padres cuyo abuso o maltrato es
evidentemente atemorizante, sino también en interacciones en las que el niño percibe al
padre como asustado. El apego desorganizado puede aparecer en las interacciones del
niño con cuidadores que son atemorizantes, están asustados o disociados.

Los niños con este estilo de apego son capaces de representarse la figura de apego cuando ést
físicamente disponible. Esperan su regreso y, mientras tanto, exploran el ambiente e intentan
Apego seguro con el entorno.

Los niños con este estilo de apego se muestran imperturbables cuando la figura de apego no e
Apego inseguro físicamente presente. Esperan su regreso y, cuando ésta regrese, no le prestan mucha atención
evitativo manteniéndola a distancia.

Los niños con este estilo de apego presentan una ansiedad muy fuerte cuando la figura de ape
Apego inseguro físicamente presente. Esperan su regreso llorando y protestando y, cuando ésta regresa, no se
ambivalente facilidad.

Los niños con este estilo de apego se muestran asustados, confusos, apáticos, desorganizados
rechazan al cuidador, no saben manejar la angustia ante la separación cuando la figura de ape
presente. Cuando ésta regresa, el estado de desorganización perdura hasta derivar en hiperexc
Apego inseguro Todo ello se relaciona con experiencias relacionales tempranas muy dolorosas y caóticas. No
desorganizado organizarze para responder de una forma regular y característica en la relación con sus cuidad

Descripción de los estilos de apego adaptado de Ainsworth (1978), Main y Solomon


(1986)

Mary Main: representaciones mentales del Apego y


Adult Attachment Interview
La contribución más relevante de Mary Main, la Adult Attachment Interview (AAI),
permitió a los investigadores empezar a explorar el mundo interno del apego en la
adolescencia y en la etapa adulta así como también comprender la forma en que los
estilos de apego parentales pueden influir en el estilo de relación (o de apego) de los
hijos.
Las investigaciones de Main con niños de 6 años y sus padres, desplazó el foco de la
investigación desde el mundo relacional externo al mundo interno o de las
representaciones mentales. Su investigación se diseñó para comprender las relaciones
objetales internalizadas que se pueden resumr en la historia de apego de la persona en
una compleja red de recuerdos, emociones y creencias que, a su vez, influyen en el
comportamiento de apego presente y futuro (Wallin, 2007).

Mary Main

La AAI consiste en una serie de preguntas que dirigen explícitamente la atención a


recuerdos relacionados con el apego. Tras solicitar una descripción general de la
relación en la infancia con ambos progenitores, los entrevistados son invitados a
seleccionar cinco adjhetivos o frases para describir su relación temprana con cada uno
de los padres, y posteriormente, a apoyar estas descripciones con ejemplos.

Según Main, los modelos operantes internos (IWM) del apego pueden ser
registrados a partir de patrones característicos de tipo narrativo, discursivo y
comportamental. A partir de esta idea, diseñó una entrevista clínica semi-estructurada,
denominada Adult Attachment Interview (AAI), en la que solicitaba a los padres de su
estudio que recordaran y reflexionaran sobre la historia de sus relaciones con sus
propios padres, incluyendo experiencias de pérdida, rechazo y separación (Slade, 2000;
Goerge, Kaplan & Main, 1984, 1985, 1996).
Considerando que el lenguaje puede transmitir más de lo que revela, y que las
representaciones internas son en su mayoría insconscientes y por ello no verbalizables,
Main concentró su atención en la forma en que los padres de su estudio utilizaban las
palabras, más que en el contenido concreto. La investigación longitudinal de Main
proporcionó dos descubrimientos principales que tuvieron como consecuencia el
paso de la investigación del apego centrada en el comportamiento a la
investigación centrada en la representación.
1. Encontró una correlación entre el comportamiento del niño en la Strange Situation a los 12
meses y la estructura de sus representaciones mentales cinco años después.
2. Encontró una correlación intergeneracional entre el comportamiento del niño en la Strange
Situation y la actitud de los padres en relación con el apego.
Según Main, diferentes patrones de interacción madre hijo pueden conducir al
desarrollo no solo de distintos comportamientos, sino también de distintos procesos
representacionales, por ello, los modelos operantes internos de apego se basan en las
interacciones tempranas (Main, 2000).

Además los modelos operantes (IWM) de los padres ejercen una influencia en la


calidad de las interacciones tempranas y, a su vez, moldean los modelos operantes
del niño. Main encontró una correlación significativa entre la seguridad del apego de
los niños y el “estado mental con respecto al apego” de sus padres. De manera más
especifica, las clasificaciones en la Strange Situation predijeron los resultados en la AAI
y, de la misma manera, esta correlación también se producía de manera inversa (Main et
al., 1985). Sorprendentemente, las predicciones a través de la AAI pueden ser realizadas
cuando se administra la entrevista a los padres antes del nacimiento del niño (van
IJzendoorn, 1995).
Los estudios de Main revelaron importantes diferencias entre las transcripciones de la
AAI de padres con hijos con un estilo de apego seguro y las de los padres con hijos con
un estilo de apego inseguro (Main et al., 1985; Main, 1991, 1995, 2000; Siegel, 1999).

En el Adult Attachment Interview (AAI), los padres con hijos con un estilo de apego
seguro se muestran capaces de implicarse de forma cooperativa con el entrevistador,
demuestran mayor facilidad en la recuperación, atención y objetividad en la exploracion
de sus historias de apego.
En el Adult Attachment Interview (AAI), los `padres con hijos con un estilo de apego
inseguro manifiestan un patrón general de dificultad en el mantenimiento de un
discurso coherente y colaborativo. Se pueden distinguir tres patrones particulares de
incoherencia y falta de colaboración que se corresponden a los patrones de inseguridad
observados en la Strange Situation con los hijos:
1. Evitativo: los padres fueron considerados “rechazantes” (dismissing) dado que tendían a
minimizar el valor e influencia del apego, e insistir en su falta de recuerdo de experiencias
relacionadas con el apego;
2. Ambivalente: padres descritos como “preocupados” dado que parecían exprimentar el apego
como intrusivo en su momento presente;
3. Desorganizado: padres intermitentemente desorganizados o desorientados en la exposición
de experiencias pasadas, caracterizados como “no resueltos o desorganizados” .
Referencias
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Tipos de Apego y sus implicaciones psicológicas
La personalidad, el modo de actuar y relacionarse, el modo de gestionar y
expresar las emociones e incluso la futura elección de pareja, están
íntimamente relacionados con el tipo de apego que se ha desarrollado en la
infancia entre los padres y el infante.

A continuación, mostraremos qué es el apego, qué tipos hay según la teoría


de John Bowlby, qué implicaciones tienen en la vida posterior de la
persona, cuáles son los comportamientos de cada estilo de apego y cómo
influyen en las relaciones íntimas.

¿Qué es el apego?

El apego es un vínculo afectivo que se establece desde los primeros


momentos de vida entre la madre y el recién nacido o la persona encargada
de su cuidado. Su función es asegurar el cuidado, el desarrollo psicológico y la
formación de la personalidad.

El establecimiento del apego desde la infancia más temprana se relaciona


principalmente con dos sistemas: el sistema exploratorio, el cual permite al
bebé contactar con el ambiente físico a través de los sentidos; y el sistema
afiliativo, mediante el cual los bebes contactan con otras personas.

Según López (2009), el apego se compone de tres componentes: la


construcción mental que permite establecer la relación de pertenencia e
incondicionalidad, la unión afectiva que proporciona sentimientos de alegría y
bienestar, y el sistema de conductas de apego focalizado en mantener un
contacto privilegiado.

¿Cómo se establece el apego?

En el transcurso del primer año, se establece un vínculo de apego con la


persona con quien tiene más contacto y aparece el miedo ante los
desconocidos.
El apego es el encargado de proporcionar seguridad al niño en
situaciones de amenaza. El apego seguro permite al pequeño explorar,
conocer el mundo y relacionarse con otros; bajo la tranquilidad de sentir que la
persona con quien se ha vinculado va a estar allí para protegerlo. Cuando esto
no ocurre, los miedos e inseguridades influyen en el modo de interpretar el
mundo y de relacionarse.

La teoría de John Bowlby

John Bowlby (1907-1990), psiquiatra y psicoanalista infantil. Se dedicó a


estudiar los efectos de la relación entre el cuidador principal y el menor, en la
salud mental de los menores y en su vida adulta.

Para ello, Bowlby retoma los trabajos de la psicóloga estadounidense Mary


Ainsworth, con la que había trabajado. Ainsworth observó distintas
interacciones entre madres e hijos bajo un procedimiento estandarizado que se
conoce como la Situación Extraña.

Bowlby después de realizar estudios con niños institucionalizados por robo, y


con niños que habían sido separados de sus madres a edades tempranas.
Bowlby concluyó que la capacidad de resiliencia de los menores estaba
influenciada por el vínculo formado en los primeros años de vida. En este
sentido, el tipo de relación que se establece entre el bebé de pocos meses y su
cuidador es determinante en la conducta y desarrollo emocional posterior. El
estilo de apego establecido durante la infancia puede ser visible en los
miedos o inseguridades del adulto, y en la manera de afrontarlos.

Los 4 tipos de apego

A continuación, veremos en qué consiste cada uno de los tipos de apego


propuestos por Bowlby, así como algunas manifestaciones en niños y adultos.

1. Apego seguro

Este tipo de apego está caracterizado por la incondicionalidad: el niño sabe


que su cuidador no va a fallarle. Se siente querido, aceptado y valorado. De
acuerdo con Bowlby, este tipo de apego depende en gran medida de la
constancia del cuidador en proporcionar cuidados y seguridad. Debe tratarse
de una persona atenta y preocupada por comunicarse con el recién nacido, no
sólo interesada en cubrir las necesidades de limpieza y alimentación del bebé.
Desde luego, el inconveniente es que esto supone una entrega casi total de
parte del cuidador o cuidadora, lo cual puede resultar complicado para algunas
personas.

Los niños con apego seguro manifiestan comportamientos activos, interactúan


de manera confiada con el entorno y hay una sintonía emocional entre el niño y
la figura vincular de apego.
No les supone un esfuerzo unirse íntimamente a las personas y no les provoca
miedo el abandono. Es decir, pueden llevar a una vida adulta independiente,
sin prescindir de sus relaciones interpersonales y los vínculos afectivos.

2. Apego ansioso y ambivalente

En psicología, “ambivalente” significa expresar emociones o sentimientos


contrapuestos, lo cual, frecuentemente genera angustia.  Por eso, en el caso
de un apego ansioso-ambivalente el niño no confía en sus cuidadores y
tiene una sensación constante de inseguridad, de que a veces sus
cuidadores están y otras veces no están, lo constante en los cuidadores es
la inconsistencia en las conductas de cuidado y seguridad.

Las emociones más frecuentes en este tipo de apego, son el miedo y la


angustia exacerbada ante las separaciones, así como una dificultad para
calmarse cuando el cuidador vuelve. Los menores necesitan la aprobación de
los cuidadores y vigilan de manera permanente que no les abandonen.
Exploran el ambiente de manera poco relajada y procurando no alejarse
demasiado de la figura de apego.

De adultos, el apego ansioso-ambivalente provoca, una sensación de temor a


que su pareja no les ame o no les desee realmente. Les resulta difícil
interaccionar de la manera que les gustaría con las personas, ya que esperan
recibir más intimidad o vinculación de la que proporcionan. Un ejemplo de este
tipo de apego en los adultos es la dependencia emocional.

3. Apego evitativo

Los niños con un apego de tipo evitativo han asumido que no pueden contar
con sus cuidadores, lo cual les provoca sufrimiento. Se conoce como
“evitativo” porque los bebés presentan distintas conductas de distanciamiento.
Por ejemplo, no lloran cuando se separan de cuidador, se interesan sólo en sus
juguetes y evitan contacto cercano.

Lo constante han sido conductas de sus cuidadores que no han generado


suficiente seguridad, el menor desarrolla una autosuficiencia compulsiva con
preferencia por la distancia emocional.

La despreocupación por la separación puede confundirse con seguridad, en


distintos estudios se ha mostrado que en realidad estos niños presentan signos
fisiológicos asociados al estrés, cuya activación perdura por más tiempo que
los niños con un apego seguro. Estos menores viven sintiéndose poco queridos
y valorados; muchas veces no expresan ni entienden las emociones de los
demás y por lo mismo evitan las relaciones de intimidad.

En la edad adulta, se producen sentimientos de rechazo de la intimidad


con otros y de dificultades de relación. Por ejemplo, las parejas de estas
personas echan en falta más intimidad en la interacción.
4. Apego desorganizado

Es una mezcla entre el apego ansioso y el evitativo en que el niño presenta


comportamientos contradictorios e inadecuados. Hay quienes lo traducen en
una carencia total de apego.

Lo constante en los cuidadores han sido conductas negligentes o


inseguras. Se trata del extremo contrario al apego seguro. Casos de abandono
temprano, cuya consecuencia en el niño es la pérdida de confianza en su
cuidador o figura vincular, e incluso puede sentir constantemente miedo hacia
ésta.

Los menores tienen tendencia a conductas explosivas, destrucción de juguetes,


reacciones impulsivas, así como grandes dificultades para entenderse con sus
cuidadores y con otras personas.

Evitan la intimidad, no han encontrado una forma de gestionar las emociones


que esto les provoca, por lo que se genera un desbordamiento emocional de
carácter negativo que impide la expresión de las emociones positivas.

De adultos suelen ser personas con alta carga de frustración e ira, no se


sienten queridas y parece que rechacen las relaciones, si bien en el fondo
son su mayor anhelo. En otros casos, este tipo de apego en adultos puede
encontrarse en el fondo de las relaciones conflictivas constantes.

¿Se puede cambiar el estilo de apego?

Sí, el apego no es inmutable ni se mantiene en la misma medida en todas las


personas a medida que el desarrollo progresa. Además, el comportamiento de
todo individuo en una relación se ve mediado por la conducta del otro. Las
relaciones de amistad, laborales y de pareja también influyen en el tipo de
apego y el rol que se mantienen con las nuevas figuras de apego.

Todo esto es necesario interpretarlo desde un prisma integrador; lo cual implica


que todas las interrelaciones que se producen desde el nacimiento hasta la
edad adulta marcan el comportamiento del momento actual. Una persona con
un estilo de apego inseguro en la infancia puede “aprender” de a las conductas
de apego seguro que le proporcionan su pareja u otras personas queridas,
como puede ser un grupo de amigos íntimos psicológicamente saludables. En
todo caso, lo importante es desarrollar las estrategias convenientes para
generar seguridad, con los recursos que tengamos disponibles.

Actualmente existen múltiples factores psicosociales que tienen


consecuencias importantes en la formación de vínculos primarios. Por
ejemplo, la falta de conciliación laboral donde los cuidadores (madres/padres)
trabajadores se ven obligados a dejar a sus pequeños con otras personas, así
como la ausencia de esas otras personas para ayudar con el cuidado de los
hijos o de servicios sociales que compensen. Esto deja ver que la tarea de
formar estilos de apegos seguros compete a distintos actores, no sólo a
las madres, los padres o las figuras vinculares cercanas.

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