Tipo de Apego
Tipo de Apego
Tipo de Apego
John Bowlby
Según Bowlby (1969, 1973, 1980), lo que permite desarrollar nuestra manera de ser y
relacionarnos con el entorno es una necesidad biológica innata: la relación de apego. El
sistema comportamental de apego es un mecanismo evolutivo diseñado para aumentar
la probabilidad de supervivencia y éxito reproductivo. Como tal, el sistema de apego se
considera un componente de la programación genética humana (Bowlby 1969/1982).
Este conjunto de respuestas innatas de apego, instintivas ante la amenaza y la
inseguridad del entorno se demuestran en tres tipos de comportamientos:
1. Búsqueda, control e intentos de mantener la proximidad con una figura de apego, a
través de las conductas de llorar, llamar o pegarse al adulto. Se trata de un repertorio
biológicamente organizado del niño para establecer la proximidad con el cuidador y
asegurarse su protección y cuidado.
2. Uso de la figura de apego como base segura desde la que explorar ambientes y
experiencias no familiares (Ainsworth, 1963). El sistema comportamental de exploración
permite al niño sentirse libre de explorar el entorno y, cuando se encuentra temporalmente
ausente, necesita de que la figura de apego se encuentra disponible como base segura para
proporcionar protección, apoyo y recarga emocional.
3. Recurrir a una figura de apego como base segura (safe heaven) en situaciones de peligro
o de alarma. Los seres humanos, al sentirse amenazados, buscan la seguridad no en un lugar
específico, sino en la compañía de personas consideradas más fuertes o sabias (Bowlby,
1979).
Según Bowlby, el desarrollo del vínculo de apego a lo largo del primer año de vida es
un proceso gradual que pasa por cuatro etapas:
1. Fase inicial de pre-apego (1-2 meses). El niño no discrimina a quien dirige los
comportamientos de apego. La separación del cuidador primario puede no causar malestar, y
el comportamiento de búsqueda de proximidad puede dirigirse a distintas personas
disponibles.
2. Fase de instauración del apego (2-6 meses). El niño empieza a discriminar entre los
cuidadores y responde a ellos de forma diferenciada, manifestando preferencias.
3. Fase de exploración activa y búsqueda de proximidad (alrededor de los 7 meses) o fase
en que el apego completo resulta posible. El niño explora el entorno de forma más activa y
es capaz de buscar la proximidad con cuidadores específicos. En este periodo es capaz de
expresar completamente la búsqueda de proximidad y el comportamiento relacionado con la
base segura. Por esta razón se empieza a combinar la preferencia por un cuidador con la
protesta ante la separación de este.
4. Fase de la «relación corregida por los objetivos» (goal-corrected partnership), alrededor
de los 3 años. En esta fase el vínculo de apego se consolida según un mayor nivel de
sofisticación cognitiva del niño, negociando la proximidad a nivel psicológico o simbólico
en lugar de solo físicamente.
Aunque inicialmente en su teoría John Bowlby consideraba la proximidad física en sí se
como la meta principal del apego, esta visión ha evolucionado y se ha refinado con el
paso de los años. Actualmente se considera que el objetivo del comportamiento de
apego del niño no se reduce a la búsqueda de protección ante un peligro presente,
sino también a asegurarse de la disponibilidad del cuidador.
Hablando de que el objetivo del comportamiento de apego es el de que el niño se
asegure de la disponibilidad del cuidador, John Bowlby incorporó a su teoría una
dimensión interna al niño del apego: su valoración acerca de la disponibilidad
afectiva percibida en el cuidador, que depende de su experiencia previa en relación
con la disponibilidad percibida en el pasado (Bowlby, 1973).
En esta misma línea, Sroufe y Waters (1977) indicaron que la meta principal del sistema
de apego es la percepción de seguridad (felt security), un estado subjetivo que no
depende únicamente del comportamiento del cuidador, sino también de la experiencia
interna del niño, incluyendo su propio estado de ánimo y condición física.
Las experiencias tempranas de relación entre niño y la figura de apego confluyen
en los Modelos Operantes Internos del adulto (Internal Working Model – IWM). Un
Modelo Operante Interno (IWM) es un guión experiencial inconsciente, constituido por
pensamientos y expectativas de la persona que influye en su forma de relacionarse a lo
largo de todo el ciclo vital. Estos pensamientos y expectativas proporcionan al individuo
un conjunto de reglas sobre la direccionalidad del afecto (unidireccional o
bidireccional), así como modelos de creencias y comportamientos en las interacciones
sociales (Bretherton & Munholland, 1999).
Dada la necesidad biológica de apegarse, el niño debe adaptarse al cuidador, excluyendo
de forma defensiva cualquier comportamiento que pueda interrumpir el vínculo de
apego. Si por ejemplo un niño ha sido amado y cuidado por sus padres (o
cuidadores), internalizará este tipo de expectativas y, cuando sea adulto, será sociable y
buscará nuevas relaciones de aceptación y amor. Si un niño ha experimentado el no ser
querido o cuidado por las figuras de referencia, internalizará la expectativa de que
probablemente nadie lo querrá.
Algunos puntos clave de la teoría del apego según las palabras de Bowlby (1973,
p.235) :
“Cuando una persona está segura de que su figura de apego estará disponible para él
cuando lo desee, estará mucho menos dispuesto a experimentar miedo intenso o crónico que
una persona que, por cualquier razón, no tiene la misma seguridad”.
“Esta seguridad sobre la disponibilidad de las figuras de apego, o la falta de ella, se
construye progresivamente a lo largo del desarrollo (infancia y adolescencia). Las
expectativas que se desarrollan durante este periodo tienden a mantenerse relativamente
estables a lo largo del ciclo vital”.
“Las distintas expectativas acerca de la disponibilidad y sensibilidad de las figuras de
apego son un reflejo bastante preciso de la experiencia de la persona”.
Bowlby (1973) consideró que los Modelos Operantes Internos (IWM) que se derivan
de este vínculo influyen en los patrones comportamentales de la persona, son
componentes centrales de la personalidad y tienden a mantenerse relativamente estables
a lo largo de la vida. Esta continuidad se debe principalmente a la persistencia de los
modelos mentales acerca de uno mismo y del entorno, que se desarrollan en un contexto
familiar estable (Bowlby, 1973).
Por un lado, y a pesar de su orientacion psicodinámica, Bowlby rechazó la concepción
kleiniana de que las relaciones objetales internalizadas y las fantasías surgen del interior
del niño, en lugar de emerger (como el defendia) de las interacciones del niño con otras
personas. Por otro lado, Bowlby se vio influenciado por el modelo cognitivo de Jean
Piaget que subrayaba que las acciones del niño hacia los objetos tienen como resultado
el conocimiento tanto del mundo físico como del impacto del niño en el mismo,
conocimiento que se registra internamente en forma de esquemas. En la misma línea,
Bowlby indicó que las acciones repetidas de los niños con los cuidadores tiene como
consecuencia el conocimiento del mundo interpersonal, que se registra internamente en
forma de Modelo Operante Interno (Wallin, 2007).
Desde la infancia temprana, el Modelo Operante del apego (IWM) permite al niño y,
sucesivamente al adulto, reconocer patrones de interacción con el cuidador que se han
producido de manera repetida, y de esta manera “saber” cual será la siguiente acción del
cuidador. Dado que el modelo operativo influye tanto en las expectativas como en el
comportamiento que surge de estos, puede moldear las interacciones con otras personas,
así como también ser modificado por estas (Wallin, 2007).
Ainsworth identificó dos tipos estilos dentro de la categoría de apego ambivalente: los niños que
muestran enfadados y los que se muestran pasivos. En ambos casos, los niños se manifiestan d
preocupados por el paradero de la madre como para explorar libremente y ambos reaccionan a s
estrés intenso. Según las observaciones de Ainsworth, los bebés ambivalentes son hijos de madr
impredecibles o disponibles solo ocasionalmente y, aunque las madres no rechazan verbal ni fís
los niños, su responsividad a las señales del niño se considera menos sensible. Las madres de be
ambivalentes paren desalentar la autonomía de los niños de forma sutil o no sutil.
– En el rencuentro, los niños considerados enfadados oscilan entre aperturas activas para la co
la madre y expresiones de rechazo.
– Por otro lado, los niños considerados pasivos parecen capaces sólo de acercamientos débiles
Apego inseguro de consuelo, como si estuvieran demasiado abrumados para acercarse directamente a la madre.
ambivalente presencia, estos niños buscan a una madre que no se encuentra allí.
Descripción de los estilos de apego Ainsworth et al., 1978 (Adaptado de Gillah et al.,
2016; Wallin, 2007)
Sucesivamente a Mary Ainsworth, Main & Solomon (1990) encontraron que algunos
niños presentaban respuestas inexplicables, contradictorias o extrañas en presencia de
los padres, e introdujeron una nueva categoría en la clasificación inicial el apego
inseguro: el estilo desorganizado. Según los mismos autores el apego desorganizado
probablemente no fue detectado hasta ese momento debido a que este tipo de
comportamientos (que a menudo no duraban mas de 10 o 30 segundos) solo se
consideraban en el contexto del comportamiento del niño como un todo en la Strange
Situation (Main y Solomon, 1990). Por esta misma razón, muchos de los niños
considerados desorganizados fueron considerados con una clasificacion alternativa de
su conducta general en la Strange Situation, como seguros, evitativos o ambivalentes.
Main hipotetiza que el apego desorganizado aparece cuando la figura de apego se
experimenta simultáneamente como base segura y como fuente de peligro, cuando
el niño (preprogramado para dirigirse al cuidador en momentos de peligro) vivencia
impulsos contradictorios de aproximación y evitación.
Intentando comprender su hallazgo, Main propuso que la desorganizacion en el niño es
el resultado no solo de las interacciones con los padres cuyo abuso o maltrato es
evidentemente atemorizante, sino también en interacciones en las que el niño percibe al
padre como asustado. El apego desorganizado puede aparecer en las interacciones del
niño con cuidadores que son atemorizantes, están asustados o disociados.
Los niños con este estilo de apego son capaces de representarse la figura de apego cuando ést
físicamente disponible. Esperan su regreso y, mientras tanto, exploran el ambiente e intentan
Apego seguro con el entorno.
Los niños con este estilo de apego se muestran imperturbables cuando la figura de apego no e
Apego inseguro físicamente presente. Esperan su regreso y, cuando ésta regrese, no le prestan mucha atención
evitativo manteniéndola a distancia.
Los niños con este estilo de apego presentan una ansiedad muy fuerte cuando la figura de ape
Apego inseguro físicamente presente. Esperan su regreso llorando y protestando y, cuando ésta regresa, no se
ambivalente facilidad.
Los niños con este estilo de apego se muestran asustados, confusos, apáticos, desorganizados
rechazan al cuidador, no saben manejar la angustia ante la separación cuando la figura de ape
presente. Cuando ésta regresa, el estado de desorganización perdura hasta derivar en hiperexc
Apego inseguro Todo ello se relaciona con experiencias relacionales tempranas muy dolorosas y caóticas. No
desorganizado organizarze para responder de una forma regular y característica en la relación con sus cuidad
Mary Main
Según Main, los modelos operantes internos (IWM) del apego pueden ser
registrados a partir de patrones característicos de tipo narrativo, discursivo y
comportamental. A partir de esta idea, diseñó una entrevista clínica semi-estructurada,
denominada Adult Attachment Interview (AAI), en la que solicitaba a los padres de su
estudio que recordaran y reflexionaran sobre la historia de sus relaciones con sus
propios padres, incluyendo experiencias de pérdida, rechazo y separación (Slade, 2000;
Goerge, Kaplan & Main, 1984, 1985, 1996).
Considerando que el lenguaje puede transmitir más de lo que revela, y que las
representaciones internas son en su mayoría insconscientes y por ello no verbalizables,
Main concentró su atención en la forma en que los padres de su estudio utilizaban las
palabras, más que en el contenido concreto. La investigación longitudinal de Main
proporcionó dos descubrimientos principales que tuvieron como consecuencia el
paso de la investigación del apego centrada en el comportamiento a la
investigación centrada en la representación.
1. Encontró una correlación entre el comportamiento del niño en la Strange Situation a los 12
meses y la estructura de sus representaciones mentales cinco años después.
2. Encontró una correlación intergeneracional entre el comportamiento del niño en la Strange
Situation y la actitud de los padres en relación con el apego.
Según Main, diferentes patrones de interacción madre hijo pueden conducir al
desarrollo no solo de distintos comportamientos, sino también de distintos procesos
representacionales, por ello, los modelos operantes internos de apego se basan en las
interacciones tempranas (Main, 2000).
En el Adult Attachment Interview (AAI), los padres con hijos con un estilo de apego
seguro se muestran capaces de implicarse de forma cooperativa con el entrevistador,
demuestran mayor facilidad en la recuperación, atención y objetividad en la exploracion
de sus historias de apego.
En el Adult Attachment Interview (AAI), los `padres con hijos con un estilo de apego
inseguro manifiestan un patrón general de dificultad en el mantenimiento de un
discurso coherente y colaborativo. Se pueden distinguir tres patrones particulares de
incoherencia y falta de colaboración que se corresponden a los patrones de inseguridad
observados en la Strange Situation con los hijos:
1. Evitativo: los padres fueron considerados “rechazantes” (dismissing) dado que tendían a
minimizar el valor e influencia del apego, e insistir en su falta de recuerdo de experiencias
relacionadas con el apego;
2. Ambivalente: padres descritos como “preocupados” dado que parecían exprimentar el apego
como intrusivo en su momento presente;
3. Desorganizado: padres intermitentemente desorganizados o desorientados en la exposición
de experiencias pasadas, caracterizados como “no resueltos o desorganizados” .
Referencias
Ainsworth, M. D., Blehar, M., Waters, E., & Wall, S. (1978). Patterns of attachment. A
psychological study of the Strange Situation. Classic edition published 2015 by Psychology
Press. New York & London: Routledge.
Ainsworth, M. D. S. (1969). Object relations, dependency, and attachment: A theoretical
review of the infant-mother relationship. Child development, 969-1025.
Ainsworth, M. D. S. (1967). Infancy in Uganda: Infant care and the growth of love.
Bowlby, J. (1982). Attachment and loss: retrospect and prospect. American journal of
Orthopsychiatry, 52(4), 664.
Bowlby, J. (1980). Attachment and loss: Volume III: Loss, sadness and depression.
In Attachment and Loss: Volume III: Loss, Sadness and Depression (pp. 1-462). London:
The Hogarth press and the institute of psycho-analysis.
Bowlby, J. (1973). Attachment and loss: Volume II: Separation, anxiety and anger.
In Attachment and loss: Volume II: Separation, anxiety and anger (pp. 1-429). London: The
Hogarth press and the institute of psycho-analysis.
Bowlby, J. (1979). The bowlby-ainsworth attachment theory. Behavioral and Brain
Sciences, 2(4), 637-638.
Bowlby, J. (1977). The making and breaking of affectional bonds: I. Aetiology and
psychopathology in the light of attachment theory. The British journal of psychiatry, 130(3),
201-210.
Bowlby, J. (1969). Attachment and Loss: Attachment; John Bowlby. Basic books.
Bretherton, I., & Munholland, K. A. (1999). Internal working models in attachment
relationships: A construct revisited. In J. Cassidy & P.R. Shaver (Eds., pp.89-114),
Handbook of Attachment. New York: Guilford Press.
George, C., Kaplan, N., & Main, M. (1984). Adult Attachment Interview
protocol. Unpublished manuscript, University of California at Berkeley.
George, C., Kaplan, N., & Main, M. (1985). An adult attachment interview: Interview
protocol. Unpublished manuscript, University of California at Berkeley.
George, C., Kaplan, N., & Main, M. (1996). Adult attachment interview. Unpublished
manuscript, University of California at Berkeley.
Gillath, O., Karantzas, G. C., & Fraley, R. C. (2016). Adult attachment: A concise
introduction to theory and research. Academic Press.
Grossman, K. (1995). Evolution and history of attachment research. In S. Goldberg, R.
Muir, & J. Kerr (Eds.), Attachment theory: Social developmental and clinical perspectives
(pp. 85–122). Hillsdale, NJ: Analytic Press.
Grossmann, K. E., & Grossmann, K. (1991). Attachment quality as an organizer of
emotional and behavioral responses in a longitudinal perspective. Attachment across the life
cycle, 93-114.
Karen, R. (1994). Attachment theory. New York: Guilford Press.
Main, M. (2000). The organized categories of infant, child, and adult attachment: Flexible
vs. inflexible attention under attachment-related stress. Journal of the American
Psychoanalytic Association, 48(4), 1055-1096.
Main, M. (1995). Recent studies in attachment. Overview, with selected implications for
clinical work. In S. Goldberg, R. Muir, & J. Kerr (Eds.), Attachment theory: Social,
developmental, and clinical perspectives (pp. 407– 474). New York: Analytic Press.
Main, M. (1991). Metacognitive knowledge, metacognitive monitoring, and singular
(coherent) vs. multiple (incoherent) models of attachment: Findings and directions for future
research. In C. M. Parkes, J. Stevenson-Hinde & P. Morris (Eds), Attachment Across the
Life Cycle, pp. 127- 159. London: Routledge.
Main, M. (1990). Cross-cultural studies of attachment organization: Recent studies,
changing methodologies, and the concept of conditional strategies. Human
development, 33(1), 48-61.
Main, M., & Solomon, J. (1990). Procedures for identifying infants as
disorganized/disoriented during the Ainsworth Strange Situation. Attachment in the
preschool years: Theory, research, and intervention, 1, 121-160.
Main, M. & Solomon, J. (1986). Discovery of a new, insecure-disorganized/disoriented
attachment pattern. En T.B. Brazelton y M. Yogman (Eds.), Affective development in
infancy. Norwood, NJ: Ablex.
Main, M., & Weston, D. R. (1982). Avoidance of the attachment figure in infancy:
Descriptions and interpretations. The place of attachment in human behavior, 8(1), 203-217.
Siegel, D. J. (1999). The developing mind: Toward a neurobiology of interpersonal
experience. Guilford Press.
Slade, A. (1999). Representation, symbolization, and affect regulation in the concomitant
treatment of a mother and child: Attachment theory and child
psychotherapy. Psychoanalytic Inquiry, 19(5), 797-830.
Slade, A. (2000). The development and organization of attachment: Implications for
psychoanalysis. Journal of the American Psychoanalytic Association, 48(4), 1147-1174.
Sroufe, L. A., & Waters, E. (1977). Attachment as an organizational construct. Child
development, 1184-1199.
Van IJzendoorn, M. H. (1995). Adult attachment representations, parental responsiveness,
and infant attachment: a meta-analysis on the predictive validity of the Adult Attachment
Interview. Psychological bulletin, 117(3), 387.
Wallin, D. J. (2007). Attachment in psychotherapy. New York: Guilford press.
Tipos de Apego y sus implicaciones psicológicas
La personalidad, el modo de actuar y relacionarse, el modo de gestionar y
expresar las emociones e incluso la futura elección de pareja, están
íntimamente relacionados con el tipo de apego que se ha desarrollado en la
infancia entre los padres y el infante.
¿Qué es el apego?
1. Apego seguro
3. Apego evitativo
Los niños con un apego de tipo evitativo han asumido que no pueden contar
con sus cuidadores, lo cual les provoca sufrimiento. Se conoce como
“evitativo” porque los bebés presentan distintas conductas de distanciamiento.
Por ejemplo, no lloran cuando se separan de cuidador, se interesan sólo en sus
juguetes y evitan contacto cercano.