2021 Clase 4 La Trinidad
2021 Clase 4 La Trinidad
2021 Clase 4 La Trinidad
LECCIÓN 4
LA TRINIDAD
ABRIENDO LA CHARLA
● ¿Alguna vez escuchaste acerca de la doctrina de la trinidad? ¿Cómo crees que podríamos
explicar que Dios es un Dios en tres personas?
● ¿crees que la doctrina de la trinidad puede tener alguna importancia para tu vida cotidiana?
Si es así ¿Cuál?
INTRODUCCIÓN
Imagínate que comienzas a ver una serie en Netflix. Terminas la primera temporada y cuando llegas
al último capítulo recibes la noticia menos esperada: “continuará… segunda temporada disponible el
año próximo” ¡eso no es apto para ansiosos! Nuestra naturaleza humana no tolera los misterios y las
cosas inconclusas. Pero te tengo una noticia: ¡no podés entenderlo todo! Hay cosas que simplemente
están fuera de nuestro alcance. Y la lista de cosas que no podemos comprender lo tiene a Dios en el
puesto número uno. La doctrina de la trinidad es sin dudas una de las más verdades más difíciles de
comprender. Sin embargo, es probablemente la doctrina más importante de la fe cristiana. ¿Por qué?
En el mundo existen varias religiones que reconocen la existencia de un solo Dios (judaísmo, islam).
Los cristianos adoramos a un solo Dios. Pero, a diferencia de otros credos, sostenemos que ese Dios
se manifiesta en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu. Podemos definir la doctrina de la trinidad se la
siguiente manera: “Dios existe eternamente en tres personas: padre, Hijo y Espíritu Santo, y cada
persona es plenamente Dios y hay un solo Dios” (Wayne Grudem). ¿Cómo puede Dios se tres y uno a
la vez? ¿Cómo explicar que trinidad no es lo mismo que “adorar a tres dioses”? ¿Cuál es la
importancia espiritual de la doctrina de la trinidad? Trataremos de responder esos temas en esta
lección. Avanzaremos lo más que podamos en este misterio, siendo conscientes de que la respuesta
definitiva seguirá siendo algo que deberemos aceptar por fe.
Cuando comencé a estudiar la Biblia por primera vez hace años, la doctrina de la
Trinidad era uno de los problemas más complejos que tenía que enfrentar. Nunca lo he
resuelto completamente, ya que tiene su lado misterioso. Aunque no lo entiendo
totalmente hasta el día de hoy, lo acepto como una revelación de Dios (Billy Graham)
LA DOCTRINA DE LA TRINIDAD PREFIGURADA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO.
Los pueblos vecinos de Israel practicaban dos formas de religión. Algunos eran politeístas: adoraban a muchos
dioses; uno que hace llover, otro que protege de los invasores, etc. Pero la mayoría de las naciones vecinas
eran monolatras: reconocían la existencia de muchos dioses, pero cada ciudad o pueblo escogía un dios como
su protector (Baal, Aserá, Molok). Frente a esta cultura, el Antiguo Testamento afirma con fuerza la existencia
de un solo Dios: “Escucha Israel, El Señor nuestro Dios es el único Señor” (Dt 6.4). No hay más que un solo Dios,
celoso de su adoración (Ex 20.5, Dt 5.9). El politeísmo de los pueblos vecinos es visto como un pecado (Gen
35.2, Deut 7.25) y una insensatez (Dt 32.27). Pero también encontramos en muchos pasajes que sugieren que
hay una pluralidad en la unidad de Dios. Veamos algunos ejemplos:
Hay una misteriosa figura que aparece en los momentos más importantes de la historia de Israel como su
poderoso guía y protector. El ángel del Señor habló con Abraham para impedirle que sacrifique a Isaac (Gn
22.11). Marchó frente al Pueblo de Israel durante su peregrinación de cuarenta años por el desierto (Ex 14.19).
Alimentó a Elías mientras estuvo exiliado en el desierto (1 R 19.5). En varios pasajes del AT vemos que el Ángel
del Señor comparte la autoridad de Dios: sus palabras tienen autoridad (Gn 16.9), los hombres le obedecen
(Gn 31.11) oyen su Palabra (Nm 22.35). El patriarca jabob traba una misteriosa lucha con Él durante toda una
noche, y varias veces le dice: “—¡No te soltaré hasta que me bendigas!” (Gn 32.26). ¿Quién será este ser tan
único y especial, que tiene poder de bendecir como solo Dios lo hace? Por todas estas afirmaciones, los
primeros cristianos llegaron a entender que el ángel del Señor no es otro que el Hijo de Dios, presente en el
Pueblo de Dios incluso antes de encarnarse.
La palabra de Dios:
En el Antiguo Testamento, la Palabra de Dios tiene varios significados. Primero: como las normas de Dios para
que el pueblo de Israel viva conforme al propósito de Dios. Los Diez Mandamientos son, literalmente, las Diez
Palabras (Ex 34:28). Segundo: la Palabra de Dios es específicamente la palabra de los profetas. Los profetas
anuncian el mensaje de Dios porque la Palabra de Dios los fortalece (Is 5.9), los controla (Jer 15.16) y los envía
a predicar (Is 6.8, Jer 1.7). El profeta no toma la Palabra, sino que la Palabra de Dios toma su vida (Jer 20.9). La
Palabra de Dios aparece en tercer lugar como una fuerza viva en los escritos de sabiduría (Salmos, Proverbios).
David dice que la Palabra es el mismo aliento que sale de la boca de Dios (Sal 33.6, 147.18), que la Palabra es
eterna, permanece para siempre (Is 40.8), llama las cosas a su existencia y las sostiene (Sal 147.15, 148.6-8).
En el Nuevo Testamento, la palabra de Dios es asociada directamente con la persona de Jesucristo.
● Jesús es la Palabra preexistente desde la eternidad: “En el principio ya existía la Palabra; y aquel que
es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba en el principio con Dios” (Jn 1.1-2 DHH)
● Él llama a las cosas a la existencia “Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue
hecho sin él” (Jn 1.3)
● Él es la Palabra hecha carne “Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros” (Jn 1.14).
● Por ello habla con la autoridad de Dios, sin ningún tipo de mediación como lo hacen los escribas
“porque lo hacía con plena autoridad, y no como sus maestros de la ley” (Mat 7.29, Mar 1.22).
La Palabra espíritu (ruaj) tiene varios significados en el Antiguo Testamento. Primero, ruaj significa
literalmente viento, desde la brisa leve hasta el viento más destructivo (1 R 18.45, Job 1.19). Segundo, significa
el Espíritu invisible de Dios actuando en mundo. El Espíritu de Dios estuvo presente en la creación: “el espíritu
de Dios se movía sobre el agua” (Gn 1:2). Disipó las aguas luego del diluvio (Gn 8.1). Envió la plaga de langostas
sobre Egipto (Ex 10.13) y fue él quien dividió las aguas del mar rojo para que Israel cruce en seco (Ex 14.21).
Durante el período de los jueces y los reyes, el Espíritu de Dios aparece como una fuerza que irrumpe
súbitamente en algunas personas en particular, otorgándoles habilidades sobrenaturales (Jue 13,25; 14,6; 1 R
18,12; 2 Re 2,16), habilidad para la guerra (Jue 3,10; 6,34; 11,29 y; 1 Sm 2.6s) y fuerzas sobrehumanas (Jue
13,25; 14,6.19; 15,14). Se debe también al Espíritu de Dios las visiones y sueños proféticos (Nm 11,25-29;
27,18; 1 Sm 10,6.10; 16,14; 2 Sm 23,2; 2 Cr 20,14; Ez 2,2; 3,24; 11,5; cf. Os 9,7; Zac 7.12). Al mismo tiempo, se
habla se asocia al Espíritu como transmisor de la revelación divina (2 Sm 23,2; Is 59,21; Zac 7,12; Prov 1,23).
El Nuevo Testamento va a tomar todas estas referencias del Antiguo para hablar de la persona del Espíritu
Santo: el Espíritu es el Revelador de los propósitos de Dios (Zac 7.12; Jn 16.14), otorga las fuerzas de Dios (Jue
13.25; Lc 4.1ss), da nueva vida a la creación (Ez 11,19; Ap 2.7 ) y su omnipresencia cubre a toda la humanidad
(Joel 2.28; Jn 3.8; Hch 2.17).
Creo que es un buen momento para aclarar algo. La palabra trinidad no aparee como tal en el Nuevo
Testamento. Sin embargo, esto no quita el hecho de que la Biblia constantemente nos muestre a un Dios que
es una triunidad de personas. Cuando abrimos las páginas del Nuevo Testamento, nos encontramos con una
revelación plena de la naturaleza de Dios como Padre, Hijo y Espíritu. Veamos algunos de los pasajes trinitarios
más importantes:
El bautismo de Jesús: “Tan pronto como Jesús fue bautizado, subió del agua. En ese momento se abrió el cielo,
y él vio al Espíritu de Dios bajar como una paloma y posarse sobre él. Y una voz del cielo decía: «Éste es mi Hijo
amado; estoy muy complacido con él»” (Mt 3:16-17). En esta preciosa imagen tenemos a la trinidad completa
presente en el inicio del ministerio público: el Hijo saliendo del agua, el padre hablando desde el cielo y el
Espíritu descendido en forma de paloma.
La Gran Comisión: “Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28.19). Cuando una persona recibía a Jesús como Señor y Salvador,
comenzaba por «volverse de los ídolos a Dios» (1 Tes 1,9). El propósito de Jesús al desafiar a la iglesia a bautizar
citando esta fórmula. Mucho más que una declaración bonita que suena imponente, tiene el propósito de
recordar al nuevo creyente la naturaleza del Dios al cual le está entregando su vida: un Dios que es trino.
La bendición de Pablo: “Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo
sean con todos ustedes” (2 Cor 13.14). Pablo nos recuerda que los cristianos vivimos en la «comunión» del
Espíritu, por el «amor» que el Padre se ha manifestado a darnos la «gracia» del Hijo.
Los dones del Espíritu: “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de
ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en
todos, es el mismo” (1 Cor 12.4-6). Con esta exhortación, Pablo intenta dar cuenta de los maravillosos y
variados dones con los que Dios bendijo a la Iglesia de Corinto (1 Cor 1, 4-7), pero que a causa de falta de
humildad y amor al prójimo produjeron rivalidades y envidias entre ellos (1 Cor 1.10-12). El deseo de Pablo es
que los corintios desarrollen la capacidad de ver que la multiplicidad de dones no conlleva la formación de
grupos que se confrontan y compiten entre sí. Para ello, Pablo aborda el tema desde una perspectiva trinitaria:
en Dios hay diversidad en la unidad.
La doctrina de la trinidad es un misterio que jamás llegaremos a comprender, ya que no es posible entender
que uno sea tres. No obstante, la Biblia nos deja algunas señales claras para que podamos creer y aceptar este
misterio que nos fue revelado: Dios es tres personas, cada persona es completamente Dios y hay un solo Dios.
“yo soy Dios, y no hay ningún otro, yo soy Dios, y no hay nadie igual a mí” Is 46:9 (NVI)
● El Padre es Dios:
“Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz.” Rm 1:7 (NVI)
● El Hijo es Dios:
“En el principio la Palabra ya existía. La Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios” Juan 1:1 (NTV)
● El Espíritu es Dios:
“Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: el Espíritu de verdad, a
quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con
ustedes y estará en ustedes” Jn 14:16-17 (NVI)
En el griego del Nuevo Testamento hay dos términos que se traducen como “otro”. Uno es hétero, que
significa: otro que es diferente (peras y manzanas, por ejemplo). El otro término, que es el que usa Jesús para
hablar del Espíritu es: “allos”, que significa: otro que es de la misma naturaleza, que comparte la misma esencia
(dos manzanas, por ejemplo). Jesús está dejando en claro que el Espíritu no es alguien menor, sino que
comparte la misma divinidad que Él comparte con el Padre.
“Después de que Jesús dijo esto, dirigió la mirada al cielo y oró así: «Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu
Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti” Jn 17:1 (NVI)
“Si Jesús simplemente hubiera sido Dios Padre apareciendo como un Hijo en la tierra por un tiempo,
cada vez que oraba, habría estado orando a sí mismo - ¡una imagen bastante ridícula cuando piensas
en ello! Es obvio que mientras Jesús estaba en esta tierra, confiaba en un Padre Celestial que era
distinto de sí mismo. Jesús menciona al Padre como alguien que no era Él mismo más de 200 veces
en el Nuevo Testamento. El Padre envió al Hijo (Juan 3:17), el Padre ama al Hijo (Juan 3:35), y el Padre
conoce al Hijo tal como el Hijo conoce al Padre (Juan 10:15). Son claramente distintos entre sí” (T.
Holladay)
“Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y
les hará recordar todo lo que les he dicho” Jn 14:26 (NVI)
“Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: el Espíritu de verdad, a
quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con
ustedes y estará[c] en ustedes” Jn 14:16.17 (NVI)
Modalismo:
El modalismo es un intento equivocado de “salvar la unidad de Dios”. Para los modalistas el Padre, el Hijo y el
Espíritu no son tres personas, sino tres modos de manifestarse de Dios en la historia. Para los modalistas Dios
se manifestó en el Antiguo Testamento como Padre, en los Evangelios como Hijo y a partir de Hechos de los
Apóstoles como Espíritu. La solución parece muy simple. ¡hasta escuché cristianos sostenerla con mucha
seguridad! Pero en el modalismo la esencia de la trinidad se pierde. Para un modalista, pasajes como “El
Espíritu Santo intercede por nosotros ante el Padre” (Rm 9:26), o la oración de Jesús al Padre (Jn 17:1) carecen
totalmente de sentido. Muchos cristianos, sin mala intención, explican la trinidad de una manera modalista.
Subordinacionismo:
El subordinacionismo trata de “salvar la divinidad del Padre” haciendo al Hijo y al Espíritu como seres de
segunda línea. El primero en caer en este error fue un líder cristiano llamado Arrio. Él se preguntaba: ¿si Dios
es uno, quien es entonces Jesús? Él llegó a decir que Jesús es un ser maravilloso por ser“la primera creatura
hecha por Dios, incluso antes que los ángeles”. Esta afirmación parece solucionar el problema de la unida de
Dios, pero cae en un problema grave: le quita a Jesús su divinidad. La Biblia dice que “Dios estaba en Cristo
reconciliando consigo al mundo” (2 Cor 5:19). La pregunta es: si Jesús no es Dios ¿Cómo entonces puede
salvarnos? ¿Cómo la sangre de un ángel derramada en la Cruz puede cambiar nuestra vida? Actualmente, los
Testigos de jehová son los principales defensores del pensamiento subordinacionista, y su doctrina los lleva al
mayor de los errores. Ellos creen que Jesús fue enviado al mundo para morir en un madero. Sin embargo, no
creen que sea su muerte y resurrección lo que nos salva. Lo que realmente salva, para los Testigos de Jehová,
es el conocimiento y las buenas obras. ¡Es la consecuencia de quitarle a Jesús su divinidad!
CONCLUSIÓN:
El breve repaso por algunas de las enseñanzas de la trinidad nos permitió encontrar tres razones que hacen
fundamental su conocimiento. Teológicamente, nos ayuda a evitar errores como creer que existen tres dioses
o que Jesús y el Espíritu Santo no son Dios. Personalmente, nos recuerda el tremendo sacrificio de Dios en la
Cruz: él se entregó por completo en la persona de su Hijo.
DEBATE GRUPAL:
● ¿Qué argumento te impresionó más? ¿Por qué?
● Una vez escuché a alguien decir: “que importa eso de la trinidad, yo se que Jesús me ama y
que siento su presencia al adorarle” ¿cómo te ayudó este estudio a entender que la doctrina
de la trinidad sí es importante?
RENUEVA TU MENTE:
“Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos. Un día
transmite al otro la noticia, una noche a la otra comparte su saber. Sin palabras, sin lenguaje, sin
una voz perceptible, por toda la tierra resuena su eco, ¡sus palabras llegan hasta los confines del
mundo!” Salmos 19:1-3 (NVI)