Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Liturgia Completa

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 78

Entrada triunfal de Jesús a Jerusalén

Domingo de Ramos
Entrada triunfal de Jesús a Jerusalén
Domingo de Ramos
Entrada triunfal de Jesús a Jerusalén
‡‡ Introducción:
Monitor: Hermanos y hermanas ¡buenos días / buenas tardes / buenas noches!
Hoy celebramos el «Domingo de Ramos». Nos unimos en la oración por las siguientes
intenciones: (lee las intenciones).
Con la bendición de ramos damos comienzo a nuestra Semana Santa, que nos guiará, por
la Pasión y Muerte de Jesús, hasta la celebración de la Resurrección de aquél que dio su
vida por amor.
La liturgia de hoy consta de dos partes: La celebración de la entrada triunfal de Jesús a
Jerusalén y la Celebración misma de la Eucaristía en la que resalta la lectura de la pasión.
Comenzamos con la celebración de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Son los
pobres, los sencillos y humildes los que reciben a Jesús como «el Profeta de Nazaret».
Que el Inicio de esta Semana Santa, nos prepare a todos, para que, como comunidad de
fe y de amor, participemos de los misterios de nuestra redención.
Nos ponemos de pie y recibimos con el canto al Sacerdote.
‡‡ El Sacerdote hace el siguiente saludo:
Sacerdote: Hermanos y hermanas: A lo largo de esta Cuaresma, nos hemos preparado
con nuestras obras para participar de la «Noche Santa» en la que celebraremos y viviremos
la Resurrección de Jesús.
Con toda la Iglesia Universal, inauguramos hoy, esta Semana Santa, que nos recuerda los
misterios de nuestra salvación, la vida, la pasión y muerte y la Resurrección de Jesús. Estos
misterios comienzan con la entrada de Jesús a Jerusalén.
Hoy, cercana ya la noche de Pascua, en comunión con toda la Iglesia, nos reunimos para
acompañar con fe y devoción a Jesús, nuestro hermano y Salvador en su entrada triunfal
a Jerusalén, para que, participando de su cruz, por su gracia, compartamos también su
Resurrección.
‡‡ Después del Saludo del Sacerdote:
Monitor: Ahora el Sacerdote, hará la «Oración de Bendición de los Ramos», les
pedimos que levanten todos sus ramos y que nadie se mueva de su puesto, luego de la
Oración el sacerdote pasará bendiciéndolos.
Sacerdote: Oremos: Dios todopoderoso y eterno, dígnate bendecir † estos ramos y, a
cuantos acompañamos llenos de alegría a Jesús, nuestro hermano y salvador, concédenos
vivir contigo en la Jerusalén del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos: - Amén.
‡‡ En silencio, rocía los ramos con agua bendita.
‡‡ Después se proclama el Evangelio de la entrada del Señor
+ Proclamación del Evangelio de Jesucristo según san Marcos (11, 1-10)
Cuando se aproximaban a Jerusalén, cerca ya de Betfagé y de Betania, al pie del monte
de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos diciéndoles: «Vayan a ese pueblo que ven
enfrente; apenas entren encontrarán un burro amarrado, que ningún hombre ha montado
todavía. Desátenlo y tráiganlo aquí. Si alguien les pregunta: ¿Por qué hacen eso?, contesten:
El Señor lo necesita, pero se lo va a devolver aquí mismo».
Se fueron y encontraron en la calle al burro, amarrado delante de una puerta, y lo
desataron. Algunos de los que estaban allí les dijeron: «¿Por qué sueltan ese burro?» Ellos
les contestaron lo que les había dicho Jesús, y se lo permitieron.
Trajeron el burro a Jesús, le pusieron sus capas encima y Jesús montó en él. Muchas
personas extendían sus capas a lo largo del camino, mientras otras lo cubrían con ramas
cortadas en el campo. Y tanto los que iban delante como los que seguían a Jesús, gritaban:
«¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Ahí viene el bendito reino de
nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!»
Palabra del Señor.
Todos: Gloria a ti, Señor Jesús
‡‡ Procesión o continuación de la celebración
Si hay procesión: Al llegar al templo, el sacerdote se reviste con los ornamentos propios
para la Eucaristía y prosigue la celebración a partir de la Oración Colecta.
Monitor: La «Oración Inicial» o «Colecta», recoge todo el sentido de esta celebración.
Le pedimos al Padre, que nos fortalezca para acompañar a Jesús en su Pasión y su Cruz,
acompañando a los crucificados de este mundo para que participemos de su Resurrección.
Oración Colecta:
Sacerdote: Dios y Padre nuestro, la celebración de la entrada triunfal de tu Hijo a
Jerusalén, nos fortalezca para acompañarle en su Pasión y su cruz, acompañando a los
crucificados de este mundo, para así llegar con Él, a la gloria de la Resurrección.
Te lo pedimos, Padre de amor, por Jesús tu Hijo que vive y reina contigo, en la unidad
del Espíritu Santo.
Por los siglos de los siglos.
Todos: - Amén.
Monitor: Tomen asiento, por favor: (Espera un momento hasta que la gente se siente).
El día de Hoy, al celebrar la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, No hay acto penitencial,
pasamos directamente a la Liturgia de la Palabra.
‡‡ Liturgia de la Palabra
Primera lectura:
Monitor: El profeta Isaías nos hablará del siervo que se entrega al servicio de todos
nosotros. Jesús es el siervo fiel que sufrió para salvarnos. En la lectura se menciona: «El
Señor me ha abierto el oído». Pidamos que Dios nos abra el corazón para recibir el mensaje
que Dios quiere comunicarnos en esta primera lectura.
Lector 1. Del libro de Isaías (50, 4-7)
Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado,
para saber decir al abatido una palabra de aliento.
Cada mañana me espabila el oído,
para que escuche como como un discípulo.
El Señor me abrió el oído:
yo no me resistí ni me eché atrás.
ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas
a los que me arrancaban la barba;
no me tapé el rostro ante ultrajes y salivazos.
El Señor me ayuda, por eso no me acobardaba;
por eso endurecí el rostro como piedra,
sabiendo que no quedaría defraudado.
Palabra de Dios.
Todos: Te alabamos, Señor.
Salmo de meditación (21, 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24)
Monitor: El salmo 21 recoge el lamento del salmista de quienes se burlan de él, pero
a la vez su confianza en el Señor que lo salva: Este salmo, es la Oración de Jesús en el
momento de la cruz. Oremos juntos con el salmo.
Lector 2. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Todos: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Al verme se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
«Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre si tanto lo quiere».
Todos: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos.
Todos: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Se reparten mi ropa,
echan a suerte mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía ven corriendo a ayudarme.
Todos: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Contaré tu fama a mis hermanos,
te alabaré en medio de la asamblea:
Fieles del Señor, alábenlo,
descendientes de Jacob, glorifíquenlo,
témanlo, descendientes de Israel.
Todos: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Segunda Lectura:
Monitor: Pablo, en la segunda lectura, nos presenta un precioso himno a la Encarnación
de Jesús en toda humanidad, que se vació de sí mismo en servicio a los seres humanos,
terminando en la muerte y una muerte de cruz. Por eso es exaltado sobre todas las cosas y
recibe el nombre superior a todo nombre, para que, ante el nombre de Jesús, toda rodilla se
doble, en el cielo, la tierra y el abismo; y toda lengua confiese: «¡Jesucristo es Señor! Para
gloria de Dios Padre». Escuchemos.
Lector 3 (Mujer): De la carta de San Pablo a los Filipenses (2, 6-11)
Hermanos:
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y
una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó, sobre todo,
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
-en el cielo, en la tierra, en el abismo-,
y toda lengua proclame:
«¡Jesucristo es Señor!»,
para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios.
Todos: Te alabamos, Señor
Monitor: El relato de la Pasión de Jesús, nos presenta la cruda realidad de nuestra
vida. Luego del triunfo, viene el dolor, incluso la muerte. Jesús vivió esta realidad para
mostrarnos a nosotros el camino de la Luz, el camino que hay que recorrer en el amor, para
llegar a la resurrección. Escuchemos con atención la Buena Noticia de hoy.
Sacerdote: + Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según san Marcos (14, 1—15, 47)
Monitor: El relato de la Pasión es bastante largo. Pueden tomar asiento y seguir el
relato en actitud meditativa. (Espera a que la gente se siente)
Monitor: Faltaban dos días para la Pascua y los Ázimos. Los sumos sacerdotes y los
escribas pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte. Pero decían:
Lector 1. «No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo».
Monitor: Estando Él en Betania, invitado en casa de Simón el Leproso, llegó una mujer
con un frasco de perfume de nardo puro muy costoso. Quebró el frasco y se lo derramó en
la cabeza. Algunos comentaban indignados:
Lector 2. ¿A qué viene este derroche de perfume? Se podía haberlo vendido por
trescientos denarios para dárselos a los pobres».
Monitor: Y la reprendían. Pero Jesús dijo:
Sacerdote: «Déjenla, ¿por qué la molestan? Ha hecho una obra buena conmigo. A los
pobres los tendrán siempre entre ustedes y podrán socorrerlos cuando quieran; pero a mí
no siempre me tendrán. Ha hecho lo que podía: se ha adelantado a preparar mi cuerpo para
la sepultura. Les aseguro que en cualquier parte del mundo donde se proclame la Buena
Noticia, se mencionará también lo que ella ha hecho».
Monitor: Judas Iscariote, uno de los Doce, se dirigió a los sumos sacerdotes para
entregárselo. Al oírlo se alegraron y prometieron darle dinero. Y él se puso a buscar una
oportunidad para entregarlo.
Monitor: El primer día de los Ázimos, cuando se inmolaba la victima pascual, le dijeron
los discípulos:
Lector 1. «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?».
Monitor: Él envió a dos discípulos encargándoles:
Sacerdote: «Vayan a la ciudad y les saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro
de agua. Síganlo y donde entre, digan al dueño de casa: Dice el Maestro que dónde está la
sala en la que va a comer la cena de Pascua con sus discípulos. Él les mostrará un salón en
el piso superior, preparado con divanes. Preparen allí la cena».
Monitor: Salieron los discípulos, se dirigieron a la ciudad, encontraron lo que les había
dicho y prepararon la cena de Pascua.
Monitor: Al atardecer llegó con los Doce. Se pusieron a la mesa y, mientras comían,
dijo Jesús:
Sacerdote: «Les aseguro que uno de ustedes me va a entregar, uno que come conmigo».
Monitor: Entristecidos, empezaron a preguntarle uno por uno:
Lector 2. «¿Soy yo?».
Monitor: Les respondió:
Sacerdote: «Uno de los Doce, que moja el pan conmigo en la fuente. El Hijo del
Hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay de aquel por quien el Hijo del Hombre
será entregado! Más le valdría a ese hombre no haber nacido».
Monitor: Mientras cenaban, tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio
diciendo:
Sacerdote: «Tomen, esto es mi cuerpo».
Monitor. Y tomando la copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y bebieron todos
de ella. Les dijo:
Sacerdote: «Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos. Les
aseguro que no volveré a beber el fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo
en el reino de Dios».
Monitor. Después cantaron los salmos y salieron hacia el monte de los Olivos. Jesús
les dijo:
Sacerdote:«Todos van a fallar, como está escrito: «Heriré al pastor y se dispersarán las
ovejas». Pero, cuando resucite, iré delante de ustedes a Galilea».
Monitor. Pedro le contestó:
Lector 2. «Aunque todos fallen, yo no».
Monitor. Le dijo Jesús:
Sacerdote:«Te aseguro que tú, hoy mismo, esta noche, antes de que el gallo cante dos
veces, me habrás negado tres».
Monitor. Él insistió:
Lector 2. Aunque tenga que morir contigo, no te negaré».
Monitor. Lo mismo decían los demás.
Monitor. Llegados al lugar llamado Getsemaní, dijo a sus discípulos:
Sacerdote: «Siéntense aquí mientras yo voy a orar».
Monitor. Llevó con él a Pedro, Santiago y Juan y empezó a sentir tristeza y angustia.
Entonces les dijo:
Sacerdote: «Siento una tristeza de muerte; quédense aquí y permanezcan despiertos».
Monitor. Se adelantó un poco, se postró en tierra y oraba que, si era posible, se alejara
de él aquella hora. Decía:
Sacerdote: ¡Abba!, Padre, tú lo puedes todo, aparta de mí esta copa. Pero no se haga mi
voluntad, sino la tuya».
Monitor. Volvió y, al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:
Sacerdote: «Simón, ¿duermes?; ¿no has sido capaz de estar despierto una hora?
Permanezcan despiertos y oren para no caer en la tentación. El espíritu está dispuesto, pero
la carne es débil».
Monitor. Se retiró otra vez y oró repitiendo las mismas palabras. Al volver, los encontró
otra vez dormidos, porque los ojos se les cerraban de sueño; y no supieron qué contestar.
Volvió por tercera vez y les dijo:
Sacerdote: «¡Todavía dormidos y descansando! Basta, ha llegado la hora en que el
Hijo del Hombre será entregado en poder de los pecadores. Vamos, levántense, se acerca
el traidor».
Monitor. Todavía estaba hablando cuando se presentó Judas, uno de los Doce, y con
él gente armada de espadas y palos, enviada por los sumos sacerdotes, los letrados y los
ancianos. El traidor les había dado una contraseña:
Lector 1. Al que yo bese, ése es; arréstenlo y llévenlo con cuidado.
Monitor. Enseguida, acercándose a Jesús, le dijo:
Lector 1. ¡Maestro!
Monitor. y le dio un beso.
Monitor. Uno de los presentes desenvainó la espada y de un tajo cortó una oreja al
sirviente del sumo sacerdote. Jesús se dirigió a ellos:
Sacerdote: «Como si se tratara de un asaltante, han salido armados de espadas y palos
para capturarme. Diariamente estaba con ustedes enseñando en el templo y no me arrestaron.
Pero la Escritura se ha de cumplir».
Monitor. Y todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba siguiendo un muchacho, envuelto
sólo en una sábana, y le echaron mano; pero él, soltando la sábana, se les escapó desnudo.
Monitor. Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumos
sacerdotes con los ancianos y los letrados. Pedro le fue siguiendo a distancia hasta entrar
en el palacio del sumo sacerdote. Se quedó sentado con los empleados, calentándose junto
al fuego. El sumo sacerdote y el Consejo en pleno buscaban un testimonio contra Jesús que
permitiera condenarlo a muerte, y no lo encontraban, ya que aunque muchos testimoniaban
en falso contra él, sus testimonios no concordaban. Algunos se levantaron y declararon en
falso contra él:
Lector 2. «Le hemos oído decir: Yo he de destruir este santuario, construido por manos
humanas, y en tres días construiré otro, no edificado con manos humanas».
Monitor. Pero tampoco en este punto concordaba el testimonio de ellos. Entonces el
sumo sacerdote se puso de pie en medio y preguntó a Jesús:
Lector 1. ¿No respondes nada a lo que éstos declaran contra ti?».
Monitor. Él callaba y no respondía nada. De nuevo le preguntó el sumo sacerdote:
Lector 1. «¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?».
Monitor. Respondió Jesús:
Sacerdote: «Yo soy. Verán al Hijo del Hombre sentado a la derecha del Todopoderoso
y llegando entre las nubes del cielo».
Monitor. El sumo sacerdote, rasgándose sus vestiduras, dijo:
Lector 1. «¿Qué falta nos hacen los testigos? Ustedes mismos han oído la blasfemia.
¿Qué les parece?».
Monitor. Todos sentenciaron que era reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle, a
taparle los ojos y darle bofetadas diciendo:
Lector 2. «¡Adivina quién fue!».
Monitor. También los empleados le daban bofetadas.
Monitor. Estaba Pedro abajo en el patio, cuando una sirvienta del sumo sacerdote,
viendo que se calentaba, se le quedó mirando y le dijo:
Mujer: «También tú andabas con el Nazareno, con Jesús».
Monitor. Él lo negó, diciendo:
Lector 1. «Ni sé ni entiendo lo que dices».
Monitor. Salió al vestíbulo y un gallo cantó. La sirvienta lo vio y empezó a decir otra
vez a los presentes:
Mujer «Éste es uno de ellos».
Monitor. De nuevo lo negó. Al poco tiempo, también los presentes decían a Pedro:
Lector 2. «Realmente eres de ellos, porque eres galileo».
Monitor. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:
Lector 1. «No conozco a ese hombre del que hablan».
Monitor. Al instante, por segunda vez, cantó el gallo. Pedro se acordó de las palabras
que le había dicho Jesús: «Antes de que el gallo cante dos veces me habrás negado tres».
Y se puso a llorar.
Ni bien amaneció, el Consejo en pleno, sumos sacerdotes, ancianos y letrados se pusieron
a deliberar. Ataron a Jesús, lo condujeron y se lo entregaron a Pilato. Pilato lo interrogó:
Lector 2. «¿Eres tú el rey de los judíos?».
Monitor. Él contestó:
Sacerdote: «Tú lo dices».
Monitor. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato lo interrogó de
nuevo:
Lector 2. «¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan».
Monitor. Pero Jesús no le contestó, con gran admiración de Pilato.
Por la fiesta solía dejarles libre un preso, el que le pedían. Un tal Barrabás estaba
encarcelado con otros amotinados que en una revuelta habían cometido un homicidio. La
gente subió y empezó a pedirle el indulto acostumbrado. Pilato les respondió:
Lector 2. «¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?».
Monitor. Pues comprendía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia.
Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente para que pidieran más bien la libertad de
Barrabás. Pilato respondió otra vez:
Lector 2. «¿Qué quieren que haga con el que llaman rey de los judíos?».
Monitor. Ellos gritaron:
Lector 1. Lector 2. y Mujer: «¡Crucifícalo!».
Monitor. Pilato dijo:
Lector 2. «Pero, ¿qué mal ha hecho?».
Monitor. Ellos gritaban más fuerte:
Lector 1. Lector 2. y Mujer: «¡Crucifícalo!».
Monitor. Pilato, decidido a dejar contenta a la gente, les soltó a Barrabás y a Jesús lo
entregó para que lo azotaran y lo crucificaran.
Monitor. Los soldados se lo llevaron dentro del palacio, al pretorio y convocaron a toda
la guardia. Lo vistieron de púrpura, trenzaron una corona de espinas y se la colocaron. Y se
pusieron a hacerle una reverencia:
Lector 1. «¡Salud, rey de los judíos!».
Monitor. Le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían y doblando la rodilla le
rendían homenaje. Terminada la burla, le quitaron la púrpura, lo vistieron con su ropa y lo
sacaron para crucificarlo.
Monitor. Pasaba por allí de vuelta del campo un tal Simón de Cirene, padre de Alejandro
y Rufo, y lo forzaron a cargar con la cruz. Lo condujeron al Gólgota, que significa Lugar
de la Calavera. Le ofrecieron vino con mirra, pero él no lo tomó. Lo crucificaron y se
repartieron su ropa, echando a suertes lo que le tocara a cada uno. Eran las nueve de la
mañana cuando lo crucificaron. La inscripción que indicaba la causa de la condena decía:
El rey de los judíos. Con él crucificaron a dos asaltantes, uno a la derecha y otro a la
izquierda. Y se cumplió la Escritura que dice: Y fue contado entre los malhechores.
Monitor. Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y decían:
Lector 2. El que derriba el santuario y lo reconstruye en tres días, sálvate a ti mismo
bajando de la cruz.
Monitor. A su vez los sumos sacerdotes, burlándose entre sí, comentaban con los
letrados:
Lector 1. «Ha salvado a otros, pero a sí mismo no se puede salvar.
Lector 2. El Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz para que lo veamos y creamos».
Monitor. También lo insultaban los que estaban crucificados con él.
Monitor. Al mediodía se oscureció todo el territorio hasta media tarde. A esa hora Jesús
gritó con voz potente:
Sacerdote: «Eloí, Eloí, lemá sabktaní».
Monitor. Que significa:
Sacerdote: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».
Monitor. Algunos de los presentes, al oírlo, comentaban:
Lector 1. «Está llamando a Elías».
Monitor. Uno empapó una esponja en vinagre, la sujetó a una caña y le ofreció de beber
diciendo:
Lector 1. ¡Quietos! A ver si viene Elías a librarlo».
Monitor. Pero Jesús, lanzando un fuerte grito, expiró.
Monitor. Nos ponemos todos de rodillas
‡‡ Todos se arrodillan, y se hace una pausa. (a la señal del sacerdote dice)
Monitor. Nos ponemos de pie
Monitor. El velo del santuario se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba
enfrente, al ver cómo expiró, dijo:
Lector 2. «Realmente este hombre era Hijo de Dios».
Monitor. Estaban allí mirando a distancia unas mujeres, entre ellas María Magdalena,
María, madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé, quienes, cuando estaba en Galilea,
le habían seguido y servido; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
Monitor. Ya anochecía; y como era el día de la preparación, víspera de sábado, José de
Arimatea, consejero respetado, que esperaba el reino de Dios, tuvo la osadía de presentarse
a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó de que ya había muerto. Llamó al
centurión y le preguntó si ya había muerto. Informado por el centurión, le concedió el
cuerpo a José. Éste compró una sábana, lo bajó de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo
colocó en un sepulcro excavado en la roca. Después hizo rodar una piedra a la entrada del
sepulcro.
María Magdalena y María de José observaban dónde lo habían puesto.
Sacerdote: Palabra del Señor.
Todos: Gloria a Ti, Señor, Jesús
‡‡ Para el Credo:
Monitor. El Credo es nuestra respuesta de fe a la Palabra de Dios encarnada. Es la
enseñanza de la Primitiva Iglesia que nos une a todos los que manifestamos la misma fe…
Creo en Dios Padre todopoderoso…
‡‡ Oración de los fieles
Monitor. Hermanos y hermanas: Ahora, como comunidad reunida, presentemos a
nuestro Padre Dios las oraciones por las necesidades de la Iglesia Universal.
Sacerdote: Padre bueno, que quieres que todos tus hijos se salven, con confianza te
presentamos nuestras oraciones, por la salvación de todos. Digamos juntos:
Ábrenos, Señor, a tu Amor salvador
Todos: Ábrenos, Señor, a tu Amor salvador
Lector 1. Para que la Iglesia, siguiendo el ejemplo de Jesús, lleve su obediencia al Padre
y su servicio a las personas, hasta las últimas consecuencias. Oremos.
Todos: Ábrenos, Señor, a tu Amor salvador
Lector 2. Para que los gobernantes, sirvan a los intereses de los pueblos y no a sus
propias aspiraciones. Oremos.
Todos: Ábrenos, Señor, a tu Amor salvador
Lector 3 (Mujer): Para que los pobres y los oprimidos, sean los primeros en obtener el
respeto a sus derechos y la justicia para sus vidas. Oremos.
Todos: Ábrenos, Señor, a tu Amor salvador
Lector 1. Para que mostremos nuestra devoción a Cristo crucificado, siendo solidarios
con los crucificados de nuestro tiempo. Oremos.
Todos: Ábrenos, Señor, a tu Amor salvador
Lector 2. Para que sepamos descubrir y transmitir la fuerza del amor de Dios, en medio
de las dificultades, los sufrimientos, y la muerte. Oremos.
Todos: Ábrenos, Señor, a tu Amor salvador
Lector 3 (Mujer): Para que todos los difuntos compartan la resurrección de Jesús, igual
que han compartido ya con Él la muerte. Oremos.
Todos: Ábrenos, Señor, a tu Amor salvador
Sacerdote: Padre de la Vida, acoge con bondad nuestras peticiones que te las hemos
presentado. Por Jesucristo, nuestro Señor. - Amén.
‡‡ Después de la oración de los fieles - antes del ofertorio:
Monitor. Pueden tomar asiento. (Espera un momento hasta que la gente se siente).
Juntos, con el pan y el vino, le ofrecemos al Señor toda nuestra vida, nuestras alegrías y
esperanzas, nuestras tristezas y dolores y angustias. Que el Señor los acepte y los transforme
en el Cuerpo de Jesús, que se parte y se reparte por nosotros, para que, recordando el
ingreso triunfal de Jesús a Jerusalén, y viviendo su Pasión y su Cruz, caminemos con Él
hacia la luz de la Resurrección.
‡‡ Canto de ofertorio
Oración del ofertorio - Terminado el canto del Ofertorio:
Monitor. Junto con el Sacerdote, hacemos nuestra oración presentándole al Señor
nuestros dones y nuestras intenciones. Nos ponemos de pie.
Sacerdote: El pan y el vino que te ofrecemos en esta Eucaristía, signos de nuestra
entrega a ti Dios del Amor y de la Vida, sean nuestro alimento para que alcancemos «los
mismos sentimientos de Cristo Jesús» que se entregó para la salvación de todos.
Por Jesucristo, Nuestro Señor,
Todos: - Amén.
‡‡ Prefacio
Sacerdote: El Señor está con ustedes.
Todos: Y con tu espíritu.
Sacerdote: Levantemos el corazón.
Todos: Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Sacerdote: Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Todos: Es justo y necesario.
‡‡ Sacerdote:
Es cosa buena y justa darte gracias, Padre bueno
ahora y en todo momento
porque quieres que todos tus hijos se salven.
Por Jesús, tu Hijo, nos enseñas el camino de la vida:
Él, con su vida, nos mostró que es mejor servir que ser servidos.
«Él, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de ser igual a Dios;
sino que se vació de sí y tomó la condición de esclavo,
haciéndose semejante a nosotros».
Con su muerte en Cruz nos abrió el camino de tu Reino.
Por eso te damos gracias, Padre bueno,
y como comunidad reunida, alrededor de la mesa de tu Hijo,
nos unimos a toda la creación y te cantamos:
- Santo, Santo, Santo...
• Plegaria Eucarística
Bendecimos tu nombre, Padre bueno,
contemplando cómo tu Hijo, al hacerse hombre como nosotros,
cargó sobre sí las flaquezas,
el dolor, la muerte, en fin,
todas las consecuencias de nuestro pecado.
fue perseguido, injuriado, traicionado.
Lo entregó uno de sus amigos, Judas,
dándole un beso de falsa amistad;
fue interrogado en medio de calumnias,
flagelado y torturado entre burlas.
Al fin lo crucificaron, ante la indiferencia de su pueblo
y las injurias de los soldados.
Cuando lo contemplamos en la cruz,
descubrimos la fuerza de tu amor por nosotros.
porque no has abandonado a tu Hijo crucificado;
al contrario, lo has exaltado en la resurrección
dándole un «Nombre-sobre-todo-nombre»,
Para que el mundo crea que lo has enviado
Y con nuestra vida proclamemos
Que Jesucristo es el Señor.
Por eso, Padre, con humildad te pedimos que envías tu espíritu
Sobre estos dones que la Comunidad te ha presentado
Para que el pan y el vino + sean el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo
Y nosotros permanezcamos unidos en el amor.
Porque el mismo Jesús, antes de morir por nosotros,
Cuando estaba sentado a la mesa con sus amigos,
Tomó pan, dijo la oración de acción de gracias,
Lo partió y se lo dio diciendo:
«Tomen y coman todos de él, esto es mi cuerpo,
que se entrega por ustedes».
Después de cenar, tomó el cáliz,
te dio gracias con la plegaria de bendición
y lo pasó a sus discípulos, diciendo:
«Tomen y beban todos de él,
éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que se derrama por ustedes
y por toda la humanidad
para el perdón de los pecados.
Hagan esto en conmemoración mía».
Sacerdote: Este es el Sacramento de nuestra fe
Todos:Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección
¡Ven, Señor Jesús!
Sacerdote: Padre de bondad,
mientras celebramos el memorial de nuestra reconciliación,
nuevamente te imploramos:
Que la presencia de tu Espíritu Santo
permanezca sobre estas ofrendas que te consagramos y que,
convertidas en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo Jesucristo,
sean para nosotros Pan de Vida y Cáliz de Salvación.
Haz que quienes comulgamos con estos sagrados dones,
llenos de la fuerza del Espíritu Santo
y fortalecidos en la comunión con Cristo Jesús
y como parte de la nueva creación, participemos de la gloria de tu Reino.
Padre, haz que, por este misterio,
tu Iglesia sea renovada a imagen y semejanza de tu Hijo.
Te pedimos por el Obispo de Roma, el Papa Francisco.
para que sea signo y vinculo de unidad entre todos los cristianos.
Bendice a todos los obispos de nuestra Iglesia Católica
a nuestro arzobispo Lorenzo,
a los demás obispos,
a nuestro Párroco Miguel,
a los presbíteros, a los pastores, ministros, servidores
y a cuantos cuidan y trabajan por tu pueblo.
Haz que sepamos discernir los signos de los tiempos
y crezcamos en la fidelidad al Evangelio;
que nos preocupemos de compartir en el amor
las angustias y las tristezas,
las alegrías y las esperanzas de la humanidad,
y así seamos signos que ayuden a encontrar
el camino de la salvación.
Acuérdate también, Padre,
de nuestros hermanos que murieron en la paz de tu Hijo,
y de todos los difuntos, cuya fe sólo tú conociste:
que, contemplando la luz de tu rostro,
estén participando en la gloriosa
comunión de los santos.
Y, cuando termine nuestro caminar por este mundo,
haz que llegue a manifestarse plenamente en nosotros
la presencia de tu Reino,
del que, por la efusión del Espíritu Santo,
participamos desde ahora, con fe firme,
con esperanza inquebrantable y con el más puro amor.
Peregrinos todavía en este mundo,
En comunión con María la Virgen, nuestra Madre,
Con San José, su esposo, con los apóstoles y los mártires,
[san N.: Santo del día o patrono]
y todos los santos, te invocamos, Padre, y te glorificamos,
Por Cristo, Señor nuestro.
Por Cristo, con Él y en Él
A ti Dios Padre Omnipotente
En la unidad del Espíritu Santo
Todo honor y roda gloria
Por los siglos de los siglos,
Todos: Amén.
‡‡ Antes del Padre Nuestro:
Monitor: El Padre nuestro es la oración que nos acerca al Padre, nos hermana con su
Hijo y nos hermana entre todos. Dios es el Padre nuestro, Padre de todos.
Como hermanos, nos tomamos de las manos y elevamos nuestra oración:
‡‡ Luego del Padre Nuestro, Introducción a la Paz:
Monitor: La Paz, y La Unidad, es el signo de que Dios habita en medio de su pueblo. Que
el signo de paz que nos damos, sea de verdad, la señal más clara de que nos reconocemos
como hermanos. Digamos juntos la oración por la Paz y la unidad… Señor Jesucristo, que
dijiste….
‡‡ Despedida:
Monitor: Nos ponemos de pie. (Espera un momento hasta que la gente se ponga de pie)
Hemos participado de esta Eucaristía con amor y alegría. Nos preparamos así para
celebrar juntos el misterio de nuestra fe, el misterio de nuestra salvación.
Caminemos juntos en esta «Semana Santa» hasta que lleguemos a participar de la Vida
plena de Jesús, que se entrega para nuestra resurrección.
Pidamos a María nuestra Madre que nos acompañe, hasta la alegría de la resurrección,
como ella acompañó a Jesús en el camino de la Cruz… Dios te Salve María…
‡‡ Oración de Agradecimiento
Sacerdote: Padre de Amor, que la Eucaristía que hemos compartido, nos fortalezca
para que, en nuestra vida diaria, podamos acompañar a tu Hijo Jesús en su caminar hacia la
Pascua, «en todo amando y sirviendo» a nuestros hermanos.
Por Jesucristo, nuestro señor.
Todos: - Amén
Jueves Santo

La Última cena, Lavatorio de los pies,


Institución del Sacerdocio, el Mandamiento
del Amor
Jueves Santo
‡‡ La Última Cena,
‡‡ Lavatorio de los pies,
‡‡ Institución del Sacerdocio,
‡‡ el Mandamiento del Amor
Jueves Santo
La Última cena, Lavatorio de los pies, Institución del
Sacerdocio, el Mandamiento del Amor
Monitor 1: Buenas noches, queridos hermanos:
Con la Misa vespertina de hoy damos comienzo al sagrado Triduo Pascual.
Monitor 2: Hemos terminado la Cuaresma, nuestra preparación para acompañar a Jesús
en la consumación de los hechos de nuestra salvación y, hoy nos reunimos como Iglesia
para agradecer a nuestro Padre Dios por la Vida de su Hijo entregada para la salvación de
todos.
Monitor 1: En esta celebración conmemoramos: La Cena del Señor Jesús, o la
Institución de la Eucaristía, como sacramento de Amor. Celebramos también la Institución
del sacramento del Sacerdocio, como servicio a la comunidad, Jesús, al lavar los pies a los
discípulos nos dice: «les he dado ejemplo para que también ustedes lo hagan», y finalmente
celebramos el mandato de Jesús de «amarnos los unos a los otros como hermanos».
Monitor 2: La celebración del «Triduo Santo, constituye una única celebración
dividida en tres partes: jueves, la Cena, el sacerdocio y el amor, viernes el camino de Jesús
hacia la vida que se manifiesta en la Crucifixión y muerte, para terminar el sábado con la
Vigilia Pascual y celebrar el triunfo de la Vida sobre la muerte. Por eso es importante que
participemos de estos tres momentos en estos tres días.
Monitor 1: Los sacerdotes que sirven en nuestra comunidad, celebran hoy su Ministerio,
de servicio y entrega. Nos unimos y nos solidarizamos con ellos, porque hacen posible que
cada día construyamos Iglesia.
Ahora nos ponemos de pie y nos preparamos a recibirles con el canto.
Como signo de gratitud por estos dones, todos unidos entonemos el canto de entrada.
‡‡ Canto de entrada
‡‡ Saludo del Sacerdote:
Monitor 2: Después del saludo del Sacerdote.
Hermanos y hermanas, Invitados a participar de la mesa de la Eucaristía hagamos un
momento de reflexión sobre cómo cumplimos, en nuestra vida, el mandamiento del Amor.
¡Pidamos perdón!
Sacerdote: Padre del Amor, al celebrar esta noche, tu mandato de amor, acudimos a tu
misericordia y te pedimos que perdones nuestras faltas de amor.
Para el canto del Perdón:
Monitor 1: En muchas ocasiones, por nuestra falta de amor, marginamos y despreciamos
a nuestros hermanos, a nuestro prójimo. Que el Señor nos enseñe a amar como Él nos ha
amado, eso le pedimos cantado todos juntos.
‡‡ Canto de Perdón
Sacerdote: Dios todo poderoso tenga misericordia de nosotros, perdone a todos nuestros
pecados y nos haga participar de la Vida Eterna.
Todos: Amén
Sacerdote: Hermanos Hoy, que celebramos la Institución de la Eucaristía «para el perdón
de los pecados», con el Mandamiento del Amor que nos da Jesús, todos juntos, reafirmemos
una vez más la confianza a la que Jesús nos impulsa: «la misericordia que abraza a todos
y en todos los rincones de la tierra. No hay espacio donde su misericordia no pueda llegar,
no hay espacio ni persona a la que no pueda tocar». Como signo de reconciliación y de paz,
abracemos la Misericordia de Dios en nuestros hermanos y compartamos el saludo de la
paz.
¡Que la paz del Señor esté siempre con ustedes!
Abracemos la Misericordia de Dios en nuestros hermanos. Y manifestemos nuestro signo
de reconciliación y de paz.
‡‡ Canto de la Paz
‡‡ Después del Saludo de la Paz
Monitor 2: Hemos sentido y vivido el amor y la misericordia que Dios nos tiene, por
eso nos perdona. Como respuesta nuestra, queremos Elevar nuestro canto de alabanza por
su infinito amor.
‡‡ Canto de alabanza - Gloria
‡‡ Luego del canto de alabanza
Monitor 1: La «Oración Inicial» o «Colecta», recoge todo el sentido de esta celebración.
Jesús quiere que también nosotros nos amemos como hermanos. Presentémosle con
confianza nuestras intenciones dirigiéndonos al Padre por medio de Jesús. Unámonos todos.
‡‡ Oración Inicial
Sacerdote: Padre de Amor, nos hemos reunido esta tarde, para celebrar la Institución
de la Eucaristía «para el perdón de los pecados» y que nos fortalece para que vivamos
el Mandamiento del Amor que nos dio Jesús, antes de entregarse a la muerte. Este es
el sacrificio de la nueva y eterna alianza, que has sellado con nosotros para siempre. Te
pedimos, que nos fortalezcas en la misericordia, para que vivamos la plenitud del Amor.
Por Jesús tu Hijo, nuestro hermano y salvador y por el espíritu que nos une.
- Por los siglos de los siglos.
Todos: - Amén.
‡‡ Terminada la Oración Colecta
Monitor 2: Tomen asiento, por favor: (Espera un momento hasta que la gente se
siente).
Hemos terminado la parte introductoria de la celebración; vamos a comenzar la segunda
parte que es, la liturgia de la palabra:
‡‡ Primera Lectura
Monitor 1: Los israelitas hacían cada año la Cena de Pascua con la que conmemoraban
su liberación de Egipto. Es la misma Última Cena que Jesús, como buen israelita, realiza
con sus discípulos, inaugurando, para todos, una nueva liberación del egoísmo y del mal
que a todos tantas veces nos domina.
LECTOR 1:
Del libro del Éxodo. (12, 1-8. 11-14)
En aquellos días, el Señor dijo a Moisés y a Aarón en Egipto: «Este mes será para ustedes
el principal, será para ustedes el primer mes del año. Digan a toda la asamblea de Israel:
‘El diez de este mes cada uno se conseguirá un cordero o un cabrito para su familia, uno
por casa. Si la familia es demasiado pequeña para terminarlo, que se junte con el vecino
de casa; el animal se repartirá según el número de comensales y lo que coma cada uno.
Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardarán hasta el día
catorce del mes, y entonces toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Con algo de
la sangre rociarán el marco de la puerta de la casa donde lo coman. Esa noche comerán la
carne, asada a fuego, acompañada de pan sin fermentar y verduras amargas.
Y lo comerán así: ceñidos con el cinturón, las sandalias en los pies, un bastón en la mano;
y lo comerán rápidamente, porque es la Pascua del Señor.
Esa noche atravesaré todo el territorio egipcio dando muerte a todos sus primogénitos,
de hombres y de animales; y daré un justo escarmiento a todos los dioses de Egipto. Yo
soy el Señor. La sangre será la contraseña de ustedes en las casas donde estén: cuando vea
la sangre, pasaré de largo; no los tocará la plaga exterminadora cuando yo pase hiriendo a
Egipto. Este día será para ustedes memorable, en él celebraran fiesta al Señor. Y lo harán
de generación en generación como una ley perpetua.
Palabra de Dios.
Todos: Te alabamos, Señor.
‡‡ Salmo:
Monitor 2: El salmo 115, Es un himno de agradecimiento a nuestro Dios por todo el
bien que nos hace, Le alabamos reconociendo su obra de salvación.
LECTOR 2:
¡Gracias, Señor por tu Misericordia!
Todos: ¡Gracias Señor, por tu Misericordia!
¿Cómo pagaré al Señor, todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación invocando el Nombre del Señor.
Todos: ¡Gracias Señor, por tu Misericordia!
Penosa es a los ojos del Señor la muerte de sus amigos.
¡De la muerte, Señor, me has librado,
a mí que soy tu siervo, hijo de tu esclava.
Todos: ¡Gracias Señor, por tu Misericordia!
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el Nombre del Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Todos: ¡Gracias Señor, por tu Misericordia!
‡‡ Segunda Lectura:
Monitor 1: Pablo, en la segunda lectura, nos recuerda la tradición en la Iglesia de la
Cena del Señor. La Eucaristía es el Sacramento de la unión y del servicio a los demás.
Pongamos atención.
Lector 3:
De la 1ra Carta de Pablo a los Corintios.
Hermanos:
Yo recibí del Señor lo que les transmití: que el Señor, la noche que era entregado, tomó
pan, dando gracias lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo que se entrega por ustedes. Hagan
esto en memoria mía. De la misma manera, después de cenar, tomó la copa y dijo: Esta
copa es la nueva alianza sellada con mi sangre. Cada vez que la beban háganlo en memoria
mía.
Y así, siempre que coman este pan y beban esta copa, proclamarán la muerte del Señor,
hasta que vuelva.
Palabra de Dios.
Todos: Te alabamos, Señor.
‡‡ Canto:
‡‡ Antes del Evangelio:
Monitor 2: Jesús lava los pies de sus discípulos, una tarea que era propia de esclavos.
Con este gesto inesperado, hace visible la actitud de rebajamiento y de servicio que
caracteriza su presencia en la comunidad. El que sirve a los demás desde los pies, ese es
discípulo de Jesús. Escuchemos este conmovedor mensaje.
Sacerdote:
+ Del Evangelio de Juan 13, 1-15.
Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús, que llegaba la hora de pasar de este mundo
al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Durante la cena, cuando el Diablo había sugerido a Judas Iscariote que lo entregara,
sabiendo que todo lo había puesto el Padre en sus manos, que había salido de Dios y
volvía a Dios, se levanta de la mesa, se quita el manto, y tomando una toalla, se la ató a la
cintura. Después echa agua en un recipiente y se puso a lavarles los pies a los discípulos y
a secárselos con la toalla que llevaba en la cintura.
Llegó a Simón Pedro, el cual le dice: «Señor, ¿tú me vas a lavar los pies?» Jesús responde:
«Lo que yo hago no lo entiendes ahora, más tarde lo entenderás».
Replica Pedro: «No me lavarás los pies jamás». Le responde Jesús: «Si no te lavo, no
tienes nada que ver conmigo».
Le dice Simón Pedro: «Señor, si es así, no sólo los pies, sino las manos y la cabeza».
Le responde Jesús: «El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque
está completamente limpio. Y ustedes están limpios, aunque no todos» -conocía al que lo
iba a entregar y por eso dijo que no todos estaban limpios-.
Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo:
«¿Comprenden lo que acabo de hacer? Ustedes me llaman maestro y señor, y dicen
bien. Pero si yo, que soy maestro y señor, les he lavado los pies, también ustedes deben
lavarse los pies unos a otros. Les he dado ejemplo para que hagan lo mismo que yo hice
con ustedes.
Palabra de Dios.
Todos: Te alabamos, Señor.
‡‡ Después de la homilía - Antes del lavatorio de los pies
Monitor 1: En estos momentos, queridos hermanos, damos inicio al lavatorio de los
pies. El Sacerdote, imitando el gesto de Jesús, lavará los pies a doce personas de nuestra
comunidad parroquial. Con este gesto, una tarea que era propia de esclavos que hace
visible la actitud de humildad y de servicio que caracteriza su presencia en la comunidad,
Jesús nos enseñó que tenemos que amarnos. La expresión máxima de amor es el servicio
desinteresado y generoso, Jesús se agachó para servir, nosotros también debemos hacer lo
mismo.
‡‡ Canto que acompaña el lavatorio
‡‡ Después del lavatorio de los pies
Monitor 2: Hermanos y hermanas: Jesús nos dio el ejemplo de servir, el sacerdote
siguiendo el ejemplo de Jesús ha mostrado un gesto de amor y servicio a la comunidad con
el lavatorio de los pies. Ahora, estamos invitados todos nosotros a que nos acerquemos a
depositar nuestra ofrenda en las canastas que están acá adelante, que también este sea nuestro
gesto de servicio y entrega generosa, una forma de poner en práctica el mandamiento del
Amor a nuestros hermanos, los más necesitados, este será nuestro servicio a través de las
obras de la Parroquia.
‡‡ Canto de Ofrendas
Monitor 1: Ahora, con la confianza puesta en nuestro Dios presentamos nuestras
oraciones.
Sacerdote: Padre Dios, que manifiestas tu Amor a través de tu Hijo Jesús, escucha las
peticiones que te presentamos.
Monitor 2: A cada una de las invocaciones respondemos Todos:
¡Escúchanos, Padre de Amor!
Monitor 2: Por la Iglesia universal, para que al compartir el Cuerpo y Sangre de Jesús,
comparta también, el servicio y el amor a los más pequeños y débiles. Roguemos al Señor.
Todos: ¡Escúchanos, Padre de Amor!
Monitor 1: Por el Papa, los obispos, los sacerdotes, los catequistas y por todos los
ministros y ministras de la Eucaristía, para que trasmitan al mundo la misericordia del
Padre. Roguemos al Señor.
Todos: ¡Escúchanos, Padre de Amor!
Monitor 2: Por todos los que tienen un cargo de responsabilidad en la sociedad, para
que aúnen esfuerzos de conseguir un trabajo digno para todos. Roguemos al Señor.
Todos: ¡Escúchanos, Padre de Amor!
Monitor 1: Por todos los que sufren alguna necesidad, para que así como compartimos el
cuerpo de Cristo, también les ayudemos a aliviar o a satisfacer sus necesidades. Roguemos
al Señor.
Todos: ¡Escúchanos, Padre de Amor!
Monitor 2: Por todas las comunidades cristianas y sus servidores para que al ejemplo
de Jesús, no tengan miedo de agacharse a servir a su prójimo. Roguemos al Señor.
Todos: ¡Escúchanos, Padre de Amor!
Monitor 1: Por nuestros enfermos, por los moribundos, para que encuentren en la
Eucaristía la fuerza que anima su fe. Roguemos al Señor.
Todos: ¡Escúchanos, Padre de Amor!
Monitor 2: Por todos nosotros, para que compren- damos que el compartir la Eucaristía,
nos compromete a compartir lo que somos y tenemos con los que menos tienen. Roguemos
al Señor.
Todos: ¡Escúchanos, Padre de Amor!
Sacerdote: Escucha Padre de bondad nuestras peticiones y danos la fuerza para
compartir la mesa y el destino, como hermanos, nuestras vidas en la muerte y en la vida de
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina, por los siglos de los siglos. Amén.
‡‡ Después de la Oración de los fieles - Antes del ofertorio
Monitor 1: Pueden tomar asiento. (Espera un momento hasta que la gente se siente).
Juntos, con el pan y el vino, le ofrecemos al Señor toda nuestra vida, nuestras alegrías y
esperanzas, nuestras tristezas y dolores y angustias. Que el Señor los acepte y los transforme
en el Cuerpo de Jesús, que se parte y se reparte por nosotros, para que siendo parte de su
Cuerpo compartamos nuestro pan con los hermanos.
‡‡ Canto de ofertorio
‡‡ Terminado el ofertorio
Monitor 2: Nos ponemos de pie.
El sacerdote presentará nuestras ofrendas al Padre con una oración. Nos unimos todos en
silencio a la Oración del ofertorio.
Sacerdote: Padre de amor, te presentamos el pan y el vino, frutos de nuestro esfuerzo
diario, que al transformarse en el Cuerpo y la Sangre de tu hijo Jesús, sean para nosotros
alimento para que también seamos el pan compartido para nuestros hermanos.
Por Jesucristo, nuestros Señor.
Todos: Amén.
‡‡ Después de la oración del ofertorio - antes de la Plagraria Eucarística
Monitor 1: Toda la celebración ha estado dirigida a este momento. Comenzamos con
el Prefacio. En él expresamos las razones que tenemos para dar gracias a Dios: Jesús se
entrega por nuestra salvación y comparte con nosotros su cuerpo, verdadera comida; y su
sangre, verdadera bebida. Jesús nos invita a hacer lo mismo.
Participemos con alegría y con fe, en esta parte inicial de la Plegaria.
Sacerdote:
Es bueno y justo, darte gracias, Padre del Amor,
ahora y siempre y en todo lugar,
por medio de Jesucristo,
que manifiesta tu amor y tu misericordia
a cada persona, a cada ser humano,
especialmente al pobre, al débil, al que sufre.
Jesús proclamó felices los misericordiosos
y nos mostró con su ejemplo tu misericordia;
pasó haciendo el bien curando las heridas
alivió el dolor y el sufrimiento del ser humano.
En su Amor, quiso quedarse con nosotros
en este sacramento, que nos une en la mesa
y el destino, como hermanos,
nuestras vidas en Tu muerte y en Tu vida.
Por ese amor tan grande, Padre
y por tu misericordia infinita,
unimos nuestras voces con los ángeles,
los santos y la creación entera,
para cantar la alegría de nuestra salvación.
Santo, Santo, Santo...
‡‡ Terminado el Canto del Santo
Monitor 2: Con la Plegaria Eucarística, se hace realidad la presencia de Jesús que
comparte nuestra historia. Así como Jesús entregó su vida por nuestra liberación, nosotros
debemos hacerlo en conmemoración suya. Pongámonos de rodillas y participemos con fe
en el momento crucial de esta celebración.
‡‡ Antes del Padre Nuestro
Monitor 1: Jesús se ha hecho presente entre nosotros. Nos enseña a llamar a Dios
«nuestro Padre» y a pedir que venga su Reino. «Venga a nosotros tu reino», para que nunca
falte el trabajo, el pan en cada mesa familiar, para que sepamos amar y perdonar, para que
todos seamos hermanos.
Dirigimos nuestra Oración al Padre de todos. Manifestemos nuestra hermandad dándonos
las manos y cantemos juntos.
‡‡ Canto del Padre Nuestro
‡‡ Luego del padre Nuestro - Introducción para la Paz
Monitor 2: La Paz, y La Unidad, entre nosotros es el signo de que Dios habita en
medio de su pueblo.
Que el signo de paz que nos damos, sea de verdad, la señal más clara de nuestro amor al
prójimo y de que nos reconocemos como hermanos. Digamos juntos: Señor Jesucristo que
dijiste a tus Apóstoles...
‡‡ Cantos de Paz
‡‡ Canto Cordero de Dios
‡‡ Canto de Comunión
‡‡ Despedida
Monitor 1: Hermanos y hermanas: Esta celebración no termina aquí. Por eso no hay
bendición, sino que en procesión vamos a acompañar a Jesús en esta noche de dolor y
sufrimiento.
El segundo momento de esta celebración continuará el día de mañana a las 4 de la tarde.
Les esperamos.
Monitor 2: Ahora acompañemos a Jesús que va a ser trasladado hasta el altar
«monumento» en donde permanecerá durante la hora santa y mañana por la mañana
Acompañamos en procesión por el interior de templo.
Monitor 1: Las personas que puedan acompañar a Jesús en la Hora Santa permanecerán
aquí, junto al sagrario. En señal de que como familia le acompañamos podemos poner las
velitas que hemos traído y las dejamos dentro del lugar que hemos señalado.
¡Muchas Gracias!
Viernes Santo

Pasión de N. S. Jesucristo
Adoración de la Cruz
Viernes Santo
‡‡ Pasión de N. S. Jesucristo
‡‡ Adoración de la Cruz
Viernes Santo
‡‡ Pasión de N. S. Jesucristo
‡‡ Adoración de la Cruz
Monitor 1: ¡Buenas tardes! Hermanos.
Monitor 2: Hoy, continuamos con la celebración del Misterio Pascual que habíamos
comenzado ayer jueves.
Monitor 1: Este día, nos reunimos los cristianos para acompañar a Jesús en su entrega
total de amor por la salvación del mundo. Jesús entrega su vida por nosotros, por nuestra
salvación. Al caminar con Jesús hacia la cruz y la muerte, caminamos con él también hacia
la vida. Vida de Resurrección, de entrega, de amor, de plenitud.
Monitor 2: Estamos aquí, hermanos y hermanas, para orar en silencio, para escuchar
el relato de la pasión y para mirar y mirarnos en el árbol de la salvación.
Monitor 1: La gloria del Domingo de Ramos se convierte en la vergüenza del Calvario.
Las alabanzas se convierten en gritos de muerte.
Monitor 2: Y aquí estamos nosotros, espectadores mudos, asistiendo a la representación.
Monitor 1: Les invitamos hermanos y hermanas, a que nos despojemos de nuestras
seguridades y de nuestra autosuficiencia, a dejarnos cuestionar por este gesto de amor y de
entrega y les invitamos, sobre todo, a vivir esta celebración como acto de fe y como nuestra
respuesta de amor, al que nos ama de verdad, sin pedir nada a cambio.
Monitor 2: Al iniciar esta celebración, guardemos silencio. Van a entrar los Sacerdotes,
que en actitud reverente se postrarán rostro en tierra. Nosotros les acompañamos poniéndonos
de rodillas y elevamos nuestra oración de acompañamiento a Jesús, en silencio.
1. Oración Inicial
Sacerdote: Recuerda Padre, que tu ternura y tu misericordia son eternas; santifica a tus
hijos y protégelos siempre, pues Jesucristo, tu Hijo, en favor nuestro instituyó por medio
de su sangre el misterio pascual. Por Jesucristo Nuestro Señor… AMÉN.
Monitor 1: Damos comienzo a la liturgia de la palabra con el libro de Isaías. En silencio
meditativo pongamos atención a la proclamación de la Palabra hecha carne y que se hace
realidad en Jesús y en nuestra historia.
2. Liturgia de la Palabra
‡‡ Primera lectura:
Monitor 2: La lectura de Isaías es el pregón del Viernes Santo ¿Quién es este siervo de
Yahvé? ¿Qué misión se le encomienda? ¿Qué hace con su vida? Escuchemos esta palabra
de Isaías que, siglos antes de Jesús, escribió este canto como si pensara en Jesús, como si
estuviera viendo el desenlace de su vida.
Jesús cumple esta profecía al pie de la letra, carga con nuestros pecados e intercede por
nosotros. Escuchemos
Lector 1: Del libro de Isaías (52,13-53,12)
He aquí que mi siervo prosperará, será engrandecido y exaltado, será puesto en alto.
Muchos se horrorizaron al verlo, porque estaba desfigurado su semblante, que no tenía ya
aspecto de hombre; pero muchos pueblos se llenaron de asombro. Ante él los reyes cerrarán
la boca, porque verán lo que nunca se les había contado y comprenderán lo que nunca se
habían imaginado.
¿Quién habrá de creer lo que hemos anunciado? ¿A quién se le revelará el poder del
Señor? Creció en su presencia como planta débil, como una raíz en el desierto. No tenía
gracia ni belleza. No vimos en él ningún aspecto atrayente; despreciado y rechazado por
los hombres, varón de dolores, habituado al sufrimiento; como uno del cual se aparta la
mirada, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros
dolores; nosotros lo tuvimos por leproso, herido por Dios y humillado, traspasado por
nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Él soportó el castigo que nos trae la
paz. Por sus llagas hemos sido curados.
Todos andábamos errantes como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó
sobre él todos nuestros crímenes. Cuando lo maltrataban, se humillaba y no abría la boca,
como un cordero llevado a degollar; como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría
la boca.
Inicuamente y contra toda justicia se lo llevaron. ¿Quién se preocupó de su suerte? Lo
arrancaron de la tierra de los vivos. Lo hirieron de muerte por los pecados de mi pueblo,
le dieron sepultura con los malhechores a la hora de su muerte, aunque no había cometido
crímenes, ni hubo engaño en su boca.
El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida como expiación,
verá a sus descendientes, prolongará sus años y por medio de él prosperarán los designios
del Señor. Por las fatigas de su alma, verá la luz y se saciará; con sus sufrimientos justificará
mi siervo a muchos, cargando con los crímenes de ellos.
Por eso le daré una parte entre los grandes, y con los fuertes repartirá despojos, ya que
indefenso se entregó a la muerte y fue contado entre los malhechores, cuando tomó sobre
sí las culpas de todos e intercedió por los pecadores.
Palabra de Dios
Todos - Te alabamos, Señor.
‡‡ Salmo de Meditación (Sal 30)
Monitor 1: El Salmo 30 es la oración de confianza y entrega total al Padre Dios, a pesar
del momento de Jesús, Él confía plenamente en su padre. Es la Oración del sufriente que
nos invita a confiar en nuestro Padre. Oremos juntos con el Salmo 30.
Lector 2: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
Todos: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
A Ti Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado,
Tú que eres justo, ponme a salvo.
A tus manos encomiendo mi espíritu,
Tú el Dios leal, me librarás.
Todos: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
Soy la burla de todos mis enemigos, mis vecinos se horrorizan,
y mis conocidos se espantan de mí.
Si me ven en la calle, se alejan de mí.
Todos: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
Pero yo, Señor, confío en ti, recuerdo que eres mi Dios.
Mi destino está en tu mano.
Líbrame de los enemigos que me persiguen.
Todos: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
‡‡ Segunda lectura
Monitor 2: La Carta a los Hebreos nos invita a vivir y a «mantener la fe que profesamos».
Obedecer a Dios nunca cuesta dinero, a veces cuesta lágrimas y a sus elegidos siempre les
cuesta la vida.
Hoy nos acercamos al muerto que vence la muerte para mendigar misericordia y perdón,
para abrir la puerta de la vida y de la salvación.
Jesús es la fuente, causa de la salvación eterna para los que le obedecen. No tengamos
miedo en mancharnos con su sangre. Acerquémonos a Él. ¡Pongamos atención!
Lector 3 - De la Carta a los Hebreos (4,14-16; 5,79)
Hermanos:
Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro sumo sacerdote, que ha entrado en el cielo.
Mantengámonos firme la profesión de nuestra fe. En efecto, no tenemos un sumo sacerdote
que no sea capaz de compadecerse de nuestros sufrimientos, puesto que él mismo ha pasado
por las mismas pruebas que nosotros, excepto el pecado. Acerquémonos, por tanto, con
plena confianza al trono de la gracia, para recibir misericordia, hallar la gracia y obtener
ayuda en el momento oportuno.
Precisamente por eso, Cristo, durante su vida mortal, ofreció oraciones y súplicas con
fuertes voces y lágrimas, a aquel que podía librarlo de la muerte. Y fue escuchado por su
piedad. A pesar de que era Hijo, aprendió a obedecer padeciendo, y llegado a su perfección,
se convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los que lo obedecen.
Palabra de Dios
Todos - Te alabamos, Señor.
Monitor 1: La Pasión de Jesús es la revelación suprema de que su Reino no es de este
mundo, pero se realiza en este mundo, en nuestra historia. La Pasión es la revelación del
gran amor de Dios a los crucificados de este mundo. La cruz es la derrota del mal, de la
violencia, de la muerte. La cruz es la última victoria del amor. Les rogamos, por favor que
tomen asiento (Espera un momento a que la gente se siente) y en silencio y meditando
Escuchemos la proclamación de la Pasión.
‡‡ Evangelio
+ Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, Según San Juan 18,1-40; 19,1-42
Monitor 2: Sigamos el relato de la Pasión en silencio meditativo. Pueden tomar
asiento (Espera un momento para que la gente se siente, y continúa).
Monitor 2: En aquel tiempo, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente
Cedrón, donde había un huerto y, entraron allí, él y sus discípulos. Judas, el traidor, también
conocía el sitio, porque Jesús se reunía allí con sus discípulos. Entonces Judas tomó un
batallón de soldados y de guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos y entró en el
huerto con linternas, antorchas y armas.
Jesús, sabiendo todo lo que iba a suceder, se adelantó y les dijo:
Sacerdote: «¿A quién buscan?»
Monitor 2: Le contestaron:
Hombre 1, Hombre 2, Mujer: «A Jesús, el Nazareno».
Monitor 2: Él les dijo:
Sacerdote: «Soy Yo».
Monitor 2: Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles «Yo soy», ellos
retrocedieron y cayeron en tierra. Jesús les volvió a preguntar:
Sacerdote: «¿A quién buscan?»
Monitor 2: Ellos dijeron:
Hombre 1, Hombre 2, y Mujer, «A Jesús, el Nazareno».
Monitor 2: Jesús contestó:
Sacerdote: «Les he dicho que soy Yo. Si me buscan a mí, dejen que éstos se vayan».
Monitor 2: Monitor 2: Así se cumplió lo que Jesús había dicho: «No he perdido a
ninguno de los que me diste».
Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió a un criado del Sumo
Sacerdote y le cortó la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a
Pedro:
Sacerdote: «Mete la espada en la vaina. ¿No voy a beber el cáliz que me ha dado mi
Padre?»
Monitor 2: El batallón, su comandante y los criados de los judíos, apresaron a Jesús,
lo ataron y lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, Sumo Sacerdote
aquel año. Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un
solo hombre muera por el pueblo».
Simón Pedro y otro discípulo iban siguiendo a Jesús. Este discípulo era conocido del
Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo Sacerdote, mientras Pedro se
quedaba fuera, junto a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del Sumo Sacerdote,
habló con la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces a Pedro:
Mujer: «¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?»
Monitor 2: Él dijo:
Hombre 1: «No lo soy».
Monitor 2: Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío
y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose.
El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le
contestó:
Sacerdote: «Yo he hablado abiertamente al mundo y he enseñado continuamente en la
sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondida.
¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído sobre lo que les he hablado.
Ellos saben lo que he dicho».
Monitor 2: Apenas dijo esto, uno de los guardias le dio una bofetada a Jesús, diciéndole:
Hombre 2: «¿Así contestas al Sumo Sacerdote?»
Monitor 2: Jesús le respondió:
Sacerdote: «Si he faltado al hablar, demuestra en qué he faltado; pero si he hablado
como se debe, ¿por qué me pegas?»
Monitor 2: Entonces Anás lo envió atado a Caifás, el sumo sacerdote. Simón Pedro
estaba de pie, calentándose y le dijeron:
Hombre 1, Hombre 2, y Mujer, «¿No eres tú también uno de sus discípulos?»
Monitor 2: Él lo negó diciendo:
Hombre 1: «No lo soy».
Monitor 2: Uno de los criados del Sumo Sacerdote, pariente de aquél a quien Pedro le
había cortado la oreja, le dijo:
Hombre 2: «¿Qué, no te vi yo con Él en el huerto?»
Monitor 2: Pedro volvió a negarlo y, en seguida, cantó el gallo.
Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era muy de mañana y ellos no entraron en
el palacio para no incurrir en impureza y poder comer la cena de Pascua.
Salió entonces Pilato adonde estaban ellos y les dijo:
Hombre 1: «¿De qué acusan a este hombre?»
Monitor 2: Le contestaron:
Hombre 2: «Si éste no fuera un malhechor, no te lo hubiéramos traído».
Monitor 2: Pilato les dijo:
Hombre 1: «Pues llévenlo y júzguenlo según su ley».
Monitor 2: Los judíos le respondieron:
Hombre 2: «No estamos autorizados para dar muerte a nadie».
Monitor 2: Así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a
morir.
Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:
Monitor 2: «¿Eres Tú el rey de los judíos?»
Jesús le contestó:
Sacerdote: «¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?»
Monitor 2: Pilato le respondió:
Hombre 1: «¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a
mí. ¿Qué es lo que has hecho?»
Monitor 2: Jesús le contestó:
Sacerdote: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis
servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino
no es de aquí».
Monitor 2: Pilato le dijo:
Hombre 1: «¿Con que tú eres rey?»
Monitor 2: Jesús le contestó:
Sacerdote: «Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la
verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz».
Monitor 2: Pilato le dijo:
Hombre 1: «¿Y qué es la verdad?»
Monitor 2: Dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos y les dijo:
Hombre 1: «No encuentro en Él ninguna culpa. Entre ustedes es costumbre que por
Pascua ponga en libertad a un preso. ¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?»
Monitor 2: Pero todos ellos gritaron:
Hombre 1, Hombre 2, y Mujer, «¡No, a ese no! A Barrabás»
Monitor 2: (El tal Barrabás era un bandido). Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mando
azotar. Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron sobre la cabeza, le
echaron encima un manto color púrpura, y acercándose a él le decían:
Hombre 1, Hombre 2, y Mujer, «¡Viva el rey de los judíos!»
Monitor 2: Le daban de bofeteadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo:
Hombre 1: «Aquí lo traigo para que sepan que no encuentro en él ninguna culpa».
Monitor 2: Salió, pues, Jesús, llevando la corona de espinas y el manto de color
púrpura. Pilato les dijo:
Hombre 1: «¡Aquí está el hombre!»
Monitor 2: Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y sus servidores, gritaron:
Hombre 1, Hombre 2, y Mujer, «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!»
Monitor 2: Pilato les dijo:
Hombre 1: «Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no encuentro culpa en Él».
Monitor 2: Los judíos contestaron:
Hombre 2: «Nosotros tenemos una Ley, y según ésa tiene que morir, porque se ha
declarado Hijo de Dios».
Monitor 2: Cuando Pilato oyó estas palabras se asustó aún más y entrando otra vez en
el pretorio, dijo a Jesús:
Hombre 1: «¿De dónde eres Tú?»
Monitor 2: Pero Jesús no contestó. Pilato le dijo entonces:
Hombre 1: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad
para crucificarte?»
Monitor 2: Jesús le respondió:
Sacerdote: «No tendrías ninguna autoridad, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso,
el que me ha entregado a ti, tiene un pecado mayor».
Monitor 2: Desde ese momento, Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:
Hombre 1, Hombre 2, y Mujer, «Si sueltas a ese hombre, no eres amigo del César».
Monitor 2: Al oír estas palabras, Pilato sacó afuera a Jesús y lo hizo sentó en el
tribunal, en el sitio que llaman «el Enlosado», en hebreo, «Gábbata».
Era el día de la preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Dijo Pilato a los judíos:
Hombre 1: «Aquí tienen a su rey».
Monitor 2: Ellos gritaron:
Hombre 1, Hombre 2, y Mujer, «¡Fuera, fuera, Crucifícalo!»
Monitor 2: Pilato les dijo:
Hombre 1: «¿A su rey voy a crucificar?»
Monitor 2: Contestaron los sumos sacerdotes:
Hombre 2: «No tenemos más rey que el César».
Monitor 2: Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús y él,
cargando con la cruz, se dirigió hacia el sitio llamado «La Calavera», en hebreo se dice
«Gólgota», donde lo crucificaron, y con Él a otros dos, uno en cada lado y en medio Jesús.
Pilato mandó escribir un letrero y ponerlo encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús el
Nazareno, el rey de los judíos».
Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a
Jesús y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos
dijeron a Pilato:
Hombre 2: «No escribas: «El rey de los judíos», sino: Este ha dicho: «Soy rey de los
judíos»».
Monitor 2: Pilato les contestó:
Hombre 1: «Lo escrito, escrito está».
Monitor 2: Cuando crucificaron a Jesús, los soldados cogieron su ropa e hicieron
cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica sin costura, tejida toda de una
pieza de arriba abajo. Por eso se dijeron entre sí:
Hombre 2: «No la Rasguemos, sino echemos suerte para ver a quién le toca».
Monitor 2: Así se cumplió lo que dice la Escritura: «Se repartieron mis vestiduras y
echaron a suerte mi túnica». Y eso hicieron los soldados.
Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y
María Magdalena. Al ver a la madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo
a su madre:
Sacerdote: «Mujer, ahí está tu hijo».
Monitor 2: Luego dijo al discípulo:
Sacerdote: «Ahí está tu madre».
Monitor 2: Y desde entonces el discípulo se la llevo a vivir con él.
Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se
cumpliera la Escritura dijo:
Sacerdote: «Tengo sed».
Monitor 2: Había allí jarro lleno de vinagre. Los soldados sujetaron una esponja
empapada en vinagre a una caña de hisopo y se la acercaron a la boca. Jesús probó el
vinagre y dijo:
Sacerdote: «Todo está cumplido».
Monitor 2: E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
- Nos ponemos de rodillas. (Se hace un breve silencio de adoración).
- (A la señal de sacerdote dice). - Nos ponemos de Pie (espera un momento).
Monitor 2: Entonces los judíos, como era el día de de la Preparación de la Pascua,
para que los cuerpos de los ajusticiados no se quedaran en la cruz el sábado, porque aquel
sábado era un día muy solemne, pidieron a Pilato que le quebraran las piernas y los quitaran
de la cruz. Fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que
habían sido crucificados con él. Pero al llegar Jesús viendo que ya había muerto, no le
quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza e
inmediatamente salió sangre y agua.
El que vio da testimonio de esto y su testimonio es verdadero y él sabe que dice la
verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera lo que dice la
Escritura: «No le quebrarán ningún huesos». Y en otro lugar de la Escritura, dice: «Mirarán
al que traspasaron».
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero oculto por miedo a
los judíos, pidió a Pilato que lo dejara llevarse su cuerpo.
Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de
mezcla de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con esos
aromas, según se acostumbra a enterrar entre judíos.
Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo, donde
nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la preparación de
la Pascua y el sepulcro estaba cerca, allí pusieron a Jesús.
Sacerdote: Palabra del Señor
Todos: - Gloria a ti, Señor Jesús.
Monitor 1: Vamos a orar como pueblo de Dios por toda la humanidad. Es nuestra
oración concelebrada. En esta oración rezamos por todo el mundo, y nos sentimos miembros
de la iglesia universal.
El momento de su muerte, Jesús, lleva consigo su deseo de salvación ante el Padre Dios,
su Padre y nuestro Padre, por eso hoy elevamos nuestras súplicas a nuestro Padre por la
Iglesia Universal y por toda la humanidad.
3. Oración Universal
Sacerdote: Hermanos. «El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros, ¿No nos concederá con Él toda clase de favores? Por eso, oremos confiadamente
convencidos de que nuestra súplica está respaldada por la Sangre purificadora de Cristo
Jesús». Decimos todos: Escucha, Señor, el clamor de tu pueblo.
Todos: - Escucha, Señor, el clamor de tu pueblo.
Monitor 2: Oremos por el Papa, por nuestros obispos, por todos los Presbíteros y
Diáconos, por todos los ministros de la iglesia y por todos los que tienen un ministerio en
la Iglesia y por el Pueblo de Dios. (Oremos un momeneto en silencio)
Sacerdote: Para que los pastores del pueblo cristiano y los que guían a tu iglesia, sirvan
generosamente a todos sus hermanos. Oremos al Señor.
Todos: - Escucha, Señor, el clamor de tu pueblo.
Monitor 1: Por todas las Iglesias Cristianas que siguen a Jesús, separadas por nuestros
egoísmos a lo largo de la historia
Sacerdote: Para que la Iglesia nacida en el costado abierto de Jesús, sea siempre UNA,
según el proyecto de Jesús. Oremos al Señor.
Todos: - Escucha, Señor, el clamor de tu pueblo.
Monitor 2: Oremos por los miembros del Pueblo Judío y por todos los que no creen
ni aceptan a Jesús.
Sacerdote: Para que todos los hombres reconozcan que Dios quiere salvarnos por medio
de Jesús. Oremos al Señor.
Todos: - Escucha, Señor, el clamor de tu pueblo.
Monitor 1: Oremos por nuestra Patria, por sus gobernantes y por todo el continente
Latinoamericano.
Sacerdote: Para que todos los ecuatorianos nos esforcemos en conjunto a desterrar
la violencia y trabajemos por construir una sociedad en paz. y para que los países de
Latinoamérica alcancen su liberación integral y definitiva. Oremos al Señor.
Todos: - Escucha, Señor, el clamor de tu pueblo.
Monitor 2: Oremos por los enfermos, por los huérfanos, por los que sufren material y
moralmente.
Sacerdote: Para que reciban la paz y el consuelo en la esperanza cristiana y en nuestra
caridad fraterna. Oremos al Señor.
Todos: - Escucha, Señor, el clamor de tu pueblo.
Sacerdote: Que esta súplica te llegue a ti, Padre Bueno.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Todos: Amén.
Monitor 1: Hermanos y hermanas, La Cruz, muchas veces es señal de muerte, pero para
nosotros cristianos, la Cruz es el árbol de la vida, es señal del Triunfo sobre la muerte, sobre
el mal, sobre la violencia, sobre los intereses personales. Es el triunfo de los ajusticiados
injustamente para llegar a la plenitud de la Vida.
4. Adoración de la Cruz
Monitor 2: La Cruz es el Amor que triunfa sobre toda muerte y sobre todo mal.
Nos ponemos de pie para recibir la Cruz que entra como señal del amor que viene a
salvarnos y a darnos Vida.
A las aclamaciones del sacerdote, todos vamos a responder: «vengan a adorarlo»
Sacerdote: Este es el árbol de la Cruz, donde estuvo clavado el Salvador del mundo.
(tres veces)
Todos: vengan a adorarlo. (tres veces)
Cuando el Sacerdote llega al centro para la Adoración de la Cruz.
Monitor 1: Ha llegado el momento de la Adoración de la Cruz. No es la cruz en sí
misma, es lo que representa para nosotros cristianos, «el árbol de la Vida en donde estuvo
clavado el salvador del mundo». Es el momento supremo de la salvación que nosotros, con
un beso lo aceptamos como compromiso de seguir haciendo realidad la salvación para toda
nuestra humanidad.
Monitor 2: En primer lugar, hermanos, este gesto lo van a realizar los sacerdotes,
luego se acercarán los del coro y los acólitos y Monitores.
Monitor 1: Para realizar la adoración de la Cruz. Les rogamos hacer tres filas, Una en
el centro y una a cada extremo.
Monitor 2: También les indicamos que las ofrendas que se recogen hoy están
destinadas a cuidar los lugares santos. Esta colecta u ofrenda de amor de nuestra parte, NO
LA VAMOS A REALIZAR EL MOMENTO ADORAR LA CRUZ. La realizaremos
luego, un momento antes de la comunión.
‡‡ Cantos
5. Rito de la comunión
Monitor 1: Ha llegado el momento del rito de la Comunión. Es el momento de nuestra
unión íntima con Dios y con nuestros hermanos, ayer Jesús se hizo pan compartido, para
que tengamos vida, hoy entrega su vida para nuestra salvación.
Nos ponemos de pie y como hermanos nos tomamos de las manos y elevamos nuestra
oración al Padre.
Padre Nuestro que estás…
Sacerdote: Líbranos Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días,
para que ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de
toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
Todos: Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre Señor.
Monitor 2: Como signo de reconciliación y de paz, esa paz que Jesús nos entrega con
su muerte y Resurrección, nos unimos todos en la Oración por la paz del Mundo.
Sacerdote: Señor Jesucristo que dijiste a tus Apóstoles: «La paz les dejo, mi paz les
doy». No tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y conforme a tu
palabra, concédenos la paz y la unidad. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Todos: Amén.
Sacerdote: Hermanos La Paz que nos da Jesús con su muerte, nos hace participar de su
resurrección, Como hermanos, Compartamos el saludo de la vida y de la PAZ
Monitor 1: En este momento, las personas encargadas pasarán a hacer la colecta, les
recordamos que lo que la ofrenda dey, está destinada a Tierra Santa, para el cuidado de los
lugares santos.
Monitor 2: Les invitamos hermanos y hermanas a compartir el Cuerpo de Cristo
entregado por nuestra liberación, nos acercamos a la Comunión y acompañamos cantando.
‡‡ Canto
6. Despedida
Monitor 1: Llevemos con nosotros el mensaje que nace de la Cruz de Cristo. Volvamos
a nuestras casas en la paz, la alegría y la esperanza del Señor Resucitado
Monitor 2: Hermanos y hermanas: El Triduo Pascual es una sola Celebración, en tres
partes. Comenzamos con la primera parte, ayer jueves, estamos terminando la segunda
parte, en la que hoy tampoco hay bendición. La tercera parte la continuaremos mañana a
partir de las 20:00.
Les esperamos nuevamente mañana para celebrar juntos la Resurrección de Jesús.
Monitor 1: Monitor 2: ¡Hasta Mañana!
1. Introducción
Monitores 1 y 2 - Hermanos ¡buenas noches!
Monitor 1: Sean bienvenidos a la celebración de la fiesta de las fiestas, la solemne
Vigilia Pascual que vamos a comenzar, en esta noche gloriosa de la Resurrección del Señor.
Nos hemos reunido para participar en la fiesta más solemne e importante de la liturgia
cristiana, que celebra la resurrección de Jesucristo y nuestra propia resurrección.
Sábado Santo

‡‡ Vigilia Pascual
Sábado Santo
‡‡ Vigilia Pascual
Sábado Santo
‡‡ Vigilia Pascual
Monitor 2: En la oscuridad de la noche, cuando todo parece perdido, surge una luz
nueva, Jesús Resucitado. - Caminando tras él, venceremos nuestras propias tinieblas y
seremos iluminados con el resplandor de su resurrección.
Monitor 1. Asistamos a todos los ritos de esta solemne Vigilia, con un corazón sencillo
y dispuesto, en vela, para que, de verdad, podamos vivir, intensamente, lo que cada uno de
estos ritos-signos, significan.
Monitor 2: No todos podremos estar alrededor delFuego que se enciende en el Atrio
del Templo, pero sí podemos participar con alegría en esta Noche Santa, celebrando el
triunfo de la vida sobre la muerte. El triunfo de la esperanza sobre la desesperanza. El
triunfo de la luz sobre la oscuridad y las tinieblas.
Monitor 1. Hoy no sólo que participamos de esta celebración, sino que también nos
convertimos en testigos de la Resurrección, para anunciar a nuestro mundo indiferente,
consumista y egoísta, que sólo el Amor vence la muerte y todo aquello que destruye al ser
humano.
Monitor 2: El Sacerdote iniciarán esta Noche Santa encendiendo el fuego en el
Atrio. Luego encenderán el Cirio Pascual que representa a «Cristo la Luz del mundo».
Los Acólitos encenderán sus velas en el Cirio Pascual, Al Ingreso al templo y cuando
el sacerdote diga «Luz de Cristo» responderemos «Demos gracias a Dios». Y desde las
velas de los acólitos encenderemos nuestras velas. Con este gesto queremos representar la
UNIDAD DE NUESTRA FE, que, como la luz, la vamos trasmitiendo unos a otros y, así,
entre todos, iremos haciendo que las tinieblas se transformen en luz y formando una sola
comunidad de amor.
Monitor 1. Compartamos la Luz, compartamos la fe, Compartamos la Vida del
Resucitado, Compartamos la alegría de Vivir.
2. Saludo del Sacerdote
Sacerdote: Hermanos y hermanas: bendigamos a Dios nuestro Padre, Señor de la
Vida y la esperanza, porque hemos llegado a esta Noche Santa, en la que celebramos la
Resurrección de Jesús que es nuestra propia resurrección, y que el Espíritu que resucitó a
Jesús, nos llene de alegría y fortalezca nuestra fe, para que como signo de nuestra propia
resurrección, la compartamos entre todos y formemos una sola Iglesia, una sola Comunidad.
Nuestra historia de miedos y odios, de confusión y discordia se ha acabado.
Jesús, el Hijo de Dios es el Señor de la historia. Con su resurrección, Él hace nuevas
todas las cosas.
Este Dios de la vida, de la Misericordia, que ha resucitado a Jesucristo, rompiendo las
ataduras de la muerte, esté con todos ustedes.
Bendición del nuevo Fuego
Monitor 2: El sacerdote bendice el fuego, símbolo de cómo debe arder de alegría
nuestro corazón al saber que Cristo ha resucitado.
Sacerdote: Oremos: Padre Dios, que por medio de tu Hijo has dado a tus fieles el fuego
de tu luz; santifica este fuego + y enciende en nuestras vidas, el deseo de servirte y amarte
en nuestros hermanos y ser «misericordiosos como el Padre», para que podamos llegar
con corazón limpio a participar de tu Eterna Luz. Por Jesucristo tu Hijo, nuestro hermano
y salvador que, Resucitado, con la solidaridad del Espíritu Santo, contigo vive y reina por
lo siglos de los siglos.
Todos - Amén.
Monitor 1. El sacerdote marca el signo de la cruz en el Cirio, y luego el año en el que
vivimos, porque es en el hoy de nuestra historia donde brilla la luz del Señor resucitado. Al
cada una de las intervenciones del sacerdote respondemos: «Amén».
Sacerdote:
- Cristo Ayer y Hoy (Línea vertical de la Cruz)
- Principio y fin (Línea horizontal de la cruz)
- Alfa α
- Y Omega Ω
- A Él pertenece el tiempo 2
- Y la eternidad 0
- A Él la Gloria y el Poder 1
- Por los siglos de los siglos – Amén 8
Monitor 2: Ahora El sacerdote coloca cinco granos de incienso en forma de cruz en
el Cirio. Estos representan las llagas del Señor, por las cuales el apóstol Tomás exclamó:
«¡Señor mío y Dios mío!». Así, el que hoy está vivo es el que ayer estuvo crucificado.
Finalizada la intervención del sacerdote respondemos: «Amén».
1. Por sus llagas 1
2. Santas y gloriosas 2
3. Nos proteja 3
4. Y nos conserve 4
5. Cristo el Señor, Amén. 5
Monitor 1. Hermanos y hermanas: hoy se enciende en todas las Iglesias el nuevo Cirio
Pascual, que representa a Jesús resucitado, «La Luz del Mundo» que venció las tinieblas de
la muerte. Dejémonos Iluminar por Cristo y por este Cirio que nos acompañará este año y
demos gracias a Dios por la Luz de Cristo que llega a nosotros.
‡‡ El Sacerdote enciende el Cirio diciendo:
Sacerdote: La Luz de Cristo Jesús que disipa las tinieblas, ilumine nuestro corazón para
amar desinteresadamente a nuestros hermanos y para que todos trabajemos para ser signos
de resurrección en este mundo.
Todos: - Amén.
(En la puerta del Templo el Sacerdote muestra el Cirio a la Asamblea diciendo:)
Sacerdote: Luz de Cristo.
Todos: Demos gracias a Dios.
‡‡ (De la luz del Cirio Pascual, los monaguillos encienden sus cirios y se colocan
a la entrada).

Monitor 2: Cristo ha resucitado, su luz ilumina las tinieblas del mundo, de nuestro
mundo, de nuestras noches.
Nosotros somos testigos de la Resurrección. Debemos ser luz y debemos trabajar para
caminar en la luz, sin dejar que la luz se apague.
‡‡ Comienza la danza y las personas que danzan van hasta el crucero en donde se abren
y dejan el centro para el cirio. Mientras tanto los monaguillos van encendiendo las velas de
los presentes. En el centro, el Sacerdote repite:
Sacerdote: Luz de Cristo.
Todos: Demos gracias a Dios.
‡‡ Llegado al pie del presbiterio el sacerdote, levantando el Cirio, proclama por tercera
vez:
Sacerdote: Luz de Cristo.
Todos: Demos gracias a Dios.
‡‡ Se encienden todas las luces del Templo
‡‡ Colocado el Cirio en su lugar, el sacerdote inciensa el Cirio en silencio.
3. Pregón Pascual
Monitor 1. En la noche de los tiempos, dijo Dios: «Haya luz» y la Luz existió.
Monitor 2: En una noche, Dios mostró a Abrahán el cielo lleno de estrellas y le
prometió: «haré de ti un pueblo tan numeroso como las estrellas del cielo».
Monitor 1. Una Noche en Egipto, el pueblo esclavizado recibió la liberación y pasó el
Mar Rojo, camino hacia la tierra prometida.
Monitor 2: En medio de la noche, una Luz apareció en Belén de Judá para «iluminar a
los que viven en tinieblas e iluminar nuestros pasos por el camino de la Paz».
Monitor 1. Nuestras oscuridades se iluminan con aquel que, en esta noche, rompe las
ataduras de la muerte para liberarnos y hacernos partícipes de su vida inmortal.
Monitor 2: Todos nosotros, rodeados de tanta Luz, nos alegramos y expresamos
nuestra alegría en el canto de alabanza, de profunda gratitud y de esperanza.
Monitor 1. Con el Pregón Pascual se nos anuncian las maravillas que Dios realizó y va
a realizar esta noche. Participamos con las velas encendidas, porque es la Luz que ilumina
nuestras vidas, y disipa las tinieblas de nuestro interior y de nuestro alrededor. Escuchemos
este Pregón Pascual con profunda alegría.
‡‡ El Hno. Guillermo se acerca y pide la bendición al sacerdote, quien lo bendice.
Luego el Hno. desde el ambón proclama el Pregón pascual.
‡‡ Canto del Pregón pascual
4. Liturgia de la Palabra - luego del Pregón pascual
Monitor 2: Hemos terminado la primera parte de esta celebración, en esta Noche Santa,
la Noche de las noches, en la que Jesús resucitado Nos muestra el camino de la Luz.
Monitor 1. Comenzamos la segunda parte: - la liturgia de la Palabra, en ella haremos un
recorrido por los grandes acontecimientos de la Historia de nuestra salvación
Primera Lectura
Monitor 2: Escuchemos cómo Dios crea el universo, el mundo y el ser humano, como
el primer acto de su amor por nosotros. Creación que esta noche es salvada e iluminada por
Jesús Resucitado.
Lector 1:
Del Libro del Génesis (Gén. 1, 1- 31; 2, 1 – 2)
En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era soledad y caos; y las tinieblas
cubrían la faz del abismo. El Espíritu de Dios se movía sobre las superficies de las aguas.
Dijo Dios: «Que exista la luz», y la luz existió. Vio Dios que la luz era buena, y separó la
luz de las tinieblas. Llamó a la luz «día» y a las tinieblas, «noche». Fue la tarde y la mañana
del primer día.
Dijo Dios: «que haya una bóveda entre las aguas, que separe unas aguas de otras». E hizo
Dios una bóveda y separó con ellas las aguas, de arriba, de las aguas de abajo. Y así fue.
Llamó Dios a la bóveda «cielo». Fue la tarde y la mañana del segundo día.
Dijo Dios: «Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo lugar y que aparezca
el suelo seco». Y así fue. Llamó Dios «tierra» al suelo seco y «mar» a la masa de agua. Y
vio Dios que era bueno. Dijo Dios: «Verdee la tierra con plantas que den semilla y árboles
que den fruto y semilla, según su especie, sobre la tierra». Y así fue. Brotó de la tierra
hierba verde, que producía semilla, según su especie, y árboles que daban frutos y llevaban
semilla, según su especie. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del tercer día.
Dijo Dios: «Que haya lumbreras en la bóveda del cielo, que separen el día de la noche,
señalen las estaciones, los días y los años, y luzcan en la bóveda del cielo para iluminar la
tierra». Y así fue. Hizo Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para regir el día
y la menor, para regir la noche; y también hizo las estrellas. Dios puso las lumbreras en la
bóveda del cielo para iluminar la tierra, para regir el día y la noche, y separar la luz de las
tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del cuarto día.
Dijo Dios: «Agítense las aguas con un hervidero de seres vivientes y revoloteen sobre
la tierra las aves, bajo la bóveda del cielo». Creó Dios los grandes animales marinos y los
vivientes que en el agua se deslizan y la pueblan, según su especie. Creó también el mundo
de las aves, según sus especies. Vio Dios que era bueno y los bendijo diciendo: «Sean
fecundos y multiplíquense; llenen las aguas del mar; que las aves se multipliquen en la
tierra». Fue la tarde y la mañana del quinto día.
Dijo Dios: «Produzca la tierra seres vivientes: animales domésticos, reptiles y fieras
según sus especies». Y así fue. Hizo Dios las fieras, los animales domésticos y los reptiles,
cada uno según su especie. Y vio Dios que era bueno.
Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, que domine los peces del
mar, a las aves del cielo, a los animales domésticos y a todo animal que se arrastra sobre
la tierra».
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen suya lo creó; Hombre y Mujer los creó.
Y los bendijo Dios y les dijo: «Sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y
sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todo ser viviente que se
mueva sobre la tierra».
Y dijo Dios: «He aquí que les entrego todas las plantas de semilla que hay sobre la faz de
la tierra, y todos los árboles que producen fruto y semilla, para que les sirvan de alimento.
Y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a
todos los seres que respiran, también les doy por alimento las verdes plantas». Y así fue.
Vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró muy bueno. Fue la tarde y la mañana del
sexto día.
Así quedaron concluidos el cielo y la tierra con todos sus ornamentos, y terminada su
obra, descansó Dios el séptimo día de todo cuanto había hecho.
Palabra de Dios
Todos: Te alabamos Señor.
Salmo de Meditación (Sal 103)
Monitor 1. Cantemos las maravillas del Señor, cuyo Espíritu da vida y recrea la creación
salida de sus manos
Lector 2:
Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Todos: Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Bendice, alma mía, al Señor;
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto.
Todos: Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Asentaste la tierra sobre sus cimientos,
y no vacilará jamás; la cubriste con el manto del océano,
y las aguas se posaron sobre las montañas.
Todos: Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
De los manantiales sacas los ríos
para que fluyan entre los montes,
junto a ellos habitan las aves del cielo,
y entre las frondas se oye su canto.
Todos: Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Desde tu morada riegas los montes,
y la tierra se sacia de tu acción fecunda;
haces brotar hierba para los ganados
y forraje para los que sirven al hombre.
Todos: Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
¡Cuántas son tus obras, Señor!,
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.
¡Bendice, alma mía, al Señor!
Todos: Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Sacerdote: Oremos.
Dios todopoderoso y eterno admirable siempre en todas tus obras; que tus redimidos
comprendan cómo la creación del mundo en el comienzo de los siglos no fue obra de mayor
grandeza que el sacrificio pascual de Cristo en la plenitud de los tiempos. Por Jesucristo
Nuestro Señor.
Todos: Amén.
Segunda Lectura
Monitor 2: La liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, es el anticipo
de la gran liberación que Jesús, muerto y resucitado, ha hecho de nosotros, pasando por el
mar de la muerte, así como nosotros lo pasamos gracias al bautismo, que nos da la nueva
vida de la resurrección.
Lector 3:
Del Libro del Éxodo (Éx. 14, 15 – 15, 1)
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: «¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los
israelitas que se pongan en marcha. Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar
y divídelo, para que los israelitas entren en medio del mar a pie enjuto. Que yo voy a
endurecer el corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a costa
del Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de los guerreros. Sabrán los egipcios que
yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa del Faraón, de sus carros y de
sus guerreros».
Se puso en marcha el ángel del Señor, que iba al frente del ejército de Israel, y pasó a
retaguardia. También la columna de nube de delante se desplazó de allí y se colocó detrás,
poniéndose entre el campamento de los egipcios y el campamento de los israelitas. La nube
era tenebrosa, y transcurrió toda la noche sin que los ejércitos pudieran trabar contacto.
Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un
fuerte viento del este, que secó el mar, y se dividieron las aguas. Los israelitas entraron en
medio del mar a pie enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda.
Los egipcios se lanzaron en su persecución, entrando tras ellos, en medio del mar, todos los
caballos del Faraón y los carros con sus guerreros.
Mientras velaban al amanecer, miró el Señor al campamento egipcio, desde la columna
de fuego y nube, y sembró el pánico en el campamento egipcio. Trabó las ruedas de sus
carros y las hizo avanzar pesadamente.
Y dijo Egipto: «Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto».
Dijo el Señor a Moisés: «Extiende tu mano sobre el mar, y vuelvan las aguas sobre los
egipcios, sus carros y sus jinetes».
Y extendió Moisés su mano sobre el mar; y al amanecer volvía el mar a su curso de
siempre. Los egipcios, huyendo, iban a su encuentro, y el Señor derribó a los egipcios en
medio del mar.
Y volvieron las aguas y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del Faraón, que
lo había seguido por el mar. Ni uno solo se salvó.
Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar; las aguas les hacían de
muralla a derecha e izquierda.
Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios muertos,
en la orilla del mar. Israel vio la mano grande del Señor obrando contra los egipcios, y el
pueblo temió al Señor, y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo.
Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron un cántico al Señor.
Palabra de Dios
Todos: Te alabamos Señor.
Salmo de Meditación. (Éx. 15, 1-2. 3-4. 5-6. 17-18)
Monitor 1. Unamos nuestras voces a Israel, cantando el cántico de los salvados, que
Moisés y Miriam, su hermana, cantan hoy con nosotros, en esta noche de Pascua.
Lector 4:
Cantaré al Señor, sublime es su victoria.
Todos: Cantaré al Señor, sublime es su victoria.
Cantaré al Señor, sublime es su victoria:
caballo y jinete ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.
Todos: Cantaré al Señor, sublime es su victoria.
El Señor es un guerrero,
su nombre es «Yahvé».
Los carros del faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes.
Todos: Cantaré al Señor, sublime es su victoria.
Las olas los cubrieron,
bajaron hasta el fondo como piedras.
Tu diestra, Señor, es fuerte y terrible;
tu diestra, Señor, tritura al enemigo.
Todos: Cantaré al Señor, sublime es su victoria.
Los introduces y los plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás.
Todos: Cantaré al Señor, sublime es su victoria.
Sacerdote: Oremos.
También ahora, Señor, vemos brillar tus antiguas maravillas, y lo mismo que en otro
tiempo manifestabas tu poder al librar a un solo pueblo de la persecución del faraón, hoy
aseguras la salvación de todas las naciones, haciéndolas renacer por las aguas del bautismo.
Te pedimos que los hombres del mundo entero lleguen a ser hijos de Abrahán y miembros
del nuevo Israel. Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos: - Amén.
Tercera Lectura 
Monitor 2: Dios quiere purificar al pueblo de sus pecados e infidelidades con agua
pura, anticipo del bautismo, por el cual somos liberados del poder del mal y de la muerte.
Lector 5
Del Profeta Ezequiel. (Ez. 36, 16 - 28)
En aquel tiempo, Me dirigió la palabra el Señor: Hijo de hombre, cuando la casa de
Israel habitaba en su tierra la contaminó con su conducta y con sus malas obras; para mí, su
proceder, fue como sangre inmunda. Entonces derramé mi cólera sobre ellos por la sangre
que habían derramado en el país y por haberlo contaminado con sus ídolos. Los esparcí por
las naciones y anduvieron dispersos por los países; según su proceder y sus malas obras los
juzgué. 20 Al llegar a las diversas naciones profanaron mi santo Nombre, pues decían de
ellos: Éstos son el pueblo del Señor, han tenido que salir de su tierra. Entonces sentí lástima
de mi Nombre santo, profana- do por la casa de Israel en las naciones adonde fue. Por eso,
di a la casa de Israel:
Esto dice el Señor: No lo hago por ustedes, casa de Israel, sino por mi santo Nombre,
profanado por ustedes en las naciones adonde fueron. Mostraré la santidad de mi Nombre
ilustre profanado entre los paganos, que ustedes profanaron en medio de ellos, y sabrán los
paganos que yo soy el Señor, oráculo del Señor, cuando les muestre mi santidad en ustedes.
Los recogeré por las naciones, los reuniré de todos los países y los llevaré a su tierra. Los
rociaré con un agua pura que los purificará: de todas sus inmundicias e idolatrías los he
de purificar. Les daré un corazón nuevo y les infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de su
cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Les infundiré mi espíritu y
haré que caminen según mis preceptos y que cumplan mis mandatos poniéndolos por obra.
Habitarán en la tierra que di a sus padres; ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios.
Palabra de Dios
Todos: Te alabamos Señor.
Salmo de Meditación (41)
Monitor 1. Aclamemos a Dios que por el Bautismo, viene a darnos vida, a hacer de
nosotros hombres y mujeres nuevos y nuevas, a saciar nuestra sed y a crear en nosotros un
corazón puro
Lector 6:
Estoy sediento del Dios que da la Vida
Todos: Estoy sediento del Dios que da la Vida
Como busca el venado el agua de los ríos,
así mi alma te busca a ti, Dios mío.
Todos: Estoy sediento del Dios que da la Vida
De Dios que da la vida, está mi ser sediento
¿cuándo será posible ver de nuevo su templo?
Todos: Estoy sediento del Dios que da la Vida
Envíame, Señor, tu luz y tu verdad;
Que ellas se conviertan en mi guía
Y hasta tu monte santo me conduzcan
Allí donde tú habitas.
Todos: Estoy sediento del Dios que da la Vida
Sacerdote: Oremos.
¡Oh Dios! que manifiestas tu poder sobre todo con el perdón y la misericordia, mira con
bondad a tu Iglesia, sacramento de la nueva Alianza, y, según tu Amor, lleva a término la
obra de la salvación humana; que todo el mundo experimente y vea cómo lo abatido se
levanta, lo viejo se renueva y vuelve a su integridad primera, por medio de nuestro Señor
Jesucristo, de quien todo procede. Él Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Todos: - Amén.
Después de la oración de la tercera lectura
Monitor 2. El anuncio de la Resurrección de Jesús, es el anuncio de la ruptura de todas
las ataduras que nos llevan a la muerte. Alegrémonos todos y Alabemos al Padre, que no
ha abandonado a su Hijo en la muerte, gracias a la acción del Espíritu. ALEGRÍA Y PAZ,
HERMANOS, ¡EL SEÑOR RESUCITÓ!
‡‡ (Se canta Hoy el Señor Resucitó)
‡‡ Después del Canto
Sacerdote: Padre, que iluminas esta noche santa con la gloria de la resurrección del
Señor, aumenta en tu Iglesia el Espíritu de hijos, para que, renovados en cuerpo y alma,
nos entreguemos plenamente a tu servicio. Por nuestro señor Jesucristo tu Hijo que contigo
vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los Siglos de los Siglos.
Todos: - Amén.
Cuarta Lectura
Monitor 1. Luego de haber escuchado las lecturas del Antiguo Testamento en las
cuales Dios nos ha hecho sus promesas y nos ha pedido a cambio nuestra fidelidad, vamos
a escuchar la lectura del Nuevo Testamento en donde podemos ver el cumplimiento de las
Promesas de nuestro Dios. La muerte de Jesús, es sólo un paso hacia la Resurrección. Así
también nosotros, muertos con Jesús al pecado, resucitamos a una nueva vida, en la que, el
Pecado ya no tiene poder.
Lector 7:
De la Carta de Pablo a los Romanos. (Rom. 6, 3 – 11)
Hermanos:
Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados a su muerte. Por
el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado
de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida
nueva.
Porque, si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo estará también
en una resurrección como la suya.
Comprendamos que nuestra vieja condición ha sido crucificada con Cristo, quedando
destruida nuestra personalidad de pecadores, y nosotros libres de la esclavitud al pecado;
porque el que muere ha quedado absuelto del pecado.
Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues
sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya
no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre;
y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos
para Dios en Cristo Jesús.
Palabra de Dios
Todos: Te alabamos Señor. 
Salmo de meditación (Salmo 117)
Monitor 2: Gracias al bautismo, la vida del Resucitado se nos comunica, salvándonos
del pecado y de la muerte. Gracias damos a Dios por este maravilloso don que nos hace en
su Hijo Resucitado.
Lector 8:
Aleluya, aleluya, aleluya.
Todos: Aleluya, aleluya, aleluya.
Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es terna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Todos: Aleluya, aleluya, aleluya.
La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir, viviré,
para contar las hazañas del Señor.
Todos: Aleluya, aleluya, aleluya.
La piedra que desecharon los arquitectos,
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
es un milagro patente.
Todos: Aleluya, aleluya, aleluya.
Antes del Canto del Aleluya
Monitor 1. Ahora, cantemos, todos juntos, con el Aleluya, la acción salvadora de Dios,
que arrancó a Jesús del poder de la muerte, pues el brazo del Señor ha hecho la maravilla
de las maravillas, resucitando a su Hijo.
‡‡ Canto del Aleluya
Luego del Canto del Aleluya
Monitor 2: María Magdalena, María, la madre de Santiago el menor y Salomé,
que habían asistido al entierro de Jesús, van a visitar el sepulcro del Señor, con el fin de
embalsamar su cadáver. Al llegar al sepulcro, lo encuentran vacío, reciben el anuncio de
la resurrección del Señor y son invitadas a anunciarla. Una tarea que desde esta noche, LA
TENEMOS también nosotros, con alegría y convicción.
Escuchemos con atención la Buena Noticia de hoy.
Evangelio (Lc 24, 1-12)
+ Proclamación del Evangelio Jesucristo según san Lucas:
‡‡ Se inciensa la Palabra
El primer día de la semana, de madrugada, fueron al sepulcro llevando los perfumes
preparados. Encontraron corrida la piedra del sepulcro, entraron, pero no encontraron el
cadáver del Señor Jesús. Estaban desconcertadas por el hecho, cuando se les presentaron
dos hombres con vestidos brillantes. Como las mujeres, llenas de temor, miraban al suelo,
ellos les dijeron:
¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden
lo que les dijo cuando todavía estaba en Galilea: El Hijo del Hombre tiene que ser entregado
a los pecadores y será crucificado; y al tercer día resucitará.
Ellas entonces recordaron sus palabras, se volvieron del sepulcro y contaron todo a los
Once y a todos los demás. Eran María Magdalena, Juana y María de Santiago. Ellas y las
demás se lo contaron a los apóstoles. Pero ellos tomaron el relato de las mujeres por una
fantasía y no les creyeron.
Pedro, en cambio, se levantó y fue corriendo al sepulcro. Se asomó y sólo vio las sábanas;
así que volvió a casa extrañado por lo ocurrido.
Palabra del Señor
Todos: Gloria a ti, Señor Jesús. 
‡‡ Homilía
5. Bendicón del Agua
Monitor 1. Nos ponemos todos de pie (Espera un momento)
Monitor 1. Lo mismo que fue bendecido el fuego, para que fuera luz nueva, que
nos iluminara en esta noche santa de la Pascua, ahora se bendice el agua, que será luego
derramada sobre nosotros, en recuerdo de nuestro bautismo.
Este momento también será bendecida el agua y otros objetos que hemos traído. El
momento de la bendición, les rogamos que levanten su agua y todo objeto, rosarios,
estampas, imágenes que deseen que se les bendiga.
Hermanos, pidamos a Dios, todo amor, que con su poder santifique esta agua y estos
objetos que la devoción del pueblo le presenta.
Sacerdote: Invoquemos, queridos hermanos, al Padre para que bendiga esta agua, que
va a ser derramada sobre nosotros en memoria de nuestro bautismo; y pidamos al Señor que
nos renueve interiormente, para que permanezcamos fieles al Espíritu que hemos recibido.
Padre, escucha las oraciones de tu pueblo que vela en esta noche santa, en que celebramos
la acción maravillosa de nuestra creación y la maravilla, aún más grande, de nuestra
redención; dígnate bendecir + esta agua. La creaste para hacer fecunda la tierra y para
favorecer nuestros cuerpos con el frescor y la limpieza. La hiciste también instrumento de
misericordia al librar a tu pueblo de la esclavitud y al apagar con ella su sed en el desierto;
por los profetas la revelaste como signo de la nueva alianza que quisiste sellar con los
hombres. Y cuando Cristo descendió en ella en el Jordán, renovaste nuestra naturaleza
pecadora en el baño del nuevo nacimiento.
Que esta agua, Padre, avive en nosotros el recuerdo de nuestro bautismo y nos haga
participar en el gozo de nuestros hermanos bautizados en la Pascua. Por Jesucristo Nuestro
Señor.
Todos: Amén.
Monitor 2: En esta Noche Santa, vamos a renovar las promesas del bautismo, con
el cual nos hemos integrado al Cuerpo de Jesús Resucitado. Que el agua que va a ser
derramada sobre nosotros, nos haga tomar conciencia de la importancia y fuerza, de este
gran sacramento pascual.
6. Renovación de las promesas del Bautismo
Sacerdote:
¿Renuncian ustedes al pecado para vivir como verdaderos cristianos?
Todos: Sí, renuncio.
¿Renuncian a todas las seducciones del mal para que el pecado no domine en ustedes?
Todos: Sí, renuncio.
¿Renuncian a los egoísmos, individualismos, a las violencias, injusticias, y a todo lo que
ofende a Dios y a nuestros hermanos?
Todos: Sí, renuncio.
Sacerdote: Hermanos y hermanas: ¿Creen que Dios es nuestro buen Padre y quiere que
vivamos como hermanos y hermanas, respetando la naturaleza y compartiendo sus frutos?
Todos: Sí, creo.
Sacerdote: ¿Creen ustedes que Jesús, es Hijo de Dios, que nació de María Virgen, que
vivió igual a nosotros, menos en el pecado, anunció la salvación a los pobres y oprimidos,
anunció el Reino de su Padre para que todos vivamos un vida digna y feliz, murió en la cruz
para salvarnos, que resucitó y ahora vive en nuestras comunidades, que está presente en la
Eucaristía, presente en los más necesitados y en los pequeños?
Todos: Sí, creo.
Sacerdote: ¿Creen ustedes en el Espíritu Santo, que nos da la vida de Dios? ¿Creen en
la Iglesia como continuadora de la Misión de Jesús, en la Comunión de los Santos, en el
perdón de nuestros errores, de nuestras faltas de amor, de nuestras injusticias? Y ¿creen
también en la Vida, que tendremos junto al Padre?
Todos: Sí, creo.
Sacerdote: Hermanos y hermanas, esta es nuestra Fe, esta es la Fe de la Iglesia que
juntos nos alegramos en profesar.
Todos: Amén.
7. Aspersión del agua
Monitor 1. Por favor, les pedimos que nadie se mueva de su puesto, el sacerdote y los
ministros pasarán haciendo la aspersión del Agua que recuerda nuestro bautismo. También
los objetos que presentemos serán benditos. Ahora acompañemos con el Canto.
8. Para el Ofertorio
Monitor 2: Pueden tomar asiento. (Espera un momento hasta que la gente se siente).
Presentemos al Padre, las primicias de la tierra, los dones del pan y del vino los frutos
de nuestro trabajo, para que Jesús Resucitado se haga presente por medio de ellos, como
Pan de Vida y bebida de salvación, Que la Resurrección nos fortalezca, para que seamos
nosotros también el Pan que se parte y se reparte con nuestros hermanos.
9. Terminado el Canto del Ofertorio
Monitor 1. Junto con el Sacerdote, hacemos nuestra oración presentándole al Señor
nuestros dones. Nos ponemos de pie.
10. Oración del Ofertorio
Sacerdote: Escucha, Padre, la oración de tu pueblo y acepta las ofrendas que te
presentamos, para que la nueva vida que nace en nosotros con la celebración de estos
sacramentos pascuales sea, por tu gracia, prenda de vida eterna.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
11. Luego de la Oración del Ofertorio. (Antes de la Plegaría Eucarística)
Monitor 2: Toda la celebración ha estado dirigida a este momento. Comenzamos con
el Prefacio. En él expresamos las razones que tenemos para dar gracias a Dios Padre: en
Jesús su Hijo, nos enseña el camino de la vida: «Él, a pesar de su condición divina, no hizo
alarde de ser igual a Dios; sino que se despojó de sí mismo y tomó la condición de esclavo,
haciéndose semejante a nosotros». Con su muerte en Cruz nos abrió el camino de su Reino.
Reino de paz y de justicia, Reino de verdad y de libertad, Reino de amor y de solidaridad.
Participemos con alegría y con fe, en esta parte inicial de la Plegaria.
12. Plegaria Eucarística
Sacerdote: El Señor esté con ustedes
Todos: Y con tu espíritu.
Sacerdote: Levantemos el corazón.
Todos: Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Sacerdote: Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Todos: Es justo y necesario.
Sacerdote: Es realmente justo y necesario, Padre,
darte gracias en esta noche
en que has resucitado a tu Hijo.
En nuestro mundo hay todavía caos informes,
tinieblas de muertes, iras, odios.
Tu aliento, Padre bueno,
se mueve en la superficie de nuestra tierra
Porque Tú eres luz y el creador de toda luz.
Te damos gracias por el firmamento,
por las aguas, la hierba verde, las semillas,
las flores y los árboles con frutos
Muchas veces nos cuesta reconocer
que somos tu imagen y semejanza
porque nuestros egoísmos y nuestro individualismo
desfiguran tu imagen
Esta es la noche, Padre bueno,
en que transformas nuestros miedos
en audacia y valentía,
Esta es la noche en la que despiertas en nosotros
deseos de liberación y de gozo,
al reconocer que Jesús
venció al peor de los enemigos: la muerte.
Son muchos aún los enfermos, los marginados
los cobardes, los débiles,
los perseguidos y procesados
Pero también, Padre, hay quienes se entregan
a trabajar por la justicia de tu reino.
Hay quienes descubren tu rostro
en los marginados, en los débiles, en los pobres
y buscan restaurar su dignidad,
restaurando tu imagen y semejanza
muchas veces borrada en ellos.
Tú eres un Dios de libertad y liberación
como lo mostraste guiando a tu pueblo
por el desierto y lo hiciste cruzar el mar
hacia la tierra prometida.
Nosotros, esperamos continuamente
el amanecer, el día que no tiene fin.
Esperamos el camino limpio
que nos lleve a la participación
de la alegría de tu reino
En esta Noche santa,
Padre bueno, experimentamos muy de cerca
la presencia del ajusticiado que resucita
y nos hace resucitar,
que resucita en la historia y en nuestra vida.
Para que seamos parte de tu proyecto de amor.
Por todas estas cosas, Padre de bondad,
nosotros unimos nuestras voces
a la creación que te alaba, a los coros del cielo
que cantan tu grandeza
Y decimos todos juntos:
Santo, Santo, Santo…
13. Terminado el Canto del Santo
Monitor 1. La Plegaria Eucarística, hace realidad la presencia de Jesús que comparte
nuestra historia. Así como Jesús entregó su vida por nuestra liberación, nosotros debemos
hacerlo en conmemoración suya. Participemos con fe en el momento crucial de esta
celebración.
14. Antes del padre Nuestro
Monitor 2: Jesús se ha hecho presente entre nosotros. Nos enseña a llamar a Dios
«nuestro Padre» porque todos somos sus hijos, y todos somos hermanos.
Nosotros le «ofrecemos nuestras manos de hermanos» para construir juntos su Reino.
Elevemos nuestro Canto y nuestra oración.
15. Después del padre Nuestro - Introducción a la Paz y Unidad
Monitor 1. La Paz y La Unidad entre nosotros, es el signo de que Dios habita en medio
de su pueblo.
Que el signo de paz que nos damos, sea de verdad, la señal más clara de nuestro amor al
prójimo y de que nos reconocemos como hermanos. Digamos juntos.
16. Antes de la Comunión
Monitor 2: Acerquémonos a recibir el Cuerpo resucitado de Jesús, para incorporarnos
a su resurrección, y que al recibirlo, podamos también resucitar a una vida nueva, gracias a
su fuerza y a su gracia que recibimos en esta Eucaristía.
17. Oración de Acción de Gracias
Sacerdote: Luego de haber celebrado la Noche Santa de la Resurrección de tu Hijo, te
suplicamos Padre, que derrames sobre nosotros, tu Amor y Misericordia, para que vivamos
siempre como hermanos, ayudándonos y haciéndonos el bien.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
18. Saludo a María
Monitor 1. Hermanas y hermanos: En esta noche, la más santa de todas, en la que
permaneciendo en vela, hemos celebrado la Pascua del Señor, es justo que nos alegremos
con la Madre de Jesús por la Resurrección de su Hijo.
La resurrección, fue el acontecimiento que realizó plenamente su esperanza y nos dio,
a todos, la salvación. Así como nosotros, pecadores, la hemos contemplado unidos en el
dolor, así también -como hermanos- la honramos unidos en la alegría pascual.
Digamos juntos: Dios te salve María…
El sacerdote inciensa el Cuadro de la Virgen
19. Oración
Sacerdote: Señor Dios nuestro, que has alegrado al mundo con la Resurrección de tu
Hijo, nuestro Señor Jesucristo, concédenos que, por la intercesión de su Madre, la Virgen
María, alcancemos los gozos de la Vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos: Amén.
20. Despedida
Monitor 2: Hemos celebrado, en esta noche festiva y única del año, la fiesta de las fiestas,
«la Pascua de Jesús». Con Jesús hemos cantado las alabanzas de Dios, hemos escuchado
con atención su Palabra, para descubrir en ella, las maravillas de la obra salvadora del
Padre.
Monitor 1. Hemos renovado nuestras promesas del Bautismo y hemos recibido
la comida pascual por excelencia, la Eucaristía, sacramento de resurrección y de vida.
Definitivamente, ha sido una noche de fiesta, de gozo y de sereno optimismo y confianza,
pues sabemos por la fe que el Señor vive para siempre.
Monitor 2: Ahora luego de la Bendición, nos podremos felicitar, llenos de alegría,
deseándonos felices pascuas de resurrección, deseo que ojalá lo prolonguemos durante los
cincuenta días de Pascua que hoy comenzamos y durante toda nuestra vida. Que Jesús, la luz
del mundo, ilumine nuestras vidas y nos haga participar de su triunfo y de su resurrección.
Nos preparamos para recibir la Bendición Pascual. A cada una de las invocaciones
responderemos Amén.
21. Bendición Solemne de Pascua
Dios todopoderoso nos dé su bendición
en esta solemne fiesta de Pascua
y nos proteja por su bondad
de toda sombra de pecado.
Todos: Amén.
Él, que por la Resurrección de su Hijo
nos renueva para la Vida eterna,
nos conceda la recompensa de la inmortalidad.
Todos: Amén.
Y ya que celebramos
con profunda fe y alegría esta Pascua
después de recorrer con Jesús el camino de la Cruz,
nos conceda participar de las alegrías eternas.
Todos: Amén.
Y que la bendición del Dios Misericordia,
que es Padre, que es Hijo y que es Espíritu Santo,
descienda sobre todos ustedes, sus familias sus hogares
y que permanezca siempre.
Todos: Amén.
Luego de la Bendición
Monitor 1. ¡Felices Pascuas!
Monitor 2: Jesús ha resucitado,
Monitor 1. y Monitor 2: ¡Alegrémonos Hermanos! ¡VAYAMOS EN PAZ!
Parroquia La Merced
Manta

2018

También podría gustarte