Masajes Shantala
Masajes Shantala
Masajes Shantala
A todos nos gusta un hermoso masaje, nos relaja, nos hace renacer en mil sentidos. A mí me
hace cerrar los ojos, me hace dejar por un momento este mundo, me hace, a veces, hasta
llorar. Si todo esto le puede provocar a un adulto, imaginen todos los beneficios que puede
traer un masaje a un bebé recién nacido.
ENTRADILLA
Si quieres fortalecer el vínculo con tu bebé recién nacido, los masajes Shantala pueden ser una
hermosa manera de lograrlo.
Dar un masaje es entregar el poder curativo de las manos para demostrar el más profundo
amor. Preparar el ambiente con música y sonidos de la naturaleza, poner una manta sobre la
cama, una almohada para su cabeza. Recorrer ese cuerpito en miniatura, suave, sin cicatrices
de vida aún. Deslizar mis manos con un aceite natural por su espaldita y sentir como su cuerpo
reacciona a los movimientos circulares de mis dedos. Tomar las diminutas manos y los
diminutos pies y recorrerlos, contacto que va a dejar sus huellas. Cada caricia, cada beso es
asegurarse que va a crecer feliz.
Sonará cursi, pero el amor es la clave del éxito. Nada puede salir mal si se hace con amor.
Estos masajes, descubiertos por un doctor francés llamado Frédérik Levober en la India, son la
más absoluta demostración de amor de una madre a su hijo. Este médico vio en uno de sus
viajes por la India a una madre en las calles de Calcuta haciendo estos masajes a su bebé. Me
lo imagino acercándose a ver de qué se trataba, preguntándole a esta mamá sobre algo común
para ella y totalmente exótico para él. Ella se llamaba Shantala, nombre que también se le a la
diosa Parvati. Ella es la diosa del poder, es la diosa que da energía. Shantala, esta diosa
encarnada en madre, le explicó a este médico francés su forma sencilla de empoderar a su
propio hijo, con el contacto de sus manos, con la demostración de amor puro. Levober escribió
Estos masajes se pueden dar desde el momento en que el bebé nace hasta que tiene
aproximadamente ocho meses. Siempre es conveniente hacerlo desde lo más temprano
posible así el bebé naturaliza el contacto y se acostumbra a los movimientos.
Idealmente la mamá debe estar sentada en el suelo con las piernas hacia adelante. Se coloca
una manta sobre las piernas donde el bebé va a apoyarse. La idea es recorrer cada parte de su
cuerpo, desde la cabeza a los pies haciendo movimientos circulares. Durante el primer mes de
vida no se pueden usar aceites, ni siquiera los aceites naturales, pero luego siempre es
conveniente usarlos, no solo porque es más placentero para los dos, sino porque el aroma
puede estimular al bebé a relajarse y a sentirse más seguro en las manos de su mamá.
Los beneficios de estos masajes son una lista muy larga. En principio, los masajes son una
buena transición entre el mundo que el bebé conocía (el ambiente materno) y el mundo
exterior. El bebé entiende que aún él/ella y su mamá son una unidad, por lo que estos masajes
ayudan a reforzar esa sensación. Este apego, durante este momento de su vida, es saludable,
necesario, para que después, al momento de tener que desapegarse, al momento de
comprender que su madre y él/ella no son la misma persona, no sea tan doloroso. Cuanto más
cerca estamos de nuestros bebés durante los primeros meses de su vida, más vamos a
reforzar su seguridad y así ayudarlos a ser felices y autónomos.
Otros beneficios de los masajes son la mejor calidad de sueño que tienen los bebés. Conviene
hacer los masajes todos los días al atardecer, antes del baño diario. Así, luego del baño,
totalmente relajados, pueden ir a dormir probablemente por varias horas. Los masajes ayudan
a reducir los cólicos, que a esta edad pueden ser un gran problema para algunos bebés.
Además, tonifican los músculos y flexibiliza la columna. Considerando que la columna es el eje
de nuestro cuerpo y la manera en que la energía corre por el mismo, los beneficios se
extienden a todas las áreas: cuerpo, mente y espíritu.
Durante toda la sesión de masajes las mamás deberían cubrir la cara, el pecho, el estómago,
las manos, los brazos, las piernas, los pies, la espalda. No deberían hacer una sesión entera
cada día, sino observar y sentir lo que el bebé necesita ese día. Tratar de comprender lo que le
dice su cuerpito.
La técnica puede ser copiada, pero nunca se puede copiar el momento mágico que se genera
entre bebé y mamá. Cada bebé es único, como cada mamá. Es en el proceso de descubrirse
que estos masajes cumplen su gran función.
Frédérick Leboyer