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FRANCISCO HINOJOSA CARLOS VELÁZQUEZ JESÚS RAMÍREZ-BERMÚDEZ

ENTRE ESCRITORES EL MOTEL DEL VOYEUR EL AULA DE LOS MUERTOS

El Cultural
N Ú M . 1 2 2 S Á B A D O 0 4 . 1 1 . 1 7

[ S u p l e m e n t o d e La Razón ]

CELEBRACIÓN
DE SERGIO PITOL
MERCEDES MONMANY
HÉCTOR ORESTES AGUILAR
HÉCTOR IVÁN GONZÁLEZ

Arte digital >


Lizzeth Huerta > La Razón

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E l Cu lt u ra l

02 S Á B A D O
0 4 . 1 1 . 2 0 1 7

Dedicamos esta edición de El Cultural a Sergio Pitol (Puebla, lectura y la amistad, el trabajo editorial —como en el caso de
1933), un autor imprescindible que ha trascendido fronteras de Mercedes Monmany—; la conversación y el trato personal —en
maneras diversas. Desde su identidad cosmopolita y políglo- el testimonio de Héctor Orestes Aguilar—; y de ningún modo
ta, su destino de viajero y la riqueza de sus vertientes literarias menos importante, su vena como traductor y divulgador
—del cuento a la novela, del ensayo a la traducción—, el escritor, —en el ensayo de Héctor Iván Martínez— de autores clave que
la obra, el personaje, motivan este recorrido que es también en buena parte conocimos gracias a la pasión por la lectura
una celebración. Invitamos a tres lectores puntuales, cuyo co- y la escritura, y a la inestimable sabiduría literaria de Sergio
nocimiento del Premio Cervantes 2005 incluye, además de la Pitol, un clásico de nuestro idioma.

Sergio Pitol

L A A BOLICIÓN
DE FRON T ER A S
MERCEDES MONMANY

H
e tenido el inmenso placer de releer en Pasión por la trama. También se daba cita,
estos días uno de los libros preferi- junto a ese panteón de ilustres indiscutibles
dos de mi admirado y muy querido en sus lenguas respectivas, una especie de
Sergio Pitol. Se trata de Pasión por la hermanastro desvergonzado, un descubri-
trama, el volumen de magníficos ensayos que miento que me llegó precisamente a través de
tuve el honor de publicar en 1999 en Madrid, aquellos ensayos maravillosos y que ya nunca
en la colección La Rama Dorada, de la edito- me abandonó: el descabellado autor irlandés
rial Huerga & Fierro. Una colección dedicada Flann O’Brien. Un personaje estrambótico, lo
al ensayo literario que dirigía y sigo dirigien- mismo que todos sus inclasificables y a ratos
do. Me emocionó entonces, pero ahora, releí- incomprensibles relatos, que parecía surgido
da, quizá aún más, esa pasión y devoción, ese de los vericuetos y callejones más insensatos
amor infinito que Pitol declaraba por un gé- y geniales del Ulises de Joyce.
nero, la novela, que él ha sabido como pocos Por esas tramas abiertas y sin fronteras
de su tiempo recrear, construir, reconstruir, dentro de espacios libres, ausentes de lími-
disfrazar, mezclar y atravesar sin cesar de un tes, circulaba, inaprensible, indómita, época
humor tan sutil, tan desafiante, tan inteligen- tras época, la novela. La narración, para Pitol,
te y tan de cortocircuito continuo como su sería sin cesar eso: un fascinante puzzle, una
querido Lubitsch, personaje subterráneo de colección insólita y maravillosa de cajas chi-
varios de sus libros. Gógol, Chéjov, Schnitzler, nas e intrigas acumuladas y diversificadas en
Nabokov, Mutis, Tabucchi, Bulgákov, el polaco función de los distintos puntos de vista. O, si
Kúsniewicz, James, Mann, Calvino, algunos se prefiere, de los “traslados” y reencarnacio-
de los autores que más he leído y devorado nes vitales de cada uno de los personajes, con
con pasión a lo largo de mi vida se daban cita paisajes y ciudades que se infiltran y penetran

DIRECTORIO

El Cultural
[ S u p l e m e n t o d e La Razón ]

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@ElCulturalRazon Director Editora @ElCulturalLaRazon
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en lo más profundo, como le sucedía a


Billie Upward, una de sus más míticas
creaciones.
En el maravilloso capítulo titula-
do “Calvino y La montaña mágica”
—capítulo que tengo subrayado hasta
la saciedad, con el énfasis a lápiz de
entonces, más el entusiasmo si cabe
crecido de ahora mismo— Sergio Pitol
comenzaba memorizando un siglo que
se dejaba atrás “extremadamente com-
plejo”, dividido por igual entre “prodi-
gios y horrores”. Un loco y desaforado
siglo que en más de un momento se
había vanagloriado de “haber hecho
realidad” las utopías más ambiciosas
y también más destructivas. Tras la
fachada de aquellos edenes prome-
tidos solo habitaba —como un buen

Foto > Especial


conocedor de los falsos decorados
austrohúngaros sabía a la perfección—
el más puro vacío. La más pavorosa in-
tolerancia. La insignificancia “dictada”
muchas veces en el campo del arte: de Sergio Pitol.
un arte programado según las ideolo- muerte. Una muerte que por fortuna Casanova de Schnitzler, entre otras más
gías. Todo, durante mucho tiempo, no llega. La novela cubre todos los de parecido nivel y relieve. A través de
persistentemente, como en Dinamar- territorios, realistas y fantásticos, ellos, de estos dos grandes maestros,
ca, había olido a podrido a lo largo de sociales e intimistas. Pitol y Magris, de sus múltiples pistas
un siglo cruel. Sin embargo una cosa se dejadas en sus obras, de sus lecturas
había salvado de la quema: la novela. Y elogiando esa “constelación prodi- siempre deslumbrantes, por no hablar
La novela, según Pitol —y aquí venía giosa”, ese “entramado de ideas” ina- de sus magníficas obras ensayísticas
la defensa ardiente y casi “programáti- gotable que el gran escritor italiano —como es el caso de esta Pasión por
ca” que navegaba a lo largo y ancho de Calvino reunía, convocando las disci- la trama— se puede decir que absor-
su volumen— había atravesado todas plinas más diversas y los más diversos bí una parte importante de mi propia
las tormentas y adversidades, mante- nombres (poetas, ensayistas, cien- pasión tanto juvenil e inicial como
niéndose siempre a flote. ¿Qué habían tíficos, viajeros, novelistas de todos duradera, para el resto de la vida adul-
hecho sino Kafka, Bulgákov, Nabokov, los siglos y todas las lenguas y nacio- ta, por la Literatura con mayúsculas.
o un genial Gógol que “se deslizó con nalidades, deteniéndose sobre todo El momento, y el lugar, Viena, en que
intensa excentricidad a través de la en dos autores muy amados, Gadda y surgieron esas grandes obras y auto-
más extrema intolerancia conocida Leopardi) Pitol alababa de forma espe- res de todas las disciplinas, no sólo
por Rusia en el siglo XIX”, la de Nicolás cial la conferencia final, dedicada a la de la literatura, no era casual, como
I y la feroz represión posdecembrista, Multiplicidad, para definir lo que sería decía Pitol en su ensayo titulado
sino erigirse en algo así como guardia- una idea de la novela moderna, la pro- “Andrzej Kúsniewicz ante el derrum-
nes del género, para no hacerlo morir pia idea de la novela, compartida por be habsbúguico”:
jamás, ni sometido a las peores plagas ambos autores, Calvino y él mismo:
y persecuciones? Ese Imperio, el habsbúrguico, que
Lo que toma forma en las grandes comprendía poblaciones que habla-
La novela —mantenía Pitol— ali- novelas del siglo XX es la idea de ban más de quince idiomas, credos
mentada por tensiones extremas, una enciclopedia abierta. Un adjeti- que iban del Islam al catolicismo, del
testigo de violentas desgarraduras, vo que contradice al sustantivo enci- judaísmo a las distintas variantes
nutrida muchas veces de carroña, clopedia, nacido etimológicamente del protestantismo, tenía que ser
vuelve siempre al escenario, con de la pretensión de agotar el conoci- por fuerza un rico caldo de cultivo
una salud más que envidiable (...) miento del mundo encerrándolo en para la novela. Lo fue, además, en
Proteica, generosa, terca, arriesga- un círculo. Hoy día ha dejado de ser vísperas del colapso final. Aquella
da, ubicua, escéptica, respondona, concebible una totalidad que no sea gran literatura austriaca surgió a
indócil. Cada nueva crisis de la so- potencial, conjetural, múltiple. finales del siglo XIX y alcanzó sus
ciedad logra regenerarla. Se crece en mejores logros en las tres prime-
las adversidades. Algo, efectivamente, no sólo aplicable ras décadas del actual. Cumplió un
a Mann, sino a toda esa fantástica es- papel de Requiem (...) Schnitzler,
Y, de forma sumamente clarividen- cuela de austriacos, de los que tanto Hoffmannsthal, Broch, Musil, Ler-
te, Pitol enunciaba en seguida lo que Pitol como el italiano Claudio Magris net-Holenia, von Doderer, más los
sería una regla permanente, repro- —ambos incomparables maestros de escritores de la periferia, integran-
ducida hasta la saciedad, entre los lectura, no sólo de escritura— serían tes de esa misma constelación, con
lúgubres vaticinadores de la deca- sus grandes intérpretes e interlocu- plenos derechos: el grupo de Praga
dencia de un género inagotable, con- tores, a través de obras tan inmensas —Rilke, Kafka, Werfel, Meyrink—, el
tinuamente regenerado e imbatible a como El hombre sin atributos de Mu- galitziano, Joseph Roth, el búlgaro
través de las épocas y a través de las sil, La muerte de Virgilio de Broch, Canetti, el triestino Italo Svevo, o
más duras pruebas de stress, como se Auto de fé de Canetti, La marcha los polacos Bruno Schulz y Andrzej
diría hoy. Radetzky de Roth o El regreso de Kusniewicz.

Posiblemente —escribía en este mis-


mo y espléndido texto dedicado a
las Seis propuestas para un próximo
“TODO, DURANTE MUCHO TIEMPO,
milenio de Calvino, a la vez que a La PERSISTENTEMENTE, COMO
montaña mágica de Mann, novela
que encarnaría según él la “intro- EN DINAMARCA, HABÍA OLIDO
ducción” a todo un siglo— ya habrá
entre nosotros quienes comiencen
A PODRIDO A LO LARGO DE UN SIGLO
a predecir la defunción del género. CRUEL. SIN EMBARGO UNA COSA
Esta profecía forma parte de la tra-
dición del siglo XX: cada vez que la SE HABÍA SALVADO DE LA QUEMA: LA NOVELA.”
novela se revigoriza se predice su

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A lo largo del tiempo, he tenido siem- de adentrarse y “leer” una Venecia


pre el placer inmenso de degustar los entre neblinosa y fantaseada, le hace
múltiples y variados Sergios Pitol que amar a él, pero también a su querido y
han ido apareciendo: el escritor sutil, admirado cómplice Tabucchi, las ver-
paródico y siempre genial de ficción, el dades sospechosas, oblicuas, conjetu-
maestro deslumbrante de lecturas no rales; las pretendidas certezas o si no
siempre rutinarias, así como el autor esos “misterios encapsulados”, como
de incesante intersección de géneros él define algunas páginas de Marcel
en libros brillantísimos como El arte Schwob. Se trata de operaciones al-
de la fuga. Un magnífico volumen en- químicas dentro de una verdad y una
tre autobiografía, carnet de lecturas, realidad contaminada sin cesar por
ensayo y álbum de recuerdos no cro- muchas otras. No es de extrañar que
nológico. Una obra que nos acercaba le fascine oír decir, rogar a un fantas-
a los múltiples y poliédricos aspectos mal Pessoa, convocado por Tabucchi,
de este grandísimo escritor, de los me- investido a su vez de médium: “No me
jores de su época en lengua española, deje solo entre las personas llenas de
incluyendo las dos orillas. De esa es- certezas. Esa gente es terrible”.
pléndida generación de genios mexi-
canos, después de Alfonso Reyes, que CUALQUIERA DE LAS OBRAS de
daría la vuelta al mundo: Octavio Paz, estaba además el diplomático destina- Sergio Pitol significa siempre un es-
Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco y do principalmente a países del Este de tímulo capaz de seducir a la vez que
Fernando del Paso, por citar sólo algu- Europa, cuando el mundo estaba divi- provocar intelectualmente los más
nos, aparte del mismo Pitol. dido en bloques ferozmente opuestos. diversos resortes, intercambios y po-
En cada encrucijada de sus múltiples sibles confrontaciones en la concien-
EN SU VIAJERA y cosmopolita exis- caminos recorridos, estará el extranje- cia del lector. Si Berenson, uno de sus
tencia, está el Sergio Pitol que sale solo ro que llega e investiga, como sucedía guías y maestros preferidos a la hora
y poco menos que a la aventura en con su personaje de El desfile del amor, de visitar Italia, decía que los pintores
1961, de Veracruz, en un barco alemán, pero como sucedía también en Las al- venecianos llegaron mucho más allá
el Marburg, y en plena alta mar —como mas muertas de Gógol o en La máscara que a estimular únicamente el ojo, lo
sucedería con su admirado, y traduci- de Dimitros de Eric Ambler. mismo sucede con Pitol. Su lectura,
do, Witold Gombrowicz, en el comien- Acostumbrados muchas veces a como acaece con los más grandes de
zo de la Segunda Guerra Mundial— se visiones o aproximaciones parciales, cada época, logra precisamente eso:
entera de que Berlín ha quedado divi- Pitol, en cambio, es ese ojo atento, vi- estimular desde todos los ángulos,
dida en dos. Está también el trabajador gilante, ávido, que otorga inéditas y desde los discursos y los silencios a las
literario exigente y riguroso que tra- vitales perspectivas y aproximaciones inflexiones y los misterios. Un mundo
duce incansablemente las cosas más al ojo cultural de cualquier lector que se cultural riquísimo se abre sin cesar
endemoniadamente difíciles como aproxime a uno de sus textos. “La men- y se pone a disposición del lector, en
Las puertas del paraíso del polaco Jer- talidad totalitaria —dirá— difícilmente todos los sentidos, trabajando sobre
zy Andrzejewski, con una sola frase de acepta lo diverso, es por esencia mono- las innumerables ramificaciones que
150 páginas. Está el que se obsesiona lógica”. Gracias a su convencida idea la realidad y el arte ofrecen. Una doble
y aguarda con paciencia el momen- de la “abolición de fronteras” (“el de- articulación permanente de este au-
to de ver un cuadro favorito, como es seo de abolir las fronteras se presenta tor, en su calidad de lector y crítico de
el caso de La resurrección de la carne en el mismo momento que alguien fija literatura y de arte, por un lado, y en su
de Caravaggio; está el que nos habla de las fronteras reales, las necesarias de la calidad de creador y escritor, por otro,
forma clara, esencial y radiográfica tribu”), de la democracia y del diálogo que él expresaría continuamente, de
de la multitud de detalles en Chéjov continuo con otros mundos, ya sean mil maneras, como cuando dice: “Ja-
o de ese pícaro sepulturero de Impe- los pertenecientes a la ex Europa del más la literatura se ha sentido a gusto
rios como era el “definitivamente Telón de Acero, a su amada Italia o a con estrecheces dogmáticas”. Y recor-
imbécil” soldado Schveik. Está el que cualquier parte y rincón de América, daba la labor de su querido Antonio
urde en los lugares más insospecha- nos hemos acercado a infinidad de au- Tabucchi:
dos del mundo la trama de sus nove- tores y de mundos narrativos diversos.
las. Y está, sobre todo, el que goza con Desde lo local a lo universal y vicever- El lector de Tabucchi deberá estar
un placer casi físico, incomparable a sa, todos los viajes son posibles en su dispuesto a dejarse visitar, a hos-
ningún otro, de la escritura. “La redac- literatura. Autor que ha sabido retratar pedar lo imponderable, a modificar
ción —dirá— es confiable y previsible, la y parodiar como pocos la mediocridad, categorías mentales, estilos de vida,
escritura nunca lo es, se goza en el deli- la idiotez, el torpe arribismo y servilis- a introducir nuevas formas de apro-
rio, en la oscuridad”. Autor de novelas mo, las crisis de las parejas, las miserias ximación a la condición humana.
inolvidables como Domar a la divina y glorias de los jóvenes y no tan jóve-
garza, El tañido de una flauta o La vida nes intelectuales, los múltiples éxodos Nunca podríamos plasmar mejor que
conyugal, de libros de cuentos que se y exilios de nuestra época y de otras con estas bellas palabras lo que senti-
cuentan entre los mejores de todo épocas, así como las turbulentas y en mos todos sus lectores, los de México y
un siglo en su lengua como El vals de ocasiones vergonzosas relaciones que los de las más remotas partes del mun-
Mefisto, o de ensayos fundamentales se mantienen con el pasado, él mismo se do. El cálido, ininterrumpido y esti-
como el citado o como La casa de la convirtió con el tiempo en la mente mulante hospedaje y modificación de
tribu, para entender la mejor literatu- adecuada, ideal para saber calibrar vidas enteras que producen cada uno
ra europea, además de un fascinante todas y cada una de las gradaciones de sus libros.
libro sin género —entre mis favoritos— de la verdad y la mentira, sus cruces
como es El viaje, por encima de toda impuros y sus fases más engañosas MERCEDES MONMANY
esa labor incansable, tenaz, insomne, y esquivas. La forma inicial que tiene (Barcelona, 1957) es crítica literaria y
ensayista especializada en literatura
contemporánea. Ha sido comisaria
“ACOSTUMBRADOS MUCHAS VECES de exposiciones dedicadas a grandes
escritores universales como Isaac
A APROXIMACIONES PARCIALES, PITOL Bashevis Singer, Julio Verne o G.T.
di Lampedusa.Es autora de una
ES ESE OJO ATENTO, VIGILANTE, ÁVIDO, QUE recolección de ensayos: Don Quijote
OTORGA INÉDITAS Y VITALES PERSPECTIVAS en los Cárpatos; de la antología de
narradoras españolas contemporáneas
AL OJO CULTURAL DE CUALQUIER LECTOR Vidas de mujer y de la antología de la
QUE SE APROXIME A UNO DE SUS TEXTOS.” obra del escritor catalán Joan Perucho:
De lo maravilloso y lo real.

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EL PERSONA J E
DE S US PROPI A S F IC C ION E S
HÉCTOR ORESTES AGUILAR

—M
ein Name ist Sergio Pítol por primera vez con él. Estaba regresando de
—respondió, con voz muy su postrer embajada, a fin de cuentas no la
grave. Así dijo. Lo juro. de Bonn sino la de Praga, la última Embamex
En ese momento dos o Checoslovaquia, que dejó con el país encami-
tres de nosotros volteamos a verlo con mucha nándose a o ya de plano inmerso en el prólogo
atención. Sólo una vez me había fijado antes en a la Revolución de Terciopelo. Nos encontra-
él, al entrar al Instituto e ir directo a la cafetería: mos en su reluciente, recién terminada casa de
estaba en la fila para pagar; entonces no supe la Plaza de La Conchita, del lado de Fernández
por qué me había recordado a Carlos Fuentes, Leal. Yo había debutado como editor de la Re-
a quien dos años antes había entrevistado en vista de la Universidad en el número 432, de
la Universidad de Texas en El Paso. Iba vestido El ejemplar de 1987,
enero de 1987, donde aparece su “Aproxima-
como aparece, el cuerpo chanfleado, en la foto con el texto ción a Kuśniewicz” —a Andrzej Kuśniewicz, el
de la solapa de la edición de Anagrama de Vals de Pitol sobre escritor galiziano en polaco—, que Sergio había
de Mefisto, con un saco de pana muy fina y un Andrzej Kuśniewicz. mandado a nuestra redacción mucho tiempo
suéter de angora color claro. atrás. Horacio Labastida y Francisco Blanco
Debió ser la primavera de 1982, cuando a reverencial pausa acústica. Duró unos segun- Figueroa (mi director y coordinador editorial,
Sergio Pitol la Cancillería lo había postulado, en dos. Él prendió un cigarro (aún podía fumarse respectivamente, ambos por desgracia ya fa-
principio, para titular de la Embajada de Méxi- en sitios cerrados) para... no sé para qué, pero llecidos), me pidieron ir hasta Coyoacán para
co en la Alemania desunificada, aún en Bonn, y los presentes en ese curso de alemán para prin- entregarle en propia mano a Sergio Pitol tres
estudiaba los rudimentos del alemán en el Ins- cipiantes, sin la más pálida idea de tener a uno ejemplares con su colaboración y con la nómi-
tituto Goethe de la calle de Tonalá, a tres cua- de los escritores mexicanos más importantes na de la revista para que la UNAM pudiera pa-
dras y media de su departamento del Edificio del siglo XX como compañero de banca, segu- garle. Fui la mañana del 17 de febrero de 1989.
Río de Janeiro. Yo estaba en su mismo grupo; ro repararon en la distinción del personaje que El frescor de aquel invierno me había provoca-
si no me traicionan los recuerdos, nuestro pro- acababa de presentarse: de una suave elegan- do algunas molestias derivadas de mi episódi-
fesor era el finado Michael Roth. En la primera cia, con una frente interminable y una mirada ca fiebre reumática.
clase hicimos lo de rigor, nos identificamos de de profundidad sobrecogedora. Por supuesto, lo primero que hizo al verme
acuerdo con la frase modelo dada por el maes- con el cuello cobijado por una bufanda fue di-
tro. Cuando le tocó el turno, Sergio acentuó la i IMAGEN SEGUNDA bujar una de sus temibles miradas pitolianas,
de su apellido para no ser identificado a las pri- escoltadas siempre por una sonrisa apenas
meras de cambio. perceptible, con las que de inmediato escru-
Salió peor. No fue un silencio lo que detu- Pasaron siete años para que volviera a verlo y taba sin misericordia a sus nuevos conocidos.
vo la respiración del grupo sino una extraña, tuviera la oportunidad de conversar en forma La casa de Fernández Leal era amplísima, fría;

LOS C A MINOS INSÓLITOS


DE S E RGIO P I T OL
HÉCTOR IVÁN GONZÁLEZ

Yo soy un hombre para quien el mundo exterior existe. de El arte de la fuga escuchaba discretamente a El llamado de la selva y Las aventuras de Tom
Téophile GauTier un lado de su querida amiga Lali Gubern. Pocos Sawyer, a las novelas de Dickens y luego, sin
minutos después, Herralde tomó la palabra y lo transición, al Ulises criollo de José Vasconcelos,
La indiferencia equivale a una parálisis del alma, primero que hizo fue corregir a Sáizar y señalar a La Guerra y paz”, de Leon Tolstói, cuya inten-
a una muerte prematura. enfáticamente que no era Pitol quien abreva- sidad persuasiva hizo que se sintiera tiritar de
anTón Chéjov ba de ellos, sino que todos ellos abrevaban de frío en el clima tropical de Veracruz.1 Como

A
Sergio Pitol. La aclaración podría parecer una descendiente de italianos, el joven estudiante
inicios de 2010, en una ceremonia que minucia si no se hubiera tratado del reconoci- de Derecho adquirió la pasión por las letras y,
reunía a Consuelo Sáizar, en ese mo- miento de un editor atento a las sugerencias de gracias a su maestro Manuel Martínez Pedroso,
mento directora del CNCA, a la rectora uno de los hombres de letras fundamentales por el estudio de lenguas extranjeras.2 Como
del Claustro de Sor Juana, a Sandra Lo- para la literatura de nuestro tiempo. si, en una búsqueda de lo perdido, aquel joven
renzano y a Daniel Sada (1953-2011) con motivo Sergio Pitol (México, 1933), narrador, en- deseara regresar al idioma de sus antepasados.
de la imposición de la medalla “Sor Juana Inés de sayista, memorialista, editor, diplomático y Felizmente, no sólo regresó al origen, sino que
la Cruz” a Jorge Herralde, Sáizar relató que co- traductor, es una de las personalidades más llegó a muchos otros idiomas y caminos: pola-
noció al fundador de la editorial Anagrama du- vastas, complejas y exquisitas del siglo XX. co, ruso, inglés, francés, húngaro, chino y, des-
rante un viaje a Barcelona al que la invitó Carlos Apasionado por las letras desde niño, debido a de luego, italiano. Durante un viaje de Veracruz
Monsiváis (1938-2010). Ahí asistió a la tertulia una enfermedad que lo postró en cama duran- a la Ciudad de México, lee en el suplemento
que formaban algunos escritores “de donde te varias semanas, pasó de lecturas tempranas cultural Sábado “La casa de Asterión”, de Jor-
abrevaba Sergio Pitol”. En el auditorio, el autor de “[Jules] Verne entero y La isla del tesoro y ge Luis Borges. El impacto que ocasionó esta

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no especialmente luminosa. Estuvimos un


rato en la sala —las alfombras son de Bujara, “A MUCHOS DE LOS AUTORES ESLAVOS,
podía pensar cualquiera— y luego pasamos a
la biblioteca, la parte más espectacular de su GERMANOS O EXCÉNTRICOS QUE FORMAN PARTE
residencia: de dos plantas, con —como pude DE SUS REFERENCIAS MÁS ÍNTIMAS PITOL
averiguar más tarde— cerca de 40 mil libros,
videos y discos. LOS LEYÓ PRIMORDIALMENTE EN ITALIANO,
¿Me pidió que le hablara de tú? No estoy se-
guro, pero cuando estábamos frente a la sec- LENGUA QUE PARA ÉL NO ES EXTRANJERA.”
ción de libros de autores austriacos, me llamó
mucho la atención que tuviera la edición italia-
na de Einaudi en tres tomos de Los demonios al principio de estas líneas, ambos eran veci- insólitas, incluso de cierto peligro. Cuando
(los de Doderer, por supuesto). nos del Edificio Río de Janeiro en la colonia uno lee que a Pitol y Prieto se les cruzaban co-
Tomé el primero de ellos y vi que tenía mu- Roma, y las no pocas conversaciones sobre codrilos o mujeres esquizofrénicas en sus idas
chos subrayados. literatura italiana y centroeuropea que tuvo al teatro de carpa o por las calles del Centro de
—Le diste un llegue al Doderer. con Fernández le hicieron a Pitol mucho más la Ciudad de México, el lector tiende por lo ge-
—Sí, le di un llegue hace tiempo. Sin mayo- ameno y amable el regreso a México después neral al escepticismo, pero si uno ha tenido
res consecuencias —me contestó con gusto, de su sexenio praguense. En esas charlas caían la enorme fortuna de compartir encuentros
con familiaridad. por aquí y por allá los nombres de los enton- o viajes con Pitol entonces ya es muy distinto.
A muchos de los autores eslavos, germa- ces nuevos hallazgos de Guillermo, como Eros La noche de 1990 en que fui a la presenta-
nos o excéntricos que forman parte de sus Alesi o Valerio Magrelli, y también conversa- ción de la edición mexicana de La vida conyu-
referencias más íntimas Pitol los leyó primor- ban tendido sobre Arthur Schnitzler (de quien gal pude comprobarlo. En aquella época esos
dialmente en italiano, lengua que para él no es el poeta había retraducido El retorno de Casa- bautizos editoriales eran más íntimos, menos
extranjera y que le sirvió de acceso o trampolín nova) y Bruno Schulz, pues ambos le tenían multitudinarios, definitivamente menos per-
para arribar a creadores que pocos han vuelto una veneración aparte. [Guillermo incluso formáticos, como hoy se dice. La tertulia te-
a frecuentar desde el español, y no pienso ne- atesoraba la reproducción muy fidedigna de nía lugar en el primer piso de una librería por
cesariamente en toda la pléyade polaca —de un célebre dibujo de Schulz, un calvo de cabe- desgracia desaparecida hace mucho tiempo,
Schulz a Brandys, de Gombrowicz a Kunie- za bulbiforme asomándose a la ventana con Tomo 17, una residencia de San Ángel a un
wicz— a quienes llegó a conocer muy de cerca, un perrito en los brazos]. tiempo elegante y sobria, acogedora y espa-
incluso personalmente en el caso de quienes ciosa. Hasta allí llegamos toda una tribu pito-
seguían con vida a principios de los años se- MORTADELO SIN FILEMÓN liana: Luz Fernández de Alba, Neus Espresate,
tenta, sino en autores que sólo volvieron a tra- Marcelo Uribe, no recuerdo si también Paloma
ducirse a cuentagotas al español y que ahora Villegas, pero por supuesto es muy probable
a muy pocos les dicen algo, como el húngaro Un buen día, Pitol me pidió que organizara una que también hubiese ido.
Tibor Déry, de quien tenía en italiano —versión cena con Guillermo Fernández para recordar Todo comenzó normal. Vale decir, no co-
que tradujo para Ediciones Era— los tres rela- viejos tiempos. La idea era estupenda. Su rea- menzaba, porque la presentación consistía en
tos que conforman El ajuste de cuentas, y otros lización no tanto. Es decir... lo cuento mejor de una charla ante el público entre Pitol y Juan
libros como Niki, storia di un cane o Il signor A. otra forma: cada vez que Sergio acudía a una Villoro, quien no aparecía y no había manera
G. nella città di X. cita de este orden, como un reencuentro, la de localizar —añoro esa adrenalina pre-conver-
De todos sus amigos italianos, italianófilos presentación de uno de sus libros o incluso en gencia digital. Neus comenzó a verme con su
e ítalo hablantes, Sergio Pitol tuvo un vínculo ocasiones más triviales, se corría el riesgo de cariñosa sonrisa característica, cuyo mensaje
especial, de mucho afecto, con el poeta y gran que empezaran a suceder cosas... extrañas. Él de fondo en ese momento era “vete prepa-
traductor Guillermo Fernández (1932-2012), mismo ha contado varias veces cómo es —so- rando para entrar de emergente a la plática en
no sólo porque era un escritor de su misma ge- bre todo en compañía de Luis Prieto— un imán dos minutos”, y yo comencé a hacer apuntes
neración sino porque, en la época que refería para personajes excéntricos y situaciones mentales para salir del paso, pues no había

En México, durante la adolescencia, fre- traducción le facilitaba el tiempo para poder


cuenté larga y devotamente la obra de Al- dedicarse a escribir y para asistir a exposicio-
fonso Reyes que incluye varios títulos de nes, obras de teatro y tertulias entre amigos.
teoría literaria. El deslinde, La experiencia
literaria, Al yunque. Los leía, me imagino, El impulso de viajar, después de mis prime-
por el puro amor a su idioma, por la insos- ras salidas, en vez de atenuarse se volvió
pechada música que encontraba en ellos, obsesivo. Inicié el año 1961 con una intensa
por la gracia que, de repente, aligeraba la ex- sensación de fastidio. Me sentía harto de
posición de un tema necesariamente grave. mis circunstancias y también del mundo.
[...] Era tal su discreción, que muchos aun La prensa registraba el desasosiego que
ahora no acaban de enterarse de esa hazaña comenzaba a alterar a algunos escritores
portentosa, la de transformar, renovándola, jóvenes en distintas partes del planeta, una
nuestra lengua. [...] Debo a nuestro gran po- de esas fiebres que aparecen cada tantos
lígrafo y a los varios años de tenaz lectura años. [...] Yo me sentía arrinconado en Mé-
la pasión por su lenguaje; admiro su secreta xico; contraje aquel virus, vendí casi todos
y serena originalidad, su infinita capacidad mis libros y algunos cuadros, y me lancé al
combinatoria, su humor, su habilidad para camino. A mediados de junio me embarqué
insertar giros cotidianos, reñidos en apa-
lectura lo hizo obsesionarse por la narrativa y riencia con el lenguaje literario, en alguna
sus distintas técnicas. Asimismo, encontró la sesuda exposición sobre Góngora, Virgilio “ENCONTRÓ LA OBRA
obra de Alfonso Reyes, a quien considera un o Mallarmé. [...] Su gusto era ecuménico.3
auténtico maestro y cuyo cuento “La Cena” DE ALFONSO REYES,
lo influye en gran medida. El relato alfonsino, Por otra parte, el arte se volvió para Sergio Pitol A QUIEN CONSIDERA UN
lleno de sutilezas, sugerencias y una atmósfe- un Norte, un punto de referencia en letras, en
ra que se enrarece paulatinamente, está muy la ópera, en pinacotecas. Ponderó en las obras AUTÉNTICO MAESTRO
presente desde sus cuentos de juventud como artísticas lo que Rainer Maria Rilke llamaba “la
“Victorio Ferri cuenta un cuento” hasta relatos vida individual de los objetos”;4 en sus viajes Y CUYO CUENTO
de madurez como “El vals de Mefisto”. Para siempre persiguió la belleza y la independen- ‘LA CENA’ LO INFLUYE
Pitol la figura del calígrafo regiomontano se cia. Durante su estadía en el extranjero buscó
vuelve una presencia afín, un interlocutor y un hacerse del espacio propicio para la escritura. EN GRAN MEDIDA.”
inspirador para su propia personalidad. En una suerte de acto liberador, el trabajo de

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terminado de leer el libro, aunque conocía para mí era todo un tema organizar una cena a
muy bien los otros dos con los que completa la la que asistiera Pitol [para más INRI con Guiller-
Trilogía del carnaval e incluso había participa- mo Fernández, también anzuelo de extrava-
do, con Elena Poniatowska y Anamari Gomís, gancias], sin que hubiera lugar a circunstancias
en la presentación de la edición mexicana de fuera de control. Así que decidí convocar la
uno, Domar a la divina garza. cena en casa del propio poeta, un departamen-
Por suerte para el público y para mí, Juan to pequeño y muy cálido de la calle de Edzná
por fin llegó después de quince minutos, algo donde era posible mantener todo en orden.
nervioso por el retraso; abrió una libreta de O eso pensaba yo. Pasé por Sergio a La Con-
apuntes y comenzó a exponer al público su chita una noche de viernes. Para la cena aportó
lectura del libro que nos convocaba. Lúcido una espléndida herencia de su época diplomá-
y atinado como siempre, se trompicó un po- tica, una botella de vino francés más cara que
quito al principio, pero luego agarró vuelo y mi auto, por lo que manejé con especial cuida-
sostuvo una charla muy amena con Sergio, do todo el trayecto hasta la Vértiz-Narvarte.
quien también estaba algo intranquilo por la Cuando llegamos a su departamento, Gui-
situación. Hasta la ronda de intervenciones llermo todavía estaba sacando la ropa de la
del público todo marchó perfecto; el enton- lavadora y nos invitó a sentarnos en el sillón
ces joven periodista Carlos Rubio Rosell dio donde reposaban sus calcetines. Ahora que re-
una interpretación de la novela y de la obra en matrimonio, sobre todo de uno como el suyo, paro en ello, debió haber sido señal suficiente
conjunto de Pitol e intentaba llevar a Sergio donde reinaba la armonía y la concordia. La de que algo comenzaba a descontrolarse. Fer-
a ratificar su teoría, según me acuerdo, hasta vida conyugal era para Mortadelo únicamen- nández había invitado a una pareja de poetas
que Villoro muy amablemente le pidió que no te eso, muchas gracias por ponerme atención vecinos suyos y amigos de mi generación para
insistiera; fuera de eso el escenario era terso. y dejarme participarles mi historia personal. hacer más vivaz el convite.
De repente, del fondo del sillerío en funcio- Silencio absoluto del público. Se comió y se bebió con soltura, Fernández
nes de auditorio del primer piso de Tomo 17, se A partir de la segunda frase de Mortadelo, y Pitol charlaron de lo lindo, fue una conversa-
levantó para pedir la palabra un hombre muy Pitol había estado conteniendo un brutal ata- ción magistral en todos sentidos. Nada podía
delgado, como de sesenta y pocos años, escaso que de risa, Juan también, por supuesto; de estar fuera de lugar en un departamento de
cabello y grandes gafas, muy correcto él, con hecho, todos los amigos de Sergio estábamos una sola habitación y la sala comedor donde
un leve dejo de extravagancia. En la memoria entre impacientes, angustiados y a punto de estábamos.
lo he retenido como la viva imagen de Morta- desahogar las risotadas; pero la convicción
delo [el de Filemón, claro. No iniciados en his- circunspecta de Morta nos atemorizó a todos.
toria del cómic, gugleen, por favor] y resultó,
en efecto, ser español, hasta donde delataba
Parecía el predicador de una secta fundamen-
talista defensora del orden matrimonial. No sé
“LA CONVICCIÓN
su acento. Lo que siguió fue más o menos así. cuánto tiempo duró aquello, fue una tortura CIRCUNSPECTA DE MORTA
Mortadelo había ido a la presentación por- delirante. A la primera oportunidad que tuve
que el título de la novela de Pitol lo había salí corriendo hacia las calles de Chimalistac. NOS ATEMORIZÓ A TODOS.
cautivado y convencido de no perderse la No tenía sentido regresar a ver en qué terminó PARECÍA EL PREDICADOR
oportunidad de compartirle al autor y a todos todo. Tampoco tengo la certeza de haber regre-
quienes estábamos la inmarcesible experien- sado a casa carcajeándome. DE UNA SECTA
cia de la dicha, el gozo y la felicidad inagotable
que significaba para él estar casado y haber
FUNDAMENTALISTA
LA CENA EN EDZNÁ
llevado una vida conyugal de más de treinta DEFENSORA DEL ORDEN
años sin ninguna grieta; qué digo grieta, sin la
menor hendidura, y quería contarnos que no Incapaz de hacerlo más vívido, acaso aquel MATRIMONIAL.”
había mejor condición humana más allá del episodio servirá para convencerlos de que

en Veracruz y crucé el océano. Estuve unas es vigente”. Sin duda, el antídoto a estas su- frente a los movimientos sociales y políticos
cuantas semanas en Londres, unos días en gerencias un tanto casuales y apresuradas lo en México.
París y al final me instalé en Roma. Igual que encuentro en una sentencia pitoliana: En El arte de la fuga y en el breve ensayo
a Cervantes, me pareció llegar a la capital acerca de Jorge Herralde, Pitol relata la forma
indiscutible del Universo Mundo. [...] Por De no mantener un diálogo vivo con sus en que Beatriz de Moura lo invita a coordinar
primera vez me sentí sano e inmensamente clásicos, el artista, el escultor corre el ries- la serie Heterodoxos en la colección Cuader-
libre. Tenía veintiocho años y ganas enor- go de pasarse la vida descubriendo Me- nos ínfimos para la editorial Tusquets, donde
mes de comerme el mundo. El resultado de diterráneos. Nada conozco tan reductor publica, a pesar de los obstáculos que impo-
esa estancia fue mi vuelta a la escritura.5 como el culto a la moda. La tarea del es- nía la censura franquista, autores sui generis.
critor consiste en enriquecer la tradición, En esa colección tan provocativa y conspicua
Era una fuga propiciatoria hacia la belleza y la aunque la venere un día y al siguiente se aparecen escritores como los polacos Gro-
armonía. Tenía sus prioridades bien asentadas, líe con ella a bofetadas. De ambas mane- towsky y Gombrowicz, además de Raymond
la cercanía con el arte y la amplitud. No puedo ras será consciente de su existencia. Por Roussel, Swift, Cristóbal Serra, Marx, Nietzs-
dejar de pensar en las penurias por las que eso me han atraído y preocupado los pro- che, García Ponce, Macedonio Fernández o
pasó, en los trabajos diversos que llevó a cabo, blemas de la forma, los recursos y posibi- Julio Cortázar.8
los cuales le pudieron garantizar una indepen- lidades de los géneros, su capacidad de
dencia imprescindible del México anquilosa- transformación.6 De cada tres o cuatro títulos la censura nos
do de los años sesenta. Vuelvo a la resonancia permitía publicar acaso uno. Vivíamos y tra-
rilkeana y tomo prestadas las palabras que el Lo cual está íntimamente relacionado con su bajábamos haciendo caso omiso de la dic-
poeta polaco Zagajewski dedicó a Rilke: Pitol carácter, ya que Pitol veía en el arte una suerte tadura. Cuando un Heterodoxo salía a la luz
estaba más allá de cualquier espacio político, de ética, una congruencia entre belleza y acto de lo celebrábamos con unción. Por esos días
sin himno, sin bandera y sin lengua, y logró ser civilidad o de resistencia. No es casual que nació Anagrama [1969], y en la presentación
un testigo de su tiempo. haya abandonado su puesto en el servicio di- de su primer libro conocí a Jorge Herralde.
Lo anterior me hace recordar la renuencia plomático debido a la masacre de estudiantes Nos hicimos amigos de inmediato. He tra-
de algunos escritores a leer clásicos o a impreg- de 1968 y, lo que tiene más mérito, que no se ducido para él varios libros, prologado otros
narse de todas las artes. Recuerdo a un profesor la haya pasado repitiéndolo a la menor opor- y posteriormente publicado en su editorial
quien, al citarle una crítica de Baudelaire, me tunidad. “Comenzar por invocar los fastos todas mis novelas. El premio Herralde logró
espetó que “ya han pasado muchos años des- de Venecia y terminar empantanado en una que en México se me empezara a tomar en
de que Baudelaire murió”, lo cual no hizo sino literatura de mentiras es una vulgaridad”, se- cuenta. Conocí a Lali Gubern en Leteradu-
provocar mi azoro al pensar que la imagen del ñaló.7 En ensayos como “El regreso al hogar” y ra, su maravillosa librería, y aún ahora me
artista que se rodea de todas las artes “ya no “Con Monsiváis el joven” deja clara su postura parece un milagro la existencia de aquel

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08 S Á B A D O
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“LA SOMBRA DE RUPERT


DESAPARECIÓ DEL OTRO
LADO DE LA PUERTA.
VI LA CARA DE PITOL
PALIDECER. LAS GRANDES
CEJAS DE GUILLERMO
SE ALZARON
MÁS DE LA CUENTA.”

En esas circunstancias puede pensarse lo


que sea, ¿no? Con Pitol presente, pasan por la
cabeza relampagueantes imágenes de una ab-
ducción extraterrestre, incluso. Fernández esta-
ba a punto de darle cristalazo a su propio baño
cuando vimos que, finalmente, Rupert entrea-
bría la puerta y salía, victorioso, disculpándose
por haberse encerrado él mismo, sin notarlo.
Foto > Especial

Nadie más quiso pasar al baño.


Habiéndose sosegado todo, con mucha di-
plomacia, Pitol me pidió minutos después que
lo llevara a casa, no sin antes asestar uno de
sus famosos y fraternales apretones al cuello,
Nada, a excepción de que, y así lo corrobora- Maike— comenzó a inquietarse, porque el en este caso a Guillermo, y despidiéndose de
mos, uno de nosotros saliera de allí, apartándose baño nomás no se abría y Rupert comenzaba pie risueño ante los demás para una fotografía
de la vista de todos. a dar señas de ansiedad. que desafortunadamente no tomamos.
A una hora avanzada de la noche, el joven Cuando vi que Pitol se levantaba, también En la calle, con la voz más agravada que
poeta —llamémosle Rupert— le pidió permiso preocupado, presentí lo peor. La puerta era de de costumbre por la incertidumbre del epi-
a Fernández para ir al baño, cuya puerta estaba a madera y vidrio mateado, translúcido, por lo sodio, algo desesperado, Sergio me ordenó
menos de dos metros de nosotros. que alcanzábamos a presentir la sombra de perentorio:
En la mesa seguimos platicando con áni- Rupert intentando vencer al cerrojo sin éxito. —¡Héctor Orestes, déjame pasar al arbolito,
mo, aunque la cena tocaba a su fin. De la nada, Guillermo, Maike y luego Pitol y yo acumulá- porque si no me voy a mear en tu coche!
oímos que Rupert empezó a luchar por salir bamos instrucciones para Rupert, quien, aho- Siempre que pienso en él no puedo evitar
del baño, pues la puerta se había atrancado. ra sí, había entrado en una fase de pánico. No recordarlo asociado a esas y otras ocasiones,
Guillermo se levantó primero y le dio con daba con la forma de abrir. irrepetibles y deliciosas, en que pude com-
precisión y serenidad las instrucciones para En eso, dejamos de oír forcejeos. La sombra partir hechos de la vida con Sergio Pitol tal
desatorarla. de Rupert desapareció del otro lado de la puer- y como nuestro gran novelista los ha vivido
La disputa entre poeta y puerta continuó, con ta. Vi la cara de Pitol palidecer. Las grandes ce- hasta ahora: como personaje de sus propias
ventaja para ésta. La joven poeta —llamémosle jas de Guillermo se alzaron más de la cuenta. ficciones.

espacio abierto en una época de extrema Andrezejewski. También hay perspectivas Se llega a un libro por caminos insólitos;
intolerancia.9 que se van ampliando a medida que la histo- tropieza uno con un autor de modo en apa-
ria avanza y nos muestran que la versión que riencia casual y luego resulta que no puede
Precisamente debido a esto, Sergio Pitol pro- teníamos ha estado colmada de verdades a dejar de leerlo nunca.12
vocó un punto de inflexión en la literatura medias; El buen soldado, de Ford Madox Ford,
española desde la península, con su literatu- es un fascinante ejemplo de este desmorona- Y qué mejor guía que el mismo Pitol para reco-
ra, pero también con sus oficios como conseje- miento de certezas narrativas. En la obra En rrer dichos caminos.
ro editorial y traductor. La lista de autores que torno a las excentricidades del cardenal Pirelli
compartió con la tertulia mencionada líneas encontramos una hilarante voz narrativa que Notas
arriba iba desde Henry James, la bicentenaria desconcierta al lector con la historia que cuen- 1
Sergio Pitol, El arte de la fuga, en Trilogía de la memoria,
Jane Austen, Luigi Malerba, Antonio Tabucchi, ta, pero sobre todo con la extravagancia de sus Barcelona, Anagrama, 2007, p. 128.
Malcolm Lowry, Robert Firbank, Antón Chéjov, comentarios, la cual recuerda al más locuaz 2
Ibidem, pp. 128-130.
Nabokov, Tibor Déry, Ford Madox Ford, Boris Oscar Wilde. En Cosmos de Gombrowicz el 3
Ibidem, p. 188.
Pilniak, los polacos Jerzy Andrezejewski, narrador miente a los demás personajes fren- 4
Cfr. Rainer Maria Rilke, Libro de las imágenes I y II.
Kazimierz Brandys y el triunvirato de Witold te a nuestros ojos, nos da una versión verídica
5
Pitol, op. cit., p. 137.
6
Ibidem.
Gombrowicz, Eugène Ionesco y Stanislaw dentro de un espacio donde la lógica fluctúa a 7
Ibidem, pp. 90 y 45.
Witkiewicz, entre muchos otros.10 Es eviden- su guisa. Por su parte Kazimierz Brandys y el 8
Sergio Pitol, “Jorge Herralde y Anagrama”, en El tercer per-
te que autores como Félix de Azúa o Enrique húngaro Tibor Déry se comprometen en sen- sonaje, Era, México, 2013, y José Balza, “Página para Pitol”,
Vila-Matas y editores atentos como Beatriz dos contextos políticos y dan parte de la opre- en Los territorios del viajero, Era, México, 2000.
de Moura y Jorge Herralde encontraron una sión política y cultural en sus países. 9
Pitol, op. cit., p. 138.
geografía vastísima por explorar, y sobre todo La lista de aportaciones que hizo Pitol es
10
Todas estas obras fueron agrupadas en la Biblioteca Ser-
gio Pitol Traductor de la Universidad Veracruzana, debido
encontraron un ánimo de espeleólogo de rai- realmente inconmensurable; los senderos al interés de Joaquín Diez Canedo, y estuvieron al cuidado
gambre pitoliano. Las posibilidades literarias que abrió con su trabajo como ensayista,11 de Rodolfo Mendoza. Pero ahora está detenida la publica-
se bifurcaban con un autor de tamaña curio- consejero editorial y traductor son una acer- ción de los títulos restantes, por el litigio que entablaron al-
sidad y tremendo olfato. Este canon pitoliano tada provocación para cualquier lector que dé gunos familiares de Pitol contra la Universidad. Ver http://
tiene entre sus características una innovación preponderancia a la literatura por encima bit.ly/2u6kUnu
en sus técnicas narrativas, sus narradores no de “los libros impuestos por la moda”. Como
11.
Agradezco a Édgar Valencia que me haya descubierto y
obsequiado Sergio Pitol en casa, libro que compila todas
son siempre uniformes o coherentes, a veces Pitol ha señalado: las colaboraciones (ensayos, traducciones, discursos, intro-
se contradicen y la narración va a contrapelo, ducciones) que publicó Pitol en la revista La Palabra y el
donde el simultaneísmo de escenas es funda- La lectura es un juego secreto de aproxima- Hombre, editado por la Universidad Veracruzana en 2006.
mental, como en Las puertas del paraíso, de ciones y distancias. Es también una lotería. 12.
Pitol, op. cit. p. 248.

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El Cult ural
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En su nueva visita a la Ciudad de México, Paul McCartney se prodigó en una velada que, como es habitual
en su audiencia, convocó a todas las generaciones que se han sucedido a lo largo de su dilatado
trayecto —más de medio siglo— en la primera fila de la escena musical. Desde los temas clásicos
de Los Beatles hasta el repertorio que continuó por su cuenta, el concierto de Paul desplegó en el Azteca
un derroche de calidez y calidad musical del “santo más milagroso del pop”, como apunta esta crónica.

Paul McCartney en el Estadio Azteca

L A TONA DA Y L A BEN DICIÓN,


EL CH U T E Y EL COCO
ALEJANDRO GONZÁLEZ CASTILLO

S
é que aquí, en la misma cancha que mis
suelas pisan, Maradona se puso la mano de
Dios y Michael Jackson bailó “Billie Jean”;
que en este lugar desfiló el ataúd que conte-
nía el cuerpo del Chavo del Ocho y que cierto Papa
alguna vez repartió puños de oraciones. Vaya, en-
tiendo que estoy en el Estadio Azteca. Y aunque
solía creer que en las tribunas que me rodean se ha
visto y escuchado de todo, cuando Paul McCart-
ney, ese señor de 75 años que está sobre el escena-
rio, pide tomar una canción triste para mejorarla,
en las gradas se palpa una emoción inusitada.
El músico trae colgado de los hombros un bajo
con forma de violín y cuando simula tocar con los
dedos a los miles que le aplaudimos, actúa como

Foto > Especial


si hubiera puesto las yemas en un comal caliente.
Y sí, a todos nos salen flamas porque esta noche
experimentamos una nueva sensación, una que
amasa todo lo que en este estadio se ha vivido. A
estas horas, luego de dos horas de canciones, el sus más recientes correrías. Es decir, pasó de “A Hard policías que tararearon sonrientes “Ob-la-di, ob-
concierto alcanza su punto cumbre: se atestigua la Day’s Night” a “I’ve Got a Feeling”, y de “Maybe I’m la-da”. ¿Cómo es posible que estas canciones —sí,
tocada de “Hey Jude”, el hit radial perpetuo; pero al Amazed” a “FourFiveSeconds”. Sin embargo, ha- éstas, las que los listillos tachan de cursis y sosas—
mismo tiempo se vive el chute del penal definitivo bría que subrayar con el plumón de las lágrimas las sigan removiéndonos las entrañas a tantos miles?
y se recibe el coco que Don Ramón les soltaba a los ofrendas del inglés a sus más queridas calaveras: a Van a perdonarnos Los Who y Los Rolling Stones,
necios de la vecindad. Nanana. Nananana. Canta- su “cuate” George con “Something”, y a su “carnal” también Maluma y Emmanuel y Mijares. Pero aquí
mos miles. Y así también andamos la ruta de la cruz John con “Here Today”. hay demasiados sentimientos hechos bola como
por la cabeza y el pecho, aunque esta vez no haya Ciertamente el de “Love Me Do” ya había estado para ignorarlos. Estamos presenciando El Concier-
un obispo persignándonos, sino la zurda del santo aquí antes, en el mismo estadio, hace cinco años; y to del último lustro. Aquí, en México. Y los que acá
más milagroso del pop. atrás en el tiempo ya había pisado el Foro Sol, el Pa- estamos, listos para el encore que se aproxima tras
No fue simple llegar aquí. La ciudad se hallaba lacio de los Deportes y hasta el Zócalo capitalino. Y transformarnos en Jude, vamos a pasar a la historia
desquiciada por un desfile mortuorio, carreras de como yo, muchos de los que aquí están no han fa- por haber tenido, una vez más, a un Beatle enfrente.
coches y partidos de futbol. Abordar el tren ligero llado a ninguna cita desde que el ídolo vino por vez Van a hablar de nosotros en el futuro. Van a vernos
en Taxqueña significó un reto emocional para ti- primera a México, en 1993. ¿Qué nos hace volver?, los hombres del mañana y se preguntarán: ¿a poco
pos bragados: oír “My Sweet Lord” en las bocinas nos preguntan los ajenos. Simple: uno nunca sabe era para tanto?, ¿qué de especial tienen estas can-
del andén para luego observar los escombros de un cuándo será la última vez. Ésta, tal vez lo sea. Esa gar- ciones? Y sí, los discos ayudarán a entender. Para
edificio colapsado tras el terremoto, por la estación ganta que solía cantar con prestancia “Oh! Darling” entonces será bueno acercarse a ellos y escuchar.
Ciudad Jardín, no fue cosa simple. Ya en las afueras sufre la saña del paso del tiempo. A nadie le gusta, Pero lo que este estadio vive ahora que Paul sale de
del estadio, hubo que esquivar puestos de tacos y pero todo tiene un final, incluso este romance. Y esa, vuelta a escena, para cantar “Yesterday”, a solas con
camisetas, cerveza y tazas, para rodear al Sol Rojo la amenaza mortal, es una de las causas por las que su guitarra, con la tráquea rajada por los años, nadie
que Alexander Calder soldó mientras estallidos en llenamos este coliseo moderno. Nanana. Nananana. podrá explicarlo jamás.
el cielo anunciaban que San Judas tendría fiesta Cantamos recio con las emociones al borde del cue- El frío llaga conforme el compás final se aproxima.
en Santa Úrsula Coapa. Caló el frío cuando se hizo de ro, tras quedarnos sordos con la pirotecnia que surcó “The End”. Para entonces, somos decenas de miles
noche, pero más temblores provocó Sir Paul cuan- el cielo al son de vivir y dejar morir. con la lumbre dentro. Somos Hugo Sánchez dispa-
do, al fin, tras un manso oleaje humano, apareció Algún día todos los que aquí nos concentramos rando de chilena, somos Quico lamiendo la paleta
con una flor en la solapa y las canas domando sus estaremos muertos. Incluso Paul. Y ya se sabe, el más grande de la vecindad, somos Michael Jackson
sienes. “Es increíble estar de vuelta”, avisó con su muerto al pozo y el vivo al gozo. Así que cuando haciendo el moonwalk. Somos un track. Un montón
español trastocado, y nosotros asentimos. pasa a mi lado el tipo de las cervezas, tibias como de compases. Una tonada. Somos el nananana que
de costumbre, rebajadas como es tradición, pido anima a los tristes. Somos calacas vaciando el colo-
AQUEL SUJETO QUE JOHN LENNON conoció y sorbo. Y miro a mi alrededor: niños disfrazados so de cemento para que el logo del América quede
en una iglesia de Liverpool hace sesenta años vino del Sargento Pimienta, millennials que activaron al descubierto en las tribunas. Y allá vamos, camino al
con un listado de temas sin madre. Claro, lo que es- su encendedor, que chasquearon luz con un puño tren ligero con nuestros pechos blindados ante el
cribió al lado de John con la ayuda de George Harri- arriba mientras McCartney gritaba: ¡Fuerza México! tiempo que los caprichosos nos orillan retrasar una
son y Ringo Starr se llevó las palmas más fuertes, Hombres lubricando con lágrimas sus secas arrugas hora, justo cuando el domingo llega y Paul, uno de
pero el músico fue más allá de sus años yeyés para y mujeres que alzaron la mira a la media luna cuan- los dos Beatles que quedan vivos, se seca las canas,
recordar su era barbuda y luego los días en que re- do las aplanó “You Won’t See Me”; adolescentes que meditando seriamente si alguna vez regresará a
cién se divorció de Los Beatles, todo para llegar a extraviaron los cabales con “Back in the USSR” y México a saludarnos, a hacernos sentir mejor.

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E l Cu lt u ra l

10 S Á B A D O
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LA Por
N OTA FRANCISCO ENTRE ESCRITORES
NEGRA HINOJOSA
@panchohinojosah

L
os poetas en México suelen no que tiene una absurda acusación de mi- tiene una gran fraternidad. Casi todos
quererse y respetarse mucho en- sógino y que quieren abogar por quitarle nos conocemos y nos festejamos. Y nos
tre sí, a menos que se quieran, se el muy merecido lugar que ocupará en El importa poco que la tribu literaria
respeten y mantengan una amis- Colegio Nacional. En cambio sí coincido nos ignore o nos desprecie. Tenemos
tad. He visto cómo despiden el veneno a la con quienes acusan a dicha institución a nuestro favor tener muchos lectores
menor oportunidad con chismes, apodos, por la muy escasa cuota de mujeres que niños y jóvenes. Muchos: esos mismos
críticas e insultos. Algunos son verdaderos tienen entre sus colegiados. Y nombres que quizás mañana leerán la literatu-
policías que a la menor oportunidad, en ALGUNOS POETAS no faltan: tan sólo en letras menciona- ra que se produce en nuestro país.
una lectura, se llevan el dedo a la boca para ría a Sabina Berman, Elsa Cross, Margo Puedo presumir de llevarme entre
decir que los poemas leídos en una mesa SON VERDADEROS Glantz, Pura López Colomé, Carmen bien y muy bien con escritores, compo-
son vomitivos o comentar que “eso no Boullosa, Coral Bracho, Tedi López sitores e instrumentistas, artistas plás-
POLICÍAS QUE
es poesía”. Los hay muy convencionales Mills, Rosa Beltrán, Cristina Rivera ticos, dramaturgos, actores y actrices,
que no soportan la experimentación, así A LA MENOR Garza, Lydia Cacho, Selma Ancira, Sara cineastas, cuentacuentos, promotores
como los innovadores que se disgustan Sefchovich, Myriam Moscona, Malva y un largo etcétera de personas dedica-
con lo que consideran tradicional y poco OPORTUNIDAD, Flores, Magali Velasco y más. Muchas de das al arte, la literatura y la cultura. Pero
aventurado o comprometido con alguna ellas, además de ser escritoras brillantes, no todo es fiesta y abrazos. Tuve recien-
causa. Y por lo general, no soportan que EN UNA LECTURA, tienen títulos académicos y obras que temente una experiencia que nunca
un escritor de otros géneros literarios de SE LLEVAN EL avalan de sobra su trayectoria para ser había vivido: estar en un encuentro de
pronto publique un poema, como sucedió elegibles. escritores y no poder decir un simple
recientemente con el que Juan Villoro es- DEDO A LA BOCA Entre los narradores creo que tam- “hola” a una poeta que me insultó, me
cribió con motivo del sismo del 19 de sep- poco haya tantas enemistades como acusó de corrupto y me censuró hace
tiembre. Zapatero a tus zapatos: no eres PARA DECIR QUE entre los poetas. He estado en muchas unos meses (me dijo que yo no podía
bienvenido en un gremio que no acepta lecturas, encuentros, ferias del libro y meterme en una discusión de poetas
LOS POEMAS
a quienes no tienen ya varios poemarios convivencias, que suelen terminar en si yo no lo era) a través de las redes
publicados. LEÍDOS EN restaurantes y bares en los que se siente sociales y de textos publicados en su-
Entre los críticos literarios suele haber una mayor camaradería. Por lo general plementos culturales. Nos ignoramos
también muchas diferencias, pero por lo UNA MESA no hay pedo. sanamente. Y a pesar de esa enemistad
general lo confrontan abiertamente en He escrito poesía, cuento, novela, (que hubiera querido que fuera sólo
periódicos, revistas y presentaciones. SON VOMITIVOS. ensayo, periodismo, crónica, teatro, un una diferencia de opiniones), no cam-
No lo hacen a oscuritas y hasta pueden libreto para una ópera y un guión para bió mi admiración por el que conside-
coincidir en algún evento y darse even- un corto de televisión. Pero soy más co- ro su mejor libro. No recuerdo quién
tualmente la mano. Prevalecen más las nocido como autor de libros para niños. lo dijo y lo cito seguramente mal: me
ideas que los gustos, por más distantes Y ese pequeño gremio de los autores gusta mucho el paté, pero no necesito
que sean. Pero también pueden ser mo- de literatura infantil y juvenil, que an- conocer al ganso que donó su hígado
tivo de enfado entre los escritores, como dará por los ochenta escritores —según para que llegara a mi mesa transforma-
le ha sucedido a Christopher Domínguez, Juan Carlos Quezadas, alias El Gato—, do en un manjar.

Por
La Canción # 6 ROGELIO GARZA
@rogeliogarzap

Fats Domino
EL CORAZÓN de otro gran rocanrolero setenta millones de discos y la cantidad de Auditorio de la Legión Americana, en Roa- EN 1995
dejó de hacer tic-tac a los 89 años. El gordo regalías que cobró en vida. noke, Carolina del Norte: cuando tocaba al-
de la sonrisa eterna fue un pionero que tuvo Según el músico y actor Dr. John, el se- guien arrojó una botella desde el balcón de SE RETIRÓ
sus primeros éxitos antes de que irrumpie- creto de Domino era una melodía sencilla, los blancos al piso de los negros. Eso desató
ran Chuck Berry, Little Richard, Elvis y Bill algunos cambios de acordes con groove y una batalla campal que arrasó el auditorio. DE LOS
Haley. Su clásico boogie woogie “The Fat un ritmo bastante cool. “Y todas sus cancio- Cuando su carrera declinó en los sesenta, ESCENARIOS
Man” ya había vendido poco más de un mi- nes tenían letras sencillas, esa era la clave”. se mudó a Las Vegas donde jugó, perdió y
llón de copias en 1951. Los años más productivos y exitosos de quebró. Su retorno fue con el disco Fats Is Y SE DEDICÓ
Pianista que bombeaba las teclas de Domino en Imperial Records, así como sus Back de 1968, producido por Richard Perry,
manera particular, desde el blues hasta el “canciones y discos perfectos”, sucedieron que lo llevó a tocar de nuevo en vivo. Viaja- A VIVIR LA
ska, y compositor adiestrado por el guita- al lado del productor y compositor Dave ba como rey, con cientos de trajes, zapatos
FAMA EN SU
rrista de jazz Harrison Verrett, el oriundo Bartholomew. Junto a un gran músico sue- y anillos. En 1995 se retiró de los escenarios y
de Nueva Orleans Antoine Dominique Do- le haber un gran productor. El paso de Fats a se dedicó a vivir la fama en su Cadillac rosa, CADILLAC ROSA.
mino Jr. (1928) era bluesero de bar cuando la historia también se debe a su dupla crea- entre premios y reconocimientos como su
se unió a The Solid Senders a los catorce tiva. Y al reconocimiento público que hi- inclusión en el Salón de la Fama del Rock
años. En ese grupo comenzaron a llamarlo cieron Elvis y luego The Beatles con “Lady en 1986 y el estupendo disco Goin’ Home:
“Fats”. Como solista, el corpulento y sim- Madonna”. A Tribute to Fats Domino. En 2005 perdió
pático cantante de voz amable resultó ser Durante años fue célebre por sus kilomé- su casa en el huracán Katrina, tres pianos, sus
un fenómeno de ventas después de Elvis; tricas presentaciones, muchas de las cuales discos de oro y platino. Y en 2008 falleció
entre 1955 y 1963 colocó más de 37 senci- terminaban en disturbios raciales atizados su esposa de toda la vida, Rosemary, con
llos en las listas de popularidad. Su mayor por el calor del rock y el alcohol. Fue prota- quien tuvo ocho hijos. Finalmente se esta-
éxito fue la versión de “Blueberry Hill”, que gonista de cuatro grandes desmanes, razón bleció en Harvey, a las afueras de su natal
en 1956 vendió más de cinco millones de por la cual le cancelaban fechas y le negaban Nueva Orleans, donde murió como el final
copias. La cifra palidece frente a los casi contratos. El más rudo sucedió en 1956 en el de una gran canción de rock and roll.

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El Cult ural
S Á B A D O
0 4 . 1 1 . 2 0 1 7 11

EL CORRIDO Por
EL M OTEL D EL VOYEU R DEL ETERNO CARLOS
RETORNO VELÁZQUEZ
@charfornication

E
n “The Motel”, canción del ál- periodista se niega, pero conforme conoce en lo planteado por Talese, por ejemplo
bum Outside, Bowie afirma: los detalles va inmiscuyéndose a tal grado el método utilizado para espiar. Es dema-
“There is no hell like an old hell ”. que termina por volverse cómplice y par- siado imbricado hasta para la mente ultra
El viejo infierno al que alude el tícipe de las actividades ilícitas de Foos, fantasiosa de cualquier Peeping Tom.
juego de palabras es el personaje central que culminan en un asesinato que nunca A Talese ya no lo despeina nada, de
del libro más reciente de uno de los pa- fue denunciado, lo que implica un delito. acuerdo, pero El motel del voyeur es un
dres del periodismo moderno. El voyeur lleva un diario en el que ha libro aburridísimo. Pese a su primicia es
Gay Talese es de esos autores que no EL MOTEL DEL registrado por décadas los pormenores demasiado conservador. Más que mos-
tiene que demostrarle ya nada a nadie. de los encuentros sexuales de cientos de trar a un escritor en la plenitud de sus
Sobrepasó la cima ya hace tiempo. Sin VOYEUR ES parejas. En los fragmentos citados por facultades, lo que arroja es una obra en
embargo, El motel del voyeur es el libro EL LIBRO Talese se advierte el cambio en las prác- la que su autor se muestra tacaño con la
con la campaña publicitaria más escan- ticas sexuales a partir de la década de los palabra. Pese a todo lo viejo lobo que es
dalosa y ruidosa de los últimos años. EN EL QUE sesenta: el verano del amor. Sexo interra- Talese, este libro es apenas un ejercicio,
Ningún otro título ha desencadenado cial, tríos, lesbianismo, etc. del que se pudo prescindir. Si Talese no
el morbo editorial a tales niveles. ¿El LA PLUMA DE Pero más allá del valor documental de se hubiera cuestionado su autenticidad
motivo? Justo antes de su salida al mer- las citas, y unos momentos picantes, en y no se rozara la criminalidad por un ase-
TALESE ESTÁ
cado Talese declaró que desconfiaba una ocasión la corbata de Talese cuelga sinato no declarado, bien podría pasar
de los hechos que le había revelado su MENOS PRESENTE del ducto de ventilación mientras una desapercibido.
informante. pareja copula en uno de los cuartos, El Una virtud de la obra es que Talese
Resultado: el libro se convirtió en un QUE NUNCA. motel del voyeur es el libro en el que la puso el ojo en ese viejo infierno al que
best seller automático. Y la reputación pluma de Talese está menos presente alude Bowie. No olvidemos que fue en un
de Talese no se vio afectada por el ardid que nunca. El predominio de la voz na- motel, u hotel, donde atraparon al Chapo
promocional. Lo que sí sufrió fue el texto rrativa es la del propietario del local. Y Guzmán. Aquí el personaje es el motel, no
en sí. La crítica se abalanzó a decretar que estas voces intercaladas de la primera Talese ni Foos. Y la otra es que el tema del
se trataba de la mejor obra de su autor. persona, Talese-Foos, rompen el ritmo voyeurismo late con rabiosa presencia.
Palabras mayores si tomamos en cuen- de la narración cada capítulo. Corre un rumor, en el cual creo ciegamen-
ta la producción de Talese, por ejemplo Más que un reportaje o una inves- te, de que en Tepito se venden cintas de
Honrarás a tu padre, la Biblia de la mafia tigación, El motel del voyeur parece el encuentros sexuales sostenidos en distin-
en la que se inspiraría Los Soprano, o pie- argumento de una película de un Wim tos hoteles de la Ciudad de México.
zas ya clásicas como “Frank Sinatra está Wenders redneck. Por lo que no es de Ahí radicaba el libro, en destapar esa
resfriado”. extrañar que los derechos para llevarla cloaca que se reproduce en distintos
El motel del voyeur trata sobre Gerald al cine ya hayan sido adquiridos por Sam países. Y que gracias a internet tiene
Foos, un dueño de un motel en Colorado Mendes y Steven Spielberg. Los hechos una proliferación demoniaca. Porque una
que espiaba a sus clientes a través de unos relatados por Foos son más veraces que cosa son las sex tapes de las estrellas.
falsos conductos de ventilación. Hacia los contados por Talese. Quizá porque los Que las suben a la red para asegurarse
principios de los años ochenta invita a Ta- del primero son literatura y los del re- un escándalo. Y otra que un día vayas a un
lese a conocer el negocio con la esperanza portero insisten en construir la realidad. puesto de películas piratas y compres
de que cuente la historia de su afición. El Existe un alto grado de inverosimilitud un disco donde aparezcas fornicando. C

Por ALEJANDRO
El sino del escorpión DE LA GARZA
@Aladelagarza

Postporno, feminismo y sexodisidencias


CON SU RASTRERO PASO, el escorpión la pornografía y de la identidad personal miento” femenino menos homodomi- AN*RMAL
sorteó el fin de semana pasado el desfile y colectiva, mucho más allá de los esque- nantes y patriarcales.
de innumerables Catrinas y ofrendas de mas tradicionales privilegiados a través An*rmal fue impulsado por Filmaralho, FUE IMPULSADO
Día de Muertos en el Centro Histórico de la regulación política del ciudadano y Casa Gomorra, la Revista Hysteria y Diana
POR FILMARALHO,
para llegar hasta la calle Licenciado Ver- a través de los mass media dominante”, Torres, autora del célebre libro Pornote-
dad e instalarse como observador en la leyó el arácnido en la presentación. rrorismo, y congregó a artistas nacionales CASA GOMORRA,
primera edición de An*rmal 2017, Festival El concepto postporno, le aclararon e internacionales. Como antecedente a
de Postporno, Feminismo y Sexualidades también, implica la representación de la esta fiesta postporno, el escorpión recor- LA REVISTA
Disidentes, transcurrido en el Museo Ex sexualidad desde visiones innovadoras, dó las incursiones performáticas de Rocío
Teresa Arte Actual, donde dicen se pre- artísticas y alejadas de lo que se conoce Boliver La congelada de uva, así como de HYSTERIA
senta el “arte lumpen” (¡Ave (lina) María como las representaciones de corpora- varios otros performanceros. Y DIANA TORRES.
Purísima!). lidades y sexualidades mainstream. “Es Pero el antecedente más importante es
Ahí el alacrán se enteró de un progra- un vehículo para cambiar la realidad sin duda “La Muestra Marrana” de 2015,
ma de tres días de presentación de trabajos de la sexualidad impuesta y sus repre- llevada a cabo también en el Ex Teresa.
de creación, principalmente audiovisual, sentaciones (también impuestas) en las Un encuentro de más de tres mil personas
aunque también de performance y músi- sociedades patriarcales y capitalistas”, le durante cinco días, derivado de un festi-
ca, donde se registra la sexualidad desde precisaron. val itinerante de larga trayectoria iniciado
ópticas inusitadas para el orden social El escorpión había indagado ya en el en 2008 en Barcelona.
imperante. Hubo trabajos documentales tema del porno feminista, pornografía El venenoso sólo lamentó no haber po-
y narrativas de ciencia ficción así como elaborada por mujeres y dirigida a muje- dido quedarse, por razones de salud, a la
gestos políticos y de crítica social. res, donde los roles tradicionales (al esti- fiesta del sábado, donde de 9 de la noche a
“En su amplio repertorio, An*rmal re- lo “romántico” del decrépito pero ahora 3 de la mañana hubo música, performan-
pasa y reafirma la diversidad y posibilida- muy admirado Hugh Hefner), se trasto- ce y representaciones postpornográficas
des de la conducta sexual y amorosa, de can en busca de relaciones de “empodera- espontáneas. C

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E l Cu lt u ra l

12 S Á B A D O
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EL AULA
DE LOS MUERTOS
Por
REDES
NEURALES JESÚS RAMÍREZ-
BERMÚDEZ

E
n el fascinante ejercicio de auto- consecuencias simbólicas de la otra gran mi juicio, el testimonio mejor logrado
biografía intelectual titulado Re- maldición transgeneracional: la deser- en esta línea de investigación, fue escri-
cuerdos, sueños, pensamientos, el ción. En Pedro Páramo, la obra cardinal to por Francisco González Crussí, en sus
psiquiatra suizo Carl Gustav Jung de la metafísica mexicana, Juan Rulfo Memorias de un comedor de chile. El doc-
relató un sueño que tuvo en la senectud: capturó, mediante imágenes poéticas tor González Crussí busca las raíces de su
las almas de los individuos muertos se imposibles de olvidar, el delirio postme- doble vocación, de médico patólogo y en-
reunían en un aula para tomar clases. lancólico de las comunidades que son DE ACUERDO CON sayista, y encuentra a su padre, un solda-
¿Quién debía impartirlas? Esa era la tarea víctimas de la deserción patriarcal: un de- do de la Revolución Mexicana, destruido
de los vivos, de quienes buscan la sabidu- lirio que me trae a la memoria la descrip- MONO, LA NOVELA por la aridez de los desiertos y la barbarie
ría y el conocimiento, como el propio doc- ción clínica que realizó en el siglo XIX el MITOLÓGICA DE de la guerra, y profundamente incapaz de
tor Jung. Es bien sabido que el psiquiatra psiquiatra francés Jules Cotard, llamado vivir en tiempos de paz, por lo cual se re-
suizo tenía un arraigado pensamiento má- en su momento “delirio de negaciones”, en
WU CHENG’EN, fugia en el consumo fanático de chile en
gico y una tendencia mística, espiritual. Él el cual los individuos exploran facetas CUANDO LOS cantidades monstruosas, y en la fuga a la
pensó que este sueño era una metáfora de inauditas de un nihilismo sin autocon- SERES MÁGICOS fantasía alcohólica.
la relación entre el lado inconsciente de la ciencia. En Pedro Páramo, la deserción La exploración de mitologías familiares
psique y el lado consciente: solamente los podría resultar del establecimiento de MUEREN a través de la literatura revela la ansiedad
seres vivientes son capaces de aprender jerarquías abusivas, instauradas median- INJUSTAMENTE, reparatoria del artista, y las tentativas esté-
algo nuevo, y por lo tanto, de desarrollar te la violación sexual y los privilegios ticas y creativas de restauración del senti-
la conciencia individual y colectiva. Según poligámicos, que colocan al patriarca en ATORMENTAN do vital perdido. El estudio de los relatos
Jung, la tarea humana consiste en desarro- una posición inalcanzable al centro de la A SUS familiares, en la gran escala mitológica
llar la conciencia para permitir la evolución falocracia. Aunque es visible para todos, o en los retratos íntimos de los últimos
histórica de la psique: de otra manera, el porque se encuentra en el centro de las
DESCENDIENTES siglos, sugiere que hay una articulación
comportamiento de las masas humanas es redes simbólicas del poder, los patriarcas ONÍRICAMENTE, doble de la usurpación y la deserción, en
gobernado por programas inconscientes y como Pedro Páramo aparecen con fre- PARA IMPEDIR los orígenes del abandono y la violencia,
puede involucionar hacia formas arcaicas cuencia como desertores en la mitología del pánico y la melancolía. ¿Existen rela-
de relación social, marcadas por la violen- de los hijos, porque son negligentes fren- EL OLVIDO tos alternativos, capaces de mostrarnos
cia y la regresión a formas protoculturales te a sus responsabilidades paternas. Pero Y GARANTIZAR variaciones en la mitología del padre, y de
de dominación. se trata de una deserción encubierta por permitirnos imaginar una renovación en
El comercio intelectual entre los vivos relatos que realzan la grandeza del trono LA EJECUCIÓN las relaciones entre la creación literaria y el
y los muertos ha sido un tema fundamen- falocrático. DE LA JUSTICIA, poder? Con esperanza leí estos días el libro
tal en la literatura que da sustento narrati- La relación entre la deserción del pa- titulado Examen de mi padre (Alfaguara,
vo a las religiones. Tradicionalmente, los dre y la melancolía transgeneracional fue
O DE LA 2016) de Jorge Volpi. Se trata de un testi-
muertos demandan la memoria afectiva el tema de un ensayo subestimado en su VENGANZA. ” monio sobre el padre del autor, un médico
de los vivos, pero son portadores de cono- momento, escrito por Federico Campbell cirujano obsesionado con el orden, la críti-
cimiento y poder. De acuerdo con Mono, la con el título Padre y memoria. Mientras ca política, la perfección técnica, y la inte-
novela mitológica de Wu Cheng’en, cuando buscaba la génesis de la vocación litera- gración del control y el afecto en el interior
los seres mágicos mueren injustamente, ria, Campbell postuló que algunos au- de la casa. La circunstancia del texto es la
atormentan a sus descendientes onírica- tores, entre los cuales cita a Paul Auster, muerte del cirujano, por lo cual hay un
mente, para impedir el olvido y garantizar Sam Shepard y Raymond Carver, son la tono melancólico al fondo del libro, pero
la ejecución de la justicia, o de la venganza. expresión viviente de una creatividad esta nota afectiva es transformada por mo-
Así sucede cuando el príncipe Hamlet reci- literaria que funciona como herramienta mentos de humor sutil, y por la inagotable
be una demanda de justicia que proviene de reparación simbólica frente a la ausen- curiosidad científica que hermana al padre
del fantasma de su padre. En la tragedia de cia dolorosa de los padres alcohólicos. A y al hijo, y que funciona como un puente
Shakespeare, la venganza debe corregir la capaz de superar las tensas jerarquías fa-
atrocidad de la usurpación. Frente al horror miliares. El libro, presentado como una
del crimen, Hamlet padece la tentación de autopsia existencial del padre, deambu-
desertar. Usurpar y desertar: dos violacio- la con naturalidad hacia una forma muy
nes morales que degradan la estructura entretenida de erudición médica, y en se-
colectiva y generan miseria transgene- guida, hacia una anatomía patológica del
racional. Shakespeare pone el dedo en la cuerpo enfermo de nuestra sociedad. La
llaga al señalar que estas transgresiones transición del testimonio al ensayo cien-
suceden en el núcleo de las relaciones hu- tífico y político está lograda con eficacia.
manas: la familia, y en particular, señalan Pero prefiero centrarme en el tema de fon-
la vulnerabilidad de eso que algunos psi- do: el homenaje hacia los padres muertos
coanalistas llaman “el lugar del padre”. Por que supieron generar una mitología alter-
extensión, podemos suponer que la fragili- nativa a la barbarie y al control totalitario:
dad en el corazón de las estructuras patriar- la revelación de narrativas familiares cuya
cales, ha sido y será compensada mediante intriga no depende del binomio usurpa-
recrudecimientos de la conducta violenta, ción-deserción. El panorama simbólico de
si no es transformada en cultura mediante nuestra sociedad requiere, ahora, el relato
el trabajo de la conciencia histórica. de los padres que eligen obsesiones como
Si Hamlet exploró la psicopatología de la perfección quirúrgica o la curiosidad
la usurpación, algunas obras fundaciona- científica cuando otros eligen el abandono
les de la literatura mexicana exploran las y la violencia.

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