El Cultural 122
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El Cultural
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[ S u p l e m e n t o d e La Razón ]
CELEBRACIÓN
DE SERGIO PITOL
MERCEDES MONMANY
HÉCTOR ORESTES AGUILAR
HÉCTOR IVÁN GONZÁLEZ
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E l Cu lt u ra l
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Dedicamos esta edición de El Cultural a Sergio Pitol (Puebla, lectura y la amistad, el trabajo editorial —como en el caso de
1933), un autor imprescindible que ha trascendido fronteras de Mercedes Monmany—; la conversación y el trato personal —en
maneras diversas. Desde su identidad cosmopolita y políglo- el testimonio de Héctor Orestes Aguilar—; y de ningún modo
ta, su destino de viajero y la riqueza de sus vertientes literarias menos importante, su vena como traductor y divulgador
—del cuento a la novela, del ensayo a la traducción—, el escritor, —en el ensayo de Héctor Iván Martínez— de autores clave que
la obra, el personaje, motivan este recorrido que es también en buena parte conocimos gracias a la pasión por la lectura
una celebración. Invitamos a tres lectores puntuales, cuyo co- y la escritura, y a la inestimable sabiduría literaria de Sergio
nocimiento del Premio Cervantes 2005 incluye, además de la Pitol, un clásico de nuestro idioma.
Sergio Pitol
L A A BOLICIÓN
DE FRON T ER A S
MERCEDES MONMANY
H
e tenido el inmenso placer de releer en Pasión por la trama. También se daba cita,
estos días uno de los libros preferi- junto a ese panteón de ilustres indiscutibles
dos de mi admirado y muy querido en sus lenguas respectivas, una especie de
Sergio Pitol. Se trata de Pasión por la hermanastro desvergonzado, un descubri-
trama, el volumen de magníficos ensayos que miento que me llegó precisamente a través de
tuve el honor de publicar en 1999 en Madrid, aquellos ensayos maravillosos y que ya nunca
en la colección La Rama Dorada, de la edito- me abandonó: el descabellado autor irlandés
rial Huerga & Fierro. Una colección dedicada Flann O’Brien. Un personaje estrambótico, lo
al ensayo literario que dirigía y sigo dirigien- mismo que todos sus inclasificables y a ratos
do. Me emocionó entonces, pero ahora, releí- incomprensibles relatos, que parecía surgido
da, quizá aún más, esa pasión y devoción, ese de los vericuetos y callejones más insensatos
amor infinito que Pitol declaraba por un gé- y geniales del Ulises de Joyce.
nero, la novela, que él ha sabido como pocos Por esas tramas abiertas y sin fronteras
de su tiempo recrear, construir, reconstruir, dentro de espacios libres, ausentes de lími-
disfrazar, mezclar y atravesar sin cesar de un tes, circulaba, inaprensible, indómita, época
humor tan sutil, tan desafiante, tan inteligen- tras época, la novela. La narración, para Pitol,
te y tan de cortocircuito continuo como su sería sin cesar eso: un fascinante puzzle, una
querido Lubitsch, personaje subterráneo de colección insólita y maravillosa de cajas chi-
varios de sus libros. Gógol, Chéjov, Schnitzler, nas e intrigas acumuladas y diversificadas en
Nabokov, Mutis, Tabucchi, Bulgákov, el polaco función de los distintos puntos de vista. O, si
Kúsniewicz, James, Mann, Calvino, algunos se prefiere, de los “traslados” y reencarnacio-
de los autores que más he leído y devorado nes vitales de cada uno de los personajes, con
con pasión a lo largo de mi vida se daban cita paisajes y ciudades que se infiltran y penetran
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El Cultural
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EL PERSONA J E
DE S US PROPI A S F IC C ION E S
HÉCTOR ORESTES AGUILAR
—M
ein Name ist Sergio Pítol por primera vez con él. Estaba regresando de
—respondió, con voz muy su postrer embajada, a fin de cuentas no la
grave. Así dijo. Lo juro. de Bonn sino la de Praga, la última Embamex
En ese momento dos o Checoslovaquia, que dejó con el país encami-
tres de nosotros volteamos a verlo con mucha nándose a o ya de plano inmerso en el prólogo
atención. Sólo una vez me había fijado antes en a la Revolución de Terciopelo. Nos encontra-
él, al entrar al Instituto e ir directo a la cafetería: mos en su reluciente, recién terminada casa de
estaba en la fila para pagar; entonces no supe la Plaza de La Conchita, del lado de Fernández
por qué me había recordado a Carlos Fuentes, Leal. Yo había debutado como editor de la Re-
a quien dos años antes había entrevistado en vista de la Universidad en el número 432, de
la Universidad de Texas en El Paso. Iba vestido El ejemplar de 1987,
enero de 1987, donde aparece su “Aproxima-
como aparece, el cuerpo chanfleado, en la foto con el texto ción a Kuśniewicz” —a Andrzej Kuśniewicz, el
de la solapa de la edición de Anagrama de Vals de Pitol sobre escritor galiziano en polaco—, que Sergio había
de Mefisto, con un saco de pana muy fina y un Andrzej Kuśniewicz. mandado a nuestra redacción mucho tiempo
suéter de angora color claro. atrás. Horacio Labastida y Francisco Blanco
Debió ser la primavera de 1982, cuando a reverencial pausa acústica. Duró unos segun- Figueroa (mi director y coordinador editorial,
Sergio Pitol la Cancillería lo había postulado, en dos. Él prendió un cigarro (aún podía fumarse respectivamente, ambos por desgracia ya fa-
principio, para titular de la Embajada de Méxi- en sitios cerrados) para... no sé para qué, pero llecidos), me pidieron ir hasta Coyoacán para
co en la Alemania desunificada, aún en Bonn, y los presentes en ese curso de alemán para prin- entregarle en propia mano a Sergio Pitol tres
estudiaba los rudimentos del alemán en el Ins- cipiantes, sin la más pálida idea de tener a uno ejemplares con su colaboración y con la nómi-
tituto Goethe de la calle de Tonalá, a tres cua- de los escritores mexicanos más importantes na de la revista para que la UNAM pudiera pa-
dras y media de su departamento del Edificio del siglo XX como compañero de banca, segu- garle. Fui la mañana del 17 de febrero de 1989.
Río de Janeiro. Yo estaba en su mismo grupo; ro repararon en la distinción del personaje que El frescor de aquel invierno me había provoca-
si no me traicionan los recuerdos, nuestro pro- acababa de presentarse: de una suave elegan- do algunas molestias derivadas de mi episódi-
fesor era el finado Michael Roth. En la primera cia, con una frente interminable y una mirada ca fiebre reumática.
clase hicimos lo de rigor, nos identificamos de de profundidad sobrecogedora. Por supuesto, lo primero que hizo al verme
acuerdo con la frase modelo dada por el maes- con el cuello cobijado por una bufanda fue di-
tro. Cuando le tocó el turno, Sergio acentuó la i IMAGEN SEGUNDA bujar una de sus temibles miradas pitolianas,
de su apellido para no ser identificado a las pri- escoltadas siempre por una sonrisa apenas
meras de cambio. perceptible, con las que de inmediato escru-
Salió peor. No fue un silencio lo que detu- Pasaron siete años para que volviera a verlo y taba sin misericordia a sus nuevos conocidos.
vo la respiración del grupo sino una extraña, tuviera la oportunidad de conversar en forma La casa de Fernández Leal era amplísima, fría;
Yo soy un hombre para quien el mundo exterior existe. de El arte de la fuga escuchaba discretamente a El llamado de la selva y Las aventuras de Tom
Téophile GauTier un lado de su querida amiga Lali Gubern. Pocos Sawyer, a las novelas de Dickens y luego, sin
minutos después, Herralde tomó la palabra y lo transición, al Ulises criollo de José Vasconcelos,
La indiferencia equivale a una parálisis del alma, primero que hizo fue corregir a Sáizar y señalar a La Guerra y paz”, de Leon Tolstói, cuya inten-
a una muerte prematura. enfáticamente que no era Pitol quien abreva- sidad persuasiva hizo que se sintiera tiritar de
anTón Chéjov ba de ellos, sino que todos ellos abrevaban de frío en el clima tropical de Veracruz.1 Como
A
Sergio Pitol. La aclaración podría parecer una descendiente de italianos, el joven estudiante
inicios de 2010, en una ceremonia que minucia si no se hubiera tratado del reconoci- de Derecho adquirió la pasión por las letras y,
reunía a Consuelo Sáizar, en ese mo- miento de un editor atento a las sugerencias de gracias a su maestro Manuel Martínez Pedroso,
mento directora del CNCA, a la rectora uno de los hombres de letras fundamentales por el estudio de lenguas extranjeras.2 Como
del Claustro de Sor Juana, a Sandra Lo- para la literatura de nuestro tiempo. si, en una búsqueda de lo perdido, aquel joven
renzano y a Daniel Sada (1953-2011) con motivo Sergio Pitol (México, 1933), narrador, en- deseara regresar al idioma de sus antepasados.
de la imposición de la medalla “Sor Juana Inés de sayista, memorialista, editor, diplomático y Felizmente, no sólo regresó al origen, sino que
la Cruz” a Jorge Herralde, Sáizar relató que co- traductor, es una de las personalidades más llegó a muchos otros idiomas y caminos: pola-
noció al fundador de la editorial Anagrama du- vastas, complejas y exquisitas del siglo XX. co, ruso, inglés, francés, húngaro, chino y, des-
rante un viaje a Barcelona al que la invitó Carlos Apasionado por las letras desde niño, debido a de luego, italiano. Durante un viaje de Veracruz
Monsiváis (1938-2010). Ahí asistió a la tertulia una enfermedad que lo postró en cama duran- a la Ciudad de México, lee en el suplemento
que formaban algunos escritores “de donde te varias semanas, pasó de lecturas tempranas cultural Sábado “La casa de Asterión”, de Jor-
abrevaba Sergio Pitol”. En el auditorio, el autor de “[Jules] Verne entero y La isla del tesoro y ge Luis Borges. El impacto que ocasionó esta
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terminado de leer el libro, aunque conocía para mí era todo un tema organizar una cena a
muy bien los otros dos con los que completa la la que asistiera Pitol [para más INRI con Guiller-
Trilogía del carnaval e incluso había participa- mo Fernández, también anzuelo de extrava-
do, con Elena Poniatowska y Anamari Gomís, gancias], sin que hubiera lugar a circunstancias
en la presentación de la edición mexicana de fuera de control. Así que decidí convocar la
uno, Domar a la divina garza. cena en casa del propio poeta, un departamen-
Por suerte para el público y para mí, Juan to pequeño y muy cálido de la calle de Edzná
por fin llegó después de quince minutos, algo donde era posible mantener todo en orden.
nervioso por el retraso; abrió una libreta de O eso pensaba yo. Pasé por Sergio a La Con-
apuntes y comenzó a exponer al público su chita una noche de viernes. Para la cena aportó
lectura del libro que nos convocaba. Lúcido una espléndida herencia de su época diplomá-
y atinado como siempre, se trompicó un po- tica, una botella de vino francés más cara que
quito al principio, pero luego agarró vuelo y mi auto, por lo que manejé con especial cuida-
sostuvo una charla muy amena con Sergio, do todo el trayecto hasta la Vértiz-Narvarte.
quien también estaba algo intranquilo por la Cuando llegamos a su departamento, Gui-
situación. Hasta la ronda de intervenciones llermo todavía estaba sacando la ropa de la
del público todo marchó perfecto; el enton- lavadora y nos invitó a sentarnos en el sillón
ces joven periodista Carlos Rubio Rosell dio donde reposaban sus calcetines. Ahora que re-
una interpretación de la novela y de la obra en matrimonio, sobre todo de uno como el suyo, paro en ello, debió haber sido señal suficiente
conjunto de Pitol e intentaba llevar a Sergio donde reinaba la armonía y la concordia. La de que algo comenzaba a descontrolarse. Fer-
a ratificar su teoría, según me acuerdo, hasta vida conyugal era para Mortadelo únicamen- nández había invitado a una pareja de poetas
que Villoro muy amablemente le pidió que no te eso, muchas gracias por ponerme atención vecinos suyos y amigos de mi generación para
insistiera; fuera de eso el escenario era terso. y dejarme participarles mi historia personal. hacer más vivaz el convite.
De repente, del fondo del sillerío en funcio- Silencio absoluto del público. Se comió y se bebió con soltura, Fernández
nes de auditorio del primer piso de Tomo 17, se A partir de la segunda frase de Mortadelo, y Pitol charlaron de lo lindo, fue una conversa-
levantó para pedir la palabra un hombre muy Pitol había estado conteniendo un brutal ata- ción magistral en todos sentidos. Nada podía
delgado, como de sesenta y pocos años, escaso que de risa, Juan también, por supuesto; de estar fuera de lugar en un departamento de
cabello y grandes gafas, muy correcto él, con hecho, todos los amigos de Sergio estábamos una sola habitación y la sala comedor donde
un leve dejo de extravagancia. En la memoria entre impacientes, angustiados y a punto de estábamos.
lo he retenido como la viva imagen de Morta- desahogar las risotadas; pero la convicción
delo [el de Filemón, claro. No iniciados en his- circunspecta de Morta nos atemorizó a todos.
toria del cómic, gugleen, por favor] y resultó,
en efecto, ser español, hasta donde delataba
Parecía el predicador de una secta fundamen-
talista defensora del orden matrimonial. No sé
“LA CONVICCIÓN
su acento. Lo que siguió fue más o menos así. cuánto tiempo duró aquello, fue una tortura CIRCUNSPECTA DE MORTA
Mortadelo había ido a la presentación por- delirante. A la primera oportunidad que tuve
que el título de la novela de Pitol lo había salí corriendo hacia las calles de Chimalistac. NOS ATEMORIZÓ A TODOS.
cautivado y convencido de no perderse la No tenía sentido regresar a ver en qué terminó PARECÍA EL PREDICADOR
oportunidad de compartirle al autor y a todos todo. Tampoco tengo la certeza de haber regre-
quienes estábamos la inmarcesible experien- sado a casa carcajeándome. DE UNA SECTA
cia de la dicha, el gozo y la felicidad inagotable
que significaba para él estar casado y haber
FUNDAMENTALISTA
LA CENA EN EDZNÁ
llevado una vida conyugal de más de treinta DEFENSORA DEL ORDEN
años sin ninguna grieta; qué digo grieta, sin la
menor hendidura, y quería contarnos que no Incapaz de hacerlo más vívido, acaso aquel MATRIMONIAL.”
había mejor condición humana más allá del episodio servirá para convencerlos de que
en Veracruz y crucé el océano. Estuve unas es vigente”. Sin duda, el antídoto a estas su- frente a los movimientos sociales y políticos
cuantas semanas en Londres, unos días en gerencias un tanto casuales y apresuradas lo en México.
París y al final me instalé en Roma. Igual que encuentro en una sentencia pitoliana: En El arte de la fuga y en el breve ensayo
a Cervantes, me pareció llegar a la capital acerca de Jorge Herralde, Pitol relata la forma
indiscutible del Universo Mundo. [...] Por De no mantener un diálogo vivo con sus en que Beatriz de Moura lo invita a coordinar
primera vez me sentí sano e inmensamente clásicos, el artista, el escultor corre el ries- la serie Heterodoxos en la colección Cuader-
libre. Tenía veintiocho años y ganas enor- go de pasarse la vida descubriendo Me- nos ínfimos para la editorial Tusquets, donde
mes de comerme el mundo. El resultado de diterráneos. Nada conozco tan reductor publica, a pesar de los obstáculos que impo-
esa estancia fue mi vuelta a la escritura.5 como el culto a la moda. La tarea del es- nía la censura franquista, autores sui generis.
critor consiste en enriquecer la tradición, En esa colección tan provocativa y conspicua
Era una fuga propiciatoria hacia la belleza y la aunque la venere un día y al siguiente se aparecen escritores como los polacos Gro-
armonía. Tenía sus prioridades bien asentadas, líe con ella a bofetadas. De ambas mane- towsky y Gombrowicz, además de Raymond
la cercanía con el arte y la amplitud. No puedo ras será consciente de su existencia. Por Roussel, Swift, Cristóbal Serra, Marx, Nietzs-
dejar de pensar en las penurias por las que eso me han atraído y preocupado los pro- che, García Ponce, Macedonio Fernández o
pasó, en los trabajos diversos que llevó a cabo, blemas de la forma, los recursos y posibi- Julio Cortázar.8
los cuales le pudieron garantizar una indepen- lidades de los géneros, su capacidad de
dencia imprescindible del México anquilosa- transformación.6 De cada tres o cuatro títulos la censura nos
do de los años sesenta. Vuelvo a la resonancia permitía publicar acaso uno. Vivíamos y tra-
rilkeana y tomo prestadas las palabras que el Lo cual está íntimamente relacionado con su bajábamos haciendo caso omiso de la dic-
poeta polaco Zagajewski dedicó a Rilke: Pitol carácter, ya que Pitol veía en el arte una suerte tadura. Cuando un Heterodoxo salía a la luz
estaba más allá de cualquier espacio político, de ética, una congruencia entre belleza y acto de lo celebrábamos con unción. Por esos días
sin himno, sin bandera y sin lengua, y logró ser civilidad o de resistencia. No es casual que nació Anagrama [1969], y en la presentación
un testigo de su tiempo. haya abandonado su puesto en el servicio di- de su primer libro conocí a Jorge Herralde.
Lo anterior me hace recordar la renuencia plomático debido a la masacre de estudiantes Nos hicimos amigos de inmediato. He tra-
de algunos escritores a leer clásicos o a impreg- de 1968 y, lo que tiene más mérito, que no se ducido para él varios libros, prologado otros
narse de todas las artes. Recuerdo a un profesor la haya pasado repitiéndolo a la menor opor- y posteriormente publicado en su editorial
quien, al citarle una crítica de Baudelaire, me tunidad. “Comenzar por invocar los fastos todas mis novelas. El premio Herralde logró
espetó que “ya han pasado muchos años des- de Venecia y terminar empantanado en una que en México se me empezara a tomar en
de que Baudelaire murió”, lo cual no hizo sino literatura de mentiras es una vulgaridad”, se- cuenta. Conocí a Lali Gubern en Leteradu-
provocar mi azoro al pensar que la imagen del ñaló.7 En ensayos como “El regreso al hogar” y ra, su maravillosa librería, y aún ahora me
artista que se rodea de todas las artes “ya no “Con Monsiváis el joven” deja clara su postura parece un milagro la existencia de aquel
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espacio abierto en una época de extrema Andrezejewski. También hay perspectivas Se llega a un libro por caminos insólitos;
intolerancia.9 que se van ampliando a medida que la histo- tropieza uno con un autor de modo en apa-
ria avanza y nos muestran que la versión que riencia casual y luego resulta que no puede
Precisamente debido a esto, Sergio Pitol pro- teníamos ha estado colmada de verdades a dejar de leerlo nunca.12
vocó un punto de inflexión en la literatura medias; El buen soldado, de Ford Madox Ford,
española desde la península, con su literatu- es un fascinante ejemplo de este desmorona- Y qué mejor guía que el mismo Pitol para reco-
ra, pero también con sus oficios como conseje- miento de certezas narrativas. En la obra En rrer dichos caminos.
ro editorial y traductor. La lista de autores que torno a las excentricidades del cardenal Pirelli
compartió con la tertulia mencionada líneas encontramos una hilarante voz narrativa que Notas
arriba iba desde Henry James, la bicentenaria desconcierta al lector con la historia que cuen- 1
Sergio Pitol, El arte de la fuga, en Trilogía de la memoria,
Jane Austen, Luigi Malerba, Antonio Tabucchi, ta, pero sobre todo con la extravagancia de sus Barcelona, Anagrama, 2007, p. 128.
Malcolm Lowry, Robert Firbank, Antón Chéjov, comentarios, la cual recuerda al más locuaz 2
Ibidem, pp. 128-130.
Nabokov, Tibor Déry, Ford Madox Ford, Boris Oscar Wilde. En Cosmos de Gombrowicz el 3
Ibidem, p. 188.
Pilniak, los polacos Jerzy Andrezejewski, narrador miente a los demás personajes fren- 4
Cfr. Rainer Maria Rilke, Libro de las imágenes I y II.
Kazimierz Brandys y el triunvirato de Witold te a nuestros ojos, nos da una versión verídica
5
Pitol, op. cit., p. 137.
6
Ibidem.
Gombrowicz, Eugène Ionesco y Stanislaw dentro de un espacio donde la lógica fluctúa a 7
Ibidem, pp. 90 y 45.
Witkiewicz, entre muchos otros.10 Es eviden- su guisa. Por su parte Kazimierz Brandys y el 8
Sergio Pitol, “Jorge Herralde y Anagrama”, en El tercer per-
te que autores como Félix de Azúa o Enrique húngaro Tibor Déry se comprometen en sen- sonaje, Era, México, 2013, y José Balza, “Página para Pitol”,
Vila-Matas y editores atentos como Beatriz dos contextos políticos y dan parte de la opre- en Los territorios del viajero, Era, México, 2000.
de Moura y Jorge Herralde encontraron una sión política y cultural en sus países. 9
Pitol, op. cit., p. 138.
geografía vastísima por explorar, y sobre todo La lista de aportaciones que hizo Pitol es
10
Todas estas obras fueron agrupadas en la Biblioteca Ser-
gio Pitol Traductor de la Universidad Veracruzana, debido
encontraron un ánimo de espeleólogo de rai- realmente inconmensurable; los senderos al interés de Joaquín Diez Canedo, y estuvieron al cuidado
gambre pitoliano. Las posibilidades literarias que abrió con su trabajo como ensayista,11 de Rodolfo Mendoza. Pero ahora está detenida la publica-
se bifurcaban con un autor de tamaña curio- consejero editorial y traductor son una acer- ción de los títulos restantes, por el litigio que entablaron al-
sidad y tremendo olfato. Este canon pitoliano tada provocación para cualquier lector que dé gunos familiares de Pitol contra la Universidad. Ver http://
tiene entre sus características una innovación preponderancia a la literatura por encima bit.ly/2u6kUnu
en sus técnicas narrativas, sus narradores no de “los libros impuestos por la moda”. Como
11.
Agradezco a Édgar Valencia que me haya descubierto y
obsequiado Sergio Pitol en casa, libro que compila todas
son siempre uniformes o coherentes, a veces Pitol ha señalado: las colaboraciones (ensayos, traducciones, discursos, intro-
se contradicen y la narración va a contrapelo, ducciones) que publicó Pitol en la revista La Palabra y el
donde el simultaneísmo de escenas es funda- La lectura es un juego secreto de aproxima- Hombre, editado por la Universidad Veracruzana en 2006.
mental, como en Las puertas del paraíso, de ciones y distancias. Es también una lotería. 12.
Pitol, op. cit. p. 248.
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En su nueva visita a la Ciudad de México, Paul McCartney se prodigó en una velada que, como es habitual
en su audiencia, convocó a todas las generaciones que se han sucedido a lo largo de su dilatado
trayecto —más de medio siglo— en la primera fila de la escena musical. Desde los temas clásicos
de Los Beatles hasta el repertorio que continuó por su cuenta, el concierto de Paul desplegó en el Azteca
un derroche de calidez y calidad musical del “santo más milagroso del pop”, como apunta esta crónica.
S
é que aquí, en la misma cancha que mis
suelas pisan, Maradona se puso la mano de
Dios y Michael Jackson bailó “Billie Jean”;
que en este lugar desfiló el ataúd que conte-
nía el cuerpo del Chavo del Ocho y que cierto Papa
alguna vez repartió puños de oraciones. Vaya, en-
tiendo que estoy en el Estadio Azteca. Y aunque
solía creer que en las tribunas que me rodean se ha
visto y escuchado de todo, cuando Paul McCart-
ney, ese señor de 75 años que está sobre el escena-
rio, pide tomar una canción triste para mejorarla,
en las gradas se palpa una emoción inusitada.
El músico trae colgado de los hombros un bajo
con forma de violín y cuando simula tocar con los
dedos a los miles que le aplaudimos, actúa como
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LA Por
N OTA FRANCISCO ENTRE ESCRITORES
NEGRA HINOJOSA
@panchohinojosah
L
os poetas en México suelen no que tiene una absurda acusación de mi- tiene una gran fraternidad. Casi todos
quererse y respetarse mucho en- sógino y que quieren abogar por quitarle nos conocemos y nos festejamos. Y nos
tre sí, a menos que se quieran, se el muy merecido lugar que ocupará en El importa poco que la tribu literaria
respeten y mantengan una amis- Colegio Nacional. En cambio sí coincido nos ignore o nos desprecie. Tenemos
tad. He visto cómo despiden el veneno a la con quienes acusan a dicha institución a nuestro favor tener muchos lectores
menor oportunidad con chismes, apodos, por la muy escasa cuota de mujeres que niños y jóvenes. Muchos: esos mismos
críticas e insultos. Algunos son verdaderos tienen entre sus colegiados. Y nombres que quizás mañana leerán la literatu-
policías que a la menor oportunidad, en ALGUNOS POETAS no faltan: tan sólo en letras menciona- ra que se produce en nuestro país.
una lectura, se llevan el dedo a la boca para ría a Sabina Berman, Elsa Cross, Margo Puedo presumir de llevarme entre
decir que los poemas leídos en una mesa SON VERDADEROS Glantz, Pura López Colomé, Carmen bien y muy bien con escritores, compo-
son vomitivos o comentar que “eso no Boullosa, Coral Bracho, Tedi López sitores e instrumentistas, artistas plás-
POLICÍAS QUE
es poesía”. Los hay muy convencionales Mills, Rosa Beltrán, Cristina Rivera ticos, dramaturgos, actores y actrices,
que no soportan la experimentación, así A LA MENOR Garza, Lydia Cacho, Selma Ancira, Sara cineastas, cuentacuentos, promotores
como los innovadores que se disgustan Sefchovich, Myriam Moscona, Malva y un largo etcétera de personas dedica-
con lo que consideran tradicional y poco OPORTUNIDAD, Flores, Magali Velasco y más. Muchas de das al arte, la literatura y la cultura. Pero
aventurado o comprometido con alguna ellas, además de ser escritoras brillantes, no todo es fiesta y abrazos. Tuve recien-
causa. Y por lo general, no soportan que EN UNA LECTURA, tienen títulos académicos y obras que temente una experiencia que nunca
un escritor de otros géneros literarios de SE LLEVAN EL avalan de sobra su trayectoria para ser había vivido: estar en un encuentro de
pronto publique un poema, como sucedió elegibles. escritores y no poder decir un simple
recientemente con el que Juan Villoro es- DEDO A LA BOCA Entre los narradores creo que tam- “hola” a una poeta que me insultó, me
cribió con motivo del sismo del 19 de sep- poco haya tantas enemistades como acusó de corrupto y me censuró hace
tiembre. Zapatero a tus zapatos: no eres PARA DECIR QUE entre los poetas. He estado en muchas unos meses (me dijo que yo no podía
bienvenido en un gremio que no acepta lecturas, encuentros, ferias del libro y meterme en una discusión de poetas
LOS POEMAS
a quienes no tienen ya varios poemarios convivencias, que suelen terminar en si yo no lo era) a través de las redes
publicados. LEÍDOS EN restaurantes y bares en los que se siente sociales y de textos publicados en su-
Entre los críticos literarios suele haber una mayor camaradería. Por lo general plementos culturales. Nos ignoramos
también muchas diferencias, pero por lo UNA MESA no hay pedo. sanamente. Y a pesar de esa enemistad
general lo confrontan abiertamente en He escrito poesía, cuento, novela, (que hubiera querido que fuera sólo
periódicos, revistas y presentaciones. SON VOMITIVOS. ensayo, periodismo, crónica, teatro, un una diferencia de opiniones), no cam-
No lo hacen a oscuritas y hasta pueden libreto para una ópera y un guión para bió mi admiración por el que conside-
coincidir en algún evento y darse even- un corto de televisión. Pero soy más co- ro su mejor libro. No recuerdo quién
tualmente la mano. Prevalecen más las nocido como autor de libros para niños. lo dijo y lo cito seguramente mal: me
ideas que los gustos, por más distantes Y ese pequeño gremio de los autores gusta mucho el paté, pero no necesito
que sean. Pero también pueden ser mo- de literatura infantil y juvenil, que an- conocer al ganso que donó su hígado
tivo de enfado entre los escritores, como dará por los ochenta escritores —según para que llegara a mi mesa transforma-
le ha sucedido a Christopher Domínguez, Juan Carlos Quezadas, alias El Gato—, do en un manjar.
Por
La Canción # 6 ROGELIO GARZA
@rogeliogarzap
Fats Domino
EL CORAZÓN de otro gran rocanrolero setenta millones de discos y la cantidad de Auditorio de la Legión Americana, en Roa- EN 1995
dejó de hacer tic-tac a los 89 años. El gordo regalías que cobró en vida. noke, Carolina del Norte: cuando tocaba al-
de la sonrisa eterna fue un pionero que tuvo Según el músico y actor Dr. John, el se- guien arrojó una botella desde el balcón de SE RETIRÓ
sus primeros éxitos antes de que irrumpie- creto de Domino era una melodía sencilla, los blancos al piso de los negros. Eso desató
ran Chuck Berry, Little Richard, Elvis y Bill algunos cambios de acordes con groove y una batalla campal que arrasó el auditorio. DE LOS
Haley. Su clásico boogie woogie “The Fat un ritmo bastante cool. “Y todas sus cancio- Cuando su carrera declinó en los sesenta, ESCENARIOS
Man” ya había vendido poco más de un mi- nes tenían letras sencillas, esa era la clave”. se mudó a Las Vegas donde jugó, perdió y
llón de copias en 1951. Los años más productivos y exitosos de quebró. Su retorno fue con el disco Fats Is Y SE DEDICÓ
Pianista que bombeaba las teclas de Domino en Imperial Records, así como sus Back de 1968, producido por Richard Perry,
manera particular, desde el blues hasta el “canciones y discos perfectos”, sucedieron que lo llevó a tocar de nuevo en vivo. Viaja- A VIVIR LA
ska, y compositor adiestrado por el guita- al lado del productor y compositor Dave ba como rey, con cientos de trajes, zapatos
FAMA EN SU
rrista de jazz Harrison Verrett, el oriundo Bartholomew. Junto a un gran músico sue- y anillos. En 1995 se retiró de los escenarios y
de Nueva Orleans Antoine Dominique Do- le haber un gran productor. El paso de Fats a se dedicó a vivir la fama en su Cadillac rosa, CADILLAC ROSA.
mino Jr. (1928) era bluesero de bar cuando la historia también se debe a su dupla crea- entre premios y reconocimientos como su
se unió a The Solid Senders a los catorce tiva. Y al reconocimiento público que hi- inclusión en el Salón de la Fama del Rock
años. En ese grupo comenzaron a llamarlo cieron Elvis y luego The Beatles con “Lady en 1986 y el estupendo disco Goin’ Home:
“Fats”. Como solista, el corpulento y sim- Madonna”. A Tribute to Fats Domino. En 2005 perdió
pático cantante de voz amable resultó ser Durante años fue célebre por sus kilomé- su casa en el huracán Katrina, tres pianos, sus
un fenómeno de ventas después de Elvis; tricas presentaciones, muchas de las cuales discos de oro y platino. Y en 2008 falleció
entre 1955 y 1963 colocó más de 37 senci- terminaban en disturbios raciales atizados su esposa de toda la vida, Rosemary, con
llos en las listas de popularidad. Su mayor por el calor del rock y el alcohol. Fue prota- quien tuvo ocho hijos. Finalmente se esta-
éxito fue la versión de “Blueberry Hill”, que gonista de cuatro grandes desmanes, razón bleció en Harvey, a las afueras de su natal
en 1956 vendió más de cinco millones de por la cual le cancelaban fechas y le negaban Nueva Orleans, donde murió como el final
copias. La cifra palidece frente a los casi contratos. El más rudo sucedió en 1956 en el de una gran canción de rock and roll.
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El Cult ural
S Á B A D O
0 4 . 1 1 . 2 0 1 7 11
EL CORRIDO Por
EL M OTEL D EL VOYEU R DEL ETERNO CARLOS
RETORNO VELÁZQUEZ
@charfornication
E
n “The Motel”, canción del ál- periodista se niega, pero conforme conoce en lo planteado por Talese, por ejemplo
bum Outside, Bowie afirma: los detalles va inmiscuyéndose a tal grado el método utilizado para espiar. Es dema-
“There is no hell like an old hell ”. que termina por volverse cómplice y par- siado imbricado hasta para la mente ultra
El viejo infierno al que alude el tícipe de las actividades ilícitas de Foos, fantasiosa de cualquier Peeping Tom.
juego de palabras es el personaje central que culminan en un asesinato que nunca A Talese ya no lo despeina nada, de
del libro más reciente de uno de los pa- fue denunciado, lo que implica un delito. acuerdo, pero El motel del voyeur es un
dres del periodismo moderno. El voyeur lleva un diario en el que ha libro aburridísimo. Pese a su primicia es
Gay Talese es de esos autores que no EL MOTEL DEL registrado por décadas los pormenores demasiado conservador. Más que mos-
tiene que demostrarle ya nada a nadie. de los encuentros sexuales de cientos de trar a un escritor en la plenitud de sus
Sobrepasó la cima ya hace tiempo. Sin VOYEUR ES parejas. En los fragmentos citados por facultades, lo que arroja es una obra en
embargo, El motel del voyeur es el libro EL LIBRO Talese se advierte el cambio en las prác- la que su autor se muestra tacaño con la
con la campaña publicitaria más escan- ticas sexuales a partir de la década de los palabra. Pese a todo lo viejo lobo que es
dalosa y ruidosa de los últimos años. EN EL QUE sesenta: el verano del amor. Sexo interra- Talese, este libro es apenas un ejercicio,
Ningún otro título ha desencadenado cial, tríos, lesbianismo, etc. del que se pudo prescindir. Si Talese no
el morbo editorial a tales niveles. ¿El LA PLUMA DE Pero más allá del valor documental de se hubiera cuestionado su autenticidad
motivo? Justo antes de su salida al mer- las citas, y unos momentos picantes, en y no se rozara la criminalidad por un ase-
TALESE ESTÁ
cado Talese declaró que desconfiaba una ocasión la corbata de Talese cuelga sinato no declarado, bien podría pasar
de los hechos que le había revelado su MENOS PRESENTE del ducto de ventilación mientras una desapercibido.
informante. pareja copula en uno de los cuartos, El Una virtud de la obra es que Talese
Resultado: el libro se convirtió en un QUE NUNCA. motel del voyeur es el libro en el que la puso el ojo en ese viejo infierno al que
best seller automático. Y la reputación pluma de Talese está menos presente alude Bowie. No olvidemos que fue en un
de Talese no se vio afectada por el ardid que nunca. El predominio de la voz na- motel, u hotel, donde atraparon al Chapo
promocional. Lo que sí sufrió fue el texto rrativa es la del propietario del local. Y Guzmán. Aquí el personaje es el motel, no
en sí. La crítica se abalanzó a decretar que estas voces intercaladas de la primera Talese ni Foos. Y la otra es que el tema del
se trataba de la mejor obra de su autor. persona, Talese-Foos, rompen el ritmo voyeurismo late con rabiosa presencia.
Palabras mayores si tomamos en cuen- de la narración cada capítulo. Corre un rumor, en el cual creo ciegamen-
ta la producción de Talese, por ejemplo Más que un reportaje o una inves- te, de que en Tepito se venden cintas de
Honrarás a tu padre, la Biblia de la mafia tigación, El motel del voyeur parece el encuentros sexuales sostenidos en distin-
en la que se inspiraría Los Soprano, o pie- argumento de una película de un Wim tos hoteles de la Ciudad de México.
zas ya clásicas como “Frank Sinatra está Wenders redneck. Por lo que no es de Ahí radicaba el libro, en destapar esa
resfriado”. extrañar que los derechos para llevarla cloaca que se reproduce en distintos
El motel del voyeur trata sobre Gerald al cine ya hayan sido adquiridos por Sam países. Y que gracias a internet tiene
Foos, un dueño de un motel en Colorado Mendes y Steven Spielberg. Los hechos una proliferación demoniaca. Porque una
que espiaba a sus clientes a través de unos relatados por Foos son más veraces que cosa son las sex tapes de las estrellas.
falsos conductos de ventilación. Hacia los contados por Talese. Quizá porque los Que las suben a la red para asegurarse
principios de los años ochenta invita a Ta- del primero son literatura y los del re- un escándalo. Y otra que un día vayas a un
lese a conocer el negocio con la esperanza portero insisten en construir la realidad. puesto de películas piratas y compres
de que cuente la historia de su afición. El Existe un alto grado de inverosimilitud un disco donde aparezcas fornicando. C
Por ALEJANDRO
El sino del escorpión DE LA GARZA
@Aladelagarza
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E l Cu lt u ra l
12 S Á B A D O
0 4 . 1 1 . 2 0 1 7
EL AULA
DE LOS MUERTOS
Por
REDES
NEURALES JESÚS RAMÍREZ-
BERMÚDEZ
E
n el fascinante ejercicio de auto- consecuencias simbólicas de la otra gran mi juicio, el testimonio mejor logrado
biografía intelectual titulado Re- maldición transgeneracional: la deser- en esta línea de investigación, fue escri-
cuerdos, sueños, pensamientos, el ción. En Pedro Páramo, la obra cardinal to por Francisco González Crussí, en sus
psiquiatra suizo Carl Gustav Jung de la metafísica mexicana, Juan Rulfo Memorias de un comedor de chile. El doc-
relató un sueño que tuvo en la senectud: capturó, mediante imágenes poéticas tor González Crussí busca las raíces de su
las almas de los individuos muertos se imposibles de olvidar, el delirio postme- doble vocación, de médico patólogo y en-
reunían en un aula para tomar clases. lancólico de las comunidades que son DE ACUERDO CON sayista, y encuentra a su padre, un solda-
¿Quién debía impartirlas? Esa era la tarea víctimas de la deserción patriarcal: un de- do de la Revolución Mexicana, destruido
de los vivos, de quienes buscan la sabidu- lirio que me trae a la memoria la descrip- MONO, LA NOVELA por la aridez de los desiertos y la barbarie
ría y el conocimiento, como el propio doc- ción clínica que realizó en el siglo XIX el MITOLÓGICA DE de la guerra, y profundamente incapaz de
tor Jung. Es bien sabido que el psiquiatra psiquiatra francés Jules Cotard, llamado vivir en tiempos de paz, por lo cual se re-
suizo tenía un arraigado pensamiento má- en su momento “delirio de negaciones”, en
WU CHENG’EN, fugia en el consumo fanático de chile en
gico y una tendencia mística, espiritual. Él el cual los individuos exploran facetas CUANDO LOS cantidades monstruosas, y en la fuga a la
pensó que este sueño era una metáfora de inauditas de un nihilismo sin autocon- SERES MÁGICOS fantasía alcohólica.
la relación entre el lado inconsciente de la ciencia. En Pedro Páramo, la deserción La exploración de mitologías familiares
psique y el lado consciente: solamente los podría resultar del establecimiento de MUEREN a través de la literatura revela la ansiedad
seres vivientes son capaces de aprender jerarquías abusivas, instauradas median- INJUSTAMENTE, reparatoria del artista, y las tentativas esté-
algo nuevo, y por lo tanto, de desarrollar te la violación sexual y los privilegios ticas y creativas de restauración del senti-
la conciencia individual y colectiva. Según poligámicos, que colocan al patriarca en ATORMENTAN do vital perdido. El estudio de los relatos
Jung, la tarea humana consiste en desarro- una posición inalcanzable al centro de la A SUS familiares, en la gran escala mitológica
llar la conciencia para permitir la evolución falocracia. Aunque es visible para todos, o en los retratos íntimos de los últimos
histórica de la psique: de otra manera, el porque se encuentra en el centro de las
DESCENDIENTES siglos, sugiere que hay una articulación
comportamiento de las masas humanas es redes simbólicas del poder, los patriarcas ONÍRICAMENTE, doble de la usurpación y la deserción, en
gobernado por programas inconscientes y como Pedro Páramo aparecen con fre- PARA IMPEDIR los orígenes del abandono y la violencia,
puede involucionar hacia formas arcaicas cuencia como desertores en la mitología del pánico y la melancolía. ¿Existen rela-
de relación social, marcadas por la violen- de los hijos, porque son negligentes fren- EL OLVIDO tos alternativos, capaces de mostrarnos
cia y la regresión a formas protoculturales te a sus responsabilidades paternas. Pero Y GARANTIZAR variaciones en la mitología del padre, y de
de dominación. se trata de una deserción encubierta por permitirnos imaginar una renovación en
El comercio intelectual entre los vivos relatos que realzan la grandeza del trono LA EJECUCIÓN las relaciones entre la creación literaria y el
y los muertos ha sido un tema fundamen- falocrático. DE LA JUSTICIA, poder? Con esperanza leí estos días el libro
tal en la literatura que da sustento narrati- La relación entre la deserción del pa- titulado Examen de mi padre (Alfaguara,
vo a las religiones. Tradicionalmente, los dre y la melancolía transgeneracional fue
O DE LA 2016) de Jorge Volpi. Se trata de un testi-
muertos demandan la memoria afectiva el tema de un ensayo subestimado en su VENGANZA. ” monio sobre el padre del autor, un médico
de los vivos, pero son portadores de cono- momento, escrito por Federico Campbell cirujano obsesionado con el orden, la críti-
cimiento y poder. De acuerdo con Mono, la con el título Padre y memoria. Mientras ca política, la perfección técnica, y la inte-
novela mitológica de Wu Cheng’en, cuando buscaba la génesis de la vocación litera- gración del control y el afecto en el interior
los seres mágicos mueren injustamente, ria, Campbell postuló que algunos au- de la casa. La circunstancia del texto es la
atormentan a sus descendientes onírica- tores, entre los cuales cita a Paul Auster, muerte del cirujano, por lo cual hay un
mente, para impedir el olvido y garantizar Sam Shepard y Raymond Carver, son la tono melancólico al fondo del libro, pero
la ejecución de la justicia, o de la venganza. expresión viviente de una creatividad esta nota afectiva es transformada por mo-
Así sucede cuando el príncipe Hamlet reci- literaria que funciona como herramienta mentos de humor sutil, y por la inagotable
be una demanda de justicia que proviene de reparación simbólica frente a la ausen- curiosidad científica que hermana al padre
del fantasma de su padre. En la tragedia de cia dolorosa de los padres alcohólicos. A y al hijo, y que funciona como un puente
Shakespeare, la venganza debe corregir la capaz de superar las tensas jerarquías fa-
atrocidad de la usurpación. Frente al horror miliares. El libro, presentado como una
del crimen, Hamlet padece la tentación de autopsia existencial del padre, deambu-
desertar. Usurpar y desertar: dos violacio- la con naturalidad hacia una forma muy
nes morales que degradan la estructura entretenida de erudición médica, y en se-
colectiva y generan miseria transgene- guida, hacia una anatomía patológica del
racional. Shakespeare pone el dedo en la cuerpo enfermo de nuestra sociedad. La
llaga al señalar que estas transgresiones transición del testimonio al ensayo cien-
suceden en el núcleo de las relaciones hu- tífico y político está lograda con eficacia.
manas: la familia, y en particular, señalan Pero prefiero centrarme en el tema de fon-
la vulnerabilidad de eso que algunos psi- do: el homenaje hacia los padres muertos
coanalistas llaman “el lugar del padre”. Por que supieron generar una mitología alter-
extensión, podemos suponer que la fragili- nativa a la barbarie y al control totalitario:
dad en el corazón de las estructuras patriar- la revelación de narrativas familiares cuya
cales, ha sido y será compensada mediante intriga no depende del binomio usurpa-
recrudecimientos de la conducta violenta, ción-deserción. El panorama simbólico de
si no es transformada en cultura mediante nuestra sociedad requiere, ahora, el relato
el trabajo de la conciencia histórica. de los padres que eligen obsesiones como
Si Hamlet exploró la psicopatología de la perfección quirúrgica o la curiosidad
la usurpación, algunas obras fundaciona- científica cuando otros eligen el abandono
les de la literatura mexicana exploran las y la violencia.
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