Nial Trimoniales
Nial Trimoniales
Nial Trimoniales
72
NARRIA
razón durante el galanteo , son los
muchachos los que van de casa en
casa , al objeto de ir conociendo y
relacionándose con las chicas solte-
ras a las cuáles podrá optar para for-
mar su propia familia.
Pero, ¿cómo sabían los chicos a
qué casas podían dirigirse para cor-
tejar a chicas en edad de merecer?
Se enteraba n de ello mediante la
parentela, amigos y con motivo de
las salidas de dichas chicas con oca-
sión de la misa dominical, las fiestas
patronales , los bailes en pozos y
fuentes" , o por alguna reunión festi-
va de trabajo (matanzas, desgrane
de maíz , despe lleje de a lmen-
dras...).
Foto Puget. Archivo de imagen y sonido. Boda en la ciudad a principios de siglo XX.
Los solteros, una vez tenían cono-
cim iento de las casas adonde po-
dían dirigirse para el galanteo, de-
producidos por el traslado a su nue- DESCRIPCiÓN bían empezar por pedir permiso al
va residencia , era una costumbre padre de la chica, especialmente si
conocida como juntarse o ir a buscar Pasar a describir las costumbres esta todavía no había empezado a
a la novia . Sin duda esto es más evi- que preced ían a la formación de corteja r con nadie. Era el padre de
dente para los hijos e hijas no here- nuevas unidades domésticas, nue- - ésta quien autorizaba o impedía que
deros que abandonan la casa pater- vas familias, puede resultar un poco su hija pudiera empezar el galanteo
na. y en tiempos antiguos, al igual compl icado ya que cada pueblo o o no. Una vez autorizado entramos
que pasaba en Cataluña y en gene- localidad ten ía sus propias especifi- como hemos comentado antes en el
ral en el ámbito mediterráneo , en el cidades y, es más, la dispersión de la proceso de separación de la chica
caso de las jóvenes casadas con un población rural pitiusa de una parte, respecto a su familia. Los chicos, por
hereu (heredero del patrimonio fami- y la fuerte autoridad paterna por la su parte, desde el momento que se
liar), este estadio se formalizaba con otra, influida sin duda por las propias les permitía salir con los amigos o a
la entrega del clauer(conjunto de lla- cond iciones familiares y socioeco- cortejar también iniciaban su propio
nómicas, hacen que en cada casa proceso de separación respecto a
ves de la casa, que en el caso que
las normas fueran las que establecía su familia. Normalmente esto era un
nos ocupa iban ligados con un cade-
el propio padre de familia. proceso largo que podía alargarse
nón a la cintura , todo ello de plata) a
A pesar de todo, podemos apuntar durante tres , cuatro , sie te , di ez
la nuera, nueva mestressa (ama de
unas pautas más generalizadas, sin años...
la casa) por parte de la suegra que la
englobar, aunque tampoco sin des-
acogía en su grupo. A pesar de las
mentir, algunos aspectos o anécdotas
evidencias materiales que han pervi-
concretas, popularmente conocidos. EDAD DE LOS PROTAGONISTAS
vido hasta nuestros días, en Ibiza se El festeig pagés o galanteo es un
han encontrado pocas informacio- proceso largo que tiene por objeto La edad para empeza r a cor teja r
nes sobre este punto, aunque sería que chicos y chicas se conozca n podía oscilar entre los 14 y los 18
necesario profundizar en ello y ana- entre ellos, ya que estamos hablan- años para las muchachas , siempre a
lizar las causas del abandono tem- do de una sociedad tradicional, con discreción de los padres. Alguna de
prano de esta costumbre . un sistema de valores que dificulta- nuestras informantes empezaron a
Una característica básica del rito ba el libre acceso de la mujer a ámbi- los 12 años, pero la mayoría empie-
de paso referido al mat rimon io , a tos externos de la casa y, mucho
diferencia de otros , como el naci- menos las solteras sin ir acompaña-
miento, la adolescencia y la muerte das. Esto suponía , evidentemente , 4 La costumbre de ballades a pous i fonts o
73
NARRIA
za entre los 14 y 16. Otra informante, Luis Salvador de Austria y el francés
entre risas, explicaba que cuando Gastón Vuillier, crónicas que ambos
ella empezó, ya era «mayo r» , ya ilustran con magn íficos grabados.
tenía «entendimiento», pues hab ía Las muchachas en edad de corte-
cumpl ido los 19. En cambio , los jar emp iezan a lucir, algunas de for-
muchachos empezaban entre los 16 ma bastante ostentosa , otras no tan-
y los 18 años. Tal vez podríamos to o nada, las emprendades o con-
señalar que se iniciaba este rito de juntos pectorales de joyas , realiza-
paso cuando se acababa de salir de dos en coral y plata , los más anti-
otro estad io intermedio, la adoles- guos , o en oro , con gran espectacu-
cencia , etapa que hace referencia a laridad. Dichas emprendadas no son
todo aqu el amplio sector de pobla- ni más ni menos que el indicativo de
ción no comprendido ni como etapa la pos ición socioeconóm ica de la
infantil ni como etapa adulta. Evi- famil ia paterna de la muchacha . A
dentemente no se empi eza a corte- menudo estas joyas serv ían como
jar hasta que no son considerados fondo transaccional , a cuenta o en Foto Puget. Princip ios siglo XX. Ar·
ch ivo de Imagen y sonido. Pareja
adultos : los much ach o s debían sustitución de su correspondiente dialogando.
obtener la autorización paterna para parte obligatoria de la herencia, la
salir de casa con el grup o de amigos legítima s. Como dato curioso es
en las tardes y noches libres de las bueno comentar que en las peque- mayores siempre tem ían un posible
tareas del campo. Antiguamente ñas localidades del interior de la isla rechazo , ante lo cua l los de edad
esto pod ía ir preced ido de una seña l de Ibiza, de Sant Mateu d'Albarca i avanzada declinaban el galanteo.
externa, de la cual existen numero- Sant l.lorenc de Bal áfia, parece ser
sas referencias literarias y bibliográ- que se había llegado a pactar que
las muchachas no lucieran empren- LUGAR DEL GALANTEO
ficas ". Nos estamos refir iendo a la
costumbre de regalar al joven mozo dada , ya que cas i ninguna familia
dispon ía de ellas , y as í ev itaban En general, pod ríamos habl ar de
un arma , una cuchilla , un puña l o
agravios comparativos, ya que como dos ámbitos diferentes: el interior y
una pistola , como señal de bienven i-
hemos dicho eran el primer indicati- el exterior. El lugar más habitu al
da al grupo de adultos". Este hecho
vo de la riqueza de la fam ilia de la para el galanteo era el porxo, sala
no debe descontextualizarse de una
muchacha. principal de la casa payesa de Ibiza
sociedad acuciada por continuos
Volviendo al tema de las edades , y Formentera, que recuerd a el anti-
ataques de turcos y bereberes, has-
conv iene explicar que dentro de una guo atrium romano, lugar destinado
ta bien entrado el siglo XVIII , yacos-
misma familia, no todos empezaban a lo social, no privativo de la famili a.
tumbrada por tanto a su prop ia auto-
a la misma edad , primero porque En invierno el porxo era substituido
defensa con la formación de cuadri-
cada persona tiene su propio ritmo por la cocina , junto a su llar encendi-
llas rurales de vigilancia costera",
biológ ico , y después porque todo da. La pareja se acomod aba en el
Situación que unida a la ya comenta-
da existencia de un fuerte sentimien- estaba suped itado a la situación poyo o en sendas sillas, uno al lado
to del honor, por no decir del carác- familiar coyuntural. Por ejemplo, si del otro. Habitualmente una tercera
había má s de una hermana con silla servía para que el muchacho
ter orgulloso y de un fu erte senti-
miento del ridículo del campesino poca diferencia de edad , aprove- apoyara un pie y un codo, como si
ibicenco y formenterés tal y como chando la ocasión de tener el galan- quisiera cerrar el entorno, ofrecien-
refieren diferentes crón icas de nues- teo en casa , era más fácil que les do así una mayor intimidad a la pare-
tros primeros ilustres visitantes , tal herma nas menores empezaran a ja. Al ot ro lado de la estanci a, el
vez los primeros etnógrafos de las cortejar antes . En el otro extremo de padre de la muchacha, o más habi-
Pitiusas, como son el Arc hid uque la cues tión, un luto familiar riguroso tua lme nte la madr e se se ntaban
ret rasab a o im pedí a el inici o de l haci en do a lguna labo r, pero s in
ga la nteo . Esto implic aba un serio dejar de vigilar a la pareja . En vera-
5 Hacen referencia a este hecho autores prob lema : si la muc hacha cumplía no se perm itía que pud ieran sa lir
como los ya citados V. Navarro y V. Blasco demasiados años , difícilmente era fuera de la casa , a la sombra de
Ibáñez, así como entre otros el Archiduque
Luis Salvador de Austria en su conocida obra visitada por los jóvenes cortejado- alguna higuera , sin alejarse del cam-
sobre las islas. res, y por otro lado , los chicos más po del paciente vigilante .
6 CARDONA, Susana , Armes blanques,
armes de focoCatálogo exposicióm temporal El galanteo en el exterior se lleva-
del Museo de Etnografía de Ibiza. Ibiza, 2004. ba a cabo en lo que en el derecho
7 GAR IJO FALCÓ , Be lén, Form entera 8 SANSANO COSTA, Lina , «Costums i
consuetud inario pitiuso ha dado en
defensa'tl Torres costaneres, la defensa de pret foral eivissenc». V Jomades del Cultura
les Pitiüses. Catálogo exposición temporal Popular de les illes Pitiüses. «Sa Nostra» Cai- llamarse el camí de missa , es decir
del Museo de Etnografía de Ibiza. Ibiza, 2002. xa de Balears, Eivissa, 2003. el camino hacia la iglesia. En el tra-
74
NARRIA
yecto de vuelta después de la cele- como es más habitual). Pero algún martes y a veces el sábado. Como
bración eclesiástica dominical los informante atrevido nos explicaba su es de suponer, la frecuencia era la
padres permitían a las hijas el galan- agilidad a la hora de encaramarse que autorizaba el padre de la chica.
teo a lo largo del camino hasta la en algún puntal para conseguirlo. Entre semana era siempre por la
casa familiar. Evidentemente, todos conocen noche, después de la cena, alargán-
Estos eran los lugares habituales y alguna divertida anécdota de algún dose hasta que se iban todos los
socia lmente acordados para el joven sorprendido en plena noche , muchachos , hacia medianoche ,
galanteo. Pero ¿tenían los jóvenes en esa tesitura , siendo fácil que reci- incluso de madrugada. Debido a la
suficiente con esto? Evidentemente , biera algún garrotazo por parte del dispersión de las casas rurales de
tanto ayer, como hoy, como mañana , padre o madre de la chica. Es curio- las Pitusas y a que los muchachos
ser joven y ser enamorado repre- so constatar que los informantes se desplazaban a pie , no es de
senta una etapa con muchos alicien- varones se atreven a contar más extrañar que algunos informantes
tes, muchos de los cuales pasan por experiencias en este sentido , en comentaran que cuando regresaban
la morbosidad de transgredir las nor- cambio las señoras entrevistadas a sus casas , especialmente si habí-
mas. Esto no es un triunfo de los suelen subrayar que a pesar de an vis itado casas lejanas , el sol
jóvenes de ahora, sino que las peri- conocer la costumbre , ellas nunca estaba ya en lo alto.
pecias y artimañas para conseguirlo se hubieran atrevido a hacerlo , por-
son antiguas . Cuando una pareja que no estaba bien visto , aunque
dos de ellas reconocen haber pasa- PROCEDIMIENTO
quería cortejar a escondidas de la
vigilancia paterna pactaban conti- do algún recado por el ventanuco .
El muchacho que deseaba cortejar,
nuar por las ventanas , costumbre
iniciaba la caminata cuando el sol se
popularmente conocida como anar
DíAS ESTABLEciDOS PARA ponía, a pesar de que al llegar a la
de finestres. Dicen los malpensados EL GALANTEO casa escogida, no podría entrar has-
que las muchachas que acced ían a
ta que la familia hubiera terminado
dichas entrevistas nocturnas era Se acostumbraba a cortejar dos o ~ de cenar y recoger. Si llegaba el pri-
porque permitían cierto toqueteo . No tres días a la semana. En primer mero podía pasar, siempre después
lo vamos a desmentir, aunque en lugar los domingos, día en que teóri- de pedir permiso al dueño de la
caso afirmativo debían producirse camente no se debía de trabajar, por casa. Acostumbraba avisar de su
posturas difíciles a tenor de los altos tanto era el más adecuado . Los jóve- presencia con un silbido y el dueño
ventanucos característicos de la nes cortejaban el domingo por la le contestaba entrau si sou per casar
arquitectura tradicional de las Pitiu- mañana a la salida del oficio religio- (entrad si sois soltero). Una vez den-
sas , que no son más que simples so y por la tarde , después de comer tro ya podía empezar a platicar con
aberturas pequeñas y situadas a y, a veces , hasta la noche . Y des- la chica , quién o bien ya estaba dis-
alturas aproximadas a la cabeza pués, por ejemplo , el jueves , yen las puesta y a punto , o bien se hacía
humana (no a la cintura o al pecho casas más permis ivas , tamb ién el esperar mientras se engalanaba no
con sus mejores galas, pero sí bien
acicaladas . En este punto hay dis-
crepancias , ya que algunos concre-
tan que eran sus mejores galas ade-
rezado con las joyas, otros dicen
que dentro de la casa no eran las
mejores galas , ni lucían las joyas,
que se guardaban para las ocasio-
nes especiales y fiestas patronales.
Los jóvenes cortejadores se solían
colocar en un extremo del porxo
adoptando la colocación antes expli-
cada, con una tercera silla delante
de ellos y con la postura del chico
ofreciendo cierta privacidad a la con-
versación de la pareja . A menudo ,
incluso , la chica sostenía un pañue-
lo de mano con el que se tapaba un
Foto Raymar. Museo de Etnografía de Ibiza. Anillo de oro con el corazón y la llave
que el novio regala a la novia.
poco la cara , postura que se ha con-
servado en las parejas de cantado-
res de glosas. El muchacho en oca-
75
NARRIA
siones traía un especie de no conocían bien su proce-
mantilla al objeto de tapar y de nc ia era e l momen to
crear más intimidad, aunque opo rt uno pa ra dej ar cae r
esto era también vigilado. La preguntas sencillas, carga-
tercera silla, situada enfren- das de intención, al objeto
te de la pareja a veces daba de s i t ua r su c on di ci ó n
pie a los demás muchachos socioeconómica. La madre
que esperaba n turn o para preguntaba como quién no
sentarse allí y hacer un poco quiere la cosa: I a ca vostra
de burla, eso sí, con el con- teniu hortet? (¿Tenéis huer-
siguiente peligro de provo- to en v uestra casa? ). Ni
car una pelea. mucho menos era una pre-
En el otro extremo de la gun ta bana l, no hay más
sala o porxo se sentaba el que pensar que para dispo-
padre o la madre que apro- ner de huerto hay que tener
vechaban para ir realizando agua en abundancia, cuan-
algún quehacer o artesanía . ta más , cuanto mayor el
Si, mientras , iban llegando huerto , por tanto era un
más muchachos se senta- buen indicador de la riqueza
ban le jos de la pareja y de la finca paterna del chico.
esperaban su turno para Hay alguna referenc ia
cortejar a la chica. El tiempo blblioq r áflca "? que exp lica
del que disponían cada uno que antig uamente cuando
era pactado entre ellos y una chica tenía muchos pre-
debía ser escrupulosamente tendient es, co rtejaba con
respetado . Una vez agotado dos a la vez, estando obliga-
si el galanteador no se des- Foto Raymar. Museo de Etnografía de Ibiza. Clauer que da a ma nte ne r el mi smo
ped ía de la chica de motu antiguamente recibía la esposa a su llegada a la casa fa-
interés y cortesía con uno y
miliar.
propio los que esperaban le otro. Esta costumbre era lla-
avisaba n tirándole una pie- mada festeig al quantre. Los
drecita a sus pies . Si no mayores que hemos entre-
si llevaba pistola disparaba un tiro,
hací a caso había una seg unda e vistado no recuerdan esta expresión
acto seg uido volví a a entrar y se
incluso una tercera chinita. Desgra- pero sí la de fes teig en remolí o
ciadamente, llegar al tercer aviso desped ía de la famili a. Si por no
galanteo en grupo.
suponía motivo seguro de pelea, lo haber quedado contento del galan-
Esta costumbre de recibir a más
cual no era un buen augurio si recor- teo o por pura fanfarronería invertía de un chico en casa de la chica, era
damos que los jóvenes campesinos los términos y primero se despedía y conocida como feste ig en grup o
tenían afición por ir armados, aun- luego al marcharse definitivamente donar es lIoc, es decir, «galanteo en
que como dice nuestro gran escritor disparaba algún tiro, esto se consi- grupo» o «dar la vez», que es la par-
ibicenco Maria Villanq órnez", en su deraba una ofensa grave hacía la te que más pronto se abandonó con
ponderada prosa sobre la historia de familia, viéndose el padre o uno de el devenir del tiempo, seguramente
Ibiza, no hay que dramatizar sobre los hermanos en la obligac ión de porque el dueño de la casa debía
este tema, ya que según él la cos- vengar el desprecio. En cambio, si el querer evitar las continuas peleas de
tumbre del ga lanteo en el campo galanteo había sido satisfactorio, el los muchachos a causa de envidias
pitiuso era la respuesta razonable a muchacho se dirigía hacia su casa, y ofensas producidas durante dicho
un cont exto ge og ráfico y socia l campo a través, haciendo ucs (gritos galanteo. Según la mayoría de infor-
específico. guturales de tres tiempos diferencia- mant es, los pad res de las chicas
Retomando el tema de la despedi- decían: aqui només festeja el primer
dos muy característicos de la campi-
que arriba! (aquí sólo corteja el pri-
da del chico, éste al acabar saluda- ña pitiusa). Como cada uno tiene su
mero que llega). Y en estos casos
ba a la chica, salía fuera de la casa y propio estilo, el muchacho era reco-
los muchachos que no llegaban en
nocido, y la gente comentaba que a primer lugar a la casa de la chica
tal muchacho, le había ido bien el pretendida, ya podía dar media vuel-
cortejo.
9 Nos referimos a Eivissa.La terra. La his-
tória. La genl , de 1974, que tuvimos ocas ión Los muchachos que esperaban el
de comentar en el articulo sobre él publicado turno para cortej ar a la chica se
en Homenatge a Maria Villangómez i Joan 10 Nos referimos a BISÓN, Jean , La terre
Mari Cardona . Institut d'Estud is Bale árics , entretenían jugando a las cartas o
el I'homme eux ttes Baléares. Édisud Aix-en-
2004 . charlando. Si los padres de la chica Provence . France , 1977.
76
NARRIA
ta e irse a otra parte, porque aquel ma chica, en lugar
día en esa casa no cortejarían. La de pactar el tiem-
mayoría sin rechistar demasiado se po, se repartían el
encaminaban a cualquier otra casa espacio del trayec-
que conocieran donde hubiera chica to, y acordaban por
en edad de cortejo. Y esta costum- ejemplo, hasta tal
bre ya arrancaba de antiguo , porque árbol el primero, o
muchos de ellos, al acabar el galan- hasta tal piedra el
teo en una casa , todavía se dirigían otro... e ir dando la
a otra o otras más, y como la cos- vez al siguiente .
tumbre antigua obligaba a recibir a Con el tiempo, y de
todo el que se presentara, se harta- la misma forma
ba de cortejar. A esto se le llamaba que pasó con el
anar de revetia, expresión que indi- galanteo en el inte-
ca la repetición del acontec imiento . rior de la casa, los
A algunas chicas esto no les impor- padres sólo permi-
taba o tal vez no tenían más remedio tían el galanteo
que consentirlo, pero a la mayoría , con uno solo, que
especialmente si se hacían valer, no ser ía el primero
les gustaba y no lo consentían , por- que lo pedía. Si por
que consideraban que las trataba de la razón que fuera
segundo plato. Una de las informan- los muchachos no
tes, de la localidad de Sant CarIes se pon ían de
de Peralta , explicó que en su casa, acuerdo , y con el
una noche cuando ya estaban a fin de evitar una
punto de retirarse a dormir, llegó un pe lea , la mad re
joven al que !a costumbre obligó a cogía del brazo a la
invitar a pasar, hecho que dolió a la chica y exclamaba:
chica, tanto por ella misma ya que avuí no en festeja-
Oleo Antonio Prats Calbet. Pareja paseando
sabía que venía de visitar a otra chi- ra cap! (hoy ningu-
ca, como también porque lamentaba no la cortejará).
que su madre, que ya estaba muy A menudo suce-
día que el mismo chico que acompa- mente , las de «buena casa» solían
cansada , debería todavía alargar la
ñaba a la chica hasta su casa , si tener más pretendientes, y si ade-
velada. Sus palabras textuales fue-
estaba satisfecho, quisiera conti- más eran guapas y agradables tení-
ron que «nunca había tenido tantas
nuar el cortejo por la tarde , o que la an muchos puntos a su favor. Pero,
ganas de hablar como esa noche ,
misma chica lo invitará a ir. Pero si lo que esta claro es que el galanteo
pero no decía una palabra que no
fuera para molestarlo , porque yo después de la comida no era el pri- es sobretodo una diversión para los
sabía que venía de otra casa ». mero en llegar a la casa , perd ía la solteros , especialmente para los
Por otra parte, el galanteo pel camí oportun idad. Po r este motivo a más jóvenes que todav ía no tenían
de míssa o en el trayecto de vuelta a menudo, especialmente cuando el prisa por escoger y prometerse .
casa tras la misa dominical tenía tam- interés acuciaba , el chico no se iba a Buscaban visitar chicas simpáticas y
bién sus peculiaridades. Se trataba de su casa a comer, y se quedaba es- divertidas , y muchas sin perder la
acompañar a la chica durante dicho perando fuera de la casa , sin comer, compostura gastaban un humor muy
trayecto. Tampoco en estas ocasio- picante y sab ían cantar e improvisar
hasta que llegaba la hora permitida
nes se libraban de la vigilancia pater- de entrar. glosas satíricas y divertidas que
na o materna. Acabado el oficio reli- El galanteo pel camí de míssa era depend iendo del talento del mucha-
gioso los muchachos se disponían en a veces causa de algunas envidias cho tamb ién eran oportunamente
la puerta de la iglesia o en la placeta entre las muchachas si se daba el contestadas.
hasta que la muchacha escogida salía caso que alguna de ellas tuv iera
y la podían saludar. Era el momento muchos pretend ientes y otra pocos
en que, según diversas crónicas, dis- o ningu no . Pero como ya hemos ACTITUD MASCULINA Y ACTITUD
paraban a los pies de la chica. Aunque FEMENINA
comentado antes , los hombres eran
este extremo no lo recuerdan los infor- los que ten ían la in ic iat iva , las
mantes, Gastón Vuillier, entre otros lo muchachas sólo podían esforzarse Como hemos ido viendo y, aunque
recoge y además lo ilustra con uno de en ser honestas (recatadas) yagra- nadie se ciñe a un único patrón, el
sus conocidos grabados. dables , ya que tampoco se puede hombre tiene una actitud un poco
En el caso de que más de un escoger ser guapa y rica. Por las soberbia (popularmente un gallet o
muchacho quisiera cortejar a la mis- informaciones recog idas , evidente- gallito). No sólo buscaba enamorar a
77
NARRIA
las chicas sino también presumir de deben actuar con vergüenza y reser- hab iendo hecho su e le cc ió n y
ello ante el resto de muchachos, va al objeto de evitar que la hombría habiendo ya dado su palabra a otro,
demostrar su valentía en caso de de sus hombres se vea en peligro, no debía continuar recibiendo al res-
pelea aún antes que la sensatez, amenazada por alguna pelea. Visto to de pretendientes.
que no suele ser cómpl ice de los al revés se concluye que el honor de Una vez comprometidos y en el
jóvenes. Es lo que tradicionalmente una familia lo pierd e una mujer con caso de q ue la chica tuv ie ra la
en las Pitiusas se conocía como un una actitud licenciosa, pero es el emprendada (conjunto de joyas pec-
verro . En este sentido , no-deja de hombre quién lo defiende o lo venga. tor ales) co mpleta , era costumbre
ser curioso que entre el campesina- La muchacha tiene la obligación de que el novio le regalara s'anellada ,
do griego existía una figura seme- cortejar con todos los chicos que la los anillos de oro, veinticuatro en
jante , denominada varvatos, que es visitan y además procurará ser cor- tota l, de dif er entes mod el os, de
definido como un gallito, es decir un tés con todos ellos por igual, tanto si sello, de castell , de borron at y de
muchacho «tan va lien te » que no a ella le gusta el chico en cuestión roseta. Estos últimos llevan cadeni-
necesita demostrarlo, tal y como lo como si no, ya que fácilmente podría tas colgando con el corazón y la lla-
explica J.K . Carnpbell " . Este con- causar envidia u ofensa a uno de ve que, popularmente , siempre se
cepto de varvatos al igual que verro, ellos y provocar una pelea. Si actua- ha interpretado como que el novio le
no es un término moral, sino que a ba así deliberadamente, la mucha- hacía entrega de su corazón y la lla-
veces puede llegar a describir una cha enseguida conseguía mala pren- ve que lo abría. Podríamos hacer
conducta deshonrosa y en ocasio- sa. El comportamiento vanidoso de una interpretación más arriesgada y
nes una capacidad algo despiadada. una chica pod ía ser censu rad o o decir que dicha llave simbolizaba lo
Por otra parte , y como hemos castigado con las picarolades o cen- mismo que las llaves del antes men-
comentado antes, el chico tenía la cerradas y las empallades dejándole cionado claueribicenco (conjunto de
iniciativa de ir a cortejar a la casa el camino hasta su casa lleno de llaves), presentándose como orna-
que quisiera, incluso a más de una paja, alfalfa, trozos de hoja de higo mento de los anillos, una vez que ya
en una sola noche. En camb io la chumbo... e incluso «cosas» peores. se había dejado de lado el uso del
muchacha , sin salir de casa, tenía clauer. Esto , ev identemente , se
que conformarse con los chicos que debería corroborar con las cronolo-
se presentaban a su casa. De las PROMESA DE MATRIM ONI O gías de los espólits o capitulaciones
chicas con ans ias de cortejar se matrimoniales y testamentos que lo
decía que iban coua afta (la trenza El galanteo se alargaba hasta que la aluden.
alta, aunque se refiere más bien a su chica se decantaba por uno' de sus Los anillos eran lucidos el domingo
pose o actitud). A pesar de todo, se pretend ientes , y este también por siguiente de su entrega, signo evi-
espe raba que la act itud femen ina ella. Entre ellos se daban palabra y dente de que ya se había comprome-
fuera contenida, honrosa y recatada. luego lo comunicaban a los padres, tido y se había acabado el galanteo
Estas dos actitudes diferentes y con- y si estos consideraban que su hija en grupo. Si la chica no tenía toda la
frontadas del hombre y de la mujer hab ía hecho una buena elección emprendada su prometido no tenía
no son casualidad. Son complemen- tenían que donar es boc , es decir dicha obligación de regalarle todos
ta rias una de otra (domi nant e y comunicar al resto de pretendientes los anillos. Evidentemente esto es
dominada o sumisa) y están en rela- que ya no podían ir más a cortejar a una forma o estrategia que conducía
ción con el honor, y tal y cono expli- su hija. Esto no se decía abierta y al cas ami ent o entre igu ales , y a
ca J.K. Campbell para el campesina- claramente y se acostumbrab a a pesar de que entre los campesinos
do griego : el honor de la muje res hacer de diversas maneras: una era de las Pitiusas no habí a grandes
depende de la cons ideración que no ir a misa el domingo siguiente a la diferencias so cioeco nómicas , se
quieran darle los demás , por tanto hora habitual, sino al atardecer o de tendía, como ya se ha apuntado a la
las mujer es inten tan pro teger su madrugada. O bien cuando los pre- homogam ia o ca sam iento entre
honor en todos sus aspectos exter- tendientes llegaban a la casa de la iguales, a pesar también de que los
nos. La indumentaria femenina pitiu- chica, la madre decía avui no sottiré , padres siempre intentaban mejorar
sa trad ic iona l cumple bie n este (hoy no saldrá). La mayoría de chi- la pos ición de los hijos . Si algún
requisito y esconde las formas del cos lo entendía, pero algunos se lo muchacho iba a cortejar a una chica
cuerpo femenino. La hombría de los tomaban ma l y causaban algún que podía estar por encima de sus
hombres de cada familia protege el enfrentam iento. Y esta era una de expectativas , se le llam ab a cul
honor de sus mujeres de los ataques las causas que después explicare- terrós , haci endo referenci a a una
o insultos externos . Las mujeres mos de las fugas. Si no se comuni- persona de condición humilde que
caba enseguida que la chica ya se pretendía a una chica de casa rica.
hab ía prometido , se cons ideraba La entrega de los anillos vendría a
11 «Honor y vergüenza» en PERISTANY, que la chica no actuaba honrosa- ser la dote indirecta que no se debe
1968 (Op. cit.). me nte , feia una trastada , ya que confundir con lo que se llama prec io
78
NARRIA
Las muchachas , LA S FUGAS
por su parte, apor-
taban la caja de No podemos dejar de explicar las
novia o la cómo- causas que motiv aban la fuga de
da, con su propia una chica. En primer lugar cab e
ropa que normal- señalar que cuando una chica huía,
mente ella misma lo hacía, normalmente , en compañía
había cosido y de alguna persona de confianza que
bordado. No era pudiera cuidar de la honestidad de la
costumbre en el chica , y la llevaban a casa de algún
campo pitiuso pre- familiar. A menudo no era ni tan
parar ajuar a las siquiera el novio el que se la llevaba,
hijas, pero sí apor- . aunque sí por encargo suyo . Nor-
tar dote y legitima . malmente no se producía cohabita-
Esta no era siem- ción, ni suponía el inicio de la vida
pre pagada en tie- marital. Se hacía a pleno día y se
rras , sino que se guardaba escrupulosamente el
le podía descontar honor y la virginidad de la mucha-
de la cuantía de lo cha. Esto hacía que luego no se pro-
que se llevaba en dujeran represalias fam iliares , ni
ropa y joyas. Todo sociales. Al contrario , la pareja que
esto se pactaba se fugaba ganaba un cierto prestigio
de palabra o por moral. La gente de la casa donde se
escr ito en los amparaba eran los encargados de ir
espólits, que son a convencer a los padres. Éstos solí-
(!~j. comJHsHto
etHIrnunqJIl los contratos o an aceptar el hecho y consentían el
1(llrtll courl-s}¡ip
capitulaciones matrimonio . Pero sí que significaba,
Postal ant ig ua Viñets. La madre de la muchacha vigila
matrimon iales , en al menos simbólicamente , la precipi-
durante el galante o. los cuales se dis- tación de la etapa de incorporación
tinguía : 1) La de la chica a su nuevo status .
donación de los Las causas principales que motiva-
padres a los con- ban las fugas son cuatro: 1) Los
de la novia, que es una circulación
trayentes con reserva de usufructo . padres se oponían de forma directa a
de bienes de la familia del novio a la
2) La dote y regalos a la novia en la elección hecha por su hija y prohi-
familia de la novia, como compensa -
ropa y joyas . 3) Nombramiento de bían las relaciones. Deseaban , sin
ción a su pérdida. En cambio , la dote
los contrayentes de su futuro here- duda, poder mejorar su posición,
indirecta son bienes que circulan
dero, que no es forzosamente el pri- especíalmente cuando ella era de
desde la familia del novio hacía la mogénito como en el derecho foral bona casa y en cambio él de una
novia directamente, pasando a ser catalán . Y, antiguamente , el novio posición más hum ilde . O tamb ién
de su exclusiva propiedad y, por estaba obligado a garantizar porque a los padres no les gustaba el
exten sión, de la nueva unidad mediante hipoteca legal sobre sus chico como persona. Esta es la cau-
domé stica , que a menudo residirá tierras el total de lo aportado por la sa más frecuente y la que tendría un
en la misma casa de la familia del mujer, más la mitad más, lo que se sentido menos práctico, desde el
novio , especialmente si éste es el conoce como escreix y que teórica- punto de vista económico, pero sí un
hereu (residencia patrilocal/virilo- mente se devolvía a la mujer en fuerte componente romántico, ya que
cal), por tanto, a veces, éstos bienes caso de disolución del matrimonio , es el triunfo del amor sobre otros fac-
ofrecidos a la novia no se llegan a en compensación a la virginidad de tores de conveniencia socioeconómi-
alienar. la chica. ca. 2) Es una huida simulada, porque
Una vez prometidos ten ían que Celebrada la ceremonia religiosa era con el consentim iento de los
pactar lo que cada parte aportaría se hacía un convite donde no faltaban padres, o incluso por su instigación,
para la formación de la nueva unidad la música y el baile tradicional. Y por movidos éstos a veces, por la premu-
doméstica . El joven , si era el hereu, norma general, la novia todavía retor- ra de no dejar perder un buen partido,
aportaba la casa con el paramento naba a la casa paterna, hasta un tiem- especialmente si la chica era joven
(ajuar) y las tierras. Si no era el here- po después, hasta que se acordaba para decidirse. A la vez , con esta
dero tenía que buscar una finca para ajuntar-se (iuntarse) y el novio iba a decisión solucionaban el tema de los
trabajarla como mayorala jornalero , buscarla, y se producía la incorpora- numerosos pretendientes que la ase-
o bien, especializarse en un oficio. ción de la mujer a su nuevo hogar. diaban y sus posibles conflictos por
79
NARRIA
envidias. 3) La tercera causa es un sas que se expon í-
poco más difusa y representaría una an para solicitarla
oposición indirecta de los padres, o er an do s : edad
más bien dicho, una expresión de sup eradulta de /a
ciertas reticencias hacia la elección oratriz y carencia
de la hija, sugiriéndole que no diera de dote.
todavía su palabra y que siguiera con A pesar de todo,
el galanteo en grupo. Sucedía enton- en caso de no con-
ces que el muchacho se impacienta- certarse matrimo-
ba y temía que la chica cambiara de nio y ten iendo en
opinión si se presentaban mejores cuenta que el sis-
pretendientes, por lo que le pedía tema de transmi-
que se fugara. 4) La fuga protagoni- sión de la tierra era
zada por parejas muy jóvenes con el a través de un solo
afán de imitar estos episodios que lla- heredero, hacien-
man la atención y aumentan el presti- do que los demás
gio como si se tratará de una heroici- hijos al casarse
dad. No hemos encontrado ningún de jasen la casa
testimonio que confirme esta causa paterna , el dere-
que apunta el historiador ibicenco lsi- cho fora l pitiuso
dar Macabich " y que también se establecía el dret
apunta en algunos de los casos que d 'habitació
explican Jorge y Paula Dernerson" . mediante el que se
Estos casos si que eran reprobados, contemplaba la
a diferencia de los anteriores. obligación del her-
mano heredero de
permitir al herma-
SOLTERíA Y MATRIMONI OS DE no /a solte ro /a la Posta l ant igua Vi ñet s, ini ci an do el ga lanteo.
CONV ENI ENCIA permanencia en la
casa paterna , con
A pesar de estas diferentes maneras derecho a una
de llegar al matrimon io y a la consti- habitación propia , a usar la cocina, Formentera , la gente piensa que lo
tución de una nueva unidad domés- la cisterna , disfrute del huerto ... A ideal es casarse entre gente conoci-
tica , siempre hab ía alguien que cambio, se acostumbraba que este da , sin ser familia , pero sin ser
encontraba dificultad en elegir a su miembro colatera l legara la parte demas iado extraño s. Conviene
pareja, y dado que el modo de vida obligatoria de su herencia , la legíti- casarse ni massa prop, ni massa
de la econom ía rural tradicional se ma, al hijo de su hermano el hereu , lIuny, es decir ni muy cerca ni muy
basa en la explotación familiar de las normalmente ahijado suyo. Eviden- lejos. Y prueba de esta endogamia
tierras , con una división sexual y por temente el objetivo es siempre divi- local es la rep etición de apellid os
edad de las tareas lo más recomen- dir lo menos pos ible la finca tal y que se produce en cada una de las
dable era agotar las posibilidades, como ya se refirió cuando se explicó localidades de Ibiza y Formentera.
para lo cual se recurría a la parente- el tema de derecho foral". El galanteo no era polém ico siem-
la y conocidos para intentar concer- Finalmente y a pesar de que se pre que los jóvenes supieran esco-
tar un matrimonio de conveniencia. tendía a los matrimonios entre igua-
Era fác il que en estos casos se ger siguiendo el c rite rio de lo s
les, y a poder ser dentro del mismo padres , qu e aunqu e deseab an
tuviera que recurrir a algún pariente pueblo , tal y como señala J. Bes-
no muy lejano, con lo cual había que mejorar la situación de los hijos, si
tard 15 especialmente para el caso de la persona escogida era trabajado-
so lic itar la consab ida dispe nsa
ma tr imo nia l, necesa ria pa ra los ra y honesta los padres se confor-
matrimonios dentro del cuarto grado 14 SANSANO COSTA, Lina. Costums i dret
maban . En caso contrario , los jóve-
de parentesco . Las principales cau- foral eivissenc ». V Jomades de Cultura Popu- nes se fugaban como forma de
lar de les illes Pitiüses. Sa Nostra , Caixa de
Balears. Eivissa, 2003. coaccionar a los padres, estrategia
15 BESTARD CAMPS, Joan. Casa y fami- que estaba socialmente aprobada y
12 MACA BICH LLOBET, Isidor. Historia de lia. Parentesco y reproducción doméstica en
Formentera. Institut d'Estudis Bale árics, Pal- validaba matrimoni os desiguales,
Ibiza. Barcelona, 2" Ed. Art-85. IV Volumen.
13 DE MERSO N, Jorge y Paula . Sexo,
ma, 1986. Y «La estrechez del lugar y la pro- sign ificando también el triunfo de
tección patrimon ial: el significado social de los
amor y matrimonio en Ibiza, durante el reina- factores románticos sobre otros
matrimonios consanguíneos en Formentera»
do de Carlos /11. El Tall del Temps/16. Mallor- en Antropolog ia de los Pueblos de España.
ca,1993. más materiales.
Taurus Universitaria. Madrid, 1991.
80