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El Renacimiento

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El Renacimiento

El renacimiento fue un movimiento cultural y artístico europeo basado en el "renacer" de


los valores de la Antigüedad clásica. Alcanzó su auge en el siglo XV y se extendió hasta la
primera mitad del siglo XVI, cuando dio paso al período barroco. Tuvo su origen en la
región de Italia, desde donde se extendió al resto de Europa.

En cuanto al arte, dice el investigador Pierre Francastel que se conformaron dos grandes
centros de difusión, a pesar de que el Renacimiento se expresó mucho más allá de esos
límites. Estos dos grandes centros de difusión artística serían:

• Italia: con urbes comerciales opuestas en carácter a la rigidez romana-bizantina.


• Norte de Europa: a través de las cortes principescas de la casa real de Francia.

Antes de más nada, conozcamos las características del arte del Renacimiento y,
seguidamente, comprendamos el contexto y los valores culturales que hicieron posibles
estos rasgos distintivos.

Características del Renacimiento


Miguel Ángel
Buonarroti: David. 1501-1504. Mármol blanco. 5,17 m de altura. Galería de la Academia, Florencia.

Aunque el Renacimiento tuvo diferentes expresiones en toda Europa, los estilos e


intereses desarrollados tienen características comunes que nos permiten comprenderlo
e identificarlo. Veamos.

Imitación del arte clásico grecorromano en todas las disciplinas


El arte clásico era para los renacentistas la referencia fundamental, tanto al nivel de
contenidos como en lo que a estilo se refiere. Buscaron en la antigüedad clásica la
inspiración y, con ello, renovaron el universo de temas y criterios para la creación estética
en todas las disciplinas.

Simetría, equilibrio y proporción

Brunelleschi y
Ghiberti: Cúpula de Santa María del Fiore. 1420-1436.

Parte de este interés por la antigüedad clásica se expresó en la adopción de estos tres
aspectos fundamentales del cañón clásico: equilibrio, proporción y simetría. No sólo
fueron vistos como elementos estéticos al servicio de la composición elegante, clara y
diáfana, sino como expresión del racionalismo científico y filosófico de la época.

Percepción del arte como forma de conocimiento

En el arte también penetró el espíritu científico, ya que los artistas estudiaban


asiduamente geometría, anatomía y otras ciencias. Si en la Edad Media las artes plásticas
estaban consideradas artes manuales, por debajo de las artes liberales, durante el
Renacimiento se luchó para que se comprendiera a las artes plásticas como forma de
conocimiento.

Estudio de la naturaleza
De acuerdo con Pierre Francastel, a diferencia de la Edad Media, el arte del Renacimiento
ya no es un código de conducta, sino un inventario del universo, por lo cual el hombre
comenzó a pensar en función de las leyes físicas del universo. Se aplicaron conocimientos
geométricos, matemáticos, botánicos, anatómicos, filosóficos, etc.

En las artes plásticas, por ejemplo, esto permitió el desarrollo de los siguientes
elementos:

• Estudio de la luz diáfana (en detrimento de la luz colorida del gótico), lo que dio
origen al claroscuro;
• Estudio de la geometría espacial, lo que perfeccionó la perspectiva lineal o en
punto de fuga.

El estudio de la naturaleza trajo como consecuencia el perfeccionamiento del


naturalismo, es decir, el principio de imitación de las formas naturales en búsqueda de
la verosimilitud.

Separación del arte y la artesanía

La relación del arte con el espíritu racional y científico trae consigo la especialización
artística y, poco a poco, los gremios medievales de artesanos dan lugar a los talleres de
artistas, con lo cual el arte gana autonomía como objeto, relegando a la condición de
artesanía todos aquellos objetos subordinados a una función pragmática.

Cambio de la función social del arte

Ante los nuevos cambios, que implican un refinamiento intelectual de los contenidos, el
público se va reduciendo y el circuito elitesco (especialista) se ensancha, aun cuando el
artista se sigue dirigiendo a todos. El arte se vuelve un objeto de distinción social y ya no
solo un vehículo para la promoción de contenidos institucionales.

Temas
Alberto
Durero: La melancolía. 1514. Grabado. 31 cm x 26 cm. Galería Nacional de Arte de Karlsruhe,
Alemania.

Si en la Edad Media el arte sacro era más valorado que el profano, en el Renacimiento se
valorará el arte en sí gracias al avance de la secularización, que abrió el abanico de temas.
Se revalorizaron los temas profanos como la mitología, la historia, los individuos, además
de los temas religiosos.
La muerte no solo se reflejó en la preocupación por el más allá medieval, sino que la
mirada antropocéntrica de inspiración grecolatina, que rescataba el placer, favoreció el
interés por los tópicos tempo fugit (fugacidad del tiempo), collige virgo rosas ('corta las
rosas, doncella') y carpe diem (aprovecha el día).

En temas religiosos, fueron de gran interés las madonnas con el niño, en sus diferentes
variantes, las cuales respondían ala creatividad del artistas y los deseos del
cliente/patrono.

Géneros
Rafael
Sanzio: Retrato de Maddalena Doni. Óleo sobre lienzo. 65 cm × 45,8 cm. Palacio Pitti, Florencia.
En el Renacimiento aparecieron nuevos géneros gracias al espíritu pujante y secular de
aquellos años, y se continuaron desarrollando otros que provenían de la tradición
antigua y/o medieval.

En pintura, gracias a la aparición de la técnica de la pintura al óleo, aparece la pintura


sobre lienzo. Esto permite el desarrollo de nuevos géneros. Destaca la creación de un
importantísimo género como el retrato pictórico (individual). Asimismo,
la escultura también se independiza definitivamente de la arquitectura. Florecen la
escultura exenta y los monumentos públicos.

En la literatura, aparece un nuevo género de gran importancia para la modernidad: el


ensayo, de quien el francés Michel de Montaige es el impulsor. En la lírica, se desarrollan
los géneros mayores como la canción, el himno, la oda, la sátira, la égloga y la elegía. Los
géneros menores desarrollados son el madrigal, la letrilla y el epigrama.

En narrativa en verso, se practica la epopeya, el poema épico, el romance. Dentro de la


narrativa en prosa destaca el cuento, la leyenda, la fábula y, en particular, la novela en
sus diferentes subgéneros: la picaresca, la novela de caballería, la pastoril, la morisca y la
bizantina, entre otros. También se desarrolla el arte dramático que, hacia finales del
Renacimiento, alcanzará gran importancia.

En la música, el giro más importante lo supuso la aparición de la polifonía, gracias a lo


cual aparecieron géneros como el motete, el madrigal, la misa, el romance, la ensalada,
el villancico, la chanson polifónica, etc. Dentro de las formas instrumentales florecieron
las danzas, la toccata, el preludio, etc.

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Contexto histórico del Renacimiento


Rafael
Sanzio: La escuela de Atenas. 1510-1511. Fresco. 500 cm × 770 cm. Museos del Vaticano, Vaticano.

Identificar la fecha de origen del Renacimiento es complejo, ya que responde a un


proceso paulatino. Algunos autores toman como referencia el fin de la peste negra en
1348. Otros autores establecen el origen del Renacimiento en el año 1453, cuando el
Imperio bizantino cayó tras el asedio otomano.

En cualquier caso, no es de extrañar por qué surgió el Renacimiento y, además, porqué


tuvo su origen en la península itálica. Veamos algunos de los aspectos más importantes.

De la Edad Media al Renacimiento

Durante la Edad Media dominaba el feudalismo, un sistema económico cerrado que no


permitía el ascenso social. Europa, dividida en reinos, sostenía su unidad cultural en el
cristianismo, por lo que la organización social y cultural era teocéntrica.

Hacia finales de la Edad Media, el desarrollo de la tecnología agrícola permitió el


incremento de la producción. Con ello, creció el comercio y aparecieron los burgos, es
decir, centros urbanos en los que habitaban los burgueses, dotados con actividad
comercial y cultural diversificada.

La peste negra detuvo momentáneamente este crecimiento. Llegó primero a Génova,


Venecia y Mecina entre 1347 y 1348, coincidiendo con la guerra entre los reinos húngaro
y napolitano. La peste se extendió rápidamente por Francia, Inglaterra, España, Rusia y
el resto de Europa.

La mortandad producida por la peste negra también trajo consecuencias culturales. Por
un lado, la prostitución aumentó al morir los hombres que sostenían el hogar. Por el otro
lado, muchas personas se entregaron a la satisfacción de sus apetitos carnales ante la
amenaza de la muerte.

El origen del Renacimiento

Con el fin de la peste comenzó un proceso de restauración. Coincidían en la escena


campesinos que recuperaban tierras sin dueño y las ponían a producir; citadinos
asalariados con mejores pagas debido a la escasez de personal; comerciantes y
prestamistas. Se consolidó así una economía protocapitalista, es decir, un capitalismo
temprano.

Las ciudades-estado italianas de aquel entonces comenzaron a anhelar la grandeza del


pasado imperial romano. Al sumarse las condiciones económicas y políticas propiciadas
por la caída del Imperio bizantino y el crecimiento de la producción y el comercio
occidental, se renovó el interés por la literatura, la filosofía y el arte de la gloria imperial,
es decir, se renovó el interés por la antigüedad clásica.

Significado de la palabra Renacimiento

Por qué el Renacimiento se llamó así suele ser una de las cuestiones que despierta más
curiosidad. Este período histórico recibió el nombre de Renacimiento por tratarse,
justamente, de un renacer del interés en el pasado grecolatino, de particular importancia
para el orgullo de las ciudades-estado italianas, que se sentían herederas de primera
mano de la gloria imperial.

Pero en tanto que toda Europa occidental había estado bajo el dominio de Roma en el
pasado, aquella tradición cultural no resultaba extraña fuera de los límites de la
península itálica.

La superación de la inmovilidad social propia del medioevo fue también un elemento que
hizo despertar la conciencia de un nuevo orden social y cultural.

Muy pronto el Renacimiento se irradió por toda Europa, convirtiéndose en una auténtica
transformación cultural. Ese nuevo espíritu pujante y optimista ahora centraba la
atención en el ser humano, lo que llevó al desarrollo que una cultura antropocéntrica.
Valores del Renacimiento

Leonardo da
Vinci: Hombre de Vitruvio. 1490. Tinta sobre papel. 34,4 cm x 25,5 cm.

Humanismo y antropocentrismo
Un valor esencial del Renacimiento es el antropocentrismo, que consiste en hacer del ser
humano el centro de referencia de la vida social y cultural. Parte de este cambio hunde
sus raíces en el humanismo teocéntrico del medioevo, que da lugar al humanismo
antropocéntrico del Renacimiento. Sin embargo, de acuerdo a Pierre Francastel, no se
derrumba la creencia en la divinidad, sino la fe en la esencia mística del mundo.

Pierre Francastel informa asimismo que el paso de la Edad Media al Renacimiento no se


explica por la refinación de la técnica, sino por la transformación de las relaciones
humanas, pues el hombre no está ya a la merced del destino que le imputa el clero, sino
que comprende la relatividad de la condición humana.

Valoración de la antigüedad clásica

Los valores de la antigüedad clásica son retomados en el Renacimiento. Así, se leen y


traducen los textos de los autores grecolatinos y se estudia el arte de la antigüedad con
especial interés, al que consideran expresión culta y de alta factura que subraya lo
humano por excelencia.

Racionalismo y cientificismo

Este afán por el pensamiento de los antiguos favorece una vuelta al racionalismo y al
cientificismo. Una gran curiosidad por comprender el universo lo infunde todo. El
Renacimiento retira el velo místico de la naturaleza y decide investigarla y descubrir sus
últimos secretos. Las ciencias experimentan un importante crecimiento derivado por el
interés en la investigación en todas las áreas.

Individualismo
Donatello: Condottiere Gattamelata. 1445-1450. Escultura ecuestre en bronce. 3,5 x 4 metros. Piazza
del Centro, Padua.

Si la Edad Media era comunitaria, el Renacimiento permite el florecimiento del


individualismo, pero no en el sentido que actualmente le damos a esta palabra. El
individualismo del Renacimiento se fundamentaba en la compresión del hombre como
totalidad, resaltando el placer, la dignidad y la libertad.

Secularización del saber y la cultura

Durante el Renacimiento, la Iglesia deja de ser la única o principal promotora cultural de


Occidente, y los sectores civiles asumen parte protagónica en la producción artístico-
cultural, la promoción y la protección de las artes y las ciencias.

Aparición del gentil-hombre

Con el Renacimiento y todos los valores asociados a este, aparece la ideal del hombre
múltiple y docto, que conoce de todas las ciencias y áreas, y las integra. Es el ideal del
gentil-hombre.

Mecenazgo
En el Renacimiento se llamó mecenazgo a la práctica de la promoción del arte y la
protección de los artistas. Las personas que actuaban como "protectores" fueron
llamadas mecenas. Ambos nombres derivaron de Cayo Cilnio Mecenas, un noble romano
etrusco del siglo I a.C. que, a título personal, destacó por ser un apasionado promotor de
las artes y la literatura. Fue, de hecho, amigo de Horacio y Virgilio.

El mecenazgo renacentista fue liderado también por sectores seculares, nobles y


burgueses, que buscaban dar honra a Dios, a su ciudad y a sí mismos por medio de la
promoción de las artes. Entre los mecenas más importantes del Renacimiento destacan:
la familia Medici, la familia Uffizi, los Gonzaga, los Sforza, los Borgia, los D'Este, entre
otros.

Con frecuencia, los mecenas, llamados también donantes, patronos o comitentes,


aparecían en las obras artísticas que promovían. Eso era inadmisible en los tiempos
medievales, pero el nuevo orden cultural del Renacimiento lo permitía.

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Etapas del arte renacentista


Si bien es cierto que el pleno Renacimiento ocurre en el siglo XV, algunos autores
establecen en el siglo XIV sus inicios y, por lo tanto, en lo que respecta a las artes y la
cultura, comienza el despertar de una nueva conciencia estética.

Si la mirada se fija en la historiografía italiana, el Renacimiento se divide en etapas


designadas de acuerdo a ciclos temporales que abarcan toda la producción cultural.
estas son: Trecento, Quattocento y Cinquecento.

Trecento
Giotto: Maestà di Ognissanti. 1306. Pintura al temple. 3,25 m x 2,04 m. Galería Uffizi, Florencia.
Trecento es una expresión italiana que se refiere al siglo XIV, es decir, al ciclo de los años
1300 en Italia. Se trata de la transición al pleno Renacimiento.

Durante ese período, se da la individualización de los personajes, diferenciándose así de


la Edad Media que tendía a la estereotipación. Asimismo, se procura la expresión de los
rasgos emocionales, se presta mayor atención a la anatomía, comienza a trabajarse el
fondo de la composición que incluye el paisaje y se perfecciona la técnica del fresco. Esta
renovación estética da lugar a dos grandes escuelas: la sienesa y la florentina.

Quattrocento

Sandro
Botticelli: Venus y Marte. 1483. Temple y óleo sobre tabla. 69 cm × 173 cm. National Gallery, Londres.

Corresponde a los años 1400, es decir, siglo XV y constituye el pleno Renacimiento. Su


centro de mayor desarrollo estuvo en Florencia. El medievalismo queda atrás y reaparece
la mitología clásica. Se independiza definitivamente la escultura de la arquitectura y se
favorece la escultura de bulto redondo. Se desarrolla la pintura al óleo y aparece el
género del retrato pictórico. Se perfecciona el uso de la geometría espacial. La
arquitectura vuelve al canon clásico grecorromano.

Cinquecento
Leonardo da
Vinci: La Virgen, el Niño y santa Ana. 1503. Óleo sobre tabla. 168 cm × 112 cm. Museo del Louvre,
París.

Este período corresponde a 1500 o siglo XVI. El Renacimiento alcanza su máxima


expresión y comienza una nueva etapa llamada manierismo, que convive junto a la
tendencia clasicista. El centro de la producción del Cinquecento estuvo en Roma, donde
se financiaron las obras más extraordinarias del período renacentista, como la Capilla
Sixtina.
Etapas del arte renacentista en España
En cuanto a la historiografía del arte español, el Renacimiento se clasifica de acuerdo a
las fases por las que transita su arquitectura, que fue de vital importancia, ya que en
España imperaba un orden monárquico. Estas etapas son: el período plateresco, el
período grecorromano y el período herreriano.

Período plateresco

Diego de
Riaño: Ayuntamiento de Sevilla (fachada a la Plaza de San Francisco).

Se trató de un período que abarcó entre el siglo XV y los primeros años del siglo XVI. Se
manifestó una integración del estilo de la península itálica con el estilo gótico español y
otros elementos de tradición hispana. El plateresco recibió ese nombre debido a la
semejanza de sus patrones decorativos con los trabajos de platería. Tuvo su
manifestación en América durante el período colonial.

Período grecorromano o purista


Pedro
Machuca: Palacio de Carlos V, Granada.

Fue un período que abarcó entre los años 1530 y 1560. En esta etapa mermó el interés en
la decoración gótica, considerada finalmente excesiva, lo que dio lugar a la aplicación de
los valores plásticos del pleno Renacimiento, como la austeridad decorativa y la
valorización de la cultura clásica grecolatina.

Período herreriano

Real
Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Arquitectos: Juan Bautista de Toledo, Juan de Herrera, Juan
de Minjares, Giovanni Battista Castello "El Bergamasco" y Francisco de Mora.

Recibió el nombre de período herreriano por la influencia del arquitecto Juan de Herrera,
quien desarrolló un estilo caracterizado por los volúmenes geométricos -especialmente
cúbicos-, el uso de la línea recta y la sobriedad en materia de decoración. Tuvo su apogeo
en los siglos XVI y XVII.

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