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04 Eisenstein

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4S
:n los recue:ntos históricos y se: analizarán mejor cuando no se los arroje al (crre- 2.Hacia la definición del cambio inicial.
10 de lo inobservable. Ya se han I:scrilO suficientes advertencias. Los historiadores Algunas características de la cultura impresa
1ifícilmentc necesitan que se les vuelva a alenar sobre las dificultades de seguir el
:onsejo de Bacon, pero lo que debe enbtizarse es la importancia de superar estas
jificultades. Aunque la tarea nunca se complete, por lo menos debe iniciarse.

Deberían subrayarse la fuerza, ti e recto y las consecuencias come­


oidas en los inventos que nunca fueron tan conspicuos como e n el
caso de esos tres que los a ntiguos no conocieron, a saber: la impren­
la, la pólvora y la brújula, pues los mismos cambiaron la apariencia
y las condiciones del mundo entero

FRANCIS SACON, No/mm organum, aforismo J 29

Probablemente sea menos útil insistir en las razones por las cuales otros deberían
seguir el consejo de Bacon que tratar de seguirlo. Esta tarea, claro, sobrepasa la
capacidad de un solo individuo; requiere la unión de muchos talentos y que se
escribiesen muchos libros. Es dirícil lograr colaboración mientras la relevancia del
tcma siga siendo oscura para los distintos campos de estudio. Antes de contar con
esa ayuda parece necesario plantear algunas hipótesis tentalivas que relacionen el
paso de lo escrito a lo impreso con procesos históricos significativos.
A su vez, dicha tarea parece clamar por un puntO de panida poco convencional
y una reformulación del consejo de Bacon. Por lo tanto, en lugar de referirme a la
"fuerza, efecto y consecuencias" de un único invento posclásico que está vinculado
a otros, me ocuparé de una transformación más importante que por sí misma cons�
tituyó un gran cúmulo de cambios. Me parece que la indefinición sobre lo que se
quiere decir cuando se habla de la aparición de la imprenta ha ayudado a sofocar
el interés por sus posibles consecuencias, con lo que las mismas se han vueltO más
difíciles de identificar. Es difícil entender qué pasó en un determinado taller de
Maguncia en la década de '450, y cuando el objetivo de la investigación es OtrO
casi parecería prudente ignorar un acontecimiento tan problemático. Aunque lo
anterior no se aplica cuando se considera la aparición de nuevos grupos ocupacio­
nales que emplearon nuevas técnicas e instalaron equipos nuevos en talleres tam�
bién nuevos, al tiempo que creaban redes comerciales y buscaban nuevos mercados
para incrementar las ganancias provenientes de las ventas. Desconocidos en toda
Europa antes de mediados del siglo xv, hacia 1500 había talleres de impresión en
cada centro municipal de importancia, con lo que se agregó un nuevo elemento a la
cultura urbana de cientos de ciudades.' Aunque se investiguen Olros lemas, parece

I Para cálculos sobre el número de talleres y lugares de impresi6n véase Lenhart, Pr�·"�fo,,­

mallon Prifl(�d Books. p. 7. En lo que se refiere a las presentaciones gráficas, vbnse los mapas de

la imprctltu como agente de cambio


poco caulO pasar por alto esto. Por esta razón, entre Otras, no describo cómo se per­ Un hombre nacido en 1453, el año de la caída de Constantinopla, a sus 50 años podrb
feccionó e! nuevo proceso para imprimir con tipos móviles y tampoco me detengo contemplar tras de sí toda una vida en la que se habían impreso ce(ca de ocho millones
en la descomunal bibliografía consagrada a explicar e! invento de Gutenberg.2 Más de libros, quizá más de los que todos los escribientes de Europa habían producido desde
bien empezaré donde terminan muchos estudios, después de que se publicaron que Constamino rundó su ciudad en el año 330 d. c.4
las primeras obras impresas de las que se tiene constancia y habían comenzado a
trabajar los sucesores inmediatos de! inventor. El debate para delerminar cuál era la producción real de "todos los escribientes de
En consecuencia, entiendo por aparición de la imprenta el establecimiento de Europa" sigue estando abierto. Sin considerar la dillcultad que supone calcular el
prensas en centros urbanos fuera de Renania durante el periodo que se i n ició en la número de libros que nunca se catalogaron y que se destruyeron, los registros de
década de 1460 y que coincide muy aproximadamente con la época de los incuna­ la época deben tratarse con precaución porque a menudo dan pistas erróneas sobre
bles.J Han sido tan pocos los esrudios consagrados a este punto de partida que aún el número de libros producidos. Debido a que era habitual registrar varios textos
no se le ha puesto una etiqueta convencional. Podría hablarse de un cambio básico encuadernados como si fueran uno solo, no es fácil establecer el número de libros
en un modo de producción, de una revolución libresca o de los medios de comu­ que realmente hay en una determinada colección de manuscritos.5 Un ejemplo adi­
nicación, o quizá, simple y sencillamente, de un paso de lo escrito a lo impreso. cional de la dillcultad que represema cuantillcar los datos proveniemes de la época
Will Durant se rellere a una "revolución tipográfica", pero creo que "revolución de los copistas lo constituye el hecho de que los objetos contados como si fueran un
comunicativa" es un término más adecuado para los objetivos de este libro, en par­ libro con frecQencia cOnlenían una variada combinación de muchos. La silUación
te porque no se la puede vincular claramente con la revolución comercial que ya es similar en lo que concierne al problema de contabilizar las horas hombre nece­
estaba bastante afianzada, y también porque apunta a una dimensión más amplia sarias para copiar libros manuscritos. Los antiguos cálculos basados en el número
de la historia, que necesita mayor atención. Independientemente del término que de meses que le tomó a 45 escribientes que trabajaban para Vespasiano da Bisticci
se utilice, debe entenderse que abarca un gran cúmulo de cambios que ocurrieron producir 200 libros para la biblioteca de la Badia de Cosimo de Mediei se han vuel­
6
relativamenre al mismo tiempo y que guardan una estrecha interrelación, si bien to virtualmente inservibles por la recieme investigación intensiva.
cada uno de ellos debe estudiarse más detallada y explícitamente, como lo sugiere De esa forma, probablemente seguirá siendo difícil calcular el número toral
el breve esbozo que presento a continuación. de libros producidos por "(Odas los escribiellles de Europa" desde el año 330 o
Por principio, es necesario enfatizar que hubo un marcado aumento en la pro­ incluso desde '400. No obstante, algunas comparaciones son posibles, y a partir
ducción de libros y una drástica reducción en el número de horas hombre necesa­ de ellas puede contrastarse la producción de los impresores con las tendencias
rias para producirlos. A pesar de esto, en la actualidad se tiende a pensar que hubo precedentes.
un aumento constante en la producción de libros durante el primer siglo de l a
imprenta, con lo que s e aplica u n modelo evolutivo a un acontecimiento que parece En 1483 la imprenta de Ripoli cobró tres florines po r cada quinterno que formó e impri­
reclamar uno revolucionario. mió de los Diálogos de Platón traducidos por Ficino. Un escribiente habría cobrado un

Febvre y Martin, L'apparitiofl, p. 273, que cubren los dos periodos: 1471 a 1 480 y 1481 a 1500; 4 Clapham, "Printing", p. 37. No queda claro si Clapham incluye a los bizantinos cuando

asimismo la discusión de Hirsch en la edición de 1974 de Priming, S�lting, p. x, rdacionada con habla de "todos los escribientes de Europa". Si no los incluyera, su afirmación sería más plausible.
la aClualización de:! pormenorizado recuento de R. Teicnl, ··Der Wiegendruck im Kartenbild". S La naturaleza problemática y a menudo compuesta del "libro'· medieval, así como la ausen­

El artículo de 1932 de Uhlendorf, "The Invention and Spread of Printing", sigue siendo u n cia de convenciones uniformes entre los catalogadores medievales que los registraban, se ilustran
análisis sugerente y breve, aún n o superado, d e los factores socioeconómicos que posiblemente con varios ejemplos muy pertinentes en E. P. Goldschmidt, Medieval Texts, pp. 95-101-
contribuyeron a la rápida expansión de la imprenta y a la proliferación de las primeras prensas 6 En relación con la versión clásica que se deriva de las memorias de Vespasi:mo véase Burck­

en algunos centros. Cuando se compara con la extensa bibliografía sobre las transformaciones en las hardt, The Civi/izatioll oflh� Re1/aissallCt'. (, parte 3, cap. 3, p. 201. Las dudas que expresó Ull­
rutas comerciales a principios de la modernidad, resalta d poco trabajo que se ha hecho sobre man, The OrigiT/. p. 132, han sido minuciosamente documentadas por De la Mare a panir de las
las transformaciones en los centrOS de comunicación. cuentas y los manuscritos disponibles en Fiésole, "Vespasiano", pp. 74-76 y el apéndice. (Está por
, Stillwe:!l, Th� B�ginning oflh� World ofBooks, es una guía muy útil. Véase particularmente aparecer un estudio de la misma autora, "Vespasiano and the Library or the Badia at Fiesole" que
e:! apéndice A, pp. 75-87. Sti11we:!1 se:!ecciona 1470 como punto de partida de la rápida expansión publicará el Warburg J nstitute y proporcionará información adicional.) Muestra que Yespasiano
del nuevo arte, p. 1 0. oblllvo los libros que formaron la biblioleca con diversos métodos, incluyendo la compra de co­
j Steinbe:rg, Fiv� H«T/dr�d Y�ars, pp. 15-17, argumenta convincentemente que la época de pias de segunda mano y apoyándose en otros carlolm; y que el trabajo le tomó más de dos años,
los incunables delxría extenderse hasta cubrir el periodo de vida de los fundadores de las pri­ en un periodo que va de 1461 hasta por lo menos 1 466-1467. Véase en Burke, Cultur� and Socit:ly.
meras casas impresoras, por lo que habría que tomar en consideracioón las décadas iniciales p. 59, un ejemplo reciente del uso de las estimaciones -que en la actualidad no tienen mucho
dd siglo XVI. crédito-- sobre el "promedio" de la producción de los escribientes.

• la imprnJt(l como agellu de cambio hacia ÚI defilJici6,. dd cambio i/licial • 43


Rorín por quinterno para copiar el mismo trabajo. En el tiempo en que la imprenta de para quc realizara la labor. Los hombres de conocimiento estaban obligados a "cscla·
7
Ripoli produjo 1025 ejemplares, el escribiente habría producido uno. vizarse copiando" cuadros, diagramas y términos dcsconocidos. La producción de
series completas de tablas astronómicas no "intensificó" las tendencias previas, sino
En vista de este contraste parece equivocado sugerir que simplemente "intensificó que las revirtió al producir una nueva situación en la quc había más tiempo para la
s observación y el análisis.11
a multiplicación de copias idénticas". Sin duda la reproducción manuscrita debió

ter bastante eficiente cuando se trataba de duplicar un edicto real o una bula papal.9 No debe olvidarse que la introducción previa del papel no tuvo siquiera un
Algunos académicos piensan que en el siglo XIII se produjeron suficientes ejem­ efecto parecido, como tampoco lo luvO la "organización de un comercio regular
plares de una Biblia como para que se pueda hablar de una edición parisina de de libros manuscritos".ll La producción de papel satisfizo las necesidades de co­
la Biblia manuscrita. Sin embargo, que se haya hecho una "edición" completa de merciantes, burócratas, eclesiásticos y literatos; aceleró el riuno de los intercambios
llgún texto no era ninguna proeza en el siglo XIII. Esa "excepcional " edición de epistolares e hizo posible que más hombres de letras pudieran ser sus propios ama­
los escribientes del siglo XIII podría compararse con el extenso número de ediciones nuenses. Pero en la medida en que se empleaba el mismo número de horas hombre
de la Biblia que se produjeron en los cincuenta años que median entre Gutenberg y para producir un texto determinado, el incremento en la producción de libros se
LUlero.lo En realidad, cuando se empleaba el trabajo de los escribientes para mul­ aletargó y la cantidad de ejemplares producidos siguió siendo irregular. Los es­
tiplicar edictos o para producir toda una "edición" de las escrituras, se los estaba tablecimientos que dirigían los l i breros o carlota; se multiplicaron en respuesta a
sustrayendo de otras labores. una creciente demanda de blocs, cuadernos, hojas preparadas y otros materiales.l]
Muchos textos valiosos apenas lograron conservarse mientras que un número in­ Además de vender materiales para escritura y libros escolares, así como materia·
calculable desapareció. La conservación muchas veces dependió de que un escolástico les y servicios de encuadernación, algunos comerciantes también ayudaban a los
interesado hubiera hecho las veces de escribiente y realizado una copia para sí mismo. clientes que buscaban localizar obras valiosas. Tenían copias que se habían hecho
Dadas la proliferación de textos "únicos" y la acumulación de sus variantes, es dudoso por encargo y conservaban algunas para venderlas en sus establecimientos, pero su
pensar que en la época previa a la aparición de la imprenta se "multiplicaban ejem­ participaci6n en el comercio de libros era más casual de lo que pudiera pensarse.
plares idénticos". Este aspecto es particularmente importante cuando se considera la
Las actividades de loscarro/ai eran muy variadas, aunque regu la rmente se especializaban
literatura técnica, pues la dificultad para crear aunque fuera una sola copia "idéntica"
en una u otra rama de su oficio. Es probable que sus ocupaciones más comunes fueran l a
de una obra técnica significativa era tal que no se podía contratar a cualquier persona elaboración y venta d e materiales para los libros, así como la encuadernación. Algunos
carlolai también eran iluminadores o empleaban iluminadores en sus establecimientos ..
7 IX la Mare, "Vespasiano", p. 207. El hito extraordinario de esta "edición inusualmente parece que aunque en general los escribientes tenían otras ocupaciones (muchas veces
grande", que se "agotó en 6 años" y de la que se hizo otra impresión, es descrito por Reynolds y eran notarios sacerdotes) normalmente trabajaban en casa o en los establecimientos,
Wilson, Scrib�I and Scho[arI, p. 130. De acuerdo con Kristeller, "Contribution of Religious Dr·
o

por encargo ... Muchos carto/ai, en particular los q ue se especializaban en la venta y da·
dcrs", p. 99, la imprenta de Ripoli "fue una de las primeras imprentas importantes de Florencia". boración de m a teriales para libros o en encuadernarlos, probablemente tenían muy poca
Además de la primera edición del Platón de Ficino, que apareció en 1484, lambitn destacan un
" Donatus" de 1476 y un Liln'O d� rewlacioneJ de 1478. Las monjas del convento de San Jacobo
11
de Ripoli, que dirigfan la imprenta, fueron "las primeras mujeres que imprimieron" , de acuerdo Vta� la discusión infra.
con Gies, "Sorne Early Ladies", p. 1421. Un trabajo básico puede verse en Nesi, 11 diario d�lla u El "inmenso número" de copias manuscritas de clásicos latinos que se: produjo desputs de
Jtamp�ria di Ripoli. la aparición del papel es subrayado por Kristeller, RenaiJJance Thoflght, pp. 14 Y 15, que escribe en
8 Harrington, "The Proouction and Distribution", p. 3. Esto parece particularmeme cierto su calidad de académico preocupado por el descuido que han sufrido los últimos trabajos latinos
si se consideran los cincuenta años previos a Gutenberg, cuando ya ni siquiera se empleaba el y de investigador entrgico y asiduo de los listados de libros manuscritos del renacimiento. El
sistema de �cia, que ayudó a acelerar la reproducción de textos acadtmicos extensos. compilador de il�,. iwlicum y de Lotin Mafllucript BookJ bifor� 1600 probablemente se impresione
9 Conversando con Joseph Strayer supe que los edictos reales en la Francia del siglo XIV se por la extraordinaria producción de los copist:u que vivieron ant(:S de la aparición de la impren·
multiplicaban y distribuían rápidamente a travts de una especie de ttcnica en "cadena". En la tao Sin embargo, no debe olvidarse que por muy "inmenso" que parezca el número de copias
corte, diez escribientes trabajaban proouciendo diez copias cada uno; algunas de ellas eran lleva­ manuscritas, seguían siendo cantidades muy pequeñas comp:lradas con las que se publicaron
das por los mensajeros a diversos centros provinciales donde se repetía el mismo procedimiento, cuando apareció la imprenta. El papel no bastaba para reducir las horas hombre requeridas para
de forma que rápidamente se realizaban miles de copias. Vbse evidencia adicion:ll sobre la pro· copiar y por lo tanto no logró repercutir de manera "parecida" a como lo hizo la imprenta.
paganda borgoñona en Willard, "The Manuscripts of Jean Petit". '1 Para una mirada más detallada al establecimiento de un carlolaio florentino común que
10
Sobre la edición del siglo XIII de la Biblia de París vtanse los dos artículos de Branner � dedicaba a encuadernar libros y a vender materiales para escribir, más que a producir libros
citados en el cap. 1, nOta 2S,Iupro. En relación con la producción de ediciones impresas antes de (aunque tenía algunos a la mano p.1ra venderlos), vb� De la Mare, "The Shop of a Florentine
Lutero, véase el cap. 4, nota 14S, /l/fra. 'cartola¡o' in 1426".

/a imprellta como agenu de cambio hacia la definición del cambio ¡file/al. 45


relación, si es q ue alguna, con la producción o la venta de manuscritos y (más tarde) de Esta necesidad de representar a los bibliófilos y compradores del renacimiento
libros impresos, ya fueran nuevos o usados.'i como pretenciosos enemigos de los objetos fabricados con máquinas parece extra­
ñamente irresistible. De lo contrario. ¿por qué la historia se cuenta rantas veces
Incluso el comercio de libros al menudeo que implementó Vespasiano da Bisticci, sin verdadera evidencia de peso que la suslente, y se hace eXlensiva a todos los
el comerciante de libros Aorentino más famoso, que sirvió a prelados y a príncipes Aorentinos sin ninguna prueba que la respalde? De hecho, los bibliófilos Aorenti­
e "hizo todo lo posible" para atraer clientes y venderles, estuvo muy lejos de con­ nos mandaban pedir libros impresos a Roma ya desde 1 470. En la época de Gui­
vertirse en mayorista. A pesar de las táclicas ¡nusualmente agresivas que usó Ves­ dobaldo da Montereluo, la biblioteca d ucal d e Urbino adquirió bienes impresos
pasiano para promover las ventas y empatar libros con clientes, nunca dio muestras y (descaradamente o no) se los encuadernó con las mismas magníficas cubiertas
de "haber hecho mucho dinero" con sus transacciones.1s o obstante, ganó el favor que a los manuscritos. La propia corte patrocinó el establecimiento de la primera
de extraordinarios clientes y logró hacerse de una fama considerable como "prín­ prensa en 1482.10 La incapacidad de Vespasiano para obtener el apoyo suficiente de
cipe de los editores", Su establecimiento fue alabado en los versos de los poetas los clientes principescos para seguir comerciando en exclusiva con ellos sugiere que
humanistas de la misma forma en que después se honu:naje6 a GUlenberg y a Aldo era un nostálgico, pues su rival principal en Florencia, Zanobi di Mariano, logró
Manuzio.,6 La fama que adquirió tras su muerte-la obtuvo apenas en el siglo XIX, permanecer en el negocio hasta su muerte, en 1495. "La d isposición de Zanobi
después de que se publicaron sus memorias y Jacob Burckhardt las utilizó- qui­ para vender libros impresos -comercio que Vespasiano desdeñó- explica que
zá sea un hecho más relevante. La Vite di uomini ilus/ri de Vespasiano se refiere a haya sobrevivido como librero en los difíciles años de fines del siglo xv. Vespasiano,
los manuscrilOs bellamente encuadernados que formaban la biblioteca dd duque que distribuía exclusivamente manuscritos, se vio forzado a dejar su negocio en
de Urbino y, de manera pretenciosa, sostiene que los libros impresos se hubieran 1478."21
"avergonzado" en tan elegante compañía. Esta referencia a la opinión de un solo Hubo que esperar hasta que Vespasiano cerró su establecimiento para poder
librero atípico y obviamente prejuiciado ha propiciado muchas visiones equivoca­ decir que había arrancado un auténtico comercio mayorista.
das sobre el supuesto desdén que sentían los humanistas del renacilniento por los
objetos vulgares que producían las máquinas. De esta forma, el catálogo de la bella Tan pronto como Gutenberg y Schoeffer terminaron el último pliego de su Biblia mo­

exhibición de la Morgan Library, realizada en 1973 sobre "El arte de los libros im­ numental, Jollann Fust, quien habí:J. fi nanciado la ernpre:sa, tomó aproximadamente

presos" asegura que los Medici "consideraban a los novedosos libros impresos una una docena de ejempla res para ve:r por sí mismo cómo podía cose:char los frutos de: su
'7 paciente: inversión. ¿Y cuál fue d primer lugar al que: acudió para convenir sus biblias
degradación y no pensaban introducirlos en sus bibliotecas". Un artículo de The
en dinero? La ciudad universitaria más grande de Europa , París, donde había diez mil
New York Times propagó la misma visión errónea: "Los Medici y otros príncipes
estudiantes o más en la Sorbona y los col egios . ¿Y qut e:ncontró ahí que le provocó una
amarga dece:pción? Un gremio librero bien o rganizado y pocIe:roso, la Confrérie: des
Aorentinos [sic] consideraban a la imprenta como una degradación y la excluyeron
de sus bibliotecas de sagrados manuscritos."' 8 Las visiones erróneas, que provienen
Librai re:s, Rclieufs, Enl um ineu rs, Écrivains e:l Parche:minie:rs [L1 Cofrad ía de Libreros,
en su totalidad de la forma en que Burckhardt us6las memorias de Vespasiano, se Encuade:rnadores, Iluminadores, Escritore:s y Pe:rgamineros] . . . fundada en 1401 . . . que:
han multiplicado y ampliado en contextos tan distintos que las rdutaciones de los alarmada por la aparición de un forastero con tan insólito tesoro de libros y que vendía
académicos no han podido aminorar su impacto negativo.'9 una Biblia tras Olra, acudió pronto a la justicia y le: dio su opinión e:xpena de que [al
reserva de: libros e:n posesión d e un solo homb re sólo podía haber sido conseguida con

,+ De la Mare, "Banolomeo Scala's Dealings", p. 240. ayuda del propio diablo, motivo por el cual Fust tuvo que huir para salvar su vida, o su
1
De la Mare, "Vespasiano", pp. 95-97 Y 2:26. primer viaje de ne:gocios habría [e:rminado e:n una horrible: hoguera.l
Véase De la Mare, "Vespasiano", pp. 108 Y lag, que contiene versos laudatOrios.
'5

,6

Art ofth� Print�d Book 1455-1955, introducción de: Joseph Blume:nthal, p. 9. L-1 misma afir­ La historia podría ser tan infundada como la leyenda que relaciona a Johann Fust
mación se hizo en una cédula colocada e:n la pie:za 55 de: e:sta exposición.
'7

con el doctor Fausto.13 La animadversión que describe esta leyenda no debería


,8 Shenkcr, "Books as an A rt Form through Five Ce:murie:s", e:n Th� N�w York Timr'f, 10 de:
septiembre de 1973, s�gund¡¡ sección. p. 1 .
' 9 V�ase: Burckhardt, Thr' Clllilization ollh� R�na;JJance in lfa/Y,
1 , p . 20 4; ahí atribuye: l a de:s­ :10 Bühler, FiJu�nth C�IItU1y Book. p. 62; De la Mare, "Vespasiano", p. 1 12; Moranti,
L'Orf�
honra del duque: Fed�rigo a que poseía un libro impreso, y agn::ga que: los emisarios del carde:nal tlpogrofico in Urbino, p. 9.
Bessarion "se: rie:ron del invemo de 105 bárbaros de alguna ciudad germana" cuando vieron un JI De la Mare:, "Banolome:o Scala's Dealings". p. 241.
libro impre:so en casa de Constantine L.15caris. La i nterpre:tación que hace Burckhardt de: las �� Goldschmidt, Golic a"d R�naúSQ"a BookbmdingJ. 1, pp. 43 y 44.
me:morias de: Ve:spasiano es analizada e:n Wieruszowski, "Burckhardt and Vcspasi:lOo'·. Vtase JJ En 1910, cuando se escribió el articulo de la de:cimoprime:ra edición de la
Enáclopa�d/Q
tambitn el cap. 3 , nota 420, inlro . Britannica. Phillips, Faust , x, p. 210, nOla 1 , pudo afirmar que la opinión Hque por mucho
" "

• la impr�nta como aRt:fIt� d� cambio hacia la d�fi"ició/l dd cambIO i/licia/ • 47


considerarse típica, pues muchas referencias antiguas eran, en el peor de los ca­ diablo o a Dios, el hecho es que el aumento inicial en la producción de libros fue
sos, ambivalemes.1.I Las que se citan con mayor frecuencia asocian la imprenta con visto por los hombres de la época como algo lo suficientememe extraordinario para
los poderes divinos, más que con los diabólicos, pero eso se explica porque gran pensar que se debió a una intervención sobrenatural. I ncluso los incrédulos acadé­
parle de las referencias más conocidas provienen tanto de los prospectos como de micos modernos tendrán dificultades para calcular el número de terneras necesa­
los prefacios que produjeron los primeros impresores o los editores y autores que rias para copiar en vitela la Biblia de Gurenberg.18 De esa forma, no es tan difícil
consiguieron empleo en los talleres de impresi6n.'5 Probablemente tenían una opi­ aceptar que en la segunda mitad del siglo xv se dio un incremento abrupto, más
nión más favorable que la de los agremiados cuyo sustemo dependía de los libros que uno gradual.
manuscritos. Es posible que los libraires parisinos tuvieran buenas razones para Es más difícil vencer el escepticismo cuando se pasa de los aspectos cuantitativos
alarmarse, aunque se adelantaron a los acontecimientos, pues el valor mercantil a los cualüativos. Si se compara la copia manuscrita de un texto con su versión
de las copias manuscritas no cayó sino hasta después de la muerte de Fust.16 Otros impresa, probablemente se dude de que haya existido algún cambio, y más de que
miembros de la confrtr¡� no podían prever que la mayoría de los encuadernadores éste haya sido abrupto o revolucionario.
de libros, rubricado res, iluminadores y calígrafos, iban a estar más ocupados que
nunca después de que los primeros im presores establecieran sus talleres.17 Si el Detrás de cada libro que imprimió Peter Schocffer se encontraba un manuscrito pre­
nuevo oficio fue considerado una bendición o una maldición, si se le atribuía al viamente publicado. La elección de la fuente que se utilizaría, de las capitulares y el
decorado de las rúbricas, del largo y ancho de las columnas, la planeación de los már­
liempo se tuvo" acerca de qut Fausto y Fust eran el mismo ya ha sido "rechazada ampliamen­ genes . . . todas eran prescripciones que provenían del ejem plar manuscrito que le había
le�. La evidencia que muestra que Fustestaba vendiendo libros en París tn 1466 cuando murió
a causa de una plaga sugiere que d fracaso de su primer viaje de negocios no lo disuadió de
anteced ido.19

hacer Otro.
� Bühler, Fiftunth C�ntllry Book, pp. So y S 1, Y H i rsch, Printing, &Iling, p. 48, nota 20, desta­ Pero no s610 los primeros impresores, como Schoeffer, trataron de copiar un ma­
can la ambiguedad de los escolásticos que se quejaban de los errores cometido$ por 105 impresores nuscrito determinado lo más fielmente posible, también los escribientes de! siglo
descuidados lanto como 105 3Ulores antiguos se quejaron de los escribientes descuidados. Los pri. xv correspondieron e! gesto. Curt Bülher ha mostrado que un gran número de los
meros tributos al oficio "divino" fueron oportunamente rec3bados por Stil lwdl, Th� Beginning
manuscritos que se hicieron a finales del siglo xv fueron copiados de los prime­
ofthe World 01 Bookl. apéndice 1\: 2, p. 88 ss. En dios resuenan muchas veces Iributos a la labor
ros libros impresos.jO De esta manera, e! trabajo manual y e! de prensa siguieron
de los escribientes -un lema que � remonta por lo menos a Casiodoro y que publicitaron los
primeros impresos, tanto de Gerson como de Trithemius, De lalld� JCriplorum. Véase la discusión siendo prácticamente indistinguibles, incluso después de que el impresor empezó
al respecto en el cap. 1, IIIP"O. a apartarse de las convenciones de los copistas y a explotar algunas de las caraCle­
'5 Gianandrea de' Bussi, eclesiástico menor, que alguna vez fue secretario privado de Nicolás rísticas inherentes a su oficio.
de ClIsa y posteriormente obispo de Aleda, colaboró con Sweynheim y Pannartz editando textos Es necesario otorgarle el peso debido al hecho de que eran novedades y de que
(después de que ellos establecieron la primera imprellla en Roma). E.n su dedicatoria al papa fueron explotadas. A pesar de sus esfuerzos para reproducir los manuscritos tan
Pablo 11, q ue apareció en 1469 en la edición romana de las Epúlo!os de san Jerónimo, de' Bussi
fielmente como fuera posible, lo cierto es que Peter Schoerrer, impresor, estaba
atribuye la autoda de la frase "oficio divino" (Hou loncta 0/"/) al Cusano. No es necesario destacar
siguiendo procedimientos diferentes a los que siguió Peter Schoeffer, escribiente.
que los primeros impresores procuraron que la frase se difundier:l por todas partes. Un ensayo
esclarecedor sobre las reacciones menos conocidas -particularmenle las diatribas inéditas de un La semejanza en la apariencia dd manuscrito y del impreso convivió con un cam­
fraile dominico, que había sido copista y reaccionó desfavorablemente ante las primeras impren­ bio total en los métodos de producción, lo que origin6 1a paradójica combinación,
tas venecianas de finales del siglo xv- en el artículo de Martin Lowry, " I ntellectuals and ,he señalada anteriormente, de aparente continuidad y cambio radical. Así, la seme­
Press in Fifteenth Century Venice", que se publicad próximameme en un número del BI,/l�lill janza temporal entre e! trabajo manual y el de prensa parece apoyar la tesis d e un
ofth� john Rylands UnivmilY Library. cambio evolutivo muy gradual; aunque la tesis opuesta también puede sostenerse
:t6 � l a Mare, "Vespasiano", p. 1 1 3. En relación con los precios, véanse también Hirsch,
si se subraya la marcada diferencia que existía entre los dos modos de producción
Pri1lting, S�/ling. pp. 68-73; Febvre y Marlin, L'oppariti ofl, cap. 4i Pettas, kThe Cost of Printing a
Florentine Incunable".
'1 Por supuesto, se requiere una mirada re!rospectiva p..1 fa mostrar que el desempleo por lS Véanse las divertidas conjeturas de Bühler sobre la venta de terneras en Fift�mlh C�nlury
causas tecnológicas no era grave, y que bien pueden haber surgido temores, justificados o no. Bool{. p. 41.
Sobre los nuevos trabajos que creó la imprenta véanse Bühler, Fifu�lIlh Cmlllry Book, pp. 25-27; Lehmann-Haupt, Pela SchtX.f�f r,
><,l

Hirsch, PrúlIlIIg. S�/lil1g. pp 48 Y 49. En Florencia el número de p:l.pelerías y librerías aumenló !" Bühler, Ftfuenth Ct:/Ilury Book. p. 16. Lutz, " Manuscripts Copied from Primed Books",
de doce a treinta en el medio siglo posterior a la aparición de la imprenta. De la Mare, "Vespa­ ofrece ulla descripción detallada de casos paniculares que se encuentran en la Beinecke Library
siano", p. 4� . de la Universidad de Yale.

• latmp/"ellla como ogt:tIt� de cambIO hacia la defillición del cambio //Iiciol • 49


y se señalan los nuevos rasgos que empezaron a aparecer antes de que el siglo xv y grabados, una innovación que llegó a ayudó a revolucionJr la lireratura récnica
llegara a su fin. al introducir "referencias pictóricas exactamente repetibles" en lodo tipo de obras
Necesariamente, l a preocupación por la ap:Hit:ncia exterior guió el trabajo del de consulta.
escribiente, pues estaba completamente abocado a disponer letras uniformemen· El hecho de que imágenes, mapas y diagramas idénticos pudieran ser vistos
te espaciadas creando un diseño de agradable simetría. Para darles instrucciones simultáneamente por distintos observadores constituye en sí mismo una especie
a los cajistas fue necesario un procedimiento completamente diferente. Se tenía de revolución comunicativa, como subraya William l vins, quien fuera curador de
que anotar el manuscrito mientras se revisaba su contenido,jl De esa manera, todo ú
grabados del Metropolitan Museum.J Aunque la insistencia de Ivins sobre "las
manuscrito que llegaba a las manos de un impresor tenía que revisarse de una for· imágenes idémicamente reproducibles" ha sido bien acogida por los historiadores
mOl diferente, que alentaba un trab::tjo d e edición, corrección y preparación mayor de la canograna,31 su tendencia a exagerar ha provocado las críticas de otros espe­
que el requerido por el texto manuscrilOY En el transcurso de una generación los cialistas. t.stos argumentan que las imágenes repetibles se remontan a los sellos y
resultados de dicha revisión apuntaban en una dirección nueva, alejándose de la monedas antiguos, mientras que las réplicas aactas no eran muy comunes debido
fidelidad a las convenciones de los escribientes y buscando la conveniencia del lec­ a que los bloques de madera para la xilografía se desgastaban y rompían con el uso
toro El carácter comercial sumamente compeútivo de! nuevo modo de producción repelido. En cualquier caso se debe evitar subestimar o sobrestimar las ventajas de
de libros alentó la adopción bastante rápida de cualquier innovación que atrajera la nueVJ tecnología. 1 ncluso si las xilografías no sufrían daños al copiarse en distin­
compradores hacia una edición determinada.3J Mucho antes de 1500 los impre­ tos tipos de textos, no debe olvidarse que lns imágenes dibujadas sufrían alteracio­
sores habían empezado a experimelHar con el uso de "tipos de distintos tamaños, nes cuando tenían que copiarse en ciemos de libros. Aunque los iluminadores me­
8
cornisas . . . notas a pie de página . . . índices . . . superíndices, referencias cruzadas . . dievales disponían de libros de parrones y técnicas de "esrarcido",j 1a reproducción
y otras estrategias a las que podía recurrir e! cajista", rodas las cuales atestiguaban exacta y detallada no se logró hasta que aparecieron la xilogr<lfía y el grabado. Los
la victoria del cortador de tipos sobre el escribiente.J"4 Las portadas donde se con­ bloques y las planchas permitieron que por primera vez fueran viables los apoyos
signaba el título se volvieron cada vez más comunes, lo que facilitó la producción visuales reproducibles. Incluso los problemas de deterioro ocasionados por el uso
de listas de libros y de catálogos, que también funcionaban como anuncios publi­ podían sortearse en manos de artesanos expertos que conraran con buenos mare­
citarios.35 Las ilustraciones dibujadas a mano fueron reemplazadas por xilografías riales y trabajaran bajo supervisión; las panes gastadas se reparaban, los detalles
borrosos se rehnaban y se obtenía una durabilidad realmente extraordinaria)9

J' Lutz, "M;'Inuscripts Copied", p. 262, se renere a algunos manuscrilos de Yale que fueron Ivíns no se equivoca tanto en el énfasis que pone en la imagen impresa como en
subr;¡yados por los primeros impresores pua usarlos como copias. También ofrece pruebas de la subestimar el significado del texto impreso. En su trabajo describe curiosamente el
molestia que smlió un escribiente dd siglo XIII ante laS correcciones introducidas por un librero, uso del tipo movible como "poco más que un método para trabajar con un número
porque destruyeron l:l presentación simétrica de dos páginas de una glosa de Tomás de Aquino. menor de pruebas". Cita constantemente la mención de Plinio el Joven de un mi­
j' Un buen ejemplo de ello se encuentra en la narración del procedimiento que empleó Mar­
liar de libros que se hicieron en el siglo 11 a. C. como evidencia de que el poder de
cus Mursurus, el principal editor de Aldo Manuzio, cuando preparó la versión que dicho impre­
sor publicó en de 1498 de las obras de Aristófanes. Reynolds y Wilson, Sc 'ibe ,//Id Scholan. pp.
/J
132Y133·
33 Lehmann-Haupt, Peter Sduxffer. pp. 53 Y 54, contiene información relevante. 6
J Ivins, PrintJ anJ Visual Commltnica';on. V�ase p. 248 ss, infra , donde s� analiza la recopila­

!-I Steinberg, Fill� HltndreJ )'�ars, p. 28. ción cienlÍfica de datos y los primeros viajes de campo, además de que se r�lOman algunos de los
J� Steinberg, Five Hltndr�d )'e-arJ, p. 145. Al igual que otros expertos, tamo Steinberg (p. 145 ejemplos que lvins expone.
ss) como Hirsch, Prinúng, Sd/illg. p. 25, exageran sobre la novedad de la portada al describirla co­ 37 Véanse por ejemplo Bagrow. History ofCartography, p. 89; Skdton, Maps. p. 12; Robinson.

mo un fenómeno puramente posimprenta. La Folger Library posee un ejemplar de De l::legantiis "Map Making", en Five Cefltllri�J of Map Printing, p. 1. Las iluSlraciones (de este último trabajo)
Lingllae Larinae, de Lorenzo Valla, Phillips Ms 2� (Folger 'v. a. 102') y que A. M. de la Mare de técnicas y herramientas relevantes son extraordinariamente claras y útiles.
identificó como producto de la mano de un escribiente veronés, Cristoforo Schioppo. El nombre J8 Sobre los libros medievales de modelos véase la nota 123, infro.

del autor del bbro, "Lauretii Val1ae", y parte del título, se ubican clara me me en una sola página 311 As¡, la segunda edición de De fabrica. de Vesalio tuvO la suene de que un grabador en

como si estuvieran talbdos en una losa de piedra. L., doctora De la Mare rechaza la idea de que madera de Basilea redefiniera sus caracteres y líneas difuminados con ayuda de un cuchillo. Los
éste haya sido el único tipo de "porlada" de manuscritos. Pero los aspectos básicos que señala bloques de madera que se usaban sólo para imprimir sobre papel húmedo, fabricados con ma­
Steinberg en su sección dedicada a la portada siguen siendo válidos, a pesar de que no considera dera de abedul y trataelos con aceite de linaza calieme, se conservaban incluso después de h:l\)er
los manuscritos humanistas del quclUfocanto y sólo se basa en los estilos de los manuscritos del lirado tres o cuatro mil ejemplares, según Willy Wiegand (que �n 1935 imprimió una edición de
norte de Europa p.1fa estable<er su norma. Ni las portadas eran comunes ni era habitual la infor­ los lroflu allatomicae, de Vesalio, con bloques de madera antiguos). V�ase Herrlinger, HislOry 01
mación cOnlenida en el colofón antes de la aparición de la imprenta. M�dica' Il/uU/'Ufioll, p. 113 .

• la imp/'�nta como ag�lIte d� cambio hacia la definición Jd cambio inicial. 51

,
reproducción de la imprenta no fue tan significativo.�o Pero lo que no contempla mo los números y las imágenes tuvieron las mismas posibilidades de reproducirse,
es que dos escribientes cualesquiera (por no hablar de un millar) eran incapaces de Que el libro impreso posibilitara nuevas formas de interacción entre esos diversos
producir copias idénticas romando el mismo dictado. Aunque menciona superfi­ elementos puede ser más significativo que el cambio experimentado por la ima­
cialmente que " Ia historia de las series de grabados" se inició cuando se emplearon gen, el número o la letra por sí mismos.
"como ilustraciones en libros impresos con tipos móviles",41 su análisis tiende a La nueva interacción entre las formas de expresión "literaria, figurativa y nume­
desvincular el destino de las estampas y el de los libros im presos. La forma en ral"45 podría interesar particularmente a los historiadores intelectuales. También es
que aborda el tema sugiere que los efecros novedosos de la repetibilidad se limi­ necesario llamar la atención de los historiadores sociales sobre las nuevas formas de
taron a aspectos pictóricos. Pero de ninguna manera se restringieron a imágenes, interacción emre diferentes grupos ocupacionales que llegaron a los nuevos talleres
ni siquiera a imágenes y palabras. Por ejemplo, ¡as tablas matemáticas también se establecidos por los primeros impresores. La preparación del texto y del material
transformaron. En opinión de los interesados en el estudio del cambio científico ilustrativo para las ediciones impresas produjo un reacomodo en todos los oficios
lo que ocurrió con los números y las ecuaciones fue tan significativo como lo que y las actividades involucradas en la elaboración de libros. Los nuevos oficios, como
pasó con las imágenes y con las palabras. Además, muchas de las representaciones los fu ndidores de tipos y los prensistas, no sólo implicaron verdaderos cambios
6
pictóricas más importantes que se produjeron en el primer siglo de la imprenta ocupacionales,4 sino que la producción de libros impresos reunió en un solo lugar
emplearon varias técnicas -banderolas, claves alfabéticas y numéricas, así como una gama muy amplia de artesanos provenientes de distintos oficios. En la época de
líneas- para relacionar las imágenes con los textos:P Tratar las representaciones los escribientes los libros se hacían bajo el auspicio de los tratantes de libros y de los
visuales como unidades discretas es perder de vista vínculos que eran especialmen­ copistas legos en las ciudades universitarias; de ilumi nadores y miniaturistas pre­
te importantes para la literatura técnica, porque expresaban la relación entre pala­ parados en talleres especiales; de orfebres y curtidores pertenecientes a sus propios
bras y cosas. Si bien es cierto que la impresión xilográfica y la tipográfica surgieron gremios; de monjes y hermanos legos que se reunían en los scripto,.ia; de emplea­
como innovaciones diferentes e inicialmente se utilizaron para propósiros distintos dos y secretarios papales que trabajaban en cancillerías y cortes; de predicadores
(de forma que se estampaban naipes e imágenes de santos con bloques de madera que compilaban sus propios libros de sermones y de poetas humanistas que eran sus
en el mismo momento en que muchos de los primeros libros impresos seguían de­ propios escribientes. La aparición de la imprenta dio por resuhado la creación de un
corándose mediante iluminación manual), pronto las dos técnicas se entrelazaron. nuevo tipo de estructura en los talleres, un reagrupamiento que implicó contactos
El uso de la tipografía para los textos reservó a la x ilografía las ilusuaciones, con más cercanos entre diversos trabajadores especializados y que alentó nuevas formas
lo que equiparó el destino del iluminador con el del escribiente.H Cuando se trata de intercambio intercultural.
de entender la forma en que resultó afectada la literatura técnica por el paso de lo Por lo tanto, no era raro encontrar antiguos sacerdotes entre los primeros im�
escrito a lo impreso, parece razonable adoptar la estrategia de George Sarton, que presores o antiguos abades que trabajaran como editores y corrcctores.i7 Frecuen­
lo concibe como una "doble invención; la tipografía para los textos, el grabado para temente los profesores u niversitarios también trabajaban en las mismas activida-
las imágenes",�" Es necesario enfatizar que a finales del siglo xv tanto las letras co-
4S Tomo estos términos del artículo de Oerek da Solla Price, "Geometrical and Scienlific
iO Ivins, PrilJlJ and Vimal Communication, pp. 2, I I Y 163. Talismans",
i6 La forma en que las distintas funciono::s del punzonista, fabricante de matrices '1 fundi­
-4' 1 vins, PrinlI alld Vimal Commullication, p. 27,
-41 Véase: la fascinante sección sobre las líneas o::n Herrlingo:: r, Húrory oIM�dicaIIJlUJtraúolJ, pp. dorfuo::ron absorbidas por d "fundidor do:: tipos" es discutida por Harry Carter, A Vi�w ofEariy
54-60. Agradezco a Karo::n Reeds por haberme informado de su eximncia. Typography. p. 92.
4J Las cueStiones referidas a la rdación entre la impresión eon bloques y la impresión de li­ ., U extensa variedad do:: orígenes sociales y ocupacionalo::s do:: los primo:: ros impresores, que
bros, as! como si c1 libro impreso en bloques de madera precedió a la invo::nción y utilización del puede o::xtrao::rso:: de diccionarios biográficos como el que compilaron E, Voullieme y Joseph fkn­
lipo movible, han originado una enorme y contravenida bibliografía que sobrepasa los límites zing para las regiono::s germanoparlantes, es señalada por Hirsch, Printiflg. S�II;ng, pp. 18-23.
de esta inveslig3ción. Para una muestra de los debates recientes véanse Musper, "Xylographic El "tropel de sacerdotes que se o::nrolaron en la imprenta" se comenta en la p, II Y d númo::ro
Books", pp, 341-347 (especi3lmente la bibliografía, p. 347) y Lehmann-Haupt, Gfllmb�rgafld th� de sacerdotes y obispos involucrados en la corrección de pruebas, en la 47, Lehmann-Haupt,
MasUr ofth� Playing CardJ. Una visión detallada de la coincidencia entre la iluminación manual P�ur Sch�ff�r. p. 83, nota 6, comenta cómo un antiguo monje y abad abandonó su monasterio
y los orígeno::s de la producción impresa en Maguncia es ofro::cida por Vaassc:n, Di� Wakstatt para trabajar de tiempo completo en el nuevo taller de Peter Schoeffer. Un ro::ciente estudio
d�r Mail/u/" Rús�nbibd il/ lVürzbmg und Ihr Umkr�is, Vc:ase I::t reseña de Labarre, "Un aldier muy detallado del comercio de libros parisino a mediados del siglo XVI confirma la ido::a de quo::
mayen\ais d'enluminure vers 1450-1 500", Para hipótesis sugerentes sobro:: la rdaci6n entro:: los había diversas formaciono::s entre los que participaban en dicho comercio: Parent, LeJ mbi�H dtl
cambios en la estructura dd taller y los nuo::vos manualo::s para iluminadores vbse la reseña de lilJr�, p. 175 ss. Además, Parent señala que la publicación do:: literatura devota frecuentemente
Bober do:: Th� Gouingm Mo(¡,.f Book· era supervisada por Uf! dérigo enviado por un obispo, d que recibía del impresor alojamiento '1
H Sarton, Th� Appr«iotioll 01Allúml olld M«ii�val Sci�llce During th� R�I/(lwallC� 1450-1600, p. Xl. alimo::ntaci6n (p. 122).

la impr�lIla como ag�IlU d� cambio haCIa /a d�fill lClól/ dd cambio IfItáaf • 53


des y de esa forma tenían m=-ayor contacto con mewlurgistas )' oficiales mecánicos. muy parecidas antes de b aparición de la imprenta. Ya se ha señalado que los hu­
aIras fructíferas formas de colaboración reunieron a astrónomos y grabadores, manistas italianos le estaban agradecidos a Vespasiano da Bisticci por muchos de
médicos y pintores, lo que diluyó viejas formas de división del trabajo intelectual los servicios que posteriormente les proporcionó Aldo Manuzio. Sin embargo, la
y alentó nuevas maneras de coordinar el de mentes, ojos y m31l0S. Las dificultades estructura del taller que dirigió Aldo difería radicalmente de la que conoció Ves�
que suponía financiar los extensos volúmenes en latín usados en las facultades de pasiano. Tanto como prototipo de los primeros capitalistas cuanto como heredero
tcología, leyes y medicina en la edad media tardía también favorecieron la forma­ de Ático y sus sucesores. la figura de! impresor adquirió aún más funciones. El es�
ción de asociaciones que relacionaron más estrechamente a los comt:rciantes ricos tablecimiento de Aldo en Venecia, que contaba con unos treinta miembros, ha sido
con los académicos locales. Las nuevas sociedades financieras que se crearon para descrito recientemente como una "mezcla casi increíble entre el taller inhumano,
proveer a los maestros im presores de los trabajadores y los insumos necesarios la pensión y el instituto de investigación"Y Un estudio que sería muy interesame
reunieron a representantes tanto de la ciudad como de la universidad.�8 Al ser la es la comparación de las estrategias empleadas por los primeros im presores frente a
figura central alrededor de la que giraban todos los acuerdos, e! propio maestro las que utilizaron anteriormente los comerciantes de libros manuscritos. Ta mbién
impresor conjuntaba muchos mundos.49 Era el responsable de conseguir dinero, sería interesante una comparación de la cultura laboral de Peter Schoeffer, impre­
insumos y trabajadores, al tiempo que desarrol laba complejos programas de pro­ sor, con la de Peter Schoeffer, escribiente. Parece que ambos trabajaron en medios
ducción, se enfrentaba a huelgas, trataba de entender los mercados libreros y bus­ contrastantes, sujetos a presiones diferentes y apuntando hacia objetivos distintos.
caba asistentes capacitados.50 Debía mantener buenas relaciones con los fu nciona­ En oposición a lo que ocurri6 cuando se pasó del "estacionario" al editor, el paso del
rios que le proporcionaban protección y trabajos lucrativos, mientras promovía y escribiente al impresor representó un genuino cambio profesional. Aunque Scho­
cultivaba la amistad de los autores y artistas talentosos que podían darle ganancias effer fue el primero que dio el salto, muchos otros siguieron la misma ruta antes de
o prestigio a su establecimiento. En aquellos lugares en los que su empresa pros­ que finalizara el sigloY
peraba y lograba obtener una posición inAuyente entre sus vecinos, su taller se A juzgar por la detallada monografía de Lehmann-Haupt, muchas de las ac­
convertía en un verdadero centro cultural que arrafa a la elite literaria local y a tividades pioneras de Schoeffer estuvieron asociadas con el paso del comercio mi­
extranjeros reconocidos, con lo que ofrecía tanto un punto de encuentro como un norista a una industria mayorista, que convirti6 al impresor en un vendedor am­
centro de comunicación para esa cosmopolita comunidad del conocimiento que bulante y lo llevó a comenzar algo que pronto se convertiría en la feria anual del
estaba en expansión. libro de Fráncfort. "Por algún tiempo los libros im presos circularon por el estrecho
Seguramente algunos comerciantes de libros manuscritos ejercieron funciones mercado de los libros manuscritos. Pero pronto la corriente ya no pudo ser conteni�
da." Surgieron nuevos puntos de distribución; se imprim ieron rolletos, prospectos
..� Hirsch, Printing. S�llillg. p. 5 1 , proporciona r�f�r�ncias d� los estudios sobr� el t�ma. Bühler, y catálogos de venta, y los libros mismos se llevaban Rin abajo, a través del Elba,
Th� Unilluúty and th� Pr�¡¡ ill 15th C�nlury Bologna. pp. 15 Y 16, da el �j�mplo d� un contrato al oeste hacia París, al sur hacia Suiza. Las campañas para ganar mercados coinci­
r�alizado �n 1470 para construir y poner en marcha una prensa con propósitos acad�micos. Mar­ dieron con los intentos por mantener a raya a los competidores ofreciendo mejo­
derst�ig, RfflIa/"kah1y HÚlory. d�scribe los complejos arreglos que s� hicieron para imprimir con
res productos o, por lo menos, imprimiendo prospectos que publicitaran los textos
fines académicos una versión comentada del Ca1lon d� Avicena (cuyo t�xto ocupaba más de mil
"más legibles" de la casa impresora, sus índices "más completos y mejor organiza­
páginas en folio a dos columnas).
49 Era una figura tan cambiante qu� la etiqu�ta "impresor" no designa adecuadamente sus
dos", y que se realizaba "una corrección de pruebas más cuidadosa". Se cultivaban
múltiples funciones. Sobre mi uso h�terodoxo de dicha d�nominación, véase la nOla '36, infiu. las relaciones con los funcionarios de arzobispos no s6lo porque eran bibliófilos
)0 La R�arkabl� HislOry de Mardersteig muestra que d impresor Peuus Maufer tUVO que y censores potenciales, sino porque también eran consumidores potenciales, que
lidiar con huelgas y muchas otras complicacion�s ant�s de empe:zar efectivam�nt� con la impre­ generaban un flujo constante de pedidos para imprimir ordenanzas, edictos, bulas,
sión,que inició en mayo d� 1477, cuando se entregaron las primeras resma5 de papel. Desde en­
tonc�s, hasta el 1 de dici�mbr� d� '477, cuando la prensa concluyó el último pliego, "no se había 5' L1 biografía de Aldo Manuzio, de Martin Lowry, que se publicará próximamente, contiene
desaprovechado ni un día de trabajo". Se operaron cuatro pr�nsas manual�s desde el alba hasta esta descripción.
el anochecu, sin interrupción, y se habían obtenido y utilizado 6.8 millones de tipos dif�r�ntes. s' A partir d� un enroque gradual y evolucionista dd impacto de lo impreso los �xp�rtos �n

Para una d�scripción g�n�ral d� las complejas rutinas d� trabajo que se seguían �n la mayoda de los la historia del libro señalan, Ilaturalm�nte, qu� el estacionario fu� el verdadero antecedent� del
tall�resdurante los prim�ro$ siglos despu�s de Gutenberg v�ase el insuperable artículo de McKen­ impresor. Aunque la utilización que hacían los impresor�s del término scnpto/" para designar al
zie, "Printers or lh� Mind". Un int�resan[e vistazo del plan operativo de Plamin 10 proporcionan impr�ssor muestra que se consideraban a sí mismos como los sucesores de 105 copislas y no d� los
Lotte y Wytze Hellinga, "R�gu1ations". K. 1. D. Masl�n y 'ohn Gerritsen sugieren, en la corres­ estacionarios (véase Hirsch, Pn'ming. S�liing. p. 19, nOta. 21), lo más adecuado seria pensar que
pondencia de Th� Library (junio de 1975), que las rutinas �ran en ciena forma más ordenadas de los primeros impresores tuvieron runciones qu� desempeñaron lamo los copistas como 105 esul­
lo que tanto McKenzi� como Hellinga suponen. cionarios (o "�ditor�s"), si bien dif�rían d� ambos de forma significativa.

• lu impr�1ItIJ como ag�1lt� d� cambio hacia la d�finició', d�1 cambiQ Inicia! • 55

,
ulgencias, hojas volantes y (ratados. A finales del siglo, Schoeffer había alcanza� sufrió un cambio intrigame. En los Países Bajos los libros que se copiaban durante
una posición prominentc en Maguncia. Dirigía una "gran sociedad comercial", los días sagrados en los sen/uoria medievales se consideraban especialmente con­
labia vuclto socio de una empresa minera y había fundado una dinastía de im­ sagrados. Una nota en el colofón distinguía el trabajo elaborado en días sagrados

sores. A su muerte los tipos que poseía pasaron a sus hijos, y la casa Schoeffer y servía como advenencia (o avertissement) para que no se vendiera.57 Claro que

Itinuó operando, expandiéndose hasta la siguiente generación para incluir la dicha advertencia puede interpretarse como una pista de cómo operaba la comer�
presión de música.5J cialización de libros manuscritos, pues los libros se copiaban no sólo por amor a
Lo anterior sugiere que hay muchas posibilidades para establecer contrastes entre Dios sino para venderse en todos los días sagrados que se observaban, aunque este

actividades del impresor de Maguncia y ¡as del escribiente de París, pero dichos tipo de avutissement tenía motivaciones comerciales diferentes, menos notorias,

1traStes deben exponerse con mayor claridad cuando se trata de las tendencias del que cambiaron de connotación cuando se establecieron las prensas.
.lo xv: el traslado de los centros de producción de libros de las ciudades univer­ Debido a que eran sus propios publicistas, los primeros impresores publicaban lis­
arias, cortes principescas, villas patricias y monasterios a los cenlros comerciales; tas de libros, circulares y carteles; además ponían el nombre de su establecimien[Q, el

organización de nuevas redes comerciales y ferias; la nueva competencia por los emblema y la dirección en la primera página de sus libros. De hecho, el uso que hicie­

ivilegios y monopolios lucrativos; las nuevas restricciones impuestas por los cen­ ron de las portadas invirtió significativamente los procedimientos de los escribiemes:

res oficiales que han sido estudiadas en trabajos monográficos.54 Pero aún es ne­ se ponían primero a sí mismos, mientras que los colofones de los copistas iban al fina\.

sario subrayar las consecuencias que produjeron dichos cambios para que pueda Asimismo, hacían extensivas sus técnicas promocionales a los autores y artistas cuyo

lacionárselos con otros procesos que ocurrieron simultáneamente. La competen­ trabajo publicaban, contribuyendo de esa forma a que se celebrara a los héroes de la

a y los intereses comerciales no estaban del todo ausentes entre los estacionarios cultura lega, a que obtuvieran reconocimiento y alcanzaran fama epónima. Al igual

ue servían a las facultades un iversitarias, los escribientes legos comratados por las que los maestros de cálculo y los fabricantes de instrumentos, los profesores y los

rdenes mendicantes o los copistas semilaicos que pertenecían a las comunidades predicadores se beneficiaron también con los anuncios de los libros, que difundieron
8
mdadas por la hermandad de la vida común. Pero eran menores en compara­ su fama más allá de las imprentas y de los salones universitarios.5 Los interesados en

Ión con los esfuerzos que realizaron posteriormente Schoeffer y sus competidores el origen de la illtelligentsia lega, en el nuevo estatus que se les confirió a los oficios

ara recuperar sus inversiones iniciales, liquidar a los acreedores, usar todas las artesanales o en la creciente importancia que adquirió el "espíritu del capitalismo"

esmas de papel y mantener ocupados a los prensistas. El comerciante de libros deberían poner más atención en estos pioneros de las artes publicitarias.

nanuscritos no tenía que preocuparse por las máquinas ociosas o las huelgas de los Además, el control que tenían sobre un nuevo aparato publicitario colocó a los

rabajadores, como sí tuvo que hacerlo el i mpresor. Es sabido que el simple hecho primeros impresores en una posición excepcional en relación con alfas empresas.

le establecer una prensa en un monasterio o en afiliación con una orden religiosa


de Gmenberg porque le: parece d dc mayor impacto, es poco atendido por Fe:bvre y Martin,
:ra una fuente de conAictos que generaba "una multitud de preocupaciones sobre
L'apparition, debido a que su intcrés es ·'c:I libro". Tampoco se considera la "impresión misce­
:1 dinero y la propiedad" en un espacio previamente reservado a la meditación y a
lánea", exceptuando la cxhibición "Printing and the Mind of Man" que sc montó en el Musco
as buenas obras. Pero cuando se considera dicho acontecimiento, parece justifica�
Brilánico y cn Earls Court dc:l 16 al 27 de julio dc 1963. Véase d catálogo dd Museo Británico,
:lo prestar más atención a l estudio de los cambios que afectaron la vida religiosa a Londres, 1963, p. 8. La impresión de carácter oficial para gobiernos tanto e:clesiásticos como secu�
finales de la edad media.55 lares es discutida por Hirsch, Prinring, Sdling, pp. 52 Y 53. Ese tipo de impresione:s constituyó una
También es necesario generar más información sobre lo que se produjo en las parte importante de la producción de Pcter Schocffer, según uhmann-Haupt, Pi'Ur Scho�ff�r,
imprentas además de los libros, pues elaboraban anuncios comerciales, propaganda pp. 78 Y 79·
51 Véanse la entrada 7 dc:l catálogo de una e:xposición efectuada en la Royal Library de Bruse·
oficial, escritos sediciosos y papeleo burocrático en una magnitud que ninguna téc­
las (scptiembre-octubre de 1973): U cinqui¿mi' Ci'nUnaiu di' l'imprim erii' dans (t's Ancit'ns Pays­
nica utilizada por los escribientes pudo alcanzar.56 El propio término av�rliss('TTlmt
BaJ (Bruselas, 1973), pp. 1 1 y 12, Y una re:ferencia al pie de: página en B. Kruitwagen, "Hct

5l Véase Lehmann-Haupt, P�Ur Scho�ff�r, pass;m. Schrijvcn op Fee:stdagen in de Middeleuwen". Se debería comparar la visión medieval e:n
5i Muchos de estos aspectos se cubren con detalle en Febvre y Marlin, L'apparif;on, cap. 6, re:laci6n con la daboración de libros en días sagrados con la indignación eXP'=rimentada por un
y también están bien documentados en Pollard y Ehrman, Th� DÚfributiof/ oj Books. Hirsch, miembro de la Royal Society ante los retrasos que sufría la impresión porque "los días sagrados se
Pril/úng, &fling, pp. 63 y 64, discute la forma en quc d trabajo dc Schirokauer (1951) subestima pegan cn las m3nos de los trabajadores", citado en Hill, reseña, English Historical R�vi�w (1973)·
drásticamente d tamaño de los mercados que explotaron los primeros impresores. 51:1 Los anuncios que: se imprimían para los cursos universitarios promoviendo la venta de
5S Wytz.c Hellinga, ·'Thomas a Kempis", pp. 4 Y 5. Para ráercncias a las prensas monásticas los libros correspondie:ntes son descritos en Hirsch, Priming, S�lIing, p. 51 Y Parent, Us mil/ds.
en dIversas rcgiones véase el cap. 1, nOta 39, mpra. p. I¡F. Para un análisis adicional sobre el cambio de esta tus de artistas, autores, fabricantes dc
5� Aunque Steinbc:rg, Fiv� Hllndr�d Yt'OIl" (p. :22), hacc hincapié en este aspecto del invento instrumcntos, etcétera, véanse p. 220 ss, y el cap. 6, ifljra.

, la imprema romo agi'lIt� di' cambio hacia la di'jir'¡,i6n del cambio inicial . 57

No sólo buscaron mercados más grandes para sus propios productos, sino que que ocurrió una "revolución educativa" relativamente significativa en el siglo XVI,

contribuyeron :l la expansión de otras empresas comerciales y se beneficiaron de y en ese caso los efectos producidos por la imprenta parecerían mayores, 0 , por el
ello. ¿Cuáles fueron los efectos que tuvieron las nuevas técnicas publicitarias en el contrario, podría describirse una "extensa revolución" que se desarrolló tan lenta­

comercio y la industria del siglo XVI? Es posible que algunas respuestas a esta pre­ mente que sus efectos perdieron todo re1ieve.61

gunta ya sean conocidas, aunque probablemente aún se puedan ofrecer otras, pues En vista de que la evidencia disponible es rragmentaria, y de las grandes Auc­

resulta evidente que muchos otfOS aspectos del lrabajo de impresión y de los cam­ tuaciones que tuvieron l ugar, sería prudente evitar los controvertidos problemas

bios que implicó requieren estudiarse con mayor detenimiento. Por ejemplo, los asociados con la difusión del a l fabetismo hasta que se hayan explorado con ma­

calendarios e indulgencias que imprimieron inicialmente los talleres de Gutenberg yor atención otros temas. El hecho de que haya otros temas que merecen mayor

y Fust en Maguncia merecen que por lo menos se les preste tanla atención como atención -además de la expansión del público lector o la "difusión" de nuevas

las cdebres biblias. De hecho, la producción masiva de indulgenciasS9 ilustra con ideas- es un aspecto que vale la pena subrayar por sí mismo (y en el que se hará

mayor claridad el tipo de transformación que suele pasar inadvenida, por lo cual hincapié constantemente en este libro). Cuando se consideran las transformaciones

calcular sus consecuencias quizá se haya vuelto más difícil de lo que debería ser. in¡cial�s producidas por la imprenta siempre debe darse prioridad a los cambios

En contraste con los cambios esbozados anteriormente, los que se produjeron en experimentados por los grupos que ya estaban alrabetizados antes que al problema,

relación con el consumo de nuevos productos imp resos son más intangibles, indi­ innegablemente fascinante, de cuán rápidamente crecieron esos grupos.

rcecos y difíciles de manejar. Cuando se estudian dichos cambios se debe aceptar un Una vez que se toman en consideración los sectores que ya estaban alfabetiza­

gran margen de incertidumbre. Muchos de ellos tienen que reservarse para discu­ dos, resulta claro que para entender su composici6n social es necesaria una mayor

siones posteriores, porque involucran transformaciones prolongadas e irregulares reAexión. ¿La imprenta sirvió en sus inicios a prelados y patricios como un "arte

que ocurrieron en c:l transcurso de varios siglos. Esto parece especialmente cierto divino" O en realidad debe considerarse que fue la "aliada del pobre"? De las dos

en el caso de los cambios que se asocian por lo común con c:l impacto de lo impreso, rormas fue descrita por los hombres de aquella época y probablemente también

es decir, los que se conectan con el aumeoro de la alrabetización y que sUlxmen una sirvió en ambos casos. Si se recuerdan las runciones del escribiente realizadas por

variedad de tendencias de popularización. los esclavos romanos, después por monjes, hermanos legos, empleados y notarios,

En lo que se refiere al difícil problema de calcular las tasas de alfabetización podría concluirse que la alfabetización nunca fue congruente con el estatus de las

aores y después de la impreora, los comentarios de Carla Cipolla parecen convin­ elites.6:l También podría pensarse que era más compatible con las ocupaciones se­

centes: demarias que con la equitación y la caza que preferían muchos nobles y señores.63

6 , Véase Cipolla, Liuracy. p. 52, donde discute si el conceptO de Lawrence Stone sobre una
No es fácil extraer una conclusión general de la evidencias dispersas que he citado ni d e
"revolución educativa" en rnglaterra es relevante para las tendencias continentales. En su anículo
l a s evidencias también dispersas, q u e no cito . . . pod r ía concluir que a fines del siglo XVI
"Literacy and Education" , p. 78, StOne subraya la importancia del papel barato y del tipo movi­
"había más gente alfabetizada de lo que suele creerse", pero también pod ría concluir que ble, mientras que Williams, Th � Long R�lIOlution. pp. 132 Y 133, discute el periodo que compren­
"había más ana lfabetas de lo que suele creerse", porque nunca se sabe en verdad qué es de la "revolución educativa" de Stone sin mencionar la imprenta. En las pp. 156 Y 157 Williams
lo que "suele creerse" . . . podría decirse que a fines del siglo XVI la tasa de analfabetismo menciona la imprenta pero remonta el crecimiento del público lector al siglo VIII y más allá, hasta
entre la población adulta de Europa occidental era menor al So por ciento en las ciudades Roma. Cuando se relaciona este enfoque con el énfasis en la aparición de un público lector de
de las zonas relativamente más avanzadas y mayor al 50 por ciento en rodas las zonas masas en el periodo poslerior a la invención de la prensa de vapor, la revolución ripográfica del
rurales, así como en las ciudades de las zonas más atrasadas. I!.sta es una afirmación terri­ siglo xv no parece tan significativa. Williams señala lo impreso en oposición a lo manuscrito en
blemente vaga . . . pero la evidencia d isponible no perm i te mayor precisión.60 su breve estudio Commllnicolions. p. 22. Es muy probable que se le reste importancia a la relación
que tiene este tema con la historia de la educación. Vtase, por ejemplo, Taloott, "The History o(
Education", que es una investigación literaria en la cual se excluye a la imprenta de los factore-s
que provocaron la expansión educariva en Inglaterra en 105 albores de la modernidad (p. 136).
L1S afirmaciones sobre las tasas de a l fabelismo en el siglo XIV y los inicios del x v
probablemente sean igual d e vagas, quizás hasta más. Para suplir la falra d e da­ 62
El t€Tmino "libro del hombre pobre� (liba paupuum) se remonta por lo menos a la Ingla­
tos rigurosos, podrían esgrimirse argumentos creíbles a fin de sustentar opiniones terra del siglo XII, donde un maestro lombardo realizó una compilación de los nueve l ibros del
marcadamente divergentes, y no habría manera de resolver el inevitable conAicto Código y del Diguro dirigida a los empleados legales. cr. Haskins, Th� R�lIaisJQnc(: o/r"'(: TlI.Jdft,.,
emre el modelo de cambio revolucionario y el evolutivo. Así, podría considerarse C�ntu,.y. p. 2 1 1 .
63 Por ejemplo, la conocida anécdota de Richard Pace sobre un antiguo escudero de los Tudor

Sobre la impresión de indulgencias véase p. 355 ss, infru. que cuestionó la necesidad de enseñar a su hijo a leer, pues la caza y la cetrería le parecían con­
trarias al estudio contemplativo. Véase el cap. 4, nor3 315, in/ro.
S9

W Cipolla, Lir(:racy. p. 60.

• la impr(:nla como af.!(:nU d(: cambio hacia la d(:finici6/1 dd cambiQ inicial . 59


En ese scmido sería erróneo pensar que las nuevas prensas rueron el factor que cuememente se diseñaban tanto para los pajes como para los aprendices, la nobleza
permitió a los hombres nacidos en los estratos bajos d acceso a productos que antes terrateniente, los caballeros y los cortesanos, así como para tenderos y empleados.
s610 usaban los que habían nacido en los estratos altos. Es muy probable que mu­ En los Países Bajos las traducciones del latín al francés no se dirigían en general a
chas áreas rurales pcrman�cieran aisladas hasta l a construcción de los ferrocarriles la población urbana lega, que 5610 conocía los dialectos de la baja Renania, sino a
y, dada la extensa población campesina de la Europa moderna temprana, así como los círculos cortesanos relativamente exclusivos. A l mismo tiempo, una traducci6n
la persistencia de dialectos locales que impusieron una barrera lingüística adicional al "holandés" podía dirigirse a los predicadores que necesitaban citar en sus sermo­
entre las palabras pronunciadas y las escritas, es probable que s610 una muy peque­ nes pasajes de las escrituras, más que a los legos (que por lo regular se consideran
ña porción de la población total experimentara las consecuencias del cambio inicial. corno el único público al que se destinaban las obras de devoción "vernáculas"). Los
No obstante, en este reducido grupo, que era mayoritariamente urbano, debió estar tutores que trataban de educar a los j6venes príncipes, los educadores de la corte o
involucrado un espectro social bastante amplio. Por ejemplo, en la Inglaterra del de las escuelas eclesiástic<ls, y los capellanes que traducían del latín a petición real,
siglo x v merceros y escribientes que promovían la venta de libros manuscritos ya fue ron pioneros en las técnicas de popularizaci6n antes de que empezara a trabajar
habían empezado a atender las necesidades de panaderos y comerciantes humildes, el impresor.
al igual que las de abogados, regidores o caballeros.Óc4 La proliferación de comer­ Pero lo que le dio el mayor impulso a la popularización antes de que apareciera
ciantes alfabetizados en las ciudades italianas del siglo XIV no es menos extraordi­ la imprenta fue la necesidad de los predicadores de mantener despierta a su con�
naria que la existencia de un comandante analfabeta en el ejército francés de finales gregaci6n y también de captar la atención de los que escuchaban sus sermones al
6
del siglo XVI. s aire libre.&] A diferencia del predicador, el impresor sólo podía imaginar a qué tipo
Sin embargo, sería un error suponer que e l rechazo de la lectura era caracterís­ de público se dirigía su trabajo. En consecuencia, hay que tener mucho cuidado
tico de la nobleza, a pesar de que parecería posible que el desdén por la pedantería en considerar los títulos de los primeros libros como guías confiables de lo que se
latinista fuese compartido tanto por los aristócratas legos como por la gente común. leía. Un caso ilustrativo es el de una Biblia ilusuada del siglo xv, publicada tanto
Además, todavía no se sabe si el público lector de la antigüedad debería considerar­ en versión manuscrita como en impresión con bloques de madera, que llegó a ser
se una "clase media". Sin duda se necesita ser extremamente precavido cuando se conocida como la Biblia de los "pobres". Dicha clasificación podría ser un error
relacionan tipos de libros con grupos de lectores. Con frecuencia se asume que las basado en la versión abreviada del lÍ[Ulo completo en latín que se le daba a esos
obras de "poca altura" o "vulgares" reAejan los gustos de las "clases bajas", aunque libros. La Biblia pauperum praedica/orum no estaba dirigida a los pobres, sino a los
t':n los catálogos de autores y bibliotecas hay evidencias que indican lo contrario.66 pobres predicadores que tenían poco conocimiento del laLÍn y a los que se les fa·
Antes de que se masificara el alfabetismo las obras más "populares" eran aquellas 68
cil itaba la exposición de las escrituras cuando se auxiliaban con libros ilustrados.
que apelaban a diversos grupos de lectores, y no s610 a l a plebe. Los especialistas han señalado la necesidad de diferenciar entre "audiencias" ---es
Asimismo, las divisiones entre los públicos lectores de latín y de lengua ver­ decir, entre los lectOres reales que pueden documentarse a través de los catálogos de
nácula son más difíciles de relacionar con el esta tus social de lo que sugieren mu­ las bibliotecas, las listas de suscriptores y otros datos objetivos- y "públicos", los
chos trabajos. Es cieno que el médico del siglo XVI que usaba latín era considerado hipotéticos destinatarios a los que autores y editores dirigían sus obras.6g Frente a la
superior al cirujano que no lo hacía, pero también es cierto que ninguno de estos tendencia a considerar títulos o prefacios como pruebas de cuáles eran los lectOres
individuos pertenecía a los estamentos más altos del reino. En la medida en que las reales, vale la pena tener esta distinci6n en mente.
traducciones vernáculas fu� ron pensadas para los lectores que no sabían latín, fre-

� Jacob, TIte FiJueruh Cemury, pp. 663-667. Véan� también Adamson, "The Extenl of Lit­ 61 Un manual dominico del siglo XIII, De arte predicando, apunta "cómo confeccionar un su­
eracy in England", pp. 163-193; Benneu, Englüh Book,J and ReaderJ 1475-1557. p. 20; Parkes, m6n rápidamente", y cómo dirigirse a grupos de intereses específicos, como "las mujeres ricas de
"The Literacy of the Laity". Thrupp, The Merchant Clasr, p. 1 57, proporciona un cuadro muy las ciudades", "multitudes en las ferias" o "mujeres jóvenes", es descritO por Murray, "Religion
útil, así como información pertinente. Among the Poor".
611 James Strachan, EarJy Bible IIItlJlratiotlJ, p. 7, se pregunta si el lÍtulo abreviado Biblia po"­
6s
Véanse Renouard, ÉrudeI d'hisroire mMitllOle, 1, pp. " 1 9-426; Jeannin, MerchanlJ allhe Six­
lunth Cemury, pp. 80-86; Sapori, The liaban Merchant, pasJim. Bec, uJ marchanti.' icl'illOins, poJ­ puwn es apropiado o no.
Jim, contiene información de los numerosos comerciantes que llevaban diarios y cuentas. Sobre (,g Esta distinción, sugerida por T. J. Clatk en su estudio de Courbet, es discutida por Natalie
el supuestO analfabetismo dc un famoso mariscal de Francia (Montmorency) véase la anécdota Davis, "Printing and the People", en conexión con los pr.oblemas que plallteó la cultura popular
citada i/llra, P· 374· del siglo XVI. Parece inútil tratar de restringir el uso de términos que ya se utilizan de manera
"" Natalie Z. Davis, "Printing and the People", ofrece advertencias muy pertinentes sobre intercambiable en una extensa bibliografía. Prefiero la frase "público asumido" (que es empleada
este aspecto. por Davis en ese mismo artículo) porque es menos probable que se malinterprete.

la imprenta como agente de cambio hacia fa defimciólI del cambio inicial . 61

, - .
-

Para llegar a conclusiones válidas . . . ddx procederse con cuidado y precaución. La in­
cualquier caso, es importante recordar que la brecha entre la práctica del taller y la
formación sobre la difusión de la lectura y la escritura . . . es limitada y ha de complemen­
tarse con d a nál isis de los contenidos d e la producción total (\0 que de por sí no es una
teoría del salón de clase apenas empezaba a ser visible en el primer siglo de la im­
prenta y que muchos de los llamados prontuarios y manuales "prácticos" contenían
labor nada fácil); a su vez esto proporciona evidencias circunstanciales de la composición
consejos imprácticos y a veces hasta perjudiciales.
del público lector: un libro de cocina . . reimpreso ocho o más veces en el siglo xv obvia­
mente fue leído por gente relacionada con la preparación de alimentos, d Doclrinal dn Mientras posponemos las conjeturas en torno a las transformaciones sociales y
filie; . . . un cuadernillo sobre el comportamiento de las señorilas, fue leído principalmen­ psicológicas, es necesario abordar algunos Otros aspectos. Debe distinguirse, como
te por "señoritas" y "damas",70 sugiere Altick, entre el alfabetismo y la lectura habitual de libros. En ningún caso
todos los que dominan la palabra escrita, incluso en el presente, se convierten en
Dicha "evidencia circunstancial", sin embargo, es poco confiable. Sin considerar el lectores de libros?4 Además, aprender a lur no es lo mismo que aprendu leyendo.
público de los libros de cocina antiguos (pues sus rasgos no me parecen evidentes), En la época de los escribientes el entrenamiento de los aprendices, la comunic:1ción
los cuadernillos sobre la conducta de las señoritas no necesariamente atrajeron a oral y las técnicas mnemotécnicas especiales dependían estrechamente del dominio
lectoras; quizá también interes:'lron a los preceptores, confesores y tutores. Como de las letras. No obstante, después de la aparición de la imprenta la transmisión de
sugiero en otro capítulo, la circulación de libros de etiqueta tuvo amplias rarnifi� la información escrita se volvió mucho más eficiente. No sólo fue el artesano, fuera
caeiones psicológicas; no debe pasarse por alto que incrementaron la ansiedad de de las universidades, el que aprovechó las nuevas oportunidades para el autoapren�
los padres. Además, dichas obras probablemente también eran leídas por autores, dizaje; también fue igualmente importante para que los alumnos universitarios

traductores y editores de otros libros de buenas maneras. Nunca debe perderse de brillantes pudieran ir más allá de los conocimientos que les ofrecían sus maestros.
vista que autores y editores eran lectores de una extensa gama de obras. Incluso los Los estudiantes dotados ya no tenían que sentarse a los pies de un maestro pa�
poetas cortesanos del siglo XVI, que rehuían a los impresores y hacían circular sus ra aprender un idioma o adquirir formación académica. Por el contrario, podían
versos en forma manuscrita,7' se beneficiaron de su propio acceso a los materiales obtener maestría rápidamente por sus propios medios, incluso revisando libros a
impresos. Se ha sugerido que los libros sobre la contabilidad por partida doble escondidas de sus tutores, como lo hizo el joven Tycho Brahe, el futuro astrónomo.
fueron menos leídos por comerciantes que por tenedores de libros y maestros de " ¿ Por qué iba a preferirse a los viejos en lugar de a los jóvenes ahora que es posible
contabilidad, por lo que cabe preguntarse si no eran los dramaturgos y los poetas, para los jóvenes adquirir el mismo conocimiento mediante el estudio diligente?",
más que los pastores, los que estudiaban los llamados "almanaques para pastores". se preguntaba el autor de un resumen histórico del siglo xv.75

En vista de la corrupción de la información transmitida a lo largo de siglos, de los A medida que el aprendizaje por la lectura cobraba nueva importancia, la ayuda
falsos remedios y las rece ras imposibles contenidas en los tratados médicos, es de que brindaban las técnicas mnemotécnicas disminuyó. La rima y la cadencia ya
esperar que fueran más eSlUdiados por los poetas que por los doctores. Si se toman no eran necesarias para preservar ciertas fórmulas y recetas. La naturalez:1 de la
en cuema los exóticos ingredientes descritos en las primeras farmacopeas impresas, memoria colectiva se transformó.
podría asumirse que pocos boticarios realmente trataron de preparar todas las re­ En Nolre Dame de Paris. de Victor Hugo, un erudilo sumido en la meditación en su estu­
cetas contenidas ahí, aunque quizá sintieron la necesidad de llenar sus estames de dio . . . mira el primer libro impreso que llegó a desordenar su colección de manuscritos.
objetos raros por si la publicidad que se les hacía a éstos llegaba a incrementar su Luego . . . mira a la gran catedral, enmarcada por el cielo estrellado . . . udtuua u/a. dice.
demanda.1l Los propósitos con los que se hicieron los primeros manuales impresos, El libro impreso destruirá al edificio. La parábola que H ugo busca desarrollar a pa rti r
� a fue �an intencionales o reales, son un rompecalx:zas difícil de armar. ¿Cuál era la
IntenCIón de publicar en lengua vulgar manuales que trataban de procedimiemos experto n o necesita las instrucciones numeradas que aparecen e n una lata de sopa". Aunque este
que ya les eran familiares a todos los practicantes calificados de ciertos oficios?73 En argumento es válido en lo que se refiere a la producción de libros, no responde las preguntas
que generan los m anuales producidos para otras ramas del comercio en las que no hubo cambio
70 Hirsch, Printing. S�lIing. P. 7. dramático en la estructura del taller ni aAujo de neófitOs. Por ejemplo, los objetivos que perse­
7' Saunders, "From Manuscript tO Prinr", pp. 507-528. guían las primeras publicaciones impresas de libros en lengu:t vulgar de dos maestros albañiles
7' En relación con los libros de contabilidad, almanaques, farmacopeas y otras obras de con­ alemanes, Mauhiius Roriczer y Hans Schmuttermayer, siguen siendo un misterio, según pude
sulta "prácticas", véase Natalie Davis, "Printing and the People", así como el análisis en las pp. comprobar en dos artículos de Shelby, �The Education of Medieval English Master Masons", pp.
230 ss y 525 ss, in/ro. 1-26; "The Geometrical Knowledge", pp. 395-421, y en mi correspondencia con el autor.
7J En su reseña publicada en Sp�ClI(um sobf(: Th� Couingro Moda Book. Harry Bober sugiere H Altick, Thl: El/gliJh Common Rtad�r. p. 3 1 .

qu: las detalladas explicaciones ahí contenidas (que incluían 16 pasos diferentes para pintar una 1S Jacobo Filippo Foresti, Supp(�m�ntum chronicarum (Venecia, 1483) citado por Martin Lo­

hop de acanto) debían estar dirigidas a Iluevos grupos de artesanos no calificados movilizados wry en su biografía de Aldo, de próxima publicación. ITh� WO,.ld o/Aldll; Mal/utill!; Bu;;ness (/lid
por los impresores dado que los ilum inadores no necesitaban semejantc manual, como "un chef Scholar;hip in RtlJoiJmnu V�lIiu. Oxford, Basil Blackwell, 1979.]

• la Impunla como ag�nu d� cambIO hacia la difillici6n dd cambio illlóa l • 63


-

de la comparación con la iglesia, plagada de imágenes, con la llegada a su biblioteca d e con las estatuas y las pinturas barrocas patrocinadas por la iglesia católica postri­
un libro i mpreso, podría aplicarse al efr:cto que tuvO la difusión de lo impreso sobre las dentina.
catedrales invisibles en las que se almacena la me:moria del pas:ldo. El libro impreso Pero la metamorfosis cultural que produjo la imprenta fue realmente más com­
volverá innecesaria la construcción d e esas grandes memorias colmadas de imágenes. So
plicada de lo que puede expresar cualquier fórmula por sí misma. Por un lado, la
Acabad con hábitos de antigüedad inmemorial en los que una "cosa" se investía inmt=­
representación de la imagen humana ---q u e el protestantismo detestaba- aumen­
diat:lInentc con una imagen y se almacenaba en los espacios d e la mc=moria,J6
tÓ su presencia, en lugar de disminuirla, después del establecimiento de imprentas
por toda Europa occidental. Por otro, la propaganda protestante explm6 1a imagen
Franees Yates añadió una imagen más al conocido tema romántico de la catedral impresa tanto como la palabra impresa, según lo muestran numerosas caricaturas y
gótica comO "enciclopedia de piedra". La imprenta no s610 eliminó muchas funcio­ dibujos. Incluso hubo algunos protestantes que defendieron las imágenes religiosas
nes que previamente cumplían las estatuas colocadas en los portales y los vitrales; sobre la base de su compatibilidad con la cultura impresa. Srephen Gardiner ex­
también afectó imágenes menos tangibles al eliminar la necesidad de colocar figu� puso que "si se eliminaran Jos grabados no tendríamos impresos", acerca del juicio
ras y objetos en nichos imaginarios ubicados en los teatros de la memoria. El ca­ por reproducci6n de imágenes contra Nicholas Ridley en 1 547. "Y por eso tos que
mino eswba alla nado para que se produjera el fenómeno iconoclasta más completo imprimen mucho la frase Nonfacies úbi seu/ptile . . . condenan a los libros impresos,
que hasta e:ntonce:s había conocido la iglesia católica. "El 'hombre ramista' debía
8
ahí donde originalmente los grabados crean matrias Iiterarum.', 1 Un estudio por­
destrozar las imáge:nes tanto interiores como exteriores, debía sustituir el viejo ar­ menorizado de dos biblias holandesas del siglo XVI, una protestante y otra católica,
te idólatra con un nuevo método para memorizar dialéctica y abstractamente sin indica que entre los protestantes realmente hubo una tendencia a reducir el énfasis
ayuda de imágenes."77 en las imágenes y a destacar las palabras, aunque al mismo tiempo participaron en
Estos argumentos encajan muy bien con los trabajos pioneros de Walter Ong la ilustración de biblias, una actividad que los luteranos, por lo menos, alentaron.8J.
sobre la relación entre el ramismo y la cultura impresa; quizá demasiado bien, El propio Lutero señaló las contradicciones en que incurrían los iconoclastas que
en opinión de algunos medievalistas, que encuentran en los manuscritos medie­ arrancaban las imágenes de las paredes al tiempo que trataban reverentemente las
vales caraClerísticas de esos rasgos diagramáticos que Ong atribuye sólo a la pági­ biblias ilustradas; también comentó que las imágenes "no causan más perjuicio en
s
na impresaJ Pero incluso si no se conce:de el mismo valor a todos los elementos las paredes que en los libros", y luego, con cierto sarcasmo, finalizó su reAexión
de su argumentación, la idea central sigue siendo válida: la imprenta hizo posible sobre el tema con este pensamiento: "Debo detenerme antes de que los enemigos
prescindir del uso de imágenes para propósitos mnemotécnicos, reforzando así las de las imágenes tengan más pretextos para no volver a leer nunca más la Biblia o
s
tendencias iconoclastas de las que ya participaban muchos cristianos. Las ediciones para quemarla. " J
sucesivas del lnstiuttios de Calvino se elaboraron para recordar que era necesario Además, si se acepta que hubo un desplazamiento de la im�gen a la palabra, no
cumplir el segundo mandamiento. El argumento favorito de los defensores de la será posible entender la obra de artistas de Europa del nOrte como Durero, Crana­
imagen fue la sentencia de Gregario Magno de que las estatuas servían como "los ch o Holbein, que eran protestantes y que le debieron mucho a la imagen impresa.
libros del iletrado".79 Cuando Cal vino rechazó desdeñosamente esta sentencia no
80 A pesar de que Stone, " Lituacy and Education", p. 76, cita mis "conjeturas" preliminares
mencion6 la imprenta, a pesar de que el nuevo medio estaba muy ligado con el
para suge:rir que el libro impreso provoc6 e:n Europa un paso "de:eisivo de la cullUra de la imagen
postulado calvinista de que al analfabeta no se le debían mostrar imágenes escul­
a la cultura de la palabra", no estoy convencida de que esta fórmula sea válida, y lame:nto que
pidas sino enseñarle: a leer. A la luz de estas consideraciones es posible pensar que se: haya concluido que dicho movimie:nto ocurrió. En mi :mículo sugerí que e:n los albores de: la
la imprenta propició el paso "de la cultura de la imagen a la cultura de la palabra" , cultura impre:sa la bibliolatria prore:stante y sus te:ndeneias iconoclastas fue:ron m�s compatibles
cambio mucho más compatible con la bibliolatría y los panAetos prmestantes que que el catolicismo tridentino (lo que ahora trato con mayor detenimie:nto en el cap. 4) pcro no es
lo mismo que sugerir que: la cultura europca pasó de la imagen a la palabra. En relación con las
-¡6 Yate:s,ArtoIMmlOry, p. 131. objeciones que se: le: pudieran h::lcer a esta úllim::l formulaci6n véanse los párrafos que ante:ceden
n Yate:s, Arr 01Mmlory, P. 271. a e:sta nota en el cuerpo del texto.
78 Vé3se: la nota 154,inlra. p3ra más referencias. Con las diapositivas que: presentó en 1974 en 8, Th� UItUJ 01Suphm Cardmn; pp. 258 Y 259. Le de:bo esta referencia y la de Lutero que
el Medieval Academy Summe:r Institute de la Catholic Unive:rsity durante su confere:ncia ''The apare:ce: e:n la nota 83, inlro. a Margaret Aston, que: está terminando una importante investigación
Archae:ology of the Book", el pn;fesor Richard H. Rouse, de la UCLA, de:mostr6 gráficame:nte que sobre: iconoclastas en la Inglaterra de los Tudo!.
era común c:I uso de diagramas, corchete:s, refe:rencias cruzadas, guías en los márgene:s y otras 8, Hindman, "The Transition fram Manuscripts"; véase: e:spccialmente la p. 205.

técnicas utilizadas en las compilaciones manuscritas (particularmente e:n los glosarios y las guías 8j "Against rhe Heavenly Prophe:rs in the Maner off mages and Sacrarne:fHs" (1 525), Lulh�/"'s

de las obras de la patrística) de maestros y predicadores medievales. Works. XL 99- [oo. Sobre la ilustraci6n luterana de: biblias véase Schmidt, Die IIIwlraÚon du Lu­
79 Myron GilmQre, "haJian Reactions tO Erasmian Humanism", pp. 87 y 88. t!w·bibel 1522.1700.
,

64 • la impr�lI((I como ag�lIu d( cambio hacia lu d�fillici611 del cambio i"icial • 65


La obra de Durero es un ejemplo de que las nuevas artes de impresión y grabado, de las instrucciones transmitidas verbalmente. Sin duda las lecciones académicas
lejos de reducir la importancia de las imágenes, incrementaron los medios al alcan­ se complementaban algunas veces dibujando imágenes en las paredes; las instruc­
ce de los que las creaban y ayudaron a encauzar la historia del arte hacia su senda ciones verbales que se les daban a los aprendices se acompañaban con demostra­
actual. Tampoco las figuras imaginarias ni los teatros de la memoria descritos por ciones; bloques, tableros, dedos y nudillos se usaban comúnmente en la enseñanza
Frances Yates se desvanecieron cuando sus funciones mnemotécnicas dejaron del cálculo y habitualmente se usaban gestos para recitar las claves mncmo[�cnicas.
de ser útiles, sino que "extrañamente recibieron una nueva oportunidad", pues Sin embargo, cuando se buscaba la reproducción rápida de un determinado con­
proporcionaron e l contenido para los magníficos libros de emblemas y para las junto de instrucciones simplemente se prefería la palabra sobre otras formas de
ilustraciones barrocas de las obras rosacrucistas y ocultistas del siglo XVII. También comunicación. ¿De qué oua forma sino por medio de las palabras se podía dictar
inspiraron un género completamente nuevo de literatura impresa: los libros didác­ un texto a un grupo de escribientes? Después de la aparición de la im prenta los
ticos infantiles con ilustraciones. En la época de Leibniz los niños de Leipzig "eran apoyos visuales se multiplicaron, los signos y los símbolos se codificaron, por lo
educados con d libro ilustrado de Comenius y el catecismo de Lutero". � De esa que se desarrollaron rápidamente distintos tipos de comunicación iconográfica y
forma las antiguas imágenes sobre la memoria entraron nuevamente a la imagina. no fonética. El hecho de que los reformadores educativos recurrieran de nuevo a
ción de los niños protestantes, y en última instancia proporcionaron a Jung y a sus los libros de imágenes con el propósito de instruir a los niños, y de que el dibujo
seguidores argumentos para sugerir l a hipótesis del inconsciente colectivo. Es evi­ fuera considerado por los pedagogos un complemento cada vez más útil, indica la
dente que esa nueva inclinación por los libros de emblemas ilustrados no fue menos necesidad de ir más allá de la simple fórmula de l a imagen a l a palabra.
un produclO del siglo XVI de lo que lo fue el tratado "ramista" sin imágenes. Las observaciones anteriores sugieren que los intentos por resumir los cambios
Además, en ciertos campos de conocimiento, como la arquitectura, la geometría que trajo consigo la imprenta en una afirmación o en una fórmula simple no son
o la geografía, así como en muchas ciencias de la vida, la cultura impresa no sólo acertados. Incluso si se reconociera que hubo una creciente dependencia respecto a
concuerda con la visión expuesta anteriormente sino que en realidad incrementó los libros de reglas y que disminuyó la dependencia de las instrucciones verbales, o
las funciones desempeñadas por las imágenes mientras redujo las que cumplían las que el aprendizaje mediante la lectura se fonalecióen detrimento del oír o el hacer,
palabras. Muchos textos fundamentales de Tolomeo, Vitruvio, Galeno y otros sabios tambi¿n debería considerarse la forma en que la imprenta estimuló nuevas obje­
antiguos habían perdido sus ilustraciones después de haber sido copiados por siglos, ciones al conocimiento libresco basado en la copia "esclavizante" y cómo permitió
y sólo las recuperaron cuando lo escrito fue reemplazado por lo impreso. 55 Pensar en que muchos observadores campararan la información recientemente recabada con
términos del paso de la imagen a la palabra implica colocar a la literatura técnica en las reglas que conocían. De igual modo, se debe tener cuidado al asumir que lo oral
la dirección equivocada. En opinión de George Sarton no fue la "palabra impresa" se fue silenciando gradual mente a medida que se multiplicaba la palabra impresa,
sino la "imagen impresa" la que fungió como "salvadora de la ciencia occidental". o que el sentido del oído se ignoró cada vez más porque se privilegió la vista. Sin
En la comunidad del conocimiento se puso cada vez más de moda adoptar el anti­ duda la historia de la música occidental posterior a Gutenherg contradice esta úl­
guo proverbio chino de que una sola imagen vale más que mil palabras.86 En la an­ tima idea. La afirmación de que lo impreso silenció a lo oral plantea muchas más
tigua Inglaterra de los Tudor, Thomas Elyot manifestó su preferencia por "figuras interrogantes; algunas serán tratadas en otras partes de este libro, pero no puedo
y mapas", más que por "oír las reglas de una ciencia",87 lo que merece una reAexión seguir refiriéndome a ellas en este capítulo.
adicional. Aunque las imágenes se consideraban realmente necesarias para estimu­ El propósito de estas reAexione:s preliminares fue simplemente demostrar que el
lar la memoria, la comunicación en la época de los escribientes también dependía paso de lo escrito a lo impreso implicó un extenso conjunto de cambios, cada uno de
los cuales necesita mayor investigación, y que todos ellos son demasiado complejos
14 Yates, Arr 01 M�mo,y, pp. 134 Y 377. Los magníficos grabados barrocos que muestran los como para encapsularlos en una simple fórmula. Pero sOstener que no hay una
elaborados sistemas de memorización desarrollados en los siglos XVI y XVII se encuentran en casi manera sencilla de resumir este complejo conjunto no equivale a decir que nada
todos los trabajos de Robert Fludd. La deuda que tiene Orbú piCtl4I con la Ciudad (ül Sol, de cambió. ¡Por el contrario!
Campanella, y con los m:mineslos rosacruces. es comentada por Yates, p. 377·
� Para referencias a la ptrdida de mapas e ilustraciones arquitectónicas y anatómicas, véase
Una vez que se asume que a finales del siglo xv tuvo lugar algún tipo de revolu­
el cap. 5, inlm.
86 Sarton, Appudation. pp. 9 1 Y 95. Como se señala en el cap. 3. la idea de que los antiguos
ción comunicativa es necesario preguntarse cómo afectó a Otros procesos históricos.
egipcios habían condensado información valiosa en cada jeroglífico fue sostenida por los desci­ Pero como las consecuencias del surgimiento de la imprenta no se han explora­
fradores de jeroglíficos hasta el descubrimiento de la piedra Rosella, en el siglo XIX. do a fondo, es difícil encontrar una guía. En general las investigaciones más con­
81 Véase la cita del Bok� Ca/l�d Ih� GO/{!H!rr/Ollf (1531) en W:Hson, Th� B�ginning oflh� T�Qch­ vencionales terminan después de haber realizado algunas observaciones sobre la
ing 01Modml Subj�clS in Eng/and. p. 136, que uso en mi condusion, p. 664, infra·

66 • la imp,.�nt(l ,"amo (lg�T/U d� cambio IU/ciu lu hfilliáÚII


, IJd cambio inicial • 67

una edición impresa,89 diferentes textos que previamente habían estado dispersos
amplia difusión de los volúmenes humanistas o de los uatados protesrames. En
y aislados se reunían en ediciones dirigidas a los lectores individuales. En algunas
trabajos dedicados al renacimiento o a la historia de la ciencia se encuenuan varias
regiones los impresores producían más textos escolares de los que podían vender e
sugerencias muy útiles -por ejemplo sobre los eJeccos de la estandarización en la
inundaban los mercados 10cales.90 En todas las zonas un comprador podía adquirir
enseñanza y la ciencia-o Por lo regular los erectos del nuevo proceso se enuncian
más libros por un precio menor y llevarlos a su estudio o biblioteca. De esa manera,
de modo vago en lugar de definirse explícilamente y también se minimizan de
aunque el i mpresor reproducía un fondo editorial anticuado, proporcionaba una
manera drástica. Un ejemplo podría ilustrar este "'litimo pumo. En los primeros
dieta literaria más rica y variada de la que ofrecieran los escribientes. "Un estudian­
siglos de la imprcma los textos viejos se reproducían más rápido que los nuevos, y
te serio ahora podría intentar cubrir un mayor número de materiales por medio de
sobre esta base se ha llegado n afirmar que "la imprenta no aceleró la adopción de
la lecLUra privada de lo que un es[Udiante o hasta un académico maduro necesitaba
nuevas tcorías".88 Pero ¿de dónde llegaron estas nuevas teorías? Podría invocarse
para alcanzar la maestría o el conocimiento que hubiera deseado dominar antes
algún espíritu de los tiempos, o cabría pensar que cierto incremento en la produc�
de que la imprenta abaratara los libros y los volviera accesibles."91 Para consultar
ción de textos viejos contribuyó a la formación de nuevas teorías. Quizás algunas
diferemes libros ya no era esencial ser un erudito itinerante. Las generaciones pos­
características del nuevo método de producción de libros distintos de los amiguos
teriores de h umanistas sedentarios eran menos capaces de quedar absortas en un
también contribuyeron a generar dichas teorías, por lo que es necesario examinar
solo texto y gastar sus energías en elaborarlo. La era del glosador y el comentarista
detalladamente dichas características antes de poder relacionar la aparición de la
llegó a su fin y se inició una "intensa época en que se producían referencias cruza­
imprenta con otros procesos históricos.
das entre un libro y otro".91
De cualquier forma, me pareció útil iniciar con un análisis detallado de las pistas
Muchas veces se ha señalado que en el siglo XVI se experimentó algo más que
que se encuemran en estudios especializados en la imprenta. Espero que mientras
una explosión de conocimiento, debido al renacimiento en el norte de Europa, si
paso revista a varios procesos históricos estén presemes las características distintivas
no es a la aparición de la imprenta. Pocos estudios sobre la literawra de la época
de lo impreso que expuse arriba. Surgieron otras relaciones que no se me habían
dejan de citar pasajes importantes de Marlowe y Rabdais que muestran cómo se
ocurrido antes y me sugirieron algunas posibles soluciones a viejos problemas. Las
percibió la intoxicación producida por la lectura y cómo el conocimiento libresco
hipótesis que elaboré basada en estas ideas se muestran a continuación en apartados
se veía como si fuese un elixir mágico que confería nuevos poderes con cada trago.
que indican mis principales líneas de reAexión.
"El mundo está lleno de hombres instruidos, de los preceptores más hábiles, de
enormes bibliotecas. ni en los tiempos de Platón ni de Cicerón existieron tan­
laS oportunidades para estudiar."93 Al comentar el amplio programa de estudios
UNA MI RADA MÁS DETALLADA A LA GRAN DIFUSiÓN:
que acompaña este pasaje de Rabelais, H. O. Taylor señala que un proyecto muy
EL AUMENTO DE LA PRODUCCiÓN 'í LOS CAMBIOS DEL CONSUMO
similar fue elaborado por Roger Bacon tres siglos antes. El humanismo del rena�

La mayoría de los estudios sobre la gran diseminación de lo impreso son demasiado


fugaces como para aclarar los efectos específicos que [Uva el creciente número de 119 Además de que esto permitía a diferentes IeClOres consultar el mismo libro, coincido con
textos dirigidos a distintos mercados. En particular, no han sido capaces de explicar Sarton en que la apariencia de la edici6n tiene que considerarse en conexión con la estandariz.a�
cómo resultaron afectados los patrones de consumo por una mayor producción. De ci6n. Véas<: el comentario en la p. 78, infra.
90 Las primeras crisis de sobreproducci6n de obras humanistas son analizadas por Hay, "Li­
la misma manera en que los estudiosos sobre la "difusión" del alfabetismo sólo con­
teralUre, the Printed Book", p. 365. La incapacidad de los impresores para evaluar sus mercados
templan los cambios experimentados por los sectores ya alfabetizados, los que estu�
inteligentemente provocó algunas de las crisis, s<:gún s<:ñala Bühler, Fiftunlh Ce1ltury Book. pp.
dian la "difusión" de las visiones luteranas o el fracaso de las teorías copernicanas 59-61. En 105 albores de la imprenta las redes de distribución inadecuadas fueron en gran medida
para "difundirse" tan rápidamente como las tolemaicas parecen olvidar que existen las responsables de dichas crisis. La casa Zaine:r, por ejemplo, produjo 36 mil libros cuando la
otros temas. Muchas veces al impresor sólo se le reconoce la función de agente de población de Augsburgo era de la mitad de esa cifra (p. 56).
lo impreso, y su rendimiento se juzga únicamente a partir de las estadísticas de 9' The Co"oqui�s 01 Erasmus, traducci6n y edici6n de Craig Thompson, p. 458 (nota sobre:

circulación. Quizás el término "diseminación" sea más adecuado para evitar es(Os "The Art o( Learning", 1529).
9) Hay, "Litera ture, the Printed Book ", p. 366. A mediados del siglo XVI "hasta 105 académicos
errores de interpretación, y su énfasis en la "fecundación cruzada" o transcultural
más oscuros podían poseer una colección relativamente grande de libros del mismo lema", de
puede ser más útil, pues al mismo tiempo que se estaba "difundiendo, dispersando
acuerdo con A. R. Hall, "Science", p. 389.
o esparciendo" un número mayor de copias de un texto dado, con la publicación de 9J Citado en Hcnry Osborn Taylor, Thoughl and Exp/'essioll 1, pan 3: "The French Mind", cap.

4, sobre la traducción de Urquhart (1653) de la carta de Gargantúa en Pomogl'lle/ (cap. 8).


8lI Febvre y Manin, L'uppol'i¡¡vlI, pp. 420 Y pI.

hacia lu d�fi"¡ciófl dei cambio inicial • 6g


• la impl'�flfa como ag�lIled� cambio

Por ejemplo, en una penetrante investigación reciente sobre el sentido de la crisis


cimiento se interpuso entre las dos épocas, afirma TayJor, de forma que Bacon no
tuvo la misma "afici6n literaria por los clásicos" que e l humanista del siglo XVI, lo intelectual que se reAeja en los escritos de Montaigne, se menciona el impacto
que no impidió que su proyecto tuviera los mismos objetivos. Pero debido a que en explosivo de la reforma y de las guerras religiosas, así como de la "extensión de
el siglo X I I I la teología seguía entronizada, el proyecto del fraile, al igual que e l de horizontes mentales" producida por los descubrimientos geográficos y los resca�
Rabelais, no pudo realizarse. tes h umanistas.9Ó Sería muy ingenuo afirmar que uno de los aconcecimielllos más
relevantes de la época no causó ninguna impresión en un observador tan sensible
Este razonamiento supone un aumento de la "secularización" y una disminu­
ci6n de la religiosidad, y a pesar de que se usa con frecuencia, parece plantear más como Montaigne, pero es igualmeme erróneo ignorar el acontecimiento que más
preguntas de las que responde. ¿ Exactamente de qué manera pudo perder terre­ impacto tuvo en su sitio de observación favorito, pues tampoco debe perderse de
no la teología en la época de Lutero y de las Biblias políglQ[3S? ¿Había algo más vista que podía revisar más libros recluido algunos meses en su torre-es lUdio en
Burdeos de los que los antiguos eruditos veían durante toda una vida dedicada a
"rabelesiano" que los sermones vernáculos de los frailes medievales? En lugar de
viajar. Cuando se explican las razones por las que Montaigne percibió en las obras
detenerse el debate sobre "la religión de Rabelais", debería ponerse más atención
n las "enormes bibliotecas" y a las nuevas oportunidades de estudio que marcaron
que consultó un mayor "conAicto y diversidad" que los comentaristas medievales
el periodo. El deseo de dominar las lenguas originales y la urgencia enciclopedis­ de épocas anteriores, se debería mencionar algo sobre la mayor cantidad de textos
ta por comprender cada parte de la creación se manifestaron en la edad media. que tenía a la mano.
Sin duda los estantes más llenos aumentaron las oportunidades de consultar y
Ambos fueron muy importantes para la explosión de conocimiento del siglo XVI.
comparar diferentes textos. Simplemente porque al ordenar información confusa,
Los programas de investigación paniculares desarrollados por los escribientes aca­
démicos y los cazadores de libros humanistas en la Italia del qualtroanlO también al incrementar la producción de los textos aristotélicos, alejandrinos y arábigos, los
contribuyeron a llenar los archivos de las bibliotecas. Sin embargo, cuando se busca impresores alentaron los esfuerzos para no mezclar esta información. Algunos ma­
el elemento estratégico del que careció el siglo XIII, pero que sí existió en la época pas medievales de costas fueron por mucho tiempo más precisos que muchos de los
de Rabclais, es impon3nte detenerse un poco más en el invento que Rabelais y otros antiguos, pero pocos ojos vieran unos u otros.97 Así como los mapas de diferentes
humanistas cristianos describieron como "divino". regiones y épocas se reunieron en la preparación de atlas, los textos técnicos con­
El mismo señalamiento es válido en lo que se refiere a la extraordinaria erudi­ vivieron en las bibliotecas de algunos médicos y astrónomos. Las contradicciones
ción que caracterizó a los letrados del siglo XVI, a académicos como Conrad Gesner, fueron más evidentes; las tradiciones discordantes, más difíciles de reconciliar. La
que fue pionero tanto en la bibliografía como en la zoología,94 o como J. J. Escalí­ transmisión de las opiniones consagradas dejó de ser fácil una vez que los arabistas
gero, que parecía cumplir con la grotesca ambición de Gargantúa para Pamagrucl, se confrontaron con los galenistas o los aristotélicos con los tolemaicos. Además
de convertirse en un "pozo de erudición sin fondo".9S La descripción de Mark Pat­ de la disminución de la confianza en las viejas teorías, también se contaba con un
tison de Escalígero como "La mente más prolífica que jamás se hubiera dedicado mejor material de lectura, que alentó el desarrollo de nuevas combinaciones y per­
al conocimiento" es muy justa. Pero con toda la justicia que le hace a los antiguos mutaciones intelectuales.
humanistas, se debe tomar en cuenta que Escalígero fue mejor tratado por los im­ A la luz de estas consideraciones, los intercambios uansculturales promovidos
presores que sus predecesores por los escribientes. por la imprenta permiten explicar las observaciones de Sarton: "El renacimiento
Es imponante tener en mente este aspecto al considerar los procesos asociados fue una trasmutación de valores, un nelV deal, un rebarajamiento de los naipes,
con el humanismo clásico o los avances científicos, pues, como sugieren los si­ aunque la mayor parte de sus cartas eran viejas. Por su parte, el renacimiento cien­
guientes capítulos, cuando se analizan los grandes cambios intelectuales del siglo tíhco fue un new deal, donde muchos de los naipes eran nuevos.'>9B Como lo ha
XVI es probable que se le preste menos atención al fermento engendrado por el ac­
sugerido Arthur Koestler, la actividad intelectual combinada inspira muchos actos
ceso a una mayor cantidad de libros que al efecto de los viajes de descubrimiento, creativos.99 Cuando los viejos textos se reunieron en una misma obra, pudieron
la revuelta luterana, o los ataques humanistas contra Aristóteles y la escolástica. 9Ó Rattansi, "The Social 1 nterpretation ofScience", p. 7.
97 L, superioridad de los mapas manuscritos respecto a los primeros impresos es seiialada
por Penrose, Tralla al/d DscolI"y.
i cap 16. Sin embargo, no se llega a la conclusión lógica de que
los impresores letrados e inteligentes del siglo XVI no sabían lo mismo que los cartógrafos y los
9-l Sobre Gesner, véanse pp. 53-54, infra.
rrecuentados por Escaligero, véase Pauison,
espcts..1 a la hija de Henri Estienne 11,
9S Para un recuento vívido de los círculos eruditos
marineros de las regiones costeras.
� Sanon, "Quest for Truth", p. 57.
Isaac Casaubon. A pesarde que c.. saubon tom6com o segunda
epítetos que en la época
no consiguió la biblioteca del humanista, que esperaba heredar. Sobre los
"el mar de la ciencia", etcétera, 9'J K�stler, ACI of Crt'atlOn. Para una visión más detallada de la rructirera interacción que

produce la lectura de dos libros sobre temas diferentes y su combinaci6n en una misma mente,
identificaron a Julio Justo Escalígero como " Ia luz del mundo",
véase Preserved Smith, OY/gimofMo(üm ClIltllr� 1543-1687. p. 268.

hacia la d4inicióII dd cambiO inicial · 7 1


70 • la impr�nla como aJt�tll� d� cambio

combinarse diversos sistemas de ideas y disciplinas específicas. La creciente pro� mentacioncs de todo tipo.JOl La imprenta alentó una combinación de actividades
ducción dirigida a mercados relativamente estables creó, en breve, las condiciones que eran tanto sociales como intelectuales. Cambió las relaciones entre los hombres
que favorecieron, en un principio, nuevas combinaciones de viejas ideas, y que de conocimiento, así como entre los sistemas de ideas.
permitieron la creación de sistemas de pensamiento emeramente nuevos. El intercambio transcuhural estimuló las actividades mentales de modo con�
Es necesario señalar que el imcrcambio transcultural fue experimentado antes tradiclOrio. El primer siglo de la imprenta estuvo marcado sobre todo por el fer­
que nadie por todos los nuevos grupos ocupacionales encargados de la producción mento intelectual y por un "humanismo de mirada algo amplia y desenfocada". l oJ
de las ediciones impresas. Incluso antes de que una obra de consuha determinada Ciertas tendencias comunes a varias disciplinas podrían explicarse sólo por el he­
saliera de las prensas ya habían tenido lugar encuentros fructíferos entre fundi­ cho de que los nuevos vínculos entre éstas se estaban forjando antes de que se
dores de tipos, correctores, traductores, correctores, ilustradores o distribuidores de hubieran desintegrado los viejos. En la época de los escribiemes, por ejemplo,
estampas, indexadores y otros. Los antiguos impresores fueron los primeros en leer las artes mágicas estaban estrechamente asociadas con los oficios mecánicos y la
los productos que salían de sus propias prensas. También estaban atentos a lo que hechicería m:ltemática. Como sugiero más adelame, cuando "la tecnología llegó a
producían sus competidores. Los efectos de un mayor acceso a los libros (y en rea� la imprenta" también llegó una gran reserva de ocultismo popular, y pocos lcctores
lidad de todos los atributos de lo impreso) fueron experimentados en primer lugar podían discriminar entre ambos. Los historiadores que siguen asombrándose por
y con más fuerza en los talleres de los impresores por los nuevos product�res de el gran prestigio que tenían la alquimia y la astrología, "magia y cábala", así como
libros. A diferencia de otras bibliotecas que se alimentaron de la prodUCCIón de otras ciencias ocultistas que se practicaban en la comunidad del conocimiento en
los impresores�académicos, como los Estienne o Christopher Plantin, las valios� s los albores de la modernidad, deberían considerar la utilidad de conocer la forma
colecciones que ellos formaron contenían muchos de los subproductos del trabaJO en que los registros procedentes de las antiguas culturas del Oriente próximo se
cotidiano de sus propios talleres. 100 transmitieron en la época de los escribientes. Algunos de estos registros se habían
Se ha señalado muchas veces que en los albores de la era moderna gran parte del reducido a fragmentos seductores, pertenecientes a sistemas de cálculo, medic¡�
trabajo innovador tanto en el campo humanístico como en el científico se realizó na, agricultura, cultos míticos, y así por el estilo. Otros se habían transformado
fuera de los centros académicos. La novedosa atracción que ejercieron los talleres en glifos indescifrables. Algunos ciclos cósmicos y de la vida son experimentados
de los impresores sobre los hombres de ciencia y de letras que previamente habían por todos los hombres, por lo que se pueden detectar elementos comunes en los
frecuentado los cursos universitarios ayuda a explicar este importante avance. 101 El fragmentos y los glifos. En ese semido, es posible pensar que todos vinieron de una
mismo señalamiento también es apropiado para discutir los nuevos intercambios misma fueme y dar crédito a las alusiones de algunas obras de patrística sobre un
entre artistas y escolásticos, o práclicos y teóricos, que fueron fructíferos para la libro primigenio plasmado por el inventor de la escritura, que contenía todos los se­
ciencia en los inicios de la modernidad. Como se verá en un capítulo posterior, cretos de la creación conocidos por Adán antes de la caída. Se creía que las enseñan­
el taller del impresor atrajo diversos talentos de una forma que condujo a retroali- zas contenidas en este corpus habían sido cuidadosamente preservadas por sabios y
profetas antiguos, antes de que su contenido se corrompiera y confundiera durante
el periodo oscuramista y de las invasiones bárbaras. Una gran colección de escritos
influidos por la tradición popular de la antigüedad fue enviada de Macedonia a
véast: Vorzimm<:r, "Darwin, Mahhus". La vndad<=r:!. <:xplosión d<: "actos cr<=ativos" durante el
siglo XVII --<:1 llamado "siglo d<: los g<:nios"- pued<: <:xplicarse en part<: por el gran aum<:nlO <:n
Cosme de Medici, traducida del griego por Ficino en 1463, e impresa en 1 5 edi­
las combinacion<:s y pamutacioncs d<= posibl<=s id<:as. ciones antes de 1 500. Se estructuraba en forma de diálogos con el dios egipcio Tal,
lOO
La bibliot<:ca de Plantín, qu<= com<=nzócomo una col<=eción d<: los libros qu<= n<=c<:sitaban los y parecía provenir del mismo corpu.s de textos del que procedían otros fragmentos
corr<=ctQr<=s y qu<: incluía I<=xicones, tesauros y otras obras d<: consulta producidas por los Esti<=n­ de diálogos que los eruditos medievales conocían desde hacía mucho tiempo; por
n<:, se: d<:scrib<= <:n VoCt, The Golden CompasseJ, 1, p. 339. Sobr<: los Esti<=nne y la valiosa col<=cción lo tanto, fue atribuido a "Hermes Trismegisto". El corpus hermético fue publicado
de libros qu<: acumuló la dinastía (<:n part<= a trav�s d<: <:nlaces matrimonial<=s y d<: litigios) v�anse en repetidas ocasiones hasta 16'4. cuando un tratado de Isaac Casaubon demostró
Elizabeth Armsrrong, Robef"t Esti�nn�. y Robert Kingdon, "The Busin<:ss Activiti<=s of Print<:rs
que había sido compilado en la era cristiana. Con ayuda de dicha evidencia se sos­
H<:nri and fran�o;s Estknn<:".
10' tiene que los sabios del renacimiento cometieron un "grave error al fecharlo". Sin
Durant<: su <:stancia <=n Basil<:a Ramus de¡x=ndió más de las prensas qu<= de los c<=ntros acadé­
micos. En su "Panegyrique d<: B5[(:" (¡57!) elogió la univ<:rsidad y la academia local pero r<=S(:rvÓ duda lo hicieron. Una compilación neoplatónica y cristiana se consideró como un
su mayor alabanza para las casas d<= Am<=rbach, Frob<=n, Bischoff, Petri, Insingrin, Oporinus el al. trabajo que precedió e influyó a Platón. Pero es erróneo asignar fechas definitivas a
FI<=ek<=nst<=in, "Petrus Ramus", pp. 1 19-133. Debe considerase: qu<= la ciudad y la acad<=mia no n<:c<=­
'Ol
sariament<: sc oponían, sino qu<: muchas v<=e<=s <:ran incorporadas en una fructífna colaboración por V�aS(: la discusión, p. :137 ss, infra.
los prim<=ros impresor<:s. Véasc la crítica d<: StiUman a las !<=sis d<= Drak<:, p. 524 ss, infra. 10j Harbison, Th� Christian Schofar, p. 54.

72 • fa imprmla como agellu d� cambio hacia la d�finición del cambio inicia! • 73


-

las compilaciones el�boradas por los escribientes, que probablemente se derivaron les, excluyendo a todos los otros materiales de lectura. L:t nueva cultura humanista
de ruentes antiguas.I04 �
de mirada amp ia y d�senfocada coexistió con una pie:dad resuelta y estrechamente
.
Asimismo, es necesario estudiar también In transformación de los manuscritos enfocada. Al mismo Uem¡Xl, también guías y manuales se volvían más abundantes
de tradición popular ocultista y esotérica a raíz de la aparición de la imprenta. lo que �rmitió a las visiones legas prosperar en ese mundo, posiblemente desviand �
Algunos escritos arcanos en griego, hebreo o siriaco, por ejemplo, fueron menos la atención de fut� ros incienos en el otro. Así, los editores de mapas del siglo XVI

por su ubicación difícil de precisar.'
misteriosos que otros. De esta forma, los jeroglíficos se registraron tipográficamen­ :� pezaron a exclUIr al paraíso de este mundo,
te ames de ser descifrados, aunque también fueron usados por arqu itectos y graba­ : Iem � des �ués Galileo citaba al cardenal Baronious por haber distinguido entre
, cómo Ir al CielO" -un problema para el espíritu santo-- y "cómo se mueve el cie­
dores como sin1ples adornos. Por una parte estaba la decoración barroca, y por otra
las complicadas interpretaciones de eruditos, francmasones y rQsacruces, de forma lo" -una cuestión de de:mostración práctica y de razonamiento matem:'i.tico--. 'O']
que l a reproducción de pictogramas egipcios en la época racionalista enfrenta a A pesar de lo anterior, sería un error llevar demasiado lejos esta última observación.
los académicos contemporáneos a enigmas que quizá nunca podrán resolverse. En Como ya se mencionó, muchas de las llamadas "guías prácticas" eran imprácricas.
el siguiente capítulo se discutirá con más detalle el destino de los jeroglíficos. Por el Además, hasta que aparecieron los Principia de Newton las teorías contrapuestas y
las ta �! , .
as aSlronomlcas �
qu se pr ucían tam�o unn guías muy confiables para
momento me he limitado a sugerir que no sólo deben tenerse en cuenta las nuevas �
manifestaciones de la ilustración al analizar los efectos de lo impreso sobre los eru· �
sa r CÓI�O se mueve el CielO", mientras los J.bros de ejercicios devocionales y las
.
ditos, pues también se fortalecieron nuevas formas de mistificaci6n. gUias espirituales proporcionaban consejos claros. Los lectores que obtenían ayuda al
Desde este puntO de vista parece necesario matizar la afirmación de que el pri­ consultar mapas de caminos, libros de frases, tablas de conversión y otros materin.
mer medio siglo de la imprema le dio "un gran impulso a la amplia disemina· les también debieron de confiar en las guías sobre la vida después de la muerte. Los
ción de u n conocimiento más preciso sobre las fuentes del pensamiento occidental, tratados que explicaban el Libro de las Revelacione:s se sustentaban en gran medida
.
tanto clásicas como cristianas".'O') La reproducción de los escritos herméticos, las en razonamientos matemáticos. Fijar las fechas exactas de la creación o la resurrec.
profecías sibilinas, los jeroglíficos de "Hora pollo" y muchos otros aparen�eme� te ción requería los mismos talentos que se desarrollaron para elaborar las nuevas tablas
acreditados, si bien los escritos esotéricos fraudulentos funcionaron en la direCCión astron6micas, así como las técnicas para la proyección de: mapas.,08
opuesta, difundiendo conocimiento erróneo, contribuyó al mismo tiempo a nllanar En todo caso, es dudoso que "el efecto de los nuevos inventos sobre el huma.
el camino para la posterior depuración de las fuentes cristianas. En todo caso, es � �
nismo" haya si o � s significativo que su efecto en la lectura de biblias en lenguas
necesario distinguir entre los efecros iniciales y los de largo plazo. Rápidamen�e se v � rnáculas a prinCipIOS del siglo XVI. '09 Es necesario enfatizar que muchos efectos
dio un enriquecimiento de las bibliotecas académicas, pero el uso de sus conlell1dos diferentes, todos de grandes repercusiones, se produjeron más o menos al mismo
tomó más tiempo. En comparación con la extensa producción de materiales huma· tiempo. Si e�(O pudiera describirse con más claridad los procesos aparentemente
.
nísticos vernáculos, e! número de diccionarios trilingües y de ediciones en griego contradictOriOs podrían confrontarse con mayor ecuanimidad. La intensi ficación
o hasta en latín parece tan reducido que es necesario preguntarse si cabe aplicar el t �nto de la religiosidad como de la secularización pod rían entenderse mejor, al
término "amplia diseminación" a estos últimos. tiempo que
.

rían evitarse algunos debates sobre la periodización. La imprenta
La diseminación, como se define en el diccionario, parece explicar la reproducción exte �dló el periodo de vida de libros antiguos muy consultados, que en general
de silabarios, libros con una ilustración para cada letra de! alfabeto, catecismos, calen· son Ignorados y, a veces, erróneamente considerados obsoletos cuando se trazan
darios y literatura devocional. Sin embargo, e! aumento en la producción de dich�s las nuevas tendencias. Muchas estampas medievales del mundo se duplicaron más
materiales no necesariamente condujo al avance de la escolaridad o al intercambiO
,06 Véase el comentario de: Ortdius citado en la p. 215, infra.
transcultural. Catecismos, tratados religiosos y biblias sólo llenaron algunos estan·
"'7 Calile:o, "Lener lO the: Crand Duchess Christina", p. ,86.

egipcios antiguos formaron par· Los inte:�t� de: virtuosos tan distinguidos como Napie:r y Ne:wlOn
Yates, Giordallo Brullo. paII;m. Que algunos ingredientt:s para dete:rminar d
Y 3. nota 4. Yates supone que la
'<>4 "
nume�o del antlcnslo son muy conocidos. Un excdente: e:jemplode
ones poscristianas es señalado en las pp . 2 . c6mo � utilizaron teorías ra­
te de las compilaci .
del siglo XVII Isaac Casaubon c,onalcstas y técmcas mat�málic�s para calcular d año de: la resurrección de CristO lo proporcion
discusi6n barroca sobre la ht:rmética tt:rmin6 cuando a principios . a
IH d. C. Pero los sabios griegos
John �ralg, en Marhemutlcal PrlllC/püs o/Christian Theology (Londres,
había traducido textos que d:Jtaban del siglo 1690), traducción del latín
probó que Fic:ino
. El interés por los arcal)os �ue en HlStory �"d Theoly, 8�ih�ft 4, 1963. La fecha ca\culada por Cwig
e:s corrdativa al nume:nto de:
no pudieron haber descifrado solos los secretos de las pirámides . .
e:ntonces el cú � ulo d� Illlst�nos. la Incr«lulldad en lo� evangdio�, denominada "vdocidad de: la suspicacia"
hasta Ch:unpoll ion. Para , que: e:spera S(: man­
lan Op:'lCO que: ni d de:sClfran\le:nto
generaban TOl y "HorapoH o" l>crdur6 .
tenga en una progre:sl6n aflunéllca hasta que: la re:surre:cci6n �a ine:vitable:.
que: habra aume:ntadocon cada nue:va "re:velaci6n de: Isis", era
infro, pp. 267-268. '� Cilmore, World 01Humu11úm, p. 1fi9. sugiere que: su efecto fue más importante: en d hu�
de: la pie:dra Rosc=tta pudo ayudar a resolverlo. Véase la discusi6n
manlsmo.
''''S Cdmorc, World ofHllmallism, p. 190·

74 • la imprenta como agellu de cambiO hacia la defil/ici6n dd cambio i'llául • 75


rápidamente en el primer siglo de la imprenta de lo que lo habían hecho en la No obstante que los métodos de impresión antigua no ofrecían posibilidad de pu­
llamada edad media. No sólo sobrevivieron entre los conservadores isabelinos que blicar el tipo de ediciones estándar con las que están familiarizados los académicos
"aborrecían :lltcrar el viejo orden",' 10 sino que fueron más accesibles para poetas y contemporáneos, repn::sentaron un avance grande e irreversible. Algunas formatos
dramaturgos dd siglo XVI que para los juglares y mimos del siglo X I I I . impresos se muhiplicaron y se publicaron incontables fes de erratas. El hecho es
En vista de tales consideraciones, no puedo estar de acuerdo con la observación que Erasmo o Be\larmine podían publicar fes de erratas, pero Jerome o A1cuin no,
de Sartan: "no es necesario indicar lo que el arte de la impresión implicó parn la pues la acción de publicarlas requería una nueva capacidad para localizar errores
difusión de la cultura, pero no debería ponerse tanto énfasis en la difusión como textu:lles y para transmitir simultáneamente esta información a diferentes lectores,
en la estandarización".' l I La forma en que la imprenta cambió los patrones de con lo que muestra muy claramente algunos de los efec[Os de la estandarización.
difusión cultural merece más atención de la que ha recibido. Además, el acceso Aunque en la edad media tardía los copistas eran supervisados -y el control era
individual a diversos textos es distinto de hacer confluir muchas mentes en un solo mucho más laxo de lo que otros trabajos sugieren-, los escribienres eran incapaces
texto. Si se atiende exclusivamente la estandarización, este último fenómeno po­ de cometer la clase de error "estándar" que les costó a linos impresores ser mulwdos
dría subestimarse. por la "Biblia maldita" de 163 1 . 1 15 Si el error de un cajista podía circular en un gran
número de ejemplares, también podía hacerlo la enmiend:l de un solo erudito.

CONSIDERACIONES SOBRE ALGUNOS EFECTOS DE LA ESTANDARIZACiÓN El simple hecho de que una sola enmienda de un gran erudito pudiera circul:tr e n cien­
tOS de copias sin el riesgo de errores del copista implicó una revolución en las condiciones
en las que se desempeñaba la actividad de los letrados.' ,(,
A pesar de que debe considerársda en conexión con muchas otras cuestiones, es
cierto que la eSlandarización merece un análisis más detallado. Un especialista ha
argumentado que e n la actualidad se ha exagerado mucho al respecto, 1 1 ,1 pero tam­ Aquellos que exageran la importancia de los errores de los cajistas en las ediciones
bién podría pensarse que no se le ha dado la importancia que merece. Hay que antiguas me siguen pareciendo menos equivocados que quienes los minimizan y
tener cuidado de no distorsionar las perspectivas históricas al ignorar la diferencia que los que subestiman la diversidad que hacía único cada error de un manuscrito.
entre los amiguos métodos de impresión y los de épocas más recientes. De la misma Creo que es menos urgente caracterizar la tesis de la estanda rización que seguir sus
manera, es importante no ir demasiado lejos en la otra dirección y sobreestimar ramificaciones. La afirmación de Sarton de que: "La imprenta permitió que por
la capacidad de los procedimientos de los escribientes para conseguir los mismos primera vez se publicaran cientos de copias idénticas, pero que podían estar dis­
resultados que las antiguas prensas. Sin duda las facultades de las universidades persas por doquier"1 I7 es demasiado importa me como para perderse discutiendo
medievales "trataron de conseguir lo que las prensas lograron después", l Ij aun­ que las primeras ediciones antiguas no eran exactamente iguales. Eran lo b:lstante
que la producción de textos idénticos siguió siendo un objetivo inalcanzable a uniformes como para que los académicos de diferentes regiones coincidieran en sus
pesar de que se impusieron las regulaciones académicas de la pecia. De hecho la citas y señalaran los mismos errores y correcciones. l iS
división de ejemplares en diferentes partes debió aumentar los errores a medida Sin embargo, cuando sugiero que las consecuencias de la estandarización po­
que aceleraba la multiplicación de copias de muchos textos académicos codiciados, drían subestimarse, no estoy pensando solamente en correcciones textuales y erro­
además de que se diS[ribuían muchos ejemplares (ninguno de los cuales era exac­ res, sino también en calendarios, diccionarios, efemérides y otras obras de consulta,
tamente igual) y no s610 una copia maestra a los muchos estacionarios que servían
a determinada universidad. ' I"
" 5 Sobre la Biblia "m:tldit:t'· de 1631, que omitió el "no" del s�ptimo mandamiento, véase Bbck,
''0 Tillyard, Th� Elizab�thQn World Pictur�, p. 8. "The Printed 8ible" , p. 412. Otras ediciones de biblias en Inglaterra c�lebres porque contenían
" , Sarton, "QueSl for Truth", p. 66. errores estand:trizados, como la "Biblia de Judas'· de 161 1 ; b "Biblia de los impresorcs" de 1]02 y la
IU Sobre lo que: sigue véanse los comentarios de Black, '"The Printed Bible", pp. 4°8-4 14, Y "Bibll:t de Vinagre" de 1707, son comentadas por Stt:inlx:rg, Five HIl/Jdr�d Y�llrs, p. 204.
,
del mismo :tulor la reseña sobre Fi� HUlldred YC'QrJ. de Steinlx:rg. ,,( Gilmore, H'orld 01Humul/úm, p. 189. El significado de la eSI:lndariz:tción en t�rminos de la
" 3 Hirsch, PriflJÍng, Sdiing (edición de 1974), pp. xl y 13· erudición fue expuestO dar:tmente por AHen, Emsmus: Lect/ll�S alld Wl1yfilrillg Sk�tch�s, pp. 4 Y S.
", Véase cap. 1, nota 29,iUp,.a. para referencias ¡x:rtinentes a la malimerpret:tci6n de las tesis " 7 Sanon, "Quest for Truth", p. 66.
de Destra. Saenger, " Col3rd Mansion", p. 413, descrilx: que los manuscritos se habían "uni­ " S Este punlO es particularrnente pertinente para los estudios clásicos. De acuerdo con Ken­

formado ro gran medida" en una corte borgoñona del siglo xv, donde se usaba un:t sola copia ney, Th� Classical T�xt. p. '9. nota 1, en cierta medida los textos clásicos no fueron afeclados por
mae$lra, la mmuU. Me sigue pareciendo un misterio cómo podían copiarse manuscritos m�ricu­ la desafonun:td:t práctica de mezclar hojas de diferentes materias, porque ··1.-1 multiplicación de
losam�IIf�. en cantidad y con I/C'IodJad. usando un solo ejemplar. copi:ts textualmente uniformes se volvió b norm:t."

16 • la impulIf(l como agenu d� cambio hacia la d�fi"iciólI dd cambio inicial • 77


educación primaria y los silabarios utilizados por difcremes profesores en diferen­
en mapas, cuadros, diagramas y otros apoyos visuales. Frecuentemente se le atri­
tes regiones de la I nglaterr::l del siglo xv, m�s que uniformes eran variopintos.'l�
buye a la imprenta haber permitido la producción de imágenes espaciotempora­
Es probable que el propio concepto de ;'estilo" se haya transformado cuando el
les uniformes sin que se considere de modo adecuado la dificultad que entraña
trabajo de la mano y el s¡ylus se reemplazaron con impresiones más estandarizadas
multiplicar a mano imágenes idémicas."Y Puede aplicarse la misma observación a
hechas con tipos. Las diferencias emre la escritura manuscrita y la tipografía son
los sistemas de notación, ya sea musical o matemática, pues está por explorarse la
¡ales que si se coloca un manuscrito determinado frente a un texto impreso pueden
forma en que diferentes campos de estudio y estilos estéticos fueron alterados por
verse mucho m3s cbramente los rasgos idiosincrásicos de la mano del escribien­
la reproducción exacta. Vale la pena sugerir que dichas "culturas" fueron afectadas.
te.1l5 Cuando se pone un boceto o dibujo frente a una réplica impresa se observa
Este rasgo de la tecnología impresa afectó tanto a las disciplinas del quad,.¡vium
un cambio incluso m�s dramático. Parece más nuevo y "auténtico" que cuando se
como a las del ¡,.¡vium, tanto a la poesía y la pintura como a las matemáticas y l a
lo coloca frente a una copia dibujada a mano. Así, las distinciones entre lo nuevo
medicina.
y auténtico ante lo repetido y copiado probablemente se volvieron más eviden­
De hecho, hubo demasiados cambios imponames en los que estuvo involucrado
tes después de la aparición de la imprenta. El proceso de estandarización también
el tema de la estandarización como para que puedan enlistarse aquí. Este aspecto
mostró de forma más clara las desviaciones de los cánones clásicos que se reRejan
afectó cada operación asociada con la tipografía, desde la medición exacta para la
en diversos edificios, estatuas, pinturas y objetos de arte. Gótico originalmente de­
fundición de ti pos hasta la elaboración de grabados en madera dd tamaño exacto
para coincidir con la superficie de los tipos.1l0 También involucró d impacto "su­
signaba lo que todavía no era clásico, mientras que barroco era una desviación de la
norma clásica. En última instancia, el curso eorero de b historia del arte occidental
bliminal" que tuvieron sobre diferentes lectores los encuentros repetidos con dis­
se trazó en términos de los rígidos cánones clásicos y sus desviaciones: "esa proce­
tintos estilos tipográficos, recursos de los impresores y adornos en las ponadas.11I
sión de estilos y periodos que todo principia nte conoce --clásico, románico, gótico,
La propia caligrafía resultó afectada, en la medida en que los especímenes del siglo
renacentista, manierista, barroco, rococó, neoclásico, romántico- representa sólo
XVI despojaron a diversas "letras " de escribientes de sus idiosincrasias.121 Hicieron �
una serie de máscaras para dos categorías, lo clásico y lo no clásico".'
por la escritura lo que los libros de estilo hicieron por la tipografía, los libros de
Con la desaparición de caligrafías multiformes los estilos de las letras se agru­
pmrones por d diseño de ropa, de muebles, de motivos arquitectónicos o de planos.
paron más claramente en dos grupos distintos de fuentes: "góticas" y "romanas".'27
Los manuales de escritura, al igual que los de pmrones y los l ibros de modelos, eran
Una pobrización similar afectó los diseños arquitectónicos. Una creciente concien­
conocidos en la época de los escribientes.'1J Pero igual que los libros manuscritos de
cia de los tres órdenes establecidos por Vitruvio acompañó la producción de impre­

" 9 Vtase b discusión sobre la '·transcripción disociada" de Boulding, Th� Jmag�, pp. 6ol-68, Y
sos y grabados arquitectónicos que aparecieron tanto en los nuevos tratados como
en los viejos textos . 1 l8 También se alentó una creciente conciencia de las distantes
mi crítica al análisis de Bouldingen la p. 453 ss, infra.
'''' Steinberg, Fi� HlIlIdmJ Yi"tll:i. p. :15; GoIdschmidt, Th� Primal Book ofth� R�IUlis.salla, P. 38. fronteras regionales gracias a la producción de mapas más uniformes, que contaban
,JI El posible efecto de la ilustración de la portada en las bellas artes del siglo XVI y la necesidad con fronteras y nombres de lugares también más uniformes. 1 29 Procesos similares
de tomar en cuenta 10 impreso cuando se estudian los nuevos estilos esttticos son señalados por
ofMainz, que � encuentra en la Biblioteca del Congreso. El uso de un "libro de patrones" por p,ute
de un pintor del siglo XIII es mostrado y descrito por Egben, Th� M�die(J(J, A"'úl al lVork. pp. 38 Y
Chastel, ··What is Mannerism?'", p. 53. Véase tambitn Adhtmar, "L'estampe".
l2l
Una ilustración de un espécimen tipográfico del siglo XV, distribuido en Augsburgo por
Erhard Ratdoh y con la fecha 1 de abril de 1486, es proporcionada por Steinberg, Fi/J� Htmdr�d
3?, 13m. IX Para un estudio detallado del singular librode dibujos de un maestro lombardo de prin­
•.
.
Yl'ars (frente a 1:1 p. 54). El mismo autor discute el manual de escriWTa pionero de Ludovico degli CIpiOS del SIglo xv vtase Pacht, ··Early Italian N:.ture Studies�, pp. 13-47. El problem:. de distinguir
entre el llamado ··libro de dibujos·' medieval y el "libro de patrones'· es señalado por D. J. A. Ross,
Arrighi de 15:12 (p. 57 ss). Véase también Hofer, "Variant Issues", p. 95. De acuerdo con Hofer
"A L'He Twelfth-Century Anist Pattern Sheet'·. Par:. reAexiones sobre el extr:.ordinario Conillgm
la Th�oria l't prac,;,a, de Segismundo Fanti (Venecia, 15 14), fue el primer tratado impreso sobre
Modd Book v¿asc la nota 73, suP/U, acerca de la rese¡ia de H:lrry Bober.
escritura dirigido a escribientes profesionales. Un manual previo, de Damianus Moyllus, sobre
'l.f Sobre la estand:lriz.ación de los silabarios y libros escolares ingleses ...bse p. 332, I/Jfm.
formas de lelr:ls, impreso en Parma entre 1477 y 1483, es comenlado por Goudy, Th� Capitals
Fom th� Tlujall Collllnll al Rom�. pp. 1 1 Y 12. En todo caso, la O�rilla, de Arrighi, es un buen
'lS Bühler, Fifiulllh Cmtury Book. p. 37.

,,(, Gomhrich, Norm al1d Form: Studie¡ in lh� Arl ofIh� R�lIalssallce. pp. 83 y 8ol.
ejemplo de cómo una temprana edición impresa, aunque no libre de variantes, contribuyó a un
"7 Vbse illfiu, p. 190 SS.
Burns. ··Qu:.ttrocento ArchiteClllre", cap. :17, pp. 285-287, describe la form:. en que 1<1
nue:vo tipo de estandariz..."1ción.
"J Sobre un espécimen de la escritura de maestros medievales vbse van Dijk, "An Adverti­
"�
semem Sheet". 1.-1 "de:manda constante de patrones por parte del artesano medieva!'·, los méto­
obseSión por los tres órdenes se volvió dominante después de imprimirse la primer:. edición de
dos empleados p.ua transferir los contornos de un p:món agujereando un trozo de pergamino y D� ,.� a�dificaloria en 1485.
'19 Hay, "Geographic:.1 AbstraClions", contiene sugerentes reAexiones sobre la inAuenci:. de
posteriormente CSlarciendo con polvo de carbón, y algunos álbumes con útiles dibujos y modelos
compilados por diversos maestros se describen detallad:.mente en Dorothy Miner, The Cia'" 1Jib/� la canografía en la conciencia regional.

h(látl lll d�fil/lá6/J d�1 CO/llb,O imciul • 79


·8 • lo impulllu como agenu de cambio

afectaron las costumbres locales, las leyes, la lengua y b vestimenta. Un libro de peradores y reyes no eran lo bastante claros como para que se reconociera su cara
patrones de ropa publicado en Sevilla en la década de 1520 permitió que las modas cuando viajaban de incógnito, pero un retrato grabado en papel moneda permitió
"españolas" fueran visibles en todo el imperio de los Habsburgo. Sastres y modistos a un francés reconocer y detener a Luis XVI en Varennes.
conLaron con nuevas guías y, al mismo tiempo, la diversidad de la veSlimenla local Es necesario subrayar que probablemente la nueva ;'tgudeza mental respecto
se volvi6 más atraeriva para los habitantes de Bruselas o de Lima. al individuo y a lo típico llegó primero a los círculos frecuentados por aquellos
Oc hecho, uno de los efeclos concomitantes de la estandarización fue un mayor impresores y grabadores encargados de producir los nuevos manuales de diseño de
reconocimiento de la diversidad. Las publicaciones del siglo XVI no sólo difundie­ vestimenta, libros de estilo, conmemoración de ascensos al trono y guías regionales.
ron modas idénticas sino que propiciaron que se coleccionaran las que eran dife­ Así como la publicación de fes de erratas agudizó la percepción de los errores en las
rentes. Los libros que ilusuaban diversas vestimentas utilizadas en todo el mundo imprentas, también contribuyó la preparación de obras de motivos arquitectónicos,
eran estudiados por artistas y grabadores y se reprodujeron en WnlOS contextos que fronteras regionales, nombres de lugares, detalles de la ropa y las costumbres loca­
se desarrollaron estereotipos sobre los estilos de los trajes regionales. Adquirieron les. Es probable que una mayor percepción sobre el lugar y el periodo, así como una
una vida eterna en el papel y pueden verse incluso en la actualidad en muñecas, mayor preocupación por relacionar adecuadamente la vestimenta con cada uno de
óperas o bailes de disfraz. ellos, haya sido fomentada por e! hecho de reunir los libros de consulta ilustrados
Los conceptos relacionados con la uniformidad y la diversidad --con lo típico con los manuales de vestimenta. De hecho, el uso -en la Cr6nica de Nurembelg,
y lo único-- son interdependientes; representan las dos caras de la misma mone· por ejemplo-- de un mismo grabado con siluetas de edificios para ilustrar muchas
da. En este sentido puede considerarse que la emergencia de un nuevo sentido ciudades diferentes, o de! mismo retrato de un busto para caracterizar personajes
del individualismo es consecuencia de nuevas formas de estandarización. En rea· históricos distintos, parece contradecir esa tesis. Hay muchos ejemplos de antiguos
lidad, cuanto más se estandarizaba el tipo, más fuerte era el sentido de los rasgos impresores que usaban frugalmente unas cuantas imágenes para cumplir distintos
idiosincrásicos del yo. Ningún periodo careció de algún sentido de lo típico ni del prop6sitos:Jl Una edición de Ulm de 1483 "tenía un grabado que se usó 37 veces
individuo, pero las concepciones sobre ambos se transformaron con la producción y en total se utilizaron 1 9 láminas para realizar 134 ilustraciones".'jj No obstante,
de ediciones estándar. Incluso m ientras un autor como Montaigne estaba desarro­ durante la misma década de '4Bodos publicaciones de Maguncia contenían ilusWl·
llando un nuevo y característico género literario y de velando lodas las rarezas y pe· ciones hechas por un artista.grabador viajero que fue enviado a Tierra Santa con
culiaridades que definen al "yo, mí mismo" individual comocomrario al tipo, otrOS el propósito específico de producir imágenes de ciudades y plantas que encontrara
géneros literarios estaban definiendo tipos ideales --expresando las necesidades de en su peregrinación. Las ilustraciones de ciudades de Erhard Reuwich para la
servicio al rey o a la nación, delineando los papeles del sacerdote, el comerciante y el Peregr;,¡aúo in Tcrram Sal1Clam ( 1486), de Breydenbach, y de plantas para e! her­
campesino, de la mujer y el hombre de la nobleza, del esposo y \a esposa, del joven bario vernáculo de Schoeffer, Ca rl del' G�sulJdhe¡1 ( 1 485), fueron un avance en el
y la señorita bien educados.'Jo registro de observaciones visuales cada vez más precisas y dctalladas.lj4 También
N uevamente se observa que "\a reproducción pictórica exacta" ayudó a reforzar
'3' Véase la entretenida discusión que pbntea Ivins, Priflt,j and VÚllal Comnulllicatioll, P. 38.
los efectos que tuvo la publicación de ediciones estándar. Los encuentros repeti· L1 reutilización de las mismas lámin:ls p:lra ilustrar varias escen:lS en un mismo libro y por
dos con las mismas imágenes de parejas representando tres grupos sociales: noble, parte de diversos impresores para libros diferentes se analiza en Hirsch, PrinúIIg, S�I/illg, 1'. 49.
burgués, campesino, ataviados con ropas distintivas y con paisajes regionales carac­ Ejemplos específicos sobre la ilustración de bibli:ls se encuentran en Hindman, "Transition from
terísticos en el fondo, fomentaron probablemente una percepción más clara de las Manuscripts", p. 199.
div isiones de clase y de los grupos regionales.ljl Al mismo tiempo, la circulación 'JJ Bland,A Histo'y ofBook /Ilustratioll, p. 106.

de retratos reales y de grabados de coronaciones permitió a las dinastías reinantes 'Ji Para el volumen de Breydenbach y las versiones vernáculas que aparecieron casi inmedia­
tamente después de la primera edición en latín véase H. W. Davies, Berllhard /1'0" 8rr:ydmbach.
inculcar de manera diferente los rasgos de su personalidad en la conciencia de {O­
dos los súbditos. w. diferencia entre la vieja imagen reproducible que se estampaba
La proba.bilidad de que Erhard Reuwich (o Rewich) de Utrecht fuera responsable de las ilustra·
ciones de la Peregrmatio, de Breydenbach, y de que también fuera el "inteligente y hábil pintor"
en las monedas y los nuevos productos de la imprenta la ejemplifica uno de los que acompañó al :lUlor principal del Cart del' Cmllldheit (un médico de Fráncfort apellidado van
episodios más famosos de la revolución francesa. Los rasgos individuales de em· Cu�), que reci� agradecimientos en c:l pref:lcio de e:sta publicación de Pe:ter Schocffe:r, de: 1485,
es comcnt:lda por Hind, AII IlItrodllCriOIl 10 a Húto,y Of WooJCIIl, 1, pp. 350 y 354. En P,.illt..· alld
'J" Para una diSCUSión adICional sobre este pUIlIO, vtase p. 216, infro. VÚllal CommulHcatioll, p. 36, sorprende que Ivins se: lamente de no sa�r los nombre5 de ninguno

'J' Los manuales dI: vestimenta del siglo XVI y los grabados que mostraban diversos grupos de los colaboradores del Can de,· Cmmdheit pero dos párrafos más adelante: refiera que Reuwich
de ciudadanos frl:nte a vistas y planos de diferentes ciudades se describen e dustr:ln en Yates, Thr: colaboró con Breydenbach y que produjo las famosas vistas desplegables de ciudades como Ve:·

Valois Taputrir:s. pp. 1:1-1 5. necia, Rodas y Jerus:llén. Una compibción previa de ensayos de Ivíns, Prill!S al/ti Booki: Informal

lo • fa imprr:/Ita como agelllr: de Cllmbio Iwda /a (Ir:jillidón delcambio illicia/ • 81


es necesario distinguir la reutilización despreocupada de unas cuantas láminas pa­ quienes pensamos en términos más recientes de división del trabajo, el repertorio
ra muchos propósilOs de la reutilización deliberada de imágenes de una ciudad o de roles desempeñ:1dos por los impresores antiguos parece inconcebible por exten­
de retratos "típicos" , para que sirvieran de indicadores o d.: señales que guiaran al so. Un humanista-impresor podía desempeñarse no sólo como editor y librero, sino
lector en su encuentro con un texto. Lj'5 Cualquiera que haya sido el propósito de in­ también como indexador, redacwr, lexicógrafo y cronista. Cualesquiera que hayan
cluir grabados de ciudades y retratos en un trabajo como !:l CróTlica de NurfflJbelg, sido los papeles que desempeñar3, no podía pasar por alto las decisiones sobre: los
las observaciones previas sobre la estandarización y la individualización también estándares que se adoptarían al momento de editar los texWs para su publicación.
parecen válidas en este casO. Cuanto más estandariz:tda estaba la imagen de una Había que seleccionar o diseñar estilos de fuente adecuados y fijar las convenciones
ciudad típica, de u n relr�lto o de una planta, los rasgos distintivos de diferentes ciu­ de la casa relati vas a la ortografía, la puntuación, las abreviaturas, etcétera.1j7 Tam­
dades, personas O plantas podían ser percibidos más claramente por los dibujantes bién tenía que lidiar con las distintas versiones de un texto, la pertinencia de las
atentos. Pintores y tallistas habían dibujado formas nalUrales, vestimenta eclesiásti­ ilustraciones o de las traducciones. En la med ida en que dichas decisiones suponían
ca o pilas de agua bendita en los márgenes de los manuscritos en el transcurso de los la consulta a profesores, médicos, comerciantes de estampas, pintores, traductores,
siglos precedentes, pero sus habilidades se uSJron para nuevos fines en los proyectos bibliotecarios y otros letrados, no es sorprendente que en varias ciudades los talleres
de edición técnica emprendidos por maestros impresores y editores eruditos desde de los impresores sirvieran como centros culturales o que el trabajo humanístico
la época de Peter Schocffer en adelante. y científico más avanzado del siglo XVI pareciera alejarse de los viejos salones de
Debe recordarse que los antiguos impresores no sólo se encargaban de publicar lectura y de los recintos académicos. Además, los im presores estuvieron en posición
obras de consulta innovadoras sino también de compilar algunas de ellas.136 Para de aprovechar el paso a otros sistemas concebidos por dios mismos. No sólo prac­
ticaron la auwayuda, sino que la predicaron. A fines de la edad media se habían
Pupe/"s, cOnliene un anículo sobre "el itinerario de Breydenbach", pp. 10-21, en el que describe escrito manuales para guiar a inquisidores, confesores, sacerdotes y peregrinos, así
la función de Reuwich no sólo como ilustrador sino como impresor de la versión tanto en latín
como a los comerciantes legos. Aunque en la actualidad las extensasmmmae atraen
como en alem:\n del volumen de Breydenbach. Ahí, Jyins señala que el mismo Reuwich afirm::J
, la atención de los académicos, los escribientes medievales también produjeron
en la edición alemana (Maguncia, 1486) que se encargó �de imprimir en su propi:l c:lso ' y que la
fuente utiliz..,d:t provino de los t:llleres de Peter Schoeffer. Sobre el signific:ldo de l:1s ilustraciones summulae compactas, amplias guías diseñadas para ofrecer consejos prácticos sobre
en Can d�r C�SUlldh�it (publicado en Maguncia por Peter Schoeffer en 1485) véase=: inJm, p.2 48 ss. diversas materias, que iban desde escribir un sermón hasta prepararse para morir
El hecho de que las pbntas hayan sido dibujadas en un viaje a Tierra Santa, al mismo tiempo que en la propi .. cama.138 En este aspecto, COIllO en muchos otros, el impresor parece
la peregrinación de Breydenbach, al igual que las similitudes estilísticas, conduce a Hind a com­ haberse encargado de lo que dejó de hacer el escribiente, pero al hacerlo amplió y
partir la opinión de L. Baer de que Rwwich ilustró ambos libros. Su cercanía a Peter Schoeffer aumentó enormemente los viejos temas. No hay ningún equivalente en la cultura
le da mayor credibilidad a la afirmación de que inlervino en c:1 herbario vernáculo. Herrlinger,
manuscrita de la "avalancha" de libros sobre "cómo hacer" que emanaron de las
History 01Mdicul llustratioll, p. 47. da por sentada esta afirmación y sugiere que el ilustrador de
nuevas prensas, que explicaban con "pasos ráciles" cómo podían adquirirse ciertas
Gartdt:r Gmmdht:it también podría ser "el maestro del Housebook", un c�lebre grabador antiguo
de I:\minas de cobre.
habilidades, que iban desde tocar un instrumento musical h<lsta llevar cuenlas.
'j� Bland, Hislory 01 Book IIIUjfratioJ/, p. t07. le atribuye a Paul Krisleller (el autor de Early Muchas de las primeras industrias capitalistas requirieron planeación eficiente,
Flor�nlill� WoodCIIU)la afirmación de que los grabados contenidos en la Cr6nica dt: Nlfftmb�lg atención metódica de los detalles y cálculo racional. Sin embargo, las decisiones
fueron concebidos como señales para ayudar a los lectores, más que como apoyos visuales detalla­ que tomaron los primeros impresores arectaban directamente la elaboración tanto
dos. Un caso interesante en el que sucesivas ediciones de una enciclopedia del siglo XVI muestran de herramientas como de símbolos. Sus productos redefinieron las facultades ne­
cómo se fueron reemplazando los grabados estereotipados por retratos reales de las ciudades con cesarias para manipular objetos, percibir y pensar sobre fenómenos diversos. Los
un parecido genuino es descrito por Gerald Strauss, "A Sixteenth-Century Encyclopcdia", pp.
154 Y 155 · v:1ri6 tan �xtensamente y se desdibujaba con [anta frecuencia, que no puedo incluirla en mis
.j6 Esto se aplica particularmente al editor�impresor (o impresor-librero) como lo describe, reflexiones. Por consiguien[e, uso el término imp/'t:Jor de modo muy aproximado p:1ra cubrir a
por ejemplo, Armslrong, en ROM1 Esti�nn�, pp. 18 Y 68. Tambi�n es :tplicabk a muchos maestros todos estos grupos. Tampoco conSIdero mucho el g-=ncro cuando mc:ncionoSll taller de impresión
impresores independientes, a algunos comerciantes·editores (quienes en realidad no eran impre­ pensando en él y no en ella. Como señala Lenkey. "Printer's \Viv�s", p. 331, a pesar de que las
sores aunque supervis:tb::Jn muy de cerca el cuid:tdo de los textos y hasta editaban y compilaban viudas e hijas de los impresores llegaron a hacerse cargode! negocio famili:1r, era más común que
algunos ellos mismos) y finalmente a algunos jornaleros cap:1citado� (que serví:1n de correctores lo hicieran lns parientes masculinos. Sohre una impresora del siglo XVI vbnse las referencias a la
o se encargaban de org:1nizar, a partir de los volúmenes antiguos, reimpresiones baratas para los casa parisina de Charlone Cuillard en Parent, UJ m¿ti�rs, p. 138.
mercados de m:1S:1s). L:1s posiciones sociales y económicas divergentes que ocup3b.1n estos grupos 'J7 Sobre la oblig:1ción que sentían los formadores ingleses de corregir b ortografía y la gra­
son discutidas por Na!:1lie Z. Davis, "Strikes :1nd Salvarion in Lyons", p. 48, Y "Publisher Cui­ mática véase Hereward T. Price, "Cr:1mm:1r aoel th� Compositor", pp. 5040-548.
llaume Rouillr, pp. 73-76. A lo largo del siglo XVIII b división del trabajo demro de los talleres ' I� Peters, "Editing Jnquisitors", pp. 95-107.

82 • la imp/"t:l1ta como agt:l1ft: d� cambio


haci(l {" dcfi/llá6/1 da clII'lbiu ;1110'111 • 8j


carentes d e si nificado, ha sido el arranque para aprender con ayuda de los libros
académicos intercS;ldos en la "modernización" o la "r:-.cionalizaóón" se benefIcia­
� �
�e todo los 11Iños occidentales . E to era tan poco común antes de la imprenta que
rían si analizaran con mayor detalle el nuevo [ipode trabajo mental impulsado por .
el compilador genovés de una enCIClopedia del siglo X I I I podía escribir que:
la visualización de mapas, tablas, cuadros, diagramas, diccionarios y gram�ticas .
También deberían observar con mayor atención los procedimientos seguidos por
Amo va antes que biho porque a es la letra inicial de la primera y b la primera letra de la
los que compilaban y producían dichas obras de consulta. Estos proced imientos
segunda, y l a a va antes que la b . . . con la :lyud:t de Dios que me guí:l, he concebido este
condujeron a un nuevo uprit d� sysl¿m�. En el pref<'lCio de su atlas pionero, que orden. '-Il
contenía textos e índices adicionales. Abraham Onelius compar6 su Theatnlm con
"un establecimiento bien amueblado", que estaba tan ordenado que los lectores
Est � no quiere decir que los sistemas basados en el orden alfabético fueran desco­
podrían encontrar fácilmente cualquier instrumento que quisieran obtener.'j<) "Es
nOCidos antes del siglo XIII, sino sólo que eran lo suficientemente esotéricos como
más fácil encontrar las cosas cuando cada una se halla en su lugar y no dispersas
para que el co �, pilador del Calho/iean los desconociera. 'u Además, también se usa­
azarosamente", comentó ouo editor dd siglo XVI.1-lO No sólo estaba justificando

ron otras técnIcas para orden r I a información en las obras de consulta. Por lo que
la manera en que había reorganiz.1do el textO que había editado; probablemente
tambic::n estaba acusando a un tenedor de libros que había perdido algunas cuentas
� .
se re ere a los catálogos de blbhoteca, el uso de los sistemas alfabéticos puesto en
práctica por los míticos custodios de la Bibl ioteca de Alejandría desapareció J· umo
co e a. '44 "e uan do se trata de catalogar, un poema está muy lejos de un fichero",
relativas a la gran empresa comercial que d i rigió.
� JI
.
senalan Reynolds y W¡\son, a propósito de unos versos atribuidos a Alcuin en los
� ue se desc�ibe la �iblioteca de York del siglo VII/. r�5 De ahí que no deba extra­
nar que la Itst� de 1 lbros �e .dicha biblioteca, escrita en verso, eSlUviera incompleta
ALGUNOS EFECTOS PRODUCIDOS POR LA REORGA.NIZACIÓN DE TEXTOS
Y OB RAS DE REFERENCIA: RACIONALIZAR, CODIFICAR y CATALOGAR IN FORMACiÓN .
porque las eXigencias metncas requerían que se excluyesen diversas obras. Segu­

Las decisiones editoriales que tomaron los an tiguos im presores en relación con la
� . .
ramente no t os los catálogos de las bl bhotecas medievales estaban en verso, pero

t mpoc � debieron ordenarse con los mismos criterios que los ficheros modernos
composición y la presentación probablemente ayudaron a reorganizar e l pensa­
�I, por Cierto, en (unción de ningún criterio uniforme. Reflejaban el carácter mul­
miento de los lectores. La observación de McLuhan de que ojear las líneas de lo
tiforme d: I� cultura manuscrita y, en su mayoría, se adaptaban a su idiosincrasia,
impreso inAuye en los procesos de pensamiento es a primera vista un tanto descon­
pues se dlsenaron para que un custodio determinado se oriemara elllre los libros
certante, pero una mayor reAexión sugiere que los pensamiemos de los lectores son
guiados por la forma en que se: ordenan y presentan los comenidos de los libros.
'4' Citado en Daly, Conmbmions, p. 73, de los comentarios de "Giov:lnni de: Génova" (o fray
Cambios fundamentales en el formato de los libros podrían producir cambios en
Johannes Balbus �e G�nova) en su Catholiron de 1286. Esta popular enciclopedia del siglo XIII es
los patrones de pensamiento. Por ejemplo, para manejar obras de consulta los lec­ �� .
?
fa�;sa por�ue Im�n �lló utenbe �� en Maguncia, en 1460, con un colofón que describía cómo
tores deben dominar ciertas habilidades que ahora se consideran rudimentarias �
e�e noble libro nab,a SI O Impreso , sin ayuda del carrizo, el estilo o la pluma, sino con el mara­
pero que previamente eran esotéricas, incluso entre los hombres letrados. La edi­ Villoso arreglo, la proporclón � Ia arm?nía de p�nzones y tipos. . . en la noble ciudad de Maguncia
. ,
ci6n de 1604 de un diccionario inglés señala a l inicio que "el lector debe conocer el de la c�lebre nación germana , que , por graCIa de Dios" ha sido dotada "por encima de todas
las otras naciones con tan magnánimo genio", Steinbcrg, FIII� Hllndud } '...ars, p. 19. ¿Debcrra
.
alfabeto, a saber: el orden de las letras".141 Habría que preguntarse por qué en una .
� �
conSiderarse esta a :mació� � re el invento de Gutwberg en la misma tónica que la del fraile
que aseguró haber concebido el orden alfabético? V�anse los agudos comentarios de Buuler
fecha (an tardía se consideró en Inglaterra que era necesario definir e l significado
del término "alfabeto". Podría pensarse que las numerosas ediciones de libros de!
sobre la forma en que las afirmaciones vineulad:lS con la "invención" de la tipografía I·m pl ·Ican
alfabeto ilustrado con una imagen para cada lena, que beneficiaron a hombres . . .. .

�;
un concepto de " IIlVenClón dIferente al nuestro, Origin olPrinting, p. 97. Para una discusión más
.
que contaban con privilegio para imprimir, como John Day, harían innecesaria arn� a de la naturale�� problemática de "invención'·, véanse las nOtas 251 y 252, in/ro.
la definición. En todo caso, la impresión de obras de consulta fomentó que se re­
.
Para IIlformaclOn sobre los alfabetos medievales véase Wolpe, "Florilegium alphabcli­
,.
curriera repetidamente al orden alfabético. Desde e! siglo XVI la memorización de <um
'H Adc�ás de Daly, COfllriblltions, v�ase Francis Wilty, "E.a.rly [ndexing Tecniques", pp. 1 4 1 -
una determinada secuencia discreta de letras, representadas por símbolos y sonidos
'48. La resen:t d e Sherman Kuhn del libro de D:lly discute los numerosos avances y retrocesos

Ondius, �Mess:tge lO Ihe Readerft, Th�Ul"olth� Whoü World.



del u� del aJfa lo. �l artícul� de K�nn, 'Tne Prdace 10 a Fifteenth Celllury Concordance",
tamllle:n proporClon� informaCión valiosa sobre la organización de glosarios y vocabularios, que
'.19

'-1" Citado por Nalalie Z. D:tvis, "Guillaurne Rouillé", p. 100. .se remonta hasta el srglo VIII.
'.' "Tablt: Alph:tbctical"', de Roben Cowdrey, citado en Dal)', COllrnbutiOlls ro a Húto,.y 01
A'phab�tiZIJtio", p. 9 1 .
'i5 Reynolds y Wilson, Scr¡b�s alld Scholars, P. 76.

haela la d�finiciólI drl cambio imáal • 85


84 • la impl"�11la como ag�lIl� d� cambio
que se dcposiwban en armarios o baúles, o que se encadenaban a los escritorios en competidoresl49 no debería tomarse al pie d e la letra. El impresor antiguo, al igual
ú
una habitación especial.'� que el moderno agente de lo impreso, a menudo prometía más de lo que podía
Se ha dicho que gracias a la introducción del papel se generalizó e! uso de crite� cumplir. No obstante, la presión que ejercía la competencia alemó los intentos por
rios alfabéticos tantO en catálogos como en índices, porque abarató la producción mejorar los productos existentes y fue en contra de la resistencia surgida debido a
de las tarjetas que se necesitaban para los ficheros.'47 Sin duda e! abaratamiento de las modificaciones que sufrió la forma en que hasta ese momento se habían copia­
los insumas para la escritura redujo los costos de la indexación y la catalogación, do los textos importantes. La racionalización del formato ayudó a sistematizar
pero contribuyó muy poco a superar la resistencia natural a copiar a mano varias el conocimiento en diferentes campos. Los cinco catálogos parisinos de libros
veces largas listas. Eventualmente se realizaron algunos intentos esporádicos para que publicó Roben Estienne entre 1 542 y 1 547 atestiguan un avance rápido que
que un índice sirviera para varios manuscritos, pero siempre se frustraron debido comprendió muchos frentes. Por su división tril ingüe, sus secciones ordenadas
a los errores de diversa naturaleza que cometían los escribientes. En la mayoría de en una progresión uniforme, que se inicia con los alfabetos hebreo, griego y latín,
los casos los dueños de un compendio medieval que preparaban un índice para su seguidos de las gramáticas, los diccionarios y los textos, dichos catálogos merecie­
uso personal no se sentían obligados a emplear el sistema de alguien más; por el ron que se los describiera como "el milagro de un orden lúcido".150 Estienne utilizó
8
contrario, utilizaban cualquier método que les pareciera apropiado.I� De manera la misma estrategia en su trabajo pionero de lexicografía'51 y en sus diferentes edi­
similar, el custodio que se encargaba d e los libros de una biblioteca no tenía incenti­ ciones de la Biblia. De la misma manera en que pueden compararse las diferentes
vos para ordenar sus registros en armonía con los de otros bibliotecarios, y tampoco ediciones mejoradas de la Biblia que Estienne produjo en el siglo XVI en París con
tenía incentivos para acomodar los volúmenes siguiendo algún orden específico. la supuesta "edición" que produjeron escribientes de la misma ciudad en el siglo
(Me baso en los encuentros que he tenido con algunos custodios vivos de libros ra� XIII, pueden compararse sus numerosas contribuciones a la lexicografía con las que
ros para sospechar que cuanto más incomprensible fue ra el orden de determinado realizó el peculiar diccionario bi lingüe que produjeron unos eruditos del siglo XIII

invemario más satisfacción sendan algunos custodios medievales.) Sin embargo, bajo la dirección de Roben Grosseteste.l52
después de la aparición de la imprenta los inventarios se complementaron con los Dichas comparaciones no sólo son útiles porque muestran 10 que se podía lograr
catálogos de ventas dirigidos a los lectores que se encontraban más allá de los m u ­ con la imprenta, sino porque sugieren que los acercamientos a la lexicografía se
ros de la biblioteca, a l tiempo q u e cualquiera de los índices que s e compilaba para habían realizado antes de que existiera la imprenta. Los intentos de codificación y
un texto podía reproducirse cientos de veces. Así, cuando el carácter competitivo sistematización que precedieron a las nuevas prensas habían sido realizados desde
de! comercio de libros se unió a la estandarización tipográfica, la catalogación y la hacía tiempo por predicadores y maestros que habían compilado índices alfabéticos
indexación no sólo fueron factibles, sino deseables. Los libreros debían elaborar para el uso de otros eclesiásticos o que habían ordenado para ellos mismos pasajes
listas en las que los libros se presentaran de manera clara y coherente, así como ele las escrituras, temas para los sermones y comentarios. Un poema no sólo "está
ediciones que pudieran promoverse por estar bien indexadas, además de ser "nue� muy lejos de un fichero", sino que también se aleja de muchos tratados académicos
vas y mejoradas", si querían estar en condiciones de explotar los mercados, atraer sobre temas médicos y legales, así como teológicos. Dichos tratados estaban rodea­
compradores potenciales y mantener a raya a los competidores. dos de glosas y colmados de abreviaturas y notas al margen. Algunos contenían
El prospecto en el que Peter Schoefrer anunció que su imprenta ofrecía índices diagramas que mostraban las ramas del conocimiento, esquematizaban conceptos
"más completos y mejor ordenados" así como textos "más legibles" que los de sus

149 Véase la Cita SUPI"(), p. SS.


14/0 Incluso los catálogos de las bibliOtecas ubica.das en ciudades uni versitar ias, custodiadas por '5" Polla rd y Ehrman. Dútributlon olBooks, p. 53.
órdenes mendicantes, conservaron el carácter de inventarios o de listas por estanterías. Humprey, '5' De Wiu T. Starnes, Robert Estimllú {njbwu:eoll Lexicography, pp. 86 y 87. $tarnes también
The Bock Prollisiol/J, p. 83. so:=ñala la manera en que Esticnne incrementó los antiguos tesauros relacionados con la literatura
'H tsta parece ser la conclusión a la que llega Oaly en ComribllliOI/J y la de Sherman Kuhn grecor romana al incluir la vasta sdección de referencias bíblicas que había compil:tdo mientras
en su reseña aparecida en Speculum. A pesar de que Kuhn señala que el uso generalizado del prooucía sus ediciones de la Biblia, y la forma en que sus obras de consulta proporcionaron a los
alfabeto se logró una vez que apa reció la imprenta, su reseña sugiere que "no fue un resultado poetas ingleses (Milton y muchos otros) referencias clásicas y bíblicas.
directo" de la imprenta, sino de: la "gran disponibilidad y los buenos precios del papel". '5' Daly, Conrributiol1s, p. 70, señ:tla que este diccionario grecolatino -un raro ejemplo de
,�8 Sobre los intentos frustrados para hacer el índice de un manuscrito que sirv iera para otros, este tipo de obras de consulta bilingües- también era poco común, porque estaba muy cercano
véase Smalley, ElIglish Fr¡ars, pp. 33-35. El carácter idiosincrásico y altamente particularista de a la clasificación alfabética. La considerable capacidad de Grosseteste como indexador es subra­
los índices elaborados por los dueños de compendios es señalado por H:ty, introducción, p,.iming yada por Hunt. �The Library of Roben Grosseteste"'. Sobre las ediciones bíblicas de Estienne
alld Milld 01Mal/, pp. xviii y xix. véase p. 31 t, mIra.

86 • la imprclIla como agente de cambio hacia la definiciól/ del mmbio i/licial • 87


-

abstractos o conenabnn cuerpos humanos con cuerpos celestiales,'53 Otros conte­ Como 10 muesna este pasaje, no sólo es necesario considerar los "comercios bien

nían ¡x:queñas pestañas hechas de pergamino o de papel para facilitar la consulta. abastecidos" cuando se analiza la importancia que tuvo la racionalización en las

En otras palabras, hay que tener cuidado de no sobrevaluar las novedades introdu­ instituciones occidentales. El deseo de tener "todo en el lugu indicado" fue com­

cidas por la imprenta O de ignorar la forma en que los procedimientos �1I1teriores partido tanto por el maestro medieval como por los primeros capitalistas. La im­

guiaron los usos a los que se destinó la nueva herramienta.ls� Signos tales como prenta cumplió una función importante, aunque menospreciada, al reunir activi­

diagramas y corchetes, junw a la utilización de referencias cruzadas enlre un pa­ dades intelectuales y comerciales que se reforzaron unas a otras y así crearon un

saje y otro, no eran inusuales entre los compibdores y comentaristas medievales, impulso especialmente fuerte, casi "sobredclerminado" .

incluso si dichas prácticas adoptaban formas idiosincrásicas y variadas. Así como Por otra parte, también hay que evitar caer en la tentación de exagerar la impor­

el uso uniforme del alfabeLO en todas las obras de consulta no sólo fue resultado de tancia de la eventual anticipación medieval a tendencias que no pudieron haberse

la invención de la imprenta sino que también requirió la existencia de un alfabeto, iniciado sino hasta después de que se inventó la imprenta. Los maestros bien po�

debería considerarse que gran parte de la catalogación, las referencias cruzadas y la drían haber admirado el fichero moderno, pero su sentido del orden no se basaba

indexaci6n que marcaron el conocimiento de! siglo XVI no sólo rueron consecuen­ en su utilización. Un solo diccionario bilingüe no puede hacer el trabajo de cientos

cia de la cultura tipográfica sino también reAeio de las nuevas oportunidades que de miles de libros de consulta trilingües. En los centros de estudio medievales o en

tuvieron el clero y los empleados para alcanzar viejos objetivos: bs biblimecas monásticas simplemente no existió la contraparte de bs biblias polí­
glotas de los siglos XVI y XVlt, ni del aparato crítico con el quc contaron . La misma

En su manifestación más característica el hombre medieval. . era un organizador, u n observación es válida para la Biblia de Ginebra por lo que se refiere a b claridad de
codificador, un constructor de sistemas. Quería u n l uga r para tocio y q u e todo estuviera su organización y a la ayuda que ofrece a sus lectores, pues así como sorprenden los
e n el lugar indicado. La diferenciación, la definición y la tabulación lo divertían . . . No intentos de cruzar referencias e indexar, habría que maravilla rse por la "cnorme
había nada que hicieran mejor o les gustara más que clasificar y ordenar. De todos nues­ cantidad de trabajo e ingenio" que los escribientes que la compilaron invirtieron
tros inventos modernos, sospecho que el que más hubieran admirado sería el fichero.'55 en tareas tan ingratas, sobre todo si se toma en cuenta que los resultados parecerían
insuficientes comparados con los esrándares posteriores, debido a que los copistas in­
evitablemente cometían errores y a que las secuencias foliadas "por lo general esta­
Herrlinger, HÚlor'j
'53 Los diagramas médicos y astrológicos se ilustran abundantemente en ban incompletas" y "casi siempre cquivocadas". 1
56
01 M�dical lll14.!lrrllion, paJIÍm. Saxl, " A Spiriwa.1 Encyelopedia",
pp. 82-1 36, presenta algunos
Theodore Besrerman reAexiona sobre la "inexplicable pasión por e! sistema"'57
cantidad de diagra­
diagramas que muestran las relaciones entre conceptos abstractos. La gran
y porque posible­ de Johannes Trithemius cuando describe a ese abad erudito, al que considera el
mas de este manuscrito del siglo xv sorprende a Saxl porque era poco común
que provocaron las guerras husitas en cuestiones teológicas verdadero "padrc de la bibliografía". Durante la época en que fue abad de Spon­
mente pueda atribuirse a la agitación
(p. 83). Véase también Yates, Arz 01 Mnnory (Mm. 1 1), donde una miniatura
del siglo XIV que heim compiló el Libe,. de scriptoribw �cd�siasricis -un listado de trescientas pági­
con las artes
representa la obra artística de Ram6n Lull muestra el tipo de diagramas 3sociados nas de títulos y autores, impreso por primera vez por Johann Amerbach en Basilca,
son de inter¿s Otras
de la memoria que pueden encontrarse en muchos manuscritos. También en 1494-, por lo que Johannes Trithemius probablemente merece el título que
antigu3s. Véase por 8
ilustraciones del libro de Yates, que provienen de versiones impresas más Besterman le asigna.'5 Su innovadora biobibliografía impresa contenía un nove­
ejemplo el alfabeto visual de la figura 7c. doso índice alfabético y abarcaba mucho más que los catálogos medievales de auto­
'Si En varios trabajos sugerentes Walter Ong h3 mostrado el "orden diagramático" que
lo
llevar a los lectores preci­ res cristianos. "Están enlistados cerca de mil aUlores, con información sobre su vida
impreso transmitió al mundo de las ideas, de una forma que podría
n a 13 imprenta. y obras, desde los padres de la iglesia hasta escritores contemporáneos, incluido e!
pitados a menospreciar el hecho de que los di3gramas y los gráficos precediero
"System Space and Intellect" y "From AlIegory to Diagram in the propio Trirhemius." Un extracto de su principal trabajo, el Caralogus illuslrium
Véase, por ejemplo, Ramw;
Rcnaissance Mind". De hecho, Ong atribuye a la escolástica medieval muchos de los hábitos v;rorum G('rmaTlia� (Maguncia, 1495), introdujo el concepto de "renacimiento caro-
n después de que existió lo impreso, y en un artículo, "Tudor Writings
mcntales que se agudizaro
que la "elec­ '�(, Adem�s de las reAexiones de Smalley sobre la elaboración de índices, citadas anteriormen­
on Rhetoric. Poetic and Litcrary Theory", 1�8, RJuloric, Romana, p. 85, señala
te, véase el análisis de b foliación que realiza Ivy, "The BibJiography orthe Manuscript-Book",
ción de diagramas 'j otrOS modelos visuales" fue un "procedimiento alentado
lanlO por (a lógica

r:scoláJtlca como por la tipografía". lCursivas mías.) Sin embargo, el uso


efectivo de signos como P· 57·
medievales '57 Besterman, Thr: B�g¡nf/¡1/gJ oISyj/�m{flic Bibfiograph'j, pp. 7- 1 0.
corchetes, diagramas y referencias cruzadas en los compendios e índices alfabtticos
documentado '5H L,1. monografía más recieme es la de Arnold, lohanllu Tritht:rlllUJ (1462-1516). Arnold
no recibe mucil3 atención en las investigaciones de Ong. Par3 un recuentO bien
¡nAuente of the resumió dicha biografía en su inlroducci6n a la edici6n inglés-latín de Proiu ofScn�J, de Trithe­
de 13s anticipaciones medievales al moderno aparato crítico véase P3rkes, "The
mius (véanse las pp. 1'1 Y 15, supra). Una tÍtil selección bibliográfica de estudios sobre Trithemius
ConceptS ofOrdinatio and Compilatio on the Development of the Book".
es proporcionada por Kristeller, "Contribution of Rdigious Orders", 3péndice 8, p. 156.
l�� C. S. u:wis, Thr: DlScardr:d Imag�, p. 10.

88 • la jmpr�nla como ag�nu d� cambio hacia la d�jillicitm dd cambio micia/ • 89


¡ingie" a la historia europea, y también pt'rmirió a letrados como Johann Reuchlin la publicidad en general? Su decisión de condenar a silencio perpelUo "lodos mis
y Sebastian Branl rendirse tributo mutuamente. Bajo el aspecto de bibliógrafo de­ maravillosos descubrimientos" antes de que se sospechara que incurría en activida­
dicado en apariencia a los estudios sagrados, el abad sirvió como una especie de des de "magia negra o nigromancia" se expone en su Polygraphia ( 1 5 1 8), publicada
agente impresor para una camarilla de humanistas germanos.159 Sus publicaciones póslUmameme, y en el consejo que dio al joven Agrippa para que evitara que las
reAejan el ;lmbienrc de las imprentas de Maguncia y Basilea, :d menos tanto como mentes vulgares profanaran los misterios sagrados, contenido en las cartas que el
muestran el que había en el monasterio de Sponheim. propio Agrippa cita en el prefacio de su De occuüa philosophia. 161
Sin embargo, en sus escritos posteriores el abad rinde tributo varias veces al ma­
Sponheim se encontraba en un remoto rincón de Alemania, alc:jado de todos los centros
ravilloso arte de la imprenta, concebido "en la ciudad de Maguncia en Alemania,
políticos, económicos y cuILurales, si bien er:l el eje de: un intenso intercambio intelectual. cerca del Rin, y no en I talia, como algunos afirman falsamente", citando la conver­
Una interminable multitud de personas mantenía abierta la comunicación entre el aleja­ sación que sostuvo con Peter Schoeffer sobre el papel de inventor de Gutenberg y el
do monasterio y e l mundo. Iban por muchas razones: a inspeccionar la biblioteca, usarla patrocinio financiero de Fust.16j Una de sus últimas crónicas también sirvió como
para inves tiga r, estudiar bajo la dirección del ab..,d. El Aujo de . . . visitantes aumentó en vehículo de expresión para que el hijo de Peter Schoeffer pudiera rendir tributo
la década de 1490, después de que aparecieron impresas sus primeras grandes obras y filial a su padre y a su abuelo (Johann Fust) por haber sido pioneros en el arte de la
contribuyeron a incrementar su reputación como escritor. Los que no podían ir ---que imprenta, y para rendir nuevamente homenaje a la ciudad de Maguncia por Ser el
e ran la mayoría- estaban en contacto epistolar.' o
o
lugar de nacimiento de la misma.1 6-4 L1 fama que obtuvo después de su muerte se
debe en gran medida a que su "pasión por el sistema" fue más allá de catálogos y
Las políticas de Trithemius en Sponheim le atrajeron la enemistad de otros bene­ crónica, a campos como la criptografía, la numerología y la nigromancia, según lo
dictinos y la expulsión de la abadía en 1505. En su nueva abadía, un monasterio muestran sus dos tratados Steganographia y Poiygraphia. I� No sólo fue su dominio
a las afueras de Würzburg, se ganó el mecenazgo del emperador Maximiliano 1, de las ciencias bibliotecológicas, sino su manejo de "la magia y la cábala", lo que en�
escribió varias crónicas, usó las genealogías que él mismo había elaborado y docu­ tusiasmó a sus d iscípulos y admi radores posteriores, como Agrippa y el doctor John
mentOS carolingios que inventó para extenderse sobre las glorias de la orden bene­ Dee. 166 "Ya adqui TÍ u n libro por el que otros han ofrecido mil coronas y ni siquiera
dictina y del imperio franco-germano. L6L En este periodo tardío recurrió en menor han conseguido", escribió Dee a Cecil desde la casa en Ambcres de su impresor
medida a ¡as prensas y dejó muchos anales, crónicas y tra[ados para su publicación holandés, Willem Sylvius, el 16 de febrero de 1563. "La Sreganographia de Joannis
póstuma. ¿ Acaso el patronazgo del emperador le hizo creer que era menos necesa­
rio recurrir a los impresores, o fue la inesperada oposición del sabio francés Bovi­ ,/" Brann, "The Snift from Mystical tO Magical Theology"', presenta un relato detallado del

lIus (Charles Bouelles) a sus escritos mágicos la que le hizo tener más cautela ante encuentro de Trithemius con Bovillus y sus consecuencias. Le ddlO a dicho artículo las referen­
cias mencionadas anteriormente. Brann también señala que la carta de Tritnemius que aparece
Reuchlin escrito por Sebastian en el prefacio de Agrippa contiene un juego de palabras con el nombre de Bovillus, D( occulta
'59 D� scriptol"ihw ul�súuticis contenía un p..1.negírico sobre
Srant (que como editor de Amerbach ). El mismo panegírico apareció philoshopia; esta última, dedicada a Trithemius, fue publicada en Colonia en ' 520.
en esa tpoca trabajaba
en d extracto dd ScriptoribllS que imprimió Amerooch (a
solicitud de Wimpfding) en 1.495: ,6j Vbnse las referencias en Buder, Ol"igin 01 p,.illlÍng. pp. 106 Y 107. (¿Sed posible que las
d
d Catalogus illl/Strillm vil"orum
G�l7na1Jia� (Maguncia, [495). El tributo de Brant a Reuchlin,
referencias de Trithemius al patrocinador financiero de Gutenbcrg en combinación con su anéc­
s de B rand t son comentados por dota sobre el doctor Fausto, el nigromante, hayan contribuido a confundIr ambas figuras?)
tributo de Reuchlin a Agripp.1 y el elogio que hizo Trithemiu
Reuchlin and Sebastian Brant", pp. 1 1 7- [39. Sobre el círculo germano alrededor '6.! El tributo de John Schoeffer a su abuelo, Johann Fust, y a su padre, Peter Schoeffer, en el
Zeydel, "Johann .
6 y 7; también Febvre, Au COI:ur rel,­ colofón del Compmdillm. . . d� o,·ig¡n� I"�gum �t g�fltislrallro/"llm (Maguncia, J. Schoeffer, [ 5 [ 5),
de Trithemius y Amerooch vtase Arnold, imroducción, pp.
g�IIX, p. [ 40. Una ojeada al intento que realizó un benedictin

o gcrmano en el verano de 1 5 1 4 p ra de Trithemius, es citado en Butler, Ol"igill 01 PI"inting. p. 93. La forma en que se entretejen los
temas filiales y cívico-patrióticos en este colofón es lípica. Merece más atención la manera en
conseguir material fresco que sirviera par:"l la nueva edIción de u
na obra que se había convertido
literario, el SchriftJtd/� rlaiko", tambitn permitid observar que que el orgullo cívico encontró una nueva salida en los colofones de los antiguos impresores y se
en una especie de qllitll �s quitn
el clero profesional que utiliz6 1a reforzó a partir de ello, es�cialmente en relación con las ciudades del imperio germano donde
se trata de un nuevo tipo de celebridad literaria obtenida por
arraigó la reforma.
imprenta. Véase Schweiben, ·"New Groups and Ideas", p. 69·
Ar nold, introducción, p. 5.
,60
'60s Ambas obras se escrib,eron póstumamente. La primera edición de Polygraphia apareció en
( la falsificación de documen­ 1518; la deSt�gallographia en [606. La manera en que la primera ayudó a promover a la última es
, " Arnold, introducción, p. 10. Arnold parece desconcertado por
pdctica no era nada rara en las ilustrada JlOr los comentarios de lohn Dee, como señalo en este capítulo, inlro.
tOS históricos y la invención de cronistas ficticios, a pesar de que la
s sobre el temor que le generó D. P. Walter, Spil"¡l/Ia/ ol1d Danonic Magic, pp. 85-88. La inclusión por parte de Agrippa
crónicas monfisticas del siglo xv. Al aceptar la historia de Trithemiu
,f,(,

con d doctor Fausto, " el de la carta de aprobación que le envió Trilhemius, en D� occulto phi/oshopia ([ 533), se comenta
al doctor Fausto conocer al abad y comparar a Trithemius, "el sabio",
visión un tanto simplista. en la p. 85.
charlat�n" (p. 1 1 ), Arnold también adopta una

hacia la d�fi"iáóll del camb,o /111C10! • 9[


90 • ItI imprmta como agenu d� camhio

Tritemij mencionada en su Polygraphia, en sus epístol<ts y en d iversos libros d e bien dicha pasión se frenó en el mundo de Irl cultura manuscrita, en las imprentas
Olros hombres" e r a " tan convenieme, cuidadosa y ú t i l " q u e " en d i n d í a s de labor que Trithemius visitó podía darse rienda suelta a las pasiones.
6
continua" Dee había copiado por lo menos la mitad . , 7 A l parecer la (ama del La persona que sucedió al abad como "padre de la bibliografía" -el extraordi­
tratado inl:dito se debió en cierta medida a otros libros que ya se habían impreso y nariamente activo y joven erudico suizo Conrad Gesner-sacó mucho provecho dd
al contacto de; Dee con los eruditos im presores de Amberes. En todo caso, conte­ trabajo de su predecesor y logró superarlo. En su intento por producir la primera
68
nía tal cantidad de "cálculos fantásticamente complejos"' que probablemente los (también sería la (¡Jtima) bibliografía "universal" verdaderamente abarcadora que
expertos se preguntarán si la invocación de ángeles y demonios se ocultaba tras un enlistara tod<ls las obras en latín, griego y hebreo publicadas durante el primer siglo
aparente discurso cri ptográfico O si había más método que locura en la presenta­ de la imprenta, Gesner usó intensivamente cat:Hogos de editores y listas de libreros
ción de códigos que atrabn por sí mismos a maestros del espionaje y mensajeros que se h<lbían publicado en su época. Su primera edición de la Bib/iolheca un/ver­
secretos de lodo tipO . 'Ó9 satis ( 1 545) enlist<lba alrededor de diez mil títulos y de tres mil autores (el número
Por obsesiva o incluso irracional que pudiera parecerles a los desencantados se triplicó tres décadas después, cuando apareció su tercera edición, póstuma). En
académicos modernos la inclinación de Trithemius por todo tipo de elaboración 1 548, como complemento a su colosal trabajo, publicó otra gran obra en fol io: la
de sistemas, difícilmente podría describirse como "inexplicable". Por el contrario, " completa" Pal1decla�, que contenía cerca de treinta mil entradas temáticas, con la
muchas fuerzas se combinaron para producirla. Numerosos índices alfabéticos correspondiente referencia cruzada al autor y al libro, ordenada bajo títulos y sub­
-sin olvidar los cálculos de los calendarios ni los tratados de astrología y alqui­ títulos asociados con diversas ramas del conocimiento. '7L Las diecinueve secciones
mia- muestran que esa misma "pasión por el sistema" había esrado presente por de esta obra, cada una dedicada a un campo específico del conocimiento, contenían
mucho tiempo en los monasterios medievales, colegios y cemros de estudio.'70 Si dedicatorias a los eruditos- impresores de la época de Gesner, en las que se enlistaban
sus principales publicaciones y logros. 1 il De esa manera, Gesner fue representante
,f>¡ BaLley, '"Dee and Trithemius' Steganography�, pp. 401 Y 402. Esta transcripción de Bailey de algunos de los más reconocidos maestros impresores de su generación, de la mis­
se acompaña de nOtas adicionales en 1:15 pp. 422 Y 423. ma forma en que Trithemius representó a sus amigos humanistas germanos. Como
,63 Peter F rench , johu Du, pp. 36 y 37. Esta útil biografía me guió a la imprescindible cana en el C<lSO de Trithemius, la pasión de Gesner por la catalogación y la sistematización
que, como mencioné antes, transcribió Bailey. Ahí Dee S<: refiere explicitamente a su contacto con
"diversos impresores holandeses" y a las peticiones que hizo para extender su viaje a fin de "t ra­
fue más allá de las ciencias bibliotecológicas. Pero, a diferencia del abad, su extraor­
dinario don para clasificar (su "compulsiva búsqueda de orientación", de acuerdo
l<lr con impresores de la alta Alem:lnia", aspectos de su :lctividad que no han sido considerados.
Es evidente que la publicación de Moual hi�rog/yphica por Sylvius en 1564, y su circulación en con Fisher) se concentró más en las bestirts que en los espíritus. Su trabajo de más de
Inglaterra antes de que Oee regresara, 10 ayudaron con sus clientes. Su visita a Commandino, veime años comenzó con sus primeros estudios OOt5.nlcos y continuó con la recolec­
en Urbino, durante este mismo viaje continental, también tenfa por objeto una publicación. Las ción de grandes cantidades de información sobre el reino animal. Extrajo fragmen­
habilidades caligráficas de Sylvius y su fascinación por las letras debieron hacer de él un colabo­ tOs de los libros que había consultado para su bibliografía universal, recibió la ayuda
rador es pecial mente valioso para editar un Irabajo como el de Monas hi�roglyphica. Es probable de cerca de cincuema corresponsales en diferentes regiones, solicitó dibujos, copió
que haya conocido a Oee mientras era maestro de escritura y tutor de los hijos de Guillermo de
xilografías y siempre tuvo cuidado de reconocer sus fuentes,l7J lo que finalmente
Orange en la Universidad de Lovaina, 1548-1550. Vtase Clair, "Willem Silvius", pp. 192-205
resultó en la primera edición de su célebre obra de cuatro volúmenes, junro a tres de
(especialmente 195 y t9fí). Los Otros encuentros dc Dee durante su estancia en el continente, que
incluyeron una visita a Conrad Ge:sner en Zúrich, son señalados por losten, "A Translation of ilustraciones, que le ganaron reconocimiento póstumo como "padre de la zoología".

John Oee's ' Monas Hieroglyphica' ", p. 84 ss. Monas hierog/yphica está unida a la Stt'ganographia Fisher sostiene que los inmensos proyectos que realizó Gesner fueron mucho más
de Trithemius en una liSla de trabajos rosacruces compilada por Gabriel Naudt en t623. Vtas<:
Yates, ROJicrucian Enlightm�llt, p. 107. '7' Besterman, B�gilltlil/gl, p. 21. Sugiere que el proyecto de Gesner p:lra controlar el gran
'1í9 En la actualidad la primera teoría cuenta con el apoyo de expertos tan formidables como aumento de conocimiento y reorganizar el aprendizaj� se anlicipó a Bacon y ;¡ los enciclopedistas
D. P. Walkers y Yates. No obstante, es posible que parte del entusiasmo generado por Stq:ono­ posteriores.
'la
graphia pueda a t ribui rs<: al des<:o de conocer más sobre los códigos alfanumtricos. Aunque es H:lns Fisher, "Conrad Cesner ( 1 5 1 6 - [ 565)", pp. 269-28 1 , muestra que Gesner usó índices
verdad que bs ;Iclividades de Dee incluían convocar espíritus, no quiere dedr que todo aquel impresos que le proporcionaron las imprentas de Manuzio y de Estienne, al igual que catálogos
que estuvier:l en busca de Suganographia tuviera en mente el propósito de hacer magia. de libreros, para compi1:lr su inmensa bibliogr:lna. Los logros de Gesner y su reconocimiento a
'JO Es intrigante que dos calwlatol'u medievales de la escuela de Menan publicados póstu­ los maestros impresores de la época también son señ:llados por Sarton, Apprt'ciatioll, pp. 108- 1 13;
mamente estén junto con Dee y Trithemius en la lista de Naudé de autores rosacruces. Yates, vé:lnse especi:llmente las pp. 109 Y 1 [0.
Rosicruciall ElIllgIJf{,lIm�lIl, p. 108. Los esfuerzos de Trithemius para sincronizar cronologías '73 Los agradecimientos de Gesner a aquellos que le permilieron utilizar sus especímenes,
y coordinar acontecimientos astrológicos e históricos son señalados por Amold, introducción, ilustr:lcioncs, clescrilxiones, etcbera, incluyen un:l mención :1 Du re ro por haberle proporcionado
p. lO. la famosa xilografía del rinoceronte, Hútoria ullima¡'um, Zúrich, Froschauer, 1 5 5 1 , p. 952.

12 • la impr�nla comn (1gnll� J� cumbio hacia lu dt'fil1ici6/1 dd cnmbio inicial · 93


extraordinarios porque los emprendió sin que se los hubiesen encargado, por lo que para el padre de la bibliografía y la zoología. Gran parte del trabajo lexicográfico
representan el trabaio de un leuado lego que no contaba con el apoyo de un mecenas de Robert Estienne se "desprende" de sus ediciones bíblicas. Por otra parte, una
o de una institución que lo impulsara. Es verdad que en comparación con el abad de L1s contribuciones lexicográficas de Christopher Plantin provino sencillamen�
Trithemius, o incluso frente a un humanista lego, como Marsilio Ficino, quien con­ te de su condición de negociante inmigrado. Después de establecerse en Amberes
taba con el patrocinio de los Medici, Gesner careció de mecenas espléndidos y del y de crear vínculos en Leiden, Plantin decidió aprender hoL1ndés. Nunca rue
apoyo institucional de algún gobierno eclesiástico. Pero también es significativo que de los que pierden el tiempo, así que "colocó en grupos y en orden alrabético"
haya recibido apoyo y ayuda incansables de las Aorecientes imprentas. IN Consiguió cada palabra que aprendía. De esa manera inició una aventura compartida que
un pueslO de profesor de griego en la academia de L..'\usana cuando apenas tenía 2 1 desembocó en el Thcsaurus Theulollicae Linguae de 1 573, el "primer diccionario
años, en pane porque acababa d e obtener e n Basilea apoyo d e l a imprenta de Hein­ holandés digno de ese nombre". '77
rieh Petri (Henricpctreius) para la publicación de su diccionario grecolatino.'75 Su Coloca r palabras (y letras) en montones ordenados alfabéticamente era en erec­
obra madura debe mucho no sólo a las listas y catálogos publicados por diversos im� to, una rutina habitual en las imprentas. La preparación de cada índice ra por sí :
presores sino también al activo fomento de la imprenta de Christopher Froschauer misma un ejercicio de análisis textual, que se aplicó a muchas obras que nunca
de Zúrich. Froschauer debió tener algo que ver con que haya dedicado dos de sus antes habían sido indexadas. Nuevamente es posible establecer un contraste inte�
volúmenes a los consejeros imperiales y pudo haber sugerido los tributos que Ges� resante entre el comerciante de libros manuscriros, Vespasiano, que convenció a
ner rindió a los diecinueve maestros impresores.'JÓ En la medida en que fue un sabio notarios con fina caligrafía para que le copiaran manuscritos en su tiempo libre, y
protestante, Gesner no existió en un vacío institucional. Estaba estrechamente rda� el impresor Aorentino N. Laurentii, que persuadió a Bernardo Maquiavelo (padre
cionado con los antiguos i mpresores, de forma que la conclusión de sus proyectos de Nicolás) para que indexara las Décadas, de Livio, en su tiempo libre. En 1475
más ambiciosos hubiera sido en verdad inconcebible sin la ayuda de los mismos. Bernardo invirtió nueve meses enlistando las ciudades, provincias, islas, montañas
Bajo la égida de los editores de Trithemius, tanto en Maguncia como en Basi� y ríos mencionados en el texto.' 78 Al participar en este ejercicio el mayor de los
lea, o de Christopher Froschauer, el editor de Gesner en Zúrich, o del amigo de Maquiavelo abordó el libro de Livio de una manera un tanto diferente a como lo
John Oee, Willem Silvius, en Amberes, el viejo anhelo de abarcar el esquema di� habían hecho generaciones anteriores de copistas y comentaristas. Petrarca, por
vino de l a creación y de clasificar y ordenar a todas las criaturas divinas recibió un ejemplo, era afecto a citar a san Agustín para rebatir a las comunidades médicas
nuevo ímpetu. La vieja "pasión por el sistema", religiosa e i n telectual, se combinó de Padua, Bolonia y París. Fue partidario de que se "investigara la naturaleza del
con la disciplina estricta que se necesitaba para editar manuscritos y con la racio� hombre" al tiempo que condenó la "estéril búsqueda de simplezas".'79 Pero un
nalidad de los comerciantes movidos por el lucro, que debían tener la suficiente indexador de los trabajos de Livio no podía permitirse mantener tan separadas
habilidad para llevar las cuentas, operar las máquinas y comercializar los pro� estas dos rormas de conocimiento. Las referencias a renómenos naturales y a otras
duetos. La producción de catálogos, diccionarios, atlas y otras obras de consulta "simplezas" se obtuvieron cuando se indexaron todas las grandes obras clásicas que
satisfizo impulsos tanto prácticos como religiosos. Christopher Froschauer tra� más admiraron los primeros humanistas.
bajó para el padre fundador del protestantismo suizo, Ul rico Zwingli, así como También es importante tener en cuenta que no sólo había una direrencia entre
copiar e indexar, sino que ambas actividades suscitaron actitudes direrentes cuando
'74 Un indicador dt: la t:scrupulosidad dt: Gt:snt:r son todas las contribuciones que rt:ali7.Ó para
se trataba de cienos textos. No era lo mismo recopilar ejemplos morales (a lo que
qut: se reconocit:ra póstumamt:ntt: a Vlt:rius Cordus, cuyos escritoS botánicos editó para su pu­ estaban acostumbrados los religiosos medievales cuando se encargaban de indexar
blicación en Emasburgo en 1561. V¿ast: Dannt:nfell, "Wittt:nbc:rg BomnistS", pp. 230 Y 233· Estt: compendios) que simplemente recopilar datos neutrales rderidos a nombres de
ensayo su1xstima la influencia que tuvO la publicación de obras fuera dt: Wiucnbt:rg cn d des­
arrollo de las invt:stigaciones de sabios lutt:ranos. La importancia dt: \:¡ industria de la imprt:sión 'n V6ct. CoMen Compasses, 1, p. '32. Mientras qut: t:n la version de: VQet Plantin figura como

de Estrasburgo en la configuración de C':se trabajo científico es señalada por Thibodt:au, ·'Scit:nce el único encargado de este trabajo. la narración más dt:tallada de: Clair, Cllr;Jtopher Plan/in, pp.
and the rt:formation", p. 49· 1 1 8-124, señala las contribuciones de Corndius Kiel (Kilianus) (nacido Cornehus Duffd, 1528),
un It:xlcógrafo experto y rotulador de la serie de grabados Nova Reperla comt:ntada en d cap. 1,
.
'71 t::sta es la misma imprenta dt: Basilea que publicó la st:gunda edición dt: De revolutionihw,
de Copérnico, en 1566. Al igual que el hijo de Adam Pt:tri, que se casó con la viuda de Jeromt: nOla 50, suPro.
Frobt:n (hijo de ¡ohann) y trabajó con Michad Isingrin t:n un diccionario griego. Ht:inrich Petri '78 Las reft:rt:ncias relevantes qut: contiene d Libra d; T�coTdi, dt: Bernardo Maquiavelo, edita­

(1508-1579) estaba bit:n afianzado en los círculos de imprt:sort:s de Basilea. V�ast: la t:ntrada nú� do �r C. Olschki, Florcncia, 1954, pp. '4, 35,222 Y 223, son comt:nladas por Clough en Macllia�
mt:ro 16 en Bcnzina, Buchdrucku-üxikon, p. 24 /Jell, Reuurches, p. 87. Y en la introducción dt: Tlle DucouruJ ufNicco/ó Muchiavel/i, 1, p. xliv.
·
'?6 Sarton, Appredatlon, p. 1 10. Sobre Froschauer vbse tambi�n Pout:r, "Zwingli and his '79 Garin, Italian Humanum, p. 23. Tambi�n v�ast: la cita dt: la p. 238 mIra, que denigra las
Publisher". 3r1t:S "mecánicas'· del anawmista.

94 • la imprenta como agente de cambio hacia la ¿"jinició" del cambiQ i/licial • 95


lugar, Aora y fauna. La elaboración de índices y la inclusión de rererencias cruzadas la


L:l c ridad y la lógica de
la organiz...1ción así com "
s l
eron ' "
o Ia d
que por motivos religiosos promovieron las órdenes educativas y de predicadores l
" I'Spo lC ó n de los tema

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- a los· ed Itore
n:'l imp res:'l, se conv irti
sí mismos, Es un fenómeno
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se volvieron más neutras, e incluso amorales, cuando los impresores, que pensaban c
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en términos de promoción de las ventas, las aplicaron a todo tipo de textos.
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sig o XVI, relac iona del
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Este nuevo acercamiento más comercial a la edición podría eSl:lr relacionado
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ue e rC l
� � ,
' q u ca a cuestión debla trata
con el tratamiento más neutro y amoral de la política y la historia que suele asociar­
la doctrina ramista : q � z
p

a el ' '
rse temáticamente
que proced'la en roarma
y que el me,' or tipo d e expo . .
se con los escritos del hijo de Bernardo, Nicolás Maquiavelo. Este último realizó entusiasmo por impresor
SICI n er
an:1IH ICa, :1doptada con

varias visit'ls a los impresores en representación de su padre; debió haber visto el


es y ed i tores" sl

trabajo de éste sobre Lívio, y luego debió acordarse de las notas del manuscrito de Como sugiere Neal Gilbert, el término mi/odo
Bernardo cuando escribió sus "Discursos" sobre Livio, Se ha citado el hecho de que chazaron por bárbaro -y que ad qum ' que los prim ' eros humanis, tas re·
" ó su senr ido sólo un siglo después de Desca,-
su uatado "más célebre" no se imprimió sino mucho después de que había muerto tes- aparecl·6 "COIl una frecuen "a ca Increíble ,
para demostrnr que la imprenta tuvo menos consecuencias de las que le atribuyo, , 81 " �l SI en los
siglo XVI". El mOVimiento ramlsta, de acuerdo Con títulos de los tratados del
¿Por qué si la imprenta fue tan importante, se argumenta, El príncipe ejerció su rarse la más impactante y difundida man el adre Ong, puede cOllSlde­'
�'f. stacl'ón d e esta
P nueva tendencia,l 8j Pero
"mayor inAuencia" mientras era un manuscrito?llW Es necesario repetir que las probablemente le deb" n aI prose!l[¡s� mo de
consecuencias de lo impreso no se limitaron a la propagación de ideas, La forma en impreso hizo de la red�:c:: �: Ilb , o de texto un géne alguien que al hecho de que lo
que las opiniones de Nicolás fueron inAuidas por haber visto a su padre indexar un elaboración de libros de te� e d¡stln g rados ro lluevo y n:nrable, La sola
� �
texto clásico para un editor O simplemente porque él mismo utilizó índices y obras variadas alentó /a reval � �e roce��m , para la enseñanza de disciplinas
de consulta impresos, son cuestiones que deben dejarse a los especialistas y que no ¡ s ;
enfoques en div;rsos <C::i�S�, 8. lVes o rece un ejem lentos �eredados y la adaptación de los
pueden abordarse aquí, pero hasta alguien no especializado podría sugerir que las ( 5 3 1 ), proveniente de una sección ded icada a d·IScu plo en De disciplinls lib,.i
,
h's Ia' que cOntie e una lista de lecturas convenitlr eI método adecu d
1
opiniones de Maquiavelo no deben separarse del ámbito de la cultura impres::l tan
xX

I
, < < < .

sólo porque mientras vivió no vio Elprfllcipe salir de las prensas, ;:� t�, �:Spués la I Ista , �lue recogIda
, : por Jea Bod·¡n,q ulen ente
. las orde nada cro:ol�g�::�
La misma observación puede aplicarse a muchos otros escritores y sabios con­ para la fácil com prensión de h'IstOnas", SOd�l1l no utlliz6 en su "Método .

temporáneos de Maquiavclo, es decir, que pertenecieron a la misma generación de libr ' s , delineó una sucesión de títulos de
los primeros eruditos-impresores, La elaboración de índices y otros procedimientos de ��' �:��I��: ������: ! ar Ci
�)ra e Ó�O\ ?eSaparic i?n formaba parte
1 :���;/�:/��n ' o ( In es l� n ejemplo de que el
involucrados en la corrección de los originales orientaron las actividades de los nuevo énfasis puesto en el sistem<a '

, o
letrados hacia una dirección un tanto diferente a la que correspondía a la prepara­ ni se limitó a la redacción de libro: :�:�: m excluslv�mente pedagógico
�:
ción de plegarias, diálogos y otros escritos conmemorativos que habían absorbido a Gilben, COI' "la flgu ' rosa tarea de ed " tar ed"Iliones prm len se relaClonó, como sugiere
:! ' ��:
los primeros humanistas, Los reclamos de estos últimos por el lenguaje bárbaro y la npes de autores clásicos", l 86
<
I
"

caligrafía de los maestros de escuela se complementaron con nuevas objeciones a la


bárbara disposición de los compendios medievales, con su gran masa de elaboradas ;
' ' Gerald Strauss,
"Sixteentn Century Enci
clopedia", p 152,
digresiones y detalles aparentemente inconexos, Es verd::ld que las primeras edicio­
,

nt ,
, z Gitbet, R�naúJlma Cotla
,8J El estod 10 n
pu ofM�thod, p, 66

nes impresas fueron verdader3s réplicas de estos "bárbaros" compendios manus­ ' sem i al de Ong, Ramus,
se ce ra en el o'jl/ium, aunq . . .
l
de Ramus sobre la refo ue ,a entrglc:l I OSlsten cia
critos; pero la reproducción fue un requisito preliminar para que posteriormente n vn
"L
deI quadIWllIm
rma V
' "dag6glca
. r- . tam b en se dirig
'
' "
iÓ a /as .
,
ramlsmo i ter i o part . dis,·
Ip ,.
mas · , El
se produjera una reordenación, El desorden, encubierto antes por la presentación
icula
• rmente en I
a enseñanza de matemá
cusión infm, p, 513, '
tlcas y astronomía, V�ase la dis-

oral y por un sistema de copiado poco sistemático, se volvió más visible para correc­ ,&.¡ Es e punto se ejemplific:l
t f'a
'
tores e indexadores, y más desagradable para los editores que valoraban las rutinas como disci plin a :l
raíz de la p bl c ció u ia n
en una mono

�v. li,.J
del
�;:
rt:�:nte sobre el sur�im i,enro de la química
o de A nd rea s Llba nlUS, e
�e
sistemáticas, Los criterios clásicos de unidad, coherencia y armonía se extendieron Owen Hannaway, Th�
,
n 1597, V�ase
PP, 1 10-1/ 4, El trabaJO
Ch�miJu Qnd Ihe ora, particularmente las
más allá de rezos, poemas y pinturas, para acompañar la adaptación de extensas estud·lOS de Ong sobre Ram
Hannaway le debe mucno a los ·
de

ros de texto v�ase tambi�n I comentano mfra, cap, 6, segu


. '
us ca
compilaciones y de campos enteros del conocimiento que los primeros humanistas
Sobre la redacción de lib , �o I o reconoce repetidam'
ente.
,� Julia n Fr:lnklin , J�an Bcd,
e

un
nda secciÓn,
no habían conternplado, precartes , iano D� m�/hodo• Bas'l lea,
'n, pp, 14 Y 1 5 137 Y 138
'
:
E n la mism
155 8, de iacopo Aconclo• y su t
' a l Inea
' se enc e tran el
hISlon
' ratado sobre "a lorma de leer
es sobre la m:H�fl'a: Thoma
a, que fue I)arte del p,,·m . "

ll
er tratado IOg
R�ad'mg f lySlorus,
Ord�,. and Muhod� 01 W"¡úllg a d
' Londres" 1574
s Blundeville, Th� TI'lI�
Rabb, "Ot:bate", Pail Qtld Pr�s�tII, p, 138,
, 8(,
,Su N, Cllb
' en, RcnotSsanu COllaplJ,
pp, 71-75,

96 • la impl'�f1la como ag�fIt� d� cambio


hacill la dq;1/ió{m dd mmblD i/licill!
• 97

Un reto <I ó n más grande lo representó la edición de textos no clásicos utilizados más simples" hasta los ·'anacronismos". También se dio a la tarea "de indexar las
para estudios de especialización en las facultades de teología, leyes y medicin<t. citas". Para finales del siglo ya podía adquirirse la totalidad de la compibción,
El profesor medieval del corpus ju,.is, por ejemplo, no estaba "interesado en corregida y con índice.'9J Desembarazada de las glosas que le habían incrustado,
mostrar cómo se relacionaba cada parle con la lógica del todo",1 87 en parte por� la antigua compilación se volvió estilística mente más coherente e internamente
que hasta cierto punto pocos profesores de las facultades medievales de derecho consistente. Por l a misma razón se fue haciendo cada vez más irrelevante para
tenían la oportunidad de ver la totalidad del COJ'pZHjuris. La separación accidental la jurisprudencia de la época. Le ocurrió lo mismo que al latín ciceroniano, pues
de porciones del manuscrito dd Digesto originó dos series de lecluras diferentes, para cuando se restauró completamente este antiguo código, su vitalidad en bue­
"ordinarias" y "extraordinarias", aun antes de que glosadores y posglosadores na medida se había esfumado.'g.j
agregaran sucesivas capas de comentarios.1 8S La subdivisión de fragmentos en Por otra parte, las leyes vigentes también resinúeron el impacto de la correc­
pUl1cla que debían leerse en voz alta dentro de los límites temporales establecidos ción de manuscritos, la indexaci6n y la enmienda. Mientras que compilaciones
por los calendarios académicos también propició la fragmentación y que algunas antiguas como el corpusjuris parecían menos útiles para la práctica del momento,
panes estuvieran más desordenadas.' 1I9 Para tener acceso a la fuente manuscrita el filo de muchas ordonnanas vigentes se aguzó. En la Francia de los Valois la
más importante del Digesto era necesaria una peregrinación a Pisa, donde se res­ diferencia entre las ordonllanas reales (que ya se imprimían desde el reinado
guardaba y podía consultarse el Código Florentino, si acaso era posible, durante de Francisco 1) y los COOlratos privados, que seguían certificándose en forma
un corro tiempo.l90 Un siglo después de la invención de la imprenta este proble­ manuscrita, probablemente se agudizó, de modo que se hizo más evidente la di­
ma del acceso siguió siendo una carga para aquellos que trataban de limpiar "los ferencia entre la ley "pública" y la "privada".'95 En la Inglaterra de los Tudor las
establos de Augcas de la ley" aparrando la nebulosa de comentarios y reconstru­ proclamas reales, una vez que se imprimían, ya no sólo se colocaban en paredes
yendo el COlpUS en su antigua forma. Los juristas estaban atrapados (literalmente y puertas así como en orros lugares públicos, sino que se reunían en un prácti­
en el caso de Budé, quien s610 pudo ver el manuscrito a través de una reja) por CO volumen en OC[avo acompañado de un índice de contenidos para facilitar la
los custodios del valioso código, que apenas permitían a los visitantes echar un consulta.'96 Empezando por el poco conocido contemporáneo de Caxwn, W. de
fugaz vistazo a la reliquia.'91 De esa forma, su publicación en 1553 fue un aconte­ Machlinia, en l a década de 1480, la impresión de la legislación inglesa atrajo a
cimiento de cierta importancia, que permitió a una nueva generación, encabeza­ varios londinenses emprendedores como Pynson, Redman, Benhelet y el versátil
da por Jacques Cujas, terminar lo que habían empezado humanistas tempranos cuñado de Tomás Moro, lohn Rastell.'97
como Sudé, Alciaro y Amerbach"91 Cujas corrigió desde "los errores textuales
Profundament(: consci(:ntes d(: l o qu(: pub licaban los otros, cada uno se: esforzaba por
,87 J. Franklin,J�an Bodi". pp. 27 Y 28. manten(:r s u m(:rcancía actualizada y atractiva para el públ ico de impresos legales. Pro­
,88 Rashdall, Th� UfliurJiú�J 01Etlro� in lh� Middle AgeoJ. l, p. 205. babkment(: fue para contrarrestar (:1 compendio de los Esra/u/oJ . . , publicados por R(:d­
.

'1i9 D(:scr(:z, La peocia. p. '4, analiza cómo estospulIcta, qu(: (:staban dis(:ñados para iniciar y man en 1528, que Pynson reimprimió su edición de 1521 . . . con nueva portada y cuatro
t(:rminar (:0 días fijos, (:s¡aban indicados (:n los manuscritos utilizados para (:oS(:ñar d(:r(:cho civil
y canónico. Haskins, RellaiJianuoltheo Ttvdfth C�fllllry, pp. 202 Y 203, proporciona el ord(:n y la
divisi6n del plan de estudios dd corpwjuru S(:guido en Bolonia. '91 Kelley, FouruiatiOllJ, p. 1 14.
'90 Rashdall, Unille'rsiÚeJ 01 Euro�, 1, p. 255. describe los per(:grinaj(:s que hacían los glosa­ '9+ Gilmore, "The Renaissanc(: Conc(:ption of th(: Lessons of HistOry", p. 85, cita un comen­
dor(:s ::a Bolonia. tario Oportuno d(: Jaqu(:5 Cujas; véase inFa, p. 183.
'9' Kellcy, FOllndatÍonJ olModern HÍJtorical ScholarJhip, pp. 67 y 1 13. '9S Véase una discusi6n pertinent(: enlr(: Fran�ois Masai
y John GilisS(:n en Indillidll eot Sociitt
'9' Los aport(:s de Budé y Aleiato son analizados por Kdley, FoundatiolJJ, caps. 3 y 4. En lo que ti la RmaiJJallu: Col/aqueo Imerllatiollal, abril de 1965, pp. 86 Y 87, sobr(: el anículo
de Giliss(:n,
respecta a Bonifac(: Amerbach, hijo del fundador d(: la casa Amerooch-Frobcn, d amigo más c(:r­ "Individualism(: (:1 sécurité juridique", pp. 35-58.
cano de Erasmo, su albacea literario y h(:redero, véaS(: Gilmore, HumanÍJtJ afld jurutJ, cap. 6, pp. '96 Bel,lnet, Book¡ and ReooderJ 1475-1557, pp. 125-136, pr(:S(:nta un pasaje pertin(:nte
de la
146-177. Que Erasmo, los Amerbach y B(:acus Rhenanus, ux:los pert(:necientes al mismo círculo advertencia al lector d(: GraflOn.
d(: imprcsor(:s de Basilea, fueron la principal inspiración de Alei3lO, (:$ señal::ado por Kellcy, p. 93, '97 Pion(:ro (:n la impresi6n de leyes, dramaturgo, construclOr
de teatros, lexicógrafo, impre­
pc:ro no S(: explora la rdaci6n de Budé con Badius, adem:is de qu(: un (:rror de las pp. 56 y 57, nota sor d(: música y promotor de la colonización ultramarina, John Rastell (cuya (:sposa era Elizabeth
5, convierte a Robert Estic::nnc:: (quien se cas6 con Perrette Badius) en yerno de Budé, m{is que en Moro, la hermana de Tomás) ejemplifica la versalilidad del impresor en los inicios del
siglo XVI.
su principal impresor. L.1 carrera de Badius, de acu(:rdo con la descripci6n de Febvre y Martin, Pu(:d(:n entreverse aspectOs d(: su carrera en A. \V. Reed, Ear/)' Tudor Drama, pp. 1 1 , 12 Y
L'apparillon, pp. 183 Y 224. se traslapa con el círculo de los Am(:rbach. En términos generales, me
187-20l;
Quinn, Englund and rhe DiJcovery 01America 1481-1620, pp. 166-IÓ9; 1-1. J. Granam, wTh(:
Rastells
parece que las imprentas de los (:fuditos-impresor(:S de5(:mpeñaron un papel más significalivo and the Primed English Law Book of the R(:naissance". Sobre Pynson y otros véase
la secci6n
para los estudios legaks qu(: d que suele reconocérS(:les en los trabajos d(:dicados al lema. sobre impresor(:s d(: leyes en Benneu, BookJ and ReoaderJ 1475-'557, pp. 76-85.

98 � la impre,na romo agerltc d� e-ambio hacia la d�fimá6n dd cambiQ i"icial • 99


lOJ .
libro impreso , N o es necesano explicar la ' forma < e n que la portada conuibuyó a
on�
cst;¡S :lccioncs y resp . . , requiere
. no dejó pasar por :lllo I
adiciones. . . Rastell la catalogación de libros y a la< labo r d e b'bl .,
lografo, Loqueen m'I apIOlan '
pliegos con "nu �va s com pen dia�
1
tutO S has ta 152 3, .
cnlistaba los esta ,
abbrrtlmn!(IItl/m que mayor ana'l"ISIS es tratar de establee er cu ál fue su comnb UClon, . en té rmlnos
· genera-
dió con su Mag1lum 98
ranc�s e ing l é s ,'
1es, a la conformación de nuevos háb'ItOS de iocallzaClon' "
dos en . . . Ialín , ang\o�f y fechado 'J()�
'.
En suma, como he lrat:ldo de sugerir a lo largo de esta dlscuslon, '. temas que
y su hijo orre�
licaron John Rastell 1
. . .
s de estalUtoS que pub
.
s y las lista ahora se le asignan a bib\"ófil os y espeCial ISlas de lo im preso son de gran Interés
Los com pen dio ado del libro puede ,
un formato racionaliz I '
plo de la manera en que para los historiadores en ge nera1 -o por 1o menos para os especlahstas de diversas
cen un bue n ejem emática de títulos, las
o. La ordenación sist
les del cuerpo politic disciplinas-. La manera
< en que se de l"ImHÓ cada , u n '.1 d e estas d·ISClpllnas
· · podría
afec tar órganos vita s cruzadas a pár rafo
s
en ::lIfabéticO, los índ
ices y las referencia entenderse mejor si se conside
• ran 1os 1 "IInnes que se l aSignaron
' � a 1o .Impreso. Un
tablas en estricto ord her ram ien tas con . .
a de cómo las nuevas I Pnnted B00kes", que Impnmió
.
cisión son una mu estr < a ogue or Enghsh
ejemplo de esto lo ofrece el " Cat '
numerados con pre y método a un con­
a llev ar más orden en 1595 Andrew Maunse11 , un libr ero 1 on d'Inense . Se registraron
on , .
im pn:sores :tyudar ' mas de seis mil
las que contaban los sigl o xv no siem pre era
Hasta finales del . "
de la ley púb lica .'9'9 tltulos en tres partes bien organ·Izadas, ca da una' de e ll as con arreglo al alfabeto",
jun to significativo lme nte " y la confusión se .
trataba rea
pre cisi ón "de qué estatutO se la primera dedicada a la "teologla , " , 1a segunda a
' " las
, CienCias . " y 1a tercera a las
"
fácil dec idir con lUtOS "im por tan ­
respecta a vmios esta
toS 153 0-1 533 ,
agr ava do por mu cho tiempo en lo que "h umanidades" . En la IOtr
· od ucclon" de cada uno de 1os apartados Maunsdl incluyó
tres dedicatorias diferente,, 1 a pnmera
había . ,
e imp rim ir" el "G ran Lib ro de Estatu . d ITIglda
' a la rellla
' I sabel I y al conde de
ing lés
tes".::Zoo "Al ver ter al ctoria: un "listado
< <1 r . 1
.
ar una tabula introdu
cuidado de proporcion "
S de 1327 a 1523 ,
Essex, la segunda se dirigía 1 os proleslona es que d'
"
" • • pu leran estar Interes;:¡dos (los
¡oh n Rastell tuvO el de 46 páginas. No sólo .
ítulOS, de los estatuto reverendísimos teólogos" en 1a pnmera parte y "1os pro (;esores de las ciencias m ::\.-
cronológico, por cap "
la
isió n sistem5tica de
rIzar con los notables,
. ' <
bién ofreció una rev ,
índice, sino que tam temáticas y de medicina < y clrugla en la segunda) < , para lna
fi
estaba brin dan do un l
los maestros, los oficiales reales Y 1os aSistentes de la co paOla
en su vid a.::zo
chos lectores veían
. . .
, la prim era que mu - , de estaclOnanos y
hist oria par lam ent aria rse con detenimien­ . � . .
n esp ectacu lar, aun que merece estudia d emás Impresores y libreros en genera 1" , E n .1< as obser vaClOnes .inICIa1es que dirige
ova ció
Este tipo de inn
impaclantes pero cuy
a presencia . .
viar la ate nci ón de cambios menoS a estos últimos señala que su sistema menCiona I
< "el amor, a matena, el traduc-
to, no deb e des inas uniformemen­ .
fam ilia rida d con pág
má s dif undida. La creciente lor y el impresor" por lo que se Jacta · de h abe r superado lodos 1 os sistemas de los
estu VO mu cho ls, índices, etcéte­
n de secciones, cor nis:
, sign os de puntu:lción. divisió ­ compiladores tem pranos
< de "cata' 1ogos l atlnos"
' como G esner, S'Imler o John Bale,
te num era das s, cualquiera que fue .
to de todos los lectore "
rdenar el pensamien Hicieron su catálogo tomando
< el nom bre de pi 1a ' yo to me' su tnu . 1o, P uSleron
. la
ra, contribuyó a reo vier on
1ey dIVlOa, la medicina, etcétera, revue 1 taso Yo le aSigné a
activid ade s estu . . ,
l un sinn úm ero de I
io, razón por la cua ' un 1 ugar pro-
' a teo log]<I
ra su profesión u ofic arábigos para la pag
inación
. a 1a teo1 ogía, tam-
núm ero s . . un lug' r propio
uso de plO. "l05 El sistema de Maunse11 no s61o 1e aSigno
sujetas a un nuevo
esprit de systeme. El tuV O eno rme s conse­
'
. .
e menoS imp ort ant e
invento apa ren tem ent b"len reunió todas las discoIpl.Inas que en 1a actualidad �
11 mamos Científicas, tanto
sugiere que hasta el Y
as má s
'
ref ere ncia s cru zad , ,
índices, notas ' Io "cienCia , al tiempo que colocó las
o el resultado fueron las matemáticas como la medicina, baJo ' el tltu
cuencias; en este cas subrayado, con tod
a
estu dio s sob re la imp ren ta han
s.1:O l La ma yor ía de los ant e del
preciso más imp ort
com o b contribución
reg ub r de por tad as ' .
raz ón, la producción 2"3 Co010 señalé anteriormente.
nota 35 SIlpra. los ava. nces esporadlCos que muestran los ma-
nuscntOS humanistas del quallrountQ no Ie restan unportanCla
, .
, ' ' hecho de que I a aparici6n de las
al
. .
.� Bcnm:tt, Bool{s alld R�ad
5.
m 1475-1557, pp. 76-8 portadas se haya vueltO regular después de ia I' IlVenCIÓn de la Imprenta '.
.
e en particular la p, t"2.8. � .
ment ofSlatules", véas J� Las contri'bUClones
' específicas que realizaron los prm ' eros editores a dIchos hábitos Ole-
'99 Cowley, �The Abridge . . .
recen m3S atenci6n, Por e,'emplo' la ed ICI6n veneCiana que hIZO Erhard Ratdoh de la Ch"ollid�.
de EuseblUs, 1483, enlisró acolllecimienros �ue fueron ImpOrtalllesen la vida del editor. En I d76
wo Véase infra
, p, 1 1 3' Augmentyd". Este ar- . .
vellously Amendyd and
r Tong M:nernall Mar ...
d ' y .1a p ubrlCaCI'ón d e s u propio klllmdal:
h:un , "Ou al inglés
:>o. H. J. Gra tell para "convenir"
(y productiva) de Ras
la cruzada patriótica registr6 la muerte de Johann Mu
" Uer, Reglomolllanus
... nd 1(=ron
.
LÍculo también subraya legal. lEn el
esa época seguían en
en latín o en fran cés
su mayor parte M'lelllras que las necrologías monástic". '" a omInar I as eronologlas
' e:n la época de los
eI paso dd liem po empezó a aSOCiarse con aeonlec i-
ando, que '
IOdas las leyes, que para o y en el anglo-norm
'
.
uaje :lnti guo b.'uaclo en el normand .
escnb'lentes, con la invenci6n de Ia Imprenta '
. T.J
mlentos conSIderados importantes por Ios empresariOS urbanos.
leng
original law-frmch, un por 105 nor man dos , . .
ndo fue conquistada
cortes de Inglaterra cua
fi
ían
empezó a usarse en las
" Incunabula Wrongly D:n
ed", pp, 322 Y 323 . Los núm ero s ar:\bigos (que ya hab
2O'j L.1 copia
' de este �Thre:e Pan Catalogue:'" (clasificad � bal'� el nombre de Andrew Maunsell,
1
J"" S:"lrlon, i:ls cruz :lda s) apar ecieron
XIII por Roben Grosset
cste para las referenc
Ó el STCn. 17�) provino de la colecci6n Harmsworth �
y e e artIculo 3 1 8 en la vema de Pembroke
d by ohn Wlndbet r.or A, Maunscll, 1595", está eneua-
sido utilizados en el siglo 6 . cuando Froocn edit
las p:íg inas de una biblia impresa en 1 5 1 de marzo de 1920, La "FirsL Pa .
. r, . prime
s os
por primera vez en toda "mo dern os" y dist intiv .
smo, que también "est
ableei6 e1 estilo" de los dernada separadamente; la segunda �
' p'" e, Impres.1 por James Robe ts para A. M., 1595, se encua-
I becme proporCIonado este material .)
Nuevo Tcstamentode Era res de bibl ias. Black, " Printed
otrOS imp reso
y capítulos empleados por dern6 con la tercera, (Le agradezco a Kate Frost la
encabezados de libros hniques".
Vb se tam bién Wit ty, " Early Indexing Tec
Bible", p. 419.
hacia la definiciólI da ("umb,Q inicilll • 101

100 • 11l imprmlO como agt'lI


ud(' camb lo

disciplinas que llamamos "humanistas": "gramática, lógica, retórica, leyes, hislOria, re:tJ izad as han sido acu .
sados con base en ev 1·
d. enc l concreta, de que cop
poesía, administración pública, etcétera, que en mnyoría se relacionan con mate� sentido crítico O -peor . . � iaron sin
aún� d e que corrigie
su
ron SJO el conocimiento
fias de deleite y placer", bajo el título "humanidades",l06 Al dirigirse a los doctores Cuando se compara necesario.208
, el manUscn"to d e una
obra el e COnsu I ta d eter
en teologí::! en la primera parte y a los proresores de ciencias matemáticas, médicos tiguas versiones impresa mln " ada con an-
s m uc las I veces se encuentra ue
y cirujanos en la segunda, también estaba definiendo la profesión del científico de el paso del tiempo se acel � Ios dano - s causados por
era ron y se acentuaron en
el Impreso. por e ' em lo.
• •

una manera que se atribuye a una época mucho más tardb,lO¡ que se refiere a la Ilus trac . j p en lo
. ión ele bib J,"as , eI uso con
tinuo de moJdes de caI I"d d " r
nor tuvo como consecu a IOle-
. enc ,"a
' 1a "ImpreSI"ón d e estamp . .
Inte rpretación equ ivoc as con textos inin " telIgibles; la
ada el e Ios tllu ' 1os borrosos por par t .
Los NUEVOS PROCESOS OE RECOLECCiÓN OE INFORMACiÓN: produjo yux taposiciones e d� �b reros Ignorantes
desconcerta ntes al (iem
po que las edICiones pirata
IANUSCRI TO DETERIORADO A LA EDICiÓN M EJORADA
DEL r. ca el as durante varias a publi-
décad< s sól o agravaron d'Icho
.. <
< ,
• s errores 209
Los prim ero s libr os de . .
bot ánic a im p resos suf
ri eron el ' mis mo tipO de
Al desarrollar categorías separadas y oponerlas a la "revoltura" indiscriminada de dac ión que las prim eras deg ra-
< b," bl," ,s Imp " resa s Una se ne .
" ' de l er bano ' s Imp resos que
'480 hasta 1526 re ve 1a
los antiguos catalogadores, Maunsell estaba respondiendo a las mismas presiones va des de la déc ada de
' u n " u men to con stan te
producidas por la competencia que llevaron a cada uno de los impresores de leyes a de deformación" cuyo � . en el gra do
. ' resultado !lna c. I -un h erbano tngl .
publicar índices más completos o compilaciones más sistemáticas. También estaba "un e jemplo extrao és d e ' 526-- proporcIona
rdinariamente triste d e io q
ue OCurre can la informa
aprovechando una nueva oportunidad para superar el uabajo de predecesores como cuando se lransmite com . ción visual
o s"J pasara cI e un COpista
a otro". 2W A unque se acel
Gesner, de la misma manera en que Gesner había superado a Trithemius. Cuanto proceso de deterioro eró el
' ue se produc'la c l� una fo r�1a
más sistemáticas y ordenadas se volvían las grandes compilaciones y los catálogos
que producían los impresores, mayor parecía la confusión y la desorganización que
égida de los ama nue n
mayor percepción de d'
;
es, el n uevo med 10 perm
. más lenta e irregular bajo
itiÓ q ue l os ietra dos tuvI"
eran una
la

ICho proceso y generó las .


. condiciones para que, por
caracterizó a los compendios elaborados por los escribientes. Debido a que se encar­ vez, pudIera superarse primera
Como sena _ lé anteflor ' m nte, los grabados para
gaban de imprimir varias ediciones de una determinada obra de consulta o serie de edición de Vesalio no s � la segunda
21

hic,"e ron más borrosos nt
se degrad aron, SinO .
que
mapas, los impresores no sólo competían con sus rivales y superaban a sus predece­ ron y refinaron . 1 E n manos de Imp . . se acla m-
sores, sino que se superaban a sí mismos. Las diferentes ediciones de la Biblia en la­ permit ieran Obte ner ganan
cias rápid ament
resores g o
�� ;��
tes en busea de negocio q
.,
ormaClon rcndla , a
� ue es
l
tín que imprimió Robert Estienne o las ediciones de atlas de Orlelius muestran que a un paso más acelerad deSVirtuarse
• o. Pero d Iflg " " l" CI a por mae stros tecn , .
el curso inmemorial de la cultura manuscrita no sólo se detuvo sino que se invirtió. la nue va tecnología tam lcamcnte competentes,
bién of '
Este último punto quizás atraiga las críticas de aquellos especialistas que tienen p �ocedimientos emple
ados por 1 �;� ��:I;{I:S �: �

sCr
¡
a
e
�� ��� : :; l���;mites que �os
p
� o
buenas razones para desconfiar de las reivindicaciones en defensa de los primeros n¡camCnte competentes maestros kc-
en el pasado.
impresores. Los prefacios y la propaganda que a menudo se jactaban de las mejoras L, forma en que una seri
e de e'e 1,Mes d e(¡enuosos fue reem
ciones mejoradas pue de
ferentes ediciones de una
eje m lifi a
'P
� :: .
con b se e n u n traba .

plnada por cdi­
JO monográfico d e di -
< misma eneIC .
,.,6 "La segunda parte del catálogo . . . concerniente a las cicncias matemáticas, a la arilmélica, lope dla el eI slg 1o XVI. La
la geometría, la astronomía, la astrología, la músic3, el arte de I:l guerra y la naveg3ci6n. así
Sebastian Munster, que . Co¡mography, de
circ uló por prim era vez en ' 544. se pu
dur ant e la vida del aut . bl"¡CÓ ocho veces
como a la . . . medicina y la cirugía." El hecho de que en el rubro "música" se incluyan títulos or y 35 mas ' h asta I 62 8 Debido a
más gra nde' conraba . que ca da ed IClón" " se volv ía
relacionados con lecciones p3ra aprender a tocar el laúd y colecciones de salmos, además de que con más n' d ato , y se ilus
'
� traba más abundantemente
se encuentren en listados libros de "arquitectura, baños, cocina, sueños y profecías", sugiere que tam bié n ten ía má s tab . , cada una
las , 1 apas e Ind ICes que
las divisiones entre disciplinas eran muy distintas de las aCluales. Sin embargo. la clasificación creciente cantidad de
per m't I lan
' a 1os Iectores consultar la
informaCl'ón a Imacena
. da en la obra . Los e el'llor
de las heas principales es extraordinariamente parecida a las que aparecieron más larde, y muy
conCienzudamente par es (ra baJar " on
a mal1lene r cada ed ¡cló " .
diferente a la antigua. n actualizada y cub rir
2h] más a pro -
Vbse la discusión sobre el uso del ttrmino cit"lIfijiCO en Middleton, Tht" Expt"rimmtt"I'J, p.
81, que señ:lla J:¡ forma en que el Oxford English ,,
1 s Kenney, The
vcnuJ'as dcl " manuscrito
.
Diccúonmy consigna que el thmino se usó por Classical Texl, subraya las
.
primera vez, para distinguirlo del arte, en Mt"chanik Eurcist"s, de Moxon, en 1678. Véase tam­ Correcci.ones real izad
" a, por ednore ' nte" rrente a las
esclavlza
'
' s ostenslblemcnte Ietrados
bitn " scicnce" en el Oxford English Diccúonary (edición de 19ó¡), p. 221. En 1421 los tres campos dad de los textos anti guo en Ia preservación de la aute
ntici_
t t:
s.
St achan Early 8 .bl
>"9
de los estudios supenores, "teología, derecho y medicina", son descrilos como las "tres ciencias"
� IIll1SlroliOfJs, pasúm.
I v ns, PrmlS Uf/d VÚl/ltl Com
:
:
210
en los registros oficiales del parlamento, lo que contrasla con el esquema tripartita de Maunscll,
que coloca al derecho entre las hurnanidade� )' a J:¡ medicina en la ciencia. Jr I
mllJil catiOIl, p. 40.
Vease supra, nota 39.

102 • la ;mpr�lIta como ag�lIf� d�t"Qmbio


hacia la Jt:ji"iC;¡ÚII del cambio iruCi
a{ • 1°3
fundidad regiones que habían recibido poca atención en las versiones anteriores. Segura me me no todas las ediciones eliminaron todos los errores que se señalaron
De la misma manera que la bibliografía "universal" de Gesner, la COJ"nJography de ni las buenas intenciones manifestadas en los prefacios se cumplieron en la elabo­
Munster estaba destinada a ser sustituida por obras de consulta menos completas, ración. A pesar de eslO, los llamados de los impresores muchas veces alentaron a
pues una rápida acumulación de la información impidió que "pudiera almacenarse los lectores a iniciar sus propias investigaciones y trabajo de campo, que tuvieron
entre los forros de un solo volumen (Odo lo que servía y debía conocerse".lll como resultado nuevas publicaciones. Así, estalló una explosión de conocimiento.
Hay que señalar que esta rápida acumulación de información fue estimulada Por ejemplo, el "resultado" de las ediciones de Ortelius involucró tratados de topo­
por los talleres de los maestros impresores que publicaron obras de consulta de grafía e historia local que iban desde Moscú hasta Gales. 1 '4
diferentes tipos. Los edi(Ores e impresores del siglo X V I , que ofrecieron sus servi� El solicitante o destinatario de la nueva información no siempre era un impre­
cios a los nliembros de la república de las letras, más que almacenar pasivamente sor o un editor. Muchas veces era el autor o editor de una determinada serie de
la información en los compendios, crearon redes de corresponsales, solicitaron ediciones quien oía de los lectores cuáles eran los errores o las adiciones que debían
críticas de cad n edición, a veces comprometiéndose públicamente a mencionar los considerarse en una edición posterior. Eso ocurrió con los comentarios de Mattioli
nombres de los lec[Qres que enviaran información nueva o de los que señalnran los sobre los escritos de Dioscórides, publicados por primera vez en 1554, en sucesivas
errores que debían suprimirse. ediciones, que eran revisadas y corregidas periódicamente a partir de especímenes
Por el solo hecho de haber sido honesto con sus lectores y de invitarlos a que e información recibida de corresponsales. Así, los europeos conocieron plantas exó­
sugirieran y criticaran, Onelius hizo de su Theatrum una especie de empresa co­ ticas (por esta vía el castaño de Indias, las lilas y el tulipán llegaron de Turquía a los
operativa de alcance internacional. Recibió sugerencias útiles de todas partes y los jardines botánicos de Europa con la edición de Mattioli de 1581). Ln proliferación
canógrafos se abalanzab.:'ln unos sobre otros para enviarle sus últimos mapas de de reportes extranjeros sobre frutos y semillas también generó descripciones m5s
regiones que el Theamun no había incluido. completas y precisas de las plantas locales.

El Thea lmm se. . . reimprimió rápidamente varias veces . . . las sugerencias de revisión A mediados del siglo XVI los botánicos competían entre sí para obtener novedades de la
y corrección mantuvieron a Ortelius y sus grabadores ocupados modificando las placas India, del Nuevo Mundo, de los países fríos, de pantanos y desiertos, de donde fuera y
para las nuevas ediciones . . . en el lapso de ues años había adquirido tantos mapas nuevos de todas panes. Las plantas y animales de países distantes y exóticos resultaban radical­
que publicó un suplemento de 1 7 mapas que más tarde se incorporaron al Theatmm. mente nuevos o lo bastante diferentes de los ya conocidos como para provocar asombro
Cuando Ortelius murió, en 1598, se habían publicado por lo menos 28 ediciones del aLIas e incentivar mayor investigación . . . Así surgió un nuevo tipo de científico, el naturalista
en latín, holandés, alemán, francts y español . . . La úhima edición fue publicada por la viajero . . . Los aventureros codiciosos de otros tiempos fueron reemplazados por hom­
imprenta de Plantin en 161 2.11J bres en busca de conocimiento.
Los descubrimientos realizados en tierras extranjeras entusiasmaron a los naturalis­
tas que estaban obligados a permanecer en casa, como médicos, profesores y cuidadores
de j:lrdines botánicos e invernaderos, y tos forzaron a describir con mayor precisión y
.,. Cerald Slfauss, "Sixteenth Century Encydopedia", p. 158. De acuerdo con Strauss, 31 de
las ediciones provinieron de la imprenta de I-Ieinrich Petri en Basilea (p. [45). Es 1:1 misma casa
amplitud la Aora y fauna de sus propios paises . . Se acumuló tanto conocimiento nuevo
que tendió a crear confusión, por lo que hubo una creciente necesidad de nuevas pros­
que le ¡xrmitió a Gesner imprimir por primera vez. Véase nota 175S1lpra.
pecciones.J'5
Lloyd A. Brown, Th�Sto"y ofMaps, pp. 163 Y 164' La petición de Ortelius para que le
lIJ

enviar:l.O información nueva y su compromiso de "hacer mención honorHlca" de cualquier


corresponsal que lo hiciera se encuentra en su "Mensaje al lector", pp. JI Y 32. La investigación A su vez, cada una de las nuevas prospecciones provocaba nuevos intercambios
preliminar que realizó una estudiante de posgrado de la Universidad de Michigan, Caíl Bo05- que detonaban nuevas investigaciones; la acumulación de más datos rortaleció la
scnga, en la Clemc:nu Library, muestra que Ortelius incorporó las correcciones que le señalaron necesidad de clasificaciones más refinadas, y así sucesivamente . . . ad injinitum. Las
sus correspons.1les de forma irregular y ocasional, aunque aprovechó las adiciones con mucha
ediciones mejoradas y las obras de consulta en constante expansión rueron una
más frecuencia. L.1 correspondencia de Ortdius, que fue recopilada en los varios volúmenes de
serie sin límites, a diferencia de las colecciones acumuladas en las bibliotecas de los
J. 1-1. l-Iessels, I:/J/Stllftu
. o,.uJiunu�, en 1887, fue publicada en un solo volumen de 9Ó5 páginas por
gobernantes alejandrinos y los príncipes del renacimiento. El incendio de la Biblio­
Olla Zeller. La correspondencia de Mercator también ha sido recopilada, edición de van Durme,
COrl"t:s/'O"daf/cr mercattoriellllt:. Tanto la geografía 3ntigua como la moderna estuvieron sujetas teca de Alejandría en la antigüedad, y la destrucción de la gran colección formada
al mismo procedimiento. Stevens, Ptolomry's G�ography, p. 9, señala que casi todas las ediciones
posteriores fueron reeditadas y ampliadas con la adiciÓn de nuevos m3pas y la reelaboración de .,� Pua algunos subproductos de la avenIura de Ortc:liu$, véanse E l. Levy. 'Tile Making of
los viejos. P3r3 una discusión adicional sobre la geografía y la cartografía véanse pp. 45J�457 Y Camden's 13rit3nia", pp. 70-97, Y E. G. R. Taylor, Th� Mat/¡�nwflcal Pract/fiollers, P.32.
485-490, illfro. " 5 Sarton, Six WllIgs, p. 137.

04 • la Imprenta como age/lte de camb,o hacia ItI defilliciólI del Ctlmbio illiclul • 105

por Manhias Corvinus en el pasado más próximo, fueron señaladas por Conrad vieron sujetas a mayores cambios. De hecho, el padre de estas dos disciplinas fue el
Gesner en la dedicatoria de la primera edición de su "biblioteca", que es por sí mis� mismo hombre.
ma mucho más universal e ilimitada.:1l 6 Las ciencias naturales y bibl iotecológicas Puede pensarse que, en la medida en que el paso de una serie de manuscritos
que Gesner ayudó a fundar fueron capaces'de expandirse en forma ilimitada, pues deteriorados a una serie de ediciones mejoradas incluyó todos los campos del co­
involucraron un proceso abierto e indefinidamente continuo. El término "retroali� nocimiento, su efecto se generalizó ampliamente entre todos los miembros de la
mentación" es feo y se ha utilizado demasiado, pero es útil para definir cuál fue la república de las letras. Considero que esto debe tomarse en cuenta cuando se ana­
diferencia en la recopilación de información antes y después del cambio comunica­ lizan movimientos intelectuales de gran magnitud, como la creciente confluencia
tivo. Una vez que se inventó la imprenta, la recolección de datos a gran escala (Uvo de temas sobre el progreso ilimitado con los viejos temas sobre la "descomposición
que sujetarse a nuevas formas de retroalimentación que no hubieran sido posibles de la naturaleza". En los últimos capítulos desarrollo más detalladamente este
en la época de los escribientes. tema. Por el momento, sólo pretendo señalar que la transmisión de registros escri­
En cualquier caso, es más provechoso explicar detalladamente los efecws del tos debilitó la percepción de que el deterioro era una consecuencia inevitable del
nuevo sistema de comunicaciones que limitarse a señalar de manera superficial paso del tiempo. "El poder que nos da la imprenta para mejorar y corregir conti�
que, naturalmente, la imprenta fue un requisito del conocimiento y la ciencia de nuamente nuestras obras en diferentes ediciones -le escribió David Hume a su
los albores de la modernidad. La atención que se le otorgó al nuevo sistema no editor- me parece la principal ventaja de este arte."219 Lo que valía para la obra
debería atribuirse a las virtudes morales poco comunes de los erudiws del siglo de � n solo autor se apl icaba con mayor razón a las obras de consulla que requerían
XVI o al enrrentamiento de los "aventureros codiciosos" con los naturalistas desin� vartos colaboradores. Una serie de ediciones nuevas y aumentadas permitieron
teresados. Si autores, editores e im presores adoptaron una actitud honesta al citar que el futuro prometiera más ilustración que el pasado. "Medio siglo después de
a sus colaboradores no sólo fue porque fueran inusual mente nobles, sino porque la muerte de Copérnico la información con la que contaban los astrónomos no
" 20
por diversos motivos este procedimiento se volvió más satisfactorio que antes de la había sufrido cambios revolucionarios. 2 Pero la vida de Copérnico ( ' 473� r 543)
aparición de la imprenta. Cuando Ortelius enlistó a los colaboradores de su alias es­ abarcó exactamente las décadas en que muchos cambios de gran magnitud, ahora
taba manifestando la "idea moderna de cooperación científica", tal como lo sugiere difícilmente visibles a los ojos modernos, estaban transrormando "la información
Edgar Zilsel. Pero esto no es motivo suficiente para est�blecer comparaciones in� al alcance" de todos los lectores. Un estudio más detallado de es ros cambios podría
justas entre artesanos "honestos" y cooperativos que buscaban beneficiar a otros, y explicar por qué los sistemas para enlistar los planetas, para hacer mapas de la
1
human istas o literatos van idosos y taimados que trabajaban sólo para sí mismos.2 7 �ierra, sincronizar �ronologías, codificar leyes y compilar bibl iografías, se revolu­
Ningún grupo ocupacional monopolizó una virtud o un vicio determinados. La cIonaron en su totahdad antes de que finalizara el siglo XVI. En cada uno de esos
recopilación colectiva de datos y el reconocimiento de fuenles y colaboradores de casos es posible observar que al principio los logros helenísticos rueron reforza­
ninguna manera estuvieron confinados a las disciplinas científicas; también afec­ dos y después, en un periodo extraordinariamente breve, superados. Además, los
8 nuevos esquemas, una vez que se publicaban, podían conservarse para corregirse,
taron al conocimiento clásico, la historia del arte y los estudios literarios.21 Como
se ha v isto, tanto la bibliografía como la zoología se volvieron cooperativas y estu- extenderse o refinarse. Las generaciones posteriores pudieron construir sobre el
trabajo dejado por los eruditos del siglo XVI, en lugar de tratar de recuperar sus
, fragmentos. Las diferentes "revoluciones" intelectuales de los inicios de la moder­
.,( Fischt"r, "Conrad Gesner", p. 271.
7 Zilsel, "The Genesis of Ihe Concept ofScientific Progress", pp. 344 Y 345· Véase también
21 nidad le debieron mucho a las características de lo impreso que he esbozado.w
la discusión en las pp. 227 ss, 529 ss, il/Fa. Pero los grandes tomos, cuadros y mapas que ahora se consideran "hitos" habrían
218 resultado insustanciales si no hubieran entrado en juego los poderes de conser­
Sobre la edición aumentada de Vasari (1568) de su Li(J(l of Ihe Ar/ist, la corrt"spondencia
y el trabajo de campo que requirió esta edición, véase cap. 3, nOta 198, i'lfra. La ofena que vación de lo impreso. La fijación tipográfica es un requisito básico para el avance
hizo John Bale de mencionar a cualquiera de los colaboradores que le enviaran información
es citada por Leslie Fai rfield, Johll Bale. Moran, "William Caxton", p. 63, se refiert" a la corre-s­
pondencia entre CaxLOn y un lector de su primera edición de CaJltubury Tales (1478), descrita " 9 Citado por J. A. Cochrane, D/: jOhlJSOflI Prill/�; p. '9, nota. 2.
en el prefacio de Canon a la versión de 1484. El leclor envió a Caxton un "mejor" texLO para u" Thomas Kuhn, The Copemican R�IIOIutioll, p. ' 3 1 . Para una discusión adicional sobre la
que lo usara como base de la segunda edición. A pesar de que Blake, Co:rton: Englond's Fir,t imprenta y los avances astronómicos, véase cap. 7, infra.
Publish�l; p. 99, denigra las correcciones caóticas e irregulares que Caxwn hizo después de ha� '" Los procesos que sc=: tratan en estudios como el de Fussner, The Hworical R�volutiolJ, y
ber rt"cibido el manuscrito de Chaucer, sigue siendo cierto que el impresor se tomó el tiempo y Sypher "Simllari �ies between the Scic=:ntific and the HistOrical Revolutions'·, pp. 353-368, necesi­

la molestia de modificar su primera edición a partir del reclamo y los nuevos datos que le envió tan revisarse particularmente a la luz de la discusión anterior.
un corresponsal desconocido.

106 • la imp"�/Jla como (181'11/1' d� ramhin hacia la d4iniá611 del cambio il/iclOI • 107

rápido del conocimiento, y es más útil de lo que parece para distinguir la histor;a significativa, pues la conservación podía lograrse mediante abundantes suministros
de los cinco siglos anteriores de todas las eras precedentes, como espero que o de papel y no gracias a la escasa y costosa piel. La cantidad valía más que la cali­
muestren las siguientes consideraciones. dad. Auque se repetían normas sancionadas por la tradición, se estaban volviendo
obsoletas. No hay que olvidar que a los sabios modernos les causa gracia la idea
de que un abad. les diera instrucciones a sus .monjes para que copiaran los textos
y éstos no pereCieran.115 S·In cmbargo, los sabIOS modernos son igual de propensos
Los PODERES DE CONSERVACiÓN D E LO
I M PRESO:
que �os monjes de! siglo xv a ser engañados por las apariencias, y las apariencias se
CONSIDERACIONES SOBRE LA FIJACiÓN Y EL CAMBIO ....CUMULATlVO
volVIeron cada vez más engañosas.
De todas las nuevas funciones que introladujo el poder de reproducción de la im­ . :oresregla
CipiO
general, la imprenta requería e! uso de papel, material que en prin­
menos duradero que el pergamino y la vitela, sin olvidar que se volvió
prenta, la conservación es posiblemente icion más importante.12� Para apreciar su im­ aún más perecedero con el paso de los siglos, por la disminución del contenido de
portancia es necesario recordar las condamente. es que prevalecleron . ante� d� que los trllpO. Mientras que e! raspado y la reutilización de la piel no eliminan las letras
libros pudieran componerse tipográfic podía cons Ningún manuscrito,. Sin IIn �ortar
ho t le � rc:,sl� s�­ completamente, e! desecho o la reconversión de impresos no produce palimpses­
lo útil que fuera como obra de consulta,incluso esteetipo � varse �uc tos. Cuand� es posible reproducir los mensajes escritos con tanta abundancia que
de conservación . lg IÓ
frir maltrato por parte de los copistas, eandas de las elites locale� y las capaCida pueden envIarse al bote de la basura o convenirse en pasta, no se reflexiona sobre la
U

des
S

siendo precario por las cambiantes dem zar su labor. En la medida en que los do­ conservación a largo plazo. Los manuscritos depositados en salas de antigüedades,
desiguales de los escribientes para reali el riesgo de desgastarse y romperse. Los los testamentos resguardados en bóvedas, los diplomas enmarcados, parecen más
cumentos se veían y se usaban, corríanestos a la humedad y a los inseccos, al robo y indestructibles que mapas de carreteras, calendarios de cocina o periódicos. Ade­
doctlmentos almacenados estaban expu dara en un gran centro d� �ocume�tación,
n6

más, constantememe se alude al extraordinario valor de supervivencia de los docu­


el fuego. Aunque se los _reuniera o guar itables. Para ser transml(Ld� mediante la mentos antiguos que quedaron sepultados bajo la lava o que estuvieron almacena­
su pérdida y dispersión final eran inevinformación tenb que comunIcarse desape­ dos en vasijas durante miles de años. Ese proceso de recuperación se inició cuando
escriwra de una generación a otra, la manuscritos. la imprenta condujo al descubrimiento de documentos que habían estado perdidos
gándose de los textos y sin ayuda de los ra manuscn.ta es olmt. ldo . por los .InV Stl­ durante tanto tiempo que probablemente se subestime la condición perecedera de
Con frecuencia este aspeclO de la culwpletamente en los est�dios a tro�ológ�lcos
'

los manuscritos que no quedaron sepultados pero que se usaban. El des:lrrollo de


gadores, sin contar con que se ignora com as regis trad as en los últl ln �s cIen anos entr.e

nuevas técnicas de restauración y reproducción, que sacaron manuscritos a la luz,
recientes que se cent ran en las difer enci también alentó la indiferencia por las pérdidas que se registraron antes de que se
la transmisión oral y la escrita. De esa formucir a, los antropólogos pOSIblemente le atri­­ emplearan esas nuevas técnicas.
buyan a la escritura la capacidad de prodto man "versiones documentales permane�
uscrito, aunque fue �a. de pergamI­ Los antiguos eruditos fueron menos indiferentes. Thom::ls Jefferson, entre otros,
tes sobre e! pasado".12J Un solo documenque se alma ra y no se ut¡]lzara. M.ás de estaba muy consciente de los poderes de conservación de la imprenta:
no, cra demasiado precario, a menos de que llevabacena desvío textual. �os reglstr.os
un documento requería ser copiado, 10 deros. Las ialscrip c�ones e� p,edr� �rsls­ ve ne l r l
Hace mucho, durante mis i n stigacio s sobre as leyes de Vi g i nia l e escribió a Geor­
perdurables requerían materiales duraaban. Estas dIfe �
renC ias tangIbles angina ron ge Wythel, observé que muchas de e l s l a se ,
h<lbían perdido y muchas tstab n por per­ a
tían, los registros en papiro se despedaz se escribe poco; poco se conserva cuando s s copia en
der e, pues txistfa un<l ola n v o u o,
manos de i d i id u s cuid<ldosos o c rios s a cuya
la sentencia: "mucho se conserva cuandoa, cuando empezó a utilizarse la imprenta pr l t
mue�te oba b e men t serían utilizadas como papel de destcho Por lo . tanto me
propuse
se escribe mucho".114 De cualquier form empleaban para escribir se volvió menos ru u
e nIr todas las que existí<ln en ese momtnto . . . En la búsq ed:l de estos restos no esca-
la durabilidad de los materiales que se
Truth . p. 67 y Steinbe rg, Fill�
U5 Sobre las instrucciones de Trithemius, véase la p. 1-4. mplU.
" ofPrilllillg, p. :23; Sanon, "Que st for
Hlm.dr�d
)lJ Butler, Orig'
"

de conservación de la imprenta. La
forma en que la � Isma : : .
lll" Clapp. ' SlOry ofDurable Book Paper", es quien señala este aspecto Algunos anliguos ma.

Y�af¡, solapa, subrayan los podc:res nuscfltos medievales parecen más indestructibles qm" muchas novelas del siglo XVIII. De acuerdo
retuvo y congeló los textos clásicos (despu
és de que a los errores intro clucidos por los copistas se
eul T�xt, pp. l )' �: con h:lmbers. "The Lost Liter:nure of fvlcd ieva l England", p. 297. es prob<lble que un alto por­

sum3ron bs correcciones editoriales desat
Kenn ey,
centaJe de novelas del sigl o XVIII haya des:lparecido, lo quc no ocurrió con la obra del venerable
inadas) es cit3d a por Clam
. estable
Véanse también pp. 18, 19 Y &), dond
de refere nCIa
e Kenney discute "el único puma
llJ.
proporcionado por cl llamado r�xtllJ fcupl
Beda. Sin emb.1rgo, hubo Otros distinguidos erudLlos medievales que futron menos afonunados
.
sequenccs of Literacy". p. 345. Vbse
que Bed3. Sobre [a supervivencia aZ;lrosa dI:: ll1:lnuscrilOs medievales 'léanse Goldscnmidt' M�-
l>J Goody y W:m. "Con
tamblén el cap. l, not:l 16,mpra.
. . con esto.
Ide dm�al 7;'xts. p. 1 2 Y l. W. Thompson, "The Wanderings of Manuscripts". p. 659.
2J� [nnis. Empll'� ,md Comml/lllcatiol/,
p. 10, cita un pasaje de Pirenne que COinC

IlIIc/o la d�fill¡ci611 da cambio inidal • 109


108 • la impr�lIta como agellu d� cambIO

timé ni tiempo, ni molestias ni gastos . . . pero . . . me preguntaba ¿qué medio sería el rn:í.s cuál fue la cantidad de lenguas antiguas recuperadas y aseguradas que habían es­
efectivo para evitar futuras pérdidas de estos re$los? Todo el cuid:lclo que les pudiera dar
tado perdidas -no s610 en Europa occidental sino en todo el mundo- durante
no los protegería de los gusanos, de la descomposición natural del papel,de los incendios,
miles de años. Dichas consecuencias involucraron a la lotalidad de la "industria
o del traslado cuando es necesario para cualquier propósito público . . Nuestra c:xpe·
rienda nos ha mostrado que no se puede comar por mucho tiempo con una sola copia,
del conocimiento" moderna, con sus bibliografías en constante crecimiento y su
o algunas, cuyo manuscrito se halla depositado en las oficin3s públicas. Los estragos del implacable presión sobre el espacio destinado a los libros en estantes e instalaciones
fuego o de enemigos feroces han sido en gran medida respo nsables de la enorme pérdida bibliotecarias.
que ahora deploramos. ¿-Cuántas de las valiosas obras de la antigüedad desaparccil!:fOn También escuvieron involucrados aspectos que son menos académicos y más
mientras sólo eran manuscritos? ¿ H a habido alguna pérdida desde que el arte de la geopolíticos. El mapa lingüístico de Europa se "fijó" a través de! mismo proceso y
imprenta permitió multiplicar y repartir las copias? Esto nos lleva a considerar que el en la misma época en que lo hicieron las letras griegas. Generalmente se destaca la
único medio para conservar esos restos de nuestras leyes es su multipl icación mediante importancia que tuvo el establecimiento de literaturas vernáculas, pero se pasa por
copias impresas.ll7 alto e! papel estratégico desempeñado por la imprema.1l9 La siguieme paráfrasis
del trabajo de Steinberg indica cuán estratégico fue:
Julian Boyd describe que esta reveladora carta condujo direnamente a la publica­
ción de los Srawtes o[Virginia, de Hening. De acuerdo con Boyd, reAeja las mismas La imprenta "preservó y codificó, en otras ocasiones hasta creó" algunas lenguas ver­
náculas. Su ausencia a lo la rgo del siglo XVI entre grupos lingüísticos pequeños "condujo
opiniones que Jefferson había expresado mucho antes " Al autor de las Hislorical
demostrablemente" a su desaparición o exclusión de la esfera literaria. Por el contrario,
Col/ecliom, de Hazard: 'lo perdido no puede recuperarse; pero permíunnos salvar
su presencia entre esos mismos grupos en d mismo siglo les dio la posibilidad de que
lo que queda: no mediante bóvedas y candados que los alejen de la consulta y el
resurgieran intermitentemente o de que se expandieran sin cesar. Al haber fona lecido
uso públicos, y los condene al olvido, sino Inediante la multiplicación de ejemplares las barreras lingüísticas entre un grupo y otrO los impresores homogeneizaron 10 que se
que los protegerán de los accidentes'."1l8 encontraba dentro de dios, destruyendo las pequeñas d i ferencias, estandarizando mo­
A Jefferson le pareció conveniente subrayar el aspeclO democrático del poder dismos para millones de escritores y lectores y asignando un nuevo papel perif
érico a
de conservación de la imprenta: no aseguraba los documentos valiosos poniéndolos los dialectos provinciales. L... conservación de un determinado lenguaje literario solía
bajo candado y llave sino alejándolos de cofres y bóvedas y reproduciéndolos para depender de si llegaron a imprimirse o no algunos silabarios vernáculos, catecismos o
que todos pudieran verlos. La idea de que la información valiosa podía preservarse biblias (bajo auspicios locales o extran jeros) en el siglo XVI. Cuando ocurría esto último la
mejor haciéndola pública, en lugar de mantenerla en secreto, iba en contra de In consecuencia era la expansión subsiguiente de una cultura literaria particular y "nacio­

tradición, produjo enfrentamienlos con nuevos censores y fue central tanto para la nal". Cuando esto no sucedía, se perdía uno de los prerrequisitos para que surgiera una

ciencia moderna en sus inicios como para el pensamiento ilustrado. Al lamenlar incipiente conciencia "nacional", y en su lugar quedaba un dialecto sin escritura.¡JO

la pérdida de "valiosas obras de la antigüedad" porque "sólo eran manuscritos",

2� Compárese la importancia que asignan al tema y la información que proporcionan Febvre


Jefferson retomó un antiguo tema humanista que relacionó el renacimiento del
conocimiento antiguo con el nuevo arte de la imprenta. Los problemas relacio­
nados con dicha asociación se discutirán en el siguienle capítulo; por el momento
y Martin, L'appa,.itiolJ, cap. 8, con las omisiones de Hughes, iJ l
H fO y as A,.t and as Sci�lIa. pp.
38-40, que analiza la relación entre la estabilidad lingüística y el n:lcionalismo, el individualis­
sólo quiero señalar que el renacimiento clásico ya estaba en proceso cuando los mo, el eapitalismo y el estado-nación. Hughes exhorta a los historiador�s a utilizar los eSlUdios
primeros impresores llegaron a Italia, y persistió a pesar de los avances del imperio lingüísticos, pero los lingüistas, al igual que los antropólogos, al tiempo que tienen la precaución
otomano en Europa del este, las invasiones francesas a Italia, la expoliación de los de distinguir entre lenguai� y escritura, casi no consideran la diferencia entre lo manuscrito y

monaS[crios ingleses y todos los horrores de las guerras religiosas. Pero una vez que 10 impreso. Basada �n mi propia experiencia, los libros de lingüística son difíciles de domin:lr y
generalizan demasiado. Considero que ocurre lo contrario cuando se consultan investigaciones
el griego se fundió en tipos, ni la interrupción del orden civil en Italia, ni la con­
sobre la imprenta.
23" Sleinberg, Fi� Hund/"�d Yt'tlTi, pp. 120-126. Se citan los casos de la l�ngua de Cornualles,
quista de terrilOrios griegos por e! islam o la traducción al latín de todas las grandes
obras fue motivo para que decayera nuevamente el conocimiento del griego en címrico,g:lélico. letón, estonio, lituano, finés, pomeranio, curlandés, checo, vasco, etcétera. NalUral­
Occidente. Mas los efectos de la fijación tipográfica apenas se agotan si se considera mente, otros factores d�bieron inAuir en casos distintos a los citados, pero es considerable el número
la recuperación permanente de las letras griegas . Tampoco se agotan calculando de casos que corresponden al siglo en que la fundición de tipos pareció haber sido más importanl/:.
Un detallado estudio monográfico que señala algunas de las complicaciones que la investigación
H7 Boyd, "These Precious Monuments of .. Our History", pp. '75 y ' 76. (Agradezco al .señor de Steinberg no cubre es el de I-Iuflines, ··Sixteenth Century Printers and Standariz:Hion of New
Reid haberme informado sobre esta cita.) HLgh Cerman", pp. 60-72. Des.,fortunadamente Huflines se centra sobre todo en la disputa entre
u8
¡dan. dos aUforid:ldes alemanas, por 10 que está un poco alepdo de las cuestiones que trato.

(O • la impr�llfa como (lg�lIt� d� cambio hacia /ti defi"iClón dd aJmbio imcia/ • I I I


Los estudios sobre la consolidación dinástica y el nacionalismo bien podrían otor­ se condenaba una herejía o un rey ligado a un cisma era excomulgado, dichas ac­
garle mayor importancia a la invención de la imprenta, pues la tipografía no sólo ciones dejaban una hue!la más indeleble que en los siglos anteriores. De la misma
detuvo la deriva lingüística sino que enriqueció y estandarizó las lenguas vernácu­ manera, en la medida en que los edictos eran más visibles, también se volvieron
las y allanó el camino para una purificación y codificación de las gr:lndes lenguas ¡nenas irrevocables. Por ejemplo, la Magna Carla era "publicada" ostensiblemente
europeas. Aunque los patrones de fundición de tipos del siglo XVI eran azarosos, (es decir, proclamada) dos veces al año en cada condado. Para 1237 ya existía con­
determinaron en gran medida la elaboración posterior de mitologías nacionales fusión sobre cuál era el "estatuto" al que se refería.::l1J En 1533, sin embargo, los
impulsadas por cienos grupos pertenecientes a estados dinásticos multilingües. La ingleses que podían echar un vistazo a la "Tabula" del "Gran Libro" podían ver
reproducción de silabarios vernáculos y traducciones contribuyeron de otras ma­ que había sido rarificado rcpetidamemc en varios estatutos reales.1J� En Francia el
neras al nacionalismo. La "lengua materna" aprendida "naturalmente" en casa se "mecanismo mediante el cual la voluntad del soberano" se incorporaba al cuerpo
reforzó con la transmisión de un lenguaje impreso homogéneo que se llegaba a do­ de leyes "publicadas" a través del "registro" probablemente se modificó también
minar aprendiendo a leer siendo aún joven. Durante los años más impresionables por la fijación tipográfica.::l15 Ya no era posible dar por hecho que se estaba siguien­
de la niñez el ojo vería una versión más estandarizada de lo que ya había escuchado do la "costumbre inmemorial" cuando se concedía una inmunidad o se firmaba un
e! oído. Especialmente después de que las escuelas de gramática impartieron lec[U­ decreto. De la misma manera en que Monsieur Jourdain [en El bU/guis gt:ntilhom­
ra en la instrucción prirnaria, con ayuda de libros de lectura vernáculos, no en lafín, bg, de Moliere] descubrió que estaba hablando en prosa, los monarcas aprendieron
las "raíces" lingüísticas y e! arraigo al lugar de nacimiento se entrelazaron. de los teóricos de la política que estaban "haciendo" leyes. Pero los miembros de los
La imprenta contribuyó de otras maneras a la fragmentación permanente de parlamentos y las asambleas también se enteraron por los j uristas y los impresores
la cristiandad latina. Por ejemplo, los principios del teólogo Thomas Erastus, que de antiguos derechos que habían sido usurpados. Las luchas por el derecho de es­
varios gobernantes habían seguido durante mucho tiempo, pudieron ponerse en tablecer precedentes se volvieron más intensas conforme cada precedente se hacía
práctica en mejores condiciones. La reproducción de documentos referentes al rito, más permanente y de esa manera más difícil de incumplir.
la liturgia o la ley canónica, realizada bajo auspicios clericales en la época de tos Por otra parte, en muchos campos de actividad la fijación tipográfica produjo
escribientes, pasó a manos de legos emprendedores, sujetos a la autoridad dinástica, novedades respecto a los precedentes, marcadas por un reconocimiento más ex­
en la época de los impresores. Las imprentas locales, que estaban más allá de! con­ plícito de la innovación individual y por la difusión de inventos, descubrimientos
trol de la curia pontificia, gozaron de los lucrativos privilegios que les concedieron y creacione�. Considero que no es accidental que la imprenta haya sido el primer
los reyes Habsburgo, Valois y Tudor para satisfacer las necesidades del clero nacio­ "invento" involucrado en una lucha prioritaria de reivindicaciones nacionales en­
nal. Un impresor de Amberes unió sus fuerzas al rey de España para proporcionar rrentadas. Los argumentos a favor de Gutenbcrg en detrimento de Coster o de
a todos los sacerdotes españoles cerca de 15 mil ejemplares de un breviario del siglo Jenson establecieron el pauón para todas las otras disputas tipogdficas sobre el
XVI, en una versión que variaba ligeramente de la autorizada por la Roma postri­ "descubridor".::l16 Habría que comparar el anonimato del inventor de los anteojos
dentina. Así Felipe 11 demostró el control que tenía sobre el clero de su reino, y con las disputas posteriores sobre el derecho de Galileo a ser reconocido como in­
Christopher Plantin evitó pagar el privilegio al impresor romano (que no era otro ventor del telescopio.::l17 ¿Cuánto crédito debe dárseles a los editores e impresores
que Aldo Manuzio), que había obtenido un lucrativo monopolio sobre la nueva
versión autorizada por Roma.::l11 Otras de las múltiples maneras en que los impre­ �J3 Hoh, Magna Cartu. pp. 288-290.
sores, en pro de sus propios intereses, comribuyeron al debilitamiento de los lazos o �.H Graham, "Our Tong Matcrnall", p. 93.
a la separación de Roma, al sentimiemo nacionalista y a la consolidación dinástica, Z35 Ford, Ro� alld Sword, p. 80, d<:scri!x el mecanismo, ¡x-ro no cÓmo s<: alteró. Véans<: tam­
no pueden explorarse aquí. Pero es indudable que requieren un mayor análisis.::lP bién sus observacion<:s sobr<: cI "gran avanc<: en las técnicas publicitariasP y d proceso m<:diantc

Muchas otras consecuencias de la fijación tipográfica también necesitan explo­ el cual los reclamos más important<:s de los parlamentos del antiguo régimen francés fueron
" publicados" <:n forllla impresa para 1732 (p. 101).
rarse. Como lo señalo en uno de los capítulos siguientes, las divisiones religiosas
Zj(, Véase Butler, Origill 01P"¡lIting. pp. 88-1 10, para d an:Uisis dc varias r<:ivindicacion<:s, así
en la cristiandad latina resuharon característicamente permanentes, pues cuando
C0l110 pa.ra refer<:ncias sobre lit<:ratura impresa antigua y argumentos acerca d<: la ambigü<:dad
de términos corno d de illWlIlor a lo largo del siglo XVI. R<:spccto a las reivindic3cion<:s de GU[<:n­
ZJ' Kingdon. "P:nronage. Pi<:ty, and Printing", A F�JlJch,.iftlo,. F,.�d�rik R Art:::, pp. 32 y 33. bcrg. véase también la nota I.p,mpra.
También véas<: d ;lrtículo d<: Kingdon: "The Plantin Brcviaries-. �J7 Véans<: los dos estudios de Rosen, "The Invention of Ey<:glass<:s" y Th� Namil/g ofth� Ta�­
ZJZ Si
s<: sigui<:ra esta linea de reflexiones podrían complementarse las concc¡x:iones teóricas $Cop<. así COIllO las notas 251 y 252, infiu. par3 informaciÓn !l<:rtin<:nt<:. El h<:cho d<: que un s<=rmón
desarrolladas por O<:U(sch, Nat/ollalúm and Social Comnllll1icmiofJ. con un enfCKlue más <:mpírico S<:¡I la principal fumle para <:stablecer la fecha de invenciÓn de los ant<:ojos <:s un indicador de las di­
e histÓricam<:nte localizado. ferenci:ls entre las fuentes de la publicidad antes y después de la imprenta. Véase la diSCllsión sobre

12 • la ¡mp"�lIta como ag�lIt� d� cambio hacia la d�jilliciólI dd mmbio illicial • 1 13


de mapas sólo por haber nombrado al Nuevo Mundo?lj8 La manera en que se literaria se volvió sujeto de los "movimientos de delimitación" y el individualismo
establecieron los nombres de los órganos humanos y de los cráteres de la Luna tam� posesivo empezó a caracterizar la actitud de los escritores respecto a su trabajo. Los
bién es indicativa de que los descubrimientos de tipo epónimo sólo fueron posibles "términos plagio y copyright no existían para el juglar. Fue sólo después de la inven­
después de la imprenta. ción de la imprenta cuando empezaron a tener significado para el autor."l�l
Para 1500 se estaban concibiendo nuevos recursos legales para establecer las pa� En el presente, la fama individual está relacionada con la publicidad impresa.
tentes de inventos y la asignación de derechos literarios.'j9 Sobre estos cimientos, Como lo ilustraré más adelante, lo mismo ocurría en el pasado. por lo que es es­
una Aoreciente burocracia construyó una vasta y compleja estructura legal. Las pecialmente pertinente para los debates sobre la diferencia entre el individualismo
leyes referentes a permisos y privilegios han sido extensamente estudiadas, pero medieval y el renacentista. Cuando se analizan estas cuestiones, ayuda recordar
todavía no se las ha analizado como produnos de la fijación tipográfica. Tanto la di� que el inventor epónimo y la autoría personal aparecieron al mismo tiempo y como
solución del control gremial como los conAictos relacionados con las políticas mer­ consecuencia de un mismo proceso. El acceso a materiales de escritu ra más baratos
cantilistas podrían aclararse si esto se hiciera. Una vez. que los derechos legales de promovió el registro separado de las vidas privadas y la correspondencia . Sin em­
un inventor pudieron establecerse legalmente y dejó de ser un problema la conser­ bargo, no fueron los molinos de papel, sino las prensas de impresión las que permi�
vación de recetas no escritas, fue posible obtener ganancias mediante la publicidad rieron conservar los impresos personales intactos. El "ansia de fama" pudo haber
abierta, siempre que no se impusieran nuevas restricciones. La iniciativa individual sido influida por la inmortalidad impresa. El impulso de escribir se manifestó en la
fue liberada de dependencia de la protección gremial, pero al mismo tiempo se
S!J época de Juvenal tanto como lo hizo en la de: Pe:trarca, pero la insasciabi/t: scribt:ndi
depositaron nuevos poderes en las manos de administraciones burocráticas.140 La cacocthcs, la "irremediable compulsión de escribir", debió haber sido reorientada
competencia para tener derecho a publicar un texto determinado también introdu­ cuando surgió un "ansia de publicar".14J El deseo de ver impreso el trabajo de uno
jo discusiones sobre nuevos temas relacionados con el monopolio y la piratería. La mismo (inscrito para siempre con el nombre propio en catálogos y antologías) es di­
imprenta obligó a definir lo que pertenecía al dominio público.1o\1 La "república" ferente al deseo de escribir algunas líneas que probablemente nunca quedarían fijas
en una forma permanente, que podrían perderse para siempre, sufrir alteraciones
liter;Hura técnica (:n la p. 524, ¡,¡fra. En la lista de inventos posclásicos que compiló un bibliotecario
papal interesado por la filología antes de que existiera la imprenta, véase sllpra, cap. 1, nota 49·
al copiarse, o -si son verdaderamente memorables- transmitirse de modo oral y
ser atribuidas en última instancia a "anónimo". Mientras no fue posible distinguir
Las referencias habituales a la CQ$mographia� introdllctio, de Marlin Waldseemüller, St.
entre componer un poema y recitar uno, o entre escribir un libro y copiar uno;
!J8

mientras los libros no pudieron clasificarse por algo más que sus inciptú, no pudie­
Dié, 1507, necesitan complementarse considerando que Vespucio no sólo era un "publicista mu­
cho mas efectivo que Colón" sino que fue el primero en señalar las consecuencias de viajar a un
nuevo continente en su A1undus "OtlUS, que le publicaron las prensas de nueve diferentes centros ron haberse llevado a cabo los juegos modernos entre libros y autores.
europeos entre 1503 y 1508. El papel que desempeñó Vespucio en su propia promoción es descri­ San Buenaventura, un franciscano del siglo dijo que había cuatro maneras
XIII,

tO por Quinn, "The New Horizons ofGeographical Literature". Muchos aspectos del significado de hacer libros:
de la imprenta para el periodo de los descubrimientos son expuestos por Richard B. Reed, 'The
Expansion of Europe". Un hombre puede escribir las obras de Olros, sin añadir ni cambiar nada, c:n cuyo caso
!j9 En varios estudios se señala que un hito en la histOria de lo� derechos literarios tuvO lugar s e e
se lo llama simplemente "e cri bi n t " (scripfor). Otro escribe la obra de otros con adicio­
en 1469, cuando un impresor veneciano obtuvo el privilegio para imprimir y vender un libro de­ nes que no son suyas y
se lo llama "compilador" (compilator). Olro
escribe tanto obras
terminado por un periodo determinado. Véase, por ejemplo, Blanden, Th� Srationt'1"S Company, de otros como propias, pero sobre todo obras de Otros, agregando sus comentarios con
p. 12. De acuerdo con Forbes y Dijkslerhuis, Hmory of Sci�fla, 1 , p. 147, el estado veneciano
también fue el primero que proporcionó protecci6n a los inventores,en 1474. Véase el cap. 3, nota Englatld 1476-/776. pasJim, de Siebert, señalan la forma en que las leyes que regularon 10 impreso
218, ¡nfra, para mayores referencias. provocaron el surgimiento de nuevos debates relacionados con el privilegio y el monopolio, pues
�(I Los privilegiOS isabelinos que destinaban a diferentes firmas derechos exclusivos sobre bi­ se convirtieron en una intensa fuente de conAictos a lo largo del siglo XVIII.
blias, libros de leyes, almanaques, libros escolares, silabarios y catecismos, música y papel pautado J�' Kline, "Rabelais and Printing" , p. 54. Vé:\nse también el oportuno comentario de Delaissé,

para música, etcétera, son oportunamente señalados por McKerro\V, "Booksdlers, Printers and Le matlllscrit autographe, 1, p. t49, Y Chaytor, From Script fO Print, p. 193. Así como las listas de
the Stationers Trade" , 11, p. 222. Los problemas que ocasionaron los monopolios de patentes que inventos poscBsicos habían sido compiladas antes de la imprema en conjunción con preocupa­
obstaculizaban la innovaci6n son abordados, en relación con las actividades de Francis Bacon, ciones filológicas, también las nociones de plagio existieron en un contexto diferente emre los
por Webster, Tht' Crt'af /I/Jfallrtltion, pp. 343- 355· monjes medievales. L1 preocupaci6n de que fuera robada una buena anécdota antes de que se
�, Birn, "Journal des �av3ns sous !'ancien régime", pp. 29 Y 33, muestra la forma en que usara en un sermón es descrita por Smalley, Englúh Frlars, pp. 37 Y 38.
diversos campos de conocimiento (así como la distinción en(fe literatura seria y frívola) estaban '-Ij Véase la ingeniosa discusión de Menan sobre estos términos, O" lh� Should�rs ofC/al/u,

claramente ddinidos por los términos del privilegio oncial que permitía a esta publicación cubrir pp. 83�8S· [Existe traducción al español: A hombros de gigant�s: Pu¡fdata shandafla, Ediciones 62,
una ;unplia gama de temas considerados serios. Tanto este articulo como Fr�t'dom ofth� Prt'ss in Barcelona, 1990. T.]

14 • la imprt'lIta como agml� de cambio hacia la d4illicióII lId cmnhio i"icial • 115

escribían en latín.2.!7 Cuando se analizan los debates entre latinistas y partidarios de


escribe ¡tinto su
" nta dor" (commentator) . . .. Otro .
el fin de �xplicar, y se lo Ilam:l come s610 agrega las nuevas lenguas vulgares es necesario tomar en cuenta el tremendo impulso que
propia obra COIllO la de otros , pero
lo b
lo más important� s s pr
comcnt:lrios de OtrOS con el objet
o de confirmar, y die�
l
a �
10m�re ���;l�ars�:�
e "autor" los impresores le dieron al fenómeno de las traducciones vernáculas.l�
8
También es importante considerar los diferentes significados que ruvieron tér­
(al/clor). minos como antiguo y moderno, descubrimie11lo y recuperación, invención e imita­
ción. antes de que pudieran registrarse permanentemente importantes variaciones
" aflo, noso' 1 o porque omil e la compos.
ición completamente
' , s1 no por 1 a concepclón
Este pasal"c es extraordln . " ' respecto a la tradición.l-49 "A lo largo de los periodos patrístico y medieval la bús­
rarlO sena s ,métrleo
original de este esquema que de 10 coO( . re que " hac e li- queda de la verdad se concibió como una recuperación de lo que estaba inmerso
rente. Un escntor es un 110m b
unit aria de escrilUra que le es inhe b r e q uc: hac e en la tradición, más que como el descubrimiento de lo nuevo."250 La mayoría
a que un zapatero es un h om
<

bros" con una pluma, de la misma form de los académicos coinciden con esta visión. En la época de los escribientes debió
t4 . . . do a las
za patOs en una horma.1 ca
ser difícil dislinguir entre el descubrimiemo de algo nuevo y su recuperación. "El
lemas para asignar el crédito I ndl .
�s posible que surj an muchos prob . . cep tos d e l o lmp reso
descubrimiento de un nuevo arte" se confundía fácilmente con la recuperación de
an equivocadamen te con
"autores" escribientes cuan do se aplic., ' uno d e 1 os muehos uno perdido, porque técnicas más sofisticadas y sistemas de conocimiento frecuen­
corpltS h ermériCO " es sólo
a donde no pertenecen. El llamado temente eran descubiertos al ser recuperados.251 Es probable que ni Moisés ni Zo­
�iemplos de este caso. ¿Qu ién escr
ibió las líneas de Sócrates,. las o �
b r d A 'IS ó
i sn u
�� : �;: roastro ni TOl "inventaran" lodas las artes que debían fundarse,25l y muchas fueron
teles, los poemas de Saro � o eual qUle ' r rr agmento de l as escrituras. retomadas de los gigantes antiguos cuyos trabajos se reincorporaron a Occidente
. " I "
Ib rec"lente,
r o
turas" , apun la el CritiCO de un
el autor del tex(O escriw de las eSCri por vías indirectas que dejaron pocos rastros de sus orígenes, aunque atestiguaban
Bihlicai Inspiration:
. n :1.+7 Sobre los fenómenos de traducción vernácula, vc=anse b discusión y las referencias, p. 290
· que desde entonces haya
quié n fue? tsta es la pregunta
m3S reCIente y radical ss, ill/I1I: también Febvre y Martin, L'apparitioll, p. 4 ro.
¿' poro
planteado los eruditos; nos rev�1
.
a Siglos d e desarr o110 de com plep
.
mu ' l'ICI"dad de la
l up .

l
'411 Véase Baron. "The Qlladl� of ne Ancients and Moderns", pp. 3-22, Y también el cap. 3.

tal como ahora 1osYIeemos. Isaía


s no escribió el lib ro nOla 5 [, illfra.
autorí:l en los documentos bíblicos
'49 Cunius, Ellro�1I Liu/"Qtllr�. pp. 25 [-256, da cuenta del uso que hacían los escribiemes de
de 1s.,ías,:1.+S
tc=rminos como alltigmJJ y mod�/"IIoJ. pero no explica qué c:lmbios sufrieron con el surgimiento

derechos de propiedad l i �erar


ia m inar :� � : o de b imprenta. L'lS irónicas reAexiones de Menon sobre el gigante y e! aforismo de los enanos
Las nuevaS formas de autoría y de < man era que InvO l ucr ó no I también resultan útiles, además de que proporciona una vasta bibliografia sobre e! tema.
, d ad coi ectlv ' a de una
viejos conceptos de prople 15" Harbison, Christian SellO/a/; P.5.
' na dos co� la fi losofía la
<
bién a los textO S rel aClO I
15' Rosen, "'nvention of Eyeglasses", p. 34, nora 99, considera que un sacerdote de inicios det
la' com posición bíblica sino tam , ances traI
la adm irac ión por la sablduna
. . y e I derecho · Es probable que
. . siglo XIV era inconsistente porque en un sermón dijo: "Ya no queda nada por decir. .. noy no
ciencia ' a ron retr osp ectlva­
do los anllg" uos sabi OS se con SI d er podrían hacerse ni un libro ni un arte nuevos", y en un sermÓn anterior se habla referido a "todas
sufriese modificacion es cuan . ' r.1.16
es, prop enso s a equ ivocarse e
' Incl uso a pl agla las artes que han sido fundadas por e! hombre y todas las nuevas que aún no han sido fundadas."
mente como auto res Indlv
" " l d ua 1 ,
l rar� n entr e "ant
se I"b iguos y moderno s" Sin embargo,fulldar un nuevO arte no necesariamente era equivalente a CI'�al" uno. Este aspecto y
El anál isis de las bata llas librescas que
as se disc utier an m5s a e° ndo ' En
la med ida el número de autores a los que se les hace el mismo reproche, que cita Hugo de Sao Víctor en el
siglo XII, son discutidos por Rose, Th� Italiall R�lIaiJsana o[Ml/lh(:maticJ, pp. 255 Y 256.
.

Podría resultar beneficiado si esos tem


ante tOdo, Ios enea rgados d e '
Imp one r la
en que los antiguos impresores fue.ron, . , nue vos con ceptos 15J Una investigación realizada por ROSen arrojó s610 una referencia a la palabra it:lhana
d liter aria , de moldear
defin ición de los derechos de propieda pap el en esta famasa
para invención en la literalura de! siglo XIV. Encontró que Petrarca describió a Zoro.1stro como
os merca dos, su <
de auto ría , de explotar bUI-selle/'s y nuev ei slg
' 1 o XVI se
el illll�1Ifor(: de las artes mágicas, Rosen, "I nvention of Eyeglasses", p. 192. Tot (o Hermes Tris­
< •

Por eJem pIo, en los albo


< res d megistO) fue responsable de inventar la escritura y la numeración o la medición. Adán, natural­
disputa no debería menospreciarse. ' 1 aS Ias obras
uctores para vert er a las le � guas vern acu mente, habían ombrado todas las cosas y (antes de la caída) debió conocerlo todo. Un inventario
empleaban equipos de trad
uos romanos Y de hum anistas
. con tem por á, neos q�e completo incluiría innumerables candidaturas sobrepucsras para el papel de creador. A pesar de
más populares de los antig
que el libro 7 de la HiJlOl"ia lIl/rural de Plinio generalmente se considera como e! más antiguo de
los catálogos sobre "inventores" que existen, Yates, Art o/M�mol"y. p, 43. señala que b llamada
2H Burrow, "The Mediev�1 Compcnd
iull1", P· 6 1 5 ·
"Cr6nica de Paros", un:l tablilla de mármol que data de alrededor de 264 a. e, contiene f«has
1 1 2I. Vbsetambu!n. , 1a d'ISCUSI'ón de M " n Tlu Gllt�/J-
. c Luh�
'4��The Auto rand his GhoslS", p. legendarias sobre el invento de la Rauta, la introducción de los cerea\c:s y hasta la �publicaci6n de
b l ' ados con la autoría y la aUlOn
dad.
la poesía de Orfeo". Pero esta tablilla se descubrió en el siglo XVII. Puede seguirse considerando
�,g����:�� f�)�i��:� ��� ��; J����:�v��;�: I 676 cita�O� por Merton,Sho
uras, pp. 304-305. //lIra.
uldmo[GialllJ. p. 68.
que Plinio fue la principal fuente para todos los inventarios del renacimiento.
y la discusiÓn referid:l a la autoría de las escrit
CIImbio il/ióal 17
camb,o
haóa la d(:fil1lúólI dd • r

1 16 • la impr�l/(a COlIJO ag(:/It(: (le


cia de que a algunos profe­ Las panes incompatibles heredadas de la tradición podían transformarse, en
una extraordinaria experiencia técnica. Existi6 1a creen cir la encarnación. Posiblemente parte �:que la tarea de conservación era menos urgente. Copiar, memorizar y
las paganos se les había concedido el don de prede
les habb otorgado �na llave tranSmitir absorbían menos energía. Las obras de consulta que eran útiles ya no
también se creyó que por la misma concesión divinalasesabid uría de los antiguos no �e emborron �ban o se v�lvían ilegibles con el paso del tiempo. Cadencia y ritmo,
secreta a todo el conocimiento. La veneración porcomo la imitac era incom �a­ IInágen�s y sunbolos, dejaron de tener la función tradicional de preservación de la
era compatible con el avance del conocimiento, así r como los ión , podnan memoria colectiva. La información técnica pudo comunicarse directamente me�
tibie con la inspiración. Los intentos de pensar y acmasúbita iluminaciónoso de acer­
antIgu
diante �alabras, números inequívocos, diagramas y mapas. La experiencia estética
ser un buen reAejo del anhelo de experimentar unapuro, transparente y seguro que se vol VIO, cada vez más autÓnoma y tuvo que redefinirse la función de las obras de
(nrse más a la fuente original de un conocimiento a rte. � pesar de que los 1 ibros sobre las artes memorísticas se multiplicaron después
la larga noche gótica había oscurecido. entes no habla, medIOS
. de la l�p.renta, la dependencia respecto a dichas artes desapareció. Los sistemas de
Además, cuando se registraron innovaciones sin preced
para reconocerlas ames de la llegada de la imprent��lones . ¿Quién �odía establecer. con los escn�lentes que pa�aron a lo impreso en última instancia se petrificaron y ape­
precisión lo que se conocía en el caso de las generatierras muy anteno.res de �na misma nas empiezan ser reunIdos, como restos fósiles, por la investigación moderna. Las
región o entre los habitantes contemporáneos de inación exacta lejanas? El avance f�flnulas cara�terísticas mediante las que se conservaron recetas y técnicas entre
continuo --como señala Sarton- implica la determdeterminación �uer de cada paso Circulas redUCidos también desaparecieron . Los restos de las técnicas mnemotécni�
que esta � "incom� cas se convirtieron en imágenes misteriosas, ritos y hechizos.l55
previo." En su opinión la imprenta permitió
parablemente más fácil".:l5J Quizá subes timó el asunt o. La deter TllnaC lón exacta
� S a�bulantes, . �ero
VIViÓ
la ven�ración que sintieron los escribientes por el conocimiento antiguo per�
mucho lIe�po después de que desaparecieran las condiciones que la habían
debió ser imposible antes de la impre . nta En vista de los manu scritO
y los mapas multlfo.rnesl no generado. Por ejemplo, entre rosacruces y francmasones persistió la creencia de
los manuscritos migrantes, las cronologías restringidaspeldañ � que la "nueva filosofía" en realidad era muy vieja.:l$6 Así, Descartes y Newton tan
podía registrarse un avance sistemático ni acumularse or. El refina os para . perm
o
ltlr
pr
a un
gresl�.a sól� recuperaron la misma llave mágica de los secretos de la naturaleza que los
generación empezar donde se había detenido la anteri l
� lent ?
y destre zas podía ocurr ir, y efecti vame nte ocur nó, pero ninguna anttguos constructores de pirámides ya habían conocido alguna vez, pero que más
vo de cierta s artes tarde fue apa�tada de los legos u ocultada de1iberadameme por un clero desho­
técnica sofisticada podía establecerse con certez explicar una "idea" de prmente nente
a, regist rarse perma Y

Antes de reso nesto. En re�lldad, el índice fue creado después de la imprenta, )' la conservación
almacenarse para recuperarse más tarde.
��
del conoclmle. l� to pagano fue obra de monjes y frailes. Sin embargo, algunos li�
es necesario observar con más detalle el proceso decontin reproducción que permitió no .
acumulación de regis� brepensadores Ilustrados relacIOnaron las inslituciones de la contrarreforma con el
sólo una secuencia de ediciones mejoradas sino una ujo eluacamb io progresivo. En osc�rantismo gótico y convirtieron a Zoroastro en un copernicano.:l57 Oc manera
tros fijos. Parece que fue la permanencia la que introdión de lo nuevo slm. ¡Ja�, cuando la imitación se separó de la inspiración, copiar
suma, la conservación de lo antiguo inició una tradicimiento se dio con. la b�squeda .
naCimiento
de componer, el re�
d� 10 �Iásico se volvió crecientememe árido y académico. La búsqueda
En la época de los escribientes el avance del conoc después de la IInpren� de fue.ntes primarias que alguna vez significó beber de un manantial puro empezó
de la sabiduría perdida, la cual se propagó rápidamente izado s y fe.chados, r.e�uhaban a asocl�rse con. una pedantería aburrida, sin que haya disminuido la replllación de
tao Mapas, tablas y textos antiguos, una vez organ
impre sores de mapa s public aron ediCiones de los amlguos Videntes, bardos y profetas. Los nuevos románticos se proclamaron
antiguos en más de un sentido. Los los navegantes modernos herederos. de �u �anto mágico y redefinieron el significado del término original,
atlas realmente nuevas y mejoradas que mostraban que de lo que supieron. los buscaron IOsplraclón mostrando interés por lo OCUllO y se esforzaron por resucitar
y los astrónomos sabían mucho más del cielo y la tierra de 1545: "Los m� nn�� las anes de los copistas en la era de lo impreso. Incluso el tema de la "decadencia
sabios antiguos. Jaques Cartier escribió en su Bri�fNa'Tation media nte la expenenCla
ros sencillos de hoy aprendieron lo opuesto a los filósofos os tambi empezaron
real."154 Las nuevas ediciones corregidas de textos de filosofía én
antigu
IS� De acuerdo con Finegan, HandbookofBihlical Chronology, p. 57, el término amtn contenía

antigu a de las �
escuel as
en las tres letras hebreas: a et m�m, mm (a las que se les asignan diferentes números) un esquema
a acumularse, mostrando que existieron más s que promo vían los para recordar cuatro estaCIones de 91 dias del año solar. Cuando consulté obras sobre este tema
que se habían imaginado en otras épocas . Los ataque s aislado
en gran
me fue dificil discernir si lo que se mostraba era la ignorancia de los académicos modernos o la d:
adversarios de una autoridad propo rciona ron munic iones para un asalto .
los antiguos, robre todo en el caso de los estudios que se refieren a la forma en que bs pir:ímides

escala contra la tradición. o Stonehenge probablemente cumplieron propósitos astronómicos, pero la confusión se extiende:
.
a casI todas las teorias modernas sobre los esquemas antiguos de conservación de la información .
lS�
Walter, The AnÚt:11l ThMlogy. contiene varios ensayos rdacionados con este fenómeno.
lSJ Saflon, "The Quest for Truth ", p. 66.
�5, Véase la discusión mira. pp. 267 \" 268.
1s-1 Citado por Haydn, Th� COIlIIW' RmaisiUna, p. 208.

hacia lo definició/I dcl cambIo {!IIClal • 1 1 9


118 • la imp"�1Ifa como ag�lI/e d� cambio

teutones amantes de la libertad desde que se descubrió un ejemplar de Germaoia


ente con .el desgaste y la des-
de la natu raleza " que a1guna vez se asoc
< ,
. . i6 ínti mam
'ba a ser re�onslderadO Y redenOe I'do
en un monasterio dd siglo xv? ¿ Y en cuántos C'Ontextos diversos -anglosajones,
omposición de los escritos de los escribientes,
mbr aban una .
I

tecnolo�¡a ' ' "


' escu d Iza
rn francos, al igual que germanos- apareció esta descripción particular ?
por ¡)esimis P
l3s rofetas mod erno s que vislu El rilmo 3 1 que se transmitían todos los mensajes se delimitó principalmeme
e " lo que caracterizaba su época.
y que sentl,<in que era Ia regreslon, no el progreso' por d establecimiento de las fronteras lingüísticas de lo liter3rio. Un tipo especial
de reforzamiento estuvo involucrado en el reaprendizaje dc= la lengua materna que
tiene lugar cuando se aprende a leer, y acompañó la progresiva amplificación de las
CRECI MIENTO \' CONSOLIDACi
ÓN: .. , "memorias" nacionales diversamente orientadas, No se tradujeron a las lenguas
GUISTlCAS
REOTIPOS DE LAS DIVISIONES SOCIOLlN vernáculas ni las mismas porciones de la herencia cultural latina ni al mismo tiem­
LA PERSISTENCIA DE LOS ESTE
y

po,:1S8 Aún más importante fue el hecho de que crónicas eclesiásticas, municipales
Muchos otrOS temas contenidos en los escritos de los escr�bient�s. separad s �! � y dinásticas complet3mente disímiles, jumo con otras tradiciones populares tan­
mundo cultural que los había creado, se propagar on como �lpologlas en las �gi to orales como escritas, (ambién se registraron tipográficamente y se asentaron de
, r s e �, la
imp resas. Con c:I paso del tiempo los arquetipos se convlrlle
de Menon, en o � � :� c� ;:�:��:�a_ forma más permanente, El entrelazamiento de res gestae provinciales con diversas
lengua de los gigantes, para usar la mc=ta, forainos uclO dc= l°s proc e�os tl. l rá­ fuentes clásicas y manuscritas durante la edad media lUVO que haber imp3ct3do
nos, Tanto cstcreotipo como cliché son térm dc=spprod em:�go, a principios del siglo XVII, en grados diversos, distintos estereotipos en el seno de
, Ios y med'o ués de " Gut en be rg, S10
ficos que se desarrollaron tres slg 1

� fi c por lo que cada una de las literaturas vernáculas.1s9 Al mismo tiempo, seguramente también
apuntan hacia ciertas características generaleslosdeCIOC .
la cu tura tlpog ra
� , n ' I Xx'
lerO se estaba expandiendo una respublica li/erarum mucho más cosmopolita, y los men­
O � Iglo s que ante ce
merc=cen una mayor reAexión. A. lo largo de�yó a amp 1 � ficar y relrorzar l os an "Iguos' sajes eran transmitidos más allá de las fronteras lingüísticas, primero a través del
la transmisión dc= nuevos mc=nsaJes contri'b Inos (amphficar y re �orz ar) no desvk la latín y después del francés, a un público internacional. Además, aquellos que escri­
Es¡xro que la form a en que uso estos térm uso a falta de otros mC}ores. E�-
. bieron en el campo de la literatura técnica estaban desarrollando medios todavía
aten ción de los efec tos que inte ntan seña lar. Los más eficaces para trascender las barrer3s lingüísticas Los contenidos matemáticos
, odu cción cada ' vez mas , frecuente e y pictóricos comunicaban los mismos mensajes a los. correspondiemes eruditos y
PIeo estos términos para caracterizar una repr de fuen tes manuscn'tas
capítulos y versículos, anéc, dotas y a fonsm ' os provenientes científicos de todas partes, sin necesidad de traducción, A pesar de que existieron
cto de la cons tant e ree d' '6n de obr'as
ICI
muy limitadas, Esta repellCl'6n no fue produ d u da blemente periódicos en latín dirigidos a los eruditos, tanto la vivaz prensa francófona como
b'blicas o de las primeras obras vernácul la colaboración inconsCle. � �:�
aunq ue esto ,
In
1 "s
as, las "transacciones" científicas llegaban para el siglo XVIII a una porción conside­
sino de
�:, ����o ;os me'rcados para dichas obras,Ios n uevo s Dur ante qUIO
. .
lentos an:s rable del público lector. Las diversas culturas liter3rias cosmopolitas no tenían el
lre incontab les auto res de I
I'bros o ar '
llcu , ' . mismo poder de amplificación que cada una de las lenguas vernáculas. Los men­
, oS mensaJes anllg , uo�, mlentras que tam-
autores frecuentemente transmiten ciert sajes del exterior que se recibían en lenguas extranjeras sólo intermitente y ocasio­
bién dan cuenta de nuevos aconteCim ' S O extraen nuevas Ideas . A un cuanedodl'se
, ientO nalmente reforzaban las referencias compartidas que se aprendían en C35a con la
s, cient�s ?e rePOrtes ob �:
refirieran vagamente a la batalla de las Termópila par la descnpCl6n de Her�ot: en
lengua materna.:160
tintas campañas militares contn'buyen a e stam un e:ecto �entup l'\CadO. C da rdato lSH Ikneu, Englúh BookJ alld R�aduJ '475-'557, p, 158, S(:ñala una "abrumadora diferencia"
mente dei lector que ojea dichos reportes con
sobre las otras cam,pañas que fuera diferentvue e se reglstrana sól� U"' v � :Uedida entre el gran número de clásicos "paganos" traducidos :tl francts en el siglo XVI en comparación
más pronuncIado" (���ñO I)asado '
que proliferan los Impresos, este e �ectO se. s enlvelos pen'ód'IC�S. ) Esto tam bién ocu rre con el mayor número de obras devotas "edificantes" que se tradujeron al inglts.

encontré varias referencias a las Termóptla en manuscntOS c=scasos y d'Isper sos. 25'J 1...1 manera t:n que CSIO ocurrió en Inglaterra duramc el siglo XVI es reconstruida con ex­

en d caso de muchos otros mensajes inscritos I es�c�ro .de lecturas de una personala,
Inordinaria claridad por Haller, Th� Eüct No/ioll, pasJim, un trabajo excepcional que vincula la

En la actualidad, cuantO más amp r sea �Ione 10


imprenta con otros procesos históricos. Los libros infantiles sobre Isabc::l l siguen escribiéndose a

m:lS frecuente será su encuentro con vers escrsitore Idenncas, y mas' p rofunda será partir de fragmentos y artículos extraídos de la enorme apología de Foxe.
s generalment leen l�uc O, :t6u Las excepciones más imponantes son Francia y Ginebra, donde a mediados del siglo XVII

i�presión que le dejen. Debido a que los ción. Cuando se trata � e aClln�r l;r3s:: dos culturas literarias n.'ltivólS con orientaciones diferentes formaron una sola cultura cosmo­
roduce un mayor efecto de retroalimenta y originan símbolos y estereot'l s (10: polita, Así, Rousseau, Madame de Stael, Sismondi y otros ginebrinos contaron con una Cilja de
�miliares, que describen sucesos familiares las prensas) aven tap , n g�nera�ment
resonancia sin la cual de otra manera habrían sido igual de oscuros que sus contrapartes ger­
, os, es decir, los que llegaron antes ati do Ia (esc manas, suizóls u holandesas. L.15 razones que explican las conquistas de la lengua gálica (qut:
I
antigu rtpclón de T áClto sobre los
. '

a los modernos, ¿Cuántas veces se ha repe paradójicamente relacionaron al estado católico más populoso y poderoso, con la dinaslÍ:! más

haCIa 1(1 d�ftlllClÓI1 dd Ci/mblO IIlIdol • l :l l

1:l0 • la impr�1Ifa como ag�IIU (/� cambio


manera en que diferentes grupos fueron inAuidos. lncluso a primera vista, ambas
Por otra parte, en el siglo XVI el establecimiento de (romeras religiosas que no
cuestiones parecen muy complejas .
coincidían con las lingüísticas tuvo un poderoso efecto sobre la frecuencia con la
En muchos casos, por ejemplo, las palabras serían transmitidas :l través de
que se transmitían cienos mensajes. Por ejemplo, los pasajes provenientes de ver­
mensajes impresos sin ser reemplazadas por ellos. Aunque sermones y oraciones
siones vernáculas de la Biblia se distribuyeron poco y con menor fuerza entre las
6 públicas a menudo se venían a lo impreso, siguieron transmi tiéndose oralmente.
cu!wras literarias de las regiones católicas que en las regiones protestantes . Z 1 El
Sin embargo, estas formas tradicionales de! discurso fueron modificadas por las
abandono del latín eclesiástico en las zonas protestantes permitió que se entre­
nuevas posibilidades de la publicación silente. La impresión de los debates par­
lazaran más estrechamente las tradiciones eclesiásticas y dinásticas en los reinos
lamentarios probablemente inAuyó en las interacciones entre los miembros del
protestantes que en los católicos, aspecto que no tiene importancia si se consider:l
parlamento. La impresión de poemas, representaciones teatrales y composiciones
la forma en que se resolvieron los conAiclos iglesia-Estado en distintos territorios.
alteró la manera en que se recitaban las "líneas", se cantaba y se componía. Los
Finalmente, el ritmo irregular con el que se produjo la ¡xnetración social de la al·
intercambios académicos de ideas se orientaron de acuerdo con nuevos criterios
fabetización, el patrón un tanto más azaroso de los hábitos de lectura de libros, la
antes de que apareciera el "filósofo de clóset". Por un lado, algunos "discursos
distribución desigual de libros nuevos costosos y reimpresiones baratas de los viejos
en vías de extinción" se alistaban para las prensas pero nunca llegaron; por otro,
entre distintos sectores sociales, también afectaron la frecuencia con la que fueron
la propaganda impresa permitió a evangelistas y demagogos practicar las artes
recibidos diversos mensajes dentro de cada comunidad lingüística .
tradicionales al aire libre frente a grandes públicos. Una cultura liter:.ria creada
por la tipografía se transmitía al oído, no al ojo, en los cursos universi tarios, las
De audiencia a público lector:
las e/opas dispares de algunos cambios sociales y psicológicos
compañías teatrales y las lecturas de poesía. Antes de la época de Dickens e in­
cluso antes de Oylan Thomas, la leua impresa sigue llevando a los autores de sus
escritorios al podio. No hay ninguna fórmula sencilla para explicar los cambios
Estas últimas observaciones se relacionan con la mayor parte de las cuestiones que
que reAejan estas actividades.
fueron planteadas por Marshall McLuhan a propósito del "surgimiento de! hom·
Ocurre lo mismo con la manera en que fueron afectados diferentes grupos. Es
bre tipográfico". Al llamar nuestra atención sobre el hecho de que tanto e! hombre
probable que la mayoría de los pobladores rurales, por ejemplo, pertenecieran ex­
como la sociedad fueron influidos por la imprenta, McLuhan realizó, por lo menos
clusivamente a una audiencia hasta el siglo XtX, aunque lo que escuchaban había si­
en mi opinión, una gran contribución. Pero también obvia múltiples interaccio·
do transformado de muchas maneras por la imprenta dos siglos antes. El narrador
nes que ocurrieron bajo circunstancias enormememe variantes de una manera que
de historias fue reemplazado por el excepcional aldeano letrado que leía en voz alta
puede desalentar, más que promover, una mayor reAexión. "La división que creó
lo impreso entre el corazón y la cabeza es un trauma que afeCla a Europa desde
un montón de libros baratos y de fol letos con baladas anónimas distribuidos por
6
b los buhoneros.1 3 Así, mucho antes de la prensa de vapor y de los movimientos de
tiempos de Maquiavelo y hasta la actualidad."2 2 Debido a que este tipo de afir­
alfabetización masiva del siglo XIX, se prod ujo una cultura " popular" bastame ordi­
maciones no puede someterse a prueba, provee pocos incentivos para la investiga.
naria, basada en la producción masiva de anticuados l ibros de caballería medievales
ción adicional. Si admitimos que es probable que el reemplazo del discurso por la
en lengua vernácula, aunque la mayor parte de esta producción había sido consu­
lecwra silenciosa, de los contactos cara a cara por interacciones más impersonales,
mida por audiencias medievales separadas por una enorme brecha de sus contem­
consecuencias importantes, es necesario pensar menos metafórica y abstractamen­
6
poráneos, que pertenecían a un público lector de los albores de la modernidad.l .¡
te, y más histórica y concretamente sobre el tipo de consecuencias de todo esto y la

Roben Mandrou, De la Culture popltlaire QItX J7� el 1& si¿clu: La B;hliothequ� Bleu� de
como la Roma protestante y con la cul·
l('J
consolidada, con el diminutO camón que había fungido
Troy�¡, pass;m, y Naralie Z. Davies, "Princing and the People", ilustran este (emJ detallad:uneme
ita de la Europa civilizada ) merecen mayor estudio. Réau, L'Eul'Op� fi'(l/J(ais� au
tura cosmopol
en el caso de Francia en los albores de la modernidad. En el caso de I nglalerra se encuentran los
te tema, resbala sobre Otros que requieren
sih/� du lumib�s, aunque se consagró a este importan
algunas estadísticas útiles, Hes volúmenes de Bennen y el primer capítulo de Ahick, que lo abordan en varios pasajes. Hay
riguroso. Poninger , Th� Fr�fI('h 800k T /'(ld�, ofrece
un análisis más
una bibliografía más abundJnte sobre dichos procesos en todas las regiones desde el siglo XVIII
p. 1 1 8. Otras de las consecuencias de la
pp. 19-23. Véase tambitn Steinberg, Fill� HUfldred Years,
en adelante.

vernkul:ls de las escrituras a l:l


difusión del francis se abordan m�s adelante; véanse las pp. 138-139.
l6,
El contrastt: entre la profunda penetración de versiones
J� Esta brecha incluso podía hallarse dentro de los t:llleres de algunos impresores a lo largo
y anglófonos, y el efecto del Siglo XVI, pues separaba a ciertos oficiales tipógrafos de los maestros impresores. Vbse Nata.
lie Z. Davis, "The Protest:lm Priming Workers of Lyons in 1 5 5 1 ", pp. 252, 253, 256 Y 257. Sin
escandinav os, holandeses, germanos,
cultura literaria de los pueblos
y francés se discute más adelante,
poco profundo de las traducciones bíblicas al español, italiano
cmbargo, los oficiales analfabetas cantaban salmos compuestos por Marot y Beza que habían sido
pp. 333 y 334·
escritos para la prensa y circulaban en forma imprcs.1.
McLuhan, The Gutmberg Calaxy, p. 170.
262

122 •
hac/O 111 definición dd cambio micial • 123
la imprellla como ageflte de cambio

L.1 separación entre el nuevo modo de producción y los vi ¡os modos de cansurno

es s610 una de las múltiples situaciones complejas que requieren m<tyor estud lo, A podían enterarse sobre los asuntos locales ojeando silenciosamente las columnas de
.
,
pesar de que los miembros de un mismo público lector se enfrentaron a las mismas los periódicos en casa.
innovaciones en la misma región y en el mismo momento, fueron afectados por La sustitución del púlpito por la prensa es significativa no sólo por sus vínculos
dichas innovaciones de manera enteramente diferen((�:. Por ejem �I �, las tenden­ con la secularización sino también porque sugiere una explicación del debilita­
cias tanto hacia el modernismo como hacia el rundamentalismo se Inlc , aron con la miento de los lazos en la comunidad local.

impresión de biblias, como explicaré: más adelante. La pornografía, al lgua que la �
piedad, asumieron nuevas formas. La lectura dI.": libros \10 aca bó COll las gUIas para La verdadera realidad, la calidad ta ngible de la vida comunitaria en las antiguas ciudades
, ,
vivir piadosamente ni con los textos y man ales p ráCtl, os. ni, siquiera cuan o los � o aldeas . . . es m isteriosa . . . y muy susceptible a demasiadas romantizaciones . Parece que la
� . �
impresores casi dejaron de producirlos. El mismo slienclo, la sol �dad y I�� aCllludes gente quiere creer que hubo un tiempo en el que cada individuo perteneció a una comu­
nidad local activa y solidaria que le proporcionaba un ma rco de referencia palpable para la
contemplativas que antes se asociaban con la pureza de la deVOCIón espiritual [al� -
vida cotidiana. Pero lo único que se puede encontrar es que el fenómeno por sí mismo y su
bién acompañaron la lectura concienzuda de folletos escand aiosos, "b�1 adas1� lasCl-
existencia -si en efecto ocurrió-- eluden perpetuamente nuestra comprensión.zÓ9
:
,
vas" "libros jocosos de Italia", y otras "historias depravadas en papel y tmta . NO
;
era \ deseo de apartarse de una sociedad mundana o de la ciudad de los ombres �
sino una curiosidad gregaria la que podría satisfacerse con la lectura conCIenzuda Tal vez este renómeno se:ría menos esquivo si se explorara con detenimiento la rela­

de los diarios, gacetas y hojas informativas del siglo XVIII. Cada vez con mayor ción entre los sistemas de comunicación y las estructuras de la comunidad. Para oír
.
frecuencia los negociantes bien informados tenían que pasar parte de su Jornada cuando se pronuncia un discurso, la genle tiene que reunirse, mientras que: la lec­

diaria apartados temporalmente de sus pares, tura de un reporte impreso fomenta que los individuos se aparten. "Si los oradores
. . .
Como la comunión con el periódico dominical reemplazó la aSIStenCIa a la Igle­ de Roma y de Atenas estaban en medio de un pueblo reunido --dijo Malesherbes
.
sia, hay una tendencia a olvidar que alguna vez los se rmon�s se daban JuntO con en un discurso de 1 775-, los hombres de letras están en medio de un pueblo dis­
. . . pUSO".170 Este comentario ilustra la manera en que el cambio comunicativo pudo
noticias de asumas locales y foráneos, transacciones inmobiliarias y otrOS temas
.
mundanos. Sin embargo, después de la imprenta, la recolección � Clrculacl. n de ? haber modificado el sentido que tenía la participación en los asuntOs públicos. La

noticias se realizaron con mayor eficacia bajo auspicios legos. Dichas consldera- amplia distribución de los mismos fragmentos de información unió de manera im­
. pe:rsonal a gente: que no se conocía entre sí.
ciones deben tenerse en cuenta cuando se reAexlona sob re 1a "secularlzaCl · ·6 n" o la
"desacralización" de la cristiandad occidental, a pesar de que en toda� las re l.�nes � Por su propia naturaleza, el público lector no sólo estaba más disperso sino que

�.
(dejando a un lado el siglo X V I I I por el momento) el púlpit f e sustitUIdo en u ' tl a
� ,
: estaba más atomizado e individualizado que una audiencia. Como un sentido tra­
instancia por la prensa periódica, al tiempo que la sentencia nad� es sagrad , e ­
, � dicional de la comunidad suponía reuniones frecuentes para recibir un mensaje de�
. . terminado, este sentido probablemente se debilitó con la reproducción de mensajes
pezó a caracterizar la carrera de los periodistas. En la competencw contra el a nsla
r�é �
. idénticos que llevaron al primer plano al lector solitario. Sin duda librerías, cafés y
· de novedades" y la "sed de noticias",l66 los esfuerzos de los moralistas
católicos y los evangelizadores protestantes, incluidas las escuelas domlnlCaies y gabinetes de lectura proporcionaron nuevos tipos de espacios de reunión comuni­
otras medidas sabatarias/G7 demostraron ser de poca utilidad, La gaceta mensual taria, pero las listas de suscripción y las sociedades de corresponsales representaron

fue sustituida por el semanario y finalmente por el diario. Se undaron cad � vez agrupaciones relativamente impersonales, puesto que era necesario un aislamiento
más periódicos provinciales.1óS En el siglo XIX los feligreses chismosos a menudo temporal para recibir mensajes impresos en cualquier lugar, como ocurre en las
salas de lectura de las bibliotecas hasta la fecha. La noción de que la sociedad debe
considerarse como un montón de unidades discretas o que el individuo precede
,('5 Citado por Wrigth, Midd/� ClaH CII/tlm, pp. 232 Y 233· al grupo social parece mucho más compatible con un público lector que con una
.
>f,{, Citas provenientes dd M�rcu"y británico de 1712 y de Addison en Preserved $mlth, Th� audiencia . La naturaleza de animal político del hombre se apartó de los modelos
Enhghunmmt 1687-1776, p. 28;¡. clásicos después de que los rribunos del pueblo pasaron de oradores en plazas pú­
>67 Véase AIlick, Enghsh Common R�ad�r, p. 128.
blicas a editores de hojas inrormativas y gacetas.
¿,¡¡Los treinta y t:lntos periódicos provinciales que se p�blic;J.fon en 17� en IngI:He��a so :
'Inatizados por Wiles Fu/Mst Adlliuj, pauim. Véanse tambIén las referenCIas y la dlSCUSlón
,
. d
.
P lumb, "The Public, Literaturc and lhe Arts 10 lhe 18th Century�, pp. 22-24· L'l prensa ¡>ro� I�
:
cial francesa. que se desarrolló algo más tarde. es estudiada por Trénard, '"L, presse fram;alsc ,
l6y Lasslc=tt, "Philippe Aries and 'La Famille·",
pp, 323-402. p. 83.
p. 162. [Cursiv:ls mfas.]
'7" Citado por Anhu r Wilson, Did�rot: th� T�st;lIg Yrors,

124 • la impu1/w comu ag�lIu d� cambIO


hacia la d�fifliCtó1/ d�l cambio imcial • 125

Aunque la solidaridad comunitaria disminuyó, la participación ¡ndirena en Tanto la vida privada como los asuntos públicos se transformaron. De hecho, el
acomecimicntos más distantes también se incrementó, e incluso mientras los lazos nuevo medio alentó una división más clara entre estas dos esferas. Una corriente
comunitarios se debilitaban, se forjaron lazos con unidades colectivas más extensas. interminable de literatura moraliz..1.nte entrÓ en la privacidad del hogar y ayudó a
Los impresos alcntaron la adhesión silenciosa a causas cuyos defensores no podían precipitar una variedad de dramas domésticos. No sólo se le confirieron a la "familia"
hallarse en la propia parroqui3 y que se dirigían a un público invisible y apartado. nuevas funciones educativas y religiosas, especialmente en las regiones donde se les
Nuevas formas de identidad grupal empezaron a competir con un viejo y más lo� confiaban a los legos de biblias impresas y catecismos. sino que el mundo familiar
enlizado vínculo de lealrades. también se convirtió en el objetivo de un complicado fuego cruzado literario. Como
L1S guerras de propaganda crecieron, exacerbando la tensión tradicional entre la los mercados de libros se expandieron y las divisiones del trahajo aumentaron, las lec­
corona y los estados, la corte y lo rural, la iglesia y el estado, sentando las bases para la toras se diferenciaron cada vez más de los lectores, y a los niños se les proporcionaron
conformación de partidos políticos que se distinguieron de las simples "Elcciones" de materiales de lectura distintos que a sus padres. Las categorías encimadas y amorbs
épocas anteriores. Durante los primeros dos siglos después de Gutenberg, empezan� que se les asignaban a las diferentes "edades del hombre" fueron reemplazadas por
do por la cruzada contra los turcos, las guerras religiosas llegaron a su máximo nivel. categorías de edad numeradas cronológicamente.17� El resultado de la nueva segrega�
Pero los "m:írtires" y las "masacres" finalmente fueron secularizados junto con la ción en las escuelas, la distribución de materiales impresos específicamente adaptados
propia palabra propaganda. ]7' Motines, rebeliones y sediciones adquirieron dimensio� a distintas etapas del aprendizaje y la separación por grupos fue la aparición de una
nes mucho más amenazantes cuando eran estimuladas por las prensas panisanas.]7] "cultura juvenil" distintiva que era un tanto incongruente con la "familia" que estaba
(Para el siglo XIX, cuando París estornudaba, se decía que a [oda Europa le daba surgiendo. Pasó 10 mismo con el surgimiento de un movimiento feminista distintivo.
cat�trro.) Pero las poblaciones urbanas no sólo fueron separadas; también fueron uni� La emergencia de un público lector femenino específico representa un aspecto de la
das de nuevas maneras por canales de comunicación m:ís impersonales. La asistencia añeja 1>.,[alla. entre los sexos que todavb no ha sido completamente explorado. Pero
personal fue creciente mente sustituida por la participación indirecta en las funciones dichos procesos en realidad no cristalizMon sino en el siglo XIX, después de que tanto
cívicas y los asuntos municipales. Quizás empezó con las primeras hojas volantes y las la tipografía como la educación sufrieron nuevas uans(ormaciones.
versiones b..,rmas de impresos magníficos en los que se conmemorab..,n ceremonias No obSla nte, la vida pública se transformó profundamente del siglo XVI al X V I I I ,
cívicas como viajes reales y hasta festivales públicos, que podían ser disfrutados por como 10 sugieren muchas investigaciones históricas. Con unas cuantas excepciones
los que se quedaban en casa. Los elaborados símbolos y los efectos visuales empicados significativas, dichos estudios casi no prestan atención al surgimiemo de la impren�
en estas ceremonias cívicas revelan que sus diseñadores estaban en contacto con la ta, que debió afenar a los grupos gobernantes tradicionales de muchas maneras.
literatura impresa y la ilustración de libros.]]3 L1. acción social pacífica en las urbes, Por ejemplo, la impresión de escudos de armas y de las órdenes de caballería pro�
como el intercambio de mercancías y servicios, las uansacciones inmobiliarias, las bablememe fomentó la conciencia de clase entre la nobleza hereditaria y ayudó a
obras de caridad, también estuvo más expuesta a resentir la influencia de la llegada codifica.r las nociones sobre rango, procedencia y título.]¡6 Mark Curtis muestra la
de un medio de intercambio silencioso e impersonal.]]4 forma en que "los drásticos cambios introducidos por la imprenta" afectaron los

proy�clOS fundados por Théophrasr� R�naudot, el llamado "padr� dd pe:riodismo francés", que

>7' Véas� Kdlcy, "Manyrs, Myth and th� Massacr�". El cuarto centenario d� la matanza trabajó bajo el patrocinio d� Richdieu: Solomon, Public IVQlfa,.�. La forma en que la imprenta

de san Banolomé ha pr�cipitado una ext�nsa producción de �studios relacionados con d tema. contribuyó a estandarizar las r�formas legales de las leyes d� pobres en las ciudades alemanas del

Véanse, por ej�mplo, los ensayos en Soman (coord.), Th� MasiaC,.�. siglo XVI �s sugerida por Col�, 'Th� Oynamics of Printing", pp. 101-lol
>7> 1...1 forma �n qu� los probl�mas crónicos que r�velaron motin�s y sedicion�s fu�ron in� 175 En relación con las guías domésticas, la " familia" y el "niño", v�ase el análisis �n d cap. 4.
Ruidos por lo impr�so -mucho antes d� la �poca d� 'ohn Wilkc:s- r�quier� inv�s[igarse. La illfiu. Hay una bibliografía ext�nsa y cr�ci�nte sobre las muj�r�s erudilas y las muj�res autoras.
vasta bibliografía sobre la gu�rra d� panA�tos subv�rsivos -como los qu� se utilizaron �n las pero se l� pr�sla un poco m�nos d� atención a la formación d� un público d� lecloras. P. J. Millar,
"mazarinadas"-g�n�ralm�nt� no rdaciona la producción d� periódicos con las r�vudtas ni con "Eighr�nth C�ntury Periodicals for Womco", p. 279 ss, señala la prolif�ración rdativam�nte tem­
d man�jo gubernamental d� las mismas. prana de lTlat�rial�s dirigidos �n �special a est� sector. En d'ease de Francia, �n d siglo XVIII, los
>7J L., res�ña d� P�t�r Burk�, "Fanfar� for Princes", dd �xtraordinario volum�n 4 d� la colec� "orígenes d� la pr�nsa fem�nina" son discutidos por Trénard, "La pr�sse franc;aise", pp. 315�319.
ción d� facsímil�s R�nai¡;ona 7i'illmphi, Margaret McGowan (coord.), d�dicad;'\ a los feslival�s 1]Íl Véase- la rderencia a un libro de Caxton, Ordqn� d� Ch�va(�ú y a Olros libros d� h�ráldica
qu� cd�br;'\ban la �ntrada de príncipes en las ciudades del siglo XVI, plant�a pr�guntas intrig;'\nl�s pion�ros que anlCcediuon a la impr�nla, �n Jacob, Fiftumh C<'lIrwy, p. 665. Sobre la forma tan
sobre d propósito de las ceremonias y la limitada circulación d� informaciones oficiales. La r�� distinta qu� lenía la h�ráldica ant�s de la imprenta véase Oenholm� Young. Hmory aud H�/UId¡y
producción d� costosas xilografías �n v�rsiones más baratas y la importancia de las estampas �n 1254-1310. L, consolidación del conc�pto de /hulo es abordada por Altick, Englúh CommOIl R�a­
la �structuraci6n d� �stas c�remonias también amerita mayor an51isis. d�¡; p. 3 1 . El hecho d� qu� S� imprima d Almall(Jqll� d� Gorha hasta la actualidad ha contribuido a
lJi El inicio d� este proc�so �n París, �n el siglo XVII, �s descritoen un �studio r�ciente sobr� los perpelUar las aristocracias h�reditarias en Europa, a pesar de qu� legalm�nte no exist�n.

126 • la impr�ma como ag�1It1! dI! cambin hacia la defi"ici611 del cambio inicial . 127

estud ios de licenciatura en Oxford y Cambridge y el modo en que lo aprovecha­ GlIUIf� semanal es una coincidencia sintomática de la importancia que el cardenal Ri­
ron "los bien nacidos sucesores del clero mcdieval",I17 DesafonunadamclHc este chelieu le daba a lo impreso en sus planes de construcción eSI:'ltaI. 18 ,
enfoque parece ser excepcional. El efecto que produjo la imprenta en el currículo
medieval y en las instituc iones académicas normalmente tiene que inferirsc leyen­ E n lo q u e s e refiere a l problema afín e igualmente significativo de l a conducta
do entre líneas. Ocurre lo mismo con invcsrigacion<:s dedicadas a otros temas rela­ en la guerra en los albores de la modernidad, los recientes estudios de John Hale
cionados como la aparición del "ciudadano expresivo en la Inglaterra ¡sabeli na",:178 apuntan hacia algunos de los efectos de la imprenta en la estrategia militar y en
la gran impersonalidad del discurso político en Francia en el siglo XVII,I79 o con la el entrenamiento de una clase de oficiales.18] Pero, naltlralmente, hay mucho por
expansión de los "estados Lc:viatán", plagados de funcionarios y burócratas, en lO­ hacer en los frentes militar y político.
do el aflci�11 régime europeo. La manera en que el acceso a materiales impresos modificó las posturas hacia
Aunque se toman en cuenta los poderes ampliados que se le olOrgaron a la buro­ las propiedades del reino, el cultivo de fincas con grandes extensiones de tierra, la
cracia impersonal, también debería dársele cabida a la creciente visibilidad que em­ recaudación de las rentas señoriales, la conducta de los cortesanos, las esrrategias
pezaron a tener los rasgos y actividades de ciertos gobernanres gracias a la circula­ .
de los concej ales, las políticas diplomáticas y fiscales e incluso las aspiraciones de los
Los "dos cuerpos del rey" --el d e funcionario
&
ción de hojas volantes y grabados. candidatos a nobles, también podría ser explorada con provecho. Recientemente
real y el de miembro de la realeza- se definieron más claramente para los súbditos algunos hi slOriadores han empezado a abandonar, por infructuosos, los viejos de­
mediante la producción de materiales impresos. El efecto de la reproducción de bates sobre el "ascenso" de una nueva clase al poder político en los albores de la mo­
imágenes y retratOs de los gobernantes --que tarde o temprano se enmarcaron y dernidad . En cambio, tratan de enfocar su atención en la reeducación y el reagru­
se colgaron en las casuchas campesinas por toda la Europa católica junto a santos pamiento de las viejas elites gobernantes, y, de esa manera, han provocado nuevos
e iconos- todavía no ha sido evaluado por los politólogos. De cualquier manera, debates.]8; Ambas líneas de investigación podrían reconciliarse y proseguirse con
la adhesión masiva a u n solo líder y la ampliación d e su carisma a todo lo ancho de provecho si se atendieran más las consecuencias de la invención de lo impreso.
la nación posiblemente sean productos del nuevo sistema comunicativo que debe­
rían explorarse más. La forma en que los primeros gobernantes de la modernidad La república de las lerras y el comercio de libros impresos
iniciaron la explotación de las nuevas prensas, después de tanta demor:l, empieza
a atraer la atención. Como lo sugiere una monografía reciente sobre la época de Además del reagrupamiento de las viejas elires y del incremento de [a conciencia
Luis XIV: política entre los plebeyos alfabetizados, los hislOriadores sociales también deberían
considerar que se formaron nuevos grupos ligados a la producción y distribución
Los príncipes que utilizaban los engorrosos métodos del manuscrito para comunicarse de materiales impresos. En comparación con toda la atención que han recibido
con sus súbditos se pasaron rápidamente a la impresión para anunciar declaraciones
los "intelectuales alienados" de la Inglaterra de los Tudor y de los Esruardo, o la
de guerra, publicar informes de batallas, promulgar tratados o j ustifica r las decisiones
"deserción de intelectuales" en la Francia borbónica, es muy poco [o que se ha es­
conAictivas a través de panAetos. Era un esfuerzo . . . pa ra ganar la guerra psicológica
"

crito sobre el surgimiemo de los intelectuales como clase social con características
que preparaba y acompañaba las operaciones militares" de los gobernantes . . . En el fon­
propias.28-t Aún está por determinarse la distancia que separó a los héroes cultu­
do la. idea era evocar l a idea de patri� como el dominio de Francia y personificar al rey
como el dominio de esa palri�. De manera similar, la corona ing lesa, bajo Enrique VIII rales, como Erasmo y Vohaire, del gacetillero desconocido proveniente de Grub
Y Thomas Cromwell, hizo uso sistemático tantO del parlamento como de la prensa para
l8, Klaits, Prilll�d Propaganda, pp. 6 Y 7.
conseguir apoyo público para la reforma . . . L"l cita de este pasaje proviene del útil estudio de
Seguin, L?nfolmatiofl �I/ F1"(11lc� d� LmúI XII a H�flri
En Francia la regencia de Luis XIII fue testigo d e la última reunión de los Estados 11, y la referencia a la maquinaria pro­
.
pagandlstlca de Thomas Cromwell es de EltOn, Policy and
Generales antes de 1 789; también ocurrió la fundación del primer periódico de toda Po/tÚ, cap. 4. Algunos efectos de la
nueva publicidad sobre las acrividades regias en Francia
Europa patrocinado por la corona. El reemplazo de l a volátil asamblea por la controlada también son seíialadas por Martin, Li()r�
ti PariI, 1, p. 258 ss. '
. �h �éase, por ejem plo, John Hale, '·War and Public Opinion'"
pp. 18-36. Hale señala la cre­
>77 Curtis, Oxford ond Cambridg�, pp. �-1 1 1 .
libros sobre armamento y
CJente Importancia que adquirió el manejo de
un "copioso Aujo de
>78 Arthur B. Ferguson, Th� A,.ticulat� Citiun, paJiim. estrategia" (pp. 20-22) entre los jefes militares.
>7'i Rothkrug, Oppositio,¡ lO LQlm XlV. pp. 458 Y 459. :8) Véanse, por ejemplo, HeXler, R�opplTli
safs in HUlo/y, cap. 4; Stone, Th� C,.isisoflh� AriItoc­
.so Una muestra de la mayor visibilidad que adquirieron los gobernantes se encuentra en el /uey 1558-1641, p. 673; Ford, Rob� alld Sword, y un análisis adiciona
l, p. 375 ss, infra.
.� Curtis, ''Yhe Alienated lntdlectuals of Early Stuan
England", pp. 25-41; Brinton, Th�
hecho de que Luis XVI fue idenüficado gracias a un billete revolueion:lfio, el asignal, mencio­
nado anteriormente. Anolomy ofR�()Q'tltion.

128 • (o imp,.�nla como ag�lll� d� cambio


hada la dqTllid6n dd cambio ¡nidal . 129
las editó Pierre Bayle, venian de Rotterdam. Rouerdam también proporcionó "el
Street.t La propia Grub Street de los albores de la modernidad sigue esperando , . mecenas que Bayle necesitaba", a saber, Reiner Leers, su editor. Lee rs, "a su
unlCO
a que llegue su historiador. Una serie de estudios fascinantes escritos por Roben
vez, confiab� en q�e la libertad relativa con la que contaban los impresores holan­
Darmon han iluminado el "bajo mundo de la literatura" en Francia en e! siglo XVIII
deses y la eXiStenCIa de un público lector internacional lo suficientemente extenso"
y el papel estratégico que desempeñaron los profesionales literarios para [radu�ir
senan sus apoyos. 88 1 am b"len es cIaro que el lenguaje de los habitantes de b re-
, 1 ,..
las doctrinas ilustradas en acción política radical. Algunas miradas a esta pecultar
públi�a � iteraria pasó en el curso del siglo X V I I del latín al francés.l119 Sin emb:Trgo
sulxultura relacionada con e! trabajo de los gacetilleros se encuentran en estudios
su pnnclpal sede urbana en el siglo X V I I no era ni París ni Rotterdam. De acuerdo
dispersos sobre Venecia a principios del siglo XVI y e! Londres isabelino,"Ss pero la
con la mayoría de los expertos era Ámsterdam."90 que ya con anterioridad habia
imagen completa, que proporcionaría la perspectiva necesaria para observa r los
. proporcionado a los eu ropeos sus primeros periódicos y que continuó al servicio de
procesos de la Francia del siglo X V I 1 I , aún no ha sido dibujada. Sucede lo mIsmo
los lectores de periódicos en Francia hasta la víspera de la revolución francesa.191
con el desarrollo de un rentable comercio clandestino de libros y de los merca­
No obstante, es necesario dejar un margen de incertidumbre cuando se seíl ala
dos negros para los libros prohibidos. En este caso también se puede tener una
la sede o se trazan sobre mapas reales las fronter<ls de esta república. Desde sus orí­
idea general a partir de las investigaciones sobre diversos temas, que van desde
. genes fue una esfera dificil de localiz�lr, muchas veces deliberadamente misteriosa.
e! comrabando de biblias vernáculas a principios del siglo XVI hasta la evasión de
Sus habitantes raras veces utilizaban su propio nombre; preferían versiones l:Ttinas
Galileo de los funcionarios que lo colocaron bajo arresto domiciliario. Pero todas
o griegas más elegantes, en el caso de que no optasen por ocultar deliberad:Tmente
las dimensiones de! tema, como las de un témpano gigame, siguen sumergidas."86
su identidad detrás de seudónimos vernáculos o del completo anonimato.191 Hasta
Sólo la punta es visible, en gran parte definida por los debates sobre el significado
de la literatura incendiaria de la Francia prerrevolucionaria. A partir de los grupos
escrita por d umanista veneciano Francesco Barbaro ( 1 398-1454) ¡¡ Poggio. En dicha misiva

ocupacionales extraordinariamente versátiles asociados con el origen del comercio .
lo dogla exceSivamente �r haber �estaurado la literalUra perdida de la antigüedad, en PhyJlis
w� G. Gordan (comp.), 1w o R(na/SSaf/a Book HUlIIl'a, aptndice, carta IV, p. '99. A panir de
de libros impresos, para finalizar quizá con los trabajaclon:s de los periódicos que
tomaron e! control del gobierno de Francia en 1848, la historia de! surgimiento de �
a 1 puede rast�earse en la muy reeditada Elt:gol1lio( de Lorenzo Valla hasta Erasmo, Lefhre
un "cuarto poder" todavía está por contarse. d Étaples, VadIanos, Beatus Rhenanus (t uf. Una referencia a la "república" aparece inespera­
Los literatos tienden a verse como portavoces de los intereses de todas las clases
.

dame� te en la cana de Jo n Dee a Cecil sobre los códigos cifrados secretOs de Trithemius y en
excepto la suya, en gran parte porque permanece oculto el creciente poder de la la dedicatOria dd A'follul hw'Oglyphlca de Dee, Amberes, 1564. (Véanse las referencias a Bailey y
prensa como fuerza independiente en Europa a principios de la modernidad. Los Josten, Stlpl�, notas 167 y 168.) Dee estaba escribiendo desde d taller de su impresor en Amberes,
.
SylvlUs, qUien tenfa rdación con Plantin y Otros impresores de los Países Bajos. Su referencia se
valores compartidos por los miembros de la comunidad del conocimiento y las
. conecta con la de uiden en los albores del siglo XVII que describe Dibon.
�8!I Haley, Th( DlIlch il1 thl' S(/lffltumh C(ntury. p. 173. Véanse lambitn las referencias en el
instituciones que eran características de la república de las letras aún no han SIdo
8
idemificados." 7 Está muy claro que "News of the Republic of Leuers", tal como cap. 4, nota 394, úifra.
tilo). n Ia medid3 e� que esto no se aplica al caso del públicoal que se dirigían el Acta l'rtldi'ol'lum

Era el nombre de una call� londinens� �n la cual sc concentraban en los siglos XVIII y XIX .
t

escritores mediocres y pobres, gacetilleros, editores pirata y comerciantes clandestinos de libros


� e UlblOIZ o las verSiones en lalín de los Prillcipia de Ne\Vton, lo mejor sería distinguir entre una
.
pirata. De ahí que se haya vuelto un término que sirve para designar el mundo de la baja litera­
� � �
com Oida del conocimien ?" erudita y cosmo{X>lita en la que se leía latín y la "república de las
I�tras mh ,:n undnname� te cosmopolita que leía en francés. Muy a menudo se olvida 1<1 persis­
tura.[T. l
tenCIa del latln como mediO para transmitir hallazgos eruditos y científicos. Li diferencia entre 13
.
l80s Sobre los estudios de Darnton y�:asc Stlpra, la nota 7 1 . Paul Grendler, en Crirics oftlu Iw­
rCSCñ� fra�cesa (escrita quizá por John Locke) de los PrinCIpia de Newton que aparece en la B,bho­
lian World, cap. 1, describe la emergencia de una Grub Street veneciana tras el txito de Areti o.
� gruphl( �"J/lKrs(lIl' de lean Le Clere y la reseña en btín (d� Leibniz) en la Acta mlditQrum (cap. 8,
Edwin H. Miller, Th( Prof(ssiollal Wriur il/ Elhaluthan Englolld, e5 uno de los muchos estudiOS
not3 6, mfra) muestra que el latín no sólo fue un vehículo para los miembros de la iglesia católica y
sobre el fenómeno isabelino. .
:t86 Sobre: las dificultades p.ua definir la "clandestinidad" literaria a principios de la época

para los P:'da�tes antlcua os -<omo se sugiere algunas Yeces--;- sino que seguía Uliliz.índosc para

moderna, vbse el cap. 3, nOta 333. itifro.


:
13 c lunlCaclón entre los Innovadores científicos matemáticos en la época de Newton.
Febvre y Manin, L'appa/'l/IOII, p. 298.
,8; El propio concepto de una "república de las letras" no ha recibido la atención que merece.
l' '3' Trtllatd
'
En su calidad de institución del siglo XVII tardío ha sido bien descrita por Barnes, J(OIl u Cluc
�91 Dahl, Dlllch COlUlltOS /618-1658 A Biblioa/'aphy " "La p resse fran�alse", p.
• .. . • . 6' "

295; YardeOi, Journalisme et hlstolre contemporaine" I'tpoque de Bayle".


(l /a répllbliqu( d(j 1(lIr($, pp. 1 4 Y 15. Un3 fasc un taOlO aOlerior del siglo XVII, 3sociada con la
. :><P Una defensa ICmprana de la ulilización de nombres lalinizados la realizó el humanista
Rupllbllca liurarlo chriJliana de Grotius, h3 sido identificada por Dibon, "L'Université de uyde
et la république des Ic:mes au 17e siecle", pp. 25-32. Sobre el origen del término, Dibon sólo pre­
SUIZO, "Vadianus" (Joachim 'Ion \Van). La Costumbre se remonta por lo menos hast3 10s círculos
.
cisa que "se sigue deb3tiendo". La referencia m<'is antigua que he localizado e5t:'l asociada con la

literarios con ormados por el sucesor de Lorenzo Valla en su puesto de profesor de literalura en
Roma, conOCido como "Laetus" (Giulio Pomponio Leto). Archer Taylor y Frederick Mosher,
idea de ,.i"oscilo y 13 recuperación de textos antiguos. Proviene de una carta del 6 de julio de 1417,

hacia la d(jil/iciólI del "'¡"'ÚIU ""t/u{ • Ij I


IJO • la Impr(lIla como ag(f/ud(cambio

los colofones de los impresores de los que dependían con frecuencia no reAejaban el froOleras religiosas, dinásticas y lingüística
. s de mane ra más permanente haya sido
deseo de atraer clientes potenciales a las librerías (que era el propósito habitual de �
la mls a que obtuvo n ' yores ganancias
. :� explo tando los mercados cosmopolitas.
los primeros colofones), sino el de distraer a los funcionarios y eludir bs multas o �
T�m len resu lta parado/lCO que las impre
. ntas que realizaron las contribuciones
.
las detenciones. Los productos publicados por "Utopía" o "Cosmópolis" comribuye. �
�las slg � ¡fl �atlva � al conoc mient o cristiano albergaran en sus talleres y viviendas
ron a publicitar estos nuevos términos,::Z9J pero también a profundizar la percepción I � fieles ludiO S y "lfabes, gnegos cismáticos y
. una amplia variedad de extra njeros
diSIdentes . Los Circul : .
de irrealidad e impracticidad que se asocia con la circulación de ideas. Aunque los o� aSOCiados con las impre ntas de Danie l Bomb
crg o con AI­
que supieron aprovechar las nuevas carreras que se abrieron a los talentos de los � � � .
o fanuz lO en enecla, con Plant in en Ambe
res o con los Wechd en Fránc fort
escritores hábiles no eran espíritus incorpóreos a los que haya que materializar para IOdlCa � la formaCión de hogares " políglotas"
en centros urbanos dispersos por todo
el COntmente. En la época de las g uerras rerIglosa
creer en su existencia. En re�tlidad eran seres complejos de carne y hueso. (Se nece­ • · s d·IChas .Imprentas represenraron
sitarían unos cuarenta y tantOs volúmenes para abarcar las vidas de los habitantes
"
centros lOtern ' .
aclo�ales" en minia tura. Les proporcionaron
. a los sabios erraOles
más celebres de la "república de las letras" de mediados del siglo xVllly94 Además, un espacl? de r unlón , un centro de mensajes,
� un santuario y un centro cultur al,
se construyeron fundiciones, talleres y oficinas reales para satisfacer las necesidades codo al mIsm o uemp o. La nueva indus tria no
sólo animó la conformación de sindi­
de esta esfera presuntamente ficticia, sin olvidar que se produjeron ganancias reales �acos y de redes de comercio lejanas, simila res a las que tendieron los comerciantes
con la explotación de los talentos que gravitaban hacia ella.295 Involucrados en el c mercio de trapos o en
� otras empresas de gran escala en los
Muchos de los antiguos líderes de las industrias de la imprenta en expansión l�
albo:es de mode rnida d. Tamb ién alentó
la formación de un nuevo �thos que se
desplegaron una mezcla de astuto sentido práctico con una inclinación aparen­ asocia �speClficamente co una comu nidad del
� conocimiento �cuménica y tole­
temente idealista por lugares como "Cosmópolis" y "Utopía" (por no mencionar ra�[e sIn s r secular, gen lna ente piadosa
� � � y que, aunqu e contraria al fanatismo,
Eleuthera y Filadelfia). Resulta muy paradójico que las mismas prensas que aviva­ solia comb nar na apanencla de conformida
� � d con diversas iglesias establecidas
ron la llama de la controversia religiosa hayan reavivado también el interés por la con la fidelidad Interna hacia credos heterodoxos
.
concordia y la tolerancia ecuménica, y que esa industria a gran escala que fijó las En uno de lo siguiemes capítulos ofrezco
� un acercamiento más detallado a este
r9Ó
proceso a vaTIOS de los fanores q e contr
� ibuyeron a la formación de un nue­
Tht! Bibliographical HútolY. pp. 18 Y 19. Las diver5.1S estr:Hegias que sc empicaron para engañar vo �1¿OS_ : �
or el mo� ento s lo qUIero señala r que es neces
ario distin guir entre
a los ccnsorcs cn Francia se describen sucintamente en Delof, "Cornmcnl déjouil-on la censure una Ideologla ecum énIca aSOCiada con el come
en France: au XVIIC si�c1e?". . rcio de libros impresos en general
y las socledad s secretas más sectarias y hetero
'9J Véanse los domicilios falsos que se mencionan en Sleinberg, ¡:i� H drt!d Yt'QrJ. pp. 264 Y
tm � doxas a las que pertenecían algu­
nos maestros Impresores. Hasta el momento
265, Y en Krone:nberg, "Forged Addresses". En una fecha tan lemprana como 1516 Kronenberg está bien documentado que fueron
unos Cllantos edi tores y libreros inAuyentes
señala que "Uwpía" era utiliz.1da como domicilio por un impresor de Leiden para enmascarar . los que utilizaron sus talleres como
sede para encub nr actiVi . .
una sátira erasmiana. �Juan Philadelpho de Venecia" era el seudónimo favorito de Jean Crispin dades, al tiempo que realizaban transaccione
s comerciales
de Ginebra, como se señala en Tht' Camb,.idgt' Hiswry oftht' Eiblt'. 111, p. 1 26. Grendler, C,.itics of �
con normalidad .:J97 omo resultado de este
. tipo de operaciones dobles, nunca es
tht' Italiall World. p. 33, describe la forma en que Onensio Landa usó "Utopía" con distintos seu­ .

poSIble sa r a cienCia cierta si se está exage
rando imprudentemente la inAue ncia
dónimos. Bcnne:n, Books and Rt'ad�/"J t475-1557. p. 210, proporciona un dive:nido ejemplo inglés de .una SOCIedad secreca deter minad a al relaci
de una época anterior: "Impreso en Jericó en la Tierra Prometida por Tomás Ve:rdad", Londres, . onarla con las operaciones de una casa
edltora de ampl IO alcance intern acion al o,
1542. Durante los primeros siglos quc siguieron a Gutenberg un3 cantidad considerable de litera­ . a la inversa, si no se está subestimando
dramatlcam, ente el poderoso impulso ejerci do por una secta
tura ilícit:l (t:lnto pornográfica como política) circulaba I!:n forma manuscrita. Véase Bühle:r, Fifit'­ en apariencia pequei"ia
t!111h CNJtury Book. pp. 30 Y 3 1 . Esta tradición puduró en Francia e:n el siglo XVIII, como lo mueSlra
y Oscura.
Wadc, Tht' C/andt!stlnt' Organizorion. EsIO persiste (muchas ve<:es con la máquina de escribir y el
mimeógrafo reemplazando al escribiente) hasta la actualidad. Por fascinante quc puedan ser l:ls
sátiras políticas escritas a mano o los versos escatológicos, no deberían desviar la :Hl!:nción de que el 'l,r.
'�' Vé3se p. 120 ss, II ¡ra . Las nOlas 463-473 refieren alguno
s estudios que se relacionan con la
. . •
d Iscuslón que ahí se desarrolla. .
comercio clandestino organizado de libros imprcsos tuvO un impacto mucho mayor.
� Niceron, Mi11l0iru.
. �
'9i ay alg�nos aspeclos intrigantes de Iraslape
entredifcrcntes compañías y centros de
. n una .
lInprcslón quc indica
'9S Las enormes ganancias que arrojó la impresión y reimprl!:sión de la Gralldt! Encydopédit' clena continuidad a lo largo de los siglos.
son descritas en el artículo de Darnton 'The: Encyclopédie W3rs" [Robert DarnlOn aún no h:lbía.
;t.

; m�los: la casa Bom rg vincula a una impre
Por poner tan sólo dos
nta vcneciana de principios del siglo XVI con
publicado Tht' Btmillw of Enlighunmt!nt. A Ptlblishing HtJlOlY of tht' Encyclopédie, 1775-t880. � .�.n
a lln Amberes, ve3se cap. 4, nOla 468. ¡"fra L1 casa
Exisle la vcrsión cn espai lol en eSla misma colección, El flt'gocio dt' la Ilustraci61/. Húto,.la t'ditoria/
:
I : ami lS[a s como para los
. Basson de Leiden trabajó (anto para
rosacruces, como lo mllestra Jan van Dorste
n, "Ganer Knigills':.
dt' ÚJ Encyclopédie, '775-1880, traducción de Márg3fa Averbach, México, Libraria.Fondo dI!:
éas� ¡amblén de van DorsIen Thomas Bassoll
.
. Covcn B3sson también imprimió para Louis
Cultura Económic3, 2006. T.]
.
EJ )CVler (de acuerJo con Dlbon , " L'universilé-', p. 19).

'32 • la imprt'tlta como agt'lIu dt' mmbio


hacia /0 dt'finición dd cambIO III1C1al • 133
Impresores y editores fueron con frecucoci;! e:I eje de oscuros movimientos religio�s en
pués emre muchos hugonotes que decidieron pc:rmanc:cer en l a Francia borbónica.
:l udlos días. Se sabe que d gran impresor d e Amberes, ehnst
.
Señalar que todos estos grupos tuvieron " algo en común con la francmasonería"
' opher p ]: l.ntLn , era mltm-
; �
b o secreto de la familia del amor . . . Después de I:l mal:!nz.a de San anolomé, en 15,7'; no significa avanzar mucho o, mejor dicho, es ir demasiado lejos, al extender l a
.
Philip Sidney y sus amigos recurneron . "l I' mpresor Wechcl de FráncrOrl. O tro unprc
. 0
masonería de u n a Inanera i m presionalHe e indefinida. Especular que ''Lodos los
de Fráncforl, t:lI11bién ¡bmado Wechel, escondió a Giorclano Bruno . . . 91 De b"d l b
�:
2 8
.
antigua reI<Iel·Ón de su familia con las imprentas de Fráncforl es prob:lb e que J l n� movimientos secretos de fines del siglo XVI debieron simpatizar secretamente con
, .
Theodofl! De Bry haY:l lCnido conocimiento de las corrientes mas ¡nleresan�es deI ¡xnsa•
.
� los movimientos en torno al elector palatino" parece igualmente desaconsejable.
miento europeo que se estaban moviendo y mezclando en ese gran centro InternaClona "Todos los movimientos secretos" nos llevan más allá de la disimulación religiosa
de comercio de libros . . . para incluir cualquier cantidad de agentes y espías secretos y también toda la va­
Todos los movimientos secretos de finales del siglo XVI debieron SIl Patizar secreta-
. .
� riedad de actividades ocullas que se describen con el ambiguo término " clandesti­
mente con los movimientos en torno aI e Iector palatIno. ' Se sabe que la laml' 1.'la d eI amor no". En especial, en vista de que se involucraron las imprentas más importantes de
er a una sociedad secreta . . . que permitía a sus miembros mostrar os�ensl'blemente su Amberes y de Fráncfort, esta especulación extiende las repercusiones de un acon­
. .
adh" ,·ón a• cualquier denominación re l"¡glosa, a l tiempo
' que mantem:\O en secreto su
. . . tecimiento breve y políticamente localizado a todo el vasto territorio que cubría el
.

afiliación con la famili:l. Estas actitudes de la f�lImlLa. tienen a 1g� en común con I.a
lejano comercio clandestino de libros .
�.
francmasonería. Se sabe que entre los miembros secret�s de la amt1ta se enco lr b : ; �� La necesidad de evadir a los censores y de participar en activid"des clandestinas
¡m resores . . la familia de impresores De Bry, que tenta conexlo�es con la ca s la
/ .
ti pudo haber sido familista . . . el traslado de esta imprent:l a t�rrnorto del Pal tI ado �: �
. fue tan común que caraClerizó muchas aventuras europeas de comercio de libros
a gran escala en los inicios de la modernidad. El resultado de esto es que la sepa­
donde publicaba . . . obr:ls . . de interé:s " rosacruz", puede haber Sido la causa ocu ta e s
simpatía hacia los movimientos del Palatinado.J99 ración entre operaciones abiertas y encubiertas es especialmente difícil de trazar.
Gran parte de la actividad OCurre en esa zona crepuscular descrita con términos
tan ambiguos como "semilegal", "semisecreta" o "permissioll taciu". Incluso en In­
En estos pasajes de un estudio que de otrO modo sería muy esclareced r, el diSi � �U O� glaterra, después de la " revolución gloriosa" de Cromwell, los librepensadores con
Y el secreto han sido explotados, incautamente, como el deno� ina or cOITI � n e inclinaciones republicanas no contaban con una prensa completamente "libre":
d·¡verso, grupos y actividades . Los acontecimientos del Palatlllado se relacionan
con las operaciones de grandes centros de impresl6n, por un Iad0 , y con todas , las
.

. . . L, :lcusaci6n d e que los librepensadores formaban una facción o un p.1ftido se expresó


aCllvldades clandestlllaS, por mro. En la< medida en que los famillstas observab a n
. .

, consistente mente en la literatura de sus oponentes. El historiador corre el riesgo de des­


prácticas religiosas oficialmente sancionadas, mientras en secr� to segUlan SIen• do
, cartarla por completo como. . . paranoia oficial, pero eso sería imprudente. Existe sufi­

fieles a su propia hermandad, practicaron una forma de s mulacI6 � que era comun, ciente evidencia, en su mayor parte inédita, de que muchos librepensadores se conocían
.
no sólo enlre otraS sectas "meodemitas"Joo del siglo XVI ' SinO tambIén entre muchos entre sí, socializaban, maquinaban proyectos literarios . . . John Tol and perteneció a una
. . , tal como lo fue des-
otros "criptocristianos" o "conversos" de: origen hlspano-JudlO, sociedad secreta . . . ya en 1690; era una sociedad que podría describirse, a falta d e mejor
té:rmino, como una logia masónica antigua. Los librepensadores recurrieron muchas ve­

JyII El anfitri6n de Sidney fue Johann Wechd; el de Bruno fue Andreas We� eI, un hugono e
� � ces al encubrimiento. No debería causar mucha sorpresa que, en una sociedad en la que
la persecución COntra las publicaciones ofensivas era muy factible, prefirieran un estilo
que había sustituido a su padre Chré:tien como experimentado impresor parISino hasta ue � :

matanza provocó que emigrara a Fráncfort. De esta maner� �scap6 al estino d su a tgo . tr
.
� ; .
� ::.a de vida privado e incluso secreto.1°'
Ramus cuya memoria perpetuó imprimiendo unas ISo ediCiones de dlstlnt�S o ras e aq
re1aci6� entre Joh:lIln y Andreas es incierra. Posiblemente fueron tío y sobrln�. En ' 59 d ��. nn
. .
: No obstante, el miedo al enjuiciamiento por la publicación de algo que resultase
public6 reimpresiones del MOllaS hl�fOglyph/Ca de Dee y de ios u' \timos eSCritOS publIGId os d,
Giordano Bruno; un año antes dio a la luz los primeros volúmenes de los rei :HO' d D, Bry sobre agraviante no impidi6 que Toland y su círculo recurrieran a la publicidad impresa.
La mejor descripción del propio Toland es la de "publicista". Ya fuera editando
'

el continente americano. Véase la excelente monogra f'la de Evans, "The WecheI I"resscs: H um,,o -
ni5m and Calvinism
' in Central Europe 15]2-1627", pp. I Y 4, 1 2 Y 17·
.
29') Yates' The Rosicruc/OII Enltghtrom�m,
' pp. 73 Y 2 1 6. Vé:ase también la p. 219, donde se toca
. . . J'" Margaret C. Jacob, Th� N�((Itofl¡allS, cap. 6, especialmente pp. 206 Y 207 Y 217-231. Jacob
exp!ícitJmente este tema de los movlmlentOS secretos p,lra . re1acionar las cornentes ocuItas deI
señJla que en el grupo secreto de Toland se discutía la obra de Giordano Bruno. En vista de las opi­
renacimiento con la ciencia en J:¡ modernidad temprana.
.
. niones de Bruno y del Pafllhást/con de Toland, cree que la mejor descripción de Toland es la de un
J"" Un estudiO reciente del movimiento nicodemita lo atribuye al ex cartll J� y ce'1ebre he rbe-
. "marerialista panteista" y no la de deísta (como suele considedrselo) (p. 227). También se subraya
lario de Estrasbllrgo de prinCipios del Siglo XVI, Ono B run(,e1s. G I' nzburg, I1 mcOllrmumo.. S¡mu-
.
la marcada inAuencia de Bruno y de la tradición hermética en en las Utt�n' 10 �"�lIa, de Toland, lo
loZloll� � diiSinllllaziQII� 1�"gloiQ IIdl' Europa dd' 500.
que refuerza las tesis previas de Francis Yates de que Bruno fue precursor de la francmasonería.

134 la ¡mpr�flfa como ag�lIf� d� cambia


huclo 111 d4imá611 dt-I ramhio inicial . 135

I m presores y editores fueron con frecuencia e:I eje de oscuros movimientos rdigios�s en
' topher PI:mull,
. , era ITIlem� pués entre muchos hugonotes que decidieron permanecer en la Francia borbónica.
aquellos días. Se sabe que el gran Impresor de Am be res, eh ns
Seilalar que todos estos grupos wvieron "algo en común con la francmasonería"
bro secreto de ia familia del amor . . . DesplIés
. de b matanza de San Bartolomé " c n I 572 ,
' eor t Otro Impresor
no significa avanzar mucho o, mejor dicho, es ir demasiado lejos, al extender la
Philip Sidney y sus am igos recurrieron al Impresor WeeheI de F rane
de Fráncfon, también Ihllnado Wechel, escondió a Giordano Bruno. " �98 Oe b'd
'
masonería de una l1"lanera impresioname e indefinida. Especular que "lodos los
' O I
antigua relación de su familia con bs imprentas de Fráncfort es proba b!e q e Joh n :� movimientos secretos de fines del siglo debieron simpatizar secret�lInenle con

XVI

,
Theodore De Bry haya tenido conocimiento de bs corrientes más ¡nlcresan �es eI � ns.a � los movimien tos en lomo al elector pala[ino" parece igualmeme desaconsejable.
miento eurolXo que: se eSlab.·tn moviendo y mezclando en ese gran centro LnlernaClona "Todos los movimientos secretos" nos llevan más allá de la disimulación religiosa
de comercio de libros. . . para incluir cualquier cantidad de agentes y espías secretos y también toda la va­
Todos los movimientos secretos de finales del siglo xv, deb,eron SIl pat ' zo:lr secrc=tao'
. .
� riedad de actividades ocultas que se describen con el ambiguo término " clandesti­
mente con los movimientos en torno aI eIector pal:ttIOO. ' abc: que la lamlI ". de I amor
.
Se s. no". En especial, en vista de:: que se involucraron las imprentas más importantes de
, ra una sociedad secreta . . . que permitÍ:l a sus miembros mostrar os�ens.'bl emente su
Ambc:: res y de Fráncfort, esta especulación extiende las repercusiones de un acon�
.
.
adhesión a cualquier denominaCión relIglOsa,
o " al uem
' po que manten1an en secreto su
tecimiento breve y políticamente localizado a todo el vasto terrirorio que cubría el
afiliación con la familia. Estas actitudes de a famiTla. tiene n algo en comun con 1 a
1 .

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francmasonería. Se sabe que entre los miembros secretos de la amilia se encontr b n
lejano comercio clandestino de libros.
La necesidad de evadir a los censores y de participa r en actividades clandestinas
im Presores . . . la familia de impresores De Bry, que tenía conexlO�es con ¡a casa 1a ­
.
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tin pudo haber sido familista . . . el traslado de esta im prenta a t�rn to f lo del Pal t, .do,
. fue tan común que caracterizó muchas aventuras europeas de comercio de libros


do de publicaba . . . obras . . . de interés "rosacruz", puede ha\x:r Sido la causa ocu la e su a gran escala en los inicios de la modernidad. El resultado de esto es que la sepa­
simpatía hacia los movimientos del Palatinado.199 ración entre operaciones abiertas y encubiertas es especialmente difícil de trazar.
Gran parte de la actividad OCurre en esa zona crepuscular descrita con términos

En estos pasajes de un estudio que de otro modo sería muy esclare�edor, el d ��


:u :� tan ambiguos como "semilegal", "semisecreta" o "pcrmissiol1 tacitc". I ncluso en I n ­
glaterra, después de l a "revolución gloriosa" d e Cromwell, los librepcns:ldores con
y el secreto han sido explotados, incautamente, como e! deno mlnador c�
. . inclinaciones republicanas no contaban con una prensa completamente "libre":
diversos grupos y actividades. Los acontecimienlOs de! Palatinado se re :l On� n
con las operaciones de grandes centros de impresión, por un lad?.' y con t as ·s
clandestinas, por otro. En Ia med'd
La acusaciÓn d e que los Iibre:�nsadores formaban una facción o un partido se e:xpresó
3Clividades
o I a en que los ramdlstas observaban
. . . do consistentemente en la lite:ralura de sus oponentes. El historiador corre el riesgo de des­
prá ctlcas
· re l·Igl·osas ,
.; oficialmente sanCionad as, ImenHas en secreto segulan Sien
. ' cartarla por completo como. . . paranoia ohcial, pero eso se:ría i mprudente=:. Existe sufi­
fieles a su propia hermandad, practicaron una rorma de simulaCl6� que era com� n,
cie:nte evidencia, en su mayor parte inédita, de que=: muchos libre�nsadores se conocían
no sólo entre otras sectas "nicodemitas"300 del sigl? XVI, si no �amblén entre mue IO� entre sí, socializaban, rnaquinaban proyectos literarios" . John Toland perteneció a una
. . . ,
otros "cnptocrlsuanos" o "conversos" de origen hlspano-Judlo, tal como lo fue des sociedad secreta . . . ya en [�o; era una socie:dad que podría describirse, a falta de rne:jor
término, como una logia masónica antigua. Los librepensadores recurrieron muchas ve:­

2q8 El anfitrión de Sidney fue Johann Wechel; el de Bruno fue Andreas We=:� e1, un hugono
� �: ce:s al encubrimiento. No delxría causar mucha sorpre:sa que, en una sociedad en la que
la persecución contra las publicaciones ofensivas era muy factible, prefirie=:ran un estilo
que había sustituido a su padre Chrétien como experimentado impreso� pa rlslllo ha�ta q"e ,
matanza provocÓ que e=:migrara a Fráncfort. De=: esta maner� �scapó al desuno de=: su amigo .perru de: vida privado e incluso sec re:to,3°'
' �s obras de aque. \ La
.
ROm"'
.. , ,"ya
. memoria JX'I}(:tuÓ imprimiendo unas ISo edICIones de dlsunt
. ' ·
relación e:ntre Johann y Andreas es incierta. �oslblemente fueron tl� y sobTIno En 1591 Johann
, . ' No obstante, el miedo al enjuiciamiento por la publicación de algo que resultase
P ublicó reimpresiones del MOllos hitrog/yph,co de: Dee y de los ultImas escntOS publicados de:
G I· oodo
• " no Bruno', un año antes dio a la luz los primeros volúme:nes de los relatos de De Bry sobre:
agraviante no impidió que Toland y su círculo recurrieran a la publicidad impresa.

d continente americano. Véase: la exceleme monografía de: Evans, "The Wechel Presses'. H uma- La mejor descripción del propio Toland es la de "publicista" . Ya fuera editando
ni5m and Calvinism in Ce:ntral Europe 1572-1627", pp. 1 Y 4, 12 Y 1 7
·
1W Yates, Tht ROJlcnlClOII EII,/ghtalmt1lf, pp. 73 Y 216 Véase: tamblén
. . .
· Ia p. 219, donde: se toca
. . jO, Margaret C. Jacab, Th� N�lIItollia"J, cap. 6, especialmente: pp. 206 Y 207 Y 217-231. Jacoh
explícitamente este: tema de los movimientos secretos para relaCionar las corrientes ocuIt,as dd
'

. señala que en el grupo se:cretode Toland se: discutía la obra de Giordano Bruno. En vista de lasopi­
renacimiemo con la ciencia en la mode:rmdad temprana.
j...." Un estudIO reciente del movimiento nicodemita lo atribuye al e:x cartul� y cd�bre h'.rbo-
. . , nionc=s de Bruno y del Pal1/h�¡jtiron de Toland, crtt que la mejor descripción de Toland es la de un

Iario de: Esuasburgo de=: prinCipios del Siglo XVI, Otta B run �eIs. G'Inzburg, JI lIICOOtmllmo: S¡mil-
. "materialista p=¡nteista" y no la de: deísta (como suele: considedrse:lo) (p. :227). También se: subraya

laÚOllt t diJSimulaziollt I"t/¡gioJa "al' Europa dd' 500.


la marcada inAuencia de Bruno y de la ((adiciÓn he:rmética en e:n las UlttrJ lo&w/o. de: Toland, lo
que refuerz.. las tesis previas de Francis Yates de que Bruno fue precursor de la francmasonería.

134 la Imprtllta como IlgtllU ae cumbiQ


hacia 111 d�fil/ici611 d�1 cambio i/llcial • 135

, - .

(y alterando) las obras de protestantes y reformadores ingleses en el terreno de la Aquí hay OtrO ejemplo de un fenómeno que puede encontrarse repetidamente.
economía y de In política, buscando el mecenazgo de los aristócratas whig. asoci:ín� La participación de un grabador, como la de un impresor, en una determinada
dose con gacetilleros de Grub Street, o trabajando para la imprenta continental sociedad secreta conduce a una ampliación indefinida de la inAuencia de esa socie­
nucleada alrededor de los Países Bajos y en torno a la lengua francesa, siempre dad, porque los gr:lbados, al igual que los libros, viajaban a todas partes.
estuvo cerca de alguna imprenta. 3°1 Muy recientemente se expuso que este "estilo Quizá no haya una solución cabal para establecer una distinción entre las ope­
de vida secreto" involucró significativos lazos subrepticios con la red internacional raciones normales del comercio mayorista con redes de distribución distantes (y
de comercio de libros a través de un grupo llamado los "Knights of rhe Jubilation" algunas veces clandestinas), de las operaciones especiales, anóm:llas y encubiertas
[los "Caballeros del Júbilo"l que se reunieron en La Haya en 1710, prominentes de determinada orden secreta . Si bien cualquier avance en esta dirección es me­
miembros en esa región dd comercio editorial, encabezados por hugonotes fran­ jor que nada, no debería pensarse que cada uno de los nombres que aparece en
ceses.J03 El secretario de este grupo, Prosper Marchand, era un editor-vendedor de la vasta lista de corresponsales de Plantin, o incluso en la lista de quienes fueron
libros que escribió una de las primeras historias de la imprenta y ayudó a editar y sus huéspedes por algún tiempo, perteneció al "domus charitatis", la "casa" o la
publicar la edición de 1720 dd Dicctionaire de Bayle.3°� Otro miembro sobresaliente "familia del amor". tampoco puede suponerse que todos los libros del siglo XVIII

era d célebre grabador, Bernard Picart, cuyo frontispicio para la edición de Mar­ que tenían un grabado de Bernard Picart deben ser considerados producto de la
chand dd Dictionaire de Bayle originó especulaciones sobre la existencia de una ra­ masonería de principios del siglo XVIII. Ni que cada una de las referencias a Mi­
ma "minervina" de la masonería. La figura de Minerva, muchas veces junto :l la de nerva, incl uso cuando va unida a l a de Mercurio, tiene un significado alquímico,
Mercurio y otros símbolos específicos, aparece repetidamente en fronlispicios de las hermético o masónico. No todos los impresores, libreros o librerías que John Dee
obras favorecidas por los librepensadores de cierta c1ase}OS Minerva, repito, también visitó cuando viajó por e l continente deben caracterizarse como parte de la "red
fue especialmente honrada como patrona de los impresores. Picart era un grabador de Dee", ni hay que suponer que Dee tuvo raíces en el "mundo familista" sólo
6
tan fino que sus servicios fueron muy demandados y sus estampas muy copiadas.J0 porque visitó y fue corresponsal de los más extraordinarios editores de mapas,
cosmógrafos y libreros de su época. En dichas cuestiones la desaparecida Rosalie
Colie (que hizo mucho para explicar el intercambio intelectual anglo-holandés)
J<>� Ad�más de las refer�ncias citadas por Jacob, p. llO, nota 29, vbse también V�nturini, U/o­
es de mucha ayuda.
pio and R�form. pp. 48-68. Las aptitudes de r�publicano comprom�tido d� Toland al manipular
los textos d� Sidn�y, Ludlow, Milton, Nevil� y Harrington, y contribuir así a la tradición d� los
hombres del Commo,,�aIIJr. �s expu�Sta por Worden, "Edmund Ludlow", pp. 15 Y 16. Pr�t�nder qu� la familia del amor representa la solución universal a los problemas que
j<>j Además del cap. 6 d� su libro Th� N�wloniam, un articulo d� Jacob, ··Cland�stin� Cultur� plantea la conformación de cualquier grupo libre d� indi ... iduos con intereses comunes es
in the Early Enligthtenment", que se publicará próximam�nt� �n una �dición �n hom�nai� a dejar de lado lo que se sabe -o lo que pued� llegar a saberse- sobre ese grupo. . . par�c�
Henry Gu�rlac, contiene nu�va información sobre los "Knighu" que localizó en documentos arriesgado poner �n el c�ntro a un grupo de intelectual�s . . . cuando en realidad puede
inéditos �n Londr�s y L�iden, miemras rastr�aba los movimi�ntos de Toland. observarse que dichos grupos s� vinculaban ordinariamente unos con otros.JO?
J<'� Berk ...�ns-St�...elinck, "Prospa Marchand, aut�ur et �dit�ur", ofrece información r�I�...an­

te, pu�s menciona el libro de Marchand, L'hi;loir� de l'origi,,� �t du pwni�"p,.og,.b d� l'imprimaie,


El riesgo es mucho mayor cuando se abordan los "vínculos ordinarios" entre edi­
La Haya, 1740.
3<"5 Schlegel, ··Fr�emasonry and th� Encycloptdi� Reconsid�red". El frontispicio de la En­ tores, impresores y libreros, pues en esos casos uno debe arreglárselas con "víncu­
cydopidie fue diS(:ñado por Charles-Nicolas Cochin, quien prob.."lblem�nt� fu� masón. El comer­ los ordinarios" que eran complementados casi invariablemente con algún tipo de
cio �ditorial también ap.uece inespt=r3dament� �n OtrOS aspectos dd d�bale sobre la ¡nAuencia complicidad relacionada con actividades clandestinas.
masónica en la El1cydopldi�. Uno de sus cuatro libreros y �ditores, Laur�nt Durand, dibujó para En 1 5 17, cuando Erasmo escribió por primera vez sobre una "conspiración" de
la portada �mbl�mas que Schl�gd considera masónicos. Otro d� dios, André Fran\;ois Le BretOn los hombres de letras, lo hizo en un tono alegre: .
(quien se encargó principalmente de financiar y super... isar la obra), es d motivo de una prolon­
gada discusión sobr� si �ra o /lO el mismo Le Br�ton qu� apar�c� en una lista de mi�mbros de una Descartes. Esta redaboración coincid� con la r�s�iia d� John Locke de los Principia y con la poste­
logia franasa. Para una re... isiÓn esc¿p!ic:l d� esta bibliografía vbsc Shackleton, "Th(! Encyelo­ rior toma d� posición de Voltair� sobre el enfrentamiento �mr� N�wtOn y Descartes. Un tratado
¡Xdie and Fr��maso/lry". Para una reS(:ña r�ciente sobr� Le BretOn v¿ase Frank Kafk�r, "The ac�rca dd mismo tema, "T�lTlporis Filia Veritas", fue publicado en t589 por d witOr y ...end�dor
Fortun�s and Misfortuncs of a Leading Frenc], Bookseller-Primer: André Fran�ois Le Breton, ramilista de libros, Thom:u Basson, �n Leiden, d� acuerdo con ...an Domen, "Gart�r Knights", p.
Chief Publisher of the Encyclo¡Xdie". 187. Puo una ...�z mh, como en el caso de MinN...a y Mercurio, la cita latina 110 n�c�$ariamem�
306 Saxl, "Veriras FIlia Temporis", pp. 220-223, describe la forma en qu� d grabado d� Pican ti�n� un significado seCtario particular, pu�stO que S(: distribuyó y reprodujo en forma amplia �n
de ] 707 qu� mueslra a Min�r"'a �xpulsando la ignorancia, con d moti...o ·'Veritas Film T�mporis", cerámica y medallas, al igual que en libros. Véase Saxl, "V�ritas Filia T�mporis", p. 199, nOta l.
fue w:laborado para hacer r�f�rencia a la filosofía natural de N�wton a fin d� distinguirla d� la de }o¡ Colie, res�ña, �n R�lIaisJana QUl1TU"¡y, 1973.

136 • la impre/lta romo agellu de cambio hacia la d4i"ició1/ d�l cambio inicial • 137

sos mercados franceses, que demandaban obras censuradas. "Durante un siglo, de


Por todo el mundo, como si se (ratara de una señal, los talentos espl¿:ndidos conmueven
)' conspiran jumos para revivir lo mejor del conocimiemo. ¿Para qué: si no es esta cons­ 1690 a ' 790, las obras de los escritores franceses más famosos fueron leídas por toda
piración en la que todos estos grandes sabios de: diferentes tierras campanen entre sí el Europa en ediciones que se publicaron fuera de Francia."Jlo
trabajo?3oS De esta manera, los súbditos ambiciosos y talentosos dd católico rey francés, que
.
previamente habbn servido corno maestros escribientes, tutores, secretarios y clé­
rigos en tribuna les o en hogares de nobles, enCOntraron nuevas fuentes de empleo
Poco después de que fueran publicadas estas esperanzadoras palabras tuvO lugar . .
al trabajar para Imprentas protestantes en el extranjero. Para entender por qué de­
la revuelta luterana, precipitando la guerra civil de la cristiandad. Después de esto
sertaron del régimen borbónico es bueno tomar en cuenta que hubo una apertura
hubo que recurrir a un nuevo tipo de "conspiración" para que los libros de Eras­
de nuevas opon unidades profesionales. La promesa de la celebridad internacional
mo pudieran llegar a las librerías y a las bibliotecas privadas en tierras católic3S.309
llevó las aspiraciones de quienes querían conseguirla lejos de las elites locales. Los
Tras el Concilio de Tremo prácticamente la comunidad entera de la república de
las letras tuvo que pasar a la clandestinidad en la Europa católica. Los precios del

a pirantes a escritores de distintas procedencias que emprendieron un "peligroso
. .
viaJe haCia la próspera distinción "JI I (así como a la prisión y a la penuria) en el siglo
mercado negro no les reportaban beneficios a los impresores y editores locales sino
a las imprentas rivales ubicadas en tierras protestantes. Como se explica en una

XVII e contraron el camino al reconocimiento en los salones parisinos y las canes

extranJeras en el siguiente siglo, al blandir su pluma para los impresores de todas


discusión posterior sobre el mercado reformista de libros, como consecuencia del
funcionamiento del Inda se introdujo una intrigante asimetría. Les proporcionó a

part s Algunos r�cibían un trato de lacayos de parte de los aristócratas que no
:
partiCipaban de la Ilustración, otros alquilaban sus servicios a Otros nobles, en tanto
las imprentas protestantes una lista de los títulos que eran rentables y propaganda
que una cantidad de los más reconocidos autores de la ilustración: Condorcet on­
gratuita, al tiempo que alertaban a los potenciales compradores católicos sobre la
existencia de frutos prohibidos.
dilJac, Mably, He1vetius, �I al., eran de origen noble. En el siglo X V I I I ningú otro �
lugar alentó igual el deseo de obtener eminencia propia y prestigio internacional
A partir del siglo XVI la república de las letras se expandió en la Europa ca­
mediante d apoyo de imprentas extranjeras.
tólica, a pesar de la desaprobación oficial, no sólo porque los gobernantes laicos
Provenientes de diferentes estratos y apanados de las lealtades locales, los nue­
tenían conAictos con los eclesiásticos o porque los censores estaban sobrecargados
vos profesionales les parecen a la posteridad ya sea escritores fantasma o intelec­
de trabajo, eran ineficientes o eran burlados fácilmente. La expansión ocurrió tam­
tuales sin ataduras. La mayor parte de las veces se los considera ideólogos de una
bién porque los agresivos editores protestantes ampliaron las oportunidades de los
"burguesía" en ascenso o, en términos menos explícirameme marxistas, como re­
escritores que encontraron bloqueados los cenlrOS de distribución católicos. Esta
peculiar asimetría inclinó la ciencia de comienzos de la modernidad ha� ia a ca� sa � . .

presen tanle de una naciente clase media, aunque la posición social que ocuparon
.
protestante, como se discute más abajo. También tiene una relación Slglllficatlva

haya Sido dlstln a a la de los comerciantes, manufactureros, doctores y abogados
franceses. También deben diferenciarse de los inrereses particulares de los empre­
con la cuestión de la "deserción de los intelectuales" en la Francia del antiguo régi­
sarios que dirigían imprentas privilegiadas en Francia.
men, pues las conquistas de la lengua francesa habían creado oportunidades espe­
. les
ciales para los literatos de ascendencia francesa. El dominio de su lengua natlva
� �
Los p iloso�k e ra n hombres de letras. Esto es más que una frase. Define su posición de
ventaja y el i mi na el debate antiguo sobre su esta tus d e filósofos . . . la dedicación al arte de
fue de gran ayuda cuando se requirió traducir, y siguió ejerciendo atracción más
adelante, cuando ya no era necesario traducir. Sin embargo, la prensa cosmopolita
escrita en francés Aoreció más en Holanda que en Francia. En muchos de los otros
jlO Febvre y Matin, L'oppar¡tion, p. 278. Pouinger, Fr(:IJrh Book T/Ud�, p. 76, señala la gran
pequeños estados que bordeaban al gran reino Barbón también se establecieron
imprentas para aprovechar el lucrativo comercio clandestino y explotar los populo-
�roporc,6n
.
de obr:ls franc�sas provenienles de regiones protestanles. La función de los pt"que­
. .
nos estados y prinCIpados limítrofes es esclarecida por Birn, P¡e,.r� RouJj�ou, un eSlUdio de caso
Ilnamente detallado del dramaturgo francés que se convirtiÓ en editOr foráneo y propagandista
j<>lI Harbison, Christian ScholQ/; p. 87· .
de los enclclOpt"dlstas. Bachman, Censorshlp in Fmna¡mm 1 715 10 1750, pamm, es uno de varios
.
la obra de Erasmo, que comienz..1 con la .
Un recuentO sucinto de la censur:l católica sobre est�d,os que describen las dillcultades expt"rimentadas por los editores franceses con parlamen­
con la prohibición de la opt'1iI omnia en el
M
Jl1d�x
condena de la Sorbona en 1526 y llega a su clímax Erasmus in tanos, burócratas y censores. Como en todas las regiones católicas, los eruditos locales fueron
Paul y Marcel la Grendl er, ·The Surviv al of
paulino de 1559, es proporcionado por y más golpeados que 10$ propios autores, quienes pudieron recurrir a impresores extranjeros en
nueva edición fue en la Holanda protestante,
haly". Cuando se publicó la Opt'1l1 oml1ia en una c. Sobre el I�s �onas aledañas. El comercio de libros y la censura en Francia en el siglo XVIII es tema de una
tes de la repúbl ica de l:as letras: lean LeCler
quien lo hizo fue unode los líderes hugono blbllogr3fia enorme que crece rápidamente. Para una reseña de los trabajos recientes véase Birn'
Erasmo que pasaron de los centros de impresión
cambio operado en los colofones de las obras de ·'Lil),.� el SoC/bi, After Ten Years".
"Desiderius Erasffius", p. 5 1 . Para una discusión
J" Pouinger, Frt"lIch Book TlUd�, p. 1 1 .
católicos a los protest:antes véase Trevor-Roper ,
adicional y lnolyores referencias véase el cap. 4, in
fiu.

hacia la defil/ici6/1 dd cambio ¡/IIC1al '39


138 • la impr�lIla como (IK�IIU dl' ramblo

la escritura les dio a los fil6sofos la fuerza que OIorga pertenecer a un gremio . . . Sin im­ mismos hombres que arengaron a las muchedumbres reunidas en el Palais Royal
portar cuán diversos hayan sido sus intereses, eran hombres de una misma carreraY' la tarde del 12 de julio- el propósito de destruir completamente la Bastilla no era
nada anómalo. Las muchedumbres que asaltaron la fortaleza en busca de pólvora
Al analizar el asunto que le ocupa, esta afirmación aísla demasiado "el arte de escri­ pudieron haber visto cañones apuntando sobre barrios atestados y pensado en las
bir" del negocio de In imprenla. Incluso en el siglo XVIII algunos poetas y literatos barreras de peaje y los precios del pan. Para los panRetistas que aclamaron su caída
seguían dedicándose al "arte de escribir" en el viejo sentido de los escribientes, pero era la representación de otro tipo de tiranía. El significado de su toma sería conti­
no debió ser el caso de los philosopheJ. Puesto que una "misma carrera" implicaba nuamente ampliado por los publicistas que mantuvieron viva la tradición republi­
la vinculación de las plumas a los nuevos poderes de la imprenta, su "posición de cana bajo una sucesión de reyes y emperadores, hasta que por fin el '4 de julio se
ventaja" no puede definirse adecuadamente si sólo se refiere a la pluma}l] A pesar convirtió oficialmente en un día festivo, celebrado cada año en toda la nación .
de lo anterior hay que reconocer que esta afirmación tiene el mérito de relacionar a El tipo de inAuencia que ejerció esta nueva clase de hombres de letras ha sido el
los philosoph(s de la ilustración con una cultura ocupacional distintiva. tema de una prolongada discusión que aún no concluyey6 Con frecuencia se apela a
En tanto conformaron una nueva clase de hombres de letras y no sólo fueron las teorías generales sobre la relación entre las ideas y la acción social. Rara vez, o casi
portavoces de la nobleza de toga, del tercer estado o del poder real, los philoso­ nunca, se consideran en la discusión los efectos del surgimiento de la imprenta, aun
phcs exhortaron a los hombres a confiar en su propio entendimiento, asediaron a cuando ni el empuje de la propaganda ilustrada ni el invisible encuentro de mentes
la iglesia, pelearon por un intercambio libre de las ideas y tuvieron la esperanza que produjo su difusión pueden ser entendidos sin tomar en cuenta estos efectos.
de quitarles a los monarcas ilustrados la costumbre de colaborar con el Inda y las Después de todo, fue la imprenta la que permitió encuentros indirectos con filósofos
prensas de l a propaganda catól ica. Sus posturas políticas y las presiones que ejercie­ famosos que resultaron espíritus afines, pues extrajeron con valentía el comen ido
ron fueron distintivas, por lo que es necesario considerarlas como tales. No debería reprimido de los diálogos interiores. Por último, discutieron convincentemente sobre
clasificárselas entre los arribistas tradicionales en busca de cargos cerrados por la temas que no podían discutirse frente a los propios sirvientes, parientes o vecinos.
llamada "reacción feudal". Dichos encuentros dejaron muy pocos rastros visibles, salvo alguna marca de dedos
En 1789, ¿la caída de la Bastilla no significó algo especialmente importante pa­ en volúmenes muy usados o un comentario fortuito sobre el entusiasmo juvenil que
ra los hombres de letras en comparación con todos los otros grupos sociales? Más se experimentaba ante un autor favorito. Aunque seguramente el miedo a la des­
de ochocientos autores, impresores, libreros y comerciantes de lo im preso habían aprobación, una sensación de aislamiento, la fuerza de las sanciones de la comunidad
sido encarcelados ahí entre 1600 y 1756.JI� SU imagen como espantoso símbolo de local, el hábito de la sumisión respetuosa a la autoridad tradicional, eran menores
la tiranía real fue construida por publicistas que habían sido embastillls. Cuando entre muchos oscuros lectores provincianos de libros, que descubrieron que sus con­
Simon Nicolas Henri Linguet fue llevado a la Bastilla Grimm comentó que "el vicciones más íntimas eran comp.'lrtidas por elegantes y famosos hombres de letras.
oficio de Aretino siempre ha sido riesgoso".3 1 5 Aun en la actualidad los guías de Además, la imprenta es un medio excepcionalmente impersonal . Los predicadores
la Place de la Bastille, al igual que muchos historiadores, señalan con insistencia la legos y los profesores que se dirigían a las congregaciones desde lejos a menudo pa­
ironía de invertir tanto esfuerzo para asaltar una fortaleza que sólo tenía siete resi­ recían hablar con una voz más autorizada que la de aquellos que podían ser vistos y
dentes: cuatro hombres acusados de falsificación, dos "casos mentales" y el marqués escuchados en una comunidad determinada.
de SOlde. Pero para aquellos que siguieron "el oficio de Aretino" --que fueron los La publicación de numerosas ediciones de pensamientos hasta ese momento im�
pensables implicaron una nueva forma de acción social que era indirecta y lejana.
1') Gay, Th( Porty ofHumallity. p. 1 17.
J'J El �debate antiguo sobre su estatus de filósofos" también podría verse bajo una nueva luz El espíritu revolucionario seguramente no se formó silenciosa y solitariamente. Podían
si recibiera más atención e! efecto de la imprenta sobre 1:t vocación tradicional de los filósoros. escribirse obras revolucionarias pero hubieran seguido siendo especulaciones puras e
El paso de un enfoque esot�rico a uno exolérico seña1:tdo por Leo Str:IlISS en P�rsuutiolJ and th� inofensivas si sus ideas no hubiesen fermentado al calor de la conversación, las discusio­
Art of IVriling, p. 33, y la reorientación de! SofKu audd I¡Ten e! valor de servirte de tU propio nes y las batalbs verbales. Para que dichas ideas se volvieran idl-�Jforus necesiIaban un
entendimiento!] de Horacio, señalado por Venturi, UtOpia alld ReJOIm, pp. 5-9, me parecen rela­ público}'7
cionados con el nuevo sistema de publicidad. Es el mismo easo de las cuestiones planteadas en el
anículo de Cinzburg, "High and Low".
J'i Poulnger, Fr�nch Book Trude. p. 79. Lo simbólico es que miles de ejemplares de la En­

cyclopidie también estuvieran encerrados en la BaStilla entre 1770 y '776. Lough, &ayJ 0/1 the
F.IJcydopidle ofD/(ürol and d'A/�mb�rt. p. 62. J'" Para una breve reseña véase Peyre. "The InAuence of Eighteemh-Century [Jeas".
j'� Citado por Trénard, "La presse franpise", p. 280. .1'7 Morne!, Ú¡ origil/es illullecltlelrs de la RtllQ/urion Fral/(aise (1 715-1 787). p. 281.

140 • la Imprenla como ag�"u de cambiO hacia la defiIJici6/1 del cambio micia' • '4 1

Sin embargo, una consecuencia más importante de la imprenta fue que creó un nes; sólo quiero señalar que, en general, las hipótesis de conspiraciones a menudo
resultan fortalecidas, en lugar de debilitadas, por las tentativas que no terminan
nuevo tipo de público para las idüs !Ol-ceS.JI 8 El público lector no necesariamente
de refutarlas. Las bibliografías son cada vez más voluminosas y la atmósfera más
era ruidoso, ni sus miembros necesariamente fr<:cw::maban cafés, clubes o salones
de reconocida inclinación política. Por el contrario, estaba compuesto por indivi­ cargada, en la medida en que escépticos y creyentes verdaderos fracasan por igual
en convencerse unos a otrosY¡ La posibilidad de que múltiples interacciones in­
duos silenciosos y solitarios que en general no se conocían entre sí y que estaban
relacionados sólo por su acceso a librerías, bibliotecas o chambus d� lccture y, en visibles hayan sido introducidas por un silencioso sistema de comunicación es un
aspecto que ambas partes tienden a ignorar, y que los liberales escépticos, al me­
distintos lugares, también por su pertenencia a "sociedades de corresponsales"Y9
No hay manera de saber con certeza qué fue lo que realmente pasaba por las nos, deberían explorar. La mayoría de ellos concuerda en que las plumas pueden
usarse ¡xlra envenenar el ambiente cuando se utilizan para acusar a protestantes
mentes de los leelores solitarios y silenciosos muertos desde hace mucho. Los autores
se sorprenden muchas veces por lo que se lee en sus obras, de ahí que deba dejarse o papistas, masones o jacobinos, jesuitas, judíos o bolcheviques de tramar com­

un amplio margen de incenidumbre siempre que se trata de leer la mente de otros plots siniestros. Si esto es cieno, es posible pensar que los climas de opinión pueden

lectores. Es necesario porque muestra dónde se encucnlfa este margen y por qué no ser afectados por las plumas, al menos cuando se relacionan con los poderes de la

cabe ignorar el hecho de que la especulación en esta materia puede ser de utilidad. imprenta. Se requiere una mirada más detallada a la naturaleza de los "eventos

Las interacciones que no es posible determinar retrospectivamenre con ceneza no mediáticos" en la Europa de los albores de la modernidad y una mayor conciencia

pueden preverse ni controlarse en perspectiva. El fracaso para teorizar sobre los ante la posibilidad de que existiera "acción social a distancia" si se quiere entender

efectos indi rectos que ejercieron los philosophcs sobre su público extiende la búsque­ la manera en que visiones anteriores sobre la conspiración -referidas a complots

da hacia una mano inv isible extranjera que puso en movimiento a los franceses en homicidas o a agitadores al servicio de facciones sediciosas- cedieron el paso a la

1789. Los súbditos que soportaron las leyes de la Francia borbónica se comportaron imagen más impresionante de una vasta red, controlada desde cuarteles secretos,

de una manera que debió asombrar a sus contemporáneos. Si se deja a un lado el que puso a los hombres a trabajar en sus misiones a distancia.J22

problema que su inesperada conducta le plantea a la psicología social, los creadores Muchos otros procesos podrían aclararse si se explorara la complejidad de las

del mito pueden seguir parlicipando, y los debates seguirán centrándose en respues­ nuevas interacciones entre diferentes grupos de escritores y lectores. Por ejemplo,

tas densamente documentadas que no dejan margen para la incenidumbre. las experiencias indirectas con el novedoso mundo de la ficción afectaron tanto los

A su vez, los milOS conspiratorios que se han entretejido en fOrno a las logias corazones humanos como las cabezas.j2j La empatía provocada por la lectura de

masónicas, las sociedades de lectura y la revolución francesa podrían entenderse novelas probablemente ayudó a sostener movimientos humanitarios de diversos

mejor si se contemplaran varios de los efectos producidos por la imprenta.J2o Nue­ tipos, así como la habilidad para abstraer y calcular debió afinarse con el acceso a

vas formas de secreto, publicidad, duplicidad y censura subyacen tras todos los impresos, aunque también entraron en juego nuevas facultades de comprensión

mitos modernos de este tipo. No pretendo emprender el examen de estas cuestio- e imaginación. Suele pasarse por alto el hecho de que poetas, artistas, reformadores
sociales y visionarios se encontraran entre los usuarios de impresos. "Con el hábito
de usar papel y tinta el pensamiento perdió algo de su Ruido . . . carácter orgánico,
j'� Esta visión no sólo contradice la obra de Mornet sino los más recientes estudios franceses

JZ I Un ejemplo convinc�nte es WOITO/Il for Gt"lIocidt", de Cohn, que analiza los fantasiosos
sobre el mundo librero del siglo XVIII, que en la actualidad se inveStiga intensamente. De la
misma maner:1 en que Febvre y Martin sostienen que la imprenta retrasó la adopción de nuevas
Protocolos dt" los sabios d� Si61l . El trabajo termina con reAexiones ütiles, pero reproduce im­
ideas al reproducir las viejas en el siglo XVI, Dupront afirma que, lejos de contribuir con las di­
prudentemente historias escabrosas y caricaturas malintencionadas que mantienen circulando el
námicas revolucionarias, la producción de libros del siglo XVIII reforzó la tradición y actuó como
un freno. Véase nota 71, cap. I, supra. viejo virus y que: incluso podrían revivir algunas tensiones latentes. A propóSIto, fu� una sátira

J'9 Sobre las chambl"�S d� üctur� véase Cochin, Us soc,itis dt: pmslt:, 1, p. 20. Sobre las socie­ sobre el régimen dC' Napolc6n IfI, "en su calidad dC' periodismo encarnado", la que proporcio­

dades de correspons.."\les que hicieron circular cientos de miles de ejemplares de Agt" of R�ason. nó el modelo para los Protocolos. Kulst�in, "GovernmC'm Propaganda and the Press during the

de Paine, entre 1791 y 1793 en las islas británicas, véase Altick, EngliJh Common R�d�l; p. ]O. E. Sccond Empire".

P. Thompson, Making of English Working C/as¡. cap. 5. IExiste versión en esp."\ñol, La formación Para una discusión de los "acomecimientos me:diáticos" rosacruces véase el cap. 3, pp.
260 Y 261, II/fiu. El efecto de 10 impreso en la psicopatología colectiva requIere con urgencia
jJl

dt" /a dast" ohl"t"/"Q t"n ¡nglaruro, traducción de Elena Grau, Barcelona, Crítica. 1 989. T.J El gran
nümero de ediciones de las obras de Paine que circularon en Francia después de 1776 es descrito más inve:stigaciones. El sugerentC' trabajo d(' Richard Hofstadter sobre el "estilo paranoico en
por Echeverría, M""rlg� '" th� Wt".u. P.44. política", al igual que un torrente de estudios recientes sobre el furor respectO a las brujas y

po Robcns, Tht" Mllology ofrht: Surt"t Soc/f'rlt:s proporciona una investigación de la bibliogra­ las diferencias entre el antisemitismo mcdi('val y el moderno, debC'rían reconsiderarsc:" desde
fía sobre el tema desde un punto de vista escéptico y liberal. Algunas de bs lunitaciones de este esta perspectiva.

enfoque son señaladas en mi reseña del libro de Roben, Tht: Ammám Hisroncal R�flit"w ( 1973). J'J Q. D. Leavis, F,á/Oll ulld the Rt:udil/g Pubhc, pamm.

142 • la impr�l/ta como ug�lII� dt" cambio hada la d�jifllcióll dd cambio inicial . 143

e
y se volvió abstracto, categórico, estereotipado, satisfecho con fórmulas purament toS, la jardinería, la observación de pájaros o la glotonería son totalmente compa�
hombre tipográfic o", como tibies con el "hombre tipográfico". La extraordinaria virtud manifestada por los
verbales y soluciones verbales."31.! A ¡xsar de que "el
lo definen Mumford y McLuhan, es una invención posromántica, que se diferencia nuevos artistas literarios, que lograron imitar el tacto, el gusto, el o!f"to o el sonido
la
de las figuras más clásicas del "hombre económico" y del "hombre político", con simples palabras, necesitó una mayor concienci" y un" observación más atenta
es menos abstracta y estereotip ada que sus antepasad os. Efectivam ente, de la experiencia sensorial, que a su vez se le transmitió al lector. De hecho, todos
criatura no
el hombre dd siglo XVIII que McLuhan considera "atrapado en un sistema
visual los campos de la creación fueron modificados por la tipografía de modos que deben
que pretende diagnosti car: ser contemplados por quienes sugieren que la experiencia humana se empobreció
cerrado" en realidad es un síntoma de la enfermedad
ro que sólo es adecuado parn la Olfa crea­ cuando terminó l a era manuscrita y comenzó la gran época de la música, el arte y
una creación de papel y tinta, un compañe
ción ingeniosa de McLuhan: "'a novia mecánica". la literatura occidentales. Los oídos receptivos a las fugas de Bach o a las sinfonías
papel
Es probable que dichos construc(Qs estén relacionados con el empleo de de Beethoven seguramente no se volvieron más insensibles. Ni la visión humana se
Desde luego, se han producido consecuen cias desafonu nadas cuando los atrofió con las interpretaciones pictóricas de paisajes o personajes plasmados sobre
y tinta.
s estadístic os o se los lienzos. Como ha sugerido Gombrich, la percepción visual fue alterada desde que
seres humanos de carne y hueso son considerados promedio
estereotipa como ejecutores de roles. Pero también después del siglo xv muchos se empezó a "ver" un Corot cuando se atraviesa un bosque al inicio de la prima­
lectores se volvieron más conscientes de las limitaciones de lo que se puede apren­ vera, o un Cezanne cuando se mira un frutero. La capacidad de los artistas para
Pa­
der a través de los libros. Por ejemplo, los lectores del siglo XVI aprendieron de alterar la percepción de los sonidos y las miradas se hizo extensiva a la esfera lite­
enfermo debería ser el libro del médico" ps Como raria de una manera que no degradó sino que enriqueció la respuesta sensual a los
racelso y sus seguidore s que "el ..

intentaré moslrar más adelante, la tipograHa fomentó una observación más


atenta e�tímulos externos, y que expandió, en lugar de contraer, las respuestas compren­
La discrepan cia que existe entre sIvas frente a la multiplicidad de formas de la experiencia humana. Generaciones
del cuerpo humano, y no de los escritos sobre él.
de todos los cuerpos -polític os, humanos , sucesivas de avezados narradores aprendieron a simular el colorido, los olores y los
las leorías acerca del comportamiento
celestes o lerrestres - fundadas en los libros, y la forma en que las cosas actúan ruidos de la rica textura de que está hecha la vida, a imitar las voces de diferentes
ncia
en este mundo, se percibió tan claramente y se expresó con tanta contunde generaciones y a comunicar el paso del tiempo de una manera que los antiguos bar­
del aprendiz aje dos nunca conocieron. Muchos lugares diferentes fueron habitados indirectamente
por muchos de los primeros aUlOres modernos que la denuncia
Para el siglo muchas horas por generaciones de lectores de novelas que vivieron vicaria mente muchas vidas,
libresco se volvió en sí misma un clicht libresco. X V I I I

de estudio ya habían empezado a reemplazar d entrenamiento que se


transmitía con consecuencias un tanto paradójicas.
mediante el sistema de aprendiz aje gremial. No obstante, los lectores no tuvieron A menudo se sugiere que la lectura de "ficción l igera" les proporcionó un
que esperar hasta que aparecier an John Dewey, Marconi o los medios electróni­ escape a m uchas personas que vivían vidas aburridas, monótonas o rutinarias.
cos316 para apreci:lf el valor de "aprender haciendo". Los preceptos expuesto
� en Con menos frecuencia se señala que la vida real del lector de novelas parece
muchos padres y tutores del Siglo más gris y monótona después de haber participado indirectamente en mundos
el Emilio fueron rigurosamente seguidos por
XVIII. Uno de los efectos de "aprende r leyendo"
fue una mayor autoconciencia de ficción recreados con tanta vividez. En el siglo XIX las quejas más frecuentes
sobre el esfuerzo un tanto artificial que debe realizarse para aparentar naturali­ sobre el hastío, el aburrimiento o la desgastante monotonía de la vida diaria no
dad. Otro de los efectos fue una mayor actitud de alena frente a las falacias de lo p �ovenían de la gente que trabajaba más duro, ni de los empresarios estresados,
impreso. ni de los tenderos, sino de los propios literatos. Fue Lamanine quien proclamó
.
Además, la variedad no dejó de darle sazón a la vida de los lectores de libros. que "Francia era aburrida" y Musset quien habló de un mal de si�cle. La convic­
Posiblemente las experiencias táctiles, auditivas y sensoriales se vivieron más clara ción de que el pasado era más colorido que el presente, los escenarios exóticos
el aire del
e intensamente al alternarse en la lectura, tal como el citadino aprecia más atractivos que el hogar y la monotonía el símbolo de la vida social moderna,
campo o estar al aire libre después de haber permanec ido en interiores . En la me­ sería una característica general del "hombre- tipográfico", sobre IOdo desde que
dida en que dichas experiencias se calificaban de estéticas, Cq,l1l0 áreas de actividad aparecieron las novelas b�st-u"er.
autónomas, también se disfrutaban más conscientemente. La asistencia ;) concier- Una vez más es necesario tener en cuenta que los novelistas también pueden ser
lectores de novelas. El anista literario, ya sea poeta, escritor de ficción o de novela
3� Mumford, TuhnicJ olld Civilizarion, pp. 1 36 Y 1 37· histórica, no sólo explotó el nuevo medio de comunicación más completa y delibe­
3>'5 Citado por !-Iaydn, COllnta-Rma/ssonu, p. 198. Para una discusión de las tesis de !-Iaydn y radamente, pues al igual que el impresor antiguo, también vivió en carne propia,
otr:l.S CU�Sl;ones relacionadas véas� infiu, p. 449 ss. con más contundencia, las consecuencias del acceso a múltiples impresos. Su visión
3>6 McLuhan, Th� GIlUII�rg Galaxy. p. 144.

144 • fa imp/"�lIta como ag�l1t� d�cambio hacia /a d�fill/óólI dd cambio i"icia/ • 145

de la sociedad que habitaba no fue menos arectada por un creciente Aujo de libros mucho liempo sin percatarse del carácter social del cambio . . . El proletariado ya había
y periódicos que la de su creciente público. En gran parte porque fue lector pudo perfeccionado su propia visión del mundo cuando estos recién llegados aparecieron en
reAcjar el Z�itg�ist y trasponer a un nuevo lenguaje las abstracciones grises de los fi­ escena.JJo
lósofos librescos, al encarnarlas en vívidas imágenes perceptibles concretamenteY7
I ncluso cuando les fue conferido a los creadores de imágenes el poder de alterar la Para Mannheim "e! surgimiento de la intellige11lsia marca la última fase del des­
percepción, la responsabilidad intelectual se puso en manos de escritores científicos arrollo de la conciencia social". Sin embargo, a mí me parece que puso lo primero
aburridos y pedantes, una división dd trabajo que sigue siendo característica de la en e! último lugar, pues en el siglo XVt la mayoría de los habitantes de la república
cultura impresa hasta la fecha. de las letras pasaban más tiempo en los talleres de: los impresores que e:n "estudios
Muchas de las tensiones creadas por la expansión de los mercados literarios solitarios". De esta forma estaban en Contacto direclo con un "segmento vital y fun­
después del surgimiento de la imprenta han sido evidenciadas por estudios re� cional de la sociedad". Los autores que "compusieron" su obra con una caja de lipos
cientesy8 Sin embargo. a pesar de los mismos, cuando se discute la comerciali­ en las manos no eran raros en la época de Erasmo . . . ni en la de Benjamin Franklin.
zación de las bellas letras o la desaparición del mecenazgo se tiende a tomar al Sin embargo, la simplicidad de las prensas antiguas permitió a los hombres de le­
pie de la letra las imágenes proporcionadas por los artistas literarios. En general tras eSladounidenses actuar como sus propios impresores, tal como los humanistas
la creación de las condiciones que en realidad fueron configuradas al ritmo de ilalianos habían realizado el papel de escribientes para sí mismos.
una revolución en marcha dentro de la comunicación se atribuyen al advenimiento
de una socie:dad "industrial". Desde el principio la autoría estuvo estrechamente Una persona alfabetizada -hombre o mujer, por cierto-- con un ejemplar de los M�­
relacionada con la nueva tecnología. Como sugieren Febvre y Martin, es un "neolo­ chaflik Exercis�J de Moxon (1683) a la mano, podia aprender por si misma el oficio de
gismo" emplear e! término "hombre de letras" antes del surgimie:nto de la impren­ principio a fin. La sencillez del funcionamiento no era un factor de importancia primor­
l3.Jl9 L... figura romántica de! mecenas aristocrático o patricio ha tendido a oscure­ dial en Londres . . . Pero era crucial en las prov incias y las colonias, donde las imprentas
cer a la figura más prosaica del empresario plebeyo de inicios del capitalismo, que eran pequeñas, y los prensistas pocos. Ahí, si había necesidad, un hombre que conociera
contrataba eruditos, traductores, editores y compiladores, si acaso no era':l mismo el negocio podía preparar su propia tinta, componer un pliego en medio folio en las
quien realizaba dichas actividades. En pane porque, después de todo, los copistas cajas, operar la prensa por sí mismo, secar los pliegos e incluso tomar el papel e ir a ven­
derlo él mismo a las talx:rnas y cafeterías vecinas para que se disuibuyera, si no contaba
nunca le habían pagado a aquellos cuyo trabajo copiaban, en parte porque los libros
con un aprendiz o no podía encontrar a un muchacho que lo hiciera a cambio de unos
nuevos fueron una porción pequeña de! comercio temprano de libros, y en pane
centavos. El proceso era una escuela natural para el autodidacta y la puena estaba abierta
porque la división del trabajo literario siguió siendo difusa, e! autor conservó un
para que los autores completaran el proceso al componer su propio trabajo, en ambos
est."1tus cuasi amateur hasta e! siglo X V I I I . Durante este lapso los impresores fungie­ sentidos de la palabra, con el componedor. Dos impresores autodidactas fueron Mark
ron como mecenas para los autores, o fueron autores para sí mismos y buscaron pa� Twain y Benjamin Franklin.JJ1
trocinio, privilegios y favores de las instancias oficiales. tsta fue la ':poca en la que
los hombres de letras y conocimiento debían estar familiarizados con la tecnología Podría esperarse que la parlicipación de Benjamin Franklin en una imprenta in­
impresa y las rutas de intercambio comercial en un grado que los observadores trigara a un soci610go de! conocimiento como Karl Mannheim, a quien le preocu­
posteriores tienden a pasar por alto. pa la forma en que las actividades sociales permean las visiones del mundo. Pero,
Karl Mannheim caracterizó a la imel/igen/.sia por su peculiar carencia de "acceso como lo sugerirá la discusión de las tesis de Max Weber que presemo más ade­
directo a cualquier segmemo vital y funcional de la sociedad". lance, los sociólogos ignoran extrañamente la ocupación específica de Benjamin
Franklin. En la cobertura que hace Mannheim de las asociaciones inte!ectuale:s de
El estudio solitario y la dependencia frente a los i mpresos sólo pe rm ite una visión de­ los albores de la modernidad se dice que fueron universidades, cancillerías, cortes,
rivada del proceso social. o es de sorprender que este estrato haya permanecido por
salones y academias; pero de la imprenta, que proporcionaba trabajo, alimento,
alojamiento y toda clase de formas de intercambio, no se dice nada. Debido a su
jl7 La forma en que Walter Scott " traspuso en clave de ficción" las doctrinas de Edmund presencia en numerosos centros urbanos "la conciencia social e histórica" de los
Burke es señalada por Somervdl, ElIgfish TOl/ghl. pp. 8 y 9.
j'X Además de Altick, El1glúJ¡ CammOIl R�ad�r, 'léanse: Dude:k, L,tel"(ltllr� alld Ih� Prn;; Es­ jJo Mannheim. Essays oll lh� Sociofogy ofCulture,

carpi(, Socjofogi� d� fa IItt¿ratllu; Grana, Boh�mllln fI�r;us BOl/rgrois; Raymond Williams, Cufwr(
parte 2, sección 2, p. 10l. jExiste verSión en
español, EflJayosd� sociología d�fa cultura. Hacia ulla Jodof
ogía da�;pí,.jlll, TraducciÓn de Manuel
alld Soá�ty 1780-1950,' Coser, M�II offd�as; Molnar, Th� Dufil1� ofth( f"ufüctuals. Suárez, Madrid, Aguilar, 1957. T.J
J><I Febvre y Martin, L'appari/loll, p. 18. JJI Winton, "Richard Steele", pp. 22 Y 23.

• 147
146 • fa impr�lIta como ag(I1U d( camb,o
hacia fa d�fil1láó!l d(f cambio i"iclal
hombres de let ras en la Europa moderna temprana estaba muy avanzada respecto para que tuviera fundamentos, era más moral y más utilitaria que otras. Los recia.

a las de otros grupos. I ncluso a principios dd siglo XIX un hombre de letras profe. mas de una dignidad histórica superior y de valor espiritual difícilmente se recon­

sional como sir Walter $con podía escribir: "Me encanta que la imprenta produzca ciliaban con la producción de b�st-sd/�,.s que se vendían como medicamentos en el

ruidos sordos, estrepitosos y restallantes en mi oído. Se ha vueltO una necesidad mercado . . . y que: se anunciaban de manera similar en la prensa diaria. La queja

que siempre me permite trabajar mejor."3P El "estudio solitario" que en I� a� tua. por la incomprensión de parte de fil isteos inhumanos sin imaginación tiene, como

lidad proporciona un marco interpre:tativo J. muchos sociólogos del conoclmlento señala Grana, un aspecto paradójico,334 pues simplemente indica que una obra no
. se estaba vendiendo muy bien.
no debería proyectarse demasiado lejos en el pasado. En todo caso, entre los sIglos
XVI y XVII 1, intelectuales, trabajadores mecánicos y capitalistas no dejaban de tem:r La ansiedad por mantener la atención y conservarla también surgió con el oficio

contacto e:ntre sí. del nuevo autor profesional. Su trabajo no sólo IUVO que sostenerse por sí mismo

Pero aun en este periodo un vínculo un tanto más indirecto y ambivalente en frente a la enérgica competeneia de los rivales. Una vez que se había conseguido un

relación con la nueva tecnología fue experimentado por los poetas, dramaturgos, espacio para publicar seriamente o que se había atraído la atención favorable de los

narradores, satiristas y novelistas que estaban relacionados con la COUI" �t la vill�, y periodistas literarios, había que contrarrestar el efecto de los políticos acaparadores

que oscilaban inciertamente entre el patrocinio real y los estipendios de los editores. de titulares, [os compradores de esp..1cios publicitarios y los reporteros creadores de

La ambigüedad sobre si estaban sirviendo a las musas o a los impreson:s mecánicos, noticias. Sus recompensas pecuniarias y su prestigio dependían de la publicidad

si estaban involucradosen un "arte divino" O en un "oficio mercenario", ya se había impresa, como los de cualquier empresa. Pero también en este caso ocurrió una

manifestado en los círculos literarios franceses durante el siglo xVll oB3 A menudo inversión de valores. Una reputación no se ganaba mediante el respeto, sino me­

tralados con desdén por los aristócratas, estos " escrilorcillos" pertenecían a un gru· diante un sllcds d� scallda/�; ¿pate,. I� bOlll"grois también era una empresa rentable.

po con un eSlatus altamente volátil e inestable. Ni las instituciones tradicionales ni Los empresarios o profesionistas podían ofenderse, pero en cualquier caso pocos de

los sistemas relacionados con el r:lngo, la procedencia o el título lUvieron en cuenta ellos se sentían atraídos por la ficción. Había más probabilidades de seducir que

su existencia. Oscilaban entre la noble posición de árbitros del gusto e "inmortales" de disuadir a un público femenino y juvenil para que participara en forma indirec­

inspirados y el modesto papel de proveedores, a cnmbiode favores o de un pago, de ta en este particular deporte.335 No sólo estaban expuestos al asalto jefes de familia

mercancbs que se vendí:ln para obtener beneficios en el mercado. Así, la tensión ostensiblemente respetables. "El lector se resistía a ser capturado si no se lrataba

entre estos dos roles extremos y completamente contradictorios existió antes del de libros que lo tentaran con un pequeño cadáver en la primera etapa de putre­

surgimiento de los nuevos molinos de papel, prensas de vapor y un público masivo facción . . . los hombres no son tan distintos de los peces como cree la mayoría de la

de leclores de ficción. Simplemente se fue agudizando en la medida en que los gente."J)' ¿·A caso esta busque
· e
da eterna de erectos ·
emOCionantes y escandalosos no

mercados se expandían y se llegaba a nuevos grupos de lectores. es parte del síndrome descrito por Mario Praz como la ;'agonía romántica"?

El empre:sario o el profesionista competentes, que habían sido los aliados na­ A pesar de que muchos autores expresaron disgusto por el vulgar sensaciona­

tur:lles del impresor antiguo, fueron los enemigos nJ.turales del escritor de ficción lismo de Otros, ninguno de ellos podía darse el lujo de abandonar la esperanza de

profesional o del poeta reconocido. Un hombre muy trabajador que confiara en crear una sensación él mismo. Solo con su pluma de ave, comple:tamente alejado de
. talleres y fundiciones, alejado asimismo de los inconstantes lectores de los que de­
hechos y estadísticas, o cualquiera que trabajara duramente para ganarse la Vida,
no podia darse el lujo de perder mucho tiempo leyendo novelas o poesía. Los ado­ pendían su fama y su fonuna, el autor profesional no sólo reAejó1a alienación que
lescenles que vivían como ratones de biblioteca, los aprendices jóvenes y los buró­ otros experimentaban en sociedades urbanas o industrializadas, sino que era, él

cratas, así como un amplio espectro de mujeres lectOras, eran más propensos a tener mismo, un hombre alienado que trabajaba mucho plra promover el ocio, peleaba
un corazón que pudiera conmoverse y una imaginación que pudiera mantenerse para conseguir un éxito comercial que despreciaba, ponía a las esposas en contra de

cautiva. Con el oficio de todos los novelistas y poetas (así como de OtrOS artistas) los esposos, a los padres contra [os hijos, y celebraba la juventud aun en su vejez.

se construyó un interés personal por la inactividad, por promover el valor de la


búsqueda de placer y el ocio y por cultivar el consumo de las "mejores" cosas de la B+ Grana, Boh('mia/l, P. 56.

vida. El credo romántico del esteta del siglo XIX es poco más que una inversión de m El hecho de que el público lector de novelas en 111 Inglarerrl del siglo xrx fuer:l en su 111:1 -

los valores de la censura moralista y de los utilitaristas prácticos. Su visión estética, yorÍl reme:nino. y que las mujeres se hicieran cargo clda vez mh de: lb:lSlcce:r nl lllercado de 1:1
ficción, sc ser
h1:l en unn reseña pc=rtinente de Col1ins, "The Fiction t.hrket··.
31- Gallti�l; prefncio a Mad�moi;�Il� d� Mallpin. ,835. p. 82. L1 totalidad de este célebre pre­
JI' Cilado por Coser. Mm ofJd�as. P· 55·

JH Vrase la cil:l de Boi1elU y 1:1 diSCUSIón de Lough.A


facio ilumina las difC'rentes presiones, censur:lS y compete:ncils que debí:l enfrentlr el escritor
II IlItrodlloioll to fh� S�/J(I/tUllth-Crotm"y
profesion:ll de ficción en II Francia de: principios del siglo XIX.
F/UIIU, 11. 177.

hacia la d�filllá611 dd camb,o lIIielal • '49


I ocluso si nunca hubieran aparecido nuevas fábricas, minas )' montones de escoria, nuevos medios de comunicación electr6nicos. Cualquiera que haya sido el daño
si se considera que una revolución comunicativa estaba en marcha, probablemente provocado a los hábitos de lectura de los j6venes, los viejos temas literarios siguen
hubiesen seguido sintiendo nostalgia por la cultura manuscrita, preocupación por siendo desarrollados todavía hoy por guionistas y compositores en el éter. Además,
la anarquía cultural y la vulgarización del gusto; hubieran visto :"ll público bajo la no hay señales de que las nuevas bibliotecas y los museos sin muros hayan empeza­
apariencitt de una bestia de muchas cabezas y hubiesen asediado al "vínculo mone� do a contraerse, o de que el peso del pasado haya disminuido para los literatos del
tario" {:loto como al empresario sin corazónJJ7 presente. De esta manera, aunque creo que la cultura man uscrit:1 llegó a su fin, no
A lo largo del siglo XIX, entre muchos de los más sensibles �trliSlas y los más estoy convencida de que pueda decirse lo mismo de la cultura impresa. P"rece que
dotados cn:adores de imágenes, se abandonó por entero el esfuerzo por reconciliar los efectos de la imprenta se sintieron de manera irregular, pero siempre continua y
un oficio comercial con la inmortalidad. Ganarse el pan de todos los días se separó acumulativamente desde finales del siglo xv y en adelante. No puedo enCOntrar al­
de la producción de=: un SIIcds d'estime. Con creciente frecuencia la imágenes más gún indicio de que hayan dejado de ejercerse o siquiera de que hayan empezado a
extraordinariamente "originales" y llamativas se creab..,n dentro de torres de marfil disminuir. Por el contrario, me parece que han persistido, con una fuerza aún ma­
aisladas para pequeños grupos de expertos. Tener fe en las musas se recompensaba yor, hasta el presente. Los obituarios que se han dedicado recientemente a la era de
por lo general con el último capítulo de una antología literaria, p6stumamente. Gutenberg muestran que otros no están de acuerdo.Hs Hasta ahora, sin embargo,
Pero los poderes de conservaci6n de la imprenta volvieron esta sublime ambici6n muy pocos historiadores se han pronunciado sobre el hecho de que estos veredictos
más difícil de conseguir para cada nueva generaci6n. Cuanto más estridente era la parecen inaceptables y, en más de un sentido, prematuros.
voz de una generaci6n, más ensordecedora se volvía la estática para la siguiente. También serí:1 prematuro hacer cualquier observación final en este momento.
Dentro de la diversidad de reacciones que se produjeron es posible resaltar dos: por Esta sección introductoria tenía el propósito de abrir un campo para estudios futu­
un lado la cultura del museo, preservada en antologías y enseñada en la escuela, fue ros y no busc6 ser una base para extraer conclusiones. Por el momento sólo quiero
salvajemente atacada; por otro, la "anarquía" cultural moderna y la sociedad que recapitular: un nuevo método de reproducción de manuscritos -un ars al'lificiali­
le daba sustento eran repudiadas nostálgicamente. Las imágenes nihilistas perte­ tu scribrodi- se desarrolló y utilizó por primera vez hace cinco siglos. "Provocó la
necientes al "basurero del pasado" y el "páramo del presente" eran, a su vez, debi­ transformación más radical de las condiciones de la vida intelectu:ll en la histori.:!
damente registradas y expuestas. Muchos capítulos finales de varias antologías que de la civil ización occidental . . . sus efectos se sintieron más temprano o más tarde en
circulan en la actualidad contienen dichas imágenes. (Sirven, h:1y que señalarlo, todos los campos de la actividad humana." En la actualidad habdll que ocuparse de
p:1ra introducir a la presente generación de estudiantes a la sociedad en la que lle­ los efectos que "se sintieron en todos los campos de la actividad humana", sin que
garán a ser adultos.) Así, el mismo proceso que antes había introducido el concepto todavía se sepa cuáles llegaron primero, cuáles lo hicieron después y, en realidad,
de autoría epónima y había dirigido la búsqueda de la fama hacia la inmortalidad sin una noción clara de lo que fueron estos efectos. En pocas palabras, las teorías
impresa, condujo a una sobrepoblaci6n del parnaso. Se necesitó un esfuerzo aún explícitas ahora son más necesarias que nunca. Bosquejé un panorama preliminar
más arduo para manejar la "creciente carga del pasado". No obstante, éste no es el para empezar a construirlas. Fue diseñado para abord.:!r el tema de manera in­
lugar para explorar la manera en que las últimas fases de la revolución en marcha tegral, para indicar algunas de sus ramificaciones descuidadas y para sugerir sus
contribuyeron al pesimismo cultural, y las múltiples variantes que intervienen en posibles relaciones con distintas formas de c:1mbio hist6rico.
este proceso. En las siguientes secciones estudio más detalladamente algunos procesos que se­
Ofrecí esta pequeña excursión a la época que antecede a la modernidad tempra­ leccioné. Exploro posibles relaciones y conexiones con el propósito de proporcionar
na simplemente para sugerir que es necesario considerar una serie de trastornos es­ una base que sustente algunas conclusiones provisionales con respecto al efeno del
pecíficos, provenientes de una cultura impresa permanente y acumulativa, cuando cambio de las comunicaciones sobre tres movimientos que parecen estratégicos en
se trata de reconstruir la experiencia de las elites alfabetizadas en el transcurso de la configuración de la mente moderna.
los últimos siglos. Tambi¿n deben tomarse en cuenta cuando se trata de entender
el sentido de la crisis cuhural que se ha agudizado en años recientes. Este último
punto necesita un énfasis especial en vista del efecto de distracción que generan los
1J8 L, ohsolescenci:l de la tccnologi:l impres:l y su rttmplazo por los 1ll�dloS d�((r6nicos h.¡ si.

b "bestia d� muchas cabezas" véase Hill,


H7 Sohr� el temprano uso político del motivo de do repetidaOlcnte decl:lr.lda por McLuh:ln, no s61Q en Tn� Gu(mbtlg Gulary, SinO cn Ulld�m,,"­
"The Many-Headed Monster". l-, dlatrib., d� Carlyl� contra b oosura que alimentaba a millo­ dillg Mt:dta. ¡ Existe versión en esp'lilol, Compftl/dtf los mtdios dt COmlllllcaÓÓII. Losalt:/lilollt:¡dtl

nes de lectores y el " vínculo monetario" que r�gía la literalUra es señalada por Dudek, Li(�lI/1lr( Stf nI/mallO, Barcelon:l, Paid6s, 1I}9Ó. T.] Vé:lIlse t:lmbién St�jncr, "Thc Reneat froln ¡h� Word",
und ¡n( P/'ti>', p. 207. y Wine¡rout, "Th� New Age of ¡he Visible".

naclll la d�fillláólI dd aJl/lbio /llIc/U1 • 151

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