AnalesAGHG TomoI AnyoI No2 Septiembre1924
AnalesAGHG TomoI AnyoI No2 Septiembre1924
AnalesAGHG TomoI AnyoI No2 Septiembre1924
DE GEOGRAFIA E HISTORIA
A�O1 GUATEMALA, C. A. 11TOMO1
I
SEPTIEMBRE DE 1924 NUMERO 2
SUMARIO
L
1 --- - 1�
Página
!.-Saludo al 15 de septiembre de 1821 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .• 67
Batres Jáuregui.
2.--La iniciativa de celebrare! IV Centenario de la Ciudad de Guatemala 70
3.-Decreto Gubernativo número 869........ . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . • . .. ... 71
4.- Cómo se celebró el IV Centenario............................. 72
5. -Exposición de motivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • • 75
Francisco Fernández Hall.
6.-Discurso...... . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . .. .. . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . ... . . .• 78
Enrique Martínez Sobra!.
7.-Fray Bartolomé de las Casas. -El Palacio de los Capitanes Generales 85
Rafael Montúfar.
8.-La Universidad de San Carlos Borromeo . ••• . . . . . . .. . . . . . . . . • • . .. 88
José Matos.
9.-El Apóstol del Bien.-Francisco Marroquín......... . . ••• . .. ... .... 90
Flavio Guillén.
10. -A Guatemala, poesía declamada por el estudiante de Derecho Alfonso
Carrillo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
Rafael Landívar.
11 . -La Ciudad de Santiago de los Caba\leros de Guatemala............. 96
José A. Beteta.
12.-La Sin Ventura Doña Beatriz de la Cueva . . . • . . . . . . . . .• . . . , . . . . . . .• 99
José Rodríguez Cerna.
13.-Discurso del Excelentísimo Señor Ministro de Nicaragua . . . . . . . .••• 101
14.-La Primera Imprenta ...................................... ......... 105
Mariano Zeceña.
15.-El Gran Poeta Guatemalteco Rafael Laniívar . . .. . . • • . . . . . . . . . . . . •• 107
Salvador Falla.
16. -Bernal Díaz del Castillo .... ........................................ 111
José Víctor Mejía.
17.-lCómo debe conceptuarse la conquista de estos pueblos? . . . . . , ,•,• 112
J. Fernando Juárez Muñoz.
18.-La Fundación de Guatemala ........ ............................... 117
A ntonio Batres Jáuregui.
19.-Ante las Ruinas de la Primera Ciudad . . . . . . . . . . . . . .• .. . . . . . . . . . . ..• 122
J. Antonio Villacorta.
20. -Discurso ... . ... ... . .. . ................ ............................. 124
Virgilio Rodríguez Beteta.
21.--La Sociedad "El Porvenir de los Obreros" y el IV Centenario . ..• 131
Federico Aguilar L.
22.-Instituciones que honran al país ........... .......................... 134
''El Imparcial.''
23.-Crónicas: ''Diario de Centro-América"-11Excelsior1' ••••• • • • , ••• • • • 137
24.-Leyenda Indiana . ....................., ......... , ................. , 144
Máximo Soto Hall.
25, -Prólogo de la ópera "Quiché Vinac," algunos de cuyos pasajes se
representaron el 25 de julio ............ ....... .............. , ...... 151
26.-Crónica de la primera excursión automovilística, los días 27 y 28 de
julio ..................................... , ............................ 154
Haroldo.
27.-Reconstruyendo históricamente la Antigua Guatemala .. .......... 159
28.-Voto de Agra:iecimiento ....... .................. ' ." • . . . . . . . . . . • . •• , , 161
IMPRESO EN LA TIPOGRAFIA NACIONAL, 18 CALLE ORIENTE Y 7'!- AV. SUR.-GUATEMALA1 C. A,
SALUDO AL 15 DE
SEPTIEMBRE DE 1821
rep entina del régimen absoluto, harto despojado de las antiguas institu
que hiciera viable el g obierno propio; p ero es lo positivo que los p u eblos
rep ercuta aqueMa voz divina de nueva vida: Surge et ambula. El lord
M acauley ha dicho , en su brillante estudio sobre Mil ton: "Lo . s polí
,Sólo hay un remedio contra los males que 1p uede acarrear la libertad,
cia que, como alg uien dijera, es la salsa amarga de la vida, nos debe
67
Reformarse es vivir, ha dicho el inmortal Rodó, y nuestras rep ú
cuando vivía la América del Norte una v:da sencilla, fuerte, ascendente,
original y democrática.
fuero de ley ineludible , por nuestro istmo y por las islas d el Mar Caribe,
propiedad bien distríbuída, y los valores éticos, que son las mayores
fuerzas conocid as, harán aparecer la aurora que iluminará los desti
ble, y tienen que ser-aunque al paso les salgan, a las veces, la intole
p ara Guatemala.
68
seres humanos, sacrificados en la iucha criminal de ínter.e ses bas tardos,
' . ! . •
g ante el vigor d e las d emocracias del Nuevo Mundo, cuyo destino ma
nifiesto lo convertiría ·en centro · de las fuerzas económkas, sociológicas
'
y políticas de las naciones.
Guatemala, sin que jamás se emp añen los colores de nuestra s acra
Bandera!
Una instantánea, de
la ópera Quiché Vi
nac. Los Vest ales
escuchan la Pr0fecía •
• • •
A. G· e H.·-5 69
LA INICIATIVA DE CELEBRAR
EL IV CENTENAR IO DE
LA CIUDAD DE GUATEMALA
"Cuatro sigios se cumplirán el 25 de julio del afio entrante, del
día memorable en 'que el audaz puñado de coll!quiistadores detuvo sus
caballos frente a los valles admirables que fulguran en las aitiplani<:ies
medias de la cordillera. Cuando se está en el fondo de aquel país
hermoso, inundado de un sol que r·ecuerda fos más gloriosos· días de
Extremadura, recorta:do por montañas donde juguetean todas las gamas
del verde y el azul, y por volcanes hermosos y solemnes como la ofrenda
más digna que la Tierra puede poner en el altar de la Cr.eación, se com
prende el gesto, extraño y a la vez luminoso, con que los españoles,
CONSIDERANDO:
CONSIDERANDO :
POR TANTO :
DECRETA :
H. ABRAHAM CABRERA.
• 71
COMO SE CELEBRO
EL IV CENTENARIO
PROGRAMA GENERAL
JUEVES 24 DE JULIO U>
VIERNES 25
La Banda de Bstado Mayor de México y la Marcial, recorJ.'erán las
ca!lles de la duda.el, de cuatro y media a seis de la mañana.
A las 6 a.m., la Bandera Nacional 1será faada en toda la República.
En todos 1os establecimientos de enseñanza de fa República ten
drán lugar actos públkos alusivos, leyéndo·se la Carfa y la Conferencia
en que se les explica ell. si1gnificado de este Centenario a los niños, y que
han es•crito dos sodos de la Sociedad de Geografía e Historia.
Actos públic-0s acordados por la:s Munícipalida.des de la República,
en conmemoración del IV Centenario de la primera Municipalidad esta
blecida ·en el país. La de la capital acuñará una medalla de oro con el
es1cudo de [a Ciudad de Guatemala y las fechas de [a fundación de la
ciudad y del IV Centenario, que ·será obsequiada a las Municipalidades
de las Capitales centroamericanas.
Inauguración de la Exposición Ag.rícola Industdal de la ciudad
de Tecpán.
De 2a S de fa tarde, desfile por las caHes de la ciudad de las agru
paciones indígenas de los departamentos con ,sus trajes y músicas
peculiares.
A las 6 de la tarde, la Bandera Nacional, será arriada, montando
guárdia, pa.ra hacerle los honores, en el Parque Centra[, Ja Escuda Po
litécnica. · Concierfo de fa Banda de Estado May.or de México, por la
tarde, en dicho Parque, y por la noche, de la Banda Marcial en el Par-
que Gálvez.
·
(1) Estos mímeros han sido pospuestos para otro día íel baile del Club Alemán para el 29) a causa del
duelo decretad\> c1>0 motivo del fallecimiento del Ingeniero doo Rafael Ponciano, Mioistro de Fomento.
Este mismo día drculará el primer número de los "Anales de la
Sociedad de Geografía e Historia".
SABA.DO 2 6
Por ,}a tarde, co.nciertos por l a Banda d e Estado Mayor d e México
y por la Banda Marcial.
Por la noche, acto lírico-literario orgainizado por la Universidad
.
Popular en honor de las agrupaciones indigenas :procedentes de las
diver·sas regiones de la República.
DOMINGO 27
A :las 7 a. m., excursión automovilística a la Antigua Guateiµala,
Ciudad Vieja y San Juan del Obispo, conforme al programa especial que
ha formulado el Comité de la Antigua. En los citados lugares y durante
el día, se descubrirá,.n ocho placas conmemorativas en los .siguientes
lugares:
En el Palacio del Obispo Marroquín. (San Juan del Obispo.)
EQ el Cabildo de Almolonga. (Sitio donde la segunda ciudad de
Guatemala fué establecida.)
En los restos del Palacio de Doña Beatriz de la Cueva. (Al
molonga.)
En el Palacio de los Capitanes Generales. (Antigua, lugar donde
la tercera ciudad de Guatemala fué establecida.)
En la antigua Universidad de San Carlos.
En la casa donde vivió y escribió el célebre soldado-historiador
Bernal Díaz del Castillo.
En la casa donde se estableció la primera imprenta que hubo en
Centro América y la tercera que hubo en las colonias hispanoamericanas.
En la casa donde nació el gran poeta de la América colonial Raf�l
Landívar.
En el acto del descubrimiento de dichas placas, harán wso de la
palabra miembro.s de fa Sociedad de Geografía e Historia. En San
Juan del Obispo, al pie del wkán·de Agua, el estudiante de Derécho don
Alfonso Carrillo recitará la "Salutación a la ciudad de Guatemala", de
Landíva·r.
En la antigua Universidad colocará una .Já.pida ·conmemorativa la
colonia nicaragüense, como homenaje a aquel centro que tanto infiuyó
en la cultura del Reino de Guatemala, hoy A,mérica Centra:!, haciendo
uso de la padabra en dicho acto el Excelentísimo señor Ministro de
Nicaragua, Doctor Jerónimo Ramírez.
Por la tarde, conciedos por la Banda Mardal y por la Banda Mi
litar en el Parque Central de 1a Antiigua, entre 4 y 6 p. m. y 7 y 10 p. m.
De 7 a 10 p.m., músicas y baile.s populares, fu�gos artificiales, etc.
A las 9 p. m., gran baile ofrecido a los excursionistas por la socie
dad antigüeña.
LUNES 28
A las 7 a. m., reunión de [os excursionistas en el Parque Central
de la Antigua, en donde serán despedidos por la:s Autoridades y Comité
de Festejos. Viaje a Tecpán.-Liegada, a :las 10 y media a. m.
73
A dicha hora se hallarán reunidos en el Palacio Municipal de
Tecpán las autoridades locales, Municipales y Delegados del Departa
mento y de otras pobladones ¡ las escuelas nacionales, colegios p articu
lares y demás invitados.
Recepción ·en el Salón de honor del Ayuntamiento, de los Supre
mos Poderes de fa Nación, Sociedad de Geografía e Historia, Delegados
de la prensa, colonias extranjeras, etc., por la Honorable Municipalidad
de la ciudad.
· En seguida se desarrollará el siguiente programa:
Himno N a.cion·ail..-Lectura del Decreto legislativo número 1530,
por el cual se m anda ·elevar a la categoría de ciudad la villa de Tecpán.
-Des·c ubrimiento de la placa conmemorativa m andada colocar por la
Asamblea Nacional 'Legislativa.-Discursos a n0
- mbre de fa Asamblea,
de l a Sociedad de Geografía e Historia y de [a Municip alidad.
Visita a la Exposición Agrícola-Industrial del municipio .
Desfile al Valle de Iximohé, en donde fué fundada la primera
Ciudad de Guatemala y desarrolio del siguiente p·rograma:
Himno N acional.-Deiscubrimiento del monumn
e to conmemorati
vo mandado a erigir por el Supremo Gobierno.-Discursos eñ nombre
del Gobierno y de la Sociedad de Geografía e Historia. Descripción del
lugar y de las ruinas, en lengua Cachiquel (traducida luego ail. CasteUa-
. no) por don H. Manuel Ramírez.-Lunch servido a fa concurrencia.
Bail>e organizado al aire libre en el Pabellón construído por e1 gremio .de
agricul:tores.-Regreso a la ciudad de Guatemail.a.
MARTES 29
JUEVES 31
A la1s 4 y media p. m., gran concierto de mus1ca clásica por la
Banda Ma11cial de Guatemala, en el Palacio del Centenario.-Breves
conferencias alusivas al acontecimiento que se. conmemora por varios
alumnos del Instituto Nacional Central de Varones.
SABADO 2 DE AGOSTO
A las 9 p. m., bai.'le de fantasía, con trajes de la época de la funda
ción de fa ciudad, en los salones del Club Guatemail.a.
NOTAS. Habrá invitaciones especiales para la· sesión de la Sociedad de Geografía e Historia en e[
Teatro Abril; p,ara el baile de la Antigna, para el Con�ierto de la Banda en el Centenario y para los actos
organizados por la Universidad Popular, Sociedad El Porvenir de los Obreros, sociedades científicas y
literarias, etc. ilabrá un programa especial de los actos que, en celebración del acontecimiento, tendrán
lugar en las ciudades de Antigu.a y Tecpán, fuera de los señalados en este programa. general.
74
EXPOSICION DE MOTIVOS
Alocucí6n le{da en la solemne Velada del 25
de julio, por el Secretario de la Sociedad
de Geolfraj{a e Historia, Francisco Fer
nández Hall.
S eñoras, S eñores:
75
los individuos, y es por consiguiente e.ste cuarto centenario digno de ser
conmemora.ido de solemne manera por un pueblo que ama su historia
y que condensa en ella la verdadera alma naciona:l.
Visto desde este punto y considerado de tal manera el acto de
la fundación de la primitiva ciudad, es. que la Sociedad de Geografía e
Historia, desde el día mismo en que inició sus labores, y aun antes,
cuando sólo existía en la mente de los organizadores, tuvo por emblema
la fe.cha del 25 de julio escr:i:ta en un jeroglífico Maya, y se propuso
celebrar con el mayor entusiasmo la magna fecha de hoy. Sus esfuer
zos en tal sentido han logrado éxito completo, obteniendo sus iniciativas
la más cordial, la más amplia, la más calurosa acogida por parte de
todos los elementos a los que se ha dirigido en solí:oitud de cooperación.
La sociedad se complace en ·consignar el hecho, no muy frecuente
en Guatemala, por desgracia, de que para esta conmemoración cente
naria ha podido contar con todos, con el esfuerzo de todos y la buena
voluntad de todos, porque todos, sin divisiones ni preJUlC1os,
se han compenetrado de la importancia histórica patriótica y social del
acontecimiento 1que rememoramos; y porque a este factor decisivo de
éxito, ha venido a sumarse la simpática id.ea de no hacer exdusiva la
celebración a esta sola capita[, ni a ninguno sólo de los sitios históricos
donde ella ha estado establecida en los cuatro siglos pasados, sino que
en una cordial y gratísima fusión de glorias y de recuerdos, el homenaje
se. tributa hoy a LA CIUDAD, haciendo abstracción hasta donde es po
sible del punto material donde ella se ha encontrado, y viniendo así a
tornarse ideoiógicamente una. urbe sola la que fundara el día de San
tiago hace hoy cuatro centurias don Pedro de Alvarado en Iximohé, la
que ante es1cribano público asentara su hermano Jorge en Almolonga,
la que Hevaran más tarde don Francisco de la Cueva y el egregio obispo
Marroquín al fértil valle de Panohoy y la que trajeran por úUimo, no
sin coacciones y vfolencias, a este v.alle de Las Vacas o la Ermita don
Martín de Mayorga y su sucesor don Matías de Gálvez.
A esfa idea de unificación en el homenaje y en el recuerdo obedece
el hecho de que dentro de dos días marche la Sociedad de Geografía e
Historia, acompañada por prominentes persona[idades guatemaUecas,
para fijar láipidas conmemorativas en varios históricos lugares.
Como son aquel en que "la luz fué he·cha", al establecerse la pri
mera imprenta que el). Centro América hubo y que es también una de
las primeras que existieron en todo el continente colombino, gracias a los
esfuerzo1s deil Prelado Fray Payo Enríquez de Ribera; aquel en que
Guatema[a tuvo un faro que iluminaba intelectualmente todo el suelo
centroamericano, al florecer los estudios en la antigua y conspicua Uni
versidad Carolina; aquel en que vivió apo1stólica existencia el gran
obispo Marroquín, al que el Gobierno de Guatemala como 'un acto de ver
dadera jus'iicia manda hoy erigir un monumento, que perpetuará siem
pre e1 recuerdo del hombre benéfico que fundara escuelas para los indí
genas y que justamente con el ilustre Las Casas tantísimo se esforzaba
por mitigar el dolor de éstos en la hora trágica de la conquista. Tam
bién irá b Sociedad a señalar con conmemorativa placa a la casa en
76
que nació Landívar el gran poeta, y al palacio en que .�urió d-0ña Beatriz
la gran desventurada. Y así en esta peregrinación conmemoratiVá,
·
77
DISCURSO
Del Licenciado Enrique Martlne� Sobral, pro
nunciado en la Sesi6n Pública solemne df'l
25 de julio de 1924, por la noche, en .el
Teatro Abril.
Señoras y señores:
78
"hijo del sol",-extraña mezcla de grandeza y de maldad, cruel como los
hombres de su tiempo, \naliente como todos los que osaban atravesar el
Atlántico p·ara venir a hacer surgir pueblos nuevo•s de una región desco
nocida; ambicioso cual un buscador de poder y de riquezas¡ insigne
fundador de pueblos y de patrias.
Cualquiera que sea el juicio- y no estamos aquí para formu
larlo- que la Filosofía de la Historia pronuncie acerca del f.enómeno
histórico que se llama la conquista de América por la raza española, no
oabe duda en la afirmación de este hecho fundamental: aquel grupo de
hombres encabezado por Don Pedro de Alvarado y Mesíia y Contreras,
fundó la ciudad de ·Guatemala¡ y al fundar ·esta dudad nuestra tan ama
da, al fundar esta ensoñada ciudad--que ya esté en Iximohé, ya en Almo
longa, ya en Panchoy, ya en el V1alle de Las Vacas, •será siempre nuestra
"dulce cara madré, que dijo Landívar,-fundó también nues
· tra patria.
En tal único sentido, puesto que esta es una fiesta de amor y de
concordia, debemos con•templar hoy al rubio guerrern y a los que con él
vinieron: como los héroes invisibles de esta fiesta, los cuales, si pudie
sen volver al mundo, se regocijarían al contemplar .el desarrollo mara
villo·so de la semilla que ellos sembraron hace cuatrocientos años.
Y fuera injusticia el omitir en este solemne día, la mención elo
giosa de la raza española de que la mesnada formaba parte. Esta raza
española, señoras y señores, ha sido e
. n muchas ocasiones la avanzada
de la civilizadón. EUa cruzó por primera vez el Atlántico, fascinada por
el ensueño mágico del genovés sublime¡ ella atravesó por la vez primera
las altas montañas de América y pu·so la osada planta en las riberas del
Océano Pacífico.
Después, detrás, muy cerca, viene- la otra raza, no meno·s grande
por venir detrás¡ y trae el t1"asatlántico y perfora el Canal de Panamá¡
pero cada vez que un barco cruza el Océano y cada vez que un buque
atraviesa el Cana!l, el alma de la raza españo1ia va en es•as naves.
He creído de mi deber cumplir con un mandato imperioso de
justicia, que es también un dictado del estudio filosófico de la Historia, a
que esta ilustre Sociedad se dedica, al cons'agrar un recuerdo a la Madre
España, a quien debemos fa vida; y al conquistador y a los suyos, que
fueron el brazo ejecutor de la voluntad de la patria madre.
*
* *
79
Y era que estos gigantes de nuestro suelo fascinaban a los extran
jeros y no les permitían a:lejarse de la mística contemplació.n del paisaje
que engrandecían moles tan maravillosas.
¿Habéis dilatado vuestro espíritu ante el espectáculo sublime de
nuestros volcanes?
Bella es la catarata que se arroja de 1a altura y levanta un nimbo
arcoiris,ado, y se va rugiendo como la tormenta; bello el lago, en el que
se refleja celaje incomparable; bellísima la barranca en :la que s·er
pentea el río; el campo que perfuma la flor del café; la campiña en que
"el plátano sus lábaros tremola" y agita sus flámulas "el ma.íz, jefe
altanero de la espigada tribu"; sublimemente bella es, en fin, toda esta
naturaleza tropical; pero más bello que todo, más g,rande que todo, es
el volcán, porque el vokán sube y levanta la frente y 'busca siempre la
altura ....
Y nuestro pueblo, nuestra patria, enamorada del vokán, dfo:íase
que nunca ha osado alejarse de él; que nunca ha querido perderlo de
vista; que en sus peregrinaciones se ha empeñado en contemplar siempre
·
ese faro que le mandaba levantar la frente hacia Ja.s alturas.
Mas nuestra patria ha tenido que 1pagar el precio de tanta belleza.
¡Ah!, señores, el precio de belleza tanta es el terremoto.
Y el destino de la dudad fundada hace cuatrocientos años, pen
sárase qu,e fuera el de vagar, regia mendiga, de valle en valle, de barran
ca en barranca, d emandando un sitio donde reclinar tranquilamente su
cabeza.
Y de esta suerte asistimos a la desgracia aquella tan romántica, de
la que quiso llamarse La Sin Ventura, doña Beatriz de la Cueva, descen
diente en línea recta de los duques de Alburquerque.
Y después contemplamos el desa.stre del día de Santa Marta, en
que la Antigua, esa Meca de fos guatemalenses, tuvo que descender de
su solio al impulso de los traslacionistas, p·ara venir a sentar ·sus reales
en el grandioso valle de Las Vacas.
Y, luego, la catástrofe horrible, que aún nos duele, que todavía nos
arranca lágrimas cada vez qu.e contemplamos las torres derribadas y los
,
t �mplo s desgarrados y nuestros grandes edificios caídos y la ch�dad
·
herid �, no de muerte, gracias a la energía de sus hijos, pero honda
mente herida por la furia implacable del t·erremoto.
¡A:h, Guatemala!, yo estaba [ejos enton1ces, yo no vi caer tus
monumentos; no vi hundirse las bóvedas grandiosas. de tus templos; no
escuché aquel alarido de dolor indecible; pero ¡cómo Moré tu ruina;
cómo se abrió en mi pecho, con cada amputación tuya, una llaga doloro-
, •
s1s1ma 1.....
*
* *
80
Al principio la focha entre elementos que no se comprendían
los unos a los otros; después, la mezcla más o m enos caótica de eso s ele
m entos; luego, la am algama.
Hace cuatroci entos años, el análisis de los elementos : hoy, si no
la síntesis completa, porque todavía estamos lejos de haber llegado a la
completa síntesis, por Io menos un gran avance en el sentidó de com
plet arla para lograr la amalgama definitiva y para llegar · a constituír de
una vez por todas y para si empre, .esta unidad étnica que, con amor en
el alma y fe en el corazón, destinamos a los más altos triunfos :
Guatemala.
R esuiltado de aquella fusión d e razas, resultado d e ·este contacto
doloroso como todos los a!lumbramientos, es esta amalgama que vamos
haciendo nosotros, poco a poco, y en cuyo definitivo éxito d ebemos poner
todo nuestro empeño.
Esta amalgama es nada menos que la que nos cond ucirá a la final
.
realización del ideal proclamado hace cuatrocientos años ; esta amalgama
s erá la q u e nos dote par·a siempre de una patria común, en la que todos
nos sintamos unos: unos por el pensamiento, unos en el a.fec to, unos
por el proc edimiento!
¡ Cuán g rave es el p roblema de la amalgamación de nuestros ele
m entos raciales!
La raza española, con todo s sus heroísmos, la raza indígena con
toda s sus abnegaciones.
AquéHa, la s emílla f ec undante ; ésta, e] suj eto de las f ecundacio
nes; ambas uniendo sus c ualidades, uniendo sus características, engen
drando esta p ersonalidad que llamamos Guatemala.
¡ Guat emala, cada día m enos española, cada día menos india; más
guatemahmse cada día !
La obra de la colonia dependiente d e España y la obra de la colonia
ind ependiente de España no es otra sino la de acabar una sola y completa
patria: es la obra de constítuír aquí una p ersonalidad d efinitiva, con alma
nacional.
Vamo s hacia esa meta para hacer estable la nacionalidad ; va
mos lentamente; pero es preciso que no s preguntemos si no hay algún
modo de apresurar nuestra labor, de imprimirl e veloddad, para que .en
el tiempo más corto posfü1e tengamos resueltamente constituída esta
patria guatemalense nu estra, que se halla todavía en éstado de ebulli
ción ; esta naciona!lidad c uya historia se explica maravillo samente por
la mezcla de dos razas que se combinan para dar origen a una entidad
nu eva.
Señoras y señores : tal cosa es posible.
Es hacedero el traba jar en el sentido de que se acorte el peúodo
de la d efinitiva fundación de nuestro pu eblo.
_
Trabajemo s , señoras y señores - ya que no es posible preci
pitar el fenómeno biológico, de suyo ll eno de misterio y lentitud , si tra
tándose de los hombres, mucho más tratándose de fos pueblos-, traba
jemos, señoras y s•eñores, por llegar a ese ideal de unidad, n ó de otra
81
manera, sinó poniendo en práctica la idea proclamada hace ya sigfos en ·
la más alfa de las tribunas, por una voz inefable, que dijo : "Amaos los
unos a los otros" !
Trabajemos por uní:fücar la lengua y la idea, mediante la escuela
y el libro ; trabajemos por la unHicación religiosa, que no con,siste en
profesar todos la misma religión, sino en practicar todos la mi,sma tole
rancia ; trabajemos por la unidad económica, fundamdo sobre l a base de
la j usticia, la paz y la armonía entre esos dos elementos indispensa
bles a la producción que se llaman el trabaj o y el cap ital ; trabaj emos por
establecer la unidad p olítica, p oniéndonos de aicuerdo en ciertos princi
pios fundamentales que con•stibyen la condición necesaria p ara la exis
tencia de la sociedad.
¡ Ah ! Y cuando hayamos unificado la lengua y el saber d e los
h�mbres con auxilio de la ,escuela y con aurilio detl libro ; y cuando haya
mos unificado el sentir religfoso por medio de la tolerancia mutua ; y
cuando hayamos establecido la p az económica por medio de la j usticia ;
y cuando la unifücación p oHtka haya cerrado para siempre toda:s las
cárceles y abierto de p ar en par todas las fronteras, entonces, señores,
podremo'S deoir q�e hemos llegado a la definitiva posesión de una gran
p atria l
*
* *
Pero, ¿ cómo ?
¿ D e qué modo trabajar para lograr un ideal por tal manera noble
y grand e ?
¡ Ah ! , señoras y señores : yo voy ahora a comunicaros el gran se
creto del método para encaminarnos hacia la realización d e esa obra,
que es Ílu·estro interés más grande.
Puesto que esta Guatemala nuestra no está finalmente integrada ¡
p uesto que aún nos queda mucho por amalgamar, fácil nos será com
prender que no es imposible fundar otra vei la ciudad de Guatemala ;
no en lximché, no al pi1e del Hunapuih, no en el valle de PiaDChoy : aquí l
Yo no soy traslacionísta, ni lo hubiera sido en 1773, como no lo
fué un ilustre antepasado mío.
Aquí ·es donde hay que fundar iia nueva ciudad de Guatemala que
será el alma de la p atria futura.
¿ Y sabéis en qué lugar habrá qué fundar la nueva ciudad de
Guateni,a:la ?
Aquí, en el corazón d e todos y cada uno d e nosotros, transfor
mando nuestros afectos, y con ellos nuestros sentimientos y nuestros
procederes.
¡ Así y só1o de este modo habremos llegado a fundar la nueva
ciudad ! . . . .
Singulares coincidencias las de la Historia !
Hoy hace cua�rocientos años, aquetllos hombres que fundaron la
ciudad de Guatemala, .nos dieron la fórmula sobre cuya enseñanza de
bemos proiceder ahora nosot•ros.
Esa fórmula •es muy sencilla ; yo la proclamo !
82
¿ Sabéis cuál fué el nombre que los fundadores dieron a esta
ciudad ?
La llamaron SANTIAiG O DE · L O S CABALLER O S DE GUA·
TEMALA.
¡ Santiago de los caballeros de Guatemala !
¿ No advertís cuánto de importante, cuánto de sugestivo y pro-
fundo, cuánto de honda filosofía enoierra ese nombre ?
¡ Santiago de los Caballeros !
¡ De los Caballeros !
¿ Hay algo más c1aro, por ventura ?
Señoras y señores: la manera de fundar de nuevo la ciudad de
Guatem ala sobre bases inconmovibles, consiste en esta fórmula: el �ue
procuremos todos armarnos caballeros.
Y e
· llo no quiere decir que nos llamemos aristócratas¡ ni quiere
decir tampoco 'que nos volvamos ricos . No .
El humilde labriego puede andar con la desnuda pla:nta en el suelo
y la frente nimbada por e1 iris esplendente de la caballería.
Ser cabailero es tanto como practicar el amor ; ser caballero es
tanto como ser hombre de bien ; ser caballero quiere decir tanto como
levantar siempre y no rebajar nunca: mirar ·siempre arriba, jamás abajo !
Seamos caballeros: los pueblos grandes saben elevarse a las al
turas¡ son l'os pueblos pequeños 'los que se ,complacen derribando las
estatuas de sus pedestales.
El Presidente de la República, en un decreto memorable, que
deberá algún día esculpirse en letra·s de oro, ha comprendido admiirable
mente la necesidad de fundar de nuevo la ciudad de Guatemala sobre la
base inconmoviible de la cab allería al ordenar que •se levante una estatua
a fa memoda del preclaro Obispo don Frandsco Marroquín .
Porque, en efecto, de todos los hombres que vinieron a la con·
quista y a la fundación, de todos los hombres que rengendraron esta
tierra, aquellos en 'los cuales encarnó el veroadero ideal de la caballería,
fueron precisamente los hombres que vinieron por amor y no los que
vinieron por ambición.
Son los frailes y los obispos, son los que fundaron escuelas, como
el Obispo Marroquín-y n.o escuelas sólo para esp·añoles, ·sino también
para indígenas--'los que merecen este homenaje: la estatua.
*
* *
83
¿ S abéis cuál es esa lección profunda y admirable ?
La unión y [a concordia de todos los guatemalenses .
Est� fiesta n01s· ·e nseña · que· hay _un sentim[·ento rcap az d.e conmover
nos a todos y d e hacer q u e nuestros corazones vibren al µnísono.
· Ella nos enseña la . .po sibilidad d e Oilvidar . [as discensiones y los
odios,- para sentir. s_ólo el. am.or. .
. Ella nos e�se_ña que nuestro mayor deber es p racticar el . princi
pio de la solidarid ad.
¡ Y ella es prueba de que ya estamos armándonos caballero s !
¿ S abéis, señoras y s eño:r·es; cu.ál es, d e·s pués . d el amor a la p atria,
-el a'lllO·r de los unos a -los o.tro·s-, el fundamento incoDJlilÓvirb[·e de la
ciudad · f.útu!a? .
¡ El r.espeto al D erecho ! .
S eñoras y señore_s· :- hace tres mil años, en la .cumbre del · Monte
Sinaí, ·e:n medio d e lO!s rayos y c,le la� má:s subLimes m anifestaciones de
la naturaleza, fa humanidad recibió u-na ley que es todavía 1ley d e luz :
esa ley se . .llama. el l}ecálogo . ·
FOTO. C. Vh LACORTA
DE LAS CASAS
EL PALACIO DE LOS CAPITANES GENERALES
Señoras y señores:
El concepto elevadí
simo y justiciero que se
tiene de la filantrópica la
bor de Fray Bartolomé
de las Casas, en su noble
propósito de remediar Jos
males que afligían desde
la conquista a los que ha
bían sido dueños y seño
res de estas tierras, lo
evidencian los monu�en
tos erigidos a su gloria.
Aquella labor eminen
temente altruista, tergi
versada y calumniada por
la inquina de heridos inte
reses, tuvo la buena suerte
de encontrar acogida en
el ánimo de los consejeros
del Emperador Carlos V,
quien en noviembre de
1542 prohibió tratar mal
.
a los indios, des truírlos,
esclavizarlos, someterlos
a encomiendas sin retribu- Fray Bartolomé de las Casas
A. G. e H.-6 85
Exclaimaiciones tales de angustia y de protesta, dejaban conocer
con expl'esiva: naturalidad lo que realmente había estimuliado a los 'con
quistadores para venir al nuevo mundo; y como muestra de su espíritu
absolutista y arbitrario, repetíanlas exaltados por el deseo de. que fueran
derogadas aquellas disposiciones, y ocasionaban seria.s dificultades pro
vocadas por los ataques virulentos que lanzaban calculadamente contra
•el ilustre �omínico, que soportaba sin preocu.pairse las temp:estades que
se desataban sob11e su persona y sobre sus nobles aspiraciones, porque
era un conyencido de carácter a<:erado al que guiaba un ideal supremo:
el de librar de la desdicha a millares de infelfoes; y hombres de esa
clase son irreductibles; no fos arredra el infortunio, ni su interminable
acompañamiento de aflicciones.
Con un redúeido númel'O de frailes, compañeros suyos, que en
tonces representaban 1as ideas liberales y reformi·stas, que se proponían
corregir la viciosa organización coloní,al, desafió Fray Bartolomé ame
nazas y riesgos infinitos, habiendo sufrido sinnúmero de injurias y
denuestos. Se le llamó apasionado, hipócrita, inquieto, codicioso, ven
gativo, visionario, todo porque intentaba que desapareciera una injus
ticia que le mortificaba atroz,mente: la manera dur:a con que eran tra
tados los primitivos moradores de la Amérie"a. Sábese que quien se
aparta de las creencias que sustentan las masas ignaras es temido por
temoso, en razón de que el vulgo, desprovisto de capacidad para juzgar
rectamente, considera insano al que no es de su parecer, a causa de
�tie. no sabe exp1icarse, por qué la flama de la superioridad penetra en lo
tnás obscuro, descubriendo misterios que llegan a ser verdades incon
�usa-S. Fueron consiidera'Clos de es·e modo Arrquímedes, Galileo, Colón -
y Newton; mas en e'l caso concreto a que me refiero, no era la ignorancia
sólp, sino la miillicia de los que diisponíain de la fuerza, la que trataba
de desvirtuar la obra del apóstol de la justida, que se había hecho cargo
d� ·ía misión más elevada de su tiempo.
El antagonismo creado por las leyes ip.spiradas por tan notable
benefactor, estaba llamado a desaparecer, debido a la corriente irresisti
ble que las arrollaba. Los enemigos de elilas se multiplica1ban, redoblando
sus esfuerzos para anularlas; y les fué propicio el advenimiento al
trono de Felipe II, pues, desde el año de 1558 comenzó este monarca
a dictar resoluciones que invalidaban el trabajo del renombrado Pro
tector de los indios, quien al persuadirse de la inutilidad de proseguir
la lucha, se tétiró desesperanzado al colegio de San Gregorio, en Valla
dolid, abandonando adolorido sus faenas, con perjuicio de 'la causa de los
naturales, que quedaron a merced de los conqui•stadores, y entonces,
como dice Milla, el aborigen vino a s·er a:lgo como los parias
.o de la India
Oriental o como los ílotas de la Grecia antigua.
La conducta de Felipe II fué la manifestación de sus tétricos
designios. Cegado por la deplorable aberración de pretender unificar
el criterio humano, cosa que la experiencia ca:lifioa de imposible, quiso
amoldar al suyo propio el pensamiento de todos sus vasallos, poniendo
·a disposición del Santo Oficti.o los medíos más ínícuos para que des
empeñara con amplitud su cruel encargo, que consistí.a en imponer con
86
exceso de rigor, la creencia que el monarca tenía por única verdadera,
sin que hubiera logrado más que arraigar la intólerancia, germen de
muerte, en todos sus dominios, dando a la vez cabe a la hipocresía como
recurso disimulado de legítima defensa; y precisamente contr·a l'as pre
dicaciones de aquel excepciona1 prelado, que no imaginó que la imposi
ción alcanzaría a otros que no fueran los nativos, cuando dijo que
pueblos que na tenian otro pec·ado que la idolatría, deberían ser conver
tidos por la persuació-n pacífica.
Cr,eada por las célebres Ordenanzas, de 20 de noviembre, la
"Audiencia de los Confines" que organizó la real cédula de 3 de sep
tiembl'e de 1543, y localizada pocos dfas más tarde con jurisdicción sobre
Yucatán, Tabasco, Cozumel, Chiapas, Guatemala, El Salvador, Hondu
ras, Nicaragua, Costa Rica, Veragua y Darién, reunióse en la Villa de
Gracias, evento que dió a dicha Villa el carácter de primera capital de
los vastos .territorios compr•endidos entre la península de Yucatán y el
Istmo de Da.rién, ·que según Humboldt, estaban llamados por sus natu
rales fronteras a formar un solo reino, lo que no ocurrió porque dispo
siciones posteriores, que no supieron apreciar valiosas circunstancias,
hicieron grandes segregaciones.
Uno de il.os incidentes ocasionados por las diferencias, cada vez
más aicentuadas, que produjeron las nuevas leyes, fué la solicitud que ·
88
irradió la cultura moral e intelectual a todo el Reino de Guatemala. Y
lejos de permanecer estacionaria, pronto fueron ensanchados sus domi
nios, de tal suerte, que la Universidad, desde fines del siglo XVIII y
principios del XIX, había dejado de ser lo que acaso fuera ·en sus,. pri�
meros tiempos, centro de discusiones escolásticas y de investigaciones
teoló,gicas, para entrar de lleno en las ideas generales de la ciencia y de
la filosofía r-evohicionaria. A impulsos _de la evolución, fueron sus
aulas de las primeras en que se aplkó a los estudios el método experi
mental, con sus indiscutibles ventajas: donde se cultiv>aron, con vasta
amplitud, las matemátka:s, donde la medicina y la cirugía a:lcanz.aron
grandes éxitos¡ y donde, abandonando viejos sistemas, se hizo obHga
torio el uso del idioma castellano en la enseñanza, en beneficio de su
desarrollo y generaliziación.. -
FRANCISCO MARROQUl"N
Discurso pronunciado ppr don Flavio Guillén
en San Juan del Obispo, al descubrir la
placa conmemorativa en el Palacio del
Obispo Marroquín.
90
Su diócesis era pobre, pues ni los indios habían extraído metales
preciosos del subsuelo, ni podían ser �xportables los productos dé fauna
y :t1lora, ni existía otro comer.cío que el local, incipient. e y exiguo. Así,
pues, el señor Marroquín, lejos de ser negociante del trabajo ajeno, ni
tol'turador de la pobreza, casi miseria de su grey, hizo vienir, por el con•
trario, los caudales de su propia hadenda, pues rico era y linajudo, allá
en sus solares de Osma. Y con ese peculio propio, levantó la primera
C·atedral del istmo, erigió los primeros hospitales para el dolor indigente
y creó robustas las primeras escuelas pías, graituitas y democrátic_as que
habrían de servir, según sus cálculos, como base de la universidad pon
tificia con que soñó y sobre cuya consecusión gestionó en vano; ya que
silempre le contestaban del trono, que con la Universidad de Nueva
España habría suficiente para Los Confines. Los Confines era la de
nooninación con que se designó por largo tiempo el territorio centro
amerkano tendido al Sur de la Nueva Anteque i ra, que es el nombre
"
erudito y fué el oficial con que se llamó a Oaxaca.
Paréceme que el genio imperial de Julio César, dejó escrito que
sólo dos clases de hombres merecen honras de inmortalidad : los que
hacen cosas dignas de ser escritas y los que escriiben cosas dignas de ser
leídas.
Según eso, don Francisco Marroquín está catalog.ado en el primer
grupo. Cuando entendió que las lenguas aborígenes establecían abis;
mos de dis•cordía entve _conquistadores y sojuzgados, se dió a estudiar
y aprendió ·en breve fos idiomas del venddo, y llegó a - poseerlos con
perfección tal, •que escribió e imprimió, para los europeos, "El arte fácil
de. aprender los idiomas de Guatemala", y para uso de su juventud esco
lar, un "Caitecismo de la doctrina cristiana en •el idioma utatleco".
El conocimiento de las lenguas vernáculas fué- la llave de oro
con que abrió para España y la fe, entendimientos, voluntades y cora
zones de esta comarca, la cual dejó de ser rehada, sólo por la compe-
netración de su alma con la de su digno obispo.
Su señoría ilustrísima no era un escritor; pero sus cartas, que
corren impresas desde 1877, denotan juicio daro, estiJ!o parco, sin am
bages, pero no sobrio de detalles interesantes, que pintan bien la vida y
estado de estas colonias. Escribió seis largas epístolas a Sus Majesta
des don Carlos y don Felipe, todas petitorias de gradas y justicias, para
su amada Guatemala, tanto en lo espiritual como en lo poilítico.
-
Desde México, >el 10 de mayo de 1537, da noticias de esta capi
tanía y propone para ella medidas de buen gobierno. En la capital de
Chiapas, Ciudad Real, con fecha 10 de agosto de 1541, recomienda a don
Juan Alvarado, sobrino de don Pedro, para la gobernación de Guatemala,
sabiendo que el Adelantado partida a buscar tierras nuevas por las
remotidades del mar occidental. En la carta fecha 25 de noviembre,
narra minuciosamente las muertes de don Pedro y su esposa doña Bea
triz; y en la de 4 de junio de 1545, da cuenta de los efectos producidos
por las reales ordenanzas. Finalmente, el 15 de agosto de 1539, se
qu�ja amargamente de las desavenencias surgidas entre Alvarado y
Montejo.
Hombre de acción, continúa, traza y funda este pueblo, bajo la
denominación y patrocinio del Bautisfa y acaso en sufragfo por el alma
de Alvarado, muerto en Nueva Gadi:cia, el día precisamente de San Juan.
Pero desde la muerte del fundador hasta ahora y siempre, el recono
cimiento postero apelláida y ape'llidará a este San Juan, con el epónimo
92
Pan de caridad para el menesteroso.
Pan de justicia pal'a el opr0imido.
Pan de luz para el ignorante.
Pan de libertad para el hombre heoho best�a.
. Sabía bien, pues ·era sabio, que sólo la escuela es capaz de sujetar
e!l porvenir al presente.
Sentía bien, pues era justo, como propios, los ajenos atropellos.
Amaba bien, pues era santo, a todos los hombres, pero en especial
a los miser0ables ....
Si España trajo a la Amér.ica asesinos e incendiarios, también
envio apos.tó'lkos y civiliz·adores: a Cortés, opone un Las Casas; a
Pizarro, un Toribio de Mogrobejo; a Fray Valverde, un Fray Motolinía.
Para Guatemala, España fué más que generosa, puesto que, por
contrarrestar las durezas de un sólo Alvarado, enV'ÍÓ a tres misioneros
de luz, po·sif.ivamente ministros de Dios: Francisco Marroquín, Cayetano
Francos y Monroy y Pedro de Betancourt.
FOTO C. VILLACORTA.
San Juan del Obispo. -Residencia del esclarecido varón Licenciado don
Francisco Marroquín.-Fotografía tomada en el momento en que la con
currencia se dirigía a descubrir la placa en aquella histórica casa.
93
A GUATEMALA
RAFAEL LANDIVAR, TRADUCCIO� DEL
LICDO. DON JOSE DOMINGO DIEGUEZ
94
Pero í qué di� o i .. Salen ya deJ. poJvo
·
desde el umbral repue �tos, reéonstruídos :
hasta la cumbre lo� suntuosos templo'S
·con elegante y ·sólida niaest�ía.
DE LOS CABALLEROS
DE. GUATEMALA
A locución pronunciada por el Licenciado José
A. Beteta, al descubrirse la placa del
Cabildo de Ciudad Vieja en el Valle de
,
A lmolonga.
Señores:
FOTO. C. VllLACORTA
Almolonga o Ciudad Vieja.-Sitio en el cual se edificó la segunda ciudad
de Guatemala.-Vista tomada en el momento de esta alocución.
96
No sucederá así en lo venidero, porque la conservación de las
ruinas antiguas y de los monumentos arqueológicos y los signos mate
riales que guían al investigador y reconstructor de nuestra HistorLa, se
encuentran ya, al amparo, no sólo de las leyes, sino de una asociación
científica, inspirada y sostenida por el amor a la patria y a su cu'l.tura.
La curiosidad científica y el afán instructivo del hombr.e por
penetrar el pasado, le llevan hacia el progreso, y aun cuando no exis
tiera aquel afán instructivo, siempre existe el que nos compele a conocer
los sitios en donde actuaron personalidades reales o imaginarias, que
fueron como la síntesis de una época, de una civi1izaición, de un estado
social saturado hoy con e
· l perfume delicioso de Jos a
· ños trans
curridos ....
Pues bien, •señores ¡ esa placa tan modesta, que acaba de descu
brirse, hablará al viajero en lo sucesivo, con el laconismo de las ver
da:des objetivas.
97
El día de 1a fundación de b ciudad, hubo justas y torn�, y con
_
mucha razón se colmaro:n de alegría los castellanos y de tristeza los
naturales que completaban la falange. Estos últimos casi desnudos,
afianzando con sus manps temblorosas las f'lechas que no habían sido
suficient,es para co.ntrarrestar los mortíferos efoctos de las armas de
fuego ; y atisbando el momento propicio para lanzarse a los bosques
en donde pudieran aspirar el ambiente de la libertad, al amparo de sus
dioses.
Pero, dejemos a un lado estas fantásticas visiones, que.pasen como
un.a film que se desarrolla ante nuestros ojos ,sin entristecer nuestras
alma.'S. No evoquemOs
' más Ja a.rroig¡mte figura dell Adelantado y la
de su bella y altiva esposa Doña Beatriz.
Y para concluír, permitidme, señores municipales, que os diga:
Conservad e_sa. placa que la .Sociedad de Geografía. e Historia. acaba
de descubrir y que seña.la dos fechas inolvidables: 22 de noviembre de
1527 y 10 de septiembre de 1541: a.q_uella., la de la fundación de la ciudad
FCTO, C. V1LLACORTA
98
LA SIN VENTURA DONA
BEATRIZ DE LA CUEVA
A locuci6n pronunciada por el Socio, Licencia
do José Rodr{guez Cerna.
Señores :
Todo habla aquí de cosas de idilio y de égloga: la dulzura en rocío
del valle, la multiplicada y pura canción de las aguas, que se pierden
en los bos·cajes como colegialas de quince años, la bondad del cielo, que
de tan azul parece un sueño. Todo es aquí suave, todo armonioso, todo
acariciante, como para bucólias empresas de paz y de amor o para brotar
de retoños en el rosal eterno de las esperanzas. Y no sólo la campiña
que se ofrece, ni los escondidos senderos bajo las arboledas-en los que
Mignon dejó la huella de sus pies desnudos-ni las casitas entre huertos
paradisia.icos, entre los que, frente a la mansedumbre de la tarde, reposa
la fatiga de fray Luis. Lo es también la aspereza de los montes vecinos,
que helenizan sus líneas al influjo de la belleza ambiente ; lo es el volcán
mismo de majestad y de armonía, que impone sobre el valle evocador
y divino la vigilancia augusta de su serenidad.
Y sin embargo, en esta cuna de la Patria, como en la de Hércules,
se enr.oscaron serpientes ; y con todo, Guatemala que nacía, bebió muerte
a los pechos sangrientos de la tragedia. Un salto de pantera la estran
guló, rasgó sus carnes, desnudó sus huesos y arrojó al viento sus en
trañas. Los elementos s·e sublevarºon contra una debilidad. El cielo se
desplomó sobre ella, en diluvios como el del Génesis ; el volcán la barrió
con sus correntadas, la lapidó con sus piedras y la azotó ·con sus árboles
desgajados¡ y como si no fuera bastante, 1a tierra la sacudió-tal una
mano formidable a un nido-con sus terremotos... .
En aquella noche de horror-acaso la más negra y trágica de
América-surje la angustia en viudez de una figura sombría y doliente,
como vestida de la tinieb1a misma que la envolvía: la Gobernadora, Sin
Ventura, loca de amor ante un cadáver como la reina de Castilla, rodea
da del trému1o espanto de sus damas de honor. Enloquecidas, roncas de
gritos e hinchadas de llanto, huían desesperadamente por las habitacio
nes enlutadas, alzando al <Cielo hostil las plegarías y los ojos-aquellos
ojos que pronto se apagarían y que conservaban, tal vez, la visión de
la huerta valenciana, de la campiñ a gallega, del esplendor madrile;.o o
del jardín andaluz. Y esas damas, que con doña Beatriz vinieron a vivir
felices al sol de América ; aquella naciente gracia que aquí amanee' a;
.
aquella juventud de frescura, de risa y de fragancia, hecha a los madri
gales de la poesía cortesana y a dorar con su esplendor alfombras . y
estrados . . . . fué aquí mismo, de pr·onto, un lamentable y mísero mon
tón de carne temblorosa, un rebaño despavorido y tiritante, que pereci6
aplastado por el oratorio de su refugio postrero o ahogado de fango en
el turbión de las aguas monstruosas y negras. Pobre encanto rosa y
nieve, estrujado p rodigio de seda y oro, eran "veinte doncellas, muy
gentiles mujeres, hijas de caballero y de muy buenos linajes", según
99
las propias palabras del magnífico conqui,stador don Pedro
' de Alvarad�,
1
que antes que ellas había muerto, como para galantemente es·perarlas.
casco en mano, a las puertas de la gloria. Más que una catástrofe, aque
llo fué un asesinato. Bien supo Tarquino decapitar sus flores.
¡Que escenas, como para el bronce de Esquilo o el hierro de Sh·a
kespeare, las de aquella no·che de angustia y de tinieblas, las de aquellas
horas de pavor milenario, aullantes de gemidos y de enorme clamoreo
de desesperación! ¡ Qué· poderoso ·calofrío hace correr largamente por
nuestra historia esa Doña Beatriz, que a:hoga en luto el primer palacio
de lo,s Capitanes Generales y que en su agonía como que pudo teñir
los cielos con el negro de su propio dolor!
Muchos soles han envejecido desde entonces sobre este p aisaje
,
que no se cansa de ser bello; muchas aurora.s han pontificado desde el
ventanal de ese horizonte entre volcanes; mujeres y rosas han nacido,
perfumado y muerto. Enterrada, la ciudad misma que aquí rememo
ramos, como que caminó subterráneamente para reaparecer a poc,a dis
tancia, en una resurrección· de grandeza y poderío. Vivieron y des
aparecieron generaciones. La Colonia es una remembranza ·cada vez
más lejana. Pero nada, ni la vida misma que nos rodea de inmortali- .
dad y de frescura, puede hacer olvidar el trágico recuerdo, que el tiempo
ha convertido en una suave melancolía.
Allí están para impedirlo esos desamparados muros, que la are
na sigue ahogando, como si no estuviera saciada todavía. Deténgase,
pues, el caminante, como lo requiere la lápida conmemorativa que hoy
venimos a dejar en ellos; medite la piedad frente a la mutilada estrofa
del tremendo poema de la catástrofe que émpañó l'a aurora colonial;
inclínese la sagrada emoción del peregrino sobre esas piedra.s que supie
ron de sudores de agonía-y llévese, más que en las manos en el alma,
una azucena de tradición y la vara de nardos de la leyenda.
FOJO C. VILLACORTA
Ultimes vestigios de Ja que fuera regia mansión de Ja "Sin Ventura" Doña Beatriz de Ja Cueva.-Aspecto
que ofrecía este Jugar en el momento de las fiestas llevadas a cabo por Ja Soc. de Geografía e Historia.
100
DISCURSO
Del Excelentísimo señor Ministro de Nicaragua
al descubrir la Placa de Bronce que la
Legaci6n y Colonia de aquel pa{s acordaron
colocar en el edificio de la antigua Univer
sidad de San Carlos Borromeo.
Señores:
FOTQ. C, Vl�LACQRTA
1'02
ia república de Honduras ha embeMecido las páginas de su his
toria con la apoteosis del indomable y heroico Lempira, que convirtió
en olimpo la al·tura de E1 Cerquin, y c-0n el filo de su macana mantuvo
a raya durante seis meses al ejército conquistador, y solamente sucum
bió víctima de lla más infame y pérfida felonía, que ha merecido en todos
tiempos las maldiciones de la historia.
io3
recibido la instrucción profesional y facultativa para terminar nuestra
carrera y poder ser útiles a la sociedad: tal es el motivo de nuestra devo
ción y cariño por esta hermana repúb
, lica, a la cual 'C·oinsideramos como
nuestra segunda patria, consagrándole iguales sentimientos de gratitud y
leal adhesión que a nuestro propio suelo nativo.
Nicaragua y Guatemala están íntimamente lígaid·as por vínculos
·
estrechos que las encaminan con idénticos ideales a 1a finalidad de un
común desüno, por relaciones de semejanza y otras razones sociológicas
en los primeros pasos de su desarrollo; parece que la Providencia las
impulsa y encamina misteriosamente a un acercamiento íntimo de
amistosa cordialidad. En 1524, ·el 25 de jutío, s·e funldó la ciudad de
Guatemala, en el mismo año y en el propio mes de julio, Francisco Her
nández de Córdova-fundó la ciudad de Granada, 1a primera en Nicara
gua, en las márgenes del gran lago llamado entonces CO"siboka, en los
dominios del cacique Nequecheri ; en 1675, se estableció en Leó'n el
Co�gio Tridentino, y en 1676 se inauguró esta célebre Universidad
de S'an Cados Borromeo ; el volcán de agua destruyó la primera capital
de Guatemala, en el año de 1541, y 'el Momofombo destruyó la primera
capital de Nicaragua, hoy León Viejo, por manera quie nuestros do·s
países han sido hermanos en sus ade1antos y en sus desgradas; oj-alá
que tan raras coincidencias sean un presagio feliz para el mantenimiento
inadterable y cr·e ciente de nuestras buen·ais r·elaciones y perfecto acuerdo
internacional.
Que Guatemala, la bella Guatemaila, persev·ere en su noble
adtruísmo, conservando y aumentando ·sus prestigios como madre inte
lectual de todos fos hijos de Centro América que vienen a su seno con
propósitos laudables, con ansiedades de foz, ciencia y trabajo ; que bajo
la admini.stración progresista y honorable del excelentísimo señor Presi
dente G.eneral José María Orelbna, este bello pais, cuna de sabios, de
héroes y de patriotas eminentes, continúe su marcha bonancible de
orden, de paz y garantías, para que veamos rea!l.iz,adas en no lejano
porvenir la prosperidad y grandeza de la nación que le ha confiado sus
destinos y que tan sa,bia y dignamente gobierna.-He Dic;ho,
105
portarán 1� idea por todo e1 or�e ¡ .y haciendo qe 1a HberJad un solo P.en�
samiento y venciendo para siempre a la ignor1ania, los hombres elevarán
el himno inmortal de la liberación ante los despojos ·del cetro, de. la
espada y de la tiara . ... ¡Salve Redentor! ¡Ave Gutenberg! El Sol
del porvenir te saluda . ...
*
* *
FOTO. C. VILLACORTA
Antigua G. - Palacio del Ayuntamiento y casa donde estuvo la primera
imprenta.
He Dicho.
106
EL GRAN POETA .GUATEMALTECO
RAFAEL LANDIVAR
A locucí6n del Líeenciado Salvador Palla al aer
descubierta la Placa Conmemorativa, en
la casa de la Antigua, donde es más pro
bable que naciera Land{var. 1731-1793.
Señores:
(1) No habiendo certeza de la casa en que el nacimiento tuvo lugar, la colocación de la placa se
hizo provisionalmente; pero mientras esta circunstancia no se averi&ua, la Sociedad de Geograna. e
Historia hubo de rendir el homenaje debido al ilustre poeta,
107
gumáticá, ántes de pasár al colegio de San Borjá, dé notable fama. .�n.
aquel entonces; y tantos son sus adelantos que muy joven l'lecibe el
108
¿Morir? No. tos poetas, los verdaderos poetas, esos seres pri
vilegiados que llevan un néctar purísimo en el corazón y una aureola
de luz en la frente, según l.a expresión de Ca'Stelar, no mueren: estrellais
de magiútudes diferentes, forman una constelación en el delo del Arte.
Pasó el filósofo, pasó el teófogo, pasó el humanista; pero vive y vivirá
el poeta en su poema inmortal RUSTlCATIO MEXICANA.
Por ese secreto misterioso del deslino que labra el mármol de
nuestra existencia, los 26 años del destierro, vividos en la patria del
arte y de los grandes maestros, .contriibuyeron a dar vuelo seguro a la
imaginación del poeta, y a aquilatar en él el amor a lo bello. . .
Al fin se hace justicia al poeta o.Jvidado por sus compatriotas, sus
compatriotas que [o olvidan, porque la lengua latina en que escribe no
es de comprensión popular; pero él recuerda siempre el caro suelo que
le vió nacer, y desde el extranjero le dirige anheloso este ferviente
saludo:
¡ ¡ Sa1ve, cara p -arens,
109
�n lengua castellana sus célebres cantos. A haberlo hecho así, dke el
eruditisimo Menéndez y Pelayo, el P. Landívar, por su asombrosa con
dición de poeta descriptivo, habría podido arrebatar fa palma en este
género a todos los poetas americanos, sin exduír al eximio· Andrés
.
Bello, el cantor de La Agricultura de la Zona Tórrida. A haber escrito
en españól, podemos agregar nosotros, los motivos nacionales de su
poesía lo habrían hecho tan conocido y popular cottl'O Fray Matías Cór
dova, Goyena, José Batres Montúfar y Juan Diéguez.
Se
. ño1re
· s
· : satisfecha tiene que estar esta vieja dudad, que sus
fundadores llamaron por su linaje de los Caballeros. de Santiago de
Guatemala, por ser la cuna del P. Landívar, calificado como uno de los
primeros póetas de nuestra Améri'ca.
Satisfecha tiene que estar esta Antigua Guatemala, a pesar de
sus contrastes; con sus ruinas monumentales que entristecen, pero que
el arqueólogo estudia, el poeta contempla y al turista atraen, y que el
observador reconstruye con 1leyendas encantadas y recuerdos hístóri.cos;
ciudad con sus reminiscencias gloriosas y con días ell'lutados por amar
gos sufrimientos, pero .con sus aguas diáfanas como un cristal, y sus
flores esmaltadas con la luz de un cielo siempre azul, Hmp.ído como la
conciencia del que ·ha sabido cumplir con su deber; aprisionada por los
altozanos .y volcanes que la circundan, pero con los frondoso1s cafetos
que nos dan a beber un rayo de sol en los corales de fruto delicioso;
ciudad adormida al píe del coiioso que las contempla desde su cúspide
coronada de ancianidad, y que le tiende el manto de su falda recamado
con las esmeraldas de sus sementeras.
Diríase fa imagen del dolor, velada ante el banquete de la vida
y de la esperanza!
FOTO. C. VILLACORTA
Van escaseando ya en los pueblos indígenas las preseas del antiguo y lujoso
ritual religioso. Mucho ha sido llevado al extranjero y vendido allí a museos
y particulares. En el desfile del 25, todavía se exhibieron reliquias de esta clase.
110
BERNAL DIAZ DEL CASTILLO
A locuci6n del General J. Víctor Mejla al des
cubrirse la placa en honor del ilustre
soldado-historiador.
Señores:
Conmemorando el IV centenario de la fundación de l a primera
ciudad de Guatemala, la Sociedad de Geografía e Historia ha querido
enaltecer a hombres insignes de otros pueblos que dejaron sus hogares
del antiguo mundo para venir a éste en cumpHmiento de la altísima
misión de constituír la Patria común, la más grande que concibiera el
genio español, después de la victoria de Villalar. Dominadas las co
munidades español.las iníciase la conquista del Continente americano, y la
lucha hispana se dilata no sólo en Europa sino en América, en donde
toma proporciones colosales desde el río Missisíppí hasta el estrecho de
Magalfanes.
. La historia de España del siglo XV encierra los heroísmos más
grandes de los pueblos que se han lanzado a proezas extraordinarias:
sorprenden los atrevimientos de puñados de hombres que pen'etran en
nuestro territorio inexplorado, resueltos a vencer a una raza heroica,
salvando toda clase de obstáculos contra la misma naturalleza. Al acoone
timíenfo de tamaña ·empresa, vino un hombre que se llama BernaI
Díaz del Casti'llo: él fué soldado que acompañó a Hernán Cortés en 119
acciones de guerra, y fué también notable historiador del país hermano,
de la invicta tierra azteca. Aquel soldado e historiador fué en grado
sumo, representant·e de una gloriosa y brfilfante cooperación de la milicia
y de las letras, ya que ellas jamás han estado reñidas con la cultura, la
laboriosidad y el progreso.
En este momento descubrimos esta placa que, al mismo tiempo
que es recuerdo, honra y merecimiento, trae a nuestra mente algo, que
si el caso no fuera de festejo y de cultura, diríamos que sería doloroso.
¡ Lástima grande no poder saber la focha .precisa en que mu
rió este gran soddado y este insigne historiador que vivió en esta casa y
que escribió aquí!
La incuria de los hombres no nos lo supo legar; pero ahora viene
la Sociedad de Geografía e HistoTía a 11uscar, con acuciosidad, la verdad
por tanto tiempo olvidada, cual si los hechos pasados nada importaran,
ni iiimportaran tampoco fas enseñanzas de fos hombres. Sí la Sociedad,
en nombre de la cual hónrome hablar, no tuviera otra misión que la de
revivir estos hechos, sólo esto le daría honra y gloría.
Sirva esta placa de ejemplo y orgullo a los organismos de socie
dades y de pueblos. En esta casa, en donde vive y vivirá por siempre
et recuerdo de un soldado que hace honor al gremio militar esgrimiendo
su espada en bien de su amada patria y en nombre de una religión,
tal como más tarde lo hizo el Manco de Lepanto, vivirá también el hom
bre de letras que defendió los fueros de la civíiízación, haciendo a un
lado su arma favorita para empuñar la pluma y ofrecer a la posteridad
páginas gloriosas, como hilos invisibles con que Dios engarzó en él l á
naturaleza de las cosas.
111
lCOMO DEB E CO NC EPTUARSE LA
CO NQUISTA DE ESTOS PUEBLOS?
Discurso pronunciado por J. Fernando Juárez
Muñoz en nombre de la Asamblea Nacio
nal Legislativa, el dla 28 de Julio, en la
ciudad de Tecpán Guatemala.
Señoras, señores:
112
tiempo y esperan que un día-vaticinado también-recuperen sus
dominios, los que recibieran de la madre Naturaleza en herencia de sus
remotos antepasados.
La conquista se hizo realidad tangible cuando, hoy hace cuatro
cientos años, se fundara de modo rudimentario, si se quiere, la primera
capital de un reino que sería tributario de una dominación que extendía
sus tentáculos por toda la redondez de la tierra. Los sacrificios realizados
por los católicos monarcas españoles, tuvieron por corolario un mundo
nuevo, pleno de una civilización que por desgracia no pudo amoldarse
a la que trajeran los conquistadores.
No seré yo, señores, quien haga recuentos históricos; de intento
he de evadir hablaros de fechas y de haceros juicios críticos del pasado :
esto es por ahora patrimonio muy suyo de la Sociedad de Geografía e
Historia, docta Corporación a cuya iniciativa s·e deben estos festejos.
· ordar todos los hechos que se esconden
Ella ha de ser la que os haga rec
en las nebulosidades de la historia guatema:lteca.
La palabra oficial que yo traigo, en nombre de la Asamb�ea Le
gislativa de la República, ha de tocar otros puntos de orden distinto, lo
más someramente posible, ya que no es dable en un discurso de cir
cunstancias, hacer las profundas consideraciones que el asunto demanda.
Mi punto de tesis será el siguiente : La conqu,ista de estos pue
blos, cambiando por 1comp1eto el rumbo de su civilización, ¿debe concep
tuarse como un bien o como un mal?
Los hombres nacen libres. Esa libertad como una resultante
de su propia e inherente responsabfüdad, los empuja a su perfecciona
miento individual ¡ y lo que pasa en la unidad, pasa en el conglomerado.
Los pueblos se formaron por la yuxtaposición-permítaseme la palabra
-de unidades libres. Así llegaron a tener consistencia los pueblos .
primitivos, y en sucesión siempre creciente, nacieron las naciones, gran
des unas, pequeñas las otras. Dentro de su propia conveniencia des
arrolla.ron, unas en pos de otras, civilizaciones cada vez más acordes con
la finalidad progresiva que es meta de las humanidades. Entremezcla
do•s los habitantes de todos los pueblos conocidos, se comuniicaron entre
sí las conquistas alcanzadas y se fué afinando, siglo a siglo, el progreso
de las naciones tipos.
D· esde fas remotidades de la Historia aiparncen las diferentes
razas, cuando fué re·alidad positiva fa ex1stencia de los antiguo·s y ya
desap•arecidos continente,s, la Atlánt1da y la Lemuria. E.sos pueblo·s que
vivi·eron ento.nces tuviieoon su civill:iz ación de tal modo avanzada que
les permitió cons•tituírse •en puebfos directore.s, pueblo·s tipos, que llama
fa Anfop·oilogía moderna.
En esfos CO'lltinentes, cuyo pasado remoto haista ahora comienza
a surgir M·eno de .sorpr.esais, ya existían pueblos grandes, de cultura enoT·
me ¡ y si h·emo·s de aceptar por ent·ero las co;nclusiones de eminentes
buscadores CÍ·entífkos, habremo·s de convenir que es muy posible que
los pueblos del lado de América, sean más antiguos que los de Europa.
I-o·s anailes gua11dado·s por :pueblo s cunas de muchas civilizaciones, nos
113
están diciendo que por estais tierras se conocieron también fos diluvios
que cambiaron la faz del globo, aún antes de que tuviera lugar el bí
blli co cataclismo, de que fuera teatro la vieja Arabia.
Todo nos dice ahora que entre estas montañas había vivido una
rá.za fuerte y grande. Ahí están, confirmando mis p alabras, los sober
bios monumentos que como prenda de una cultura muy superior, se
yerguen todavía en las planicies del Petén y Yucatán ; ahí están todavía
los mismos aborígenes, con sus caracteres típicos de la raza Maya, di
ciendo que ellos, los que em:: ontraran Cortés y don Pedro de Alvarado,
no son sino descendientes de una gran raza, que pudo rivaliz ar con los
egipcios y los pers as- de los Faraones y los S asánidas.
N ada puede ahora contradecir tales afirmaciones . La ép oca de
investigaciones arqueológicas que vamos atravesando, con gran conten
tamiento de quienes goz an con los recuerdos de un pasado grandioso de
estos p ueblos, p ermiten asegurar, bajo la palabra de fa ·Ciencia, que nues
tros pueblos son y constituyen la herencia Maya. Si esto es así, debe
mos convenir que a la hora de la conquista los habitantes de estas tie
rras, no era:n tal y como nos los quiere pintar un relato interesado, es
decir semisalvaj e, que fué necesario cazar como fieras, y que la obra
de la conquista fué efectivamente civíliz ador,a. No ; eso se podía decir
hace unos veinte o treinita años, ahora no, porque quien lo diga ignora
la verdad de los hechos .
Estos pueblos tenían una civilización muy avanzada ; diferente
desde lue·g o a la que traían los esp añoles, porque si es cierto que los
lineamientos generales de la cultura son universales, también es verdad
que en esto puede y debe tener aplicación el adagio latino, de que no hay
nada nuevo bajo el sol. Las ruinas del Norte del Petén son semej antes
a los viejos conventos de Toledo y las ojivas c aprichosas de las ciudades
moriscas, p arecidas son también a las ojivas de Palenque y de Tulán,
El soberbio p alacio de los Reyes del Quiché, p arecido tiene con los
antiguos p alacios de 'la wej a Roma. Y es p orque los pueblos , como lo
dijera al principio de mi discurso, se han trasmitido 11nos a los otros ,
l o s conocimientos que han ido adquiriendo. El s aber n o es ni puede
ser patrimonio de 11nos pocos, porque Dios, que es Ciencia, abarca por
c:ompleto la creación.
No será menester que os rec11erde, señores, los mil motivos que
existen p ara creer que estos pueblos poseían una civilización muy avan
zada. A nuestra vista hay muchos testimonios de esta verdad incon
trastable.
Pues bien, a la venida de los conquistadores, toda esa civiliz ación
hubo de perderse, y et p ueblo que había andado gran p arte del camino
de su progreso, quedó estacionario , nulificado, y a poco borrado del
c·o ncierto universal.
En cambio de la civtliz ación que se perdía, ¿ cuál fué la asimilación
que estos pueblos tuvieron p ara la que trajeron los esipañole$ ?
114
La raza americana, perfectamente autóctona, no tenía qu� echar
de menos nada de lo que constituye la idiosincrasia de los pueblos ; cos
tumbres, religión, artes, ciencias, leyendas, historia, política, todo lo te
nía ; y aun poseía el conocimiento pleno d e cierto esoterismo en los dife
rentes ramos del saber, que p ermitía a sus clases dirigentes, gubernati
vas o religiosas, conservar la hegemonía que encuadraba ·su misión.
americanos.
Por eso digo que Esp aña no colonizó estas tierras, sino que las
con!quistó , que es diferente.
falso ; tenían la suya propia, por cierto muy avanz ada. Lo que p as a es
,
que nosotros, y con nosotros muchas g eneradones han aprendido s ervil
desde que ya sabemos que aun antes de que vinieran las huestes con
tras, ni sabemos si existen o no. Por esta causa es que hemos creído que
los conquistadores trajeron a estos pueblos cultura y civilización, por
que sus habitantes eran salvajes. ¡ No, no lo eran! Pensaban y sentían
de distinto modo, pero tenían civilización propia .
Cuando se haga luz en la historia precolombina, cuando se hay·an
descubierto los mejores testimonios de la civilización Maya, se vendrá
en cuenta que la conquista, al estacionar una cultura netamente ameri·
cana, convirtió estos pueblo·s en poco menos que parias, y les tornó sus
costumbres, sus creencias y su vida toda, en algo híbrido que es génesis
de todos los males que después s·obrevinieron a Hispano América. Día
llegará que recibamos mejores y más sabías lecciones del remoto pasado
Maya, que las que recibiéramos de la vieja España.
Señores :
116
LA FUNDACION
DE GUATEMALA
Discurso del Licenciado don Antonio Batres
Jduregui, pronunciado en la ciudad de
Tecpán Guatemala el 28 de Julio.
Señoras y caballeros :
significación.
Escrito estaba, en las inexorables páginas de la historia, que de
esa titánica lucha, habría de sobrevenir otra época para el mundo, y un
violento desastre para los indígenas de América. Por impulso psíquico,
por misteriosas causas, por palpitaciones del alma criolla, se presintió
una hecatombe. Es que, en las grandes crisis humanas, en medio de
la agonía, surge un eco aterrador que reper�'1te por todas la� �d<t4�s.
A. G. eH.-8 117
Tal el grito de Job, que corresponde a un tremendo cambio de tempe
ra.tura civil, efectuado brus,camente. Cuando el poderosísimo imperio
sabino-itálico iba a desaparecer, se dejó oír, en la melancolía de Virgilio,
un lamento desgarrador, el latido final de una grandeza que se extin
gue. Cuando la "Virgen del Mundo" salió al encuentro de las carabelas
que buscaban otra tierra, un hálito de desolación cerníase sobre las
razas vernáculais, qu.e poisteramente escucharon el fatíd�co vaticinio
de la conquista.
Nótase en el continente americano, lo mismo que en el antiguo,
que, en ciertas épocas, la civilizadón, semejante al sol, viene de Oriente
a Occidente, y las invasiones llegan a los imperios cuando ha sonado el
instante fatal de su caída. La raza indígena hubo de sucumbir al
empuje de otra razá de allende el mar. Los idolos cayeron de sus alta
res, y para siempre huy6 el Sumo Sacerdote, revestido de amarillo luto,
llevándose la biblia de sus tradiciones, el "Popol-Vuh" de su recuerdos.
Empero, brotaba, a la vez, el germen fecundo de otra nueva progenie,
de otro ciclo para el desarrollo humano, en todos los órdenes de la vida.
Nacen las nacionalidades y las patrias, como los mundos, de cataclismos
horrendos e ineludibles sufrimientos.
A los férreos soldados iberos tocóles--Oespué11 de haber ·pel�ado
heroicamente sus progenitores, durante oicho siglos-venir a América,
para llevar a cabo proeza,s legendarias y el choque ciclópeo de una civi
lización avanzada con otra remota y decaída, que debía sucumbir. La
América precolombina estaba en la edad de Piedra, desconocían el
hierro y el bronce. No sólo los individuos perecen, sino todo cuanto
eJciste. La conquista se hallaba históricamente preparada, mediante
un concurs'o de causas promovidas por los albores del Renacimiento,
y a mérito de fos sucesos varios que, en guerras bárbaras, aniquilaban
a los pobladores de las comarcas indiianas, r·etrogra,Qada ya su cultura
antigua. Aquellos que enantes levantaron monumentos de extraño ca
rácter y oriental grandeza, en Mita, Palenque, Quiriguá, Copán, y en
otras próvidas riberas del Usumacinta, el Nilo americano; aquellos abo
rígenes, decimos, que dejaron epitafios de remotos siglos, de civiliza
ciones muertas, estaban a la sazón en todo su apogeo; mientras los
contemporáneos de la conquista, hallábanse degener.ados y divididos en
luchas intestinas. Los mismos indios, durante el período de los tolte
cas, y por invasiones posteriores, no sólo destruyeron poblaciones y
monumentos antiquísimos, sino hasta los fastos tradicionales, y cuanto
pudiera mantener la historia de los vencidos. Los nicaraguas quemaron
las ciudades que, entre los enormes y espesos bosques de la parte Norte
de Guatemala y Yucatán, han dejado admirables ruinas, cubiertas por
las lúgubres sombras de filorestas vírgenes.
En este istmo centroamericano-el mayor de todos, y que consti
tuye el rasgo geológko más conspícuo del Nuevo Mundo, según sabios
geólogos-en este Centro de América, hubo en remotos siglos, pueblos
autóctonos de ·cultura arcél,ica. Fueron hierátkas agrupaciones, aisla
das por la. inmensidad, SQpa.nid\ls por por�M \J�rbaras y boscajes solita-
.. .::
us
tarios; sumergidas en misterioso apartamiento, con nostalgias de an
cestrales vestigios; sin mutuo amor, sin esperanza, sin fe. La vida
petrificada, la tri:bu enemi,ga, las pestes arrasantes, los sacrificios hu
manos, hicieron decaer las razas cobrizas, que en guerras cruentas se
mataban rugiendo. ,
En el siglo XVI, de admirables hechos y de hundimientos pro
fundos, se
· realizó un suceso portentoso, debido al carácter romancesco
y audaz de aquellos pafadines indómitos que parecen de otra especie
distinta de la humanidad que conocemos. Por antecedentes históricos,
estaba pre¡>arado un cambio trascendental para el renacimiento de las
sociedades. El hallazgo de América y la conquista ibera, fueron remate
augusfo de aquella ebullición que trazó diversos derroteros a todas las
naciones, ensanchando el vuelo de la actividad humana, de la civili
zación universal, y poniendo en contacto permanente y fecundo las
dos mitades de la tierra. No de otro modo, los apocalípticos cataclis
mos, destruyen creando; y todo lo cambian, en la eterna evolución
de los astros, los mundos y los hombres. Tras la realidad material de
las cosas y de los hechos, hay otr,a realidad superior, intrínsecamente
· ·
trascendente, la de la _transforr.maieión de los seres y de los fenómenos
sociológicos. La realidad subjetiva forma el eje de la historia, que es
propulsor del progreso. Tras el decorado de grandeza que pudieran
tener los imperios de Moctezuma y de Atahualpa, resalta el fondo de
resonancia que enaltece la epopeya de la conquista.
En medio de las primeras luchas, procedieron aquellos héroes
hispanos a fundar ciudades, a establoc·er vida civil, con espíritu de
renovación en la raza, en las costumbres, en el idioma; en todos los
organismos sociales. Del descubrimiento y conquista del Nuevo Mun
do d·ata la Edad Mode
- rna, que dígase lo que se quiera, produjo una
faz de solidaridad y desenvolvimiento mundial, en los órdenes múltiples
del desarrollo humano. Con razón el poeta uruguayo, Zorrhlla de San
Martín, exclamó, que las nacionalidades iberas, en América, habían
nacido de una herida de gloria, que se hizo en el corazón fa España de
Carlos V. La cultura hispana se esparció en gran parte del Nuevo
Mundo, encontrando cauces fertilizantes.
Hay un alma latina, que al través de portentos jam�s olvidados,
diera relieve de altez·a e id�alidad a las naci:ones más conspkuas del
orbe. El alma de Ariel, sublW!.ada por el inmortal Rodó, palpit_a en
cuanto nos rodea; en la luz que nos vivifica, en las moléculas de nuestra
sangre, en la arrogancia de nuestra lengua, en nuestras tracliciones,
anhelos e infortunios. Los conquistadores del siglo XVI, aquellos arda
lides mitológíos, con espíritu gigantesco, en medio de los co�bates, y
apenas pasada la humareda de los arcabuces y falcon•etes, echaban las
bases de futuras naciones, en las ciudades que establecían. Hemán
Cortés, en 1522, entre inaudi1os peligros, fundó la grandiosa capital de
Nueva España; Pizarro, en 1535 asienta la urbe de los Reyes, la ondina
deu. Rimac, Lima fa gentil; Juan de Garay, en junio de 1580, amasa
con la sangre de las dos razas, los muros de Buenos Aires, sultana an
taño del harem de Rosas, hor lil: m�� !'ic� presea de la estil"}>e latina;
191
Gonzalo Jiménez, antes de dejar la tierra que acababa de conquistar,
baja de su corcel, para poner él mismo la estacad.a de una pobladón,
"Santa Fe de Bogotá", que muestra en ·sus contornos mucho de la cam
piña romana; en su .sereno espíritu atavismos de los Césares; y en sus
bellas letras, el sello clásico de griegos y sabinos; Valdivia .se fija en
Santiago de Chile, domina ei Valle, en 1547, y resg�ardado tras la cor
dillera andina, dej•a un país viril, con el valor araucano y el genio de
los Comuneros de Castilla; y Mauricio Zabala, el ídolo del Uruguay,
tiene en Montevideo una reliquia, una estatua, que se alza como emble
ma de los que lucharon sin tregua por la libertad. Revuela una memoria
sagrada en las veinte Repúblicas américo-hispanas, consagrando los
nombres de los que erigieron, entre el torbellino de las batallas, los cen
tros cívicos que fue;an, más tarde, gestación de patrias. También
las nacionalidades tienen sus gloriosos centenarios e imperec·ederos
recuerdos.
La más antigua de las efémerides de Guatemala data del 25 de
julio de 1524, cuando el ínclito don Pedro de Alvarado, victorioso ya en
gran parte del país, y deseando fundar la primera capital, llamada
Cibdad de Santiago el Apóstol, la dotó de Cabildo, Justicia y Regi
miento, emblemas de carácter civil y de gobierno propio, por vez prime
ra establecidos en estas bellas regiones. Dejó el Adelantado el foco de
la cultura nueva, con fas características f.un:damentales del régimen ciuda
dano. Cuatrocientos años hace que fué erigida la ciudad de Guatemala,
llamándose después con ese nombre criollo todo el Reino, creado por la
Ordenanza Cuarta del Consejo de Indias, con un vasto territorio de
640,000 kilómetros cuadrados. En el año 1603, diéronse a conocer los
límites de ese maravinoso istmo, en fas Descripciones Ptol0'1'lafoas,
Etl postreros tiempos, sitrngió radiante para la patria el sol de la Inde
pendencia. Siguiendo el ambiente de las épocas, hemos venido, entre
luz y sombras¡ pero sin renegar jamás de nuestro abolengo, ni perder
la esencia del alma nacional. No es dable destruir el pasado, ni deseo.
noce
. r el organismo histórico como signo de raza, de cultura, de carácter
y de conciencia colectiva.
El tipo étnico, la idiosincrasia de dos estirpes que se unieron
en conjunción prolífica¡ nuestras creencias, nuestro espíritu solidario,
nuestras aspiraciones y tendencias; cuanto forma una nación, nos ha
venido de aquel siglo portentoso, de aquella fecha inicial, en que se
fundara la ciudad de Guatemala.
Después de cuatroc.ientos años, vaga la mente de generación en
generación, y ahora contempla asolados estos lugares sacros, en donde
se inició el desarrollo de nuestra wda civil. La atmó·sifera transpar.ente
que cristalizara aquellos episodios memorables, en medio de bosques,
serranías y volcanes, de magnificencia paradisíaca e insólitos colores,
deja ver, entre ruinas, el espléndido paisaje que se contempla, sonro
sado en el alba, deslumbrante de luz ail medio día, rojizo al atardecer,
cual reminiscencia de aquella lucha homérica entre reyes y titanes. El
indian9 sol agoni�� Ef!". '1� �quyio <;l� �\l.:ngre. Tonatíuh cae sin vidal
'.1.2Q
dejando terminada su obra trascendental e imperecedera. �1 desctJbl'i•
miento y conquista del Continente Colombino causaron fa r.evolución
más fecunda que registr-a la historia de ia humanidad, a la cual impri·
mieron un paso gigantesco en la senda del progreso y de la civilización.
La remembranza que hoy hacemos de la inolvidable fecha 25
de julio de 1524, es tributo nacional al 'Cuarto centenario de la funda
ción de Guatemala, que ha venido creciendo con elementos generadores
de las repúblicas del Centro de América. Recordaráse siempre la pri
mera dudad de Santiago, como la célula que iniciara nuestra raza,
cultura, fisonoonía popular, sentimientos colectivos; en suma, el alma
de nuéstra nacionalidad. ¿Sabéis por qué ha sido acogid(!., con singular
entusiasmo, de todas las clases sociales, la celebración del hechp que
conmemoramos? Porque el amor a nuestra tierra, a nuestros recuer
dos, a nuestras 'efemér.ides, a fos sitios en que se han verificado grandes
sucesos históricos, está en nuestros corazones, en la luz que nos alumbra,
en nuestra esencia ancestral, en nuestra mentalidad, en el agua que
bebemos, en el aíre que respiramos; en el conjunto todo, físko, moral,
de sentimientos, de idealidades, y hasta de atavismos, que nos impelen
a adorar la Patria de nuestros mayores, la Patria nuestra, y la que han
de bendecir nuestros pósteros. Para rendirle vasallaje de amor, conden
semos, en estos momentos solemnes, nuestros fervientes anhelos, en la
frase perdurable del eximio poeta de la Antigua Guatemala, del inmortal
Landívar:
•
12 1
ANTE LAS RU·INAS DE
LA PRIMERA CIUDAD
Alocuci6n del socio, Licenciado J. Antonio
Villacorta, pronunciada en Iximché, el 28
de Julio.
Señores:
122
cido, hasta llegar el 22 de noviembre de 1526 a las jornadas de Holon•
Balam, y fundando un año más tarde, en el valle de Almolonga, la ciudad
que don Pedro de Alv.arado, llamaba del Señor Santiago.
También allá tuvo su "martirio la ciudad nueva, y en noche lúgu
bre. y tempestuosa de septiembre, de 1541, desapareció. destrozada y
anegadia, para alzars1e, como el ave fénix de la leyenda, más aHiva y más
soberbia, en el y.alJle de Panahoy, donde un día fué cantada por nuestro
'
Landívar, co · n el su�lime
¡ Sa1ve, dulce Guatemala, salve!
El hado volvió a deshacer lo heoho, y la ciudad que fuera orgullo
de las colonias hispano-indianas cayó también a lo'S incontrastables im
pulsos del terremoto, en un día de Santa Marta, después de haber
vivido 231 años de su te�cera fundación, para renacer de nuevo de sus
propi<>s escombros, en ios primor·osos valles en donde ahora se deva,
no sin que nuevos desasfres hayan templado el ·espíritu indomable de
sus hijos.
Y ahora, un grupo de capitalinos traemos la ofrenda de la nueva
ciudad, y en fervorosa peregrinación llegamos hasta este sitio de
Iximché, para rememorar, ungidos de fe, la gloria de vencedores y ven
cidos, ex:cla1111ando ante estas ruinas como Volney ain.ite las de Palmira:
¡ Salve, ruinas solitarias, sepulcros sacrosantos, muros sileniciosos !
A vosotros invoco; a vosotros enderezo mis plegarias; a vuestro re
cuerdo consagro admiración y cariño. Sois 1a sombra de lo que fué, la
osamenta .de lo que vivió. En vuestro 1recinto se cumplieron destinos
heroicos y se dieron sangriento abrazo do·s civilizaciones !-He Dicho.
123
DISCURSO
Pronunciado a nómbre del Gobierno en el Vallé
de lx1"mché, el 28 de julio, con motivo del
cuarto centenario de la fimdaci6n de la
primera ciudad de Guatemala, por Virgilio
Rodríguez Beteta.
Llegamos
· al término de esta peregrinación de dos días. Hemos
venido eslabonando y grabando con fuego en lo más hondo de nuestras
almas la visión de los lugares en donde ha estado la dudad de Gua
temala, para presérvar el símbolo de la unidad de ella, como origen
primero y madre co)llÚn de la familia que hoy se llama nación gua
temalteca.
Hemos llegado, y ya estamos aquí, con el alma abierta a una
gr¡m recordación de cuatro siglos. Todo en torno de nosotros es enor
me, como esta evo·cación de ·cuatro siglos. Todo en torno de nosotros
viene de lo más hondo, como la historia, y va hasta .el delo, como la
espei:anza. Sentimos que nuestra alma se vuelca como una ánfora y
que las e·sencias más puras del ideal hinchan nuestro espíritu, como una
vela en plena mar. Qué bien dice nuestro santo regocijo con este mar
de luz que se ilama nuestro cielo, con esas legiones d.e indios cuyos
trajes de vivaz colorido y cuyas músicas tiernas nos hablan de una cuna
que se meció al 1son de do·s mares entre
. un bosque y un vokán. Y más
allá, más allá de los bosques. las reclinas y las montañas, ved cómo se
yerguen los vol�anes de Antigua y Sololá, suspensos entre el cielo y el
paisaje, mirándonos 1siempre, como para recordarnos que .su m1s1on
es fundir eternamente en un verde-azu1 de esperanza, las bendidones
del cielo y los temores de la tierra.
124
Yo siento, selíores, que es est, e momento e1 de 1a,s grandes evoca
ciones. Yo veo que sale de alguna parte, cabalgando en fiero corcel que
envidia diera al del Apóstol Santiago, y ise introduce a formar parte
de nuestro grupo, entre relámpagos de sol y estampidos de volcanes,
el seño'r Tonahtiú. Salud, don Pedro de Alvarado, héroe d_e la tierra
y el mar, que en tu amMción, que no cabía en el es�acio, soñaste ceñir
entre tus manos el cetro del Nuevo Mundo!
Y salud, don Jorge y Gonzalo, y Gómez y Juan de Alvarado, el
puñado de hermanos. extremeños, rápidos como el rayo y vasfos como
el huracán.
Salud, don Pedro de Portocarrero, señor del coraje y la caballerosi
dad, inmor�alizado entre beatíficas aureolas en la novela de Salomé Jil.
125
palmo la tierra donde crepitaban los huesos de tus mayores. Y ante el
grupo fulgurante de los hombres de ojos azules y brazo de Hércules,
yo me pro.sterno ante tu cadáver, caído de cara al sol, como una flecha
con la punta rota, que en vano quiso traspasal'lo.
Y salud, bajo el fuego de este sol y la luz de los volcanes, santas
llamaradas de Utatlán que ardiste para ocultar la vergüenza de ser
esclava. Y salud, doloridos reyes Oxib-Queh y Beleheb Tzy, a quien·es
el tormento y la muerte no lograron arrancar del corazón el nombre de
la patria. Y salud, Sinacán y Sequechul, últimos reyes de estas tierras,
cuyas cunas el valle de Iximché arrulló, y que sobre las playas remotas
quedásteis pendiént�s de la horca, como un día Cuautemoc en las selvas
del Petén, para que sobre vuestro madero quedara revoloteando por los
siglos el anatema contra el eterno pero siempre execr.able principio de
conquista....
Y saludemos también a los abuelos más remotos y comunes de la
familia guatemalteca. Salud, Sol de Guatemala, cuyo primer himno
nació en los gérmenes mismos de la:s teogonías más remotas! Y salud,
volcanes y montañas, consagrados en el acento que retruena a milenios
del Popol Vuh, cien vec.es padres, cien veces abuelo·s, y que habéis
vibrado lo mismo en la mente del maya que en la del español más tarde
y la del guatemalteco ll'hora¡ lo mismo en el génesis de los quiichés, que
en los clásicos poemas de Landívar y en las invocaciones añorantes de
los Diéguez....
Pero Pedro de Alvarado pasó para siempre y han pasado Oxib-Queh
y Xequechul ! Y ya ni los huesos quedan de ellos ! El uno, según tr.a
dición vacilante, duerme bajo lO's escombros ignorados de una· catedral.
Los otros, según la fantasía del indio, duermen allá, en la cumbre del
Volcán de Agua, con Quicab el Grande, centro y refugio de los héroes
buenos. Sófo vosotros, Sol y campiñas y montañas, que contáis la vida
por eternidades y ante quienes los siglos se deshac·en como el humo de
las rozas¡ sólo vosotros vivís para contar las pul·sa:ciones de esa llamara
da sempiterna que crepita en el fondo de toda ceniza y que va marcando
sobre la historia el diagrama de fas generaciones y de la evolución hu
mana y social.
Ya el poeta de bronc.e lo ha dicho: "Puede dormir tranquilo don
Pedro de Alvarado". Pero no: este es el día de las grandes evocaciones
y nosotros venimos con verbo de sanción y de historia a sacudirlo
dentro de su l«ho de hierro. Yo quisiera, ante su figura, a mi conju
ro, ceñirle una guirnalda fuerte, hecha con manojos de encino de las
serranías de los Andes, que su pie traspasó¡ de laureles que crecen a
la·s orillas del lago de Atitlán, cuyas aguas reverberaron bajo el rayo de
sus ojos inquietos y llameantes: y con olorosos ramos de los manzanillos
que decoran, como granizos de oro, el boscaje grandioso del Volcán de
Agua, a cuyas plantas él quis·o asentar la capital de� Nuevo Mundo.
126
.
E·sa guirnalda signifkaría la reivindicación para su nombr-e de
· , al de Hernán Cortés de México y Pizarro
un lugar igual, si no superior
del Perú. Y esta. no es exaltación del mom.ento: yo pregunto, ¿qué
hubiera sido de Cortés sin Alvarado? Y no contento con ser el primer
capitán del conquistador de México, se lanza ·en busca de nuevas !lia
das. Cuarenta y tantas batalla·s ·en Guatemala y El Salvador, y un rudo
viaje a Honduras, digno por sí solo de una jorna:da del Cid CampeadQr,
su bisabuelo por estirpe guerrera, no son baistantes para contener su
impulso. En una fiebre de vestiglo, el mundo y el mar son pocos para
él, y llevado de una sed secreta de máxima superación, cual convenía a
quien siente que su sangre posee la célula sintética de ocho siglos de
heroicidad que Es
· paña llenara en la lucha de reconquista, extiende sus
barcos y -sus sueños sobre los mares más remotos y quiere la dominación
del Imperio de Atahualpa y el descubrimiento del Japón ignorado.
¿Qué otro conqui·stador hay más activo, más insaciable, que pa
dezca de visiones más atrevidas y vastas y que llene escenario más
grande?
Pero hay en las fiebreis de Alvarado un delirio que nos interesa
más a fos guatemaltecos. Acabo de decir, señores, que soñó con hacer
de este mismo lugar que hoy hollamos con nuestros pies, el centro y
eje del imperio colonial de Esp·añ:a. Aquel hombre quiso que la ciudad
fundada por él fuera el ·centro del Mundo Ocddental, como lo es por
la Geografía. . En ap-oyo de esta tesis, que ·enuncio sólo dentro de las
líneas indecisas de la presente evocación, no hay ·sino fija11se en la
127
manera obsesionante como l>edro de A1varado subraya con hechos tal
pensamiento. Aquí construye dos armadas formidables para su tiempo,
improvisando elemento·s como un titán en las islas desiertas de la
Mitología. A su paso se forman y le siguen estruendosos rfos de solda
dos y caballeros, frailes y artistas, todo lo que la civilización de la
época puede ofrecer en la más brinante de •SUS epítomes. Aquí quiere
formar con las más altas damas de España, la ciudad. que fuera digna
corte de aquel Imperio que ya su mente colocaba a sus pies.
No hay más que recordar dos hechos. Fracasada la expedición a
Cipango por la muerte impensada del héroe, al pie del deber, por salvar
un grupo de compatriotas en peligro, sacrificando al compañer1smo sus
intereses y sus sueños, dos barcos guatemaltecos de los de don Pedro
de Alvarado son los que llegan más tarde en la expedición que descubrió
la China. Y este ofro: · años después de la muerte de don Pedro, el
Cabildo de Guatemala recuerda al Rey que si había sido posible la
conquista del Perú, de cuyos opulentos tesoros tanto beneficiaba la
Corona, era debido, en primer término, a la sangr.e y al contingente de
los guatemaltecos, derramados como un Nilo sobre las regio!Jl.es equi
nocciales del Nuevo Mundo.
¿No es todo ello suficiente razón para conjeturar con fundamento
que Alvarado, para cuyo afán de empresas vastas hay que reivindicar
una fama histórica igual, cuando no superior a la de Cortés y Pizarr·o,
quiso de la misma manera hacer de la ciudad cuyo cuarto centenario
celebramos, el centro político y cultural de América .. : . ?
128
¿Y no es esto, señor.es, tan só-lo una visión anticipada de cuatro
siglos
. .? ¿Acaso no son estos .sitios en donde resucitamos laureles pós
tumos para el gran fundador, donde tiene que desarrollarse tarde o
temprano la civilización centr.al de una humanidad futura y mejor?
Ved, señores, cómo bajo este cielo y bajo estas montañas, la em
briaguez de las grandes evocaciones se a:podera de nosotros, y cómo
vamos •saltando sobre los siglo·s, con un ruido de bronces que resuena
al cancionero del Mío Cid, con la facilidad que los viejos brujos quichés
· ltaban los barrancos: y ved cómo en estos momentos de suprema
sa
apoteosis, en torno del valle donde ·se meció la cuna de Guatemala, re
cordamos glorias, conjuramos sombras, profetizamos reivíndicacione'S,
sentimos e idealizamos envueltos en una ráfaga de heroicidad que dijé
rase vertida en una frase del Apocalipsis ....
·¡Valle florecido de lximché donde en este mismo día, hace cuatro
cientos años, nació la familia guatemalteca! Nosotros venimos a des
pertarte, no con la férrea canción de entonces que hizo retembfar. tu
suelo y rugir de pavor los ecos de tus montañas. Nosotros no venimos
a cantar la conquista ni la esclavitud, el triunfo de los unos ni la derrota
de los otros. Nuestro pensamiento, más en alto, canta el nacimiento de
una nación, el •brotar de una familia, producto de dos raza
· s y dos san
gres. La nuestra es canción de armonía y de esperanza. Este pueblo
y esta patria de que fuíste cuna, son hombres ya. Han evolU'cionado
durante los cuatro siglos pretéritos, y a despeoho de los cataclismos de
la naturaleza y fos fracasos, los odios y los rencores que ensangrientan
o enlutan nuestra historia, aparecen unidos como una sola familia,
libre y dueña ya de muchos de los má.s preciados
' dones de la civiliza..
Clon. Otros muchísimos nos faltan por conseguir. Estamos apenas
en los primeros peldaños del progreso. El proceso de la amalgamación
de dos razas disímiles, ·ha sido cruento. Hondas divi·siones y prejui
cios de raza, hondos odios y prejuicios de creencias, han consumido las
energías que otros pueblos de similares fondos han empleado en progre
sar. Pero sobre los rÍO's turbulentos, ha brillado siempre, como una luz,
un resto de ideal. Hay ideal aún. Lo prueba esta romería a través de
los san.tos lugares de la casa solariega común, en que hemos venido
resucitando las glorias y los diose·s de nuestra historia,-Landívar, Bernal
Díaz, la primera Imprenta, la Univer·sidad, el primer Cabildo, que signi
ficó :el germen de la libertad¡ la primera Audiencia, que significó e:1
germen de la unidad de Centro América. Porque de la misma manera
que Voltaire dijo: "Si no hubiera Dios, habría que inventarlo", un
pueblo que carece de dioses en su pasado, es indigno de la vida en el
presente.... Y por lo tanto, si no tuviéramo•s grandes hombres en
nuestra historia, habría que inventarlos ....
Hemos celebrado esta fecha, lo cual significa que somos ya un
pueblo que no festeja sólo los aniversarios sangrientos, ni las glorias
129
parciales que huelen a partidarismo o política. Celebramos ya las
fechas blancas del ideal. Hemos hecho, por primera vez en: nuestra
historia, así como hay una fiesta de la raza que llama a cuentas ante el
tribunal de la historia y del porvenir al mundo de origen hispano, una
fiesta de toda 1<a familia guatemalteca: p0tbres y riicos, soberbios y des
heredados, opulentos y humildes hijos
· del pueblo. Y a esta fiesta
blanca le hemos puesto por corona la idea perfumada de un monu
mento al Obispo Marroquín, humilde entre humildes y sabio entre
sabios, y quien, entre Ja furia de las pasiones, de las pretensiones de
raza o linaje, del orgullo y la intolerancia, tendió sus manos de piedad
a 'todos y elevó sobre, ellas el al'Ca de la alianza, única en que los odio;s
podían depurarse y levantarse la patria del mañana: la escuela para
todos, la 1escuela pública y democrática.
¡ Salve, valle perfumado de Iximohé, cuna florida de la familia
guatemalteca . . . . ! El terremoto ha destrozado mu<:has veces la ciudad
fundada en tu re
· gaz>
< , ·síntesis de la nueva familia; pero nos"Otros veni
mos ahora hasta tí, con volu�tad más fuerte que la inconsciencia de los
terremotos, a re
· construírte, a levantarte como símbolo de los ideales de
cultura y perfectibilidad que laten en lo mas hondo del pueblo guate
malteco, y a compensarte, <:on la visión d•e la familia unida y abrazada
a tu bandera, 101s iinfortunfos que cuatro sigfos dlavaron en tu pe<:ho,
mitad indio, mitad español.
Aspecto que ofrecía la vieja pirámide de la Capital del Reyno Cachiquel el día,
del IV Centenario, Un millar de indígenas cachiqueles con sus músicas y trajes
típicos, formados en pintorescas filas, añadían e1110.;ión y encanto a aquel lugat'
130
H
LA SOCIEDAD EL PORVENIR
DE LOS OBREROS"
Y EL IV CENTENARIO
Discurso del Sq¡:retario Federico Aguilar L.,
pronunciado en la velada del 30 de Julio
en el Palacio del Centenario.
131
Aparte de lo mucho bueno que todavía conservaban los pueblos
descendientes de los Atlantes, que habitaban estaos tierras, debido al
esfuerzo de los sabios que entJ:e ellos vivían y gobernaban, también
cometían grandes errores, por el fanatismo en sus creencias religiosas,
tal vez menO's graves por su falta de evolución espiritual, que los críme
nes cometidos por los inquisidores del Santo Ofücio, dirigido por el
Pontífice romano para juzgar la vida privada de todos los hombres y
mujeres. Los descendientes de los Atlantes, en toda la tierra que hoy
se Uama América, hacía miles de años que venían en descenso y dege
.
neración, después de haber llegado hace catorce mil años al más alto
grado de esplendor tanto en lo político, por su forma de gobierno co
munista, c,omo en lo intelectual, espiritual y conómico, por medio de la
universalidad de la instrucción teórico-práctica, igual en todas fas clases
sociales.
Volviendo al origen que dió motivo a estas fiestas cívicas, diré
que, despu,és 1que pasó lo más rudo de la conquista por medfo de las
armas, don Pedro de Alvarado fundó la primera dudad de Guatemala
el 25 de julio de 1524, en Iximché, en el mismo lugar donde estaba la
capital del reino Cachiquel. Desde aquella fecha hasta el presente, no
han faltado hombres buenos que han laborado, ya en una forma, ya
en otra, pan hacer de Centro América un pueblo grande y feliz, pero
muy pocos han sido fos que fo han hecho con verdadera abnegación.
El padre don Francisco Marroquín, ,que por su talento y grandes
vktudes llegó a ser Obispo, fué el primero que comprendió, como sabio
que era, la necesidad que había de defender a los nativos de estas tierra•s,
de las crueldades de los encomenderos y demás conquistadores. Aparte
de lo que él pudo hacer en bien de aiquello,s infeliices, trajo de España
a Fray Rodrigo de Labrada, Fray Luis Cáncer y Fray Pedro Angulo, el
año de 1535. Al sigui.enfo año vino Fray Bartolomé de Las Casas, y
juntos los cuatro, ·comenzaron la noble cruzada por medio del amor y
de la ciencia, logrando la paz y la conquista de Tesulutlán, que hizo
inmortales desde entonces los nombres de aquellos apóstoles, que los
llamaron: "Los Cuatro de la Fama".
En 1540 llegaron a Guatemala los primeros frands•canos, con el
mismo objeto, queriendo hacer competencia a fos fraü·es y domínicos
,Ambas Ó•rdenes se dedicaron al estudio de fas lenguas indígenas para
hacer más efectiva su labor, enseñándoles nuevos •cultivos desconocidos
para ellos, y atrayéndofos al redil de la religión cristiana, hermosa reli
gión, que, causa de la ignorancia y la codicia. de la mayoría de los .sacer
dotes, ha degenerado en un ridicuio fanaitismo que,. agregado al de los
partidos políticos, han sido la causa de la separación política y social
de la familia centroamericana.
No podemos negar a los frailes la influencia civilizadora que
ejercieron durante toda la época de la colonia, y, como resultado de sus
esfuerzos, hace ciento treinta años, en los últimos días del mes de agosto
de 1734, 1se reunieron los señores: don Jaicobo de Villa Urrutia, don Juan
Ignacio Barrios, don Francisco Barrutia y los doctores don Antonio
García Redondo, don José Flores y don José Sierra, con objeto Qe tratar
132
de la necesidad que había de, establecer una Sociedad Económica de
Amigos del progreso del País. Cuando estuvieron de aéuerdo con el
programa que debían desarrollar, .se ocupar.on en el estudio 'de los re
glamentos de la sociedad que d entro de poco tiempo quedaría fundada.
En mayo del año siguiente, y con un concurso más numeroso de p1erso
nas, sinceras amantes del progreso, entre las que figuraba el infatigable
fraile don Antonio Liendo de Goícoechea, que se encontraba donde
quiera que se trataba del adelanto de su país ; don José Francisco Ba
rrundia, que promovió eJ establecimiento de la escuela de hilados ; el
célebre artista Gard-Aguirre y otras personas no menos importantes que
cumplieron fielmente todo lo que estaba a su a1cance, dieron cuenta al
señor Oidor don Jacobo de Villa Urrutia, de la fundación de aquella
sociedad y del p.ermiso que se había impetrado de Carlos IV, para que
pudiera fundonar legalmente la institución. Pronto sintió Centro Amé
rica los efectos de a.quelfa -congregación de hombres ilustres ; 'Se fomentó
el cultivo del cacao ; hicí·eron venir semillas de gusano de seda ; se cultivó
el lino , con tan buenos resultados, que ganaron premio ·por fas muestras
de los trabajos que presentaron ; en Quezaltenango se establecieron fá
bricas de paño, que llegaron a competir con los traídos de Europa ; se es
tableció una escuela de matemáticas y una escuela de dibujo que fué
semillero de muy ·buenos artistas ; 1se fundó el primer gabinete de Historia
Natural ; se ofreció una medalla de oro al que presentara el método
mejor comprobado sobre la conveniencia de que los indígenas vistieran
a la española, y entre otras cosa·s más se establecieron los gremios de
artesanos. Después de seis años de constante labor en beneficio del
país, · Cuando la Sociedad ·contaba con más de cien miembros, entre acti
vos, corresponsales y honorarios, contándo·se entre estos últimos el
Virrey de México y varios obispos ; después de recibir alabanzas del
mismo Rey de España, diciendo que. merecía su aprobación el celo del
Director Villa Urrutia y de todos los socios, por la prosperidad de tan
útil establecimiento, el Secretario de Gracia y Justicia, don José Antonio
Caballero, mandó suspender las juntas, actas y ejercicios de la sociedad,
el 25 de noviembre de 1799. Después de once años volvió a reorgani
zarse siguiendo el mismo sendero que trazaron en 1795, protegiendo los
estudios de las Artes y las Letras, fomentando nuevos cultivos e inaugu
rando Ja primera exposición nacional.
Aiguno·s años duró tan \)enéfica Sociedad, y todo fo que .de buenó
tenemos se debe en gran parte a aquellos ilustres pJtrÍQfas, . .
. . -
134
Nunca es tarde p ara reorganizar J;J.Uestro funcionamiento cultu
ral, suspendido, en esta materia, acaso desde la mala hora en que u�a
.
intransigencia de p artido ,político, dió muerte impía, a la benemérita y
.
gloriosa Sociedad Económica de Amigos del País, de la cti al, en la sesión
d el domingo, ·se hicieron recuerdos tán justicieros como merecidos. De
e s a infausta feoha a la presente, nuestros archivos y bibliotecas, nues
tros museos y relicarios, fueron abatidos, disueltos y saqueados con una
saña y furor s.ólo explicables en tropas extranjeras cua.ndo entran a
saco en una población vencida por la guerra.
De 1os anaqueles. de la Sociedad Económica, donde cada ramo
poseía lugar fijo e instalación lujosa, pasaron libros a fa Biblioteca
N acional, museos al Instituto y Escuelas profesionales, muestrarios de
producción a dis,tintos rumbos ·y la colecdón numismática, preciosa por
co-ntener tan numerosas, raras y valiosas monedas y medallas, se p erdió
en lo desconocido puesto que aún s e ignora el p aradero. La Biblioteca
del Instituto desap areció hace muchos años y los museos de historia
natural también se difundieron en lo ignoto, pan no ser menos qu-e fos
antiguos laboratorios de quimica, g abinetes de física y aparatos d e
meteorología ¡ !los mejores libros de la Biblioteca Nacional n o e:risten
allí, habiendo emigrado a lej anos climas, al iguai que aves viajera-s .
Otro tanto ha acontecido con la Biblioteca Municipal de Quez.altenango,
comprada por el Gobierno para aquella ciudad altense. Baste con decir
que . ya no poseemos · el acta original de nuestra Independencia, como si
dijéramos, la fe de nuestro nacimiento político, que fue a p arar a lngla
terra, p ara que se comprenda la magnitud de nuestra incuria, capaz de
vender <> regalar a cualquier turista de ojo'S ·azules, el nombre de la
p atria, o el lugar que ocupa en el mapamundi.
_ .
135
licenciados Batres Jáuregui, Villac·orta, Matos, Rodríguez Beteta y
M:ontúfar, a las señoras . de Osborne y Górriz de Morales;· a don Flavio
Guillén, don F. Fernández Hall, y don Víctor M. Díaz; a los ingenieros
don Fernando Cruz y Lisandro .Sandoval y al General Zamora Castellanos. .
_
. El Poder Legislativo acaba _de asegurar _la vida de esta sociedad,
acordándole un s·ubsidio que si bien . no ·basta. para -dar cima al amplio
programa, es sufidente para · comenza;r. a trabajar · irradia�do entusias·
mos -a las ·personas cultas que deseen su -ing¡ieso ocomo so'Cio-s de " nÚmero.
Grata satisfacción dilata el alma de · «El Imparcial» consignando
notas como ésta, .de altrui·smo, ci�nda., fraterniqacl . y c.ultura. Aplaudi
__
. .
"La Sociedad dé Geog�afía e Historia ha levantado la cruzada
contra las esdavitudes mentales. . Y a fe que ha principiado bien : su
primiendo esa caprichosa filiación en que., por fuerza, hemo.s de caer
.
b
los. chqpi�es., ato el eterno cí�cufo vicioso del liberalismo y el conser
.
vatismo��eñt�elo pára atrapar los puestos, p_úblkos, En Ja Sociedad
no I:i.ay : más qµe . guatemaltecos que aman a Guatemala; nacionalistas
Ú
sin po tica. g
Lo rado e� primer tr�unfo-la �nulació d.e las ten encias
'
� d
'
pei:s·�nales - en . terr �no t;;i.n resbaladizo la. Sociedad ha principiadó a
. ·
r edimir_ nuestrQ. gusto pop_ular., ·a enseñar belleza y tradició_n artística a
la . m.a.s a. pígalo _si nq la, . espl�nctida fiesta del viernes en el Teatro
Abril . . _. . " . (TomasJo. 4� un. ed:itorial de El.. Imparoial.)
136
Las Vestales de la ópera "Quiché Vinac"
137
<>tns de la naturaleza nt11estra, ha ej ercido sobre ella inie1t1stible air>ac
ción ; dice también cómo ha pagado por ese deslumbramiento el tributo
de fos terremofos, que han hecho que vague de valle en valle como una
regia mendiga en busca de reposo y de abrigo .
Con la fundación de la capitai d e Guatemala, es d ecir, c o n l a
iniciación de nuestra personalidad propia, dej aron l o s conquistadores,
-más propiamente el admirable Tonatiú,-un problema capital, que
no se ha resuelto todavía : el de la fusión étnica de las razas-la espa
ñola con sus heroísmos y la indígena con sus abnegaciones-para que
lleguemos a constituir definitivamente la nacionalidad, a.hora todavía
� ebullición. Esa fusión no puede ser obra más que del amor, tal y
como ya la practicó d�sde el principio de la colonia el santo obispo Ma
rroquín, m andado glorificar por el Gobierno actual de la República en
un decreto que por su trascendencia debiera perpetuarse en letras de
oro, en el monumento mismo que ordenó erigirle. Aquel claro varón
inició la cruzada con el libro y la escuela indicándonos el camino que
debemos seguir. .
Amor,-es decir, respeto al derecho, tolerancia �n la religión,
armonía entre el capital y el trabaj o ; reunión del apretado haz de vo
luntad�s en el supremo y único culto d e la Patria ; es decir, ser todos
caballeros , en el más alto sentido de la p alabra, tal y como con profundo
y maravilloso simbolismo lo proclama el nombrie que se impuso a la
fundación que se conmemora : S antiago de los Caballeros de Guatemala.
Y así, con este altísimo espíritu constructivo de comprensión y de con
fraternidad, fundaremos, -ahora ya_ para siempre, la nueva Ciudad de
Guatemala, - la Ciudad-sobre la base inconmovible de nuestros
corazones.
Una calurosísima ovación fué el homenaje del público a Martínez
Sobral, con motivo de la cálida y hermosa oración que inúiilmente hemos
• .
pretendido extractar�
138
Y principió 4e' la ma�era más .sugestiva : con un prólogo · explica
tivo, admirabJ.émente dicho, por M artha Vielmann V�s:q uez, qtte con· un
traje igual al usado en la representación· de "Guatemala Quiché" cuando
la j ura de Fernando VII en 1808, estaba radü1.nte de simpatía, de gráciá
y de belleza.
úna hogu�ra, de los dos príncip es. Lo·s brujos, ve�tidos de animales
bailan · 1a Danza del S acrificio. La música describe el combate de los
. guerreros defendiendo a l a Patria, y las dos víctimas profetizan la
des·apari'Ción del Quiché.
Es, pues, la obra, escrita por Rodríguez Beteta ·con sentimiento
artistí<eo, estudio del ambiente y conocimiento de causa, un idilio de
amor: y una trarg edia .de !Sacrificio al borde de la tumba, próxima a abrirse
para el pueblo Quiché. El acento agorero del brujo en. los barrancos
anuncia la lleg,ada de las gentes de más allá d�l mar. Por los campos
p atrios se oye ya el resonar de las espuelais del conquistador . y todo
está lleno de una .emocionante y honda melancolía.
139
En cuanto a la .musí.ca de esta primera · Ópera naciona1,-thu1o
ya bastante para su consagración,-persona entendida escribirá p ara
el Diario un análisis razonado.· Lo único que podemos decir es que nos
apareció, en su autoctonismo, profundamente emotiva, llena de colorido
y verdad en la descripción y sencilla e ingenua a la vez, como el alma
de la raza que le ofreció sus motivos.
Adorables, en la ej ecución d e su baile, fas sac.erdotisas quichés.
Citemos nombres : ·
140
ba�uta maestr-a .. .'4el .maestro Aiherfo Men
. doza, ·que .es tocio un seil.ot
Director. Ni debe p·a_sa,rse por ·alto que nuestro viejo amigo el laureado
profesor Fabián Rodrígúe'z instrumentó, ·como él sábe hacerlo, varios
de los números que se ejecutaron:
El folleto-programa distribuido' es un primoroso' spécimen; que
honra a los 'talleres· de la Ti¡fo�rafía ·Naci�nal, en- donde. se imprimió.
En resumen:. una noche inolvidable y ·uh 1rh1nfo muy legítimo
para la Sociedad de Geografía e Historia, que con la ·simpatía unánime
del 'público vio premiatlos' •sus esfuerzos, premio ·que es y debe -ser
un estímulo para que prosiga tomó- ·haista ahora sus ilustres labO'res ·en
pro de la cultura 'naCio'nal.
· (De "Diario· de Centro ·A méríca )
''
141
Abordó la tribu!J.a, en seguida, el notable orador Licenciado En
rique Martínez Sobra:!, y dijo un bello discurso alusivo ·al acto, que el
público aplaudió con entusiasmo. Fué de lamentarse que un Fotógrafo,
en lo mejor de la oración, cortara la jugosa frase del orador, con el
estallido de ·su magnesio¡ tuvimos a flor de labio una palabra nada
g1alante· para el importuno.
El Excelentísimo señor Ministro de Francia con breves palabras,
dichas en castellano, condecoró, con las Palmas Académicas, al Maes
tro Jesús Castillo, autor de la ópera indígena "Quiché Vinac". Una
merecida ovación fué tributada al modesto compositor.
La encantador¡_L señorita Marta Vielmann Vá:squez, vistiendo un
lindo traje que es copia del que se usó para representar a '.'Guatemala
Quiché" ·en la Jura de Fernando VII, el año de 1808, dijo c;on soltura el
Prólogo de la ópera, explicando en síntesis su argumento. Fué muy
aplaudida por su interesante labor.
La orquesta describe, con maestría, ei1 amanecer en una serranía
del trópico, y sigue el asunto fundamental de la obra, c·on arpegios y
variedad de notas a cual más sugestivas y emocionantes.
El ·público, gratamente sorprendido por la beUeza y originalidad
de la música, no aplaudió como correspondía, la brillanti e interpretación
que dió la orquesta a esta parte de la ópera¡ pero al termiruar ésta, la
ovación fué unánime y ·espontánea.
Sin tiempo ni conocimientos técnicos para describir la partitura,
nos concretamos a ser intérpretes de la opinión general al respecto, ma
nifestando que la música del Maestro Castillo, como el argumento del
Licenciado Virgilio Rodríguez Beteta, merecieron los más calurosos y
entusiastas comentarios de parte del numeroso público que llenaba el
Abril.
Contribuyeron al éiQto de esta. magnífica obra nacional, las bellí
simas señoritas: Chusita Wyld, Margot Matheu, Lily Vielmann, Rosaura
Calderón, Clotildie Dougherty, · Virg,inia Matheu, RogeHa Bermúdez,
Lolita Palma, Magdalena de Ham, Elisa Treuhers, Elisa Flores, Rosita
Diéguez, Elisa Padilla, Mila ·Geoffroy, Blanca Mercedes Menéndez,
Lotti Brackmann, Margot Penny, Elisa Matheu, Margot Arias, Emmy
Mafa, Adfüa Martínez y Graciela González, que luciendo lí:ndos trajes
de fa época de la fundación de la primera ciudad de Guatemala, des
arrollaron con buen gusto bailes originales.
Merecen párrafo aparte Ciar.ita Andreu y Augusto Monterroso que
supieron _interpretar los personajes de la Princesa Alitza, la primera, y
el Príncipe Amakhí, el segundo, cantando con dulzurja dos lindos dúos.
La Danza de los Brujos fué muy bien ejecutada por los señores
Francisco Brewer, Alberto de la Riva, José G. Aparicio, Marfano Gonzá
lez, Friancisco Quinteros, José Godínez, Adrián Paz, Bernabé Muñoz,
Eliseo González, Manuel Gutiérrez, Ramón Aguilar y David Almendares,
así como el coro de Saeerdotes, que estuvo a cargo de los señores Enri-
142
que Aguilar, Héctor Quiñónez, Francisco Góme:;¡, J.osé G. Aparicio, G.
Menéndez, V. Rodríguez, Alberto Bocaletti, Vicente Monterroso, Carlos
Agufilar y Ra.úl .Blanco..
-
.
143
LEYENDA INDIANA
Nos complacemos al publicar la preciosa composición que ha es
crito, en Buenos Aires, nuestro distinguido compatriota, don Máximo
Soto Hall, poeta de altos vuelo:; y prosista genial, de culto, fácil y ele
gante· estilo. Las costumbres de la época dan, al fondo dé esa labor,
romántico relieve, realzado por luces y sombras de la conquista, espa
ñola. Los ritos indígenas, los bárbaros sacrificios, el alma heroica y
satánica de aqueilla antitética figura, que se· destacaba arrogante, en la
historia de Guatemala y México; del adalid gallardo, enamorado, valien
te, temerario y cruel,, cuyo espíritu salvaje y divino parpadeaba, como
un faro, sobre nuestra cordillera, con alternativas aterradoras ;-todo
eso, decimos, presta interés al cuadro traz,ado, con maestría, por la pluma
de nuestro amigo y compañero, del literato inspirado, señor Soto Hall,
que siquiera sea de lejos, colab.ora en los "Anales" de nuestra corpora
ción, a la cual pertenece.
No demoremos por más tiempo el pbcer con que nuestros lecto
res sabrán apreciar una obra literaria y artística como la que lleva por
título:
144
Era en el mes de Tocaxepuat, el de las p.rimeras siembras, e iba
a celebrarse, quizá por última vez, la más im¡portante ·fiesta del. año
en un pueblo eminentemente agrícola. Su solemnidad y su pompa, en
todo tiempo grandes, P'arecía que en esta oportunidad se había resuelto
revestirla de una magnificencia desconocida y casi fantástica por su
esplendidez. ¡Ultimo llamear de una lámpara que se extingue!
Una sola vez durante ·su vida el Gran Sacerdote debia someterse
a las amargas pruebas que ahora le tocaba experimentar a Hum-an...ax
chi:l. Era algo superior a las fuerzas humanas. La casa verde era una
gruta encuevada en lo más inaccesible y abrupto del bosque. Los mus
gos que la cubrían le daban su nombre. Era húmeda y fría como una
'
tumba. Un riachuelo anémico se retorcía a corta distancia quejándose
en sus murmullos como un niño enfermo. Las voces de la selva
en alta noche, turbando la soledad, tenían a1·go de conminación y de
ruego. Bajo la bóveda pétrea, de misteriosa acústica, el rugido
del jaguar y el graznido del tucurá, adquirían fantásticas resonan
cias. Su alimento era maíz crudo. No debía dormir sino orar día y
noche. El filo de la obsidiana mo.rdía constantemente todas las partes
de su cuerpo, particularmente las más sensibles, para •extraerse sangre
en profusión, como un holocausto a la divinidad. No l.e era dado ni
cu-brirse con su túnica, de la que se despojaba al en.trar a la gruta, y
debía pasar las noohes helándose de frío que intensificaba la debiiiidad.
Tenderse sobre el sueJlo, por duro y áspero que fu·ese, era un delito.
Debía estar de pie,· siempre de pie, aún en los últimos días, en que las
constantes hemorragias le habían robado toda su enérgica virilidad. En
aquel crisol de torturas se purificaba. Nunca como en aquella ocasión
extremó tanto el pontífice los rigores con su cuerpo. Acaso los dioses
s·e aplacarían y descargarían sus iras sobre fos hombres nuevos.
En Iximché, el pueblo, por su parte, se pre·paraba para la gran
solemnidad. Los matrimonios se divorciaban en los placeres de la
carne. Las muj'eres dor:mí¡1.n en las casas, los hombres tendidos en los
145
portales y en tas veras de los ranchos. La mayorÍa se pintaba el cuer.po
con humo, se a:limentaba mezquinamente y dos veces al día se extraían
sangre de los miembros. Los mismos niños se ensayaban en tan agria
prueba.
Se acercaba el día en que el maíz debía caer en el surco, en que
el grano, en el seno de la madre tierra, iba a fecundar al influjo de su
savia vivifücante.. Pero el maíz, antes de pasar al gran vientre, era
preciso que recibiera el bautismo sagrado. Consis1ía éste en rociarle
con la sangre del niño más hermoso de la tribu. E1 pequeño, robusto y
bello, debía morir para que la cosecha fuera exuberante y sana. Ser
madre del inocente elegido para el sacrificio era una 1honra, un motivo
de orgullo. Todas las mujeres en crianza aspiraban a que su vástago
fuera la fuente fortilizadora. Los sacerdotes en el atl'io del templo
asistían. all desfile diario de mujeres que nevaban sus pequeños en
brazos. Los que sobresalían por su belleza eran .marcados en el pecho
para más tarde sujetarlos al cómputo definitivo.
Esposas de sacerdotes, de altos dignatarios, de ·caudillos famo
sos, de agoreros, lo mismo que de humildes trabajador-es y hasta de
esclavos, discurrían ante el templo, llenos de fe y de ·esperanza. El
amor materno, gran engañador, hacía que cada una imaginara que su
hijo iba a ser designa.do por el encanto de su rostro y la salud de su
cuerpo.
Todas pasaban, todas, menos la princesa Xuchil.
¿Qué misterio envolvía su ausencia? Ella también era madre¡
pero nadie, casi nadie de la ciudaid de l:dmché conocía a su hijo. Había
nacido un año después que TonaJhtiú p•asara por aquellas ·regiones sem
brando la desoilación, la desesperanza y la muerte.
Ella, la linajuda indígena, recordaba aquellos aciagos días. con
placer y con dolor. Era la beldad suprema .en todo el reino, cuando se
supo de la llega.da de los hombres pálidos, resplandecientes como el día
y sombríos como la noche. Los poetas primiltivos la ha:bían cantado
comparándola con la estrella de la tarde y con la olorosa y fresca flor
del tzuquinay,- los prínoipes habían soñado en quemar fa resina revela
dora, con ella, en el recinto nupcial¡ los niños la miraban .pasar y sus
pendían sus juegos, y los ancianos sentían claros y limpios sus ojos
apagados, co
· mo al influjo de un fulgor celeste.
Era un hermoso amanecer cuando Alvarado entró en Iximché
Uevaido por sus hombres pudientes que creían servirse del caudillo que
tenía eJ. brazo que lanzaba fuega, para vencer a sus vecinos de Itzcuin
tlán. La multitud contemplaba el desfile, atónita ante los caballos que
piafaban, mientras ·el sol desmenuzaba reflejos sobre las armaduras
resplandecientes. Llevaba e! conquistador al.ta la visera y su barba
rubia fuiguraba en tal forma que hacía empalidecer el bronce pulido de
su coraza. Volvió el rostro al remate de las escaleras de un palado,
donde un grupo de doncellas observaba con ávJdos ojos a fos guerreros,
para quienes fas flechas eran juncos y las murallas campo abierto, y por
su rostro adusto pasó un relámpago: acaso el recuerdo de la hija del
S•eño.r de Tlaxcala, •con quien hubiera, en amQrQ�Q lance, a la princesa
de Xic
: ontecal,
146
Aposenta.do en el palacio de Tzupam, preguntó el castellano a
uno de los príncipes que le ofrecían el arma poderosa con que contó la
conquista, la traición :
-¿Quién es la muj•er más hermosa de este reino?
-La princesa Xuchil, contestó el interpelado, y, respondiendo
a las preguntas del invasor, refirió cuanto sabía de la aristocrática
indígena.
Estaba recién cuada con el príncipe Xuchil, después de haber
sido objeto de la solicitud amorosa de cientos de varones ilustres. Por
tr_es veces le enviaron éstos sus más valiosos presentes y por tres veces
fueron rechazados. El príncipe entró en su a:lma porque era joven,
fuerte y hermoso. Sin buscar descanso subía a las más altas cumbres
d_e los más altos montes para enc-ernder las fogatas guerreras, y,
sin tomar aliento, mientras ardía el fuego, s·onaba eil bélico caracol
estremeciendo con sus vibraciones todo el valle; hacía pasar la filecha
siete veces por el tubo de una caña brava sin rozar sus paredes; con
su maza había exterminado tnil enemigos en un combate Sli.n que su
brazo sintiera fatiga; con los dedos de cien manos no podían contarse
las pieles de jaguares y pumas, muertos por 'la suya, en lucha cuerpo a
cuerpo, y todas no ostentaban sino un solo agujero, el que marcaba el
lugar del corazón; atravesaba los ríos como un pez y trasponía los
barrancos como un vena.do; tenía las plumas más vistosas, el cacao más
rico y el oro más puro; entendía las lenguas de veinte pueblos y sus
carnes lás bañaba sangre de reyes.
Alvarado se puso de pie apenas de oír la& úHimas pafabras. La
lujuria y la codicia asomaron a sus ojos que chispeaban bajo el arco
de su entrecejo anudado.
147
l!:l castellano la veía como sobrecogido por una misteriiosa fasci
nac1on. Se repuso. Avanzó hacia ella, la tomó en sus brazos y la
arrastró al cuarto vecino donde estaba el tapeshco en que dormía, cu
bierto con mantas de colores vivos y dibujos raros.
Entre tanto el desgradado esposo, enlloquecido po
· r el dolor, bus
caba sus joyas de más precio para llevarlas al extranjero audaz y supli
carle, teniendo derecho a exigirle, que le devolv1era a su esposa, el teso
ro más amado de su·s tesoros. Entró a la presencia del vencedor y e�uso
su demanda con lágrimas de desesperación y de angustia a la vez que
ofrecía sus donativos. Los presentes fueron. aceptados, pero [a prenda
cara no fué devuelta. Hubo más. Como
· viera ·el conquistador que de las
orejas del indio colgaban unos aros salpicados de hermosa pedrería, se
abalanzó al príncipe y se los arrancó a viva fuerza, desgarrando con tal
crueldad los lóbulos, que de ellos quedaron pendientes como aretes de
toral dos hilos de sangre. Al punto de los labios del iracundo Capitán
se escapó un silbido y de un salto estuvo junto a su amo un inmenso
perro de presa, uno de aquellos canes que tanto temían los primitivos,
porque destrozaban sus carnes con más fiereza que las bestias salvajes
de la montaña. La presencia del terrible animal anunciaba al indio que
era preciso retirarse y huyó dejando a su paso las notas dOil_ientes de sus
gemidos y sollozos.
Pasó el tiempo y la hermosa cautiva voh'ió al hogar abandonado.
El príncipe la amaba y la recibió con cariño y bondad. Pero corrieron
siete lunas y la princesa fué madre. El recién nacido no tenía ·el sello
de su raza¡ ni la piel era cobriza, ni el cabello negro y lacio. Su cuer
pecito era blanco como la nieve que diadema el volcán, y rosado como
el hueco del caracol y era rubio como .el maíz amarillo y sus ojos eran
claros y azules como un día soleado y sereno.
El príncipe lo miraba ho.sco y sombrío, pero no sin cierto temor
supersticioso. La princesa lo adoraba. ¿Qué flor de recuerdo hacía
más hondo su amor de madre? ¿Pasaba por su mente como en desfile,
a un tiempo mismo doloroso y amabie, la figura soberbia del hijo del
sol y los días pasados con él? Fuera de su retoño no la preo.cupaba otra
cosa, y al saber que •se acercaba la -fiesta de la siembra y la ceremonia del
bautizo del maíz, había temblado, besando con desesperada angustia
a la preciosa criatura, porque en los brazos del hombr.e de lejos había
aprendido a besar.
El día augusto de la consagración del grano ·se acercaba. Había
vuelto el Sacerdote Má:rimo de la casa verde y se recuperaba un poco
para poder asistir a la gran solemnidad. Entre los niños marcados iba
a verificarse aquella tarde la elección definitiva. Los sacerdotes conver
tidos en tribunail de arte examinaban a los mños. E•l uno pesaba siete
manos de cacao, tenía la ventaja en el peso¡ el otro tenía la frente más
huida y la carne más recia¡ el de más allá, parecía reproducir en su
rostro las líneas terribles del dios Tohil. Era d�fícill. resolver el proble
ma. En ese momento, co
· sa no vJ.sta nunca, un hombre se presentó con
un mño en brazos. Era el príncipe Xuchil. El pequeño venía cubierto
con un manto de algodón ricamente bordado y no se podía verle,
148
-la princesa mi esposa, dijo el recién llegado está enferma, muy
enferma, puede morir, pero antes moriría de pena que de enfermedad,
si no mandara su hijo para ofrecerlo a los dioses, y arrancó
, el manto
que cubría al niño.
Un g,rito. se escapó de todas las bocas. No podía haber nada
más bello. Lo pesaron y llegó a siete manos de cacao. No se parecía
a los ídolos, muy al contrario, pero tenía algo de sobrenatural que sub
yugaba. Sin una sola discrepancia quedó electo para el sacrificio que
debía tener lugar al día siguiente. Se le entregó a una sacerdotisa, y el
templo poco a poco fué quedando vado. La princesa, que había .ido en
busca de orquídeas para tejer una corona que debía ceñir la frente de
Abrakán, al regresar a su casa, buscó inútilmente a su hijo. Despedazó
entre sus manos nerviosas las flores- admirables, se mesó fos cabellos
con rabia y ya se disponía a echarse a la calle como una poseída, cuando
entró su esposo.
-Mi hijo, mi hijo, ¿donde está, devuélveme a mi hijo!
Inmutable, con acento frío como la hoja de un cuchillo de jade,
el príncipe respondió:
-En el templo. Era el más hermoso de los nJÍños.
La prin<:esa comprendiéndolo todo, dió dos pasos, vacilantes, y
cayó pesadamente en tierra, en esa misma tierra que en los campos,
muy en breve, haría reventar el grano rociado con la .sangre de su sangre.
El día Coak, o de la lluvia, no respondió a su nombre. Un sol
magnífico fué remontando ed cielo no turbado por un girón de nube.
Desde las primeras horas del amanecer, ambiente de noble regocijo
S'e hacía sentir p<>r todas partes. El pueblo purificado por la penitencia
y eil sacrif!icio, se disponía a fomar la comunión. Al pie de la escalera
que daba acceso al templo principa:l, se ldzaba una estatua del dios
Huítzílopochtli, hecha de una pasta compuesta de maíz cocido, semillas
de ciertas plantas virtuosas y miel de colmena. La ceremonia denomi·
nada teoqualo, que quiere decir dios es comido, consistía en repartir en
porciones pequeñas, pedazos de la figura hecha de esa masa que l<>s
fieles. ingerían con unción, murmurando: "que sea con nosotros el
espíritu de la divinidad y nGs libre de la peste y de la caída y del extravío
en el1 ·camino y nos dé pros·peridad y bienestar".
Cuando el astro se encontró sobre la aguja del 'templo se proce
dió al bautizo del maíz. Cerca de la ceiba gigante que alzaba su soberbia
copa en el centro de una plaza., sobre un sitial a:dorµa:do con palmas,
estaban los sacerdotes, presididos por el gran Hum-an-ax-chil. Llevaba
éste una túnica blanca y una dalmática azu·l; sobre la cabeza una mitra
bordada con pedrería; sandalias admirablem·ente tejidas cubrfa.n sus
pies ; un cinto de cuero sostenía el cuchillo de obsklian·a que debía servir
para abrir el pecho de la víctima; en la diestra empuñaba un báculo
de oro, en fa siniestra una bolsita llena de maíz.
Vibraron los caracoles ·en fo alto de la torre, y entonces, de los
cuatro puntos cardinailes, se desprendieron cuatro grupos de dom:ellas
vestidas de blanco, adornadas las sueltas cabelleras con largos tallos de
hiedra que bajaban seripenteando por todo '" ��erpo, :Llevaban en la
A. G. eH.-10 149
mano una cesta llena ,de maíz y cubierta de f.}ores sillvestres. Se aproxi
maron a la ceiba y en torno del tronco, como una inmensa columna,
comenzaron una danza graciosa y sutil animada por las notas de la
marimba. A cada vuelta arrojaban una flor al pie del árbol sagrad9, a
la vez que cantaban alabando sus beneficios y sus dones y los del sol
y del agua y de la tierra y de los hombres •que cultivan los. campos y de
las mujeres que muelen en fos hogares.
Cuando hubieron arrojado hasta la última flfJr, formando dos filas
entre las cuales iban los sacerdotes, se c,iirigieron al templo donde debía
tener lugar el sacrifido. La saceJdotísa se presentó con el niño en bra
,
zos. A la luz de aquel día diáfano y claro parecía más blanco y más
bello. Lo recibió el Sacerdote Máximo y lo elevo para mostrario al sol.
Hizo lo mi'Smo ante la imagen de los Dioses y se dirigió a la mesa sacri
fícaitoria.Lo depositó sóbre l� düra l�a. El pequeño lloraba agitando
sus bracitos y S?S piernas, desesperadamente, como si presintiera su
fin y quisiera defenderse. La multitud ·permanecía sumida en religio
so .silencio. De pronto se oyó un grito y una mujer que no se supo de
donde había venido, rompiendo todo ritual, se acercó al ara. Era la
princesa Xuchil.
-No lo matéis, exclamó, es hijo de Tonaihtíú. Si lo matáis nu·es
tros templos serán reducidos a polvo y despedazados nuestros Dioses,
esclavos serán nuestros rey·es, devastados nuestros campos, cegadas
nuestras minas y los blancos pesarán sobre nosotros como la muerte.
E1 sacerdote la miraba !impasible. Un grupo de nobles se había
apoderado de ia madre que forcejaba entre los brazos que la sostenfan.
El sacrificador se acercó al niño que lloraba con mayor angustia. Puso
su mano sobre la garganta del pequeño y con un movimiento rápido,
producto de una vieja costumbre, abrió. el pecho de la víctima. La
princesa s·eguía anunciando desgracias. Las doncellas vestidas de blan
co se acercaron con sus cestas llenas de maíz. El pontífke recogía en
una taza de oro la sangre y rociaba los granos de cada cesta. La si
miente quedaba bautizada. Una hora después a los cuatro vientos y
en tOdos los campos', era recibida por lo·s surcos abiertos. Y se cuenta
que nunca .los anales· de aquel pueblo, como en aquel año, fué más
abundante fa cosecha·ni más hermoso el maíz.
MARTA VIELMANN,
en el prólogo
de la ópera
"
VINAC QUICHE"
Se aplacará el dolor
del gran dios del Quiché,
al caer fa princesa
de Iximché,
como una flor . . , ,
151
Tohil y por Úiltimo, rodeada de los cakchiqueles prisioneros, la Princesa
Alitza, la ·flor más pura de los valles, que va ·a ser inmolada
para aplacar a los Dioses. Pero he aqu,í que en 'el momento
en que el puñal del Sumo Sacerdote se levanta para hundirse en el
corazón de Alitza se oye rugir en el fondo de los barrancos :la terrible
voz del dios malo, 1que anuncia la destrucción del Quiché. Todos quedan
en suspenso, presos de horror y espanto; y entre el estupor general el
príncipe Amalchi, gran murciélago y señor del volcán, aparece en lo más
alto, y cantando la profecía llega hasta los quichés, liberta a la princesa
Alitza y se la lleva y desaparece con ella entre 1o más agreste de :la
serranía. Los brujos quichés se congregan de nuevo para comentar el
espantable caso. Pero cuando están más perplejos un prisionero cak
chiquel hace traición y descubre el secreto del príncipe robador de
Mitza. No es el demonio sino un Motz, un príncipe descendiente de las
estrellas, quien, por la virtud de una flor que lleva sobre el pecho, puede
saltar los - abismos y transfol"marse en serpiente, murciélago o tigre.
Si se logra arrancarle la flor, p1erderá su virtud. El más hábil brujo
quiché es des·pachado en persecución de ios príncipes fugitivos.... En
el segundo cuadro de la escena que os pres·ento, V·eréis cómo los prínci
pes fugitivos, Amalchi y Alitza, han llegado a lo más profundo del bos
que. Ella esitá rendida de cansancio, y es en vano que él le pida que
continúen, llevándola sobre sus alas. Esas alas, dice ella, queman como
el resplandor del volcán. Allí, en el fondo del bosque cantan su idilio.
El le dice que a su lado se siente inmortal, como las estre1las sus abuelas,
y ella le contesta que estando a su lado no le importa ni la muerte.
¡Qué suer.te morir juntos! El brujo quiché, convertido en coyote, avan·
za cautelosamente, junta fuego, los hace dormir con el humo y le arran·
ca al príncipe la flor.....
Los dos príncipes han caído prisioneros, por·que se ha perdido
la flor. En ell. último cuadro pres·enciaréis cómo los indios bailan al re·
dedor de la hoguera en que ambos príncipes perecerán, la danza ma·
cabra y fantástica con que eLlos perpetuaron en los siglos la hora terri·
ble aquella en que les fué profetizada la ruina del Quiché. Los dos
príncipes están amarrados sobre la hoguera que pronto va a encenderse.
Alitza, Alitza, 1e dice él. No temas estas llamas. Ellas no serán sin<>
el resplandor de las estrellas donde eternamente vamos a arder.
Alitza contestíl: nada temo, Amalchi. Yo soy feliz muriendo
contigo, entre tus brazos, a la hora en que asoma la estrella de la tarde,
la estrella, como bofa de fuego, que anunciaron mis abuelos. El prosi
gue: Alitza, Alitza, ten valor. L·as llamas nos desgarrarán, pero no te
mas, porque nos estaremos iconvirtiendó eri. estrellas ....
La danza prosigue cada vez más furiosa. Las llamas de la ho
guera arden. Los dos príncipes se retuercen entre ellas. Pero, de
pronto, en lo más hondo del dolor, sienten que se apodera de ellos, con
el vaho de la muerte, el vértigo sublim� de sus abueilos: la adivinación.
¡Ves, Alitza, Alitza, dice él 1 Ya dominamos la ·tierra y el mar y
el firmamen·to, como en las cumbres de Hunahpú. Lee conmigo en la
estrelila de la tarde que asoma, como bola de fuego. . . . Y ambos, en el
último instante, leen �µ l� e�tr�lla r �n\rn,�ian la profecía:
152
Quiché, Quiché. No (Iuedará ni un árbol e� tus campos ni ·una
piedra en tus ciudades. Viene ya del otro lado 'd el mar el hombre blan
co, el Hijo del Sol. Viene montando monstruos grandes y veloces como
Jos que había antes de que se hundiera la Atlántida. Traen el rllyo en
las manos. Leed, quichés, al resp[andor de la última lágrima sangrien
ta de la estrella.
En eil fondo del horizonte, ante los espantados ojos de la mullti
tud, aparece la visión apocalíptica de los españoles. Apar·ece e'1 grupo
de los conquistadores, aJ.umbrados por la estrella roja, compactos, mon
tanrdo br.J osos corceles, enristradas las tremendas lanzas, los cañones
adelante, refulgentes ilos yelmos, las ailIIladuras, los escudo·s, y enhiestos
los morriones.
¡Los hijos del Sol, los hijOls del Sol! grita la muchedúmbre horro
rizada. Los dos príncipes se doblegan abrazados. Las llamas envue�
ven sus cuerpos. La visión de los conquistadores desaparece. . La mú
sica vibra con una fanfarria castellana fugitiva, y en 1os aires queda
sólo el ululante grito, des.g¡i.rrador y trágico, de los indios.
Esta es la historia que os convido a vivir conmigo ·por breves mo
mentos. Abramos el alma a esta evocación de cinco siglos y asistamos
.
aquí, en el se.no de la Ciudad adorada, que hoy cumple 400 años de
vida, a este grandioso episodio de nuestra pre�historia, cuyas sombras
se proyectaron sobre el sol y cuyas claridades repercutieron, con fuerte
clarinada de chirimías y atabales, sobre nuestras montañas. La Ópera
guatemalteca comienza. Levántese el Telón.
• •
153
CRONICA
de
. la excursión organizada por la Sociedad de
Geografia e Historia a la Antigua Guate
mala y otros sitios históricos, en los días
27 y 28 de julio de 1924, por Francisco
Fernández Hall (Haroldo).
154
Orive descubre la láipida que ha de rec()rdar ál viájero que aqúella fué
la primitiva y grandiosa Universidad Carolina y· d Licenciado Matos
pronuncia su alocución ·en loor de los fundadores de aquel centro uni
versitario.
En seguida los -excursionistas yuelven a· ocupar los autos y el des
file se. inicia hacia San Juan del Obisp:o, -en cuyo Palacio . la voz elo
cuente del señor don Flavio Guillén hace cumpii:do elogio del munifico
prelado don Francisco Marroquín, al descubrii:-!¡>e por la señorita Julia
Lazo Rodezno la lápida ·que recuerda. haber sido aquel sitio. elegido por
el Chispo para su residencia de vacadones. La belleza de aquel pintores-
co sitio, la solidez del Palacio que ha II'esistido los embates de los terremo
tos y la maestría con· que están ejecutados muchos de los adornos de la
iglesia que visitó la coneurrencia, hacen· prorrumpir a· ésta en fras·es de
admiración y de entu'siasmo. El espectáculo .presentado por Ja plaza de
San Juan d�l OlJispo circundada po.r dento y tantois au1omóviiles adorna
dos era realmente inolvidable, al pie del Volcán de Agua y a la' vista
de un panorama de sin igual bellez.a. Aní es declamada por el estu
diante de Derecho don Alfonso Carrillo· la hermosa Salutación de Lan
.
dívar a Guatemala, su ciudad natal.
155
Los autos se ·encaminan :v�loces al.-sitio de trágica rec9rdación in
eJ. q\\e una avalancha destruyó la segunda capital guatemalteca. Lle
gado,s 'ª él resuena la brillante improvisación del Licenciado don José
A. Beteta en el Municipio de Ciudad Vieja al descubrirse la plac·á que
dice ser- aquella la segunda capital que Guatemala tuvo. Pasan después
los concurrentes .a las ruinas del Palacio del Adelantado y son allí leí
das las líricas frases en las que Jos·é Rodríguez Cerna recuerda el
funesto fin de la Sin Ventura.
Iníciase después la vuelta a la Antigua, donde los excursionistas
se dividen ,en ibusca de alojamiento. Son ya las doce y media de la
mañana.
A J.as cuatro reúnese de nuevo la c-0mitiva en la Plaza Central de
la Antigua y prindpian lo's a.dos de la tarde con el Discurso pronundado
por el señor Ministro de Nicaragua, al descubrir la lápida conmemorativa
que la Colonia Nicarag\iense ofrenda como homenaje suyo '·en el IV
Centenario de la primera ciudad de Guatemala. Esa lápida ftié colo-
·
cada en el interior de la Universid:ad Nacional. Una salva nutridísima
de aplausos acoge las palabras del distinguido diplomático de la her
mana República que de manera · tan simpática se ha asociado en esta
recordación histórica que no ·es exclushna de Guatemala, sino tle la
América Central toda, puesto que ésta durante los días de la Colonia
tuvo a la Antigua por su sede central.
A continuación la Comitiva 'Se dirige al .sitio donde ha de ,ser loado
el sold-ado-historiador, el famoso Bernal Díaz del Castillo, rpor el socio
designado para ello, señor General don J. Víctor Mejía.
156
Después se marcha hacia el sitio en que existió la primera im·
prenta que a Guatemala trajo el ilustre Obispo Enríquez de Rivera, y
allí habla en nombre de la Sociedad el señor Licenciado don Mariano
Zeceña.
La concurrencia se dirigió en seguida . a la casa en la que había
sido colocada la lápida gforif.icadora . del gran poeta La·ndívar. Se ha
hecho esta colocación sin carácter de definitiva, pues pendiente se en
cuentra aún el determinar cuál fué en verdad la casa en que nació el ilus
tre bardo que desde la lejana Bolonia saludó a la Antigua en inspiradas
estrofas. La lápida es descubierta por la señorita Concha Orellana y el
distinguido orador señor Licenciado don Salvador Falla hace en su
· del autor de la Rasticatío Mexicana.
discurso la apoteosis
Han concluido los homenajes en la Antigua. Se ha recordado
con patriótico fervor a los grandes hombres de la época colonial y fija·
das qu.edan las lápidas que harán perdurable el recuerdo en las gene
raciones venideras. La Sociedad de Geografía e Historia ha dado cima
a su programa de aquel día. Mas, concluído éste, principian los feste
jos organizados por las Autoridades y Sociedad antigüeña en honor de
los visitantes. En el Parque del Centro un concierto de la Banda Mar
cial reune en alegrísimos grupos a visitantes y visitados. La Antig:ua
parece rejuvenecida en aquella tarde y una linda antigüeña condensa el
pensar de muchos pobladores de la vieja ciudad histórica, diciendo a
miembros de la Spciedad iniciadora de aquellos festivales: "¡Qué ale
gre han puesto ustedes a la Antigua esta tarde. E·s esto como un des
pertar de nuestra dormida ciudad . . . .!"
Por la noche un. suntuosísimo baile dado en el edificio de la
Universidad congrega a los señores Ministros, Autoridades Departamen
tales, Municipio y sociedad de la Antigua, miembros de la Sociedad de
Geografía y excursioniistas guatemaltecos. El más perfecto orden y
la más refinada cultura reinan durante toda la noche en ese festival y
el entusiasmo es tanto entre los concurrentes que en la madrugada aÚJJ
se baila a las notas de la Jazz Band llegada de la capital y de las ma
rimbas en el salón y corredores de aquel suntuoso �dificio de la colonia.
.157
la lápida conmemorativa que di·spuso poner la Asamblea en el Salón
de honor. En '.nombre de la Sociedad es leído por el señor Licenciado
Piñol el discurso del Presidente de la Asociación, Licenciado don Anto�
nio Batres Jáuregui, quien por no encontrarse bien de salud no pu do
Ü egar hasta Tecpán, habi� ndose quedado en la Antigua Guatemala. Es
descubierta también un'a lápida conmemorativa que ofrenda a Tecpán
el Partido Liberal F e:cteralista y después de visitar una interesante expo·
sición de manufacturas tecpanecas, la concurrencia vuelve a los auto·
móviles y se dirige al histórico sitio de Iximché que había de ser el tér
mino de aquella patriótica peregrinación.
E9J>edáculo bellísimo e inolvidable es el presentad� en Iximché
en a·que11a mañí ma luminosa por las multitudes de indígenas que con
sus vistosos trajes ponían una nota de vida en los montículos que rodean
la pl,aza de aquel lugar donde cuatrocientos años hace Alvarado fundó
a Guatemala. En el centro de la vasta expl·anada de Iximché se alza el
monumento que allí ha sido erigido por el Gobierno en conmemoración
de la. fundación de la primitiva capital. · Un velo cubre el mónumento
y al ser éste descorrido, aparece una significatva alegoría. Es España
rodeada por las cinco Repúblicas Centroamericanas. La señorita Ra·
mira RébuH representa a la gloriosa Iberia y las señoritas Bertha Pinzón,
Joaquina Ovalle, Adriana Pinzón, Ernestina R·angel y Zoila Rosa Po
·
158
RECON STRUYE NDO H lSTOR I CAMEN TE
L A A N T I G·U A G U AT E M A L A
160
VOTO DE AGRADEC I M IENTO
161
Miembros del Subcomíte O rganizador de Excursión
nuel F. Alvarado, don Ricardo J. Paul, don Guillermo Aguirre, h., don
Arturo Castillo A., don lrving Sthal, don Luís Urruela y don Jorge
Aguirre.
parte en la Velada
Clubs Sociales
162
O tras Personas
163
SOOEDAD DE GEOGRAtiA E HISTORIA
JUNTA DIRECTIVA:
Presidente . . . . . . . . Sr. Licenciado don Antonio Batres Jáuregui
. . . . . • . .
SOCIOS HONORARIOS:
Sr. Doctor don Karl Sapper
Sr. Doctor don Sylvanus G. Morley
Sr. Profesor don W illam Gates
SOCIOS ACTIVOS:
Sra. doiia Lily de Jongh Osborne
Sra. doña Natalia G6rriz v. de Morales
Señorita Anita Espinosa
Sr. Ingeniero don Félix Castellanos
Sr. don Carlos Wyld Ospina
Sr. don Rafael E. Monroy
Sr. Licenciado don Adrián Recinos
Sr. don Víctor Miguel Díaz
Sr. General don Víctor J. Mejía
Sr General don Pedro Zamora Castellanos
Sr. Doctor don Fernando Iglesias
Sr. Ingeniero don Fernando Cruz
Sr. Licenciado don José Rodríguez Cerna
Sr. don Rafael Arévalo Martínez
Sr. Licenciado don Alejandro Arenales
Sr. Licenciado don Mariano Zeceña
Sr. Licenciado don Enrique Martínez Sobra!
Sr. Licenciado don José A. Beteta
Sr. Doctor don Ezequiel Sosa
Sr. Ingeniero don Lisandro Sandoval
Sr. Ingeniero don Claudio Urrutia
Sr. Licencia do don Rafael Piñol
Sr. Licenciado don Ernesto Rivas
Sr. don Flavio Guitlén
Sr. don Fernando Juárez .Muñoz
Sr. don José Castaiieda
SOCIO FALLECIDO:
Sr. Ingeniero don Juap Arzú Batres