Gobierno de Carlos Salinas de Gortar1
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POLÍTICA EXTERIOR
Durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, México tuvo una intensa
actividad en política exterior, en parte por las características propias del
entorno mundial, pletórico en acontecimientos transcendentales durante el
periodo en cuestión, y en parte por el interés del presidente de proyectar la
imagen de México (y quizá la suya propia) al exterior, aprovechando la
coyuntura internacional.
De manera más específica, la actividad desplegada por el gobierno salinista en
política exterior estaba estrechamente vinculada al proyecto económico,
cuyos primeros pasos se habían dado en el sexenio anterior, al que Salinas se
propuso dar continuidad. Los elementos de ese proyecto, como la apertura
comercial, el saneamiento de las finanzas públicas, la privatización de
empresas estatales y la desregulación, habrían de tener gran influencia sobre
el rumbo de las relaciones de México con el exterior.
Así, la política exterior salinista pretendía llevar a la práctica la idea de que la
inserción de México en el mercado internacional, unida a la captación de
inversiones extranjeras, constituía el medio más adecuado para salir de la crisis
y encaminarse luego hacia el desarrollo nacional. En consecuencia, fue
necesario poner a la diplomacia mexicana al servicio del proyecto económico,
para lo cual, una de las principales misiones de la cancillería consistió en
efectuar labores de promoción que incrementaran la presencia de México en
el extranjero, proyectando una imagen positiva.
Con referencia a la coyuntura internacional, destaca por su magnitud e
importancia la caída del socialismo protagonizada por la ex Unión Soviética,
cuyos efectos políticos inmediatos transformaron el panorama europeo y
también, y de manera más significativa a nivel mundial, pusieron fin a la Guerra
Fría y en consecuencia a la rivalidad bipolar este-oeste, dando paso a un nuevo
tipo de relaciones internacionales en las que México habría de verse
involucrado, dada su inmediata vecindad con Estados Unidos.
El fin de la bipolaridad contribuyó a la formación de un nuevo fenómeno
geopolítico y económico sin precedentes, caracterizado por la existencia de
una red de relaciones comerciales ya no entre naciones aisladas, sino entre
regiones formadas por bloques de países colindantes, en el marco de una
fuerte competencia global, de la cual se deriva el nombre de globalización.