Consuelo y Fortaleza Isaías 40
Consuelo y Fortaleza Isaías 40
Consuelo y Fortaleza Isaías 40
Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a
voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la
mano de Jehová por todos sus pecados.
A comparación con capítulos anteriores que hemos estudiado apreciamos que hay un cambio de
tono, hay una nueva dirección, palabras suaves, afirmativas, reemplazan las duras advertencias de
los capítulos anteriores de Isaías.
Ahora bien, las palabras consolar, consuelo, consolador, se usan unas 13 veces desde este punto y
hasta el final del libro de Isaías. Es el tema principal de estos capítulos a partir del capítulo 40. La
palabra consuelo en realidad proviene de dos palabras en latín que significan: fortalecer, dar
fuerza y consuelo en la aflicción, hacer fuerte, fortificar.
Isaías sabía lo que era advertir e instruir al pueblo de Dios, pero el Señor también quería que su
pueblo recibiera su consuelo. 2 Corintios 1:3 habla de nuestro Señor como el Dios de todo
consuelo; Dios quiere que sus mensajeros hablen de consuelo a su pueblo.
El consuelo de Dios no es un mensaje vacío de pensamiento positivo, “Hay un rayo de luz detrás de
cada nube”. Dios siempre le da a su pueblo motivos de consuelo.
Ahora, nota para quién es este consuelo. Es para personas que tienen una relación de pacto con
Dios. «Consolad a Mi pueblo, dice vuestro Dios». Tú no puedes esperar tener consuelo en medio
de tu debilidad y en medio de las aflicciones de la vida, el tipo de consuelo profundo que
realmente necesitas, si no le perteneces al Señor. Este es un mensaje para el pueblo de Dios.
Es en este mismo sentido que Dios nos habla y nos dice que somos más que vencedores a través
de aquel que nos amó (Romanos 8:37). La batalla aún se avecina, pero en lo que concierne al
creyente en Jesucristo, nuestro tiempo es ya cumplido, Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis
vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo (1 Juan 4:4).
Dónde buscas tú el consuelo ? Cuando estás débil, cuando estás temerosa, cuando estás
deprimida, cuando estás desanimada, ¿buscas al Dios de toda consolación? ¿Acaso no tendemos a
buscar en otros lugares primero?
Por el Nuevo Testamento sabemos que este pasaje se está refiriendo a Juan el Bautista, quien
prepararía el camino para la venida terrenal de Jesús. Él era un precursor. Preparad el camino. El
Salvador viene. El Cordero de Dios viene. El Hijo de Dios viene. ¡Arrepiéntanse! Alisten un pueblo
preparado para una visitación del Señor.
Dios quiere venir y encontrarse contigo y visitarte en tu soledad, en tu desierto, en el lugar más
improbable. Pero para eso se requiere tener una correcta relación con Dios, hay cosas que están
mal que deben enderezarse, cosas que ahora están torcidas. Hay lugares bajos que necesitan ser
rellenados, y lugares altos que necesitan ser bajados para que podamos tener esta calzada para
nuestro Dios. Se necesitan cambios.
¿Y cuáles son algunos de esos impedimentos? ¿Cuáles son algunos de esos obstáculos, de esas
montañas que tienen que ser removidas?
La gran pregunta que obtenemos con ello ? esto se nos responde en versículo 5:
Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha
hablado.
Esa es la motivación de buscar a Dios para que traiga avivamiento. Esa es la motivación de estar
bien delante de Dios. Esa es la motivación de tener relaciones correctas, que la gloria de Dios
pueda ser revelada, y el carácter de Dios, el esplendor de Dios; para que el mundo pueda mirarnos
y ver cómo es Dios.
En este libro tamién se nos habla de la fragilidad del hombre, donde se nos expresa que todo pasa
pero la Palabra de Dios es para siempre.
Escuchemos lo que dijo Pedro en su primera epístola, capítulo 1, versículo 23: "Pues habéis
renacido, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y
permanece para siempre. Porque toda carne es como hierba y toda la gloria del hombre como flor
de la hierba; la hierba se seca, y la flor se cae, más la Palabra del Señor permanece para siempre. Y
esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada".
Sólo el Evangelio es el que da vida eterna al hombre que, por naturaleza, es simplemente una
criatura transitoria en esta tierra es sólo por medio del evangelio que el hombre recibe vida
eterna. Ahora, tenemos un maravilloso mensaje aquí en el versículo 9, que dice:
"Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sión; levanta con fuerza tu voz, anunciadora de
Jerusalén. ¡Levántala sin temor! Di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro!"
Quiero decirte que tú y yo tenemos un mensaje para aquellos que están desesperados, que están
desanimados y derrotados. Tenemos buenas noticias para nuestro mundo. Tenemos buenas
noticias para el pueblo de Dios. Tenemos buenas noticias, el evangelio de Jesucristo y nos están
diciendo que lo proclamemos.
En estos tiempos, si miras a tu alrededor, te darás cuenta de que hay muchas personas que están
deprimidas y desanimadas. Tienen que vivir tomando medicamentos. No tienen esperanza.
Especialmente durante estos tiempos de incertidumbre económica, pasar por enfermedades o por
este virus a nivel mundial, encontrarás personas que han pasado por una gran pérdida en el curso
de estos años y están descorazonadas. Necesitan una esperanza. Necesitan buenas noticias.
Necesitan un lugar donde encontrar ánimo y esperanza.
Y en el contexto inmediato en el cual escribe Isaías, la buena noticia es que el pueblo de Dios será
libertado de la cautividad babilónica. Si hubieses vivido 70 años bajo el yugo de los babilonios, la
noticia de que la cautividad llegaría a su fin sería buena noticia. Sería algo digno de celebrar.
Al leer el pasaje en un contexto más amplio y aplicarlo a nuestra propia situación, somos el pueblo
de Sión, el pueblo de Dios con un mensaje de liberación del cautiverio. Esas son buenas nuevas. Es
el evangelio y consiste en que Jesús ha venido a libertar a Su pueblo de su pecado. ¿Cuál es
nuestro mensaje? Consiste en cuatro palabras: He aquí tu Dios.
Dios es grande. Aquí está tu Dios. Levanta tus ojos. Míralo a Él.
Pon tus ojos en Cristo. Tan lleno de gracia y amor; y lo terrenal queda sin valor a la luz del glorioso
Señor. Pon tu mirada en Él.
Les quiero decir, que esta es la cura más efectiva para cada problema de tu vida y de la mía. Ten
una visión fresca de Dios. Quita tus ojos de ti misma. Quita tus ojos de tus circunstancias. He aquí
tu Dios
Esto no hará que las circunstancias desaparezcan. No te estoy prometiendo eso, te estoy
prometiendo que:
Tendrás esperanza
Tendrás ánimo
Tendrás gracia
Dios te bendiga