Ungidos para Vencer
Ungidos para Vencer
Ungidos para Vencer
Hechos 10:37 Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del
bautismo que predicó Juan:
38 cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo
bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
- Unción... Es Dios untandonos de su Poder, de su naturaleza para que olamos como Él, hablemos como
Él, para que usemos su Poder...
2 Corintios 1:21 Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios,
- Gloria... Esta es Dios mismo, la Gloria le pertenece a Dios, en la Gloria el hombre no tiene nada que
hacer, sólo recibir...
Dios es el único que puede dar gloria porque la gloria le pertenece a Él, sale de Él, y el da gloria al que
quiere... Cuando le damos la Gloria a Dios, entonces Él nos la retorna...
1 Samuel 17:1 Los filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y se congregaron en Soco, que es de
Judá, y acamparon entre Soco y Azeca, en Efes-damim.
2 También Saúl y los hombres de Israel se juntaron, y acamparon en el valle de Ela, y se pusieron en
orden de batalla contra los filisteos.
3 Y los filisteos estaban sobre un monte a un lado, e Israel estaba sobre otro monte al otro lado, y el
valle entre ellos.
4 Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía de
altura seis codos y un palmo.
El enemigo siempre se levantará y saldrá en tu contra, estamos en medio de una guerra y tenemos que
saber reconocerla, quiere decir que no te puedes quedar quieto, algo tienes que hacer porque el mundo
espiritual siempre está en movimiento...
Hay un gigante que te quiere desafiar, pero esto me lleva a la Palabra en:
1 Juan 4:4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros,
que el que está en el mundo.
Jeremías 1:19 Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para
librarte.
1 Samuel 17:8 Y se paró y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué os habéis puesto
en orden de batalla? ¿No soy yo el filisteo, y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un
hombre que venga contra mí.
9 Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo pudiere más
que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis.
10 Y añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee
conmigo.
11 Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran miedo.
12 Y David era hijo de aquel hombre efrateo de Belén de Judá, cuyo nombre era Isaí, el cual tenía ocho
hijos; y en el tiempo de Saúl este hombre era viejo y de gran edad entre los hombres.
13 Y los tres hijos mayores de Isaí habían ido para seguir a Saúl a la guerra. Y los nombres de sus tres
hijos que habían ido a la guerra eran: Eliab el primogénito, el segundo Abinadab, y el tercero Sama;
14 y David era el menor. Siguieron, pues, los tres mayores a Saúl.
15 Pero David había ido y vuelto, dejando a Saúl, para apacentar las ovejas de su padre en Belén.
16 Venía, pues, aquel filisteo por la mañana y por la tarde, y así lo hizo durante cuarenta días.
17 Y dijo Isaí a David su hijo: Toma ahora para tus hermanos un efa de este grano tostado, y estos diez
panes, y llévalo pronto al campamento a tus hermanos.
19 Y Saúl y ellos y todos los de Israel estaban en el valle de Ela, peleando contra los filisteos.
20 Se levantó, pues, David de mañana, y dejando las ovejas al cuidado de un guarda, se fue con su carga
como Isaí le había mandado; y llegó al campamento cuando el ejército salía en orden de batalla, y daba
el grito de combate.
22 Entonces David dejó su carga en mano del que guardaba el bagaje, y corrió al ejército; y cuando llegó,
preguntó por sus hermanos, si estaban bien.
23 Mientras él hablaba con ellos, he aquí que aquel paladín que se ponía en medio de los dos
campamentos, que se llamaba Goliat, el filisteo de Gat, salió de entre las filas de los filisteos y habló las
mismas palabras, y las oyó David.
24 Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran temor.
25 Y cada uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto aquel hombre que ha salido? Él se adelanta para
provocar a Israel. Al que le venciere, el rey le enriquecerá con grandes riquezas, y le dará su hija, y
eximirá de tributos a la casa de su padre en Israel.
26 Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que venciere a
este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este filisteo incircunciso, para que
provoque a los escuadrones del Dios viviente?
27 Y el pueblo le respondió las mismas palabras, diciendo: Así se hará al hombre que le venciere.
28 Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y
dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo
conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido.
30 Y apartándose de él hacia otros, preguntó de igual manera; y le dio el pueblo la misma respuesta de
antes.
31 Fueron oídas las palabras que David había dicho, y las refirieron delante de Saúl; y él lo hizo venir.
32 Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra
este filisteo.
33 Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y
él un hombre de guerra desde su juventud.
34 David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un
oso, y tomaba algún cordero de la manada,
35 salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la
quijada, y lo hería y lo mataba.
36 Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque
ha provocado al ejército del Dios viviente.
37 Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me
librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo.
40 Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril,
en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo.
42 Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso
parecer.
43 Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus
dioses.
44 Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.
45 Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el
nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.
46 Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos
de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.
47 Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la
batalla, y él os entregará en nuestras manos.
48 Y aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se
dio prisa, y corrió a la línea de batalla contra el filisteo.
49 Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo
en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra.
50 Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en
su mano.
51 Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; y tomando la espada de él y sacándola de su vaina,
lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Y cuando los filisteos vieron a su paladín muerto,
huyeron.