Avaluo Semoviente Judicial
Avaluo Semoviente Judicial
Avaluo Semoviente Judicial
Se encuentra en el plenario el oficio No. 1578 del 9 de agosto de 2002, que envió
el Juzgado Décimo de Familia de Bogotá a la Fiscalía 18 Seccional de Paz de
Ariporo y en el cual se indicó que “en diligencia de inventario y avalúo adicional,
realizada el día quince (15) de febrero del año dos mil uno (2001), el Dr. Guillermo
Arturo Villegas, apoderado de [la] cónyuge supérstite y otros herederos
reconocidos, reportó la existencia en el Hato Miravalles, vereda San José de
Miravalles, inspección departamental Las Flores, jurisdicción del municipio de Hato
Corozal, departamento de Casanare, de doscientos cincuenta (250) cabezas de
ganado vacuno, semovientes de diversas edades, cebú criollo, machos y
hembras” [se transcriben a continuación los hierros pertenecientes a los señores
Ricardo Bernal Blanco y Elvia Blanco], de lo que se colige que, 9 días después del
levantamiento de la medida de decomiso, los hoy demandantes reportaron en el
proceso sucesoral del señor Ricardo Bernal Bernal la existencia de 250 cabezas
de ganado más, pero tampoco se estableció su procedencia, peso, calidad u otro
tipo de signo distintivo de los animales, razón por la que la Sala encuentra que
solamente se acreditó la propiedad de 696 semovientes.
Para la Sala no existe duda alguna en cuanto a que la autoridad judicial, al proferir
la medida de decomiso de los 916 semovientes objeto de la demanda que ahora
se decide en segunda instancia lo hizo bajo el amparo de lo dispuesto en los
artículos 337 y 338 del Decreto 2700 de 1991 –en lo pertinente reformado por la
Ley 81 de 1993–, Estatuto Procesal Penal vigente al momento de ocurrencia de
los hechos (…) Tal medida se encontraba, además, amparada por la comisión que
le había solicitado el Juzgado Promiscuo Municipal de Hato Corozal mediante auto
de 9 mayo de 1997, emitido por la Fiscalía 19 de la Unidad de Fiscalías Delegada
ante el Juzgado Promiscuo Municipal de Paz de Ariporo, en la cual se le habilitó
para decomisar dichos bienes, decisión que se adoptó de manera razonada y con
fundamento en los medios probatorios que disponía, en ese momento, la autoridad
judicial.
Pueden darse, entonces, dos hipótesis en los procesos en los que se admita la
participación del llamado en garantía, cuando éste interviene a solicitud del
demandado: i) Que la sentencia sea absolutoria, es decir, que no se haya probado
la responsabilidad de la parte demandada, evento en el cual no procederá, por
sustracción de materia, la declaratoria de responsabilidad del llamado en garantía;
o bien, ii) Que se encuentre acreditada –bajo cualquier régimen, subjetivo u
objetivo– la responsabilidad de la demandada, situación en la cual el juez tendrá
que decidir sobre la relación sustancial existente entre el llamante y el llamado en
garantía, cuestión que a su turno puede dar lugar a una de dos situaciones: a)
concluir que el llamado en garantía no está obligado a responder, frente a lo cual
se decidirá que no se le atribuye responsabilidad o b) concluir que le asiste razón
al demandado frente a la obligación que tiene el llamado en garantía de reparar
los perjuicios, caso en cual se debe determinar el alcance de su responsabilidad y
el porcentaje de la condena que deberá restituir a la parte demandada con cargo a
lo que ésta pague al demandante.
Para la Sala aun cuando es cierto que la orden de decomiso de los referidos
semovientes, a diferencia de lo afirmado por la parte actora, se adoptó con el lleno
de los requisitos legales –excluyendo la existencia de un error jurisdiccional-, no
es menos cierto que en el transcurso de tiempo en el que estuvo vigente dicha
medida precautoria se evidencian algunas circunstancias que constituyen, en
criterio de la Sala, una falla en el servicio por defectuoso funcionamiento de la
Administración de Justicia. (…) la Sala revocará la sentencia de primera instancia
para, en su lugar, declarar la responsabilidad patrimonial del Estado por los
hechos objeto de la demanda que ahora se decide en segunda instancia.
CONSEJO DE ESTADO
SECCION TERCERA
SUBSECCION A
I. A N T E C E D E N T E S
1.- La demanda.
1 Fl. 4 a 11 c 1.
La parte actora solicitó, además, que se condene al Consejo Superior de la
Judicatura a pagar a los demandantes la suma de de tres mil seiscientos sesenta
y ocho millones de pesos ($3.668’000.000) o su equivalente en cantidades de oro
fino, conforme al precio de venta certificado por el Banco de la República a la
fecha de la ejecutoria de la sentencia.
La parte actora afirmó que pasados casi tres años desde la decisión del decomiso,
esto es el 6 de febrero de 2001, se pudo realizar el levantamiento de la medida de
decomiso por orden judicial a pesar de haber intentado su levantamiento en el
marco de las referidas averiguaciones penales, pero que, al intentar su realización
efectiva, se evidenció que los semovientes objeto de tal decisión habían
“desaparecido en su totalidad”2.
2 Fl. 6 c 1.
3 Fl. 94 c 1.
4 Fl. 109 a 113 c 1.
Indicó que a la luz de los hechos de la demanda resulta claro que la entidad
pública legitimada en la causa por pasiva es la Fiscalía General de la Nación y no
la Dirección Ejecutiva de Administración Judicial. Propuso como excepciones las
de: i) hecho de un tercero, en cuanto fue la conducta del depositario de los
semovientes la que generó los perjuicios alegados por la parte actora y ii) la
genérica o innominada.
5.1.- En sus alegatos de conclusión7, la parte actora señaló que ninguno de los
entes intervinientes tenían elementos de juicio para ordenar el decomiso
decretado, situación que, en su criterio, constituye un yerro en el ejercicio de la
Administración de Justicia.
Inconforme con el fallo proferido por el Tribunal a quo, la parte actora interpuso, en
debido tiempo, recurso de apelación contra dicho proveído11, medio de
impugnación que se concedió mediante auto del 13 de noviembre de 200312, se
sustentó mediante memorial del 5 de marzo de 200413 y se admitió por esta
Corporación en auto del 19 de marzo de 200414.
II. C O N S I D E R A C I O N E S
- Copia auténtica del registro de marcas No. 55223, del 21 de abril de 1993, emitido
por la Federación de Ganaderos de los Llanos Orientales, en el cual aparece
registrada la marca “TW 05”, a nombre de la sociedad Ricardo Bernal Asociados
S. en C.17.
- Copia auténtica del registro de marcas No. 7253, del 18 de febrero de 1993,
emitido por la División de Fomento de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y
Desarrollo del Departamento del Meta, en el cual aparece registrada la marca
“B”, a nombre de la señora Elvia Blanco Pérez18.
- Copia auténtica del registro de marcas No. 55223, del 21 de abril de 1993, emitido
por la la División de Fomento de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y
Desarrollo del Departamento del Meta, en el cual aparece registrada la marca “rb”,
a nombre del señor Ricardo Bernal Blanco19.
- Copia de la denuncia penal que elevó el señor Jaime Bernal Blanco (o Jaime
Bernal Pérez) contra los señores Ricardo Bernal Blanco y Elvia Blanco, el 2 de
mayo de 1997, “por los delitos de suplantación de marcas en ganado vacuno de
propiedad del causante Ricardo Bernal Bernal, en concurso material con el delito
de Hurto de Ganado mayor entre condueños”21.
(…)
- Copia del auto del 23 de julio de 1998, emitido por la Fiscalía 19 de la Unidad de
Fiscalías Delegada ante el Juzgado Promiscuo del Circuito de Paz de Ariporo23; en
el mencionado auto se indicó:
21 Fl. 18 a 24 c 1.
22 Fl. 25 a 26 c 1.
23 Fl. 51 c 1.
“En memorial que antecede y que fue allegado a las presentes diligencias los
denunciados Elvia Blanco Pérez de Bernal y Ricardo Bernal Blanco, solicitan a
ésta Fiscalía en ejercicio del derecho de petición se les informe si en éste
Despacho se adelanta investigación alguna en su contra de qué carácter, si de
igual forma se ha realizado diligencia de inspección judicial a la hacienda
‘Miravalles’, junto con otros interrogantes relacionados con su presunta
responsabilidad en los hechos materia de investigación.
- Copia del auto del 26 de agosto de 1998, emitido por la Fiscalía 19 de la Unidad
de Fiscalías Delegada dirigido al Juzgado Promiscuo del Circuito de Paz de
Ariporo24; en el mencionado auto se indicó:
“En solicitudes que anteceden, Jaime Bernal Blanco, Emiro Efraín Bernal y el
primero citado en su ampliación, piden a esta fiscalía la restitución y devolución de
los semovientes decomisados por el Juzgado Promiscuo Municipal de Hato
Corozal –Casanare– en cumplimiento de Despacho Comisorio de esta Unidad.
Pues bien, si uno de los delitos investigados, además de la suplantación de
marcas del ganado inspeccionado es el posible hurto entre condueños y si
claramente se ha establecido que los semovientes relacionados en la finca
Miravalles corresponden a las crías del ganado del causante señor Ricardo Bernal
Bernal, lógico habrá de ser que todo acto cautelar, de manejo, de incautación
provisional o definitiva y de entrega con efectos patrimoniales, como tales actos
conllevan, sean directamente materia de decisión judicial por ante los señores
Jueces de Familia donde cursen las respectivas sucesiones de que dan cuenta los
autos, según las sociedades conyugales que ellos de disuelven (sic), liquidan y
hasta puedan acumular procesalmente.
“En consecuencia, toda vez que en las presentes diligencias previas no existen
medidas cautelares de embargo y secuestro de los semovientes –los que harán
parte del acervo sucesoral indicado– y que el comiso practicado por el Juzgado de
Hato Corozal es apenas una medida preventiva para evitar la distracción y pérdida
de los ganados inspeccionados, los que se dejaron bajo el cuidado y depósito de
quien los venía manejando como encargado de la finca Miravalles, las peticiones
de entrega por parte de alguno o algunos de los interesados sucesoralmente no
puede ser despachada favorablemente por esta Unidad, insinúandole a todos los
interesados que el conducto regular será a través de los Despachos Judiciales que
24 Fl. 52 c 1.
conozcan y ventilen los sucesorios respectivos con quienes estamos dispuestos a
colaborar y a coordinar cuando fuere legalmente procedente. En consecuencia se
deniegan las peticiones de entrega”.
(…)
“8.- Líbrese comisión a la Dirección Seccional del DAS de Casanare, para que con
las cifras marcarias encontradas en el ganado inspeccionado por el Juzgado de
Hato Corozal y a través de las guías de movilización se haga una relación de los
ganados trasladados del hato Miravalles, vereda San José Municipio Hato Corozal
a otros municipios de este mismo departamento, y del Meta y Arauca. Lo anterior
a partir de octubre de 1992 hasta la fecha.
“9.- Librar comisión a la Dirección Seccional del DAS con sede en Villavicencio,
para que a través de las papeletas de venta de ganado y guías de movilización, se
sirvan establecer qué cantidad de ganado con las cifras marcarias dibujadas en la
diligencia de inspección judicial realizada por el juzgado de Hato Corozal, que han
sido enajenadas, aportando una relación de fechas, cantidad y nombre del
vendedor.
(…)
“11.- Atendiendo el informe secretarial que trae consigo la denuncia formulada por
el señor Ricardo Bernal Blanco en contra del señor Jaime Bernal se dispone se
tramite por la misma cuerda procesal y se llame a rendir versión libre al señor
Jaime Bernal Blanco.
- Copia del auto del 29 de octubre de 1998, emitido por la Fiscalía 19 de la Unidad
de Fiscalías Delegada ante el Juzgado Promiscuo del Circuito de Paz de Ariporo28;
en el mencionado oficio se indicó:
- Copia del oficio No. DAS.CAS.SR.INF.002, del 18 de enero de 1999, emitido por la
oficina de Seguridad Rural del Departamento Administrativo de Seguridad,
Seccional Casanare, dirigido a la Fiscalía 18 de la Unidad de Fiscalías Delegada
ante los Jueces del Circuito de Paz de Ariporo29; en el mencionado oficio se indicó:
“En cumplimiento de la Misión de Trabajo No. 057 de diciembre 2/98, expedida por
el Grupo de Seguridad Rural Yopal, basado en el oficio No. 2069 de noviembre
4/98, procedente de la Fiscalía 18 de Paz de Ariporo, donde solicita una relación
de los ganados movilizados del Hato Miravalle, vereda San José, municipio de
Hato Corozal, hacia otros Departamentos o municipios, al respecto nos permitimos
informar lo siguiente:
27 Fl. 62 a 66 c 1.
28 Fl. 54 c 1.
29 Fl. 76 c 1.
“Recibida la misión procedimos a inspeccionar los libros radicadores de Guías y
papeletas de ganados en tránsito y sacrificio, que lleva el DAS en Yopal, a partir
de octubre de 1992 hasta la fecha, sin encontrar anotación de ganados con las
cifras relacionadas en su oficio. Igual diligencia se hizo en el Puesto de Aguazul,
sitio principal de control de ganados en el Departamento sin encontrarse
anotaciones al respecto. Sobre el control que ejercía el DAS de Hato Corozal y
más próximo al Hato Miravalle, este servicio se suspendió a partir del 12 de junio
de 1997, siendo algunos libros de este control extraviados en la toma guerrillera al
citado municipio para esa época. Actualmente unos libros se encuentran en el
archivo de esta Seccional y consultados no aparece anotación de estos ganados”.
“Papeleta – 91738.
“Es de anotar que la revisión de los libros se hizo para las anotaciones
comprendidas del 1 de enero de 1998 a la fecha”.
30 Fl. 77 c 1.
- Copia de la providencia del 6 de febrero de 2001, proferida por la Fiscalía 19 de la
Unidad Delegada ante los Jueces del Circuito de Paz de Ariporo31; en la
mencionada providencia se señaló:
(…)
“Así las cosas, encuentra esta Delegada que conforme a lo normado en el art. 327
del C. de P. P. la investigación penal no puede continuarse por hallarse extinta la
acción que permite al Estado sancionar un comportamiento delictivo, además por
considerarse atípico el comportamiento desarrollado por los imputados.
“Resuelve:
En los términos del inciso primero del artículo 655 del Código Civil, “[m]uebles son
las que pueden transportarse de un lugar a otro, sea moviéndose ellas a sí
mismas como los animales (que por eso se llaman semovientes), sea que sólo se
muevan por una fuerza externa, como las cosas inanimadas”, como consecuencia
de esta calificación, se podría llegar a afirmar que para acreditar su propiedad no
se requiere prueba solemne, en atención a que, tal y como lo dispuso el inciso
segundo del artículo 762 de ese mismo cuerpo normativo “[e]l poseedor es
reputado dueño, mientras otra persona no justifique serlo”, por ello la
jurisprudencia de la Sala ha señalado que “la regla fundamental y característica de
la propiedad de bienes muebles, es la de que la posesión sobre esta clase de
bienes muebles, adquirida de buena fe, equivale al título”, a lo que se agregó:
“para acreditar la propiedad sobre de los bienes muebles el ordenamiento jurídico
colombiano por regla general no exige una prueba solmene33, por lo que se puede
demostrar con cualquier medio de prueba y ello en aplicación de la regla de
libertad probatoria que rige nuestro ordenamiento legal en la materia (artículo 175
del Código de Procedimiento Civil, en armonía con el artículo 187 del mismo
Código)”34.
Sin embargo, dicha libertad probatoria que el ordenamiento jurídico establece por
regla general, encuentra excepciones notables en aquellos bienes muebles
sometidos a registro como los automotores, las naves mayores y las aeronaves35,
33 Cita textual del fallo: Existen bienes muebles sujetos a registro pero es la excepción, como el
establecimiento de comercio, o los automotores, pero la posesión sobre ellos admite libertad
probatoria.
34 Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección A, sentencia del 15 de septiembre de 2011, Exp.
20763.
35 Cf. para las aeronaves y las naves mayores, el artículo 1427 del Código de Comercio; para los
36 bajo la más reciente evolución jurisprudencial para bienes inmuebles resulta suficiente el folio de
matrícula inmobiliaria, Cf. Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 12 de mayo de 2014,
Exp. 23128, C.P. Mauricio Fajardo Gómez.
37 Completado por el Decreto 1608 del mismo año, en cuanto al tamaño y el lugar de imposición de
la marca; las diferentes normas establecieron, igualmente, un régimen sancionatorio, cf. Decreto
1441 de 1940.
38 Artículo 1.
39 Artículo 2.
40 Al respecto, Cf. Decreto 3149 de 2006, modificado por los Decretos 414 de 2007 y 442 de 2013.
En ese marco normativo sobresale, para efectos de establecer la relación
existente entre el registro del hierro y la titularidad de los semovientes, por
ejemplo, la Resolución No. 0071 de 2007 emitida por el Instituto Colombiano
Agropecuario, en la que se establece expresamente que el bono de venta debe
incluir no solo el nombre y la identificación sino la inclusión de los “hierros, marcas
y/o números de dispositivos de identificación registrados del vendedor o
enajenante que lo acreditan como propietario del ganado”41.
Así, resulta válido afirmar que, con ocasión de esa regulación, el registro de
hierros y marcas quemadoras ha tenido diversos usos: por una parte, le ha
permitido al Gobierno Nacional establecer programas sanitarios de erradicación de
enfermedades que afectan a esos animales, pero también, de otra parte, se ha
constituido en un mecanismo constitutivo y de acreditación de la propiedad de los
semovientes, con efectos tributarios42.
De esta manera quien aparezca como titular de las marcas, hierros y cifras
quemadoras que se encuentren impuestas en determinado semoviente se
presumirá su propietario para todos los efectos legales43 –sin perjuicio de que se
pueda acreditar la transferencia de la propiedad del ganado mediante el
instrumento de transferencia de dominio correspondiente-, de lo que se sigue que,
para efectos de acreditar la propiedad de los semovientes, se deberá presentar el
certificado expedido por la autoridad competente en el que, quien pretenda
demostrar tal situación, aparezca como el titular del hierro, marca, cifra quemadora
y/o dispositivo de identificación así como que los semovientes cuya propiedad se
busca acreditar hubieren exhibido, al momento de ocurrencia de los hechos, tales
hierros, marcas, cifras quemadoras y/o dispositivos de identificación.
41Artículo 4.
42Por ejemplo, el cobro del impuesto de marcas, herretes o cifras quemadoras que se cobran como
rentas municipales; ver, igualmente, el artículo 276 del Estatuto Tributario en cuanto al valor de los
semovientes para efectos tributarios.
43 A similar conclusión, desde el punto de vista del derecho comparado, arribó el ordenamiento
jurídico argentino en el artículo 9 de la Ley 22.939 del 6 de octubre de 1983, modificado en lo
pertinente por el artículo 9 de la Ley 26.478 del 4 de marzo de 2009, a cuyo tenor:
“Se presume igualmente, salvo prueba en contrario, que las crías no marcadas o
señaladas pertenecen al propietario de la madre. Para que esta presunción sea
aplicable las crías deberán encontrarse al pie de la madre”.
En cualquier caso, para efectos de acreditar la pérdida de ganado en sede de
reparación directa no resulta pertinente demostrar la titularidad del predio en el
que se encuentren, la que, por su parte, se probará mediante los medios
establecidos por el ordenamiento jurídico para la propiedad inmueble44; en otras
palabras, la acreditación de la propiedad del terreno en el que se encuentren los
semovientes no constituye elemento de prueba de la titularidad de los animales.
En el sub lite ocurre que no se está discutiendo la propiedad del terreno sino la de
los semovientes.
44 Cf. Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de unificación del 12 de mayo de 2014, Exp.
23128, C.P. Mauricio Fajardo Gómez.
45 Fl. 14 c 1.
46 Fl. 15 c 1.
47 Fl. 16 c 1.
MARCA VACAS NOVILLAS MAUTES48 BECERROS/ TOROS
(1 A 2 BECERRAS
AÑOS)
TW 05 139 56 109 97 1
B 26 1
rb 23 4 6 5 3
TW 05, B 134 2
(compartida)
TW 05, H07R, 25
B
(compartida)
Flechas, TW 17
05, B
(compartida)
Flechas, TW 1
05, B, círculo
(compartida)
Flechas, TW 9
05, B, cara
(compartida)
Cara, TW 05, 5
H07R
(compartida)
Cara, TW 05, 1
B
(compartida)
Globo 32, 12
TW05
(compartida)
Globo 32, 4
TW05, TT82
(compartida)
Globo 32, 2
TW05, 3F14
(compartida)
B, KV09 2
(compartida)
TT82 14 65 3 5
TW 05, B, 1
V8Q
(compartida)
TY08 2
P750, B, 1
(compartida)
QC42, 2
esvástica, 44,
rb, 289
(compartida)
B, TW05, 1
HV55, 2C58
(compartida)
48Categoría propia de la realidad colombiana y, en particular, de esa zona del país que se refiere al
becerro ya crecido o en destete.
MARCA VACAS NOVILLAS MAUTES48 BECERROS/ TOROS
(1 A 2 BECERRAS
AÑOS)
PA, PM19, 1
TW05
(compartida)
TW05, rb, AE, 1
H07R, B
(compartida)
TW05, B, 1 1
GP73
(compartida)
mR, TW05, 1
H07R
(compartida)
mR, TW05 1
(compartida)
AE, 6042 2
B, TW05, 1
V2Q
(compartida)
Sin 129
cifras/marcas
RESULTADOS 419 126 122 236 13
PARCIALES
TOTAL 916
A los anteriores resultados, según lo señalado líneas atrás, habría que sustraer,
por un lado, 91 cabezas de ganado (14 vacas, 65 novillas, 5 mautes, 5 becerros y
2 toros) que no exhibían, al momento de la realización de la inspección judicial las
marcas o cifras B, TW05 y rb, de propiedad de los demandantes y, por otra
parte, lo mismo cabe precisar de los 129 becerros que no presentaban marca y/o
cifra alguna que le permitiera a la Sala identificarlos como de propiedad de los
demandantes, lo que arroja un total de 696 semovientes respecto de los cuales sí
se acreditó la legitimación en la causa por activa, distribuidos como consta en el
siguiente cuadro:
Al proceso penal que se surtió contra el señor Jaime Bernal por la presunta
comisión del delito de hurto agravado, se allegó copia de 24 papeletas
correspondientes a ventas de ganado identificado con los hierros de propiedad de
los hoy demandantes, ventas que se realizaron entre los meses de febrero de
1999 y diciembre de 200051, en cantidad de 370 reses, en las cuales papeletas se
da cuenta del sexo de los semovientes pero sin especificar la clase, edad, destino,
raza, etc.
49 Fl. 70 c 5.
50 Fl. 4 c 8.
51 Fl. 96 a 118 c 8.
52 Arrimado al expediente por solicitud de la parte actora, fl. 148 a 155 c 5.
53 Profesional del derecho que, dicho sea de paso, obra como apoderado de la parte actora en el
55 Al respecto ver, entre otras, las sentencias: Consejo de Estado, sentencia del 10 de noviembre de
1967, Exp. 867, C.P. Gabriel Rojas Arbeláez; Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 31 de
julio de 1976, Exp. 1808, C.P. Alfonso Castilla Saíz; Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del
24 de mayo de 1990, Exp. 5451, C.P. Julio César Uribe Acosta. Ver también, para un recuento
jurisprudencial, Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección A, sentencia del 30 de enero de
2013, Exp. 23769, C.P. Mauricio Fajardo Gómez.
“En los términos del inciso anterior el Estado responderá por el defectuoso
funcionamiento de la administración de justicia, por el error jurisdiccional y por la
privación injusta de la libertad.
“1. El afectado deberá haber interpuesto los recursos de ley en los eventos
previstos en el artículo 70, excepto en los casos de privación de la libertad del
imputado cuando ésta se produzca en virtud de una providencia judicial.
A la luz de las normas legales transcritas queda claro que el legislador estableció
tres (3) hipótesis en alguna de las cuales se deben enmarcar los hechos objeto de
la demanda con el fin de que se declare una eventual responsabilidad del Estado
por la actividad del aparato judicial: i) el error jurisdiccional; ii) la privación injusta
de la libertad; y, iii) el defectuoso funcionamiento de la Administración de Justicia.
“13. Los presupuestos que deben reunirse en cada caso concreto para que pueda
predicarse la existencia de un error jurisdiccional, se encuentran establecidos en el
artículo 67 de la Ley 270 de 1996:
(…)
56Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 14 de agosto de 2008, Exp. 16594. En el mismo
sentido, véase sentencia de 22 de noviembre de 2001, Exp. 13164, C.P. Ricardo Hoyos Duque.
57 Ibíd.
58 Cita textual del fallo: “No obstante, es posible que la decisión de la cual se predica el error
constituya una vía de hecho en los términos en que ha sido definida por la Corte Constitucional,
pero ello no siempre ocurre. En este sentido pueden consultarse los siguientes pronunciamientos de
la Sala: sentencia del 28 de enero de 1999, exp. 14399, C.P. Daniel Suárez Hernández; sentencia del
2 de mayo de 2007, Exp. 15576, C.P. Mauricio Fajardo Gómez; sentencia del 5 de diciembre de 2007,
exp. 15128, C.P. Ramiro Saavedra Becerra”.
59Cita textual del fallo: “Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 28 de enero de 1999,
exp. 14399, C.P. Daniel Suárez Hernández. En el mismo sentido, véase la sentencia de 5 de diciembre
de 2007, exp. 15128, C.P. Ramiro Saavedra Becerra”.
60 Cita textual del fallo: “De cualquier forma será forzoso analizar con cuidado los argumentos
esgrimidos por la parte actora, con el fin de detectar si lo que se cuestiona es, realmente, una
actuación contraria a la ley o carente de justificación, o si el propósito del demandante es que se
revise la decisión, como si el proceso en sede contencioso administrativa pudiera constituirse en una
nueva instancia, desconociendo que ‘el juicio al que conduce el ejercicio de la acción de
reparación directa tiene como presupuesto la intangibilidad de la cosa juzgada que reviste a las
providencias judiciales a las cuales se endilga la causación de un daño antijurídico (…)’. Consejo de
Estado, Sección Tercera, sentencia del 14 de agosto de 2008, exp. 16.594, C.P. Mauricio Fajardo”.
“18. Este asunto de la banalización del error judicial adquiere un carácter
superlativo si se tienen en cuenta no solo los distintos métodos de interpretación
jurídica existentes –que llevan a juicios concretos distintos–, sino también la
variedad de concepciones del derecho que circulan en el mundo académico y que
tienen gran incidencia en cuestiones prácticas como las judiciales. Si según
alguna versión del realismo jurídico el derecho es lo que diga el juez y para el
iuspositivismo existen varias respuestas correctas en derecho, entonces la
pregunta por el error judicial puede quedar en entredicho, pues en el primer caso
no sería posible juzgar a quien estipula el derecho y en el segundo el intérprete
siempre quedaría justificado porque básicamente escogió una de las posibilidades
hermenéuticas de las varias que ofrece la norma.
(…)
“24. Por ello, para que se configure el error jurisdiccional, el demandante debe
demostrar que en el caso concreto el juez no cumplió con la carga
argumentativa de justificar que su respuesta era la única correcta. Esto
implica demostrar que la posición recogida en la sentencia acusada de verdad
carece de una justificación jurídicamente atendible, bien porque no ofrece una
interpretación razonada de las normas jurídicas, o porque adolece de una
apreciación probatoria debidamente sustentada por el juez de conocimiento”
(negritas fuera del texto)61.
“ARTICULO 338. COMISO. Los instrumentos y efectos con los que se haya
cometido un hecho punible doloso o que provengan de su ejecución y que no
tengan libre comercio, pasarán a poder de la Fiscalía General de la Nación o la
entidad que ésta designe, a menos que la ley disponga su destrucción. Cuando la
Fiscalía General de la Nación haya de hacer la designación correspondiente,
deben preferir las necesidades de la Procuraduría General de la Nación. En los
delitos culposos, los vehículos automotores, naves o aeronaves, cualquier unidad
montada sobre ruedas y los demás objetos que tengan libre comercio, se
someterán a los experticios técnicos, que se realizarán dentro de los diez días
siguientes contados a partir del momento en que el vehículo haya sido puesto a
disposición del funcionario. Decretado éste y vencido el término, háyase o no
realizado el experticio técnico, se entregarán en depósito a su propietario o
tenedor legítimo, salvo el derecho de terceros o de normas que dispongan lo
contrario.
(…)
“9. Como se expone, para los demandantes, si bien el error judicial se produjo en
marzo 28 de 1998, cuando no se tenía facultad legal para impugnar, por tratarse
de investigación previa, era necesario esperar la apertura de instrucción penal o la
resolución inhibitoria, para habilitarse a incoar esta acción judicial, lo mismo que
para la interposición de los recursos de ley y solicitar el levantamiento del
decomiso irregularmente decretado. Sólo hasta el 6 de febrero de 2001 se conoció
la decisión judicial última de la Administración de Justicia, Fiscalía 19 Seccional de
Paz de Ariporo acerca de la improcedencia de la acción penal contra los aquí
demandantes, por inexistencia del delito de hurto entre condueños denunciado y la
orden de entrega.
“Desde el punto de vista legal, por tratarse de una investigación previa que
revestía los caracteres de la prejudicialidad penal, era imperativo someterse a la
decisión de fondo acerca de la apertura o no de la instrucción por la Fiscalía
competente y esperar, entre otras, la orden de entrega o restitución de los
semovientes decomisados, circunstancia ésta que se produjo por providencia de
febrero 6 de 2001” (fl. 7 c 1).
62 Fl. 25 a 26 c 3.
63 Fl. 4 c 1.
200264. Al respecto resulta pertinente resaltar que en aquellos procesos en los
cuales el demandado decide realizar el llamamiento en garantía respecto de un
tercero, el juez del proceso no se podrá limitar a resolver la relación sustancial que
se deriva de la demanda y que involucra la eventual responsabilidad del
demandado, sino que tendrá imperativamente que decidir respecto del llamado en
garantía en el marco de la ocurrencia de los hechos objeto de la demanda.
“21. Se trata entonces, de eventos en los cuales existe una relación de garantía
previa entre el demandado-llamante y el llamado en garantía, proveniente de un
contrato o de una disposición legal que la establece y en virtud de la cual el
primero está facultado para exigirle al segundo el pago de una indemnización o el
reembolso de una condena impuesta a aquel; y que le permite, por lo tanto,
hacerlo comparecer al proceso en el cual el llamante ha sido demandado, para
que en el mismo se juzgue la pertinencia de su reclamación frente al llamado en
garantía. En los procesos contencioso administrativos, como ya se vio, las
entidades estatales están autorizadas constitucional y legalmente para reclamar
de sus servidores y ex servidores el reembolso total o parcial –según el caso- de
lo que hubieren tenido que pagar a título de indemnización de perjuicios,
ocasionados por una actuación dolosa o gravemente culposa de dicho servidor, lo
que las autoriza, así mismo, para hacerlos comparecer, mediante el llamamiento
en garantía, al proceso en el que se juzga la responsabilidad patrimonial de la
entidad.
“23. El juez debe resolver en primer término el litigio principal, en el que se decide
sobre las pretensiones de la demanda que dio origen al proceso, pues si concluye
que existe la responsabilidad de la entidad demandada frente al demandante y la
procedencia de su condena, deberá efectuar a continuación, el análisis de la
relación entre aquel y el llamado en garantía, para establecer si éste se halla
obligado a responder frente al demandado por todo o parte de lo que haya tenido
que pagar en virtud de la condena en su contra. Contrario sensu, si del estudio de
la primera relación procesal concluye el juez que las pretensiones de la demanda
no tienen vocación de prosperidad y por lo tanto las deniega, el llamamiento en
garantía carecería de causa”65.
“Las relaciones jurídicas que ligan a demandante con demandado son diversas de
las que unen a llamante con llamado y es por eso que se explica que no
necesariamente siempre que el demandado sea condenado, el llamado en
garantía está obligado a indemnizar o reembolsar, debido a que perfectamente
puede acontecer que no surja obligación alguna a su cargo…
(…)
65Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección B, sentencia del 29 de marzo de 2012, Exp. 20460,
C.P. Danilo Rojas Betancourth.
“Con todo, es perfectamente posible que exista una clara diferencia entre las
pretensiones del llamante y del llamado, si éste considera que no está en la
obligación de indemnizar o realizar un pago, cuando el llamante sea condenado a
hacerlo…
“2. La sentencia, cuando decide en forma definitiva sobre las relaciones jurídicas
entre llamante y llamado, genera el efecto de cosa juzgada.
“4. El pronunciamiento del juez acerca de las eventuales obligaciones del llamado
frente al llamante, están supeditadas a que en la sentencia y como conclusión y
análisis de la situación jurídica entre las partes demandante y demandada surja
obligación o perjuicio, cuyo resarcimiento corresponda al llamado.
“5. Se dicta una sola sentencia para resolver todas las relaciones jurídicas.
Pueden darse, entonces, dos hipótesis en los procesos en los que se admita la
participación del llamado en garantía, cuando éste interviene a solicitud del
demandado: i) Que la sentencia sea absolutoria, es decir, que no se haya probado
la responsabilidad de la parte demandada, evento en el cual no procederá, por
sustracción de materia, la declaratoria de responsabilidad del llamado en garantía;
o bien, ii) Que se encuentre acreditada –bajo cualquier régimen, subjetivo u
objetivo– la responsabilidad de la demandada, situación en la cual el juez tendrá
que decidir sobre la relación sustancial existente entre el llamante y el llamado en
garantía, cuestión que a su turno puede dar lugar a una de dos situaciones: a)
concluir que el llamado en garantía no está obligado a responder, frente a lo cual
se decidirá que no se le atribuye responsabilidad o b) concluir que le asiste razón
al demandado frente a la obligación que tiene el llamado en garantía de reparar
los perjuicios, caso en cual se debe determinar el alcance de su responsabilidad y
66López Blanco, Hernán Fabio, Procedimiento Civil, T. 1, 11ª edición, Dupré Editores, Bogotá, 2009, p.
350 a 355.
el porcentaje de la condena que deberá restituir a la parte demandada con cargo a
lo que ésta pague al demandante.
“Es preciso señalar que los actores formularon demanda contra la Nación - Rama
Judicial, por una supuesta actuación del Cuerpo Técnico de Investigaciones –CTI-
de la Fiscalía General de la Nación; sin embargo, como en el presente caso la
demanda no fue dirigida contra la Fiscalía General, en el evento de imponerse una
condena a la Nación - Rama Judicial, por un hecho imputable a la primera, la
misma se haría con cargo al presupuesto de dicha entidad, por las siguientes
razones :
‘En el presente caso, la litis se trabó con La Nación, representada por el Ministerio
de Justicia y del Derecho (que a la postre resultó condenada), porque, como
consta en el expediente, al momento de la presentación de la demanda no se
había designado al Director Ejecutivo de la Rama Judicial, por ello el Tribunal
aplicó el artículo 149 del C.C.A. que establecía la representación de la Nación,
para estos eventos, en el Ministerio de Justicia.
‘Ahora bien, una es la representación judicial —que hoy en día tiene la Dirección
Ejecutiva de la Administración Judicial— y otra muy distinta, la capacidad para
responder pecuniariamente.
(…).
‘En el mismo sentido estaba el numeral 4º del artículo 22 del Decreto 2699 de
1991, subrogado por la norma transcrita.
‘En el caso que nos ocupa está probado que la autoridad que infligió el daño fue la
Fiscalía General de la Nación al ordenar injustamente la privación de la libertad de
la señora Anatilde Santiago de Contreras y toda vez que el presupuesto de esta
Entidad es diferente del que tiene a su cargo el Consejo Superior de la Judicatura,
los rubros que deben afectarse para reponer el daño causado son los de la
Fiscalía General de la Nación y no los de la Dirección Ejecutiva de Administración
Judicial.
Para la Sala aun cuando es cierto que la orden de decomiso de los referidos
semovientes, a diferencia de lo afirmado por la parte actora, se adoptó con el lleno
de los requisitos legales –excluyendo la existencia de un error jurisdiccional-, no
es menos cierto que en el transcurso de tiempo en el que estuvo vigente dicha
medida precautoria se evidencian algunas circunstancias que constituyen, en
criterio de la Sala, una falla en el servicio por defectuoso funcionamiento de la
Administración de Justicia.
En primer lugar se tiene que las investigaciones previas que se adelantaron con
ocasión de la denuncia que presentó el señor Jaime Bernal contra los señores
Elvia Blanco de Bernal y Ricardo Bernal Blanco duraron 44 meses (del 9 de mayo
de 1997 al 6 de febrero de 2001), 35 de los cuales se mantuvo la medida de
decomiso decretada por el Juzgado Promiscuo Municipal de Hato Corozal, lo que
excede con creces el término de dos (2) meses que el inciso primero artículo 324
del Decreto 2700 de 199168 estableció para las investigaciones previas con
imputado conocido.
67 Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 9 de junio de 2010, Exp. 18523, C.P. Mauricio
Fajardo Gómez.
68 A cuyo tenor:
69 Fl. 57 c 1.
70 Fl. 59 c 1.
71 Fl. 70 c 5.
De igual manera, en memorial del 25 de septiembre de 1998, el apoderado de los
señores Elvia Blanco y Ricardo Bernal Blanco, le informó a la Fiscalía 19
Seccional de Paz de Ariporo que “el señor Jaime Bernal, persona denunciante
dentro de éstas, en compañía del señor Emiro Duarte Bernal y con la anuencia del
señor José Francisco Castillo, persona que supuestamente era el depositario del
ganado decomisado; vendieron a un comerciante de Tame, Arauca, de apellido
Godoy, la cantidad de ciento doce (112) machos, de los mismos que habían sido
decomisados por el Juzgado comisionado por usted”72.
Por otra parte, el 18 de noviembre de 1998, la señora Elvia Blanco denunció ante
la Fiscalía Seccional de Paz de Ariporo que “hacía como unos tres días que había
llegado gente allá y se habían llevado 230 semovientes vacunos, supuestamente
dijo el muchacho que eran los Elenos que eran para pagarse de una letra que
ellos tenían de Jaime Bernal Pérez, que él le había firmado a un sr. Gustavo Rojas
por un valor de $50.000.000 … Hace como un mes y medio también llamó otro
muchacho que trabaja allí con nosotros se llama Hernando Vaquiro, nos informó
que había llegado allá 112 animales, se corrige que iba Don Jaime Bernal en
compañía de Emiro Duarte Medellín y habían sacado 112 reses y se las vendieron
a un señor Godoy, también ganados con esos mismos hierros y características”73.
“En el asunto bajo estudio, contrario a lo sostenido en algunos apartes del fallo de
instancia, se presentó un defectuoso funcionamiento de administración de justicia
en el proceso laboral ejecutivo promovido por Julio Escobar Restrepo contra Tulio
Montoya Vélez, en razón a la actividad desplegada por el auxiliar de la justicia que
custodió los bienes secuestrados, pues se logró establecer que su conducta como
agente judicial, estuvo precedida de una serie de irregularidades que afectaron a
la demandante. Por tal motivo, se insiste, que en materia de responsabilidad
estatal puede declararse la responsabilidad de la administración de justicia en los
supuestos en que el daño se genera a partir del cumplimiento de una obligación a
cargo de un funcionario, empleado o auxiliar de la Rama Judicial, al margen de
que aquél cumpla una función jurisdiccional”75.
En sus pretensiones la parte actora solicita el reconocimiento del valor total de los
916 semovientes que constituyeron efectivamente el objeto de la medida de
decomiso por parte de la autoridad judicial y que, según sus afirmaciones, se
perdieron en su integridad, sin embargo tal cifra contrasta con los elementos
probatorios allegados al expediente, como se reseñó en el acápite
correspondiente, que es de 696.
75Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección C, sentencia del 8 de mayo de 2013, Exp. 26754,
C.P. Enrique Gil Botero.
Con el fin de determinar el valor de los semovientes y, por tanto, el monto de la
condena a decretar, al expediente se allegó el dictamen pericial rendido por los
expertos Gladys García Barray y Andrés Castelblanco Castelblanco76, el cual fue
objeto de aclaración mediante memorial radicado el 20 de marzo de 200377. En el
referido dictamen, los expertos llegaron a las siguientes conclusiones78:
(…)
(…)
“f) Que el dictamen esté debidamente fundamentado. Así como el testimonio debe
contener la llamada ‘razón de la ciencia del dicho’, en el dictamen debe aparecer
el fundamento de sus conclusiones. Si el perito se limita a emitir su concepto, sin
explicar las razones que lo condujeron a esas conclusiones, el dictamen carecerá
de eficacia probatoria y lo mismo será si sus explicaciones no son claras o
aparecen contradictorias o deficientes. Corresponde al juez apreciar este aspecto
del dictamen y (...) puede negarse a adoptarlo como prueba si no lo encuentra
convincente y, con mayor razón, si lo estima inaceptable. (...)
“g) Que las conclusiones del dictamen sean claras, firmes y consecuencia lógica
de sus fundamentos (...) puede ocurrir también que el juez no se encuentre en
condiciones de apreciar sus defectos, en cuyo caso tendrá que aceptarla; pero si
considera que las conclusiones de los peritos contrarían normas generales de la
($13’000.000,oo); se avalúan las vacas que son cuatrocientas diecinueve (419) a razón de ciento
ochenta mil pesos ($180.000,oo) Mcte, para un total de … setenta y cinco millones cuatrocientos
veinte mil pesos Mcte ($75’420.000,oo); a continuación se avalúan las novillas que son ciento
veintinueve (129) novillas a razón de ciento cuarenta mil pesos ($140.000,oo) cada una, para un
total de dieciocho millones sesenta mil pesos Mcte ($18’060.000,oo); se avalúan los mautes que son
ciento veintidós (122) a razón de doscientos mil pesos Mcte ($200.000,oo) cada uno, lo que suma un
total de veinticuatro millones cuatrocientos mil pesos Mcte ($24’000.000,oo); se avalúan las becerras
que son ciento cuarenta y tres (143) a razón de cien mil pesos Mcte ($100.000,oo) cada una, para
un total de catorce millones trecientos mil pesos ($14’300.000,oo); se avalúan los becerros que son
noventa (90), a razón de cien mil pesos Mcte ($100.000,oo), cada uno, para un total de nueve
millones de pesos Mcte ($9’000.000,oo). Para un gran total de ciento cincuenta y cuatro millones
ciento ochenta mil pesos moneda corriente ($154’180.000,oo)” (fl. 28 c 5).
80 Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 5 de junio de 2008, Exp. 15911.
experiencia o hechos notorios o una presunción de derecho o una cosa juzgada o
reglas elementales de la lógica, o que son contradictorias o evidentemente
exageradas o inverosímiles, o que no encuentran respaldo suficiente en los
fundamentos del dictamen o que están desvirtuadas por otras pruebas de mayor
credibilidad, puede rechazarlo... (…)
“i) Que no existan otras pruebas que desvirtúen el dictamen o lo hagan dudoso o
incierto. Es obvio que si en el proceso aparecen otras pruebas que desvirtúen las
conclusiones del dictamen o al menos dejen al juez en situación de incertidumbre
sobre el mérito que le merezca, luego una crítica razonada y de conjunto, aquél no
puede tener plena eficacia probatoria”81.
En este orden de ideas, el dictamen pericial no puede ser considerado como una
camisa de fuerza, sino que constituye un medio probatorio que debe ser analizado
en los términos del artículo 187 del C. de P.C.; por otra parte, el artículo 241 del C.
de P.C., dispone:
En este orden de ideas, para la Sala resulta claro que el dictamen pericial rendido
por los expertos en el presente proceso no reúne los más elementales requisitos
de firmeza, claridad, completud y fundamentación necesarios para ser valorado en
punto a la tasación de los perjuicios materiales, por cuanto: i) Se tomó como base
de la determinación de la clase, edad y raza de los referidos semovientes la
información, claramente defectuosa, que se realizó en la Inspección Judicial
practicada en los días 25, 27 y 28 de marzo de 1998; ii) En el dictamen pericial
allegado al expediente se asumió que los semovientes objeto de la demanda eran
de ceba sin que existieran bases técnicas o fácticas para sustentar tal afirmación;
iii) Aun cuando los expertos acudieron a un sistema de comparación para
81DEVIS ECHANDIA, Hernando, Teoría general de la prueba judicial, Tomo segundo, Temis, Bogotá,
2002, pp. 321-326.
determinar la realidad de los semovientes en cuestión, más allá de tal método, no
existen otros fundamentos técnicos y/o científicos que le sirvan de sustento.
No obstante lo anterior, en cuanto a los valores obtenidos por los expertos, la Sala
encuentra pertinente resaltar que ellos se acercan a, y concuerdan globalmente
con, los precios oficiales determinados anualmente para efectos tributarios por el
Ministerio de Agricultura, en la zona V, de la cual hace parte el Departamento de
Casanare; así, según las Resoluciones No. 030 de 199982, 061 de 200083, 045 de
200184, 013 de 200285 y 009 de 200386, el precio de los semovientes vacunos,
para efectos tributarios, es el siguiente:
Precios que, por su parte, resultan adecuados frente a las cifras que, actualizadas,
aporta la Federación Nacional de Ganaderos87 para los años 2007-2014:
“El proceso de conformación del precio se hace ‘al ojo’, teniendo en cuenta
para ello factores como la edad, el estado general del animal, la raza y sexo.
En el Cuadro 1.17 se detecta que el 21.7% de los ganaderos cebadores
encuestados paga los ganados según ésta modalidad. Una vez determinadas las
características de los bovinos se entra en un proceso de regateo hasta el acuerdo
final sobre el precio. Generalmente se tiene como referencia precios pasados, o
sea, el determinado en transacciones anteriores. Los ganados que mas se
negocian en las modalidades descritas, van desde destetes hasta dos años, de
raza cebú cruzado comercial (véase Cuadro 1.18). No se mercadean animales
finos por los comisionistas porque ‘son muy delicados’.
88 Disponible en: http://biblioteca.agronet.gov.co:8080/jspui/handle/123456789/3586.
“En la modalidad de pago es común, según se infiere de las encuestas, que los
compradores adquieran parte de sus ganados a crédito. Sin embargo, las
negociaciones de contado también se registran: 21.7% en los compradores y
43.4% en los vendedores (Cuadro 1.18). Se hacen negociaciones a plazo en
donde no media ningún documento comercial, o aquellas en las cuales la forma y
plazo se determina entre las partes.
Ra= $493’651.200.
Intereses= $220’667.862
Habida cuenta que para el momento en que se dicta este fallo, el artículo 55 de la
Ley 446 de 1998 indica que sólo hay lugar a la imposición de costas cuando
alguna de las partes hubiere actuado temerariamente y, en el sub lite, ninguna
actuó de esa forma, en el presente asunto no habrá lugar a imponerlas.
FALLA:
SEGUNDO: Expídanse a la parte actora las copias auténticas con las constancias
de que trata el artículo 115 del Código de Procedimiento Civil.