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Civil IV Sucesiones (Preguntas Examen)

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PREGUNTAS CIVIL SUCESIONES.

TEMA 1. LA SUCESIÓN POR CAUSA DE MUERTE. APERTURA DE LA SUCESIÓN Y


DELACIÓN DE LA HERENCIA.

1.3. LA HERENCIA COMO OBJETO DE LA SUCESIÓN MORTIS CAUSA

El art. 659 CC establece que: “la herencia comprende todos los bienes, derechos y
obligaciones de una persona, que no se extingan por su muerte”.
Por tanto, el objeto de la sucesión mortis causa es la herencia, y debemos entender por
herencia el total patrimonio del difunto. Se entiende la herencia como un todo (sin hacer
distinción entre los diferentes elementos que la conforman), por lo que el heredero
únicamente debe aceptar la herencia como un todo, no tiene que aceptar cada uno de los
elementos.

1.4. LA APERTURA DE LA SUCESIÓN

En el fenómeno sucesorio podemos identificar las siguientes fases:


- Apertura de la sucesión
- Vocación
- Delación
- Adquisición de la herencia
Es muy probable que antes de esas fases se haya producido una reglamentación negocial
de la sucesión y una designación de herederos y sucesores (otorgamiento de
testamento).
La apertura de la sucesión significa que hay una serie de relaciones jurídicas que se han
quedado sin titular. Por tanto, en aras de proteger la seguridad jurídica, se intenta evitar
a toda cosa esta situación, por lo que la persona del difunto debe ser sustituida por otra
persona.

❖ SUPUESTOS

El hecho que origina la apertura de la sucesión es la muerte de una persona física. Rige
el principio “viventis non datur haereditas”. Además, debemos señalar que la
declaración de fallecimiento de una persona se equipara a la muerte, con independencia
de que si, al final resulta que el declarado fallecido no estaba realmente muerto, podrá
recuperar sus bienes (art. 196).

❖ TIEMPO
El momento en el que se produce la apertura de la sucesión es el de la muerte del
causante de la herencia. Este momento es muy importante, pues es cuando el sucesor
debe existir (estar vivo) para cumplir el requisito de sobrevivir al causante y de tener
capacidad para heredarle (art. 758.1).

Cuando se duda entre dos personas sobre quién de ellas ha muerto primero y esas dos
personas están llamadas a sucederse (padre e hijo, por ejemplo), la persona que
sostenga quién de las dos ha muerto antes deberá probarlo; a falta de prueba, se
entenderá que los dos han muerto a la vez y que no se transmiten derechos de uno a
otro (art. 33).

Por otro lado, debemos tener en cuenta que cuando la sucesión se abre por una
declaración de fallecimiento, hay que fijar el momento de la apertura. El art. 196
establece que se producirá esta apertura cuando la declaración de fallecimiento gane
firmeza. Sin embargo, el art. 195.2, establece que se admite prueba en contrario.

❖ LUGAR

Es importante para la determinación de la competencia judicial, pues en muchos


momentos del fenómeno sucesorio se requiere la intervención de un juez. Debemos
entender por lugar de la apertura el último domicilio del difunto, a no ser que por ley se
establezca otro lugar distinto.

1. 6. LA DELACIÓN: NATURALEZA Y CARACTERES

El llamado a la herencia, cuando la herencia se defiere (ofrece), puede aceptarla o


repudiarla. A este poder que le corresponde al llamado a la herencia se le denomina “ius
delationis”, cuya naturaleza jurídica es discutida.

Hay una parte de la doctrina que cree que es poder de aceptar o repudiar la herencia no
es un derecho subjetivo, sino que es un reflejo de la capacidad de obrar (un poder
jurídico).

Sin embargo, la posición mayoritaria de la doctrina considera que es un derecho


subjetivo que engloba poderes concretos, que serían:
- El de aceptar o repudiar la herencia.
- El de realizar actos conservativos sobre los bienes hereditarios (art. 999 = Los actos de
mera conservación o administración provisional no implican la aceptación de la
herencia, si con ellos no se ha tomado el título o la cualidad de heredero).

Este poder (“ius delationis”) no puede ser objeto de actos de disposición. Es decir, la
disposición de esa herencia equivale a su ejercicio en forma positiva. Esto lo vemos
reflejado en el art. 1000.1º que establece que la venta, donación o cesión del derecho
que se hereda, por parte del llamado a la herencia, da lugar a que se presuma que la
herencia ha sido aceptada.
Además, si el llamado a la herencia deja en su testamento a uno de sus herederos ese
“ius delationis” se entiende que ha aceptado la herencia y, en consecuencia, realmente
lo que está dejando en testamento es esa herencia presuntamente aceptada.

Por otro lado, si el llamado muere antes de aceptar o repudiar la herencia, este “ius
delationis” pasará a sus herederos (es decir, es un elemento más de la herencia del
difunto) (art. 1006 cc). Sin embargo, este artículo no es imperativo, por lo que el
causante puede impedir la transmisión del “ius delationis” del que llama a su herencia.

Por ejemplo, A muere y B tiene el “ius delationis” sobre su herencia. A obliga a B a


aceptar la herencia en vida, por lo que si B muere sin aceptar la herencia, el “ius
delationis” no podrá pasar a sus herederos. A también podría establecer que si B muere
sin aceptar la herencia, se defiera la misma a C.

Por último, debemos señalar que el “ius delationis” es inembargable, pues nadie que no
sea el llamado por el testador puede aceptar o repudiar su herencia (salvo lo
establecido en el art. 1001).

1.7. CAPACIDAD PARA SUCEDER

El art. 744 establece que podrán suceder tanto por testamento o abintestato aquellos
que no estén incapacitados por la ley.
Son incapaces de suceder (art. 745):

Las criaturas abortivas (las que no reúnan las circunstancias del art. 30). - Las
asociaciones o corporaciones no permitidas por ley.

Por tanto, podemos establecer que el requisito necesario para poder suceder es la
personalidad. Debemos señalar que, aquella persona que, cuando muere el causante, ya
ha sido concebida pero aún no ha nacido, se le tiene por nacida para todos los efectos
favorables (siempre que después nazca, adquiriendo así la personalidad). Los arts. 965,
966 y 967 regulan las medidas aplicables en este caso.

Por último, debemos tener en cuenta que las personas jurídicas tienen capacidad para
suceder (art. 746), pero no aquellas que no estén permitidas por ley.

1.8. LAS INCAPACIDADES RELATIVAS


Nos referimos a incapacidades que afectan sólo a una sucesión concreta, y no tienen su
fundamento en la falta de concurrencia de las condiciones necesarias para suceder en la
persona afectada. Rigen únicamente en la sucesión testamentaria.
Son las siguientes:
a) La prohibición impuesta al confesor
“No producirán efecto las disposiciones testamentarias que haga el testador durante su
última enfermedad en favor del sacerdote que en ella le hubiese confesado, de los
parientes del mismo dentro del cuarto grado, o de su iglesia, cabildo, comunidad o
instituto” (art. 752)

Nos estamos refiriendo a aquellos casos en los que se otorga testamento después de
confesarse con el sacerdote (si el testamento es anterior a la confesión, no se aplica esta
prohibición). Cuando hablamos de última enfermedad nos referimos a aquella que le
causó la muerte, y bajo la cual otorgó testamento.

b) La prohibición impuesta al tutor (art 753)

No será válido el testamento en favor del tutor o curador del testador, a no ser que se
haya hecho el testamento después de que se aprobaran definitivamente las cuentas, o
después de la extinción de la tutela o curatela, cuando no tuvieran que rendirse cuentas.

Ahora bien, hay una excepción, pues serán válidas las disposiciones hechas en favor del
tutor o curador que sea ascendiente, descendiente, hermano/a, o cónyuge del testador.

c) Las prohibiciones del art. 754

- El testador no podrá darle toda ni parte de su herencia al notario que autorizara su


testamento, ni tampoco al cónyuge, parientes o afines del mismo dentro del cuarto
grado. Sin embargo, sí se les puede atribuir algún legado de objeto mueble o cantidad
de poca importancia (excepción art 682)

- Tampoco podrán heredar los testigos del testamento abierto, otorgado con o sin
notario.

- Los testigos y personas ante quienes se otorguen los testamentos especiales tampoco
podrán heredar.

d) El art. 755

Será nula la disposición testamentaria que se haga a favor de un incapaz, aunque se la


disfrace bajo la forma de contrato oneroso o se haga a nombre de persona interpuesta.
1.9. CONSIDERACIÓN ESPECIAL DE LA INDIGNIDAD: SU NATURALEZA EN EL
CÓDIGO CIVIL
La indignidad es una causa de incapacidad para suceder de carácter relativo. Ahora bien,
hay que señalar que en aquellos casos en los que la indignidad se dé con posterioridad a
la muerte del causante, no habrá incapacidad para suceder sino causa de exclusión de la
herencia si se ha aceptado ya.

A) CAUSAS DE INDIGNIDAD

1. La persona que haya sido condenada por sentencia firme por haber atentado contra la
vida, haber causado lesiones graves, o haber ejercido violencia física o psíquica en el
ámbito familiar al: causante, su cónyuge o persona que esté unida a él por análoga
relación de afectividad, descendientes o ascendientes.

2. La persona que haya sido condenada por sentencia firme por delitos contra la
libertad, integridad moral, y la libertad e indemnidad sexual, si la víctima es el causante,
su cónyuge (o persona análoga), o alguno de sus descendientes o ascendientes.

La persona condenada por sentencia firme a una pena grave por haber cometido un
delito contra los derechos y deberes familiares respecto de la herencia de la persona
agraviada.

La persona que haya sido privada por sentencia firme de la patria potestad, o removido
del ejercicio de la tutela o acogimiento familiar de un menor o persona con la capacidad
modificada judicialmente por causa que le sea imputable, respecto de la herencia del
mismo.

3. La persona que denunciara falsamente al causante de delito para que el que la ley
señala una pena grave.

4. El heredero mayor de edad que, sabiendo que la muerte del testador había ocurrido
de forma violenta, no la hubiese denunciado dentro de un mes. Cesará está prohibición
en los casos en los que no haya obligación de acusar.

5. La persona que obligara al testador (por amenaza, fraude o violencia) a hacer


testamento o a cambiarlo.

6. La persona que, utilizando los medios anteriores, impidiera a otra persona hacer
testamento o revocar el que tuviese hecho, o suplantara, ocultara o alterara otro
posterior.

7. En el caso de sucesión de una persona con discapacidad, las personas con derecho a la
herencia que no le hubieran prestado las atenciones debidas (alimentos, vestido…).
B) EFECTOS DE LA INDIGNIDAD EN CUANTO A LA LEGÍTIMA (art. 761, que hace alusión
al 756.2 pero se aplica a todas las causas de indignidad).

En el caso de que el indigno a recibir la herencia fuera hijo o descendiente del testador, y
tuviera hijos o descendientes, estos últimos adquieren la porción de la legítima (pero no
toda la herencia a la que hubiere sido llamado el indigno). Esto tiene lugar debido al
derecho de representación.

C) REMISIÓN DE LA INDIGNIDAD

El causante es el que decide si quiere que las causas de indignidad produzcan o no


efecto. Por tanto, estas dejarán de surtir efectos si el testador ya las conocía cuando
otorgó testamento, o si habiéndolas conocido después, las remitiera en documento
público (tanto de forma tácita como expresa).

1.12. PÉRDIDA DE DERECHOS SUCESORIOS (fuera de los supuestos anteriores de


indignidad)

- El tutor designado en testamento que se excuse de la tutela al tiempo de su delación


perderá lo que le hubiera dejado el testador (art. 257).
- El albacea que no acepta el cargo o lo renuncia sin justa causa. Éste perderá lo que le
hubiese dejado el testador, pero no su derecho a la legítima (art. 900).
- El progenitor en los casos del art. 111 respecto de la herencia del hijo o sus
descendientes. Pero no es incapaz para recibir cualquier otro beneficio que
voluntariamente le haga el hijo o descendiente. Esta sanción puede ser levantada por
el representante legal del hijo o por voluntad del propio hijo una vez alcanzada la plena
capacidad.

1. 14. EL ACRECIMIENTO EN LA SUCESIÓN MORTIS CAUSA

El acrecimiento presupone que hay una llamada conjunta a la herencia, es decir, tiene
lugar cuando son varios los llamados a la totalidad o a una misma parte de la herencia.
La concurrencia de los llamados hace que se aplique la regla “concursus partes fiunt”,
que implica que del concurso surja la cuota, de forma que la cuota de cada uno será
mayor o menor en función de que acepten todos o no acepte alguno.
Llamados acrecimiento al efecto que se produce cuando cualquiera de los llamados no
puede o no quiere aceptar, de forma que la cuota de los aceptantes sufre una expansión.

❖ FUNDAMENTO

El fundamento se encuentra en la voluntad presunta del causante, simbolizada en el


hecho de llamar a todos al todo. Si alguno de los llamados no sucede (no acepta la
herencia), se presume que el testador quiso beneficiar a los demás. Dependiendo de su
voluntad, es lícito que el testador prohíba el acrecimiento.

❖ PRESUPUESTOS

El art. 982 establece que, para que en la sucesión testamentaria tenga lugar el derecho
de acrecer, es necesario:
- Que dos o más sean llamados a una misma herencia, o a una misma porción de ella
(sin que haya una especial designación de partes).
- Que uno de los llamados muera antes que el testador, que renuncie la herencia, o que
sea incapaz de recibirla.

Por otro lado, el art. 983 establece que se entenderá hecho la designación por partes
sólo en el caso en el que el testador haya determinado expresamente una cuota para
cada heredero (instituyo a A, B y C en ½ parte cada uno). En ese caso, no cabe el
derecho de acrecer.

La jurisprudencia interpreta generosamente el ámbito de aplicación del derecho de


carecer, consecuencia del acuerdo del 983 (inexistente en el proyecto de código de
1851) solo cabe excluir el derecho de acrecer cuando la institución hereditaria se haga
en partes desiguales.

Sin embargo, cuando se utilice la frase “por mitad o por partes iguales” u otras que,
aunque designen parte alícuota, no determinan numéricamente la cuota, sí que cabe el
derecho de acrecer.

El derecho de acrecer queda excluido también cuando se emplean frases que hagan a
cada uno dueño de un cuerpo de bienes separado.

❖ EFECTOS

Los herederos a quienes acrezca la herencia sucederán en todos los derechos y


obligaciones que tendría el que no quiso o no pudo recibirla. Esto quiere decir que
dichos herederos tendrán que soportar las cargas que el testador impuso al que no llegó
a serlo, salvo aquellas que sean de carácter personalísimo.

❖ EL ACRECIMIENTO EN LA SUCESIÓN INTESTADA Y EN LAS LEGÍTIMAS

En las sucesiones legítimas o sucesiones intestadas, la parte del que repudia la herencia
acrecerá siempre a los coherederos (art. 981).
Por otro lado, el art. 985.1 establece que si la parte repudiada fuese la legítima,
sucederán en ella los coherederos por su derecho propio (y no por el derecho de
acrecer). No solo en el caso de la repudiación, sino también cuando se da la
premoriencia al causante, la incapacidad o la desheredación.

❖ EL ACRECIMIENTO ENTRE COLEGATARIOS Y COUSUFRUCTUARIOS

En base al art. 987 podemos establecer que el derecho de acrecer tiene también lugar
entre los legatarios y los usufructuarios, en los mismos términos establecidos para los
herederos.

En el caso del legado conjunto de usufructo (usufructo constituido en provecho de


varias personas vivas en el momento de su constitución) se establece que no se
extinguirá hasta la muerte de la última que sobreviva (art. 521), por lo que el
acrecimiento opera también cuando uno de los usufructuarios muere habiendo ya
adquirido su derecho, además de en los supuestos del art. 982.1.

1.15. EL DERECHO DE REPRESENTACIÓN

a. CONCEPTO

Uno de los requisitos de la sucesión mortis causa es que el llamado sobreviva al


causante. Si le premuere (es decir, si el llamado muere antes que el causante), en
principio no puede heredar nada. Sin embargo, la ley prevé una solución a esta
situación, que es la que recoge el art. 924, por medio del derecho de representación.
Este es el derecho que tienen los parientes de una persona para sucederle en todos los
derechos que tendría si viviera o hubiera podido heredar. Además, el art. 928 establece
que no se pierde el derecho de representar a una persona por el hecho de haber
renunciado a su herencia.

b. SUPUESTOS

Surge en dos supuestos:


- Premoriencia del llamado
- Incapacidad del llamado
Nunca va a surgir este derecho de representación por haber repudiado la herencia.
Por otro lado, el art. 929 establece que no podrá representarse a una persona viva fuera
de los casos de incapacidad (indignidad para suceder) o desheredación.

c. PARENTESCO

El derecho de representación tendrá lugar siempre en la línea recta descendente, pero


nunca ascendente. En la línea colateral sólo opera en favor de los hijos de hermanos
(sea de doble vínculo o de un solo lado) (art. 925).
d. EFECTOS

Siempre que se herede por representación, la división de la herencia se hará por


estirpes, de forma que el representante/s no hereden más de lo que heredaría el
representado, si viviera (art. 926).

Por otro lado, el art. 927 establece que cuando los sobrinos concurran a la herencia de
su tío en representación del hermano o hermanos de éste, heredarán por partes iguales
si concurren solos. En cambio, si concurren con sus tíos, heredarán por representación.

e. EL DERECHO DE REPRESENTACIÓN EN LA SUCESIÓN INTESTADA, TESTADA,


LEGÍTIMAS Y MEJORA

En primer lugar, debemos señalar que el derecho de representación opera siempre en la


sucesión intestada.

En segundo lugar, en las legítimas, operan los arts. 761 y 857. Por un lado, si el excluido
de la herencia por incapacidad fuera hijo del testador, y tuviera hijos o descendientes,
estos adquirirán su derecho a la legítima (los hijos del padre incapaz) (art. 761). Por
otro lado, los hijos del desheredado ocuparán su lugar y conservarán los derechos de
herederos forzosos respecto a la legítima (art. 857).
En tercer lugar, en la mejora no hay derecho de representación, porque su naturaleza se
asimila a la parte de libre disposición (aunque con unos beneficiarios determinados, que
son los hijos del causante, que puede elegir libremente entre ellos para atribuir al que
quiera incluso todo el tercio de mejora).

TEMA 2. EL TESTAMENTO.

TEMA 3. EL CONTENIDO DEL TESTAMENTO.

3.2. LA CERTEZA EN LA DESIGNACIÓN DE HEREDERO

El art. 750 considera que es nula toda disposición testamentaria que se haga en favor de
persona incierta, a no ser que pudiera resultar cierta por algún motivo. Por tanto, el
testador debe hacer una designación de heredero o legatario de tal forma que pueda
determinarse quién es, o utilizar procedimientos que puedan ayudar a cumplir esta
finalidad (p.ej: instituyo herederos a los hijos de A).

El art. 772 establece lo siguiente:


- El testador designará al heredero por su nombre y apellidos.
- Si hay dos personas que tengan el mismo nombre y apellidos deberá señalar alguna
circunstancia por la que se identifique al instituido.
- Si se emite el nombre del heredero, habrá de designarlo de forma que no pueda
dudarse quién es realmente el instituido.

A continuación, vamos a exponer una serie de criterios interpretativos de la voluntad


del testador que nos permitirán, en caso de duda, identificar al instituido o la parte en la
que se le instituye:

∙ Si los herederos son instituidos sin designación de partes, heredarán por partes iguales
(art. 765).
∙ Si el testador nombra a unos herederos individualmente, y a otros colectivamente, los
colectivamente nombrados se considerarán nombrados individualmente. P.ej: instituyo
por mis herederos a Juan y los hijos de Juan (se entiende que instituyo como herederos
a cada uno de los hijos de Juan). (art. 769).
∙ Si el testador instituye a sus hermanos, y tiene hermanos carnales y hermanos sólo de
padre o madre, la herencia se dividirá como en el caso de morir intestado (art. 770). ∙ Si
el testador llama a la sucesión a una persona y a sus hijos, todos ellos se entenderán
llamados simultáneamente y no sucesivamente (art. 771).
∙ Si el testador llama genéricamente al hijo o hijos, también se comprenden a los
adoptivos (art. 772 in fine).

3.7. LA CAUSA DE LA INSTITUCIÓN DEL HEREDERO (art. 767)

Cuando hablamos de causa nos referimos al motivo de la institución.

- La expresión de una causa falsa de la institución del heredero o del nombramiento del
legatario será considerada como no escrita, a no ser que el testador no hubiera hecho
esa institución o legado si hubiera conocido que esa causa era falsa.
- La expresión de una causa contraria a derecho (por ser contraria a la ley, moral o
buenas costumbres) aunque sea verdadera, se tendrá también por no escrita.

La causa contraria a derecho que, además, sea falsa, se tendrá por no puesta en
principio, salvo que el testador no hubiera hecho la institución del heredero si hubiera
sabido que la causa es falsa.

TEMA 4. LAS SUSTITUCIONES HEREDITARIAS.

4.3. La sustitución fideicomisaria: concepto y características.

El 781 estima que: “las sustituciones Fideicomisarias son aquellas en las que se encarga
al heredero que conserve y transmita a un tercero todo o parte de la herencia, siempre y
cuando (límites) no pasen del 2º grado y se haga a favor de personas que vivan al
tiempo del fallecimiento del Testador”. En realidad, este art. se encarga de fijar los
límites de validez de las sustituciones fideicomisarias.

El primer heredero es el fiduciario, es el encargado de conservar y transmitir los bienes


de la sucesión, igual que los segundos o ulteriores. El fideicomisario es el último que
recoge la herencia sin que pese sobre él ninguna carga de conservación y restitución.

Para suponer la sustitución fideicomisaria una vinculación de bienes, aunque temporal,


el CC las ve con recelo y exige formalidades: “las que no se hagan de manera expresa, ya
dándoles este nombre, ya imponiendo al sustituto (fiduciario) la obligación terminante
de entregar los bienes a un segundo heredero”.

Sin embargo, el CC ve con disfavor la Sustitución fideicomisaria, por lo que se han


deducido las siguientes reglas interpretativas:

A. Sustituciones fideicomisarias a término y condicionales

Es a término cuando la restitución o entrega de los bienes al segundo llamado se ha de


producir necesariamente al llegar un plazo. En este caso los derechos de los llamados
con posterioridad son ciertos, de ahí que el art. 784 afirme que “el fideicomisario
adquirirá el derecho a la sucesión desde la muerte del testador, aunque muera antes que
el Fiduciario. El derecho de aquel pasará a sus herederos”.

Por el contrario, es a condición cuando la restitución o entrega está sometida al


cumplimiento de determinado evento. En este caso tales derechos del segundo llamado
no son ciertos hasta que la condición se cumpla, por lo que si muere antes no transmite
nada a sus herederos.

B. Límites en los llamamientos

El art. 781 limita la validez de dichas sustituciones, donde solo se consideran eficaces si
los llamamientos sucesivos que se hacen a la herencia recaigan sobre personas vivas a la
muerte del testador; y que no pasen del segundo grado.
No presentan ninguna dificultad los llamamientos sucesivos a favor de personas que
viven al morir el testador, porque la simultaneidad de sus vidas significa que no se va a
prolongar demasiado la vinculación en que quedan los bienes afectados por la
sustitución.

El problema radica en la expresión legal “que no pasen del 2º grado”. El legislador se


refiere a personas que no viven, pues las que viven han sido objeto de atención por él
anteriormente. Por tanto, 2º grado es expresión contrapuesta a “persona que vivieren a
la muerte del testador”. Pero queda en duda el significado de la palabra “grado” que hay
que interpretarla como sinónimo de generación (ya que cada generación forma un
grado). Equivaldría a circunscribir al ámbito familiar la llamada a personas que no viven
al fallecer el testador, empero el TS declara que “grado” ha de entenderse como
llamamiento o segunda sustitución” que no se han de limitar al ámbito familiar.

Por tanto, las sustituciones que no pasen del 2º grado es equivalente a que no son
admisibles más que dos llamamientos Sucesivos a favor de personas que no viven al
abrirse la sucesión del causante.

IMP: La llamada al Fiduciario no agota ninguno de los dos llamamientos, ya que se


permiten a dos sustitutos y el Fiduciario no es más que un Instituido NO un Sustituto.
Ahora bien, ¿qué ocurre si se traspasan los límites del art. 781? Según la doctrina
dominante se permiten dos Sustituciones o dos llamamientos por lo que deben ser
ineficaces exclusivamente los que sobrepasen dicho límite.

Como las limitaciones en los llamamientos obedecen a la necesidad de reducir la


vinculación temporal de los bienes y como el CC no establece ningún plazo máximo a
dicha vinculación temporal, lo que se hace por vía analógica es asemejar la posición
jurídica del heredero (el que tiene la obligación de conservar y transmitir) con el
usufructuario. Luego, el plazo máximo será de 30 años.

C. Posición jurídica del fiduciario

Se trata de un heredero, pero con carácter temporal o condicional. No obstante, está


sometido a cuantas limitaciones nacen del hecho de que ha de conservarlos para
posteriormente transmitirlos.

En la actualidad queda totalmente abandonada la tesis por la cual se equiparaba la


posición jurídica del Fiduciario a la del Usufructuario, pues en el art. 783 se le concede
la facultad de hacer mejoras con derecho a reclamar su importe (a diferente del
Usufructo). Otra diferencia es que el Fiduciario es heredero y el Usufructuario no.
Sobre el Fiduciario pesa la obligación de conservar con una trascendencia real, ya que
limita los poderes de disposición sobre los bienes fideicomisarios.

Resulta complicado fijar apriorísticamente los Deberes y Facultades del Fiduciario pues
dependerá de la naturaleza de cada bien y del empleo de la diligencia de un buen padre
de familia, en coordinación con su cualidad de propietario ad tempus o condicional,
según la sustitución sea pura o condicional:
El Fiduciario ha de entregar la Herencia al Fideicomisario (NO restitución de los frutos,
productos… ya que es propietario, SALVO el tesoro) “sin otras deducciones que las que
le corresponde por gastos legítimos, créditos y mejoras, salvo que el testador disponga
otra cosa”.
Está facultado para mejorar y tiene derecho a indemnización si las mejoras son de
ornamento o de recreo.

Les deben ser reintegrados al fiduciario: los gastos legítimos (en los que deben incluirse
los extraordinarios de conservación de los bienes más impuestos y otros gravámenes
del capital), y créditos (dentro de los que han de incluirse los que ostentaba el fiduciario
contra el causante, con lo que implícitamente se niega que pueda tener eficacia la
confusión como medio extintivo de las obligaciones). De ahí que subsistan los créditos
del causante contra el fiduciario.

En cuanto a las deudas y cargas de la herencia existe un vacío legal, aunque es lógico que
no puedan verse perjudicados sus titulares por haber ordenado el testador su sucesión
bajo la forma de sustitución fideicomisaria. Además, no debe olvidarse que el fiduciario
es un heredero, sometido a restitución en forma pura o bajo condición pero heredero al
fin.

En el caso en el que el Fiduciario haya pagado cargas y deudas hereditarias con su


patrimonio es evidente que tiene un derecho de detracción que no podrá cobrárselo
hasta el momento de la restitución.

¿Puede el Fiduciario realizar actos de disposición a título oneroso sobre los bienes
fideicomitidos? (referido a enajenación de bienes fideicomisarios, sin el gravamen de
restitución).

En principio, hay que contestar negativamente porque como sabemos el fiduciario tiene
la obligación de restituir los bienes al fideicomisario. Incluso en aquellos casos en los
que la restitución está sometida al cumplimiento de una condición, (aunque como
propietario condicional posee la facultad de disposición, la firmeza de las enajenaciones
estará también sujeta a la misma condición.

Sin embargo, negarle poder de disposición sería perjudicial para los intereses de los
futuros titulares de la herencia, de ahí que por analogía deba aplicarse el 186.3 CC, que
permite al representante del ausente, enajenar bajo aquellos presupuestos y con la
autorización judicial. Aunque el fiduciario no puede ser equiparado a un Administrador
de bienes ajenos como el Representante del ausente, no hay duda de que también está
conservando unos bienes para otro.

El Recurso al juez requiere matizaciones:


Si los Fideicomisarios no existen o están indeterminados (testador que nombra como
tales a sus nietos que vivieren a la muerte del fiduciario), no hay quien pueda dar un
consentimiento al fiduciario.
Si existen o están determinados (en las sustituciones fideicomisarias a término), el no
contar con su consentimiento no puede ser suplido por la autoridad judicial.
D. Posición jurídica del fideicomisario

Cuando el gravamen de restitución a cargo del fiduciario no depende del cumplimiento


de condición alguna, los fideicomisarios adquieren sus derechos a la herencia desde la
muerte del testador (art. 784) y los transmiten a sus herederos si mueren antes que la
restitución se opere.

Hasta entonces pueden ejercitar en defensa de sus derechos todas las acciones
oportunas.

Los fideicomisarios tienen acción contra el fiduciario que haya in/cumplido


defectuosamente la obligación de conservación de bienes.

El fideicomisario recibirá normalmente una herencia liquidada de deudas y cargas


hereditarias, no descartando su responsabilidad ilimitada de las que no se haya
satisfecho, salvo que acepte a beneficio de inventario. El Fiduciario debe librarse de las
responsabilidades por aquellas deudas y cargas, ya que al operarse la restitución cesa la
confusión de su propio patrimonio con el sujeto a la sustitución.

Si la sustitución fideicomisaria es condicional, hasta el cumplimiento de la condición no


están determinados los fideicomisarios, no se sabe hasta entonces si hay personas con
derecho a que la restitución se produzca en su favor. Poseen una expectativa, protegida
por las acciones pertinentes (art. 1121), pero no hay transmisión a sus herederos si
mueren antes de que la condición se cumpla (art. 759).

E. Extinción de la sustitución fideicomisaria

Se extingue llegado el momento de restituir los bienes al fideicomisario: 20 años; o si el


fideicomisario no puede/quiere heredar, en ese caso, el gravamen se purifica y el
fiduciario se hace dueño pleno de los bienes.

Más problemático es el supuesto de que el fiduciario sea el que no quiera o no pueda


aceptar. Suponiendo que el testador no haya designado a un sustituto vulgar ¿puede
considerarse como tal al propio fideicomisario? Parece más coherente con la voluntad
del testador sostener, que en la sustitución fideicomisaria existe implícitamente una
sustitución vulgar, antes que llamar a sus herederos ab intestato para que ocupen la
posición jurídica del Fiduciario.
En cambio, si la sustitución es condicional, el criterio debe ser el contrario, ya que los
fideicomisarios no son tales hasta que la condición se cumpla.

El fiduciario, una vez aceptada la herencia, puede renunciar a su posición jurídica y


entonces se adelantaría el momento de la restitución. Sin embargo, si la sustitución ha
sido condicional, no se produce en modo alguno dicho adelanto de la restitución, sino
que más bien se interpreta como una vulneración de la intención del testador sin motivo
o causa que lo justifique.

4.4. Supuestos de sustituciones fideicomisarias condicionales

A. La sustitución si sine liberis decesserit

El testador llama a su herencia a una persona y sucesivamente a otra para el supuesto


de que la primera muera sin hijos. Por tanto, si se da el evento, los bienes hacen tránsito
hacia el segundo llamado.

Si el fiduciario muere con hijos, no se han de entender llamados por el causante a su


herencia como sustitutos fideicomisarios. Los hijos están puestos en condición, no en
sustitución. El fiduciario adquirirá la plena propiedad de los bienes, de los cuales podrá
disponer. La palabra hijos debe estimarse comprendidos los nietos y demás
descendientes, salvo voluntad contraria del testador.

Si el fideicomisario premuere al fiduciario, fallezca éste con o sin hijos, estimamos que
queda liberado del gravamen de la sustitución, lo mismo que en una sustitución
fideicomisaria a término.

B. El “fideicomiso de residuo”

Es cuando el testador autoriza al instituido en primer lugar para que disponga de los
bienes de la herencia, con las limitaciones y para los supuestos que eventualmente
pueda haber determinado, y el resto que quedase en el momento de la restitución pase a
otras personas a las que llama de esta forma a su herencia. Los llamamientos sucesivos
son ciertos desde la muerte del testador, no están condicionados.

Lo único incierto es la cuantía que han de heredar. Todo lo más cabría mantener la
condicionalidad de los llamamientos si se trata de un fideicomisario de los llamados si
aliquid supererit (si queda algo), pues en ellos los poderes de disposición dados al
fiduciario son amplísimos, puede o no quedar algo. En cambio, si el fideicomiso es de ed
eo quod supererit (aquello que debe quedar) la condicionalidad es inadmisible, al
restringir los poderes dispositivos del fiduciario el propio causante, necesariamente han
de heredar algo los llamados sucesivamente.

El testador es árbitro para conceder facultades de disposición al fiduciario, a ejercitar en


el modo y forma que disponga. Sólo ha de ser de expresa concesión la facultad de
disponer mortis causa.
La contraprestación adquirida por el fiduciario al enajenar no se entiende que subroga
al bien salido del patrimonio sujeta a restitución, salvo voluntad contraria del testador.

Los llamados al residuo gozan de todas las acciones de protección de sus derechos, en
especial impugnar las enajenaciones del fiduciario que no se atengan a los poderes que
le ha dado el testador, o con abuso o en fraude de sus derechos.

4.8. Sustitución fideicomisaria en la legítima y mejora

Conforme a la redacción dada por la Ley 41/2003 con el fin de proteger a las personas
con discapacidad, se prohíbe que las sustituciones fideicomisarias graven la legítima
salvo que gravan la legítima estricta en beneficio de un hijo o descendiente
discapacitado.

Artículo 782: Las sustituciones fideicomisarias nunca podrán gravar la legítima, salvo
que graven la legítima estricta en beneficio de un hijo o descendiente judicialmente
Artículo 824. incapacitado en los términos establecidos en el Art 808. Si recayeren sobre el tercio
destinado a la mejora, sólo podrán hacerse en favor de los descendientes.
No podrán imponerse sobre la mejora otros gravámenes que los que se establezcan en favor de los legitimarios o
sus descendientes.
Artículo 808: Constituyen la legítima de los hijos y descendientes las 2/3 partes del
haber hereditario del padre y de la madre.

Sin embargo, podrán éstos disponer de una parte de las dos que forman la legítima, para
aplicarla como mejora a sus hijos o descendientes.

Cuando alguno de los hijos o descendientes haya sido judicialmente incapacitado, el


testador podrá establecer una sustitución fideicomisaria sobre el 1/3 de legítima
estricta, siendo fiduciarios los hijos o descendientes judicialmente incapacitados y
fideicomisarios los coherederos forzosos. Actual párrafo 3º del art 808 introducido por
el n.3 del art 10 de la Ley 41/2003, de 18/nov, de protección patrimonial de las
personas con discapacidad y de modificación del CC, de la LEC y de la Normativa
Tributaria con esta finalidad («BOE» 19 nov), pasando a ser 4º el anterior párrafo 3º.
Vigencia: 20 noviembre 2003.
Artículo 813.: El testador no podrá privar a los herederos de su legítima sino en los casos
expresamente determinados por la ley.
Tampoco podrá imponer sobre ella gravamen, ni condición, ni sustitución de ninguna
TEMA 5. LOS LEGADOS. especie, salvo lo dispuesto en cuanto al usufructo de viudo y lo establecido en el artículo
808 respecto de los hijos o descendientes judicialmente incapacitados.

5.4. Tipos de legados regulados por el CC

Legado de cosa específica y determinada de propiedad del testador


El art. 882 es el precepto básico, el cual señala que “el legado de cosa específica y
determinada propia del testador atribuye la propiedad al legatario desde que aquél
muere, haciendo suyos los frutos o rentas pendientes, pero no las rentas devengadas y
no satisfechas antes de la muerte”. La cosa legada corre a riesgo del Legatario, que
sufrirá, por tanto, su pérdida o deterioro, como también se aprovechará su aumento o
mejora.

¿Cuándo pasa a ser propietario el legatario? Desde el momento de la muerte del


testador, empero, se prohíbe ocupar por sí la cosa legada, puesto que debe pedir su
entrega y posesión al heredero, cuando éste se halle autorizado para darla. Esto se
explica por la adquisición de Posesión Civilísima de la herencia que el 440 otorga al
heredero: “La posesión de los bienes hereditarios se entienden transmitida al heredero
sin interrupción y desde el momento de la muerte del causante, en el caso de que llegue
a adirse la herencia”.

Desde la apertura de la sucesión en caso de aceptar la herencia y por el respeto a la


integridad de las Legítimas, y en la preferencia que en determinados preceptos la ley da
a los acreedores de la herencia frente a los legatarios para el cobro de sus créditos. Por
eso es preferible mantener cohesionado el patrimonio hereditario.

Excepciones que caben al principio de que el legatario ha de pedir la posesión al


heredero o albacea:

Cuando el propio testador haya autorizado al legatario a tomar posesión por sí dl


legado; será admisible siempre que no haya herederos forzosos.
Cuando toda la herencia se ha distribuido en legados, supuestos del art. 891 CC.
Cuando se trate de un prelegado a favor de heredero único.

Existe otra excepción, pero es discutible, es el supuesto donde el legatario se encuentre


en posesión de la cosa legada. Argumentos en contra: que la entrega es la única manera
legal de que la posesión que ostenta el legatario se convierta en una posesión en
concepto de dueño por la traditio, aun siendo simbólica, evitándose por otro lado el
peligro que representa para una hipotética acción de reducción del legado, el que el
legatario ya hubiese enajenado y entregado la posesión como dueño a un tercero.

La cosa legada debe ser entregada con todos sus accesorios y en el estado que se
encuentre al morir el testador. El obligado a la entrega no responderá de la evicción ni
de los vicios ocultos.

Legado de cosa ajena

El art. 861 declara válido ese legado si el testador, al legarla, sabía que lo era y nulo en
caso contrario.
La prueba de que el testador sabía que era cosa ajena corresponde al legatario. No
obstante, el legado de cosa ajena es válido si el testador la adquiere después de otorgado
el testamento (art. 862).

El Legado de cosa ajena es un típico legado de efectos obligacionales, pues el legatario


adquiere el Dº a exigir al gravado (heredero) la realización de una prestación (la entrega
de la cosa), debiendo realizar una actividad para cumplirla: adquirir la cosa de su
propietario. Por eso el 861 establece “el heredero estará obligado a adquirirla para
entregarla al legatario; y no siéndole posible, a dar a éste su justa estimación”. De lo que
se deduce que éste SÓLO podrá sustituir la cosa legada por su justo pago, en caso de no
ser posible cumplir la obligación de dar la cosa (porque no pueda adquirirla) para
entregarla al legatario.

En caso de incumplir la prestación, incurre en responsabilidad e indemnizará daños y


perjuicios (arts. 1101 y ss.). No debe confundirse “el pago de la justa estimación”
(cuando no sea posible adquirir la cosa), con el “quantum” o importe de su
responsabilidad, que solo sucede cuando el deudor no quiera adquirirla la cosa.
Como variantes de legado de cosa ajena se consideran:
Legado de cosa propia del heredero o legatario: art. 853, “será válido el legado hecho a
un tercero de cosa propia del heredero o legatario, quienes, al aceptar la sucesión,
deberán entregar la cosa legada o su justa estimación…”

El heredero o legatario gravado tienen que cumplir una obligación alternativa, cuya
elección le compete: o entregar la cosa o pagar su justa estimación.
Legado de cosa ajena en parte: art. 864, “cuando el testador; heredero o legatario
tuviesen sólo una parte o un derecho en la cosa legada, se entenderá limitado el legado a
esta parte o derecho, a menos que el testador declare expresamente que lega la cosa por
entero”.

Legado de cosa propia del legatario:

el art. 866 considera ineficaz el legado cuando la cosa legada era propia del legatario a la
fecha del Testamento (con independencia que el testador supiera o no que la cosa era
del legatario), aunque después la haya enajenado.

El art. 878.2 dice “si el legatario la hubiese adquirido por título lucrativo después de
aquella fecha, nada podrá pedir por ello, pero si la adquisición se hubiese hecho a título
oneroso, podrá pedir al heredero que le indemnice de lo que haya dado por ella”.

Si sobre la cosa propia del Legatario allegarse, un tercero tuviera algún derecho, el
legado no obliga al heredero a la obligación de liberarla del derecho o gravamen, tan
sólo si así lo hubiese dispuesto el testador expresamente.
Legado de cosa ganancial: art. 1380, permite que cualquiera de los cónyuges pueda
disponer por testamento de un bien ganancial pese a que antes de la liquidación de la
sociedad ninguno tiene poder de disposición exclusivo sobre cualquiera de los bienes
que forman su activo ni a ninguno le pertenece.

Pero solo surte efecto “si fuese adjudicado a la herencia del testador” es decir, habrá que
esperar para reconocer la eficacia del legado, a la partición de la sociedad de
Gananciales. En caso de que no se le adjudique “se entenderá legado el valor que tuviera
al tiempo de su fallecimiento”. La voluntad contraria del testador evitará su eficacia. El
art. 1380 se refiere a un “bien ganancial”, pero parece que tenga otro significado: el de
una regulación en disposiciones testamentarias de bienes concretos de carácter
ganancial (sean uno o varios) antes de la partición de la Sociedad.

Legado de cosas genéricas

El art. 875 afirma la validez del legado de cosa mueble genérica (caballo, coche) aunque
no haya cosa de su género en la herencia, pero si es de Inmueble, sólo será válido si la
hubiese de su género en ella.

Hay que individualizar la cosa para concretar la obligación, hacerla específica.


En principio la elección es facultad del gravado: que cumplirá con dar una cosa que no
sea de la calidad mínima ni da la máxima.

Si la elección se ha conferido expresamente al gravado o legatario: el primero podrá dar,


o el segundo elegir, lo que mejor les pareciese. Si no pueden elegir, su derecho pasa a sus
herederos. Una vez hecha la elección es irrevocable.

Legado de cantidad

El testador dispone el pago de una cantidad al legatario. Aunque el legatario tiene


derecho a exigir el pago desde la muerte del testador, no se deben desde esa fecha los
Intereses, (salvo que el testador disponga expresamente lo contrario); sino que se
deberán desde la reclamación del legado que pone en mora al obligado a su pago.
Estos legados deben ser pagados, aunque no haya dinero en la herencia.

Legado de cosa gravada

Cuando un legado de cosa específica y determinada se encuentra gravada, el CC


establece dos normas distintas (867 y 868).
Si el gravamen es una prenda o hipoteca: el pago de la deuda garantizada queda a cargo
del heredero, que cuando en caso de este no pagarla y lo haga el legatario, se subroga en
el lugar y Derecho del acreedor para reclamar contra el heredero. Aunque es necesario
que la voluntad testamentaria sea legar la cosa sin carga.
Si está gravada con otra carga distinta, (perpetua o temporal), pasa con esta carga al
legatario. Ahora bien, las rentas e intereses o créditos devengados hasta la muerte del
testador son cargas de la herencia.

Si la cosa legada estuviera sujeta a Usufructo, Uso o Habitación, el legatario deberá


respetar estos derechos hasta que legalmente se extinga.

Legado alternativo

El art. 874, en los legados alternativos se observará lo dispuesto para las obligaciones de
la misma especie, salvo las modificaciones que deriven de la voluntad del Testador.
Legado de crédito
Se trata de una disposición donde se transmite mortis causa al legatario, un crédito del
que es titular el testador frente a un tercero. Art. 870.2, en este legado, el heredero
cumplirá con ceder al legatario las acciones que pudieran competerle contra el deudor.
Este legado caduca si el testador, si después de hacerlo, demanda judicialmente al
deudor. El legado de crédito también comprende los intereses que se debieran al morir
el testador.

Legado de perdón o de liberación

Mediante éste legado, se condona un crédito que el testador tenía contra el legatario.
Extingue la obligación que subsista a su muerte, extinguiéndose tanto el principal de la
deuda, como los intereses que se debieran al morir el testador. El gravado ha de dar
carta de pago, si el legatario la pide.
Este legado caduca igualmente que el de crédito, si después de hacer el legado el
testador reclama la deuda judicialmente.
Por el art. 871.2 “por el legado hecho al deudor de la cosa empeñada solo se entiende
remitido el derecho de prenda”.
Finalmente, el 872 contiene una norma interpretativa acerca del legado genérico de
liberación o perdón. A menos que otra sea la voluntad del testador, este legado
comprende sólo las deudas existentes antes de hacer el testamento, no las posteriores.

Legado en pago de deuda

Se produce cuando el testador, deudor de alguien, le hace un legado. La regla es que el


legado hecho al acreedor no se imputa en pago del crédito, a no ser que el testador lo
declare expresamente; en cuyo caso, el acreedor tiene derecho a cobrar el exceso del
crédito o del legado.
La declaración del testador implica un reconocimiento de deuda, que debe interpretarse
como causa del legado: lega para que se pague la deuda, si no existiese el régimen
aplicable sería el del 767.
La revocación del testamento en que se contiene el legado, implica la revocación de la
confesión implícita de deuda, aunque ésta pueda demostrarse por otras medidas de
prueba.

Legado de prestaciones periódicas

Es un legado de una Pensión Periódica o de cierta cantidad anual, mensual o semanal


(art. 880). Origina un crédito a favor del legatario y una deuda de la persona gravada con
el legado, que deben cumplirse en sus propios términos.

El legatario puede exigir la primera prestación, una vez muerto el testador y las
siguientes al principio d cada periodo.

El hecho de que el legatario muera antes de terminar uno de los períodos ya


comenzados, no da lugar a restitución de las cantidades percibidas, pero indica que debe
existir en cada comienzo de aquéllos, adquiriendo un derecho a exigir la prestación
correspondiente al mismo, transmisible a sus herederos.

Legados de educación y alimentos

Son legados que se resuelven en el pago de una suma de dinero, que otorgan el derecho
a exigirla al gravado por el legatario, pero poseen como característica que son legados a
satisfacer periódicamente.

El legado de educación es un subtipo del legado de alimentos (pues en estos se


comprende la educación e instrucción del alimentista mientras es menor).
El 879 que regula ambas clases de legado, distingue entre un legado genérico de
alimentos o de educación y el Legado de una cantidad para estos fines de modo expreso
o tácito.

El Legado Genérico existe cuando el testador no señala cantidad alguna el art. 886.3 dice
que “se fijará según el estado y la condición del legatario y el importe de la herencia”.
Con referencia al legado genérico de alimentos, se dispone en lo citado que el testado
acostumbró en vida a dar al legatario ciertas cantidades de dinero por vía de alimentos.

La duración de estos legados es distinta. El de educación dura hasta que el legatario sea
mayor de edad. El de alimentos mientras viva el legatario si el testador no dispone otra
cosa.

El legado de derecho de habitación TERMINAR


Art. 822 CC: "La donación o legado de un derecho de habitación sobre la vivienda
habitual que su titular haga a favor de un legitimario persona con discapacidad, no se
computará para el cálculo de las legítimas si en el momento del fallecimiento ambos
estuvieren conviviendo en ella.

Este Derecho de habitación se atribuirá por ministerio de la ley en las mismas


condiciones al legitimario discapacitado que lo necesite y que estuviera conviviendo con
el fallecido, a menos que el testador hubiera dispuesto otra cosa o lo hubiera excluido
expresamente, pero su titular no podrá impedir que continúen conviviendo los demás
legitimarios mientras lo necesiten.
El Derecho a que se refieren los dos párrafos anteriores será intransmisible.
Lo dispuesto en los dos primeros párrafos no impedirá la atribución al cónyuge de los
derechos regulados en los arts. 1406 y 1407 de este CC, que coexistirán con el de
habitación".

Por tanto, para que proceda la aplicación de la norma es necesario que el legatario sea
simultáneamente legitimario o heredero forzoso, persona con discapacidad y
conviviente con el causante en el momento de apertura de la herencia. En otro caso,
valdrá también el legado, pero habrá de computarse a efectos de determinación
cuantitativa de la legítima.

5. 5. La adquisición del legado

El CC regula la aceptación y repudiación de la herencia (988-1034), pero no declara


aplicable sus normas a los legados, silencio intencionado para que lo establezca el
heredero. Lo único que dice es que tiene que tener capacidad para suceder (art. 758).

¿Pueden los legados aceptarse o repudiarse? O ¿Es automática la adquisición del legado,
cabiendo así tan solo la repudiación? La normativa no es clara, pues por el 881: “el
legatario adquiere el Derecho a los legados puros y simple desde la muerte del testador,
y lo transmite a sus herederos”, pudiendo avalar la segunda tesis (Es automática la
adquisición del Legado).

En cambio, los arts. 889 y 890 hablan de la aceptación y repudiación del legado y el 888
de la no admisión del legado (término ambiguo tanto para la primera como para la
segunda tesis).
Puede interpretarse que el 881 contempla un legado puro y simple frente a otro
condicional. En aquel tiene delación desde la muerte del testador, por lo que podrá
aceptar o repudiar, y si muere sin hacerlo, se transmite a sus herederos. En el
condicional, no hay delación hasta el momento del cumplimiento de la condición y nada
transmite en la hipótesis anterior.
Si damos por supuesto que puede aceptarse o repudiarse el Legado, ante la falta de
normativa:

Respecto a capacidad: se deben seguir las mismas reglas que en las adquisiciones
gratuitas o donaciones (en lo que admita la naturaleza y tipo del legado), además de las
siguientes reglas especiales:

El 889 admite implícitamente y a sensu contrario la aceptación parcial del Legado, pues
dice que: “el legatario no podrá aceptar una parte del legado y repudiar la otra si éste
fuere onerosa”, por tanto, se podrá aceptar parcialmente, cuando la parte repudiada no
sea onerosa, es decir, suponga para él algún gravamen (quiere decir el CC que no se
permite que acepte lo útil y rechace lo perjudicial). En la herencia, por contrario, se
prohíbe expresamente la aceptación en parte.

En caso de ser dos los legados, cuando uno fuera oneroso y el otro no, el CC utiliza la
misma ratio legis, es decir, no se podrá rechazar el oneroso y aceptar el otro. En cambio,
si los dos son gratuitos u onerosos, es libre para aceptarlos todos o repudiar el que
quiera (890).

Hay q tener en cuenta que pese a la parca regulación del CC, podrá aplicarse por
analogía y supletoriamente los preceptos señalados para la herencia, con la salvedad de
los extremos antes mencionados.

5.8. Responsabilidad del legatario

El heredero como subrogado en el lugar del causante en virtud de la “Sucessio in


Universum Ius” y de la confusión d patrimonios, responde de las deudas de aquél no
sólo con los bienes hereditarios, sino con los suyos propios, salvo en los casos de
aceptación a beneficio de inventario.

Por contra, el Legatario, en cambio, no es un continuador de la personalidad patrimonial


del testador y sólo adquiere bienes y derechos particulares, por lo cual las deudas del
causante no le afectan en absoluto. Empero, cabe que el testador le haya impuesto el
pago de alguna de sus deudas, como carga o condición del legado, 797, aunque no es por
ello su sucesor en la deuda, sino que lo es el heredero. El acreedor no pierde su acción
contra éste, salvo que consienta expresamente en su vinculación sólo con el legatario,
pero el heredero que haya pagado, podrá dirigirse contra dicho legatario. Además de
esos supuestos, hay que examinar los siguientes:

A. Distribución de toda la herencia en legados


Un caso de responsabilidad directa del Legatario por las deudas del causante se
encuentra en el 891, para casos en que toda la Herencia se haya distribuido en legados;
en cuyo caso: se prorratearán las deudas y gravámenes de ella entre los Legatarios en
proporción de sus cuotas, salvo otra disposición del testador; en estos casos:

Se producirá una división automática de las deudas.


Cada legatario responde de su parte y su responsabilidad es limitada al valor del legado,
siendo la cuota proporcional al valor del legado.

El 891 in fine, admite la posibilidad de una disposición contraria del testador, esto
quiere decir:

Que el testador puede ordenar que recaigan las deudas, no sobre todos los legatarios,
sino sobre uno o algunos de ellos.

Que el testador puede alterar la proporción en que las deudas han de dividirse entre
ellos. Aunque únicamente surte efecto en la relación interna de los legatarios (no afecta
a los acreedores), por tanto, si cualquiera de ellos ha pagado por la reclamación del
acreedor más de lo que el causante le impuso, tendrá Derecho de repetición contra los
demás.

B. Herencia aceptada a beneficio de inventario

Supuesto regulado en el 1029. Si después de pagados los legados aparecen otros


acreedores, éstos solo podrán reclamar contra los legatarios, en caso de no quedar en la
herencia bienes suficientes para pagarles, lo que indica que se ha liquidado enteramente
la herencia y no quedan bienes suficientes para pagar a los acreedores de la herencia,
pero se ha alterado la preferencia que el art. 1027 establece a favor de los Acreedores
hereditarios sobre los legitimarios.

La responsabilidad de los legatarios es aquí mancomunada, proporcional a lo que


representen sus legados en relación con el total de la herencia liquida y limitada al valor
de los mismos.

5. 9. Pluralidad de legados: orden de preferencia

Si el heredero responde ilimitadamente de los legados, ¿por qué el 887 establece un


orden de preferencia entre Legatarios para el caso que los bienes de la herencia no
alcancen a cubrir todos los legados? La doctrina que sostiene la responsabilidad ultra
vires del heredero puro y simple frente al pago de los legados (la más seguida), reduce
considerablemente el ámbito de aplicación del 887, que solo sería aplicable:
Caso de aceptación de herencia a beneficio de inventario, en que los legados habrán de
pagarse exclusivamente con cargos a los bienes de la herencia, después de pagar los
créditos.
En el caso antes citado del 891, de que toda la herencia se haya distribuido en Legados.

El orden de preferencia del 887 es el siguiente:


1. Legados remuneratorios.
2. Legados de cosa cierta y determinada que forme parte del caudal hereditarios.
3. Legados que el testados haya declarado preferente.
4. De alimentos.
5. Los de educación.
6. Todos los demás a prorrata.

5. 10. Ineficacia y revocación del legado

Pueden darse distintos tipos de causas que producen la ineficacia del legado: las que
podemos llamar generales (nulidad del testamento, indignidad del legatario, violación
del 865), y también las que pueden originarse por voluntad del testador.
Nuestro CC contempla en algunos supuestos de revocación tácita del Legado, fundados
en un acto voluntario del testador que permite creer que pretende dejar sin efecto el
Legado, estos supuestos son:
Cuando el testador transforma la cosa legada, de modo que no conserve ni la forma ni la
denominación que tenía, 891.1. Para que la revocación tenga lugar es menester que la
transformación se haya realizado por el testador y no por caso fortuito o por obra de un
tercero.

Cuando el testador enajena por cualquier título o causa, la cosa legada o parte de ella,
entendiéndose en este último caso que el legado queda sólo sin efecto respecto de la
parte enajenada. Pero si después de la enajenación volviese la cosa al dominio del
testador, aunque sea por nulidad, no tendrá después fuerza el legado salvo que se
verifique la retroventa, justificada en el hecho de q el testador, caso de venta con pacto
de retro, no ha pretendido enajenar definitivamente el bien (891.2).

Si la cosa legada perece del todo viviendo el testador, o después de su muerte sin culpa
del heredero. Sin embargo, el obligado a pagar el legado responderá por evicción, si la
cosa legada no fue determinada en especie, ex el 860. El CC se refiere a la pérdida por
reclamación de un tercero y admite implícitamente la eficacia del legado, que en
realidad se transforma en su objeto.

Con arreglo al 871, “caduca” (queda revocado) el legado de un crédito o el legado de


condonación de una deuda, si el testador, después de haber hecho el legado, demanda
judicialmente su pago, aunque éste no se haya realizado aún al tiempo del fallecimiento.
La ineficacia del legado puede devenir por su carácter inoficioso. El contenido del legado
tiene como límite el que resulta de las legítimas. Quien tenga herederos forzosos sólo
podrá disponer mediante legados de la parte de libre disposición. Pero,
excepcionalmente, pueden ordenarse legados con cargos al tercio de mejora, pero
siempre que sea a favor de los legitimarios o de sus descendientes (art. 824).

En caso de que los legados ordenados en el testamento excedan del valor de la parte de
libre disposición, sería necesario anularlo o reducirlo, en cuanto resulten inoficiosos,
observando las prestaciones señaladas por los arts. 819-882. Todo ello después de la
muerte del causante.

TEMA 8. LA LEGITIMA Y LA MEJORA.

8.5. LEGÍTIMA DEL CÓNYUGE VIUDO.

El art. 834 CC recoge que el cónyuge que al morir su consorte no se hallare separado de
él o lo estuviere por culpa del difunto, si concurre a la herencia con hijos o
descendientes, tendrá derecho al usufructo del tercio destinado a mejora.

Por tanto, es presupuesto indeclinable del derecho legitimario del cónyuge viudo la
existencia de un matrimonio con el causante de la herencia, que este matrimonio esté
en el momento del fallecimiento de este último, y que los cónyuges no estuviesen
separados, o si lo estuviesen, diese por culpa del premuerto.

Si al ocurrir el fallecimiento del causante el pleito de separación no estuviese terminado,


se dispone en el art. 835 CC, ordena que se esperará al resultado y que si entre los
cónyuges separados hubiere mediado perdón o reconciliación, el sobreviviente
conservará sus derechos.

El art. 945 CC priva del derecho de heredar ‘abintestato’ a su consorte al cónyuge


supérstite que estuviera separado por sentencia firme, o separado de hecho por mutuo
acuerdo que conste fehacientemente.

En el art. 834 CC se ha mantenido la distinción entre cónyuge inocente y cónyuge


culpable de la separación. Sin embargo, la nueva normativa matrimonial no la recoge, y
sólo se hace mención del cónyuge que este incrusto en causa legal de separación.
Cónyuge culpable equivale a cónyuge incurso en causa de separación.

El excónyuge divorciado carece de derechos legitimarios en la herencia de su excónyuge.


No hay en el momento de su muerte matrimonio. Lo mismo ocurre respecto del
cónyuge viudo cuyo matrimonio fue anulado, aunque hubiera buena fe por su parte.
El art. 78 CC determina que la nulidad del matrimonio no invalida los efectos ya
producidos para el cónyuge de buena fe, y como la muerte ocurre con posterioridad, el
derecho legitimario no nace.

La legítima le da al cónyuge viudo el derecho al usufructo de determinada porción de la


herencia, siendo titular ‘ex lege’ de un derecho real limitativo del dominio como es el
usufructo. No es titular dominical de ninguna cuota sobre el as hereditario líquido, y el
llamamiento en usufructo nunca confiere la cualidad de heredero.

La cuantía de la legítima del cónyuge viudo es variable, pues depende de quiénes sean
los que concurran con él a la herencia. En función de esa concurrencia, se pueden
distinguir las siguientes situaciones:

- Concurrencia con hijos o descendientes comunes.

Por el art. 834 CC, el usufructo recae sobre el tercio destinado a mejora. La nuda
propiedad puede atribuirla al causante, como mejora, a sus hijos y descendientes, o
integrarse en la legítima en caso contrario.

- Concurrencia con hijos del difunto.

Como consecuencia de la reforma de la filiación, los hijos del causante premuerto que no
procedan del matrimonio y hayan sido concebidos constante el mismo concurren a su
herencia como cualquier hijo matrimonial.

No obstante, si se diese el caso de que el cónyuge concurriese exclusivamente con tales


hijos, el art. 837.2 CC entiende la cuantía de su usufructo, pues dispone que recaerá
sobre la mitad de la herencia, pero si bien 1/3 gravará el de mejora, el resto gravará
1/3· de libre disposición, limitándose el poder de disposición del causante sobre dicho
tercio, pues solo podrá hacerlo respecto de la nuda propiedad.

El mismo derecho tendrá el cónyuge viudo si en lugar de concurrir con esos hijos lo
hiciese con sus descendientes exclusivamente.
- Concurrencia con ascendientes.

El art. 837.1 CC establece que el cónyuge viudo tendrá derecho al usufructo de la mitad
de la herencia.

- Concurrencia con otros herederos.

El art. 838 CC recoge que no existiendo descendientes ni ascendientes del cónyuge


sobreviviente tendrá derecho al usufructo de los 2/3 de la herencia.
8. 6. LA MEJORA: CONCEPTO Y NATURALEZA JURÍDICA.

Según el art. 823 CC, el padre o la madre podrán disponer a favor de alguno o algunos de
sus hijos o descendientes, ya lo sean por naturaleza, o por adopción plena, de una de las
2/3 partes destinadas a la legítima.

Representa la mejora una disposición imputable a uno de los 2/3 que componen la
legítima de los hijos y descendientes. Ese tercio adquiere sustantividad propia cuando
el padre o madre hacen uso de él. Si no lo utilizan, no puede hablarse de tercio de
mejora, sino de los 2/3 de legítima. Por el contrario, si se utiliza, constituirá la legítima
1/3 de la herencia y 1/3 será el de mejora.

La mejora es un poder del testador. Nuestro Derecho crea, junto a la legítima y la libre
disposición, esta figura intermedia que es un poder de disposición de carácter limitado
o restringido, en tanto que los mejorados han de ser necesarios hijos o descendientes.
Por el art. 824 CC se reconoce que la mejora no puede imponer el testador gravámenes
que no sean en favor de ellos.

La mejora requiere una concurrencia de descendientes, sin que sea preciso que se
encuentren en igualdad de grado. Así, por ejemplo, puede mejorarse a un nieto cuando
la legítima pertenece a los hijos del testador.

8.6.1 SUJETOS DE LA MEJORA. DELEGACIÓN DE LA FACULTAD DE MEJORAR.

El mejoran es siempre el causante de la sucesión. La facultad de mejorar que posee es de


carácter personalísimo, pues el art. 830 CC dice que ese poder de mejorar no puede
encomendarse a otro. La excepción cualificado ísima es el art. 831 CC.

Los beneficiados pueden serlo los hijos o descendientes, ya sea por naturaleza o por
adopción.

El tercio de mejora no tiene que distribuirse entre los que son legitimarios únicamente,
pues es posible mejorar a descendientes que no tengan esa condición. Por ejemplo, el
testador mejora a su nieto en vida de los padres haciéndole a una donación que tiene el
carácter de mejora; o dispone de un legado con cargo al tercero de mejora de su
herencia a su favor, sobreviviéndole su padre, que será el legitimario.

Esta solución la corrobora el hecho de que los arts. 782 y 824 CC admitan la mejora
indirecta a los nietos a través de los bienes atribuidos como mejora inmediatamente a
los hijos.
El art. 831 CC excepciona el supuesto en que se ordene en testamento o capitulaciones
matrimoniales que muriendo el cónyuge otorgante, pueda el viuda o viuda que no haya
contraído nuevas nupcias, distribuir, a su prudente arbitrio, los bienes del difunto y
mejorar en ellos a los hijos comunes, sin perjuicio de las legítimas y de las mejoras y
demás disposiciones del causante.

Del contenido de la facultad que se le concede a viudo o viuda se deduce que es algo más
que la de mejorar, pues puede distribuir los bienes del difunto. Su ejercicio exige que al
morir el cónyuge exista matrimonio.

La separación matrimonial supone la revocación del poder concedido (arts. 102.2 y


106.2 CC).

¿Circunscribe el art. 831 CC la facultad de mejorar sólo a los hijos comunes, no a otros
descendientes? El precepto no significa una alteración de la regulación de las mejoras
que no tendría además ningún fundamento, pues tan comunes pueden ser
descendientes como hijos.

Según el art. 831.2 CC, la facultad concedida al cónyuge supérstite debe ser ejercitada
dentro de un plazo, pero si no se hubiere señalado plazo, el viudo o viuda tendrá el de
un año, contado desde la apertura de la sucesión o desde la emancipación del ultimo de
los hijos comunes.

8. 6.2 LA DECLARACIÓN DE LA FACULTAD DE MEJORAR Y SUS DIFERENTES TIPOS.


El CC contiene una serie de preceptos en los que se admite diferentes tipos de actos
jurídicos de ordenación de la mejora, y cabe extraer:

- Mejora hecha en testamento.

Es el modo más claro. La regla especial al efecto es la del art. 828 CC dice que la manda o
legado hecha por el testador a uno de sus hijos o descendientes no se reputará mejora,
sino cuando el testador haya declarado expresamente ser esta su voluntad, o cuando no
quepa en la parte libre.
La especialidad reside en que se admite la mejora tácita, en cuanto el legado que no
quepa en la parte libre no se reduce por inoficioso, se imputa al tercio de la mejora. Si
este ha sido objeto de disposición por el testador, no hay más remedio que reducirla.

- Mejora hecha por medio de donación.

El art. 825 CC permite que la mejora se haga por la vía de donación al decir que ninguna
donación por contrato entre vivos, sea simple o con causa onerosa, en favor de hijos o
descendientes que sean herederos forzosos, se reputará mejora, si el donante no ha
declarado de manera expresa su voluntad de mejorar.
Se exige que conste inequívocamente la voluntad de mejorar que animó al donante,
aunque formulada en otros términos.

Si el mejorado es un legitimario, al exceso ya no se le puede dar la consideración de


mejora, y regirá la regla del art. 8191 CC. La imputación se hará a su legítima.

Si el mejorado no es legitimario, el exceso debe considerarse como imputable al tercero


de libre disposición.

- Mejora hecha en capitulaciones.

Se admite por el art. 827 CC, pues señala como una de las excepciones a la facultad de
revocar la mejora el que se haya hecho en capitulaciones matrimoniales con entrega de
bienes. Por ejemplo, el abuelo hace una donación en concepto de mejora al nieto que va
a contraer matrimonio en sus capitulaciones.

- Promesas de mejorar y de no mejorar.

El art. 826 CC las declarada válidas cuando se hacen por escritura pública en
capitulaciones matrimoniales. La disposición del testador contraria a la promesa no
surtirá efectos. No tienen eficacia meramente obligaciones para el promitente, son
pactos sucesorios. La mejora ya está hecha.
El promisario puede renunciar al beneficio, y debe sobrevivir al promitente para
recogerlo.

- Mejora hecha por contrato oneroso con tercero.

Está mencionado en el art. 827 CC. Se habla de una mejora verificada con entrega de
bienes, mediante contrato oneroso con tercero. Parece que se trata de un contrato
oneroso en el cual se estipula una prestación en beneficio del mejorado.

8.6.3 OBJETO DE LA MEJORA.

Se regulan en los arts. 829 y 832 CC.

El art. 829 CC se refiere al señalamiento de la mejora en cosa determinada. Se determina


que si el valor de esta excediese del tercio destinado a la mejora y de la parte de
legítima correspondiente al mejorado, deberá este abonar la diferencia en metálico a los
demás interesados.

Es por ejemplo, dejar a mi hijo Antonio como mejora la casa en que habito con todo lo
que en ella se contiene.
En el art. 832 CC la mejora no está señalada en cosa determinada, y esta será pagada con
los mismos bienes hereditarios, observándose, en cuanto puedan tener lugar, las reglas
para procurar la igualdad de los herederos en la participación de los bienes que recogen
los arts. 1061 y 1062 CC.

Aquí la mejora es de cuota, por lo que se siguen las reglas normales de participación
hereditaria. Es por ejemplo, dejar a mi hijo Antonio el tercio de mejora.

8.6.4 REVOCABILIDAD Y GRAVAMEN DE LA MEJORA.

El art. 827 CC establece este principio general, señalando taxativamente sus


excepciones: “La mejora, aunque se haya verificado con entrega de bienes, será
revocable, a menos que se haya en capitulaciones matrimoniales o por contrato oneroso
celebrado con un tercero”.

Si la mejora se ha hecho mediante donación deben distinguirse dos tipos diferentes de


declaraciones de voluntad:
- Donación en sentido estricto.
- Atribución a ella del carácter de mejora.

Esta última, según el art. 825 CC, es la que debe ser expresa y la que puede ser revocable
sin perjuicio de la que donación subsista. Para revocarla se necesita que el donante lo
pueda hacer por concurrir las causas taxativamente previstas en los arts. 644, 647 y
648 CC.

La irrevocabilidad de la mejora en los supuestos previstos no deben hacer olvidar que


en todo caso es necesario la supervivencia del mejorado al mejorarte. No puede ser
mejorado quien no es sucesor. Si premuriese, la donación tendría ese carácter, y se
imputaría al tercio libre, pero no al de mejora. Por otra parte, aquellas mejoras
irrevocables dejarán de serlo si el donante se reservó la facultad de revocar.

En cuanto al gravamen de la mejora, el art. 824 CC autoriza a que se imponga sobre ella,
pero con la limitación de que el gravamen o gravámenes han de establecerse en favor de
los legitimarios o sus descendientes. Estos gravámenes pueden ser cargar de naturaleza
real, disposiciones de tipo modal, condiciones, términos o sustituciones.

8.6.5 ACEPTACIÓN Y REPUDIACIÓN DE LA MEJORA.

Según el art. 833 CC, el hijo o descendiente mejorado podrá renunciar la herencia y
admitir la mejora.
Es una aplicación de la regla sentada en el art. 890 CC en cuanto al heredero al que se le
ha dejado un legado, que puede repudiar la herencia y aceptar el legado, o viceversa.
Esto tiene que darse por sobreentendida del art. 833 CC.

También hay que sobreentender que el art. 833 CC es sólo aplicable cuando la mejora se
haya atribuido a título de legado, bien sea de cosa determinada, bien de cuota de bienes
hereditarios o haber líquido hereditario.

8.7. IMPUTACIÓN DE DONACIONES.

En virtud del art. 818 CC, al ‘relictum’ ha de sumarse el ‘donatum’ para determinar la
cuantía de la legítima pero también tiene esa computación de las donaciones otra
misión, que es precisar cuáles son inoficiosas por exceder de la parte de libre
disposición del testador, como prevé el art. 636 CC.

Es necesario imputar las donaciones a los tercios en que la herencia se divide en forma
ideal cuando concurren a ella como herederos forzosos los hijos o descendientes del
testador; tercio de legítima estricta, tercio de mejor, tercio de libre disposición.

El art. 819 CC ordena que la imputación de las donaciones se practique así: -


Donaciones a los hijos.
Las donaciones a los hijos que no tengan el concepto de mejora se imputarán en su
legítima.

Las donaciones, para que se reputen mejoras inmutables al tercio de este nombre, deben
ser hechas por el donante declarando de una manera expresa su voluntad de mejorar.

Si la donación al hijo no tiene el carácter de mejora, la imputación se efectuará a su


cuota legitimaria. Si excediese de ella, no se puede reducir por inoficiosa, porque la
reducción sirve para la protección de la cuota legitimaria, y opera cuando cualquier
donación lesione por haber dispuesto el testador por aquella vía más de lo que puede
disponer libremente por testamento.
No se plantea ningún problema. Estamos imputando una donación cuya inoficiosidad, si
la hay, se verá después, cuando no quepa en el tercio de libre disposición, por lo que el
exceso habrá de imputarse al mismo.

- Donaciones a ascendientes.

Si el ascendiente concurre a la sucesión como legitimario, por aplicación analógica de la


anterior, hay que entender que la imputación se hará a su legítima y el exceso a la parte
libre.

- Donaciones a extraños.
Son extraños todos los que han recibido donaciones del causante y no concurren a su
herencia como herederos forzosos. La imputación de esas donaciones ha de hacerse a la
parte libre de la herencia, y si no caben por entero, el exceso se reduce por inoficioso.

8.8 PAGO DE LA LEGITIMA E. ART 841.

* Pago de la porción hereditaria en casos especiales.


Lo regulan los arts. 841 a 847 CC. Estos arts. facilitan extraordinariamente el pago en
metálico de las legítimas con carácter general, aunque hay defectos de redacción que
nos plantea problemas.

El art. 841.1 CC dice que el estado o el contador-partidor expresamente autorizado por


aquel, podrá adjudicar todos los bienes hereditarios o parte de ellos a alguno de los
hijos o descendientes, ordenando que se pague en metálico la porción hereditaria de los
demás legitimarios.

Por tanto, se permite atribuir los bienes a uno o más legitimarios y se obliga a estos a
pagar en metálico la legitima a los demás legitimarios, con algunos requisitos.

Se va a distinguir dos opciones: esa facultad la haga el testador, sea este el que adjudique
a alguno o algunos de los legitimarios todos los bienes, con la obligación de pagar a los
restantes legitimarios su parte en metálico, o que lo haga los contadores o partidores.

8.11.INTANGIBILIDAD CUALITATIVA DE LA LEGÍTIMA.


* Compensación por el gravamen legitimario.
* Art. 820.3 CC.
El precepto dice que “si la manda consistiese en un usufructo o renta vitalicia, cuyo valor
se tenga por superior a la parte disponible, los herederos forzosos podrán escoger entre
cumplir la disposición testamentaria o entregar al legatario la parte de la herencia de
que podía disponer libremente el testador”.

Da lugar a una conmutación del usufructo o renta vitalicia.

Su supuesto de hecho es un legado de usufructo o renta cuyo valor se tenga por superior
al de la parte disponible. A los herederos forzosos se les da la opción entre cumplir la
disposición testamentaria o entregar la parte de herencia de la que podía disponer
libremente el testador, lo que presupone que aquellos son titulares.

El art. parte de la base de un legado de usufructo que afecte a la porción de legítima. En


esta situación, el legislador podría haber dejado que funcionase el art. 813 CC, con lo
que los legitimarios verían libre de gravamen su legítima y conservarían lo que el
testador les dejó de la parte de libre disposición. Sin embargo, esta solución sería
contraria a la voluntad del testador, que quiso recompensar a sus hijos porque les
disminuía las legítimas con la atrbicuion voluntaria del tercio de libre disposición.

Si el legado es de renta vitalicia, la situación es distinta. No estamos con gravamen


alguno de bienes, sino con crédito personal del legatario contra el legitimario. No se
aplicará el precepto siempre que las utilidades que pueda dar al legitimario la parte
libre, basten para cubrir la renta. Si su pago absorbe utilidades de la parte legítima,
tendrá la opción, y esto es así porque la simple capitalización de la renta puede dar su
valor superior al de la parte disponible.

8.12.INDISPONIBILIDAD DE LA LEGÍTIMA FUTURA.

El art. 816 dice que toda renuncia o transacción sobre la legítima futura entre el que la
debe y sus herederos forzosos es nula, y estos podrán reclamarla cuando muera aquel,
pero deberán traer a colación lo que hubiesen recibido por la renuncia o transacción.

Se tacha de nulidad absoluta toda renuncia, bien sea por acto unilateral o bilateral, y
cualquiera que fuese su causa, lo mismo que la transacción.

La prohibición se refiere a renuncias o transacciones antes de abrirse la sucesión.


La nulidad no implica que lo que se haya recibido quede en poder del legitimario,
pudiendo reclamar su legítima. Lo recibido ha de imputarlo a esta.

8.14.LA DESHEREDACIÓN.
Según el art. 813 CC, el testador sólo puede privar a los herederos de su legítima en los
casos determinados en la ley.

La desheredación es una disposición testamentaria por virtud de la cual se priva a un


heredero forzoso o legitimario de su derecho de legítima por alguna de las causas que
se expresen.

Para ser válida, la desheredación ha de hacerse en testamento, de una manera expresa


puesto que ha de expresarse la causa en que se funde, que no puede ser otra que la
señalada en la ley. Además, esta causa debe ser cierta, correspondiendo la prueba a los
herederos del testador si el desheredado la negase, como prevén los arts. 848, 849 y
850 CC.

La desheredación ha de ser total, no siendo admisible la parcial. El precepto habla de la


privación de la legítima, no de la totalidad o parte de ella.
* Causas de desheredación.

Estas se encuentran enumeradas en los arts. 852 a 855 CC.


El art. 852 CC se limita a decir que son justas causas para la desheredación, en los
términos que se determinen en los arts. restantes, las de incapacidad por indignidad
para suceder, señaladas en el art. 756.1, 2, 3, 5 y 6 CC.

Es una regla general que no excluye que existan otras causas específicas. Tal regla
produce importantes consecuencias, pues las causas de indignidad obligan a impugnar
la disposición en favor del indigno, mientras que, jugando como causas de
desheredación, apartan de entrada al desheredado de la sucesión, permiten no hacer
disposición en su favor.

* Causas de desheredación de los hijos y descendientes.

Según el art. 853 CC, serán también causas:

- Haber negado, sin motivo legítimo, los alimentos al padre o ascendiente que le
deshereda. Es dudoso si persiste la causa cuando el padre o ascendiente lo obtiene
mediante sentencia después de la negativa, o cuando esta se produce como conducta
defensiva del hijo o descendiente demandado en el curso del proceso, no estimando el
juzgador que esté fundada. La ofensa castigada con la desheredación es simplemente la
negativa injustificada.

- Haberle maltratado de obra o injuriado gratamente de palabra. No es necesario una


condena penal.

* Causas de desheredación de los ascendientes.


Según el art. 854 CC, serán justas causas:

- Haber perdido la patria potestad por las causas expresadas en el art. 170 CC. - Haber
negado los alimentos a sus hijos o descendientes sin motivo legítimo. - Haber atentado
uno de los padres contra la vida del otro, si no hubiere habido reconciliación.

* Causas de desheredación de los cónyuges.


Según el art. 855 CC, las causas son:

- Haber incumplido grave o reiteradamente los deberes conyugales.

- Las que dan lugar a la pérdida de la patria potestad conforme al art. 169 CC. - Haber
negado alimentos a los hijos o al otro cónyuge. Se presume que no hay motivo legítimo.
- Haber atentado contra la vida del cónyuge testador, si no hubiese reconciliación.
Ese precepto finaliza diciendo que para que las causas que dan lugar a la separación
personal lo sean también de desheredación, es preciso que no vivan los cónyuges bajo
un mismo techo. Aunque es a tener en cuenta el art. 87 CC, que admite
excepcionalmente una situación de separación dándose la convivencia.

* Efectos de la desheredación.

Se puede distinguir entre desheredación justa e injusta, según se cumplan en ella o no


los requisitos legales para hacerla.

- Justa. Priva de la legítima y si hay causa de indignidad, el desheredado quedará privado


como indigno de sus derechos como heredero ‘abintestato’.
Si el desheredado tiene hijos o descendientes legítimos, el art. 857 CC señala que los
hijos del desheredado ocuparán su lugar y conservarían los derechos de herederos
forzosos respecto de la legítima. Acceden a la herencia de su ascendiente por vía de
representación en cuanto la porción.

- Injusta. No reúne los requisitos, y según el art. 851 CC se anulará la institución de


heredero en cuanto perjudique al desheredado, pero valdrán los legados, mejoras y
demás disposiciones testamentarias en lo que no perjudiquen a dicha legítima.

El perjuicio que la ley quiere salvar es su participación en legítima estricta, por lo cual,
cuando el testador haya dispuesto expresamente del tercio de mejora en favor de otros
legitimarios, el desheredado no participa en él.

En base al art. 856 CC, la desheradación queda sin efecto por la reconciliación posterior
del ofensor y ofendido, y si es anterior a la declaración de voluntad testamentaria,
impide al causante desheredar.

Puede oponerse por el desheredado como excepción, probándola frente a la acción de


los herederos que tratan de hacerlo sobre la certeza de la causa de desheredación.

TEMA 9. RESERVAS HEREDITARIAS.

2. LA RESERVA VIDUAL.
* Presupuestos y bienes reservables.
Según el art. 968 CC, “además de la reserva impuesta en el art. 811 CC, el viudo o viuda
que pase a segundo matrimonio estará obligado a reservar a los hijos y descendientes
del primero la propiedad de todos los bienes que haya adquirido del difunto consorte
por testamento, por sucesión intestado, donación u otro cualquier título lucrativo, pero
no su mitad de gananciales”.
Conforme al art. 969 CC, “la disposición del art. anterior es aplicable a los bienes que,
por los títulos en él expresados, haya adquirido el vivido o viuda de cualesquiera de los
hijos de su primer matrimonio, y los que haya habido de los parientes del difunto por
consideración a este”.

Así, los presupuestos para que se aprecie la reserva del cónyuge viudo son:
- Disolución de su matrimonio por muerte.
- Celebración de un segundo o ulterior matrimonio.
- Existencia de hijos o descendientes del matrimonio anterior.

La reserva visual y su regulación se extiende a supuestos que se enumeran en el art. 980


CC:
- Cuando el viudo adopte plenamente a otra persona. Se exceptúa el caso de que el
adoptado sea hijo del consorte de quien descienden los que serían reservatorios.
Después de la Ley de 11 de noviembre de 1987, que reforma la adopción, no existe la
adopción plena, sino un único modelo que la misma regula.

- Cuando el viudo durante su matrimonio haya tenido o en la viudez tenga un hijo no


matrimonial.
Además, se añade que la obligación de reservar surtirá efecto desde nacimiento o
adopción del hijo. De acuerdo con el art. 968 CC, los bienes objeto en reserva son:

- Los adquiridos por el viudo de su difunto marido por testamento, sucesión intestada,
donación u otro cualquier título lucrativo, pero no su mitad de gananciales.
Aunque el CC no lo dice, no está sujeto a reservar el usufructo de los bienes que en
concepto de legítima corresponden al cónyuge viudo. La legítima del cónyuge viudo es
un usufructo sobre bienes hereditarios. A la muerte de este se consolida
necesariamente la nuda propiedad, por lo que no hay peligro de que los bienes sigan
una trayectoria distinta si contrae nuevo matrimonio.

- Los adquiridos por los mismos conceptos expresados anteriormente de los hijos y
descendientes del matrimonio, o de los parientes del difunto por consideración a este.

* Cese de la obligación de reservar.

La obligación no llega a nacer en algunos supuestos, y están recogidos en los arts. 970 y
971 CC.
El art. 970 CC establece que cesará cuando los hijos de un matrimonio, mayores de edad,
que tengan derecho a los bienes, renuncien expresamente a él, o cuando se trate de
cosas dadas o dejadas por los hijos a su padre o a su madre, sabiendo que estaban
segunda vez casados.
El primer supuesto es la renuncia de los reservatarios a sus derechos, que ha de ser
hecha de forma expresa y por mayores de edad. El CC se refiere a la situación de la
reserva antes de que quede consumada por muerte del obligado a efectuarla, por
sobrevivir hijos y descendientes del anterior matrimonio. Para que cese la reserva han
de renunciar a toodos los reservatorios, pero es admisible la renuncia individual a la
posición jurídica de reservatorio.

Por otro lado, el segundo supuesto no es el de una cesación de la obligación de reserva,


lo que ocurre es que la reserva respecto a esos bienes no llega a nacer.

Según el art. 971 CC, si al morir el padre o la madre que contrajo segundo matrimonio
no existen hijos ni descendientes del anterior. Impone una continuación de la reserva
aunque aquella situación sea apreciable antes de la muerte del reservista. No hay cese
de la obligación de reservar, sino que hay una no consumación de la reserva.

* Posición jurídica del reservista.

El CC se ocupa de las enajenaciones de bienes muebles e inmuebles por el reservista y


de sus poderes de disposición ‘mortis causa’.
Respecto a los bienes inmuebles, se distingue entre:

- Enajenaciones realizadas antes del nacimiento de la obligación de reservar.

Por el art. 974 CC, estas son válidas, pero con la obligación de asegurar el valor de los
inmuebles, desde que nazca la reservar. Los reservatarios tendrán derecho a ese valor al
hacerse efectiva o consumarse la reserva. El CC no se refiere al precio recibido, sino al
valor del bien, que debe ser el de mercado.

- Enajenaciones realizadas posteriormente al nacimiento de la obligación de reservar.

El art. 975 CC dice que subsistirá si a su muerte no quedan hijos ni descendientes del
primero, sin perjuicio de lo dispuesto en Ley Hipotecaria. Así, el reservista no carece de
poder de disposición sobre los bienes reservables, puesto que la ineficacia de las
enajenaciones no depende más que del hecho incierto de que no le sobrevivan. Si
ocurriese lo contrario sería un supuesto de ineficacia sobrevenida de enajenación.

Esa ineficacia no puede perjudicar al adquirente que reúna las condiciones del art. 34
LH, pero tampoco a los reservatorios. Entonces, es por ello por lo que deberán tener el
mismo derecho que les confiere el art. 974 CC al valor de los bienes, pues en este
precepto se trata de una enajenación que hay que mantener.

En los bienes muebles, el art. 976 CC no distingue. Tanto unas como otras son válidas,
salvo siempre la obligación de indemnizar.
El contenido de esta obligación debe ser el precio de la enajenación o el valor de los
bienes al tiempo de hacerla, si fuere a título gratuito, según el art. 978.3 CC.
Hay un cambio en el criterio del CC, ya no se trata del valor como en los inmuebles, sino
del precio. El cambio es desfavorable para los reservatarios, pues basta con no
consignar el precio real de la enajenación para que se perjudiquen sus intereses.

El reservista no goza de facultades dispositivas absolutas ‘mortis causa’, pues los bienes
reservados han de seguir el curso predeterminado por la ley. Tiene la facultad de
mejorar con ellos a cualquiera de los hijos o descendientes conforme a lo dispuesto en
el art. 823 CC, y así lo prevé el art. 972 CC.

Es dudoso a cuánto puede ascender el ‘quantum’ de la mejora, y si el reservista puede


mejorar al nieto, aunque los reservatarios sean únicamente el hijo o hijos, o lo que le
confiere ese precepto, que es la facultad de mejorar entre los reservatarios
exclusivamente.

Respecto del ‘quantum’ de la mejora, la ST 17 de junio 1967 estimó que era 1/3 de los
bienes reservables por la referencia al art. 823 que contiene el art. 972 CC.

En cuanto a la cuestión sobre quiénes pueden ser mejorados, de acuerdo con la finalidad
de la reserva parece que sólo lo serán los que reúnan la cualidad de reservatorios. En la
sucesión de estos a los bienes reservables rige el principio de exclusión del pariente de
grado más remoto por el más próximo.
Con lo dispuesto en el art. 978.2 CC, el reservista está obligado a la conservación de los
bienes, y a dar cumplimiento a las medidas de seguridad que impone la Ley para
asegurar los derechos de los reservatorios.

* Posición jurídica del reservatario.

Durante la situación de pendencia de la reserva, los presupuestos reservatarios no


ostentan ningún derecho en los bienes que la constituyen, pero la ley les faculta para
exigir del reservista la adopción de las medidas de seguridad pertinentes para evitar
que se frustre su derecho a ellos.
Las medias de seguridad a las que está obligado el reservista se recogen en arts. 977 y
978 CC: - Efectuar el inventario de los bienes sujetos a reserva.

El art. 184 LH dice que el reservista deberá hacer inventario de todos los bienes
inmuebles con intervención judicial.
- Anotar en el Registro de la Propiedad la calidad de reservables de los inmuebles con
arreglo a lo dispuesto en la LH.
El art. 184 LH expresa que deben inscribirlos, si ya no lo estuvieren, y hacer constar en
el Registro la cualidad de reservables de los inmuebles. La constancia registral de esa
cualidad es una garantía, pues los terceros adquirentes ya saben que su adquisición
puede verse perturbada si la reserva se consuma y llega a ser efectiva. No invocarán
desconocimiento.

- Tasar los muebles.

- La constitución de hipoteca que asegura lo siguiente:


· Restitución de los bienes muebles no enajenados en el estado que tuvieren al tiempo
de su muerte.
· Abono de los deterioros ocasionados o que se ocasionaren por su culpa o negligencia.
· Devolución del precio que hubiese recibido por los bienes muebles enajenados o la
entrega del valor que tenían al tiempo de la enajenación, si esta se hubiese hecho a
título gratuito.
· El valor de los bienes inmuebles válidamente enajenados.

Los reservados pueden renunciar a las medidas de seguridad de su derecho sin que
suponga la renuncia a la reserva.

Respecto a si es transmisible ‘inter vivos’ la expectativa de los reservatarios, esta


cuestión se encuentra ligada a la naturaleza de su adquisición.

Si se piensa que desde el nacimiento de la obligación de reservar ya se adquiere un


derecho eventual sobre los bienes del causante de la reserva, de suerte que el
fallecimiento del reservista no implica transmisión hereditaria de este al reservatorio,
sino cumplimiento de una parte de la condición para la adquisición de dichos bienes,
siendo la otra parte que sobrevivan al fallecido, no hay duda de que tal derecho eventual
es transmisible.

En cambio, si pensamos que los reservatarios suceden ‘mortis causa’ en la reserva, que
esta es herencia del reservista y no del causante, no se podrá transmitir la expectativa
jurídica del reservista como no se puede transmitir antes de la apertura de la sucesión
la expectativa que los legitimamos tienen de heredar a su padre, por ejemplo, por
prohibir el art. 1271 CC todos los pactos sobre la herencia futura. El art. 973 CC dice que
los reservistas sucederán en los bienes.

* Consumación de la reserva.

Si al morir el reservista le sobreviven hijos o descendientes del matrimonio anterior, tal


como dispone el art. 973 CC “sucederán en los bienes sujetos a reserva, conforme a las
reglas prescritas para la sucesión en la línea descendente, aunque a virtud del
testamento hubiesen heredado desigualmente al cónyuge premuerto o hubiesen
repudiado su herencia”:

Los reservatarios serán dueños de los bienes reservables por título sucesorio, pero no
dice el precepto citado si suceden al reservista o al causante de la reserva.

Es lógico que hereden al reservista, puesto que de los arts. 972 y 973 CC puede
deducirse que estamos en presencia de una sucesión distinta de la del cónyuge
premuerto al permitir a aquel mejorar en los bienes reservables y desheredar al
resevatario.

Los reservatarios heredan al reservista, y este no puede disponer en favor de otros los
bienes reservables. En esta sucesión de los bienes se aplican las normas que rigen la
sucesión intestada en línea descendente.

* Desheredación del reservatario.


En base al art. 973 párrafo segundo CC, el hijo desheredado justamente por el padre o
por la madre perderá todo derecho a la reserva, pero si tuviere hijos o descendientes, se
estará a lo dispuesto en el art. 857 y en el art. 164.2 CC. El que deshereda es el
reservista.

Su precedente es el art. 806 del Proyecto de 1851, que García Goyena lo funda en el
Derecho romano, en el padre o madre que pasaba a segundas nupcias podría privarle de
lo que les correspondiera. La razón radicaba en la necesidad de corregir la ingratitud de
los hijos hacia aquellos padres, pues, sabiendo que algo iban a recibir, los abrumaban de
injurias.

9.4. EL LLAMADO DERECHO DE RETORNO O DE REVERSIÓN DE DONACIONES.

Según el art. 812 CC, “los ascendientes suceden con exclusión de otras personas en las
cosas dadas por ellos a sus hijos o descendientes muertos sin posterioridad, cuando los
mismos objetos donados existen en la sucesión. Si hubiesen sido enajenados, sucederán
en todas las acciones que el donatario tuviera con relación a ellos, y en el precio si se
hubiesen vendido, o en los bienes con que se hayan sustituido, si los permutó o cambió”.

Los presupuestos de aplicación de este precepto son tres:

- Una donación hecha por un ascendiente en favor de un descendiente.


No hace distinción respecto del tipo de donación. Las donaciones onerosas estarán
sometidas a este art., en todo aquello en que el valor de lo donado excede de la carga
impuesta al donatario.

- Es necesaria una relación de parentesco entre donatario y donante.

Este parentesco es en línea recta, con independencia del grado, pues el precepto sólo
habla de ascendientes y descendientes.
Tampoco se distingue entre parentescos legítimo y filiación natural. En la actualidad, no
existiendo ninguna discriminación, no hay lugar a plantear problema alguno.

- El donatario fallezca sin posterioridad alguna.

Aunque se ha discutido la naturaleza del derecho que el art. 812 CC confiere al


ascendiente donante para obtener la reversión de los bienes donados, es preferible
entender que se trata de un derecho sucesorio legal y necesario, que implica la retirada
de la herencia de dichos bienes y la exclusión de las personas que pudieran tener
derechos a ellos por su llamamiento hereditario.

La reversión por ese art. se puede producir respecto de cosa cierta y dtemeirnada
cuando los mismos objetos donados existen en la sucesión. Es similar al de una
sucesión particular o a un legado de origen legal.

Si los objetos donados no existieran ya, se aplica la subrogación real. El titular del
derecho sucede en todas las acciones que el donaire tuviera con relación a ellos, en el
precio si se hubieran vendido o en los bienes con que se hayan sustituido, si los
permutó o cambió. También en los bienes que se demuestre que fueron adquiridos con
aquel precio.

El precepto se aplica, según el art. 942 CC, si el donatario muere intentado o como
testado.

TEMA 10. LA SUCESIÓN CONTRACTUAL Y LA SUCESIÓN INTESTADA.

10.2. La sucesión intestada(o abintestato): su concepto y fundamento.

- Concepto:
Sucesión que tiene lugar siempre que falta Testamento. se llama también sucesión
legítima o legal por hallarse establecido en la ley. godo
- Fundamento:

la sucesión intestada bien hacer una especie de testamento hecho por la ley con arreglo
a lo que podría ser la presumible última voluntad del causante de acuerdo con el orden
natural de los efectos.

Encuentra su fundamento jurídico en principios de orden familiar, unos de carácter


sociológico y otros de carácter técnico.

El Fundamento familiar es insuficiente para explicarla porque solo contempla la


sucesión en favor de los parientes y deja sin aclarar la sucesión en favor del Estado y el
hecho de que el Estado se ha preferido a personas del círculo familiar.

El fundamento de esta sucesión es el mismo que el del fenómeno sucesorio en general.


la sucesión intestada no es más que una consecuencia de la preferencia otorgada a la
sucesión voluntaria.

Tiene carácter supletorio funciona defecto de negocio jurídico privado ordenador de la


sucesión y qué trata de llenar el hueco que crea la ausencia de Testamento.

Se presume la voluntad de los causantes acerca de quién quieren que heredé y se


protege a la vez los intereses familiares. Pero la evolución que sigue la familia hacía un
tipo de familia exclusivamente conyugal impone mutaciones en el orden de preferencia
de los llamamientos.

A) LOS SUPUESTOS DE LA SUCESIÓN INTESTADA.

En el derecho romano la sucesión testada e intestada eran incompatibles. La institución


de heredero era requisitos de validez del testamento y tenía fuerza expansiva por si sola
para abarcar todo el caudal relicto para que nadie pudiera morir en parte testado y en
parte intestado, este criterio no es seguido en nuestro derecho histórico.

El artículo 912 recoge los criterios históricos para que haya sucesión legítima:

cuando uno muere con Testamento nulo, que haya perdido su validez, o sin testamento.

cuando el testamento no contiene institución de heredero en todo parte de los bienes o


no dispone de todos los que corresponden al testador. En la sucesión legítima tendrá
lugar solamente respecto de los bienes que hubiese dispuesto.

cuando falta la condición puesta institución de heredero oeste muere antes que el
testador, o repudia la herencia sin tener sustituto y sin que haya lugar al derecho de
acrecer.
cuando el heredero instituido es incapaz de suceder.

B) CLASES DE HEREDEROS LEGITIMOS, ORDENES DE SUCEDER Y PRINCIPIOS DE LA


SUCESIÓN INTESTADA.

El artículo 913 designa a los sucesores legítimos diciendo que a falta de herederos
testamentarios la ley ofrece la herencia los parientes del difunto al viudo o viuda y al
Estado.

- Clases de herederos legítimos o legales.

La causa de la vocación hereditaria puede ser una relación de parentesco, una relación
de matrimonio o relación de ciudadanía que une al súbdito con el Estado.

Ha sufrido una profunda reforma por la ley del 13 de mayo del 1981 que ha borrado la
diferencia entre parientes legítimos e ilegítimos. posteriormente la ley de 11 de
noviembre de 1987 equipara la filiación naturaleza adopte.
Dentro de estos herederos legítimos se determina órdenes de suceder entre parientes
dependiendo de las líneas a las que pertenezcan. el llamamiento al cónyuge se
antepone a la línea colateral y la llamada al Estado es residual, a falta de parientes y de
cónyuge.

Dentro de cada línea, formada por grados, rige el principio de qué el pariente más
próximo excluye al más remoto salvo el derecho de representación cuando proceda. los
parientes que se hallen en el mismo grado heredarán por partes iguales salvo lo que
dispone el artículo 940 sobre doble vínculo.

Si tuviera varios parientes de un mismo grado y alguno(s) no quisiera o no pudiera


suceder su parte acrecerá a los otros del mismo grado salvo el derecho a representación
cuando tenga que tener lugar.

Artículo 923: repudiando la herencia el pariente más próximo, o todos los parientes
más próximos llamados por la ley, heredarán los del grado siguiente por su propio
derecho y sin que puedan representar al repudiante ya que no se puede representar a
una persona viva salvo indignidad desheredación.

Si el cel cónyuge el repudiante se llama los parientes de la línea colateral.

La apertura de la sucesión da lugar a la pluralidad de llamadas hereditarias a los que


sobrevivan al causante en ese momento.

C) LA SUCESIÓN EN FAVOR DE LOS HIJOS Y DESCENDIENTES.


El llamamiento preferente es en línea recta descendente por eso los hijos y sus
descendientes suceden a sus padres significación de sexo edad o filiación, sin perjuicio
de lo que pueda corresponder de legítima al cónyuge viudo. no se distinguen entre hijos
matrimoniales y no matrimoniales, todo suceden sus padres abuelos y bisabuelos.

Artículo 933: los hijos heredan por su derecho propio, se divide la herencia en partes
iguales. los nietos y descendientes heredan por derecho de representación y si alguno
fallece dejando herederos la porción que le corresponde se divide entre estos a partir
iguales.

El derecho de presentación ópera en la premoriencia y cuando el llamado no puede


heredar.

Artículo 934: si quedaren hijos y descendientes de otros hijos que hubiesen fallecido,los
primeros heredarán por derecho propio y los segundos por derecho de representación.

D) LA SUCESIÓN DE LOS ASCENDIENTES.

Artículo 935: a falta de líneas rectas descendiente el llamamiento lo hace la ley a los
ascendientes.

Artículo 936 y 937: el padre una madre heredarán por partes iguales y si solo sobrevive
uno este sucederá en toda su herencia.

Artículo 938: a falta de Padre o madre suceden los ascendientes más próximos en grado
da igual la línea a la que pertenezca.

Si pertenecen a la misma línea los ascendientes heredan por cabezas.


Sí pertenecen a líneas diferentes la mitad corresponderá a los ascendientes paternos y la
otra mitad a los maternos.
Los ascendientes es compatible con la legítima del cónyuge viudo y con la aplicación de
los artículos 91 y 912.

E) LA SUCESIÓN DEL CONYUGE VIUDO.

mejorando la situación del cónyuge viudo en la sucesión intestada del premuerto antes
de la ley de 13 de mayo de 1981 el artículo 944 lo llamaba su herencia en defecto de
descendientes y ascendientes antes que a los hermanos y parientes hasta cuarto grado.

Obedece esta reforma a una reducción en el concepto de familia teniendo a la familia


nuclear por los de los lazos de afecto mayores entre cónyuges que entre hermanos y
demás parientes.
Artículo 945: No tendrá lugar el llamamiento a que se refiere el artículo anterior si el
cónyuge estuviere separado legalmente o de hecho. La reconciliación destruye la
eficacia de este artículo.

F) LA SUCESIÓN DE LOS COLATERALES.

En defecto de descendientes ascendientes o cónyuge la ley llama a los parientes


colaterales hasta el cuarto grado. los hermanos e hijos hermanos suceden con
preferencia a los demás colaterales. Se distinguen los siguientes supuestos:

Concurrencia de hermano: si no concurren más de hermanos de doble vínculo


heredarán por partes iguales ( 947). Si concurren hermanos de padre y madre ( doble
vínculo) con medio hermanos aquellos Thomann doble porción que estos ( 950)

concurrencia de hermanos con sobrinos: estos últimos heredan por derecho de


representación, que solo se da en la línea colateral en favor de hijos de hermanos. se
diferencian dos hipótesis:

Concurrencia de hermanos con sobrinos, hijos de hermanos de doble vínculo. los


primeros heredan por cabezas y los segundos por estirpe como consecuencia de
representación.

concurrencia de hermanos con sobrinos hijos de medio hermanos. heredan estos lo


que correspondería a su padre repartiéndolo entre sí por cabeza.
Concurrencia de sobrinos exclusivamente:

Concurrencia de hijos de hermanos y medio hermanos: heredan por cabezas pero los
primeros toman doble porción que los segundos.

concurrencia de hijos de medio hermanos, concurrencia solo de hijos de hermanos:

Heredan por cabeza.

Artículo 954: Conyuge supérstite ni hermanos ni hijos de hermanos sucederán en la


herencia del difunto los demás parientes del mismo en línea colateral hasta cuarto grado
más allá del cual no se extiende el derecho de heredar abintestato.

La sucesión de estos colaterales atiende al principio de proximidad en grado que se


verificará sin distinción de líneas ni de preferencia entre ellos por doble vínculo. Es
decir suceden por cabezas todo lo que esté en el mismo grado.

TEMA 11. EFECTOS DE LA SUCESIÓN: ADQUISICIÓN DE LA HERENCIA.


11. 3. Concepto, naturaleza y caracteres de la aceptación y la repudiación de la
herencia.

La aceptación y repudiación de la herencia tú pon y el ejercicio del ius delationis ostenta


el llamado a ella que tiene como consecuencia la asunción de la cualidad de heredero y
la adquisición de herencia que se ha deferido o la no asunción de aquella cualidad y la
adquisición de la herencia.

La aceptación y repudiación de la herencia se conceptúan como negocios jurídicos


aunque un sector de la doctrina piensa que son actos jurídicos en tanto que sus efectos
están predeterminados por la ley y la autonomía de la voluntad sólo actúa para crear el
supuesto de hecho para que estos efectos se desencadenan.

La aceptación y repudiación se basan en la voluntad del llamado a la herencia. Y tiene


los siguientes caracteres:

1. Unilateralidad.
2. No receptividad: porque no ha de ser puesta en conocimiento de nadie para que
produzca efectos jurídicos.
3. Indivisibilidad: ya que no puede hacerse en parte de la herencia.
4. Puridad: ya que la aceptación no puede hacerse a plazo ni condicionalmente.
5. Retroactividad: ya que se retrotrae al momento de la muerte de quién se hereda
6. Irrevocabilidad.

11.7. La interpellatio in iure.

Según el art 1004 hasta pasados 9 días después de la muerte de aquel de cuya herencia
se trate no podrá intentarse acción contra el heredero para que acepte o repudie. Este
plazo está establecido en consideración a la memoria del difunto y al dolor del heredero.
Transcurrido el mismo puede intentarse la llamada Interpellatio in iure que es un
requerimiento hecho judicialmente al llamado para que manifieste concretamente si
acepta o no.

Esta interpelación la pueden intentar los interesados: acreedores hereditarios,


coherederos, los legatarios, los que serían llamados en caso de repudiación, los
acreedores del heredero, etc.

El plazo para que el llamado manifieste si repudia o acepta lo determinará el notario,


pero en ningún caso podrá exceder de 30 días. Si transcurrido dicho plazo el llamado no
hace ninguna declaración se considerará aceptada (Art 1005).
11.9. La impugnación de la aceptación o repudiación.

Según el art 997 “La aceptación y la repudiación de la herencia, una vez hechas, son
irrevocables, y no podrán ser impugnadas sino cuando adoleciese de algunos de los
vicios que anulan el consentimiento, o apareciese un testamento desconocido.”

Se contemplan dos causas o motivos específicos de la ineficacia de la aceptación: los


vicios que anulan el consentimiento y la aparición de un testamento desconocido.

Se trata de privar de su eficacia a un acto o negocio apto para producirla. Se produce una
situación paralela a la de la anulabilidad del contrato.

El art 997 a los vicios del consentimiento obliga a aplicar el régimen de la anulabilidad
del contrato por error, dolo, violencia e intimidación del acto o negocio jurídico de
aceptación y repudiación de la herencia con las necesarias adaptaciones.

El supuesto de impugnación de la aceptación o repudiación sí apareciese un testamento


desconocido exige matizaciones.

Si el testamento que aparece es revocatorio del anterior, en realidad el aceptante o


repudiando han hecho uso de un ius delationis que no tenía. Por ello la impugnación no
puede discutirse por el mismo cauce que la basada en los vicios de la voluntad que
presuponen tal ius delationis y su ejercicio con aquellos vicios.

El aceptante será un heredero aparente, sujeto a la reivindicación de los bienes


hereditarios por quien lo sea verdadero mediante la acción de petición de herencia.

Para que el art 997 tenga sentido hay que interpretarlo partiendo de la base de que
contiene el nuevo una voluntad de subsistencia del testamento anterior. Los vicios de la
voluntad da a entender que la situación que prevé es la de una alteración en el contenido
de la llamada que hizo en el primero, de manera que cambie el presupuesto sobre el que
se basó la aceptación o repudiación.

La aparición de un nuevo testamento es relevante como un supuesto error. Puede


suceder que la repudiación se hubiese hecho a una herencia deferida por las normas de
sucesión intestada y existiese un testamento. Según el párrafo segundo del 1009 “el que
es llamado a una misma herencia por testamento y abintestato y la repudia por el primer
título, se entiende haberla repudiado por los dos.

Repudiando como heredero a intestato y sin noticia de su título testamentario, podrá


todavía aceptarla por esto.”
Sí el llamamiento que repudió fue testamentario y se le llama a la misma herencia
abintestato se entiende que la ha repudiado por los dos títulos.

11.10. La aceptación de la herencia.

A) FORMA.

La aceptación de la herencia puede ser expresa o tácita.

Expresa: se hace en documento público o privado. La forma expresa requiere la forma


escrita que no se requiere que el documento se haya redactado con la finalidad de
plasmar la aceptación ni que se dirija o sea recibido por un destinatario.
Artículo 999 CC. La aceptación pura y simple puede ser expresa o tácita.

Tácita: es la que se hace por actos que suponen necesariamente la voluntad de aceptar, o
que no habría derecho a ejecutar sino con la cualidad de heredero.

Los actos de mera conservación o administración provisional no implican la aceptación


de la herencia, si con ellos no se ha tomado el título o la cualidad de heredero.

Artículo 1000.
Entiéndase aceptada la herencia:

1.º Cuando el heredero vende, dona o cede su derecho a un extraño, a todos sus
coherederos o a alguno de ellos. el precepto se refiere al llamado qué es el titular.
transmitirle que vale aceptar la herencia, por lo que los adquirentes los son no de aquel
ius sino de la herencia que corresponde al heredero en lo que a él le corresponde no su
cualidad que es intransmisible

2.º Cuando el heredero renuncia, aunque sea gratuitamente, a beneficio de uno o más de
sus coherederos. Hay aceptación porque el llamado hace una renuncia traslativa.

3.º Cuando la renuncia por precio a favor de todos sus coherederos indistintamente;
pero, si esta renuncia fuere gratuita y los coherederos a cuyo favor se haga son aquellos
a quienes debe acrecer la porción renunciada, no se entenderá aceptada la herencia.

B) CLASES DE ACEPTACIÓN.

La acción puede ser pura y simple o con beneficio de inventario.

Cuando la aceptación es pura y simple el heredero adquiere la herencia y se hace


responsable de las deudas y cargas no solo con los bienes que la componen sino también
con los suyos propios. El efecto característico de la aceptación pura y simple es la
extensión de la responsabilidad. La aceptación es ultra vires hereditatis

Cuando la aceptación es a beneficio de inventario el patrimonio hereditario y el


heredero se constituyen en patrimonios separados y el heredero no queda obligado a
pagar las deudas y demás cargas de la herencia sino con los bienes de estas y hasta
donde ellos alcancen. La responsabilidad hereditaria es limitada o intra vires hereditatis

11.11. La renuncia o repudiación de la herencia.

La renuncia o repudiación de la herencia es la contrapartida de la aceptación y consiste


en la declaración de voluntad del llamado a una herencia de no ser heredero y de no
adquirir por ende los bienes hereditarios. Es en realidad una voluntad de no adquirir ya
que no hay renuncia pura en sí ya que en ningún momento ha adquirido bienes.

A) FORMA Y EFECTOS.

La aceptación puede ser expresa o tácita. La expresa puede hacerse en documento


público como privado. Pero para la repudiación el código exige que sea expresa. y ello
probablemente para mayor certeza de la situación que requiere renunciar, por las
complicaciones que acarrea e intereses que pone en juego.

El artículo 1008 la repudiación ha de hacerse en instrumento público o auténtico o por


escrito presentado ante el notario competente.

Los efectos son los siguientes:


1. Desaparece la delación en favor del llamado con efectos retroactivos al momento
de la muerte del causante con el nacimiento de otra en favor de la persona a
quien corresponda. Por eso el que válidamente repudia una herencia se entiende
que no lo ha poseído en ningún momento.
2. El renunciante conserva el derecho de representar al causante en otra sucesión a
la que esté fuera llamado siempre que en ella opere legalmente el derecho de
representación (art 928) No se pierde el derecho de representar a una persona
por haber renunciado su herencia.
3. El repudiante conserva las donaciones que hubiese recibido en vida del causante
sin perjuicio de que tengan que reducirse en el caso de que sean inoficiosas, para
salvaguardar las legítimas por lo que han de ser computadas a tales fines en la
herencia a la que renunció

Artículo 1001.
Si el heredero repudia la herencia en perjuicio de sus propios acreedores, podrán éstos
pedir al Juez que los autorice para aceptarla en nombre de aquél.
La aceptación sólo aprovechará a los acreedores en cuanto baste a cubrir el importe de
sus créditos. El exceso, si lo hubiere, no pertenece en ningún caso al renunciante, sino
que se adjudicará a las personas a quienes corresponda según las reglas establecidas en
este Código.

B) LA RENUNCIA DE LA HERENCIA EN PERJUICIO DE LOS ACREEDORES DEL


RENUNCIANTE.

Artículo 1001.
Si el heredero repudia la herencia en perjuicio de sus propios acreedores, podrán éstos
pedir al Juez que los autorice para aceptarla en nombre de aquél.

La aceptación sólo aprovechará a los acreedores en cuanto baste a cubrir el importe de


sus créditos. El exceso, si lo hubiere, no pertenece en ningún caso al renunciante, sino
que se adjudicará a las personas a quienes corresponda según las reglas establecidas en
este Código.

Se trata de una facultad de los acreedores dentro de las genéricas facultades de control
de gestión económica de sus deudores. Esta facultad tiene características peculiares ya
que se funde en que es injusto que el deudor pudiendo pagar a sus acreedores no pague
porque no quiera, porque aceptando la herencia podría pagarles.

Basta que la repudiación cause un perjuicio a los acreedores, es decir, es una facultad
objetiva ya que no necesita ni fraude ni una especial intención dañosa. Esto será cuando
el deudor no tiene patrimonio pero sí acepta la herencia sí. Es decir que el patrimonio
personal del deudor sea insuficiente para el pago y que el incremento determinado por
la herencia pudiera haber aumentado.

La Facultad de los acreedores ejercita judicialmente y determina una aceptación de la


herencia previamente repudiada que entraña una parcial ineficacia de la repudiación. Su
efecto consiste en que se verifica una partición con la actuación de los acreedores del
deudor que adquiere bienes hereditarios pero solo en la medida necesaria para
satisfacer los créditos de los acreedores, el resto de los bienes hereditarios los
adquieren los sucesores llamados o coherederos con derecho a acrecer.

Esta facultad tiene que solicitarse ante el juez y supone una excepción parcial a la
repudiación.

El código civil no establece plazo para ejercitar la acción del 1001 pero se entiende que
el plazo es de 4 años, según el artículo 1299. (Acciones rescisorias)

TEMA 12. LA COMUNIDAD HEREDITARIA.


1. Concepto y naturaleza jurídica de la comunidad hereditaria.

La comunidad hereditaria surge como consecuencia del llamamiento de varias personas


como sucesores a título universal a la herencia de un mismo causante y de su
aceptación, y termina con las operaciones de partición del caudal hereditario, puede
presentar una duración temporal de alguna extensión.

Nuestro CC no regula de manera especial la comunidad hereditaria, lo que ha planteado


el problema de la configuración de este tipo de comunidad.

1. La polémica versa fundamentalmente sobre sí lo que está en comunidad es una


unidad global, y en este caso como se traduce esta comunidad sobre cada uno de
los bienes hereditarios o sí en cambio más que haber una única comunidad el
sistema se atomiza en una pluralidad de comunidades, tanta como bienes y
derechos compongan la herencia.

2. La polémica ha versado también en torno a sí el modo de comunidad al que hay


que tratar de ajustar la hereditaria es la llamada comunidad romana (comunidad
por cuotas, partes) o es en cambio la comunidad germánica (comunidad en mano
común sin cuotas).

La herencia se ha concebido como una universitas,, una unidad abstracta que


comprende cosas, derechos y obligaciones, pero esa unidad abstracta que es un modo
intelectual de comprender y representar unitariamente la heterogeneidad de sus
elementos no es objeto de ningún derecho especial que tuviese por titular al heredero.
Esta unificación conceptual se produce para someter aquel contenido dispar a un mismo
régimen jurídico específico y no para crear un objeto sobre el que pudiera recaer el
hipotético derecho del heredero.

Las cuotas se proyectan en la titularidad de su masa hereditaria conceptuada como


unidad y no sobre todo y cada uno de los bienes y derechos que la componen. El
coheredero no será titular por ejemplo por su cuota de un inmueble que haya en l a
herencia como un comunero en la comunidad ordinaria. Pero sí es titular de una cuota
en la titularidad del patrimonio hereditario y en este concepto la podrá gravar o
enajenar y es susceptible de embargo.

La polémica sobre la naturaleza del derecho del heredero sobre la herencia han tenido
su reflejo en la ley hipotecaria. La reforma de 1944 permitió el acceso al registro de la
propiedad de la situación que se crea como consecuencia de la muerte del titular
registral de inmuebles inscritos a su nombre cuando son varios sus sucesores
universales. No son cotitulares de ningún inmueble específico por cuotas. Su derecho
llamado derecho hereditario en abstracto es objeto de una anotación preventiva en la
hoja registral de la finca o derecho cuya titularidad ostenta el causante de la herencia art
42.6 LH, anotación que según la exposición de motivos de esta ley hipotecaria tiene
como función garantizar la titularidad de la universitas hereditaria.

Respecto al tema relativo a si el modelo de organización de esta comunidad es la


llamada comunidad romana o germánica, creemos que la cuestión no admite una
solución clara. A nuestro juicio no estamos en presencia de la comunidad hermanica que
presupone la inexistencia de cuotas y la inadmisibilidad de la acción divisoria.

Sin embargo la comunidad hereditaria no se ajusta plenamente al modelo del art 399 y
ss. Y ello porque a pesar de haber cuotas y acción de división mientras que la inquisición
dura la cotitularidad de los bienes concretos es consorcial del grupo. No hay cuotas
individuales respecto de cada bien.

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