Civil IV Sucesiones (Preguntas Examen)
Civil IV Sucesiones (Preguntas Examen)
Civil IV Sucesiones (Preguntas Examen)
El art. 659 CC establece que: “la herencia comprende todos los bienes, derechos y
obligaciones de una persona, que no se extingan por su muerte”.
Por tanto, el objeto de la sucesión mortis causa es la herencia, y debemos entender por
herencia el total patrimonio del difunto. Se entiende la herencia como un todo (sin hacer
distinción entre los diferentes elementos que la conforman), por lo que el heredero
únicamente debe aceptar la herencia como un todo, no tiene que aceptar cada uno de los
elementos.
❖ SUPUESTOS
El hecho que origina la apertura de la sucesión es la muerte de una persona física. Rige
el principio “viventis non datur haereditas”. Además, debemos señalar que la
declaración de fallecimiento de una persona se equipara a la muerte, con independencia
de que si, al final resulta que el declarado fallecido no estaba realmente muerto, podrá
recuperar sus bienes (art. 196).
❖ TIEMPO
El momento en el que se produce la apertura de la sucesión es el de la muerte del
causante de la herencia. Este momento es muy importante, pues es cuando el sucesor
debe existir (estar vivo) para cumplir el requisito de sobrevivir al causante y de tener
capacidad para heredarle (art. 758.1).
Cuando se duda entre dos personas sobre quién de ellas ha muerto primero y esas dos
personas están llamadas a sucederse (padre e hijo, por ejemplo), la persona que
sostenga quién de las dos ha muerto antes deberá probarlo; a falta de prueba, se
entenderá que los dos han muerto a la vez y que no se transmiten derechos de uno a
otro (art. 33).
Por otro lado, debemos tener en cuenta que cuando la sucesión se abre por una
declaración de fallecimiento, hay que fijar el momento de la apertura. El art. 196
establece que se producirá esta apertura cuando la declaración de fallecimiento gane
firmeza. Sin embargo, el art. 195.2, establece que se admite prueba en contrario.
❖ LUGAR
Hay una parte de la doctrina que cree que es poder de aceptar o repudiar la herencia no
es un derecho subjetivo, sino que es un reflejo de la capacidad de obrar (un poder
jurídico).
Este poder (“ius delationis”) no puede ser objeto de actos de disposición. Es decir, la
disposición de esa herencia equivale a su ejercicio en forma positiva. Esto lo vemos
reflejado en el art. 1000.1º que establece que la venta, donación o cesión del derecho
que se hereda, por parte del llamado a la herencia, da lugar a que se presuma que la
herencia ha sido aceptada.
Además, si el llamado a la herencia deja en su testamento a uno de sus herederos ese
“ius delationis” se entiende que ha aceptado la herencia y, en consecuencia, realmente
lo que está dejando en testamento es esa herencia presuntamente aceptada.
Por otro lado, si el llamado muere antes de aceptar o repudiar la herencia, este “ius
delationis” pasará a sus herederos (es decir, es un elemento más de la herencia del
difunto) (art. 1006 cc). Sin embargo, este artículo no es imperativo, por lo que el
causante puede impedir la transmisión del “ius delationis” del que llama a su herencia.
Por último, debemos señalar que el “ius delationis” es inembargable, pues nadie que no
sea el llamado por el testador puede aceptar o repudiar su herencia (salvo lo
establecido en el art. 1001).
El art. 744 establece que podrán suceder tanto por testamento o abintestato aquellos
que no estén incapacitados por la ley.
Son incapaces de suceder (art. 745):
Las criaturas abortivas (las que no reúnan las circunstancias del art. 30). - Las
asociaciones o corporaciones no permitidas por ley.
Por tanto, podemos establecer que el requisito necesario para poder suceder es la
personalidad. Debemos señalar que, aquella persona que, cuando muere el causante, ya
ha sido concebida pero aún no ha nacido, se le tiene por nacida para todos los efectos
favorables (siempre que después nazca, adquiriendo así la personalidad). Los arts. 965,
966 y 967 regulan las medidas aplicables en este caso.
Por último, debemos tener en cuenta que las personas jurídicas tienen capacidad para
suceder (art. 746), pero no aquellas que no estén permitidas por ley.
Nos estamos refiriendo a aquellos casos en los que se otorga testamento después de
confesarse con el sacerdote (si el testamento es anterior a la confesión, no se aplica esta
prohibición). Cuando hablamos de última enfermedad nos referimos a aquella que le
causó la muerte, y bajo la cual otorgó testamento.
No será válido el testamento en favor del tutor o curador del testador, a no ser que se
haya hecho el testamento después de que se aprobaran definitivamente las cuentas, o
después de la extinción de la tutela o curatela, cuando no tuvieran que rendirse cuentas.
Ahora bien, hay una excepción, pues serán válidas las disposiciones hechas en favor del
tutor o curador que sea ascendiente, descendiente, hermano/a, o cónyuge del testador.
- Tampoco podrán heredar los testigos del testamento abierto, otorgado con o sin
notario.
- Los testigos y personas ante quienes se otorguen los testamentos especiales tampoco
podrán heredar.
d) El art. 755
A) CAUSAS DE INDIGNIDAD
1. La persona que haya sido condenada por sentencia firme por haber atentado contra la
vida, haber causado lesiones graves, o haber ejercido violencia física o psíquica en el
ámbito familiar al: causante, su cónyuge o persona que esté unida a él por análoga
relación de afectividad, descendientes o ascendientes.
2. La persona que haya sido condenada por sentencia firme por delitos contra la
libertad, integridad moral, y la libertad e indemnidad sexual, si la víctima es el causante,
su cónyuge (o persona análoga), o alguno de sus descendientes o ascendientes.
La persona condenada por sentencia firme a una pena grave por haber cometido un
delito contra los derechos y deberes familiares respecto de la herencia de la persona
agraviada.
La persona que haya sido privada por sentencia firme de la patria potestad, o removido
del ejercicio de la tutela o acogimiento familiar de un menor o persona con la capacidad
modificada judicialmente por causa que le sea imputable, respecto de la herencia del
mismo.
3. La persona que denunciara falsamente al causante de delito para que el que la ley
señala una pena grave.
4. El heredero mayor de edad que, sabiendo que la muerte del testador había ocurrido
de forma violenta, no la hubiese denunciado dentro de un mes. Cesará está prohibición
en los casos en los que no haya obligación de acusar.
6. La persona que, utilizando los medios anteriores, impidiera a otra persona hacer
testamento o revocar el que tuviese hecho, o suplantara, ocultara o alterara otro
posterior.
7. En el caso de sucesión de una persona con discapacidad, las personas con derecho a la
herencia que no le hubieran prestado las atenciones debidas (alimentos, vestido…).
B) EFECTOS DE LA INDIGNIDAD EN CUANTO A LA LEGÍTIMA (art. 761, que hace alusión
al 756.2 pero se aplica a todas las causas de indignidad).
En el caso de que el indigno a recibir la herencia fuera hijo o descendiente del testador, y
tuviera hijos o descendientes, estos últimos adquieren la porción de la legítima (pero no
toda la herencia a la que hubiere sido llamado el indigno). Esto tiene lugar debido al
derecho de representación.
C) REMISIÓN DE LA INDIGNIDAD
El acrecimiento presupone que hay una llamada conjunta a la herencia, es decir, tiene
lugar cuando son varios los llamados a la totalidad o a una misma parte de la herencia.
La concurrencia de los llamados hace que se aplique la regla “concursus partes fiunt”,
que implica que del concurso surja la cuota, de forma que la cuota de cada uno será
mayor o menor en función de que acepten todos o no acepte alguno.
Llamados acrecimiento al efecto que se produce cuando cualquiera de los llamados no
puede o no quiere aceptar, de forma que la cuota de los aceptantes sufre una expansión.
❖ FUNDAMENTO
❖ PRESUPUESTOS
El art. 982 establece que, para que en la sucesión testamentaria tenga lugar el derecho
de acrecer, es necesario:
- Que dos o más sean llamados a una misma herencia, o a una misma porción de ella
(sin que haya una especial designación de partes).
- Que uno de los llamados muera antes que el testador, que renuncie la herencia, o que
sea incapaz de recibirla.
Por otro lado, el art. 983 establece que se entenderá hecho la designación por partes
sólo en el caso en el que el testador haya determinado expresamente una cuota para
cada heredero (instituyo a A, B y C en ½ parte cada uno). En ese caso, no cabe el
derecho de acrecer.
Sin embargo, cuando se utilice la frase “por mitad o por partes iguales” u otras que,
aunque designen parte alícuota, no determinan numéricamente la cuota, sí que cabe el
derecho de acrecer.
El derecho de acrecer queda excluido también cuando se emplean frases que hagan a
cada uno dueño de un cuerpo de bienes separado.
❖ EFECTOS
En las sucesiones legítimas o sucesiones intestadas, la parte del que repudia la herencia
acrecerá siempre a los coherederos (art. 981).
Por otro lado, el art. 985.1 establece que si la parte repudiada fuese la legítima,
sucederán en ella los coherederos por su derecho propio (y no por el derecho de
acrecer). No solo en el caso de la repudiación, sino también cuando se da la
premoriencia al causante, la incapacidad o la desheredación.
En base al art. 987 podemos establecer que el derecho de acrecer tiene también lugar
entre los legatarios y los usufructuarios, en los mismos términos establecidos para los
herederos.
a. CONCEPTO
b. SUPUESTOS
c. PARENTESCO
Por otro lado, el art. 927 establece que cuando los sobrinos concurran a la herencia de
su tío en representación del hermano o hermanos de éste, heredarán por partes iguales
si concurren solos. En cambio, si concurren con sus tíos, heredarán por representación.
En segundo lugar, en las legítimas, operan los arts. 761 y 857. Por un lado, si el excluido
de la herencia por incapacidad fuera hijo del testador, y tuviera hijos o descendientes,
estos adquirirán su derecho a la legítima (los hijos del padre incapaz) (art. 761). Por
otro lado, los hijos del desheredado ocuparán su lugar y conservarán los derechos de
herederos forzosos respecto a la legítima (art. 857).
En tercer lugar, en la mejora no hay derecho de representación, porque su naturaleza se
asimila a la parte de libre disposición (aunque con unos beneficiarios determinados, que
son los hijos del causante, que puede elegir libremente entre ellos para atribuir al que
quiera incluso todo el tercio de mejora).
TEMA 2. EL TESTAMENTO.
El art. 750 considera que es nula toda disposición testamentaria que se haga en favor de
persona incierta, a no ser que pudiera resultar cierta por algún motivo. Por tanto, el
testador debe hacer una designación de heredero o legatario de tal forma que pueda
determinarse quién es, o utilizar procedimientos que puedan ayudar a cumplir esta
finalidad (p.ej: instituyo herederos a los hijos de A).
∙ Si los herederos son instituidos sin designación de partes, heredarán por partes iguales
(art. 765).
∙ Si el testador nombra a unos herederos individualmente, y a otros colectivamente, los
colectivamente nombrados se considerarán nombrados individualmente. P.ej: instituyo
por mis herederos a Juan y los hijos de Juan (se entiende que instituyo como herederos
a cada uno de los hijos de Juan). (art. 769).
∙ Si el testador instituye a sus hermanos, y tiene hermanos carnales y hermanos sólo de
padre o madre, la herencia se dividirá como en el caso de morir intestado (art. 770). ∙ Si
el testador llama a la sucesión a una persona y a sus hijos, todos ellos se entenderán
llamados simultáneamente y no sucesivamente (art. 771).
∙ Si el testador llama genéricamente al hijo o hijos, también se comprenden a los
adoptivos (art. 772 in fine).
- La expresión de una causa falsa de la institución del heredero o del nombramiento del
legatario será considerada como no escrita, a no ser que el testador no hubiera hecho
esa institución o legado si hubiera conocido que esa causa era falsa.
- La expresión de una causa contraria a derecho (por ser contraria a la ley, moral o
buenas costumbres) aunque sea verdadera, se tendrá también por no escrita.
La causa contraria a derecho que, además, sea falsa, se tendrá por no puesta en
principio, salvo que el testador no hubiera hecho la institución del heredero si hubiera
sabido que la causa es falsa.
El 781 estima que: “las sustituciones Fideicomisarias son aquellas en las que se encarga
al heredero que conserve y transmita a un tercero todo o parte de la herencia, siempre y
cuando (límites) no pasen del 2º grado y se haga a favor de personas que vivan al
tiempo del fallecimiento del Testador”. En realidad, este art. se encarga de fijar los
límites de validez de las sustituciones fideicomisarias.
El art. 781 limita la validez de dichas sustituciones, donde solo se consideran eficaces si
los llamamientos sucesivos que se hacen a la herencia recaigan sobre personas vivas a la
muerte del testador; y que no pasen del segundo grado.
No presentan ninguna dificultad los llamamientos sucesivos a favor de personas que
viven al morir el testador, porque la simultaneidad de sus vidas significa que no se va a
prolongar demasiado la vinculación en que quedan los bienes afectados por la
sustitución.
Por tanto, las sustituciones que no pasen del 2º grado es equivalente a que no son
admisibles más que dos llamamientos Sucesivos a favor de personas que no viven al
abrirse la sucesión del causante.
Resulta complicado fijar apriorísticamente los Deberes y Facultades del Fiduciario pues
dependerá de la naturaleza de cada bien y del empleo de la diligencia de un buen padre
de familia, en coordinación con su cualidad de propietario ad tempus o condicional,
según la sustitución sea pura o condicional:
El Fiduciario ha de entregar la Herencia al Fideicomisario (NO restitución de los frutos,
productos… ya que es propietario, SALVO el tesoro) “sin otras deducciones que las que
le corresponde por gastos legítimos, créditos y mejoras, salvo que el testador disponga
otra cosa”.
Está facultado para mejorar y tiene derecho a indemnización si las mejoras son de
ornamento o de recreo.
Les deben ser reintegrados al fiduciario: los gastos legítimos (en los que deben incluirse
los extraordinarios de conservación de los bienes más impuestos y otros gravámenes
del capital), y créditos (dentro de los que han de incluirse los que ostentaba el fiduciario
contra el causante, con lo que implícitamente se niega que pueda tener eficacia la
confusión como medio extintivo de las obligaciones). De ahí que subsistan los créditos
del causante contra el fiduciario.
En cuanto a las deudas y cargas de la herencia existe un vacío legal, aunque es lógico que
no puedan verse perjudicados sus titulares por haber ordenado el testador su sucesión
bajo la forma de sustitución fideicomisaria. Además, no debe olvidarse que el fiduciario
es un heredero, sometido a restitución en forma pura o bajo condición pero heredero al
fin.
¿Puede el Fiduciario realizar actos de disposición a título oneroso sobre los bienes
fideicomitidos? (referido a enajenación de bienes fideicomisarios, sin el gravamen de
restitución).
En principio, hay que contestar negativamente porque como sabemos el fiduciario tiene
la obligación de restituir los bienes al fideicomisario. Incluso en aquellos casos en los
que la restitución está sometida al cumplimiento de una condición, (aunque como
propietario condicional posee la facultad de disposición, la firmeza de las enajenaciones
estará también sujeta a la misma condición.
Sin embargo, negarle poder de disposición sería perjudicial para los intereses de los
futuros titulares de la herencia, de ahí que por analogía deba aplicarse el 186.3 CC, que
permite al representante del ausente, enajenar bajo aquellos presupuestos y con la
autorización judicial. Aunque el fiduciario no puede ser equiparado a un Administrador
de bienes ajenos como el Representante del ausente, no hay duda de que también está
conservando unos bienes para otro.
Hasta entonces pueden ejercitar en defensa de sus derechos todas las acciones
oportunas.
Si el fideicomisario premuere al fiduciario, fallezca éste con o sin hijos, estimamos que
queda liberado del gravamen de la sustitución, lo mismo que en una sustitución
fideicomisaria a término.
B. El “fideicomiso de residuo”
Es cuando el testador autoriza al instituido en primer lugar para que disponga de los
bienes de la herencia, con las limitaciones y para los supuestos que eventualmente
pueda haber determinado, y el resto que quedase en el momento de la restitución pase a
otras personas a las que llama de esta forma a su herencia. Los llamamientos sucesivos
son ciertos desde la muerte del testador, no están condicionados.
Lo único incierto es la cuantía que han de heredar. Todo lo más cabría mantener la
condicionalidad de los llamamientos si se trata de un fideicomisario de los llamados si
aliquid supererit (si queda algo), pues en ellos los poderes de disposición dados al
fiduciario son amplísimos, puede o no quedar algo. En cambio, si el fideicomiso es de ed
eo quod supererit (aquello que debe quedar) la condicionalidad es inadmisible, al
restringir los poderes dispositivos del fiduciario el propio causante, necesariamente han
de heredar algo los llamados sucesivamente.
Los llamados al residuo gozan de todas las acciones de protección de sus derechos, en
especial impugnar las enajenaciones del fiduciario que no se atengan a los poderes que
le ha dado el testador, o con abuso o en fraude de sus derechos.
Conforme a la redacción dada por la Ley 41/2003 con el fin de proteger a las personas
con discapacidad, se prohíbe que las sustituciones fideicomisarias graven la legítima
salvo que gravan la legítima estricta en beneficio de un hijo o descendiente
discapacitado.
Artículo 782: Las sustituciones fideicomisarias nunca podrán gravar la legítima, salvo
que graven la legítima estricta en beneficio de un hijo o descendiente judicialmente
Artículo 824. incapacitado en los términos establecidos en el Art 808. Si recayeren sobre el tercio
destinado a la mejora, sólo podrán hacerse en favor de los descendientes.
No podrán imponerse sobre la mejora otros gravámenes que los que se establezcan en favor de los legitimarios o
sus descendientes.
Artículo 808: Constituyen la legítima de los hijos y descendientes las 2/3 partes del
haber hereditario del padre y de la madre.
Sin embargo, podrán éstos disponer de una parte de las dos que forman la legítima, para
aplicarla como mejora a sus hijos o descendientes.
La cosa legada debe ser entregada con todos sus accesorios y en el estado que se
encuentre al morir el testador. El obligado a la entrega no responderá de la evicción ni
de los vicios ocultos.
El art. 861 declara válido ese legado si el testador, al legarla, sabía que lo era y nulo en
caso contrario.
La prueba de que el testador sabía que era cosa ajena corresponde al legatario. No
obstante, el legado de cosa ajena es válido si el testador la adquiere después de otorgado
el testamento (art. 862).
El heredero o legatario gravado tienen que cumplir una obligación alternativa, cuya
elección le compete: o entregar la cosa o pagar su justa estimación.
Legado de cosa ajena en parte: art. 864, “cuando el testador; heredero o legatario
tuviesen sólo una parte o un derecho en la cosa legada, se entenderá limitado el legado a
esta parte o derecho, a menos que el testador declare expresamente que lega la cosa por
entero”.
el art. 866 considera ineficaz el legado cuando la cosa legada era propia del legatario a la
fecha del Testamento (con independencia que el testador supiera o no que la cosa era
del legatario), aunque después la haya enajenado.
El art. 878.2 dice “si el legatario la hubiese adquirido por título lucrativo después de
aquella fecha, nada podrá pedir por ello, pero si la adquisición se hubiese hecho a título
oneroso, podrá pedir al heredero que le indemnice de lo que haya dado por ella”.
Si sobre la cosa propia del Legatario allegarse, un tercero tuviera algún derecho, el
legado no obliga al heredero a la obligación de liberarla del derecho o gravamen, tan
sólo si así lo hubiese dispuesto el testador expresamente.
Legado de cosa ganancial: art. 1380, permite que cualquiera de los cónyuges pueda
disponer por testamento de un bien ganancial pese a que antes de la liquidación de la
sociedad ninguno tiene poder de disposición exclusivo sobre cualquiera de los bienes
que forman su activo ni a ninguno le pertenece.
Pero solo surte efecto “si fuese adjudicado a la herencia del testador” es decir, habrá que
esperar para reconocer la eficacia del legado, a la partición de la sociedad de
Gananciales. En caso de que no se le adjudique “se entenderá legado el valor que tuviera
al tiempo de su fallecimiento”. La voluntad contraria del testador evitará su eficacia. El
art. 1380 se refiere a un “bien ganancial”, pero parece que tenga otro significado: el de
una regulación en disposiciones testamentarias de bienes concretos de carácter
ganancial (sean uno o varios) antes de la partición de la Sociedad.
El art. 875 afirma la validez del legado de cosa mueble genérica (caballo, coche) aunque
no haya cosa de su género en la herencia, pero si es de Inmueble, sólo será válido si la
hubiese de su género en ella.
Legado de cantidad
Legado alternativo
El art. 874, en los legados alternativos se observará lo dispuesto para las obligaciones de
la misma especie, salvo las modificaciones que deriven de la voluntad del Testador.
Legado de crédito
Se trata de una disposición donde se transmite mortis causa al legatario, un crédito del
que es titular el testador frente a un tercero. Art. 870.2, en este legado, el heredero
cumplirá con ceder al legatario las acciones que pudieran competerle contra el deudor.
Este legado caduca si el testador, si después de hacerlo, demanda judicialmente al
deudor. El legado de crédito también comprende los intereses que se debieran al morir
el testador.
Mediante éste legado, se condona un crédito que el testador tenía contra el legatario.
Extingue la obligación que subsista a su muerte, extinguiéndose tanto el principal de la
deuda, como los intereses que se debieran al morir el testador. El gravado ha de dar
carta de pago, si el legatario la pide.
Este legado caduca igualmente que el de crédito, si después de hacer el legado el
testador reclama la deuda judicialmente.
Por el art. 871.2 “por el legado hecho al deudor de la cosa empeñada solo se entiende
remitido el derecho de prenda”.
Finalmente, el 872 contiene una norma interpretativa acerca del legado genérico de
liberación o perdón. A menos que otra sea la voluntad del testador, este legado
comprende sólo las deudas existentes antes de hacer el testamento, no las posteriores.
El legatario puede exigir la primera prestación, una vez muerto el testador y las
siguientes al principio d cada periodo.
Son legados que se resuelven en el pago de una suma de dinero, que otorgan el derecho
a exigirla al gravado por el legatario, pero poseen como característica que son legados a
satisfacer periódicamente.
El Legado Genérico existe cuando el testador no señala cantidad alguna el art. 886.3 dice
que “se fijará según el estado y la condición del legatario y el importe de la herencia”.
Con referencia al legado genérico de alimentos, se dispone en lo citado que el testado
acostumbró en vida a dar al legatario ciertas cantidades de dinero por vía de alimentos.
La duración de estos legados es distinta. El de educación dura hasta que el legatario sea
mayor de edad. El de alimentos mientras viva el legatario si el testador no dispone otra
cosa.
Por tanto, para que proceda la aplicación de la norma es necesario que el legatario sea
simultáneamente legitimario o heredero forzoso, persona con discapacidad y
conviviente con el causante en el momento de apertura de la herencia. En otro caso,
valdrá también el legado, pero habrá de computarse a efectos de determinación
cuantitativa de la legítima.
¿Pueden los legados aceptarse o repudiarse? O ¿Es automática la adquisición del legado,
cabiendo así tan solo la repudiación? La normativa no es clara, pues por el 881: “el
legatario adquiere el Derecho a los legados puros y simple desde la muerte del testador,
y lo transmite a sus herederos”, pudiendo avalar la segunda tesis (Es automática la
adquisición del Legado).
En cambio, los arts. 889 y 890 hablan de la aceptación y repudiación del legado y el 888
de la no admisión del legado (término ambiguo tanto para la primera como para la
segunda tesis).
Puede interpretarse que el 881 contempla un legado puro y simple frente a otro
condicional. En aquel tiene delación desde la muerte del testador, por lo que podrá
aceptar o repudiar, y si muere sin hacerlo, se transmite a sus herederos. En el
condicional, no hay delación hasta el momento del cumplimiento de la condición y nada
transmite en la hipótesis anterior.
Si damos por supuesto que puede aceptarse o repudiarse el Legado, ante la falta de
normativa:
Respecto a capacidad: se deben seguir las mismas reglas que en las adquisiciones
gratuitas o donaciones (en lo que admita la naturaleza y tipo del legado), además de las
siguientes reglas especiales:
El 889 admite implícitamente y a sensu contrario la aceptación parcial del Legado, pues
dice que: “el legatario no podrá aceptar una parte del legado y repudiar la otra si éste
fuere onerosa”, por tanto, se podrá aceptar parcialmente, cuando la parte repudiada no
sea onerosa, es decir, suponga para él algún gravamen (quiere decir el CC que no se
permite que acepte lo útil y rechace lo perjudicial). En la herencia, por contrario, se
prohíbe expresamente la aceptación en parte.
En caso de ser dos los legados, cuando uno fuera oneroso y el otro no, el CC utiliza la
misma ratio legis, es decir, no se podrá rechazar el oneroso y aceptar el otro. En cambio,
si los dos son gratuitos u onerosos, es libre para aceptarlos todos o repudiar el que
quiera (890).
Hay q tener en cuenta que pese a la parca regulación del CC, podrá aplicarse por
analogía y supletoriamente los preceptos señalados para la herencia, con la salvedad de
los extremos antes mencionados.
El 891 in fine, admite la posibilidad de una disposición contraria del testador, esto
quiere decir:
Que el testador puede ordenar que recaigan las deudas, no sobre todos los legatarios,
sino sobre uno o algunos de ellos.
Que el testador puede alterar la proporción en que las deudas han de dividirse entre
ellos. Aunque únicamente surte efecto en la relación interna de los legatarios (no afecta
a los acreedores), por tanto, si cualquiera de ellos ha pagado por la reclamación del
acreedor más de lo que el causante le impuso, tendrá Derecho de repetición contra los
demás.
Pueden darse distintos tipos de causas que producen la ineficacia del legado: las que
podemos llamar generales (nulidad del testamento, indignidad del legatario, violación
del 865), y también las que pueden originarse por voluntad del testador.
Nuestro CC contempla en algunos supuestos de revocación tácita del Legado, fundados
en un acto voluntario del testador que permite creer que pretende dejar sin efecto el
Legado, estos supuestos son:
Cuando el testador transforma la cosa legada, de modo que no conserve ni la forma ni la
denominación que tenía, 891.1. Para que la revocación tenga lugar es menester que la
transformación se haya realizado por el testador y no por caso fortuito o por obra de un
tercero.
Cuando el testador enajena por cualquier título o causa, la cosa legada o parte de ella,
entendiéndose en este último caso que el legado queda sólo sin efecto respecto de la
parte enajenada. Pero si después de la enajenación volviese la cosa al dominio del
testador, aunque sea por nulidad, no tendrá después fuerza el legado salvo que se
verifique la retroventa, justificada en el hecho de q el testador, caso de venta con pacto
de retro, no ha pretendido enajenar definitivamente el bien (891.2).
Si la cosa legada perece del todo viviendo el testador, o después de su muerte sin culpa
del heredero. Sin embargo, el obligado a pagar el legado responderá por evicción, si la
cosa legada no fue determinada en especie, ex el 860. El CC se refiere a la pérdida por
reclamación de un tercero y admite implícitamente la eficacia del legado, que en
realidad se transforma en su objeto.
En caso de que los legados ordenados en el testamento excedan del valor de la parte de
libre disposición, sería necesario anularlo o reducirlo, en cuanto resulten inoficiosos,
observando las prestaciones señaladas por los arts. 819-882. Todo ello después de la
muerte del causante.
El art. 834 CC recoge que el cónyuge que al morir su consorte no se hallare separado de
él o lo estuviere por culpa del difunto, si concurre a la herencia con hijos o
descendientes, tendrá derecho al usufructo del tercio destinado a mejora.
Por tanto, es presupuesto indeclinable del derecho legitimario del cónyuge viudo la
existencia de un matrimonio con el causante de la herencia, que este matrimonio esté
en el momento del fallecimiento de este último, y que los cónyuges no estuviesen
separados, o si lo estuviesen, diese por culpa del premuerto.
La cuantía de la legítima del cónyuge viudo es variable, pues depende de quiénes sean
los que concurran con él a la herencia. En función de esa concurrencia, se pueden
distinguir las siguientes situaciones:
Por el art. 834 CC, el usufructo recae sobre el tercio destinado a mejora. La nuda
propiedad puede atribuirla al causante, como mejora, a sus hijos y descendientes, o
integrarse en la legítima en caso contrario.
Como consecuencia de la reforma de la filiación, los hijos del causante premuerto que no
procedan del matrimonio y hayan sido concebidos constante el mismo concurren a su
herencia como cualquier hijo matrimonial.
El mismo derecho tendrá el cónyuge viudo si en lugar de concurrir con esos hijos lo
hiciese con sus descendientes exclusivamente.
- Concurrencia con ascendientes.
El art. 837.1 CC establece que el cónyuge viudo tendrá derecho al usufructo de la mitad
de la herencia.
Según el art. 823 CC, el padre o la madre podrán disponer a favor de alguno o algunos de
sus hijos o descendientes, ya lo sean por naturaleza, o por adopción plena, de una de las
2/3 partes destinadas a la legítima.
Representa la mejora una disposición imputable a uno de los 2/3 que componen la
legítima de los hijos y descendientes. Ese tercio adquiere sustantividad propia cuando
el padre o madre hacen uso de él. Si no lo utilizan, no puede hablarse de tercio de
mejora, sino de los 2/3 de legítima. Por el contrario, si se utiliza, constituirá la legítima
1/3 de la herencia y 1/3 será el de mejora.
La mejora es un poder del testador. Nuestro Derecho crea, junto a la legítima y la libre
disposición, esta figura intermedia que es un poder de disposición de carácter limitado
o restringido, en tanto que los mejorados han de ser necesarios hijos o descendientes.
Por el art. 824 CC se reconoce que la mejora no puede imponer el testador gravámenes
que no sean en favor de ellos.
La mejora requiere una concurrencia de descendientes, sin que sea preciso que se
encuentren en igualdad de grado. Así, por ejemplo, puede mejorarse a un nieto cuando
la legítima pertenece a los hijos del testador.
Los beneficiados pueden serlo los hijos o descendientes, ya sea por naturaleza o por
adopción.
El tercio de mejora no tiene que distribuirse entre los que son legitimarios únicamente,
pues es posible mejorar a descendientes que no tengan esa condición. Por ejemplo, el
testador mejora a su nieto en vida de los padres haciéndole a una donación que tiene el
carácter de mejora; o dispone de un legado con cargo al tercero de mejora de su
herencia a su favor, sobreviviéndole su padre, que será el legitimario.
Esta solución la corrobora el hecho de que los arts. 782 y 824 CC admitan la mejora
indirecta a los nietos a través de los bienes atribuidos como mejora inmediatamente a
los hijos.
El art. 831 CC excepciona el supuesto en que se ordene en testamento o capitulaciones
matrimoniales que muriendo el cónyuge otorgante, pueda el viuda o viuda que no haya
contraído nuevas nupcias, distribuir, a su prudente arbitrio, los bienes del difunto y
mejorar en ellos a los hijos comunes, sin perjuicio de las legítimas y de las mejoras y
demás disposiciones del causante.
Del contenido de la facultad que se le concede a viudo o viuda se deduce que es algo más
que la de mejorar, pues puede distribuir los bienes del difunto. Su ejercicio exige que al
morir el cónyuge exista matrimonio.
¿Circunscribe el art. 831 CC la facultad de mejorar sólo a los hijos comunes, no a otros
descendientes? El precepto no significa una alteración de la regulación de las mejoras
que no tendría además ningún fundamento, pues tan comunes pueden ser
descendientes como hijos.
Según el art. 831.2 CC, la facultad concedida al cónyuge supérstite debe ser ejercitada
dentro de un plazo, pero si no se hubiere señalado plazo, el viudo o viuda tendrá el de
un año, contado desde la apertura de la sucesión o desde la emancipación del ultimo de
los hijos comunes.
Es el modo más claro. La regla especial al efecto es la del art. 828 CC dice que la manda o
legado hecha por el testador a uno de sus hijos o descendientes no se reputará mejora,
sino cuando el testador haya declarado expresamente ser esta su voluntad, o cuando no
quepa en la parte libre.
La especialidad reside en que se admite la mejora tácita, en cuanto el legado que no
quepa en la parte libre no se reduce por inoficioso, se imputa al tercio de la mejora. Si
este ha sido objeto de disposición por el testador, no hay más remedio que reducirla.
El art. 825 CC permite que la mejora se haga por la vía de donación al decir que ninguna
donación por contrato entre vivos, sea simple o con causa onerosa, en favor de hijos o
descendientes que sean herederos forzosos, se reputará mejora, si el donante no ha
declarado de manera expresa su voluntad de mejorar.
Se exige que conste inequívocamente la voluntad de mejorar que animó al donante,
aunque formulada en otros términos.
Se admite por el art. 827 CC, pues señala como una de las excepciones a la facultad de
revocar la mejora el que se haya hecho en capitulaciones matrimoniales con entrega de
bienes. Por ejemplo, el abuelo hace una donación en concepto de mejora al nieto que va
a contraer matrimonio en sus capitulaciones.
El art. 826 CC las declarada válidas cuando se hacen por escritura pública en
capitulaciones matrimoniales. La disposición del testador contraria a la promesa no
surtirá efectos. No tienen eficacia meramente obligaciones para el promitente, son
pactos sucesorios. La mejora ya está hecha.
El promisario puede renunciar al beneficio, y debe sobrevivir al promitente para
recogerlo.
Está mencionado en el art. 827 CC. Se habla de una mejora verificada con entrega de
bienes, mediante contrato oneroso con tercero. Parece que se trata de un contrato
oneroso en el cual se estipula una prestación en beneficio del mejorado.
Es por ejemplo, dejar a mi hijo Antonio como mejora la casa en que habito con todo lo
que en ella se contiene.
En el art. 832 CC la mejora no está señalada en cosa determinada, y esta será pagada con
los mismos bienes hereditarios, observándose, en cuanto puedan tener lugar, las reglas
para procurar la igualdad de los herederos en la participación de los bienes que recogen
los arts. 1061 y 1062 CC.
Aquí la mejora es de cuota, por lo que se siguen las reglas normales de participación
hereditaria. Es por ejemplo, dejar a mi hijo Antonio el tercio de mejora.
Esta última, según el art. 825 CC, es la que debe ser expresa y la que puede ser revocable
sin perjuicio de la que donación subsista. Para revocarla se necesita que el donante lo
pueda hacer por concurrir las causas taxativamente previstas en los arts. 644, 647 y
648 CC.
En cuanto al gravamen de la mejora, el art. 824 CC autoriza a que se imponga sobre ella,
pero con la limitación de que el gravamen o gravámenes han de establecerse en favor de
los legitimarios o sus descendientes. Estos gravámenes pueden ser cargar de naturaleza
real, disposiciones de tipo modal, condiciones, términos o sustituciones.
Según el art. 833 CC, el hijo o descendiente mejorado podrá renunciar la herencia y
admitir la mejora.
Es una aplicación de la regla sentada en el art. 890 CC en cuanto al heredero al que se le
ha dejado un legado, que puede repudiar la herencia y aceptar el legado, o viceversa.
Esto tiene que darse por sobreentendida del art. 833 CC.
También hay que sobreentender que el art. 833 CC es sólo aplicable cuando la mejora se
haya atribuido a título de legado, bien sea de cosa determinada, bien de cuota de bienes
hereditarios o haber líquido hereditario.
En virtud del art. 818 CC, al ‘relictum’ ha de sumarse el ‘donatum’ para determinar la
cuantía de la legítima pero también tiene esa computación de las donaciones otra
misión, que es precisar cuáles son inoficiosas por exceder de la parte de libre
disposición del testador, como prevé el art. 636 CC.
Es necesario imputar las donaciones a los tercios en que la herencia se divide en forma
ideal cuando concurren a ella como herederos forzosos los hijos o descendientes del
testador; tercio de legítima estricta, tercio de mejor, tercio de libre disposición.
Las donaciones, para que se reputen mejoras inmutables al tercio de este nombre, deben
ser hechas por el donante declarando de una manera expresa su voluntad de mejorar.
- Donaciones a ascendientes.
- Donaciones a extraños.
Son extraños todos los que han recibido donaciones del causante y no concurren a su
herencia como herederos forzosos. La imputación de esas donaciones ha de hacerse a la
parte libre de la herencia, y si no caben por entero, el exceso se reduce por inoficioso.
Por tanto, se permite atribuir los bienes a uno o más legitimarios y se obliga a estos a
pagar en metálico la legitima a los demás legitimarios, con algunos requisitos.
Se va a distinguir dos opciones: esa facultad la haga el testador, sea este el que adjudique
a alguno o algunos de los legitimarios todos los bienes, con la obligación de pagar a los
restantes legitimarios su parte en metálico, o que lo haga los contadores o partidores.
Su supuesto de hecho es un legado de usufructo o renta cuyo valor se tenga por superior
al de la parte disponible. A los herederos forzosos se les da la opción entre cumplir la
disposición testamentaria o entregar la parte de herencia de la que podía disponer
libremente el testador, lo que presupone que aquellos son titulares.
El art. 816 dice que toda renuncia o transacción sobre la legítima futura entre el que la
debe y sus herederos forzosos es nula, y estos podrán reclamarla cuando muera aquel,
pero deberán traer a colación lo que hubiesen recibido por la renuncia o transacción.
Se tacha de nulidad absoluta toda renuncia, bien sea por acto unilateral o bilateral, y
cualquiera que fuese su causa, lo mismo que la transacción.
8.14.LA DESHEREDACIÓN.
Según el art. 813 CC, el testador sólo puede privar a los herederos de su legítima en los
casos determinados en la ley.
Es una regla general que no excluye que existan otras causas específicas. Tal regla
produce importantes consecuencias, pues las causas de indignidad obligan a impugnar
la disposición en favor del indigno, mientras que, jugando como causas de
desheredación, apartan de entrada al desheredado de la sucesión, permiten no hacer
disposición en su favor.
- Haber negado, sin motivo legítimo, los alimentos al padre o ascendiente que le
deshereda. Es dudoso si persiste la causa cuando el padre o ascendiente lo obtiene
mediante sentencia después de la negativa, o cuando esta se produce como conducta
defensiva del hijo o descendiente demandado en el curso del proceso, no estimando el
juzgador que esté fundada. La ofensa castigada con la desheredación es simplemente la
negativa injustificada.
- Haber perdido la patria potestad por las causas expresadas en el art. 170 CC. - Haber
negado los alimentos a sus hijos o descendientes sin motivo legítimo. - Haber atentado
uno de los padres contra la vida del otro, si no hubiere habido reconciliación.
- Las que dan lugar a la pérdida de la patria potestad conforme al art. 169 CC. - Haber
negado alimentos a los hijos o al otro cónyuge. Se presume que no hay motivo legítimo.
- Haber atentado contra la vida del cónyuge testador, si no hubiese reconciliación.
Ese precepto finaliza diciendo que para que las causas que dan lugar a la separación
personal lo sean también de desheredación, es preciso que no vivan los cónyuges bajo
un mismo techo. Aunque es a tener en cuenta el art. 87 CC, que admite
excepcionalmente una situación de separación dándose la convivencia.
* Efectos de la desheredación.
El perjuicio que la ley quiere salvar es su participación en legítima estricta, por lo cual,
cuando el testador haya dispuesto expresamente del tercio de mejora en favor de otros
legitimarios, el desheredado no participa en él.
En base al art. 856 CC, la desheradación queda sin efecto por la reconciliación posterior
del ofensor y ofendido, y si es anterior a la declaración de voluntad testamentaria,
impide al causante desheredar.
2. LA RESERVA VIDUAL.
* Presupuestos y bienes reservables.
Según el art. 968 CC, “además de la reserva impuesta en el art. 811 CC, el viudo o viuda
que pase a segundo matrimonio estará obligado a reservar a los hijos y descendientes
del primero la propiedad de todos los bienes que haya adquirido del difunto consorte
por testamento, por sucesión intestado, donación u otro cualquier título lucrativo, pero
no su mitad de gananciales”.
Conforme al art. 969 CC, “la disposición del art. anterior es aplicable a los bienes que,
por los títulos en él expresados, haya adquirido el vivido o viuda de cualesquiera de los
hijos de su primer matrimonio, y los que haya habido de los parientes del difunto por
consideración a este”.
Así, los presupuestos para que se aprecie la reserva del cónyuge viudo son:
- Disolución de su matrimonio por muerte.
- Celebración de un segundo o ulterior matrimonio.
- Existencia de hijos o descendientes del matrimonio anterior.
- Los adquiridos por el viudo de su difunto marido por testamento, sucesión intestada,
donación u otro cualquier título lucrativo, pero no su mitad de gananciales.
Aunque el CC no lo dice, no está sujeto a reservar el usufructo de los bienes que en
concepto de legítima corresponden al cónyuge viudo. La legítima del cónyuge viudo es
un usufructo sobre bienes hereditarios. A la muerte de este se consolida
necesariamente la nuda propiedad, por lo que no hay peligro de que los bienes sigan
una trayectoria distinta si contrae nuevo matrimonio.
- Los adquiridos por los mismos conceptos expresados anteriormente de los hijos y
descendientes del matrimonio, o de los parientes del difunto por consideración a este.
La obligación no llega a nacer en algunos supuestos, y están recogidos en los arts. 970 y
971 CC.
El art. 970 CC establece que cesará cuando los hijos de un matrimonio, mayores de edad,
que tengan derecho a los bienes, renuncien expresamente a él, o cuando se trate de
cosas dadas o dejadas por los hijos a su padre o a su madre, sabiendo que estaban
segunda vez casados.
El primer supuesto es la renuncia de los reservatarios a sus derechos, que ha de ser
hecha de forma expresa y por mayores de edad. El CC se refiere a la situación de la
reserva antes de que quede consumada por muerte del obligado a efectuarla, por
sobrevivir hijos y descendientes del anterior matrimonio. Para que cese la reserva han
de renunciar a toodos los reservatorios, pero es admisible la renuncia individual a la
posición jurídica de reservatorio.
Según el art. 971 CC, si al morir el padre o la madre que contrajo segundo matrimonio
no existen hijos ni descendientes del anterior. Impone una continuación de la reserva
aunque aquella situación sea apreciable antes de la muerte del reservista. No hay cese
de la obligación de reservar, sino que hay una no consumación de la reserva.
Por el art. 974 CC, estas son válidas, pero con la obligación de asegurar el valor de los
inmuebles, desde que nazca la reservar. Los reservatarios tendrán derecho a ese valor al
hacerse efectiva o consumarse la reserva. El CC no se refiere al precio recibido, sino al
valor del bien, que debe ser el de mercado.
El art. 975 CC dice que subsistirá si a su muerte no quedan hijos ni descendientes del
primero, sin perjuicio de lo dispuesto en Ley Hipotecaria. Así, el reservista no carece de
poder de disposición sobre los bienes reservables, puesto que la ineficacia de las
enajenaciones no depende más que del hecho incierto de que no le sobrevivan. Si
ocurriese lo contrario sería un supuesto de ineficacia sobrevenida de enajenación.
Esa ineficacia no puede perjudicar al adquirente que reúna las condiciones del art. 34
LH, pero tampoco a los reservatorios. Entonces, es por ello por lo que deberán tener el
mismo derecho que les confiere el art. 974 CC al valor de los bienes, pues en este
precepto se trata de una enajenación que hay que mantener.
En los bienes muebles, el art. 976 CC no distingue. Tanto unas como otras son válidas,
salvo siempre la obligación de indemnizar.
El contenido de esta obligación debe ser el precio de la enajenación o el valor de los
bienes al tiempo de hacerla, si fuere a título gratuito, según el art. 978.3 CC.
Hay un cambio en el criterio del CC, ya no se trata del valor como en los inmuebles, sino
del precio. El cambio es desfavorable para los reservatarios, pues basta con no
consignar el precio real de la enajenación para que se perjudiquen sus intereses.
El reservista no goza de facultades dispositivas absolutas ‘mortis causa’, pues los bienes
reservados han de seguir el curso predeterminado por la ley. Tiene la facultad de
mejorar con ellos a cualquiera de los hijos o descendientes conforme a lo dispuesto en
el art. 823 CC, y así lo prevé el art. 972 CC.
Respecto del ‘quantum’ de la mejora, la ST 17 de junio 1967 estimó que era 1/3 de los
bienes reservables por la referencia al art. 823 que contiene el art. 972 CC.
En cuanto a la cuestión sobre quiénes pueden ser mejorados, de acuerdo con la finalidad
de la reserva parece que sólo lo serán los que reúnan la cualidad de reservatorios. En la
sucesión de estos a los bienes reservables rige el principio de exclusión del pariente de
grado más remoto por el más próximo.
Con lo dispuesto en el art. 978.2 CC, el reservista está obligado a la conservación de los
bienes, y a dar cumplimiento a las medidas de seguridad que impone la Ley para
asegurar los derechos de los reservatorios.
El art. 184 LH dice que el reservista deberá hacer inventario de todos los bienes
inmuebles con intervención judicial.
- Anotar en el Registro de la Propiedad la calidad de reservables de los inmuebles con
arreglo a lo dispuesto en la LH.
El art. 184 LH expresa que deben inscribirlos, si ya no lo estuvieren, y hacer constar en
el Registro la cualidad de reservables de los inmuebles. La constancia registral de esa
cualidad es una garantía, pues los terceros adquirentes ya saben que su adquisición
puede verse perturbada si la reserva se consuma y llega a ser efectiva. No invocarán
desconocimiento.
Los reservados pueden renunciar a las medidas de seguridad de su derecho sin que
suponga la renuncia a la reserva.
En cambio, si pensamos que los reservatarios suceden ‘mortis causa’ en la reserva, que
esta es herencia del reservista y no del causante, no se podrá transmitir la expectativa
jurídica del reservista como no se puede transmitir antes de la apertura de la sucesión
la expectativa que los legitimamos tienen de heredar a su padre, por ejemplo, por
prohibir el art. 1271 CC todos los pactos sobre la herencia futura. El art. 973 CC dice que
los reservistas sucederán en los bienes.
* Consumación de la reserva.
Los reservatarios serán dueños de los bienes reservables por título sucesorio, pero no
dice el precepto citado si suceden al reservista o al causante de la reserva.
Es lógico que hereden al reservista, puesto que de los arts. 972 y 973 CC puede
deducirse que estamos en presencia de una sucesión distinta de la del cónyuge
premuerto al permitir a aquel mejorar en los bienes reservables y desheredar al
resevatario.
Los reservatarios heredan al reservista, y este no puede disponer en favor de otros los
bienes reservables. En esta sucesión de los bienes se aplican las normas que rigen la
sucesión intestada en línea descendente.
Su precedente es el art. 806 del Proyecto de 1851, que García Goyena lo funda en el
Derecho romano, en el padre o madre que pasaba a segundas nupcias podría privarle de
lo que les correspondiera. La razón radicaba en la necesidad de corregir la ingratitud de
los hijos hacia aquellos padres, pues, sabiendo que algo iban a recibir, los abrumaban de
injurias.
Según el art. 812 CC, “los ascendientes suceden con exclusión de otras personas en las
cosas dadas por ellos a sus hijos o descendientes muertos sin posterioridad, cuando los
mismos objetos donados existen en la sucesión. Si hubiesen sido enajenados, sucederán
en todas las acciones que el donatario tuviera con relación a ellos, y en el precio si se
hubiesen vendido, o en los bienes con que se hayan sustituido, si los permutó o cambió”.
Este parentesco es en línea recta, con independencia del grado, pues el precepto sólo
habla de ascendientes y descendientes.
Tampoco se distingue entre parentescos legítimo y filiación natural. En la actualidad, no
existiendo ninguna discriminación, no hay lugar a plantear problema alguno.
La reversión por ese art. se puede producir respecto de cosa cierta y dtemeirnada
cuando los mismos objetos donados existen en la sucesión. Es similar al de una
sucesión particular o a un legado de origen legal.
Si los objetos donados no existieran ya, se aplica la subrogación real. El titular del
derecho sucede en todas las acciones que el donaire tuviera con relación a ellos, en el
precio si se hubieran vendido o en los bienes con que se hayan sustituido, si los
permutó o cambió. También en los bienes que se demuestre que fueron adquiridos con
aquel precio.
El precepto se aplica, según el art. 942 CC, si el donatario muere intentado o como
testado.
- Concepto:
Sucesión que tiene lugar siempre que falta Testamento. se llama también sucesión
legítima o legal por hallarse establecido en la ley. godo
- Fundamento:
la sucesión intestada bien hacer una especie de testamento hecho por la ley con arreglo
a lo que podría ser la presumible última voluntad del causante de acuerdo con el orden
natural de los efectos.
El artículo 912 recoge los criterios históricos para que haya sucesión legítima:
cuando uno muere con Testamento nulo, que haya perdido su validez, o sin testamento.
cuando falta la condición puesta institución de heredero oeste muere antes que el
testador, o repudia la herencia sin tener sustituto y sin que haya lugar al derecho de
acrecer.
cuando el heredero instituido es incapaz de suceder.
El artículo 913 designa a los sucesores legítimos diciendo que a falta de herederos
testamentarios la ley ofrece la herencia los parientes del difunto al viudo o viuda y al
Estado.
La causa de la vocación hereditaria puede ser una relación de parentesco, una relación
de matrimonio o relación de ciudadanía que une al súbdito con el Estado.
Ha sufrido una profunda reforma por la ley del 13 de mayo del 1981 que ha borrado la
diferencia entre parientes legítimos e ilegítimos. posteriormente la ley de 11 de
noviembre de 1987 equipara la filiación naturaleza adopte.
Dentro de estos herederos legítimos se determina órdenes de suceder entre parientes
dependiendo de las líneas a las que pertenezcan. el llamamiento al cónyuge se
antepone a la línea colateral y la llamada al Estado es residual, a falta de parientes y de
cónyuge.
Dentro de cada línea, formada por grados, rige el principio de qué el pariente más
próximo excluye al más remoto salvo el derecho de representación cuando proceda. los
parientes que se hallen en el mismo grado heredarán por partes iguales salvo lo que
dispone el artículo 940 sobre doble vínculo.
Artículo 923: repudiando la herencia el pariente más próximo, o todos los parientes
más próximos llamados por la ley, heredarán los del grado siguiente por su propio
derecho y sin que puedan representar al repudiante ya que no se puede representar a
una persona viva salvo indignidad desheredación.
Artículo 933: los hijos heredan por su derecho propio, se divide la herencia en partes
iguales. los nietos y descendientes heredan por derecho de representación y si alguno
fallece dejando herederos la porción que le corresponde se divide entre estos a partir
iguales.
Artículo 934: si quedaren hijos y descendientes de otros hijos que hubiesen fallecido,los
primeros heredarán por derecho propio y los segundos por derecho de representación.
Artículo 935: a falta de líneas rectas descendiente el llamamiento lo hace la ley a los
ascendientes.
Artículo 936 y 937: el padre una madre heredarán por partes iguales y si solo sobrevive
uno este sucederá en toda su herencia.
Artículo 938: a falta de Padre o madre suceden los ascendientes más próximos en grado
da igual la línea a la que pertenezca.
mejorando la situación del cónyuge viudo en la sucesión intestada del premuerto antes
de la ley de 13 de mayo de 1981 el artículo 944 lo llamaba su herencia en defecto de
descendientes y ascendientes antes que a los hermanos y parientes hasta cuarto grado.
Concurrencia de hijos de hermanos y medio hermanos: heredan por cabezas pero los
primeros toman doble porción que los segundos.
1. Unilateralidad.
2. No receptividad: porque no ha de ser puesta en conocimiento de nadie para que
produzca efectos jurídicos.
3. Indivisibilidad: ya que no puede hacerse en parte de la herencia.
4. Puridad: ya que la aceptación no puede hacerse a plazo ni condicionalmente.
5. Retroactividad: ya que se retrotrae al momento de la muerte de quién se hereda
6. Irrevocabilidad.
Según el art 1004 hasta pasados 9 días después de la muerte de aquel de cuya herencia
se trate no podrá intentarse acción contra el heredero para que acepte o repudie. Este
plazo está establecido en consideración a la memoria del difunto y al dolor del heredero.
Transcurrido el mismo puede intentarse la llamada Interpellatio in iure que es un
requerimiento hecho judicialmente al llamado para que manifieste concretamente si
acepta o no.
Según el art 997 “La aceptación y la repudiación de la herencia, una vez hechas, son
irrevocables, y no podrán ser impugnadas sino cuando adoleciese de algunos de los
vicios que anulan el consentimiento, o apareciese un testamento desconocido.”
Se trata de privar de su eficacia a un acto o negocio apto para producirla. Se produce una
situación paralela a la de la anulabilidad del contrato.
El art 997 a los vicios del consentimiento obliga a aplicar el régimen de la anulabilidad
del contrato por error, dolo, violencia e intimidación del acto o negocio jurídico de
aceptación y repudiación de la herencia con las necesarias adaptaciones.
Para que el art 997 tenga sentido hay que interpretarlo partiendo de la base de que
contiene el nuevo una voluntad de subsistencia del testamento anterior. Los vicios de la
voluntad da a entender que la situación que prevé es la de una alteración en el contenido
de la llamada que hizo en el primero, de manera que cambie el presupuesto sobre el que
se basó la aceptación o repudiación.
A) FORMA.
Tácita: es la que se hace por actos que suponen necesariamente la voluntad de aceptar, o
que no habría derecho a ejecutar sino con la cualidad de heredero.
Artículo 1000.
Entiéndase aceptada la herencia:
1.º Cuando el heredero vende, dona o cede su derecho a un extraño, a todos sus
coherederos o a alguno de ellos. el precepto se refiere al llamado qué es el titular.
transmitirle que vale aceptar la herencia, por lo que los adquirentes los son no de aquel
ius sino de la herencia que corresponde al heredero en lo que a él le corresponde no su
cualidad que es intransmisible
2.º Cuando el heredero renuncia, aunque sea gratuitamente, a beneficio de uno o más de
sus coherederos. Hay aceptación porque el llamado hace una renuncia traslativa.
3.º Cuando la renuncia por precio a favor de todos sus coherederos indistintamente;
pero, si esta renuncia fuere gratuita y los coherederos a cuyo favor se haga son aquellos
a quienes debe acrecer la porción renunciada, no se entenderá aceptada la herencia.
B) CLASES DE ACEPTACIÓN.
A) FORMA Y EFECTOS.
Artículo 1001.
Si el heredero repudia la herencia en perjuicio de sus propios acreedores, podrán éstos
pedir al Juez que los autorice para aceptarla en nombre de aquél.
La aceptación sólo aprovechará a los acreedores en cuanto baste a cubrir el importe de
sus créditos. El exceso, si lo hubiere, no pertenece en ningún caso al renunciante, sino
que se adjudicará a las personas a quienes corresponda según las reglas establecidas en
este Código.
Artículo 1001.
Si el heredero repudia la herencia en perjuicio de sus propios acreedores, podrán éstos
pedir al Juez que los autorice para aceptarla en nombre de aquél.
Se trata de una facultad de los acreedores dentro de las genéricas facultades de control
de gestión económica de sus deudores. Esta facultad tiene características peculiares ya
que se funde en que es injusto que el deudor pudiendo pagar a sus acreedores no pague
porque no quiera, porque aceptando la herencia podría pagarles.
Basta que la repudiación cause un perjuicio a los acreedores, es decir, es una facultad
objetiva ya que no necesita ni fraude ni una especial intención dañosa. Esto será cuando
el deudor no tiene patrimonio pero sí acepta la herencia sí. Es decir que el patrimonio
personal del deudor sea insuficiente para el pago y que el incremento determinado por
la herencia pudiera haber aumentado.
Esta facultad tiene que solicitarse ante el juez y supone una excepción parcial a la
repudiación.
El código civil no establece plazo para ejercitar la acción del 1001 pero se entiende que
el plazo es de 4 años, según el artículo 1299. (Acciones rescisorias)
La polémica sobre la naturaleza del derecho del heredero sobre la herencia han tenido
su reflejo en la ley hipotecaria. La reforma de 1944 permitió el acceso al registro de la
propiedad de la situación que se crea como consecuencia de la muerte del titular
registral de inmuebles inscritos a su nombre cuando son varios sus sucesores
universales. No son cotitulares de ningún inmueble específico por cuotas. Su derecho
llamado derecho hereditario en abstracto es objeto de una anotación preventiva en la
hoja registral de la finca o derecho cuya titularidad ostenta el causante de la herencia art
42.6 LH, anotación que según la exposición de motivos de esta ley hipotecaria tiene
como función garantizar la titularidad de la universitas hereditaria.
Sin embargo la comunidad hereditaria no se ajusta plenamente al modelo del art 399 y
ss. Y ello porque a pesar de haber cuotas y acción de división mientras que la inquisición
dura la cotitularidad de los bienes concretos es consorcial del grupo. No hay cuotas
individuales respecto de cada bien.