Odisea
Odisea
Odisea
Estructura y desarrollo
Canto I
Canto II
Canto III
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ODISEA
Odiseo. Les sugiere que vayan a Esparta a hablar con Menelao, quien acaba de regresar de
largos viajes. Atenea pide a Néstor que uno de sus hijos acompañe a Telémaco a Esparta y
desaparece milagrosamente. Impresionado porque un joven esté escoltado por una diosa,
Néstor ordena el sacrificio de una vaca en honor de ella y arregla que su
hijo Pisístrato acompañe a Telémaco a Esparta.
Canto IV
Canto V
Canto VI
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ODISEA
Canto VII
Odiseo en el palacio de Alcínoo. Guiado hasta allí por Atenea, Odiseo es recibido en
el palacio por Alcínoo, rey de los feacios, que lo invita al banquete que se va a celebrar. Odiseo
cuenta todo lo acaecido hasta ese momento, con lo que el rey queda impresionado y le ofrece
la mano de su hija, más Odiseo no acepta, por lo que el rey cambia su ofrecimiento por ayudarlo
a llegar a su isla.
Canto VIII
Odiseo agasajado por los feacios. Se celebra una fiesta en el palacio en honor del
huésped, que aún no se ha presentado. Tras una competición de atletismo, en la que Odiseo
asombra al público con un gran lanzamiento de disco, comienza el banquete.
El aedo Demódoco ameniza la comida con un canto sobre la guerra de Troya. Al hablar del
episodio del caballo, Odiseo rompe a llorar. El rey manda al aedo que deje de cantar, y pregunta
al huésped sobre su verdadera identidad.
Canto IX
Odiseo cuenta sus aventuras: los cicones, los lotófagos, los cíclopes. Odiseo se
presenta, y comienza a relatar su historia desde que salió de Troya.
Primero destruyeron la ciudad de Ísmaro (donde estaban los cicones), y allí perdió a
bastantes compañeros.
Más tarde, llegaron a la isla de los lotófagos. Allí, tres compañeros comieron el loto, y
perdieron el deseo de regresar, por lo que hubo de llevárselos a la fuerza.
Estaban atrapados en la cueva, pues estaba cerrada con una enorme piedra que les
impedía salir a ellos y al ganado de Polifemo. Odiseo, con su astucia, emborrachó con vino a
Polifemo, mandó afilar un palo y cegaron con él al cíclope mientras este dormía. Ya ciego y
para asegurarse de que no escapasen los prisioneros, el cíclope tanteaba el lomo de sus reses a
medida que iban saliendo de la cueva para ir a pastar, pero cada uno de los marinos iba vientre
con vientre con una res y agarrado al vellón de ella.
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ODISEA
Canto X
Canto XI
Descenso al Hades. Tras llegar al país de los Cimerios y realizar el sacrificio de varias
ovejas, Odiseo visitó la morada de Hades para consultar con el adivino Tiresias, quien le
profetizó un difícil regreso a Ítaca. A su encuentro salieron todos los espectros, que quisieron
beber la sangre de los animales sacrificados. Odiseo se la dio en primer lugar a Tiresias, luego
a su madre, Anticlea, y también bebieron la sangre varias mujeres destacadas y algunos
combatientes que habían muerto durante la guerra de Troya.
Canto XII
Las sirenas. Escila y Caribdis. La Isla de Helios. Ogigia. De nuevo en ruta, Odiseo
y sus compañeros lograron escapar de las Sirenas, cuyo canto hacía enloquecer a quien las
escuchara. Para ello, siguiendo los consejos de Circe, Odiseo ordenó a sus hombres taparse los
oídos con cera exceptuándolo a él, que mandó ser atado al mástil. Escaparon también de las
peligrosas Caribdis y Escila. Consiguieron llegar a Trinacria (nombre griego de Sicilia), la isla
del Sol. Pese a las advertencias de no tocar el ganado de Helios, los compañeros sacrificaron
varias reses, lo que provocó la cólera del dios. Al hacerse de nuevo a la mar, Zeus lanzó un
rayo que destruyó y hundió la nave, y sólo sobrevivió Odiseo, que arribó a la isla de Calipso
(lugar donde se encuentra al principio de la historia).
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ODISEA
Canto XIII
Los feacios despiden a Odiseo. Llegada a Ítaca. Cuando el héroe termina de contar
su viaje, su regreso al hogar es dispuesto por el rey. Acompañado por navegantes feacios,
Odiseo llega a Ítaca. Atenea lo disfraza de vagabundo para que no sea reconocido. Por consejo
de la diosa, Odiseo va a pedir ayuda a su porquerizo: Eumeo.
Canto XIV
Canto XV
Mientras tanto, Eumeo relata su vida y sus orígenes al mendigo, y de cómo llegó al
servicio de Odiseo.
Canto XVI
Canto XVII
Odiseo mendiga entre los pretendientes. Al día siguiente, Odiseo, de nuevo como
mendigo, se dirige a su palacio. Solo es reconocido por su perro Argos, que, ya viejo, fallece
frente a su amo. Al pedir comida a los pretendientes, Odiseo es humillado e incluso golpeado
por ellos.
Canto XVIII
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ODISEA
Los pretendientes vejan a Odiseo. Aparece un mendigo real, llamado Iro, quien solía
pasarse por el palacio. Riéndose de Odiseo, lo reta a una pelea. Los pretendientes aceptan que
el ganador se junte a comer con ellos. Le dan 2 trozos de pan a Odiseo, que, tras quitarse su
manta y dejar ver sus músculos, gana fácilmente al mendigo. A pesar de la victoria, ha de seguir
soportando las vejaciones de los orgullosos pretendientes.
Canto XIX
Canto XX
La última cena de los pretendientes. Al día siguiente, Odiseo pide una señal, y Zeus
lanza un trueno en medio del cielo azul. Este gesto es entendido por uno de los sirvientes como
una señal de victoria sobre los pretendientes. Odiseo aprovecha para ver quién es fiel al
desaparecido rey y, por tanto, habrá de conservar la vida. Un profeta, amigo de Telémaco, avisa
a los pretendientes de que pronto los muros se mancharán con la sangre de ellos. A pesar de
que algunos de ellos dan crédito a la profecía y huyen, la gran mayoría de ellos se ríe de ella.
Canto XXI
El certamen del arco. Aparece Penélope con un arco que Odiseo dejó en casa a su
marcha a Troya. Promete a los pretendientes que se casará con aquel que consiga hacer pasar
la flecha por los ojos de doce hachas alineadas. Uno tras otro, los pretendientes lo intentan,
pero ni siquiera son capaces de tensar el arco. Odiseo pide participar en la prueba, pero los
pretendientes se lo deniegan. Tras la insistencia de Telémaco, le es permitido intentarlo. Con
suma facilidad, Odiseo tensa el arco y consigue hacer pasar la flecha por los ojos de las hachas,
ante el asombro de los presentes. A la señal de su padre, Telémaco se arma, preparándose para
la lucha final.
Canto XXII
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ODISEA
Canto XXIII
Canto XXIV
El pacto. Las almas de los muertos viajan al Hades, donde cuentan lo ocurrido a
Agamenón y Aquiles, compañeros del héroe en la expedición de los aqueos a Troya. Odiseo
marcha a casa de su padre, Laertes, que se encuentra trabajando en la huerta. El hombre se
encuentra envejecido y apenado por la larga ausencia de su hijo. Para ser reconocido, Odiseo
le muestra la cicatriz y recuerda los árboles que en su infancia le regaló su padre.
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Personajes
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ODISEA