Stolen by An Alien
Stolen by An Alien
Stolen by An Alien
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Argumento
AROKH
Porque de alguna manera, se las arreglaron para secuestrar a una princesa Gryfala.
Aunque .... no se ve, ni actúa, ni suena como pensé que lo haría una de los suyos.
Pero sólo soy un gladiador Rakhii; esto es lo más cerca que he estado de una princesa.
Me consideraría afortunado si me eligiera a mí para protegerla.
ANGIE
FML1.
Entonces este simpático extraterrestre apareció en el momento justo, pero sigue
refiriéndose a mí como —Princesa— y estoy empezando a preocuparme por lo que hará
cuando descubra que ha habido un pequeño caso de identidad equivocada, que no soy de la
realeza
- veréis, no soy ni siquiera la extraterrestre con la que me confundió....
Sólo soy una humana.
1 Significa Fuck My Life: Puta Vida de Mierda
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Capítulo 1
AROKH
El sonido es de puro terror y dolor.
Cuando se repite de nuevo, hace eco en las paredes y me pone los nervios de punta.
Alimenta algo en mi interior, algo que no puedo explicar.
Me levanto y salgo del trastero en el que había alquilado una cama y me dirijo a los establos
antes de poder detenerme. Sabía lo que pasaba en este planeta de bribones lleno de escoria.
Los esclavos objeto de compra venta, están destinados a tres cosas: sexo, trabajo y comida.
A veces, incluso en ese mismo orden. Lo que los compradores hicieran con sus compras
no era asunto mío -salvo por una excepción- y sólo si estaba buscando en el lugar correcto.
El que yo metiera mi hocico donde no debía, era una forma magnífica de arruinar mi parte
en esta misión. Lo que yo arriesgaba no merecía la pena la interrupción.
—Mi billetera era la más grande para ser arrojada. Sin ella, no habrías ganado la subasta.
Tengo que follarla primero... ¡Ouch! Vigila su boca -la pequeña perra casi me arranca la
pinza. ¡Sujétala más fuerte! ¡Mantenla quieta!—
Tanto las palabras como el siguiente grito que salió del establo, hicieron que mi corazón se
acelerara.
La escena que encontré congeló la médula de mis huesos.
El grito ronco y airado volvió a oírse y provocó que mis espinas dorsales se erizaran tanto
que se levantaron erguidas.
Gemidos agonizantes arrancados de la garganta de la hembra mientras luchaba, tratando
de liberar sus muñecas y metiendo su trasero para evitar los penes pegajosos chorreando
pus verde. Hice una mueca de compasión. Y horror.
Las piernas del Krortuviano pueden que sean lo suficientemente ligeras y ágiles como para
atravesar el lío de redes con las que construyen sus ciudades, pero no son ideales para asir,
y uno de ellos perdió su sujeción de las muñecas de la hembra. Ella intentó escabullirse,
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Rugí. Antes de poder registrar lo que estaba haciendo, le desgarré y le rompí el cuello con
una facilidad que no hizo nada para saciar la sed de batalla que me atravesaba. Los dos
más cercanos no tuvieron tiempo de sacar un arma de sus cinturones. Agarrando un
puñado de sus pelos de la cabeza en cada una de mis manos, los acerqué con la suficiente
fuerza como para impactar sus cráneos.
Sí. Mucho mejor. Los sollozos y los sonidos de lucha me hicieron girar hacia la hembra.
Mis corazones dejaron de latir.
Una Gryfala.
¿Cómo, en nombre del Creador, se han apoderado de una Gryfala? Su gente se enfurecería
cuando se enteraran de lo que le habían hecho. No me sorprendería encontrar a una horda
de gente descendiendo sobre esta roca abandonada en cualquier momento.
El terror brillaba en cada gesto de su cuerpo maltratado. Está encorvada rígidamente y
repite sus sonidos añadiendo una palabra en voz alta. —¡JODER No! ¡No-no-no-no!—
Extraño. No está hablando el Gryph. Dejo de lado ese misterio para volver al examen
visual. Es muy pequeña. Me agacho, e instantáneamente ella se queda en silencio. Tiene
los ojos muy abiertos y su respiración es jadeante, pero parece como si esperara que si se
queda quieta, no llamará más la atención.
Los cardenales que ese animal le ha infligido están empezando a aparecer. Es difícil, pero
me las arreglo para calmarme lo suficiente como para soltar un suave ronroneo como el de
sus machos, esperando que el sonido familiar la calme un poco.
Curiosamente, sólo pareció asustarla más. Por supuesto que nunca había tenido la
oportunidad de probar mi habilidad para ronronear (o la falta de ella) con una Gryfala real,
pero cuando en mis años más tiernos trataba de imitar los sonidos de los ronroneos como
lo hacían todos los varones jóvenes, soñaba despierto con pertenecer al servicio de un
Gryfala algún día. A juzgar por su expresión de ojos abiertos de par en par, debería haber
practicado más.
Después de unos momentos, me doy por vencido y trato de hablar con ella. —Cariño, ya
está todo bien. Ven aquí— Le abro los brazos, pero no se mueve. Los Gryfala tienen una
confianza implícita en la integridad de mi especie. De la misma manera que mi especie
siente instintivamente la necesidad de proteger a las hembras de su especie; es innato,
instintivo y natural.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
¿Qué cosas horribles le habían hecho para romper eso? Ella nunca debería dudar.
—Princesa, no tengas miedo. Sabes que no te haré daño—. Señalé a la carnicería que nos
rodeaba. —Como habrás adivinado, soy un Gladiador Prime de los Rakhii— Enfatizo esto
con un choque de mis espinas dorsales hacia el adoquinado. —Te mantendré a salvo—
Permanece acurrucada cerca del suelo. Intento pensar rápido. Su forma es muy pequeña.
Tal vez incluso el pensamiento me revuelve el estómago. ¿Quizás sea muy, muy joven?
Tal vez fue secuestrada como una cría. Eso explicaría la forma en que me miraba.... como
si nunca hubiera visto un Rakhii antes. La confianza entre su clan y el mío es instintiva,
pero si se la hubiera mantenido alejada de los suyos de alguna manera....
Tal vez el tacto despierte esa confianza. Y no puedo, me digo a mí mismo, consolarla muy
bien desde el otro lado de este establo. Simplemente saltar sobre ella podría ser peligroso
si se defendiera, y estaría en su derecho de castigarme severamente si sintiera que me
estaba sobrepasando. Mi cola se agita de indecisión.
Ella se escabulle.
Si no la hubieran sujetado tan apretadamente con esa extraña ropa, sus alas se estarían
agitando hacia mí, en clara señal de —marcar distancias— en este momento; estoy más
que seguro de ello.
Ladeo la cabeza y considero que si ella no tenía ningún sentido de parentesco patente,
dejarme caer sobre ella la asustaría aún más. Quizás si la cogiera muy rápido Ella
entrecierra los ojos, como si pudiera leer mi mente. Flexiona sus pequeños dedos
amenazadoramente, lista para alargar sus garras. Recuerdo la época en que yo no tenía
mucho más que el tamaño que ella tiene ahora, cuando agarré un yanak salvaje para
salvarlo de las qiizibestias. Sin darse cuenta de que mis intenciones eran buenas, la
criatura retrocedió en su último esfuerzo; sus afilados dientes y su agitada cola se clavaron
dolorosamente en mi piel. Sus aullidos habían hecho que mis oídos resonaran durante un
abrir y cerrar de ojos.
En vez de eso, se lo lleva a la boca con una velocidad feroz -y no sé si se ha tratado de algo
que he visto en su expresión, o si ha sido el instinto- pero tuve la extraña premonición de
que en vez de eso trataría de morderme...
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Y morderme fue lo que hizo. Me estremecí por reflejo pero me relajé cuando procesé que
había más presión que dolor. Y curiosamente, sus dientes se sentían terriblemente planos.
Ni siquiera se clavaron en mis escamas....
La dejé hacer y en su lugar utilicé mi mano libre para despegar su labio. ¡Cretinos! Le
haban limado los dientes. —¡Por el Creador!— Dije horrorizado al ver que me estaba dando
cuenta de otra cosa.
Ella apretó sus mandíbulas con más fuerza cuando moví mi mano libre sobre sus
redondeados hombros lisos.
Mis corazones se desplomaron.
Lisa. Demasiado lisa. Pensé que estaban dobladas bajo su ropa, pero no.
Le habían cortado las alas.
—Oh, pequeña dulce—, susurro en voz baja. Habían torturado y abusado de esta pequeña
Gryfala. La acerco más y ella lucha más duro. Froto mis pulgares sobre sus cardenales y
trato de aplacar mi ira. Con gentileza empiezo a tirar de la falda para cubrirla, deslizándola
hacia abajo sobre ella y poniéndola en su sitio.
Se queda inmóvil. Entonces sus ojos se giran para encontrarse con los míos. Veo su
confusión.
Y esperanza.
—No puedes entender una palabra de lo que te digo, ¿verdad?— Me mira con los ojos muy
abiertos, y poniéndose un poco vítreos. Eso no puede ser bueno. Shock. Necesito
calentarla y hacerla sentir segura. —Ohhh— mis corazones se estremecen de empatía
imaginando todo por lo que ella ha pasado. —No te preocupes más, princesa—
La acaricio en la espalda, y después de unos minutos, se relaja contra mí, con los brazos
alrededor de mi cuello. Y empieza a sollozar más fuerte.
Cuando se calma, me levanto con ella en mis brazos. Ella se pone rígida, pero no se resiste.
Incluso por encima de la peste krortuviana, huele bien.
No. No puede ser el proceso de unión. Debo haber entendido mal. O esto es simplemente...
No lo sé. Francamente, no presté atención a los Rahkii que atendían a una Gryfala, pero
esto no podía ser... y aunque lo fuera, era demasiado pronto. Acababa de conocerla.
Supuse en cambio que era simplemente una reacción biológica, algún proceso con el que
no estaba familiarizado, algún tipo de adaptación; su aroma tan atractivo para mí sólo podía
ser beneficioso. Aparentemente, el sonido de su llanto me atrajo, y ahora que estaba lo
suficientemente cerca como para inhalar esto... Estaba descubriendo que no era inmune al
encanto de las Gryfala -sin duda, lo que ingenuamente había pensado que se había
exagerado y elogiado demasiado-.
Mis fosas nasales se abrieron de nuevo y la abracé más fuerte sin querer. Caminando
rápidamente, llegué a mi habitación al final del almacén, y cuando ella vio que me estaba
acercando a la cama, comenzó de nuevo con la lucha.
La sacudo un poco, sólo la empujo lo suficiente para llamar su atención, no lo suficiente
como para lastimarla. —Detente. Vamos a descansar hasta el amanecer—.
Pensé en dejarla en el suelo, pero trato de imaginarme sentirme indefenso y recientemente
maltratado e incapaz de hablar con el extraño que me salvó, y cómo reaccionaría ante los
diferentes escenarios. Pienso que sentarme en el colchón primero era la opción menos
amenazadora. Así que me siento, manteniéndola sujeta en mi regazo. Después de un
minuto, deja de empujar contra mi sujeción. Intento ronronear de nuevo y esta vez, ella
parece más receptiva. Intento controlar el ridículo orgullo de que estoy mejorando mi
técnica muy rápidamente. Unos minutos más y deja caer su cabeza sobre mi hombro como
si estuviera exhausta. Su aliento se siente agradable mientras sopla sobre mi cuello. Trato
de no pensar demasiado en lo que eso significa. Evidentemente, es demasiado joven para
saberlo. Pero incluso desde una perspectiva totalmente platónica y protectora, puedo ver
ahora por qué marcar una zona con sus exhalaciones sería un gran honor. Me estremezco
y la abrazo más fuerte.
Levanto mis cejas hacia ella y retiro mi contacto. Ella no parecía preocupada, así que trato
de no estarlo tampoco. El punto de donde parece originarse el dolor está demasiado arriba
como para indicar algún daño interno por parte de ese bastardo que se metió con ella. Mis
corazones se estremecen ante la idea. No creo que se las haya arreglado para penetrarla,
pero supongo que una de esas embestidas podría haber hecho contacto.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
¡Esos bastardos! La furia me atraviesa, haciéndome sisear. Yo inclino mi boca hacia abajo
para señalar el punto donde los fluidos del teveker gotearon sobre ella, y lo quemé.
Al estallar la llama, ella exclama.
Cuando termino, me encuentro con sus ojos y veo una sorpresa absoluta allí. A cada
instante, me convenzo cada vez más de que de alguna manera esta Gryfala no sabe nada
de mi gente. Miro su ropa y sólo entonces puedo asumir que su atuendo de cautiverio no
es a prueba de llamas y que estaba hecho con uno de nosotros en mente.
Desgraciadamente.
Me levanto y cruzo la habitación hasta mi mochila. Encuentro una toalla de baño, pero
cuando mi mano la toca, pienso que podría ser demasiado áspera para ella. Ideal para
limpiar la sangre seca de las escamas, pero no apta para la piel con la suavidad de los
pétalos de las flores.
Sigo rebuscando y encuentro algo que sin duda funcionaría. Pero el significado de
utilizarlo Miro por encima de mi hombro y la encuentro mirándome fijamente. Sus ojos
parecen grandes y heridos, y reconozco en ese momento que no importa. Tengo que
ayudarla en todo lo que pueda.
Saco mi manta ceremonial de apareamiento. Siguiendo la tradición, mi hermana había
trabajado amorosamente sobre cada una de las mantas que había hecho para mis
hermanos y para mí. Así como un macho debía hacer, siempre la he llevado conmigo, pero
aún no había encontrado una hembra para cortejar con ella. Me gustaba pensar que la
mía era una de las mejores que jamás había visto, con patrones intrincados y colores
vibrantes hechos para captar la atención de una mujer. Y sólo con el toque de ella, debería
ser suficiente para hacer que una mujer se enamorase: así de fácil. Sin embargo, hasta
ahora, no había sido capaz de acercarme lo suficiente a una hembra con ella para que ella
la sintiera, y mucho menos para que yo la envolviera en ella. Tirando de la manta, me
imagino que se sentirá suave en la piel dolorida de esta Gryfala. Gruño con tristeza. Tengo
pocas esperanzas de atraer a una hembra sin una manta de cortejo adecuada, pero no
puedo evitarlo. Me dirijo hacia ella y me agacho para mostrarle que no era una amenaza
cuando ella empieza a colocar sus pies debajo de ella para -supongo- alejarse de un salto.
Su rostro, con sus peludas crestas juntas, parece muy lindo con un anillo de media luna.
Mis labios se curvan un poco. Y hace que mis corazones se aligeren a pesar de la disección
de la manta.
Su cuerpo se sobresalta como si quisiera correr, pero sus ojos permanecen fijos en los míos.
Cojo sus brazos suavemente y tiro de ella hacia mí. Sin embargo, cuando le levanto la falda,
empieza a luchar.
Cuando ella se detiene, levanto la falda, miro su cara y la insto con mi mirada a que confíe
en mí. Sin embargo, cuando queda completamente expuesta, deja caer sus ojos de los míos
y mira hacia otro lado. Sus lágrimas comienzan de nuevo y mi pecho se encoge al verlas.
¡Maldita sea! Odio que no se sienta reconfortada. Pero necesita cuidados. No le han
enseñado sus costumbres, -nuestras costumbres. Tenía que encontrar una forma de
comunicarme con ella. Tal vez más tarde, después de que mi familia esté completa de
nuevo, cazaré a todos los responsables de su situación y le llevaré sus cabezas.
Cuando bajo la mirada para examinar lo que he dejado al descubierto, tengo que suavizar
mi expresión para que ella no vea el shock que seguramente me invade. No quiero que
piense que algo anda mal. Es sólo que...
Es completamente peluda. Echo un rápido vistazo a su cara. Tenía entendido que esto
ocurría en plena madurez. Era más adulta de lo que había imaginado. Mucho más madura.
Noto ligeras arrugas en sus ojos y boca. Arrugas de risa. Lo que indica que era una Gryfala
feliz.
Bueno. Normalmente.
Ahora, con lo de las dos manos resuelto, pego la nariz contra la unión de sus muslos y ella
chilla y me coge de los cuernos. —¡No!—
Recuerdo que usó esa palabra con los otros hombres. No quiero que piense en ellos. No
quiero que utilice esa palabra conmigo. Pero además, no quiero tocarla ahí y provocar su
miedo. Cuidadosamente me suelto de ella, me siento sobre mis talones y me la quedo
mirando. Ella se agacha para coger el cuadrado cortado de la manta. Me mira fijamente,
mira la tela, y luego escupe.
Me la ofrece. —Speetoneet— (Escupe en él)
Ah. Sí, por supuesto tiene sentido. No es que hubiera disfrutado teniendo el sabor de esos
bastardos en la boca, pero hubiera estado dispuesto, por su bien. Sin embargo, los Rakhii
atienden a sus Gryfalas empleando sus lenguas. Es un honor.
Coge la tela y abre un poco su postura antes de detenerse. Levanto la mirada de sus piernas
a su cara para ver por qué se detiene. Sus mejillas están sonrojadas extrañamente de un
color brillante. La observo un momento más, y luego vuelvo a mirar hacia abajo, hacia sus
piernas. Y espero.
Y sigo esperando.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Ella suspira. Un sonido reconfortante. —Ohhhkaaaaay— (Vaaaaleee) Luego abre más sus
piernas y pasa la tela por encima de su piel maltratada. Luego dobla el cuadrado por la
mitad para encontrar un área limpia, y lo sumerge dentro de si.... misma. ¿Se están
calentando mis cuernos? Ella emite un suave sonido de angustia y levanto la vista para
verla haciendo una mueca de dolor.
Por supuesto. Por supuesto -sea lo que sea lo que hayan logrado hacerle, le duele tocarlo y
gruño, deseando fervientemente poder volver atrás y matarles a todos de nuevo.
Lentamente.
No quiero imaginarme el daño que habrían hecho, las distintas formas que habrían
inventado para liberarse si no hubieran podido meter sus medio penes dentro. Me
enfurezco porque hubieran comprado a una criatura tan delicada con planes de abusar de
ella, aunque también sé que esta práctica es normal en las subastas.
Muchos individuos van a las subastas sólo para comprar esclavos de trabajo, esclavos a los
que trataban relativamente bien. Sí, otros van buscando pareja y otros compran esclavas
como prostitutas. Pero por el dinero que cuestan, uno pensaría que tratarían mejor a las
hembras para obtener más rendimiento de su compra. Al menos, ¿no sería más prudente
pujar por la talla adecuada -para que la especie sea la compatible... para aparearse?
Pero una princesa. Tendrían ganas de tener una. Qué artículo para una subasta. Nunca
se ha hecho. Nunca. Su oferta ganadora tuvo que tratarse de una fortuna, literalmente.
Aun así, los Krortuvianos deben haber estado locos. Si su clan se entera, les torturarían,
descuartizarían y profanarían, y luego visitarían el suelo natal Krortuviano y lo quemarían
hasta los cimientos. Si mi misión termina con éxito, me ofreceré a unirme a todos los
solteros para arrasar a la totalidad de los Krortuvianos.
Si no tengo éxito en mi búsqueda... entonces que el Creador me conceda defender el honor
de esta mujer, incluso si no he podido hacerlo por mí mismo.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Capítulo 2
ANGIE
La saliva mágica hormiguea y se calienta, y no trato de frenar mis lágrimas de alivio ante la
sensación de mis entrañas en carne viva, donde esas cosas habían metido sus patas de
araña... No pude frenarlas... Mi estómago se contrae y pasa un rato antes de que pueda
hablar. —Gracias—, le digo al alienígena. Me bajo la falda apresuradamente. Se me pone
la piel de gallina y empiezo a temblar un poco.
Aprieta los labios, y luego baja la mirada para examinar mi piel, pasando los dedos por
encima de las ronchitas. Poco a poco, paso junto a él y sacudo la manta que él había
doblado. Deja caer mi brazo... y me mira fijamente. Envolviendo la manta alrededor de mis
hombros, digo en voz baja: —Esto es muy bonito— Paso los dedos por encima. —Nunca he
sentido algo así. Y es muy calentita—
Respiro hondo y trato de calmar mis temblorosas manos. Este día ha durado demasiado,
todo ha sido demasiado, se siente demasiado real para ser un mal, mal sueño. De alguna
manera, esto ha pasado realmente. He sido secuestrada por extraterrestres, vendida por
extraterrestres, casi violada por extraterrestres y salvada por otro de ellos.
Me atrevo a mirarle, mientras él todavía mira las estrellas. De perfil, su nariz romana es
aún más pronunciada. Se elevaba orgullosamente desde su rostro, y sale de una gruesa
frente, y aunque tiene unos cuernos anchos y ligeramente retorcidos, en general, tiene
algunos elementos de un carnero, de aspecto duro. Pero ahí es donde las similitudes se
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
acaban. Están su escamas, para empezar. Una vez vi un ópalo australiano 2. Parecía una
clase de blanco a primera vista, pero cuando captaba la luz, en realidad reflejaba todos los
colores del espectro. Sus escamas me lo recuerdan. Su torso y la mitad inferior parecen
estar cubiertos de placas que no se parecen a ningún material que yo reconozca. ¿Qué sé
yo? Tal vez sea su piel.
Mi repaso termina abruptamente cuando le veo mirándome por el rabillo del ojo. Me
ruborizo y miro hacia abajo, jugueteando con la manta.
Una punta de dedo en garra presionando bajo mi barbilla me hace levantar la mirada. La
manta comenzó a deslizarse hacia abajo, pero con un movimiento rápido como un rayo, la
coge y me cubre con ella de nuevo. Empieza a hablar con sus chasquidos y gruñidos.
Nop, no entiendo ni una palabra.
2
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Respiro hondo y noto que este alienígena aún se mantiene quieto. Paciente. Después de
los acontecimientos de las últimas horas, esta pequeña amabilidad hace que se me aneguen
los ojos. Los mantengo abiertos de par en par para que no se me acumulen más lágrimas.
Luego salgo al encuentro de su mirada y asiento una vez.
Lentamente levantó su otra rodilla. Se mueve hasta que su espalda está contra la pared.
Extiendo una mano hacia mí, pero pareció pensárselo mejor. Deja caer su brazo. Luego se
pone de costado, dejando un brazo fuera en lo que parece ser una universal invitación -¿en
una galaxia planetaria uni-solar?- para que apoye mi cabeza en su bíceps.
Respiro hondo otra vez. Luego me tumbo a su lado y, mirando hacia otro lado, acepto su
oferta y le utilizo como almohada.
Cuando su otro brazo se acerca a mi cintura, no me sobresalto. Unos minutos más tarde,
tensa con cuidado su abrazo y, muy lentamente, me hace retroceder hacia su calor. Esta
dulzura hace que me deje llevar y empiezo a llorar.
Él me olfatea el pelo. Y se echa hacia atrás, y no me sorprendería si huelo mal.
Lloro más fuerte.
Se levanta un poco y me miró. Ruge algo que probablemente fuera algo reconfortante.
Entonces empieza a hacer ese horrible ruido. Pero como no parecía significar nada malo,
niego con la cabeza y me limpio lentamente las lágrimas de la cara a medida que caen.
Me quedo dormida por las vibraciones de su pecho en mi espalda, y la sensación de sus
nudillos recorriendo suavemente mi piel. La luz del sol asoma por la ventana de la pared
cuando me despierto. El alienígena detrás de mí dice una palabra. Bostezo. —¿Era eso el
equivalente a unos buenos días?—
Una palma presiona repentinamente contra la parte superior de mis caderas y jadeo y le
cojo de la muñeca. —¡Hey!—
Chasquea la lengua, cliquea y retumba. Mi cuerpo es empujado hacia delante un poco
cuando su pecho se expande profundamente contra mi espalda. Casi me caigo cuando lo
expelió en un suspiro. Entonces su mano desaparece, y él se levanta suavemente sobre mí
para dejar la cama.
Instantáneamente, me siento sola sin él. Una superviviente psicológicamente pegajosa, está
claro, muy necesitada de un ser que no conoce. Sin embargo, no es que tenga a alguien
más en quien confiar en este momento y estoy menos que indefensa yo sola. Hay monstruos
aquí.
Esto demuestra que las ratas realmente han logrado infectarlo todo y, aparentemente, todas
partes, porque allí en mi regazo había una petrificada (en sentido de rígida y muerta -no de
aterrorizada-) rata. La rata más grande que jamás haya visto, es verdad, pero en realidad
no es tan diferente de las ratas de la tierra. Apuesto a que eso significa que hay pulgas y
cucarachas alienígenas aquí también. Empieza un picor en mi cuero cabelludo que
seguramente es producto de mi imaginación y no por causa de las pulgas extraterrestres
momentos después de haberme inventado las pulgas extraterrestres. Me pica la cabeza y
siento algo que salta de mi mano.
Joder. Fabuloso.
Sus siguientes palabras suenan exasperadas. Luego saca un pulgar, con cuidado de
mantener la garra apuntando hacia atrás, y levanta mi labio para examinar mis dientes.
Esto parece haber resuelto algo. Vuelve a coger la rata, la cubre de nuevo, y luego me trae
su mochila para dejarla descansar a mis pies. Mete la rata tapada dentro de nuevo, y luego
saca un pequeño bloque moteado. Me lo da. Lo olfateo. Huele como. nada que yo hubiera
olido antes. Pero sí, tengo la sensación de que quiere que yo coma. Así que le doy una
lamida a una esquina, y le veo asentir con la cabeza como para animar. Con cuidado, trato
de morderlo, pero no llego a ninguna parte.
Es un ladrillo después de todo. De qué, no tengo ni idea. Pero si puedo elegir, lo elijo por
encima de la rata. Por lo que yo sé, el ladrillo puede ser una rata, toda molida y compactada
con desperdicios o algo así, como los perritos calientes. (Es broma. Ya no utilizan serrín en
las fábricas de perritos calientes. ¿Pero ratas? Quién sabe lo qué podía caer en las cubas
de procesamiento. Estoy segura de que antes de que todo fuera introducido a través de
una trituradora gigante, alguien ha sacado lo que podía. Probablemente)
Al menos los perritos calientes sabían deliciosos.
Coge el ladrillo y muerde un trozo con una facilidad espantosa. Mastica, sus músculos de
la mandíbula bellamente definidos trabajando y haciéndome consciente de que para los
estándares humanos -y con eso, quiero decir, si él fuera humano- él sería bastante atractivo.
Frunzo los labios e inclino la cabeza para estudiarle. No está mal, no realmente.
Luego escupe la porción masticada en su mano y la lleva a mi boca.
Super tentador: Nivel NEGATIVO. Me echo hacia atrás. —Ugh, ladrillo de rata regurgitada.
Creo que voy a.…— ¿A qué? ¿A pasar? No he comido desde ayer, y algo me dice que no iba
a encontrar un juego de arcos dorados y aunque lo encontrara, no es como si tuviera dinero
para cambiarlo por comida. Y hasta ahora, este alienígena no me había pedido nada. Está
tratando de ayudarme. Asqueroso, pero agradable. La mejor oferta que he recibido desde
que llegué, en realidad. Me estoy muriendo de hambre. Empiezo a sentirme un poco
malhumorada ahora también, probablemente debido a la falta de comida. Y estoy bastante
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
segura de que no estoy jodidamente soñando, porque las pesadillas se acaban y ésta está
durando demasiado.
Gimo y dejo que mi cabeza se incline hacia delante, pero hacia el otro lado para no
mancharme la cara con esa cosa que ha escupido en la palma de su mano.
Ácido y un poco amargo, tuerzo mis labios un poco hacia un lado, considerándolo.
—¿Sabes? No está tan horrible— Le miro.
Sonríe aliviado, creo, y mastica otro trozo para mí. Lo repetimos hasta que le impido que
me dé otro bocado y le digo: —Vale, muchas gracias. Estoy llena—. No lo estaba, pero
quería que él también pudiera comer. ¿Y a que no sabes qué? Pues que no tengo ganas de
comer en exceso si la comida está cubierta con la saliva de otra persona. Estoy
aprendiendo todo tipo de cosas nuevas sobre mí misma. Qué suerte tengo. Se termina el
resto del ladrillo en dos enormes crujidos. Por causa de sus dientes -ENORMES.
Miiiiiierda.
Mis cejas probablemente me llegan más allá del flequillo ahora mismo. Él empuja la botella
de agua en mis manos y yo la bebo con gratitud, luego se la devuelvo y la vacía.
Y ahí es cuando me doy cuenta de que tengo un problema. Tengo que orinar. Y no tengo
ni idea de cómo transmitir esto. Si me señalo la entrepierna, pensará que me estoy
refiriendo al ataque de ayer. O que estoy ofreciendo algo. Se debe tener cuidado cuando
no conoces las costumbres alienígenas y todo eso. Me levanto y cambio mi peso de un pie
a otro, para aliviar la urgencia - y pensar.
Me mira, luego se inclina, y pienso que va a alcanzar mi pelvis de nuevo, pero en vez de eso,
se inclina aún más para alcanzar algo debajo de la cama, y saca lo que parece un recipiente.
Quiero preguntar, pero no hago nada. Así que lo hace él. Aparentemente sin ningún tipo
de inhibición, quita un panel que yo no había notado en su ingle (¡así que era un traje que
llevaba puesto!), y ese abultamiento entre sus piernas de repente tuvo sentido. Me alejo
rápidamente y tengo que taparme la boca para no quedarme boquiabierta. Supongo que
un tipo de su tamaño estaba destinado a tener un gran aparato, pero ¡Santa Madre de Dios,
Batman!
suficiente para que pueda clavarle un dedo en la mejilla y hacerle girar la cabeza. El sonido
que hizo pudo haber sido un ladrido o una risa.
Pero lo importante es que él se mantuvo al margen, y yo hice mis asuntos.
—Todo listo—, digo, y utilizo mi pie para mover cuidadosamente el cubo bajo la cama, pero
él me detiene con dos gruñidos. Me imagino que querían decir: —Déjalo—, o —La criada se
ocupa de eso—, o —Este hostal apesta y no me importa si los dueños tienen que limpiar
cuatro cuerpos y nuestro cubo de orina, se lo merecen porque no hay desayuno
continental—.
Se inclina para coger su mochila. Recoge las botellas de agua vacías, las mete dentro de su
bolsa y, cuando se encuentra con el trapo sucio de anoche, lo tira en medio de la habitación.
Luego sopla fuego de su boca, hasta que algunas de las fibras perdieron lentamente su color,
se rizan y se convierten en cenizas. Algunas de ellas se volvieron brillantes, se veían
calientes y se volvieron más brillantes. Rarezas. Pero, ¿qué es lo que no estaba entendiendo
aquí?
Se me acerca, y suavemente me quita la manta de los hombros. Comienzo a alejarme para
darle espacio para que la vuelva a doblar, pero él me detiene levantando una mano.
Entonces sacude la manta, la gira hacia arriba y alrededor de mis hombros y comienza a
ponérmela alrededor para que se parezca a un.... vestido. Como adición final, toma lo que
yo había pensado que era un adorno decorativo, lo suelta y lo ensancha. Me envuelve con
ella el cuello y la cruza sobre mi pecho, haciendo una especie de forma de 'x' entre mis
pechos. Esto me envuelve la espalda y lo coloca y le da forma, supongo. Sin un espejo,
puedo decir que esto se trataba realmente de un vestido.
—Un truco ingenioso—, comento. Luego doblo las rodillas, levantando las manos debajo
de la manta para quitarme mi sucia falda. La tiro encima de las cenizas y le pregunto: —
¿Puedes quemar eso también?— Gesticulo un movimiento de —pufff — de mis manos
contra mi boca.
En cuestión de minutos, estamos fuera y entre una fila de jaulas de venta. No podría decirlo
con seguridad, pero creo que algunas de estas estaban vacías cuando me arrastraron
anoche. Pero ahora, muchas jaulas están llenas. Algunas criaturas están apretujadas
como sardinas, aplastadas unas contra otras sin poder moverse.
Distrayéndome de mi horrorizada mirada, el alienígena se inclina un poco para estar más
cerca del nivel de mis ojos. Me dice algo. Cuando sólo le dirijo una mirada perdida, señala
hacia la línea de las jaulas.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Mi estómago cae tan abajo que creo que se me ha caído sobre los pies. —¡De ninguna manera!
¡No voy a volver!— ¿Qué? ¿Tenía planes para devolverme? ¿Revenderme?
—¡Tú...!—
Sus manos caen sobre mis hombros antes de que pueda huir. Me sacude un poco. Gruñó
mucho. Entonces pareció pensar mejor en esto y suspiró mientras me pasaba los nudillos
por encima de la mejilla, y me dio un abrazo contra su duro pecho.
Hmm. Oficialmente, me siento confusa. ¿Se está despidiendo? ¿Disculpándose por no
poder retenerme?
Tira de las puntas de mi cabello -la parte maltratada que cuelga más allá de mis hombros-
para inclinar mi cara hacia la suya. Hace más ruidos, y aprieta firmemente mi mano con
la suya. La lleva a su corazón, o por lo menos a donde un corazón estaría en un humano,
y gruñe.
Niego con la cabeza. —Sabes que no te entiendo— Sus labios se endurecen y mira a lo
lejos. La decepción es clara en cualquier planeta, aparentemente. Sin saber lo que él
quiere, intento hacer algo que necesito hacer. Aprieto su mano y empiezo a bajar por la
fila de jaulas hacia el gran establo del estadio para ver si queda alguna de las personas de
mi grupo.
Cuando recuperé la conciencia ayer, me encontré en un corral con otras mujeres, -sólo
mujeres, ningún hombre entre nosotras. Pero había un perro guía. Ese pobre perro. Y su
chica. No sabía qué era peor: verla a ella tratando de controlar su pánico mientras intentaba
consolar a su asustado compañero, o ver las emociones jugar a través de su cara mientras
luchaba por creer la loca situación que un grupo de extraños le estaban describiendo.
Ayer, los extraterrestres se alineaban fuera de la jaula en un gran frenesí. Todo tipo de
extraterrestres. El consenso inmediato entre las mujeres fue que nos enfrentamos a formas
de vida extraterrestre. No es que fuera verosímil, pero a la vista de -bueno, de ellos- era
difícil encontrar explicaciones alternativas. Extraterrestres.
Extraterrestres. Grandes, peludos, cubiertos de plumas, algunos con capas de baba y un
par con aspecto de cosas que se obtendrían del mar.… si estuvieras pescando en el océano
mientras viajabas con un chute de LSD. La jaula era aproximadamente hexagonal en su
construcción, y la sustancia bajo nuestros pies se parecía bastante a la tierra. Las paredes
de nuestra prisión estaban hechas de extraños trozos de metal y extrañas tablas,
empedradas con una mezcla de materiales que parecía haber sido hecha con los
desperdicios de una docena de naves espaciales estrelladas. ¿Quién diablos sabía? Podía
haber sido así.
Pero a pesar de lo extraño de todo esto, la forma y la presentación eran angustiosamente
similares a las de un corral de ganado. Como los de las ferias, donde los grandes animales
suben para que pujen por ellos al final. De donde yo vengo, había dos grupos que acudían
a las subastas. Gente que quiere comprar animales para comer, y gente que quiere comprar
animales para montar.
Me mordí los labios cuando observé a algunos de los extraterrestres muy grandes que nos
rodeaban.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Mientras algunos de ellos se miraban a los ojos con nosotros y se tocaban la entrepierna de
forma sugestiva, haciendo gestos horripilantes e inconfundibles, algo en mí me preocupaba
mucho que tuvieran en mente un tipo de paseo totalmente diferente. Nos apiñamos juntas
y rápidamente comparamos notas. Casi todas nosotras habíamos sido congeladas por un
rayo de luz realmente brillante, ¡y luego paf! Nos despertamos aquí. Algunas de nosotras,
perras desafortunadas, nos habíamos ido a la cama la noche anterior, nunca habíamos
visto una luz, y nos habíamos despertado aquí, sin un solo café a la vista y compartiendo
la sensación de que lo que nos estaba a punto de pasar no era nada bueno. Sabiendo lo
que me había pasado unos minutos después, me preocupé por el destino de las otras
mujeres. Y francamente, ni siquiera quería pensar en lo que le había pasado a ese perro.
A plena luz del día, incluso sin que los reflectores brillantes brillaran hacia abajo, las jaulas
de la subasta se las arreglaban para lucir aterradoras. Quizás más porque hacía unas
pocas horas, yo había sido objeto de una acalorada guerra de pujas en la que grupos de
criaturas empezaban a unirse para superar el equivalente alienígena de las pujas de los
grandes subasteros. Así es como terminé con cuatro hijos de puta. Les había visto,
señalándome y reuniendo su extraño dinero. Ya había visto a unas cuantas chicas antes
de que me llevaran, y con cada mujer que era arrastrada del grupo cada vez más reducido,
la multitud se volvía más loca.
Un chillido sobrenatural me impidió revivir mi terrible experiencia. Corriendo a toda
velocidad hacia mí había una criatura esponjosa con seis brazos, y los agitaba y señalaba.
Hacia mí.
De repente, mi extraterrestre está gruñendo. Es tan ruidoso y tan aterrador que salto. Me
sujeta la mano y me da un tirón hacia su costado. Gruñe palabras al peludo asqueroso.
Pero el peludo me toca el brazo. Y así de rápido, ¡mi alienígena le hace una llave de cabeza!
Con el cuello roto, deja caer al monstruo peludo de seis brazos.
—¡Eres un tipo duro!— Grito, con una inyección de adrenalina golpeando mi sistema y
mareándome extrañamente mientras rodeo con mis brazos sus caderas. Pero no se trataba
de un abrazo. Un abrazo implica que el que lo da, al final suelta al abrazado, y eso no iba
a suceder de ninguna de las maneras. No iba a arriesgarme a que me alejaran de mi héroe
alienígena.
Respirando pesadamente, mi extraterrestre me lanza lo que imagino que es su versión de
una mirada divertida. Le sonrío con fuerza y avanzamos.
Llegamos a la gran jaula y señalo y digo: —Estuve aquí anoche. Con muchas otras como
yo—
Me observa y luego mira fijamente a la celda mientras inhala. Entonces me mira fijamente,
sorprendido. Empieza a retumbar con sonidos bajos y peligrosos. Luego nos gira, y escanea
las jaulas. No parece encontrar lo que busca. Empieza a caminar. Modifica sus pasos
para que yo pueda seguir su ritmo, y sí, todavía abrazada torpemente a sus caderas como
si fuera mi salvavidas. Hasta ahora, lo es.
Luego rodeamos el hexágono (eso.... sólo... suena raro pero ya sabes a qué me refiero) y por
el otro lado -para mi horror absoluto- había más jaulas. Filas y filas de alienígenas
enjaulados. Hace un ruido y levanto la vista para ver que parece tan angustiado como yo.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Luego comienza a bajar por el primer pasillo, revisando ambos lados para ver a los
ocupantes. Subimos y bajamos y me enferma ver jaulas llenas de criaturas. Hablando,
llorando, suplicando. No son jaulas llenas de cerdos carnívoros que parecen no tener idea
de lo que les espera. Son seres sensibles aterrorizados, aferrados a sus seres queridos, y
no parecía que su presencia aquí fuera más voluntaria que la mía y la de las chicas.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Capítulo 3
AROKH
La tranquilizo lo mejor que puedo sin palabras, ya que son prácticamente inútiles.
Extendiendo los dedos de mi otra mano a Arvalt, le doy un golpecito con la punta de mis
dedos en un saludo.
Y, sin duda, son los más brutales. El vencedor que sale se hace famoso, lo que garantizaba
la atracción de una multitud entregada dondequiera que peleara a continuación. Cuando
fui el último gladiador en pie en su estadio, me prometí a mí mismo que nunca más volvería
a entrar en ese foso. No estaba seguro de poder salir dos veces. Le digo con dureza: —
Guíame, y te deberé una pelea—.
Su sonrisa me encogió por dentro.
Merece la pena la promesa, porque no creo que la hubiera encontrado por mi cuenta. Hay
tantos olores, tantos cuerpos, tantas voces, que las probabilidades de que yo diera con su
rastro eran infinitesimales. No importa el conflicto que siento por deberle algo a Arvalt, le
doy una palmada sólida en su abultado hombro y sé que no importa lo que ha cobrado en
pago, merece la pena. He llegado a ella a tiempo.
Ella también me ha visto, y está apretando su camino hacia este lado de la jaula, llorando
y llamándome. Mi prisa es tan grande que tengo que evitar arrastrar a la Gryfala detrás de
mí. En vez de eso, la asusto al cogerla y cargarla mientras corro.
Corro hacia la chica que es la joya de mi familia, la que mis hermanos y yo habíamos estado
buscando desesperadamente.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Capítulo 4
ANGIE
Él sólo.... sólo la ha levantado del suelo y la ha colocado en un lateral del pasillo como si
no fuera gran cosa. ¡Maldita sea, nos habría venido bien su ayuda anoche! Me retuerzo
entre ellos, retorciéndome hasta que me libero y caigo al suelo. Me tambaleo un paso hacia
atrás y sólo puedo observar su abrazo en medio de un silencio aturdido.
La otra alienígena se parece mucho a. él. Y parece una —ella—. Él, ella, como sea, está
sollozando, y las manos de él frotan reverentemente a lo largo de sus largas púas que le
salen de debajo de las bases de sus cuernos. La arrastra de vuelta cuando los otros
alienígenas que aún estaban atrapados en la jaula hacen un intento desesperado de escapar
con ella.
Mierda.
Parece que ladra escuetamente, tal vez incluso un poco triunfante, al teléfono. Cuando
termina, hace algo tan extraño que me quedo boquiabierta.
Captura la cabeza de ella en la curva de su codo, y luego lleva la parte inferior de su otro
antebrazo a la parte superior de su cabeza y... ella se estremece y le suelta una parrafada
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
en alienígena, estoy bastante segura. Esto tiene que ser un coscorrón alienígena. Tiene
que serlo. —Huh...— Le digo a nadie.
Ella le golpea con su cola. Cuando la suelta, él echa la cabeza hacia atrás y hace un ruidoso
conjunto de toses de victoria ... chasquidos.
Alienígenas.
Ella le golpea una vez más con afecto y le empuja hacia atrás. Luego se vuelve hacia mí,
doblándose como si estuviera... ¿inclinándose? Pero eso es una locura. Tal vez esté herida.
Pobrecita. Me dirige una sonrisa que parece un poco tímida, hasta que se da cuenta de lo
que llevo puesto.
¡A mi alienígena!
¡No!
La chica golpeó el cañón justo cuando una explosión se sale disparada hacia él.
La explosión eliminó a los idiotas que estaban en la periferia, los que se dedicaban a los
juegos de azar más tontos conocidos para... los extraterrestres, supongo.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Estaba tan atrapada en el espectáculo que nunca les vi venir. Me dan un tirón y me
levantan. Estos extraterrestres son malditamente fuertes. Grito y pateo y muerdo y lucho
tan fuerte como puedo, un déjà vu tan intenso que mi estómago amenaza con vomitar mi
ladrillo de rata. —¡Nooo! ¡No, déjadme ir!—
Mi alienígena deja caer al tipo amarillo y se gira, y de un solo golpe derriba a mi atacante
principal. Su cola elimina a los otros. Así es. Su cola podía cortar los cuerpos en dos. Mi
alienígena me llevó a su pecho y creo que repetía: —¡LO SIENTO MUCHO!— o tal vez -—
Estás bien ahora, por favor, no empieces a llorar otra vez— -quien sabe- pero me siento
agradecida y me aferro a él como un percebe. Rápidamente, se volvió hacia la chica que
había estado tratando de liberar. Pero era demasiado tarde. El tipo amarillo la había
empujado al interior de un canalón lleno de otros extraterrestres y estaba tratando de
dirigirla hacia la pista de aterrizaje. Desenrolló su látigo, sacudiéndolo.
Uh oh.
Pero mi chico lo cogió, rugiendo mientras lo hacía y lanzó un lazo alrededor de la cabeza de
la cucaracha, tirando de él con fuerza. Dejé su lado y le di espacio para que ahogara la
cosa inconsciente... o muerta. No lo sé y no me importa. Sólo quiero salir de aquí y de este
planeta y en la próxima nave a la Tierra, por favor.
Mi hombre me coge del brazo y me lleva a su lado, manteniéndome allí un momento, con
un claramente quédate cerca.
—Sí. Entendido. Me quedo contigo—.
Coge a la chica bajo sus brazos y la saca al otro lado de la valla otra vez. Los otros
subastadores se vuelven locos, algunos tratan de escalar su cuerpo para llegar. Pero no lo
logran.
Suena una alarma, y un poste en lo alto se ilumina y se pone rojo.
No nos quedamos esperando.
Nunca he corrido tanto en mi vida. Antes... ya sabes, antes de ser abducida por
extraterrestres y todo eso, no me gustaba correr. Hice un poco de Pilates. Pero también
comía mucho helado. Si alguna vez vuelvo a casa, dejaré los cartones congelados de delight
y me dedicaré a una verdadera batería de ejercicios.
Borra eso. Cuando llegue a casa, voy a enloquecer, a darme un atracón de helado como
método de terapia, y luego haré ejercicio de verdad. Y me apuntaré a clases de defensa
personal. Empezaré a llevar pinchos para el ganado con suficiente voltaje como para
derribar un T-Rex.
Al principio de nuestra carrera, mi chico casi fue derribado por un par de tipos de aspecto
realmente malo. La chica rescatada se aferró a mí y gritaba animándole. Diablos, sí, yo
también lo hice. ¡Y qué espectáculo! ¿Nuestro hombre? Patea. Culea. Continua
empleando esa cola como arma. En casa, fui golpeada con la cola de una vaca y la cola de
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
una vaca puede hacer mucho daño. Así que merece la pena repetirlo: mi alienígena podía
separar la carne de los huesos sin tener que ensuciarse las manos. Ugh. Muy desagradable.
Me alegro mucho de que estuviera de mi lado. ¿Y esos cuernos que tiene? No sólo para
mostrarlos. Los utiliza para apuñalar, golpear y dar cabezazos. Entre ellos, y las poderosas
patadas y puñetazos, hace caer a estas criaturas del otro mundo como moscas.
Era como un ninja + samurái enfrentado a la gente común. Cuando se libera, empezamos
a vitorearle, pero nos interrumpe con un movimiento de la mano y nos urge a avanzar
rápidamente. Supongo que ya habíamos atraído suficiente atención.
Eso fue antes de que se inclinara como la chica, haciendo que sus cuernos casi toquen el
suelo.
Luego estallan en una discusión. Montones de gestos.
El otro macho extraterrestre se acerca, como para examinarme. Un gruñido bajo y
amenazador lo detiene en seco. Este doble de mi chico se ríe y retrocede.
Claro, es posible que mi alienígena simplemente esté cuidando su nueva posesión o algo
así, pero aún así me produce una extraña y tranquilizadora emoción el hecho de que me
proteja tanto, incluso con su amigo.
Me abalanzo hacia adelante cuando alguien se topa conmigo, a lo que mi alienígena
reacciona sujetándome con una mano mientras le da un revés al agresor con la otra.
Me habría sentido mal por eso, pero la cosa que me agredió tiene muchos dientes y casi
tantos ojos, y todos esos ojos están vagando por mis facciones.
Al menos hasta que mi alienígena gruñe.
De repente me acaricia la mejilla. Le miro, y él sonríe, dice algo, y me lleva hacia él.
Entonces empieza a conversar con el grupo, y todo el tiempo me acaricia suavemente.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
No, decido. No pienso que yo sea una posesión. Me ha rescatado. Varias veces hasta
ahora. Me ha tratado como si le importara. Fue muy cuidadoso conmigo anoche. Y hoy,
todo el día, incluso mientras corríamos por todo este loco lugar... Ugh, qué día. Dejo caer
la cabeza en mis manos. Todo esto ha sido demasiado. Demasiado. Estoy exhausta.
—Estoy bien. Sólo cansada. Han pasado muchas cosas, ¿sabes?— Sonrío débilmente.
Frunce el ceño. Se vuelve hacia los otros y rápidamente supongo que hacen planes. De
forma alarmante, también hay alguno que señala a mis oídos. ¿Por qué? Saben que puedo
oírles. Cuando el otro macho se acerca de nuevo, mis uñas se clavan un poco en las
escamas del antebrazo de mi salvador. Me da palmaditas en los dedos y niega con la cabeza
a Gemelo. Esta vez levanto la mano y le acaricio la mejilla.
Vagamente, me doy cuenta de que la hembra da un chillido jadeante que suena
positivamente encantado.
Él me mira fijamente. Pero no de mala manera. De una manera que, creo, significa que le
gusta que yo utilice sus propios gestos de consuelo con él. Eso espero de todas formas.
Aprecio su sensibilidad a lo que probablemente parece ser mi naturaleza temerosa. No lo
es. Inquieta, sí. Al menos hasta que me dejaron caer en un planeta alienígena y bla, bla,
bla, ya me entiendes.
La hembra se acerca. Se coge al bíceps de mi chico y le sonríe felizmente, con lágrimas
púrpuras en sus mejillas. Me esfuerzo por no mirar fijamente. Luego se enfoca en mí y me
da una palmadita tranquilizadora. Creo que mi chico empieza a compartir los detalles de
mi calvario porque juguetea con el dobladillo de mi manta y me da una simpática inclinación
de cabeza.
Mi chico la aprieta con un abrazo de lado, Gemelo se acerca para hacer un sándwich entre
nosotros, y empiezan a caminar en esa formación. Caminamos un rato, todavía esquivando
y escondiéndonos cuando resulta necesario. Pero cuanto más nos alejamos, más se relajan
los chicos. Le doy una palmadita en el pecho a mi alienígena, y cuando me presta atención,
le hago un gesto de que puedo caminar, moviendo dos dedos en el movimiento de andar
para dar énfasis. Su labio se ladea, pero niega con la cabeza.
Bien, entonces.
Me acomodo para el paseo. No me han llevado así desde que era una niña pequeña. Esto
parece extravagante. Como la quintaesencia de la realeza, con uvas y abanicos de palmera
y chicos buenorros llevándote en brazos orgullosamente a un trono bajo una carpa.
Hemos llegado bastante lejos cuando el otro tipo grande empieza a parecer un poco...
culpable. Incluso avergonzado. Sus ojos se dirigen a mí, y luego a mi alienígena. Empieza
a hablar rápido.
Definitivamente culpable.
Agita la mano disculpándose, e indicando a una de las naves.
No lo entiendo. La nave me parece bonita. Cualquier cosa que se dirija a la Tierra: ¡fírmala!
Entonces mi alienígena se adelanta y, escondida detrás, y casi medio debajo de la nave
impresionante y brillante, hay una pequeña cápsula espacial alargada y abollada.
Aparentemente, este adorable tic-tac es nuestro transporte.
Desafortunadamente.
Mi chico hace un ruido de disgusto. Me baja para poder añadir gestos de incredulidad a
sus gruesas palabras con Gemelo. Gemelo se frota la nuca con brusquedad, pareciendo
muy arrepentido, pero todas sus explicaciones me parecen excusas. Luego me mira con
preocupación. La chica también lo hace.
Oh, mierda.
Interiormente estoy a punto de asustarme porque estoy a punto de quedarme atrás, pero
antes de que pueda poner manos a la obra en un buen caso de gritos mentales, mi
alienígena -sin siquiera mirarme- me coge y tira de mí hacia él con fuerza mientras sigue
discutiendo este problema.
Toman una especie de decisión. Me siento más tranquila, porque mi alienígena nunca me
ha soltado mientras esto ocurre. Abraza a la chica, toca con los dedos a Gemelo, y vemos
a los dos meterse en la cápsula. Parece como si una tercera persona pudiera encajar si
nadie se opone a acurrucarse. Y entonces es cuando mi alienígena me mira.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Miro el espacio disponible, situado al otro lado del destripado y oxidado panel de engranajes
-yo apretada entre la puerta de la cápsula y Gemelo.
Cogiendo con fuerza la mano de mi alienígena, intento gesticular junto con mis palabras.
—¿Montar en esto? ¿Y dejarte atrás? ¿Para que los malos te cojan?— Muevo los dedos
como una araña. —Y ir con estos dos... ¿a dónde? Ni siquiera puedo conversar con ellos,
y... uh
¿qué pasa cuando tengamos que ir al baño?— Hago una mueca de —ugh, esto apesta—
mientras miro la cápsula, haciendo que la chica se ría.
¿Qué puedes hacer reír a una alienígena? No voy a mentir. Te hace sentir bien. Sonrío
con agradecimiento por su apreciación de mi talento cómico.
Luego me vuelvo hacia mi alienígena. —¡No quiero dejarte atrás!—
¿Significaba esto que se iría en mi lugar entonces, y me dejaría? ¿No lo haría? No es justo
que se quede atrapado aquí y se separe de lo que estoy segura que es su familia.
Por favor no me dejes, por favor no me dejes, por favor no...
Me ruge palabras, luego frota el tejido de mi vestido entre sus dedos antes de golpearse el
pecho.
Observamos el cielo durante un minuto más, luego me tira de la mano y le sigo mientras
me lleva de vuelta al mercado.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Capítulo 5
AROKH
— Oh, heecho—, fue la respuesta. Suena como el mismo afirmativo que había utilizado
esta mañana después de aliviarse. Me doy la vuelta y busco una camisa que me quede
bien sin estar demasiado apretada de los hombros. Necesito poder moverme. Cuando miro
en su dirección, veo a la princesa parada en su lugar, mirando mi pecho desnudo.No con
miedo, sino con puro aprecio femenino.
—Veo que debería haberte hecho dar la vuelta—, digo. Puede que no entienda mis
palabras, pero en cuanto se da cuenta de que estaba embobada, me mira a los ojos y todo,
desde su garganta hacia arriba, se sonroja con un brillante y bonito carmesí.
No me había dado cuenta de que los Gryfala cambian de color como un Rakhii. Me pregunto
a qué otros colores podría cambiar.
Le pongo una sonrisa malvada. Me responde con una sonrisa de vergüenza que me encanta
antes de que empiece a mirar desesperadamente a nuestro alrededor, tratando de encontrar
alivio a lo que probablemente percibe como un momento incómodo. Cuando termino de
vestirme, la pequeña Gryfala se hace más querida para mí cuando la veo meter
cuidadosamente la manta en mi bolsa como si fuera preciosa para ella también. Me
sorprende al asumir el asunto de colocar mis placas de pecho desechadas alrededor de ella.
Ha sido muy considerada. Tenía entendido que este rasgo era muy... raro.
Aún lo estaba pensando cuando la vendedora ambulante le regala a la mujer un tocado y
una máscara de llamativo colorido. Luego ella mira mis increíbles y reconocibles cuernos.
—Tengo un sombrero que podría funcionar... ¿qué te parecen las rayas rosas y las
campanas?—
—Entonces Quest Luck para ti de todos modos—. Saca un frasco de perfume y comienza a
rociar el suelo donde había tenido lugar la pelea. Metiendo la pequeña mano de la Gryfala
en un lazo en mis pantalones, saco al hombre muerto de debajo del carro y lo llevo a los
altos pastos marrones detrás del compactador de basura. Al final, alguien lo olerá, pero
por ahora el hedor de la basura cubrirá esto y ahora que nuestra vendedora ambulante
había cubierto nuestro olor, no sería señalada por ayudar en el crimen.
Afortunadamente, esta subasta atrae a una enorme multitud y somos tragados por un mar
de criaturas anónimas. Cuando nos detectan, como por casualidad, siempre hay un
puñado de seguidores, ayudando a convertir cada incidente en una escapatoria exitosa. Me
molesta tener que esconderme, pero sucede que mi estatura es una desventaja cuando me
elevo por encima de tanta gente, y sin un disfraz exitoso para mis cuernos, todos saben lo
que soy; si nos están buscando, nos atraparán. Cada vez que me ven, pongo en peligro a la
Gryfala. Así que nos metemos entre los carros, corremos en cada oportunidad cuando
puedo evitar una pelea, y nos escondemos cuando y donde sea que tengamos que hacerlo.
Como ahora.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Hemos estado corriendo más que esquivando, y la resistencia de la Gryfala está decayendo.
Intenta calmar su respiración, y mantiene una mano presionada contra su costado como si
le doliera.
Miro a mi alrededor y veo un lugar en el que creo que podemos encontrar un escondite
apropiado. Empiezo a dirigirme en esa dirección cuando su columna vertebral se endereza
de repente y clava los pies.
Ah... Me inclino para acariciarle la coronilla. —Lo sé, princesa. Es un establo de venta—.
Luego, me retiro lo suficiente para que ella pueda ver en mis ojos. —La última vez que
estuviste en uno... eso no va a suceder. ¿Confías en mí?—
Preocupada, por las líneas que se forman entre sus ojos, y mordiendo su labio con
aprensión, me sigue de buena gana cuando evito los establos por completo y la llevo a un
rincón oscuro donde se almacena el heno. Está limpio, y hay mucho de eso. Pero la llevo
a un rincón, me pongo delante de ella, y luego acerco con los brazos un montón de heno
hacia nosotros, tratando de empujarlo hacia una pared disponiéndolo en línea para que
estemos menos cubiertos y más escondidos detrás de él. No funciona exactamente como
esperaba, pero... no nos verán.
Me rasco el brazo, viendo cómo las escamas se volvían de un irritado tono verde. —No
sabía que tenía alergia al heno hasta hoy—, susurro en voz baja.
Ella me mira, y o bien su piel estaba irritada también o todo mi rascado le daba comezón.
Sus uñas rotas corren por sus brazos, dejando pequeños arañazos rojos. —Lo siento—, le
digo con tristeza. —Soy un poco más visible a la luz del día—, señalé mis cuernos. —Lo
intentaremos de nuevo en unos cuantos lapsos de tiempo, ¿de acuerdo?—
El tiempo pasa lentamente. Ella se ha dormido, con la cabeza apoyada en la pared a su
espalda. No parece cómodo. La llevo hacia adelante, la pongo en mi regazo y la coloco
contra mí, de modo que su barbilla descanse en el hueco de mi cuello. Intento ignorar lo
bien que se siente. Su máscara irrita mis escamas casi tanto como el heno, o eso es lo que
me digo a mí mismo mientras se la quito y la guardo en mi mochila. No es que haya
funcionado para esconderla de todos modos, no cuando estaba al lado de mi forma muy
reconocible.
En absoluto se la he quitado sólo para poder deleitarme con su aliento calentando las
escamas de mi cuello otra vez.
Hago una mueca. Normalmente no tengo el hábito de mentirme a mí mismo.
Viajar sólo a los encuentros se ha vuelto solitario, y excepto por breves abrazos con mi
madre o mi hermana, mi interacción física con las hembras ha sido nula. Esto es algo muy
pequeño, en realidad, pero todo mi ser está absorbiendo cada exhalación de aire
condensado como si fuera un tesoro.
—Eres un anillo de luna encantador—, le digo en voz baja mientras le paso un nudillo por
el pómulo. Tengo cuidado de mantener la uña del pulgar en la palma de la mano, para no
apuñalarla en el ojo. ¿Cómo se las arreglaron los horneadores? Es una criatura muy
delicada. Mucho más cautivadora de lo que jamás pensé que una Gryfala pudiera ser. Y
muy, muy suave. Sedosa.
Me doy cuenta de que la he estado mirando fijamente cuando su mirada se aparta
nerviosamente de la mía. Doy un paso atrás.
No intenta reprenderme.
Espero, inseguro. Cuando ella se encuentra con mi mirada otra vez, sólo mira confundida.
Y, quizás, con timidez. Qué curioso. No está a la altura de la reputación de los de su clase
en absoluto.
Nos mantenemos en la periferia, y compro sustento del primer vendedor que encontramos
con comida. No estoy seguro de lo que le gusta, compro algunos artículos del menú y en
lugar de escoger una mesa en el área común, la llevo a las sombras y me siento de cara al
tráfico peatonal, pero fuera de la vista de los transeúntes. Ella mordisquea con vacilación
todo, pero no parece entusiasmada con nada. Hoy deseo por centésima vez que podamos
hablar entre nosotros. Lo que ella no se termina, lo consumo sin prisa, y luego retomamos
nuestro circuito mientras regreso a nuestra amable mujer vendedora ambulante. Mientras
descansamos, se me ocurre que quizás ella podría llevarnos a su próxima parada.
Desafortunadamente... ella había levantado las amarras y ya se había ido. Me tiro de la
oreja en señal de frustración y la Gryfala me mira como si no se hubiera dado cuenta de
que tengo orejas antes de esto. Las relajé para que se extendieran un poco hacia adelante
y cuando me incliné para que pueda ver mejor, ella acaricia tímidamente el largo de una.
—Sssuaveee—.
Lo que sea que eso signifique. Siento un lado de mi boca levantarse. Por su tono, puedo
afirmas que la está admirando. Es muy dulce.
Después de eso, cuando somos notados, nadie nos molesta y, mejor, nadie informa sobre
nosotros. Por ahora. Pero la atención que estamos atrayendo me mantiene inquieto.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Era un pequeño niño Yaldounish. Me saluda con descaro y con una voz bastante chillona,
más fuerte de lo necesario, grita: —¡Princesa! ¡Por aquí!—
Pero calmo mi irritación cuando se inclina ante la dama y le ofrece una fruta yuk-yuk. Con
una gracia innata, ella la acepta, murmurando algo en un tono amable y cortés. Luego me
lanza una mirada antes de levantar los hombros y olerla. Cuando no se mueve más, se la
quito de los dedos, muerdo la dura cáscara y utilizo mis pulgares para abrirla. Se la
devuelvo. Se la lleva a la cara, y hace lo mejor que puede para examinarla bajo la suave luz
perimetral del carromato junto al que estamos. Su pequeña lengua se atreve a
regañadientes a probar el zumo de fruta. Las crestas de su rostro se elevan. —¡Mmgsstaa
ssuavve ssborrr! ¡Wow, graaaccsss!—
Intenta darme la otra mitad, pero se la devolví. —Come—. Sabía que no había consumido
mucha de la comida de antes. El Yaldounish se va corriendo. Pero regresa rápidamente, y
esta vez, trajo otros tres con él, uno mucho más joven, los otros dos no mucho mayores que
él. Hacen una reverencia y miro a mi alrededor antes de silbar bruscamente, —Tened
cuidado... tranquilos—. Los niños obedecieron inmediatamente, casi encogiéndose ante
nosotros.
—No he visto a ninguno de los otros—, digo, haciendo que la mujer se sobresalte al verme.
Me meto bajo el farol rodeando su carromato para que me vea mejor. —Pero la he salvado
de los Krortuvianos que la compraron. No le ha sido fácil. No habla ningún idioma que yo
reconozca—.
La mujer se cubrió la boca con las manos.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
mental de los azotes que me estoy ganando por mi insolencia, entonces mi espalda va a
quedar hecha trizas cuando lleguemos a casa.
—Tranquila—, murmuro, y paso mis dedos a través de su melena,
desenredándola. Da un gran suspiro y se queda quieta.
El suelo está rígido debajo de mí, y la presión creada por mis cuernos contra mi cráneo se
vuelve fastidiosa, pero sobreviviré. La sensación de su cuerpo sobre el mío es indescriptible.
Nunca me había imaginado lo... satisfactorio que se sentiría esto. Me habría acostado en
una cama de espinas envenenadas para que ella se estirara sobre mí así. El movimiento
de balanceo del carro es relajante -si bien un poco brusco cuando chocamos contra una
roca suelta- y pronto, ella está profundamente dormida sobre mi pecho. Su olor, de alguna
manera más dulce que ayer a pesar de nuestro día de viaje, llena mis fosas nasales, y... es
la sensación más extraña, como la más agradable de las quemadura imaginables en cada
inhalación. No pesa lo suficiente como para empezar a comprimir mis pulmones, así que
no tenía sentido.
Pero ahí estaba esa misma sensación.
La acaricio, pasando mis dedos por los largos mechones. Su melena es gloriosa. Gruesa,
brillante y muy suave. Su aliento sopla suavemente contra las escamas de mi pecho,
haciéndome estremecer ligeramente. Demasiado bueno. Pero no puedo moverla. Necesita
dormir. Mis ojos doloridos y arenosos me dicen que yo también. Debería vigilar, pero estoy
exhausto. Y si no es aquí, ¿dónde sería seguro para mí recargarme? Escucho y observo
unas cuantas rotaciones más de las ruedas, pero todo está sereno, sólo un carromato que
sigue su rumbo nómada, sin peligro alguno en el camino hasta el momento. Rezo por estar
seguros y dejo que mis ojos se cierren.
Me despierto con un toque curioso trazando un patrón sobre mi abdomen. Luego retrocede
y sube, rozando mis pectorales, escarbando en los bordes de mis escamas con sus uñas
rotas, explorando las gruesas placas que protegen mi garganta -aún así son increíblemente
sensibles- y aparentemente están tan hambrientas de tacto como el resto de mi piel.
Mi cuerpo está en llamas.
Cuando siento su aliento contra mi mejilla, abro los ojos y le cojo sus exploradoras manos
para calmarlas. Se sobresalta hacia atrás pero la sujeto para que no se caiga de mi regazo.
Me muestra una tímida sonrisa.
Qué hermosa es. Me inclino hacia adelante y le acaricio la nariz con el puente de la mía.
Nuestros ojos se encuentran, mantienen la mirada. Busco, pero no encuentro ninguna
pista de que ella haya sido algo más que naturalmente curiosa con sus toques.
Dejo caer sus manos y ella las dejó caer sobre mi abdomen y aparta su cuerpo de mi cara.
Se impulsa hacia atrás moviendo su trasero.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Ella cambia de posición y vira, mis dientes rechinan mientras aprieto las mandíbulas. Mis
caderas se arquean hacia arriba por instinto, y ella se lanza hacia adelante con un jadeo de
sorpresa, sus palmas golpeando mi pecho y yo gruño. Tengo el pequeño y diminuto
pensamiento de que ella parecía alarmada. Pero cuando llevo mi mano a la parte de atrás
de su cabeza para acariciarle el pelo y abrazarle el cuello, sus ojos se vuelven suaves y ella
sonríe. Y su sonrisa atrapa los pensamientos que afloran en mi cerebro.
Froto su muslo para calmarme. Ella me devolvió el afecto pasando sus uñas contra mi
pecho.
Instintivamente mi cabeza cae hacia atrás, lo que provoca que mis cuernos golpeen
fuertemente contra el suelo. El ruido la hizo saltar.
Mi mano se acercó a su cuello de nuevo, y apliqué suficiente presión para acercarla a mi
boca. No exigiendo... no, nunca. Simplemente sugiriendo. Suplicando. Acercando más.
El carro se detiene.
Las voces de los jóvenes impresionables suenan a través del panel de lona que separa su
espacio vital del área de carga donde estamos alojados.
El lienzo es echado a un lado cuando la madre Yaldounish entra con un tazón de guiso.
Su jadeo hace que mis cuernos cambien de color. ¿Qué estoy haciendo? Con los ojos
abatidos, aparto mi mano del muslo que no tenía derecho a tocar, suelto el cuello de olor
dulce que no debería haber tocado, y deslizó a la princesa -una princesa- de mi regazo, y
retiró el tazón de las manos congeladas de la esposa.
Sólo esa pequeña distancia hace que mi temperatura se enfríe. Y... tragué
experimentalmente. Algo acerca de mi...
—¡Sin sus hobs! ¿Y a su edad? ¡Ni siquiera tiene alas todavía! ¡Después de todo, debe
haber sufrido en una subasta!—. La mujer está echando chispas y con cada observación,
siento como si mis cuernos se marchitaran por la vergüenza.
Mi intento de agradecerle la comida fue rechazado cuando la mujer hizo un ruido de
disgusto antes de irse.
Ella tiene razón. Los Hobs deberían estar aquí. No debería estar a solas con una Gryfala
de esta manera. Nunca pensé que tendría motivos, y mucho menos la oportunidad, para
preocuparme por esa posibilidad, pero es evidente que no se puede confiar en mí.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
La idea me hace palpitar la cabeza. Necesito ser digno de confianza. Puedo serlo. Lo soy.
Cuando la cortina vuelve a su lugar, me dirige una mirada con los ojos abiertos y las mejillas
brillantes. Con cuidado, desgarro un trozo de pan que estaba absorbiendo el jugo de la
salsa azul y se lo guardo. Ella no se mueve. Suspiro. —Vamos, princesa. Tienes que
comer—. Cuando se cubre las mejillas con las manos... la hace parecer tan... inocente.
Creador, se ve tan joven.
Thunk.
—Owwch—, dice ella y yo maldigo, - no porque esté herido, no lo estoy - sino porque la he
herido a ella.
Me echo hacia atrás y ella apoya su cabeza en sus manos. Después de un momento, le cojo
la barbilla en la palma de la mano e inclino su cabeza para poder mirar. Froto con el pulgar
sobre su frente. —¡Tevek! ¡No es de extrañar que las Gryfala sea tan recelosas en torno a
los Rakhii! He olvidado que los de tu clase no son como los míos. No tenéis placas en la
frente—
Golpea de vuelta su nudillo sobre mi ceja, un pequeño golpe. Luego sacude sus dedos. Me
los llevo a la boca y los beso.
Se congela, mirando fijamente.
Dejo caer su mano sobre su regazo y me aclaro la garganta. —Ahora que hemos dejado
que la comida se enfríe como el trasero de un vetcher, vamos a alimentarte— A pesar de la
temperatura, come fácilmente de mi mano y parece disfrutarlo más que todas las comidas
que le he dado hasta ahora. Me preguntaba si podría convencer a la esposa Yaldounish
para que llene una de mis cantimploras con estofado. Podría comprar un bastoncito
congelado de un vendedor de comida y eso lo mantendría por un día o más. Para entonces,
espero tener transporte fuera de esta roca. Ella podría estar disfrutando de las delicias de
una mesa de fiesta Gryfala en una simple ronda.
Con sus hobs.
Mis nudillos crujen y abro el puño que había cerrado inconscientemente. Los sentimientos
que tengo por esta hembra se estan volviendo alarmantemente... posesivos.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
¡Prohibido!
Reprimo un gruñido. ¡Esto era sólo temporal! Supe en el momento en que la vi que tendría
un servicio de hobs -ya sea su cuadro de sirvientes para protegerla, o un conjunto de
guardias que la sirven. O el conjunto que estaba acumulando para el día en que llegara a
la mayoría de edad, si todavía era joven.
Agito mis oídos al pensarlo. Sólo necesitaba mantenerla a salvo hasta que pudiera llevarla
a casa. Eso era todo. A casa.
El hogar de todos sus amantes, cariñosos y ostentosos hobs. El veneno me quema la parte
de atrás de la garganta y trago con fuerza.
Cuando está llena, limpio los restos del tazón. Sin vergüenza, deslizo mi lengua por el
interior, capturando hasta la última gota de jugo de la carne. La Gryfala me miraba
fascinada, haciéndome sentir un poco cohibido.
—Rakhii normalmente tiene excelentes modales—, le aseguré. —Pero—, utilizo la cuchara
para señalar, —tengo la impresión de que nuestra buena mujer no se va a romper la
espalda dándome de comer nada extra después de encontrarme, umm,— corrompiéndote
directamente, a pocos metros de sus pequeños. —¡Así que!— Puse el tazón cerca de la
cortina. —Me imagino que será mejor que consiga todo lo que pueda—.
Me sonríe descaradamente, haciéndome creer que entiende la situación perfectamente por
mi tono.
Me pongo de pie, y luego la cojo de los codos para ayudarla a levantarse. —No sé tú, pero
yo tengo que me — Pienso que mejor no emplear una palabra tan grosera. No, ella no
podía entenderme de todos modos, pero es cuestión de principios. — .. que aliviarme—
Escucho a la familia Yaldounish diciéndoles a sus pequeños que usaran el arbusto. Esta
es nuestra oportunidad de encontrar un arbusto también. Bajamos las escaleras por la
parte de atrás, donde la esposa Yaldounish me entrega una generosa cantidad de tela suave
para mi...
Cuando regresamos al carromato, es para hacer cola para utilizar el lavabo. Siendo el agua
el bien preciado que es aquí, no se cambia entre las manos. La guio para que se ponga de
pie delante mí en la cola. La familia la insta a que sea la primera, luego se ríen
nerviosamente y se inclinan cuando ella se opone y con las mejillas marcadas en rojo les
hace un gesto para que procedan delante de ella.
El último en llegar al recipiente, sumerjo mis manos en agua gris y utilizo la barra de jabón
para fregar. Asiento con la cabeza al carretero, que sólo me fulmina con la mirada.
Aparentemente, su esposa le había compartido los detalles de la escena que presenció. Con
una mueca, conduje a la Gryfala a las escaleras del carro.
A pesar de haberme despertado hace tan poco tiempo, me vendría bien unas pocas horas
más de descanso. Con suerte, pasadas de forma igualmente agradable también. ¿Mis
brazos llenos de su cálida suavidad? Ha sido maravilloso.
Adictivo.
Rodando el carro una vez más, me inclino hacia atrás en el suelo, usando mis brazos para
sujetar mi cabeza. La miro.
Una mancha de suciedad en su mejilla. Vestido arrugado y cayendo de un hombro. Su
pelo está un poco enredado.
Siento que los grandes músculos detrás de mis costillas tienen espasmos. Los ignoro.
Me palmeo el pecho. —Por favor. Ven aquí—
Reprimo un gruñido. Mis sentimientos no están bien. ¿Qué iba a hacer cuando se reuniera
con sus hobs? Aunque me eligiera, me agregaría a su guardia, ¿qué haría cuando me
enviara a la esquina, mi deber de vigilar mientras otros machos...?
Su mano en mi garganta, probando las vibraciones que retumban allí, me hace darme
cuenta de que estoy gruñendo.
Necesito recuperar la calma. Trago saliva, notando de nuevo la extraña sensación en mi
boca, y cuando sus dedos comenzaron a saltar sobre mis escamas, primero golpeando todas
las que están azules, luego las que reflejan el amarillo...
Si yo fuera un hob...
Pero no lo es.
Por ahora, sin embargo, está aquí. Soy el único que la mantiene a salvo. Eso significaba
que ella es mi responsabilidad. Mi custodia de Gryfala. Y me recuerdo a mí mismo, ¿es
tan malo pensar en ella como mía mientras recuerde que todo esto es temporal?
No hay nada de malo en ser mía temporalmente. No hay nada de malo en ser mía
temporalmente. Porque sólo es temporal.
Eso es fácil de decir. Por lo tanto, lo repito una y otra vez hasta que no siento ninguna
culpa por actuar por encima de mi posición y frotarle la espalda y cantarle mientras deshago
los nudos de su melena.
Ella se acurruca sobre el firme latido de mi corazón y hace un ruido contento mientras
duerme.
Espero en las puertas del cielo que ella llegue pronto a casa a salvo.
No quiero ser el primer Rakhii de mi familia que tenga que ser separado de una Gryfala.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Capítulo 6
ANGIE
Me desperté tirada encima de mi alienígena muy, muy bien musculado. Es increíble lo poco
asustada que me siento cuando le miro ahora.
Cuando nuestros ojos se encuentran, le dirijo una sonrisa soñolienta. Se inclina hacia
delante, necesitando plantar mis manos en su pecho para poder estar encima de él. Giro
hacia arriba, con los abdominales contrayéndose deliciosamente, y su cara se acerca a la
mía lentamente, muy lentamente.
Me devuelve la sonrisa.
—Eres el colchón más cálido y cómodo en el que he dormido, ¿sabes?. Y hoy hueles
fantástico. No estoy siendo sarcástica. De alguna manera, realmente lo haces. No es justo.
Probablemente huelo como algo que encontrarías en el fondo de un pantano—. Hago una
mueca y veo sus ojos moverse sobre mi cara, siguiendo mi expresión con una atención
embelesada. ¡Es tan atento! Suspiro felizmente. —Pero aún así, estás empezando a
gustarme mucho—, le digo.
Me acerca la mano a la mejilla.
Eso me hace recordar a lo de antes, cuando fue como si tuviéramos este momento... por un
segundo, podría haber jurado que este alienígena estaba a punto de besarme.
Y ahora...
Su mano me ahueca la cara y añade la suficiente presión como para que mis labios se
acerquen a los suyos.
¿Estaba él... estaba realmente a punto de...?
Por supuesto, ese es el momento en que la madre de los niños alienígenas elige aparecer.
¡No otra vez!
'Mira, esto no es lo que parece', o tal vez, 'Te juro que no la toqué'. Sí. Incluso yo podría decir
que esto no se ve bien. Me muevo cuidadosamente de su regazo, estirándome. La mujer
me mira con preocupación, y luego me da una pequeña bandeja de comida.
Sin embargo, me doy cuenta de que no tengo una para mi alienígena. Y mi plato de comida
es bastante pequeño, como si sólo fuera suficiente para mí. Y se comió su rata ayer. (Lo
cual es bueno, porque había empezado a oler un poco raro.) Mi alienígena se frotó la cara
con las manos. Me siento con las piernas cruzadas en el suelo y le froto la pierna en señal
de condolencia. —Es algo súper para ella cuidar de mí—. Empujo la bandeja de comida
hacia él. —Pero ahora nos vamos a divertir dividiendo esto—.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Parece ofendido. La empuja de vuelta, pero se acerca para coger la cuchara y remover el
lodo para mí. Voy a esperar que sea avena o gachas de avena. Lo miro fijamente. Tal vez
sea las dos cosas. Gachas de avena. O de harina de pescado. Se ve y huelen tan mal como
suenan esas dos ideas de nombres.
Trata de ofrecerme el pan, pero hago que se lo coma. Es tan grande. Ladeo mi cabeza,
mirándole con ojos críticos. Iba a necesitar mucha más comida de la que recibimos aquí.
Tendremos que separarnos pronto de esta familia y... ¿Qué? ¿Qué va a pasar ahora? No
lo sé. Y no puedo preguntarle exactamente sobre eso, con la barrera del lenguaje y todo
eso.
Me encojo de hombros, una acción que él observa con interés. No tiene nada más que
tiempo, ¿verdad? Me acerco a él.
Sus labios se mueven. Se traga el pan de una sola vez. Con los ojos sin romper la conexión,
dice, —Arokh—.
—¿Arokh?—
Lo repite, exagerando lentamente el clic del final y yo hago lo posible por repetirlo. Empieza
a asentir de lado, se detiene, se encoge de hombros, y luego asiente con la cabeza como si
dijera: 'Claro. Lo suficientemente cerca'.
Sonrío afligida.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
—¿Ahhhngee?—
Clic. —Annngee—.
—Anngee—. Su garganta se movió mientras chasqueaba su lengua sobre el sonido —ie—. —
Interesante. Sí, ¿por qué no? Arokh, y Angie— Se ve muy complacido con esto.
Señalo la piel. —
¿Piel?— —Dupin—.
Se inclina hacia mí, y toca con los dedos el borde de mi vestido, tirando de él para cubrir
mi hombro. —Treht—.
Por alguna razón, pensé que intercambiaríamos palabras, pero empiezo a seguir su ejemplo
para repetir después de él, aprendiendo las suyas. Yo soy, después de todo, la verdadera
alienígena aquí. Es un profesor paciente, lo cual es algo bueno porque, mientras ocurre,
yo no soy una gran cliqueadora, aparentemente un sonido clave para su lenguaje.
Nos quedamos sin objetos y características de la parte trasera del carromato para señalar,
así que empiezo a señalar las partes del cuerpo. No parece tan sorprendido o fascinado
como yo por nuestras diferencias. Sus piernas son especialmente interesantes, con su
rodilla doblada en la misma dirección que la de un humano, pero luego, muy diferente de
la de un humano, se movió con un —talón— exagerado que, al pararse en posición
vertical, se eleva del suelo, como un perro. Sus dedos son gruesos y en forma de cuña,
parecidos a los de un rinoceronte, pero más finos, mucho más elegantes, con el hueso y el
músculo justo debajo de la piel en lugar de tiras de tejido de aspecto gomoso.
Nos quedamos sin artículos para nombrar. Sintiéndonos descansados, pero sin nada que
hacer, y sin una lámpara, o una linterna, está oscureciendo rápidamente en nuestra parte
del carromato y es muy, muy aburrido. Finalmente, harta de mi inquietud, supongo, me
meto en el codo de su brazo y me dice —oosaka—.
Al día siguiente, nos separamos de los vendedores ambulantes. Cada pequeño actuó como
si los abrazos que les di fueran los mejores regalos de todos los tiempos... hasta que repartí
las flores que Arokh había recogido para mí cuando volvimos del 'baño'. Chillaron y sus
padres sonrieron como si les hubiera dado algo mucho más grande que hierba.
Y luego caminamos. Caminamos y caminamos y caminamos hasta que sentí que mis
espinillas se iban a quebrar, y me dolían los pies, me dolían las caderas, y me temblaban
las pantorrillas, y...
Vale, vale. Tengo toda una lista para quejarme. Necesito priorizar para no aburrirme con
mi catálogo de quejas, y mucho menos con Arokh, que se hacía cargo de mis silenciosas
quejas con creciente preocupación.
Cada vez que me miraba preocupado, daba un largo suspiro de sufrimiento y alguna
variación de una promesa: —Dejaré de quejarme. Esta vez de verdad. Estoy bien—.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Cuando de repente me tira de las piernas, me sobresalto, pero me brinda una sonrisa suave
y empieza a masajearme las pantorrillas doloridas. Vaya. Ooooh así, sí así. Era como —
ow— e —impresionante— mezclados; me duelen mucho las piernas y me gusta mucho.
Comienzo a convertirme en gelatina viva. Gimo. —Wow, Arokh, no te detengas...—
Sus oídos se movieron mientras escuchaba mis gemidos. Luego se mete con las plantas de
los pies hasta que casi me derrito: sí, me derrito. Mi cuerpo se ha vuelto líquido. Esto hace
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
que se mueva rápidamente para sujetar sus manos en mis caderas, y una vez allí, sus
grandes dedos empezaron a masajear los músculos tensos de mi espalda baja.
Deshuesada. No puedo mantener los ojos abiertos. Con una mano presionando mi espalda,
me guió suavemente para descansar contra su pecho.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Capítulo 7
AROKH
Se ha quedado dormida y confía en mí -en mí, un solitario y rudo gladiador- implícitamente
en lo que tiene que ver con su protección.
Tampoco puedo dejar de notar que está empezando a iniciar el contacto cada vez más. Cada
vez que me toca voluntariamente, intento brutalmente reprimir un fogonazo de satisfacción.
Es demasiado joven para saber que nos está alterando químicamente, o está eligiendo
conscientemente conectarnos -conectarnos fuertemente. No estoy por encima de sentirme
agradecido incluso sólo por lo primero, pero quiero restregar mis sienes por sus hombros,
su vientre, con sólo de pensar en lo segundo.
Esto está provocando algo dentro de mí, despertando instintos que un gladiador no debería
tener. No para alguien de la clase de ella. Hoy marca el primer día en que he sentido el
palpitar de mi alma.
Le acaricio el cuello mientras inhalo su aroma. El palpitar es aún más fuerte, así como el
anhelo de mantenerla lo más cerca posible.
Pensar que mi creciente devoción por ella es un peligro...
No me parece que debiera ser algo malo.
No se siente equivocado.
La presión se acumula en mi pecho mientras trato de no permitirme pensar en su futuro
sin mí. Y fallo.
La mañana siguiente hace tanto frío que me preocupo por mi Gryfala. Pero el mercado está
lleno de gente y ella mira las opciones de comida con interés. Me detengo cuando ella da
una especie de sonido agudo. Intento encontrar lo que le ha llamado la atención.
Un vendedor de cheatig. Dejo que me lleve a su carro, y por una vez es fácil mantener el
ritmo ya que sus pasos son muy rápidos. Cuando llegamos a su puesto, ella estaba casi
saltando sobre sus talones. Señala con entusiasmo la mercancía, exclamando algo que
suena como, —¡Oh mmm gusstríiia unna maanzanna!—
Hace un movimiento para coger una pero yo llego primero, inspeccionando cuidadosamente
la fruta magullada, dejando de lado las estropeadas hasta que descubro un espécimen
decente.
La cojo y se la ofrezco. Ella me lanza una sonrisa exasperada, pero coge la que le ofrezco,
la huele y la muerde...
Y parece muy decepcionada.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Hace una mueca, antes de mirar a su alrededor apresuradamente, sacando la lengua como
si fuera a escupir su bocado. Le quito de la mano el fruto y me lo llevo a la nariz. Huele
bien. Lo muerdo: amargo y áspero, como siempre.
—No sabe agrio—, le digo y se lo devuelvo.
Ella lo mira entre las palmas de sus manos, una línea formándose entre sus cejas. —Yew
knoo? Beck huume thee Hunnee Crisp apuul is in seesun. I luff Hunnee Crisps. And now
I ehm meesing out. Eye’ll nefur see tem agin. Nefur see anee uff it agin, weel I?—3
3—¿Sabes? En casa las manzanas Honeycrisp están en su estación. Adoro las Honeycrisp. Y
ahora las he perdido. Nunca las volveré a ver. No veré a ninguna de ellas ¿cierto?—
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Ella curva una comisura de su boca con vacilación. Luego pone su mano en la mía. Cuando
nos damos la vuelta para irnos, su estómago gruñe y me doy cuenta de lo mucho que su
estado de hambre me perturba cuando mis espinas dorsales se elevan inconscientemente
y empiezan a temblar amenazadoramente. Miro a mi alrededor, notando que en esta roca,
los mejores alimentos disponibles para nosotros no están ni siquiera cerca de lo que ella
disfrutaría de nuevo una vez que pudiera llevarla a casa. Tengo que llevarla a casa. Tengo
que hacerlo. Se merecía algo mucho mejor que este lugar.
La gente señalaba su hoja de wafaa mientras paseábamos por el mercado, y al final del día
otras mujeres las llevaban en sus propias cabezas. Ella no es consciente de que estaba
inspirando la moda. En este lugar. Imitación de una princesa. Niego con la cabeza,
pensando que ese vendedor probablemente estaba contando sus bendiciones ahora mismo;
estaba haciendo una fortuna hoy gracias a Angie.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Capítulo 8
ANGIE
Otra noche, otra fría y helada noche, atrapada en este planeta alienígena, con alienígenas
a mi alrededor, alienígenas mirándome cada día como si fuera una cosa que ha escapado
de un zoo. Resulta extra irónico, ya que la mayoría de ellos parecen fugitivos de un circo.
Arokh utiliza sus grandes pulgares para lavar mis lágrimas. Este pobre tipo. No tenía ni
idea de por qué estaba teniendo un colapso mental.
—Nunca voy a llegar a casa. Voy a morir aquí, ¿no?—
Sus labios se acercaron a mi sien. Su cuerpo cálido es un consuelo en este frío lugar de
mierda. Y me alegro mucho de tenerlo -de tenerlo a él.
—Y si no me dejas en algún lugar, tú también vas a morir, lo sabes, ¿verdad?— Lo miro
implorando. —Estás en peligro por mi culpa. Deberías haberte alejado cuando tuviste la
oportunidad—
Arokh no está rompiendo el contacto visual, y con cada palabra mía, se estaba poniendo
más y más ansioso.
Era obvio que a pesar de no hablar inglés, podía leer que yo muy bien estoy al límite de mi
cordura.
—Ahora tú también estás atrapado aquí. No volveremos a ver a nuestras familias, no es
que la mía fuera muy buena, mi primo Scott todavía me debe mil dólares, esa rata
bastarda, pero la tuya parece buena— Entonces vomité mis manos. —¿Qué hay de
nuestros amigos?
¡Yo tenía grandes amigos! Probablemente tú también, ya que eres tan agradable para estar
contigo—
Arokh coge una de mis manos y empieza a besarme los dedos. Para ser tranquilizador,
supongo. Intento ignorar la parte en la que marca cada beso con un lametazo. Alienígenas.
Tan jodidamente raros.
Los oídos de Arokh se mueven mientras yo hablo, y él me deja, me deja hablar y hablar, y
no importa que evidentemente tenga que fingir que está totalmente absorto en cada una de
mis palabras, ya que no puede entender nada, sólo sigue acariciando mi espalda y mi pelo
durante toda mi arenga.
Desaparecer.
Cosas muy, muy locas han sucedido desde que me desperté en ese corral de subasta. Y mi
situación no parece que vaya a mejorar mágicamente en un futuro próximo.
Intento inhalar lentamente, y con la boca lo suficientemente abierta para no hacer el
estúpido ruido de un sorber mocos que viene con el llanto.
No funciona.
Levanto la mirada y me encuentro con los ojos llenos de compasión de Arokh.
Cuando me dejo caer hacia adelante, me atrapa. Sus grandes brazos me rodean
completamente, su cabeza baja a la altura de la mía, y, como casi cada vez que estoy en
ellos, me hace sentir segura. De la única manera que puede, me hace saber que se
preocupa. Significa todo para mí. Especialmente aquí y ahora.
Necesito un consuelo serio ahora mismo.
Así que abrazo a mi alienígena con fuerza. Luego me vuelvo y doy con mis labios contra su
mejilla.
Se sobresalta, claramente sorprendido.
Me muerdo el labio y trato de sonreír. —Supongo que eso no es nada aquí—.
Lo beso de nuevo. —¿Ves? Es bonito, ¿verdad?— Le doy alcance y juguetonamente beso
uno de sus cuernos.
Eso hace que todo su cuerpo se mueva. Nunca me quita los ojos de encima. Parece que
estaba luchando por algo.
Me encojo de hombros. —Lo siento—. Dejo caer mi cabeza sobre su pecho. Uf. Este tipo
está construido como si estuviera tallado en piedra. Miro mis dedos mientras los paso por
los
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
enormes músculos de sus brazos. Delineo las venas. Veo cómo cambiaban los colores. No
sé si se correspondía con su estado de ánimo, ¿o con la temperatura, tal vez? Pero
últimamente hay muchos colores vivos. Cuanto más a menudo los toco, o cuanto más
tiempo mantengo mis dedos sobre ellos, más oscuros se vuelven, de blanco a amarillo, a
naranja e incluso a rojo intenso.
Cuando siento su nariz acariciando mi pelo, con más fuerza de lo habitual, eso me hace
retroceder - pero lo hago despacio, y cuestionando.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Capítulo 9
AROKH
El shock recorre mi sistema mientras toda la sangre de mi cerebro sale y se dirige a la zona
en la que se acuna cómodamente su redondo trasero.
Mi regazo.
Aparto la cabeza, solo para volver a enfocar los ojos y ver que la había dejado en silencio.
Sin embargo, ya no llora.
Fue entonces cuando ella movió su cara hacia mi espacio, y con cautela presiona sus labios
en los míos.
Luego saca la lengua.
Yo gruño.
Ella no deja pasar la oportunidad; lamió dentro de mi boca y mi mente... deja de funcionar.
Se aprovecha de ello tocando su lengua con la mía y avanzando en mi regazo para apretar
mis costillas con sus rodillas. Con esfuerzo, aparto la mano del hombro y le suelto el pelo
que tengo cogido con la otra mano, porque en ese momento no me fío de mí mismo.
Su tacto comienza a ser vacilante, pero se vuelve más audaz mucho más rápido de lo que
jamás hubiera imaginado. Intento detenerla utilizando una manera de sujetarla que había
oído en alguna parte.
Nunca había estado tan cerca de una Gryfala como para tener conocimiento de primera
mano, pero oí que sus feromonas eran lo suficientemente fuertes como para enloquecer a
los hobs.
El olor de Angie me hace casi perder el sentido.
Calculo un rápido chequeo interno -que espero no esté indebidamente influenciado por la
avalancha de excitación que golpea mi sistema. Lo que sé: Angie tiene físicamente todos
los marcadores externos de... madurez. Excepto por el tamaño.
Otro roce sobre mi regazo me hace inhalar bruscamente y olvidarme del tema. ¿Qué tema?
¡Ese olor!
Mi instinto me impulsa a darle la vuelta y a montarla. Estoy rabiando por sujetarla,
morderla, entrar en ella.
Ella me toca la mandíbula ligeramente. Resulta un toque suave e inocente y me contengo.
Con el aliento acelerado, intento mirarla de verdad.
La indecisión se refleja en su rostro. ¡Tevek!
Gruñendo, me echo hacia atrás, tumbado sumisamente debajo de ella. Me pregunto cómo
se las arreglan los hobs. Había un riesgo en la cama de una Gryfala en los primeros años
de su vida. Se dice que las Gryfala mayores al tener experiencia son más exigentes, sólo se
acuestan con los machos que pretenden conservar. Las princesas más jóvenes tienden a
experimentar y a dejar de lado los hobs, no siempre de forma cruel, no intencionadamente.
Sin embargo, es devastador para el hob abandonado después de que ella obtuvo todo lo que
quería de él. También es devastador para un Rakhii.
Tener a una joven Gryfala utilizándolos como una herramienta para aprender el placer de
la seducción, poniendo a prueba sus proezas, -dejándola participar en ellas, dejándola
marcar el ritmo, dejándola hacer los avances, todo sin dejar que se aproveche.
Pero luego intenta rodear mis muñecas con sus manos - y entonces...
Entonces me muerde.
Bueno, no, en realidad, no del todo; me ha puesto los dientes encima. No me ha mordido.
Desafortunadamente, pero es mucho más de lo que esperaba.
Muy cerca de lo que anhelo de ella. Ni siquiera me había dado cuenta de cuánto hasta que
frotó sus dientes a lo largo de mi piel, probando, avivando un fuego de anhelo en mí.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Sus caderas se mueven sobre las mías y me perforo el interior del labio con mis propios
colmillos. No me había dado un mordisco desde que era un niño.
Ella lo hizo de nuevo y yo doblé mis caderas, casi haciéndola caer, obligándola a poner
rápidamente sus manos sobre mí para sujetarse. Me quedo helado.
Pero ella está emocionada. —¡Wow!— Empieza a reírse mientras susurra: —Sssólo dddja
que te ayyude, bayybee...— y se inclina para besarme de nuevo.
Me levanto, y valientemente resisto el impulso de empujarla bocarriba y cubrir su cuerpo
con el mío. Con sólo pensar en ello, le sujeto de las caderas y cierro los ojos, luchando por
contener este impulso.
A diferencia de su especie, los machos de mi especie son los que inician el apareamiento.
Los machos tienden a ser muy dominantes, pero yo puedo controlar mis impulsos básicos.
Puedo hacer esto.
Mi estómago se echa un poco a perder. ¿No es ese el sonido que hacen las crías? Estoy
muy seguro de que las Gryfalas adultas no pueden reírse.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Capítulo 10
ANGIE
Además de reírme.
Como una maldita niña de doce años.
Voy a darme un respiro, sin embargo. Francamente, no estoy segura de hasta dónde quiero
llevar esto, exactamente; sólo sé que esto se siente bien.
Arokh se siente bien.
Arokh me hace sentir bien.
Ya no siento (como) lástima de mí misma.
Arokh es atractivo, el que sea tan atento conmigo, me enciende, y si fuera un hombre esto
ni siquiera me lo cuestionaría. Quiero decir, un chico humano. Arokh es definitivamente,
muevo mi trasero sobre su considerable bulto, definitivamente un chico. Todo un hombre.
Hubo un momento en el que su cuerpo se puso tenso, y parecía... digamos que tuve un
momento de pánico temporal pensando que se volvería loco y no sería capaz de detenerle.
Pero como siempre, no fue nada más que amable conmigo. Muy, muy cuidadoso.
¿Cuidadoso? Atento.
De hecho, Arokh parecía incluso un poco indeciso, y subversivamente, esto aumentó mi
curiosidad y mi sensación de atracción. Decido ser atrevida; paso mis labios por la línea
de su garganta -y casi ronroneo al ver sus escalofríos mientras lo hacía.
Me inclino hacia atrás y espero. Ahora él también jadea, me mira fijamente -y tal vez
inconscientemente, sus manos me cogen -y luego, masajean- mis muslos. Mi culo.
Pero entonces cierra los ojos y se queda completamente quieto.
¿Estaba reacio porque yo soy muy diferente a él? Puedo entenderlo. Yo misma estoy
luchando por ignorar eso. Supongo que me sorprende que él pueda tener un problema con
eso; yo nunca había visto extraterrestres antes pero él ve extraterrestres-con-
extraterrestres-desconocidos-todo el tiempo. Hemos estado por todo el lugar, y había
parejas de alienígenas mal emparejados (y tríos, y más) en todos los lugares a los que
íbamos.
Así que no creo que sea yo la diferente. Al menos, no que me lo reproche porque piense que
tengo un aspecto extraño. No, definitivamente, me meneo de nuevo, lo que hace que se
despeguen los labios de sus... colmillos. Definitivamente no parece ser un problema para
él que yo me vea diferente a lo que él está acostumbrado.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
—¡Angie!— Esta vez suena como una vieja bisagra de puerta. Está tan fuera de lugar de
su profunda y hermosa voz que me echo a reír.
(Está bien, está bien... puede que haya sido otra maldita risita)
Mi risa es como un cubo de agua helada para él. Aparta la mano y luego trata de levantarse,
pero sus cuernos aún estaban atascados en la madera. Gruñe y luego pone una mano en
mi frente antes de lanzar su cabeza hacia delante y sacar sus cuernos.
Suspiro mientras veo sus músculos contraerse y flexionarse con sus acciones.
Fue entonces cuando Arokh me coge de las caderas y me deja caer sobre las virutas...
...a su lado?
—Awww—, gimo, y luego trato de ocultar mi euforia cuando me mira de reojo, con una
mirada acosada y ardiente.
Sus ojos se entrecierran.
Todavía está jadeando cuando empezó a hablar. Aunque no entiendo una palabra de lo que
dice, puedo deducir que me dice que me calme, y que no le tiente más. Cuando sonrío, se
ve complacido y niego con la cabeza. Sus siguientes palabras son más bien un gruñido.
Esto no tiene el efecto deseado, y él sabía que por la manera que le sonrío todavía le estoy
brindando una sonrisa tonta de 'huh-te-pones--muy-sexy-cuando-te-frunces'.
Así que me da la espalda y me pongo la blusa porque hace jooodido frío cuando no estoy
encima de un alienígena -no he decidido con tantas palabras tener sexo completo con un
alienígena, pero estaba en el momento y él también, así que me pregunto qué le hizo pisar
el freno.
Tal vez en realidad, no le gusten los humanos. Tal vez, a diferencia de los otros alienígenas
que hemos visto, su cultura prohíbe involucrarse con alguien de otro planeta. No he visto
otros alienígenas como él desde que los dos últimos se despidieron de nosotros, así que tal
vez los de su especie se mantienen alejados de otros alienígenas. (Quiero decir, mira lo que
le pasó a la chica, los alienígenas claramente la habían alejado de su especie y la encerraron
en una jaula. Los alienígenas me capturaron y me metieron en una jaula. Yo diría que
mantenerse alejada de los alienígenas es una regla muy buena. Ya sabes. Excepto por el
muy pequeño puñado de buenos que había conocido).
Oh, mierda... ¿Y si todo este tiempo sólo estaba siendo amable conmigo, ayudándome,
fugándose conmigo pero tiene una Señora Extraterrestre con Cuernos en casa?
—¿Angie?—
Siento su mano liviana sobre mi pelo, como si tuviera miedo de tocarme. Probablemente
tenga miedo de que le ataque de nuevo. Me encojo.
Dice una palabra como si estuviera maldiciendo con ella.
Ugh, ¿por qué no había pensado que ya podría tener a alguien más? Él está jodidamente
bien, incluso para -tal vez especialmente... (Hey, he visto un montón de extraterrestres en
el último par de días y este tipo definitivamente se lleva a casa el premio, definitivamente)
un extraterrestre. Por supuesto que él debe estar pillado.
Gimo. De mortificación. Aparentemente suena a dolor para alguien que no es humano.
—Uf. Vale, grandote—. Le doy una palmadita en el brazo. —Siento haberte asustado. Sólo
estoy teniendo un momento. No es gran cosa—
Me alegro de no tener que encontrarme con sus ojos más. Estoy muy avergonzada.
Y, creo que él se ha dado cuenta. Trata de levantarme la barbilla otra vez. No. No esta vez.
La bajo con fuerza y niego con mi cabeza contra su cuello. Fue su turno de reírse - pero
era una risa tensa. Tío, lo he jodido todo.
—¡Arokh!—
Se detiene, luego se inclina tan cerca que nuestras narices están casi tocándose. No dice
nada más. ¿Qué sentido tendría?
Mi estómago ruge, y su rostro se pone duro. Se levanta, me carga y me saca. No sé hacia
dónde, y no sé lo que acaba de pasar. Respiro hondo y siento que la desesperación cae
sobre mí como una manta pesada. A menos que se nos ocurra una forma de superar
nuestros problemas de comunicación, tampoco es probable que lo descuba pronto.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Capítulo 11
AROKH
Con hobs.
No solo eso. ¿Una Gryfala, con toda su atención en un solo hombre? ¿Un Rakhii?
Aprieto los dientes. Nunca. Nunca.
Nunca he deseado algo tanto.
Evidentemente es lo suficientemente mayor como para tener impulsos románticos (lo que
me hace sentir aliviado por la atracción que siento por ella), todo completamente natural si
tiene hobs a su alrededor. He tratado de explicarle que se arrepentiría de esto, que si tuviera
sus hobs, nunca me consideraría. ¿Y si esto estimula su instinto de anidar? Se arrepentiría
de intentar anidar conmigo. La única razón por la que se siente obligada ahora, aquí,
conmigo, es probablemente debido a las fluctuaciones hormonales y la confusión, ya que
no tiene hobs. Al fallar en la capacidad de transmitir esta información, la única manera
que se me ocurre de mostrarle que sus acciones estaban bien, es corresponder
ligeramente... pero al final, sólo la he confundido aún más. Señales mezcladas, aunque esa
no haya sido mi intención en absoluto. Quería evitar que cometiera un error del que se
arrepintiera, no avergonzarla.
Durante el resto del día, trato desesperadamente de sonsacarle sonrisas, acariciarla y
reconfortarla.
Pero he dañado algo que no puede ser abordado con toques.
Su confianza.
¡Tevek! Me preocupaba qué tipo de impacto tendría esto en su futuro. Y no mucho más en
el mío.
En un momento dado, cuando puse mi mano en su mejilla y ella apartó la cara, no con
rencor, sino humillada... sin querer, gruñí.
Me estoy castigando tan fuerte que me cuesta un momento darme cuenta del shock
absoluto en la cara de Angie. Y ahora, un poco de miedo.
Me arrodillé para poder estar al nivel de sus ojos, ignorando las miradas que recibimos
mientras la multitud se arremolina a nuestro alrededor. —He hecho un gran lío de esto—,
trato de explicar. Cojo sus frías manos en las mías. —No hiciste nada malo. Nada—,
enfatizo.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
La miro a los ojos, buscando, viendo cómo me observa con la misma intensidad, y espero
que pueda ver la sinceridad en mis ojos, si no hay nada más.
Tal vez lo ha hecho. Porque, indecisa, me aprieta los dedos.
La aplasto contra mí, tan aliviado de tener incluso esta pequeña señal de que el daño no es
irreparable.
Perdonado.
Eso me deja atónito. No hay ninguna Gryfala más amable que la mía.
Esa noche, me niego a pagar el alquiler de un granero. Yo no soy fanático del frío, pero
Angie no tolera nada más allá de un escalofrío. Y los establos son sólo unos grados más
calientes que el exterior, en el que las temperaturas son amargamente árticas. Me
preocupa. Me pregunto si estaba enferma y por eso su cuerpo no puede mantenerse
caliente.
Volví a lamer detrás de su oreja, tomando la temperatura, y confirmo mi sospecha; su
temperatura interna no funciona correctamente. Estaba varios grados más fría de lo que lo
había estado corriendo. ¿Y lo más preocupante? Ni siquiera intenta apartar mi lengua esta
vez.
Por ahora, nos quedamos derretidos en una taberna. La mantendré aquí hasta que la
taberna cierre por la noche. Cuanto más tiempo pueda mantenerla caliente, mejor estará.
La luz del fuego baila sobre sus rasgos. Me tumbo medio reclinado, con su suave y
curvilíneo cuerpo tendido sobre mí, y mantuve nuestra silla colocada tan cerca de las llamas
como creo que ella puede necesitar. El calor es tan intenso que mis escamas cambiaban
de color. Sin embargo, se acurruca contra mí y se queda profundamente dormida, tranquila
al fin.
Casi la dejo caer cuando mi nariz captó el olor de un hob.
Mi corazón tartamudea. Mi cabeza se elevó tan bruscamente que mis cuernos se clavan en
el relleno de la silla mientras mis ojos buscan frenéticamente a la multitud. Con cuidado,
dejo que Angie se deslice lentamente de mi pecho. Ella no se mueve. Simplemente se
desploma, desparramándose en un montón de huesos sobre mis muslos. Confiando en que
puedo mantenerla a salvo de todo daño, de todo lo que se avecine.
Y ahí está él.
Mirándome fijamente había una guardia con cicatrices de batalla, encorvado. Parecía tan
sorprendido como yo. Pero no es sólo su presencia lo que me ha sobresaltado.
Es esta sensación retorcida y posesiva que me tiene esclavizado. Ataca mi control, me urge
a atacar, a defenderme, a evitar que me quite a mi Angie.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
¿Mi Angie? ¿Qué hay de mis promesas sobre la temporalidad? ¿De sólo reclamarla como
mía hasta que esté con los hobs?
NO. Ella es MÍA.
El viejo hob se acerca a nosotros, engañosamente indiferente mientras coge una enorme
jarra de cerveza espumosa. Mis instintos claman. ¡Muévela detrás de ti para protegerla!
¡Estate a la ofensiva! ¡Atácale primero! Hago lo que puedo para ignorar todos mis instintos
y me quedo congelado en el lugar. El hob llega a mi lado, y baja la mirada a su forma
envuelta en una manta, su melena completa es la única parte de ella que se ve.
—Ahora sé que realmente lo he visto todo—
En secreto, estoy de acuerdo -claramente algo que tendría que examinar más tarde. Tal vez
no había conocido a suficientes mujeres Rakhii. Ciertamente nunca una que pudiera
rivalizar con mi deseo por Angie.
Bajando la mirada, sólo puedo ver el lado del rostro de Angie, alejada del hob. El rostro de
ella se frunce y se retuerce, haciéndome ver que la estaba apretando más fuerte de lo que
pensaba. —Lo siento—, susurro, y la ajusto un poco, relajando mi abrazo. Le acaricio la
espalda para calmarla. Hacerlo me ayuda a relajarme. Oriento mi voz hacia el hombre
para que me oiga, pero espero no molestarla. Probablemente ayuda en este caso que ella
no pueda entenderme; simplemente sentiría el murmullo de mis palabras a través del
contacto de nuestros cuerpos, y no se perturbaría. A estas alturas, su cuerpo
probablemente la estaba ajustando a la vibración, una forma de su especie para
reconfortarse con la presencia de sus machos, -aunque, esto era casi exclusivo de los hobs,
había sucedido de vez en cuando con un guardia de confianza y favorito Rakhii. Con una
sacudida, me doy cuenta de lo mucho que atesoro esa idea.
—Como dije. No te preocupes, muchacho. Sé lo que es perder la hembra de tus corazones.
No se lo desearía a ningún hombre—.
Que un hob estuviera solo y no oliera a ninguna hembra significaba que había muerto. O
-más raramente- que había sido asesinado.
—La llevaré de vuelta—, juré, pero hasta a mis oídos eso sonaba hueco y
forzado. —¿Cómo se siente tu lengua?—
Es extraño que mencionara tal cosa, ya que se sentía extraña. Lo pruebo en el paladar.
—Soy un viejo hob—, me brinda una sonrisa de dientes separados. —Lo he visto antes. Ha
pasado mucho tiempo pero—, me guiña un ojo, —ella apreciará el cambio—.
Tosió en su mano libre. —Los Rakhii desarrollan impulsos de placer para su princesa. Si
ella los reclama a su servicio—
—Reclama... ¿Impulsos de placer? En mi... para mi princesa...— En mi lengua.
El hombre estalla de risa por mi expresión de estupor. Puedo sentir mis cuernos arder por
el rubor de la vergüenza. —Aunque no esté exactamente de acuerdo... me he preguntado
si...— Tevek. Necesito soltarlo y preguntar.
—¿Es demasiado joven?— espeto, resentido por tener que preguntarle a otro hombre, un
hob, sobre mi hembra.
Esto trajo otra ronda de risas. —Tratando de mantenerte casto - y proteger su inocencia,
si es necesario - y pasando un mal rato?— dijo con una risa que sonaba malvada.
—¿Son siempre muy...?— Intento elegir mis palabras cuidadosamente, —¿Muy
precoces?— Se atraganta con su bebida. Cuando termina de secarse la espuma de la
barbilla y el pecho, sonríe. —Sí. Siempre—.
Entonces su sonrisa se desvanece. —Pero ten cuidado. Seguramente lo has oído '¿Por qué
compraría el macho si puede obtener el servicio gratis?'—
Asiento con la cabeza.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Por supuesto que lo he escuchado. Los Rakhii contaban a los jóvenes, -justo cuando eran
hoblings-, que si tenían mucha suerte, una Gryfala podría perseguirles algún día.
Pero nunca, bajo ninguna circunstancia, un hombre debía ceder antes de que la Gryfala
formara una conexión con él. ¿Y si ella no lo hacía?
Y las hembras eran tan posesivamente celosas y posesivas que tendían a evitar a los machos
que habían sido tomados antes por otra. Oh, pueden perder el tiempo con ellos en
ocasiones, pero nunca los consideran para un servicio permanente.
—Cómo...— Mi voz se quiebra y veo que los labios del hob se mueven, pero no se burla de
mí. Decido que ésta podría ser mi única oportunidad de hacer estas preguntas, por lo
tanto, intento pasar más allá de mi incomodidad manteniendo la discusión lo más
práctica posible. —¿Cómo se las arreglan los hombres para abstenerse? ¿Cuánto tiempo
tienen que esperar?—
—Chico, si ella ya es mala -o buena—, añade con una sonrisa juguetona, —entonces no
tienes que esperar mucho—. Volvió a inhalar, probando, y mis espinas se levantan un
poco en una inconsciente muestra de amenaza que le hace reírse. —Ha pasado mucho,
mucho tiempo pero no es algo que se olvide—.
Me imagino que no.
—Ella huele a estar lista—. Se encoge de hombros. —A lo sumo, tiene un solar o dos para
su Elección—.
¿Un solar? ¿O dos? Yo esperaba que estuviera más cerca. Nunca voy a durar tanto.
Eso sería, por supuesto, si alguna vez se repusiera de sus últimas insinuaciones que yo he
tratado con torpeza.
¿Cuándo ella quiere algo? No puedo descansar hasta que se lo proporciono. No me gusta el
hob; mi composición genética no me compele -no debería- a cumplir cada petición de mi
princesa. Sin embargo, tengo estos inexplicables anhelos. Una mirada de ella y quiero
ceder al impulso de acariciarla. Desde su coronilla hasta sus dedos de seda, quería lamerla
y acariciarla y el creador me ayude -a montarla hasta que se hinchen sus óvulos. Óvulos
que sólo yo haya fertilizado.
Prohibido.
Los músculos de mi espalda se tensan y respiro profundamente para calmarme.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Mi gruñido detuvo el resto de sus palabras. Se le atascaron en la garganta antes de que las
ahogara en una risa tranquila.
Me dio una palmada en la espalda, y luego se inclinó para susurrar conspiratoriamente,
—Deduzco que si ella te está probando tan duramente...—
Si supiera lo que he hecho.
—-está en el extremo más antiguo del espectro. Y en ese caso, te contaré un secreto de
hob— Tiene toda mi atención.
—¿Cuándo la perdiste?— le
pregunto. Sus ojos se nublan. —
Esta caída—.
Asiento con la cabeza. —¿Tus hermanos-hobs?—
Su mentón hace una flexión antes de que pueda controlar su dolor. —Se fue—.
Asimilo su cuerpo demacrado. A pesar del hecho de que la transportaba, apenas había
probado su cerveza, -la espuma dorada brillante todavía cerca del borde-, y no huele ni
parece estar portando comida. Sus ojos están hundidos, tristes.
No estaría mucho más en este mundo.
Cuando se encontró con mi mirada, sonrió ligeramente, y supe que ambos lo reconocimos.
—Apréciala, Gladiador—.
—Lo haré—, prometo solemnemente.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Capítulo 12
AROKH
Horas más tarde, llevo en brazos a una Angie hecha un fardo, que somnolientamente se
estremece ante la mordedura del aire frío de la noche. Se apoya en mis brazos y presiona
una nariz muy fría contra mi garganta. Cuando siseo, ella murmura, —Lo shinnto—, y
presiona sus fríos labios contra mi piel como disculpa.
Niego con la cabeza. Odio que todo lo que pueda ofrecer a esta hembra sea una caja de
virutas casi limpia donde ella pueda dormir. Hace mucho frío en esta región del planeta y
no puedo permitirme una habitación en la taberna. Días atrás, habría sido universalmente
descrito como un miembro honorable de la clase de gladiadores de Rakhii.
Seguí la ley, y trabajé duro, labrando mi reputación desde los últimos rangos.
Nunca había robado en mi vida.
Ahora, había rebuscado en los bolsillos de hombres muertos, hombres que maté para
mantener a esta Gryfala a salvo. Lo haría de nuevo por su bienestar, pero cada vez que
cometía un crimen, ponía en riesgo su seguridad, tanto como añadía manchas en mi
conciencia. Pero cuando ha empezado a temblar en mis brazos, consideré nuevos actos
ilegales que nunca hubiera considerado antes de las circunstancias actuales de mi vida:
irrumpir en casas, trastiendas o tabernas cerradas. Robar bolsillos para rascar lo suficiente
como para conseguir una habitación en algún lugar. Pero estos crímenes llamarían la
atención. Nos convierten en objetivos más grandes. Y ella es un premio demasiado grande.
Vale una fortuna y es tan tentadora que no habría ningún lugar seguro. Tenemos que llegar
al lugar de origen.
Se agita cuando le doy achuchones mientras intento abrir la puerta del granero. Le beso
la coronilla de la cabeza. —Shhh—. No se queja cuando la llevo a nuestro sitio. La puse de
pie, la sostuve cogida del brazo hasta que supe que estaba firme, y sentí el calor de mis
corazones cuando me mostró una sonrisa soñolienta. Creador, ella cuan dulce es. Esto es
una pala de mierda, pero es demasiado dama para quejarse. Bueno, mucho. Sospecho
que la mitad de su conversación diaria —las partes gruñonas (y de alguna manera aún más
entrañables, las partes en las que se queja adorable y lastimosamente) - son listas de los
agravios que sufre.
Me hace el movimiento de la mano que significa que tiene que hacer sus necesidades. Me
sonríe cuando le entrego sus servilletas robadas de la taberna. Me emociona que exprese
su aprecio y me avergüenzo de que sea el mejor regalo que puedo hacerle. Servilletas de
bar robadas. Miro obedientemente en la dirección contraria y espero, con mis pensamientos
pesados.
—¡Aww, mieeerda!—
SeLo dijo suavemente, pero bajito y tan vehementemente que me volví para ver cómo estaba.
Esto no era lo correcto, y ella me lo hizo saber con un chillido indignado. Me doy la vuelta,
a punto de disculparme. Pero entonces lo capto. El olor de la sangre.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Esto explica la caída de su temperatura corporal. Y el increíble olor que había estado
percibiendo había sido su mejor época de cría. Al menos pienso que así son los ciclos de la
Gryfala. No es de extrañar que me volviera medio loco con eso. (También es inquietante,
porque su olor no es menos atractivo ahora, -¿cómo y cuándo los hobs se tomaban un
descanso? ) Pero trato de volver a familiarizarme con la poca biología que conozco, y
concluyo que su cuerpo debe estar ahora desprendiéndose de sus óvulos porque no han
sido fertilizados.
Y ante ese pensamiento, doy un suspiro de alivio. Gracias al Creador, no es grave. Aunque
me siento bastante confiado en que los alienígenas no han logrado sembrarla... ...no me
había dado cuenta hasta este momento que una parte de mí todavía estaba preocupada.
Ella está consternada, no... conmocionada, al ver su sangre. Por lo tanto, a pesar de ser
una conjetura, iba a concluir que había experimentado al menos una hemorragia antes de
esto, y me aferro a esta esperanza como una prueba más de que su edad se acerca a la
plena madurez. Aunque había oído que le había pasado a una Gryfala de tan sólo seis
soles, sabía que era más bien un caso aislado, y que esta Gryfala era mayor de seis, de eso
estoy seguro.
Y por último, no tenía provisiones para que se cuidara a sí misma. Los de su clase emplean
una especie de taza o algo así. ¿Dónde podría encontrar algo así? Y su tamaño... niego con
la cabeza. Manos a la obra. Rápidamente saco el resto de las servilletas que había
escondido en mis bolsillos y con cautela - miro para respetar su insistencia por una
apariencia de privacidad - me vuelvo hacia ella y se las llevé. Por el rabillo del ojo, la veo
presionar una entre sus piernas. Luego se movió y se frotó los muslos un poco.
Comprobando.
Me doy cuenta de que no tenía ninguna prenda para sujetarlas. Puede que tenga un
conocimiento limitado de la Gryfala, pero tengo una hermana y la más vaga idea de lo que
se necesita para que esto funcione, y puedo asumir que el atuendo de todas las mujeres es
similar. Suspiro. Angie necesita algo mejor de lo que yo puedo proporcionarle, y lo necesita
rápido.
Cuando está tan lista como puede estarlo, tomo mi turno en la esquina del puesto, y cuando
vuelvo a ella, está temblando tanto que sus dientes están castañeteando. La envuelvo y
traigo un montón de virutas sobre nosotros. Estornuda.
—Theengs just are-ent go-eng eazy, are they?—4, murmura hacia mí con una sonrisa triste.
—¡Deeejaaa essso!— ella por poco grita. Su mano palmotea sobre el puente de mi nariz,
deteniéndome. Pero no estornuda.
—Está funcionando—, le digo, tratando de no ser presumido.
Estoy seguro de que me ha entendido, porque me mira medio incrédula y medio asqueada.
Entonces se echa a reír. —¡Estsssloccco!—
Aunque sus dientes han dejado de castañetear, de vez en cuando todavía tiembla, y su piel
apenas está caliente. Temía que se congelara hasta morir aquí mismo en mis brazos esta
noche. Tengo que admitir que no doy pie con bola. Deseo desesperadamente tener una
piel para mantenernos calientes a ambos. Mis escamas se calientan bien con una fuente
de luz solar... de la que por casualidad no tenemos nada en este momento. Podría encender
un fuego... si quisiéramos tumbarnos en el suelo, al aire libre, donde cualquiera pudiera
sorprendernos sin avisar y mientras tanto con el viento azotándonos.
No podemos esperar mucho más. La situación es demasiado grave; estamos demasiado
desesperados. Al menos o hasta que mis hermanos regresen por nosotros con un
transbordador, resuelvo ganar fondos para una nave. O al menos un pasaje en un vuelo
de regreso a casa si no podemos pagar una nave entera. Algo. Puedo pelear, pero me falta
un ring, una multitud y un oponente. Siempre he tenido un agente que se ocupaba de la
mayor parte de los negocios del arreglo. Ellos conocen todos los contactos, saben a quién
y cómo tratar; así es como funciona la industria. Si logro encontrar un agente, conseguir
una pelea, ¿dónde podría guardar a Angie mientras peleo?
¿Y si pierdo?
¡No! No puedo pensar en eso. Tengo que ganar. Tengo que llevarnos a casa. A su casa.
Sabía que no podía llevarla a mi humilde casita de tierra.
Aunque, reflexiono mientras froto el yermo lugar de sus alas, tampoco puede deslizarse por
los altos acantilados de su tierra. Su vida no ha debido ser fácil. Los hobs pueden ser
solícitos con cada hembra, pero las Gryfalas no son conocidas por su altruismo hacia otras
Gryfalas. De hecho, justo lo contrario. Su impulso competitivo hacia las demás es
legendario. Cualquier cosa que las hiciera —de menos— las ponía en desventaja
instantáneamente. Las de su clase son agresivamente ambiciosas. Se culpa al instinto.
Mantener a las rivales lejos a toda costa, si alguna vez había habido suficientes Gryfalas
para crear competencia. Como si un hob pudiera ser tentado a alejarse de su hembra, eso
es tan absurdo que resultaba risible. Los hobs superaban a las Gryfalas en número por
cientos. Nunca se arriesgarían a poner en peligro su posición; una Gryfala nunca
recuperaría el hob que se atreviera a extraviarse, y si otra hubiera logrado tentarle, ¿cuánto
tiempo duraría realmente el interés de ella con un nuevo juguete después de haber ganado?
Resoplo. Las Gryfalas son mimadas, privilegiadas y malcriadas.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Ante ese pensamiento, abrazo más fuerte a mi Angie. Ella no es cruel. ¿Y mimada?
¿Privilegiada? Estaba muy lejos de lo que debería ser una Gryfala. Qué shock debe ser
todo esto para ella.
Aunque nunca había visto el atractivo de su clase antes, ahora soy plenamente consciente.
Tiene sentido. De lo contrario, los hobs buscarían otras especies en su desesperación por
reclamar a una hembra, cualquier hembra, debido a que su especie es muy rara. Pero el
atractivo de mi Angie... Sé en mis corazones que estoy irrevocablemente al servicio de esta
Gryfala.
Ya sea que ella me haya extendido una ceremonia de declaración oficial o no.
Ella es mía.
¡No!
Yo soy suyo.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Capítulo 13
AROKH
Los soles pasaron. Se ha hecho evidente que esta parte del mundo no estaba llena de rings
de Gladiadores como los planetas que estoy acostumbrado a recorrer. Por lo tanto, todavía
no había encontrado a alguien que me representara en una pelea. Recurrí a la recaudación
de apuestas en combates de lucha de brazo, manteniendo a Angie agarrada firmemente y a
salvo en mi regazo. Todos los malditos hombres querían apostar por ella. Ridículo. Como
si alguna vez dejara su seguridad a un juego de azar. Nada se acerca a su valor. Casi me
echo a reír en la cara del primer macho. Pero cada vez es menos gracioso y siento la
amenaza como ácido en mis escamas. Yo sólo soy un macho, después de todo. Para
protegerla, necesito dejar de centrarme en ella y concentrarme en el juego.
La cubro con la manta, incluso teniendo cuidado de meterle la coronilla para que no esté
tan disponible para que se la coman con los ojos. Ella siente mi tensión, y siempre se queda
quieta. Y tranquila. Extraño el sonido de su voz musical. He tenido que llevarla a un lado
y acariciarla y decirle que no tuviera miedo, porque podía olerla a través de la manta y me
di cuenta de que los demás también empezaban a hacerlo. Puede que no entendiera mis
palabras, pero se relajó lo suficiente como para que yo volviera a la mesa y empezara con
la partida. Cada vez que estoy luchando, ella se agarra a mi cuerpo tenso mientras yo
pongo todo lo que tengo para inmovilizar a mi oponente. No podía perder. Temía que el
ganador exigiera más que sólo el dinero debido. Sabía en mi corazón que eso es lo que
pasaría. ¿Y si les hubiera medido mal y no puedo vencerles en una pelea de brazos? Nunca
ganaría en una pelea contra ellos y sus compañeros si me desafían por Angie.
Una vez ganada la pelea, recogemos la bolsa ganadora y salimos rápidamente por la puerta
de la cocina de la cervecería o taberna. No me voy a arriesgar a que nos asalten saliendo
por el frente. Saltamos de un establecimiento a otro, yo cargándola para poder llegar
rápidamente al siguiente destino, y, por voluntad del Creador, no nos siguen. Ganamos lo
suficiente como para que yo pueda cuidar de sus necesidades hasta que estén cubiertas, y
al final ha habido suficientes ganancias como para una noche en una posada con agua
caliente para que se bañe. Sin bañera, sólo un cubo ligeramente oxidado y un trapo, pero
Angie hace ruidos como si fuera el cielo en un cubo. Cuando terminamos de limpiarnos,
no pude esperar más; la arrastré hasta la cama.
Había hecho un trabajo admirable controlándome mientras ella se bañaba, pero sabía que
el hecho de tener que luchar conmigo mismo no era exactamente una señal saludable.
Ella se había restregado hasta casi tener un color diferente, había limpiado toda la suciedad
de los días de viaje, se había lavado la suciedad y el sudor...
Y a mí.
Olía a flores falsas e imitación de sol y cualquier otra cosa con la que habían elaborado el
jabón...
No a mí.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Es como si fuera un lienzo pintado brillantemente que no tiene firma en la esquina. Era
como si estuviera esperando al macho que pondría un reclamo -ahora mismo, no tenía
ninguna barrera para detener a un macho; no había ningún indicio de que ella perteneciera
a ningún macho en absoluto.
No a mí.
Al principio, ella se queja, se sacude y grita, luego me tira de las orejas, usa sus puños en
mis hombros y el pecho, pero cuando me agarra los cuernos me vuelvo loco.
Gruñendo, mis dedos hundiéndose con fuerza en la carne blanda, pero siempre atento para
evitar que las garras la lastimen -deslizo mi lengua por encima de ella- frotando y girando
con firmeza desde su frente hasta su garganta. ¿Y cuándo su ropa se interpone en el
camino? Pongo mi nariz debajo de ella, alcanzando toda la piel que puedo, y cuando me
siento satisfecho, me muevo para lamer a lo largo de la parte de su vientre que ahora está
expuesta, pasando tiempo extra en esa extraña cicatriz que tiene ahí, es como un agujero
en su estómago, y me perturba pensar en lo que podría haber causado tal herida. Mientras
ella trata de enroscarse, se ríe, aparentemente involuntariamente, y yo utilizo mi boca para
mostrarle que es hermosa a pesar de esto. De hecho, cuanto más tiempo estoy pasando
ahí, más empieza esto a resultar algo... lindo. Froto mi sien sobre el lugar para que el olor
la marque más. La sustancia que mis escamas liberan allí se aferraría más firmemente que
incluso mi saliva, después de todo.
Tomo una decisión en un abrir y cerrar de ojos y le levanto de golpe una pierna.
Rápidamente comprendo que tengo que coger sus pies para evitar que me dé cuando me
patee, pero cuando la lamí desde los dedos de los pies hasta la rodilla de su primera pierna,
su indignación inicial por el marcaje de olor, se convierte en un... retorcimiento.
Y lo que suene como... rogar.
No soy bueno ante una persona sumisa. Quiero tomar a mi hembra a la manera Rakhii.
Pero ella no es Rakhii.
La rodeo con mi brazo, comenzando a girarla encima de mí, pensando que pondría mis
cuernos en ángulo sobre el lado de la cama.
Pero ella me coge, —¡No! Nooo te detennngas ahorrra—.
Tira de mí, y aunque sus movimientos son ineficaces para reposicionar mi considerable
masa, sus codazos me hacen saber que me quiere encima de ella.
La idea de cubrirla de esta manera me excita.
...abajo
...y mi cuerno rebota en algo. Mi cabeza se eleva sólo para ver sus manos bloqueando su
cara. ¡Podría haberla apuñalado! Decir que tendría que ser más cuidadoso era una
subestimación. Intento tragarme un gruñido de frustración. Puedo moverme a su lado
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
como cuando la marqué, pero entonces no seré capaz de ver su cara. Quiero, -necesito- ver
sus reacciones. Mientras la miro, sus muslos abiertos lo suficiente como para provocar,
siento presión de un cuerno y miro para ver que envolvía su mano alrededor de uno. Me
da una sonrisa alentadora. Mi mente recuerda nuestra primera noche juntos, cuando ella
estaba de pie.
Doy un excitado grito, que la hace saltar. Acaricio su pierna rápidamente para
tranquilizarla antes de cogerla de sus caderas y levantarla. Me deja ponerla de pie y me
arrodillo al lado de la cama antes de levantarle las manos y ponerlas en mis cuernos. Luego
me palmeo el hombro.
Nunca antes había sentido uno. Ciertamente nunca había saboreado a una hembra. Había
leído un poco, había oído hablar a los Rakhii. Pero no esperaba que se sintiera como...
como la fruta más madura y suculenta. Sostengo uno de sus labios entre mi lengua y el
paladar, presionándolo, soltándolo. Y el sabor. Es la fruta más deliciosa jamás creada. Me
muevo para poder obtener más de ella, para poder sentir más de ella en mi boca, contra
mis labios. Suave, muy suave, y tengo que luchar contra el impulso de morder su carne
aquí. Sentirla contra mis labios mientras la succiono... Mi forma de cogerle sus caderas
se hace más fuerte.
Mi lengua se siente muy extraña. Había estado así de vez en cuando durante días, pero
ahora... el siguiente roce de mi lengua sobre su suavidad revela el porqué, y me acuerdo de
la conversación con el hob. Ahhh. Genial.
Pongo los ojos en blanco y siento una lanza de placer cuando nuestras miradas se conectan.
la suya embelesada.
En respuesta a lo que hago por ella.
Yo.
Ningún otro hombre.
Ella resopla. —Biiieen, biiiieeenn—, refunfuña un poco más antes de ceder y apoyarse en
mis cuernos otra vez. —Pero... neeeceeesito... voy a...— Se mece entonces, su clítoris
rozando mi nariz. Luego otra vez. Otra vez.
Oh... Estoy empezando a darme cuenta de lo que exactamente necesita ahora. Ojalá
hubiera prestado más atención cuando tuve los materiales a mano para aprender lo que le
gustaría a una Gryfala. Pero necesito prestar atención ahora, y ella podría enseñarme.
Me muevo de tal manera que mi lengua está flotando sobre su clítoris. Añado presión,
apretando fuerte contra ella y casi cae sobre mi cara.
—¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, así!—
Empieza a mover sus caderas, girándolas, encontrando un patrón que le parece bien, un
ritmo, y en vez de darme un festín con ella, dejo que ella tome de mí. Todo lo que necesita,
quiero dárselo.
¡El sabor me inunda la lengua ahora! Incluso es más dulce. Con un sabor más fuerte. Sin
pensarlo, la cojo de las caderas y la arrojo hacia atrás.
Con la respiración agitada, parece aturdida mientras me abalanzo sobre ella en la cama. Y
me di cuenta de lo rudo que acabo de ser. Empiezo a sentarme sobre mis talones, —Lo
siento, no quise ser...—
Sus manos salen disparadas, agarrándome las orejas, las puntas largas y puntiagudas
aplastadas en sus puños. —¡Nooo paaareees!—
La miro a los ojos y observo su expresión, y luego evalúo rápidamente su lenguaje corporal.
Cuidadosamente, pongo mi mano entre sus piernas donde acababa de encontrar mi nuevo
sabor favorito. El de toda mi vida.
Le sonrío.
Yo también lo quiero.
¿Es incorrecto? Ella no parece pensar eso. No soy tonto. Mi princesa me está dando una
orden.
Aparto una mano de la cama, equilibrando mi peso en la otra mientras me quito el traje.
Ella se deja caer hacia atrás para que yo pueda mirar nuestros cuerpos.
Trago saliva con fuerza. Lucho por el control. Mi polla está tan dura que me duele e intento
-sin éxito- luchar contra mi repentino temor de no poder servirla durante el tiempo
suficiente.
—Mieeeeerrda—, jadea.
Me estrujo la polla, pensando 'Dura lo suficiente para que esto sea bueno para ella'. Ahora,
¿Sólo meterla dentro de ella? El pensamiento me hace gemir.
—Assssí—, susurra, y sus piernas caen mientras se sienta, y luego acerca sus caderas a
las mías, abriendo aún más sus muslos. Puedo verla toda entera, incluso más hinchada,
más oscura que antes.
Planta con cuidado sus talones y se mueve hacia arriba para que su trasero descanse en la
parte superior de mis muslos. Los dedos de los pies se clavan en el colchón mientras yo
balanceo mis nalgas sobre los talones, y llevo sus caderas más alto, más alto...
Cuando la cabeza de mi polla se desliza en su calor, gruño. Quiero cogerla del cuello, para
retenerla, para besarla, para compartir este sentimiento, esta emoción, esta alegría, este
miedo con ella.
Grito, -el repentino estallido de sonido hace que sus manos con un sobresalto vuelen hacia
mis hombros.
Tengo un instante para notar la línea de su garganta mientras ella echaba la cabeza hacia
atrás con un jadeo ante mi entrada.
Me cojo de su trasero y la atraigo hacia mí.
Digo en voz alta su nombre y cuando me mira a los ojos de nuevo, inclino hacia abajo la
cabeza para poder llegar a su boca. Y la beso y la beso mientras le subo las caderas y las
vuelvo a bajar hacia mí. Y otra vez. Más rápido.
Empiezo a mover las piernas para que coincidan. Glorioso.
Ella empieza a gemir. ¡Tevek! Qué sonido tan hermoso. Más alto ahora, más alto mientras
la muevo más rápido. Mi columna se aprieta, siento un cosquilleo de eléctrica euforia
dentro de mí y gruño con mis esfuerzos por...
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Estoy internamente horrorizado, pero no puedo expresarlo con palabras para ella. Apenas
puedo funcionar. Ella me ha dejado sin sentido.
Y tampoco he terminado con ella adecuadamente.
Nos quedamos en esta habitación durante tres días. Yo quería que nos pusiéramos en
movimiento. Quería que saliéramos de este planeta. Pero no podía dejar su cuerpo el
tiempo suficiente más que para lograr algo más que traerle el sustento.
La posadera entró en nuestra habitación el segundo día. Pero una olfateada de ese olor
revelador de unión, algo de lo que todos parecían haber oído hablar aunque nunca hubieran
visto a un Rakhii, y mucho menos olfateado a uno que estuviera unido, - y sus ojos no
podían haber estado más abiertos de par en par. Dejó caer nuestra bandeja de desayuno
y casi llora cuando se atascó el pomo de la puerta. Luego huyó y no la vimos hasta que
pagué nuestra cuenta.
El impulso de matar a otros machos era más fuerte. Trascendió la territorialidad sobre mi
hembra; ésta era un monstruo omnipresente y furioso dentro de mí que consideraba cada
mirada lasciva una amenaza, y percibía cada acercamiento como un acto de agresión total.
Mis músculos habían hinchado aún más. Siempre había un gruñido en mis labios. De
repente, nadie me aceptaba en un simple combate de lucha de brazos. No se atrevían a
hacerlo.
Aunque quisiera creer que era porque mis hermanos preguntaban por nosotros, pensando
que podrían dejarme alguna pista o alguna palabra, de alguna manera, con alguien. Pero
se sentía... diferente a eso.
Amenazante.
Como si nos estuvieran cazando.
Como la oportunidad de ingresos por lucha libre se agotó de repente, volví a buscar
oportunidades más grandes. Más arriesgadas. Porque a los machos les encanta ver una
buena pelea. Y les encanta ver a un Rakhii. Somos notoriamente fuertes, brutales.
¿Y si se sentía amenazada?
Pero no era un —si—… y lo
sabía.
Ella parpadea hacia mí con una sonrisa vacilante. Suspiro y sacudí mi cabeza hacia ella.
Puede que no supiera cuál era mi propósito, pero podía entender que yo estaba buscando
desesperadamente algo y no encontraba lo que necesitábamos. Me acarició el pecho y me
murmuró tranquilamente a su manera.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Era como si toda la rabia de mi cuerpo estuviera envuelta en calor, luz y el suave y dulce
sonido de su voz. Mis párpados bajaron a la mitad, y mi barbilla cayó sobre su cabeza.
Casi estoy ronroneando ahora.
Hasta que el movimiento hizo que mi cuerpo se tensara. Los ojos. Ojos a nuestro alrededor,
y no creo que fuera paranoia provocada por mi vínculo con mi hembra. Creo que este
vínculo me da una nueva percepción, una especie de nuevo sentido.
Y me dijo que teníamos que huir. Ahora...
Había logrado el nombre que necesitaba de todas formas. La cogí de la mano y miro
fijamente a todos mientras salimos rápidamente a la calle. Me sentí mejor cuando entramos
en la calle de otro mercado. Con una oreja, escuché la creciente lista de quejas que mi
Angie estaba haciendo. Mi otra oreja se agitaba y temblaba, recogiendo palabras
alarmantes en las lenguas que podía reconocer. Rakhii. Gryfala. Robada. Vinculados.
Sus otras palabras se pierden, fracasando en las habilidades de mi traductor sin una
actualización. ¡Una actualización! Resoplo. Si tuviéramos una forma de obtener eso,
estaría equipando a Angie adecuadamente. Podríamos finalmente comunicarnos. ¡Oh,
poder hablar con ella! Pasamos por una tienda de mascotas, con todo tipo de criaturas
domésticas en venta, y todos los suministros y artilugios sobrevalorados con que se podría
engañar a los nuevos propietarios para que lo compren junto con ellos.
Se me ocurrió una idea e hice que nos diéramos la vuelta para examinar la tienda de
mascotas más de cerca.
—Perfecto—, jadeo mientras saco de una clavija un collar inteligente. Bajo la mirada,
encontrándola en lo que se ha convertido en su postura predeterminada por necesidad:
cogiéndose de la presilla de mi cinturón y bastante pegada a mi lado. No me importa su
cercanía en lo más mínimo. Sé con certeza que aún la necesita. Le sonrío, me devuelve el
gesto con una expresión brillante y desconcertada, pero luego entrecierra los ojos y niega
cuando llevo el collar a su garganta.
Mi corazón se acelera. —Reconoces esto. ¿Te han obligado a llevar uno? ¿Usaron uno de
estos contigo antes?— La ira se extiende en mi sistema al pensarlo. Respiro
profundamente. Las cosas de una en una. Levanto la palma de la mano. —No quiero
insultar—. Cuando sus ojos se quedan entrecerrados y pegados al cuello, le doy un
golpecito en la barbilla para que salga al encuentro de mi mirada. —Mira. Esto es lo mejor
que puedo hacer por ahora—
Su cara pone una expresión de desaprobación, pero se mantiene quieta mientras yo ajusto
el collar a su cuello más pequeño. Queda colgando de su pequeño cuello, el collar no se
acerca ni siquiera a su piel. No es lo ideal, pero puede levantar el collar y sostenerlo en su
garganta cada vez que quiera hablar. Pero entonces me doy cuenta de la falla que había
pasado por alto en mi excitación: ¿cómo se suponía que me entendería? Estúpido. Suspiro.
—Prueba esto—. El dueño de la tienda de mascotas estaba de repente en mi codo,
sosteniendo un desaliñado vaardsi que apenas parecía estar en edad de destete. Frunzo
las cejas. Agita su otra mano y abre la palma de la mano para mostrar un pequeño disco
puntiagudo.
—¿Es...?—
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
—Son muy populares para el artículo de subasta que no comparte la lengua de su dueño,
¿sí?— Me quedo boquiabierto ante su elección de
palabras. —¿Dejará esto que el artículo hable además de
escuchar?—
Asiente con la cabeza. —Los tres idiomas principales de la capital y está programado
para entender todas las lenguas extranjeras también—
—¿Todas? ¿En serio?— Me burlo mientras le quito el chip de la mano. —¿Cuánto?—
Después de que me sacó la última moneda, llevo a mi hembra al fondo de la tienda para
tener un poco de privacidad. Ella me mira interrogante.
La aprieto con fuerza contra mi pecho y hago una mueca. —Lo siento, dulzura—.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Capítulo 14
ANGIE
Estoy tan firmemente concentrada en sus labios presionados dulcemente en mi frente que
no me resistí cuando sus dedos tocaron detrás de mi oreja. Hasta que empezó a dolerme.
—¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!— Me sacudo, golpeando su duro mentón con mi cabeza. Me retuerzo y
levanto instintivamente mi hombro, tratando de aplastar la ardiente sensación que
irradiaba sacudidas de luz directamente en mi cerebro. Alcancé a frotarlo, pero él detuvo
mi mano justo cuando mis dedos rozaron la pequeña cosa de metal que acababa de pagar.
—Para futuras referencias, amigo, los pendientes van en los lóbulos de las orejas, no
detrás de ellas, y no se sienten como si alguien estuviera clavando un picahielos en tu
materia gris—, le espeto.
—Es sólo un momento—, dice.
—¡Es fácil para ti decirlo! Maldito bastardo...— Me quiebro. —¡Oye! ¡Lo he pillado! ¡Sé
totalmente lo que dijiste!— Reboto para mirarle y doy un chillido de puro alivio. —
¡Finalmente! Gracias a Dios—. Me presiono el pecho y me desplomo de alivio. —Nunca
más daré por sentada la comunicación—.
Su sonrisa era cegadora. —La gracia sea con el Creador. Tenía miedo de tener que recurrir
a las marionetas en las sombras para transmitir mis significados—
5Charlotte's Web (La telaraña de Charlotte en España e Hispanoamérica y a veces también como La
telaraña de Carlota en España) es una novela de literatura infantil escrita por el autor
estadounidense E. B. White y publicada en 1952. La novela narra la historia de un cerdo llamado
Wilbur y su amistad con una araña llamada Charlotte. Cuando Wilbur va a sufrir la matanza,
Charlotte escribe mensajes alabando Wilbur (como —cerdo notable—) en su telaraña para
convencer al granjero que le permitiera vivir.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
frase sale sintiéndose muy extraña en mi boca y garganta (ahora puedo hacer clic como un
mago, ¡guauuuuuu!) y él me entiende e incluso yo me entiendo.
Ahh, la tecnología. Es una cosa hermosa. Pero todavía tenía que mear en un arbusto,
porque el FML6.
¿Otra cosa genial? Ahora entiendo a otros alienígenas también. Bueno, a la mayoría de
ellos. Arokh dice que su traductor estaba programado con muchos, pero no todos los
idiomas, pero hay algunos para los que sólo tiene descargas parciales.
Ahora puede llenar los espacios en blanco. Mejor, de todos modos. Algunas palabras,
especialmente del lado de Arokh, no tienen traducción en ningún idioma. Como tevek.
Parece que se utiliza de la misma forma que yo-digo-la-palabra-terrestre-joder, pero me sale
—tevek— al oído, no —joder—. Así que las palabras que salen de su lengua también,
incluso aunque creo que sé qué lo que se ajusta más o menos a la mía.
—Ahora que nos hemos puesto al día, vayamos a la pregunta más importante: ¿cuándo
nos vamos de aquí? ¿Cómo? ¿Y sabes lo que les pasó a las otras mujeres?— Mi garganta
hizo eso cuando dices tus palabras demasiado rápido y tu boca recibe las señales de —
tragar— y —hablar— confundidas para que acabes como asfixiándote.
—Gryfala...— Mi cerebro me dice que es una hembra con... Niego con la cabeza. —Error
de traducción, creo.—
Se detuvo y nos aparta del tráfico para mirarme el rostro. —Creí oler más mujeres cuando
me mostraste ese ring la mañana después de la subasta. Yo…— Gruñó con frustración. —
Esperaba haberme equivocado. Había tantos olores en capas que yo... ¿Cómo os
capturaron a todas?— Sus ojos se enfocan en mí, intensos y torturados. —¿Cómo te
capturaron, mi Angie?—
Aww, no ha sido dulce. Me gusta que incluso sus palabras sean tan adorablemente
posesivas como sus acciones. Niego con la cabeza y mis hombros casi se tocan con las
orejas cuando me encojo de hombros. —No lo sé. Créeme... lo he intentado, pero no
recuerdo nada. Sólo... me desperté y... no había café, y...— Mi voz se apaga cuando
recuerdo haberme despertado en ese corral. Y luego, después de que me sacaron del corral
y los pujadores se pelearon con otros por recogerme...
Me estremezco.
Arokh retumba con desagrado antes de aplastarme contra su pecho. —No pienses más en
ello ahora, princesa—
Asentí e inspiré su olor. A pesar de no tener nada más agradable que una toalla y algún
líquido dudoso con el que limpiarse, olía completamente divino. No estoy segura de poder
decir lo mismo de mí misma. Intento olerme a mí misma.
Ufff.
Arokh había retrocedido lo suficiente como para verme hacer esto, y ahora conozco sus
expresiones lo suficientemente bien como para estar segura de que le parezco rara, -pero le
gusto de todas formas. Lo doy afectuosamente con mi hombro y, -como es un maldito
gigante-, eso significaba que hice contacto, en -oh- algún lugar alrededor de sus costillas.
—Un Gladiador. ¿Un luchador? Los tuvimos, hace mucho tiempo—, le comparto.
Su cabeza se inclina y se queda boquiabierto, pero la cierra en vez de hablar. Lleno el
silencio. —Me sentí mal porque no pudimos rescatar a nadie más de esas jaulas. Fue
horrible—, digo, y siento que mi corazón se desploma mientras pronuncio las palabras,
mientras pongo en palabras el pensamiento que me ha estado atormentando sin importar
lo mucho que no alejemos de las subastas. —Excepto aquella chica—.
—Mi hermana—.
La etiqueté como familia cuando vi la forma en que interactuaron. Pero aún así. —
¿Cómo terminó en una subasta?—
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
—Se la llevaron cuando salió del planeta para ver uno de los partidos de nuestro
hermano. Es por eso que las hembras rara vez dejan el planeta—. Puedo darme cuenta de
por qué se pregunta cómo me habían capturado. Tú y yo, amigo.
—¡Es muy bueno que la hayas recuperado! Pero... ¿por qué no pudiste dejar ir a los
demás? Había tantos...—
Sus dedos de repente estan sujetando mi barbilla. —Quiero hacerlo. ¿Crees que yo no?—
Sus ojos están tristes, atormentados. —Nunca tendría éxito—.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Capítulo 15
AROKH
—Yaaaa— Respira hondo, sus ojos abiertos de par en par mientras mira alrededor
durante un instante. Luego se vuelve hacia mí. —Gracias por salvarme y puedes apostar
tu culo a que soy una princesa—. Ella exhala antes de succionar su labio inferior en su
boca. —No puedo decirte lo contenta que me siento de que estés obligado por el honor o lo
que sea para salvar a uno de mi... rango. ¿Crees que puedes encontrar a las otras...
princesas?—
Siento mi rostro oscurecerse ante su ceño fruncido. —Buscaré, pero temo que los clientes
se llevaron su tesoro de la subasta y volaron de esta roca tan rápido como pudieron. Saben
que los hobs caerán sobre ellos como venganza si los atrapan— Niego con la cabeza. —Es
imposible que hayan logrado atrapar a alguna de vosotras, que os hayan dejado solas...—
Respiro hondo para aplacar la rabia que arde dentro de mi pecho. Curvo mi labio y agito
mis cuernos bruscamente. —Robar, vender— -mi garganta trata de cerrarse, pero fuerzo
la palabra... —violar... ellos pagarán. Y lo pagarán caro. Sus descendientes, si es que les
queda alguno, hablarán de la venganza durante las generaciones venideras—.
—Me parece bien—, digo en un tono duro. Le rozo el mentón con los nudillos. La emoción
de su cara se difumina a una más tierna. Su mano se acerca para cubrir la mía. Le sonrío
antes de alejarme. Por mucho que deseara que pudiéramos continuar nuestros toques, y
esas miradas suyas... hago un gemido bajo que la hace fruncir el ceño. Pero miro a mi
alrededor, notando la atención. Demasiada atención.
Pero entonces reconozco algo. Una tienda GMS. Siento mi mirada agudizarse, las palabras
se enfocándose... Ventas... y reparaciones. Suspiro con alivio. Mi familia habrá adivinado
que algo ha sucedido que impide que envíe mensajes, pero no entrarán en pánico. Aún.
Pero así como lo sé, también sé que están en camino o que ya están aquí; sólo necesito
saber cuándo y dónde encontrarles. Y que nos lleven a casa.
—¿Cómo llegaste aquí si no tienes una nave propia?—
La miro antes de deslizar mi mano para cubrir la suya mientras se agarra de una de mis
trabillas. —Un amigo me dejó después de mi último partido, cuando me enteré de que se
habían llevado a mi hermana. ¿El hermano que conociste?— Bajo la mirada de nuevo y
ella asiente. —Se puso en camino tan pronto como pudo conseguir una nave. Todos mis
hermanos se separaron para cubrir diferentes cuadrantes de este planeta—.
—Planeta. Ya lo dijiste
antes—. La miro de nuevo.
—¿Este es un planeta entero de sólo subastas? ¿Un planeta entero? ¿Como el tamaño
de la Tierra?—
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
7 En inglés la palabra es —Craap—, de ahí lo de romperse los dientes
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Capítulo 16
ANGIE
Algo raro ha pasado en la tienda de reparaciones que Arokh estaba tan emocionado de
encontrar. El tipo de la reparación respiró súper profundo y nos miró fijamente.
Sabía que huelo rancia, si no, groseramente.
También siguió mirando la forma en que me cogía al traje de Arokh, y le dijo algo a Arokh
que lo hizo enderezarse en toda su altura.
Algo sobre mí. Y sobre si realmente debería estar a solas conmigo sin mi... ¿servicio?
Maldito traductor de mierda.
Sin una unidad de GMS funcionando. Los precios del tipo eran demasiado altos para los
nuevos, e incluso para los usados, -Arokh lo había preguntado. ¡Y el hombre fue grosero
con él! ¡Grosero! Aunque fue raro; cuando hice un sonido de atragantamiento -ofendida
por la forma en que trataba a mi alienígena- el hombre me miró fijamente y.… se disculpó.
Conmigo.
Por si sirve de algo, parecía que lo decía en serio.
Niego con la cabeza. Pobre Arokh. Le palmeo las costillas, haciendo que me mirara, y me
sonriera brevemente, antes de continuar llevándonos lejos. Rápido. Supongo que o bien el
hombre no se había ofrecido a comprar el chisme roto de Arokh por partes, o él había estado
demasiado enfadado para pedirlo. —Oye, grandullón, tienes que ir más despacio o me
llevarás arrastrando—, le advertí.
Pero no sólo reduce la velocidad, sino que se detiene. Tan rápido que doy dos pasos más
antes de que mi sujeción a su traje me hiciera detenerme. Luego estoy en sus brazos. —
¡Caramba!—
—Te tengo—, dijo, pero su voz se estaba volviendo dura. Y sus siguientes palabras fueron
gruñidas en ese lugar que le gustaba oler en la parte superior de mi cabeza. Gruñó tan
silenciosamente que no sabía si quería decirlas en voz alta. —Tú eres mía. Me has elegido.
Te pondré a salvo. Te haré feliz. Ahora eres mía—.
Ahooooora... estaría mintiendo si dijera que no estoy un poco asustada. Pero el estruendo
de su voz contra mi pelo, y toda esta charla sobre que soy toda suya, y recordar lo que
habíamos hecho cuando tuvimos acceso a una cama. Y agua. ¿Y lo qué podía hacer con
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
su boca? Mmmm. Cada vez me siento menos alarmada mientras cada delicioso recuerdo
de los últimos días pasa ante mis ojos.
—Angie—
Sus fosas nasales se abren cuando me mira desde el otro lado de su larga y adorable nariz
romana.
—¿Qué?— Repeto. Aún así, actuar con inocencia sigue siendo un éxito.
Me mueve para poder tener una mano libre. Luego utiliza esa mano para sacar la mía de
donde he estado jugando con los cierres de su traje.
Me deja en el suelo.
Hago pucheros.
Parece desgarrado.
Cuando tuve tanta hambre que empecé a sentirme un poco temblorosa y mareada, Arokh
me saca del tráfico principal y encuentra a alguien vendiendo un grueso y negro... ¿guiso?
Dejo de intentar emparejar la comida que conocía con lo que fuera esta mierda.
Pero me lo comí. También Arokh. Quiero llorar cuando termina el suyo y aún así parece
hambriento. Levanta la mirada antes de que yo pueda borrar la expresión de mi cara.
—Angie...— murmura. Luego extiende la mano y me pasa un dedo por una de mis
mejillas. —Estaré bien—.
Me sorbo los mocos y utilizo el dorso de mi mano para limpiarme los ojos. Esperaba que
no estuviera tan sucio como para dejar marcas. Odio este lugar. Toda esta situación.
—¡Angie!—
Lo miro. —¿Qué?—
Me puso en su regazo. —¿Qué pasa?—
—Todo—. Parecía alarmado, así que intento no llorar mientras le estrecho. —¡No lo sé!—
Hizo un sonido exasperado pero empezó a acariciar mi pelo. Suspiro. —Vaya, eso se siente
muy bien. Me encanta cuando haces eso—
—Mmm—, asiente, antes de llevar su mano al lugar entre mis hombros donde comienza a
masajear suavemente. Trabaja hasta mis caderas rígida, y luego llega a mis piernas. Mis
pobres piernas. Me encanta cuando hace esto. Me encantan sus fuertes manos. Sus
amables manos. Su cálido regazo. Sus grandes y duros muslos. Su olor sexy. Esto es el
cielo.
Me derrito contra él, sin huesos que me sostengan más, y trato de no quejarme. Mucho.
En lugar de llegar a mis tobillos (que había descubierto que me gustaba mucho... (¿quién
sabía que los tobillos podían doler tanto y sentirse taaaan bien cuando se les da un
masaje?), nos levanta abruptamente.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Capítulo 17
AROKH
Embistiendo contra su cuerpo, mis manos cogen sus caderas, haciéndola caer sobre mí,
sintiendo cómo me aprieta.
Echo la cabeza hacia atrás hasta que las puntas de mis cuernos se estrellan. No puedo
correrme todavía. No importa cómo me sienta mientras sus entrañas me aprietan. Ella
está tan caliente. Y está tan mojada que los sonidos que hacemos son muy fuertes como
exquisitamente eróticos.
Pero no se corre.
Su cara es hermosa. Su enrojecida piel, brillando. Se está mordiendo el labio ahora, las
líneas de su rostro surcándolo en una especie de éxtasis de dolor mientras persigue su
orgasmo.
Sé qué la ayudará. Lo que necesita. Lo que deseo. Lo que anhelo. Me levanto de sus
caderas. Ajusto mi sujeción hasta que puedo levantarla y sacarla de mí.
El sonido que hace está a medio camino entre un gemido y un lamento. —¡Qué...!¡Estaba
muy cerca!—
Mis brazos comienzan a temblar justo cuando la bajo sobre mi cara. Sonrío en su suavidad
pensando que necesito añadir esto a mi entrenamiento diario. Claramente, mis músculos
necesitan más entrenamiento para esta tarea tan importante.
El mejor entrenamiento de toda la galaxia.
—¡Arokh!— Sus piernas caen para apoyarse en los dedos de los pies, sus muslos se
ajustan a ambos lados de mi cara.
—Pon tus manos en la pared.— Hice un gesto dubitativo y rápidamente convertí la orden
en una petición. —Por favor, princesa—.
No se queja de que yo le dé órdenes. No se queja de nada. Baja lentamente hasta que mi
lengua llega a ella... pasando por encima de su clítoris.
Ella jadea. —¡Siii!—
Pero después de eso, lo evito, lamiéndolo en círculos. Revoloteando justo debajo de ella,
endureciendo mi lengua y añadiendo una fuerte presión justo ahí, en el punto que la hace
girar sobre mi cara, con sus labios de su sexo presionando sobre mi boca y mentón.
Mi lengua se mete con fuerza debajo de ella, acariciando su clítoris, y mi labio superior se
curva sobre los dientes de modo que lo aprieta entre el labio y la lengua.
Luego succiono.
Mi brazo se levantó pero su cabeza está echada hacia atrás, así que sólo puedo ver una
línea subiendo desde su montículo, sobre su vientre, hasta sus hermosos pechos, -pero ella
sabe lo que yo estoy haciendo, sabía lo que hay que hacer. Coge mi mano y la guía hacia
su boca, presionando sus ardientes labios contra mi palma para que amortigue todos sus
gemidos y chillidos.
Y su grito.
Su cuerpo se queda quieto sobre mi cara por un momento, luego el temblor comienza tan
ferozmente que tengo que actuar rápido para atraparla antes de que caiga sobre mí. Sin
fuerzas, maniobro su peso muerto hasta que vuelve a estar sobre mi polla todavía dolorida.
Se había ablandado un poco sin su atención, se había quedado fría después de haber sido
recibida en su cálida humedad sólo para ser arrancada de ella. Pero probarla en mi lengua
había evitado que se calmara por completo. Y cuando la volví a tener sobre mis muslos,
fue lo suficientemente rápida como para tener toda su atención.
La guío dentro de ella, mi polla hinchándose tan rápido que sé que es esto. Me las arreglo
para empujar una o dos veces y mi liberación es tan fuerte que vi la galaxia estallar detrás
de mis párpados. Gimo en su cuello, y cuando deslizo mi lengua sobre su hombro, la
salinidad de su sudor aquí se mezcla con el sabor ácido de ella que aún se aferraba a mi
lengua. Qué bueno. Gruño y deseo morderla, pero no quiero lastimarla. El instinto de
mantenerla a salvo anula mi deseo de marcarla como mía.
Y ella es mía.
La fuerte oleada de... posesividad que siento sobre ella de repente me asusta. Pero no puedo
dejarla ir. Ni siquiera consideraría dejarla. Esa no era una opción antes, y definitivamente
no lo es ahora. Escuchando, oliendo el aire, filtrando el olor de su sexo adictivo, encontré
que nadie se había acercado a nosotros. Le digo que se quede mientras cruzo el pasillo del
puesto, donde veo un grifo de agua que gotea. Cojo un cubo y lo limpio con mi cola,
recogiendo en el fondo... lo que fuera que se había quedado pegado a los lados. Sacudo mi
cola mientras el cubo se llena. De vuelta a su lado, beso su corona y mantengo mis brazos
alrededor de ella mientras hurgo en mi mochila para cortar más de mi manta. Un poco
tonto, pero ansío seguir tocándola, sin importar cuán ridícula hubiera sido la idea antes.
Además, toda la operación la hace reír suavemente, y se vuelve hacia mí para abrazarme,
acariciándome la garganta.
Era más de lo que esperaba. Mucho más. Trago con fuerza, y me pregunto qué le diría
cuando...
Pero ella simplemente se deja caer para sentarse dentro de mi abrazo.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
O la inteligencia.
Es impensable que sólo tenga uno. Angie, ¿quién avergüenza a toda Gryfala con su belleza
y valentía? Me mira fijamente. Y había una voz, una pequeña, diminuta voz, gritándome...
pero no podía distinguir las palabras, demasiado enfocado en mis celos. Sentí la emoción
retumbar en mi garganta mientras exigía, —Angie, contéstame—.
Despacio, tan despacio que una sensación de alarma inmediatamente sube por mi columna
vertebral... se cruza de brazos, el uno sobre el otro, desafiante. Furiosa. —No lo sé. Estás
siendo una especie de idiii-Ott ahora mismo!—
Pestañeo hacia ella, la tensión aún atravesándome. Ella resopla y me lanza una mirada de
disgusto. —Eres mi macho—, hizo un gesto alarmante, levantando el índice y el meñique
con él -de ambas manos- y me los muestra, con los nudillos doblados y las puntas de los
dedos volando de arriba a abajo. Dos veces. —Arokh... tú. Mío. Sólo. ¡Tú idii-Ott!—
—Okaaaay entonces. ¡Deja de hacer ese ruido espantoso! Me da escalofríos— Mira al cielo
cuando dice esto, levantando las manos en un gesto de aplacamiento. Dice para ella misma
aparentemente: —La mierda con la que he tengo que lidiar...—
—¿Repugnantes?—
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
—De donde yo vengo, ese es un ruido que hace una criatura muy temible—.
Lanzando mi cabeza, trato de sorprenderla. —Soy una criatura muy
temible—. Hace una pausa. Luego sonríe. —Eso es cierto. Eres un tipo
duro—.
Seguro de que me gusta ese tono de admiración cuando dice su extraña palabra, asiento,
decidiendo que si cree que es un título adecuado, me siento honrado. —Si mi corneta te
asusta, me esforzaré por no gritar durante la batalla—
—¿Corneta?—
—Eso está... bien. Así que haces eso cuando estás en la batalla, y cuando estás... ¿feliz?—
Asiento con la cabeza. —También cuando canto—.
Nunca antes tuve la necesidad de demostrar esto a una mujer, pero mi pecho se hincha.
Me pongo a tocar la corneta.
Sus ojos se abren de par en par poniendo sus manos sobre sus pequeñas orejas.
Intento ser humilde con mis dones, pero mi toque de corneta es algo de lo que estoy
intensamente orgulloso. Fuerte, profundo y vibrante: es hermoso. En casa, tenía que tener
cuidado cuando practicaba, me habría sentido terrible si una hembra se hubiera alejado de
su vínculo, atraída por mi llamada, y me habría visto obligado a defenderme.
¿Pero mi Angie?
Ayuda el hecho de que ella está casi cubierta por mi olor. Alivia la parte de mí que se rige
enteramente por el instinto.
Pero sólo ligeramente.
Porque mi instinto me dice que ella no está segura, que este es un lugar terrible para
comenzar una camada, y encima de eso, la mitad racional reconoce que mi olor es cada vez
más fuerte y almizclado.
Por supuesto que este aumento de potencia serve como una advertencia aún más severa.
Pocos se arriesgarían a intentar quitármela ahora.
Eso no significa que las implicaciones no esten tratando de roerme vivo. Suspiro
fuertemente mientras la atraigo hacia mí por última vez para el contacto que ya necesito
desesperadamente. Envolviendo mis brazos alrededor de ella en un fuerte abrazo, apoyo
mi barbilla sobre su cabeza.
Y con su toque, su suave y dulce pelo, mi olor por todas partes, la sensación de ella contra
mí, no puedo arrepentirme. Ya está hecho.
Cuando pasamos al lado de otros machos, siento que mis espinas salen, la amenaza es
visible y está lista.
Ella es mía. Y por ahora, sólo mía.
Por ahora. Por ahora. Por ahora.
Nos tomamos un momento para un descanso. Me pongo de pie y Angie me coge de la mano
sin dudarlo un momento, y luego me mira expectante. —¿Esas son buenas noticias?—
dice ella.
—Esperemos—. La guío a través de la multitud, sorteando las mesas. Cuando llegamos al
pasillo, me impacta una colonia abrumadora. Las escamas a lo largo del puente de mi nariz
se arrugan, haciendo que Angie se quede boquiabierta. Pero entonces ella se cubrió la nariz
con una mano. —Uf, alguien ha tratado de ahogarse sin agua—
—No importa mientras tenga dinero. Aquí—, la instruyo, haciendo una pausa para poner
sus manos en mi cinturón. —Mantente cerca—. Era totalmente innecesario, ya que había
estado haciendo eso durante días, pero me gusta la excusa de tocarla y aprovecho cada
oportunidad que se me presenta.
—¿Crees que de otra manera me metería en este espeluznante túnel? De ninguna manera,
grandullón—
Sonrío sombríamente. —Inteligentes instintos, mi mujer—. Niego con la cabeza. —Pero no
tenemos muchas opciones—. Odio los tratos clandestinos en escenarios como este, pero
no es la primera vez que juego un partido en un lugar extraño. Probablemente era un
túnel para catacumbas, y me disgustan especialmente. Quemamos a nuestros muertos o
los enterramos. No perdíamos tiempo y materiales en crear extraños y oscuros laberintos
con extraños diseños que protegían los bienes de los muertos o supuestamente
consolaban a los visitantes de los muertos, y cada vez que tengo que aventurarme en uno
tiene poco sentido para mí. Como con muchas costumbres, no me corresponde a mí
entenderlo. Simplemente tengo que respetar que funcionan para los demás... Sólo que
preferiría respetarlos desde muy, muy lejos. Lo único bueno era el hecho de que el olor a
humedad de la piedra apenas se detectaba bajo el hedor de nuestro futuro patrocinador.
El pasillo termina en una gran puerta de metal, abierta sólo para nosotros. Entramos con
cautela. Mis ojos se dirigen instantáneamente al macho que nos espera.
Lucho por relajarme. —Lo soy—. Mi voz resuena un poco en las paredes.
—Excelente. Entiendo que estás buscando enfrentarte a cualquier competidor. ¿Hasta que
te inmovilicen, o hasta la muerte?—
Mientras concretamos los detalles, siento que Angie se relaja en mi espalda. Luego sus
manos caen de mi cintura. Me siento instantáneamente desconcertado por la pérdida de
conexión. Los términos del macho comenzaron a acelerarse, y su voz se volvió más tensa
mientras yo trataba de no distraerme con la ausencia de mi Angie.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Y fracasé.
Las brillantes rocas y coloridas gemas guiñan incluso en este oscuro y húmedo lugar,
completamente incongruente con los alrededores.
Completamente colocado ex profeso.
—¡Angie, NO!— Grito y cargo hacia
ella.
Pero llegué un poco tarde. Se giró hacia mí, pero la puerta se cerró entre nosotros. Detrás
de mí, oí el cierre de la puerta y supe sin darme cuenta que nuestro —patrocinador— se
había ido. Su trabajo estaba hecho.
Detrás de Angie, dos tremendas figuras toman forma en las sombras.
Dejo escapar un escalofriante gruñido. La vibración de éste fue tan feroz que mi garganta
se sintió como si se estuviera pelando. Estaba enjaulado.
Ella estaba atrapada.
Mi nariz arde cuando huelo su miedo. Atacando los barras, rujo con sed de sangre.
Los atacantes parecían desconcertados. Uno de ellos extendió una mano. —No
tengas miedo, mujer. Debes saber que no queremos hacerte daño—.
Soplo una corriente de fuego, pero las llamas se detuvieron a varios metros de cualquier
objetivo.
Angie retrocedió hacia mí, su olor a terror es tan fuerte que hace que se me ericen las
espinas dorsales y gotear gotas de toxina. —No la TOQUÉIS—, grito.
—Tranquila, princesa—, la tranquiliza uno, inclinándose un poco mientras daba otro paso
adelante. Así de cerca, pude captar su olor y eso bloqueó mi cuerpo en una parada
momentánea. ¿Hobs? ¿Por qué este montaje encubierto? ¿Por qué no simplemente
acercarse a nosotros?
Ellos saben. De alguna manera, lo han sabido. Y habían venido por ella.
En algún lugar de mi mente, sabía que esto era algo bueno.
El otro murmura: —Me enferma pensar que un Rakhii deje que una Gryfala salga herida...—
Las paredes sonaban como si se desprendieran de la fuerza de mi cuerpo al golpear la
barrera entre mi mujer y yo.
—Él me salvó—, dijo ella. Ahora tenía menos miedo, pero yo sabía que la amenaza no
había disminuido. Tenían toda la intención de reclamarla para sí mismos.
¡Bash!
¡Bash!
—Calma a tu... guardia—, dijo el más alto en un tono que resulta exasperante.
Mi hembra fue cuidadosa en su respuesta. —Parece que tiene motivos para estar
enfadado. Lo tenéis en una jaula de mieeeeerda—.
Mi siguiente arremetida hizo temblar las enormes barras, y una de las barras planas de la
parte delantera crujió. Me concentro en ese punto, torciendo mi cuello para golpear con
mis cuernos. El chirrido del metal que se doblaba por la soldadura es horrible para mis
sensibles oídos. Me las pego al cuello y sigo golpeando.
Aparentemente, el sonido es horrible para los hobs también. —Creador—, uno pasó una
mano a través de su melena cuidadosamente esquilada. —Princesa, te ruego que lo calmes
antes de que escape. Necesitamos tener unas palabras contigo—.
—Palabras, ¿eh?—, pregunta ella. —Bien. Si acepto escucharos, ¿nos dejaréis
—¿Esto es como un discurso mágico de los elfos? Como si tuviera que ser súper específica
con mis términos, sin dejaros ningún resquicio para tergiversar mis palabras?—
No escucho lo que dicen porque mi siguiente hueso chocando contra las barras rompe otra
soldadura. Esta vez el chillido del metal fue satisfactorio. Uno de ellos cayó de rodillas ante
ella. —Hail mujer. Nos gustaría obtener tu permiso para unirnos a tus filas de hobs—.
Si los sonidos pudieran matar, el que dejó mi garganta entonces debería haber pulverizado
sus entrañas.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Otra barra de la jaula se rompe y se dobla hacia afuera, provocando que los machos hablen
más rápido.
—Por favor, hembra, deseamos estar a tu servicio—
¡SLAM!
—¿Sólo queréis unirnos a nosotros? ¿En serio?—
—Queremos ser tus hobs—, el primero suena aliviado. Y con una esperanza estúpida,
pienso de forma poco caritativa. —Sería un honor—.
—¿Era esto...—, señala a la jaula en la que estoy trabajando liberándola pieza a pieza, —
... realmente necesario?—
—Definitivamente—, dice el segundo, mirando los cinco pedazos restantes que necesito
romper para liberarme. —Le preguntaré a mi... hombre, y veré si se opone a ayudar. Un
momento, por favor—. Creo que detecto el sarcasmo, pero estoy demasiado ocupado
rompiendo la barrera que me impide llegar a mi Gryfala para tener la certeza. Con las cejas
levantadas, uno pregunta: —¿Le prestas atención a él? ¿Intenta imponer su voluntad
sobre ti?—
—Umm—, sus ojos se me acercan, y sus labios se encogen un poco. Siento que mi corazón
salta e increíblemente, mi ira retrocede por un breve momento. —Supongo que
discutimos... Ciertamente sabe más sobre este planeta que yo, así que diría que su
opinión es la que cuenta... ¿qué estás haciendo?—
—Eso... eso está bien, de verdad. Puedes... puedes volver a ponerte el poncho, ahí. Ahora—
Angie parecía realmente alarmada, lo que debería haberme calmado, pero de alguna manera
no me consuela en absoluto.
Rujo con renovada determinación. Quedan tres barras.
Escucho el tintineo de las llaves. —Aquí. Abre la puerta, pero hazle jurar primero que no
actuará como represalia por haberte hablado—.
—De acueeeerdoo—. Suavemente, me llama por mi nombre. Mis pulmones se agitan como
fuelles, me la encuentro en la puerta, que aprieto con tanta fuerza como para que el metal
cruja.
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Ella mira durante un parpadeo, y luego me sonríe. —Hola, grandullón. Quieren tu palabra
de que no les patearás el culo por esto—.
Gruño. Sueltas, la tierra y pequeñas piedras ahora caen del techo.
Echa una mirada por encima del hombro, y luego me mira. —Mira, no sé qué está
pasando aquí, pero tú sí. ¿Podemos confiar en estos tipos?—
Bajo el mentón pero eso es lo más caritativo y honesto que puedo manejar.
—Un poco raro, ¿no? ¿Qué hay exactamente para ellos?—, susurra ella.
Mis costillas se tensan mientras succiono a todo pulmón aire, tratando de pensar. No puedo
protegerla solo. No es suficiente. Esta situación es una prueba contundente de que he
fallado. Con estas palabras de ella, mi ira se extingue. Ella me ha recordado que su
seguridad es primordial. Mi egoísmo no es nada frente a que ella puede ser llevada contra
su voluntad otra vez; si hubieran sido más bestias Krortuvianas en vez de hobs solteros,
podrían haber utilizado el mismo truco y obligarla a repartirse entre ellos mientras yo me
quedaba impotente en una jaula. La avergüenzo al no protegerla adecuadamente. Me
avergüenzo yo mismo.
8
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Ella sólo me mira, pero su impacto en mí fue tal que me hizo agachar la cabeza. Entonces
ella lanza una mirada sobre su hombro que hace que el hob retroceda. Mi pequeña Gryfala
puede ser pequeña, pero sabe que tiene que ser asertiva incluso con hobs con el doble de
su tamaño. Bien por ella.
Uno de ellos empieza a recoger los metales y piedras preciosas del suelo y a llenar una bolsa
de satén de colores brillantes. Noto la inmovilidad de Angie, y me doy cuenta de que está
mirando, fascinada.
—Típico de las mujeres—, trato de burlarme. No tengo mucho éxito; mi voz aún es áspera
por la adrenalina y la rabia que se va disipando lentamente. Pero mi hembra no permitió
que la oportunidad se debilitara.
—Vamos. En serio, no te habría interesado saber por qué un montón -un montón entero,
Arokh- de joyas—, su voz se había vuelto aguda y extrañamente tensa, como si la vista de
las baratijas esperando a ser cogidas le doliera, —está tirado en una cueva abandonada?
¡Venga, hombre! Es como la cueva de Aladino, o el sueño de un pirata. ¡Un montón de
tesoros! ¡Sólo ahí tirados! ¡De locos!—
Aunque sus palabras son extrañas, entiendo su significado. —Es el truco más antiguo que
existe—.
—Supongo que ha funcionado—. Ella frunce los labios. —De donde yo vengo, sería un gran
hallazgo. Supongo que piedras como esas no son raras aquí—
Negando con la cabeza, respondo. —Son raras. Lo que te han dado vale una
fortuna—. Ella silba. —Todo un riesgo. ¿Y si hubiera conseguido embolsarme
algo?—
—Estarían encantados—,
refunfuño. —Ja—.
Los hobs están escuchando atentamente, y el más alto de los dos se acerca. —Nos
honraría que las aceptara, princesa—.
El otro levanta la bolsa pero no la cierra; la luz del fuego atrapa la masa brillante y reluciente
y puedo ver por qué las hembras nunca fallan en ser atraídas. Mis brazos se aprietan
alrededor de Angie.
—¿Eh?— Angie sacó uno de sus brazos de debajo de los míos y movió un pequeño dedo en
su oreja. Luego golpeó sus dedos contra la base del traductor. —Debo haber escuchado
mal—.
Doblé mis dedos sobre los suyos para que no pudiera hacer más daño a su oreja. Me lanza
una sonrisa suave y desviada.
Los hobs le sonríen con indulgencia. Luego lanzan la bolsa hacia ella. Siento que me relajo
un poco cuando Angie se mueve para cogerse de las manos detrás de su espalda en el
minúsculo espacio que había dejado entre nuestros cuerpos.
—Wow. Qué preciosidad. Pero... no gracias. No podría
aceptarlas—. Los machos se quedan cabizbajos.
Pero no se sienten disuadidos. Esto se debe probablemente a habían sido preparados para
un rechazo tan suave en uno de sus simulacros de cortejo, o lo que sea que hicieran en la
academia. Curvo mi labio.
Angie hizo un sonido alarmante casi como si su garganta tuviera una crisis. —Voso...
¿qué?—
Uno de ellos saca una gema casi tan grande como su palma. —¿Tienes preferencia por los
colores?— Levanta una ceja. Y sonríe. —¿O las tallas?—
Me pongo rígido. ¿Cómo se atreve...?
—Ummm...— Angie me lanza una mirada muy ansiosa y confusa. —¿Por qué es tan
agresivo vendiendo los brillantes?—
Mis labios se tuercen. —Estos tyros han estado utilizando toda sus monedas de más para
comprar baratijas de apareamiento. Los machos al acumular los mejores tesoros, -con las
piedras más grandes—, me burlo, pensando en las muchas del tamaño de un guijarro que
llenan su bolsa, —tienen más probabilidades de ganarse el favor de una hembra—.
El otro tranquilamente le espeta a su compañero, —¿Tyros? ¡Tyros!—
—Oh, eso es... eso es... muy halagador...— termina ella débilmente. —¿Podemos salir de
esta cueva ahora?—
—Lo que desees—. El macho pacientemente puso su gema de nuevo en la bolsa.
—Rakhii—. El de aspecto más sombrío me lanza una mirada fría y calculada. —¿Qué
planeabas hacer para protegerla mientras luchabas en una batalla de gladiadores?—
Mis dientes se apretaron tan fuerte que rechinaron.
—Sí—, siseo.
—Estamos dispuestos a ofrecerte un pasaje seguro como recompensa por mantener esta
Gryfala... a salvo... aquí hasta que hemos llegado—.
Me abalanzo hacia él. Estoy encima del hob antes de que pueda reaccionar, mi peso le
inmoviliza sobre la suave tierra, y no estoy seguro de lo que le hubiera hecho si no hubiera
visto el movimiento del segundo hob por el rabillo del ojo. En lugar de ayudar a su
compañero, captó toda mi atención simplemente avanzando sobre Angie. Una jugada
brillante. Este adversario no era estúpido.
Mi plan de ataque quedó olvidado, -como él sabía que pasaría,- y salto, pero en lugar de
abordar este otro hob, tuve que abrir los brazos para atrapar a Angie, que se lanzándose
hacia mí para evitarle. Sentí que temblaba contra mí. Le acaricié el pelo y le susurré con
calma.
Los intrusos se quedaron congelados, mirando fijamente. Era obvio que estaban aturdidos
por el hecho inconcebible de que una Gryfala acabara de rechazar a dos hobs para lanzarse
a los brazos de un humilde Rakhii.
—Tzads—, maldijo uno de ellos.
El otro dijo razonablemente, —Cuidado, Rakhii. Estás mostrando tantos signos de
posesión y agresión que parece que estás en peligro inminente de ser quebrado—.
—Supongo que ese es el olor también—, añade el otro.
—¿Crees que no lo sé?— Gruño. Angie trata de encajar más fuerte conmigo. Su cara
estaba presionada en mi pecho, así que sus palabras salieron apagadas.
—Tú lo has dicho—. La cabeza de Angie se inclinó hacia atrás mientras suelta las
palabras y su aliento sopla en mi cuello. Mis escamas cambian de color rápidamente en
todos los lugares donde su aliento sopla. Estoy furioso porque los hobs también vieran
esto.
La levanto y me hace lo que siento que es sólo una protesta simbólica. —Holaaa,
puedo caminar—.
Al salir de las catacumbas, admito a regañadientes -aunque sólo para mí- que apreciaba la
presencia protectora a mi espalda y a nuestro frente. Finalmente, mi Gryfala estaba siendo
debidamente custodiada y pronto estaría en su tierra natal, y estaría a salvo.
Miré por encima de mi hombro y me encontré con la mirada fría del desagradable.
Sí. Ella llegaría a su planeta a salvo.
Capítulo 18
ANGIE
Arokh me llevó todo el camino hasta la nave de los chicos. Mientras subía la rampa, mi
corazón empezó a latir más rápido y mi estómago empezó a retorcerse. Todo sucedió
rápidamente después de que llegamos. Cerraron la gran puerta, hicieron lo que tenían que
hacer para que la nave estuviera lista para elevarse en el aire, nos ofrecieron refrescos (que
engullí con mucho gusto - sus bocadillos eran lo mejor que había comido desde que estuve
en la Tierra), y no tuvimos ningún problema hasta que quisieron que Arokh me dejara en
un asiento.
No es que estuviera protestando por haberme puesto el cinturón de seguridad. No, en
absoluto. Era más bien la forma en que trataban a mi extraterrestre lo que me estaba
haciendo retraerme.
—Puedes dejarla ahí—. Encontrarás que el hangar de carga tiene una correa para que te
cojas durante el despegue—.
—Y si tiro de esta correa, ¿está conectada a una palanca que me succione
convenientemente fuera de la escotilla?— Resopla él. —No. No dejaré a mi princesa—.
—Rakhii...-—
Suficiente. Levanté una mano y luego no señalé nada en particular. —No. Va. A. Suceder—.
Los extraños se quedan inmóviles, y me desconcierta lo rápido que pasan de ser hostiles
cuando se dirigen a mi extraterrestre a casi sonreír cuando se dirigen a mí.
Groteeeeescos...
Les dirijo a ambos una mirada dura. —Él se queda—. Uisshhh, mira. ¿Quién soy yo para
empezar a dar órdenes? La columna vertebral de los chicos se endereza rígidamente.
Suspiro y lo intento de nuevo. —Mirad, estoy con él. Si lo queréis en la bahía de carga,
entonces ambos iremos a la bahía de carga—.
El más amable parece que quiere discutir, así que le vuelvo los ojos, estrechándolos, y
mentalmente envío un mensaje a mis láseres oculares diciéndoles que pasen de estar
irritados a pulverizar.
Por una vez, mis láseres oculares puede que hayan servido para algo porque él recula y
ambos tipos aceptan y siguen adelante con su preparación de la nave. De mala gana, a
Arokh le ofrecen uno de los asientos junto a mí.
La mala situación se ha evitado por ahora, le cojo la mano y me fijo en lo que nos rodea.
Los asientos en sí mismos son interesantes. El mío es más pequeño que el resto, y en
realidad, era casi perfecto para mi tamaño. Está en el centro entre los otros asientos, lo
que parece extraño. ¿Quizás esta nave estaba equipada con una silla para niños, al frente
y en el centro? Extraño lugar para un asiento de niño, pero de nuevo -¡alienígenas!
El suelo retumba bajo nuestros pies, y mientras la nave se eleva cada vez más, mis oídos
se destapan con la presión. Mi piel se siente instantáneamente tensa en todas partes. Mi
cabeza se siente rara, como si estuviera siendo apretada en un torno. Me recordó a cómo
me mareé cuando crucé el país en avión. Fue apestoso. Con los vuelos de transbordo
yendo y volviendo, había sido un conjunto miserable de experiencias que me había
prometido no repetir nunca, y los pasajeros de avión en todas partes se sentirían muy
aliviados si nunca tuvieran que sentarse cerca de una mujer que cogía desesperadamente
su bolsa de vómito después de que ella hubiera llenado la suya.
Oh, como me gustaría descartar los viajes espaciales también. La nave se tambalea un
poco. Mi estómago se revuelve y empiezo a jadear en un intento de evitar el vómito que se
me sube a la garganta. No sé si realmente ayuda; me habían dicho de niña que lo hiciera
cuando estaba a punto de vacunarme. Probablemente para mantener mi mente enfocada
en otra parte. No había funcionado entonces, no había funcionado en los viajes en avión,
y tampoco está funcionando en una nave espacial.
Las garras se enroscaron alrededor de mis hombros con cuidado. —¿Qué es lo que te
molesta, cariño?—
—Yo no...— Trago fuerte, dos veces. Tres veces. —Vuelo bien. Me pongo enferma—. Trago
y me estremezco. Oleadas de escalofríos empiezan a irradiar dentro de mi cuerpo.
—¿Te enfermas cuando vuelas?— Dohrein suena horrorizado. Movió un poco los controles
cuando se giró para examinarme, y el movimiento resultante de nuestra nave espacial fue
suficiente para arruinar mi intento de mantener el contenido de mi estómago en su lugar.
Literalmente.
—Tevek tú—.
—Muchachos—, digo temblorosamente mientras intento ponerme de pie. —Vamos a ser
amables—.
Crispín inclinó la cabeza galantemente. —Por supuesto—. Dejó caer otro paño en el suelo
y empezó a limpiarlo.
—No, no... ¡yo haré eso! ¡No tienes que hacerlo!— Digo. Qué vergüenza. ¿Hacer que
alguien más limpie después de mí?
Levantó una mano cuando me moví para quitarle la desagradable tarea. —Está hecho,
princesa—. Me dirige la más pequeña y dulce sonrisa.
Vaaale, princesa. Yo. Ja. Y limpiando el vómito de la princesa. Qué manera de tomar una
por el equipo. —Uh, gracias. Eso ha sido muy, muy amable de tu parte—.
Se inclina hacia mí. —Me complace que pienses así—
—Por ti, aceptaría cualquier cosa que me pidieras— Cuando le miro, su cara tenía el más
serio... ¿anhelo? Vaya. Se limpió las manos. Cuando extendió la mano para retirarme el
pelo de la sien, me echo hacia atrás, y Arokh, me doy cuenta, no ha interferido. Miro hacia
atrás y le encuentro de pie, rígido, con su cuerpo casi... vibrando, pero sólo observando.
Sin embargo, el hecho de que yo rechazara el gesto de Crispin parece reanimarle una vez
más. Arokh se adelanta y me coge de las caderas, tirando de mí hacia su cuerpo.
—Puedes enjuagarte la boca aquí—, dice Crispin abatido mientras abre de un codazo una
puerta estrecha y una luz se enciende, mostrando un pequeño lavabo, lo que supuse que
era el equivalente en la nave espacial a un urinario, y lo que parecía ser un inodoro hecho
para seres con cola en mente, sin tanque en la parte de atrás y alejado un poco de la pared.
Era una habitación pequeña, aún más pequeña cuando Arokh entró conmigo, y Crispín se
apretujó en la puerta. Hice lo que pude para ignorar el desafiante concurso de miradas que
tenían sobre mi cabeza inclinada, pero era difícil con el gran espejo que lo reflejaba todo.
Lavé el paño, y luego me lo puse sobre mi cara húmeda. Cuando escuché el sonido de un
gruñido bajo y amenazante, me quebré. —¡Hasta aquí! ¡Fuera!—
—La escuchaste—, se burló
La sonrisa de Crispin estaba tan llena de engreimiento que hasta yo me sentí picada. Y
luego estaba la mirada destrozada en la cara de Arokh. Maldición. No se sentía bien que
el orgullo de mi alienígena recibiera una paliza, aunque me hiciera sentir como un juguete
atrapado entre dos perros de pelea. No, eso no ha estado bien. Es mi alienígena. Me había
defendido y protegido una y otra vez, y ahora no quería que estos dos me tocaran. Y estoy
a favor de ese plan.
Aprovecho las maravillas de la fontanería doméstica, vuelvo a aprovechar las maravillas del
agua que sale tanto a temperatura controlada como de un grifo, -el cielo absoluto, ya te
digo-, para lavarme las manos, y luego tomo un poco a sorbos.
Fue entonces cuando recordé algo sobre naves espaciales de la Tierra filtrando sus aguas
residuales en el agua potable. ¿Eso sería real? ¿Los alienígenas también hacían esto?
¿Estaba bebiendo orina alienígena filtrada? Olfateo mis manos (que olían perfectamente
limpias) e hice un ruido —ufffff—.
Instantáneamente, los nudillos golpearon la puerta, y la voz de Arokh estaba justo afuera.
—Angie, ¿estás bien?—
—Oh, sí, estoy bien, grandullón. Sólo me preguntaba si el agua era segura para beber del
grifo de aquí—.
Una pausa. —Sí—.
Me encojo de hombros y tomo otro par de sorbos. Cuando me veo, -me veo realmente- en
el espejo que había estado evitando, asimilo mi aspecto andrajoso y sucio.
Estoy hecha un desastre. Suspira.
Entonces noto algo detrás de mí. Me doy la vuelta, ¡y sí! Se parece bastante a una ducha.
Casi bailo en el lugar. ¡Al diablo! Me pongo a bailar. El caño estaba metido en la esquina,
discreto y funcional. No hay cortinas ni nada, sólo un desagüe en el suelo. Supongo que
a los extraterrestres les gustaban las duchas sin cita previa. En serio, ¿a quién le importa?
Estaba a un paso de bañarme en el maldito lavabo y me sentía muy sucia.
—¡Arokh!—
El pomo se mueve y la puerta se flexiona hacia adentro con un fuerte golpe. Pero queda
intacta. Apenas. —¡No! No, no necesito que entres, sólo quiero una ducha y quiero que
sepas que no tienes que quedarte, ya sabes, justo en la maldita manilla de la puerta—
—¿Duhhh-xaa?—
—Baño, nene. Necesito lavarme por todas partes. Sólo desearía tener un juego de ropa
limpia para cambiarme...—
—¡No te preocupes, princesa!— Una voz grita alegremente, aunque en realidad no tenía
que gritar porque ha sonado como si estuviera demasiaaaado cerca de la puerta de mi
baño como para ser natural, ya sabes, si una humana atrapada en el baño de una nave
espacial llena de extraterrestres pudiera ser considerado como una situación natural.
Literalmente tiene que estar a un paso o dos detrás de Arokh.
Y esa voz alegre tenía que pertenecer a Crispin. Qué tipo. Seriamente feliz de tener una
hembra en la nave, incluso una asquerosa, uffff. —¡Tenemos trajes para ti!—
Aparto la cara de la puerta cuando oigo lo que estoy segura que ha sido un palmetazo
territorial contra ella. Sí. Había sonado totalmente territorial. Yo tampoco lo había conocido
hasta ahora, pero ahí lo tienes.
—Eso es ummm, absolutamente sorprendente. Gracias. Ahora, ¿alguna posibilidad de
conseguir un bote de jabón, una toalla, una esponja y algo de privacidad?— Me miro la
piel, que sospechosamente parecía bronceada. Un bronceado oscuro y moteado. Me froto
un pulgar mojado en el brazo y no, eso era todo suciedad. Fabuloso. —Que sea una pila
de toallas—
Esta vez, creí que la puerta se soltaría cuando Arokh no entiende el significado de un cerrojo
de privacidad. —Angie, por favor abre esta puerta...—
Sonaba muy asustado, lo que estaba empezando a asustarme un poco. ¿Los nativos
estaban siendo malos con él otra vez? Probablemente. —Vale, vale, tranquilo, grandullón.
Estoy abriendo la puerta ahora, no me la cierres en la cara cuando entres aquí,
¿entendido?—
Doy un paso atrás por si acaso, y fue bueno también porque aunque la puerta no me dio,
los ojos de Arokh eran un poco salvajes, y ese medio paso extra que ha tenido que dar para
llegar a mí seguramente le dio una minúscula oportunidad de calmarse y probablemente
me salvó de que me rompiera una costilla. Apenas. —¡Me estás apretaaando!— jadeo.
—Grorry—, es como sonaba mientras me gruñe en el pelo. Sin embargo, su agarre se
afloja, y le doy una palmadita débil. Noto que los púas de su muñeca estan a media asta,
lo que sólo sucede cuando se agita ante una amenaza.
—Hey, estoy bien. ¿Qué pensaste exactamente que me pasaría aquí?— Tiro de uno de sus
cuernos.
Los ojos de Arokh se oscurecen por eso. Se echó hacia atrás, luego bajó la mirada, los
hombros se endurecieron. —No puedo ser separado de ti... me duele—
Acaricio su espalda, evitando las espinas dorsales. —¿No es eso dulce? Supongo que
después de pasar literalmente cada segundo juntos, se siente raro. Aunque es genial. No
iba a decirte esto, pero puesto que te has asustado todo ahí fuera, -me siento algo
horrorizada al descubrir que no te vigilé la espalda cuando fui a orinar. ¿No es eso un
bonito exceso de confianza?— Le dirijo una sonrisa avergonzada.
Pero Arokh no se rió como yo esperaba.
—Esos son algunos... colores seriamente locos. Y brillos, guau. Podría competir en un
concurso de patinaje artístico utilizando... eso. ¡Cuántos brillos! Ummm, gracias— No sé
de dónde la sacaron, cómo se acercaron tanto a mi talla, o por qué eran tan hijos de perra,
pero estaría loca si no aceptara ropa limpia, especialmente cuando me la ofrecen tan
amablemente. Acepto mis paquetes cuando Crispin aparece con un gran contenedor y una
pila de cuadrados peludos.
Crispin me muestra una triunfante sonrisa. —He recogido todo el jabón que he podido
meter en este recipiente para ti, tal como tú lo has decretado. Y aquí están tus esponjas—.
Vaya, me siento como una idiota. Eso parecía un montón de jabón. ¿Y cómo lo recogió?
¿De qué? Debe haber saqueado toda la nave. Tenía mucha suciedad que atacar, pero otra
nota mental para mí: ten cuidado con lo que les dices a estos tipos tan amables, tan
generosos y tan ansiosos.
—Gracias, lo hiciste muy bien, Crispin— Cuando veo su sonrisa aumentar y la cara de
Dohrein apagarse, me apresuro a añadir, —Los dos lo hicisteis bien. Dejadme organizar
esto para poder lavarme—.
—¡Ayudaremos!— Crispin se da justo con el brazo de Arokh, el brazo que Arokh acababa
de lanzar para bloquearle en la puerta. —Yo pondré sus cosas dentro—. Su voz era baja y
peligrosa.
En realidad sentí el aumento de testosterona. O lo que sea el equivalente alienígena. Lo
juro, es tan fuerte que puedo olerlo. Huh. Más agradable y picante. Hora de intervenir
#34. —¿Por qué no avanzamos en las cosas, si? Quiero estar limpia en algún momento de
este siglo—.
Arokh arrancó los artículos de las manos de Crispin e hizo una señal con el mentón para
dirigirme hacia atrás. Lo permití, pero sólo porque tenía muchas ganas de lavarme y no
porque me pareciera que su dominio fuera sexy. De verdad.
Cuando nos acercamos a la esquina de la ducha, inclina la cabeza y utiliza la punta de un
cuerno para golpear un panel cuadrado.
—¡Ja!— Aplaudo mientras los estantes se deslizan por la pared. Arokh, que ahora parece
un poco divertido, preparó cuidadosamente mis cosas y había incluso un lugar medio
protegido, donde dejó mi ropa. Cuando todo estuvo listo, me froté las manos y examiné el
cabezal de la ducha. —¿Cómo enciendo el agua?—
—Oookey—. Siento cómo se frunce mi frente. Supongo que esto se trata de una cosa de
extraterrestres. —¿Te parece bien que él espere fuera de la puerta mientras me lavo, o eso
es pedir demasiado?—
—Te lo ruego—. Arokh hace algo que me sorprende -me perturba- se arrodilla y baja esa
gran cornamenta. —Por favor, no me separes de tí—
Bueno, esto es algo extremo...
—Arokh—, siseo con horror, —¡Levántate!— Desde el ángulo del espejo del lavabo, puedo
ver que Dohrein y Crispin estaban justo fuera, con los brazos cruzados el primero y las
manos detrás de la espalda el segundo. Fue entonces cuando vi esa mirada...
intercambiaron esa mirada seria y cargada que me erizó los pelos de la nuca.
—Supongo...— Mi labio hace ese gesto con una expresión de —qué demonios—.
Dohrein tragó y dijo con fuerza, —La nave nos alertará si lo necesita—. Luego me repasó
con una mirada. —Tendremos lo que él tiene—
—¿Perdón?—
Así es como terminé duchándome con tres machos corpulentos de cara a la pared, con el
gran cuerpo de Arokh entre nosotros, pero manteniéndolos vigilados, asegurándome de que
no se dieran la vuelta, supongo. Lo aprecio. Me habría sentido muy rara si Arokh se
hubiera metido en la ducha conmigo mientras ellos estaban aquí, de todos modos. Mi
último edicto para ellos fue un cansado, —Bien, bien, pero quedaos donde no haya un
espejo, por favor—.
Al principio me puse nerviosa, desnudándome con extraños a sólo unos pasos, se dieran la
vuelta o no, no importaba. Pero luego puse mi mano en la pared, sentí esa agua gloriosa,
y no me importó. Podrían haberme mirado con los ojos por todo lo que importaba una vez
que el agua me dió en la piel y me puse a enjabonarme. Nada me detenía después de la
gloria que era el agua más el jabón.
El jabón es espumoso, agradablemente fragante, y sorprendentemente, sorprendentemente
chispeante. Cubrí cada centímetro y lo enjuagué; luego lo hice de nuevo. Tres veces. Miré
con consternación las primeras cuatro toallas. Estaba segura de que necesitarían ser
destruidas, estaban tan llenas de suciedad. Al menos el agua que corría por mi cuerpo ya
no era marrón.
Cuando terminé, me vestí con la ropa extraña, luego le pregunté a Arokh si estaba listo
para limpiarse.
Se volvió hacia mí, y la indecisión se le notaba en la cara. —Sí, ¿pero te
quedarás?— Respondí puramente como reacción a su expresión afligida. —Por
supuesto—.
En lugar de pasar por encima de mí, me arrebató y comenzó a lamerme, y a frotar su nariz
en mi cuello y a arrastrar sus sienes a través de las mías; sus largas orejas se deslizaron
por mi cara como la seda. Luego me husmeó la frente húmeda. Con la fricción de sus
escamas contra mi piel, brotaron ráfagas de un agradable almizcle picante.
Me encojo de hombros. Alienígenas.
Es un buen olor. Me encanta, en realidad. Perfume alienígena.
Aunque es desconcertante la forma en que los hombros de los otros dos alienígenas se
endurecieron cuando giraron sus cabezas para inhalar profundamente. Me acerqué al
lavabo, pensando que era hora de abordar mi pobre pelo.
Fue entonces cuando las cosas se volvieron extrañas... er... El que estaba más cerca de mí
me mostró una sonrisa triunfal, mientras que el otro le echó una mirada poco menos que
asesina.
—Santo cielo—, murmuré mientras maniobraba uno a mi lado y tiraba del otro para que
yo quedara entre ellos, por lo que ya no daba la impresión de que estaba eligiendo uno
sobre el otro. Entonces hice lo que pude para ignorarles.
Mis dedos encontraron enredos mientras los pasaba a través de mi cabello. Me estaba
liberando de un enredo cuando una mano susurró repentinamente sobre mi cabeza y mi
cuello... luego comenzó a trabajar en los extremos, separándolos suavemente. Ambos se
movieron para ponerse detrás de mí, y en el espejo los vi estrellándose los hombros en un
esfuerzo por compartir la tarea.
—¿Chicos? Por muy bonito que sea este gesto, tengo que decíroslo. Me hace sentir
incómoda—.
La lucha se detuvo. Las cabezas aparecen a cada lado de mi visión periférica. —¿Te
estamos haciendo daño?—
Dohrein se ofendió un poco cuando añadió: —Estoy seguro de que esta es la técnica
adecuada. Pasamos casi una semana con las melenas—.
—...Uh, ¿melenas? ¿Una semana en ...las melenas?—
—En nuestros estudios. Uno de los temas del plan de estudios es el cuidado de la
melena—. Parpadeo. Mucho. —Oh, sí... Claro—
—Permíteme probar una técnica por la que me dieron altas calificaciones— dijo Dohrein y
comenzó un ligero masaje en el cuero cabelludo. Siento que Crispin se mueve para
intentarlo también, y juro que casi puedo sentir el aire zumbando con un crujido
competitivo. Pero cuando uno de ellos se mueve hacia mis hombros y trabaja en un enredo
Página 112 de 233
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
complicado, paso de sentirme un poco rara a estar absolutamente deshuesada. Tuve que
bloquear mis rodillas para no caer de cara al suelo. No creo que haya tenido mucho éxito
en sofocar mi gemido.
Eso realmente prendió un fuego bajo ellos, y ambos comenzaron a masajear mi cuello y
hombros como si estuvieran reclamando bienes raíces. Mientras mi mente intentaba
aceptar el hecho de que dos tipos se pelearan por los privilegios de cepillarme el pelo, un
Arokh empapado y furioso se cernió sobre nosotros, y tomó la ruta adecuada para que yo
no tuviera pretendientes.
Me levantó del suelo y me hizo caer en sus brazos.
Arokh se congela. —Angie, ¿qué pasa? ¿Esto le ha molestado a tu estómago? ¿Te sientes
bien?— Me maniobra para que esté cara a cara con él, mis caderas montando sus
abdominales, mi trasero a centímetros de... algo en lo que trato de no pensar, no aquí.
—Ja, sí, grandullón. El estómago está mejor—. Le doy una palmadita en el brazo e intento
no tocar mientras lo hacía. Prometido. —Pero te lo advierto: Probablemente repetiré el
numerito de nuevo cuando aterrice esta, ah, nave espacial. ¿Cuánto falta para que
lleguemos a tu planeta?—
—Nuestro planeta—, corrigió Dohrein con el ceño fruncido mientras Arokh procedía a
llevarme más allá de ellos y a su pila de ropa ahora empapada en mitad de un charco. Nos
siguieron como si los tuviéramos atados con cuerdas. Cuando Arokh me baja y empieza a
vestirse con su traje sucio y yo me alejo para darle espacio, los chicos se volvieron con mi
movimiento y me doy cuenta de que es más bien como si los tuviera atados con cuerdas.
Nada extraño, unh uh.
Es entonces cuando Crispin se puso a trabajar sobre un bulto doblado: un traje limpio.
Para Arokh.
Acaba de ganarse importantes puntos. Me inclino hacia él.
Él ve mi mirada y tropieza.
Dohrein continúa mirándome mientras se frota la nuca y luego gira los hombros. —¿Te
enfermas cada vez que subes a una nave?— Él, con cuidado, lentamente, estira sus
hermosas alas, y yo quedo hipnotizada. Los colores son increíbles. Pero al doblarlas, una
casi me roza el brazo, y rápida como una serpiente, la mano de Arokh se interpone entre
nosotros. La solidaridad y la protección están bien y todo eso, pero esta vez tengo que
lanzarle una mirada de —relájate—, que se ha perdido totalmente, porque no me estaba
mirando.
Un sonajero como un tambor comienza. Bajo y vibrando, casi como la música. Muevo la
cabeza y veo que Dohrein y Crispin me miran con preocupación y empatía. Y ellos son la
fuente de los sonidos. Ronroneando. Era como un ronroneo. Ronroneo hipnótico. Me
relajo contra Arokh, y mis párpados van cayendo y ni siquiera armo un escándalo cuando
él me levanta de nuevo y me lleva, siguiendo a Crispin a una habitación con una cama
enorme.
Como nota al margen, si le molesta que mi ropa estuviera húmeda gracias a él, no se quejó.
Un hombre inteligente.
—¿De verdad vas a rechazar su privilegio de sus hobs en la cama?— Un duro sonido
sarcástico. Dohrein. —Rakhii, hazle un favor dejándola aceptarnos. Hará las cosas más
fáciles para ella cuando tengas que ser quebrado—
Un peligroso estruendo en mi espalda me hizo salir a la superficie de la sensación de
felicidad en la que había estado surfeando. Un fuerte choque hace que me levante corriendo
para ver que Dohrein ya no está en la cama, su cuerpo había dejado unas huellas gemelas
en la pared donde su espalda había impactado. Desplegó sus alas y las sacudió con rabia,
haciendo que el volante de la parte inferior se sacudiera. Por muy bonitas que fueran, eso
funcionó como una muestra de amenaza extraña. Cojo el brazo de Arokh, con mis uñas
rozando sus suaves escamas. Me volví para ver que Crispín nunca se había movido del
todo en la cama, pero tampoco había quitado la rodilla. —Rakhii—, dijo con cautela.
Crispín me echó una mirada, y me dio una amable media reverencia, media inclinación de
cabeza. —Arokh. No puedes querer pelear con nosotros a cada paso. Esto no se trata de ti.
Como dice Rein, hazlo más fácil para ella más tarde haciéndolo fácil ahora—
Dohrein se encoge de hombros, los pliegues de sus alas se elevándose sobre sus hombros
lanzándole una mirada engreída y agresiva. —Si crees que no puedes controlarte, esta
nave está equipada con cerraduras de grado Rakhii en la puerta del dormitorio. Estoy
seguro de que eres consciente de que es recomendable que los Rakhii estén bloqueados
cuando sus princesas no los necesitan...— Miró fijamente a Arokh, —...pero intenta no
darle con demasiada fuerza. No está preparada para un Rakhii unido—
Sus ojos se encienden de repente un poco, y su cara se transformó en una especie de 'aww-
te-comería-viva-madame'. —Todavía no—. Me brinda una sonrisa maliciosa. Con colmillos.
Sí. Me echo atrás, joder.
Con los músculos contraídos de manera impresionante, Arokh se levanta sobre mí,
enjaulándome con sus brazos. Su cola azotando, rozando mi pierna brevemente pero sin
lastimarme. No estaba concentrado en mí, así que pude ver los fuertes tendones de su
cuello, muy pronunciados por la tensión mientras gruñía: —Sal de aquí. Ahora mismo. O
lucharemos. Y ganaré—.
—Aquí tú no das las órdenes—. El tono logró ser tan mordaz como
despectivo. —Pero ella lo hace. Y no te quiere—
Antes de que pudieran contraatacar, respaldé a mi alienígena con: —No pegaría ojo con
vosotros en la cama—. Mis ojos volvieron a mirar a Crispin, a quien ya no podía ver como
el 'seguro'-chico-de-al-lado que yo había considerado. Comparte una mirada con Dohrein
por encima de nuestras cabezas, y luego, -todavía intentando ignorar a Arokh lo más
completamente posible, como si su propia existencia estuviera por debajo de ellos- Crispin
se encuentra con mi mirada. Ahora más suave. Paciente. Entrecierro los ojos.
—Como desees—. Luego se baja de la cama y se hunde en el suelo. Espero un momento,
atisbando a un lado del músculo - realmente, un buen músculo sin pizca de grasa- del
brazo de Arokh. Cuando Crispín no surge a la superficie, me escabullo y me asomo por el
borde para ver que se estaba estirando en el suelo. Por otro lado, noto que Dohrein ha
hecho lo mismo.
Le lanzo a Arokh una interrogante, y por interrogante me refiero a que es una ummm mirada
de '¿qué COÑO?'.
Él estaba descansando en sus rodillas ahora, su cara como una piedra. Resignado. —No
perderán sus derechos de caballerosidad. En vez de eso, han elegido relajar su intensidad—
.
—A la luz del hecho de que fue mantenida en estasis, necesitará un examen físico completo—
—Sí—, Arokh estuvo de acuerdo, las escamas alrededor de sus ojos se tensan. Errrm...
realmente no podía permitirme imaginar lo que me había pasado cuando fui forzada a un
coma virtual y alimentada por un horrible tubo insertado. Intento recordar cómo me había
sentido físicamente cuando me desperté en el cuadrilátero de la subasta con las demás.
¿Me había sentido dolorida? Hubo tanto que asimilar, que no estoy segura de si el dolor se
habría registrado en ese momento. Me pregunto si los extraterrestres tienen enfermedades
de transmisión sexual. Oh, esto sería forraje para las muchas pesadillas que vendrían,
pensé con un estremecimiento revulsivo.
Un índice torcido apareció un poco en mi barbilla. Miré a la cara de Arokh cuando él acercó
su nariz a la mía y la acarició. ¿Sabes? En realidad ya no resulta tan extraño. Considerando
todas las cosas, de todos modos. Cierro los ojos y le acaricio en respuesta. Debe haberse
sorprendido, porque se detuvo un momento antes de besarme fuerte. Sus suaves caricias
comenzaron a convertirse en caricias sensuales. Agradecí el consuelo que venía con su
toque. Cerré mis oscuros pensamientos en un rincón insonorizado de mi mente, y me moví
para poder acercar uno de mis muslos al de Arokh.
—Su olor a necesidad
es...— —Absolutamente
delicioso—.
El cuerpo de Arokh se pone rígido. Le quito la pierna de encima y deslizo mis labios sobre
los dientes. Puede que sólo nos hayamos besado, pero se sintió como si nos hubiesen
pillado teniendo sexo a tope. ¿Cuándo otros podían oler algunas de tus emociones más
extremas? No hay secretos. Mortificante. Arokh pasó sus dedos cuidadosamente por mi
pelo, luego aplicó presión en la parte de atrás de mi cabeza hasta que mi cara ardiente se
encontró con su pecho.
Suspiré y froté mi nariz sobre sus suaves escamas. Definitivamente había lugares peores
en los que estar.
Capítulo 19
AROKH
La pequeña forma de Angie estaba acurrucada en mi parte delantera, y como siempre,
siento una paz inmediata con ella en mis brazos.
Sin embargo, esto no cambia el hecho de que necesito orinar.
Me muevo con cuidado, negándome a despertarla a pesar de que tengo que darme en la
cabeza. No debería haber bebido ese tercer envase rehidratante. Ahora me pregunto si los
bastardos nos habían presionado con ellos con la esperanza de que tuviera que dejarla sola
más a menudo.
...No. Honestamente no esperaban tenerme cerca tanto tiempo. ¿Una Gryfala elevando a
un Rakhii por encima de los hobs cuando se trataba de su cuidado? Nunca se les habría
ocurrido.
No es que me preocupara que la lastimaran. Por el contrario, estos novatos apenas púberes
estaban listos para prodigarle afecto. Cuidarla. Incluso dispuestos a protegerla con sus
vidas -de mí.
Envié una mirada dura a Crispin, mirada completamente perdida porque él estaba vigilando
la espalda de Angie con una suave expresión de anhelo. Trato de no enfermarme por eso y
en cambio, me concentro en su cara. Mis espinas se enderezan cuando me doy cuenta de
que sin el filtro de una furia asesina y el miedo a que me la quitaran, estoy notando algunos
rasgos. ¿Se trataba de la piel de los bordes de sus mandíbulas, y su mentón? ¿Y se trataba
de esas arrugas de sus ojos?
Ahora que lo pienso, había notado que Dohrein tenía ligeros signos de una edad más
madura de lo que le había atribuido, también.
Decidí que no importaba. ¿Y qué si no eran los cachorros llorones y mocosos que salieron
de la academia como pensé inicialmente? Entonces sí, probablemente habían recibido un
par de años de entrenamiento avanzado en lucha y protección, si es que eran como la
mayoría de los cachorros. Y tal vez, siendo más viejos de lo que pensaba, tenían unos
cuantos años de carne y músculo que los llenaban, tanto mejor para proteger a una hembra.
No me importa.
No importa cuán equivocada yo sabía que era la compulsión, me alegraba mucho que Angie
ignorara cómo deberían ser las cosas entre su posición y la mía. Estaba disfrutando
demasiado de lo que los dos teníamos juntos. ¿Disfrutando? Festejando. Gozando.
Sumergida en su dulce preocupación por mí y su atracción por mi cuerpo. Nunca antes
me habían necesitado, no de esta manera. No hasta ella.
Angie gruñe y yo empiezo a hacerlo cuando me doy cuenta de que la había puesto conta mí
y había estado apretando. Relajo mi abrazo y dejo salir un gemido agonizante.
Los hobs tenían razón. Iban a tener que separarme de ella.
¿Qué tan dañino sería para mi Angie? Acaricio su pelo suavemente. Nunca había oído
hablar de una Gryfala que no tuviera hobs para consolarla. ¿Y si llegamos al planeta y ella
los rechaza? Estaría devastada y a la deriva sin ataduras emocionales con nadie. Estos
dos hobs son tan buenos como cualquiera. Sin mí... sin ellos... Ella estaría sola.
¿Por qué yo no lo había considerado antes? Soy como un machaai. Todas mis reacciones
exageradas a las propuestas de los hobs, métodos perfectamente respetables que habían
sido perfeccionados durante siglos de cortejo de los hobs y de las Gryfala, en realidad habían
hecho daño. Angie no confiaba en ellos ahora, incluso les tenía un poco de miedo. Necesito
arreglar esto.
Aprieto los dientes y descubro que en mi agitación, mis colmillos habían empezado a
descender. Me esfuerzo en calmarme hasta que puedo confiar en mi voz. —Necesito
aliviarme—.
Ese itdrek de Dohrein estaba a mi lado casi antes de que las palabras terminaran de salir
de mi boca. El entusiasmo se mostraba en sus ojos y tuve que reprimir mis ganas de
golpearle la cara. Crispín se levantó del suelo casi tan rápido como él. Con cuidado, saqué
mi brazo de debajo de la cabeza de Angie. La mano de Crispin se deslizó por debajo,
ahuecando su cuello y asumiendo mi trabajo desde el lado opuesto. Me levanté de la cama
y, con un esfuerzo considerable, obligué a mi cuerpo a alejarse mientras Dohrein se ponía
al lado de Angie y ocupaba mi lugar.
A sólo unos pies de ella, y mi cuerpo se rebeló a la distancia entre nosotros. Me volví y salí
corriendo.
Intento ignorar mi violento temblor mientras me seco las manos cuando el grito de Angie
resonó en el interior de la nave. Mi estómago, que ya se estaba muriendo por la ausencia
de mi Gryfala, se agita, pero, con mis instintos en absoluta agitación, no sólo me las arreglé
para mantenerme erguido, sino que mi cuerpo se convirtió en un misil en busca de Angie.
La endeble puerta en la parte de arriba se rompió de las bisagras cuando la golpeo. Salí
corriendo, con los tres dedos de los pies extendidos para evitar que mi cuerpo se deslizara
sobre el elegante suelo de metal remachado.
normal de una Gryfala que se iba con sus hobs... no con miedo, de todos modos. Mi voz
salió más fuerte de lo que pretendía cuando ladré, —¿Qué tevek le has hecho?—
Dohrein se frota la garganta y me mira fijamente. Empiezo a creer que no tiene mucha
variedad en su repertorio de expresiones. Y la mirada perdida parecía ser su configuración
por defecto, al menos cuando trata conmigo.
Crispin dijo en voz baja: —Estábamos tratando de darle un masaje. Se supone que a las
Gryfalas les encantan—.
Quiero curvar mi labio, pero una parte de mí siente empatía. Lo cual odio aún más. Angie
es mía.
Crispin murmura: —Trata de volver a dormir, veetling—.
Angie, tranquila ahora, se echa hacia atrás y habla con una voz que sonaba un poco tensa.
—¡Imagínatelo! Estoy toda acelerada. Creo que he cerrado los ojos durante tres minutos.
De donde vengo, eso es casi una siesta de gato—
Levantando las cejas de su cara, me mira y abre los ojos. —Entonces, ¿qué hay en
la agenda?—
El silencio que siguió es cargado e incómodo hasta el extremo.
Con cautela, Dohrein preguntó: —¿Te sientes lo suficientemente bien como para hacerte un
examen médico?—
—Ah. Puede que sí, si los escáneres muestran que no has estado protegida. ¿Sabes lo que
te dieron tus captores?—
—Determinaste que estaba en un profundo letargo-estasis, lo que sea, ¿recuerdas? ¿Cómo
podría saberlo?—
—A menos que haya un asentamiento de Grifalas en algún lugar de una galaxia lejana del
que no sepamos, fuiste robada y criada por extraterrestres, Angie—. Dohrein hizo una
pausa. —Por supuesto, el hecho de que estuvieras con un gran número de otras Gryfalas
que coinciden con tu descripción, -amarradas, mutiladas y sin poder hablar nuestro
idioma-, plantea esa misma posibilidad—, meditó.
—Sin duda, sé con certeza que...— interrumpió Angie, pareciendo tragarse sus palabras.
—Lo que sea. Vamos a hacer esta cosa del escáner, y luego podéis acabar de una vez y
pincharme porque todos sabemos que eso es lo que tiene que pasar aquí, ¿verdad?— No
siguiendo todas sus palabras, todavía podemos procesar su significado y siento el fuego
lamiendo mi garganta. Los otros dos machos muestran una aguda expresión de esperanza.
Sus ojos se entrecerraron ante el equipo, ahora a un simple click de su nariz. Sonrío ante
su desconfianza. Es bastante atractiva cuando se pone nerviosa. —Estará bien. Esto no
dolerá—
—Mejor no—, murmura. Pero a pesar de su tono reacio, confía en mí lo suficiente como
para cerrar los ojos. La pantalla destelló un breve rayo de luz holográfico en sus párpados
y el panel de datos comenzó a llenarse, mientras que el rayo de exploración se movía
lentamente por su cuerpo.
Con un aire de profundo, profundo pesar, Crispin casi se acobardó cuando susurró, —En
realidad, sería mejor tomar una muestra de sangre ahora—.
Sus ojos se abrieron de golpe. —¡Lo sabía!—
Dohrein sonrió con suficiencia. —Las Gryfalas son todas iguales. Aterrorizadas por los
pequeños instrumentos de metal—
—¿Tu talón, por favor?— Crispín preguntó mientras se agachaba, y antes de que ella
pudiera siquiera procesar su pregunta, la tenía atrapada en la palma de su mano y su
chillido señaló su éxito.
—¿Acabas de pincharme el pie?— Está bastante temblorosa de indignación. Le froté uno
de sus hombros sin alas. Echa chispas por los ojos a la colección de herramientas que él
ahora estaba trasladando una pequeña máquina. —¿Sabías que él iba a hacer eso?— Me
sisea ella.
—No—, miento solemnemente.
Cuando vi la expresión engreída de Dohrein, quise golpearle, pero me conformé con mostrar
mis colmillos.
—En su... trasero—, dice Crispin, en tono ya arrepentido por el acto que aún no habíamos
cometido cuando da la mala noticia. Ante los gritos de ira de Angie y su renovada (aunque
totalmente inútil) lucha, pude ver que eso no calmaba sus reservas. Aparto las alas de ellos
fuera de mi camino, y cuando pude ver a Angie de nuevo, su expresión me hirió.
Endurecí mi resolución, apreté los dientes con un chasquido e hice un movimiento giratorio
con el dedo.
Se puso a gimotear en sus manos -luego las aparta de la cara como si no pudiera confiar
en que no la fuera a acorralar mientras no miraba.
Chilla cuando ve que casi la tengo.
Se aleja de un salto con miedo. —De donde vengo, nos pinchan en el brazo, ¿no puedo hacer
eso?—, suplicó.
¿El brazo? Mis manos se cerraron en puños, mis entrañas retorciéndose, y odio cómo su
ansiedad crea un espejo en mis propias emociones. Y desafortunadamente, mi despiste
sólo exacerbó su pánico para lo que debería haber sido un procedimiento simple. Miré a
los hobs con exasperación.
—Vosotros dos tenéis que hacer esto. Yo no— No sabía lo que hacía cuando se trataba de
su cuidado, y este hecho me afectaba terriblemente.
Ninguno de los dos hizo un movimiento. Empujo la bandeja. Miré a Angie a los ojos cuando
me dirijo a ellos, mi voz iracunda, —¿Podemos hacerlo más tarde?—
Ella se desploma contra mí en señal de alivio. —Sí. Sí, por favor, mucho, mucho, mucho
más tarde estará bien. Realmente bueno—. Estaba temblando, y el olor de su miedo avivó
los peligrosos instintos en mi cuerpo. La abrazo más fuerte.
Intento volver a ponerla de nuevo de buen humor. —Actúas como una novata asustada—.
No me quita la cara del hombro, así que su voz está apagada cuando responde: —No soy
lo suficientemente madura para sentirme ni un poquito culpable. La aguja era ENORME,
Arokh. ¡Simplemente no!—
Sólo asiento, y paso mis palmas sobre la melena de Angie y la espalda. Ella llora un poco
y yo me muero por dentro y ella balbucea unas mil muchas gracias, y termina con, —
¡h'Rinok!—
Miro a los otros dos como refuerzo y chasqueo los dientes cuando los ojos de ella, dolientes,
y sus palabras de súplica hicieron que sus expresiones finalmente se desmoronaran.
Gruño. —¿Cómo os las arregláis los hobs para realizar cualquier tratamiento médico
cuando os derretís ante cada mirada lastimera?—
Él suspira, cubriéndose los ojos con una mano. Me extendió la jeringa con la otra.
Trago veneno. Pero la cogí. —Ya sabes que esto ayudará a arreglar la brecha entre
nuestras lenguas—.
Su boca se abre, luego se cierra de golpe. Entonces, ella grita: —¡No me importa! Lo
mantendré tal y como está. ¡No te acercarás a mí con más cosas afiladas!—
Su mirada suplicante me hace vacilar en mi resolución. Clavo los ojos en la jeringa y me
preparo para perder su favor. —No—.
—¡¿No?!—
—No—.
Ambos hobs se ven horrorizados. Estoy ignorando una orden directa. Sabía que la forma
de hacer las cosas era seguir dando vueltas y explicando, y razonar. Pero no conocían a
Angie como yo. Es muy testaruda. Para ellos, sin embargo, parecía que me estaba pasando
de la raya.
Lo digo con firmeza, incluso mientras mis corazones se arrugan. Su expresión: devastada,
aterrorizada y traicionada. —Angie—, digo con un suspiro y observo un ligero parpadeo en
su cara cuando, por un momento, cree que vuelvo a ceder. Hasta que le cojo la melena en
mi puño.
nada ahora, podía ver sus similitudes con ellos incluso más que antes. Vi sus expresiones
mientras la miraban fijamente. Listos para satisfacer todas sus necesidades, poseían el
tacto suficiente para completar cada capricho de ella.
A diferencia de mí.
Ella era una Gryfala. Yo era Rakhii. Mi lugar estaba en el suelo junto a su cama, sirviendo
cuando ella llamaba, protegiéndola cuando no estaba luchando por el título en el ring. Para
nunca elevarme por encima de los hobs superiores.
Me sacudo mis remordimientos, y me acerco para quitarle el traductor de la piel. Sentí la
reverberación del ronroneo de los hobs en mis instrumentos mientras trabajo, como si
fueran diapasones en lugar de bisturís y púas. Mi forma de clavárselo hizo que gimoteara
incluso con el analgésico y la hipnosis de los hobs. Este maldito chip estaba más profundo
de lo que yo pensaba, y maldije en silencio cuando tuve que hurgar un poco para liberar
las puntas de su piel.
Estaba acechando para apartar a Angie del pecho de Crispin cuando Dohrein se inclinó y
declaró: —Nunca he visto esto antes—.
Me regodeo en esto hasta que Crispin pronuncia un horrorizado, —Ella no es una Gryfala—.
Capítulo 20
AROKH
Dohrein estaba deslizando su mano libre por la parte de atrás de su cabeza, todavía
asimilándolo. —He entregado tu información para catalogar a los humanos como una
especie recién identificada. Comunicaré los hallazgos a las partidas de búsqueda para que
estén al tanto—
Los dedos de Angie se clavan contra el músculo de mi antebrazo, las uñas arañando
intermitentemente a lo largo de mis escamas, y me gusta. Se dirige a Dohrein. —¿Partidas
de búsqueda?—
—Partidas de solteros desembarcaron cuando nos llegó la noticia de que las Gryfalas
estaban siendo subastadas—
—¿Dejarán de buscar cuando descubran que no somos Gryfala?—, pregunta preocupada.
—¡Aún necesitan ser rescatadas!— Ella les miraba suplicantemente y yo sentía que en mi
cara se formaba un ceño fruncido. No me gusta ver a mi hembra rogando a otros machos
por favores, pero si tenía que hacerlo, entonces mejor que hagan lo que ella les pide.
No tenía que haberme molestado en preocuparme.
Los hobs son famosos por consentir a su Gryfala, y aparentemente, con una hembra...
humana -la palabra es muy alienígena, muy insulsa, y sin encajar para nada con mi Angie-
no es diferente.
Es comprensible que Crispin se convirtiera en papilla por las súplicas de Angie. Pero ver a
Dohrein, el cascarrabias, reducido a un estupor aturdido, me hizo reír de repente.
Su expresión se oscureció. —¿Qué pasa, Rakhii?—, me dijo entre dientes.
—Deberías ver tu cara...— Al darme cuenta de que no quería que rechazara a Angie, dejé
de bromear inmediatamente. —Está bien, parece que ella tiene ese efecto en todos
nosotros—
Angie expulsó el aire entre sus dientes con suficiente fuerza como para hacer un sonido
pffft.
Adivinando lo que ella quería decir, le dije: —No puedo negarte nada, dulce—.
Dohrein se mofó.
Quería preguntarle si los otros intentarían rescatar a las humanas, pero sabía que Angie
tendría más éxito con él que yo, así que espero. Angie no esperó. —¿Y bien?
¿Abandonareis la búsqueda ahora que habéis descubierto que no somos vuestras
Gryfalas? ¿Sabes lo que les está pasando ahora mismo?— Sus ojos brillaban y luego se
anegaron y de repente tuvo tres machos conmovidos por el poder de sus lágrimas.
De Crispin salieron ronroneos hasta que mi puño se conectó con su hombro. —Déjalo—.
No quiero que la arrullen cada vez que se enfade. Sus alas se agotan, pero no tomó
represalias.
Crispín la miró con nostalgia. —Tu parecido con las Gryfala es asombroso. Actuarán antes
de poder determinar que hay una diferencia en nuestra especie. Una vez que se den cuenta,
no podrán evitar que las rescaten. Además, no os preocupéis por vuestro futuro en cuanto
al vuelo. Tu pérdida de alas evoca una respuesta de protección extrema en los machos—.
Se apartó de mí y se retiró a sí misma mientras decía, como si no tuviera importancia,
—Nunca tuve alas—.
—No... quiero decir que no las tengo porque no se supone que las tenga. Los humanos
no tienen alas—.
Dohrein parece contemplativo. —¿Cómo marcan y preparan los machos a sus hembras
para el sexo si no tienen alas?—
Ella parpadea. —¿Tú... con tus alas?—
Dohrein despliega las suyas y más rápido de lo que mis ojos pueden seguir, envolvió a
Angie, haciéndola desaparecer de la vista mientras la encerraba en un bloqueo de alas.
Capítulo 21
ANGIE
Crispín, a pesar de que parecía un surfista relajado (con alas), podía lograr un brillo
increíblemente efectivo.
Sin embargo, nada podía rivalizar con la reacción de Arokh. Ahora vuelve a rugir, y pensé
que la primera fue para que Dohrein me dejara ir, pero esta vez no parecía afectado. No,
eso no es cierto; se veía engreído -el bastardo- pero de todas formas no se veía afectado por
la amenaza de Arokh.
Las alas de Crispín se ensancharon, las garras de aspecto muy afilado en la parte superior
se flexionaban amenazantes y pensé que Dohrein debería estar más preocupado por él.
Aparentemente, tatuarme era un no-no. Y eso es justo lo que pasó. Estaba cubierta de
una capa brillante, los colores y los patrones coincidiendo perfectamente con sus alas.
Empecé a frotar un dedo sobre una de las marcas de mi brazo, pero Dohrein hizo una
dolorosa suplica: —Por favor, no lo hagas—, y me cogió la mano.
Arokh cargó hacia delante -pero fue Crispin quien apartó a Dohrein de mí.
Luego me miró fijamente la piel. Yo también miré hacia abajo. —Bonito—, dije,
soñadoramente. Parecía que estaba cubierta de polvo de mica.
Era justo lo que no debía decir.
—Debo marcarla—, dijo Crispin. Su voz estaba totalmente fuera de lugar. Salió rallada,
enfadada. Ya no era un chico amable y relajado. El gruñido de Arokh era como el chasquido
de un látigo azotado, impresionante y aterrador.
—Ven conmigo—, dijo Crispin. —Por favor—. Su tono era tan autoritario que me encontré
dando un paso en su dirección. El gruñido de Arokh se hizo más fuerte pero mi paso fue
aparentemente todo el permiso que Crispin necesitaba; él también me envolvió en sus alas
y una vez más mi mundo se oscureció al ser suavizado en un muy bien musculado, muy
cachas, muy... ¿he mencionado que estos tipos son desgarradores? Creo que debo haber
sufrido un sofoco. Cielos, estos son hombres muy guapos. Hombres. Hobs. ¡Lo que sean!
Las manos me acariciaron la espalda, suavemente y sólo una vez. Oí y sentí a Crispin
inhalar profundamente, su nariz presionada en la parte superior de mi cabeza.
Luego me despegué hacia atrás y me encontré con otro pecho increíble. —Guau—,
farfullo. Y luego me río. —Me siento bebida—.
Arokh estaba jadeando con fuerza y sujetándome con más fuerza. —No estás contento,
grandullón—, le informo amablemente. Luego me río. —Lo siento—, le digo. —¡No sé qué
es tan divertido!—
—Son las marcas—. Arokh sonaba más disgustado que... no puedo pensar en qué. Es el
hombre más disgustado que he conocido, pensé, pero no lo dije en voz alta. O tal vez no lo
dije a gritos.
—Está reaccionando como tal—. La voz de Dohrein era cabezona. Y me gusta. Él arquea
una ceja ante mi risa, y luego extiende su mano en un gesto de '¿lo ves?'. —¿De verdad
quieres sentarla en este suelo unos instantes ahora? La cama va a ser lo más cómodo
para ella—
Tropezando un poco con las puntas de los dedos de los pies, rastreé mis dedos a lo largo
del cuello de Arokh, sintiendo sus escamas contraerse y ondularse incluso mientras su
cuerpo se queda inmóvil. Su hombro está muy magro de músculo y joder no me importa el
hecho de que tenga escamas en vez de piel. Le di un rápido mordisquito antes de quitarle
el aguijón. —Mmm—.
Casi caigo al suelo cuando las rodillas de Arokh empezaron a doblarse. Las bloqueó y sus
manos me agarraron con más fuerza para mantenerme erguida. —¡Guau!— Grité. —Eso
ha estado cerca—. Lo lamo de nuevo.
—Tevek—, dijo entre dientes antes de empujar a Dohrein hacia atrás. Todo mi mundo se
puso de lado cuando se inclinó y me giró y puso el brazo detrás de mis rodillas.
—¡Por la borda! ¡Sirena a babor!— Me siento la feliz borracha, en caso de que te lo
preguntes.
Después de un golpe, Arokh agita la cabeza. —Aguanta, cariño—. Su voz es un poco áspera,
pero me lo dice al oído y no suena enojado. No conmigo, de todos modos.
—Lo cual es bueno. No quiero que te enfades
conmigo—. Se ralentiza. —No estoy enfadado contigo,
princesa—
—¡Bien!— Le doy un beso, apuntando a sus labios pero terminé dándole en la barbilla.
Ha estado bien. Seguiré intentándolo.
—Voy a matar a Dohrein—, dijo casi en tono de conversación.
Llegamos a la puerta de la zona de la cama de la nave y grito cuando Arokh me achucha
demasiado fuerte cuando intenta abrirla. —¡No me dejes caer!—
—Aquí—, dijo Crispin y se movió para abrirle la puerta. —¿Considerarías dejarme...—
—¿No has hecho suficiente?— Arokh vuelve a estar furioso. Suspiro. Huh. Podía ver su
pulso y éste bombeaba aún más rápido cuando soplo sobre su piel. Lo hago de nuevo.
—¡Fuera!— Arokh le grita.
—Qué grosero—, digo, y puse mi brazo alrededor de su cuello y deslicé mis manos hacia arriba
hasta que toco sus cuernos. Me suelta sobre la cama y yo grito, —¡Oye!—
Página 134 de 233
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
—Confía en mí—. Apretó un poco y forzó la palma de su mano hacia abajo haciéndome
gemir y moverme inquietamente. Pero no con dolor. Si no duele mientras me está tocando,
entonces estoy a bordo.
Las rugosidades marcadas en la base de sus cuernos raspaban el interior de mis muslos
cuando de repente sumerge su rostro en mi coño. Grito, algo como —¡unnh!— Mis piernas
tratan de fijarse en su cabeza pero sus cuernos sobresalen más que su cara, así que no
corre el riesgo de ser aplastado por los muslos. ¿Rostro incorporado al buceo de coños?
Increíble. Sólo tengo que bloquear las puntas para que no me saquen los ojos, y no es gran
cosa aquí.
—¡No te detengas!— Le ordeno en un gemido. Apenas, una parte de mi cerebro
intentaba avergonzarse de que hubiera dos tipos al otro lado de la puerta, sin duda
capaces de oír
cada uno de mis jadeos, gemidos y gritos, pero estaba demasiado lejos de preocuparme. Me
aferro a sus cuernos, manteniendo las puntas bien lejos de mi cara y ya me preocuparía
más tarde (tal vez) después de que Arokh me ayude a correrme -correrme más duro de lo
que he experimentado antes si las ondas expansivas de placer son algo a tener en cuenta.
Me hizo llegar al clímax una, dos, tres veces y quizás hasta perdí la cuenta. Se arremolinan,
uno sobre otro mientras me retuerzo, y gimo, y suplico ininteligiblemente. Mi cuerpo se
estremece tanto que veo estrellas como nunca antes había oído hablar sobre ello. Incluso
podría haberme desmayado. Cuando mis ojos se abren de nuevo, todavía estoy temblando,
una sacudida atravesando mi cuerpo y con rayos de orgasmo con cada lánguido lametazo
de la lengua de Arokh. A través de mis pesados párpados miro los gigantescos hombros y
los enormes cuernos y la hermosa cara entre mis piernas, uno de mis muslos ahora flácido
sobre su hombro. Y me estremezco. Los ojos de Arokh están fundidos y llenos de la
promesa del sexo más asombroso. —Por favor...— Suplico, jadeando. —Ya no me duele, y
si ignoras el hecho de que estoy tan débil como un bebé recién nacido ahora mismo...— Yo
estaba divagando, así que la expresión que recorre su rostro no la asimilo.
Me soltó los muslos tan repentinamente que se abrieron, debo añadir. Aunque no creo que
pudiera cerrarlos si quiero. Mi coño seguía temblando y ahora había un feroz y vacío dolor
en mi interior.
Pero sabía que él podía arreglarlo. Cuando se echa hacia atrás para sentarse en sus cuartos
traseros, se ve el bulto detrás de su tela protectora.
Capítulo 22
AROKH
—¿Por qué no?— Crispín parecía asombrado. Luego inhala, como si hubiera tenido miedo
de olerla en mí antes, y de repente ya no lo tiene. Ahora espera tener una oportunidad con
ella en su estado desesperado. Mi Angie.
—No lo sabía antes, ella actuaba como...— Giro la cabeza para poder golpear mis cuernos
contra la pared. Cuando recupero mi habilidad para hablar, digo deliberadamente las
palabras que me hacen desesperar por otra ducha. Me hacen desesperar por que ella se
duche de nuevo. Las cosas que le hice... —Ella ha dicho que no es... madura—. La
repugnancia por mis acciones se acumula en mis tripas.
Dohrein se queda boquiabierto y sus ojos se escandalizan. Entonces el entendimiento
surge. —Quería decir que no es lo suficientemente madura emocionalmente para manejar
el estrés de la inoculación sin llorar como una novata - machaai—.
Le miro estúpidamente.
Por mucho que me resistiera a admitirlo, estos dos habían sido educados por una Gryfala,
habían crecido alrededor de una Gryfala, y habían estudiado a las Gryfalas. Mi Angie era
tan parecida a los de su clase, que pensaban que era una Gryfala.
El labio de Dohrein todavía está un poco levantado cuando finalmente habla. —Déjame
adivinar. Esta es la primera Gryfala que conoces—
—Entonces las humanas son muy parecidas a las Gryfalas—, se maravilló. —Y si ella
fuera Gryfala, nuestra Angie es la mejor para la reproducción.— Su voz se había vuelto
ronca con esa última palabra.
¿Nuestra? Gruño una advertencia en respuesta.
—Ya podíamos olerte en ella, Rakhii. ¿Qué es una montada más antes de que seas
apartado? A menos que tengas miedo de que ella no te acepte ahora. Y en ese caso, hazte a
un lado—
Crispín se había inclinado para poder ver a mi alrededor, y miraba la puerta con hambre,
en trance, cuando dijo: —¿Por qué no le preguntas a ella? ¿Realmente temes que ella
rechace tu avance porque la abandonaste?—
Mis labios se estaban despegando de mis colmillos cuando Crispín inclina su cabeza, sus
ojos todavía fijos en la puerta como si una hembra caliente por sus machos estuviera al
otro lado de ella. —¿Hueles eso?—
Siseo, —¿Qué quieres decir con oler, todavía puedo saborear...—
—No... tiene razón—. La boca de Dohrein se abrió al inhalar, atrapando el aroma de las
emociones en su paladar superior.
Y yo también lo hice.
Capítulo 23
ANGIE
No levanté la vista de inmediato cuando se abre la puerta. Siento mucha lástima por mí
misma.
Y desconcierto. Y rechazo. Básicamente, todos los verbos. La forma en que había tocado
mi cuerpo y luego me había dejado... Tengo sensación de jodida lástima, sin la jodida
experiencia completa, como si él no hubiera podido terminar de echar un lastimoso polvo
porque sentía mucha compasión por mí.
Ouch.
Siento que me tiembla la barbilla. Y los limpiaparabrisas para mi cara serían muy útiles
en este momento.
Escuché lo que supuse que era la gran y pesada cerradura de la puerta cayendo en su lugar
con un golpe hueco.
—Que no te quiero—.
—¡J-j-joder!— Vuelvo la cabeza para mirarle por encima del hombro. —¡No pensé que
fueras tan— -ataque de hipo mojado- —gili-pollas!—
Bien. Que se joda. Traté de sorber como si no me importara, pero me salió como una
sorbida con el corazón roto. ¡El puto llanto apesta! Me doy con las palmas de las manos
en las rodillas y miro hacia un lado de la habitación donde no está su estúpido culo y trato
de controlarlo. Sí, no funciona.
Grito cuando el enorme, enorme cuerpo de Arokh está de repente encima de mí.
¿Esa llave de grado Rakhii que los chicos han utilizado antes? La mantiene mientras
Crispin y Dohrein golpean la puerta. El aliento de Arokh está caliente y su cara es
amenazadora mientras respira, —He dejado todo por ti y no crees que te quiera—.
—No—, susurra, y me estremezco cuando su mano está de repente justo ahí, pero sólo me
acuna la cara. Mueve sus rodillas, que están a ambos lados de mis caderas, encerrándome
aún más. —Angie, no… nunca te haría daño—, jura, y me pasa los dedos por el pelo,
envolviéndome la nuca con su gran palma y metió mi cara en su cuello.
De repente, estoy temblando, mi cuerpo comienza a relajarse bajo el suyo, incluso mientras
mi mente aún se tambalea, pensando 'No conozco a este alienígena en absoluto'.
—Shhh—, me tranquiliza, y se aparta de mí, tirando de mí con él para acunarme en su
regazo, y es entonces cuando me doy cuenta de que estoy llorando de nuevo, pero
lágrimas silenciosas esta vez. De las que no duelen, de las que se derraman cuando te
asustas.
Intento empujar contra él pero es tan, tan fuerte que me puso una mano entre mis
omóplatos y me aplasta contra su gran y estúpido pecho. Era básicamente como si no le
hubiera ofrecido ninguna resistencia. Aprieto los dientes y trato de despegar la parte
superior de mi cuerpo de él, dando todo lo que tengo esta vez. Su voz era firme y seria
cuando dijo, —Para. Esto—
Una voz se eleva por encima de los golpes en la puerta. —¡Acaba de darle una orden! ¡Que
dejara de luchar!—
—¡Morirás por esto, Rakhii!— Creo que es Dohrein. No parece Crispin amenazando. ¿Pero
qué sé yo? Al parecer, absolutamente nada sobre los extraterrestres. Este que me sujeta
vuelve a ser dulce, un pulgar haciendo círculos en mi piel, su cuerpo aún meciéndome,
tranquilizándome.
Intentándolo.
Un apagado, —¿Por qué esta nave no está equipada con una llave para esta puerta?—
—¿Porque es impensable que no estemos también en el otro lado?—
—¡Tevek!—
Arokh los ignora, y sigue acariciándome. Sin embargo, sigue manteniéndome presionada
con fuerza hacia él.
Mi mente está pensando en las reacciones de los otros dos cuando Arokh me había dado
una orden. Eso hace que intente algo. —Arokh. Déjame levantarme. Ahora mismo—
Y me quedé aturdido cuando lentamente, titubeando...
Resoplo.
Yo balbuceo. —¿Qué?—
—Pensé que eras demasiado joven, no demasiado joven para tener estos sentimientos—,
añade rápidamente, —Pero antes pensé que tú...— Cierra los ojos y empieza de nuevo. —
De repente tuve miedo de haberme aprovechado de los impulsos naturales de una joven
Gryfala—
No sé qué decir. Supongo que... tiene sentido. Y estoy un poco aturdida porque, por mi
parte, he asumido directamente que él está maduro, nunca he pensado en la posibilidad de
que fuera menor de edad y que tal vez no debería estar con él. Habría hecho sus propias
suposiciones basadas en lo que sabía, y todo esto era como un gran letrero parpadeante de
neón; somos completa y literalmente ajenos el uno al otro. Las relaciones se vuelven mucho
más complicadas. Parece estar esperando que yo reconozca la sabiduría de su repentina
abstinencia.
—Oh—.
Asiente con la cabeza. —No te sentías muy joven. No actuabas como si fueras muy joven.
No olías a muy joven...— Sus pupilas se dilatan tan repentinamente que me tiré hacia
atrás como reacción. Parecía que estaba al borde...
—Te deseaba—. Me muestra una mirada positivamente hambrienta. Su boca es firme y su
mandíbula rígida. —Te deseaba ferozmente, pero no podía traicionarte de esa manera una
vez que pensé que eras más joven de lo que creía—
Repentinamente, me siento con ganas de disculparme. Si la situación fuera al revés, yo
habría hecho lo mismo. Si hubiera pensado que era un adolescente, como sospechaba que
era Crispin, no importaría lo guapo que pensara que es, no cruzaría esa línea. ¿Y si me
hubiera enterado después del hecho? Sí, me echaría atrás, rápido.
La voz de Arokh tenía un mundo de... algo cuando dijo significativamente, —No si eres
demasiado joven—.
—Bien. Fue admirable una vez que pensaste que yo era sólo una... novata. Pero. No lo era...
no lo soy—, corrijo.
—Todavía me eliges a mí—. Lo dice como si estuviera marcando una caja de algún tipo.
Pero ya había terminado con esta conversación por ahora. —Mira. Creo que estás en algo
cuando dijiste que me siento muy irracional, de verdad. Necesito tiempo para pensarlo y
superarlo porque todavía me siento enojada contigo—
—Pero tú me quieres—.
Resoplo. Dejo que interprete lo que quiera sobre mi silencio, pero estoy tratando de dar
una buena marcha atrás, y estoy ocupada mentalmente con todo esto cuando noto el
cambio en su expresión.
A lo lejos escucho, —¡La anulación del sistema está tardando tevekin demasiado!—
Y la respuesta de pánico: —¿Crees que no estoy haciendo mi mejor esfuerzo? ¡Sabes que
dejé el curso de Operaciones Avanzadas de la Nave cuando mi madre me dijo que el
programa parecía demasiado agotador!—
Aunque no puedo concentrarme en ellos. Porque estoy congelada, inmóvil por la intensa
mirada que Arokh me está dando.
Y mi corazón se pone nervioso cuando me doy cuenta de que Arokh me está acosando.
Estoy siendo perseguida. Por un gigante, que respira fuego y que se comporta como un
depredador.
Mi pobre cuerpo está todo confundido. Mi cerebro late con la gran señal roja de —
¡PANICO…CORRE ESTÚPIDA!—, pero mi cuerpo... un excitante escalofrío sube por mi
pecho como un hormigueo que sube por mi columna cuando da otro paso adelante.
Y se agacha.
¿Estoy jadeando?
En voz baja, exclama, —No he estado protegiendo a una Gryfala sólo por sentido del
deber—. Lentamente, su mano se levanta y suavemente acuna la parte de atrás de mi
cabeza. —Desde el primer momento, yo estaba -y estoy- cautivado por ti— Su boca bajó
sobre la mía y se pasó un rato lamiendo y chupando mi labio inferior hasta que le abrí. Me
quedo sin aliento cuando se aleja, pero él tiene mucho aire para seguir hablando, su
expresión solemne, su voz un poco ronca. —Fui tuyo en el momento en que adulaste mi
manta ceremonial. He cometido errores porque soy ignorante de tu especie, pero no dejaré
de intentarlo, y no hay nada que quiera más que a ti. ¿Todavía me quieres?—
Qué gran idiota.
—¡Sí! Sí, Arokh. Yo también te quiero—, respiro y me acerco y envuelvo una palma
alrededor de su cuerno, tirando de su cabeza hacia abajo para poder llegar a su boca.
Gime, y luego movió sus labios, trazando un sendero con besos sobre mi mejilla, por mi
cuello, y está succionando y lamiendo mi clavícula ahora y grito cuando dobla sus caderas
contra mí, justo donde lo necesitaba, y estoy cayendo en la cama y él estaba buscando a
tientas entre nuestros cuerpos en su bragueta...
—Sé que lo hacías, mshula— Dohrein -¡sí, Dohrein!- me acaricia el pelo con delicadeza. —
No dejes que esta experiencia te asuste. Por eso las Gryfalas tienen muchos hobs, y los
momentos de amor con un guardia Rakhii son vigilados para que los hobs puedan
contenerle si uno se vuelve demasiado ciego de lujuria. Son bestias—
—¿Qué...?—
—Estás a salvo aquí—, asegura bruscamente. —Lo juro—.
—Está angustiada—.
—Por supuesto que está angustiada, ese monstruo trató de...—
Una pausa ponderada. Luego: —No. Esto se parece al shock. Recuerdo que la
simulación...— Parpadeo hasta que mi visión no está borrosa, y levanto una mano para
quitarme las costras lacrimógenas de los ojos.
—¡Está despierta!— Los dedos cuidadosamente retiran los mechones de pelo de mi cara.
—¿Princesa?—
—¿Dónde está Arokh?—
La boca de Crispin se endurece en una línea de enfado, una mirada extraña para su rostro
melancólico. —Está encerrado en la bodega—.
—Lo habría empujado a través de la tevekin esclusa si no fuera por el ejemplo que el Consejo
hará de él cuando lleguemos al planeta—, murmura Dohrein.
—Nos impondrán un castigo—, asegura
Crispin. Dohrein se burla. —Mejor de lo que
se merece—.
—¡Tienes que dejarle ir!— Intento sentarme, y un sonido zumba mientras mi espalda se
levanta forzadamente. Echo un vistazo para ver a Crispin manejando los controles de la
silla en la que estoy. Estoy en el puente de mando de la nave, en esta pequeña silla.
—¿Qué?— Veo un pequeño punto de luz, y un punto de luz muy, muy grande,
parpadeando mientras el espacio se encoge rápidamente entre ellos. —¿Estamos a punto
de estrellarnos contra un planeta?—
—Eso no es un planeta. Es otra nave—, dice entre dientes Dohrein. Agarró un joystick
(probablemente no se llama realmente así, pero soy una niña de la época de Atari) y
comienzo lo que yo asumo, por el repentino tirón de mi cuerpo contra el cinturón de
seguridad, era una maniobra defensiva.
—No, no, nooo...— Crispin susurra mientras da un golpe a las teclas, pero nunca aparta
la vista de la nave de tamaño planetario que se acerca a nosotros mientras estamos
sentados como patos en el agua. —¡Tenemos que llevarla a la cápsula!—
—Es demasiado tarde—, dijo Dohrein y su voz no era el tono grosero y espinoso al que
estoy acostumbrada.
Es de abatimiento.
Un holograma aparece, representando un infierno de un maldito alienígena feísimo. Crispin
teclea más rápido. El holograma empieza a hablar. —Bloquea nuestro sensor de visibilidad
todo lo que quieras. Sólo estás confirmando lo que sabemos: es una nave de carga. Y tenéis
una carga preciosa que estáis protegiendo—.
—¡Oho! Felicidades, tienes una señal de pánico— Su sonrisa es cruel. —Pero ambos
sabemos que no hay otras naves de hobs en las cercanías—
La nave se estremece.
siento—.
—No pasa nada—.
—¿Chicos?— Ambos se vuelven hacia mí. Estoy segura de que debía parecer tan aterrada
como me sentía. Y estoy segura de esto porque incluso la expresión tensa de Dohrein se
suaviza justo antes de que se llenara de la más aterradora mirada de arrepentimiento.
Página 147 de 233
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Empieza a levantar los dedos para enfatizar sus puntos. —Partió tu maldito prototipo por
la mitad. Los piratas no van a tener acceso a un arma tan avanzada. ¡Hay una posibilidad
de que pueda hacer esto!—
—¡Princesa, no...!—
—¿Angie?—
—¿Sí, guapetón?— El cariño ni siquiera me hizo sonreír. Sus ojos tampoco estaban bien;
las pupilas se volvían de grandes a rajadas y viceversa, en un fogoneo rápido.
—¿Arokh?— Escucho la preocupación en mi voz.
—Dulzura—, jadea. Sus ojos estaban todavía un poco desenfocados. —Vete junto a la
puerta—. —¿Qué?—
—Ahora—, ordena. Su voz es más firme con cada palabra. —La puerta. Mantente atrás—.
Tan pronto como llego allí y me vuelvo para mirarle con exasperación, Arokh coge a un
resignado Dohrein en una llave de estrangulamiento y procede a darle una paliza. Dohrein
le dejó conseguir un muy, muy buen golpe -y luego aparentemente tuvo algo de angustia y
frustración desahogándose. Me pregunto si Arokh no ha visto la máscara. La jaula de
alambre podría haber ayudado a rebotar algunos golpes.
Cuando Arokh dio un puñetazo que dejó a Dohrein tambaleándose, se volvió contra Crispin.
Durante todo esto, estoy gritando cosas como, —¡Arokh, detente! Tienes que detenerte, ¡la
nave está siendo atacada!— Cuando eso no pareció registrarse en él en absoluto,
finalmente intento, —¡Estoy en peligro!—
—Eso no sonado nada bien—, murmuré débilmente. Intento no entrar en pánico. Tres
machos se acercan para consolarme, lo que hubiera sido bueno si no hubiera habido la
promesa de una muerte dolorosa intercambiándose ocularmente sobre mi cabeza. Arokh
ganó, y yo fui llevada a su abrazo. Los chicos hablaron de estrategia y se prepararon con
las armas que tenían disponibles (no lo suficiente para hacer ningún daño útil) en el tiempo
que teníamos disponible (el reloj estaba corriendo rápido, podíamos oírlos reuniéndose justo
fuera de la esclusa de aire). Aparentemente, una nave de este tamaño no venía equipada
con la potencia de fuego necesaria para herir a la nave pirata, y habían utilizado un
dispositivo ilegal para bloquear las defensas exteriores cuando habían llevado nuestra nave
a la de ellos. O eso creía yo, mientras los chicos hablaban rápidamente para informar a
Arokh.
Si tuviéramos un buen hacker en nuestro grupo que pudiera competir con cualquier
sombrero negro que los piratas emplearan, entonces tendríamos una oportunidad de tener
nuestra nave de vuelta bajo nuestro mando a tiempo, pero... ninguno de los chicos sabía lo
suficiente para sacarnos de esto. Tenían suficiente entrenamiento para tomar las armas
que teníamos y atacar a toda velocidad a los que venían con los láseres encendidos, pero
esa era una misión kamikaze garantizada y me dejaba vulnerable, un escenario que nadie
estaba dispuesto a jugar. Morbosamente, Dohrein discutía lo que para mí sonaba como la
forma espacial de la cápsula cianurada, pero antes de que las vehementes protestas de los
otros dos salieran de sus bocas, negaba con la cabeza... incluso él no podía soportar que
me tumbara en ella, aunque fuera por mi propia... seguridad.
¿Básicamente? Estamos jodidos.
Tan pronto como tengo ese pensamiento, me estremezco. No quiero que eso sea literal, no
quiero que sea literal...
Arokh me roza la mejilla con la parte posterior de la punta de una garra. Le brindo una
sonrisa superficial.
Antes de que las puertas se abrieran a la fuerza, permitió que Crispin me diera una
palmadita en la rodilla. Dohrein colocó la garra de su ala en mi palma, lo que habría sido
extraño, pero con todo lo que está ocurriendo en mi vida, esto es tan suave que no se califica
prácticamente como algo extraño. Así que me aprieto contra su garra y consigo una sonrisa.
La sonrisa más triste y preocupada que jamás he visto, pero la estoy contando.
Y, entonces, estamos rodeados de piratas.
Nos llevaron a su nave. Sus abucheos y sus gritos recordaban a los chimpancés alborotados
mientras nos llevaban en manada a un gran espacio oblongo, donde los alienígenas
trabajaban para empujar cajas hacia la pared para limpiar el suelo. Una vez hecho esto,
se volvieron. Y todos los ojos estaban puestos en nosotros. Muchos, y muchos, y muchos
ojos. Como que, literalmente, algunos de ellos tenían más de ocho pares de ojos en sus...
¿cabezas?
Me estremezco. Qué asco.
Podía sentir la indecisión de Arokh mientras sus brazos vacilaban. Pensaba que debía
bajarme, pero tenía miedo de dejarme ir. Le habría dicho que me pusiera en el suelo, pero
oh no, no quería dejar ir al tipo más grande y más malo del lado bueno. Me aferro a él con
más fuerza.
Un ser salió del suelo como si esto fuera una arena y su voz era lo suficientemente fuerte
como para ser escuchada cuando dijo, —¡Qué juguete tan bonito!—
Con eso, quiero estar detrás del tipo más grande y más malo del lado bueno. Me pregunto
si puedo arrastrarme sobre su hombro y colgarme de su espalda...
Capítulo 24
AROKH
Las pequeñas uñas de Angie estaban dejando huellas de media luna en mis escamas.
Nunca perforarían. Son demasiado romas. No tenía la boca llena de dientes afilados para
morder, o colmillos para envenenar a un enemigo, o alas para volar lejos del peligro. Estaba
total y completamente indefensa.
Un ala se disparó de repente delante de nosotros como una cortina protectora. Era Crispín,
con su cara en la línea dura mientras miraba con desprecio al Frutag que parecía ser el
líder de estos bandidos mercenarios.
El líder habló de nuevo. —Algunos de nosotros nunca hemos visto a un Rakhii luchar.
Pero si no me equivoco, tú eres un luchador de primera clase, ¿no? Lo eres. ¡Mira esos
cuernos marcados!—
Me mira por encima del ala de Crispín con una curiosidad que habría parecido benigna
hasta que considerar que estamos siendo retenidos como rehenes en una nave pirata y el
olor de la lujuria es horriblemente fuerte, y se hace más fuerte cuanto más tiempo pasamos
aquí.
No digo nada. Sonríe, mostrando que tiene la boca llena de dientes afilados para morder. Y
sabía que los Frutags no tienen colmillos para envenenar, pero sí un aguijón en la cola.
Ahora me alegro de no haberme ido con ella yo solo. Me alegro de que estos dos hobs me
obligaran a rendirme y dejar que se unieran a ella.
Desearía que los tres fuéramos suficientes para salvarla. —¿Cómo hacemos que luche?—,
gritó alguien. El Frutag todavía sonríe mientras relaja su peso sobre sus pies traseros más
lejanos y nos observa. —Tranquilo. Coge a su Gryfala—
Crispin gruñe.
Y ellos caen como takkals: pequeños, rápidos y mezquinos. Mi pulso se dispara cuando
Crispin es arrastrado hacia la multitud. Otros saltan sobre Dohrein y le tiran al suelo.
Sin que los otros dos actúen como una barrera, los ojos brillantes se fijan en nosotros -en
mí sujetando a Angie como un objetivo.
Necesitaba mis manos libres y su instinto era digno. Despego a Angie de donde se aferra a
mi traje y la empujo para que se cuelgue de mi espalda. Acercaos un poco más, pequeños
bastardos, convenzo mentalmente a los alienígenas delante de nosotros. Lanzo
repentinamente una mano y atrapo al que está más cerca de mí.
Hubo un satisfactorio gorgoteo antes de sentir los huesos de la columna y el cráneo
separados. Arrojo su cuerpo. Deseo poder pelear. Podría marcar la diferencia.
En un día normal.
Pero ahora tengo a Angie y aunque fuera físicamente capaz de luchar, nunca podría dejarla
vulnerable mientras lo hago. Si la sacamos -cuando la saquemos- viva, terminaría mi
campaña como Gladiador. Serviría a Angie por el resto de nuestras vidas. Sólo necesito
que sobrevivamos. Tenemos que salir de aquí. Eso es lo que intento decirme a mí mismo.
Por supuesto, no hay forma de que el consejo me deje vivir. No ansío lo que me espera allí,
pero incluso lo peor que se dictara para castigarme sería preferible a que le hicieran daño
a mi Angie aquí.
—Oh, me alegro de que preguntes. Estoy un poco en desventaja debido a la paliza que ya
he recibido en esta ronda—
—Sí—. Se coge las costillas, las que le había magullado si no se rompí. —Mal momento
para eso—.
Mis músculos se tensan aún más, pero la multitud no se mueve hacia Angie.
No. Toda la multitud cayó sobre Crispin.
Dohrein lo intentó, se lo reconozco. Entró, arrancando seres, apuñalando con sus garras
para arrancarle los ojos, escupiendo veneno; pronto se hizo evidente que podía caer con su
hermano-hob, o podía dejar que sacrificaran a Crispín para hacer guardia por Angie un
poco más.
Y la dificultad que sentía por estas opciones desesperadas incluso me hacía sentir lástima
por él.
—Rein—, gritó Crispin.
acto de bondad para prevenir la infección; no, aplicaron el agente para asegurar que las
alas del hob no volvieran a crecer.
Un hob sin alas estaba castrado. Incapaz de cortejar o amar apropiadamente. Lo cual era
otra crueldad innecesaria porque no era probable que tuviera la oportunidad de hacer
ninguna de las dos cosas en el futuro. Necesitábamos un milagro para salir de esta nave
con vida, y empezaba a desear tener la fortaleza y la resolución para romperle el cuello a
Angie. Sería una gentileza. Tenía una idea de lo que le sucedería si los piratas lograban
ponerle las manos encima.
Y ella también.
Pero no puedo hacerlo. Literalmente no puedo realizar la acción. Sabía que los hobs
tampoco podrían. Era la imposibilidad biológica de causar daño intencional a sus hembras.
Uno de los hoarld sostuvo un ala cortada y flexionó los huesos para que el ala se abriera y
se cerrara, se abriera y se cerrara. Como un macabro juguete para locos, pequeños
destellos iluminaban el aire mientras el colorido polvo se desprendía. Se rieron a carcajadas
mientras hacían planes para cocinar y consumir las alas, bromeando sobre que eran un
manjar afrodisíaco. Crispín colgó la cabeza.
Angie está sollozando hasta deshidratarse y yo quiero consolarla, pero no había tiempo. La
distracción que Crispin estaba proporcionando era tal que la barrera de cuerpos que
inicialmente nos mantenía atascados en esta parte de la nave estaba disminuyendo.
Toda la atención.
Luego el silencio.
Escuchamos a los Frutag decir, —¿Se ha desmayado? Tíralo en la bahía de carga
entonces. Si vive, tal vez podamos pedir un rescate—.
No les importaba su juguete ahora que lo habían roto. No mientras les quedaran tres.
Corrimos más rápido.
—Encuentra a esa otra perra Gryfala. Y si estas dos sobreviven después de hacerlas
circular,
¡haremos una fortuna con su rescate!—
Dohrein casi se tropieza. Le cogí del ala hasta que recuperó el paso. No desperdiciamos
una mirada del uno al otro cuando salimos corriendo. Pero ambos pensamos lo mismo.
¿Hay otra hembra en esta nave?
Conseguimos doblar la esquina antes de oír los gritos de alarma y el retumbar de muchos
pies y pezuñas.
Y fue entonces cuando se desató todo el infierno.
Capítulo 25
ANGIE
Las ráfagas iluminaban la negra oscuridad desde atrás, con rayos láser que salían a
chorros, haciendo ráfagas de color detrás de mis párpados cada vez que parpadeaba. No
estaba segura de cómo los chicos las evitaban y, a medida que el olor a carne carbonizada
se hacía más fuerte, me preguntaba si no estaban siendo capaces de evitarlos en su
totalidad.
La espalda de Dohrein fue repentinamente aplastada en mi cara, lo que significaba que dejó
de correr antes que Arokh, lo que significaba que me acaban de hacer un sandwich. En la
cara. ¡Maldita sea!
Y los extraterrestres que nos persiguen nos pisan los talones. Ahora teníamos a estos
imbéciles bloqueándonos. Hijos de puta.
Arokh gira la cabeza para soplar fuego detrás de nosotros, haciendo que nuestros
perseguidores retrocedieran un poco mientras las llamas lamían el aire del pasillo.
Por ese breve momento, pude ver a quienes estaban parados frente a nosotros, y parecían
un... ¿equipo SWAT?
Desde la oscuridad escuché, —Humana: ¿estos machos te están haciendo daño?—
¿Humana? ¡Humana! ¡Ellos sabían lo que yo era! —¡N-no! Me están rescatando. Están
conmigo. ¿Cómo sabes... estás... aquí para ayudar?—
Se encendió un faro.
vivir—. Mierda.
Al principio, por un segundo sólo pude sacudir la cabeza, pero un grito desde atrás me sacó
de ahí y grité: —¡Chicos, conocen a un humano! Vamos a por ello—.
—Son Na'riths—, dijo
Dohrein. —¿Qué significa
eso?—
—Son piratas—.
—¿Más?— Miré a nuestro alrededor. —¿Buenos piratas? ¿Mejores piratas?—
—No es que tengamos muchas opciones—, comentó Dohrein mientras miraba fijamente al
equipo de rescate. —Nuestra hembra no debe ser compartida— Luego me mira con cara
de culpable. —A menos que ella lo quiera—.
Ni siquiera tuve que verbalizar INFIERNOS NO. El gruñido de Arokh arrancó desde su
pecho, sacudiendo el aire. Realmente. Literal. Como un legítimo NO JODER A ESTE ALIEN.
Conflicto resuelto.
—No te preocupes. Tenemos las nuestras— El portavoz del equipo sonrió aún más. —No
te preocupes, humana. Somos piratas 'buenos'. Aunque nuestra humana prefiere el título
de 'Técnicos de reventa'—.
huevos?—
—¡Necesitamos rescatar nuestro al otro hob!— Lo digo justo cuando Dohrein e incluso
Arokh gritaron sus versiones de la misma demanda.
El líder puso una cara de incertidumbre. —¿Se ha quedado atrás? ¿Con la turba de
piratas?— Su voz decía que no tenía mucho sentido tratar de encontrar lo que quedaba de
él, y pensé en las alas de Crispín. Mi voz se puso firme y al borde de las lágrimas cuando
añadí el barniz a mi súplica. —Podría haber otra Gryfala humana en esta nave también—.
El líder habló un poco más en el hombro de su traje, y los chicos se alejaron y volvieron por
donde acabábamos de llegar.
Dohrein estaba encorvado justo delante de nosotros mientras esperábamos. Me presiono
contra el pecho de Arokh para comunicarle en silencio que me podía bajar ahora, pero él
sólo me aprieta más fuerte.
Fue entonces cuando oímos algo extraño, el eco de un gruñido que se acerca a nosotros por
el pasillo, pero fuera de la vista.
—Hora de moverse—. El líder comienza a trotar de nuevo pero no parecía preocupado por
este nuevo desarrollo. Finalmente, doblamos una esquina y llegamos a la nave de nuestro
salvador.
—¡Lo logramos!— Grito y levanto la vista para ver la cara sucia, ansiosa y demacrada de
Arokh suavizándose con mis palabras.
Fue entonces cuando el equipo llegó, llevando a Crispin en su versión de una camilla. Él
estaba gruñendo y rugiendo.
—Crisp...— Empiezo, pero entonces veo que encima de él hay... ¡una mujer encima de él!
La sujeta con fuerza, y ella se abraza a la tabla y también cubre todo lo que podía de él, y
es difícil saber si ella le está protegiendo a él o él la estaba protegiendo a ella.
—¡No la toquéis!—
—Recuerdo cuando dije eso—, murmura Arokh, sus ojos a partes iguales divertidos,
aliviados, y preocupados.
Les seguimos y cuando pusieron la camilla en una plataforma en su cuarto médico, ella
soltó la tabla y lanza sus brazos alrededor del cuello de Crispin. Él entierra sus manos en
su pelo, murmurándole.
Amenazante.
Dohrein se sacude como si hubiera sido golpeado físicamente en el corazón.
Aww. Pobre tipo. Supongo... que no habrá ningún reparto de esta chica para ellos.
—¿Hembra humana?—
Me vuelvo hacia el alienígena que me ha llamado. La chica de la camilla no había
respondido en absoluto. Me preocupé por su nivel de trauma emocional. Quiero decir, ella
había estado con los piratas más tiempo que nosotros, al parecer. El cautiverio alienígena
y las incursiones alienígenas no eran todo lo que se creían que eran. —Eh, ¿sí?—
Veo la preocupación en la cara del líder, y me alegro mucho, mucho por esta mujer que
tiene estos buenos chicos. Que se preocupaban mucho por ella, se preocupaban por su
parto. Quiero decir, ¿y si en vez de eso hubiera terminado en una nave llena de piratas
como de los que acabamos de escapar...
Arokh estaba justo detrás de mí. Y, después de un momento, Dohrein se apartó de Crispin,
y se movió bruscamente para seguirnos.
—Entonces, ellos... ellos me preguntaron... si yo, si yo... ¡necesitaba una piscina para
soltar a mis hijos!—
La última parte fue dicha en un grito.
Otro.
Ayudar a una chica a dar a luz era un trabajo ensordecedor. Y cada vez que lograba cogerme
la mano durante una contracción, me apretaba tanto todos los dedos que casi me los rompe.
Rápidamente decidí tratar a sus chicos como piezas de ajedrez, y moví sus aturdidos
cuerpos estratégicamente a sus lados para que ella les agarrara a ellos en vez de a mí. Y
cuando la mierda se hizo real, sin que le dijeran que a veces lo hacíamos en la tierra, el
líder le preguntó si podía ponerse detrás de ella y sujetarla. Ella dijo que sí, por favor.
—Oh, vamos, Beth. Esa ni siquiera es una pregunta ridícula. Quiero decir, probablemente
conocen a extraterrestres que desovan en el agua o algo así y has oído hablar del parto en
el agua, ¿verdad? Lo hacen en la Tierra—
Inclino la cabeza, y Arokh, siempre listo, me limpia la cara para que mis manos se
mantengan estériles y juntas frente a mí como he visto en los programas de televisión.
Sí. La principal fuente de atención médica de Beth está siendo realizada por un 'médico de
sillón' profesional entrenado por la televisión.
—'Bichos raros' es un insulto. No una especie. Quiere decir que cualquier mujer que da a
luz a su bebé bajo el agua no es exactamente la corriente normal—
Ja, juego de palabras.
Sus chicos tuvieron un momentáneo —ah—, un par de ellos asintiendo con la cabeza un
poco, y otro mirando pensativo.
—¿Cómo se ve todo?—, jadea ella.
—¡No puedo creer que esto esté sucediendo!—, gritó. —¡Voy a dar a luz con la ayuda de
una partera de cabras!—
Sip. Estoy jugando el papel de receptora. Sólo había hecho esto con cabras antes. Estoy
un poco agobiada por eso. —Oye, yo podría estar marcando el ritno y un maldito
extraterrestre podría estar haciendo esto en cambio—.
—¿Nos estás insultando?— Uno de sus chicos parecía preocupado mientras le acariciaba
la mano. No enojado. Más bien herido.
—¡No! No... lo siento. 'Bichos raros' también puede ser un... puede enfatizar... Sólo confía
en mí. Tiene muchos usos y significados—.
No parece convencido.
—Incluso se usa en lugar de la palabra 'sexo'—
Ahora parecía como si no me creyera. Beth se ríe débilmente. —Es verdad. Vaya, nunca
pensé lo flexible que es esa palabra en realidad. La utilizamos para todo—
Sus chicos se relajaron entonces, y me sentí aliviada. No quería que pensaran que les había
insultado. Están claramente dedicados a ella. Y están muy preocupados por ella... ¿Qué
tan asombroso es eso?
—Nada—, miro a mi alrededor y todos estaban en silencio. —Creo que es la primera vez
que ven una corona de bebé—.
—¡Oh!— Parecía que se reiría, pero el sonido se volvió equivocado cuando volvió a gruñir.
Unos cuantos empujones más como ese, y atrapa a mi primer -y espero que nunca (como
si fuera el único que atraparía)- niño humano. Había cuatro o cinco pares de manos
volando debajo de las mías por si fallaba, y no había mucho espacio para cagarla con todas
ellas a mi alrededor. —¡Atrás, lo tengo, lo tengo!—
—¿Esto?— La voz de Beth era muy débil. Aunque la ignoré. Su bebé no estaba llorando.
Trabajé rápidamente, cortando el cordón, utilizando toallas para limpiar la sustancia
pegajosa de su cara y concentrándome en su nariz y boca. Me acerco a la mesa. —
¡Succionador de mocos!— Grito. Me lo ponen en la mano antes de que pudiera terminar
de preguntar.
11
El dispositivo que les describí, y que les dije que era absolutamente necesario tener (en el
parto de cabras definitivamente y aunque no sabía mucho sobre el parto humano, sabía
que los hospitales también los utilizaban), lo conseguí aprovechando una especie de
máquina de pre-fabricación para hacerme una mini jeringa de rellenar pavo, no tan suave
como la que utilizan los terrícolas para sacar moco de un bebé, pero tendría que servir.
Todos se habían lavado y se habían puesto batas médicas. Luché contra la risa histérica
cuando imaginé cómo serían las batas si hubiera caído con alienígenas de seis brazos o de
cuatro patas. Los que habíamos participado en la pelea también nos duchamos lo más
rápido, así que ya no tenía sangre alienígena en el pelo y las quemaduras de Arokh parecían
haber desaparecido una vez que la carbonización se había eliminado. Crispín y su chica
estaban en otra enfermería. Creo que él hubiera querido haber visto nacer a un ser
humano, pero estaba en muy mal estado y sólo mantenía la conciencia lo suficiente para
asegurarse de que estos chicos no iban a hacer daño a su chica. Ella se había acercado
una vez, tentativamente, pero se había quedado en la periferia y regresó corriendo cuando
Crispin se despertó gritando, aterrorizado de que se la hubieran llevado.
Ese chico se había enamorado con fuerza. Y rápido. Esperaba que las cosas funcionaran.
Le quité la toalla al bebé y cuando todo parecía tan bien como podía hacerlo, la tomé y la
puse sobre el pecho de su mamá.
Beth lloró feliz, aliviada de las lágrimas y los chicos se reunieron para arrullarlas y adularlas
mientras me preparaba para ayudar con la segunda parte.
—¿Qué estás haciendo?—, me preguntó uno de ellos, con aspecto alarmado. —¿Hay otro?—
—Umm, espero que no—. Infiernos. No había pensado en eso. —¿Beth? Me lo habrías
dicho si estuvieras embarazada de gemelos, ¿verdad?—
—Gracias a la mierda que no lo estoy—, se dejó caer hacia atrás el cuarto de pulgada que
tenía entre ella y su multitud de chicos. Uno de ellos seguía detrás de ella, acunando al
bebé. Vale, eso es muy bonito.
—No me presiones el estómago—, suplicó Beth, y sonaba cansada. Tío, ¿alguna vez sentí
algo por ella?
—¡No le empujes el estómago!—, dijo uno de sus chicos, como si no estuviera entre las
piernas de Beth y tan cerca de su boca, escuchando cada una de sus palabras durante las
últimas seis horas.
—Lo pillo—, le aseguré. —No voy a hacerlo—. ¿Se supone que debía hacerlo? Estoy
intentando minimizar la preocupación, pero decido expresar mi ignorancia de todos modos.
—¿Hacemos esto?—
—Ja, supongo que no lo haces con las cabras, ¿eh?—
Se le pasa un paño cuidadosamente sobre su cabeza, y las lágrimas son limpiadas de nuevo
de su cara. Wow, sus chicos son geniales. Si poner a la gente bajo presión te mostraba su
temple, eran gemas. Nada más que cuidados, preocupación y ternura. Y también fueron
unos salvadores muy duros.
—No. La acariciáis si tiene problemas, pero la dejáis hacerlo cuando su cuerpo esté listo...—
...a menos que haya un problema, terminé mentalmente. Luego me golpeé mentalmente a
mí misma. No quería ni siquiera pensar en los problemas. Mierda como esa ni siquiera
necesitaba entrar en el espíritu ahora mismo.
—En la clase, algunas mujeres habían...— ella respiró profundamente, —Hecho esto
antes. Algunas dijeron que las enfermeras empujaban sobre su estómago para expulsar la
placenta y dijeron ¡que dolía más que dar a luz! Estaba muy asustada 12—.
—Ahí está esa palabra otra vez—, murmuró uno, y eso la hizo sonreír. A mí
también. —¡Mira lo grande que es ese bebé! Lo has sacado bien... creo que lo
tienes, mamá—
—¿No querrás decir... maaaaahhhm?— se burló, haciendo el sonido de una llamada de
cabra.
—Hey ahora. No critiques. Podría haber estado totalmente despistada aquí abajo en vez de
estar aliviado por no tener que preocuparme por los cuernos—.
—Mi especie sólo tiene brotes de cuerno al nacer para que la madre no se lastime—,
musitó Arokh, sonando preocupado. ¿Preocupado por las cabras? Qué lindo es, también.
—No, estaba
bromeando—. —¡Ja!—
jadea Beth.
Yo sonrío, y Arokh me limpia el sudor de mi frente y me tensa mi cola de caballo. —Sólo
me estaba burlando de ella... las cabras tampoco tienen cuernos cuando nacen. Los
brotes erupcionan unos tres días después—
Beth dio un último empujón y salió la placenta. Y si nunca volviera a oler, ver o tocar una,
sería genial.
Me miré a mí misma, sangre y fluidos y más en mí, incluso una pequeña huella parcial de
la mano del bebé en la sustancia. ¿Aww? —Sí, pero deberías ver a la otra chica—.
Beth sonrió.
Hice un sonido de chasquido con mis labios. Probé lo que me temía que era un desperdicio
de Beth. Tío, necesito otra ducha. —Limpiar y dejar dormir a mamá. ¡Oh! Necesito
conseguir que el bebé se amamante primero—
Empezó a reírse y luego se agarró el estómago. —¡Oh, mierda! Eso duele. No me hagas
reír, no me hagas reír!—
—Lo siento. Y hey -acabo de acordarme- la lactancia de un bebé ayuda a liberar
sustancias químicas que pueden ayudar en el parto después del nacimiento—.
Me mira fijamente.
Levanto las manos. —He estado fuera de la granja unos años, olvidé el orden un poco. Si
ese bebé hubiera salido con cuatro pezuñas, te prometo que lo primero que habría hecho
sería ponerla debajo de ti y ayudarla a engancharse—.
Hice un gesto de dolor. —Lo siento—. Le hago un gesto hacia el pecho. —¿Quieres ayuda?
Nunca lo he hecho con una mujer antes, pero estoy convencida de que podemos
averiguarlo—.
Ella niega con la cabeza. —Eso suena bien, Tiernan. Gracias—, dice mientras él me quita
el cubo, oh, tan en serio. En realidad, dejando de lado la inteligencia, me ha impresionado
que lo tratara de esa manera. Me quito la capa exterior de guantes cuando me acerco a
ella. —Entonces, ¿hay algún padre en casa que se esté perdiendo esto?— Pregunté en voz
baja.
Lo había dicho en voz baja, pero todos sus chicos se congelaron. Creo que Dohrein y Arokh
también lo hicieron, ya sea porque se imaginaban en las posiciones de sus chicos, o porque
sentían el serio cambio de humor en la habitación. ¿Por qué lo había soltado? ¡Estúpida!
Beth cedió al alivio. —No. Sé que parece una locura, pero Angie... Sólo por esa razón, me
alegro de no tener que volver a ver la tierra. Y estaría enloqueciendo si no fuera por mis
chicos aquí—.
Uf. Sonreí. —¿Así que te gustan?—
Me devolvió la sonrisa de nuevo, pero cansada. —¿Gustarme ellos? Creo que podría estar
enamorada de todos ellos—
Sonrío. —Me alegro por ti—.
Luego los miro. Todos los que están presentes y no asistiendo al entierro de placenta en
otra parte.
Tenía cinco tipos grandes, fornidos y corpulentos. Cinco. —Entonces... seis semanas
antes de que puedas ponerte juguetona—.
Sus ojos se iluminaron. Empezó a susurrar, y me incliné para oírla. —¿Quieres saber un
secreto? De donde vienen, no tienen mamadas—
Me alejo de golpe de ella.
—Les volví locos—, dijo con una sonrisa.
Miré alrededor otra vez, y noté las sonrisas de los chicos que definitivamente podían oírnos
susurrar muy bien. Todos ellos. Todas suyos. Todos ellos. ¿Cinco? —Y lo harás mucho
durante las próximas seis semanas. Estarás muy lista para algo de acción propia...—
Ella gimió. —No puede ser. Ni siquiera puedo pensar en tener sexo ahora mismo. Ouch...—
—...Sí—, añado, pensando en su pobre vagina. Me había acercado más y más a lo
personal de lo que nunca había querido estar con el arbusto de otra mujer. Y podía
atestiguar que se veía un poco hinchada y dolorida allí abajo. Y el hecho de que acababa
de empujar lo que tenía que ser un kilo y medio, probablemente la tenía un poco cansada.
Uno de sus hombres se deslizó detrás de ella otra vez, frotando sus hombros hasta que se
recostó sobre él y cerró los ojos. Se ajustó de manera que la sostuvo a ella y a la niña en
sus brazos. No es la primera vez que esta noche, mis ojos lagrimean un poco.
Le horrorizan.
—Vale, ¿qué hay de malo en la palabra unidos?— Exploto, mi voz vehemente pero
silenciosa, en deferencia a la mujer dormida y traumatizada en el abrazo totalmente
protector de Crispin.
Me doy cuenta de que Dohrein está echando miradas a Arokh. Me inclino para ver a Arokh
devolviéndole la mirada sobre mi cabeza. Me acerqué a él, lejos de Dohrein. —Suéltalo—,
le digo.
—Los hobs no se unen. No pueden unirse. Deben compartir su Gryfala con muchos
hobs—, por el rabillo del ojo, veo a Crispin abrazando a su chica en su pecho aún más
fuerte, una mirada salvajemente oscura en su cara, —mientras que un macho Rakhii sólo
se une a su pareja. De donde yo vengo, esto es bueno, porque la pareja de un Rakhii sólo
se une a él. Pero cuando un Rakhii está en la guardia de una Gryfala, no puede unirse a
ella, porque no puede ser sólo suya. Un Rakhii unido es peligroso, porque siente todos los
instintos que tendría por una pareja natural. Se une a ella a nivel químico: el Rakhii
muere si se separa. Lo que de otra manera sería su única pareja, como él lo sería para ella.
Con una Gryfala, unirse a una significa que se volverá... posesivo—.
Su agarre en mi mano se aprieta involuntariamente. —No podrá compartirla, y atacará
incluso a sus propios hobs para guardársela para sí mismo. La unión es una ofensa
seria—
Se veía muy... avergonzado.
—¿Arokh?— Levanto mi mano para alcanzar su mandíbula. Cierra los ojos un momento,
luego retrocede, pero no sin antes agarrar esa mano también y tirar de mí para que lo mire
de lleno. En serio. Estoy teniendo un muy mal presentimiento.
—Una Gryfala sola no está a salvo. Una Gryfala con un solo guardia no está a
Arokh me tiró de las manos otra vez para que yo le preste atención. —Cuando un Rakhii
se une a una princesa, la deja vulnerable porque sólo tiene un macho para protegerla. Un
macho que no puede unirse a ella cuando surca los cielos, un macho que no puede posarse
a su lado en las vigas del castillo—. Me pareció oír un sonido de dolor de Crispin, y
apuesto a que se revolcaba en la miseria ante ese recordatorio, —y los impulsos
territoriales y posesivos de ese macho le volverán loco cada vez que ella se aleje de su
lado—. Y cada vez que ella se acerque a otro hob—
—¿Han matado estos hombres a Gryfalas?—
—¡No!— Parecía destruido, y... resignado. —Pero han matado a muchos buenos hobs.
Hombres bien entrenados, honorables y muy necesitados. Incluso los que se hicieron sus
amigos, hobs al lado de los cuales habían estado durante años. Por eso es una violación
de propiedad—.
—Quitarle los títulos. Imponer una multa de censura a su familia, y declarar a toda su
línea familiar como no apta para el futuro servicio. Es el peor crimen que un Rakhii puede
cometer y tiene repercusiones durante generaciones—
—También perjudica a la Gryfala—, añade Dohrein, como si estuviera llegando a dónde
quería llegar. Pero no para mí. Sus palabras provocaron que Arokh hiciera una mueca de
dolor y mirara hacia otro lado. Ah, sí. Un mal, mal presentimiento.
Cuando Arokh se queda en silencio, Dohrein continua. —Comprende que las Gryfalas
desarrollan profundos lazos emocionales con sus machos—. Pude escuchar sus ojos sobre
Arokh mientras decía, —Especialmente con un macho exigente y prepotente ganando
ferocidad en sus sentimientos y actos de posesión. Ella pasa el tiempo tranquilizándolo y
aplacándolo, incluso rechazando a sus hobs en un esfuerzo por calmar su furia— Las alas
de Dohrein están más apretadas. —Por el contrario, esto sólo recompensa su
comportamiento, y se pondrá peor. Cuando finalmente debe ser detenido, sólo hay una
manera de someter a un macho. Él está más allá de la razón cuando ella no está con él,
cuando ella pasa tiempo con los hobs, y cuando ella está en el suelo con él, al final no
permitirá que otros machos se le acerquen. La destroza. Ver a sus machos peleando entre
sí, ver a sus machos sufriendo. Es insoportable para ella, le parte el corazón— Dohrein
sonaba enojado y preocupado ahora. —Gryfalas han muerto. Sólo esa amenaza, más la
humillación pública y el daño a su familia es lo suficientemente grave como para hacer que
la mayoría de los Rakhii den un paso atrás antes de llegar a ese nivel de territorialidad.
Pero cuando eso sucede. Cuando el macho se vuelve inmanejable. El consejo toma el único
recurso que puede—
—Le matan— termino, sólo
Oh, joder.
Capítulo 26
AROKH
Después de averiguar sobre la vinculación, creí que se había dado cuenta de que no podía
contarle. Lo intenté, pero no pude decir las palabras. La vergüenza me quema.
Pero es así. No podía dejarla ir ahora. No. Jamás.
—¿Qué hacemos?—
No sabía que todavía estaba despierta. Me levanto sobre un brazo para poder mirarla.
—¿Sobre qué, cariño?—
—¡Eso es terrible!—
—Es un ejemplo. Una lección. Le recuerda a otras Gryfala que no deben mostrar
favoritismos, le recuerda a los hobs que deben controlar a sus guardias Rakhii, y es una
lección para otros Rakhii. Ver a un macho orgulloso ser sacrificado, saber que su familia
es avergonzada y castigada y aprender que nunca, jamás, querrán que eso les suceda. Ni
las Gryfala a las que ellos mismos sirven—
La apreté contra mí, con mi mano en la parte posterior de su cabeza manteniéndola metida
en mi garganta. —Pero para la Gryfala... es una de las mayores tragedias de todas—
Las manos de Angie se cierran en puños contra mi pecho.
—El instinto más fuerte del Rakhii es proteger a su Gryfala. Sin embargo, al unirse a ella,
finalmente crea un daño inconsciente. A todos. Pero especialmente a ella. Si tiene fuertes
lazos con sus hobs, si le quedan hobs vivos, podría recuperarse. Pero algunas no lo hacen.
Angie...—
Mi voz se quiebra.
—...Ellas
mueren—
Mis brazos se doblan alrededor de ella, y suelta un sollozo. Luego sus brazos rodean mi
cuello mientras llora. Me siento, y la mantengo abrazada a mí, sólo acariciando su espalda.
El trozo de suelo iluminado por la luz del pasillo se distorsiona de repente en la forma
sombría de una garra y el borde de un ala plegada. Dohrein estaba ahí fuera, comprobando
a Angie.
Ni siquiera lo pensé. Saqué mi mano de su piel el tiempo suficiente para presionar el botón
que sellaría la puerta. Fue entonces cuando me di cuenta, de lo que acababa de hacer.
Otra vez.
—¿Qué es?— su voz está apagada probablemente porque su nariz estaba tapada y no sólo
porque estaba presionada tiernamente contra mis escamas.
—Dohrein te espera. En el pasillo. Le cerré la puerta pero... yo... Angie, necesitas hacer
lazos con él. Para que después...—
Coge uno de mis cuernos y lo sacude, haciendo que mi cabeza se moviera de lado a lado.
—¡No hay un después!— Deja caer mi cuerno, respirando fuertemente. Sólo podía mirarla
fijamente, aturdido. —No soy Gryfala. Soy una humana. No soy una de ellas, no
pertenezco a vuestro planeta, vuestras leyes y creencias no son las mías. Tampoco son las
tuyas. Estás unido a mí, ¿verdad?—
Por un momento, nos miramos a los ojos. Entonces ella presionó ambas manos contra mi
pecho, y movió sus piernas a cada lado de mi regazo para tener la palanca que necesitaba
para presionarme hacia atrás. Mis cuernos se clavan en el colchón mientras ella se arrastra
por mi cuerpo, y me da un beso en los labios.
Yo le devuelvo el beso.
Mi hembra.
Mi humana.
Capítulo 27
ANGIE
Me desperté hambrienta.
También me despierto bajo esa manta de colores que podía convertirse en un vestido. Es
lo suficientemente grande como para cubrirnos a los dos, y él había sido muy cuidadoso
cuando nos la puso. Había sido fascinante ver como el acto era una ceremonia en sí mismo.
Tal vez lo fuera. Puse mi mano, la que había sido sujetada en la de Arokh, en su hombro.
No se movió.
Como nada que reconociera de la tierra, era masculino y oscuro y quería quedarme en la
cama todo el día revolcándome en él. Lo cual probablemente se debía a algún diseño de
feromonas alienígenas, pero... HAMBRE. Tengo que hacer lo más difícil y gorronear comida.
Me inclino para poder presionar mis labios contra sus escamas antes de despegar su otra
mano de donde se ha enroscado posesivamente alrededor de mi brazo.
Me doy una ducha rápida una vez que golpeo el lugar correcto en la pared. Luego voy dando
tumbos por la nave fantasmagórica y silenciosa hasta que encuentro... ¿el comedor? ¿Cómo
llaman a la cocina de una nave espacial? Estoy hurgando en dicha cocina, sosteniendo
contenedores con etiquetas que no puedo leer, con imágenes que no reconozco, cuando un
macho se me acerca.
—¿Necesitas ayuda?—
Levanto la mirada y le dirijo una sonrisa educada. —Hola... ¿Keke?—
Me brinda una sonrisa cansada. —Eeeeakan—. Hay una golondrina ahí dentro. Tal vez
una especie de trompa en la garganta. Nombres alienígenas. Suspiro. Si un nombre no
estaba programado en mi traductor, entonces estaba solo con la pronunciación.
Se rió como si yo estuviera siendo absurdo. —Te ayudaré a seleccionar los alimentos que
sé que ella come, ¿y si me sigues y le echas un vistazo a ella?—
—Por supuesto que lo haré. Cógenos el sustento y muéstrame el camino—, dije
magnánimamente, y añadí un gesto con la mano para que no hubiera duda.
Resopla. —Princesas—. Coge tres objetos diferentes, me da platos y dijo lo siguiente con
una voz tan coqueta que me habría sentido cautelosa si no hubiera visto lo devoto que era
a su Beth: —Este es el camino al dormitorio...—
Arokh lo aplastó.
—¡Arokh! ¡No! No fue así como sonó, ¡lo juro!—
Quería entrar y ayudar a E, pero no me iba a meter en medio de eso. Sería como meterse
entre dos rinocerontes: al instante estaré muerta. Nop, no me interpongo. Y, o bien, E se
había dado cuenta de lo mal que habían sonado las palabras y no se defendía, o bien no
era rival para Arokh en absoluto y sus intentos de salvarse a sí mismo sólo parecían como
si le hubieran dado una paliza.
—¡Que alguien me ayude! ¡Malentendido! ¡Enorme!— Grito.
Dohrein aparece. —Bendito seas—, dije cuando sacó a E de la zona de peligro y abofeteó a
Arokh para que se concentrara en algo más que en matar.
—Gracias por el esfuerzo de sometimiento—, le susurro a Dohrein.
Me coge del codo para dirigirme. —Os traeré a ambos las provisiones de ahora en
adelante— —Está bien, lo tenemos controlado...—
Dohrein niega con la cabeza de manera significativa. —De eso se trata... no está
controlado. Te has bañado—.
Mis cejas se fruncen. —Sí. ¿Y qué?—
Suspira y parece más descontento que de costumbre. —Tenemos que comprar el jabón
Rakhii— Me mira de arriba a abajo. —Te limpiará sin lavar su aroma de vinculación.
Hace a los de su clase más tolerables, menos territoriales. En su mayoría—.
—Hay un... aroma de...—
—¿Perdón?— Entrecierro los ojos ante él. Es todo lo que puedo hacer, en realidad, porque
tengo mis muñecas clavadas a ambos lados de mi cabeza, y su cuerpo estaba clavando el
mío. —Vaya, alguien se está volviendo mandón y un cavernícola y...—
No, no de esa manera tan sexy. Bueno, no de la manera sexy con la que los terrícolas
estarían familiarizados. No, arrastró su mejilla a través de la mía, me lamió el cuello, me
masajeó el pecho, encontró todas las cosquillas en mis costados y mi vientre, haciendo que
la piel de mi abdomen se moviera y no pude evitar los gritos de nenaza que empezaron a
salir. —¡Ah! ¡Esto otra vez no! ¡Esto hace cosquillas! ¡Oh! ¡Basta, basta, tío!—
Eso lo detuvo.
—¿Qué?—
gruñó.
—Es un dicho humano. Es lo que dices cuando quieres que alguien deje de hacerte
cosquillas—.
Otro gruñido que podría haber sido '¿Por qué?' Sus manos aún tenían mis muñecas
inmovilizadas. Nunca antes me habían sujetado así, donde simultáneamente me sentía
muy impotente y aún así... podía sentirle duro contra mi muslo. Podía ver la devoción en
su cara. La forma en que me sujetaba pero sin hacerme daño, ni siquiera me magullaba...
Pero no puedo.
¿Y eso no hace que los dedos de los pies de una chica se curven? Que un chico se vuelva
loco porque te quiere tantísimo, tiene que sacudir tu mundo. Otra vez. Oh, qué bueno es
eso para el ego.
Nos quedamos ahí, todavía recuperando el aliento, hasta que se levantó lo suficiente como
para recuperar la manta y tirar de ella sobre nosotros. Luego procedió a arroparme con
ella. Como si significara el mundo para él. Con tanto cuidado que hizo que me ardieran
los ojos. Suspiro, completamente satisfecha. —Me encanta esta manta—, murmuro
mientras acaricio los brillantes y bonitos colores.
Otro gruñido que podría haber sido '¿Por qué?' Sus manos aún tenían mis muñecas
inmovilizadas. Nunca antes me habían sujetado así, donde simultáneamente me sentía
muy impotente y aún así... podía sentirle duro contra mi muslo. Podía ver la devoción en
su cara. La forma en que me sujetaba pero sin hacerme daño, ni siquiera me magullaba...
—No sé por qué. Ahora me tienes cuestionando si hay alguna connotación alarmante e
incestuosa en ello. ¡Ahora nunca lo sabremos! De todos modos. ¿Te sientes mejor ahora
que me has aromatizado con... tu secreción?—
Supongo que ha perdido incluso la capacidad de responder con un solo gruñido porque
simplemente empezó a besarme de nuevo, y sólo soltó mis manos lo suficiente como para
levantarme la falda. Sentí el dorso de su mano rozándome mientras trabajaba
desesperadamente para liberarse de su traje.
—Es una expresión. Lo que digo es que estoy contigo. Tú eres mío. Yo soy tuya.
Renunciando a todos los demás: eres el único alienígena al que quiero, el único alienígena
al que jamás querré... demonios, nunca me he sentido tan... tan cuidada antes de ti, incluso
con mi propia 'especie'—, subrayando con el dedo esa última palabra, y sus ojos corrieron
como el rayo a mis ojos, a mi mano izquierda, a mi mano derecha, examinando mi
movimiento, desentrañando como hacerlo... o intentar hacerlo.
—Mía—, finalmente gruñó, su voz era tan baja que sentí el sonido de la palabra entre mis
piernas.
—¡Sí!— Jadeo.
Si había pensado que estaba desesperado antes... Ahora Arokh estaba en un frenesí.
¿Y eso no hace que los dedos de los pies de una chica se curven? Que un chico se vuelva
loco porque te quiere tantísimo, tiene que sacudir tu mundo. Otra vez. Oh, qué bueno es
eso para el ego.
Nos quedamos ahí, todavía recuperando el aliento, hasta que se levantó lo suficiente como
para recuperar la manta y tirar de ella sobre nosotros. Luego procedió a arroparme con
ella. Como si significara el mundo para él. Con tanto cuidado que hizo que me ardieran
los ojos. Suspiro, completamente satisfecha. —Me encanta esta manta—, murmuro
mientras acaricio los brillantes y bonitos colores.
Me mira... y de repente, tuvo la sonrisa más grande y feliz. —¿Qué pasa, nena?—
Me cubre la mano, y ahora los dos estamos mirando los colores brillantes y bonitos de la
manta. Su dedo traza a lo largo de uno de los patrones. —Estas mantas no pueden ser
compradas, no pueden ser copiadas, y no tienen precio—
—¿Cómo es que no pueden ser copiadas? Con la tecnología para viajar por el espacio,
¿estás diciendo que no han descubierto una manera de producir tejidos en masa?—
Niega con la cabeza. —Por supuesto que las telas se hacen en cantidad masiva. Pero es
imposible hacer esto— Golpea una de las formas oblongas, una de las brillantes que ha
sido cosida por pares en cada patrón cuadrado.
—¿Qué
son?— —
Escamas—.
—¿Escamas?— Lo miré sin comprender. Tela más dragón no computa en mi mente. ¿De qué
estaba hablando?
—Mis padres seleccionaron escamas, las de mayor brillo y bordes perfectos. Luego le
dieron sus escamas a mi hermana. Esta es la de mi padre—, señaló una hermosa forma
púrpura- negro. —Y ésta—, movió su dedo tiernamente sobre la forma azul que tenía a su
lado. —Ésta es la de mi madre—.
—Vaya—, jadeo.
Lo acerco hacia mí por un cuerno. —Oye. Si cada uno de estos fue la mitad de asombroso
que tú, entonces tu familia debe ser la más genial—, puntualizo la palabra con un beso, —
la más fuerte—, otro beso, —la de los más valientes guerreros de la historia—, y esta vez
mantuve mis labios en los suyos.
Cuando le dejo ir, me dice: —Nuestra descendencia no tendrá una escama de ti, pero
me coseré las palabras a mí mismo, coseré palabras de tu belleza y tu resistencia,
y...—
Para que conste, cuando tu hombre quiere enumerar todos tus muchos y sorprendentes
atributos...
Le dejas.
Cuando termina, parece decidido. —De esa manera, nuestros hijos tendrán tu legado para
que lo vean sus destinatarios—. Me acercó a él, abrazándome fuerte antes de susurrar: —
No tienes que preocuparte. Nuestros hijos encontrarán una gran felicidad como yo—
Tendría que preguntarle a Beth cuánto tiempo estuvo antes de despertar del lado de los
extraterrestres. Eso nos daría el marco de tiempo...
Tengo que sacudirme tooodo eso de encima. Porque soy feliz. Estoy feliz de que Arokh sea
feliz. No hay manera de volver a casa, y he pasado toda mi vida adulta esperando lo que
tengo aquí en sus brazos (el amor entre nosotros, no los cuernos y el fuego -puedo decirte
que no sabía buscar eso, o me habría ahorrado un montón de relaciones de mierda), con
miedo de no encontrarlo porque había un montón de imbéciles y salí con cada uno de ellos.
Así que lo sé.
Capítulo 28
AROKH
Masajeo la parte posterior de su cuello. Siento un dolor muy tierno por ella, algo que no
puede ser saciado por el acto de apareamiento. Es algo más. La beso. Y la beso. Y luego
me recuesto hacia atrás, aún sujetándola para que me mire a los ojos.
La miro, con el instinto luchando dentro de mí. Eso es exactamente por lo que las parejas
apareadas desaparecen durante semanas después de la fiesta de apareamiento. El instinto
me lleva a mantenerla anidada conmigo, a reproducirme con ella hasta que ambos nos
saciemos, y sólo el olor de otros machos cercanos me produce fiebre para reclamarla.
Otra vez.
Pero tengo que asegurarle a mi familia que estoy a salvo. Cancelar su búsqueda de mí.
Finalmente tengo los medios para hacerlo.
—Tengo que enviar una comunicación. No puedo creer que no se me haya ocurrido de
inmediato. Debemos ir al puente. Rápido—
—No te castigues, las cosas estaban un poco locas allí con el nacimiento de un bebé y
todo eso. Está bien, cariño. Estoy contigo—
Creador, la amo.
Se levanta y se viste... pero esta vez, se pone la manta de apareamiento para vestirse. Siento
que mi corazón se expande y la ayudo a abrocharse el cinturón alrededor del cuello y la
cintura.
Luego se retira el flequillo y saca la frente hacia afuera. —A punto de estar cerca de otros
machos, ¿verdad? Ya sé cómo va esto. Estoy lista: ¡lámeme!—
Amo a esta hembra.
Capítulo 29
ANGIE
—¡Arokh! ¡Gracias al Creador! Hemos estado esperando tu señal— exclama el macho que
conocí en la subasta. —Os hemos buscado por todas partes, y finalmente nos dijeron que
dos hobs causaron un poco de revuelo cuando se marcharon con una Gryfala y su gran
guardia de los Gladiadores. Confiábamos en que fueras tú—.
—¿Nosotros?—
—Cuando llevé a nuestra querida hermanita a salvo a casa, me deshice de ese cascajo de
nave...—
Arokh se mofa.
Un alguien humano.
—¡Hola!— saluda ella, y ahora me estoy sintiendo locamente posesiva porque me siento
secretamente complacida cuando Arokh sólo asiente educadamente pero mantiene sus
brazos alrededor de mí en vez de saludar. Vale, no tan secretamente. Me encanta y quiero
que lo sepa y que sus brazos me rodeen, pero mis manos están libres.
Gruñe, sorprendido, así que lo hago de nuevo y siento en mis espalda que se pone duro.
—Es bueno ver a otra humana—, le contesto, —¡eso hace que cuatro de nosotras estemos
a salvo!— Me siento aliviada. Y esperanzada por las demás. Tío, estos Rakhii son unos
cazadores de humanas increíbles. Ese planeta había sido tremendo.
—Que sean cinco, entonces... tenemos otra chica en esta nave— Pero la sonrisa le
había desaparecido de la cara.
Arokh hizo uno de esos ruidos que vibraban en su gran y linda nariz. —Eso es trágico—.
—Sí, y cada vez que ella tiene una pesadilla y empieza a gritar, él se vuelve completamente
loco—, añadió la mujer con una mueca.
Su hermano niega con la cabeza. —Tiene miedo de que si no se detiene, le haga daño a la
nave. He intentado encerrarle abajo—.
Arokh hizo un gesto de dolor.
—Le dije que estaba aterrorizando a las hembras. Él sólo... fue como si se hubiera
encendido un interruptor. Y luego se encadenó a sí mismo en la bodega—.
—¿La mujer herida está sola? ¿Es eso seguro?—
—Está tan bien como puede estar—, dice la mujer de su hermano. —Ella se coló en la
bodega de carga y se está quedando cerca de Zadeon. A veces le oímos hablar en voz baja
con ella, y hace tiempo que ella no tiene un ataque de pánico. Parece una buena señal—.
—Fuimos llamados por una nave hob unos pocos clicks antes de que te comunicaras.
Parece que también tienen una hembra humana, y están buscando unirse con Rakhii para
tener mayores posibilidades de protección. Se la quitaron a unos Luvuuds muy ricos y
están cuidando sus espaldas por si hay represalias. Tenían muchas preguntas para mi
mujer, y su hembra se sintió muy aliviada al aclarar algunas cosas con uno de los suyos—
Dudó y luego añadió: —Pensé que sería una buena idea ir a un lugar donde todos
pudiéramos discutir con seguridad, donde las mujeres pudieran comunicarse y donde todos
los hombres que se preocupan por ellas también puedan. Hay mucho que aprender. ...Ya
he puesto algo en marcha—.
Arokh hizo una llamada reverberante, de nuevo, desde su nariz. Eso fue más que extraño.
Y un sonido aterrador, sin importar cuántas veces me asegurara que no siempre era algo
Capítulo 30
ANGIE
Después de que los chicos aceptaron visitar este jolgorio, apenas tuve tiempo de saludar a
Beth antes de que los varones nos llevaran a los asientos y nos ataran (y al bebé) con
arneses para un aterrizaje seguro en la atmósfera. Sólo siento un poco de náuseas, pero no
he vomitado, gracias a los Técnicos de Reventas de Beth: tienen todo tipo de mercancías.
Una de ellas era una tableta masticable que sabía a calcetines pero que mantuvo mis
galletas abajo. Me cojo a la mano de Arokh y no me suelto ni siquiera después de que la
nave se apague, después de que nos pusimos en fila y salimos por la rampa, y
definitivamente no cuando pisamos la tierra púrpura y nos rodearon los extraterrestres.
Montones, y montones, y montones de alienígenas. Mirando hacia afuera, vi a unas
cuantas humanas, todas metidas afectuosamente en el costado o protegidas detrás de un
macho.
Hubo silencio durante tanto tiempo que casi me rebotan los nervios, y finalmente no pude
soportarlo más. —¿Y ahora qué?— Le susurro a Arokh.
Me mira, y luego mira a la multitud. —Esperamos que las Gry... humanas nos lo digan—
—Oh—. Yo también espero. Y miro a mi alrededor, sabiendo que una de nosotras necesita
emerger como líder, así que espero.
Y espero.
Entonces tengo esa sensación, esa sensación trepidante que se tiene cuando sabes que en
ese momento el mago en el escenario te va a escoger de entre todos los que están sentados
en las filas para arrastrarte frente a la multitud, así que decido ponerme en marcha.
—¡Hola a todos!— Estoy segura de que lo había gritado para que lo oyeran los reunidos,
pero por todo el volumen que pensaba que tengo, bien podría haber estado haciendo
mímica. Me aclaro la garganta y me adelanto... y diablos, aún así no dejo ir a Arokh.
—Estamos reunidos aquí hoy...— Oh, cielos, esto no se trata de una boda.
El sonido de risitas femeninas... qué palabra tan extraña... brotan discretamente. —
Um...— No digas '¡Um!'. Puedo sentir cómo mi rostro arde y todas las reglas para dar
discursos desde la secundaria hasta la preparatoria me invaden. Una vez tuve una
profesora muy perra, que solía...
comparar notas y discutir planes. Cubrir todas esas preguntas que tenéis y ver si podemos
responderlas. Veamos... ¿todas las mujeres tenéis traductores?— Miro a mi alrededor a
todos los diferentes aspectos alienígenas, algunos de ellos muy diferentes. —¿Y los
traductores funcionan para todos los idiomas por casualidad, o sólo unas pocas lenguas
alienígenas tienen alguna traducción?—
Una mujer comenzó a abrirse camino entre la multitud, y en vez de coger la mano de su
alienígena, él la cogió. Era un gran macho, y la cogió por encima del codo, como si tuviera
miedo de que si la dejaba ir, alguien más se abalanzara y la fuera a coger. Miré alrededor
y advertí muchas miradas hambrientas, hambrientas de machos que no tenían hembras y
pensé que este tipo tenía razón. Siempre y cuando fuera un buen extraterrestre para ella,
por supuesto. Parecía inquieto y protector, pero se había tomado el tiempo de aparecer por
aquí para pedir ayuda con su chica. Eso tenía que ser una buena señal, ¿verdad?
—¿Cómo consigo uno de esos traductores?— preguntó, e intento localizar el acento.
¿Africano, tal vez? —Necesito desesperadamente comunicarme—, dijo ella, e hizo un gesto
hacia el tipo que se cernía sobre ella mientras él bajaba la mirada hacia todos los otros
babosos que miraban a su chica. —No me ha hecho daño pero... pero estamos teniendo
dificultades—.
La interrumpo con un gesto en el aire de mis manos. —Oh sí. Sé exactamente cómo es eso—
Arokh me frunce el ceño. Le di una palmadita en el brazo. —Eres increíble, cariño—.
Resopla, pero después de un momento más de acariciar su piel, parece estar apaciguado.
Miro de nuevo a mi grupo. —¿Tenemos traductores para repartir?—
Uno de los hombres de Beth miró a las mujeres que se acercaban desde que se había roto
el sello de la incomodidad. —Podemos equipar a unas cuantas. Por un precio—.
Beth puso los ojos en blanco, y me imagino que ya había oído esta expresión antes. Si te
metes en la cama con cinco magos del mercado negro.
—Puesto que él sabía que tenía que aparecer aquí, alguien debe hablar su
idioma...— El tipo de Beth asintió y se dirigió hacia la pareja.
Un gran, muy, muy peludo gato atigrado alienígena dio un paso adelante. —
Tenemos algunos para las mujeres también—.
Asiento con la cabeza. —
Hagámoslo—. —Mi hembra está
herida—.
Miro alrededor hasta que localizo al que ha hablado. —¡No es bueno! Tráela aquí y...
¿algún médico aquí? ¿Enfermeras? Levantad las manos. ¿Un veterinario? ¡Eh! ¿Dónde
está esa chica con el perro? Espero que estén bien. ¿Ginecólogos? Oooh, un obstetra sería
particularmente útil...—
—Soy dentista—.
—¡Fabuloso! Casi. Por aquí, por favor— Ella puso los ojos en blanco y yo me encojo
Página 188 de 233
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
—Sí, ¿alguno de estos tipos tiene más especialidad en su entrenamiento médico, más que
llenar cavidades?—
Los hobs, por supuesto, querían ayudar de cualquier manera que pudieran, y resultó que
podían ayudar mucho ya que éramos comparables a las Gryfala en su naturaleza.
En su mayor parte.
Pero el hecho de que los hombres eligieran aparecer cuando claramente creían que había
riesgo de que otros les robaran su chica... Aceptaron ese riesgo para poder entender mejor
a su hembra.
Sin embargo, provocó un montón de poses y gruñidos, y tuve que preguntarme cómo es que
los solitarios recibieron invitaciones, caramba. Nos miraban fijamente a las mujeres como
si fuéramos platos de un buffet.
Eso tenía a todo el mundo un poco inquieto.
Realmente.
Surgieron peleas.
Nunca duraban mucho tiempo -porque nadie podía permitirse dejar a su chica vulnerable-
porque otro extraterrestre estaba allí justo para tratar de atraparla.
Observé mucho. He aprendido que con los extraterrestres hay que esperar lo inesperado.
Un ejemplo: dos extraterrestres estaban parados cerca uno del otro. Ni siquiera trataron
de ocultar la forma en que estaban revisando a la mujer del otro extraterrestre. Algún
entendimiento mutuo debió haber pasado porque intercambiaron chicas... ¡así de simple!
Beth y yo nos asustamos, pero no estaban rompiendo las reglas. Ninguna humana era
lastimada; no había nada que hacer y no era nuestra decisión.
Muchas cosas no eran nuestra decisión, aunque en muchos asuntos se nos defería como
si fuéramos de la realeza. La realeza con nuestro propio y sexy servicio secreto. —¿Qué
pasa con ellos?— Susurré mientras negaba con la cabeza en dirección a los hobs.
—Las Gryfalas no pueden mantenerse juntas pacíficamente—. Dohrein lo dijo como,
'Vosotras mujeres. Lindas pero locas’.
Puse los ojos en blanco y Beth se rió. —¡Chicos! Las humanas tienen habilidades de
comunicación social. Podéis dejar de molestar un poco—.
Dohrein no parecía convencido. De hecho, sólo nos brindó una triste sonrisa.
Miré a Arokh como apoyo, pero él estaba mirando a las otras mujeres con desconfianza, y
fue entonces cuando noté que me había estado guiando gentilmente de un lado a otro para
evitar que me golpearan.
—Es sólo mi estómago—, me aseguro de aclarar. —No voy a atacar a nadie—, bromeo.
—Ya lo sé—, respondió. Buscó a Dohrein, probablemente para —asegurar el sustento—.
Ese pobre tipo. Es nuestra perra.
—Ummhmm—, digo mientras me acerco a una mujer llamada Ella. Era una buena chica,
y me gustaba. —Hola—, saludo.
Beth jadea, y justo antes de lanzarse lanza un gruñido salvaje, —¡Estás muerta!—
Pero nunca llegó a hacer contacto. Unos brazos la rodean cuidadosamente, y Dohrein saca
a Perra del punto de mira. Arokh me coge en sus brazos y se retira del alboroto no fuera a
ser que una diadema del pelo se extraviara en nuestro camino o algo así.
Capto las miradas significativas de los machos sobre las cabezas de ellas. A pesar de las
protestas en contra, ellos se lo esperaban. Porque hasta donde sabían, las hembras no
podían ser amables.
—'Somos mejores' decíamos. 'Podemos llevarnos bien', decíamos. Chico les demostramos
que nos equivocamos en...— Reviso mi reloj espacial, el que Dohrein me consiguió y por el
que Arokh le miró con desprecio, pero nunca me lo recriminó. Me había entretenido todo
el día. —En una explosión, y una especie de rata, cualquiera que sea la medida de tiempo
que sea. Buen trabajo, señoras—
—Vete a la mierda—, murmuró Gracie.
¿Sabes qué? De aquí en adelante, ella será ‘Perra’ en mi mente. Y oye... ella misma se lo
ha llamado.
Arokh se pone tenso y escucho su cola chasquear. Me giro en su brazo para poder agarrarle
un cuerno. —Está bien, nene. Sólo está siendo irritable, no en sentido estricto sexual—.
Fue entonces cuando vi un vibrante alienígena no muy lejos de ella, que agachó la cabeza,
de un brillante amarillo cubriéndole la garganta. Justo sobre las rendijas de las branquias.
—Aneark. Una especie anfibia que también premia a las hembras. Son amables con
ellas—, me informa Arokh. —Ella le ha avergonzado— Y también sonaba triste.
Un alienígena diferente dio un paso adelante, este con la piel como una dura y brillante
cáscara. Se inclinó y le susurró algo a Perra que gritó: —¡Joder, no! ¡Aléjate de mí!—
El Aneark se arremolinó y se acercó a él, y unos rayos anaranjados eléctricos salieron de
sus palmas.
—¡¿Amables?!— Le grito a Arokh mientras el tipo de cáscara dura cae al suelo,
agitándose incontrolablemente.
Arokh suspira, su aliento erizando el pelo detrás de mi oreja. —Con ellas, dije—.
Sin embargo, mi atención fue inmediatamente desviada por el sonido de los lamentos que
venían de la otra dirección.
—¡Esto no es la Tierra! Te lo dije, necesito ir a casa, necesito ir a casa, ¡no lo entiendes! Mi
be...—
Pasé mi mano por el antebrazo de Arokh, tanto para consolarme a mí misma como para
consolarlo a él. No le gustaba ver a una mujer en apuros. Cielos, era genial.
Nos entrelazó los dedos y abrí la boca, pero el nuevo alienígena se me adelantó para hablar.
—Mi compañera llora. Debo averiguar qué es lo que le causa dolor. ¿Puedes ayudarme?—
Quiero decir, sólo podía asumir que era peligroso, porque Arokh me arrastró de vuelta como
si el hombre estuviera emitiendo gas venenoso.
Me enterré a medias en el costado de Arokh. Sabía que esta cosa podía estar emitiendo gas
venenoso. Me cubrí la nariz y la boca con la mano. Por si acaso.
Me sentí estúpida y casi dejo caer la mano hasta que Arokh presiona la suya sobre la mía.
Oh, mierda...
Pero los chicos de Beth eran profesionales, y habían sido plumas relajantes desde la primera
inyección del traductor del día. —Habla, mujer. Dile a tu pareja que estás bien ahora—
—Soy-soy-tu-—
La cabeza del macho fue azotada hacia los hombres de Beth. —El traductor parece estar
defectuoso y tú le causaste dolor a mi pareja al ponérselo. Estoy disgustado—
Las motas regresan...
Beth se adelanta y le chasquea los dedos a la mujer. —Cariño, dile que estás
bien—. La mujer parpadea más lágrimas y dijo: —Estoy bien—.
Beth miró al alienígena ahora. —Los traductores funcionan—. Hizo un gesto hacia la
reunión de mujeres. —Muchos clientes felices—.
Capítulo 31
ANGIE
Los machos no podían soportar dejar huérfanos a los niños en un planeta —alienígena—,
pero los machos con hembras reclamadas temían que sus mujeres quisieran volver a casa
ahora que una nave podría estar atravesando galaxias para llegar al misterioso planeta
azul del que todas proveníamos.
Esto estaba causando un poco de alboroto.
En cuanto a los extraterrestres que no tenían una mujer propia... Se estaban movilizando
para la misión, tan serviciales como desees. Tenía el presentimiento de que la nave de
regreso estaría llena de polizones cautivos si estos tipos tenían su oportunidad.
Nunca había tenido nada ni remotamente parecido a la maravilla que era Arokh (como
hombre, no como alienígena, evidentemente) en casa.
¿Qué haría yo cuando tuviera que volver a la tibia indiferencia en una relación? ¿Sexo
mediocre? Negué con la cabeza. No, eso era demasiado amable. El sexo terrible. El sexo
malo. Los novios bastardos infieles. Los novios emocionalmente ausentes. Los novios no
cariñosos. Aprieto los dientes. Ugh, esos tipos. Luego estaba el tipo que sé muy bien que
me estaba robando. Cosas raras y, lo juro, dinero. Nunca pude probarlo, y cuando me
volví lista para vigilarle, decidió que 'nosotros' era demasiado trabajo.
Me sentía insatisfecha en el Departamento de socios mucho antes de que me abdujeran y
fuera al lado de los extraterrestres. ¿Pero ahora? Sería intolerable ir con alguien... que
no... fuera Arokh.
¿Y podría volver al trabajo, lidiar con la locura de los clientes que exigen que su pelador de
vegetales llegue al día siguiente o si no querían un reembolso del producto y un crédito por
las molestias de su calvario?
Nunca más.
O podría... podría quedarme.
Cuando mis manos se apretaron en el brazo debajo de mis pechos, una mano se deslizó
entre mis dedos. Fácil, así de fácil. Como si no fuera nada.
Pero podría significarlo todo.
—Hey—, le tiro de una de las púas de su muñeca. Estaban dobladas hacia adentro y
hacia afuera. No es una buena señal.
Baja la mirada hacia mí, y el humo de repente llena mi visión. Él baja la mirada hacia mí,
y el humo de repente llenó mi visión. Lo aparté en el mismo momento en que él lo hizo, y
nuestras manos golpeándose entre sí le hicieron maldecir. —¡Por favor, perdóname mi
Angie!—
—Nunca te dejaré
ir— —Arokh...—
—No puedes...—
—¡No!— Arokh me aprieta las manos un poco. Con urgencia. —Lo haré. Debo hacerlo.
Angie, no puedo separarme de ti. No quiero separarme de ti—.
Me mira profundamente a los ojos, con una expresión suplicante. —Me destruiría—.
Me retorcí para que mis dedos atraparan los grandes, y apreté hasta que algo del salvajismo
desapareció de su cara. —¿Sabes qué, grandullón? Estoy casi completamente enamorada
de ti, cabeza abajo, locamente enamorada de ti—
Un ruido retumbante sale de él ahora, con un trasfondo de tamborileo. Me había dicho el
otro día que era un 'ronroneo', y estaba tan orgulloso de poder 'consolarme con él' que no
tuve el corazón para decirle que era más aterrador que cualquier ronroneo que hubiera
escuchado antes. Y en ese momento, supuse que estaba tratando de calmarse a sí mismo
tanto como a mí.
—Esta es una declaración extraña—, observó. Luego, como si necesitara más
confirmación, continuó cuidadosamente. —¿Esto significa...?—
—Arokh. No seas idiota. Yo tampoco quiero dejarte— Levanté su mano y la besé. —Y no
voy a hacerlo.—
Casi fui abrazada a muerte por un alienígena.
Capítulo 32
ANGIE
Otra nave aterrizó. Eran los hermanos de Arokh, que finalmente llegaron a la reunión, y
me recordaron a las reuniones de familia humana en las que todos quieren salir del coche,
y aunque todos los ocupantes están encantados de haber llegado, todos se sienten irritados
por un viaje tan largo, así que hay que darles su espacio antes de que estén listos para
integrarse.
Mieeeerda.
Pero no importa.
Porque han traído comida. Comida que nos gusta. Eso ha sido genial -muy grande. Otros
habían tratado de convencer a las humanas para que comieran y se divirtieran (y/o se
frustraron) al descubrir lo —quisquillosas— que somos, incluso más de lo normal en una
Gryfala.
Los chicos pusieron una mesa de comida, e incluso levantaron una tienda de campaña lo
suficientemente grande como para caber todos nosotros, proporcionando sombra de los
soles.
Inicialmente hubo un desacuerdo sobre la colocación de dicha carpa, lo que requirió una
acalorada discusión que fue resuelta por los hermanos al chocar los cuernos. El ruido era
ensordecedor, y más que un poco estruendoso.
Lo cual estaba bien; esto fue después de todo nuestro modus operandi y ciertamente no
sabía qué sería de mi gusto. Entonces, señalo la esfera azul en la palma de la mano de
Arokh. Él había intentado ofrecerme una antes, pero no me había sentido muy aventurera,
hasta que la masticó durante un rato e hizo que pareciera especialmente bien. —¿Qué es
eso?—
La comida a medio camino de su boca, se detuvo, y en su lugar la puso en mi boca. —
Mmm—, dije pensativa mientras masticaba. Entonces me di cuenta de que muchos de los
chicos alienígenas que nos rodeaban estaban mirando. Me lo trago. —¿Qué pasa?—
—Te dio su comida—.
Página 198 de 233
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
—Le has visto darme comida muchas veces—, le dije esto a Dohrein, que también nos
miraba de forma extraña.
—Le he visto darte de comer, por supuesto. Pero no compartir su porción de comida. Eso
es...— Las cejas de Dohrein se fruncen. —Los Rakhii son normalmente extremadamente
agresivos con la comida. Posesivos con la comida. Por eso a los de su clase se les
proporciona un amplio espacio en las funciones públicas y en las posadas donde se sirve la
comida—
—Él comparte conmigo—. Y sí, puede que lo haya dicho con un poco de suficiencia.
—Comparto con mi Angie incondicionalmente,— Arokh estuvo de acuerdo, su voz retumba
en mi oído.
—Es un signo de afecto extremo en su cultura—, continuó Dohrein, y su lado erudito
asomando. —He leído que incluso las parejas apareadas no siempre comparten. Sé de
hecho que, en el servicio, no se espera que los guardias Rakhii compartan con su Gryfala,
aunque ella no comería de nadie más que de sus hobs en circunstancias normales—
Siento otra pequeña y extraña emoción, sabiendo que mi alienígena me demuestra de todas
las maneras posibles lo mucho que le importo.
Más tarde, Arokh me informa que había escuchado a los hobs decir que era bueno para la
digestión de las Gryfala caminar después de una comida completa, a lo que confirmé que
esto también era cierto para los humanos, así que paseamos, Arokh me mantuvo en su
cadera, con mi brazo extendido hasta donde podía rodear su espalda... que no era muy
lejos. Era agradable y silencioso, hasta que llegamos a una conversación dirigida por Perra.
—Así que los hobs son básicamente amas de casa. ¿Qué hace exactamente una Gryfala
todo el día?—
—Todo lo que ella quiera—, respondió lentamente un
El hob miró a nuestro alrededor nuestras caras aturdidas. Luego sacó una tabla y habló
de las carreras de las madres de sus amigos hobs como un ejemplo más.
—Mente. Fundida,— murmuro, balanceándome sobre mis talones. —¿Soy sólo yo, o
todo el mundo estaba pensando en barbis de cabeza hueca y amantes de la
Página 199 de 233
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
purpurina?—
Entrecierro los ojos. —Espera. ¿Qué quieres decir? ¿Qué pasa con los hobs que no son
elegibles? ¿Quién decide...?—
—Unh uh -tendremos que volver a eso en un minuto. Todavía estoy en la lista del éxito.
¿Alguien más se siente realmente, realmente incompetente en este momento?— Perra
miró a su alrededor, y ahora levanto mi mano.
Arokh la empujó hacia abajo con el ceño fruncido.
Kate se encogió de hombros. —Soy microbióloga—
Las miro fijamente. —Maldición. ¿Alguien más envolvió emparedados para ganarse la
vida?— Ese había sido mi glamuroso trabajo nocturno.
Empiezo a reírme.
—¿Qué?—
—¡Estuve pensando que eran sementales! Así que decidí que eran un
—No se equivoca—, añadió Beth a regañadientes. —Y las mujeres son iguales a las
vuestras en que no somos comparables físicamente con los hombres. En la mayoría de los
lugares, las mujeres no están seguras solas, y en algunos países las mujeres viven y se
congregan con otras familias o se agrupan en grupos de amigos para tener compañía y
protección—.
—¿Estos grupos de amigos están formados por hombres?— pregunta uno de los hombres
de Beth oscuramente.
Beth le sonríe. —No. Hay más mujeres que hombres en nuestro planeta, y las mujeres
solteras tienden a reunirse para compadecerse de su... falta de pareja—.
El aire chisporroteó. Echo un vistazo al electro-chico de Perra y pienso que tal vez esté
emitiendo algún tipo de carga.
Entonces noto las expresiones en los rostros de los alienígenas que nos rodean.
Incredulidad, esperanza, codicia.
—¿Hay mujeres que necesitan pareja?—
—¿DÓNDE está este planeta?—, pregunta otro. Debió llegar tarde a la fiesta, porque estoy
segura de que de otra forma ya se habría apuntado a la misión de rescate de Tara.
Una palabra: pandemónium.
Yo me recuesto encima de él, e incluso empiezo a quedarme dormida. Pero los resoplidos
me hacen recuperar la conciencia.
—¡Como una serpiente! ¡Eww! ¿Cómo lo sabes?—
—Porque lo vi. Ni siquiera esperaron para llevarla a otro lugar... tan pronto como pagaron
por ella y el subastador la sacó, la arrastraron al suelo y... ¡justo ahí!—
Arokh tenía una extraña mirada en su rostro. Pensé que era por su hermano, pero luego
levantó la vista bruscamente.
Un momento después, el cielo se oscureció.
Yo también empecé a mirar hacia arriba, y casi me tropiezo cuando Arokh lanzó una
llamada de alarma silenciosa.
Gracias a Dios no es mi caso. Envolví mis brazos alrededor del cuello de Arokh y me aferré.
Casi cuando alcanzamos la rampa, Dohrein corría para llegar a nuestro lado, cuando la
rampa succionó hacia atrás y desapareció. —¿Qué...?—
—¡Qué! ¿Qué está pasando?— Tiro de una de sus espinas dorsales para llamar su atención.
Detrás de mí, oigo el suave zumbido, y siento una extraña onda -la sensación que había
descubierto en el transcurso del día era la de una nave haciendo su aterrizaje en silencio.
Dohrein giró, y tanto él como Arokh estaban mirando lo que había detrás de mí. Con temor,
yo también estiré mi cuello para mirar.
La nave era diferente a todas las que había visto hasta ahora. No es de extrañar que hubiera
oscurecido el cielo; era un monstruo enorme de nave, y podría decir eso con autoridad ya
que había visto un serio embarque hoy.
tensa. —No parece que muchos fueran capaces de anular los cierres—, dijo
—Tengo que hacerlo—, dijo, con la voz desgarrada. —Angie, no luches. No te harán daño—.
No me preocupo por mí, debería haberlo hecho, quiero decir, no es que no hubiera conocido
más que extraterrestres agradables sino también unos realmente, realmente aterradores,
pero estaba preocupada por Arokh. Y Dohrein.
Miré alrededor entonces, ¡pero Dohrein se había ido! No -mi corazón se calma un poco- allí
estaba, pero se había alejado, estaba siendo sacudido, y estaba gesticulando salvajemente,
apartando las manos acusadoras y pareciendo aún más enfadado que su yo normal.
Arokh se volvió loco. Se hinchó como una cobra y su cola se aferró para atrapar al tipo que
se atrevió a tocarme. Lo siguiente que supe fue que los colmillos de Arokh estaban
desnudos y chorreando y nuestros atacantes me quitaron a Arokh de encima. Una masa de
cuerpos se posó sobre él, le inmovilizaron en el suelo y le apartaron de mí.
Grité.
Presionaron con un palo negro en la espalda a Arokh. Se iluminó como el Centro Rockefeller
en Navidad, la luz literalmente le rodea como una aureola durante un momento antes de
que colapsara.
—¡NO!— Grité, y Arokh revivió, luchando de nuevo. Intenté correr hacia él, para hacer no
sabía qué exactamente; si Arokh estaba siendo derribado, entonces no tenía ninguna
oportunidad, pero unos brazos me sujetaron. —¡Déjame ir! ¡Déjame ir, carajo!— Grito de
nuevo, muy enojada, muy asustada.
Estoy temblando. Casi me asfixio con el apretón de Dohrein en mi cara, pensando que así
debía ser como me sentiría con un ataque de pánico. Mis pulmones se apretaban, veía
manchas y no estaba seguro de si eso se debía a la falta de oxígeno o si era esa cosa extraña
que le pasaba a tus retinas después de ser bombardeadas. ¿Cuántas veces tiene una que
parpadear para aclararse después de que tu amante extraterrestre se ilumine como un Lite
Brite13 justo delante de tus ojos?
Se las arreglaron para arrastrar a Arokh a la nave. Dohrein se aferró a mí mientras
estábamos rodeados. Yo estaba débilmente consciente de otros ruidos, de los otros que
estaban lidiando con ataques similares a nuestro alrededor. Pero mi atención estaba en
Arokh mientras sus cuernos hacían surcos en la tierra, mientras lo arrastraban por su cola
increíblemente sensible, usándola para arrastrar todo su peso. Eso le estaba haciendo
daño y les odiaba por ello.
—No lo está—, respondió Dohrein por mí rápidamente. —Ella está preocupada por su
Rakhii— La expresión del hob se volvió fría. —Su comportamiento es increíblemente
Todos los hobs se volvieron contra él, y si yo fuera Dohrein ahora mismo, me preocuparía
por conseguir el mismo tratamiento Arokh.
Dohrein alisó su mano sobre mi cadera, como, ‘Nada que ver aquí’, y dijo, —¿Por qué has
detenido a nuestro guardia?—
—No te hagas el tonto, Hijo de Dohartaigh. Atacó a un hob, -ese Rakhii está actuando
como un macho unido—
—Apenas—, respondió él, y sus dedos se clavaron en mi piel para advertirme de mantener
mi boca cerrada. —Actuaba como un guardia protegiendo a su princesa. Es una lástima lo
del hob, pero no puedes imaginar el estrés que soportó protegiendo a esta hembra. Sus
rápidas defensas en los últimos días son las únicas responsables de que ella esté a salvo
ante ti—. Las garras de sus alas se conectaron. —Ahora suéltalo. Tenemos mucho que
discutir con usted en relación a las Gryfalas subastadas—.
—Discutiremos—. El otro varón miró a Dohrein. —Pero su reacción fue más que una mera
protección. No aprecio tu intento de desviar la atención, y puede creer que hablaré con su
madre sobre esto, así como tu parte en el encubrimiento de todas estas naves—
Estuve lo suficientemente cerca como para ver la piel alrededor de los ojos de Dohrein
tensarse. —No esperaba menos, Padre Nueve—
Padre... ¿nueve? Este es uno de... Miré al hombre, tomando nota de la cara de enfado y
preguntándome si quizás no fuera una mirada de 'esta situación me molesta', sino una
mirada de 'esta es mi cara'. ¿El padre de Dohrein? ¿Y había otros ocho? ¿La madre de
Dohrein tenía nueve tíos? ¡Nueve! Dohrein realmente no tenía que seguir apretándome; no
podría haber hablado si hubiera querido.
Papá Nueve le dio un golpecito en la oreja y quedó claro que los otros también estaban listos
para ser detenidos en la nave. Empezaron a arrastrar a los demás por la rampa, y me
sorprendió cuando, en lugar de seguir la estela de los cuerpos sometidos, nos llevaron en
manada a una entrada separada.
Capítulo 33
ANGIE
Al principio, los hobs querían separarnos para que no hubiera ningún —desafío—. Di
órdenes para que nos mantuvieran juntas y... hasta ahora, los hobs las han seguido. Sin
embargo, no siguieron mis órdenes de liberar a nuestros chicos.
Porque esa mierda sería demasiada suerte. Estábamos paseando de un lado a otro cerca
de unas sillas muy cómodas. O, al menos, yo estaba haciéndolo. Dohrein me cogió del
brazo para detenerme cuando los hobs parecían interesarse demasiado por mi ansiedad.
Me detuvo para ponerme frente a él, mis pies dentro de los suyos mientras se apoyaba en
la pared. Entrecerré los ojos ante él.
—No me reprendas—, me advirtió en voz baja.
Entrecerré aún más los ojos, ahora bizqueando. —¿Hablas en serio?— Siseo.
Se inclinó hasta que sus labios rozan los míos. No cerró los ojos, ni yo tampoco, y me
habría echado hacia atrás, pero me palmó la parte de atrás de la cabeza para mantenerme
en su sitio.
Pestañeé para enfocar.
Justo contra mis labios me susurra: —Necesito ser capaz de operar como tu hob. Si te
perciben como soltera, estos hobs caerán sobre ti—.
Y a todos les pareció una sesión de besos tranquilizadora y afectuosa. Miré a mi alrededor,
incómoda por las miradas hambrientas de todos los hobs.
—Hey—, dice alguien y me giro.
—Oh, demonios—, gimo. —¿Era mucho pedir que tu alienígena te llevara muy, muy lejos?—
Perra me muestra una... bueno, una sonrisa de perra. —Yo también te extrañé, nena—.
Deslizó una mirada hacia Dohrein, y luego me la devolvió rápidamente. Sus ojos se
pusieron serios, y cuando no está siendo desagradable, puede parecer bastante bonita, en
realidad. —Tienes que venir a ver a Llorona—.
Tratando de arrancar una de las manos de Llorona, con las uñas ensangrentadas, le miré
con desprecio. —Sabes, eso es grosero. Y la última vez que me 'empolvó', supliqué al
orgasmo hasta que estuve inconsciente. No siento que sea el momento, pero gracias por
ser tan entrometido—, y suelto un irritado, —¡Joder! ¡A mí!— digo muy bajito.
Palabras equivocadas, hombre.
Palabras equivocadas.
Su pecho se infla mientras me mira fijamente con un ceño mucho más feo que el de Dohrein
y mira con desdén, —Estoy al servicio de...—
Levanto la mano ensangrentada de Llorona para detenerle. —Sí, sí... -te has perdido en la
traducción, ¿de acuerdo? Lo que quise decir es que te vayas a la mierda. Vete. Me estás
irritando y necesito que mi hob me preste toda su atención o podría convertirme en Perra
aquí mismo, ¿de acuerdo? Confía en mí, no querrás tal cosa—.
—Hey...—
Dohrein se arrodilla frente a ella, y le pone un mechón de pelo detrás de la oreja, ignorando
su vacilación y mirándola pensativamente. —Lo dudo—. Le pasó una mano por la
columna, lentamente, y lo repitió hasta que ella se relajó. Un poco.
Ella aspiró aire temblorosa. —¿En serio?—
Él asiente con la cabeza. —Esos bastardos pueden soportar mucho voltaje...— su voz se
fue apagando cuando vio mi mirada.
Le dije: —¿Qué cojones, tío?—
Abrió los ojos y negó con la cabeza una vez. —Lo siento—. Parpadea como un robot
tratando de procesar el concepto de palabras reconfortantes. —Es más probable que se
haya quedado aturdido en la rendición. Será juzgado antes de ser ejecutado—.
Ella lloró más fuerte; le dí un golpe en el hombro a él, y Perra sonríe. Maldita sonrisa. —
¡Me gusta él!—
—Genial. Vosotros dos haréis unos bebés adorablemente mezquinos juntos—, le hago un
mini aplauso.
Llorona estaba llorando tanto que se estaba ahogando. Dohrein la tiró contra su pecho,
acariciándole el pelo y ronroneando. Parecía que se había tragado una bolsa entera de
limones -porque seguía siendo el viejo alegre Dohrein- pero ronroneaba como un héroe.
Algunos otros se acercaron y él tranquilizó a Llorona mientras se recostaba. Nosotros como
que... bueno, después de eso, nos pusimos alrededor de él, siendo arrulladas por su bonito
ronroneo, y los otros hobs le miraban como si fuera el maldito Flautista de Hamelín de los
coños.
¿En realidad? Me tumbé a su lado, sus alas se doblaron fuertemente entre nosotros para
que su polvo no se pudiera esparcirse. No era la única; él es bastante grande -más grande
que un tipo humano- y podía sentir al menos otras dos mujeres apoyadas en mí, también
tocando a Dohrein. Por causa de la comodidad.
Pobre Dohrein, adoptando a todas esas mujeres que no tenían ningún interés en follar con
él. —En la Tierra, serías una 'perra de los abrazos'—
—No, lo sabía, sólo quería estar aquí cuando él lo oyera—. Sonrió malvadamente.
Negué con la cabeza, y estaba llegando al hombro de Dohrein cuando un resoplido explosivo
nos hizo a todos saltar en nuestro sitios.
Fue Llorona.
Capítulo 34
ANGIE
Al salir de la nave, las alas de Dohrein estaban hinchadas y medio desplegadas, flotando
sobre nosotras como un cisne con su rebaño de cisnes. Fulminaba con la mirada a todos
los que se acercaban -y eran muchos- y no le envidio en absoluto esta posición. Ninguno
de nosotros estaba exactamente de humor para ser manoseada.
No nos dejaron quedarnos a ver cómo bajaban a nuestros machos. Dohrein trató de
interceder por nosotras, pero aparentemente los otros hobs sentían que nos pondríamos
muy emotivas si veíamos a nuestro grupo de machos unidos siendo llevados a rastras.
No. No quiero eso. Pero abandonarle es más que desleal. Intento, realmente intento llegar
a un acuerdo con esto. Pero no puedo.
—¿Van a matarle?— Susurro. La voz se me quiebra, y tengo que parpadear mis ojos que
arden.
—No—, dijo Dohrein rápidamente.
El aire sale de mis pulmones y casi me caigo de rodillas en señal de alivio. Bueno, eso,
hasta que Dohrein añade, —Al menos no hasta el juicio—, en voz baja.
—¿Qué? ¿Hablabas en serio sobre eso?—
Es extraño, tener las palabras que había estado a punto de gritar rociando el aire antes de
tener siquiera la oportunidad de forzarlas a salir por mí misma. Y fue Llorona quien gritó
eso.
Dohrein se frotó la cara con la mano. Luego se adelantó y cogió a Llorona -quien, creo que
es importante señalarlo, apenas se sacudió esta vez, e incluso fue de buena gana a él
después de un momento-, luego a mí, y a Perra, y a las otras chicas, hasta que no estábamos
sólo en un montón, sino que estábamos presionadas a su alrededor, todas nuestras caras
casi tocándose.
—Pero...—
Su mandíbula se endurece. —Sugiero firmemente ahora. Que nos vayamos ahora mismo—
—¿Dohrein?—
Dohrein miró por encima de nuestras cabezas. Un mínimo indicio de sus colmillos
aparecieron cuando sisea un suspiro.
Nos dimos vuelta para mirar también. El hob que se dirigía a él era la imagen de la
incredulidad absoluta.
Los dedos empezaron a apuntar. —¡Mira ese cristal! ¡Tiene que estar a seis pulgadas
de distancia!—
—Lo admito. Esto le gana a las fotos de pollas un día cualquiera—.
—¿Dónde?—
cuartos con otros hobs, entonces aquí— Se frota la frente. —Los alojamientos no son
adecuados para las princesas, pero si insisten en permanecer juntas...— pareció ahogarse
un poco ante la siguiente palabra —Contigo, pueden quedarse en esta habitación si
pueden controlar sus impulsos de pelear y desafiarse mutuamente—
Nueve trató de fundirle con la mirada, no satisfecho con Dohrein de ninguna manera. —
Cuando necesiten ser separadas, hay solteros disponibles en exceso si cambias tu...—
—No lo haremos—, gruñó él firmemente.
Nos quedamos muy calladas. Era la inclinación natural de Nueve de dirigirse directamente
a una princesa, pero rápidamente aprendimos que Dohrein sabía cómo navegar en esta
situación; era mejor que nos quedáramos calladas.
Algo de lo que estoy convencida de que no era un tratamiento autorizado para una Gryfala.
Olfateo de forma altiva, y como si pudiera leerme la mente, Dohrein me lanzó una mirada
de advertencia por el rabillo del ojo.
Lo cual, por cierto, requería de cierta habilidad.
Todo a nuestro alrededor eran hobs, todos nos miraban con los ojos como...
Como si estuviéramos de vuelta en ese maldito corral de subastas. Son intensos. Y estaba
claro que no tenían ni idea de qué hacer con todas nosotras. Los susurros, palabras como
—alas— seguían siendo lanzadas también, pero nadie fue tan grosero como para salir y
preguntarnos directamente sobre nuestra —deformidad—. Supongo que todos esperaban
que empezáramos a coleccionar harenes, por lo que nadie quiso molestarnos.
—Se abstendrán de desafiarse unas a otras—, prometió Dohrein. —Pero sería conveniente
que liberaran a sus machos...—
—No escucharé más sobre el asunto. El juicio es a la salida del sol. Tengo que volver al
lado de tu madre—. Y sin ni siquiera un —oye, me alegro de que hayas vuelto a salvo— se
dio la vuelta y se fue.
—¿Sólo vais a mirarnos fijamente?— Esa fue Perra. Siendo Miss Simpatía de nuevo. Pero
esta vez tengo que estar de acuerdo. Es más que desconcertante, en realidad. —¡Si no vais
a ayudarnos, entonces podéis iros todos!—
¿Y para nuestra sorpresa?
Lo hicieron.
Dohrein finalmente nos miró, y al vernos a todas, mirando lentamente por encima de
nuestras caras, suspiró pesadamente y se pasó una mano por el pelo. Sus alas se cayeron,
las puntas arrastrándose por el suelo. —Esta es una situación desesperada—.
—¡Duh! ¿Qué vamos a hacer?—
—Tengo miedo de dejaros. Si me voy, seréis perseguidas en el momento en que salga por
esa puerta. No os ayudarán a recuperar a vuestros machos. Mi señor tampoco tiene interés
en ayudar, aunque tiene la mayor influencia. Desearía poder enviar un mensaje a mi
madre—.
Dohrein las cogió y cerró la puerta, faltando poco para romper algunas narices.
Los golpes volvieron a llegar.
Luego la comida.
Después vino el agua.
Capítulo 35
AROKH
Me sentía loco, letárgico y con fiebre sin mi Angie. Sabía que los síntomas sólo empeorarían.
Pero no lo harían.
Porque estaba a punto de morir.
El consejo hizo una enumeración de mis crímenes. Elevar la acusación de Unido era
suficiente para tener mi cuello, pero además de eso, anoche herí a los hobs en mi ira. La
lista grave de sus traumatismos fueron crímenes presentados en mi contra también. La
vergüenza de ello me quemaba con cada nombre que añadían. Pero no tenía elección, me
quitaban a mi mujer. Mis músculos comenzaron a ondularse mientras me agitaba aún
más. Me sacudí el instinto y traté de relajarme.
No es sorprendente que el Rakhii sentado al lado del consejo entrara en el procedimiento,
exigiendo pruebas de mi estatus de Unido. Si hubiera herido a los hobs, eso merecería un
castigo severo. La declaración de Unión, sin embargo, era una ofensa tan grave que no sólo
moriría por ella, sino que mi familia sería multada, castigada y arruinada. Agradezco que
el consejo haya sido minucioso; si el caso fuera injusto, agradecería mucho su atención a
los detalles, a la justicia. Pero temía lo que vendría después.
—Traigan su Gryfala—, dijo en alto una mujer del consejo.
Mi Angie. No pude evitarlo. El metal chirrió y tintineó mientras intento levantar mi cabeza,
mis ojos buscándola desesperadamente, los rayos de los soles nacientes arrojando en todo
el coliseo un suave oro rosado.
Y mi Angie. La llevaron hacia adelante, y sentí que las restricciones se clavaban en mis
escamas mientras mi cuerpo se tensaba hacia ella.
Por un clic, se perdió de vista, y mis corazones dejaron de latir por un instante y mis
cadenas hicieron un chillido espantoso mientras me lanzaba hacia adelante, pero luego ella
apareció y me di cuenta de que se había escabullido del control de los guardias y corría
hacia mí. —Angie... amor, no!— Pero mis palabras fueron amortiguadas a través del
hocico de hierro, ajustado firmemente en mi cara para evitar que respirara fuego.
La multitud jadeó mientras saltaba sobre la barrera que separaba los asientos del suelo de
la arena. Cerca, tan cerca...
Un guardia se abalanzó y la tumbó contra la tierra blanda.
Perdí la cabeza.
Un estruendo tan fuerte que silenció a la multitud que gritaba -el sonido resonando en la
piedra, tan estridente que recuperé la cordura, mi cuerpo sintiendo cada desgarro en mi
piel, ahora sangrando gracias a mis luchas. Todos se volvieron a mirar, todos menos yo,
porque mis cadenas mantuvieron mi cabeza en su lugar. El golpeteo de muchos pies que
se acercaban hizo que mi cuerpo se tensara, -no había forma de proteger a Angie-, y mucho
menos a mí mismo.
Luego hubo un estruendo, y las cadenas de mi cuello cayeron, otro estruendo, y pude girar
ahora, y vi a mi hermano.
Armado con un hacha de guerra, me estaba liberando mientras los otros prisioneros
masculinos pululaban por las paredes de la arena. Los hombres quienes, al ver a sus
propias hembras, ya no podían razonar, se volvieron completamente locos. El consejo
estaba en pánico, los hobs luchando por poner a salvo a las consejeras, y los hobs de los
asientos del estadio estaban alzando el vuelo, rodeando a sus princesas. No defendiendo:
escapando. Era la única opción segura ahora.
Mi cuello se retorcía dolorosamente cuando el hacha bajó sobre el lazo de hierro que
inmovilizaba el hocico en su lugar. Moví mi mandíbula de lado a lado cuando la pieza
pesada se cayó.
Tenía una última soga atada al pilar de piedra, pero fue entonces cuando la pequeña
hembra de Zadeon le gritó. Sonaba aterrorizada. Sin duda, la prisa de los machos le estaba
causando pánico, y físicamente, había muchas posibilidades de que una hembra pudiera
ser pisoteada o peor en el tumulto. Vi el cambio en mi hermano, el momento en que sus
escamas se enrojecieron y sus ojos se derritieron con locura para llegar a su pareja. Fue un
baño de sangre.
Entonces oí sus gritos. —¡Nooooo! ¡Déjame
ir!— Angie.
¡Angie!
La última longitud de metal tejido que me mantenía arraigado en su lugar se rompió de
repente como si fuera un hilo.
Me desgarré contra cualquier cosa frente a mí, cuando alguien me agarró, su olor
desconocido, masculino, lo mordí, lo envenené, lo trituré hasta que mis escamas quedaron
manchadas de sangre.
Sin pensar, luché por alcanzar a mi hembra, mi Angie... nada me alejaría de ella. Una
grieta en la cabeza, un dolor intenso en el cuerno, lancé fuego, sin alcanzar la distancia,
sólo de cobertura, no quería que Angie quedara atrapada en las llamas.
—¿Por qué no está Dohrein contigo?— Jadeo. Probé la sangre, la sangre que no era mía.
Dejé que mi boca se inundara de saliva, tratando de quitarme el óxido, horrorizado de
haber lamido la piel de mi Angie con esto en mi boca. Le doy la vuelta, la reviso, para ver
si he dejado alguna mancha de esto en ella.
Se apoya en mi brazo, pero no me disuade. Sin embargo, me mira como si pensara que
estaba siendo 'demasiado'. —Ha estado tratando de que algunas del consejo le escuchen.
¡Se han negado! Ahora tiene que encontrar a su madre—.
La entonación y el énfasis que puso en esa última palabra, junto con sus extraños
movimientos de los dedos, me hizo esforzarme por seguir el resto de lo que intentaba
decirme. —Espera que ella escuche lo que le tiene que decir, y luego hable con el señor
que le odia, uno de los que se sienta en el consejo. Rein dijo que estaría lo suficientemente
a salvo hasta que vinieras a por mí—
—¿Suficientemente segura?— Estoy furioso... Trato de ignorar el hecho de que ella haya
acortado su nombre con una inflexión de afecto. Casi con cariño. Ha pasado temporadas
con ella. Me obligo a no imaginarlo consolándola. Siempre podría matarlo después. Ahora,
necesito pensar. Inclino mi cabeza. —¿Y cómo podía saber que de alguna manera me las
arreglaría para no ser ejecutado, y de alguna manera llegar a ti antes de que te hicieras
daño -después de que de alguna manera me las arreglara para escapar de las ataduras de
hierro clavadas en una losa de roca?— Estoy que echo chispas. —Se ha arriesgado
demasiado—.
Ella me muestra una débil sonrisa. —No digo que haya tenido que ver con la liberación de
los otros tipos, pero tampoco digo que...—
No es la primera vez que siento una minúscula oleada de gratitud por ese amargo hob.
Llevé a Angie al suelo de la arena, que parecía tranquilo y silencioso comparado con la
guerra que se estaba desarrollando en las gradas.
¿Huyendo al foso de los gladiadores por seguridad? Un cambio muy grande con respecto a
lo que estaba acostumbrado.
Pronto se nos unieron otros que intentaban sacar a sus humanas del peligro. Noté que las
esposas aún estaban sujetas a las muñecas, pequeños trozos de cadena arrastrándose de
ellas, como las mías. Observo a Zadeon, y veo que sin embargo no tenía ninguna cadena.
Dohrein eligió bien cuando arriesgó mucho para liberar a uno de nosotros. Mi hermano era
una fuerza por sí mismo.
Su hembra estaba a salvo ahora, pero él estaba perdido en la furia. Estaba rompiendo
asientos, destrozando cadáveres, rugiendo como un psicópata. Ayudaría si su humana le
Pero ni siquiera yo me acercaba a él para ayudarlo a ganar el control. Algunas cosas era
mejor trabajar desde lejos.
Fue entonces cuando vi a Dohrein. Con los brazos cruzados, se apoyó en un pilar en el
borde de la arena. Él también estaba mirando.
Ni siquiera a regañadientes, pude admitir para mí mismo que era un buen cocinero. No
sabía por qué nos ayudaba, pero tenía una gran deuda con él. Todos nosotros lo hicimos.
Cuando la hembra de mi hermano empezó a ahogarse en sus propias lágrimas, eso
finalmente lo arrancó de su neblina de rabia. Inmediatamente hizo lo que pudo para
consolarla, esta vez agazapándose cerca de ella sin intentar tocarla hasta que ella le dejó
acercarse.
Se inclinó con alivio, su cabeza se posó sobre ella, apretándola contra él.
Por el rabillo del ojo, vi a Dohrein hacer un movimiento con su mano.
Y una legión de hobs entró en la arena con su propia Gryfala para proteger.
Esto, resulta ser lo más cerca de una Real Gryfala que yo he estado. La diferencia entre
esta hembra y mi Angie sería suficiente para hacerme reír.
Pero esto no era un asunto de risa.
Los labios llenos de la Gryfala se apretaron con fuerza mientras contemplaba la visión que
tenía delante. —Qué masacre tan aterradora y sin sentido—, dijo con una voz llena de
tanto desdén, tan fría, que nuestros huesos casi se congelan.
Capítulo 36
ANGIE
Todos se inclinaron.
Los hobs y Rakhii, por supuesto, tenía sentido, pero fue el surtido de otros extraterrestres
que me hicieron sentir el peso del poder de esta mujer. Nosotras las humanas... nos
miramos unas a otras. ¿Qué hacemos?
Si nos inclinamos, ¿concedemos algo? Al no inclinarnos, ¿la estábamos insultando o
incluso cometiendo una ofensa?
Arokh no me empujaba hacia abajo con una mano entre mis omóplatos ni nada, pero ¿cuál
era el protocolo aquí?
Me conformé con un asentimiento de reconocimiento. Por el rabillo del ojo, vi a las demás
hacer lo mismo.
La impresionante criatura podría haber bajado su barbilla antes de girarse para mirar el
desorden en las gradas. El horror allí. Ella lo dijo: masacre.
Y lo era -realmente lo era- pero no era como si no hubiera estado mirándola durante los
últimos oh muchos... Reviso mi reloj: un par de peleas de cosas con aspecto de tigre-jirafa,
y algunos símbolos que no puedo comprender. Ese fue exactamente el tiempo que sentí
que había sido testigo de todo esto, sí.
Apago esa parte de mi cerebro para procesar lo que estaba viendo frente a mí.
La otra parte delante de mí, no los cuerpos y la sangre.
La cosa más limpia, la cosa más segura a la que aferrarse.
Nueve no tenía un chip en su hombro porque era el número nueve en la lista de su vida.
Nueve era un gran gruñón porque tenía que compartirla con otros trece hobs.
Mis muslos se apretaron por reflejo. ¿Cómo estaba caminando ahora mismo? ¿Disfrutaba
de uno al día? ¿Dos al día para asegurarse de que todos tuvieran un turno durante la
semana? Oh, mierda... ¿las semanas se contaban aquí en períodos de siete días? O aquí
tienes una pregunta: ¿por qué de todos modos estoy obsesionada con la vida sexual de la
madre de Dohrein?
Arokh me frotaba la mano por la espalda, sin tener ni idea de lo que estaba pensando -era
simplemente así de increíble. Mi gladiador Rakhii.
Hablando de... la madre de Dohrein tenía un Rakhii enorme, pero sorpresa, sorpresa, él
estaba muy lejos, se alejó a un lado, y un mar de sus hobs le separó de ella. Se veía muy
incómodo al evitar mirar las gradas, o al otro Rakhii. Temeroso por un poco de culpa por
asociación, tal vez.
Me pareció que sería una vida muy solitaria si la mujer por la que arriesgas tu vida te
tratara como si fueras siempre de segunda clase, y sus más de una docena de otros
exprimidores principales te trataran como si fueras de segunda clase, y no tuvieras
esperanza de avanzar a una posición más importante para ella que... ¿músculo de fondo?
¿Y tenía que aguantar a Nueve? Mierda. La vida.
Eso, y que su colega o especie o lo que sea estaba en un montón de problemas ahora mismo.
La Gryfala se volvió entonces y nos miró a todas. Lentamente, cruzó los brazos.
Me estremecí.
Estábamos muy, muy lejos. Aquí no hay ninguna Barbie sin cerebro y con la cabeza hueca.
Esta hembra se veía aguda, astuta y calculadora. Intimidante.
Sin mencionar que era una increíble maravilla.
Esto tiene sentido: los hobs se sentían atraídos por las humanas porque estaban
desesperados. Éramos pequeñas náufragos harapientas comparadas con esta
supermodelo.
Y Nueve debe tener habilidades locas con el peine porque su pelo era fantástico.
Increíblemente hermoso, un gran cabello.
Yo ni siquiera me había duchado hoy.
—Bien—, dije.
La madre de Dohrein nos volvió a echar un vistazo. Su mirada era clínica, penetrante y
picante, y siento como el pelo de la nuca se me eriza bajo su escrutinio. Y ya no me
balanceaba en el pecho de Arokh con cada exhalación; él estaba conteniendo la respiración.
—Parece que ha habido una gran falta de comunicación—, comienza.
—Joder, ¿tú
crees?— Ah.
Perra.
Algunas mujeres la hicieron callar, sin duda temiendo lo que una Gryfala enojada con todo
el poder podría hacer. Dohrein, de pie detrás de su madre, negó con la cabeza.
Los ojos de la Gryfala se entrecerraron. —Humanas—, musitó. —Pequeñas e
indefensas alienígenas. Sin embargo, los problemas que habéis logrado causar...—
Eeek.
Inclinó la cabeza cuando Perra se las arregló para guardar silencio esta vez. —Nos
informaron de un aterrizaje no autorizado ayer. Cuando nuestra fuerza de defensa investigó
el asunto, no encontraron una nave, sino docenas, el resto habían sido ocultadas y
escondidas en la bitácora. Nos preparamos para lo peor. Lo que no esperábamos era un
ataque del fiel Rakhii—, sus ojos parecían atravesar a cada uno de ellos mientras dejaba
que el peso de su traición se filtrara lentamente. Sentí que los músculos de Arokh se
tensaban y encontré su mano, deslizándose hacia abajo sobre la mía hasta que fui capaz de
entrelazar nuestros dedos.
—No digamos ya los nuestros—. Sus ojos encontraron a Crispin esta vez. Las vendas que
cubrían sus hombros eran ahora un desastre sangriento y asqueroso. Él miró hacia abajo,
pero sus dientes estaban desnudos, y en vez de mirar al suelo con vergüenza, miraba a la
mujer en sus brazos. Como si lo fuera a hacer todo de nuevo por ella.
—Salvo una sola nave, el resto tenía permiso para aterrizar, y recibió el código de acceso
de camuflaje de un miembro de confianza de nuestra sociedad—.
La cabeza de Nueve se giró tan lentamente que añadió diez puntos espeluznantes enteros,
y fijó su mirada en Dohrein.
—Imaginen el shock de nuestra fuerza cuando aterrizaron y se encontraron con machos
unidos y tuvieron que actuar con extrema fuerza para someterles. Que estas humanas
puedan activar el instinto y el proceso de unión en una variedad de razas... es muy
peculiar— Sus garras se juntaron cuando su expresión se volvió completamente comercial.
Se humedeció todo el relleno labio inferior. —Por lo tanto, proponemos lo siguiente. Los
extraterrestres que tenían permiso para aterrizar en nuestro planeta: ustedes mataron a
nuestros hobs. Esa es una ofensa que se castiga con la muerte. Rakhii que atacó los hobs:
esa ofensa se castiga con la muerte. Crispín—, ahora apretó la lengua y por primera vez,
una expresión casi tierna revoloteó sobre su cara. —Se ha informado de que has herido a
tres personas y estrangulado a Egard, tu propio polluelo— Sus cejas perfectas se
levantaron hermosamente al ver el desorden roto y enojado que no se parecía en nada al
dulce chico que había conocido hacía unos días. —Castigable con la muerte—.
Página 224 de 233
SERIE STOLEN BY AN ALIEN 01
AMANDA MILO
STOLEN BY AN ALIEN
Se me encoge el estómago.
Sus pasos eran demasiado elegantes como para llamarlos —pasos—, y tenía cuidado de
no acercarse demasiado, pero no podía quedarse quieta, tal era su anticipación. —Así que
dejaremos que las humanas decidan. Ofreceos como voluntarias para que os estudiemos,
y perdonaremos las graves ofensas de vuestros machos elegidos—. Cuando nadie aceptó la
oferta, se encogió de hombros y continuó como si supiera que tenía que lanzar esta
amenaza. —¿No deseáis comprometeros? Siempre podemos obligaros a ser estudiadas.
Desafortunadamente, tendremos que acabar con estos guerreros y arruinar sus apellidos
por una verdadera eternidad— Sus dientes se veían tan afilados que sus labios se
levantaron en un facsímil de una sonrisa.
—¿Qué implicaría el estudio?—
Las garras de Arokh se apretaron a mi alrededor, con las puntas afiladas presionando.
—Angie, no—, sisea. Su cola hizo un fuerte chasquido mientras la agitaba. Una rápida
mirada me dijo que todos los machos estaban considerando sus posibilidades de ir a la
defensa. En este momento.
—Yo...—
La mano de Arokh me tapó la boca y una mirada de fascinación clínica se apoderó del rostro
de la Gryfala, como si fuéramos su propio documental de naturaleza personal en carne y
hueso.
—A ellas no les importan las agujas, ni los procedimientos—, dijo Dohrein, informalmente,
de forma adorablemente calmada mientras se dirigía hacia...
¿Perra?
La nariz de la Gryfala se arrugó de disgusto. —¿Quién lo hace?—
Nueve deslizó su mano entre sus alas dobladas y su espalda, y ella le dedicó una breve
sonrisa. Jodida santa mierda. Ella tiene corazón.
Perra mira a Dohrein cuando se acerca, y parecía que estaba jugando limpio, pero no se
alejó de él mientras él se agachaba, se agachaba un poco para... rozar su mejilla sobre el
hombro de ella.
Perra sonríe.
—Arokh—, advertí en uno de esos furiosos y serios susurros que son lo suficientemente
fuertes para ser escuchados pero que espero no se escuchen. —Tenemos que hacer esto.
¡No puedo dejar que te maten!—
Su mano se apretó lo suficiente para que mis labios se aplastaran y las palabras ya no
fueran posibles.
—Supongo—, dijo ella lentamente, —que podríamos acordar renunciar a ciertos
procedimientos. Os aseguro que se hará todo lo posible para mantener a nuestros sujetos
de estudio seguros y saludables—.
Me las arreglé para clavar mis dientes en la palma de la mano, en la base de su dedo índice
-la única carne floja que pude encontrar en su mano, créeme. Con su otra mano, me estaba
estrujando las caderas pero relajó su mano sobre mi boca lo suficiente como para que dejara
de intentar roerle y preguntar: —¿Y sus parejas, verdad?—
Se dignó a asentir una vez. —Sería de gran interés probar la duración de la separación y
la privación de un Unido cuando su pareja es arrebatada, sin embargo...—
Gruñidos y gorjeos y silbidos estallaron a nuestro alrededor.
—Sin embargo, se entiende que esto es probablemente demasiado agotador para las
parejas unidas y francamente, demasiado peligroso. Haremos todo lo que podamos para
mantener tanto al sujeto, como a su macho o machos unidos, libres de lesiones—
Esto en realidad vino de Perra, que estaba dejando que su mano fuera sostenida por
Dohrein. ¡Bien por Dohrein!
Cuando él me sonríe, y Perra me saca un amigable dedo corazón, me doy cuenta de que he
aclamado en voz alta.
Oh, cómo la Gryfala nos miraba de un lado a otro. Deberíamos haberles cobrado dinero
por ver nuestras —interacciones naturales—. Como una entrada al zoológico.
—Sería de gran valor aprender lo que podamos de vuestros jóvenes, pero si tenéis
descendencia, puedo prometeros que no les haremos daño—
Miré alrededor de nuestro grupo, y todas las mujeres me están mirando. Levanté los
hombros en el encogimiento de hombros más lento del mundo.
A cambio, recibo unos cuantos asentimientos.
¿La mayoría de ellas? No recibí ninguna negativa. —Bien—, digo en voz alta. —Trato
hecho—.
—Angie, agujas...— Arokh dijo bajo y preocupado. Me estremecí y todo lo que pude hacer
fue darle una palmadita en la mano. —Nunca dudes de que te amo, grandulón—
Eso fue cuando Crispin tuvo un colapso. —¡No le harás daño!—, ladró.
La Gryfala le lanzó una mirada de exasperación glacial. —Eso acortaría o incluso podría
frustrar el propósito de los estudios. La participación voluntaria de tu hembra en todas las
pruebas será considerada como una recompensa por las vidas que tomó—. Entonces sus
ojos se posaron en sus hombros, y si una reina de hielo era capaz de mostrar una genuina
empatía o lástima, entonces esto es lo que pareció. —Se hará un alojamiento para todos
vosotros. Ninguno de los hobs que se vinculen a las humanas se alojarán en las barracas
de los novatos—.
Crispin se desinfló un poco. Su chica se movió entonces; se había contentado con dejarle
que la sujetara pero ahora se ajustó para que sus pies golpearan el suelo, y le puso una
mano en la mejilla y le susurró hasta que él la miró.
Entonces ella le disparó a la Gryfala un resplandor tan violento que me sentiría amenazada
si estuviera en las botas de la Gryfala. Y si no tuviera un batallón entero detrás de mí.
Pero no lo estaba, y lo hizo, así que estudió el par y se dirigió a todos nosotros con sus
palabras. —Precederéis con calma a mi grupo fuera de estas puertas. Os llevaremos a
donde seréis...—
Capítulo 37
ANGIE
—Eres el mejor—, digo, tratando de animar a mi muy sombrío, muy pegajoso alienígena.
Bueno, pegajoso no era la palabra adecuada. Pero me convertí en su manta de seguridad
y piedra de preocupación de un solo golpe.
Ante su insistencia, él se tumbó sobre su espalda en la cama, conmigo encima de él. Intenté
protestar; es incómodo para su cuello, tiene que estar con los cuernos estorbando , pero él
me atrajo hacia su pecho y se movió para que sus brazos me rodearan con fuerza.
Habían transcurrido lo que parecían semanas desde que fuimos destinados al cautiverio.
No es tan malo como podría haber sido. En cierto modo, era bueno. Y algunos días eran
extraños, como hoy. Inicialmente nos separaron; estaban probando cuánto tiempo el hilo
de tolerancia de Arokh (y por tolerancia me refiero a cordura) podía estirarse antes de que
se rompiera.
Sus ojos recorrieron mis brazos extendidos ... luego miró hacia el suelo y sus fosas nasales
se dilataron.
—¿Qué?— Dije.
Lentamente, se inclinó hacia adelante. Más tentativo, casi una prueba, mientras se
inclinaba hacia mi espacio... pero no me alcanzó.
Se puso tenso.
—¡Deja de ser estúpido y abrázame!— Pero hice yo el movimiento, levantándome y
agarrando uno de sus cuernos.
Sus brazos me rodearon con gratitud, y él echó la cabeza hacia atrás para mirarme, los ojos
recorrieron mis rasgos por un momento antes de enterrar su nariz en mi cuello.
Y lamió.
Yo gemí.
Hizo ese gruñido gruñón que tenía y lo hizo de nuevo. Lo hizo más y más, y yo traté de
seguirle la corriente. En casa, algunos chicos veían fútbol, otros reconstruían motores,
otros jugaban a videojuegos, a mi chico le gustaba lamerme.
perpleja. Sus ojos se encontraron con los míos. —¿Necesitas más barro?—
—Yo...— Estoy seguro de que mis ojos bizcos y mi mandíbula caída estaban poniendo esa
cara de 'Bebé, estás loco', pero en caso de que no me estuviera leyendo bien, le dije: —De
acuerdo. Empecemos de nuevo. ¿Por qué me preguntas eso?—
Lentamente alcanzó algo a mis pies. Miré hacia abajo para verle tirando de una caña entre
nosotros.
Luego otra.
Y otra.
Lo habían hecho. Lo habían empujado más allá de su límite. Había perdido la cabeza y se
había vuelto loco. Bien. Suspiré.
Le ayudé.
Se sentó cuando hicimos una gran... bola de mierda. Bueno, no literalmente una bola de
mierda. Sólo mugre del suelo del bosque. —¿Cómo te sientes ahora?—
miraba. Duro.
No lo suficiente como para que yo quisiera hacer algo al respecto, pero sí lo suficiente como
para mantener todo caliente para cuando él lo hiciera.
—Arokh—.
—¿Mmm?—
A veces Arokh no lo sabía, pero a veces podía adivinarlo. Esta vez parecía decidido. —
Están poniendo a prueba tu interés en el anidamiento—.
Deslizó una mano entre nosotros y usó su pulgar para frotarme lentamente la barriga. Oh.
Oh...
—Que los humanos nacen vivos...— Se tiró de la oreja. —En estado natural, ¿tienes el
impulso de construir un nido?—
—No—, me burlé.
Su mano se inmovilizó. —¿Un nido?— Se dobló hacia arriba para coger una
manta y arrastrarla sobre nosotros.
—No, Arokh, estoy bien—, protesté mientras aceptaba su manta, -no porque la necesitara,
sino porque sentía una capa menos expuesta de esta manera, infinitesimalmente un poco
menos bajo la lente del microscopio.
Tuve una revelación cuando él dispuso otra, enrollada para que actuara como un refuerzo
a mis espaldas. —¿Nos han estado proveyendo de todas estas mantas por si yo iba a
'anidar' con ellas?—
Se detuvo lo suficiente para mirarme a los ojos. Luego asintió con la cabeza y agarró otro.
Me reí. —Honestamente, estoy bien. Y no hacemos eso—, dije para beneficio no sólo de mi
extraterrestre alborotador, sino del increíblemente curioso y sorprendentemente
complaciente equipo de investigación que ahora manejaba nuestras vidas.
Las orejas de Arokh se movieron mientras alguien golpeaba la puerta con los nudillos.
—Deseo hablar con vosotros—.
Dohrein.
Arokh no dijo nada, así que miré hacia atrás para encontrarle observándome con
curiosidad. Probablemente esperando a que me vuelva loca y 'proteja mi nido'.
Extraterrestres. Me encogí de hombros. —Sí. Entra—
—He desarrollado una mezcla de aromas para ambos—
Siempre va al grano, este tipo. —Lo estamos haciendo genial, gracias por preguntar. Uh
huh, me alegro de verte también— He estado trabajando con él, enseñándole todo sobre la
costumbre de intercambiar bromas. Y por enseñar, quiero decir que se las digo, y le dirijo
una mirada severa por mi esfuerzo. —Desarrollaste, ¿eh? ¿Qué, tienes tu propio
laboratorio de química o algo así?
—Sí—.
—He sido capaz de permitirle más autonomía, gracias a nuestra propia fórmula—, dijo
mientras se dirigía a nuestra pequeña mesita de noche utilitaria. Respetuosamente siguió
la línea, la línea literal y real, la que Arokh había marcado en el suelo con su cuchillo.
Era lo más cercano a mí que permitiría a los demás mientras estuviéramos juntos en
nuestro —nido—.
—Aunque mi instinto de unión no es tan intenso como el de un Rakhii, sigue siendo
inmanejable comparado con el de un hob normal— Dejó dos frascos pequeños. —Este—,
señaló el verde, —es tuyo—, le dijo a Arokh. Entonces su mirada se dirigió a mí mientras
movía la botella roja un milímetro hacia adelante. —Y éste es para ti. Póntelo antes de
separarte—. Le dirigió una mirada aguda a Arokh. —Suprimirá tus instintos. Hasta cierto
punto—.
—¿Qué le hará el suya?—
Rápidamente, levanté mis manos. —Es suficiente, lo entiendo— Asentí con la cabeza... y
algo revoloteó en mi mente, pero no pude controlarlo. Pestañeo y lo descarto. —Gracias. Y
oye. Bien por ti—.
Antes de que se volviera para irse, Dohrein sonrió un poco, pero no a mí.
A Arokh.
Cuando la puerta se cerró tras él, miré a Arokh, quien, con los ojos abiertos, miraba la
puerta como si estuviera perdido en sus pensamientos. —Esto abre algunas posibilidades.
¿Por qué no te ves feliz?—
Capítulo 38
AROKH
Ella me sonríe malvadamente.
Me doy cuenta de que se siente juguetona, y como confío en ella, con gran reticencia cojo
su cuchillo y se lo ofrezco con el mango por delante.
Su otra mano subió a la parte de atrás de su cabeza donde recogió un mechón de pelo,
apuntando la hoja a la hebra que tenía a la vista. —¡Angie, no!— Rugí. Luego hice una
mueca. Sabía que no era Gryfala, pero aún así me hiere con pesar cada vez que intento
prohibirle algo.
Pero es demasiado tarde. Ha cortado un mechón de su melena. Hago un sonido de
consternación que hace que dirija los ojos hacia mí. Mi mano cubrió la suya mientras
miramos el mechón cortado. Entonces me dio una sonrisa acuosa. —Está bien. Tengo un
plan—. Luego comienza a trenzar el pelo en un brazalete.
—Aquí—, dijo, apretándolo contra mi palma, enhebrando sus dedos con los míos de modo
que nuestras manos se agarraran, el mechón de su pelo entre nosotros. —Para nuestra
manta—.
La miré fijamente.
—Tú sabes... para coser en la manta, si alguna vez tenemos hijos. Puedes ser
representado con una de tus escamas, y yo tendré un mechón de mi cabello. Si es que
podemos tener hijos—
Me conmueve mucho. Cojo el pequeño trenzado de la palma de mi mano, lleno de tiernos
sentimientos por mi imaginativa compañera.
Mi resolución era más fuerte que nunca. No importa si nunca tenemos cachorros. Nuestro
futuro es tan incierto, pero no importa. Ella es mi todo.
Me acerco para darle un largo y duro beso.
Ella está jadeando y sus párpados se sienten pesados cuando finalmente la solté. Ella
quiere aparearse, y yo vivo para complacerla.
Sin embargo, no puedo dejar pasar una pequeña cosa. Sé que debía hacerlo, pero me veo
obligado a pedírselo. —¿Por qué no me has dado mordiscos de amor?—
Ella se retira. Parpadea hacia mí.
Ella tartamudea. —Bueno... c-cuando era adolescente... y a veces cuando había bebido
algo...— viendo mi expresión, rápidamente se interrumpe. —No importa. Lo importante es
que, en casa, no son mordiscos de amor—, e hizo ese extraño movimiento con los dedos, —
o, más aún, no todos están hechos con verdaderos sentimientos de amor, los llamamos
Hay tanta información alarmante en su explicación que no sé sobre qué explotar primero.
Mi cuerpo está sobre el de ella antes de darme cuenta, sujetándola debajo de mí... No la
estoy tocando, estaba apoyado en mis puños sobre las sábanas, pero aún así, puedo ver
que la había asustado un poco. Intento alejarme pero no puedo.
En cambio, mi furia impulsada por la inseguridad fue interrumpida por una voz suave y no
amenazante de la computadora. —Por favor, exponga...—
—Más tarde—, Angie le gritó al equipo de investigación. Luego sus manos me acariciaron
la cara. —Guau. ¿Esto te ha estado molestando? Arokh, no lo sabía. ¿Cómo podría...?
Mírame—.
Lo estoy. Pero no puedo decir palabra, ni respirar, ni siquiera parpadear. Quiero rugir,
pero estoy congelado sabiendo que nunca le haría daño, pero tampoco puedo dejarla para
ir a destruir alguna otra habitación. Estoy encerrado en un infierno, congelado, tortuoso...
Deslizó sus manos hacia arriba para agarrar mis cuernos, que procedió a sacudir. —Sal
de ahí y escúchame. Te amo, idiota, y te amo más de lo que jamás he amado a ningún
hombre, definitivamente, mucho más que a cualquier hombre de mi tierra. Porque eres
increíble. Eres maravilloso para mí. Conmigo. Eres el mejor. Y cuando me fui de casa, los
chupetones no eran populares, pero si son una gran cosa aquí, si son una gran cosa para
ti, Arokh, haría cualquier cosa por ti. ¿De acuerdo? Me pasaré todo el día chupando tu
cuello si te hace feliz, lo prometo—
Ahora me ha deslizado una de sus palmas de la mano por la nariz. Exhalo con fuerza, el
humo saliendo de mis fosas nasales.
Y me sonríe.
Levanta la cabeza, esforzándose por alcanzar mi clavícula, donde comienza a lamer mi piel,
con su lengua corriendo sobre las pequeñas escamas pedregosas que hay allí. Empujo mis
brazos hacia adelante para cogerla de la parte posterior de su cabeza, acunando su cuello
hacia arriba para que esté más cómoda. Ella besa, lame y succiona mi garganta hasta que
estoy gimiendo en el colchón, mi cara enterrada mientras le pongo una mano junto a su
oído para evitar aplastarla debajo de mí.
Pasa su pie a lo largo de mi cadera, luego lo desliza sobre mi muslo, trazando mi cola, que
traté de no mover pero no pude evitarlo. Esto... se sentía tan...
Me he liberado dos veces y hace algún tiempo ella comenzó a frotarse contra mí para
liberarse, y su mordedura se volvió salvaje con cada una de ellas. A estas alturas, yo casi
había perdido todo el sentido.
Cuando se retiró, sus labios estaban hinchados y húmedos y más oscuros de lo normal.
Incluso más hermosos. Estaba jadeando. —Déjame admirar mi trabajo aquí un segundo,
mmmm—
La dejé tan rápido que empezó a reírse, casi sin aliento. La pared frente a mí se transformó
instantáneamente en un panel reflectante y me alegré de que el equipo nos estuviera
monitoreando, capturando este, este regalo que mi hembra me había otorgado. Este honor.
Asentí con la cabeza con fuerza y decisión y su sonrisa finalmente se libera, y es enorme.
—Oh, grandullón. ¿Si esto es todo lo que se necesita para hacerte sentir muy bien?
Entonces lo tenemos hecho—
Epílogo
ANGIE
Gracias a la fórmula de D, las cosas han mejorado bastante. Los Rakhii están pasando por
un poco de liberación; finalmente están consiguiendo algunos derechos como iguales, no
exactamente una revolución de la noche a la mañana o algo así, pero por lo que entiendo,
las cosas están cambiando para mejor y eso se le atribuye a... ¿bien? A nosotras. Porque
somos increíbles.
Por lo tanto, tengo una tradición terrestre para presentarle: dar regalos. Pero no tengo
dinero... Supongo que tendré que improvisar.
Cuando entro en la sala de conferencias veo a los peces gordos.
Han reunido un equipo que protegerá los recursos de la Tierra, no el petróleo, ni el oro, ni
los diamantes, ni la comida, ni el agua.
Esperaba que me echaran. Yo no pertenecía a este equipo, no era la mujer asignada a este
equipo, la mujer que pesaba con sus opiniones y compartía sus considerables
conocimientos sobre el espacio de vuelo de la Tierra... y otras cosas. Como dije, no es mi
área. Los alienígenas nos habían permitido buscarnos —naturalmente— para socializar,
con los hombres y los científicos monitoreando, siempre, pero este equipo de trabajo no
era mi área de experiencia ni era de mi interés. No hasta hoy.
Pero me dejaron entrar en la habitación. Saludé a Kelly, la mujer humana que podía
responder a sus preguntas sobre el espacio de la Tierra, y les dije que tomaba prestado a
Arokh.
Porque es increíble.
Y tengo que reírme, porque se refiere a la colonia en spray, que casi se ahoga porque dice
que apenas funciona y que no le calma la mente, siempre está preocupado, preguntándose
si estoy bien. (¡Awww!) Creo que en parte también tiene miedo de volverse loco y de derribar
las paredes para llegar a mí si se fija demasiado en mí... así que me siento muy querida
cuando tiene que volver tres o cuatro veces al día para volver a ponerse en contacto conmigo.
Después de que nos besemos, por supuesto. Claro, podría llevarse el bote con él, pero tiene
que vigilarme. Evidentemente, cree que sólo lo sacaría de una reunión si lo necesitara
desesperadamente.
Me levanto y le pongo una mano en la nuca para acercarlo a mí. Se comporta como un
zombi maleable, pero un poco fuera de sí. Me encanta.
AROKH
Cuando estoy agotado, y mi garganta está en carne viva, y mis dientes han perforado el
cuero de modo que tengo que apretar para sacarlo de mis mandíbulas; me desplomo contra
la pared. Nunca aparta sus ojos de los míos mientras arrastra su lengua sobre la palma de
su mano lamiendo cuidadosamente hasta el último pedazo de mi sabor de su piel.
Gruño de nuevo.
Da vueltas y saltos hasta el lugar donde había abandonado su bolso, donde saca un paño
desinfectante, frotándolo contra sus manos antes de pasarlo por el lugar en el suelo donde
una pequeña cantidad se desbordó de sus labios.
Se ve feliz consigo misma mientras se inclina, y se pavonea, y eso sin saber lo que siento
por ella en ese momento.
Mi hembra necesita correr.
Tan pronto como pueda recuperar la función motora completa, la haré correrse.
Bueno... Me correré detrás de ella.
Revisando su bolsa una vez más, ahora saca las botellas que Dohrein hizo para nosotros,
las de nuestro nido. Nos rocía a cada uno libremente.
(Un desperdicio, porque la tendré oliendo a mí, y disfrutando su verdadero sabor en mi boca
muy, muy pronto.)
Luego se levanta lo más que puede sobre los dedos de los pies, se apoya en mis antebrazos
y me picotea la barbilla con un beso cariñoso. —Feliz día de Cría—, su sonrisa es
absolutamente brillante y conmovedora.
Casi llega a la puerta antes de que yo esté sobre ella, envolviendo mis grandes brazos
alrededor de su pequeña figura. —Mujer, tú vales más para mí que cualquier regalo para
un día de cría que pueda merecer o ganar en toda una vida de días de cría—
Cuando me dice que debo volver a la reunión, lo hago, pero sólo después de que me lleve
allí. Me deja, y me pregunto si parezco la mitad de agitado y sorprendido y... de alguna
manera, tan frustrado como me siento.
Aparentemente sí, porque los otros hombres preguntan si me dio la noticia de que estaba
embarazada... no, preñada. El calor me inunda al pensar que mi Angie esté embarazada.
Con camada. Interrumpo una sonrisa peligrosa en la habitación de los hombres. —Se
detuvo para recordarme que estoy increíblemente, increíblemente bendecido—. Mi
humana es absolutamente inimitable. —Ella es demasiado—, agrego cariñosamente, y
aquí, uso mis movimientos de ataque con el dedo como lo hace Angie. —Voy a ella ahora—
.
Todos asienten con la cabeza, y no es mi imaginación que sus ojos reconocen.
No me importa.
Estoy unido a la mejor y más magnífica hembra.
¿Quién hubiera imaginado que la pequeña extraterrestre que le robé a sus compradores de
la subasta cambiaría mi vida tan completamente?
¿Dije que estaba bendecido? Estoy muy por encima de eso.
Con renuencia, devuelvo mi atención, la mayor parte de ella, a los que están en la mesa.
—Dime qué día; mi hembra y yo nos uniremos a la misión terrestre para recuperar a los
bebés y los minerales esenciales que los humanos requieren—. Trago, y el regusto del
cuero me hace sonreír. —Necesito atender a mi humana—.
Mientras camino por el pasillo, busco mi cinturón. ¿Ese día que me llamó? Fui tras ella.
Siempre lo haré.
Deslizo el cuero de las presillas y lo pruebo. No me causó dolor en la boca; es flexible, e
incluso con todos los nuevos agujeros, debería ser perfecto para amortiguar sus gritos.
Ahora es mi turno.
FIN