(Lectura) TIPOLOGÍA TEXTUAL - ANGÉLICA ALEXOPOULOU
(Lectura) TIPOLOGÍA TEXTUAL - ANGÉLICA ALEXOPOULOU
(Lectura) TIPOLOGÍA TEXTUAL - ANGÉLICA ALEXOPOULOU
Angélica Alexopoulou
Universidad Nacional y Kapodistríaca de Atenas
aalexop@isll.uoa.gr
Desde que se constituyó como disciplina científica a comienzos del siglo XX, la
lingüística se dedicó durante décadas a estudiar el sistema lingüístico centrando su
estudio en la oración como máxima unidad de análisis. Sin embargo, tanto el
estructuralismo con Ferdinand de Saussure como el generativismo con Noam
Chomsky establecen la distinción entre langue y parole el primero y entre
competencia y actuación el segundo, dejando constancia del habla concebido como
acto individual en uso.
Recién a finales de los años „60 del siglo XX se traspasan los límites de la oración
y empieza a abordarse el texto como unidad específica de estudio, con el nacimiento
en las universidades europeas de la lingüística del texto, disciplina que desde sus
inicios recibió la fuerte influencia de la teoría de los actos de habla y de la pragmática
lingüística.
32
Publicado como Acta del 14ο Congreso de la Federación Internacional de Estudios sobre América Latina y El
Caribe (FIEALC), Atenas, 14-16 de octubre 2009. 66-74
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de los textos tiene como uno de sus objetivos fundamentales el establecer una
tipología que dé cuenta de todos los textos posibles”.33
Durante cuatro décadas el tratamiento de los tipos de texto se ha abordado de
diferentes modos, han sido innumerables las propuestas de tipologías textuales,
elaboradas desde varios ángulos y de acuerdo con la teoría dominante. No obstante,
la construcción de una tipología textual que tome en cuenta todos los factores
implicados en la configuración del texto no es tarea fácil y actualmente estamos lejos
de afirmar que hay unanimidad al respecto.
2. El concepto de texto
El Marco Común Europeo de Referencia (MCER, 2002: 95) considera como texto:
Cualquier fragmento de lengua, ya sea un enunciado o una pieza escrita, que los
usuarios o alumnos reciben, producen o intercambian. Por tanto, no puede haber un
acto de comunicación por medio de la lengua sin un texto; 34
33
Citado en Ciapuscio (1994: 15)
34
El subrayado es nuestro.
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social donde se produce el texto (ámbito de uso: personal, público, profesional,
académico).35
- Dimensión estructural: el texto tiene una organización interna y se atiene a un
conjunto de reglas gramaticales y de coherencia que garantizan su significado.
35
Teniendo en cuenta criterios contextuales los textos se clasifican según los ámbitos de uso o espacios sociales
en los que se produce el proceso comunicativo (ver MCER, cap. 4.1.).
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3. Géneros y tipos
De hecho, diariamente producimos una gran variedad de textos que varían según
los casos: es diferente una conversación de un debate televisivo, una carta o un
mensaje de correo electrónico, una novela o el resumen de un libro. Cada texto tiene
una serie de rasgos lingüísticos propios y unas funciones particulares que permiten
distinguir un cuento, una carta o un anuncio. Todos los textos que se producen en la
comunicación aparecen siempre como realización textual de géneros.
Los géneros son formas discursivas convencionales conformadas históricamente
en una cultura determinada. Se van constituyendo a lo largo de la historia de una
comunidad lingüística como prácticas sociales con valor funcional. Son, por lo tanto,
productos socioculturales y como tales se reconocen fácilmente entre los miembros
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de una comunidad. Son hechos comunicativos que suceden en un contexto social, de
acuerdo con ciertas normas y convenciones, y con una clara finalidad, por ejemplo,
la de informar, persuadir, divertir, etc. Estas normas y convenciones, que están
definidas institucionalmente, determinan las elecciones lexicogramaticales y la
organización del texto. Por ejemplo, una persona que escribe una carta para solicitar
trabajo, deberá producir un texto con una macroestructura (contenido textual) y una
superestructura (esquema global) adecuadas, según las normas del género “carta
formal”.
son productos socioculturales
Los géneros pertenecen a una tradición, sin embargo es una realidad sujeta a
variación, es decir pueden cambiar y desarrollarse para responder a los cambios
sociales (es lo que explica la aparición de géneros nuevos, como los géneros
electrónicos: chat, foro de discusión, e-mail). En cambio, los tipos son realidades
abstractas, lingüístico-comunicativas, en principio invariables y por lo tanto
constituyen un repertorio cerrado de formas, según las particularidades de cada tipo.
Como apunta Gaonac‟ h (2000) la lectura consiste en emitir hipótesis acerca del
significado del texto, unas hipótesis que el lector somete constantemente a examen
confrontándolas con los datos del texto. Se hace patente, por lo tanto, el papel
primordial que adquiere el lector en tanto intérprete del texto. Desde este punto de
vista, el lector no solamente interpreta el texto de su autor sino que además
reconstruye otro texto, modificando el original y enriqueciendo su propio mundo.
Algunos estudiosos llegan a afirmar que lo que el lector aporta al texto puede ser
más importante todavía que lo que encuentra en él (Grellet, 1981).
Esta manera de abordar la comprensión lectora se ve favorecida por el enfoque Top-down:
el lector
descendente (top-down), un modelo de lectura que supone un procesamiento de realiza
arriba hacia abajo, en el que el lector, partiendo de su propia experiencia y usando predicciones o
inferencias
sus conocimientos textuales, paratextuales y extratextuales, pone en marcha sobre el texto
haciendo uso
estrategias inferenciales y hace predicciones acerca del significado del texto. Lo de sus
conocimientos
aborda primero como una globalidad, comenzando por los aspectos más generales
textuales,
del texto (títulares, idea de cada párrafo) para adentrarse más adelante en los paratextuales
y
aspectos puntuales del texto. extratextuales.
Sintéticamente, podríamos decir que la comprensión es el resultado de la
interacción entre las pistas que proporciona el texto –tanto textuales como
paratextuales (utilización de distintos tipos de letra, ilustraciones, disposición
gráfica)- y el conocimiento preexistente del lector gracias a su experiencia
comunicativa y social acerca del tema que aborda el texto y de su organización
discursiva.
Al tratarse de una L2, el aprendiente cuenta con una gran ventaja, puesto que se
supone que todos estos mecanismos involucrados en la la comprensión lectora, así
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como el conocimiento del mundo, han sido previamente adquiridos a lo largo del
contacto con todo tipo de textos en la LM y en otra(s) L2, lo que nos permite
postular la hipótesis de la universalidad de las gramáticas textuales que constituirían
un marco para el aprendiente en el que se podría apoyar para leer en una L2
(Gaonac‟ h 2000).
Se espera, por lo tanto, que este tipo de conocimiento preexistente estratégico y
extratextual sea casi automáticamente transferido de la L1 a la L2. No obstante,
aunque es cierto que una serie de conocimientos son fácilmente transferibles
(conocimientos textuales y pragmáticos, estrategias de comunicación, etc.), estudios
empíricos han demostrado que los conocimientos previamente adquiridos (textuales
y experiencias) no garantizan necesariamente una competencia lectora eficaz.
De hecho, la dimensión más fácilmente transferible de la L1 a la L2 es la textual.
Como señala Bordón (2000: 113): “un aprendiz de E/LE que está acostumbrado a
leer en lengua materna diferentes tipos de textos y que es capaz de reconocer e
interpretar fácilmente estructuras formales, podrá transferir estas habilidades a la
lectura de un texto en lengua extranjera”.
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los conocimientos de los generos discursivos del lector le
permiten poder saber como tiene que interpretar el texto.
Para lograr este objetivo, el lector moviliza su saber sobre géneros, es decir un
saber específico relacionado con la producción y la interpretación de tipos y géneros
textuales con arreglo a sus exigencias. El conocimiento de los géneros discursivos le
permite al lector descubrir las estructuras textuales (esquema y contenido textual)
que sirven de soporte al texto, le da instrucciones acerca de cómo interpretar el
mensaje, “se presentan como horizonte de expectativas” (Loureda, 2003: 32). Este
saber que capacita al lector / receptor del texto para actuar en distintas esferas
comunicativas es el que hace que sea capaz de reconocer un aviso publicitario, un
artículo de opinión, una tira cómica, una noticia, una receta de cocina o una ponencia
en un congreso.
Aquí nos parece muy importante destacar el concepto de función que desde la
perspectiva pragmática, es decir de la lingüística orientada al hecho comunicativo, es
el criterio que determina el género textual. Según Brinker (1988: 17, en Ciapiuscio
2005) el texto tiene un carácter accional y “describe una sucesión limitada de signos
lingüísticos, que es coherente en sí y que en tanto una totalidad señala una función
comunicativa reconocible". Como explica Ciapiuscio (1994: 67): “La función textual
(propósito comunicativo del productor) sería una instrucción para el oyente sobre el
modo en que debe entender el texto. Este concepto se corresponde con el de acto de
habla y, como él, tiene un carácter intencional y convencional”. Por consiguiente, la
función es la que designa el tipo de contacto entre los dos participantes del acto
comunicativo.
Inspirado en la tipología ilocutiva de Searle, Brinker propone cinco funciones
textuales de las que se derivan distintos tipos textuales con sus correspondientes
géneros:
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Es obvio que un lector que no es capaz de reconocer la intención comunicativa
que el emisor desea transmitir a través del género textual, fracasará en su intento de
interpretar el texto.
Los intentos de clasificación de los textos han seguido pautas muy diversas. Hay
dos milenios y medio de reflexión sobre los tipos de texto. Aristóteles en su Retórica
propuso un primer modelo para el análisis del discurso mediante textos y se
considera el precursor de la lingüística textual. Hoy en día, después de cuatro
décadas de reflexión teórica y hasta cierto punto empírica no hay unanimidad, pero
podemos contar con unas cuantas propuestas valiosas.
De la gran variedad de modelos propuestos, a nuestro modo de ver, destacan los
modelos tipológicos de Werlich y de Adam, por dos razones: a) porque delimitan las
fronteras entre género y tipo y b) por ser los más operativos y didácticos para
nuestro objetivo final, que es fomentar la competencia lectora de los aprendientes de
E/LE.
Werlich (1975)36 propone una tipología basada en las estructuras cognitivas. A
partir de la combinación de la dimensión cognitiva (“modos de abordar la realidad”)
con la dimensión lingüística (“modos de representar la realidad”) reconoce la
existencia de cinco tipos textuales básicos que pone en relación con las operaciones
cognitivas y que denomina bases textuales:
36
Ver Ciapuscio (1994, 2005), Calsamiglia y Tusón (1999), Coirier et al. (1996).
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Adam (1992, 2005) insiste en el carácter heterogéneo de la mayoría de los
textos. No existen tipos puros, por ejemplo, textos puramente narrativos o
descriptivos. El texto se concibe como un conjunto de secuencias de varios tipos que
se articulan entre sí y se van alternando. Propone cinco secuencias prototípicas (de
ellas cuatro coinciden con las de Werlich):
- La secuencia descriptiva
- La secuencia narrativa
- La secuencia expositiva
- La secuencia argumentativa
- La secuencia diálogal
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
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_________________ (2005): La linguistique textuelle. Introduction à l’analyse textuelle des
discours, Paris, Armand-Colin.
CALSAMIGLIA BLANCAFORT, HELENA y TUSÓN VALLS, AMPARO (1999): Las cosas del decir,
Barcelona, Ariel.
CIAPUSCIO, GUIOMAR ELENA (1994): Tipos textuales, Buenos Aires, Universidad de Buenos
Aires, Instituto de Lingüística, Cátedra de Semiología.
CONSEJO DE EUROPA (2001): Marco común europeo de referencia para las lenguas:
aprendizaje, enseñanza, evaluación. Madrid, Secretaría General Técnica del MEC,
Anaya e Instituto Cervantes, 2002.
GAONAC‟H, DANIEL (2000): «La lecture en langue étrangère : un tour d‟horizon d‟une
problématique de psychologie cognitive», Acquisition et Interaction en Langue
Étrangère, 13, pp.5-14.
LOUREDA LAMAS, OSCAR (2003): Introducción a la tipología textual. Madrid, Arco Libros.
VAN DIJK, TEUN y KINTSCH, WALTER (1978): “Toward a model of text comprehensionand
production”, Psychological Review, 85, pp. 363-394.
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