Lectura 9 Investigacion de Brote Mopece 5
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Investigación de brotes
Como hemos revisado, la investigación de brotes y epidemias es el ejemplo típico y más
frecuente de una investigación epidemiológica de campo. La investigación de un brote
en curso es, en general, un trabajo que demanda una actuación rápida y una respuesta
correcta del equipo local de salud a fin de mitigar y suprimir oportunamente los efectos
de tal brote sobre la población.
En esta Unidad revisaremos con detalle los elementos básicos requeridos para responder
apropiadamente a las preguntas de cuándo y cómo investigar, en el contexto de los servi-
cios locales de salud. Es importante tener presente que cualquier sospecha surgida a nivel
local sobre la posible ocurrencia de un brote en la comunidad debiera ser comunicada sin
retraso al nivel sanitario inmediato superior, sea éste el nivel local de vigilancia en salud
pública o el propio nivel intermedio del sistema de salud. Tal precaución se justifica ante
el riesgo que pudiera estar corriendo la salud de la comunidad, siempre y cuando toda
información sobre la sospecha inicial se maneje en forma reservada y sea verificada. Más
concretamente, la comunicación de toda sospecha de brote es importante dado que:
El posible brote ante el cual nos encontramos pudiera ser la primera manifesta-
ción de una epidemia de amplias dimensiones que sobrepase el nivel local.
El posible brote ante el cual nos encontramos pudiera ser la primera manifesta-
ción en nuestra comunidad de un brote que está efectivamente ocurriendo en otro
lugar.
Es posible que las medidas de control ya estén disponibles y hayan sido tomadas
por un nivel superior al local y sea necesaria implementarlas en nuestra comuni-
dad.
Es posible recibir asesoramiento epidemiológico de los niveles superiores, inclu-
yendo recursos para la investigación epidemiológica de campo.
Una epidemia es, esencialmente, un problema de salud pública de gran escala relacio-
nado con la ocurrencia y propagación de una enfermedad o evento de salud claramente
superior a la expectativa normal y que usualmente trasciende los límites geográficos
y poblacionales propios de un brote. En general, una epidemia puede ser considera-
da como la agregación simultánea de múltiples brotes en una amplia zona geográfica y
usualmente implica la ocurrencia de un gran número de casos nuevos en poco tiempo,
claramente mayor al número esperado. Sin embargo, por su connotación de “situación
de crisis” en función de las metas y objetivos en salud pública, una epidemia no necesa-
riamente se define por un gran número de casos. Por ejemplo, en el escenario de erradi-
cación de la poliomielitis aguda por poliovirus salvaje en las Américas, la ocurrencia de
un solo caso confirmado se define como epidemia.
Los conceptos de conglomerado, brote y epidemia tienen en común que describen una
alteración del comportamiento de una enfermedad en la población; es decir, se generan
por comparación entre lo observado y lo esperado: la incidencia observada de una en-
fermedad es mayor a la incidencia esperada de dicha enfermedad en un lugar y tiempo
específicos.
Un aspecto clave en esta característica común es que tal alteración del comportamiento
de la enfermedad inesperada se refiere implícitamente a un aumento en la transmisión
de la enfermedad, es decir, que el aumento observado de la incidencia de enfermedad
se atribuye a la existencia de un conjunto de causas comunes entre los casos y no a otra
razón (de ahí la necesidad de investigar un brote). Esto es importante de subrayar, puesto
que es posible observar un aumento de la incidencia, mayor a la esperada, sin que este-
mos frente a una situación epidémica. El aumento de la incidencia de una enfermedad
puede ocurrir por cambios súbitos en su numerador o su denominador. Por ejemplo,
cambios en la definición de caso, en los procedimientos de notificación, en el tipo de
vigilancia (sobre todo cuando se decide pasar de un sistema de vigilancia pasiva a uno de
vigilancia activa), o en el acceso a los servicios de salud o mejoras en los procedimientos
diagnósticos, pueden provocar un “exceso” súbito de casos. Otro aspecto clave a con-
siderar ante posibles situaciones epidémicas es que tal alteración del comportamiento
observado de la incidencia de enfermedad no se refiere exclusivamente a la frecuencia de
la misma, sino también a su distribución. Prestar únicamente atención al número total
de casos observados o incidencia general observada en la población y constatar que se
encuentra en los límites esperados puede ser insuficiente para asegurar que no se está
frente a un brote. En otras palabras, puede ocurrir una situación epidémica sólo por
Desde un punto de vista práctico para el equipo local de salud, la identificación de brotes
y su investigación epidemiológica son los aspectos más importantes a revisar en esta
Unidad, pues es precisamente en el nivel local donde se investigan los brotes. Los prin-
cipios para la investigación epidemiológica de brotes que se describen a continuación se
aplican también a otras situaciones locales que exigen un adecuado sistema de alerta y
de respuesta epidémica.
Cómo investigar
El objetivo principal de una investigación epidemiológica de campo en el estudio de un
brote es la identificación de los factores causales asociados a la presencia epidémica de
la enfermedad en la población. En general, ello implica determinar el agente causal, su
fuente y modo de transmisión, los grupos de población en mayor riesgo y las exposicio-
nes que predisponen a la enfermedad.
Este paso fundamental comprende dos tareas secuenciales: en primer lugar se debe ve-
rificar el diagnóstico de los casos notificados de donde se genera la sospecha de brote;
y en segundo lugar, luego de confirmar los casos conocidos, se debe comparar inciden-
cias, es decir, establecer si la ocurrencia observada de la enfermedad es superior a la
esperada.
Una vez definidas las características clínicas y de laboratorio de los casos que se es-
tán investigando y hecho el recuento final de los mismos, la etapa siguiente es compa-
rar la incidencia observada y la esperada. De hecho, según hemos revisado, ésta es una
condición para establecer la necesidad de investigar. En este punto, el sistema local de
vigilancia puede dar una respuesta rápida. Una vez más, debe tenerse presente que el
análisis de la incidencia debe tomar en consideración la distribución de la enfermedad
y no únicamente el número total de casos. El Gráfico 5.1 muestra la ocurrencia usual
esperada de una enfermedad por medio de su corredor endémico, en contraste con la
curva epidémica observada.
Gráfico 5.1 Fiebre tifoidea: canal endémico 1989-1999 y curva epidémica 2000; País X
70
60
50 Cuartil 3
Casos notificados
40 Mediana
30
Cuartil 1
20
10
0
E F M A M J J A S O N D
Meses
El equipo local de salud debe planificar los aspectos operativos del trabajo de campo. En
general se debe prestar especial atención a tres tipos de requerimientos:
Ejercicio 5.1
25
20
Incidencia por millón
15
10
0
1 4 7 10 13 16 19 22 25 28 31 34 37 40 43 46 49 52
Semanas epidemiológicas
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
1. Criterios clínicos; que toman en cuenta los síntomas y signos de la enfermedad más
frecuentemente observados en los casos notificados; pueden incluir la secuencia con
la que se presentan y la duración promedio de los mismos.
2. Criterios de laboratorio; que toman en cuenta la evidencia bioquímica, patológica
o microbiológica de infección o enfermedad más importante para la confirmación
etiológica de la enfermedad en los casos notificados.
3. Criterios epidemiológicos; que toman en cuenta las características relevantes de
la distribución de los casos notificados en función del tiempo, espacio y persona,
así como del agente, huésped y ambiente; pueden considerar criterios de inclusión
o exclusión en relación al periodo de incubación, periodo probable de exposición,
contacto con casos índice, casos secundarios o fuente común, tipo de exposición y
restricciones sobre el tiempo y el área geográfica específicos.
El estudio de brote de enfermedad de los legionarios que se anexa a esta Unidad, provee
un ejemplo ilustrativo de definición de caso. Los investigadores decidieron establecer
una definición de caso “típico” de enfermedad, con una parte clínica y otra epidemioló-
gica. La parte clínica establecía que un caso típico debería haber mostrado los primeros
síntomas de enfermedad entre el l de julio y el 18 de agosto de 1976 y haber tenido fiebre
de 39°C o más y tos seca o fiebre y neumonía confirmada por examen radiológico de
tórax. Como esta definición clínica era poco específica (enumera síntomas que podrían
atribuirse a virus, bacterias, rickettsias, hongos o toxinas químicas) se aplicaron criterios
epidemiológicos de restricción, para conseguir una mejor selección de los casos del bro-
te: además del cuadro clínico definido, para ser considerada como caso, la persona tenía
que haber asistido a la convención de la Legión Americana o haber estado presente en el
hotel Bellevue Stratford, sede de la convención y principal lugar de la reunión, a partir
del l de julio de 1976.
La razón usual entre casos clínicos aparentes e inaparentes; es decir, una medida
de la patogenicidad.
La presencia de signos y síntomas patognomónicos o fuertemente sugestivos de la
presencia clínica de enfermedad.
La disponibilidad de técnicas serológicas, de identificación o aislamiento bioquí-
mico o microbiológico fáciles, prácticas y confiables.
La accesibilidad a los servicios de salud de los pacientes y los individuos en mayor
riesgo de enfermar.
La reproducibilidad de la definición de caso, es decir, la capacidad de ser aplicada
de manera fácil y consistente por otras personas ajenas al equipo de investigación.
La necesidad absoluta de investigar a todos los casos en la fase inicial del estudio o
únicamente a aquellos que sean notificados, atendidos u hospitalizados.
Una vez que –con los criterios que se adopten– se haya establecido la definición de caso
a emplear en la investigación de brote, ésta debe ser aplicada igual y uniformemente, sin
sesgos, a todas las personas bajo investigación.
Ejercicio 5.2
El Cuadro 5.3 muestra la frecuencia de síntomas y signos entre los 46 casos de una en-
fermedad aguda inicialmente notificados a un centro de salud local. Todos los casos
resultaron ser profesionales de salud foráneos que asistían a una reunión técnica del
programa nacional de control de leishmaniasis, que se estaba realizando en un complejo
hotelero rural cercano. La reunión tuvo 192 participantes, duró cinco días y fue a puerta
cerrada. Eventualmente, el estudio de brote identificó un total de 108 casos, implicó al
consumo del sándwich de jamón y queso ofrecido durante el receso vespertino del se-
gundo día de la reunión y confirmó su etiología estafilocócica.
Sintomas N° de casos
Náusea 46
Vómito 44
Diarrea 32
Dolor abdominal 29
Gases intestinales 18
Dolor de cabeza 13
Pujo 12
Escalofríos 10
Sed 9
Mareo 4
Heces mucosas 1
Pregunta 1 ¿Cuál fue la tasa de ataque inicial de la enfermedad?; ¿cuál fue la tasa de
ataque final de la enfermedad?
__________________________________________________________
__________________________________________________________
Individual: _________________________________________________
Grupal: ____________________________________________________
Los métodos para búsqueda de casos son de distinto tipo, dependiendo de la enferme-
dad en investigación y del escenario local. En general, los brotes suelen afectar a ciertos
grupos en riesgo claramente identificables y por tanto, la búsqueda de casos puede ser
relativamente sencilla. La búsqueda activa de casos, por contacto directo con médicos
clave, laboratorios, hospitales, escuelas, fábricas o a través de algún medio de informa-
ción pública puede ser de utilidad para localizar la mayoría de los casos aún no notifi-
cados. Sin embargo, en ocasiones se requieren esfuerzos más intensos para localizar los
casos; éstos pueden incluir encuestas serológicas, encuestas casa a casa y encuestas a
médicos clave, entre otras. Lo importante es que, independientemente del método esco-
gido, el equipo local debe establecer un sistema para la búsqueda y notificación de casos
durante la investigación del brote y posiblemente después (Gregg, 1996).
Tiempo
La velocidad del brote, en relación con la infectividad del agente y modo de trans-
misión.
6
Casos
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30
Dias
duración = 9 días
Mes de Junio
18
16
14
12
casos
10
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15
dias (agosto)
12
10
8
Casos
0
7 21 5 19 2 16 30 13 27 11 25 8 22 6 20 3 17 31 14 28 14 28 11 25
JUN JUL AGO SET OCT NOV DIC ENE FEB MAR ABR
Semanas
En las epidemias de fuente común puntual se asume que la infección con el agente causal
ocurre en el momento mismo de la exposición a la fuente común. Bajo este supuesto
lógico, el periodo de incubación se define como la mediana de la serie de datos sobre el
tiempo que transcurre entre la exposición al agente y la aparición de la enfermedad en
cada uno de los casos investigados. Esta información puede ser usada para estimar la
fecha probable de exposición al agente causal del brote, para lo cual del pico de la curva
epidémica simplemente se resta la cantidad de tiempo que corresponde a la mediana
del periodo de incubación. El Gráfico 5.6 ilustra este método con el brote de rubéola
descrito, en donde la mediana del periodo de incubación entre los 37 casos investigados
fue 18 días.
6
casos
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30
días
duración= 9 días
El método para estimar el período probable de exposición al agente causal del brote
utiliza el rango o amplitud del periodo de incubación, sea el observado a partir de los
datos investigados o, más frecuentemente, usando la información conocida sobre la en-
fermedad. Para ello, el periodo de incubación mínimo se resta de la fecha de ocurrencia
del primer caso del brote y, luego, el periodo de incubación máximo se resta de la fecha
de ocurrencia del último caso del brote. La diferencia entre ambas mediciones representa
el periodo probable de exposición al agente causal. El Gráfico 5.7 ilustra este método con
el brote de rubéola descrito; siendo que el rango del periodo de incubación de la rubéola
es de 14 a 21 días.
6 14 dias: mínimo
periodo de incubación
casos
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30
días
Estos métodos básicos son satisfactorios para identificar la exposición colectiva a una
fuente común puntual o única, una situación observada con bastante frecuencia. Cuan-
do hay diseminación secundaria, sin embargo, y un periodo de incubación muy corto,
la presencia de casos secundarios puede dificultar la identificación del punto de expo-
sición común y, por tanto, el periodo probable de exposición. En general, como se ha
mencionado, un brote de fuente común única debe tener una duración igual al rango
del periodo de incubación de la enfermedad en cuestión; sin embargo, cambios en el
nivel de exposición, variabilidad en la respuesta del huésped, subregistro de notificación
o insuficiente investigación de casos, entre otros factores, pueden acortar o extender la
duración prevista de un brote.
Ejercicio 5.3
16
12
Casos
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30
Días (abril, 2000)
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
3
Casos
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
Días (mayo, 1999)
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
Espacio (lugar)
documentar la extensión geográfica del brote, así como para esclarecer su etiología, ex-
posición y propagación.
La información descriptiva del brote en relación al espacio o lugar puede ser presentada
en cuadros y gráficos (Cuadro 5.4 y Gráfico 5.10). Sin embargo, la investigación epide-
miológica de campo y, particularmente, el estudio de brotes puede beneficiarse con el
uso de mapas.
N° de
Lugar de hospedaje Casos Tasa de ataque (%)
huéspedes
Hotel A 75 1.161 6,5
Hotel D 21 1.046 2,0
Hotel E 19 403 4,7
Hotel F 12 312 3,8
Hotel G 4 104 3,8
Otro hotel 7 210 3,3
Casa 8 294 2,7
Desconocido 3 153 2,0
Total 149 3.683 4,0
El uso de mapas para los fines de una investigación de brotes en el nivel local puede com-
prender desde métodos sencillos como la representación gráfica de los casos mediante
puntos marcados sobre un diagrama simple, hecho a mano o con la ayuda de programas
computarizados como el EpiMap, asociado al EpiInfo 2000, hasta la aplicación de méto-
dos más sofisticados y analíticos que representan los sistemas de información geográfica
(georeferenciación).
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
San Andrés
San Jorge
Victoria
Caroni
San Patricio
Nariva-Mayaro
El empleo de mapas para presentar datos sobre un brote puede facilitar la identificación
de conglomerados y proporcionar pistas importantes sobre la presencia de fuentes co-
munes de infección y exposiciones de riesgo. El ejemplo clásico y vigente de caracteri-
zación de un brote en espacio usando un mapa simple para describirlo e identificar una
medida de control inmediato es el empleado por John Snow al estudiar la epidemia de
cólera en Londres entre 1849 y 1854, que se anexa a esta Unidad (Figura 5.1).
Figura 5.1 Defunciones por cólera y fuentes de agua; Soho, Londres, 1855
Fuentes de suministro de água
Muertes de cólera
ET
STRE
ORD
OXF
DE
WA
PO
AN
RD
.
LA
ST
S
GH ND
BE
OU
TR
U
RO
RW
EE
RS
O ST
B
RL
T
I
R
A
CK
TR
.M
EE
GT
E
ET
ST
T
ET
RE
RE
ST
ET
D
OA
BR
LE
XIN
KI
N
GT
G
RE
ST
ON
GE
R
EE
T
ST
EE
NT
RE
TR
ST
ET
TS
RE
ET
UI
EN
LD E
ND
GO UAR
CO
SQ
W
T
EE
AR
R
ST
SA
ER
VI
EW
IC
LL
BR
E
ST
RO
W
Y
LL
A DI
CC
PI
0 metros 200
Persona
Cuadro 5.6 Brote de fiebre tifoidea: distribución de casos por sexo y edad
Varones Mujeres
Edad
TA TA
(Años)
Casos Población (por casos población (por
100.000) 100.000)
0-4 1 75.150 1,3 3 73.150 4,1
5-9 19 77.550 24,5 25 74.650 33,5
10 -14 18 65.800 27,4 40 65.250 61,3
15 - 19 5 52.900 9,5 5 52.300 9,6
20 - 29 1 76.600 1,3 2 79.450 2,5
30 - 39 1 55.400 1,8 4 54.150 7,4
40 - 49 1 43.950 2,3 2 45.300 4,4
50 - 59 0 35.750 0,0 0 33.900 0,0
60 y más 1 27.050 3,7 0 32.250 0,0
Total 47 510.150 9,2 81 510.400 15,9
Aunque muchas variables individuales pueden ser importantes para describir un bro-
te, no necesariamente están siempre disponibles durante la investigación. Como se ha
mencionado, se requiere, además, datos para el denominador en cada categoría de tales
variables para poder calcular las tasas de ataque, o sea, estimar el riesgo de enfermar.
Finalmente, la generación de hipótesis provee una base lógica para la fase analítica de la
investigación epidemiológica de campo, con miras a establecer las causas básicas de la
ocurrencia del brote en la población y la aplicación oportuna y efectiva de medidas de
prevención y control definitivas.
Reconociendo que ni las enfermedades ni las epidemias se producen por azar en la po-
blación, el epidemiólogo necesita comparar grupos de población a fin de detectar las
causas que incrementan el riesgo de enfermar o presentar determinado desenlace en
salud y proponer las medidas de control e intervenciones sanitarias que modifiquen
positivamente esa situación observada.
La selección de los casos. En general, los casos deben ser confirmados, de acuer-
do con la definición de caso empleada en la investigación. En lo posible, esta de-
finición debe tener gran especificidad, a fin de evitar incluir como caso a un indi-
viduo que no lo sea (falso positivo).
La selección de los controles. Los controles sirven para proveer una medida es-
perada de la exposición al factor estudiado, para compararla con la observada en
los casos; por ello, casos y controles deben ser grupos comparables. La selección
apropiada de los controles es el aspecto más crítico de un estudio caso-control.
Para que los grupos sean comparables, los controles deben ser representativos de
la población de donde surgen los casos; los controles no deberían diferir de los
casos en ninguna otra característica (aparte de que están sanos y que, por ello,
presumiblemente su nivel de exposición a los factores que causan la enfermedad
es distinto); y, todas las variables en los controles deben ser medidas de la misma
forma que en la que se miden en los casos.
La selección de las variables. En lo posible, debe restringirse al mínimo necesario
el número de variables incluidas en el estudio y su selección debe estar en rela-
ción con las hipótesis generadas por el estudio descriptivo del brote. Las variables
escogidas y sus categorías deben tener una definición operacional que acompañe
al formulario en donde se va a recoger la información. Dicho formulario de en-
cuesta debe ser probado en el campo antes de su aplicación a los casos y controles.
Caso Control
Expuesto a b a+b
No expuesto c d c+d
a+c b+d n
a = casos expuestos
b = controles expuestos
c = casos no expuestos
d = controles no expuestos
a + c = total de casos
b + d = total de controles
a + b = total de expuestos
c + d = total de no expuestos
Como se indicó, la estrategia básica de análisis del estudio caso-control en una inves-
tigación de brote consiste en la comparación de la prevalencia de exposición al factor
investigado de los casos y de los controles:
La decisión se toma con base en el valor estadístico del Chi cuadrado calculado: si es
mayor que 3,84, se concluye que existe asociación entre exposición y enfermedad, esta-
dísticamente significativa al nivel de 5% de significancia (95% de confianza).
a = expuestos enfermos
b = expuestos sanos
c = no expuestos enfermos
d = no expuestos sanos
a + b = total de expuestos
c + d = total de no expuestos
a + c = total de enfermos
b + d = total de sanos
relación al sándwich de jamón y queso servido durante el receso vespertino del segundo
día de reunión se presentan a continuación:
enfermo sano
Expuesto 89 23 112
No expuesto 19 61 80
108 84 192
Con los resultados de los estudios analíticos, se hace necesario otro esfuerzo de síntesis.
Se debe revisar toda la evidencia disponible, incluyendo la actualización de la caracteri-
zación del brote en tiempo, espacio y persona, así como la evaluación preliminar de los
resultados de la aplicación de las medidas de control inmediato adoptadas.
Como ha sido mencionado, las medidas de control en aquellas situaciones en las que la
investigación del brote sugiere o confirma una fuente común de infección deben estar
dirigidas a la remoción, resguardo, supresión, eliminación o corrección de dicha fuente
común. En aquellas situaciones en las que la investigación de brote sugiere o confir-
ma transmisión de persona a persona y se sospecha alta patogenicidad o virulencia del
agente causal, las medidas de control deben estar dirigidas a la fuente de infección (los
enfermos) y la protección de los susceptibles (los contactos), incluyendo la inmuniza-
ción, el tratamiento terapéutico y la profilaxis. En general, son recomendables campañas
de educación para la salud, específicamente dirigidas a las medidas de control del brote
en la comunidad.
El informe técnico de investigación debe ser una síntesis objetiva; se recomienda redac-
tarlo con el siguiente formato: introducción y antecedentes, justificación, materiales y
métodos, resultados, discusión, recomendaciones y medidas de control y referencias. Se
debe comunicar los resultados en forma científicamente objetiva y con un lenguaje claro
y convincente, con las recomendaciones justificadas y apropiadas para la acción. El in-
forme técnico también puede servir de base para la publicación de un artículo científico,
con el propósito de contribuir al conocimiento de la epidemiología y la salud pública.
El informe técnico también puede servir de guía para las comunicaciones verbales que
el equipo de investigación habitualmente se ve en la obligación de realizar, tanto frente a
las autoridades locales como ante la prensa y el público en general.