Repensando Sobre Crespo y Castillo
Repensando Sobre Crespo y Castillo
Repensando Sobre Crespo y Castillo
1
Ordoñez Salcedo, Samuel. Semblanza de Juan José Crespo Y castillo: Líder de la
revolución de 1812. En: Los precursores olvidados. Huánuco: Cooperativa de Crédito
“San Francisco”, 1972. p. 113.
2
Nieto Bonilla, Víctor. Control Político, sectores sociales y la revolución de 1812.
Lima: Fondo Editorial Cultura Peruana, 2004. Pp. 51-59.
1
pone de manifiesto en una comunicación
que le remiten al vicesoberano de Lima
los integrantes de la junta, en que hacen
saber que han asumido el gobierno local
únicamente por causa del vacío de poder
ocasionado por la ausencia de las
autoridades coloniales, y que su acción
se orientaba fundamentalmente a buscar
los medios de ponerle fin a la
insurgencia. Lo grave de todo es que sus
expresiones eran verídicas, y que con una
conducta así ningún movimiento podía ser
llevado al triunfo.3
La cita extensa nos muestra cual era la actitud
de dicha Junta que estuvo encabezada primero por
Domingo Berrospi y luego por Crespo y Castillo. Si
uno observa con cuidado las afirmaciones de Virgilio
Roel, podría decirse que la finalidad última de esta
Junta era poner fin a la insurgencia.
Cae en la responsabilidad de Juan José Crespo
Castillo el no haber organizado mejor a los alzados,
juntamente con los vecinos notables, que cuando
observan que sus propiedades son atacadas, hacen
cambiar el rumbo de los planes iniciales que habían
planteado los campesinos encabezados por sus
alcaldes. Asimismo con la participación activa y
comprometida de uno de sus comandantes el mestizo de
Quera José Contreras, quien fue asesinado a
sabiendas del grupo “pacificador” en Huánuco y
siendo uno de los miembros de dicho grupo Juan José
Crespo Castillo.
3
Roel Pineda, Virgilio. Conatos, levantamientos, campañas e ideología de la
Independencia. En: Mejía Baca, Juan (Editor) Historia del Perú. T. VI. Lima Editorial
Juan Mejía Baca, 1980. p. 103. (Negrita nuestro).
2
Además, esta sentencia de Roel Pineda está
corroborada por los argumentos que presenta su hija
del mismo Crespo Castillo quien en varias
oportunidades asevera que su padre nunca estuvo
comprometido de su propia voluntad en el asunto de
los alzados y que tampoco poseía las capacidades
para asumir tremenda responsabilidad. Sigamos unas
líneas que presenta Petronila Crespo Castillo hija
de don Juan José:
Veamos pues en nuestro proceso quales
fueron circunstancias en que se hallaba
mi Padre para franquearse a ser caudillo
de los revolucionarios; en primer lugar
tiene vuestra alteza a un hombre quasi
octogenario privado muchos años ha, de
resultas de la gravísima enfermedad de
tabardillo que padeció, de un juicio
acertado y maduro, habitualmente
achocoso, y de un alcance muy limitado,
en segundo que inclinados los indios sin
duda con estos antecedentes á elegirle
por cabeza de aquel tumulto, no solo le
proclaman tal, sino que le amenazan con
la pérdida de la vida, sino acepta el
cargo…4
Si estas declaraciones son verdaderas y las
declaraciones de los testigos que se presentan en
defensa de Crespo Castillo, -que en oportunidad no
muy lejana se estudiará con amplitud- entonces
podemos colegir que estamos ante una Junta
encabezada por un hombre que no tenía las
4
Crespo y Castillo, Petronila. En: Colección documental de la Independencia del
Perú: La revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812. Tomo II. Vól. 4º.
Lima: Editorial Universo S. A., 1972. p. 135.
3
capacidades, ni los requisitos mínimos para
encabezar a los alzados.
El fracaso del alzamiento de los campesinos
entre otros factores5 se debe fundamentalmente a la
carencia de un líder conductor. Si la declaración es
correcta y los alzados lo eligieron como su jefe
lamentablemente se equivocaron o podría pensarse que
optaron por el “mal menor para su proyecto
revolucionario.”6 Es decir, que fue una elección
fatal ya que días después los conduciría a una
derrota segura como la ocurrida el 18 de marzo, que
muy poco se hace mención cuando se prosa sobre
Crespo y Castillo. En aquel encuentro desigual donde
los españoles sólo tuvieron “tres heridos” o cinco
casi sin consideración, mientras que en las fuerzas
insurgentes reinó el desorden7 y la total ausencia de
estrategias, pérdida de muchas vidas, heridos y
apresados, que definitivamente es responsabilidad de
los líderes.
Caso similar se puede observar en la actuación
de uno de los conductores de los insurgentes José
Rodríguez.
Después de la toma de la ciudad de Huánuco (22-
23 de febrero) por los campesinos alzados del
Partido de Panatahuas y chupaychus, se da el primer
encuentro con las tropas españolas en la localidad
5
Nieto Bonilla considera la superioridad de las armas de los españoles en
contraposición de las de los insurgentes. (Ibíd. p. 119).
6
Vidal Roldán, Róger. La noche más larga de Huánuco: 22 de febrero de 1812
(Ensayo histórico). Huánuco: Industria Gráfica Planeta, 2005. p. 178.
7
Jadó, Pedro Angel. Relación de la revolución de León de Huánuco, de 1812, por el
Dr. Pedro Angel Jadó, cura español de la doctrina de Huariaca. En: Colección
documental de la Independencia del Perú. Conspiraciones y rebeliones en el siglo
XIX: La revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812. Tomo III, Vól. 4º.
Lima: Editorial Universo S. A., 1972. pp. 213-214. Y parte de Gonzáles de Prada
fechada en Quicacán, 18 de marzo de 1812.
4
de Ambo el 5 de marzo de 1812 en donde dentro de la
tropa insurgente había “60 muertos casi todos
indios.”8
Allí no sucumbió ningún español, salvo algunos
heridos que tuvieron el tiempo suficiente para
escapar algunos hacia Chaucha y otros hasta
Huariaca. Una vez abandonada el pueblo de Ambo por
los españoles, los insurgentes ingresaron a dicho
pueblo e iniciaron a saquear no sólo ahí sino que
también en otros pueblos se actuó igual (Huacar,
Pallanchacra y otros). Los insurgentes no llevaron
hasta las últimas consecuencias en esta ocupación
por carecer de un mando preparado y decidido en
romper por completo con los “chapetones” o en todo
caso tuvieron intereses encontrados, con la
intención y decisión que habían tomado los
campesinos por ello impidieron que los actos se
lleven hasta las últimas consecuencias. Leamos por
unos momentos lo que una cita dicta a la letra:
En Ambo pretendieron romper las puertas
de la Iglesia, en busca de chapetones y
armas, pero el comandante Rodríguez, su
jefe, hizo valer su autoridad,
haciéndoles desistir. 9
8
Ordoñez Salcedo, Samuel. Ibíd. p. 115.
9
Ibíd. p. 116.
5
en debate la explicación de los acontecimientos que
han ocurrido cerca de 200 años atrás, considerando
el actuar de los diferentes grupos. Tarea que debe
iniciarse analizando el comportamiento de los
dirigentes que no supieron asumir su responsabilidad
en acorde a las circunstancias. Es tiempo de
desempolvar datos y corregir la historiografía
oficial y repetitiva a la que estamos acostumbrados.
[*]clqqare@yahoo.es clqqare@hotmail.com