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Por todo lo dicho, queda claro que Swarowsky otorgaba una importancia suprema al análisis

riguroso de la partitura, con el objeto de librarla de todo subjetivismo (y, en el caso del
director de orquesta, evitar que éste la adorne de gestos salvajes, elocuentes y/o
agradables), y para ello constituyó un sistema analítico objetivo al que llamó “Análisis por
grupo de compases”.

Primeramente, Swarowsky aconseja el estudio de autores como Pfitzner{10} o Leopoldo


Mozart, ya que sitúa el ámbito de madurez de la institución musical en el siglo XVIII (como
apología de ello, Miguel Ángel Gómez Martínez explica la importancia de interpretar a
menudo Haydn y Mozart en la orquesta, pues la mantiene con “sanidad” y “pulcritud”
estilística).

En segundo lugar, el director de orquesta austríaco diferencia el grupo de compases de la


frase musical:

Los grupos de compases són células dentro de las partes formales y no significan siempre
lo mismo que frases. El grupo de compases se refiere a la división en el total del
movimiento, bajo consideraciones de trenzado de voces, mientras que la frase alude a la
división puramente melódica. Las secciones por separado se pueden concentrar en frases,
pero por motivos prácticos preferimos partir de los grupos de compases. Un número de
grupos de compases concentrado da por resultado un gran grupo superior o secciones […]
y varios de esos grandes grupos dan por resultado una parte formal{11}.

Por último, en su sistema analítico, Swarowsky desarrolla el concepto de tempo, el cual


considera que debe ser deducido de la obra misma citando, como argumento de autoridad,
el Tratado fundamental de violín de L. Mozart:

No solamente hay que saber marcar el compás correctamente y con igualdad, sino que
también hay que saber adivinar el “tempo” desde la misma pieza, si ésta exige un
movimiento lento o uno algo más rápido. Se colocan palabras ante cada pieza destinadas a
indicar velocidad, como “Allegro”, alegre; “Adagio”, lento, y así sucesivamente. Sólo que lo
lento y lo rápido y alegre tiene sus grados. Y aún cuando el compositor trate de aclarar con
la mayor precisión el tipo de movimiento añadiendo otras palabras adicionales, no puede
precisarlo tan exáctamente como él quiere verlo expresado en la ejecución de la pieza. Por
lo tanto, hay que deducirlo de la propia pieza; y en esto se reconoce infaliblemente la
verdadera solidez de los conocimientos musicales…{12}

Para Swarowsky el tempo no reside ni en el sonido musical, ni en la acústica ni en los


ejecutantes, sino que está plasmado en las técnicas de la composición musical.
Concretamente, reside en el correcto análisis de los grupos de compases; en el correcto
conocimiento histórico de los dialogismos y normas; y en la manera en la que los grupos de
compases emergen por los siguientes procedimientos, a saber:

1. La colocación simple uno junto a otro: dos grupos de ocho compases uno detrás de otro.
2. El ensamblaje: la nota final del primer grupo de ocho compases es idéntica a la nota
inicial del segundo grupo. De aquí resultan dos posibilidades:

a) El segundo grupo de ocho empieza en el compás octavo puesto que existe nota común a
ambos grupos. (Ejemplo: Sinfonía nº 101 de J. Haydn. IV. Finale: Vivace).

b) El segundo grupo de ocho empieza en el noveno compás pues la nota común comienza
después del octavo. (Ejemplo: Sinfonía nº 5 de L.V. Beethoven. III. Scherzo, Allegro).

3. La separación: la nota final del primer grupo también viene después del octavo compás,
pero el nuevo grupo empieza otro compás más tarde. (Ejemplo: Sinfonía nº 101 de J.
Haydn. I. Adagio – Presto).

4. Irregularidades: podrán estar basadas en aquello que Swarowsky denomina la inclusión


distinguida de un timbre o conjunto de timbres por retardación o por anticipación. (Ejemplo:
Obertura Egmont de L.V. Beethoven; Sinfonía nº 5 de L.V. Beethoven, II. Andante con
moto). Además, se constituirán a partir de combinaciones de 8 + 1; 4 + 3 + 2, &c. Estas
irregularidades han ido creciendo históricamente a partir del Romanticismo y el siglo XX.

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