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    Biblioteca. Ueha.

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    dhylan lopez
    Este documento presenta una historia sobre un anciano jardinero llamado Hans que compartía su sabiduría sobre la vida con los turistas. Hans les decía que la vida es como un jardín que requiere de buen cuidado para que florezca y dé buenos frutos. Aconsejaba regar las semillas con lágrimas si es necesario para que germinen, y no tomar las tormentas como castigos sino como oportunidades para que las raíces crezcan más profundas.

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    dhylan lopez
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    Este documento presenta una historia sobre un anciano jardinero llamado Hans que compartía su sabiduría sobre la vida con los turistas. Hans les decía que la vida es como un jardín que requiere de buen cuidado para que florezca y dé buenos frutos. Aconsejaba regar las semillas con lágrimas si es necesario para que germinen, y no tomar las tormentas como castigos sino como oportunidades para que las raíces crezcan más profundas.

    Título original

    BIBLIOTECA. UEHA.(09) (2)

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    Este documento presenta una historia sobre un anciano jardinero llamado Hans que compartía su sabiduría sobre la vida con los turistas. Hans les decía que la vida es como un jardín que requiere de buen cuidado para que florezca y dé buenos frutos. Aconsejaba regar las semillas con lágrimas si es necesario para que germinen, y no tomar las tormentas como castigos sino como oportunidades para que las raíces crezcan más profundas.

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    UNIDAD EDUCATIVA “HISPANO AMÉRICA””””

    18h00097@gmail.com
    Teléfono: 032520230
    BIBLIOTECA

    La m
    UNIDAD EDUCATIVA “HISPANO AMÉRICA””””
    18h00097@gmail.com
    Teléfono: 032520230
    BIBLIOTECA

    La vida es un jardín
    En una pequeña aldea de los Alpes Suizos, Hans, un simpático anciano de
    más de 80 años, jardinero de profesión, se había convertido en la atracción de
    los turistas. Su aspecto bonachón, su buen humor, y sobre todo, su sabiduría
    natural, hacían que todos quisieran pasar un tiempo con él, mientras trabajaba
    la tierra y mantenía los jardines de la plaza del pueblo.

    Un día

    buenas, riégalas y con seguridad tendrás las flores más hermosas.

    Cada acto, palabra, sonrisa o mirada, es una simiente. Procura, entonces, que
    caiga tu simiente en el surco abierto del corazón de los hombres y vigila su
    futuro.
    Procura, además, que sea como el trigo que da pan a los pueblos, y no
    produce espinas y cizaña que dejan estériles las almas.

    frutos de gozo. A
    menudo sembrarás llorando, pero, ¿quién sabe si tu simiente no necesita del
    riego de tus lágrimas para que germine?

    No tomes las tormentas como castigos. Piensa que los vientos fuertes harán
    que tus raíces se hagan más profundas, para

    Y, cuando tus hojas caigan, no te lamentes; serán tu propio abono,


    reverdecerás y tendrás flores nuevas.

    Fin

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