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Decimasdesiempre JuanAntonioAlix

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Décimas

de siempre
Juan Antonio Alix

Décimas de siempre

Prólogo de Fernando Cabrera

BIBLIOTECA DOMINICANA BÁSICA


MINISTERIO DE CULTURA DE LA REPÚBLICA DOMINICANA
POESÍA
MINISTERIO DE CULTURA
EDUARDO SELMAN HASBÚN
MINISTRO
EDITORA NACIONAL
JOSÉ ENRIQUE GARCÍA
DIRECTOR
CONSEJO EDITORIAL
ADRIANO MIGUEL TEJADA, BRUNO ROSARIO CANDELIER, DIÓGENES CÉSPEDES, FRANKLIN
DOMÍNGUEZ, LEÓN DAVID, RAFAEL CASTILLO, REI BERROA Y SABRINA ROMÁN.
BIBLIOTECA DOMINICANA BÁSICA
© De la primera edición impresa de esta colección:
abril 2018,Editora Nacional.
Plaza de la Cultura Juan Pablo Duarte.
Av. Máximo Gómez, Santo Domingo,
República Dominicana.
Tel. (809) 221 4141 (ext. 5537)
Diseño de la colección: ALEJANDRO CASTELLI.
Fotografía de portada: PIXABAY.
Cuidado de edición: MARÍA DEL CARMEN VICENTE Y CLARA DOBARRO.
Diagramación y arte final de la edición impresa: AMADO SANTANA.
ISBN LIBRO IMPRESO: 978-9945-503-31-9
Impreso en la Editora Búho, en Santo Domingo, República Dominicana
De esta edición digital:
mayo 2019, Editora Nacional.
http://www.cultura.gob.do
Elaboración ePub: DIGNA VARGAS GRULLÓN.
Primera edición digital (ePub): mayo de 2019.
SANTO DOMINGO, REPÚBLICA DOMINICANA
Este eBook hace parte de la Colección Biblioteca Dominicana Básica (BDB),
publicaciones de la Editora Nacional del Ministerio de Cultura de la República
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Índice
Juan Antonio Alix, ¿padre de la poesía dominicana?
Bibliografía
Nota de edición
POLÍTICAS
“!A ónde iremo a parai!”
La expropiación legal
Un jeringazo
A la señorita Urna Camila
El Gallo Canelo, el Pollo Guacamayo y el Gallo Giro
Catorce candidatos y medio
La conformidad
Corroboro, corroboro
Lilís en la puerta de la Iglesia Mayor
Los mangos bajitos
A los que les cae la chupa que se la pongan
Los dos compadres
PATRIÓTICAS
Al pueblo dominicano
El 27 de febrero
El 27 de Febrero (II)
¡Viva el 16 de agosto! ¡VIva la Restauración!
SOCIALES
“El negro tras de la oreja”
La escasez de arroz en esta ciudad
Entre Lucas y Juan Mejía
Lamentos de un enfermo
El arranque o “Mañana te pagaré”
Los ladrones
Lo laidrone
Los curanderos
Los habladores
Jatuai con le puela pueta
Eso e paja pa la gaisa
La jambre
Una fiesta curiosa
Por súplica
TRADICIONES
La Noche Buena
La bendición de un pandero
Alborada
HUMORÍSTICAS
A la señora Anacleta
El basín
La vieja Rosa
Tocinos y longanizas
El follón de Yamasá
Un real de longaniza
NOTICIAS Y ANUNCIOS
La torre del reloj público
El camino de “Pedro García”,
Al Sr. Don Edward Hall
Inauguración del ferrocarril que toca en San Francisco de Macorís
El Ferrocarril Central
Gran surtido de mercancías, provisiones y quincallerías, en la tienda de don
J. I. Jiménez y compañía, en Montecristy
A los habitantes de Juana Núñez
La fiesta de Las Lagunas
A mis compueblanos
Anuncio “Luz Diamante”
Cuatro bailes de disfraz en el Casino de don Rafael M.a Leyba
ASUNTOS FAMILIARES Y DOMÉSTICOS
Consejo de una abuela a su nieta
Un chisme que hubo entre una madrina y una ahijada
La muerte de mi abuelo
Un muchacho que se lo llevó el diablo
El puerco de don Narciso
Remisión de tinajas, jarros y ollas de barro
A don Ramón Guzmán Jiménez
El ciego de las cocineras
VARIAS
Amor y geografía
Décimas de mujer para hombre
Encargo que hizo una prostitura de Guayubín
A José Martínez
Refrán campesino: Lo viejo van pa la maya
La buena vida del gato
Biblioteca Dominicana Básica (BDB)
Sobre el autor
Sobre el autor del prólogo
JUAN ANTONIO ALIX, ¿PADRE DE LA POESÍA DOMINICANA?
Fernando Cabrera

Como la generalidad de los críticos literarios dominicanos, e incluso de los


simples lectores, me he acomodado a la idea de que nuestra poesía se remonta a
los embelesos del Romanticismo, el simbolismo y el parnasianismo que
encarnaban Salomé Ureña, Gastón F. Deligne y José Joaquín Pérez. Sin embargo,
la historicidad de unos versos octosílabos traviesos me ha hecho reconsiderar ese
aserto, al señalar insistentemente otro sendero. ¿Puede Juan Antonio Alix desde
lo popular, con décimas escritas desde 1850, reclamar progenitura genérica?
Busquemos una respuesta críticamente, con la mirada atenta y la mente abierta,
pues desenredar esta madeja, además de tipificar el ADN literario, nos obligará a
cuestionar algunos prejuicios.
En el siglo XIX se asienta la identidad americana con el surgimiento de las
naciones independizadas del Imperio español. En Estados Unidos, a raíz de la
revolución de 1776, devino la necesidad de definir la nación naciente no solo en
los aspectos políticos, económicos y militares, sino también en cuanto a valores
sociales y culturales. Concomitantemente con su consolidación como potencia,
en el año 1844 el poeta y ensayista Ralph Waldo Emerson, en el contexto
trascendentalista, de creencia en el advenimiento de una nueva y brillante era en
la cual cada individuo buscaría “una relación original con el universo”, alertaba
sobre la necesidad de que apareciese una voz epopéyica que cantara en la misma
dimensión de los griegos, los romanos y los grandes clásicos europeos tanto la
cotidianidad como las grandezas naturales y humanas del Nuevo Mundo.1
Lo dicho por Emerson para Estados Unidos podía extrapolarse con propiedad
al resto del continente americano, esforzado en ese momento en consolidar la
independencia de los antiguos virreinatos coloniales españoles. Para la fecha en
que Emerson hizo pública su aspiración de un poeta que encarnara la América
estadounidense, 1844, ya Walt Whitman tenía 25 años, y Juan Antonio Alix, 11,
y nacía la República Dominicana. Una década después, Whitman encarnaría la
aspiración de Emerson al publicar su paradigmático poemario titulado Leaves of
Grass (Hojas de hierba), que le dio al continente americano no solo un poeta de
obra equiparable a la de la antigua civilización grecolatina, sino también un
visionario que marcaría desde sus versos el derrotero de la utopía del destino
manifiesto estadounidense, incidiendo profundamente en su cultura.
Aunque compartieron el tiempo histórico,2 por el contexto de culturas, de
lenguas diferentes y, sobre todo, por la insularidad de Alix, no hay indicios de
que este supiera de Whitman, que apenas había sido introducido en el ambiente
hispanoamericano en 1887, cuando José Martí publicó su artículo “El poeta Walt
Whitman”.3 Sin embargo, y sin ser chauvinista, considero, que además de las
blancas barbas luengas y el semblante austero, hay interesantes lugares comunes
—insisto, circunstanciales— entre el culto bardo angloamericano y el popular
decimero cibaeño. En sus textos poéticos ambos mostraron fuertes vínculos con
sus respectivas tierras de nacimiento; fueron iniciadores de tradiciones y
cultores, en dimensiones estéticas distintas, de poéticas del habla aferradas a lo
popular; ambos hilaron discursos contraculturales abordando temáticas un tanto
tabúes para la época; y se vincularon al activismo político, aunque murieron
pobres.
Otro aspecto que compartieron fue el rechazo inicial sufrido de parte del
parnaso tradicional. En la actualidad, Whitman forma parte esencial del canon
americano, pero no siempre fue así; por sus desenfadados versos que tocaron
todo tema posible y sus transgresiones conceptuales, algunas eróticas, fue
menospreciado por muchos intelectuales establecidos que consideraron su
poesía vulgar y ofensiva a la moral. Todavía en 1928, y después que Ezra Pound
considerara a Whitman “padre espiritual” al nivel de Dante en Italia, T. S. Eliot
expresaba una crítica adversa, la cual refiere Harold Bloom.4
En nuestro contexto, el longevo patriarca cibaeño Juan Antonio Alix, aunque
de erudición formal menor que Whitman, se constituyó, a fuerza de un prolífico
ejercicio creativo y agudeza social, en nuestro primer poeta de oficio sostenido,
en el más dominicano de nuestros poetas, según el escritor, catedrático y
periodista José Ramón López:
No hay un solo poeta dominicano que no hiciera arte más estudiada que la de
él. Todos lo aventajaron en técnica; pero ninguno le igualó en arte dominicano.
Su espíritu era una pradera matizada de flores del país que nadie sembró adrede.
Las aves, el viento, los insectos nacionales regaron inconscientemente la semilla
que germinó en ese medio que le era propicio. Juan Antonio Alix está solo, único
como poeta criollo importante. Su criollismo no era unilateral, sino poliédrico.
Los otros buenos artistas criollistas miraban de un solo lado, el más insignificante,
del criollismo. En mentando catarrones, mangos o algún río o cerro del país, ellos
creían, y sus lectores también, que habían creado poesía criolla. Olvidaban por
completo poner en acción el alma dominicana, sus peculiares sentimientos, sus
aciertos y sus errores, su manera, en fin, de conducirse en la vida.5
Antes de profundizar en el estudio detallado de este autor, veamos los
puntuales datos biográficos ofrecidos por Emilio Rodríguez Demorizi:
Alix perteneció a una muy honorable familia de Santiago de los Caballeros.
Fue bautizado en Moca, a los nueve días de nacido, el 15 de septiembre de 1833
[…]. Desde la adolescencia, a los diez y seis años, empezó a escribir las décimas
inimitables que le dieron tan grande y popular renombre. Cantó sin descanso,
con entusiasmo inalterable, renovando y acendrando el artificio criollismo de
1855. En su larga vida de ochenta y cinco años nadie lograría arrebatarle el cetro
de la poesía popular dominicana. Sus producciones innumerables corrieron
dispersas en volantes y en casi todos los periódicos del país, desde su mocedad
hasta sus postreros días: falleció en su amado Santiago el 15 de febrero de 1918.6
En opinión del crítico literario y académico Bruno Rosario Candelier, no fue
un autor improvisado, sino que en su prolífica producción hay una importante
veta de alta cultura, una dimensión antropológica y sociográfica:
Contrario a lo que se cree, Alix era un hombre ilustrado, culto, con
conocimientos de los recursos de la lengua y arduo oficio de poeta, siendo el
primero en el país en vivir de las letras. Fue no solo el más alto representante de la
lírica popular, sino el primer escritor criollo que sustenta la base de la literatura
dominicana, precedido, en la época colonial, por sor Leonor de Ovando, la
primera poetisa criolla y del Nuevo Mundo y, en el siglo XVIII, por Manuel Meso
Mónica, autor representativo de la opinión pública de los habitantes de Santo
Domingo en eventos tan importantes como el Tratado de Basilea, en 1795.7
En igual tenor se expresó el historiador y crítico de arte Danilo de los Santos:
Alix fue una figura determinante en el florecimiento cultural de Santiago de
los Caballeros, cuando esta ciudad incluso llegó a ser capital de la República dos
veces, una el 7 de diciembre de 1857, y, otra vez, el 14 de septiembre de 1863 […]
la provincia en donde se propugnó con más bríos la oposición a una anexión a
España, y la que más ha batallado contra el despotismo. Alix se desarrolla cuando
el noble provincianismo de los santiagueros estaba en su apogeo, publicando
millares de décimas en volantes que distribuía y vendía él mismo. En la segunda
década del siglo XIX, Santiago era el corazón político, económico y cultural del
país.8
Juan Antonio Alix, similar a Walt Whitman en sus inicios, no ha sido
valorado en su justa dimensión por nuestra crítica literaria. Es, por mucho,
merecedor de ser considerado uno de los poetas más representativos, cual lo
ponderó Joaquín Balaguer al referir que este era “el poeta nacional que ha
interpretado con más vigor la idiosincrasia de nuestras clases rurales”.9
Ciertamente, la escritura de Alix, además de describir la naturaleza y el paisaje de
la isla, expone el temperamento, la lucha, las realidades y la forma de ser del
dominicano, haciendo un retrato pormenorizado del alma criolla. Pese a que
acompañó con sus letras cada episodio de la fundación de la dominicanidad,
existen pocos estudios de su prolífica obra, publicada originalmente en hojas
sueltas, nunca en volumen formal en vida del autor, lo que hace sospechar que
parte de su producción se ha perdido o permanece inédita.10
Cultor aventajado de la forma estrófica tradicional denominada décima, Alix,
quizás por las limitaciones propias de la insularidad y lo convulsionado de la
época en la cual Latinoamérica se desprendía de España, no mostró particular
interés por las innovaciones formales y las corrientes estéticas emergentes, a
saber: Romanticismo, modernismo y, finalmente, las incipientes vanguardias.
Pero esta desvinculación, más que desventaja, redundó en el desarrollo de un
peculiarísimo estilo, de hilarante y sincera vinculación con el habla del pueblo.
Son innegables las virtudes de su fecunda producción nacida de la cultura viva:
originalidad, musicalidad, oportunidad, vitalidad y riqueza temática; un
conjunto de cualidades que hace menester ponderar su condición de pionero
aventajado de la poesía dominicana. Empezó a escribir a la edad de 16 años,
alrededor de 1850, a un lustro de nacer la República. Escribiendo, sorteó los
avatares de la guerra de la Restauración, las vicisitudes de una incipiente
democracia agitada por la ambición y codicia de sátrapas como Pedro Santana,
Buenaventura Báez, Ulises Heureaux, Ramón Cáceres, y contempló ya muy
anciano, en 1916, la ignominiosa intervención norteamericana. En ese sentido, es
esclarecedora la apreciación crítica de Emilio Rodríguez Demorizi en torno a la
importancia de la obra del poeta cibaeño:
Los más altos y caracterizados representativos de nuestra poesía popular de
antaño fueron el Maestro Mónica, el oscuro y genial poeta, y Juan Antonio Alix,
cantor fecundo, fácil y entusiasta, el más inspirado de nuestros juglares. Mónica
fue mejor repentista, sin par en el retruécano, pero sus composiciones,
meramente ocasionales en su mayor parte, como apenas salían de los lindes de la
ciudad, margen del Ozama, no reflejaron la unidad de ambiente de su tierra, ni
recogieron el verdadero espíritu de sus contemporáneos, al término de la Colonia.
En los romancescos cantos de Nicolás Ureña y de Félix María del Monte,
iluminados por el color local importado de Cuba, tampoco hay los hondos y
dilatados ecos del alma dominicana, el criollismo integral de Juan Antonio Alix,
el poeta criollo por excelencia y uno de nuestros más originales temperamentos
literarios.11
Juan Antonio Alix, desde el humor, hizo suyo el folclore rural y urbano, el
latir real del corazón provinciano. De ahí, de la realidad de la incipiente
nacionalidad decimonónica, surgieron sus aciertos literarios primigenios. Su
poesía constituye testimonio pormenorizado del habla criolla, en tanto la registró
y celebró creativa y orgullosamente, hasta el desenfado. Al respecto, el crítico
dominicano de origen español Manuel Valldeperes refiere:
La obra del llamado Cantor del Yaque es popular, popularísima, y gran parte
de ella recoge momentos y circunstancias de la actividad diaria —sin excluir la
política—, no solo del Cibao, sino en el país entero. Se trata de una poesía
espontánea, simple y deliberadamente intencionada de la que, como sucede con
toda la poesía universal de ese género, pueden extraerse enseñanzas no solo de
situaciones específicas, sino deducciones temperamentales sobre el estado de
ánimo de la comunidad a la cual los hechos narrados refieren.12

ARRAIGO EN LA TRADICIÓN HISPÁNICA


Juan Antonio Alix tenía una amplia cultura, constatable en el hecho que toda
su producción se inscribiera, con propiedad, en una tradición arraigada por
siglos en la lírica española, de cantores centrados en la oralidad, que ejercitan la
capacidad creadora para testimoniar, explicar o describir el entorno social. Su
arma formal fue la estrofa de diez versos octosílabos denominada décima,
conformada en su forma clásica, según algunos estudiosos, por dos redondillas y
dos versos centrales que repiten la rima primera y última de la redondilla; en
tanto que otros la definen como una redondilla más una sextilla. Aunque existen
otras formas estróficas populares (cuartetas, quintillas, redondillas, coplas, etc.),
Alix solo utilizó la variante estrófica espinela, de ágiles versos octosílabos con
rima regularmente consonante.13 La décima espinela es aún la más importante
forma estrófica utilizada en Hispanoamérica, introducida por los exploradores,
colonizadores y misioneros españoles, conocedores de la efectividad de los versos
medidos y rimados, como hacían los juglares y trovadores del Medioevo, para
memorizar, atraer la atención y comunicar. En países como Colombia, Cuba,
Argentina y Puerto Rico (e incluso en la provincia de Peravia, con los chuineros
de Baní), en los cuales se mantiene con mayor fuerza el cultivo de las décimas, su
vocalización se hace sobre una base melódica acompañada por guitarras.
Las situaciones retratadas por Alix están llenas de un gracejo emparentado
con las estampas picarescas de las novelas escritas en el Siglo de Oro español,
verbigracia El Lazarillo de Tormes. Alix mismo es un personaje, un quijotesco
protagonista de cuantas aventuras y tropiezos cuenta. Joaquín Balaguer es el
investigador literario que con más perspicacia ha destacado la agudeza del
decimero cibaeño para incorporar la sabiduría popular de raigambre hispánica
preservada en el habla de las mujeres y hombres de nuestros pueblos y campos:
No tiene menos valor folklórico, en la poesía de Juan Antonio Alix, el
elemento paremiológico por medio del cual el pueblo dominicano expresa su
buen sentido y su filosofía vulgar y mundana. No solo abundan en sus décimas
refranes de abolengo español, expresión de la tradicional agudeza castellana, sino
también muchos proverbios nacidos en los campos del país y que traducen la
malicia instintiva del campesino dominicano, reflejando algún aspecto de su
psicología robusta y sana y de su carácter profundo y duradero.14
Joaquín Balaguer, procurando establecer la condición de hombre de letras de
Juan Antonio Alix, señaló con propiedad las fuentes de muchas de las frases
proverbiales que recogió en sus décimas. Si bien las referencias se remontaban a
la tradición literaria hispánica, el uso de Alix, recreando situaciones cotidianas,
las mostraba como parte del acervo cultural y lingüístico del habla dominicana.

LINGÜISTA EMPÍRICO
Antes que los alumnos de Ferdinand de Saussure publicaran, en 1916, su
Curso de Lingüística General a partir del cual desarrolló la “lingüística
estructural”, y antes que Pedro Henríquez Ureña realizara, en 1940, su estudio El
español en Santo Domingo, las décimas de Alix ya testimoniaban el acervo del
habla dominicana. Sin duda, sus atinados versos octosílabos pueden ser
denominados con propiedad estructuras o “constructos” discursivos en todo el
sentido de la palabra, que, nacidos de la cotidianidad de personajes populares
envueltos en experiencias diversas, recuperan las ideologías de su contexto social.
Lo dicho puede observarse en detalle en el poema “A la señora Anacleta”, que
alude a la jocosa situación de un pretendiente que se acerca a la esposa en la
víspera de la muerte de su marido. La singular estampa es introducida con una
redondilla seguida de décimas cuyas rimas se ven afectadas por los fenómenos
lingüísticos (apócope, epéntesis, prótesis, aféresis15 y la vocalización de “i” en
lugar de las consonantes “l” y “r”) característicos de la zona campesina del norte
del país, compuesta, según Pedro Henríquez Ureña, por “los campos del Cibao,
en el norte, particularmente en las proximidades de Santiago de los Caballeros y
San Francisco de Macorís, sin llegar a las regiones costeras de Puerto Plata y
Montecristi”.16 Veamos el inventario de las palabras del español transformadas
por el poeta para amoldarse al habla cibaeña: siña [señora], siño [señor], quieo
[quiero], preferío [preferido], marío [marido], quei ta [que él está], uyí de uté
[oír de usted], uté [usted], jalla [haya], ma [más], cota [consta], ei [el], veime
[verme], bujío [bohío], viene [bienes], agora [ahora], etá [está], petaña
[pestañea], pieide [pierde], acueide [acuerde], aidiente [ardiente], cudiciai
[codiciar], guaidai [guardar], negrúa [negrura], empretará [prestará], múa
[muda], pa [para], di [ir], belorio [velorio], moitorio [mortuorio], aibeitío
[advertido], econdío [escondido], hablaile [hablarle], dei [del], etcétera.
En el poema “A José Martínez”, destaca la vocación dialógica, de iteración
entre el autor y diferentes camaradas o compañeros de tragos, describiendo la
pícara situación usual entre campesinos afectos al alcohol y poco dados a
colaborar con el pago, así como el acervo de palabras del argot cibaeño: botines,
chupetines, bochinchines, apriéteme, chupar, burro, y los pintorescos apodos
Chago, Chuchú.
Igual tratamiento lingüístico, de recuperación del habla cibaeña, acontece en
el poema titulado “A la señorita Urna Camila, mi apreciada candidata”, que
contiene el reclamo amoroso de un político que busca convencer a la dama
objeto de su amor con la promesa de vivir con comodidades en abundancia a
costa del erario, expresada esta promesa en el verso usado como pie forzado
“beberemos leche pila”, esto es, leche en abundancia. Esta inmejorable sátira, con
increíble vigencia a cien años de su concepción, retrata el uso del poder político
para el propio beneficio: “Yo te pondré en la plantilla / Y a tu familia también, /
Pa que to vivamo bien, / ¡Y que así no habrá quiquilla!”. El objetivo amoroso y
pecuniario de la voz lírica es claro: “En fin, candidata mía, / Mi guto e que no
casemo, / Pa que entre lo do gocemo / De nuestra vaca paría.” La despedida no es
menos interesante, al aparecer firmando otra persona (“Soy tuyo jata la mueite, /
Maicelino Aimengoi”) y en fecha remota, 3 de mayo de 1844, lo que luce un
artificio para evadir la responsabilidad de la mordaz crítica implícita en los
versos, haciendo parecer que se trata de un escrito por encargo y en una fecha, si
no es error de antólogo, en que apenas existía la República Dominicana.
Los poemas de Alix ofrecen todo un banquete lexicográfico, un enriquecido
campo para lingüistas curiosos, cual sugiere el crítico cubano Luis Beiro:
[…] no han llegado a nuestras manos los correspondientes estudios de rigor, la
infinidad de aristas y peculiaridades, tanto formales como de contenido de la obra
de Alix. Como tampoco tenemos delante de nosotros una valoración a favor o en
contra de las excelencias de su técnica de versificación. Solo el escritor cubano
Carlos Fernández Rocha dedicó su tesis doctoral en los Estados Unidos para
establecer de manera parcial sus valores lexicológicos y lingüísticos.17
SOCIÓLOGO NATURAL
Juan Antonio Alix testificó el tiempo presente (mejor, su presente histórico)
desde la espontaneidad de una escritura con vocación de oralidad, perfilando
características que, si bien para algunos constituyen antivalores, pintan con
exactitud la idiosincrasia de los diferentes estratos sociales criollos. Acontece en
sus décimas el develamiento de la hipocresía y de las apariencias de los grupos
dominantes, se desnudan los esfuerzos de ascenso social de la pequeña burguesía
constituida por comerciantes y se evidencia la marginalidad de una importante
parte de la población.
Entre los poemas de Alix que mejor recogen la dinámica social destaca “El
negro tras de la oreja”, en el cual enhebra con extraordinaria sagacidad —sobre el
humor, la sátira y la ironía— la mayor e incisiva denuncia contra la
discriminación racial imperante. Este es uno de los pocos textos de nuestra
historia literaria, e incluso de la historia de los estudios sociológicos
dominicanos, en que la negritud18 —o mejor, el prejuicio racial contra los negros
dominicanos— es abordada con propiedad.19 Alix, con agudeza sin par, desnuda
la segregación solapada, el disimulo de la negritud que avergüenza a una
sociedad mayoritariamente mestiza, mulata, negra, que se niega a mirarse al
espejo. A este respecto, el poeta José Enrique García precisa:
Entre humor, ironía, verdades, sugerencias, el poeta cuenta […] la
preeminencia del color negro. Nadie se escapa de ello, pues desde aquellas
devastaciones de Osorio, de 1605 y 1606, el país no cesó de entrar en un proceso
de mestizaje que condujo, definitivamente, a un mulataje sin regreso.20
La asunción, en la sociedad dominicana, de valores culturales discordantes
con la realidad resultó, primero, de la supremacía blanca impuesta por la
colonización europea; luego, del proceso de “blanqueamiento” derivado de la
convivencia a la que se vieron forzados los colonos blancos con sus esclavos —
por el abandono en que las autoridades peninsulares dejaron su colonia de Santo
Domingo— en el período comprendido entre 1809 y 1821, y, después, del
sentimiento generalizado contra los negros arraigado en la sangrienta ocupación
militar haitiana y la gesta de independencia dominicana librada en 1844, cuando
Alix contaba once años. El sentido de pertenencia a la metrópolis europea y con
ello la percepción de “blancura” criolla se reafirmó durante los aprestos
anexionistas de Pedro Santana. Aunque esta acción “españolizante” fracasó en lo
militar, trascendió en el sentimiento de comerciantes, terratenientes, políticos e
intelectuales, que devinieron en la clase gobernante. Como consecuencia, la
visión del dominicano de sí mismo que se arraigó en tiempo de Alix —y aún
permanece— fue hispanófila, aferrada a la vinculación europea y de espaldas a
los componentes indígenas y africanos presentes en el desarrollo del ethos
nacional.
La composición real de la sociedad dominicana, que jocosamente señala Alix,
ha sido validada por un estudio reciente realizado por la Academia Dominicana
de la Historia, el National Geographic Society y la Universidad de Pennsylvania,
con la colaboración de la Universidad Iberoamericana (Unibe). A partir de una
muestra de mil personas, la ciencia comprobó lo que el poeta ya sabía en el siglo
XIX, que la población dominicana no es blanca, pues posee un 39% de ADN de
ancestros europeos, un 49% de africanos y un 4% de taínos.21 Lo cierto es que el
dominicano acepta gustoso que lo consideren blanco, moreno, indio (una
denominación racial en vez de un color), pero jamás, sin importar los acentuados
rasgos y el matiz oscuro de la piel, que lo llamen mulato o negro.
El poema “El negro tras de la oreja”, escrito en 1883, de manera urticante se
adentra en nuestros prejuicios, verbalizando lo obvio, abordando de forma
singular —y aún no superada— el tópico más sensible de la idiosincrasia
dominicana. Tanta ha sido la negación del componente racial africano en la
sociedad dominicana que Juan Antonio Alix, testigo y protagonista de las
principales gestas de la dominicanidad, en su acerada y acertada mirada de
nuestra identidad consideró pertinente una amonestación colectiva: “Como hoy
la preocupación / A más de una gente abruma, / Emplearé mi débil pluma / Para
darle una lección”.
Reprocha enfáticamente, en sus mejores décimas, la absurda discriminación
entre iguales: “Pues esto en nuestra Nación / Ni buen resultado deja, / Eso era en
la España vieja / Según desde chico escucho, / Pero hoy abunda mucho / El negro
tras de la oreja”. Alix llama “España vieja” a la colonia española hasta la invasión
haitiana de 1821, pues antes de esa fecha españoles y esclavos negros se
multiplicaban en hijos multicolores: “El blanco que tuvo abuela / Tan prieta
como el carbón, / Nunca de ella hace mención / Aunque le peguen candela. / Y a
la tía Doña Habichuela, / Como que era blanca vieja / De mentarla nunca deja”.
En el arraigo de la vocación hispanófila, probablemente influyeron las ideas
utópicas latinoamericanistas de José Enrique Rodó contenidas en su obra Ariel,
de principios del siglo XX, que constituiría el ideario de intelectuales como Pedro
y Max Henríquez Ureña y, posteriormente, de figuras fundamentales del
régimen trujillista, como Joaquín Balaguer, uno de los principales estudiosos del
popular poeta cibaeño.
CRÍTICO SAGAZ
Juan Antonio Alix estuvo siempre atento a las circunstancias de su tiempo,
cual deja entrever José Ramón López al expresar: “El asunto de sus décimas
siempre fue un aspecto de la vida dominicana, alegrado al pasar a través de su
temperamento picaresco”.22 La sagacidad proverbial de Alix le permitió criticar
severamente, siendo gracioso, sin sufrir las consecuencias de denunciar los
defectos de los políticos y enfrentar a los poderosos; dicho en su estilo, tenía la
habilidad, que no es poca, de saber nadar y guardar la ropa, como en la décima
“Corroboro, corroboro”.
Ningún texto ulterior, en prosa o en verso, caracteriza de mejor manera la
sumisión del poder Legislativo ante el poder Ejecutivo. El decimero caricaturizó
con propiedad a unos congresistas que incumplían sus roles de fiscalizadores de
las gestiones gubernamentales, motivados por prebendas.

PUBLICISTA NATO
Alix fue el primero en hacer de la poesía un oficio lucrativo, pues se las
ingeniaba para sacar provecho (o mejor, pesos, e incluso especias, para su
sustento) de su ingenio, constituyéndose espontáneamente en vocero, lisonjero a
veces, de cuantos productos, servicios y oficios sus dueños pudiesen retribuirlo
materialmente. Fue un publicista nato, también pionero en este aspecto, cual se
aprecia en “Anuncio Luz Diamante”, donde informaba sobre las cualidades de
un gas tipo kerosene para lámparas. En los siguientes octosílabos presenta la
información precisa del suplidor: “Y dónde lo venden Luisa / Ese gas tan
superior? / —En la casa del señor / Don Chichí de Pastoriza”.
Parte de ese natural trueque de conveniencias son los poemas dedicados a
difundir los eventos sociales y el carnaval, los cuales constituyen tópicos
imprescindibles para un cantor popular fundamentalmente oportunista como
Alix, puesto que estos convites devienen en escenarios ideales tanto para que los
pudientes puedan ostentar las bonanzas acumuladas como para distender
relajadamente las fronteras del disfrute, cual puede apreciarse en el poema
“Cuatro bailes de disfraz en el Casino de Don Rafael M.a Leyba”, en donde,
gustoso, a modo nuevamente de mercader con megáfono, invitaba a asistir a
unas fiestas de carnestolendas. No escatima en destacar las bondades del lugar,
las habilidades de los músicos y la excelente cantina para las libaciones de Baco y
las epicúreas degustaciones. Tampoco pierde oportunidad para especificar en los
versos la contribución monetaria obligatoria.
Hilarantes eran sus décimas con dedicatorias especiales o “glosas
improvisadas” por favores recibidos, como la titulada “A don Ramón Guzmán
Jiménez”, en la cual agradecía festivamente el regalo de una pieza de jamón que
le obsequiaron en muestra de amistad.

PATRIOTA
En poemas como “Al pueblo dominicano”, publicado el 16 de diciembre de
1844,23 Juan Antonio Alix dejó fluir un fervoroso llamado a la defensa de la
República contra una posible invasión haitiana. Esta vez, puesto de lado todo
espíritu cómico, Alix, autodenominado “patriota”, no jugaba al pedir a los
dominicanos que se preparasen para la guerra: “Al pie de ese pabellón / Que una
cruz nos deja ver, / Hemos jurado vencer / O morir por la Nación”.
Reiteró su dominicanidad en el poema titulado “El 27 de febrero”, escrito en
1884, en fecha próxima a la conmemoración de la gesta independentista. En el
poema “¡Viva el 16 de agosto! ¡Viva la Restauración!”, dejó un claro testimonio
de su regocijo por la emancipación lograda por los dominicanos en la guerra de
la Restauración librada desde 1863 a 1865 contra España. Como se aprecia,
probablemente no existe otro poeta criollo que haya defendido con tanto ardor y
sistematización la tierra de su nacer y vivir.

SIN TABÚES AL ESCRIBIR


Para Juan Antonio Alix no hubo temas prohibidos, tampoco ajenos a lo
poético. Se parapetaba tras lo jocoso para blasfemar o tocar lo soez a sus anchas y
sin consecuencias: “Opina San Agustín / Que no hay un mayor tormento, /
Como tener un basín / Con caca en un aposento”.
No titubeaba para expresar lo vulgar, lo repulsivamente escatológico. Al
escribir sus versos burlescos, nada le causaba náusea. De este escabroso contexto,
sin duda el más logrado y celebrado es el poema titulado “El follón de Yamasá”.
Esta vez, las décimas fueron concebidas con un nivel de lenguaje más depurado y
sugerente que, pese al repelente tema, hace que se lean con relajada atención e
inusitado deleite. Los versos liberan la risa hasta el paroxismo. La comicidad,
ensalzada por el testimonio de los infortunados presentes, se incrementa a cada
décima. Este es, sin duda, por su lograda factura y jocosidad, un texto
paradigmático del género popular que no debe faltar en ninguna antología de
Juan Antonio Alix.
CON LOS PREJUICIOS DE LA ÉPOCA
No todo era inocente en Alix. Su poema “A un ricachón que le quitaron
doscientos y tantos pesos, porque su hijo deshonró una niña, alegando este que él
la encontró deshonrada” muestra la cultura patriarcal, fuertemente arraigada en
el siglo XIX y principios del XX. La víctima, para el machista decimero, era un
pobre niño rico impelido a tener sexo no consensuado con una “viciosa” niña
que no era virgen: “Al que le sienten dinero / Le arman tamaño proceso / Y le
muerden por un cuero / Dos cientos y tantos pesos”.
En esta redondilla, de entrada, está planteado el conflicto como una estafa por
sexo. La actitud del poeta no pudo ser más servil ante los pudientes. Pero, sobre
todo, de interesada subordinación al poder político, especialmente en tiempos de
la dictadura de Ulises Heureaux. Para el pícaro machista decimero, demasiado
alto fue el precio pagado para resarcir la tragedia familiar de la deshonra de una
niña. En la actualidad, con solo este texto, Alix, con justa razón, sufriría la ira de
las feministas, sensibles ante la violencia de género. Pero, y no como excusa, esta
no era una actitud exclusiva del poeta, sino lo característico de una sociedad
rural, provinciana. Aquella errada visión de Alix acerca de los derechos de la
mujer se enfatiza en muchos textos. En su afán de provocar risa, el Alix misógino
no escatima veneno y es cruel al extremo cuando caracteriza a la mujer infiel. El
machismo latente se extrema en ambientes en los que las bravatas de testosterona
seguro hacían del poeta el alma de la fiesta, cual se infiere de lo referido por
Joaquín Balaguer:
Fue en sus composiciones de carácter pornográfico que Juan Antonio Alix
derramó, a manos llenas, la sal de su genio desenfadado. El gran poeta desciende a
los bajos fondos de la ciudad, a los antros en que el río de la vida acumula sus
heces milenarias y recoge sin ningún escrúpulo todo lo que se arrastra sobre ese
muladar humano […] Nos da siempre una visión grosera, pero exacta […]24
No hay duda de que este poeta frecuentaba los antros de perdición y era
afecto a placeres fáciles a los que, probablemente, procuraba acceder con argucias
para que la entrega fuera gratuita. Alix se muestra especialmente severo con la
mujer de la “vida alegre”, pero la caracterización que hace de la “respetable”
tampoco es afortunada, partiendo de que, en el poema ya referido, tachó de puta
a una niña deshonrada. En este contexto, y acorde con el estereotipo de la época,
una mujer “formal” era aquella resignada a la subordinación doméstica. A esta,
eso sí, le asistía —a fin de escoger al mejor partido— el trivial derecho de
rechazar a su antojo los avances, no necesariamente galantes, de pretendientes
como el ilustre trovero: “Si es de mujer formal / Cualquier desprecio entristece,
/... / Qué importa por qué desprecie”. En su mente, como pacto de justicia, a la
víctima le asistía el derecho de escoger su carcelero.

ENTRE LA ÉTICA Y LA ESTÉTICA


Juan Antonio Alix fue una persona auténtica, con más luces que sombras;
estuvo expuesto a errar y, efectivamente, erró en más de una ocasión, empujado
sobre todo por los prejuicios de su tiempo y las circunstancias materiales
adversas. Fue un poeta humano en demasía, al cual, lejos de idealizar, debemos
admirar por haber trascendido sus limitaciones. De ahí lo necesario de ponderar
algunas críticas —extraliterarias, sea dicho— hechas al genial poeta por un
pecado del cual, objetivamente, pocos ciudadanos del pasado y del presente se
han librado: poner sus talentos al servicio de figuras del poder político que en
algún momento puedan ser cuestionadas.
Otra “falta imperdonable” atribuida al célebre Cantor del Yaque consistió,
según algunos historiadores, en desconfiar, como Pedro Santana —cuyos restos
descansan en el Panteón Nacional—, de la capacidad de los criollos para
mantener la independencia de la incipiente República y optar, inicialmente, por
el proyecto de anexión de la República a España.
Pululan, sobre todo informalmente, argumentos para descalificar —por
lisonjero, adulador y oportunista— al original poeta, creador de una considerable
cantidad de décimas en tiempos en que ya era un logro el simple hecho de saber
leer. Pero, realmente, ¿fueron tan graves las actitudes asumidas por él para, sin
importar sus indiscutidos méritos como creador, condenarlo al olvido? ¿Debe
prevalecer el juicio ético sobre el estético? En realidad, los “errores” de Juan
Antonio Alix fueron nacer en una provincia, ser pobre y optar por una forma
popular de escritura. Su desventaja, en suma, fue haber sido un pícaro decimero
cibaeño. Corresponderá a estudios críticos objetivos —que necesariamente han
de realizarse— disipar prejuicios y moralina para justipreciar los aportes de su
prolífica y original obra. En lo que a mí respecta, no me cabe duda de que Alix
acumula méritos suficientes para ser considerado, aun sin acta del Congreso,
Poeta Nacional o Poeta del Pueblo.
Es oportuno, a cien años de su muerte, otorgarle a Juan Antonio Alix el
reconocimiento del que le hizo merecer su pasión creativa, al iniciar la escritura
de lo nacional en versos medidos y rimados con una maestría natural y frescura
que aún perdura, o mejor aún, que no ha sido superada.
BIBLIOGRAFÍA
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[Consultado el 4 de marzo de 2018.]
Valldeperes, Manuel: “Décimas inéditas, de Alix”, El Caribe, Santo Domingo, 23
de diciembre de 1966.

1 Ralph Waldo Emerson, “The Poet”, Emerson’s Collection Essays: Second Series, 1844.
2 De hecho, coincidieron en más de sesenta años en su longevo pasar por la vida, y en
toda la etapa creativa de Whitman.
3 José Martí, El Partido Liberal, México, 1887.
4 Harold Bloom, Genios. Un mosaico de cien mentes creativas y ejemplares, Colombia,
Grupo Editorial Norma, 2005, p. 461.
5 José Ramón López, “Prólogo”, en Juan Antonio Alix, Décimas, Santo Domingo, Ed.
Listín Diario, 1927.
6 Emilio Rodríguez Demorizi, “Prólogo” (1966), en Juan Antonio Alix, Décimas inéditas,
Santo Domingo, Cedibil, 2006.
7 Bruno Rosario Candelier, entrevista informal, 17 de febrero de 2018.
8 Danilo de los Santos, entrevista informal, 16 de febrero de 2018.
9 Ángela Peña, “Juan Antonio Alix. Un poeta que interpretó con vigor la idiosincrasia de
los campesinos”, Hoy, Santo Domingo, 19 de marzo de 2006.
10 El investigador Andrés Blanco Díaz posee cuatro tomos, de 500 páginas cada uno, que
pueden ser la recopilación más completa de la obra de Alix.
11 Emilio Rodríguez Demorizi, “Prólogo”, ob. cit.
12 Manuel Valldeperes, “Décimas inéditas de Alix”, El Caribe, Santo Domingo, 23 de
diciembre de 1966.
13 La estrofa espinela recibe su nombre del sacerdote, escritor y músico español del Siglo
de Oro Vicente Gómez Martínez Espinel (Ronda, Málaga, 1550 - Madrid, 1624), quien en
su obra Diversas rimas (1591) experimentó con diversas estrofas posibles, incluida la
llamada décima, compuesta por dos quintillas con la estructura fija referida: abbaaccddc.
Samuel Gili Gaya (1892-1976), gran estudioso del autor, explicó que no fue el primero en
usar esa combinación: “lo que hizo fue perfeccionarla, dotándola de unidad y ligereza; su
prestigio contribuyó a divulgarla y a ponerla de moda”. (Maximiano Trapero, “Vicente
Espinel, la décima espinela y lo que de ellos dicen los decimistas”, en Actas del VI
Encuentro-Festival Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado, I, Estudios.
14 Joaquín Balaguer, “Juan Antonio Alix y el refranero cibaeño”, Listín Diario, Santo
Domingo, 21 de junio de 2017.
15 Apócope: supresión de una o más letras al final de un vocablo (usté por usted), o
supresión de la “s” final (arró por arroz). Prótesis: consiste en colocar al principio de una
palabra una o más letras (asigún por según). Epéntesis: consiste en intercalar una letra en
medio de un vocablo (haberá por habrá). Aféresis: supresión de una o más letras al
principio de la palabra (ora por ahora; ta por está).
16 Sobre este último fenómeno lingüístico, Ureña refiere: “Estas formas portuguesas tal
vez se difundieron en las Antillas a través de los esclavos del siglo XVI: muchos de ellos
hablaban portugués, porque Portugal se especializó en la trata de negros, y en su territorio
se conservaban muchos para venderlos, aparte de los que directamente se traían de África
al Nuevo Mundo. En la literatura española de los siglos XVI y XVII es frecuente que
aparezcan negros hablando en forma aportuguesada” (Pedro Henríquez Ureña, El español
en Santo Domingo).
17 Luis Beiro, “Alix: décimas y comidas”, Listín Diario, Santo Domingo, 17 de marzo de
2017.
18 Vicenta Caamaño Fernández, El negro en la poesía dominicana, Centro de Estudios
Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 1989, p. 55.
19 La presencia del negro en la poesía dominicana no solo es pírrica, también fingida.
Pocos poetas dominicanos, pese a la obviedad de su mestizaje o mulatez, han asumido
enteramente su condición étnica, su ser escindido, para contar sus circunstancias. De los
pocos textos de nuestra literatura que ahondan en los valores de la negritud, que incluso
proponen el mestizaje como el estado racial ideal, es el poema de largo aliento titulado
Yelidá, de Tomás Hernández Franco, una persona cuya fisionomía era, paradójicamente,
la de un español. Pero aun Franco prefiere asumir la negritud desde la lejanía de Haití, no
desde su propia perspectiva dominicana: las historias del marinero noruego Erick y
Madam Suquí, negra haitiana, de cuya relación nace Yelidá, ante el asombro de los dioses
de ambas razas. Un poeta que asume la negritud como tema, y su negritud personal, con
total autenticidad es Juan Sánchez Lamouth.
20 José Enrique García, El futuro sonriendo nos espera, poesía dominicana, Santo
Domingo, Ediciones Santillana, 2007.
21 Proyecto Genographic, realizado en 140 países del mundo. Consultado el 15 de febrero
de 2018 en <http://acento.com.do/2016/actualidad/8362641-dominicano-promedio-49-adn-
africano-39-europeo-4 precolombino>.
22 José Ramón López, ob. cit.
23 Fecha que entra en contradicción con la edad que debía tener para la guerra de
Independencia. Probablemente fue escrito un lustro después, en la fecha en que, según
algunos estudiosos señalan, empezó a escribir.
24 Joaquín Balaguer, ob. cit.
BIBLIOGRAFÍA
DEL AUTOR
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SOBRE EL AUTOR Y SU OBRA


Libros
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Artículos
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Domingo, 21 de junio de 2017.
Beiro, Luis: “Alix: décimas y comidas”, Listín Diario, Santo Domingo, 17 de marzo
de 2017.
— “Alix, publicista y mercadólogo”, Listín Diario, Santo Domingo, 2 de abril de
2017.
— “Alix y los ladrones”, Listín Diario, Santo Domingo, 29 de abril de 2017.
— “Alix y el Ferrocarril Central”, Listín Diario, Santo Domingo, 21 de mayo de
2017.
— “Alix, cien por cien dominicano”, Listín Diario, Santo Domingo, 12 de junio de
2017.
— “El centenario de Juan Antonio Alix”, Listín Diario, Santo Domingo, 3 de
septiembre de 2017.
— “Juan Antonio Alix y Pablo Neruda”, Listín Diario, Santo Domingo, 11 de
marzo de 2018.
— “Honor a Juan Antonio Alix”, Listín Diario, Santo Domingo, 18 de marzo de
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Duluc Reyna, Marielis: “El año de Juan Antonio Alix”, Listín Diario, Santo
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Valldeperes, Manuel: “Décimas inéditas, de Alix”, El Caribe, Santo Domingo, 23
de diciembre de 1966.
Juan Antonio Alix
(Cortesía del Archivo General de la Nación)
NOTA DE EDICIÓN

Hemos respetado el lenguaje campesino del autor y su peculiar ortografía, si


bien aplicamos las normas en vigor en cuanto a la acentuación, específicamente
en el caso de los monosílabos, los cuales en la actualidad no llevan tilde. Por otra
parte, apoyándonos en parte en la tipología esbozada por Carlos Fernández
Rocha, hemos realizado un intento de clasificación temática de las décimas
seleccionadas, aunque somos conscientes de la dificultad de esta tarea dado que
muchas décimas pueden enmarcarse en diversas categorías ya que abarcan
diferentes asuntos.
DÉCIMAS DE SIEMPRE
POLÍTICAS
“!A ÓNDE IREMO A PARAI!”

SANTO-CERRO, Junio die de mi


ochosiento y pico, a mi compadre
Florico, bibiente en Mirabalé1

Compadrito, su meisé:
Le bor a manifetai,
Que cieito trabajo hay
Pa ei benidero mameo,
Y no sé con ete enreo
“A ónde iremo a parai!”.

Compadrito, su meisé:
La cosa ta que da grima,
Pue hoy se benden la fima
Como grano de café.
Y agora la mala fe
Ya no se puede aguantai;
Bario tan po replotai,
La inorancia de la gente
Y con ete presedente,
“A ónde iremo a parai!”.

Lo penco son de opinión


Que eta lucha e jadelanto;
Y a lo bueno causa epanto
Poi sei una corrución.
Mucha manifetación
Hemo vito ciculai
Poi Billín, un generai
Apirante a Presidente,
Y si sube, nadie cuente
“A ónde iremo a parai!”.
Con la benta de opinión
E fasi pa un etrangero,
Con tai que tenga dinero,
Sei Jefe de eta Nación.
Ya poi nadie hay afeción,
Simpatía poi nadie hay;
Aquí no bale, compai,
Ma que eso que ñaman plata;
Pero si trai saragata,
“A ónde iremo a parai!”.

Ya se acabó ei patriotimo,
Agora to e jinteré,
Y e tanta la mala fe
Que to lo quien pa sí mimo.
La Patria dirá a labimo
Como e mur naturai,
Poique si to quien anchai
A cota de la Nación
En tan triste situación,
“A ónde iremo a parai!”.

Lo que ineican en opinión


A eso probe jendebío,
Son ma malo y corrompío
Que ei bendedoi en cuetión.
Pue saben que a la Nación
Así la ban a matai;
Poique un paí sin morai
E como un cueipo pudrío,
Y si el debei ta peidío,
“A ónde iremo a parai!”.

Yo no bendo mi opinión
Manque me den un talego,
Poique pieido dende luego
Mi buena reputación.
Sin mancha en toa ocasión
Mi nombre debo guaidai;
Preba siempre debo dai
De que tengo patriotimo,
Y si to no hacen lo mimo,
“A ónde iremo a parai!”.

Aiguno fiman gutoso


Cuaiquiei manifetación,
Y a mejoi proposición
Chaquetean eso faisioso.
Eto ta mur aqueroso,
Pue mucho sombre lo jai,
Que na se le da faitai
A su palabra sagrá,
Y con tanta susiedá
“A ónde iremo a parai”.

Dice un refrán que la cabra


Siempre tira pa’ entre ei monte,
Y el hombre infiei y bifronte2
Faita siempre a su palabra.
Ei caco se decalabra
O se atuide con pensai,
Que haiga gente prencipai
Que empueique su nombre y fima,
Y con esa plaga encima
“A ónde iremo a parai!”.

Lo que benden su opinión


A Billín o Billiguín,
Ñaman ese trato ruin
“Ladrón que roba a ladrón”.
Ganan cien día de peidón
A su modo de contai,
Sin poneise a caiculai
Que to eso e poiquería;
Y con tanta felunía
“A ónde iremo a parai!”.

Agora esa gente fina


Dique lo grande señore,
Todo son arrimadore
De brasa pa su saidina.
Ello cuenta con la mina
De la renta nacionai,
Y to jello quien anchai
Poique son tíguere biejo,
Y nojotro lo jobejo,
“A ónde iremo a parai!”.

Aiguno quien que Fulano


Empuñe la Presidencia,
Poique ta en su convenencia
Bei gotiai de arriba ei grano.
Otro quien a ño Goyano
Pa podeilo batutiai,
Jaitándose ei buche diar,
A riego de una jitera;
Y con tale tintorera,
“A ónde iremo a parai!”.

Compadrito, qué derrote!


Aquí le asiguro a uté,
Que anda la plata ai rulé
Poi conseguí ei garrote.
Ya lo que tienen bojote
No se quien ni depegai,
Pa que entren otro a gosai
En ei fetín de la Duana;
Pero con eta jarana,
“A ónde iremo a parai!”.

Papele jen cantidá


Ciculan que eso da pena
Maitratando a gente buena
Sin habei nesesidá.
Debemo bucai la pa
Pa siempre a guto gosai,
Y nadie se debe echai
En público tanto jierro;
Pue si perro come perro,
“A ónde iremo a parai!”.

Cada cuai ta en su debei


De botai poi ei que quiera
Sin que jaiga etoibadera
Sigún lo dice la ley.
Así e que debe sei
Pa que to maiche legai,
Y naidie debe comprai
Lo boto de lo jabitante
Pue si eto sigue palante,
“A ónde iremo a parai!”.

Ei Jefe de la Nación
A Poito Plata ñamó
A mucho jefe y le habló
Referente a eta cuetión.
En aquella reunión
Ofreció ei Jefe dejai
Ai pueblo solo nombrai
Ei Jefe a to su acomodo,
Y no siendo de ete modo,
“A ónde iremo a parai!”.

Compai, le jago sabei


Que sigún dice la gente,
Tendremo de Presidente
Ai jefe Segundo Imbei.
Ei Cibao to ta por ei,
Poique ese sí que e foimai
Y que ese sabrá bucai
Ei bien pa lo jabitante,
Y si no sale triunfante,
“A ónde iremo a parai!”.

Ya uté debe de sabei


Que ei jefe Casimirito
Ha trapasao toíto
Su derecho ai jefe Imbei.
Asina sí hay que tenei
Siguridá de ganai;
Y jamá se ha de oibidai
De Moya ei desinteré
Poique sinó, diai dipué
“A ónde iremo a parai!”.

En lo tre jútimo día


Dei memito me en que tamo
Bamo jabei si nombramo
Ai que ha de cogei la guía.
No se pue decí tuabía
Quién e que bendrá a triunfai;
Pero eto será ¡la mai!
De boto pa Segundito,
Y si no basemo blandito
“A ónde iremo a parai!”.

Compadrito, créalo uté,


Que yo en ete santuario,
Etoi sacando ei rosario
A la Binge de Meisé.
Pa bei si por esa fe
Ella no libra de mai,
Poique uté puede contai
Que ello habrá mucho contento;
Pero si hay ma dicontento,
“A ónde iremo a parai!”.

Compai, como yo no maco


Y ya abandoné el cachimbo,
Le mando con siño Güimbo
Esa do ruea de tabaco.
En cambio un cocomacaco
Epero que me ha de enbiai,
Poi si un día llego a mandai
A ete dichoso paí;
Poique aguá si no e jasí,
“A ónde iremo a parai!”.

Aguá se ha meicao la gente


Como meicai bacalao,
Sin que se haiga catigao
Ese tráfico indecente.
Eto ta mur petilente
Con ese ejemplo inmorai
Y Dio sabe lo fatai
Que será diaquí a do saño,
Pue si to se echan ai baño,
“A ónde iremo a parai!”.

Ei día de San Damaso


Bino uno a comprai mi boto,
Y se aimó un gran aiboroto
Poique le di un garrotaso.
Si ei Gobieino no hace caso
De ese teje criminai,
Lo bueno debemo etai
Lito a ecaimentai lo malo
Y si no e ja fueise palo
“Adónde iremo a parai!”.

Con naidie quieo decusión


Poique mi pluma e pequeña
Y la eparencia me enseña
Que peideré la cuetión.
Trabajaré poi la unión
Dei Pia en generai,
Pue yo debo coperai
Ai adelanto y progreso
Y si to no tan por eso
“A ónde iremo a parai!”.

Boibiendo a lo candidato,
Compadrito, le diré,
Que eto ta si bien se be
Como do pie en un sapato.
Poique demo de barato
Que si uno llega a triunfai,
Lo jotro ban alegai
Que ha sío poi lo que ha sío,
Y si llega a aimaise un lío,
“A ónde iremo a parai!”.

Compadrito, jata dipué,


Besamano a la familia,
Y a mi comadre Cecilia
Que salú Dio me le dé.
Y a uté, compai, su meisé,
Que Dio lo libre de mai,
Pa que se puea safai
De entre lo diablo mañese;
Pero si aigo se no ofrece
“Adónde iremo a parai!”.

Juego Sucio Dei Rosario

1 Pueblo haitiano.
2 Que tiene dos frentes o dos caras.
LA EXPROPIACIÓN LEGAL

Según veo esta situación


Este país se acabó
Pues al comercio arruinó
La ilegal expropiación.
Hoy se encuentra la Nación
En un estado fatal
Pues el poco capital
Que el comercio poseía
Lo perdió el otro día
“Con la expropiación legal”.

Por aquella evolución


Por cierto injustificable
Hoy se encuentra miserable
Nuestra infeliz Nación.
Vino la revolución
Para librarnos del mal
Y sacarnos del breñal
Donde Peña nos metió
Pues lo que quiso lo halló
“Con la expropiación legal”.

Para hacer la expropiación


Y otras miles pillerías
Quitaron las garantías
Que da la Constitución.
Jamás hubo compasión
Por este pueblo fatal
El partido nacional
Que dicen ellos que son
Acabó a esta población
“Con la expropiación legal”.
No tan solo provisiones
Los bárbaros expropiaban
Sino que también tomaban
Miles cosas los tragones.
Por ejemplo, camisones,
Casimir, creas y percal,
Y como era natural
Expropiaban cosas finas
Para aviar sus concubinas
“Con la expropiación legal”.

Un Sánchez con tal franqueza


Llegaba a los almacenes
Para expropiarles sus bienes
Al comercio por la fuerza.
Tenían tanta fortaleza
Y la conciencia era tal
Que las piezas de percal
Que al comercio le expropiaban
Por peso y medio las daban
“Con la expropiación legal”.

La familia de Barreras
Conservaban dos jamones
Y allá fueron los tragones
A expropiarlos de carrera.
A una pobre panadera
Su suerte fue tan fatal
Que tenía por capital
Muy poca harina en su casa
Que también cayó en la maza
“Con la expropiación legal”.

Don Erasmo perdió un día


Medio barril de salmuera
Y no perdió macarela
Porque en el barril no había.
En su cocina tenía
Un cajoncito de sal
Y le dijo un general:
“Dispense la tragantina
Esto pasa a mi cocina
“Con la expropiación legal”.

A un venta o orillana
Un joven casi decente
Le expropió infamemente
Una maqueta de cera,
Una vieja pordiosera
Tenía un chivo en su corral
Y como era tan natural
Con esmero lo engordó
Pero también lo perdió
“Con la expropiación legal”.

Si al comercio reunían
Para quitarle dinero
Al Beltrán un prisionero
A él también lo requerían.
Mas después que conseguían
Que les dieran su metal
Como a un hombre criminal
Lo volvían a su prisión
Que perdió su posición
“Con la expropiación legal”.

Si salían al merodeo
Por estos campos cercanos
Cometían esos tiranos
Mil crímenes, pero feo.
Hubo cosa que el saqueo
Fue por cierto tan cabal
Que a señoras el dedal
De los dedos les quitaban
Y decían que así obraban
“Con la expropiación legal”.
A Gurabo Abajo fueron
Y al buen Duraney León
Hasta el lienzo del colchón
Esos diablos le trajeron.
Toda ropa le cogieron
Y sus muebles por igual
No dejaron ni señal
De frutos en su labranza
Perdiendo también su crianza
“Con la expropiación legal”.

La señora de León
Que tenía un altarito
De Atocha perdió un niñito
Y también un San Ramón.
Solo fue San Hilarión
Que en la Corte Celestial
Se escapó en un platanal
Porque andaba de paseo
También perdió un San Mateo
“Con la expropiación legal”.

Salió un jefe de guerrilla


Por allá a la Pontezuela
Y expropió una cazuela
Un tiple y una basinilla.
Cogió un fuste de una silla
Y lo puso en su morral
Cuando volvió el vendaval
Le dijo así a su mulata:
“Hoy si me lavé la pata
“Con la expropiación legal”.

Hombres buenos una porción


A prisión los redujeron
Los cuales nunca supieron
La causa de su prisión.
Prendía por precaución
El Gobierno liberal,
Y ellos mismos hallan mal
Que hoy se obre de ese modo
A lo que arruinaron todo
“Con la expropiación legal”.

Es imposible señores
Que relatar pueda yo
Lo que este pueblo pasó
Con esos expropiadores.
Entre todos los autores
Peña es el principal
Pues siendo tan liberal
Y con tanto patriotismo
Introdujo el comunismo
“Con la expropiación legal”.

Santiago, 1876
UN JERINGAZO

En la GACETA OFICIAL
He leído y celebrado
La moción de un diputado
Al Congreso Nacional:
“La deuda internacional
Dice el nene en su moción
Debía pagar la Nación
Cobrando a cada habitante,
Dos pesos, plata sonante
Para su amortización”.

Pero téngase presente


La gracia del diputado:
“Que estos dos pesos pagados
Deben ser, pero anualmente;
Que cinco años solamente
Que pague cada habitante
Con eso sería bastante
Para pagar los jamones
Que los patriotas tragones
Pretenden echarle el guante’’.

Y que nuestra población


Con tales contribuciones
En cinco años, tres millones
Producirá la nación.
Y no es mala la intención
Del diputado yaurumo;
Pues con esto me presumo
Que ellos tendrán noche buena,
Y desean para la cena
Coger abeja sin jumo.
También el buen diputado
(talvez sería por jarana)
La deuda franco-prusiana
En su moción ha citado;
El patriotismo ha pintado
De la Francia, gran nación!
Sin meditar el citón
Que aquellas contribuciones
No fueron para jamones
Ni para ningún mamalón.

Dos pesitos sin rodeos


Puede dar el buen Papá,
Porque él allá en Samaná
Dizque ejerce cinco empleos;
Y así con tantos mameos
¿Quién no le da a la nación
Directa contribución
De dos pesos anualmente
Si SEIS DUROS diariamente
Pesca en la diputación?

Déjese de eso, musié,


No presente más moción
Ni haga comparación
Como esa que ha hecho usté;
Pues aunque claro se ve
Que es usted un hombre honrado
Dirán, Señor Diputado,
que un Musié de Samaná
De la marrana enjaimá
Intente echarse un bocado.

Ay Musié VAYANDOS!
Solo siento de todo eso,
Que en todo ese Congreso
Como usted no se hallen dos.
Si se hallaran, ¡santo Dios!
Estaríamos ya de flores,
Pues dicen los habladores
Que en esa Legislativa
Para una lavativa
Es usted de los mejores.

Un adepto a LA TRINITARIA.
BIEN VENIDO SEA!

Santiago, 1884
A LA SEÑORITA URNA CAMILA
MI APRECIADA CANDIDATA:

Si tú quie pasai buen rato,


Mi cielo vota poi mí,
Que si tú me da jei sí
Yo seré tu candidato.
Tú sabe que soy ei pato
Pa tenei gente en mi fila
Y si quie viví tranquila
Dame una buena conteta
Que en yo empuñando esa teta
“Beberemo leche pila”.3

Ya vienen la jeleicione
Pa Presidente nombraime,
Y por eso quieo casaime
Pa que habemo ma tragone.
Y si entramo en relacione
Te asiguro, floi de tila,
Que ai momento te epabila
Gozando en mi compañía,
Y con mi boca paría
“Beberemo leche pila”.

Si me da tu corazón
Tu eposo siempre seré
Y a guto te mantendré
A cota de la Nación.
Y manque yo sea un Nerón
Un Jerode o un Atila,
Tú no te apure, Camila,
Que tendremo aduladore
Y en medio de tanto honore
“Beberemo leche pila”.

Un palacio te daré
Pa que viva ma ja guto
Manque le cause diguto
Ai memito Lucifé.
En un trono te pondré
Si atrá de mí te encarrila
Y si ei Paí se aniquila
Poique yo tire mur duro
Chinita, no tenga apuro,
“Beberemo leche pila”.

Ya tendremo un pai de coche,


Así cuete un capitai,
Pa que saigamo a pasiai
Y di ai tiatro de noche.
Y aunque el pueblo me reproche
Y diga que me afusila,
Tú no te apure, mi chila,
Que ete pueblo aguanta to,
Y mientra tanto, tú y yo
“Beberemo leche pila”.

Muchísimo criao tendrá


Con dificuitá mur poca,
Epantándote la moca
Cuando dueima en tu sofá.
Grande jepejo verá
En tu salone a la jila,
Y con mueble de otra ila
Tu palacio adoinaré;
Y aunque ei pueblo coicobé
“Beberemo leche pila”.

Una cama mur lujosa


Con moquitero de sea,
Te compraré pa que vea
Que te trato como a Diosa.
Tú será, poi Dio, mi eposa,
y mi ma duice Camila;
Poi ti cualquiei se ecandila
Bailando la jorominga,
Y si no anda con jeringa
“Beberemo leche pila”.

Yo te pondré en la plantilla
Y a tu familia también,
Pa que to vivamo bien,
¡Y que así no habrá quiquilla!
Y como e cosa sencilla
Ponei a una retajila
Yo tendré siempre en mi fila
Mucha gente de confianza,
Y pa jaitaino la panza
“Beberemo leche pila”.

Como no soy jarritranco


Y e grande mi tragadera
Mandaré dinero afuera,
Pa colocailo en un banco.
Pue como soy tan franco
Yo te lo digo, Camila,
En habiendo francachila
Y a no decí una guerra
Por allá en otra tierra
“Beberemo leche pila”.

En fin, candidata mía,


Mi guto e que no casemo,
Pa que entre lo do gocemo
De nuestra vaca paría.
Tú la verá flaca hoy día,
Poique tú sabe, Camila,
Que ella siempre se aniquila,
Cuando ei becerro ta fueite,
Pero como ella divieite,
“Beberemo leche pila”.

No sigo eta predución


Poi tenei poi lo presente,
Mi casa llena de gente
Vendiéndome su opinión.
Mándame tu corazón
Pa que mi aima te tranquila,
No venga a voiveite anguila,
Poniéndote rebalosa,
Que en yo empuñando la cosa
“Beberemo leche pila”.

Adió cajóbana mía,


Uina de mi corazón,
Mírame con compasión
Que en ti pienso noche y día.
Dame tu voto, mi vía,
Dámelo, poi Dio, Camila,
Y no tema a rompei fila
Como suena en el Cibao,
Que en fin con plátano asao,
“Beberemo leche pila”.

Si tú no me quie queréi
Poique tengo tanta tacha,
Yo te suplico, muchacha,
Vote poi Segundo Imbei.
Ese repeta la Ley,
Ese a naidie lo intranquila
Y ese sí que no aniquila
A nuetra enfelí Nación,
Y to en su aiministración
“Beberemo leche pila”.

Soy tuyo jata la mueite,


Maicelino Aimengoi

Santiago, 3 de mayo de 1844

3 Varias de nuestra gente a lo mucho llaman Pila.


EL GALLO CANELO, EL POLLO GUACAMAYO Y EL GALLO GIRO

Arriba, Gallo Canelo.


Pícalo en el buche, Gallo
Que el Pollito Guacamayo
Te ha venido a dar consuelo.
El Girito está en el suelo
Y le empiezan los temblores,
Por oír ya los rumores,
Que el Canelo en esta lucha,
Y muy buenos careadores.

Pica, Canelo, y no creas


Que tu triunfo no es bonito,
Que con la unión del Pollito,
El Giro se chaquetea.
No le vale su pelea
Ni tener buen careador,
Pues el Pollo es un primor
Verlo dar con la macana;
Y como es de cría vegana
Pica duro y es cortador.

Al frente, Gallo Canelo.


Que al Giro en esta revuelta,
Con solo una pata suelta
Lo volverá un bugañuelo,
Él saldrá, pero sin pelo,
Cuando le toquen la diana,
Y aunque vean cómo se afana
En luchar con mucho brío,
Ya tiene golpe y sumbío
Y una cañera botana.

Tiene dos golpes de chivo


De vaca uno también,
Y puntazos más de cien,
Que no sé cómo está vivo.
Ya no vale ser activo
Ni pescar con el anzuelo,
Porque ya el Gallo Canelo
y el Pollito triunfarán;
Pues que ya entre ambos están
En punto de caramelo.

El Giro está medio loco,


Y el pico ya se le fue,
Del ojo izquierdo no ve
Ni del derecho tampoco.
Ya de sangre tiene roco,
Ni tira, coje ni vuela,
Se le ha rompido una espuela,
Y por lo que está pasando,
Por eso es que estamos dando
Cien peso a un cabo de vela.

En la Línea y Puerto Plata


Tú tienes dos careadores,
Que hasta con agua de olores
Ya te frotarán la pata.
Pelea, que tu suerte es grata
En esta lucha formal,
Pelea, que ya tu rival
En esta lucha se acaba,
Y subirás a tu traba
Según la voz general.

Imbertistas y Moyistas

Santiago, 15 de junio de 1884


CATORCE CANDIDATOS Y MEDIO
PARA LA FUTURA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA

Al público hago saber


Que hay catorce candidatos,
O catorce hombres sensatos (?)
Patriotas, al parecer!
Y también una mujer
Que por su grande experiencia
Patriotismo e inteligencia
Quiere empuñar la batuta,
Y se desvela la astuta
Por llevar la presidencia.

Nada más no faltaría


Para remate de cuenta,
Que esa buena Presidenta
Empuñe esa bobería.
Fatal eres, Patria mía,
Más que todas las naciones,
Pues no solo tiburones
Anhelan tragarte entera,
Que hasta una tintorera
Te quiere dar mordizcones.

Buen negocio debe ser,


Para el de poca conciencia,
Empuñar la presidencia
Y al momento enriquecer.
El que ambiciona el Poder
Y buscándolo se ve,
No obra de buena fe
Ni por puro patriotismo;
Todo es para sí mismo,
Y para la Patria, añé!

Para obtener la elección


Hacen hoy miles ofertas,
Las cuales serán cubiertas
Cuando empuñen el bastón.
Las rentas de la Nación
Aitelele quedarán
Porque si ofreciendo están
Lo que pueden producir,
El país se ha de hundir
Y jamás irá anavan.

No faltan ya candidatos
Que por cumplir sus deseos
Están ofreciendo empleos
Y haciendo miles contratos.
A la Patria esos ingratos
Arruinarán, por supuesto,
Porque si no dan buen puesto
Al que ayudó a la elección,
Le darán su asignación
Aumentando el presupuesto.

Así dijo un candidato:


“Chico, trabaja por mí,
Que en empuñando el bibí4
No seré contigo ingrato.
Tú sabes que soy el pato
Y hombre de mucha idea,
Y el que por mí se menea
No me paro por dinero,
Porque dicen que del cuero
Siempre sale la correa”.

Por empuñar la macana


Hacen hoy ofrecimientos,
De introducir cargamentos,
Sin derechos en la aduana.
La Patria dominicana
Bastante que ha progresado,
Y será hasta un pecado
Que suba otro al poder,
Y venga a descomponer
Lo que otros han arreglado.

El deseo de la Nación
Es reelegir al presente,
Pero este buen Presidente
Se niega a la reelección;
Pues con sobrada razón
Ha dicho este general
que el Pacto Fundamental
Siempre será respetado,
Ni jamás será tocado,
Ni dará un ejemplo igual.

Santiago, enero de 1884

4 Llaman bibí al juego del embudo, que lo ancho es siempre para el banco y lo angosto
para los puntos.
LA CONFORMIDAD

Qué le importa al labrador,


Al comercio y al artesano,
Qué le importa a un ciudadano
Que triunfe Diego o Melchor?

Qué le importa a un ser viviente


Que viva de su trabajo,
Que dos queden por debajo
Y otro suba a Presidente?
Qué importa que un pretendiente
A ese puesto sea acreedor,
Y no salga triunfador
En la urna electoral?
Así salgan bien o mal
Qué le importa al labrador?

Qué importa que a la Nación


La gobierne un Presidente,
Llámese Diego o Vicente
Con tal que reine la unión?
El Presidente en cuestión
Si es honrado ciudadano
Lo mismo es que sea Fulano
Que Zutano o Perenzejo;
Esto solo es un consejo
Al comercio y al artesano.

Lo que a todos nos importa


Es sostener dignamente,
Al que salga Presidente
Porque mucho bien reporta.
Y a todo el que se porta
Como buen dominicano
Así sea el diablo y su hermano
Pero que reine la paz,
Que lo que es por lo demás
Qué le importa al ciudadano?

No quedemos desunidos
Por los consejos de alguien
Que los grandes quedan bien
Y los chicos afligidos,
Los Jefes grandes unidos,
Quedarán que es un primor
Y se pagan lo mejor
Que ha gastado cada cual;
Y así por eso es igual
Que triunfe Diego o Melchor.

Un Ciudadano

Santo Domingo, 18 de abril, 1884


CORROBORO, CORROBORO

—Dime, querido Vidal,


Ya que eres medio letrado,
Para ser buen diputado
A un Congreso Nacional,
Debe ser hombre legal
De inteligencia y decoro?
—No seas penguiche, Teodoro,
Que para a un Congreso ir
No hay más que saber decir:
Corroboro, corroboro.

Si es así, amigo Vidal,


Yo tengo un loro educado,
Que sería buen diputado
A un Congreso Nacional.
Pues él aunque es animal
No se venderá por oro,
Y sabe tanto mi loro
Que si uno habla por allá
Él contesta por acá:
Corroboro, corroboro.

Tiene otra condición


Que no le gusta el jamón
Porque lo encuentra salado.
Y sería buen diputado
Porque, tú no crees, Teodoro,
Que es pillería y desdoro
Y para ser más honrado
Comer tanta salazón
Para hundir más a la Nación?
Corroboro, corroboro.
—Pues, Vidal, a mi entender
Creí que los diputados
Eran patriotas y honrados
Y de bastante saber.
Que el pueblo sabía escoger
Hombres serios como un toro,
Y nunca elegir a un moro
Para que sea mal cristiano,
No es así, querido hermano?
Corroboro, corroboro.

En los Gobiernos pasados


los Jefes que gobernaban
Ellos mismos arreglaban
Moldes para diputados.
Y algunos salían dañados
Pues no servían para coro,
Pero otros, créalo, Teodoro,
Que antes de al Congreso ir
Los enseñaban a decir:
Corroboro, corroboro.

—Pues hoy no fumamos eso,


Porque en sacudiendo el saco
Que tenemos en el caco,
Abur, amable Congreso.
Cuándo comerás más queso!
Y jamón en plato de oro!
Cuándo causarás más lloro
Al país en general!
No es así, amigo Vidal?
Corroboro, corroboro.5

Otro Burro Más

Jánico, 29 de diciembre de 1884

5 A PROPÓSITO DE CORROBORO.— No recuerdo en qué pueblo de la República fue


que eligieron un diputado al Congreso, y después de elegido le pusieron un maestro para
enseñarlo a decir “corroboro”. Cada vez que el maestro le daba la lección, le decía: Mira,
para que no se te olvide, corroboro, corroboro, corroboro. Tenía, el diputado en cuestión,
una memoria tan feliz que solo un mes necesitó para aprenderse la lección, la cual,
durante el viaje de su pueblo a la capital, repetía diciendo: “para que no se te olvide,
corroboro, corroboro, corroboro. ¡Bien!
Ya en el Congreso, y tan pronto como dejara la palabra un diputado mejor elegido, se
levanta nuestro héroe, diciendo: “me dejan meter el pico?”. Comprendiendo el Presidente
del Congreso la significación de estas palabras, le contestó que sí, que tenía la palabra. El
diputado después de toser quince veces, escupir y pasarle el pie a lo que había escupido, se
tiró del fondillo, que tenía prendido entre peña y peña, se alzó los pantalones, y dijo:
Señores: como mi vale, el que acaba de hablar, él y yo somos... así... (juntando los dos
índices) para que no se te olvide socorro! ¡socorro! socorro!
El Congreso se alarmó y hubo tamaña barahúnda, unos sacaban sus revólveres, sus
puñales otros y creyendo que el diputado, que estaba frente a la escalera del edificio, había
visto subir a algunos hombres armados con intenciones hostiles; pero este al ver que él era
la causa de semejante alboroto, gritó: alto! señores, alto! que me he equivocado; yo no he
querido decir socorro, yo he querido decir: “correburro”.
Un amigo de este le contestó: tampoco es así colega, usted querrá decir corroboro, no es
así? Sí, señor, justamente, eso es lo que yo quería decir, y se me había olvidado.
Es pues necesario que todos los pueblos de la República tengan presente esta circunstancia
para que cuando vuelvan a ofrecerse elecciones para diputados, elijan hombres
inteligentes y dignos de ocupar tan delicado puesto, para abolir para siempre a los
correburros.
LILÍS EN LA PUERTA DE LA IGLESIA MAYOR
DONDE FUE SEPULTADO Y EN DONDE DICEN SALE PENANDO

A la Guardia Nacional de Santiago

En la puerta de la Iglesia
Dicen que sale Lilís,
Preguntándole al que pasa
Cómo se encuentra el País.

Y una vieja que lo vio


Le dijo a ese condenado,
“El país que tú has matado
Y en tus manos se arruinó,
Un buen gobierno encontró
Que la gente buena aprecia,
Pero nunca lo desprecia,
Como a tu maldito mando,
Que por eso estás penando
En la puerta de la Iglesia”.

“Ahora no hay bancarrota


Ni mamerum sempiterno,
Porque hoy figura un gobierno
Honrado, noble y patriota.
Ya nadie coge ni bota
Ni un solo maravedí”;
La vieja le dijo así,
Pero hay también testigos,
Que llamando a sus amigos
Dicen que sale Lilí.

“Ya no se dan concesiones,


Privilegios ni franquicias,
Ni se tratan con caricias
A los empleados ladrones.
Ni libres importaciones
Ya recibe nadie en masa,
Ni hay de comercio casa
Que sacrifique al Estado,
Ni hay un diablo condenado
Preguntándole al que pasa”.

“A nadie ya se castiga
Como tú cuando eras rey,
Que pisoteabas la ley
En obsequio de la intriga.
Por capricho no hay quien diga
Que hoy padece un infeliz,
Porque ya no es un Lilís
El que se halla en el poder;
Con que ya tú puedes ver
Cómo se encuentra el País”.

Qué diablo de vieja!...

Santiago, 19 de marzo de 1900


LOS MANGOS BAJITOS

Al simpático y popularísimo “Listín Diario”,


el periódico más interesante y de más
circulación que ha tenido el país

Vamos a ver lo que dice don Martín Garata.

Dice don Martín Garata,


Persona de alto rango,
Que le gusta mucho el mango
Porque es una fruta grata.
Pero treparse en la mata
Y verse en los cogollitos,
Y en aprietos infinitos...
Como eso es tan peligroso,
Él encuentra más sabroso
Coger los mangos bajitos.

Don Martín dice también


Que le gusta la castaña,
Pero cuando mano extraña
La saca de la sartén,
Y que se la pelen bien
Con todos los requisitos;
Pero arderse los deditos
Metiéndolos en la flama,
Eso sí que no se llama
Coger los mangos bajitos.

Por eso la suerte ingrata


De la Patria no mejora
Porque muchos son ahora
Como don Martín Garata,
Que quieren meterse en plata
Ganando cuartos mansitos
Con monopolios bonitos,
Con chivos o contrabando,
O así, de cuenta de mando,
Coger los mangos bajitos.

Cuando hay revolución


Maña es la más antigua,
Despachar a la manigua,
De brutos a una porción.
Que al mandarlos algún don
Ya se marchan derechitos,
Y los dones quietecitos
Cada cual queda en su casa.
Para cuando todo pasa,
Coger los mangos bajitos.

Cuando el toro está plantado


Se verán miles toreros,
Allí en los burladeros
Con el pitirrio apretado.
Cuando el toro otro ha matado
Al punto salen toditos,
Echando vivas a gritos
Y a empuñar buenos empleos,
Que son todos sus deseos
Coger los mangos bajitos.

Dejen ya la maña vieja


De mandar al monte gente,
Para tumbar presidente
Sin dar motivos de queja;
Que la prudencia aconseja,
Que vivamos tranquilitos,
Como buenos hermanitos,
Que mucha sangre ha costado
Y la ruina del Estado
Coger los mangos bajitos.

Y que vean lo que ha costado


La tumba de dos poderes,
Que han muerto miles de seres
Que la tierra se ha tragado.
Cuántas viudas no han quedado,
Y huérfanos infinitos!
Cuántas miserias y gritos!
Y cuánta sangre correr!...
Por unos cuantos querer
Coger los mangos bajitos.

Ahora lo que han de hacer


Echarlo todo al olvido,
Y al Presidente elegido
Ayudarlo a sostener.
Y evitar que vuelva a haber
Más viudas y huerfanitos,
Más crímenes y delitos
Y lárguense a trabajar,
Los que quieren, SIN SUDAR,
Coger los mangos bajitos.
Viva la paz! Viva la unión! Y abajo los cogedores de mangos bajitos! Allé,
Allé, a buscar qué hacer, y dejen al País tranquilo!

Santiago, mayo 18 de 1903


A LOS QUE LES CAE LA CHUPA QUE SE LA PONGAN

Al valiente y muy liberal Don Carlos Morales,


Gobernador de Puerto Plata

Parece que suele haber


Todavía tan mala gente,
Que por gusto solamente
Más sangre quisiera ver,
De la que ha corrido ayer;
Pues no falta quien desea
Que haya guerra y más pelea
Por deseos de ciertos nenes,
Que a la fuerza sea Jimenes
El dueño de la hicotea.

Pero puede ser que no


Sea todo lo que pretenden
Porque ellos mismos comprenden
Que Jimenes renunció,
Y él mismo fue que apoyó
A Wos y Gil y Deschamps,
Y unidos los tres están
De la mejor buena fe,
Y los tres como se ve
Por la Patria mucho harán.

Lo que hay que a cierta gente


Ya la paz no le conviene,
Ni mucha cuenta le tiene
El vivir tranquilamente;
Porque la paz no consiente
Que el País se vuelva escombro,
Ni hace ver con tanto asombro
A millares de holgazanes,
Cometiendo mil desmanes
Con la carabina al hombro.

Ni la paz, como es tan buena


No permite que en cantones,
Engorden los mamalones
Con chivos y vaca ajena.
Ni consiente a gente llena
De salud y lozanía,
Tirándose cada día
Algunos mangos bajitos
De los dollars mansitos
Que no es una tontería.

Y es bueno de ir tratando
De ver si la paz impera,
Que vivir de esa manera
Continuamente luchando
Y a la nación acabando
Con guerras encarnizadas,
Como han sido las pasadas
Terribles y desastrosas,
Por cierto que no son cosas
... De gentes civilizadas.

Démosle tiempo sobrado


Al Gobierno superior,
Para que pueda mejor
Ocuparse del Estado,
Y ver todo encarrilado,
Que es lo que más se desea,
Y olvidar la inicua idea
De vivir continuamente
Desgarrándose la gente
De la manera más fea.

El Gobierno Gil Deschamps


Se compone de hombres buenos,
Y de patriotismo llenos
Como pruebas dando están.
Que se empeñan con afán
De su cumplimiento fiel
Los ministros Despradel,
Brache, Deetjen y Polín,
Como los demás, en fin,
Ministros que están con él.

Por eso, qué más se quiere?


Qué diablo más se desea?
Para que el país se vea
Como el orden lo requiere.
Y es bueno que el pueblo espere
Lleno de fe y confianza
Y abrigando la esperanza
Que tanto Gil y Deschamps
A la Patria colmarán.
De gloria, paz y bonanza.
Y no atraquen mucho ai probe Gobieino con la fajá, que ta ma jarrancao
quei cantoi dei Yaque.

Santiago, 19 de junio de 1903


LOS DOS COMPADRES

Ola! compai Juan de Mata!


De a ónde biene tan contento?
—Compai, en ete momento
Yo bengo de Pueito Plata.
—Y qué noticia tan grata
Trae uté de nuestro asunto?
—Compai Bla, sobre ese punto
Que Imbei ya güele a jamín,
Pero ei diablo dei Billín,
Compai, ya jiede a difunto.

—Ofrécome a San Jamon!6


Angele ji Zerafine!
Conque ya siño Billine
Etá tocando ei biolón?
—Sí compai, sin ton ni son;
Y que si no se boitea
Ba a jallaise en una fea
Poique ya a lombre Imbei
No hay quién le quite ei Podei
Ni con pimienta e guinea.

Y júrelo uté, compai,


Si ei canelo mete el pico,
No hay coidón de San Francico
Ni la aguja de aimariai,
Que le quite de triunfai,
Poique Segundo en su fila
Tiene mucha gente, pila,
Y hombre to de campanita,
Que no se ban de alita
En abiendo francachila.
—Compai Bla, uté ha de crei
Que Segundo ta fondiao,
Pue jaquí en ei Cibao
Todo ei mundo ta por ei.
Poique ese no ba a querei
Pagai lo siete millone
Que allá en la jaita regione
Etán mucho poi anchai;
Pero no lo han de lograi
De esa pueica lo riñone.

—Compai, y de esa marrana


Qué dice nuetro Con...grueso?
—Que aiguno tenían su güeso
Para rullilo con gana;
Pero otro de aima sana
No quisién del animai,
Poique lo podía ajitai
Como ya ajitao a mucho,
Y eto según ecucho
Sin llegailo ni aprobai.

—Compai, y de esa marrana


Acábeme de contai.
—Ando de pronto, compai;
Yo le contaré mañana.
Ai pueblo en eta semana
Hemo de comparecei
Poique bamo a recogei
To lo tullío poi doquiera
Y llebailo ata en litera
Pa que boten por Imbei.

—Ofrécome a San Grabiei!


Conque ata lo probe tullío!
—Sí compai, poique hay un lío
Que ma taide hemo de bei;
Y solo Segundo Imbei
Y Moya lo puen desatai
Poique se trata, compai,
Según quien lo mamalone
Que paquen siete millone
Sin debei la Patria un reai.

6 Mi compai Harmont, el de los siete millones.


PATRIÓTICAS
AL PUEBLO DOMINICANO

Se dice que Salomón


El tirano de Occidente
Pretende venir a Oriente
A invadir nuestra Nación.
Y aunque deseamos la unión,
Y paz con el pueblo haitiano,
Si así lo quiere el tirano
Encontrará ese maldito,
Una torre de granito
En cada dominicano.

Pues cuando suene el cañón


De alarma en toda esta tierra,
Marcharemos a la guerra
Con valor y decisión.
Y todos sin distinción
Como dignos ciudadanos,
Iremos lo más ufanos
Con afilados machetes,
Para trozar a las huestes
De los intrusos haitianos.

Ya nuestros bravos están


Sus machetes afilando,
Y los rémingtons limpiando
Cada uno con afán.
Y cuando pise el caimán
En tierra dominicana
No quedará una sabana,
Donde hubiere la pelea,
Que cada paso no sea
Una sepultura haitiana.
Que invada Haití, no tememos,
Pues de entre bosques y lomas,
Como si fueran palomas
A sus hordas cazaremos.
Y así que el mando escuchemos
De “muchachos! arma blanca!”
Si no hallan salida franca,
Trozaremos los mañeses
Por mitad, como otras veces
Y la victoria es sin manca.

Al pie de ese pabellón


Que una cruz nos deja ver,
Hemos jurado vencer
O morir por la Nación.
Y aunque venga Salomón
Con todo Haití contra ella,
Jamás en nuestra Quisqueya
Tremolará otra bandera,
Más que esa imperecedera
De Duarte, Sánchez y Mella.

En fin, vuelvo a repetir


Que guerra no la queremos,
Pero no la rehusaremos
Si nos vienen a invadir.
Debemos todos morir
Con las armas en las manos,
Antes que ver los haitianos
Repitiendo con ahínco
La escena del año cinco
En pueblos dominicanos.

Un Patriota

Santiago, 16 de diciembre de 1884


EL 27 DE FEBRERO

A este pueblo santiaguero


La Patria dominicana,
Invita para mañana
VEINTISIETE DE FEBRERO.
Lo mismo a todo extranjero
Se invita en esta ocasión,
Para la celebración
De esta fecha, que la historia
Conserva llena de gloria
Respeto y veneración.

Cuarenta años, ciudadanos,


Mañana justos tendremos,
Que el digno nombre tenemos
De LIBRES DOMINICANOS.
Entonces fue, mis hermanos,
Que allá en la Capital
Con un valor sin igual
De valientes un puñado
Por ellos fue enarbolado
¡Nuestro emblema nacional!

Cuarenta años igualmente


Tendremos, gracias al cielo!
Que se arrojó de este suelo
A los cafres de Occidente;
Y nuestro pueblo valiente
Con heroísmo y lealtad
Y mucha solemnidad
Nuestro emblema enarboló,
Y de rodillas juró:
Morir por la libertad.
Veintidós años, hermanos,
Pasó nuestra Patria amada
Bajo el yugo y avergonzada
De los bárbaros haitianos;
Pero dignos ciudadanos
Guiados por la Providencia,
Con valor y resistencia
A los intrusos botaron,
Y a nosotros nos legaron
LIBERTAD, INDEPENDENCIA.

Así es, pueblo guerrero


Que siempre tendréis presente
A todo prócer valiente
Del VEINTISIETE DE FEBRERO.
Y que sea imperecedero
Por siempre en nuestra Quisqueya,
Los dignos nombres de MELLA,
De SÁNCHEZ, PÉREZ y DUARTE,
Y otros más por otra parte
Que nos dieron Patria bella.

Y también debes tener,


Por siempre en vuestra memoria
De los SALCEDO la gloria
De los BIDÓ y de IMBERT.
Héroes tienen que ser
Del VEINTISIETE DE FEBRERO,
Pues al Cibao todo entero
Estos jefes pronunciaron
Y a FEBRERO secundaron
Con patriotismo y esmero.

Y es preciso que la Historia


En esta fecha recuerde,
A los hermanos Valverde,
Dignos de eterna memoria.
Pues también cupo la gloria
A estos buenos patricios
De prestar grandes servicios
En pro de la INDEPENDENCIA,
Con honradez y decencia
Y con miles sacrificios.

Ahora no me falta más


Que deciros, ciudadanos,
Que vivamos como hermanos
En unión y santa paz;
Que no volvamos jamás
A vivir en desunión,
Por si acaso esa nación
Con nuestro país se mete,
Darle colín y machete
Hasta que digan: perdón!

A todos siempre nos toca


Recordar el desastroso
Degüello tan horroroso
De este Santiago y de Moca.
Los cafres de grande boca
Y de bembes de soleta,
Cogían los niños de teta
Y al aire los arrojaban
Y al caer los aparaban
En aguda bayoneta.

Esos diablos infernales


El año cinco quemaron
A Santiago, y degollaron
Miles seres racionales.
Diez curas en los Portales
Todos fueron ahorcados,
Y otros asesinados
De la iglesia en el altar,
Sin dejarlos terminar
La misa, esos condenados!
Los infames degollaban
A los de familia padres,
Y en presencia de las madres
A sus hijas las violaban;
A nadie pues, respetaban,
En estos pueblos cristianos
Pero hoy, dominicanos,
Debemos todos decir:
Morir, cien veces morir!
primero que ser haitianos!

Santiago, febrero 26 de 1884


EL 27 DE FEBRERO (II)

Al Señor don Rafael de J. Espaillat,


hijo del Egregio Patricio
don Ulises Francisco Espaillat

Señores, no hay por ni pero,


Sino que con fantasía,
Es preciso honrar el día
Veintisiete de Febrero.
Y tú, pueblo santiaguero,
O del Yaque la Señora,
Debes recordar ahora
También la de Marzo treinta,
Que en la lucha más sangrienta
Fuiste tú la vencedora.

Cuando en tu bella sabana


Por cierto se presentó,
El insolente Pierró
Con su gran falange haitiana
Y tú, ciudad espartana,
Le diste tan duro ataque
Al atrevido invasor,
En las orillas del Yaque,
Que fue a llorar su dolor
Del lado allá del Masacre.

Y tus hijos que en Beler


Y en Sabana Larga fueron
Los que más se distinguieron
Cumpliendo con su deber,
Por todo eso ha de ser,
En festejar con esmero,
Ese gran día de Febrero,
Pues de ahí es que dimana
La Patria dominicana
Y ser libre un pueblo entero!

Y que no es bueno olvidar


Una fecha así tan bella,
Que a nuestra digna
Quisqueya Libre la hizo llamar.
Y que esto haga recordar
A los libres ciudadanos
Que vivamos como hermanos,
Para morir combatiendo
Contra los que estén creyendo
Fácilmente echarnos mano.

Más vale pobres vivir


Y ser libres con exceso,
Que con pie en el pescuezo
Llenos de oro lucir.
El tiempo no ha de seguir
Como está por el presente,
Pues cuando pasa realmente
De tabaco la cosecha,
La cosa se pone estrecha,
Pero vuelve floreciente.

Conque vamos, santiagueses,


Con toda magnificencia
La fecha de referencia
Honremos como otras veces.
Para que vean los musieses,
Y también el mundo entero,
Que el patriotismo sincero
Del pueblo dominicano
Se conserva siempre sano
Y por siempre duradero.
Vivan los Próceres de la Independencia! —Viva el Gobierno de la
Nación! —Viva el Gobernador Pedro Pepín! —Y vivan eternamente en
nuestra memoria todos aquellos que ofrendaron sus vidas e intereses por
el bien de la Patria!

Que así sea.

Santiago, febrero 27 de 1899


¡VIVA EL 16 DE AGOSTO! ¡VIVA LA RESTAURACIÓN!

Patriotas dominicanos!
Estar bien llenos debéis,
Para AGOSTO EL DIEZ Y SEIS
Salir alegres y ufanos.
Y con banderas en manos,
Con orden y animación,
A esta heroica población
Con placer alegraremos
Y todos repetiremos,
“¡Viva la Restauración!”.

De vuestro grande heroísmo


Esperamos ver blanqueadas
Vuestras casas y adornadas
En prueba de patriotismo;
Y toda calle lo mismo
Adornad con profusión
Que la música y el cañón
Por ellas veréis paseando,
Y todo un pueblo gritando
“¡Viva la Restauración!”.

Las cornetas y tambores


Por las calles tocarán
El muy alegre anyanyán
Cuyayas y otros primores.
“¡Vivan los Restauradores!”.
Dirán todos a Monción,
Rodríguez, Cabrera, Catón,
A Pimentel y Pepillo,
Héroes de Capotillo”
“¡Viva la Restauración!”.
El 15 habrá una gran diana
De la banda acompañada
Y una solemne alborada
A las tres de la mañana.
Los repiques de campanas
Y estampido del cañón,
Harán que esta población
Se ponga en gran movimiento,
Para decir al momento:
“¡Viva la Restauración!”.

Después de ya concluida
La diana todos saldremos
Y alegre paseo daremos
Por las calles enseguida;
Nuestra banda distinguida
Que honrará esta diversión
El HIMNO de la Nación
Por las calles tocará,
Y el pueblo contestará:
“¡Viva la Restauración!”.

La plaza de armas será


De árboles toda sembrada
Y en la noche iluminada
Gran retreta se dará.
Fuegos de artificio habrá
En esa grande función
Lindos globos una porción
A menudo elevarán,
Con letreros que dirán:
“¡Viva la Restauración!”.

Por la noche, y a las doce,


La artillería anunciará
Que el 16 está ya
En función y pleno goce;
Y todo aquel que repose
En su mullido colchón
Saldrá, pues, sin dilación
A obsequiar el nuevo día
Y a decir con alegría:
“¡Viva la Restauración!”.

También con grande alborada


Se festejará este día
Con salvas de artillería
Y una diana bien tocada;
No habrá campana callada
Ni música ni cañón
Que a todos no dé razón
De que llegó el DIEZ Y SEIS,
Para que todos voceéis:
“¡Viva la Restauración!”.

Con salva de artillería


Solemne TE-DEUM habrá
Y concluido se verá
Un gran refresco ese día
Brindis y mucha alegría
Habrá en esta reunión
Y para más diversión
Con música pasearemos
Y a un tiempo todos diremos:
“¡Viva la Restauración!”.

Más salva de artillería


Por la tarde ya se oirá
Y en la plaza de armas habrá
Función ecuestre ese día;
La maroma o alegría
La pagará la nación,
Para que esta población
De guagua la pueda ver
Y como todo es placer
“¡Viva la Restauración!”.
Por la noche habrá retreta
Y fuegos artificiales
Bailes, disfraz, atabales
Y un toro pero con beta.
Cantinas y cantaletas
Habrá sin comparación
Y en toda esta confusión
Se oirá por doquiera así:
“Viva el general Lilí!”
“¡Viva la Restauración!”.

Que vive el Gobernador!


Digno general Guelito,
Dirá este pueblo bendito
Con entusiasmo y calor.
Y por dar tanto esplendor
PERICO a esta gran función
Le dirá esta población
¡Viva el Comandante, en fin,
De Armas, Pedro Pepín,
“¡Viva la Restauración!”.
SOCIALES
“EL NEGRO TRAS DE LA OREJA”

Como hoy la preocupación


A más de una gente abruma
Emplearé mi débil pluma
Para darle una lección;
Pues esto en nuestra Nación
ni buen resultado deja
eso era en la España vieja
Según desde chico escucho,
Pero hoy abunda mucho
“El negro tras de la oreja”.

Todo aquel que es blanco fino


Jamás se fija en blancura,
Y el que no es de sangre pura
Por ser blanco pierde el tino.
Si hay baile en algún casino
Alguno siempre se queja,
Pues a la blanca aconseja
Que no baile con negrillo;
Teniendo aunque es amarillo,
“El negro tras de la oreja”.

Falta sí a la obligación
Negarse una señorita
A bailar cuando la invita,
Sea quien sea, en un salón.
El que tiene invitación
Ninguna sospecha deja
De que sea mala pareja,
Pues allí lo han invitado,
Aunque tenga remachado
“El negro tras de la oreja”.
El blanco que tuvo abuela
Tan prieta como el carbón,
Nunca de ella hace mención
Aunque le peguen candela.
Y a la tía Doña Habichuela,
Como que era blanca vieja
De mentarla nunca deja;
Para dar a comprender
Que nunca puede tener
“El negro tras de la oreja”.

De la parienta Fulana
El pelo siempre se mienta;
Pero nunca la pimienta
De la tía siña Sutana,
Por ser muy blanco se afana
Y del negro hasta se aleja,
Nublando siempre una ceja
Cuando aquel a hablarle viene,
Porque se cree que no tiene
“El negro tras de la oreja”.

Ahora la gente dique


Llaman a los preocupados
Los biscochuelos lustrados
Con melado de alambique.
Y por Dios que causa pique
Creer que hay gente... coneja
Cuando no hay persona vieja
Que ya no haya contado
De aquel que tiene pegado
“El negro tras de la oreja”.

El que se crea preocupado


Que se largue allá a La Habana,
Que en tierra dominicana
No le da buen resultado.
Y el biscochuelo lustrado
Aunque sea con miel de abeja,
No dé motivo de queja
Que todo esto es tontería,
Pues está a la moda hoy día
“El negro tras de la oreja”.

15 de julio de 1883
LA ESCASEZ DE ARROZ EN ESTA CIUDAD

Señores, qué cuento es ese


Que el durí está por su cuenta
Que este pueblo se lamenta
Que viene un día y se aparece
Y después desaparece
En lo que uno dice fo
Y al ver que ya se acabó
Vuelven las majaderías
En todas las pulperías:
“Marchante, uté tiene arró?”.

Si le llega arroz a Batlle


O sea a Chichí Pastoriza
Cualquiera se atemoriza
Verlo vender al detalle.
La gente grita en la calle
Ya llegó el arró! llegó!
Otra vez vuelve la gente,
Pero al decir se acabó
A preguntar, tristemente,
“Marchante, uté tiene arró?”.

Como loca está la gente


Por comer durí grene1
De si llega ese mucié
Todo el mundo está pendiente.
Por eso inmediatamente
Saben que el arroz llegó
Y el que pronto no acudió
Por andarse tongoneando
Anda loco preguntando:
“Marchante, uté tiene arró?”.
Señores Ginebra y Batlle
Pedro Guzmán igualmente
Necesitan mucha gente
Para venderlo al detalle.
Y después que no se halle
Porque al momento voló!
Para decir se acabó
Tres personas han de estar
Porque es mucho preguntar:
“Marchante, uté tiene arró?”.

Cuando allí lo están vendiendo


Ese arroz tan deseado,
Aquello es demasiado
Pues el bullicio es tremendo.
El que compró va saliendo
El que va a comprar entró
Pero aquel que no alcanzó
Con su fundita vacía
Se llega a otra pulpería:
“Marchante, uté tiene arró?”.

En los casos mencionados


Hemos tenido la suerte
De comprar a medio fuerte
Libras de arroz bien pesadas.
Pero en algunas malvadas
En este pueblo se vio
Que el que sus sacos guardó
Vendió la libra a peseta,
Porque oía la cantaleta:
“Marchante, uté tiene arró?”.

Como ahora el batimento


Por la seca no aparece
Cuando el arroz se aparece
Se concluye en el momento.
Y el usurero avariento
Que algunos sacos guardó
Con usura los vendió
A criaturas desvalidas
Que llegaban afligidas
“Marchante, uté tiene arró?”.

Ahora es que uno ve


La falta que hace ese grano,
Para comer a los haitianos
Pua rus y durí grene2
Con el banan bucané3
Y un poco de pura congó4
Pero ahora sí que no
Puede anchar el pobrecito
Porque solo se oye el grito:
“Marchante, uté tiene arró?”.

En fin esta población


Le desea muy buena suerte
Al que arroz a medio fuerte
Le vendió por compasión.
Y por el mal corazón
Del que usura cometió
Le desea este pueblo y yo
Que en durmiendo el sueño eterno,
Le digan en el infierno:
“Marchante, uté tiene arró?”.

Y Dios como ya no espera


A quien la debe pagar
Alguno lo ha de purgar
En la tierra antes que muera.
La justicia verdadera
Del que en la cruz padeció
Hará que aquel que trató
Al pobre con tiranía
Tenga que decir un día:
“Marchante, uté tiene arró?”.

Octubre 20, 1885

1 Haití: arroz graneado.


2 Frijol colorado (Haití).
3 Plátano asado (Haití).
4 Guandules (Haití).
ENTRE LUCAS Y JUAN MEJÍA
(REFRÁN)

Al Señor don Ulises Espaillat, dueño


de la espléndida farmacia “La Normal”,
calle del Sol No. 61.

Señores, ya si es verdad
Que se acerca el fin del mundo,
Con este sufrir profundo
Y tanta calamidad.
Y ahora que la bondad
de Dios, Jesús y María,
Con cánticos de alegría
Para el cielo se marchó,
A los pobres nos dejó
Entre Luca y Juan Mejía.

“Lucas” son los comerciantes,


“Juan Mejía” los campesinos,
que cual fieros asesinos
Se trozan esos marchantes,
Los que no son habitantes
Ni especulan hoy en día
Con frutos ni mercancía,
Pagan hoy las consecuencias,
De esas grandes divergencias
Entre Luca y Juan Mejía.

El comercio importador
Batalla con más pujanza,
Por tener tan buena lanza
Como la del labrador.
El terrible agricultor
Le embiste con energía
Al que vende mercancía,
Y en pelea con todos entra;
Mal está el que se encuentra
Entre Luca y Juan Mejía.

Los pobres no encuentran brecha


En esta crisis malvada,
Porque tienen remachada
Con siete clavos la mecha.
El que nada no cosecha
Ni su animalito cría,
Ni tiene su bobería,
Ese no puede vivir,
Porque tiene que morir
Entre Luca y Juan Mejía.

En tiempos tan infernales


Se quejan los artesanos,
Que ya no mueven sus manos,
Por caros los materiales.
Y, además, que en tiempos tales
De tristeza y agonía,
Por tan grande carestía
No hay quien estrene ya,
Porque el mundo está
Entre Luca y Juan Mejía.

Y si es el que tiene oficio


O el que vive de su arte,
El alma hoy se la parte
Sin el menor beneficio.
Todo le causa perjuicio,
Jeringa y majadería,
Por no encontrar todavía
El nivel correspondiente,
Que existe por el presente
Entre Luca y Juan Mejía.
Del sueldista no se diga
A menos que alguna ganga
Le gotee en la remanga
A quien Dios se la bendiga.
Pues de no, el que no figa
Y en sueldo solo confía,
Lo revienta la herejía,
La usura y tanta crueldad,
Que gozan de inmunidad
Entre Luca y Juan Mejía.

Pero nada hay que temer


Mientras que el grande Lilís,
Se encuentre en nuestro país
Con las riendas del Poder.
Pues el que ha podido hacer
O dar con sabiduría,
Paz, progreso y garantía,
Y de bien así un conjunto,
Pronto arreglará ese asunto
Entre Luca y Juan Mejía.

Y que así sea.

Santiago, 26 de abril de 1899


LAMENTOS DE UN ENFERMO

Estoy enfermo señores


De curarme no hallo el medio
Pues aunque me hago remedio
Siempre siguen mis dolores.
Curanderos y doctores
Con mi mal ninguno atina
La Providencia Divina
Calmará mi mal profundo
Porque veo que en este mundo
Ya no encuentro medicina.

Cuantos llegan a mi casa


Otros tantos me recetan
Pero ningunos aciertan
Pues veo que mi mal no pasa.
Y es mi suerte tan escasa
Que teniendo que gastar
No haya podido encontrar
Quien me alivie lo que siento
Con un buen medicamento
Con que poderme curar.

Ningún médico me aplica


Remedio que sea eficaz
Pues no hallo uno capaz
Según mi dolor lo indica.
En médicos y boticas
Se ha ido mi capital
Y lo más original
Que gasto más cada día
Y no encuentro mejoría
Ni hallo remedio a mi mal.
Y con esta enfermedad
Qué es lo que debo hacer?
No hay más sino padecer
Y tener conformidad.
Pues como el Dios de bondad
Da a la llaga medicina
La Providencia Divina
Me aliviará de algún medio
Pues ya no encuentro remedio
Y la enfermedad camina.
EL ARRANQUE O “MAÑANA TE PAGARÉ”

Este arranque cada día


No se puede soportar,
Invoquemos a María
Para poder escapar.

Solo se oye el clamoreo


Del arranque por doquiera,
Y en moda la fajadera
Es todo cuanto yo veo.
Los gallos es el recreo
Que en este pueblo se ve,
Pero a mí me han dicho que
Es juego de apunte y raya,
Pues solo se oye en la vaya:
“Mañana te pagaré”.

Al músico santiaguero
No le da su profesión
Pues ya no hay más diversión
Por la escasez del dinero;
No trabaja el jornalero
Porque ya no encuentra qué
Y el que trabajo le dé
Le dirá al terminar:
No tengo con qué pagar
“Mañana te pagaré”.

Viene al pueblo el habitante


Con sus frutos a vender,
Y costoso le es coger
El pago en plata sonante.
Y si dice a un comerciante
Que algún crédito le dé,
Si es hombre de buena fe
(Que el serlo es una rareza),
Dirá con toda certeza:
“Mañana te pagaré”.

El artesano se afana
Y trabaja sin cesar,
Pero al tiempo de cobrar
Le dicen: “vuelva mañana”.
El tendero hoy no gana
Ni para tomar café,
Y así a menudo se ve
Que le dicen al recuero:
“Por ahora no hay dinero”,
“Mañana te pagaré”.

Los médicos por ahora


Aunque algo tienen que hacer
También tienen que coger
Su dinero con demora.
Esta crisis nos devora
Y el arranque que hoy se ve;
Abunda la mala fe
Los robos y asesinatos,
Y decir siempre en los tratos
“Mañana te pagaré”.

De dinero están escasos


Los pobres los defensores
Porque las causas mejores
Hoy se arreglan a balazos.
Echémonos en los brazos
Del Patriarca San José,
Para que plata nos dé
Con que comprar al contado
Y no decir demasiado
“Mañana te pagaré”.
Solo el Clero está a su gusto
En esto que está pasando
Pasan su vida cantando
Sin tener que pasar susto.
El fondista buen disgusto
Pasa en su fonda o café,
Pues le comen su mancié
Y le toman su bebida
Diciendo a la despedida:
“Mañana te pagaré”.

El arranque por un lado


Por otro seca y decreto5
Concluyeron por completo
Con la carne en el mercado.
El hatero su ganado
Prefiere como se ve,
Llevarlo para el Mañé,
Mejor dicho para Haití,
Porque no dicen allí
“Mañana te pagaré”.

El escribano se apura
Y se queja amargamente,
Porque no hay quien se presente
A que le hagan escritura.
El juez civil asegura
Y dice de buena fe,
Que en la oficina no ve
Sacando actas de bautismos
Y si van, dice lo mismo,
“Mañana te pagaré”.

Se lamenta el boticario
De que despacha recetas,
Pero no ve dos pesetas
Ni siquiera para el diario.
De baile soy empresario
Lo juro que no seré
Porque al otro día veré
Al que pasa por decente
Decirme: “No me atormentes!
“Mañana te pagaré”.

Y en qué mal tiempo han venido


De Santhomas a cobrar,
Si no hay con qué pagar
Aunque el plazo esté vencido.
Al deudor que esté afligido
Un consejo le daré,
Que diga que no hay con qué
Pero que no dé esperanza,
Y ni diga ni aun de chanza
“Mañana te pagaré”.

Ahora que no hay dinero


Y la cosa está peor,
Es que tratan con rigor
Al infeliz carnicero.
Trae sus reses el hatero
Y venderlas pronto cree,
El carnicero las ve
Y no hay duda que las trata,
Mas luego dice: “no hay plata”
“Mañana te pagaré”.

Algunos van al Casino


A hablar de los buenos gallos
De los famosos caballos
Pero no toman ni vino.
No gastan allí un comino
Como en otro tiempo fue,
Si alguno jugar se ve
Al billar o dominó,
Dicen como digo yo:
“Mañana te pagaré”.

Concluyo esta tontería


Diciendo a los muy guagüeros,
Que por Dios no sean groseros
Que la guagua es grosería.
El que mis décimas fía
Obra de muy mala fe;
Y si las pide es porque
No tiene un chin de conciencia;
Que decirme es imprudencia
“Mañana te pagaré”.

19 de agosto de 1895

5 Decreto del Gobierno prohibiendo la matanza de reses hembras.


LOS LADRONES

El que no siembra no coge;


El que cuida siempre tiene,
El que no trabaja roba,
Porque, ¿con qué se mantiene?

Esos que suelen andar


De noche como cocuyo,
Buscando lo que no es suyo
Para poderse llevar,
Debían de considerar
Que el que lo ajeno recoge,
Es fácil que un día se moje
Si no sigue aquel refrán,
Que le dijo Dios a Adán:
El que no siembra no coge.

Todo el que suele afanar


Para buscarse la vida,
Con el juego y la bebida
Nunca debe encompadrar.
El que suele trabajar
El pan con que se mantiene,
Mucho mejor le conviene
Que lo suyo economice,
Porque la razón lo dice:
El que cuida siempre tiene.

El que sabe trabajar


Y se duele de lo suyo,
Puede siempre con orgullo
Con su trabajo gozar.
Sin necesidad de andar
Arrasando como escoba,
Ni causándole joroba
A ninguna propiedad,
Porque es la pura verdad:
El que no trabaja... roba.

Por eso los campesinos


Dicen que en sus vecindarios
Abundan los perdularios
Perturbando a los vecinos.
Y que esos hombres dañinos
Oficio ninguno tiene,
Y como esa plaga viene
Por los caminos vagando,
Tiene que vivir robando
Porque, ¿con qué se mantiene?

Con el sudor ajeno.

Santiago, mayo 2 de 1898


LO LAIDRONE

De la Jurisdicción de Quiminduñe,
a Siño Juan Antoño Alí, decimero del
Cibao, contetamo lo siguiente:

Siño Juan Antoño Alí,


Laidrón que roba a laidrón,
En ei tribunal debino
Gana cien día de peidón.

Con pena y grande pesai


Hamo bito su cansione,
Maitratando lo laidrone
Que no quieren trabajai.
Y uno tiene que robai
Pa no dejaise morí,
Poique lo rico de aquí
Poi do peseta sensilla,
No rebientan la cotilla,
Siño Juan Antoño Alí.

Con una agüita jeibía


Que no dan poi la mañana,
Quiere esa gente enumana
Que uno aguante ai medio día;
A la doce la comía,
No se jaita ni un ratón;
Y como eto diablo son
Diremo dei memo oficio,
Eso no se ñama bisio
Laidrón que roba a laidrón.

Si uno le coje pretao


A ese demonio jambriento,
Le cobran siento poi siento
Ai cosecho y decontao.
Y ei probe que ta apurao,
No le quea otro camino,
Que bucai a la sesino
Pa que le ajute ei cuchillo;
Pero, qué dirán lo pillo
En ei tribunai debino!

Pa un enfelí trabajai
Con jambre, soi y barato,
Ma bale meteise a gato,
Que tenei que rebentai.
Si le supieran pagai
Con juticia a un probe pion,
Y con buena mantención,
No se diría que un ratero,
Que roba a su compañero
Gana cien día de peidón.
¡Jutamente! ¡Ay, siño Juan Antoño Alí! Si nuetro Señoi Jesucrito se
propusiera daile fin a toitico lo laidrone, casimente el mundo quedaría
bacío.

Quiminduñe, junio 10 de 1898


LOS CURANDEROS

(En bien de la Humanidad).

Un crimen que causa horror


Y diezma a la población,
Merece hoy la atención
Del Gobierno Superior.
Y del público el clamor,
Por compasión y piedad,
Suplica a la autoridad
Que de la Ley haga uso
Para cortar un abuso
“En bien de la humanidad”

Yo me refiero, señores,
A unos tantos curanderos
Charlatanes y embusteros
Y de crímenes autores;
Pues estos falsos doctores
Sin ninguna facultad,
Matan gente sin piedad,
Como el público es testigo
Sin merecer un castigo
“En bien de la humanidad”.

La vida humana es muy bella


Y sumamente importante,
Para entregarla a un tunante
Para que juegue con ella.
Y toda persona aquella
Que se aprecie de verdad,
Es mucha barbaridad
Entregarse a esa gente,
Que no obra dignamente
“En bien de la humanidad”.

Conocer el cuerpo humano


Y administrar medicinas
No es curar con resinas
Ni con miao en frasco, hermano!
Pues debe ser inhumano
Quien, con toda libertad,
Ejerce la Sanidad
Sin haber nunca estudiado,
Y sin haberse educado
“En bien de la humanidad”.

También esos asesinos


Se las dan de cirujanos
Cortando piernas y manos
Como si fueran tocinos.
Y después que estos dañinos
Cometen su atrocidad,
Mandan a la Eternidad
Al que en sus manos se puso,
Y nadie corta ese abuso
“En bien de la humanidad”.

No es tan solo amputaciones


Que hacen los matagentes,
Hacen autopsia igualmente
Y cesárea operaciones.
Y esos tales corazones
De hiena, ¡qué atrocidad!
Solamente por maldad
Matan al enfermo y cobran,
Y después dicen que obran,
“En bien de la humanidad”.

Para ser buen cirujano


Y manejar la cuchilla,
La cosa no es tan sencilla
Como pelar a un marrano.
Ignorando el cuerpo humano
Nadie tiene facultad,
Pues es de necesidad
En el colegio aprender
Para esta ciencia ejercer
“En bien de la humanidad”.

Todas las enfermedades


No se curan con yerbitas
Con le ruá ni florecitas
Ni otras inferioridades.
Todas las dificultades
Las vence la Facultad
Y la gran capacidad
Del médico que ha estudiado
Y que se ha sacrificado
“En bien de la humanidad”.

El que busca baratura


En médico, economiza,
Pero baja más de prisa
Los pies a la sepultura.
El buen médico no cura
Sin de Dios la voluntad,
Pero hay más probabilidad
El que cura con la ciencia
Pues ese obra en conciencia
“En bien de la humanidad”.

¿Y qué diremos por cierto


De las médicas aquellas
Que preparan sus botellas
Hediondas a perro muerto?
“Ah! esa sí es mujer de acierto!
Dicen por brutalidad
Cuando por casualidad
Se ha escapado una criatura,
De manos de quien no cura
“En bien de la humanidad”

Hay médicas atrevidas


En campos y poblaciones
Que curan con oraciones
Y con velas encendidas.
Y a las personas creídas
Dicen sin dificultad
Que cualquiera enfermedad
La curan muy fácilmente,
Y que lo hacen solamente
“En bien de la humanidad”.

Donde reina la ignorancia


Ahí verán a esos doctores,
Cometiendo mil horrores
Y dándose allí importancia.
Hablan con mucha arrogancia
Sobre toda enfermedad,
Se pasean con majestad
Mientras están recetando,
Y total, no están obrando
“En bien de la humanidad”.

Por doquiera que estos van


De contar tienen derecho
Las grandes curas que han hecho,
Pues darse fama es de afán.
El médico charlatán
Descredita por maldad
Al médico en propiedad
Entre la gente ignorante
Para hacerse interesante
“En bien de la humanidad”.

Los médicos salteadores


Para poder recetar,
No necesitan mirar
A los enfermos, señores;
Pues para estos doctores
Conocer la enfermedad,
Le envían sin dificultad
Los orines del paciente,
Pues así cura esa gente
“En bien de la humanidad”.

Para que juzgue el lector


Y tenga una idea completa,
Vea la siguiente receta
Que dio un charlatán doctor.
Y así por ese tenor
Juegan con la cristiandad
Esa grande cantidad
De médicos matagentes
Que se creen inteligentes
“En bien de la humanidad”.

(Receta para indigestión)


Dos botellas de aguardiente,
Dos, ídem miao de becerro
Tres onzas sica de perro
Y tres de fete de gente.
Se tomará diariamente
De una copa la mitad,
Y a la santa Trinidad
Y al Nonnato San Ramón,
Rezarán una Oración
“En bien de la humanidad”.

¿Qué le parece lectores


Dónde iremos a parar,
Si no quieren castigar
A tantos despobladores?
Y al pobre de Alix, señores,
Lo atacó la autoridad
Porque era inmoralidad
Los epigramas que hizo;
Y el Juez aplastarlo quiso
“En bien de la humanidad”.

Julio 2 de 1883
LOS HABLADORES

Yo les advierto señores


Que este mundo está perdido
Por los muchos habladores
Que viven de entrometidos.

La gente está de manera


Que lo hacen como por guasa
Dejar que hacer en su casa
Por chismografiar afuera.
De todo enredo y quimera
De continuo son autores
Y esos tantos habladores
Y habladoras sin razón,
Ya sabemos quiénes son
Yo les advierto señores.

Hay personas hoy en día


Que por Dios que causa pena
Se mezclan en vida ajena
Solo por chismografía.
Y creo que mejor sería
Que busquen otro partido.
Que habladores y entrometidos
Nunca salen de un embrollo
Y es lo que dice el tío Goyo
“Este mundo está perdido”.

Esas lenguas de veneno


Que hablan así por antojo
No ven la paja en su ojo
Nada más que en el ajeno.
Y al estar el mundo lleno
Con tantos enredadores.
Yo les advierto señores
Y seriamente les digo,
Que Dios enviará un castigo
Por los muchos habladores.

Hablo con varias mujeres


Que este oficio no conviene,
Pues mejor cuenta les tiene
Meterse con sus quehaceres.
Si en esto hallan placeres
Métanse con sus maridos,
Con amantes o queridos
O si no con su fután,
Pues hombres y mujeres están
Que viven de entrometidos.
JATUAI CON LE PUELA PUETA

En los campos de San Juan,


Un pueblo de esta Nación,
Habita un rico bribón
El avaro más brigán.
Muy temprano lo verán
Que así que su cama deja,
Se encaja una espuela vieja
Que en el día no se la quita,
Y lo más de mañanita
Coje el burro y lo apareja.

Pero no con intención


De salir a parte alguna,
Pues él por causa ninguna
Sale de su habitación.
El que llega a su mansión
Que le preste una peseta,
Le responde esa alma prieta:
“Mi jijo, será otro día
Poique boy de propaitía
Jatuai con le puela pueta”.

Toda persona que llega,


A que le preste el jumento,
Fingiendo un gran sentimiento
Del cuello hasta se le pega:
—“El burro no se le niega
Ni tampoco se le preta,
Poique decile me cueta
Que mírelo, aparejao,
Y yo en ei casi montao
Jatuai con le puela pueta”.
Le dijo un día una muchacha,
Vecina de por allá:
“Le mandó a decí papá
Que si le preta su jacha!”
“Dímele que toi de macha
En po de una sigua prieta,
Quei diablo de mi carreta
Hoy memo se me crebó,
Y dile cómo ando yo
Jatuai con le puela pueta”.

El que por su mala estrella


Le pide agua a ese maldito
Le contesta “ay jijito!
Agorita boi por ella.
Poique a mí me jace mella
Que en mi rancho uno se meta,
Y que no me comprometa
A epantaile aquí la se;
Pero en fin uté me ve
Jatuai con le puela pueta”.

Un guajiro con su quimbo


Le dijo al marchante un día:
“Casero, yo no podría
Prendei aquí mi cachimbo?
Boto a lo niño del limbo!
Contestó el anacoreta;
De fósforo una cajeta
Al pueblo a compraila boy,
No me be ya como toi?
Jatuai con le puela pueta”.

Le dice otro: bengo abei


Si me preta un dinerito,
—“Ofrécome a Jesucrito!
Poiqué no benite ayei?
Que yo deseaba tenei
Una entrá así como eta,
Poique siempre ta dipueta
Mi casa pa lo jamigo;
Pero bea lo que le digo:
Jatuai con le puela pueta”.

El pobre que llega allí


A pedir su limosnita,
—Poi la jánima bendita
Peidone eimano que aquí,
Hoy no tengo ni un ají
Ni un grano de malagueta,
Poique este arranque me aprieta,
Poi no decí me afucila;
Y adema que boi de jila
Jatuai con le puela pueta”.

El que allí se le presenta


A que le fíe un marrano,
Al punto exclama el tirano,
“Ai diablo siempre le tienta!
Peisona así tan atenta
Tan jonrá y tan joneta,
Que mi familia repeta
Denje bía de mi taita,
Pero aguaita jijo, aguaita,
Jatuai con le puela pueta”.

Cuando pasa un caminante


Y le pide allí posada,
Da en el suelo una patada
Y exclama: “miren ei diante!
Y yo que soi tan amante
Que la gente aquí se meta,
Bení a la hora deta
Eto probe peligrino,
Cuando ya boi de camino
Jatuai con le puela pueta”.
Pero nada se ha peidío
Cojan ese caminito,
Que lo lleva derechito
A casa un compadre mío.
Que ahí tarán tan recibío
Con la atención ma joneta,
Poique son jente cumpleta
Que lo tratarán muy bien,
Pero utede ya me ben
Jatuai con le puela pueta.

Así los hechos son tantos


Del avariento terrible,
Que todos no es posible
Que los cite en estos cantos.
Ni al mismo Dios ni a sus santos,
Hace un bien esa alma prieta,
Porque a todo el mundo aprieta
Ese avaro condenado,
Con su burro aparejado
Y jatuai con le puela pueta.

Santiago, agosto 9 de 1890


ESO E PAJA PA LA GAISA

A mi compae Tomasico Cocco


como hombre de mucho aquei
en ete idioma guajiro. Sí señoi!

En lo campo e jei lugai


Que preducen ma rifrane
Y en donde ma chailatane
Se juntan pa jaraniai.
Agora pa deplicai
Que una cosa no reaisa,
Y que la tienen poi faisa
Poique en nada se ebalora,
Así e que dicen agora:
“Eso e paja pa la gaisa”.

Dicen que mucho mosito


Farolerio y pisaflore,
Tienen su jangá de amore
Sin tenei un mediesito.
Que de cuenta de bonito
Tienen la jembra poi baisa,
Y que toa esa compaisa
Manque se quieran casai,
Como no tienen un riai
“Eso e paja pa la gaisa”.

Otro le jacen figura


A toitica la muchacha,
Y la probe que se agacha
Se mete en mile amaigura.
La que cre que ta sigura
Poique su novio la ensaisa,
La detingue y la reaisa
Y le ofrece casamiento,
Toitico eso jaigumento
“Eso e paja pa la gaisa”.

La muchacha que figura


Le jase a to lo mosito,
Y poi cuaiquiei cariñito
Enseña la dentidura,
No tiene hora sigura
De gotiai pronto en la naisa,
Pue toa la que se refaisa
Poi coquetiai con afán,
En cuaiquiera boyobán
“Eso e paja pa la gaisa”.

La vieja que tiene cana


Si se tiñe o se la rapa,
Por una niña muy guapa
De pasai tendrá la gana.
La vieja que se engalana
Y el moño mucho se aisa,
O el sombrero se le caisa
Con pluma y jangá de flore,
Cuaiquiera que la enamore
“Eso e paja pa la gaisa”.

Ei viejo que se casó


Con una muchacha jobe,
Todo le dicen: “ei probe
Ei diablo se lo llevó”.
Otro dicen: lo cojió
San Coinelio en su tenaisa!
Pue jei viejo que se engaisa
Con pollita, ¡ai qué bobo!
Como e caine pa lo lobo
“Eso e paja pa la gaisa”.
Ei que tiene buena plata
Y buen gusto no se da,
Taibé se figurará
Quei diablo nunca lo mata.
Pue si de comei no trata
Manjare fino poi baisa,
Ni se bite ni se caisa
Con ropa buena y bonita,
Esa riquesa maidita
“Eso e paja pa la gaisa”.

Todo ei que tiene con qué


Y no tiene un buen hogai,
Ameblao y con ajuai
Pa que buen tono se dé,
Cuando venga Lucifé,
Y de diablo una compaisa,
Y le digan aisa, aisa!
Rico sucio y pijotero,
Le dirán lo jeredero
“Eso e paja pa la gaisa”.

Eso abariento señore


Que biben así tan charro,
Sin fumai un buen sigarro
Ni toman bueno licore,
Ni saben lo qué jamore
Ni tienen jembra poi baisa
Como si tomaran saisa
Biben en continua dieta,
Y en dándole una churreta,
“Eso e paja pa la gaisa”.

Ei jijo de un degraciao
De la jecuela en aiguna,
No aprende cencia ninguna
Sino e a jacei mandao.
Poique hai maetro maibao
Que ai niño rico lo ensaisa,
Lo acaricia y lo reaisa
Y se empeña en educalo,
Y ai que no lleba regalo
“Eso e paja pa la gaisa”.

Agora lo cosechero
Dique tan ya preparao,
Pa trei dique enmanillao
Su tabaco a lo tiendero.
Eso e bueno y placentero
Pa dalle a su fruto aisa,
Y to el que lo enrelaisa
Con mácula como diante,
Le dirán lo comeiciante:
“Eso e paja pa la gaisa”.

Pero sepa ei comeiciante


Que si el cambio de monea
Lo caicula con su idea
Pa bendele a lo maichante,
E juto que al habitante
Le ponga su fruto en aisa,
Y no le soplen poi baisa
Poi un peso ei mejicano
Pue le dirá ei campusano
“Eso e paja pa la gaisa”.

Señore, con su peimisio


Ya se ba ete payasito
Y dispensen lo poquito,
Que le dice en ete oficio;
Quedando siempre al seibicio
De la gente que no e faisa
Y de toa la democraisa
Como seibidoi antento;
Y ei que no quede contento
“Eso e paja pa la gaisa”.
Santiago, febrero 4 de 1894
LA JAMBRE

Si Dios no mete su mano


El hambre nos sacrifica,
El pobre tira su anzuelo
Pero el peje no le pica.

Señores, ya no es posible
Que un pobre pueda vivir
Sin comer y sin vestir,
Porque eso es imposible.
En un tiempo tan terrible,
Tan cruel y tan inhumano,
No hay pobre con pecho sano
Ni que tenga buena sangre,
Porque se muere de jambre
Si Dios no mete su mano.

La comida está abundante,


De todo hay un buen surtido,
Pero el precio es tan subido
Que no hay pobre que lo aguante.
El grito se oye constante
De la gente que no es rica,
Y al ver como no se achica
Tan terrible situación;
Merecemos compasión;
El hambre nos sacrifica.

¿Qué hace un pobre con mirar


La carne en la tasajera,
Si hoy no encuentra la manera
Para poderla comprar?
El que suele trabajar
Se afana con mucho anhelo,
Pero como tiene pelo
La pájara macuquina,
Para cojer gambusina
El pobre tira su anzuelo.

Hoy me quejo con razón


Aunque al diablo no le cuadre,
Pues soy de familia un padre
Sin amparo y protección.
Mi única profesión
Son las décimas de sica,
Y si el canto se me achica
Diré de todo por sobre:
Que hoy sale a pescar el pobre
Pero el peje no le pica.

Santiago, junio 18 de 1894


UNA FIESTA CURIOSA

Una enorme cantidad


De perros, chivos y burros
Andaban ayer muy curros
De fiesta en esta ciudad.
“¡Que viva la libertad!”
Decía uno muy contento
Y respondían al momento
Los demás, dando repingo:
Ay tingo!, ay tingo!
“¡Que viva el Ayuntamiento!”

Como veinte mil cochinos


Esos marchaban detrás,
Fastidiando por demás
De este pueblo a los vecinos.
Como animales dañinos
En la plaza hubo lamento
Pues sin ningún miramiento
Entraron allí pillando
Como siempre, y gritando
“¡Que viva el Ayuntamiento!

Parece que por despecho


Salió con su tiplecito
Doña Cuesta Gurabito
Cantando daños que ha hecho;
Y después de trecho en trecho
Callaba el tiple al momento
Y con arrogante acento
Decía, pero sin recelo:
“Nadie a mí me quita un pelo,
“¡Que viva el Ayuntamiento!”
La santa Iglesia Mayor
Iba detrás bamboleando,
Como siempre, y amenazando
Desgracia que causa horror.
Y el de este peligro autor
La veía muy desatento;
Pero el pueblo no contento
Decía con mucha elocuencia:
“¡Cuánta gente sin conciencia!”
“¡Que viva el Ayuntamiento!

De fiesta estaba igualmente


La esquina Viuda García,
Y en sus cánticos decía:
“De cajones, tuve un puente”
Por él Lilí, el Presidente,
Estando en su alojamiento
Pasaba a cada momento
Por mi laguna tan fea,
Pero como no hay quien vea
“¡Que viva el Ayuntamiento!”

Y hasta el público alumbrado


Salió con su guitarrita
Disfrazado de animita
Porque siempre está eclipsado.
Y aunque el pueblo está enojado
Y lleno de sufrimiento,
Se veía con sentimiento
Y mientras decía ¡qué ganga!
Respondía la mojiganga:
“¡Que viva el Ayuntamiento!”

Doña hidráulica bombita


Andaba en esta jandinga
Imitando a una jeringa
Y cantando esta coplita:
“Yo soy aquella bombita
Que al pueblo con sentimiento
Vio por mí aflojar doscientos
Pesitos, muy bien contados,
Pero si fueron botados
“¡Que viva el Ayuntamiento!”

Los incendios se acabaron!


También decía la bombita,
Porque a mí la jeringuita
Con ese fin me compraron.
Y aunque no me fabricaran
Para el terrible elemento
Serviré en cualquier momento
Al jardín municipal,
Y como todo es igual
“¡Que viva el Ayuntamiento!”

Después salió la Injusticia


Al más débil criticando
Y al más fuerte respetando
Por temor a una caricia.
Después se vio la Justicia
Y con imperioso acento
Dijo a la injusticia así:
Perseguiste a Sinaí6
“¡Que viva el Ayuntamiento!”

Y la injusticia sencilla
Disfrazada de barraco
Contestó: “Yo no me raco
En espinosa jabilla”.
Y tomando esta la trilla
Por tan jocoso argumento,
Se fue al cachimbo el talento;
Y el pueblo que está indignado
No escuchaba con agrado
“¡Que viva el Ayuntamiento!”
Abril 1 de 1884

6 Pseudónimo usado en artículos contra el Ayuntamiento.


POR SÚPLICA
DE UN MILLÓN DE JUGADORES
DOY A LA LUZ LA PRESENTE GLOSA

A los pobres jugadores


Los tienen dando alarido
Como pájaros culecos
Que les han quemado el nido.

La ley que prohíbe el juego


Pudiera ser más legal,
Si ella fuera general
Para todos desde luego.
Pero como dice un ciego
Que ciertos grandes señores,
Juegan plata como lores
Sin que nadie los persiga,
Por qué solo se castiga
A los pobres jugadores?

Si el juego no es conveniente
Porque es un vicio ruinoso,
No lo es también peligroso
El vicio del aguardiente?
Y mientras la ley consiente
Ese licor maldecido,
Autor que por siempre ha sido
De los crímenes mayores
A los pobres jugadores
Los tienen dando alarido.

La ley que el Gobierno dio


Bajo todo punto es buena,
Pero solo causa pena
Que unos jueguen y otros no.
Y esto no lo digo yo
Que nos echan grandes tecos
Y que los hijos de Becos,7
No puedan tirar sus dados
Porque los tienen echados
Como pájaros culecos.

Y no puede ser justicia


Que unos puedan jugar,
Con esa misma franquicia,
Y otros no puedan gozar;
Pero como la injusticia
Siempre, siempre, se ha lucido
Con el pobre desvalido,
Ahora se oyen los clamores
De los pobres jugadores
Que les han quemado el nido.

Cuando la ley es para todos,


para todos debe ser.

Santiago, noviembre 15, 1900

7 Refrán.
TRADICIONES
LA NOCHE BUENA

Señores, cuánta alegría!


Esta noche, cuánto goce!
Pues justamente a las doce
Tiene a luz que dar María.
La fecha de este día
Para todos los que creen
Han de recordar muy bien
Que hoy con dos años más,
Dieciocho siglos atrás
“Nació Jesús en Belén”.

Esta noche es Noche Buena


Noche de gran regocijo,
Pues ha de nacer el hijo
De María de gracias llena.
Sin duda tendremos cena
Y chupetine también,
Y hasta algún cherrenquenquen
Para bailar que no es malo
Y cantar por este palo:
“Nació Jesús en Belén”.

Hoy es el aniversario
Lo digo para que asombre
Del nacimiento del hombre
Que murió en el Calvario.
Y por eso es necesario
Dar a María el parabién,
Y las que listas estén
Bueno es que se celebre
Que en un pajar o pesebre
“Nació Jesús en Belén”.
Y la Escritura Sagrada
Cuenta que de Nazaret
Salieron María y José
Esta en burro montada.
Su esposo en nueve jornada
Iba a pie guiando a su bien
Pero allá en Jerusalén
Cuando ellos allí llegaron
Como posada no hallaron
“Nació Jesús en Belén”.

En una cueva o portal


Los pobres se refugiaron
Porque todos les negaron
Posada en la Capital.
Con su paciencia habitual
San José, y sin desdén,
Barrió aquello muy bien
Y a su esposa acomodó
Y así que el gallo cantó
“Nació Jesús en Belén”.

Después que llegó al portal


José con mucho cariño
Una ropita del niño
La sacó de su morral.
En ese asilo infernal
Con miseria más de cien
Por decir a todo amén
Se cumplió la profecía
Pues del vientre de María
“Nació Jesús en Belén”.

Después que María llegó


Se arrodilló en el suelo
Y alzando la vista al cielo
Al Señor se encomendó.
Y así que ella se sintió
De sus dolores no bien
Dando un medio vaivén
Dijo con mucha humildad
Hágase tu voluntad!
“Nació Jesús en Belén”.

José en tal desconsuelo


De paja un lecho formó
Y en el cual María parió
A ese Dios que está en el cielo.
Así es que en este suelo
Los que orgullosos estén
Si en este espejo se ven
Verán con toda certeza
Que bajo toda pobreza
“Nació Jesús en Belén”.

Como nació en invierno


Dispuso Dios en su ley
Que lo calentara un buey
Y una mula al niño tierno.
Y dispuso el Padre Eterno
Que los ángeles también
Bajaran en más de cien
Para adorar al Mesías
Pues según las profecías
“Nació Jesús en Belén”.

Los pastores que supieron


De aquel niño el nacimiento
Con regocijo y contento
Para adorarle vinieron.
Y como ellos asistieron
Con gaitas y flautas también
Cantándole el parabién
Decían todos por igual
Corred, corred al portal
“Nació Jesús en Belén”.
Tres reyes magos de Oriente
Por unas estrellas se guiaron
Y al niño Dios adoraron
Y le ofrecieron presente.
Y Herodes que cruelmente
Reinaba en Jerusalén
Quiso adorarle también
Para matarle el tirano
Porque en su reino inhumano
“Nació Jesús en Belén”.

Y no pudiendo lograr
Sus intentos imprudentes
Diez mil niños inocentes
Hizo Herodes degollar.
Y por quererse escapar
Del cruel de Jerusalén
San José lo tuvo a bien
Emprender la fuga a Egipto
Y como a Dios era adicto
“Nació Jesús en Belén”.

Con bastante sentimiento


A mi lector ya le dejo
Nada más que un bosquejo
Del divino nacimiento.
Porque yo en este momento
Tengo en el horno un sartén
Con un chonchito y un codén1
Para esta noche una cena
Y como esta noche es buena
“Nació Jesús en Belén”.

24 de diciembre de 1882

1 En haitiano, pavo.
LA BENDICIÓN DE UN PANDERO

Ayer supimos pasar


Alegre el día de San Juan
Debajo de un framboyán
De don Esteban Aybar.
Lo que vengo a relatar
En nada yo lo exagero
El objeto solo quiero
Decir que esta diversión
La causó la bendición
De un magnífico pandero.2

Quince tercios ese día


Alegremente cantaban
Y sendos tragos se echaban
Como propios de una orgía.
La simpática Lucía
Hija de Esteban Aybar
No sabía cómo agradar
A todos los convidados
Que a pesar de estar quemados
Bien más supo soportar.

Debajo del framboyán


Comimos un chivo asado
Y un marranito enhornado
Y una fuente de pipiam.3
El casabe suplió al pan
Aunque pan también había
Y el salmorejo tenía
Para abrir el apetito
Un grano de ají jobito
Y arreglado por Lucía.
Domingo Antonio comió
Como todos los demás
Pero hizo como Blas
Así que se despachó.
Sánchez del chivo comió
Por Dios Santo! más que siete
Juan Francisco, el clarinete
Por su buena emboscadura
Hizo muy buena figura
Tragándose un buen jarrete.

El Alcalde Perelló
Que en la fiesta se encontraba
Del choncho el cuero tragaba
Sin mascarlo, noté yo.
El Doctor Ponce asistió
A celebrar a San Juan
Y como todos verán
Cantó con su guitarrita
Una canción muy bonita
Pero más vieja que Adán.

También Juan Antonio Alí


Estaba si no me engaño
Que por cierto le hizo daño
Del salmorejo el ají.
Llavería estuvo allí
De un dolor desesperado
Y al estarse allí quejando
Varias veces repetía:
“Dame orégano Lucía
Que el chivo me está berreando”.

El Bombardino Laíto
También estuvo en la fiesta
Y se comió por apuesta
Unos quince huevos fritos.
Wenceslao salió ahíto
Y Espaillat Pedro María
Pues fue preciso a Lucía
Como niña cariñosa
Hervirle una feregosa
Lo mismo que a Llavería.

Jorge Curiel y su hermano


El que llaman Manuelito
Le dieron fin al chivito
Y a la mitad del marrano
Aurelio por no estar sano
Solo comió berenjena
Pero el amigo Marchena
Que en la casa se encontró
De todo, todo comió
Pero más que una ballena.

Esteban por cortesía


O por usar más fineza
Quiso servir a la mesa
En compaña de Lucía.
... Después tomó su tullía
Con buen vino cantaban
Se subió en el framboyán
Con el pandero tocando
Y cada instante voceando:
¡Que viva el Señor Juan!

2 Pandero: instrumento músico.


3 Hígado de cerdo muy menudito.
ALBORADA

Para la fiesta de la bendición de una


Imagen del Patrono Santiago el Mayor, que
el H. Ayuntamiento ha dado a esta ciudad

Santiagueros, ¡atención!
Empecemos la alegría,
Porque hoy es un gran día
Para esta población.
Hoy será la bendición
Con grande festividad,
Del Patrón de esta ciudad
Santiago Apóstol bendito,
Jinete, guapo y bonito
Y guerrero de verdad.

Siempre se ha visto con pena


No darse este pueblo tono,
Celebrando a su Patrono
Con una fiesta muy buena.
Solamente el padre Mena
Como metido en currú,
Con caña y no de bambú
Quiere al Patrón festejar
Con una fiesta, ¡LA MAR!,
De P P y doble U.

Y dejarse de creer
Que esta función es tan boba,
Para no coger la escoba
Y sus calles bien barrer.
Por esta noche ha de haber
Bastante iluminación,
Para que esta población
Comprenda en lo venidero,
Que celebrar con esmero
Debe siempre a su Patrón.

Las niñas que sean madrinas


Que alisten sus polisones,
Y las viejas sus mantones
Enaguas y crinolinas.
Y dejarse de pamplinas
Que las que son pobrecitas,
Pueden dar sus pesetitas
Pero en siendo ricas, no;
Porque me figuro yo
Que pueden dar sus oncitas.

Todo aquel que sea padrino


De nuestro patrón Santiago,
Esta advertencia le hago,
Que venga con mucho tino.
Pues, si no trae ni un comino
Para cumplir con su ahijado,
Que ande con mucho cuidado
Porque dicen que el Patrón
Como no es muy rascón
Pelará por su encabado.

En fin ei que quiea sabei


Si ei ga jiede de beidá,
Hoy lo aguaidan por acá
Juan Elí y Meicadei.
Poique eta taide han de bey
Cuatro mil pollo enterrao,
Saitén y palo ensebao,
Ramos, banderas, cojete
Y en la esquina un molinete
Pa bei muchacho agoipiao.
Santiago, 18 de junio de 1887
HUMORÍSTICAS
A LA SEÑORA ANACLETA

Como yo siña Anacleta


Yo quieo sei su preferío
Con nadie se comprometa
En muriendo su marío.

Ya yo sé quei ta en la cama
Y que plumiándose etá
Y que no le vale ya
Que se prenda de una rama.
Y al uyí de uté la fama
Que quedará bien repleta
Uté no se comprometa
Con hijo de Dio nacío
Que uté no jalla un marío
Como yo siña Anacleta.

Yo no tengo ma defeto
Como bien le cota a uté
Que ei cachimbo y ei café
Y veime con poco reto.
Pero yo si soy completo
Y si con uté me lío
Tendrá un macho en ei bujío
Que le cuidará su biene
Con que si a uté le conviene
Yo quieo sei su preferío.

Como agora etá la gente


Que si uté petaña pieide
Yo quieo que de mí se acueide
Y que me tenga presente.
Que si yo con pecho aidiente
Madrugué siña Anacleta
No quieo que ningún chancleta
Me la venga a cudiciai,
Y si la mando a guaidai
Con nadie se comprometa.

Si acaso siño Vitorio


Dejare ropa negrúa
Me empretará una múa
Pa yo di a su belorio
Que en yo llegando ai moitorio
Como soy hombre aibeitío
Entraré medio econdío1
Pa que no me vea ei difunto
Y hablaile dei asunto
En muriendo su marío.

1 Para que el difunto no vea la ropa.


EL BASÍN

Opina San Agustín


Que no hay un mayor tormento,
Como tener un basín
Con caca en un aposento.

El verse uno arropado


Con otro es tormento feo,
Y si sueltan un buen peo,
El tormento es duplicado.
Pero ya está probado,
Que es más fuerte el del basín,
Pues lo dice San Joaquín,
Que si el basín es de vieja
Es tormento sin pareja,
Opina San Agustín.

No hay cosa más geringona,


Que es el andar en la calle
Y de prisa no se halle,
Dónde dar de la persona.
Y es cosa muy embromona,
Conversar por un momento,
Con quien tenga mal aliento
O tenga su boca puerca,
Y si habla de muy cerca
No hay un mayor tormento.

Aunque parezca friolera,


Es un tormento de fama,
Una gotera en la cama
O un grillo en la cabecera.
Y es música majadera
De un mosquito el funifín,
Y aunque en este mundo, en fin,
Casi todo es sufrimiento,
No hay para vieja un tormento
Como tener un basín.

Como dice seña Luisa:


“Ete si ejei tutumpote
Que uno que tenga sicote
Junto a uté se siente en misa”.
Pero sin que cause risa
Ni se coja a sentimiento,
No hay un mayor tormento
Ni cosa ma petulante,
Como ese del marchante
Con caca en un aposento.
LA VIEJA ROSA

Yo vi a la vieja Rosa
Sentada en un calabazo
Como estaba temblorosa
Lo ensuciaba a cada paso.

Dicen que fue San Benito


Que a las viejas las maldijo
Y que a todas les predijo
Que habían que evacuar blandito.
Y lo creo por lo bonito
Con que ellas hacen su cosa
Pues no hay vieja que ruidosa
No lo sea en llegando allá
Y haciendo un parratatá
Yo vi a la vieja Rosa.

Buscando en un monte espeso


Unas hojas de sepú
Oí que hicieron “purrú!”
Y dije entre mí, qué es eso?
Será algún chico travieso
Que intenta darme sustazo?
Y avanzando paso a paso
Para ver más bien la cosa
Encontré a la vieja Rosa
Sentada en un calabazo.

La vieja se vio en el caso


De decirme con afán
—Poi vía suya siño Juan
Sujéteme ei calabazo.
Por eso sí que no paso
Le contesté a seña Rosa
Y buscando ella fugosa
De aquel coco el agujero
No lo hallaba su lucero
Porque estaba temblorosa.

Pregunté a la vieja sata


Que por qué eso lo hacía,
Y me contestó: “alma mía
Porque aquí hay mucha cacata”.2
Y tomando de una mata
Unas hojas de mostazo
Tapó bien su calabazo
Y por fuera lo limpió
Pues cuando ella lo ocupó
Lo ensuciaba a cada paso.

2 En un tiempo acostumbraba la gente de este país curar la picadura de cacata con la


recina de gente, dándole a tomar una buena dosis mezclada con aguardiente. Qué
barbaridad!
TOCINOS Y LONGANIZAS

Saliendo de una gallera


Donde fue mi suerte poca,
Tomé el camino de Moca
Por la Ceiba de Madera.
Como ya de noche era
Y estaba más que nublada,
Entré a pedir posada
Para estar más al abrigo,
En casa de un amigo
Gente buena y acomodada.

Con mi panza no muy llena


A la puerta le toqué,
Y el amo dijo: “—Quién e?”
Y contesté “gente buena!”.
Mi amigo tuvo la pena
De abrir la puerta en seguida,
Y con la vela encendida,
Me dijo muy sorprendido:
“De dónde diablo ha salido
Esta cabeza perdida?”

A mi amigo referí
De donde salí ese día,
Y si él me permitía
El pasar la noche allí.
Él me contestó que sí,
Haciéndome desmontar,
Y un chico peninsular
Que en la casa se encontró,
Mi caballo se llevó
Dizque a darle de cenar.
Un chuzco andaluz allí
Tan pronto me desmonté,
Me dijo “depense ozté,
Ozté e Juan Entoño Elí”.
Al contestarle que sí
La mano me la apretó,
Y me dijo: “pue zeñó
Zi ozté fuere a la Laguna
Pregunte ozté por fortuna
Po mí Pancho el Epañó”.

—“Oiga ozté Zeñó Gelí


Y no he chanela mía,
Pue jaze dieziocho día
Que de mi caza zalí;
No paro eta noche aquí
Poque mi jembra me epera,
Me bo de cuaquié manera,
Manque así chupao jetoi,
A caza eta noche boi
Quéralo Dio, jonoquiera”.

—“De Pueto Plata zalí


Ma racao de lo que toi,
Y a caza con Dio me boi
Zi con migo quie vení.
Y zi Dio no quiere di,
Que ze quie zi le da la gana.
Con mi daga Zebillana
Con mi manta y mi trabuco,
Pa Dio Zanto que me luco
Y peleo jata mañana.

“Ese gachón 3 que ta echao


De Pueto Plata me trae.
Con die cajone de zal
Y un quintá de bacalao.
Y manque to achicharrao
Créalo ozté Zeñó Gelí,
No paro eta noche aquí
En la Ceiba de Maera
Pue quiera Dio jo no quiera,
A caza tengo que di!

—“Aguarde salga la luna


Le dijo allí una señora.
—“Na me bo agora
A dumí a la Laguna.
No tengo pena ninguna
Yo con eta nabajilla,
Que zalga eza gente pilla
Eso que dan machetazo,
Que con ta que jalle pazo
Irá su merda a Zebilla”.

El Pancho con poco tino


Dijo: “queen con Dio!
Ze ba Pancho el Epañó
Jombre guapo e mu ladino.
Zalgan pillo jalcamino
Pa que bean lo que zo yo,
Pancho aquí se caga en to
En la tierra y en el zielo,
En el jo ....be de mi abuelo,
Y en la mae que me parió”.

Pancho tomó su camino


Y con él otros marcharon,
Y una hamaca me colgaron
Debajo de un tocino.
Pues llegué casi sin tino
Porque me atacó un calambre,
Mis tripas como un alambre
Delgaditas las tenía.
Y al no comer en el día
Me hallaba muerto del hambre.

Lo malo es el soñar
Entre todos mis defectos,
Pues sueño siempre con muertos
Si me acuesto sin cenar.
Pero aquí he de mascar
Dije para mí en Madera,
Pues al ver la tazajera
Con tocino y longaniza,
Dije “ajitera preciza
Y esta noche... corredera!”

Un grano de ají montesino


Por fortuna conseguí,
Porque le viene el ají
A un sancocho de tocino.
Busqué allí con un vecino
De naranja un vinagrito,
Y para más apetito
Eché un trago de aguardiente,
Y arreglé mi limpiadiente
Con la punta de un palito.

Ya yo estaba como mocho


Que punta desea tener,
Pensando solo en comer
De tocino un buen sancocho.
Como a eso de las ocho
Ya yo estaba bostezando,
Pero siempre relojeando
Con una malicia fina
Si había humo en la cocina
O candela allí ajuntando.

Estuve en conversación
Con mi amigo largo rato,
Y no oí sonar ni plato
Ni vi luz en el fogón.
Me causó admiración
No ver luz en la cocina,
Y al no oír gritar gallina
Ni tampoco rajar cuaba,
Demasiado me inquietaba
Y me daba mala espina.

Las doce oí sonar


De un reloj despertador,
Cuando me dijo el Señor:
“Ya me voy a retirar;
Usted querrá descansar
Como en su cara se ve,
Solamente desearé
Que pase una noche fresca,
Y cuando a Ud. le parezca
La lámpara apagaré”.

Yo nada le respondí
Porque perdí la esperanza,
De meter allí en mi panza
El sancocho con ají.
Y así que solo me vi
Lo dije medio sin tino:
“Adiós ají montesino
Limpiadiente y vinagrito,
Adiós sancocho maldito
De longaniza y tocino”.

No tuve más que aguantar


Y a acostarme muy tristón
Porque mi amigo Lescón
Nada me dio de cenar.
Después pude averiguar
Que como tarde ya era,
No estaba la cocinera
Ni quien fuera a la cocina,
Y pasé buena canina
En la Ceiba de Madera.

Como tuve gran desvelo


Temprano me levanté,
Y un caballo encontré
Colgado de un ciruelo.
Como limpio estaba el suelo
Yerba no pude encontrar,
Pero pude averiguar
Que en lugar de estar comiendo,
Pasó la noche leyendo
El Correo de Ultramar.

Cuando fui a ensillar


Me dijo el amigo mío:
“No se vaya todavía
Aguárdese Ud. a almorzar”.
Mas no me quise esperar
Yo no recuerdo por qué,
Pero el café tomaré,
Le dije “si Ud. permite”
Y él me dijo: “te cogiste
Nadie aquí toma café”.

Gracias al amigo di
Por haberlo molestado,
Y por haberme dejado
El pasar la noche allí.
Después que me despedí
Salí para Moca a misa,
Y aunque iba muy de prisa
No dejé de ir sintiendo,
Pasar una noche oliendo
Tocinos y longaniza.

Marzo, 1878
3 Un caballito.
EL FOLLÓN DE YAMASÁ

Siento mucho relatar


Lo que al fin relato hoy,
Porque ya dirán que soy
Amigo de exagerar;
Y el que me ha de murmurar
Desde ahora ya sabrá,
Que tres pitos se me da
Que figuren que es un cuento
Lo que pasó en el convento
Del pueblo de Yamasá.

Pues un día de la Asunción


Etando yo en Yamasá,
Vino el Cura de Boyá,
A celebrar la función.
A mediado del sermón
Hubo allí un pelotero
Que hasta vino un tal Peguero
Que es el Jefe del lugar,
Queriendo allí disparar
Un trabuco naranjero.

Un ahíto que por cierto


Fue a gozar de la función,
Se largó allí un follón
Que hedía a perro muerto;
Yo no diré que es incierto
Que estuve al perder el tino,
Pues el follón tan dañino
De aquel ahíto infeliz,
Me picó en la nariz
Como un ají montesino.
Del púlpito descendió
De cabeza el reverendo,
Y al caer iba diciendo:
“Qué peo se han tirado, fo!”
Y al sacristán que le dio
Esa brisa tan impura,
Dijo “fo! Y es de asadura,
Aquí no lo aguanto yo!”;
Y en seguida se tiró
De cabeza tras del Cura.

Como el campanero es ciego


Al oír la corredera,
Sin preguntar siquiera
Comenzó a tocar a fuego.
Salió el Cura sin sosiego
Con la frente en un chichón4
Gritando más que un lechón
Y preguntando igualmente:
“¿Quién ha sido el indecente
Que se largó ese follón?”

A una vieja de la Jagua


Le tumbaron el pañuelo,
Y se vio caer al suelo
Una peineta de yagua;
Dejaron allí una enagua
Por el maldito follino,
Que por tener palomino,
Nadie la quiso tocar;
Al Alcalde del lugar
Le apastaron el gallino (Bombo).

Según la opinión del Cura


Y del Sacristán también,
El follón fue de lerén
De mondongo o de asadura.
Pronto irá a la sepultura
Quien soltó ese marrano,
Pues si no se hallaba sano,
Ese maldito cochino,
No debió en lugar divino
Follonear así al cristiano.

Después que aquello pasó


Y que fue calmado todo,
Dijo el Cura de mal modo:
“Ese follón me mató!
Pero ahora quiero yo,
En bien de la religión
Echarle la excomunión
Si no declara al momento,
El que vino a este convento
A largarse ese follón”.

Salió un viejo setentón


Hinchado y descolorido,
Y al Cura dijo: “yo he sido
El que me tiré el follón.
No fue esa mi intención
Le digo, Padre bendito,
Sepa usted que estoy agito
Y creo que no tengo cura,
Calcule que es de asadura
Que comí cuando chiquito”.

El Sacristán dijo al Cura


Saltando y con alegría:
¿Mi amo, no le decía
Que el follón fue de asadura?
Tú tienes razón criatura
Son buenas tus condiciones,
Rogaré en mis oraciones
Al Divino Sacramento,
Que no salgas del convento
Para que huela follones.

Santiago, 1882

4 El chichón, cuatro veces más grande que la frente.


UN REAL DE LONGANIZA

En tiempos de revolución
Se vive así como quiera
Y no habiendo cocinera
Entonces con más razón.
Como en esta situación
Que hoy podemos lamentar
He podido presenciar
A un comerciante tendero
Y a un famoso Sombrerero
Haciéndose de almorzar.

Pues bien, en cierta ocasión


Me hallaba yo en una acera
Buscando pues la manera
De largarme un buen pután.
Pero al sentir de ramplán
La más perfumada brisa
Dije, no: no es de altemisa
Esta aroma deliciosa
Este olor no es otra cosa
Sino es de longaniza.

Y yo que soy medio listo,


Me guie de tan buen olor
Y me llevó al comedor
Del Sombrerero Evaristo.
Cuando a este amigo he visto,
Me quise morir de risa
Pues se hallaba sin camisa,
Con el señor Orcasita,
Freyendo en una pailita
Un real de longaniza.
Los dos allí en franela
Por cierto los encontré
Soplando allí en cuatro pies
Con la boca la candela.
A Orcasita en la cazuela
A menudo lo veía,
Que una cuchara metía
Y decía a don Evaristo:
“Compae si esto sabe a Cristo
Y huele a Santa María”.

Ya me causó admiración
Verlos allí muy sudados
Y los dos muy ñengotados
A la vera de un fogón.
Allí había un mocetón
Que llaman Rabo de Chivo,
Muchacho bueno y activo
Que pelaba una cebolla
Y atendía allí a la olla
Como buen facultativo.

Cuando ya se hallaba listo


Aquel guiso de longana,
Lo puso en su palangana
El señor don Evaristo.
Y como estaba previsto
Que el guiso no era opulento,
Don Evaro en su aposento
Con almuerzo se trancó,
Y a Orcasita lo llamó
dizque a referirle un cuento.

En aquel dicho aposento


Tuvieron gran cuchucheo
Calculando según creo
El mejor repartimiento.
Don Evaro que es un cuento
Le decía al socio Orcasita:
“Por la custodia bendita
Déjeme usted calcular,
Pues si no, no va alcanzar
La longaniza maldita”.

Y el Orcasita arrogante
Contestaba: no señor!
Pues yo calculo mejor
Basta que sea comerciante.
—No sea usted tan petulante
Por Dios señor don Ramón
Que si cinco trozos son
De longaniza entre siete
Si en esto Dios no se mete
Me caigo hasta en el fogón.

Por fin quedó entredientes


Calculando el Sombrerero
Mientras salía el tendero
A llamar sus dependientes.
Que los tres muy obedientes
Al guiso fueron rodeando
Como cuando están echando
Al enemigo una manga
Y fijos en la fritanga
Pero nadie pestañando.

Después vino otro Sombrerero


Llamado Alberto Coplei,
Que un sombrero Garei
Lo arreglaba con esmero.
Pero al ver el pelotero
Que había en aquel aposento
Al no tener armamento
El oficial veterano
Con un tenedor en mano
Compareció al campamento.
Así que la voz de mando
Dio allí don Evaristo
Por vida de Jesucristo
Creí que estaban peleando.
Unos salieron saltando
Del cuarto por la ventana
Con los trozos de longana
Y celebrando la gracia
No ocurriendo más desgracia
Que en la pobre palangana.

Rabo de Chivo que oyó


Aquella infernal reyerta
Le metió el casco a la puerta
Y al punto la derribó.
Pero muy tarde llegó
De chivo aquella rabisa
Pues aunque anduvo de prisa
Muy tarde debió llegar,
Pues qué diablo iba alcanzar
Con un real de longaniza!

A mí, antes del banquete


Me brindaron un putón
Como quien tenía intención
De decirme toma y vete.
Pero yo que más que siete
Las tengo siempre muy viva
Me quedé en espectativa
Observándolo allí todo
Para echarles de este modo
La presente lavativa.

Octubre 6, 1886
NOTICIAS Y ANUNCIOS
LA TORRE DEL RELOJ PÚBLICO

Una noticia muy buena


Le doy a esta población,
Y es que el reloj en prisión
Ya va a cumplir su condena.
Ya no pasará más pena
En aquella obscuridad
Pues Lilí por caridad
Le ha mandado a hacer su torre
Y según noticia corre
Pronto estará en libertad.

Ya el trabajo está empezado


En el fuerte de San Luis
Mandado a hacer por Lilís
Siendo Glass el encargado.
Míster Vian el afamado
Ingeniero americano,
Tiene la obra entremano
Y como entiende su oficio
Hará un bello edificio
Conforme lo indica el plano.

Toda de mampostería
Es dicha torre por fin,
Y el señor José Pepín
Rige la albañilería.
Pues él en Santiago hoy día
Como oficial muy honrado
Está muy acreditado
Como famoso albañil
Que en trabajos más de mil
Lucido siempre ha quedado.
En fin Lilís nos ha dado
Torre y reloj, qué deleite!
Hoy dirían que no hay aceite
Para el que saldrá oxidado.
Esto es si fuera el pasado
Y célebre Ayuntamiento
Que en un obscuro aposento
Arrumbó al pobre reloj
Y más nunca se acordó
De ponerlo en movimiento.

Con eso no hay quien le borre


La mancha que le cayó
De que el que dio el reloj
Tuvo que darle la torre.
Pues según la voz que corre
El municipio pasado
Dos años tuvo encerrado
El regalo de Lilí
Que ahora saldrá de ahí
Medio loco y jorobado.

También redujo a prisión


El municipio bendito
La bombita que a Guelito
Le compró por distracción.
En esto tuvo razón
Pues aunque el pueblo respinga
Y malamente lo pringa
Él con esto se desquita
Que encarceló a la bombita
Porque se volvió jeringa.

El reloj saldrá muy bien,


Porque halló un alma bendita
Pero la infeliz bombita1
Requiescant in pace, amén.
Ya dicen que el comején
La tiene a su buen cuidado,
Por convenio celebrado
Según he visto un papel
Por el endebío aquel
Que Dios haya perdonado.2

Estos versos concluiremos


Dándole gracias a Heró
Que a más de darnos reloj
Por él su torre tendremos.
Y también que no olvidemos
De Lilís tantos favores,
Y en sus apuros mayores
Defenderlo con lealtad,
Que él con esta ciudad
Parece que tiene amores.

Noviembre 13 de 1885

1 Esta es una bombita hidráulica que compró el Siño don Ayuntamiento del año 84,
dizque para apagar incendios.
2 El Ayuntamiento del 84.
EL CAMINO DE “PEDRO GARCÍA”,
DE SANTIAGO A PUERTO PLATA

Para que vean mis lectores


Del progreso las delicias
Vengo a darles unas noticias
Que no pueden ser mejores.
Pero antes pido señores
A los de buena intención
Que lean con atención
Lo que voy a referir
Porque esto ha de convenir
A todos sin excepción.

Hoy la Junta de “El Progreso”


De esta ciudad industriosa
Tiene una empresa grandiosa
E importante con exceso.
Y comprendiendo yo eso
Que es de interés general
En mi lenguaje habitual
Al público ilustraré
Sobre todo lo que sé
De esa obra colosal.

Abrir un camino hoy trata


La Junta como es probable
Más corto y más transitable
De Santiago a Puerto Plata.
Y como cosa tan grata
Y de interés general
Así debe cada cual,
Prestar su buen contingente
Para concluir prontamente
La obra más esencial.

Y a esta Junta que le sobra


El deseo de esto efectuar
Está dispuesta a llevar
A cabo esta grande obra.
Y el dinero que se cobra
Para invertirlo en la empresa
Se administra con limpieza
Por hombres todos honrados
Que están lo más animados
Trabajando con firmeza.

El señor Gobernador
De esta Provincia igualmente
De esta empresa se halla al frente
Trabajando con calor.
Todo marcha lo mejor
Y el camino será hecho
Pues el único repecho
Que es el Hoyazo mentado
Ya todo está arreglado
Pues tiene abierto un desecho.

Listo un ingeniero está


Para ir a examinar
Y al mismo tiempo trazar
Por dónde el camino irá.
Herramienta sobrará
Para la obra citada,
Y la gente está nombrada
Para en las lomas y bajos
Dar principios a los trabajos
De esta obra deseada.

La Junta una comisión


Ha enviado a Puerto Plata
Porque allí también se trata
Con calor esta cuestión.
Aquí se ve animación
Entusiasmo y buena fe
Y todo el que diga que
Esto no se lleva a efecto
Hacer un daño es su objeto
Como bien claro se ve.

Se evitarán muchos males


Consiguiendo esta abertura
Pues comercio y agricultura
De vida darán señales.
La mortandad de animales
Entonces menos sería
Veintidós leguas hoy día
Tiene el camino de abajo
Mientras doce y sin trabajo
Cuenta el de Pedro García.

Este camino, señores,


Encierra las condiciones
Que pasará por regiones
De terrenos superiores.
Las plantaciones mejores
Más tarde allí se verán
Porque esas tierras están
Aún vírgenes todavía
Y a esa grande montería
Monteros solo es que van.

Los dueños de esos lugares


Gran ventaja sacarán
Pues ahora les valdrán
De pesos muchos millares.
Y maderas regulares
Que las hay en cantidad
Con mucha facilidad
Saldrán por este camino
Y al darles mejor destino
Es grande la utilidad.

Aquel que vender no trata


Sus frutos en esta ciudad
Tendrá más facilidad
De llevarlos a Puerto Plata.
Pues ya sería cosa grata
Y de bastante alegría
Andar por Pedro García
Y sin nada que apurar
A Puerto Plata llegar
Recuas en menos de un día.

En fin, me han podido oír


Y ver el bien que esto ofrece
Para que a nadie le pese
Con algo contribuir.
Ni menos deben decir
Que esta empresa es imposible
Que hay un refrán infalible
Que lo sé desde mi infancia
Que con esfuerzo y constancia
Todo en el mundo es posible.
AL SR. DON EDWARD HALL

Director principal de los trabajos del Ferrocarril Central de Puerto Plata a Santiago y
Moca.

En decir hoy me apresuro


Y con alegría no poca,
Que pronto Santiago y Moca
No tendrán ya más apuro.
Porque ya sí es seguro
Sacudir la suerte ingrata;
Pues que de serio se trata,
Y el empeño es muy formal,
Que el Ferrocarril Central
Nos una con Puerto Plata.

Sabemos que ya llegó


Una grande embarcación3
Con rieles, y una porción
De otras cosas que aportó.
Y el vapor Saginó
Que ha llegado últimamente,
Ha traído mucha gente
Y materiales la mar!
Para a la carga activar
Los trabajos prontamente.

De Nueva York ha venido


Un cablegrama, que avisa
A don Tomás Pastoriza
Que todo está convenido.4
Contrato firmado ha sido
Con dificultad muy poca,
Para llevar hasta Moca
El Ferrocarril Central,
Que todos en general
Pedimos a raja boca.

De esta línea el director,


Nos dan por noticia grata
Que regresó a Puerto Plata
Viniendo del exterior.
Míster Hall, este señor
Fue a buscar expresamente
De Bajabonico el puente,
Que aguardan sin dilación,
Para su colocación
Hacer inmediatamente.

Trescientos hombres están


Como es notorio ya,
De Bajabonico acá,
Trabajando con afán.
Y otros tantos se verán
Sin la menor dilación
Por Guanábano, Limón,
Las Lavas y Palmarejo,
La Ciénaga y Pueblo Viejo,
Cerca de esta población.

Y también de esta ciudad


Principiarán prontamente
Los trabajos igualmente
Con bastante actividad.
Y al ver con la seriedad
Que hoy los trabajos van,
Los Santos Tomás están
Creyendo ya con certeza,
Pero por delicadeza
Por vencidos no se dan.

Y en dudar tenían razón


Muchas gentes maliciosas,
Pues se han visto tantas cosas
En esta infeliz nación...
Que ha dado, pues, la ocasión
Para no creer la gente
En nada absolutamente;
Y como que vive esquiva
Siempre cree que es lavativa5
Lo que le es más conveniente.

Los terraplenes se hallan


De Pérez por esos llanos,
Donde cuatrocientas manos
Abriendo trochas batallan.
Y los que duden que vayan
A ver por esos lugares,
Que volverán a sus lares
Pidiendo miles albricias,
Y afirmando las noticias
Que anuncio en estos cantares.

En esta obra tamaña


Por la primera ocasión,
Se verá en nuestra nación
Perforar una montaña
Para cruzar por la entraña
De la muy nombrada Sierra,
El coloso que destierra
El atraso y malestar
Y que hace progresar
A la más inculta tierra.

Conque, no hay más que hablar


Sino abrirle más la puerta
Al que a carrera abierta
Nos viene pronto a salvar.
Dios nunca suele olvidar
A nada de lo que cría,
Y con esta férrea vía
Que pertenece al Gobierno,
Ya querrá el Padre Eterno
Sacarnos de esta agonía.

Los que más habían dudado


Ya no creen que es cosa vaga,
Porque muchos a la llaga
Con el dedo le han tocado.
Y el material que ha llegado
Ahora últimamente,
Al ver todo eso la gente
Cada cual viene diciendo:
“Compae, ya si no hay remiendo
La cosa viene caliente!”

El Ministro de Fomento,
Que ya cantará aleluya
De salirse con la suya,
Se le aproxima el momento.
Y no le dirán que es cuento
Los que aquí le discutían,
Y en amistad le decían
Al oído y en voz baja:
“Corderito, eso es paja
Pa la gaisa”, y se reían.

Santiago, mayo 25 de 1894

3 La barca Lelia Smith trajo a Puerto Plata 450 toneladas de rieles, cemento romano,
herramientas, etc., etc., y el Saguinaw, que llegó últimamente, una porción de empleados y
materiales.
4 Cablegrama de Nueva York: “Tomás Pastoriza.- Santiago.- Sto. Domingo.- Firmado
contrato Whalens Ferrocarril Santiago-Moca. WELLS”.
5 Algunos dicen mechero.
INAUGURACIÓN DEL FERROCARRIL QUE TOCA EN SAN
FRANCISCO DE MACORÍS6

Con gusto hacemos saber,


Por medio de este resorte,
Que ya Macorís del Norte
Experimenta el placer
De un Ferrocarril tener
Que toca en dicho lugar
Y que lo ha de inaugurar
Del modo más conveniente,
El dieciséis del corriente
Sin nada que desear.

De la Capital vendrá
El Jefe de la Nación,
Y de gente una porción
Que al Jefe acompañará:
De Sánchez, de Samaná,
Vega, Moca, Puerto Plata,
Y hasta de Santiago, trata
Gran gentío allí pasar,
Para con gusto gozar
De una fiesta así tan grata.

Del Cotuí saldrán en bando


Los que a esta fiesta vendrán,
Porque allí no quedarán
Ni siquiera los mamando.
No hay más que irse afilando,
Toda esta población,
Y empeñar hasta el copón;
Pues de no, se compromete
Si Macorís no se mete
De lleno en esta ocasión.

Lo que es ya se ve afanar
La entusiasta y veterana
Juventud macorisana
Por la honra del lugar.
Y aunque suele tropezar
Con varios inconvenientes
Que presentan los agentes
Del atraso y retroceso,
Ni un pelo le quita eso
A esos jóvenes fervientes.

El pueblo macorisano
Hará un esfuerzo inaudito,
Por presentarse bonito,
Alegre y lo más galano.
Este pueblo es veterano
Y no le falta decencia,
Y aunque hoy la impertinencia
De la crisis lo acribilla,
Macorís no se mancilla
Por falta de diligencia.

Pues todos aquí saldrán


Al monte con sus mochitos,
En busca de arbolitos
Que en sus puertas plantarán.
Y en las calles se verán
Miles de miles banderas,
Y una infinidad de hogueras
No dejarán de arreglar
Para el público pasear
En noches tan placenteras.

Todo el mundo así lo hará,


Con placer engalanar
El frente de cada hogar
Como convenido está.
Ninguno se negará
A este buen procedimiento
Que del buen comportamiento
De todos en general,
Quedará este festival
Con el mayor lucimiento.

Y es preciso convenir
Que al pueblo macorisano
El Santo Dios Soberano
Se ha dignado bendecir.
Pues lo que va a recibir
Esta agrícola región
Con esa inauguración
Del ferrocarril ramal,
Es de Dios la celestial
Y muy santa bendición.

Así diremos por tanto


Que es preciso celebrar
Ese bien tan singular
Que baja del cielo santo,
Conduciendo el adelanto
Y el gran progreso que encierra,
Así es que a muerte guerra
Ninguno le debe hacer,
Al que viene a engrandecer
Esta bendecida tierra.

Macorís sabrá apreciar


Y agradecer igualmente,
El bien que el Omnipotente
Le acaba de prodigar.
Y lo mismo debe estar
Este pueblo agradecido
De aquellos que le han traído
Con su propio capital
El ferrocarril ramal
Que hoy se ve ya concluido.

Por muchísimas razones


Deberían los campesinos
De estas comarcas vecinos
Contribuir a estas funciones.
Porque ellos sus producciones
Mucho mejor venderán
Y el lienzo conseguirán
Con alguna más rebaja,
Y de todo más ventaja
Los del campo sacarán.

El pueblo macorisano
No debe fijarse en costo
Para el dieciséis de agosto
Mostrarse lo más galano.
No hay más que echarle mano
A todo lo que se pueda,
Porque ya si no le queda
Recurso ni apelación;
Sino candela al fogón,
Suceda lo que suceda!

Santiago, agosto 8 de 1895

6 El que suscribe, tiene la honra de dedicar este humilde trabajo al Ilustre Ayuntamiento
de Macorís del Norte, y a los dignos empresarios de esta vía férrea, que son los señores:
Don Ulises Heureaux, Don Teófilo Cordero y Bidó, Don Zoilo García, Don Uladislao
Fernández, Don Juan Antonio Lora, Don Manuel M. Castillo, Presidente de la Directiva,
Don Genaro Pérez, Vicepresidente, Don Thomas McLelland, Tesorero, Don José A.
Puente y Don José F. López, Vocales.
EL FERROCARRIL CENTRAL

Al Honorable Ayuntamiento de esta ciudad

Según un parte oficial


Que tiene el Ayuntamiento,
Damos hoy conocimiento
Al público en general,
Que el Ferrocarril Central
De cierto se sabe ya,
Que inaugurado será
A fines del mes entrante;
Y que ya en lo adelante,
Más demora no tendrá.

La fiesta de referencia
No será más transferida,
Como es cosa bien sabida
Que lo ha sido con frecuencia,
Pues según correspondencia
De Lilís el General,
Lo asegura como tal
El Municipio de esta,
Que en Junio será la fiesta
Del Ferrocarril Central.

Y esa tal festividad


Mucho me ha hecho mentir;
Pero hoy sí puedo decir
Que se cuaja de verdad,
Pues sé con seguridad
Que el ilustre Ayuntamiento,
Ya le dio conocimiento
A la Junta de festejo,
La cual se halla de viejo
En activo movimiento.

Y la Junta referida
Hoy se mueve de verdad,
A fin que nuestra Ciudad
Quede pues lo más lucida,
Y también muy complacida
De fuera la concurrencia,
Que de toda procedencia
Vendrá a gozar con exceso,
De la fiesta del progreso
Y del bien por excelencia.

Y esta culta población


Agrícola y comercial,
Al Ferrocarril Central
Honrará con profusión.
Y al Jefe de la Nación
Con vivas recibiremos,
Y bien ya festejaremos
Al bienhechor del país,
El Gran General Lilís,
A quien tanto agradecemos.

Y más que nadie Santiago


Debe obsequiar lo mejor
Al Gran Pacificador
Y hacerle un bonito halago.
Pues nunca será bien pago
Por nuestro pueblo querido,
Todo el bien que ha recibido
De Lilís, el grande hombre,
Que loado sea su nombre
Y por siempre bendecido.

Mas siendo el iniciador


Lilís de tan grande fiesta,
A nuestro pueblo le cuesta
Comportarse lo mejor.
Y el entusiasmo mayor
Tenemos que desplegar,
Y con ahínco ayudar
Al Municipal Concejo,
Y a la Junta de Festejo
Para todos bien quedar.

El que esté aún rezagado


Con el piquito ofrecido,
Para el festejo aludido
Del Ferrocarril citado,
Antes que le sea cobrado
Que no se haga el chivo loco,
Y afloje ese pico foco
Que la Junta de Festejo,
Si no ha largado el pellejo,
Ya no le falta muy poco.

Y comprendan la razón
Que la Junta por sí sola
Imposible que dé bola
Si no encuentra protección.
Y todos sin distinción
Con tal que sean pudientes,
Deban ser contribuyentes,
Pero nunca faltan ricos,
Que son peores que los micos
Para miserables gentes.

Santiago, mayo 23 de 1897


GRAN SURTIDO DE MERCANCÍAS, PROVISIONES Y
QUINCALLERÍAS, EN LA TIENDA DE DON J. I. JIMÉNEZ Y
COMPAÑÍA, EN MONTECRISTY
UN DEPENDIENTE A UN MARCHANTE

Marchantico, vini-incí
Desmóntese amigo fiel,
Que Rodríguez Rafael
Buen surtido tiene aquí.
Amarre su burra ahí
Que aunque estamos en enero
Puede algún burro soltero
Venir con gracia mohosa
Y darle un beso a la mosa
En prueba de amor sincero.

Mi amigo pase adelante


Para que vea fantasías
Y muy frescas mercancías
Que han llegado en este instante.
Vuele, querido marchante
Para enseñarle un listado
Que hasta el cura me ha comprado
Para hacerse calzoncillos
Compae y a real sencillo
Que casi es regalado.

También tengo aquí un percal,


De mil clases diferentes
Que en Montecristy las gentes
Nunca ha visto cosa igual.
Y que Ud. no le halla cal
Métale el diente, marchante
Y verá cosa elegante
Por ancho, fuerte y tupido,
Vamos a ver mi querido
Cuántas varas adelante!

Mire compae, qué pursiana!


Como todas dicen huí
Porque han venido de Haití
Aunque ellas no son haitianas.
Francesas y americanas
Y de pintas escogidas
Por firmes son preferidas
Pues le digo, amigo mío,
Que aunque las lleven al río
No vienen descoloridas.

Aquí está la interesante


Y superior cotanía,
Que allá en la extranjería
La llaman de lanagante.
Cójale el batán,7 marchante
Para que vea su tejido
Y verá que este surtido
Lo que es a este distrito
Nos ha venido tan bonito
Tan variado y escogido.

Verá Ud. un fuerte diablo


Que es cosa tan exquisita
Que hasta chaleco y levita
Le compró el cura a San Pablo.
Y todo lo que le hablo
De esta buena mercancía
No es por habladuría
Pues no se ha visto un surtido
Como este que ha recibido
Jiménez y Compañía.
Mire Ud. para señoras
Qué calzados tan bonitos
Para niñas y niñitos
Tan finos que dan las horas.
Tenemos visitadoras
Que visitan sin fatiga,
Y para que no se diga
Que todavía se usa el tallo
De higuera o de papayo
Y de puerco la vejiga.

Vea qué lindas muselinas


De hilo y de algodón
Como no hay comparación
Para bonitas y finas.
No siendo por crinolinas
Ni por de piedras escopetas
Pregunte usted por... carretas
Por el demonio y su hermano
Que aquí hay de todo, cristiano,
Con tal que vengan pesetas.

Tenemos paños famosos


De casimir pero fino,
Buenas telas de merinos
A precios muy ventajosos.
Tengo botines lujosos
Tavien, charol y becerro,
Y el que gato con cencerro
Busque en casorio este año
Tengo de todo tamaño
Famosas camas de hierro.

Finas y buenas camisas


De hilo y buen algodón
Con bordados un millón
Y también tenemos lisas.
Y un buen surtido de frisas
A escoger al buen deseo
Que a falta de un buen jaleo
En este tiempo de frío
Equivale amigo mío,
Buena frisa a un degodeo.

Las máquinas de coser


Las tenemos superiores
De las fábricas mejores
Que en el mundo pueda haber.
Medias de hombres y mujer
De seda fina y algodón
Y dril para pantalón
De hilo que es un primor
Y de algodón de color
Que llama pues la atención.

Tenemos fluses bonitos


De casimir y de paños
De colores muy extraños
Y última moda toditos.
Para camisas cuellitos
Finos y muy elegantes
Y de cabretilla guantes
Y también lindas corbatas
De todo precio y baratas
Para los buenos marchantes.

Tenemos creas pero finas


Telso batista, estopilla
Batista, alpaca y lanilla
Y relojes con leontinas.
Agua florida y divina,
Mucha pomada olorosa,
Polvos de violeta y rosa
Con su excelente polvera
Para empolvarse cualquiera
Y ponerse buena moza.
Y tenemos igualmente
Para señoras sombreros,
Que han llegado los primeros
A la moda últimamente.
Clase de encaje excelente
Tengo también mi querido,
En fin este gran surtido
De la tienda y almacenes
La gran casa de Jiménez
Jamás lo había recibido.

Y tocante a provisiones
Mire Ud. si anda escasa
Que solo falta en la casa
Guanimos y chicharrones,
Tenemos buenos jamones
Bacalao y macarelas,
Arroz, manteca, habichuelas
Sardinas y mantequilla
Buenas ollas de Castilla
Que también llaman cazuelas.

Fresco y buen pitisalé


Y toda clase de vinos
Fideos gordos y entrefinos
Aceite, azúcar y té.
Anís, vinagre y café
También tenemos de venta
Malagueta, anís, pimienta
La nuezmoscada y canela
Lámparas, tubos y vela
Que dan luz más de la cuenta.

Marchante aquí tiene usted


Los quesos frescos y grandes
De patagrás y de Flandes
De piña y el buen grullé.
Y también le enseñaré
Buena carne embarrilada
Harina muy afamada,
Y un surtido de colines,
Macarrones, tallarines
Y hasta leche condensada.

De leche las galleticas


De soda y dulce igualmente
Romo viejo y aguardiente
Y fósforos de cajitas.
Las papas muy fresquesitas
Y cebollas por igual
Agujas, peines, dedal,
Cortaplumas y tijeras
Platas, tazas, cafeteras
De la China y de cristal.

Y aquí por quincallería


No es preciso preguntar
Pues aquí hallará la mar
De enseres de ferretería.
Jiménez y compañía
En surtido andan tan listos
Que en esta casa se ha visto
Entre un millón de tornillos
Los clavos y los martillos
Con que clavaron a Cristo.

Ya que ha visto lo bastante


Podremos entrar en trato
Que le venderé barato
Y con su ñapa al instante.
—Hoy no le compro maichante
Tengo esa burra paría
Como anda sin la cría
Se me le ha jinchao la teta.
Burra ei diablo, tati quieta,
Maichante, jata otro día.

Enero 20 de 1887

7 El canto.
A LOS HABITANTES DE JUANA NÚÑEZ

Señores, por el presente


Se ve que en esta región,
Aumenta la población
De manera sorprendente.
Y una Iglesia más decente
Espaciosa y más bonita
Juana Núñez necesita
Para que honre lo mejor
A Dios, nuestro Redentor,
Y a este pueblo progresista.

Y además ya causa pena


Que un lugar que bien florece,
Y que tanto se enaltece,
No tenga una Iglesia buena.
De tristeza mucho llena
Que tan bonito poblado,
No tenga un templo adecuado
A su bella posición.
Más siendo una población
Que bastante ha progresado.

Y al tener preponderancia
Este pueblo en el Cibao,
Por su café y cacao
Que cosecha en abundancia,
De alguna más importancia
Iglesia debe tener;
Y por eso es menester
Que la que hay en construcción,
Se vea ya su conclusión,
Sin más tiempo que perder.
Ya debe todo habitante
De este pueblo religioso,
Cooperar lo más gustoso
A este bien tan importante.
Y una limosna constante,
Que no le nieguen al cura,
Que tanto, tanto se apura
Por esta Iglesia acabar,
Y darle honra al lugar
Importancia y hermosura.

Si a Dios con tanta frecuencia


Le pedimos sin cesar,
Y él nos suele siempre dar
Cada día la subsistencia,
Y con toda su clemencia
Y su bondad infinita,
Todo se lo facilita
Al que lo adora y aprecia,
¿Por qué negarle a su Iglesia
Una chica limosnita?

Nadie diga que yo di


Y por eso no doy más,
Porque siempre para atrás,
Ha de ir quien diga así.
Para Dios digan que sí
Cuando les suelen pedir,
Porque deben advertir
Que, en esta vida tremenda,
Dueño de vida y hacienda
Dios lo es, no hay que decir.

Conque vamos feligreses


De esta noble población,
Concluir esta mansión
Donde hacemos nuestras preces.
Y así os pidan cien veces
Nadie se debe negar,
Porque ese Dios del altar,
Por mucho agradecimiento,
Devuelve, sin duda, ciento
Al que uno le suele dar.

Y también que por honor


O ya sea por dignidad,
Debe esta localidad
Tener un Templo mejor.
El que tiene, causa horror,
Porque es un rancho apurado,
Con un foco soberado,
Que dizque se llama coro!
¿Y no es acaso un desdoro,
Para tan bello poblado?

Por Dios, no más irrisión!


Y no se hagan esperar,
Porque eso es profanar
Nuestra Santa Religión.
Quemen ya ese ranchón
Que dizque se llama Iglesia,
Que el pueblo que a Dios aprecia
No lo sopla en una choza;
Pues no indica otra cosa
Sino que a Dios se desprecia.

Conque a la carga, señores,


Y apurar esos trabajos,
Antes que Dios cuatro ajos
Les eche con mil amores.
Este pueblo está de flores
Con su excesivo adelanto,
Y ese Dios que tanto y tanto
Por siempre lo ha bendecido,
Ya quiere ver concluido
Su Templo Divino y Santo.
Ombe, tocalla Juana,
Conclúyale pronto esa Iglesia
A Dios su bienhechor, y no sea
tan ingrata con él. Uté uyó?
Pues chúpese ese cachimbo.

Santiago, diciembre 20 de 1893


LA FIESTA DE LAS LAGUNAS

El 24 de los corrientes tendrá lugar la bendición del nuevo Cementerio de


“Las Lagunas” en la Estación del Ferrocarril Central Dominicano y para
máspormenores diremos:

Señores, un gran festejo


Habrá sin falta ninguna,
En la estación de Laguna
Inmediato a Palmarejo.
Y por lo que dicho dejo
Me autorizan a decir
Que allí pueden todos ir
Para ver un acto serio,
De un famoso Cementerio
Que tratan de bendecir.

Y se puede asegurar
Que a esa gran festividad,
Pasará de esta Ciudad
La música militar.
Como obsequio singular
Del señor Gobernador,
Que ya desean con ardor
Que la santa bendición
De esa fúnebre mansión
No carezca de esplendor.

Y don Melitón Fonder


Que preside allí una Junta,
Sus pies de cebo se unta
Porque le suelen doler
De tanto andar y correr
Por cumplir bien con su empleo;
Y yo todo eso lo creo,
Porque sé que Melitón,
Cuando tiene una misión,
No se vuelve bulla y peo.

Y Manuel González, Vice


De dicha Junta también,
Asegura que no hay quien
Los jarretes se los pise.
Pues allí cantando dice
Al son de tambora y güiro,
Que no queda mal ni a tiro,
Y que si en esta alegría,
No queda bien ese día
Pide al punto su retiro.

Y el buen Mera Sebastián


¿Qué no hará ese amigo fiel,
Viendo a su yerno Manuel
Metido en tan grande afán?
Y más como el viejo Chan
Siempre a lo bueno se presta,
Y la referida fiesta,
Honrará su vecindario,
¿Qué importa que hasta el Calvario
Lleve Chan la cruz a cuesta?

Para ese acto divino


Del cementerio aludido,
Nombrado también ha sido
Míster Hall como padrino.
Pues como allí no hay vecino
Que al Director principal,
Del Ferrocarril Central
No le guarde simpatía,
Para tan solemne día
Lo han nombrado como tal.
Los Gómez y los Fermines,
Los Almonte y Toribios,
Ya se mostrarán bien tibios
En esos días de festines.
Los Betancourt y Martínez,
Los Campo y los Silverio,
En un acto así tan serio
Pajaritos pintarán,
Festejando con afán
Su famoso cementerio.

Y también los del lugar


Como los de otros puntos,
Que sus muertos o difuntos
Allí los han de enterrar.
También deben cooperar
A esa célebre función,
Por deber y obligación
Porque allí los que se van,
Sus restos reposarán
Libres de perro y lechón.

Los padrinos y madrinas


Del bendito cementerio,
Si son gente de criterio
No salgan con gambusinas,
Porque de lenguas dañinas
Miles habrá reparando,
Para salir elogiando
A los que se portan bien,
Y a los míseros también,
Salirlos despellejando.

Conque vamos, caballeros,


Señoras y señoritas,
Por las ánimas benditas
Pasemos allí ligeros.
Que dos días muy placenteros
Gozando los pasaremos,
Y después regresaremos
Dándole fresco sin mengua,
A esa maldita lengua
Que por desgracia tenemos.

Angelina, chocolate! así somos todos,


menos— JUAN ANTOÑO ALÍ

Santiago, 17 de septbre. de 1898


A MIS COMPUEBLANOS

A la Compañía Inglesa que trata de construir el


acueducto de esta Ciudad, tengo la honra de dedicar
este humildísimo trabajo

Señores, por la presente


Diré que sin dilación,
Tendrá esta población
Un acueducto excelente.
Pues se trata seriamente
Y con mucha actividad,
De darle a esta ciudad
Sin pérdida de momento,
Ese grandioso elemento
De tanta necesidad.

Pues el Yaque aunque pasa


Besando nuestra ciudad,
Es mayor comodidad
Cada cual tenerlo en casa;
Y tomar el agua en masa
Para beber y fregar,
Bañarse y también lavar
De madera todo piso,
Y lavar, si es preciso,
La ropa en el mismo hogar.

Para incendio, no se diga,


Pues con agua suficiente
Se combate prontamente
Con mucho menos fatiga,
Y evitándose que siga
En más grande proporción;
Pues cualquiera habitación
Teniendo su pluma de agua,
La casa aunque sea de yagua
Encuentra su salvación.

Y los que tengan sembrados,


En los tiempos de sequía,
Tendrán agua en demasía
Para verlos inundados.
Y en los patios y cercados
El que tenga su animal,
No le será ni tan mal
Darle agua en abundancia
Por una insignificancia
Que se pagará mensual.

Y lo mismo todo dueño


De alambique, gozará,
Pues agua siempre tendrá
Sin mucho costo ni empeño.
Y también lo más risueño
Por siempre tendrá que estar,
Todo dueño de tejar;
Y bastante economía,
Para la mampostería
El que quiera fabricar.

Y ese polvo maldecido


Desgracia de esta ciudad,
Tendrá con seguridad
Que ser pronto combatido.
Porque ya es bien sabido,
Que las calles cada día
En los tiempos de sequía
Muy bien se podrán regar,
Para uno descansar
De tan terrible agonía.
Y también los desdichados
Hijos de esta población,
Ya saldrán de una porción
De chicos desvergonzados.
Insolentes y malcriados
Que en vez de tener oficio
De mucho más beneficio,
Se dedican a aguadores,
Y de ahí a malhechores
Sin el menor sacrificio.

Una compañía inglesa


De bastante capital,
Sin pedirle a nadie un real
Se hará cargo de la empresa.
Y con mucha ligereza
Darnos acueducto trata,
Como el que ya no dilata
En entregar por momento
Al Ilustre Ayuntamiento
De la culta Puerto Plata.

Un entendido ingeniero
De la dicha compañía,
Con Bogard, que es sin porfía,
Otro hábil caballero,
Ha pasado al Saltadero,
De San Francisco nombrado,
Arroyo que está situado
Al norte de esta ciudad,
Y con gran facilidad,
Puede ser bien explotado.

El señor Ramón Imbert


Intérprete hoy en día
De esa rica compañía
También le cupo el placer
De pasar también a ver
El referido lugar,
Y tan supo analizar
El agua de San Francisco,
Que se quedó medio bizco
Por tan buena resultar.

Don Benigno Díaz y yo


Pasamos allí también,
Pero que se entienda bien
Que como ingenieros no;
Pues Bogard nos invitó
Nada más como mirones,
Pero en aquellas regiones
Benigno, como es condueño
En algo sacó de empeño
Con varias indicaciones.

Y después de terminar
Esa gente su trabajo,
El buen Benigno nos trajo
A su casa a descansar,
Y nos dieron de almorzar
Con tantísima abundancia,
Que así digo con jactancia
Que no fue mejor la mesa,
De una casa francesa
A los alcaldes de Francia.

Santiago, noviembre 19, 1900


ANUNCIO “LUZ DIAMANTE”

Mamita mande a comprar


Porque se acaba al instante
El gas más particular
Que se llama “Luz Diamante”.

Y dónde lo venden Luisa


Ese gas tan superior?
—En la casa del señor
Don Chichí de Pastoriza.
Y el que no manda de prisa
No lo podrá ni alcanzar
Porque no se puede hallar
Cosa más interesante,
Y como su luz es brillante
Mamita, mande a comprar.

Y que nunca hemos tenido


En este Santiago un gas,
Ni más bonito ni más
Económico y lucido.
En toda parte ha adquirido
Una aceptación brillante
Y como es interesante
Yo iré corriendo mamita,
A comprar mi botellita
Porque se acaba al instante.

Como da la luz tan bella,


Por Dios que vale la pena,
comprar es cosa más buena
a dos sencillos botella.
Y toda persona aquella
Que quiera economizar,
No tiene más que llegar
A la puerta de Chichí
Para que encuentren allí
“El gas más particular”.

El que deseare probar


Péguele a este gas candela
Sea con fósforo o con vela
Que no lo podrá inflamar.
Y además no hay que bregar
Con la mecha petulante
Subiéndola a cada instante
Que es tormento por demás,
Porque Chichí tiene un gas
Que se llama “Luz Diamante”.
CUATRO BAILES DE DISFRAZ EN EL CASINO DE DON RAFAEL M.A
LEYBA

Venid, bellas santiagueras


Que tengan invitación
A lucir el buen disfraz
En mi lujoso salón.

En los días de carnaval


Y en el salón más capaz,
Cuatro bailes de disfraz
Daré con gusto especial:
La música es sin rival,
Nuevas danzas de primera
Mil lámparas y briseras
Lucirán con sus reflejos,
Y a verse en grandes espejos.
Venid bellas santiagueras.

Los famosos clarinetes


José Ovidio y Brea oiremos.
Y de Moca ya tenemos
Bombardinos de chupetes.
Adolfo hará mil piruetas
Tocando su saxofón,
Y el Contrabajo Pitón
Tocará piezas muy bellas,
Para que bailen aquellas
Que tengan invitación.

El distinguido violín
De Felipe ya se oirá
Y lo mismo sonará
De Rodolfo el cornetín.
Y Manuel Blanco, por fin,
(Puertoplateño capaz)
Tocando siempre tenaz
El bombardino en los bailes
La comparsa irá de frailes
A lucir su buen disfraz.

El empresario os ofrece
Una cantina muy buena
Y una magnífica cena
De lo que uno apetece.
Pero también le agradece
Que paguen sin dilación
Pues en esta reunión
Como si lo estáis mirando
Que no habrá contrabando
En mi lujoso salón.
ASUNTOS FAMILIARES Y DOMÉSTICOS
CONSEJO DE UNA ABUELA A SU NIETA

Tú no vayas, nieta mía


Eso me dijo mi abuela,
A esos bailes de disfraz
Que te muerde la culebra.

A estas fiestas mundanas,


Ya no van pollitas finas,
Sino como yo, gallinas
De... poner, con almorranas.
Y al no ir pollas galanas
A esos bailes hoy en día
De disfraz o porquería,
Si no quieres ver tu quiebra,
A bailar esa culebra1
Tú no vayas, nieta mía.

Como ahora hay libertad,


No quedó cuero pelado,
Que no se haya merengueado
En esta festividad.
Pues se vio en realidad
Que, en siendo gente de espuela,
Todita cogió candela.
En esos bailes muy bien,
Y como ella fue también
Eso me dijo mi abuela.

Allí bailaban muy bien


Olorosas mascaritas,
Pero también infinitas
Con un bajo a comején.
Y miles había también
Más malas que Barrabás;
Que por eso y algo más,
Te lo vuelvo a repetir,
Nunca se te antoje ir
A esos bailes de disfraz.

Como yo soy media bruja


Y de chispa una escopeta,
Aunque me ponga careta
Yo soy gallina papuja.
Pero tú que eres aguja
Que no has conocido hebra,
Ni borracha con ginebra
Tú no vayas, Eliodora,
A esos bailes de ahora,
Que te muerde la culebra.

Santiago, 28 de febrero de 1900

1 La culebra. Danza muy tibia del buen compositor don Nicanor Espinal.
UN CHISME QUE HUBO ENTRE UNA MADRINA Y UNA AHIJADA
Y ESTA LE ENVIÓ UNA DÉCIMA A LA MADRINA PIDIÉNDOLE
PERDÓN Y ACLARANDO EL ASUNTO. LA MADRINA LE CONTESTÓ
LO SIGUIENTE:

Si tienes algún tormento


Tú no te apures por nada
Entre madrina y ahijada
No puede haber sentimiento.

Con mucho gusto y placer


Tu décima recibí,
Y después que la leí
Tu tristeza pude ver.
Por mí no debes tener
Ni pena ni sentimiento,
Yo no me llevo de cuento
Y no debes apurarte,
Pues debes de consolarte
Si tienes algún tormento.

Aunque el mundo está perdido,


De nadie tengo sospecha,
Pues siempre ando derecha
Como costumbre he tenido.
A nadie nunca he ofendido
Porque vivo reservada,
Y así es mi querida ahijada
Que hoy te lo hago presente
Que dejes que hable la gente
Y no te apures por nada.

No tengas más aflixiones


Y recobra ya tu tino,
Que tu madrina y padrino
Te echan sus bendiciones.
Y olvida ya estas cuestiones
Y no te apures por nada,
Que ya sé que eres bien criada,
Y que tienes buen deseo,
Pues no puede haber enreo
Entre madrina y ahijada.

Como tú eres mi ahijadita


De mi vida y corazón,
Quisiera sin dilación
Verte en casa de visita.
Que en mí no verás nadita,
Que te cause sufrimiento,
Pues como hay un sacramento
Por medio que es el bautismo,
Todo marchará lo mismo
No puede haber sentimiento.
LA MUERTE DE MI ABUELO

Hondo lo tiene mi abuelo


Hondo lo tiene mi tía,
Hondo se le está poniendo
A toda la familia mía!

Ya el médico desahució
A mi abuelo que está en cama,
De una vez lo confesó.
Mi abuela que le quedó
Un ojo, por la viruela,
Como nadie la consuela
Ni menos calman su llanto
Ese ojo por llorar tanto
Hondo lo tiene mi abuela.

Ya mi abuelo está expirando


Le tienen puesta la vela
Y la pobre de mi abuela
La pena la está matando.
Y mi tía que está mirando
A su padre en agonía
Por llorarlo todo el día
Y coger la cosa a pecho
Hasta su ojo derecho
Hondo lo tiene mi tía.

El pobre de mi abuelito
Ya no le queda esperanza
Más que morir sin tardanza
Pues tiene el pulso poquito.
Ya su cuerpo está friito
Y el color palideciendo,
Y según lo que estoy viendo
Ya no le queda consuelo
Pues el pecho de mi abuelo
Hondo se le está poniendo.

En fin, expiró mi abuelo


¡Dios tenga piedad de su alma!
Y que ya se halle en calma
Junto a Dios allá en el cielo.
También le pido consuelo
Por mi abuela y por mi tía
Y que la Virgen María
Como madre de bondad,
Le dé hoy conformidad
A toda la familia mía!
UN MUCHACHO QUE SE LO LLEVÓ EL DIABLO

En una sección de Moca


El diablo se ha presentado,
Y a un muchacho se ha llevado
Dejando a su madre loca;
Por insolencia no poca,
Con la madre que le dio
El ser, y lo sustentó
Con sus pechos, cuando niño,
Y con el mayor cariño,
Tanto que lo acarició.

Así lo suelen contar:


“Que aquella madre afligida
No tenía un día comida
A su familia que dar;
Y un pollo pudo matar
De su hijo, y lo guisó,
Y el ingrato, cuando vio
Que era suyo el pollo muerto,
Cuantas aves vio por cierto
De su madre las mató”.

Y por eso aquella fiera


A su madre la insultó,
Y al respeto le faltó
Pero de mala manera.
Y todo por la friolera
De un pollito miserioso;
Cuando bueno y generoso
Debe un hijo siempre ser,
Con el hombre y la mujer
Que le han dado el ser dichoso.
Por tan criminal acción
La madre así lo maldijo:
“Espero que el diablo, hijo,
Te lleve sin dilación”.
La maternal maldición
Pronto se cumplió por cierto,
Pues a poco en un desierto
Al hijo desventurado,
Con el cuerpo ensangrentado
Allí lo encontraron muerto.

Pero lo más sorprendente


Fue que al irlo a enterrar,
Los que lo solían cargar
Notaron completamente
Que el cadáver cuasimente
Apenas nada pesaba;
Pero quién se figuraba
El más tremendo misterio,
Que al llegar al cementerio
El difunto allí no estaba?

La gente salió al momento


Huyendo del campo santo,
Llena de terror y espanto
Y un temblor el más violento.
¿Con tal acontecimiento
Quién demonio se paraba
Cuando todo el mundo daba
Un ojo por un boquete,
Y salir como un cohete
Del aprieto en que se hallaba?

Todo el mundo ha opinado


Con sano criterio y calma,
Que al muchacho en cuerpo y alma
El diablo se lo ha llevado,
Por miserable y malcriado
Con su madre cariñosa,
Cuando no hay otra cosa
En la vida que más cuadre,
Como es el amor de madre;
De un hijo bueno la diosa.

El hijo desobediente
Con sus padres y malcriado,
Extraño no es demasiado
Que el diablo se le presente,
Y todo hijo insolente
Sujétese bien la boca,
Para ver si no le toca
La suerte del hijo aquel,
Que el diablo cargó con él
En un campo allá de Moca.
Jesús, Ave María purísima!
Agárrense muchachos desobedientes y malcriados con sus padres, que la
cosa es gorda.
Todo padre de familia debe comprar un ejemplar de las presentes
décimas. Para que se las lean a sus hijos, que no dejará de darle buenos
resultados. Muchos niños en esta ciudad están, con esta noticia, con las
orejas paradas y dispuestos a ser obedientes y muy generosos con sus
padres. Yo tengo ya tres pollos que me han regalado unos nietecitos míos
para que el diablo no se los lleve.
La cosa es gorda entre los niños.

Santiago, septiembre de 1903


EL PUERCO DE DON NARCISO

Jamao, jurisdicción de Puerto Plata

En Jamao al tío Narciso


Le robaron un cochino
Según de Melchor aviso
Anda ei robo entre sobrino.

Ese puerco en la sabana


Lo engordaban con esmero
Para arreglar un puchero2
A la moda catalana.
Un día por la mañana
Cayó el choncho en decomiso
No sé qué delito hizo
Lo que sé que lo mataron
Y que también fastidiaron
En Jamao al tío Narciso.

Un tal Juani metió mano


Casimiro y Valentín
E hicieron un gran festín
Con el infeliz marrano.
Melchor como cirujano
Con ellos también convino
En ser él el asesino
Y arreglar el salmorejo
Cuando va y le dice al viejo
“Le robaron el cochino”.

En una árgana fue puesto


La mitad del malogrado
Y por tumba un soberado
Depositaron el resto.
Hubo fiesta por supuesto
Para celebrar el guiso
“Viva, viva el tío Narciso!”
Todos allí voceaban
Y los vasos los chocaban
Según de Melchor aviso.

Aquello no estuvo quieto


Pues Melchor se disgustó
Y al tío Narciso contó
La muerte del puerco prieto.
Después dijo seño Cleto
Que del tío es su vecino:
“Yo no sé a ese cochino
Quién fue que le dio la muerte
Pero si jago una sueite
Anda ei robo entre sobrino”.

2 Un guiso.
REMISIÓN DE TINAJAS, JARROS Y OLLAS DE BARRO

A mi estimada prima doña María Teresa Julia, esposa del caballero y buen
amigo Don José Antonio Puente. Puerto Plata

Con gusto, prima María,


Le envío dos tinajitas,
Dos jarros y dos ollitas,
Que, aunque humilde regalía,
Puede ser de que algún día
De hielo allá se carezca,
Y en caso que se le ofrezca,
Con las tinajas de barro
Y con ese par de jarro,
Ya tomará agua fresca.

Y sepa, prima María,


Que ese par de tinajitas
Son gemelas hermanitas
Nombradas, una Lucía
Y la otra Rosalía;
Lo mismo el par de jarritos,
Uno se llama Mundito,
Y el otro Juan Cuasimodo,
Pero que el público todo
Lo titula Juaniquito.

La tinajita Lucía
Tiene amores con Mundito,
Y lo mismo Juaniquito
Los tiene con Rosalía;
Por eso bueno sería
Andar con mucha cautela,
Y vivir por siempre en vela,
Porque no deben estar
Muy juntos en un lugar
La pólvora y la candela.

Con la mejor voluntad


Le remito las ollitas,
Porque son dos señoritas
De bastante utilidad
Y de gran necesidad,
Que no se puede negar:
Pues en Roma ante un altar
Dijo el cardenal Rampolla,
Que no hay como una olla
De barro para guisar.

También dicen que a Pizarro,


Conquistador del Perú,
Le guisaron un cucú
En una olla de barro.
Y el navegante bizarro
Tan sabroso lo encontró,
Que ni un huesito dejó
De aquel guiso delicado,
Que al darlo por terminado
Los dedos se los chupó.

No mire, prima María,


El regalo de su primo,
Lo hago porque la estimo
Y le guardo simpatía.
Y esta humilde regalía
Es también con el intento,
De tener conocimiento
Que a Ud., quien la complace
Y algún cariño le hace,
Ya tiene a Puente contento.

Y estos son los deseos


de su primo y amigo,
Juan A. Alix

Santiago, 22 de noviembre, 1902


A DON RAMÓN GUZMÁN JIMÉNEZ

(Esta glosa fue improvisada y enviada en el momento con el mismo portador del
tocino).
Moca

Un tocino recibí
En muy buena condición
Por ser dirigido a mí
Mil gracias te doy Ramón.

Hace tiempo que deseaba


Comer tocinos mocanos
Como de aquellos marranos
Que en tu estancia engordabas.
Yo siempre así lo esperaba
Que te acordaras de mí
Y hoy ya lo he visto así
Pues en su yagua arreglado
Y muy bien condicionado
Un tocino recibí.

En ver tu amabilidad
Y que eres lo más cumplido
He quedado agradecido
En ver tu buena amistad.
Y en esta oportunidad
Y en prueba de mi afección
Te digo amigo Ramón
Que yo no sé quién lo trajo
Lo que sé que vino ei tajo
En muy buena condición.

Allá en tu rezadera
Ruégamele a San Frutoso
Que ese tajo tan sabroso
No me haga andar de carrera.
Pero aunque haya corredera
Por el sancocho y el ají
Te hago saber desde aquí
Que Pedrito mi vecino
Me ha entregado el tocino
Por ser dirigido a mí.

Por estar muy ocupado


No puedo decirte más,
Y con esto ya sabrás
Que complacido he quedado.
Y como esto te ha quitado
El tiempo en tu ocupación
Aprovecho esta ocasión
Para decirte en verdad
Que por tu buena amistad
Mil gracias te doy Ramón.
EL CIEGO DE LAS COCINERAS

Una cocinera sacaba un buen plato de comida para su amante, en cuya


operación la sorprende la dueña de la casa quien le pregunta: ¿Esa comida?
—“Doña, responde aquella, esta comida es para un pobre ciego”.
Por eso es que llaman ahora “ciegos” a los amantes de las cocineras y aun al
plato que sacan de su cocina, y para más detalles, dice Juan Antonio Alix:

Hay muchos ciegos ahora


De cuenta de señoritos,
Con una porción de esclavas
Que los mantienen bonitos.

Así hay una porción


Que viven como unos lores,
Porque hacen de los amores
Muy buena especulación.
Ropa buena, mantención
Lavandera y planchadora,
Eso encuentra el que enamora
Una burra que trabaja:
Pues con esa gran ventaja
Hay muchos ciegos ahora.

Y el que tiene una querida


Cocinando en casa grande,
No espere que Dios le mande
Fortuna más bendecida
Pues de la mejor comida
Manjares más exquisitos,
Les sacan sus bocaditos
Primero que a nadie allí;
Porque ellos viven así,
De cuenta de señoritos.
Lo que gana en su alquiler,
De carga la burriquita,
El querido se lo quita
Para jugar y beber,
Y darle a otra mujer
De aquellas que cuecen habas,
Pero sin quitar aldabas
De sus puertas a holgazanes,
Que viven como sultanes
Con una porción de esclavas.

La que tenga así algún tío,


Tomando la sopa boba,
Con el palo de la escoba
Que lo espante del bohío;
Y a la calle con el lío,
Que se larguen los cieguitos
A freír sus buñuelitos;
Y que las dominicanas,
No imiten a las haitianas
Que los mantienen bonitos.

Santiago 12 de enero de 1899


VARIAS
AMOR Y GEOGRAFÍA

Salí de mi casa un día


En busca de una mujer,
A quien pudiera querer
Como te quiero alma mía.
Me dirigí a la Bahía,
A Sabaneta y Chacuei,
a Montecristi y Copei
Guayubín Jánico y Mao
Pasando por el Bonao,
De Dajabón hasta Higüei.

Pasé de Santiago a Moca,


Santo Cerro y el Cotuí,
Altamira y Macorí
Y de Matanza a la Boca.
Y andando tierra no poca
de Puerto Plata al Camú,
Otra mujer como tú
Yo no la pude encontrar,
Ni en Sabana de la Mar,
Ni del Seibo al Petitrú.

También llegué a Samaná


A las Cañitas y Guerra,
A los Llanos y la Sierra
Monte Plata y Yamasá.
A San Carlos y Boyá,
Y Hato Mayor pude ver,
Y no hallé a quién querer
Con todo mi amor profundo,
Porque no hallo en este mundo
Como tú, otra mujer.
Estuve en la Capital,
San Cristobal y Baní,
San Pedro del Macorí
En busca de tu rival.
Pero no hallé ni señal
De quien me agradara allí
Pues si muchas hembras vi
Que me causaron encanto,
No pude quererlas tanto
Como yo te quiero a ti.

Del Maniel puse la proa


A Neiba Azua y San Juan
Y a las Matas de Farfán
Hasta San José de Ocoa.
Estuve en Jarabacoa,
En Bánica y San Miguel,
En Hincha y San Rafael,
Pero tuve la fortuna,
De no amar allí ninguna
porque soy tu amante fiel.

Después pasé a Barahona


A las Damas y Cercado,
Y aunque estuve enamorado
A nadie amé en esa zona.
Y al no haber otra persona
Dueña de mi amor constante
Con eso es lo bastante
Para que veas que te adoro,
Y sepas que no hay tesoro
Como tú para tu amante.

En fin no temas mi vida


De ver en mí falsedad,
Pues ya con seguridad
Eres tú mi preferida,
Y al estar mi alma henchida
De pasión y amor constante,
Jamás te olvido un instante;
Y para más complacerte,
Siempre seré hasta la muerte
Tu más cariñoso amante.

E Q. M. T. A.
DÉCIMAS DE MUJER PARA HOMBRE
CONTESTACIÓN DE UNA SEÑORITA A UN HOMBRE CASADO

Si de mí está enamorado
Váyase desengañando,
No quiero a hombre casado
Porque nada voy buscando.

Con la manera más fina


Vengo a decirle una cosa,
Que yo nací para esposa
Y no para concubina.
La Providencia Divina,
Este consejo me ha dado,
Que a ningún hombre casado
Se lo quite a su mujer,
Y esto se lo hago saber
Si de mí está enamorado.

Yo no apetezco riqueza
Si he de vivir deshonrada;
Y si no he de ser casada
Yo prefiero mi pobreza,
Tengo sana mi cabeza,
Para estarme aconsejando,
Y si he de vivir faltando
Al buen pudor y decoro,
Prefiero honra que oro,
Váyase desengañando.

Si como amigo me trata


Como amigo os trataré,
Sin que se figure usté
Que yo me vendo por plata.
Para mí es cosa grata
Vivir así en este estado,
Y si lo he desairado
Dispénseme por favor,
Que en obsequio de mi honor
No quiero a hombre casado.

Y le suplico señor,
Que no se moleste más,
¿Pues quererlo? no, jamás, jamás
Podré ofrecerle mi amor.
Solo pretendo mi honor,
Irlo siempre conservando,
Y no se esté molestando
Porque su tiempo es perdido,
No quiero a hombre impedido,
Porque nada voy buscando.
ENCARGO QUE HIZO UNA PROSTITURA DE GUAYUBÍN
A UN SEÑOR QUE VENÍA PARA SANTIAGO

Un buen cuero en Guayubín


En Hato al Medio o Javier,
De oro encargó un colier
Y un camisón de poplín.

Como tú vas a Santiago


Y necesitada estoy
Esta notita te doy
Y este encarguito te hago.
Tú sabes que yo te pago
Con mi amor lindo jazmín
Y si tú me traes por fin
Lo que esta nota contiene
Entonces dirás que tienes
Un buen cuero en Guayubín.

Me traerás un par de aretes,


Y unos botines te encargo
Con cuarenta y seis de largo
Y de ancho seis o siete.
Pantuflas de tafilete
No me vayas a traer,
Pues yo las quiero tener
Bordadas en mostasillas.
Y esto encargó esa pilla
En Hato al Medio o Javier.

Una muselina quiero


Para hacer un refunfuño,
Y tráeme si no te aruño
Un magnífico sombrero.
Y de allí del mejor platero
Un terno me has de traer,
Dos máquinas de coser
Que sean de doble pespunte,
Y aunque no fue en el apunte
De oro encargó un colier.

Quiero una saya de sarga


Y percal para sipón
Y además un polisón
Para crecerme la nalga.
Y si tú deseas que salga
Lo mismo que un figurín
Nada se te olvide en fin,
Y para más olorosa
Tráeme agua que huela a rosa
Y un camisón de poplín.
A JOSÉ MARTÍNEZ

En frente de Ramón Peña


Encontré a José Martínez
Con el cachimbo en la boca
Y en las manos los botines.

Iba yo en burro viejo


Y tan pronto lo encontré
Le dije: “amigo José
Apriéteme este aparejo”.
—“Y tú no lleva un traguejo”
Me dijo con voz risueña,
Y al decirle estoy por seña
Como los niños del Limbo
Entonces encendió el cachimbo
En frente de Ramón Peña.

—Pue Celí si quiere un trago


Vamo en casa de Chuchú
Que ese no lo paga tú
Ese soy yo que lo pago.
—Y yo como siempre halago
A todos los chupetines
Por no hallarme en bochinchines
Fui a tomar el aguardiente
Ese día que de repente
Encontré a José Martínez.

Cuando el trago iba a tomar


Le dijo a Elías Fotó:
“A ti no te brindo yo
Porque te vas a enviciar”.
Y Elías que por chupar
Da su alma si le toca
Con paciencia no muy poca
Dijo allí: “no lo creía”,
Mientras que José salía
Con su cachimbo en la boca.

José vino para afuera


Me dijo: “tú no seas tonto,
Tírate ese trago pronto
Que ahí viene Chago Tejera”.
Y saliendo a la carrera
Por un monte de jazmines
Se marchó José Martínez
Después de chupar un poco
Con su juicio medio loco
Y en la mano los botines.
REFRÁN CAMPESINO: LO VIEJO VAN PA LA MAYA

Señores, la ancianidad
Parece que se lamenta
Por tenerla de su cuenta
La graceja mocedad.
Pues tanto en esta ciudad
Y en los campos, la canalla
Muy divertida se halla
Con un refrán campesino,
Que dice que de camino
Lo viejo van pa la maya.

Este insípido refrán,


Que celebran los gracejos
Debe ser porque los viejos
Con un pie en el hoyo están.
Pero ahí también gotearán
Los mozos como papalla,
Pues al joven de más talla
Entrando en mayor edad,
Le dirá otra mocedad
Lo viejo van pa la maya.

El joven que esté más sano


Y de vida más gozando,
Que un viejo que esté chochando
Tal vez se va más temprano.
Y queda siempre el anciano
Picando en la misma raya,
Pues de sabido se calla
Que con toda exactitud,
Con la bella juventud
Lo viejo van pa la maya.
Hay viejos que están chispeando
Por tan simple bobería,
Cuando es una tontería
La charla que están usando.
Otros están alegando
Que están en su guardarraya,
Y con enreos de alilaya,
Dicen los viejos toditos,
Que con todos esos mocitos
Lo viejo van pa la maya.

Esos que suelen decir


Que los viejos ya se van,
Tal vez se figurarán
Que ellos también no han de ir.
Y no querrán convenir
Que en el mundo todo falla.
Y el que anda y no se avalla
Con tal que su ruta siga,
Atrás vendrá quien le diga
Lo viejo van pa la maya.

Contraorden dizque vino


De lugares muy lejanos,
Prohibiendo a los ancianos
De no tomar el camino.
Pero el superior destino,
Que es el jefe de la valla,
Dice que hasta la escurralla
Deberán marchar los mozos
Pues con todos esos graciosos
Lo viejo van pa la maya,

Hay muchos viejos que están


Por no emprender ese viaje,
Y les da hasta coraje
Cuando les dicen que van.
El viejo que es haragán,
Que donde quiera se encalla,
Así dice: ¡caracaya!
Los mozos tienen razón
Con su capa y su bordón
Lo viejo van pa la maya.

Donde hay vieja con joroba


Ese viaje no se mienta,
Porque tanto se violenta
Que ataca como una loba.
Y no falta vieja boba
que dice que no se calla
Y que a cualquiera le estralla
De mear la jigüerita,
Al que le diga: Mamita,
lo viejo van pa la maya.

El viejo Taita José


Parece que va de jila,
Pues no se apea la mochila
aunque así durmiendo esté.
Y dice que marcha a pie,
Con su báculo de yaya
Y dondequiera que vaya
Cantará siempre en la cueida:
“Lo mozo van pa la mieida!”
Lo viejo van pa la maya.

Y el viejo siñó Ramón


Se encuentra muy pensativo
Y lo mismo Juan Olivo
Con esta disposición.
Y ambos dicen que son
Dizque harina de otra laya
Y que entrarán en batalla
Cada uno con su espiga
Con cualquiera que le diga:
Lo viejo van pa la maya.
Y a muchísimas ancianas
Ya no les van ni gustando
Que las estén jeringando
Con estas santas jaranas.
Y aunque ya pintando en canas
Mi cabeza hoy se halla,
Por cosa así tan caballa
A mí se me da tres pitos
Que a mí me digan: Viejito,
Lo viejo van pa la maya.

Pues ya lo dice el destino


Que nadie se deje imbuir,
Porque todos deben ir
Por ese mismo camino.
Y si el refrán campesino
Tiene a los viejos a raya,
A ensuciarse en la canalla
Los viejos listos están,
Y en el que inventó el refrán
Lo viejo van pa la maya.

Un Viejo

Santiago, stbre. 15 de 1891


LA BUENA VIDA DEL GATO

A mis queridos nietos Mercedes, Juan, Octavio y Miguel Ángel Goico; Graciela,
Rafael, Mercedes y José Tomás Benedicto; María y Teresa Bonilla.

La vida que pasa el gato


Cualquiera la envidiaría
El día lo pasa durmiendo
Y de noche en correría.

Cuando un gato se enamora


Para entrar en relaciones,
Empieza a cantar canciones
De la noche a toda hora.
Y así que le canta y llora
A su novia largo rato,
Entra sin pagar barato
En relación amorosa;
Conque miren si es dichosa
La vida que pasa el gato.

Cuando son gatos ladrones


De pollos y de gallinas,
Con esas comidas finas
No piensan en los ratones:
Y así viven, como dones
De alta categoría;
Y como no hay policía
Ni juez que les dé mal trato,
La suerte que tiene el gato
Cualquiera la envidiaría.

Un gato muy consentido


Duerme tranquilo y risueño
En la cama de su dueño
Como un niñito querido.
Rompe todo y hace ruido
Sin andar nada temiendo;
Y cuando no está corriendo
O con algo retozando,
Y en rincones escarbando
El día lo pasa durmiendo.

El trabajo nada más


Del gato es arar la tierra,
Porque en ella es que entierra
Lo que bota por atrás.
Pues no se olvida jamás
De enterrar su bobería...
Pero lo que es en el día
Cuando no está comiendo,
Así lo pasa durmiendo,
Y de noche, en correría.

Cualquiera quiere ser gato, según dice


PAPÁ TOÑO.

Santiago, noviembre de 1900


BIBLIOTECA DOMINICANA BÁSICA (BDB)
La Biblioteca Dominicana Básica (BDB) aspira a reunir las obras emblemáticas
de la literatura y el pensamiento dominicanos y llevarlas a un público amplio a
fin de recuperar y poner en valor los títulos esenciales de nuestro corpus literario.
Es un proyecto largamente acariciado que persigue el rigor editorial tanto en la
selección de las obras como en la edición y presentación. Por eso, se ha elegido
como logo la flor nacional, la bella y singular rosa de Bayahíbe, que simboliza un
propósito ambicioso, el de conformar una colección que nos vincule con
nuestras esencias y rinda homenaje a los autores consagrados, a la vez que sirva
de impulso a las jóvenes generaciones.
PUBLICACIONES BIBLIOTECA DOMINICANA BÁSICA (BDB)
1. El derrumbe
Federico García Godoy

2. El sembrador de voces
Franklin Mieses Burgos

3. Presencia de los frutos


Juan Sánchez Lamouth

4. Crepúsculo perplejo
Manuel Zacarías Espinal

5. La sangre
Tulio Manuel Cestero

6. Palabras sin tiempo


Domingo Moreno Jimenes

7. Textos escogidos
Virgilio Díaz Grullón

8. Materia del amor


Manuel Rueda

9. Yerbas bajo las piedras


Héctor Incháustegui Cabral

10. Décimas de siempre


Juan Antonio Alix

11. Poemas y narraciones


Tomás Hernández Franco

12. Cosas añejas


César Nicolás Penson

13. Idea del valor de la isla Española


Antonio Sánchez Valverde

14. Cuentos escritos antes del exilio


Juan Bosch

15. Cuentos escritos en el exilio


Juan Bosch

16. Más cuentos escritos en el exilio


Juan Bosch

17. Baní o Engracia y Antoñita


Francisco Gregorio Billini

18. Invitación a la lectura


Camila Henríquez Ureña

19. Over
Ramón Marrero Aristy

20. Siempre mis aguas tendrán rumores


Salomé Ureña
SOBRE EL AUTOR
Juan Antonio Alix (1833-1918) poseía una naturaleza especial que lo convirtió en
uno de los poétas dominicanos más importantes. Componía sus poemas por la
propia necesidad de expresarse y por imperativos del vivir cotidiano: los
publicaba en hojas sueltas que vendía personalmente en el mercado de Santiago,
y esas décimas, en boca de sus lectores, se esparcían por todo el país.
Admirable cronista de su tiempo, en sus poemas se palpa el espíritu de su época.
Atrapaba todo aquello que representaba algún signo de manifestación colectiva
de interés. Y lo hacía con el manejo de los recursos propios de la espinela,
composición de diez versos octosílabos de fuerte raíz hispánica. Este dominio de
la versificación y sus magníficas dotes de observación del entorno se suman a su
proverbial talento repentista y a un magistral manejo del humor y la ironía
SOBRE EL AUTOR DEL PRÓLOGO
Los datos sobre Fernando Cabrera los puedes encontrar haciendo clic sobre el
siguiente link:
https://es.wikipedia.org/wiki/Fernando_Cabrera_(escritor)

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