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Tanatoética

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FILOSOFÍA Y MEDICINA

Héctor Tiburcio
Sevilla-Godínez

Tanatoética: aportes de la filosofía


ante la muerte

Departamento
RESUMEN SUMMARY de Psicología, Instituto
Revisión reflexiva sobre una propuesta de ética The paper is a reflexive revision about an ethical Tecnológico de Estudios
centrada en el tema específico de la muerte, en proposal of death. Death is seen as a natural part Superiores
la que se observa a ésta como parte integrante in the process of life. There are different ideas de Occidente,
del proceso natural de la vida, haciendo notar las focusing in the useless suffering in patients, Tlaquepaque, Jalisco,
maneras en que una idea distinta puede causar physician’s frustrations and unfair indignation from México
sufrimiento innecesario en los pacientes, frustra- patients´ families. It is also questioned the tradi-
ciones gratuitas de los médicos e indignación in- tional way to understand the right to live versus
justa por parte de los familiares de los pacientes. the right to a life with quality, understanding the Comunicación con:
Se cuestiona la forma tradicional de entender el last as the most important. The article, concluded Héctor Tiburcio
derecho a la vida, anteponiendo el derecho a la with a critical point of view about euthanasia and Sevilla-Godínez.
calidad de vida, en el supuesto de que es más implications generated by health professionals in Correo electrónico:
importante. La conclusión es una aportación crí- their daily practices. hectorsevilla@
tica al concepto de eutanasia y las implicaciones hotmail.com
que ello genera en la práctica cotidiana de los
profesionales de la salud.

Recibido: 31 de julio de 2008 Aceptado: 14 de agosto de 2008

El punto de partida Ante un tema semejante, las respuestas han sido


de una ética sobre la muerte por lo general extremistas. Por un lado, las derivadas
de parámetros pseudoomnipotentes que promueven
A diferencia de la moral, la ética tiene en su base la imagen del médico como el dios encarnado dis-
constitutiva un ejercicio de discernimiento honesto puesto a toda costa y a cualquier precio —aunque no
en búsqueda de la acción más conveniente para uno sea él mismo quien lo pague— a evitar la muerte. En
mismo sin dañar el bien común. En ese sentido, por otro extremo, la visión utilitarista en la que el médico
lo general el hombre posmoderno de la actualidad es solamente un ente al servicio del sistema y del es- Palabras clave
vive desde parámetros morales introyectados, es quema financiero hospitalario o del sistema de salud. muerte
decir, que conforman su visión axiológica sin que De ser dios se pasa a ser peón. ética
hayan sido decididos. Más común es el juicio moral Ambas posturas tienen sus argumentos para ex- valor de la vida
que el ejercicio ético. plicar la perspectiva desde la que se manejan. Sin em- calidad de vida
Por ello, la exigencia ética siempre ha estado bargo, le ética jamás ha sido una gimnasia de la eutanasia
en dramática minoría frente a la realidad histórica autojustificación; no se trata de argumentar a favor
mayoritaria. No se ha constituido como protago- de lo que se piensa de manera inflexible sino, por el Key words
nista demandante. Desde esta reflexión se podría contrario, de abrir la puerta a la posibilidad de la equi- death
abrir una propuesta, tortuosa sin duda, de reflexio- vocación, confrontando, revisando, volviendo atrás. ethics
nar sobre la irremediable necesidad del ejercicio Según Jean Paul Sartre, los humanos estamos en cons- value of life
ético-filosófico en los médicos del siglo XXI, so- tante angustia por tratar de definir la más correcta de quality of life
bre todo en lo referente al fin de la vida, la muerte. las decisiones, aun sin tener puntos de referencias cla- euthanasia

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Héctor Tiburcio ros. Así, cuando buscamos bases sobre las que asen- Si la única certeza es que hemos de morir, se
Sevilla-Godínez. tar nuestras decisiones en torno al final de la vida, pierde el sentido de idealizar la preservación de la
Muerte y ética nos encontramos a la forma sartreana: angustiados. vida más allá que una muerte digna y aceptada. A
estas alturas tendría que haber coincidencia en que
la medicina del siglo XXI debe tener entre sus ob-
Cultura de salvación y negación jetivos ayudar a las personas a morir en paz, lo cual
versus naturalidad de la muerte se entiende como fallecer dignamente.
El español Enrique Bonete2 defiende la capaci-
Si bien es cierto que en nuestro país existen muchas dad humana de aprender a morir frente al destino bio-
formas y representaciones de la muerte, algunas in- lógico, teológico y filosófico de perecer, sobre el cual
cluso personificándola en santidad, no existe, sin no se puede ejercer la libertad.
embargo, la costumbre de hablar sobre ella, al me- Afortunadamente no todos han pensado que la
nos filosóficamente, entendiendo con ello la inda- muerte es un fracaso, tal como lo afirma Ariés Phi-
gación sobre el sentido de la misma, la trascendencia lippe,3 quien hace una revisión sobre las concep-
o no que implica su inclusión o no en el ciclo natu- ciones de la muerte en la cultura occidental y muestra
ral de la vida, su aceptación o no como un derecho los cambios graduales de la muerte, desde ser vista
humano correspondiente a cada individuo. La muerte como algo familiar y domesticado en la Edad Me-
está tan apartada de nuestras vidas que es casi de dia a ser un referente del que se pretende huir en el
mal gusto hablar de ella y de lo que le rodea. mundo moderno.
No siempre se le forma al médico con el criterio
para separar su eficiencia profesional de la muerte de
un paciente. Es decir, no suponer que el fallecimien- El alivio de morir
to de alguien le supone poco profesionalismo. Es
de entender que la nula separación entre estos as- Actualmente existen diversas voces que se han le-
pectos propicie actitudes inflexibles ante la encru- vantado a favor de la naturalidad de la muerte e in-
cijada de la calidad de vida del paciente o del recién cluso a considerarla un alivio. Cruz Quintana4 se
nacido. propone establecer una muerte digna y evitar a toda
Se cuestiona el médico si acaso debe hacer más costa permitir que la muerte de las personas sea con
para permitir el transcurso natural de la vida, sin sufrimiento. Para ello se implica el desarrollo de cui-
darse cuenta que tal obstinación está obstruyendo dados paliativos para todos, la capacidad para acoger
el transcurso natural de la muerte. y atender la voluntad del enfermo dentro de un cam-
A favor del médico ha de mencionarse que la bio de mentalidad hacia esta etapa final del hombre.
cultura de negación ante la muerte alimenta en los En ese sentido, la muerte podría ser un bien incura-
familiares del paciente la percepción de una su- ble,5 algo de lo que no es necesario escapar.
puesta negligencia médica del profesional de la De ese modo, el trabajo de la medicina paliati-
salud si no ha agotado todas las medidas posibles va ha sido uno de los grandes alivios en el proceso
para mantener la vida, aun a pesar del daño en la de morir. Alejar la distanasia de la cama del enfer-
calidad de vida del paciente. Así, condicionado por mo es uno de los grandes alicientes del profesional
la percepción de los involucrados, el médico pue- de la salud. Tal práctica se convierte, sin duda, en
de actuar a favor de preservar la vida en contra de uno de los factores propios de la erradicación del
la naturaleza humana, lo cual implica una superio- “mal morir”. La necesidad de los equipos médicos
ridad jerárquica en el plano ontológico. paliativos es tan esencial, que hoy no podríamos
Una de las consecuencias del divorcio afectivo entender una búsqueda en la dignidad del morir
ante la muerte es la utilización de la tecnología como del ser humano sin ellos. Este enfoque paliativo
medio para enfrentar la primera a toda costa, aun cuan- significa: “ser cuidado cuando ya se tiene la abso-
do la naturalidad de la misma es implícita y eviden- luta certeza de que no se sirve para nada; es reco-
ciable. La obstinación de la medicina moderna para nocer de modo excelso que la persona enferma y
que la muerte no se “anide” en los cuerpos puede débil, que se está muriendo, es un fin en sí mismo
llevar a una experiencia deshumanizadora de la y no un mero medio para otros fines sociales, eco-
muerte. Elisabeth Kubler-Ross, médica psiquiatra y nómicos, médicos, familiares, etcétera. La concep-
autora del libro Sobre la muerte y los moribundos, ción de la persona que subyace a la defensa de los
señala el gran riesgo de “mal morir” y el aislamiento cuidados paliativos como el modo más auténtico
que supone la muerte hospitalaria. Algo que Méndez1 de muerte digna, es claramente incondicional y de
define como “modo tecnológico de morir”. carácter ontológico.”2 Sin embargo, a estos cuida-

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dos paliativos no acceden muchos enfermos por Derecho a la vida y derecho Héctor Tiburcio
diversos motivos. a la calidad de vida Sevilla-Godínez.
Como se ha mencionado, la sociedad contem- Muerte y ética
poránea ha fabricado una enorme coraza frente al Cuando un individuo se refiere a la vida como con-
dolor y la muerte. Nos hemos estancado en la impo- cepto, probablemente pierde de vista el vasto y
sibilidad de cruzar el umbral de la muerte con el amplio universo que tal palabra representa. Hay
enfermo en casa. En la inmensa mayoría de ocasio- desde muchos tipos de vida, según el organismo
nes, pacientes terminales han sido y son desviados a que la contiene, hasta modalidades de vida o nive-
los servicios de urgencias de centros hospitalarios a les de vida en cuanto a su calidad. Si bien es cierto
la espera de que la tecnología resuelva situaciones que un derecho fundamental de todo ser humano
insostenibles. Se ha aprendido que es moralmente es el derecho a la vida, otro de mayor importancia
inaceptable no hacer hasta lo imposible por salvar es el derecho a la libertad para decidir sobre la pro-
al enfermo, cuando lo lógico es hacer solo lo posi- pia vida.
ble y si las condiciones así lo permiten. Uno de los factores que pueden fundamentar
La familia del enfermo suele confiar plenamen- esta decisión sobre vivir o no es el nivel potencial
te en la tecnología médica, que vende esperanzas, de calidad de vida que puede lograrse. El proble-
permitiendo que los individuos sientan la tranqui- ma es mayor cuando el derecho a la calidad de vida
lidad de haber “hecho lo correcto” mientras se li- disminuye precisamente por respetar el derecho a
beran de su responsabilidad. Los familiares están la vida.
dispuestos a pagar la cuenta hospitalaria siempre y La aparición de nuevos cuadros clínicos aso-
cuando reditúe la sensación de ser inocentes de la ciados al desarrollo de los métodos de soporte vi-
muerte de quienes aman. Es eso, la sensación de tal, debe generar un nuevo cuestionamiento sobre
culpa, una derivación del divorcio con la naturali- el sentido de conservar una vida sin calidad. Man-
dad de la muerte. Es también una introyección tener en un paciente un estado vegetativo persis-
moral, nunca un ejercicio ético. tente, derivado de encefalopatías y disfunciones
En muchas ocasiones, lo único que se está ge- orgánicas múltiples resulta paradigmático en este
nerando es una muerte indigna, entendida como la sentido, porque asocia y confunde la terminación
que se hace demorar sin garantías de ofrecer nada con la transitoriedad del estado crítico.
a cambio al paciente que no sea sufrimiento y hu- Junto al avance tecnocientífico en la práctica de
millación. Este tipo de actitudes nacen como re- la medicina asistencial de alta complejidad, hemos
sultado del avance de la medicina en los últimos de incluir el criterio que propicie la desvinculación
40 años, y que permite prolongar la vida a través conceptual entre el soporte vital avanzado y el dere-
de instrumentos que proporcionan a los pacientes cho a la vida, entre mantener a toda costa la vida de
un soporte vital que suple funciones biológicas un individuo y el derecho a su propia muerte.
perdidas o cuando menos suspendidas. El médico ha aprendido a domesticar la muer-
Pero prolongar la vida de forma innecesaria no te puesto que así se lo ha exigido la sociedad. Cuan-
solo perjudica a quienes se les priva del derecho a do comenzaron a aparecer los métodos de soporte
una muerte digna, sino se afectan los recursos pú- vital, principalmente el respirador, los médicos se
blicos que se destinan al cuidado de la salud debi- encontraron con que tenían pacientes que eran ven-
do a que éstos suelen ser limitados. El uso irracional tilados artificialmente pero que sufrían cuadros
de estos recursos restringe aún más el acceso a es- neurológicos absolutamente irreversibles.
tos servicios por parte de la población en general. Esto generó que las unidades de cuidado inten-
Es imperativo iniciar una educación hacia la muer- sivo en los hospitales comenzaran a poblarse de pa-
te, de tolerancia, de capacidad de respetar el pro- cientes que jamás recuperarían la conciencia, pero
ceso natural de la vida, aun la de los seres queridos. que podían ser mantenidos con vida artificialmente
La usual cerrazón y obstinación redunda en sufri- durante décadas. El concepto de muerte solía ser
miento de aquellos a quienes se busca a toda costa asociado con la terminación de la actividad respira-
salvar y se les sustrae el alivio de morir. toria y cardiaca.
De hecho, si la muerte es una característica in- Mantener la vida a estos pacientes representa
evitable y consustancial a la persona,6 es menos una prolongación injustificada del sufrimiento de
importante evitarla que promover una calidad de los familiares que se enfrentan a una continua y
vida digna. Si lo más importante es una vida dig- eterna agonía del ser querido.
na, morir es el ejercicio final de la misma7 y repre- Si contra todo diagnóstico y pronóstico se conti-
senta también un derecho que debe ser respetado. núa una serie de intervenciones médicas para perpe-

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Héctor Tiburcio tuar la respiración, el latido cardiaco, la tensión arte- muerte con la cobardía de no luchar por la vida. Ni
Sevilla-Godínez. rial o la función renal de un paciente, es por la inercia el Estado, ni instituciones, ni grupos mediáticos ni
Muerte y ética o el temor de los médicos y del sistema sanitario a ser los propios familiares, pueden o deben cerrar las
enjuiciados judicialmente por haber retirado el trata- puertas a la voluntad del verdadero actor, es decir,
miento, aun cuando ellos mismos podrían estar de de quien se sabe que está muriendo.
acuerdo con lo imperativo de evitar el tratamiento. La medicina no solo tiene entre sus objetivos
De este modo, el médico se encuentra solo ante luchar por la vida sino ayudar a morir en paz y con
una encrucijada que le trasciende y angustia. Más la mayor dignidad a todos los seres humanos. La
problemático es si se presenta una marcada oposi- elección de cómo finalizar la vida debe ser respeta-
ción de la familia del moribundo por su percepción da, en ella subyace la dignidad del morir humano.
errónea de la muerte. El ser humano tiene también el derecho a morir8,9
y la eutanasia es una alternativa.

Reivindicación de la “buena muerte”


Referencias
Los problemas de entendimiento de la palabra euta-
nasia son, por lo general, el origen de las discusiones 1. Méndez-Bailes V. Sobre morir: Eutanasias, dere-
sobre lo apropiado o no de la misma. Si bien desde la chos, razones. Madrid: Trota; 2002.
etimología eutanasia significa “buena muerte” o “bien 2. Bonete-Perales E. ¿Libres para morir? En torno
morir”, se le asocia tendenciosamente con el asesina- a la tánato-ética. Bilbao, España: Desclée de
to o con actos productos de negligencia médica. La Brouwer; 2004.
reivindicación de la eutanasia no es otra cosa más 3. Ariés P. Morir en Occidente: desde la Edad Media
que la defensa de la muerte digna y, por ello, tal dig- hasta nuestros días. Buenos Aires: Adriana Hidal-
nidad implica abrir la puerta a esa posibilidad, de ser go; 2007.
necesario. 4. Cruz-Quintana F, García-Caro MP. SOS. Dejad-
No hay motivos para anteponer la bioética a la me morir: ayudando a aceptar la muerte. Madrid:
tanatoética, pues ambas son consecuencias lógicas Pirámide; 2007.
de las mismas. Es decir, una bioética integral im- 5. Macellari G. La muerte: un bien incurable. Desde
plica la tipificación de la tanatoética, puesto que el arte de morir hasta la eutanasia. Madrid: Coope-
no hay mejor forma de respetar la vida que dejarle ración Editorial; 2002.
ir cuando así se impone la realidad. Si la dignidad 6. Cabodevilla-Eraso I. Vivir y morir conscientemen-
es un valor reconocido y solo se concreta indivi- te. Bilbao: Desclée de Brouwer; 2002.
dualmente, no tiene sentido impedir la voluntad 7. Escobar-Triana J. El morir como ejercicio final del
de cualquier ser humano. derecho a una vida digna. Bogotá, Colombia: Uni-
Es cierto que la implicación familiar coadyuva versidad El Bosque; 2000.
a que el proceso de muerte sea menos traumático, 8. Baudouin JL. La ética ante la muerte y el derecho
pero esto debe permitir la opción de aceptar la rea- a morir. Barcelona, España: Herder; 1996.
lidad del moribundo. Al final, la opción es del mis- 9. Humphry D. El derecho a morir: Comprender la
mo individuo. Se tergiversa la aceptación de la eutanasia. Barcelona, España: Tusquets; 1989.

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